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entrevista:

MAURICE BEJART

dosier:
GLUCK, 200 años

CHARLES DUTOIT
SINFÓNICA DE MONTREAL
diez años de noviazgo
RESERVE ALJ3UN0S APLAUSOS
SONY

PARA CUANDO ESCUCHE ESTE


MISMO CONCIERTO EN UN
COMPACT DISC SONY
Edila
SCHERZO EDITORIAL. S.A.
C/ Marques de Mondéjar, II - 4." C
28028-Madtid. Telíf. (91) 246 76 22
Presídeme
Gerardo Queipo de Llano
Director
Amonio Moral
Director Adjunto
Arluro Reverter

Redactor Jefe
Enrique Martínez Miura
Consejo de Dirección
Javier Alfaya, Domingo del Campo Castel,
Manuel García Franco. Agustín Muñoz Jimé-
nez, Ennque Pérez Adflán.
Año [I - a.' 19 - NOVIEMBRE 1987 -400 pías.
Secciones
Redacción en Barcelona: César Calmeli. Anua-
lidad: Arturo Reverter y Enrique Martínez Miu-
rü. Discos: Enrique Pérez Adrián. Alia
Fidelidad: Al/redo Orozco. Dan¡a: Roger Sa-
tas. Libros: Xoan Manuel Carreira. Jazz: Ebbe
Traberg. Música contemporánea: José Iges.

Colaboran tn este aumero:


Javier Alfaya, Manuel Balboa, Cristina Biuno,
José Carlos Cabello. César Calmeli. Domingo
del Campo, Xoan Manuel Carreira, Felicidad
Cristóbal, Nino Denlici, Fernando Fraga, Ma-
nuel Garda Franco, losé Iges, Eduardo López-
Chavairi Andújar, José Antonio López Docal.
Santiago Martín Bermúdez, Enrique Martínez
Miura, Blas Matamoro, Wolfgang Amadeus
Mozart. Agustín Mufloz Jiménez, Jcp Nuix, Al-
fiedo Orozco BUCEO, Rafael Ortega Basagoili. SUMARIO
Enrique Pérez Adrián, Gerardo Queipo de Lla-
no Onaindia. Arturo Reverter, Jordi Ribera i OPINIÓN 4
Bergas, Roger Salas, José Antonio Tapia Gra-
nados, Ebbe Trabcrg. ACTUALIDAD 6
MÚSICA CONTEMPORÁNEA:
— Steve Reich: un nombre para las enciclopedias, José Iges 24
GRANDES INTERPRETES:
Diseño de Portada — Mozart-Harnoncourt: un dúo explosivo, Rafael Ortega Basagoiii.. 26
Salvador Alarcú
ENTREVISTA:
Foto de Portada — Maurice Béjart. El reposo del genio, Roger Salas 30
Poiygram DISCOS 35
LIBROS 47
Publicidad. Redacción ESTUDIO BIBLIOGRÁFICO:
y Administración — Alejo Carpentier: la pasión por la música, Javier Alfaya 48
Scherio Editorial. S.A. GUIA DE SCHERZO 49
Marqués de Mondcjai, 11 - 4." C
28028 -Madrid
DOSIER: Gluck 1787-1987 51
Teléf. (91) 246 76 22 — La necesidad de la reforma, Enrique Martínez Miura 52
— Gluck-Piccinni, ¿un enfrentamiento?, Andrés Ruiz-Tarazona 54
Imprime — Ranieri de Calzabigi: un reformador en la sombra, Gerardo Queipo
REVMASA, S.A de Llano , 56
MOVIEGRAF. S.A. (Color) — La influencia de Gluck en ia música europea, José Antonio López Docal 58
— La escenografía en Gluck, Jordi Ribera i Bergós 62
Fotocomposición — Orfco, del infierno a la Corte, Blas Matamoro 67
Lumimai, S.A. — Gluck, músico entre tres países, Manuel García Franco 68
Albasanz, 48-SO
28037-Madrid. Teléf. 204 30 01 — Notas sobre el tratamiento de la voz en la ópera de Gluck, Arturo
Reverter 70
Depósito legal — La discografía del Orfeo, Fernando Fraga 72
M-4IB22-I98S ESTUDIO:
ISSN-0213-4802
— El nacionalismo musical en Noruega y Edvard Grieg, Andrés Ruiz
SCHERZO es una publicación de carácter plural Tarazona 76
y no pertenece ni está adscrita a ningún orga- DANZA:
nismo público ni privado. La dirección respeta — Destellos y personas. Roger Salas 84
la libertad de expresión de sus colaboradores. JAZZ:
Los temos firmados son de la «elusiva respon- — Episodios, Ebbe Traberg 86
sabilidad de tos ritmantes, no siendo por tanto ALTA FIDELIDAD:
opinión oficial de la revista. — Un soberbio auricular, Alfredo Orozco Buezo 89

Scherzo 3
OPINIÓN

Música y norma
a música, un arte que, como iodos, debe preparado por el INAEM, pulido tras escuchar la

L producirse de manera espontánea en el seno


de una sociedad (lo que no es incompatible
con los encargos), ha sido durante siglos, desde su
opinión de personas conectadas con el medio.
Admitiendo la necesidad o al menos la conveniencia
de que se dé este tipo de proteccionismo, la orden
mismo nacimiento —es decir, desde ta propia en cuestión puede ser oportuna y, probablemente, la
creación del mundo— incompatible con la regla, mejor considerando los condicionantes y carencias;
con la fría norma impuesta por cualquier tipo de aunque nace con la gran contradicción de querer
poder. El constreñimiento, la regulación, la abarcar sin cortapisas mucho terreno, partiendo de
ordenación, el dirigismo, forzosamente muy amplios contenidos, sin contar con
administrados desde arriba, han casado mal con las disponibilidades económicas adecuadas —el
iniciativas particulares, con el alumbramiento, libre presupuesto asignado al INAEM, no da para más—
y sin trabas ni condicionamientos, de nuevas ideas. a tan ambiciosa misión.
Otra cosa son los mecenazgos, las ayudas abiertas, En realidad esta orden —y bueno es que sea así
las protecciones (no proteccionismos), que buscan después de todo— lo que pretende es regular,
facilitar el proceso creativo sin puntual encerrar en una serie de normas lo que de hecho se
contrapartida. Hoy, casi a punto de finalizar el está realizando desde el propio Ministerio de
siglo XX, la cuestión se plantea de manera muy Cultura hace ya un cierto tiempo. Nada nuevo bajo
distinta. El Estado se ha convertido en muchos e! sol a no ser la consignación por escrito y
casos en una especie de mentor gigantesco, de consiguiente ordenación de usos y costumbres.
todopoderoso pater familias, que dispone, ordena, Mejor es así y que todo quede claro y cada cual
exige, reclama, protege (a cambio de) y dirige la sepa a qué atenerse. La orden, como dice su
mayoría de las actividades culturales; y ello preámbulo, establece ayudas «mediante la
sucede no sólo en países socialistas (en los que, por adecuación de las escasas disposiciones existentes y
otra parte, la cuestión es bien diferente: el Estado la adopción de nuevas medidas que propicien y
no dirige, actúa; el Estado no protege a los artistas favorezcan la promoción de la música y la danza»
porque él es el artista, él es el empresario; todo y, a través de diferentes capítulos (Infraestructura,
emana de él; no fomenta la iniciativa privada Subvenviones a producciones. Promoción,
porque ésta no existe), sino en los capitalistas o en Acontecimientos musicales), marca las condiciones
los que se acogen a un socialismo estatal a la que los receptores (instituciones, empresas,
europea, caso de los nórdicos, o en aquellos en los asociaciones, profesionales de la música y de la
que, aplicando teorías extremas, dejan hacer en danza) han de cumplir para tener derecho y
todos los órdenes a los mecenas y organizadores posibilidad de hacerse acreedores a la protección. Se
particulares. Estados Unidos es un conspicuo habla también del nuevo Consejo de la Música.
ejemplo de este último planteamiento. Tiempo habrá de profundizar en los contenidos de
En el campo musical lo más dramático es la secular la disposición y de seguir los pasos de su
falta de una moderna y eficaz infraestructura aplicación. La incógnita descansa en saber si,
educativa, que alimente al ciudadano desde la realmente, va a servir en la práctica para algo más
infancia. Pero éste es un problema largo, al que van que para regular y encauzar (lo que no sería
unidos otros muchos que pasan por la reforma en suficiente) unas actividades y ayudas que de hecho se
profundidad de la enseñanza. Lo que nos interesa están dando y administrando con más o menos
aquí y en este momento es dar noticia y comentar orden y puntualidad. Bueno es, desde luego, que se
la confección de una Orden Ministerial —y a falta haya tomado consciencia, y entre asimismo en la
de una apropiada y ajustada Ley de la Música (otro normativa, de la importancia y desasistimiento que
tema a tratar en extenso), buenas pueden ser estas tiene y en el que se halla la danza, la gran
tortas— por la que se establece la normativa de beneficiada de este proyecto. Del Gobierno depende
ayudas a la música y a la danza, documento que, al final, todo quede en agua de borrajas.

4 Scherzo
OPINIÓN

EL DISPARATE MUSICAL

Las orejas deMozart y otras cosillas


m esta onda de cositas curiosas, cio, no vaya a ser que del sofoco se
el otro día rescaté un artículo pu- prive» (lo que muy bien podría ocu-
blicado en el prestigioso British Me- rrir después de ver los precios, aña-
dical Journal sobre, agárrense, ¡las diría yo).
orejas de Mozart!, que al parecer En materia de disparates, no se
eran más raras que un perro verde. crean, que sigue habiendo: el otro
Y sigan agarrados, porque unos día alguien dio un concierto con
meses después la misma revista pu- «ceras de Mozart y Brahms» (ya me
r- UNA BROMA MUSICAL blicó una carta de un médico fran- gustaría contarles a qué sonó, pero
cés que afirma que ese rasgo no pude asistir); en la Radio (la 2,
Vuelvo en este instante del Teatro anatómico podría estar en relación claro) nos obsequiaron con una
Rea! de presenciar un espectáculo que con la causa de su muerte (eso se«Sonata n.° 2 de Bach para violín
me ha encantado. Carlos Kleiber con la lo contaré otro día, porque es más (transcripción para guitarra)» que
Orquesta Sinfónica de Baviera. Una largo). Menos mal que la cosa fue se transformó en Gaspar Sanz, pe-
obra mía, otra de Brahms y dos del sor- de orejas y no de otros apéndices se a que tras finalizar insistieron en
do de Bonn, han supuesto un triunfo del organismo, como le pasó a Bu- que habíamos escuchado a Bach.
enorme para Kleiber júnior Pero no ha tragueño, cuyas gónadas son más (Lo de la Radio ésta merece capí-
sido eso lo que me ha hecho disfrutar
corno en pocas ocasiones. conocidas ahora que las del caba- tulo aparte, y a fe que en su mo-
Si he de decir la verdad, lo que me llo de Espartero. Unas páginas des- mento lo tendrá).
ha parecido genial ha sido el asesinato, pués nos encontramos otro artículo Y también el otro día cierto dia-
la muerte despiadada y genial, a base (misma revista) donde se nos dice rio madrileño hablaba de Rostropo-
da batutazos y de sensibilidad que, aun que la razón de que Rachmamnov vitch como cellista genial, «consu-
durando los dos días de ambos concier- tuviera aquella increíble elasticidad mado violinista y director de or-
tos, ha sido esplendorosa y me ha sabi- de manos es que padecía el Síndro- questa». No sabía que este hombre,
do a poco. No me refiero a la muerte me de Marfan; o sea, que era mis- además de tocar tan magníficamen-
deseada de muchos de nuestros cerebros mamente un contorsionista del pia- te el cello y el piano, le diera tam-
(?) musicales, que se reúnen en estas no. Total, que el panorama está fi- bién al violín, pero me creo
ocasiones, como para ser pasados por
la piedra. Tampoco aludo a determina- no: para destacar en esto hay que cualquier cosa de él.
dos organizadores de conciertos, ni si- llamarse Sinclético y estar artrítico,
quiera a los estamentos políticos que bronquítico y a ser posible un po-
pretenden dirigir la cultura (?) musical quito neurasténico. . T o r último, habrán visto que al-
de esta ¡ierra, que ahora empiezo a co- guien parece habernos hecho caso
nocer con cierto detalle. Tampoco ha- y están dando Verdi por TVE. Es-
go referencia al aficionado temporero
y ocasional que se pone sus mejores ga- MT or lo demás, acabo de venir del toy impaciente por ver cuándo com-
las cuando entiende que ha llegado la banco, donde fui a pedir un crédi- pone Tosca. Esta emisión ha
hora del lucimiento. to para ver si puedo llevar a mi se- impulsado al Ente a pensar que ya
Nada de eso, amigos míos, me refie- ñora a lo de Ibermúsica, pero me está bien de ópera, así que, desde
ro a un asesinato moral que Carlos Klei- han dicho que nanay, que se ha que dieron Ernani, que como todo
ber ha sabido cometer con una muerto Pichi. Total, que yo no ga- el mundo sabe, es lo mejor de Puc-
perfección que me encanta y que me no para eso ni vendiendo pañueli- cini, no han vuelto a ofrecer nada.
trae a la memoria mis viejos tiempos de tos en los semáforos durante mis Miento, nos han colocado a Ma-
mortal normal y corriente. Todos tene- horas libres. Estos chicos de Iber- donna en el concierto del viernes,
mos la obligación de asesinar a nues-
tro progenitor (utilicen sales quienes lo música debían poner una leyenda así que no se quejen, que todavía
precisen). Yo lo tuve que hacer y fue di- en su anuncio tal que así: «Tómese puede ir a peor.
fícil. Leopoldo no era un cualquiera. un valium antes de leer este anun- Rafael Ortega
Carlos ha hecho lo propio con Erich.
Como debe ser. Por eso, cuando hoy sa-
lía del Teatro Real sentía que, además
de una estupenda tarde musical, no es- t'ócuela Je 'Danza • iav:rihaw hoy misino
•llámenos!
taba solo en el mundo. Otros saben ha-
cer lo que yo hice, y no sólo no pasa
nada, sino que el arte se eleva a cotas
SOTO MESA ^ballet-danza;
24185831'2482927
poco comunes. Una auténtica delicia.
Conanilln ilr Svui.iff
Más asesinos, bit te.
5.111 Mlpc ricri, -1

W.A.M.
13 años de experiencia nos avalan

Scherzo S
ACTUALIDAD

Accidentado festival bilbaíno


BDbM. Tealro Amaga
28-31/VIII/87, Les Comes de Hoffmann de OfTenbach. Alfredo Kraus, Jean Philippe Lafont. Enedi- papel de Lady Macbeth. Su voz no
na Lloris, M.1 Bravo, Sandra Pacetti. Elena Zilio, Ricardo Casinelli. Coro de la ABAO. Orquesta Sin- parecía flexible ni modulada, como
fónica de Bilbao. Director Alain Guingal.
3-6/1X/87. Macbeth de Veidi. Renato Bruson, Dunia Veizovic, Angelo Marenzi, Roberto Scandiuzíi. lo apreciamos en Vieni t'affretta.
Orquesta Sinfónica de Bilbao. Director Edoardo Muller. Dadas las circunstancias, sin em-
9-I2/IX/87. Sansón y Daüla de C. Saint-Saéns. Nurrao Todisco, Fiorenzza Cossotto, Franco Sioli.
Orquesta Sinfónica de Euskadi. Director Jan Lathan-Koenig.
bargo, se puede decir que la sopra-
no cumplió mejor de lo que se
esperaba. No obstante, sin una

A lfredo Kraus, como el año


pasado, inauguró el festi-
val de este curso, cuyo de-
nominador común ha sido el de las
bajas y los cambios de última ho-
sopranos. Destacada labor la del
barítono Laffont, dando vida a
cuatro personajes, aunque sus do-
tes de actor y cantante salieron a la
luz con el de Lindorf. La voz del
gran dosis de técnica y buena emi-
sión de la voz es difícil sobresalir
en un papel tan complejo. Renato
Bruson, en su soberbia interpreta-
ción, deja muchas veces a un lado
ra. Solamente en un teatro como el barítono francés es consistente y el aspecto canoro. Daba la impre-
Arriaga se puede presenciar un tí- ancha. Tal vez flaquee algo en la sión, sobre todo en el primer acto,
tulo como el de la obra de Offen- zona grave, y se vete en la media que los recursos de gesticulación y
bach, acercándonos a lo que es un voz, pero su centro es poderoso e los calculados movimientos escéni-
espectáculo de ópera. Giuseppe de impresiona su figura. Correcto cos absorbían su canto. Parecía que
Tomassi y Diego Monjo lograron también el trabajo de la mezzo Ele- su voz perdía brillo ante su agota-
dar movimiento en el hermoso es- na Zilio con buena voz y pulida téc- dor papel. Se notaba cuando toma-
cenario del teatro y crear situacio- nica. Y por fin una dirección a ba el descanso fuera de escena
nes escénicas que hasta ahora no se cargo del maestro Alain Guingal como cuando interpreta Pietá, ris-
habían visto en Bilbao. Una elegan- que respondió con su buen hacer a petto, amore, cantado con frescu-
te decoración y una utilización co- la expectación que había desperta- ra de voz, sin veladuras y buen
rrecta de la luminotecnia comple- do la obra. fiato. Roberto Scandiuzzi destacó
taron el esfuerzo que supone repre- como Banquo. Su voz fue carnosa
sentar esta obra por vez primera en Macbeth y llena en la zona grave y en la alta
Bilbao. Alfredo Kraus, en su eter- mantenía el mismo color y redon-
na madurez, abordó un papel muy Ante la ausencia de la soprano dez. Angelo Marenzi estuvo muy
comprometido, de constante pre- Zampiera, justificada por una tra- justo en su única intervención, Ah,
sencia escénica, con las garantías queitis, la ABAO trajo práctica- la paterna mano. Buena labor la del
que siempre lo ha hecho. Parece co- mente en volandas desde Alemania maestro Edoardo Muller, que con
mo si el tenor canario quisiera de- a la soprano Dunia Veizovic. El pa- su oficio supo conjuntar y dar be-
mostrarnos aún sus posibilidades pel al que dotó Verdi de una pro- lleza a los dos grandes concertatos
cantando un papel inagotable en el gresión canora e interpretativa que de la ópera.
que ha de utilizar a menudo una te- es un estudio psicológico y musical,
situra alta y una movilidad e inter- no era como para traer a cualquie- Sansón y Dalila
pretación escénica constantes. ra sin un ensayo previo. A la vo-
Enedina Lloris, soprano típica de luntariosa soprano yugoslava no Ni Fiorenza Cossotto, que susti-
colora tur a, supo plasmar con acier- puede decirse que le fuera bien el tuía a Stefania Toczyska, quien ha-
to el papel de la muñeca Olimpia.
Su aria Les oiseaux dans la charmi-
lle, con su célebre melodía, fue una
estupenda imitación del canto en
staccato que puede emitir una mu-
ñeca autómata. Se lució en las agi-
lidades y aderezos que contiene,
salvando todo ello con limpieza y
seguridad. La soprano vasca Ma-
ría Bravo encarnó a Julieta en el se-
gundo cuento. Mostró una hermo-
sa voz de considerable volumen.
Sin embargo, debe todavía pulir su
técnica, perfeccionando la línea,
evitando cantar siempre en fuerte.
La tercera soprano, Sandra Pacet-
ti, ya comenzó a dar muestras de
calidad en su primer contacto con
el auditorio Elle a fuit, ¡a lorlere-
/le. La italiana nos ofreció una voz
diáfana y segura, no exenta de téc-
nica, cerrando con su personaje,
Antonia, un trío compensado de F. Cossotto y N. Todisco en Sansón y Dalila de Sainl-Saens.

6 Scherzo
ACTUALIDAD

bía anunciado que no cantaba en


Bilbao por inseguridad, ni el tenor
Nunzio Todisco formaban el elen-
co idóneo para la obra de Saint-
Valencia: coda para el verano y preludio otoñal
Saéns. Cossotto es evidente que ne-
cesita cantar fuerte. De este modo
muestra su voz que adquiere clari-
dad y poderío, consolidada con una
buena técnica de emisión. En cam-
bio, su fraseo suena ya a metálico
y anda justa con el ñato a media
voz. De Cossotto habría que des-
tacar sobre todo su profesionalidad
y entrega en la interpretación. La
corpulencia e idoneidad física del
tenor para hacer de Sansón con-
trasta sin embargo con las caracte-
rísticas vocales de Todisco. A pesar
de la mejoría de su impostación con
respecto a años anteriores y la se-
guridad de su canto, le faltó línea Palau de la Música de Valencia.
para transmitir el lirismo que con-
tiene la primera parte de la obra. Los últimos días de septiembre han Es interesante destacar que la Or-
traído al público y melómanos de Va- questa Municipal sea quien promueva,
Franco Sioli posee una voz en for- lencia desde la presentación del libro de en el teatro Principal, un Don Pasqua-
mación. En su papel de sumo sa- Vercher sobre el gran tenor de Denia ie, también con la Lloris, mientras que
cerdote se le escuchó la voz Antonio Cortis, hasta un disco muy para Navidad el optimismo de esas fe-
atenorada, sin mucho peso. Lo que atractivo de una guitarrista nuestra chas se verá a tono con la Sinfonía de
es más problemático para su co- afincada en Berlín, Mari Angeles Sán- los juguetes, valses de Gounod y Offen-
rrección es que su voz careció de chez Benimeli, allí profesora de la Uni- bach (una vez más y van... con Enedi-
versidad y protagonista de este LP de na Lloris).
brillo y fue algo opaca. Esta vez el Electrola que combina Sor y Tárrega
abandono corrió a cargo del direc- con páginas actuales como las de Por su parte, el flamante Palau de la
lor Alain Guingal. La ABAO pu- Jensch, Ruiz Pipó y el homenaje de To- Música, que inauguramos en mayo,
do contratar al joven Jan más Marco al pintor alicantino Sempe- anuncia asimismo, cotas bien apetito-
re. El largo y tropical septiembre sas para este primer trimestre: las or-
Lathan-Koenig, quien al mando de questas Philarmonia y English
la Sinfónica de Euskadi supo refle- valenciano se cerró con un concierto,
en el nuevo Palau, de la Orquesta Mu- Chamber londinenses, la «Reina So-
jar el lirismo melódico de la prime- nicipal titulado Música para Venecia, fía», Cuarteto Juillard, Ensemble de
ra parte, aunque notáramos cierta un encargo de la RAÍ vía TVE que hi- Madrid, Trío de Barcelona, etc., para
debilidad en los conjuntos que no zo desfilar, bajo la batuta camerística llegar el 26 y 27 de diciembre a un clá-
supo engarzar ni arropar debida- de Galduf, páginas de Legrenzi, Con- sico siempre bien venido El Mesías.
mente. La dirección del joven inglés ti, Marcello, Vivaldi, etc., más otras La Sociedad Filarmónica tampoco se
fue, sin embargo, correcta y tanto afínes de Haendel y Fuchs. ha quedado atrás en preparar el curso
el foso como la escena daban la im- 87-88 y en él se encuentran nombres tan
La Orquesta Municipal ha consegui- afamados como Edda M os ser, Spiva-
presión de estar a gusto con él. do reunir una oferta muy interesante kov, Claudio Arrau, Margaret Price...
para esie primer trimestre y se inaugu- Esta temporada nuestra veterana socie-
Niño Dentici ra en Madrid, en el Real, su ciclo con dad ha tenido una idea excelente: ofre-
el Coro Nacional con el valenciano del cer la integral de las Sonatas para
XVIII Martín y Soler y El sueño de una piano, de Beetnoven, por el relevante
noche de verano, luego, aquf, recordará pianista saguntino Mario Monreal, una
los 50 años de la muerte de Ravel con hazaña que debe resaltarse por su em-
un festival con Achúcarro como solis- peño y dificultades. Aunque no olvido
ta. Maurice André será dirigido por que la música de cámara también des-
CAFE Vajnar y la vuelta al podio de García filará en estos lunes filarmónicos y así
Asensio tendrá el aliciente del centena- 1 Solisti Aquitani, el 275 aniversario de
(CONCIERTO* rio Villa-Lobos (con la Sinfonía « Vi- Cabanilles, Gutman-Virsalade,
c/Hu*rHs. 57 -.Tri.¡ 419 19 47 toria»), para seguir el 14 de noviembre Rowena-Arrieta, Martín-Zanetti, Trío
con un programa de música valencia- Beaux Arts, etc., harán llegar hasta el
Tixfcn lo* dtai
na (revisión del homenaje a Serrano de 6 de junio un desfile de actuaciones lle-
Mñlca Ciática fn ábrelo Ricardo Lamotte; reposición de Rap- no de al i ciernes.
sodia de Pascua, de López-Chávarri,
con B. Jaume como solista; recuerdo La Generalitat, vía Consellería de
üt lunes a jueves y a las 23.30: CICLOS al fallecido Olmos...). El día de Santa Cultura, ofrecerá desde noviembre
DE MÚSICA CLASICA, dedicados a un Cecilia tendrá un invitado especial: Concerls de tardar (con Ayuntamien-
duEor, a un cMilif o a un período de la Weissenberg y en favor de «Nuevo Fu- tos de la Comunidad); Jornadas de Bu-
H icaria de la Música turo» colaborará con la Orquesta Mu-
Viernes, sábados y domingos, dosaclua- ñol, Requena, Utiel y Chiva; Festivales
ciones a las 20.30 > las 23.30. nicipal nuestra Enedina Lloris, sin Corales (nov-dic) y Concerts de Nadal
olvidar el patrocinio del Banco Hispa- protagonizados por el Orfeón Univer-
éééééééé no Americano para una jornada de zar-
zuela, con el Coro de la RTVE. sitario con grupo instrumental.
Eduardo López-Chavarri Andújar

Scherzo 7
ACTUALIDAD

Encuentro
del saxo V Premio
Del 20 al 23 de septiembre tuvo lu-
gar en Alicante el II Encuentro Euro-
peo del saxofón. Además de una serie
Reina Sofía
de conferencias y contactos profesiona- El jurado convocado por la Fun-
les, se ha contado con una parte musi- dación Ferrer Salat —constituido
cal en la que ha destacado la en esta quinta edición por Xavier
participación de gran parte del casi cen- Montsalvatge (presidente), Carme-
tenar de asistentes, fundamentalmente lo Bernaola, José Peris, Francisco
franceses, españoles e italianos. El to- Cano y José Luis Turina (ganador
tal de 35 actuaciones se ha disiribuido el pasado año), con Miguel Ángel
en 9 conciertos abiertos al público y gra- Coria en calidad de secretario
tuitos. En estos conciertos hemos go- técnico— ha discurrido el día 14 de
zado de una enorme variedad, octubre último el Premio Reina So-
disfrutando de formaciones tan distin-
tas como solos, dúos (con piano, arpa Pedro Iturralde
fía. El galardón ha recaído en el
o efectos electrónicos), cuartetos (tan- compositor aragonés Ángel Oliver
to clásicos como de jazz), conjuntos y ofreció un programa variado permitién- Pina (Moyuela, Zaragoza, 1937).
grupos orquestales. Respecto a la mú- donos observar la maravillosa unidad Este año el jurado ha encontrado
sica que pudimos escuchar, además de de criterio inlerpretativo y conjunción ciertas dificultades a la hora de de-
algún estreno, hemos oído música tan- de sus miembros en un repertorio de no cidir dada la calidad de las 18 par-
to de autores extranjeros (Glazounov, escasa dificultad. La obra actuación que tituras seleccionadas —de un total
Milhaud, Desenclos, Hindemiih, L. debemos destacar es la del Cuarteto de de 38 presentadas— para la fase fi-
Nono, Villa-Lobos, etc., como españo- Jazz de Pedro Iturralde (P. Iturralde, sa- nal y la excelente factura de las tres
les (L. De Pablo, C. Bernaola, P. Itu- xos soprano y tenor; H. Icasto, piano; que llegaron a las votaciones pos-
rralde). Dentro de las actuaciones que C. Carli, batería; V. Merlo, contraba- treras pertenecientes a Brotons (se-
han tenido lugar hemos de destacar dos jo) con un repertorio que incluía tanto gundo año consecutivo en la
de ellas, muy distintas entre sí y por ello, composiciones propias como de gran- finalísima), y Oliver. La premiada
clara muestra ¿L .^. unimos mundos des músicos de jazz. Con estas dos se titula Nunc y está escrita para or-
del saxo: la actuación del Quatuor de actuaciones quedaron claramente cer- questa de cuerda. Con ella y según
Saxophones Deffayet (D. Deffayet, so- tificadas las distintas y variadas posi- propias manifestaciones, el músico
prano; H. Pollin, alto; J. Ledieu, barí- blilidades de saxofón dentro del mundo maño ha querido darse el gusto de
tono, todos los alumnos de Maree I musical contemporáneo. explorar el mundo de los arcos pa-
Mulé —como casi iodos los profesores ra el que, es cierto, no se compone
actuales de saxofón de Francia) nos Felicidad Cristóbal demasiado, y ha construido una se-
rie de secciones firmemente unidas
en un todo continuo de unos vein-
te minutos de duración. Conocien-

Se nos fue Clavero


Y todos nos hemos enterado tarde. Y de desearla: «No hay que desear hacer-
do el magnífico oficio de Oliver, su
amplia y sólida formación y su cui-
dada caligrafía, cualidades tantas
veces puestas de manifiesto, y de
nos hemos quedado con el dolor de no lo, hay que hacerlo» —decía, explican- acuerdo con lo que el mismo jura-
haberle podido agradecer una vez más do cómo el temor implicado en el do ha declarado, hay que esperar,
el prjvilegio de haberle tratado. Hom- querer hacer, en la preocupación por el para el momento de su estreno en
bre bueno, hombre sabio, modesto y hu- resultado, tiene que ser trascendido para la próxima temporada por la
milde, artista como pocos, gran llegar a la confianza y a la entrega to- RTVE, la audición de un producto
caballero: Clavero. Más de treinta años la! en el hacer. sonoro bien acabado y equilibrada-
admirándole y queriéndole, y en esos mente estructurado. Oliver Pina,
años, ¡cuántas lecciones humanas y pia- Hay una bonita descripción de las que superó felizmente hace año y
nísticas y musicales! distintas clases de maestro que van por medio una grave enfermedad car-
el mundo: Está el humilde pero cono- diaca, ha sido durante mucho tiem-
Siempre habló de la muerte con so- cido maestro al que ven las gentes; el po profesor de solfeo en el
siego, como de una persona amiga. La humilde pero desconocido que sólo es Conservatorio de Madrid y recep-
había vislumbrado ya una vez, hace reconocido por los animales cuando pa-
años, porque su corazón, de tanto ima- tor de otros importantes premios a
sea por el bosque; y, por último, existe lo largo de su larga carrera en la que
ginar y sufrir por conseguir su ideal so- ese otro, tan tan humilde, que ni siquie-
noro {la idealidai, que diría él con su ra los animales del bosque se dan cuenta ha jugado un gran papel el órgano,
acento catalán), se estaba gastando... de su presencia... instrumento que toca muy bien y
Hasta que descubrió que la perfección para el que ha compuesto en diver-
no se aunaba con la inspiración y dejó Cristina Bruno sas ocasiones.

8 Scher^o
ACTUALIDAD

Teatro del Liceo 87/88


rá a cargo de Roberto Abbado. Nicola Joan Pons e Ivo Vinco. Reparto de cam-
Martinucci, Olivia Stapp y Matteo Ma- panillas, s¡ exceptuamos a O'Neill, te-
nuguerra serán los principales intérpre- nor que ya cantó La traviata en la
tes de // Tabarro; María Chiara y temporada liceistica de I985-S6, con un
Margherita Lilowa de Suor Angélica, rendimiento sólo aceptable. Peter
y el ya muy maduro Rolando Panerai, Schneider, una batuta habitual en Bay-
de Gianní Schicchi, junto a M." Ange- reuth, dirigirá el Freischütz de Weber,
les Peters y Dalmau González. El pe- con Edith Mathis, Sona Gazna-
sado pero efectivo Heinz Fricke será el rían, Siegfried Jerusalem, Peter Weber
responsable de la dirección musical del y Kurt Rydl.
Tannháuser wagnenano, que contará En marzo tendrá lugar la reaparición
en lo escénico con la colaboración de de Plácido Domingo con la Fedora de
Ricard Salvat (rectoría) y Josep M.* Es- Giordano. Le acompañarán Eva Mar-
pada (escenografía y figurines), tándem Ion y Alberto Rinaldi, todos ellos bajo
que tan felices resultados logró el pa- la batuta de Julius Rudel, ya conocido
sado año con la visualización del Oedi- por el público liceísta por su excelente
pus et locusta de Josep Soler. Entre los dirección de Lucio Silla en la tempora-
intérpretes vocales se contará con Joan- da precedente. Rudel dirigirá también
na Meier, Stefania Toczyska, Klaus Ko- el siguiente título, // TVovatore, de Ver-
Ileana Colrubas nig y un barítono en alza: el finlandés di, con la Chiara, la Cossotto (en su gran
Jorma Hynninen. Mefistofele, de Boi- creación de la gitana Azucena), Erman-
to, presumiblemente en la producción no Mauro, Lorenzo Saccomani y Vin-
de La Zarzuela a cargo de Emilio Sagi co. Otra ópera verdiana fundamental
y Toni Businger, tendrá a José Collado seguirá a // Trovatore: Otello, con la rea-

L
a temporada de ópera 1987-88 de director musical. Cantarán Montse- parición de Antoni Ros Marbá en el po-
del Gran Teatro del Liceo, sexta rrat Caballé, Angeles Gulin (si ha recu- dio liceísta y un terceto protagonista de
bajo la égida de su Consorcio, perado la salud para entonces) y altos vuelos, formado por Julia Varady,
ofrece un cartellone de catorce progra- Bonaldo Giaiotti, mientras que no ha Atlantov y Renato Bruson.
mas de gran interés que complacerá a sido anunciado aún quién interpretará Con el mes de mayo llegamos a la
no pocos aficionados, aunque a decir la parte de Faust. El cuarto programa recta final de lo que será esta tempora-
verdad muestre un aspecto bastante tra- de la temporada estará constituido por da. Mund regresará para dirigir La Gio-
dicional, pues ha sido configurado con el binomio Cavalleria-Pagliacci, que se conda, de Ponchielli, a cargo de la
títulos del gran repertorio. Este cariz verá avalado por la dirección musical veterana Grace Bumbry, la Cossotto,
tradicional i sta se ha visto acentuado del excelente Giuseppe Patané. Para Ca- Viorica Cortez, Mauro, Mariuguerra y
por la suspensión del estreno mundial vallería está prevista la venida de Ele- Vinco. El único título francés de la tem-
de Cristóbal Colón, de Lleonard Bala- na Obratzova y Corneliu Murgu, junto porada, Faust, de Gounod, será dirigi-
da, previsto para septiembre pasado y a Enríe Serra. En Palíacci se descono- do por el siempre eficiente Armando
que debido a la enfermedad de Josep ce quién substituirá a Carreras, que de- Gatto. Dos jóvenes cantantes en alza se
Carreras ha sido aplazado hasta sep- bía interpretar la parte de Canio. presentarán con este título en ei Liceo:
tiembre de 1988. Volverá al Liceo para esta ópera Ileana la soprano Gabriela Benackova y el te-
Pero exislen también otras objeciones Cotrubas, y el barítono británico John nor Francisca Araiza, reapareciendo el
que deben hacerse a la programación y Raunsley cantará en su escenario por vez admirable Yevgeny Nesterenko como
a la organización de la temporada que primera. Méphistópheles. El penúltimo título de
se avecina: en primer lugar, eslá el te- la temporada, Doña Francisquita, de
ma de los aniversarios, con el que el Una reposición mozmrtiana Vives, contará con la dirección musical
Consorcio no parece haberse familiari- Para enero del 88 tenemos la espera- de Maxim ¡ano Val des; es muy posible
zado aún. Asi por ejemplo, el bicente- da reposición de La ctemenza di Tito, que se use la producción de La Zarzue-
nario de la muerte de Gluck ha pasado de Mozart, que será dirigida por Uwe la, interviniendo dos cantantes muy ad-
totalmente inadvertido; también la es- Mund (nuevo y flamante director titu- mirados: Enedina Llorís y Alfredo
casa información que se nos da acerca lar de la orquesta del teatro) y servirá Kraus. Por fin, la temporada se cerrará
de las puestas en escena creemos que de presentación, en el rol de Vitellia, de con el wagneriano Holandés Errante,
debería subsanarse en un futuro una soprano de envergadura: Carol Va- con el que retornará a Barcelona el
próximo. ness. Le acompañarán Wemer Hollweg, maestro Hans Wallat. En el rol titular
Analicemos ahora el contenido del Trudeliese Schmidt y Helen Donath. se presentará un nombre que suena bas-
cartellone. El 2 de noviembre dará co- Después de Mozart, Verdi con un títu- tante en los grandes teatros europeos,
mienzo la temporada lírica con el Tríp- lo también muy esperado: Un bailo ir el del bajo-barítono Alfred Muff. Le
tico de Puccini, en producción del Tea- maschera, dirigido aismismo por Uwe acompañarán la Meier, Roben Schunk
tro de la Scala, con puesta en escena de Mund, mientras que el regista podría y Harald Stamm.
Silvano Bussotti (conocido compositor ser Mario Gas. Cantarán Margaret Pn-
también). La dirección musical corre- ce, Fiorenza Cossotto, Dennis O'Neill, Jordi Ribera i Bergás
Scherzo 9
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!
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Valses y Damas alemanas (selección). 11-1018 a, RepertonIO español 1.°
Dantas completas para piano, Vol. 1.°a COMA. Mtgual Ángel 11-1049 Escuelia Rusa, Repertor io Español 2-"
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Papillons. Op. 2 11-1966 Danza ritual del fuego. Vol. í.°
Piezas de fantasía. Oo. 12. 11-1279 Tres Danzas IdeiEl Sombrero de Tres Pico««l: Mo- 11-1544 Piaras infantiles sobre temas populares españoles,
Arabesca Oo 18 y Pieza Florida Op. 19. linera. Mn*m#»rn y Vecinos. Vol. 2."
Escenas de niños Op. 15. 11-1820 Seis piezas para niños (piano a 4 manos)
Escenas deí bosque Op. 82. G A K t t ABRM. Antón
11-1020 Preludios de Mirambel n.° 1. RODRIGO. Joaquín
11-1202 Preludios de Mirambel n.° 2. Tl-1821 Sonatina para dos muñecas (piano a 4 manos).
11-1023 Preludio y Tocata.
CHOPIN 11-1011 Sanatina del GuadaIquivir. RUB PIPO, Antonio
11-1600 Encales (Piezas sobre lemas popularas españoles).
HALFFTER todo*o
9CMWTT. AJov
Kt*»»t*W r M MSTTT1/TO CHOMN da Van»- 11-1309 Facetas, Op. 3S.
11-1610 Ejercicios, Escalas y Arpegios, Op. 16-
K an castellano). LÁZARO. Primitivo
1- Preludios. 11-1010 Rapsodia Onubensa. SHOSTAKOVICH. Mmttri
II: Esiudkn. 11-137S La gruía de laa maravilla* (Surta). 11-1013 Seis piezas infantiles.
III: Balada*.
rv Impromptus. UACH PLA. F m i n ZMUVAN, AHda
V: Schenros. 11-1473 Sonata. 11-1037 De Bech a Slravimliy. Rapefiorlo para Principianla*.
VI r Sonatas
Vil: Nocturnos MORENO OAMS TMAKM
VMI: Polooesaa. 11-1511 Sonata n.° J. 10-4011 Preparación del Pianista (en caiteltanol.
IX: Val***.
X: Mazurca*.
XI: Fantasía. BarceuH, Barcarola.
XII: floridos
XIII: Allegro de Concierto, Variaciones.
XIV: £or>ci*noa.
XV: Obras para piano y orquesta-
XVI. Música de Cámara.
INICIACIÓN AL PIANO (RM)
XVII: Canciones
XVIII. Pequeñas obras. AUS. Román Frente al Teatro Real
XIX-XXI: Partituras orquestale*.
XXH-XXVII: Materiares de orquesta. 11-1014 Jugue»*. Op. 108 (Surte para niAo*). C./ Caríos n.° 1-28013 MADRID
ACTUALIDAD

Reencuentro beethoveniano
Para celebrar el concierto núm. 7 del tonces titulada aún Leonore, y en la que de su frac en una especie de ineludible
Festival Internacional de Música, la ex- aparece ya el tema del aria Florestán en tic. El mejor planteamiento de las obras
celente Philarmonia Orchestra de Lon- la sección de ¡n des Lebens Frühlingsta- programadas lo tuvo, por su carácter
dres ha retornado a la Ciudad Condal, gen —que encontraremos también des- mesurado, la Obertura citada; el Con-
donde tantas veces ha sido aplaudida (si pués en la mucho mas célebre Obertura cierto para vioh'n —con un Salvatore
no fallamos en nuestras cuentas ha ac- Leonora núm. 3— y el tema de la ca- Accardo impecable por fraseo y
tuado ininterrumpidamente en ella de baletía subsiguienie. afinación—, bien resuelto en líneas ge-
1975 a 1983, de la mano del Patronato Mas si a la orquesta londinense na- nerales por Norrington, acusó ya un
Pro-Música) para ofrecernos un con- da hay que reprocharle (quizá algún ele- cierto efectismo que se hizo más pa-
cierto dedicado íntegramente a Beetno- mento de la madera de discutible valor), tente aún en los movimientos extremos
ven, y formado por la Obertura y sí mucho que ensalzarle (la sonoridad de la Quinta, que se vio a pesar de ello
Leonora núm. 1, el Concierto para vio- de violas y cellos, por ejemplo, es de agraciada por una gran versión en la
lin y la Quinta Sinfonía. Concierto que auténtico ensueño), no podemos decir que descubrimos, aunque se tratase de
como es lógico ha atraído un gran nú- lo mismo de la batuta invitada para es- una obra archiconocida, aspectos nue-
mero de público, aunque a decir verdad ta ocasión: Roger Norrington es un di- vos y detalles impensados. Este es el me-
lo realmente novedoso era la raramen- rector de oficio, de procederes algo jor elogio que puede hacerse a la labor
te interpretadada aquí Obertura Leono- bruscos y con una mano izquierda rí- de la Philarmonia Orchestra.
ra núm. 1, escrita para la primera gida, de gestualidad poco definida y
versión de Fidelio (1805), por aquel en- tendente a crisparse en los pantalones Jordi Ribera i Bergós

de su país por su flexibilidad y malea-

El Ravel de Plasson bilidad que la hace capaz de una homo-


geneidad compacta ocasional, y a la
vez, de una dispersión de los empastes
timbricos en zonas puras donde preva-
Barcdou. Palau de la Música, 6 de oclubrc. Ravel: Valse y nobles y sentimentales: Daphnisel Chloé
(2* suite); Ln hora española. Isabel Garcisanz, soprano; Gerard Gasino y Michel Senechai. Tenores; M¡- lece el marcado perfil de cada sección
cbel Trempont, tenor; Alfonso Echevarría, bajo. Orquesta del Capitole de Toulouse. Director: Michel orquestal. De ahí que se ejecución del
Plasson.
Prelude a l'aprés-midi d'un faune y de
La orquesta Nationale de Toulouse, Daphnis el Chloé tuvieran un carácter
con su director Michel Plasson, fueron impresionista, alejado de cualquier pre-
los protagonistas de dos conciertos de figuración conceptual al estilo de la mú-
música francesa, uno de ellos dedica- sica germánica. Nada parecía definido
do por entero a Ravel, que desgracia- de antemana Una fluidez y naturalidad
damente pasaron sin demasiada pena ni obtenidas a base de un continuo y fu-
gloria si nos atenemos al escaso públi- gaz centelleo de áreas simultáneas o su-
co asistente, en ambas ocasiones, en el cesivas que permanecían siempre en
Palau de la Música Catalana. Y deci- activo aun cuando figurasen momentá-
mos desgraciadamente porque tanto el neamente ensombrecidas, dio a la inter-
espléndido trabajo de los intérpretes co- pretación de este grupo una
mo la posibilidad de oír una obra tan inclasificable nuance y sutileza que
poco conocida como es L'heure espag- echamos en falta en otras orquestas más
nole en versión concertante, merecía célebres, en las que la precisión e incluso
una mayor expectación entre nuestros la estricta observancia externa de la di-
aficionados. Pero, ya fuera porque la námica anotada por el propio compo-
música gala exige en general un com- sitor sofocan aquel ingredienle de
portamiento distinto, un especial libertad e imprevi si bilidad tan propicios
preámbulo relajatorio por parte del para captar los matices de una música
oyente, ya fuese por la innata descon- que tiene a gala precisamente el saber
fianza que siempre suscita una obra des- ocultar púdicamente los secretos de su
conocida —y L 'heure espagnole a pesar estructura. Todo esto es lo que hemos
de sus ochenta años de existencia con- podido apreciar en esta magnífica agru-
tinua siéndolo-, el caso es que aquella pación que, quizás por ser francesa, se
expectación no se dio y Debussy y Ra- sitúa de forma natural en un lugar pri-
vel siguieron siendo los músicos mino- vilegiado a la hora de entender su
ritarios de siempre. música.
La Nationale...resulta un grupo idó-
neo para la interpretación de la música Michel Plasson César Calmeíl

12 Scherzo
ACTUALIDAD

Grupo Círculo:
Una feliz doble aliciente
iniciativa Barcelona, Palau de la Música, 7 de octubre J.L. Turina: Variación sobre dos lemas de Scorlatti; Anual:
Música resérvala (estreno); Mareo: Dmanes y qasidas (estreno); Garrido; Díptico; De Pablo: Dibujo?,
López: Aquilea; Grupo Circulo. Director: JOJÍ Luis Temes.
Birettona. Salón del Tinell, 8 de oclubie. Cabani- El quinto concierto del Festival Inter-
lles: Sin/amo; Cererols: Misa de batalla a 12 vo-
ces. La Capilla Reial. Director: Jordi Savall. nacional de Música de Barcelona pre-
sentaba un doble aliciente. Por una
Desde hace ya algunos años, el cre- parte, la presentación en esta ciudad del
ciente interés por la música antigua y Grupo Circulo, y por otra, el único con-
su interpretación más aproximada a la cierto del festival dedicado íntegramente
manera como ésta se ejecutaba en su a la música contemporánea española.
tiempo empezó a ser la preocupación El Grupo Círculo es un conjunto for-
de algunos músicos del país que, al no mado por excelentes instrumentistas
tener la posibilidad de hacerlo en Espa- que bajo la dirección de José Luis Te-
ña, (uvieron que buscar en otros países, mes se dedica a la difusión de la música
como Suiza u Holanda, la respuesta a contemporánea. Cuenta entre sus proe-
sus inquietudes. zas el haber estrenado más de cuarenta
Este es el caso de varios de los músi- obras desde la creación del grupo en
cos de La Capella Reial, que hizo su 1983, encomiable labor de la que en la
concierto de presentación el pasado 8 noche del 7 de octubre en el Palau de
de octubre dentro del Festival Interna- la Música se nos ofreció un buen
cional de Música de Barcelona. La Ca- ejemplo.
pella Reial, dirigida por Jordi Savall, El concierto empezó con Aquilea, de
viene a llenar el hueco existente en nues- José Manuel López, es una bella obra
tro país en lo que respecta a formacio- que en su coherente evolución alcanza
nes musicales de esta especialidad y hacia el final un clima claramente elec- Alfredo Aracil
magnitud. Entre sus componentes, mú- troacústico. Siguió Variaciones sobre
sicos catalanes con sobrada experiencia dos lemas de Scarlatti, de José Luis Tu- ees. El concierto se cerró con Diwanes
en grupos de fuera del país y algunos rina, en las que el autor nos transporta i Qasídas, de Tomás Marco, una su ge-
músicos extranjeros. En el programa, sutil y paulatinamente a través de la ar- rente obra con un cierto aire minima-
dos obras instrumentales de Cabanilles monía desde el siglo XVI[I hasta nues- lista en algunos pasajes.
{Sinfonía y La Batalla Imperial) y dos tros días. Música resérvala, de Alfonso La poca asistencia de público hace re-
misas de Cererols (Misa pro defunetis Aracil, se nos ofreció como una obra flexionar, una vez más, sobre la validez
y Misa de Batalla). En las misas, que plácida y tranquila, incluso en sus mo- de ciertos espacios para interpretar la
nos fueron ofrecidas no sólo con las mentos de máxima actividad. Abrió la música de nuestro tiempo. Por otra par-
partes polifónicas pertenecientes a Ce- segunda parte Dibujos, de Luis de Pa- te, creo personalmente que el frac, in-
rerols, sino también con los fragmen- blo, donde el discurso musical, lleno de dumentaria común a los miembros del
tos de canto gregoriano que inician pasajes virtuosísticos, está llevado con Grupo Circulo, está más acorde con
algunas de las secciones, destacaron de auténtica maestría. De Tomás Garrido, música de otras épocas.
entre los solistas el tenor Joan Cabero cello del grupo, se ofreció Dípticos,
y el barítono Josep Cabré, especialmen- obra muy efectista y con grandes mati- XN.
te éste último que era quien cantaba las
panes del canto llano, algunas veces se-
cundado por dos barítonos más en una
perfecta fusión de las voces. La colo-
cación de Savall en un extremo del es-
Historia de la música
cenario, en su doble condición de A partir del 5 de noviembre, durante 27 jueves que llegarán hasta el 26 de ma-
gambista y de director, dejo entrever al- yo de 1988, se desarrollará un amplio ciclo de conferencias-conciertos que pro-
gún pequeño desajuste en las entradas. porcionará una interesante panorámica sobre la evolución del arte sonoro
Un villancico de Cererols ofrecido co- occidental. Las sesiones tendrán lugar en el Colegio Mayor San Pablo siempre
mo bis terminó con un concierto presi- a las 20,30. La serie ha sido pensada como un método de introducción al arte
dido por el equilibrio vocal-instru- musical y han intervenido diversas instancias en su organización: El Corte Inglés
mental y la exactitud en la afinación. como patrocinador, colaboración de Café-concierto La Pidula. SCHERZO par-
ticipa asimismo en el proyecto, siendo colaboradores habituales de la revista los
encargados de las charlas. Las sesiones, que tendrán carácter monográfico y cu-
brirán desde la Edad Media a la música de nuestros días, contarán con la entu-
Jep Nuix siasta contribución de jóvenes músicos a los que los organizadores han querido
brindar esta plataforma. La asistencia será gratuita.

Scherzo 13
ACTUALIDAD

E n el número 12 de SCHERZO se
publicaba una entrevista con
Cristóbal Halffter a propósito
del estreno mundial, en Berlín, de sus
Los tres poemas
Tres poemas de la lírica española. En
ella el músico madrileño nos explicaba
las motivaciones que le llevaron a su
creación y nos hablaba de la materia
de Halffter
sensible, esa materia que la sensibilidad
MtdfM. Ifeairo Real. J de octubre. Tomás Marco: Concieno para violoncillo y orquesta; Joaquín Ro-
transforma e ilumina. Una idea, una drigo: Fantasía para un gentilhombre; Cristóbal Halfftcr: TYes poemas de la lírica española. Christian
imagen muy bella. La obra, como ya Florea, violoncillo; Alírio Díaz, guitana; Rolann Hcrrnann, barítono. Orquesta Sinfónica de Madridt
apuntaba el compositor en aquella oca- «Arbós». Director: Cristóbal Halffter.
sión, se ha estrenado en Madrid en el
curso del Festival de Otoflo dirigida por la cuerda. La palabra severa se repite va-
él. Es una partitura que encierra, des- rias veces exigiendo al barítono acceder
de luego, gran significado y no poca be- a una tesitura externa e inclemente. Con
lleza, que el autor ha tratado con mimo, una gran progresión llegamos al epicen-
que ha cuidado al máximo poniendo tro de la página, cuya lancinante expre-
para ello sus nada pequeños saberes y sión aparece concentrada en un
oficio en lo que a la composición se re- agudísimo trino de los violines. La cal-
fiere. Halffter es un músico muy hábil, ma reina ahora cuando el solista canta
un creador competentísimo que, aun en «Alma a quien todo un dios prisión ha
sus obras menos relevantes, consigue sido». Se escucha un lejano bombo y
una factura y un acabado ejemplares; en seguida una poderosa descarga de la
aunque se repita a sí mismo; aunque se percusión en pleno que da paso a un gi-
entregue sin rebozo a su propia facili- gantesco crescendo, tan efectivo (y efec-
dad (lo que no quiere decir que no tra- tista) como es habitual en el autor. El
baje, y mucho, el material y no afine al discurso se remansa. La música entra
máximo la textura de cada composi- en suspensión. Las percusiones, los vi-
ción). En Madrigal, de Gutierre de Ce- bráronos, el xilófono, las marimbas van
tina, primero de los poetas, interviene desvaneciéndose trémulamente: «Polvo
sólo la cuerda junto al solista. La frase serán, más polvo enamorado»
inicial, «Ojos claros serenos», se des- Obra sin duda significativa dentro del
grana, tras unos pizzicatti de los con- Cristóbal Halffter.
crecido catálogo del compositor espa-
trabajos, sobre un fondo en el que ñol; contrastada, dramática, sentida. instrumentales de aquella época y tra-
juegan los divisi de los violines y los Queda un a modo de reparo personal za un amplio fresco, con ciertos ecos de
contrapuntos de violas y violoncillos. en lo que respecta al tratamiento de la Falla y de Casáis, en el que el solista dia-
Hay cambios de tempo, pasajes fuerte- voz, cuya línea no acaba de encontrar loga largamente con el conjunto sinfó-
mente disonantes e intervenciones en te- el lirismo que a veces demandan los ver- nico. Se suceden diversos episodios que
situra muy aguda de la voz del barítono. sos, el melos, llamémoslo así, a través sirven para un lucimiento bastante tra-
Se repiten las palabras del principio, el del que encauzar la expresión. La escri- dicional del instrumento protagonista
solista se confunde con los arcos, que tura para el solista es casi siempre de- y para que Marco nos exponga sus in-
terminan la pieza en su zona más gra- masiado crispada, dura, cercana en tuiciones, siempre llenas de imaginación
ve. Mole, sobre texto de Jorge Manri- alguna ocasión al grito. El barítono ale- tímbrica. La paleta sonora es variada
que, emplea solamente vientos y mán Roland Hermann, buen profesio- pero no tanto que impida por comple-
percusión. El comienzo es muy dramá- nal, demostró seguridad, resistencia; to una cierta sensación de tedio ante lo
tico, con metales en fortissimo. Los vi- mantuvo heroicamente el tipo en una reiterativa Un buen ropaje que envuelve
bráfonos sugieren el sonido de los partitura que con frecuencia le pide ir- ideas dispersas. Falta quizá un mayor
arcaduces a los que se refiere el poema. se nada menos que al Sol o La agudos. tratamiento en profundidad, un nexo
Las maderas establecen expresivas diso- El concierto, que el Festival de Otoño estructural. Buen chelista el rumano
nancias («--.tienen esta condición; que quiso dedicar, como homenaje, a An- Florea, que tocó con soltura una parte
suben del corazón»), A un pianissimo drés Segovia, se completaba con la Fan- nada fácil.
sucede un tremendo estallido; una se- tasía para un gentilhombre de Rodrigo, Digna prestación, en especial la sec-
rie de notas largas anuncian la repeti- en la que Alirio Díaz, sensible, musical, ción de cuerdas, de la Sinfónica «Ar-
ción. El silencio precede a la vibración pero con problemas mecánicos y esca- bós», y calurosa actuación a su frente
final de los arcaduces. sa potencia, se vio sólo relativamente de Halffter, que estuvo muy atento y
El tercer poema elegido es el queve- bien asistido (esta música, aparente- volcada Como inesperada propina, «en
diano Amor constante más allá de la mente sencilla, bien trabajada y pulida calidad de homenaje a la Orquesta» (?),
muerte, difícil, conceptuoso, trascen- por Rodrigo sobre temas de Gaspar dijo el compositor, éste dirigió al tér-
dente, al que Halffter dedica toda la or- Sanz, exige gran cuidado y delicadeza, mino del programa su Tiento y Batalla
questa. Luego de un golpe de percusión tanta gracia como precisión), y con el imperial, obra brillante, homenaje a
la voz inicia el canto («Cerrar podrá mis Condeno para vio/oncello y orquesta Paul Sacher, comentada aquí a propó-
ojos la postrera sombra...») en el regis- de Tomás Marco, estrenada en Barce- sito de su estreno madrileño (con Temes
tro grave. En la palabra día sobreviene lona en 1977, que se presentaba en Ma- en el podio) la pasada temporada, que
un acorde dramático anunciado por la drid. El autor echa mano de todos sus no aporta nada especial a su catálogo.
viola solista apoyado en los trémolos de ya importantes recurso orquestales e A.R.

14 Scherzo
ACTUALIDAD

-OTOÑO-

El buen
camino
Madrid. Teatro Real, 14 de octubre. Slravinskyt
Juego de canas; Haydn: Concierto para trompe-
ra y orquesta-, Sibelius: Sinfonía n.° 2. John Wa-
llace, trompeta. Orquesta Philharmonia. Director:
Esa-Pckka Salonen.

Era mucha tela superar el buen sa-


bor de boca dejado por Kleiber en sus
dos excelentes conciertos. Y el siguien-
te de los desarrollados en el Real den-
tro del Festival de Otoño no lo superó.
La orquesta Philharmonia es sin duda
mejor que la del Estado de Baviera, pe-
ro Salonen está aún forjándose, en ple-
na evolución artística y en busca de su
identidad como músico. La encontrará
seguramente porque en él hay mucho de
Jordi Savall. bueno; sólida formación, inteligencia,
importante técnica, claridad de ideas,

Una extraña mezcla


personalidad sobre el podio.. Es hom-
bre avezado sobre todo, a sus increíbles
29 aflos, a enfrentarse con la creación
de nuestros días, tanto en misiones di-
Nuevo Bulan (Madrid). Plaza de Fiestas del Palacio de Churriguera. Sesión de apertura del Festival rectoriales como en labores compositi-
de Otoño. 26-IX-87. «Luces y sombras del Siglo de Oro». Interpretación: Nuria Espert; Hesperion XX
(dir.: Jordí Savall). Coordinación y selección de textos: Andrés Amorós. vas. Su corta carrera está ya plagada de
éxitos en ambos cometidos, como aca-
¿A quién se le ocurriría preparar un Hesperion XX, que estuvo tan mágico ba de atestiguar en el último Festival de
espectáculo tan zafio contando con la como de costumbre (aunque hubo al- Edimburgo. Su propio gesto indica cuál
presencia de un conjunto de laniísima gún despiste, como no respetar el rit- es su mundo (lo mismo que las decla-
calidad como Hesperion XX? En rea- mo quinario de Amor con fortuna, de raciones que concedió a esta revista y
lidad la idea no es mala, pero combi- Juan del Enzina, o la percusión al final que se publicarán en nuestro próximo
nar lextos y músicas del Siglo de Oro del concierto, que fue bastante a su número) y dónde está puesta su cabe-
no es simplemente buscar la palabra por aire). Aún así, varias cosas nos impidie- za. Movimientos secos, enérgicos, per-
un lado, la música por otro, una actriz fectamente medidos y delimitados,
ron disfrutar del todo con su actuación: meridiana claridad, precisas pulsiones
por aquí y un grupo musical por allá. el frío y... ¡Los micrófonos! La organi- conducen con dominio y buena sincro-
S¡ la organización pretendía únicamen- zación llevó el acto al Nuevo Baztán, nización. Cualidades que brindaron
te una sesión de poesía para que res- pueblo muy bonito pero escasamente una interesante recreación del neoclá-
plandeciese Nuria Espert ante sus in- relacionado con el Siglo de Oro, por- sico ballet stravinskiano, pero que no
condicionales, nada que objetar, ya que que se contruyó en el siglo XVIII. El contribuyeron, al faltar una mayor fle-
se aderezó su presencia con una bonita recital se celebró al aire libre, en una pla- xibilidad y un más apropiado juego de
escenografía y música de lujo, Pero si za enorme, y hubo que amplificar aque- planos y, quizá, una mejor asunción del
la idea era que resplandeciese el Siglo llo, con lo que nos perdimos la estilo, a otorgar brillo, gracia y sentido
de Oro, de mucho más alto fulgor, cla- verdadera dimensión del matizado so- al concierto de Haydn, que tuvo un
ro, ¿por qué contar con una actriz cu- nido del conjunto, la voz de Montserrat buen y autorizado solista, sin problemas
yo desprecio por el ritmo de los versos Figueras, etc. Además pasamos frío, y en las agilidades y en la dinámica, en
fue tan evidente? Era patético ver có- tuvimos que hacer 50 kms. de viaje. Por Wallace. La obra de Sibelius, plantea-
mo el refinamiento y la calidad de Hes- otra parte, la sesión estaba prevista pa- da de forma muy contrastada, incisiva,
perion XX contrastaba can la actuación ra un día antes, pero hubo que suspen- nada neblinosa, se vio beneficiada por
vulgar de Nuria Esperl, que leyó y re- der por la lluvia, los coches había que la espléndida prestación de la orquesta
citó destrozando prácticamente todos dejarlos en el quinto pino... londinense, equilibrada en todas sus fa-
los textos (incluso con soniquete, como milias, pero no levantó vuelo de gran in-
¿No había sitios en Madrid capital o terpretación por una imperfecta
si estiviésemos en una función colegial); en otro lugar, pero más apropiados, sin
por cierto que los textos eran archico- gradación de intensidades, un cierto
que hubiera que amplificar la música descuido en el montaje de planos sono-
nocidos, y la relación entre ellos estaba y la voz? Cuanto más lo piensa uno,
traída por los pelos (además se incluyó ros y una ausencia de amplitud en el
menos entiende lo de este concierto. Pe- fraseo y de refinamiento en los timbres.
uno de Alberti, sin que nos explique- ro al público parece que le gustó, lo cual
mos qué pintaba allí). Cuando la actriz nos alegra. A.R.
se callaba podíamos reconfortamos con J.CCA.

Scherzo 15
ACTUALIDAD

Un aristócrata del sonido


Madrid. Ttatro Real, Festival de Oioilo de la Comunidad Autónoma. 10 y II di octubre de 1987. Mo- e ironía que sólo los verdaderamente
zart: Sinfonía n.° 36 en Do mayor, K.425, uLinz». Brahms: Sinfonía n°2 en Re mayor, Op. 73. Beelho- grandes han conseguido plasmar en esta
ven: Sinfonías núms. 4 en Si bemol mayor, Op. 60 y 7 en La mayor, Op. 92. Orquesta Estatal de Baviera. página (escúchense las versiones disco-
Carlos Klriber.
gráficas de Clemens Krauss o del Ka-
rajan de la década de los cincuen(a).

A la salida de estos dos concier-


tos y en la puerta del coliseo
madrileño se podían escuchar
comentarios de la más variada índole:
unos decían que era el mayor virtuoso
pretación, y más si son del calibre de
las ofrecidas por el músico alemán.
Carlos Kleiber interpretó (mejor, recreó)
un Mozart absolutamente antológico
(malgré Monsieur le Ministre): fue una
Una rutilante y al mismo tiempo deli-
cada versión de la polka Truenos y re-
lámpagos puso fin a esta memorable
velada, cuyo éxito artístico volvió a re-
petirse al día siguiente con dos sinfo-
de la batuta desde Leopold Stokowski; Sinfonía Linz cálida, transparente, so- nías de Beethoven; la Cuarta y la
otros apuntaban que Claudio Abbado berbiamente construida, precisa y ex- Séptima.
no tenia nada que envidiarle; algunos presiva, con perfecta lógica expositiva,
hacían inclinar la balanza de sus prefe- y coherente planificación dinámica, un Va gran Beethoven
rencias del lado de la serenidad y de la Mozart nunca escuchado así por estos
chispa del gran Erich. Pero lo cierto es pagos (y posiblemente en la actualidad Con tempi rápidos, rapidísimos en
que todo el mundo estaba encantado por ninguno salvo Munich), y eso que ocasiones, pero siempre con un sobera-
(hasta un ministro del actual gabinete quizá se le hubiese podido pedir un no control orquestal, Kleiber expuso las
socialista salía diciendo que «muy bien, punto más de vivacidad en el Allegro dos partituras beethovenianas con las
aunque Mozart muy pesadote» —sic—, del primer movimiento. En definitiva características ya puestas de manifies-
juicio de valor tan respetable como una lectura para la Historia, lo mismo to el dia anterior: todo quedó conjuga-
cualquier otro. Lástima que el salzbur- que la Segunda de Brahms que vino a do en dos arcos perfectos en los que
gués y la sanidad española no tengan, continuación; ésta fue de una aplastante sobresalieron el rigor en la construc-
por el momento, nada que ver); todos lógica gracias a la sabiduría construc- ción, el nervio, la flexibilidad rítmica,
estuvimos de acuerdo en dos cosas: qué tiva de Kleiber: su pensamiento vigoro- el equilibrio sonoro y, en consecuencia,
gran director y qué gran músico. Su fi- so y su elaborada musicalidad la claridad de texturas orquestales. Dos
gura esbelta, su indudable porte aristo- consiguieron una versión redonda, ple- interpretaciones inolvidables hechas en
crático, su elegancia y, sobre todo, su na de tensión (recuérdese todo el desa- la línea de las de su padre, Erích Klei-
musicalidad, hicieron que ya desde los rrollo en el primer movimiento), con ber, pero sin la serenidad expositiva de
primeros compases de la Sinfonía una vena lírica y al mismo tiempo ner- éste. Quiza alguien hubiese preferido un
Linz se estableciese en la sala un flui- viosa e inquieta que recordó lo que po- Beethoven más amplio y reposado, más
do magnético que hipnotizó y fascinó día haber sido una fusión ideal entre lírico y menos incisivo (para eso eslá,
tanto al público como a los músicos de Cari Schuricht y George Szell. El con- p. ej., un Giulini), pero hay que reco-
la excelente agrupación de Baviera. Car- cierto terminó con dos propinas que nocer que la maestría y virtuosismo des-
los Kleiber hizo gala de una rotunda se- fueron, en opinión de muchos, lo me- plegados por Kleiber y su orquesta
guridad, con mando exigente y jor de la tarde: Kleiber consiguió con tardarán en borrarse del recuerdo de to-
persuasivo, con insólita perfección y la obertura de El murciélago ese deli- dos los que asistimos esa noche al Tea-
enorme variedad gestual, demostrando cado equilibrio entre espontaneidad y tro Real.
a los aficionados madrileños algo que elaboración intelectual, entre comicidad Enrique Pérez Adrián
éstos no ven ni oyen casi nunca en las
habituales temporadas de las dos or-
questas locales, esto es, el arte de diri-
gir una orquesta, parece ser que, según
fuentes dignas de todo crédito, se están
haciendo gestiones para que Carlos
Kleiber venga a dirigir la Orquesta Na-
cional en 1990. El maestro alemán dice
que «no hay orquestas malas», ¿Adi-
vinan ustedes a quién hay que pedir res-
ponsabilidades?. Si no lo aciertan
recuerden la frase de Hans von Bülow...
Con eso está dicho todo.
Aproximarse a lo irrepetible
Tratar de explicar con palabras un
concierto (dos en este caso) a alguien
que no haya asistido al mismo puede re-
sultar tan peliagudo como revelarle a un
neófito el Debussy de Benedetti-
Michelangeli o la versión que Hans
Knappertsbuch hizo de El anillo del Ni-
belungo en Bavreuth el año 1958. La-
mentablemente nunca se logrará
transmitir con pleno acierto los mil y
un matices de una determinada inter- Carlos Kleiber.

16 Scherzo
ACTUALIDAD

Steve Reich en Madrid


D« "espués de varias tentativas de la di-
rección del Festival de Otoño por traer
en otra de sus obras de aquella época,
Six Pianos (1973), un verdadero monu-
al mismo Steve Reich, este aflo ello ha mento de organización. Junto a ellas,
sido posible; y, a lo largo y ancho de una de sus primeras partituras en las
6 conciertos (4 en la Sala Olimpia de que el influjo de la música de percusión
Madrid, a los que nos referimos en la africana resulta evidente: Drumming
presente reseña, otro en Majadahonda (1970-71), extensa pieza de la que fue
y el último en San Lorenzo de El Esco- interpretada tan sólo su 1. * parte, con-
rial), los iniciados y los profanos en la cebida pra 4 parejas de bongos africa-
—así llamada— música repetitiva, han nos. Y, si puede decirse con propiedad
tomado contacto con el pasado y el pre- que la música de los repetitivos en ge-
sente de este gran autor norteamerica- neral —y la de Reich en particular—,
surge como antítesis de los últimos co-
no. El programa de los días 13 y 14 se letazos del post-serialismo y la música
iniciaba con la famosa Cíapping Mu- aleatoria, es no menos justo mencionar,
sic —música para palmas o de a propósito de las demás obras inter-
aplausos— fechada en 1972, y en la- pretadas por Steve Reich and Musi-
cual, y como sucede con la Música pa- cians, que el propio Reich —entre
ra piezas de madera, de 1973 —que otros— viene llevando a cabo durante Steve Reich
abría los conciertos del 15 y del 16—, los 80 un trabajo de síntesis y decanta-
queda patente la intención de Reich en ción de todo ello. múltiples efectuadas por él mismo; o en
aquellos años primeros: mostrar, lo los 5 movimientos del Sexteí (1985), pa-
más despojadámente posible, cómo las Un estructuración en diferentes tem- ra 4 percusionistas y 2 teclados. Los
pequeñas células rítmicas germen de la pos —aunque presentados sin solución musicians fueron, en los citados con-
partitura avanzan y se solapan según un de continuidad— y la presencia del cro- ciertos, los multiinstrumentistas Tim
riguroso y perceptible proceso. Y ello, matismo, son 2 características a seña- Ferchen, Bob Becher, Gary Kvistad,
con el concurso de instrumentos lo más lar en sus piezas para cinta y solista Ad Niemann y Glen Wellez, junto a la
sencillos posible: Las manos de 2pal- — Vermont Counterpoint (1982), para pianista Nurit Tilles y al flautista y cla-
meros en la 1 •, 5 pares de claves afina- flautas— New York Counterpoint rinetista Al Regni.
das en la 2*. Obras recorridas por un (1985), para clarinete— en las que el in-
tempo uniforme, como sucede también térprete ejecuta sobre unas grabacions J.I.

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SALÓN DE ACTOS (Paseo de Recoletos, 7 • Madrid)
CONCIERTOS DEL MES DE NOVIEMBRE
Lunes, 2 (19'00 horas) Miércoles, 16 (19'00 horas)
RECITAL DE CANTO VICENTE MARTÍNEZ
JOSÉ MENENDEZ (tenor) MARÍA ROSA CALVO
(Flauta y Arpa)

Miércoles, 4 (19'00 horas) Lunes, 23 (19'00 horas)


ALMA PETCHERSKI (piano) CARMEN DELEITO (Piano)

Miércoles, 25 (19*00 horas)


Miércoles, 11 (19'00 horas) CORAL DE CÁMARA
GRUPO ESPAÑOL DE METALES DE LA COMUNIDAD DE MADRID

Lunes, 30 (1900 horas)


Lunes, 16 (19'00 horas) MARÍA MANUELA DE SA
TRIO ADAGIO JESÚS LEGIDO

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AULA DE CULTURA

Scher/o 17
ACTUALIDAD

Ibermúsica / Ibercamera
E ste mes de noviembre ha de ver ta con batutas de primera fila, como es
el comienzo de las temporadas el caso de Abbado, que al frente de los
de conciertos más activas que en vieneses nos hará conocer su discutido
España se deben a la iniciativa priva-
da: Orquestas del Mundo de Ibermúsi-
ca, en Madrid, e Ibercamera en
Barcelona. Ambos ciclos se desarrollan
1987 Beethoven. Charles Dutoit dará lo me-
jor de su arte muy probablemente en las
partituras de Bartok y Stravinsky. Den-
tro de las afinidades entre el autor y el
en torno a ideas muy similares —gran intérprete está, desde luego la Quinta de
repertorio, intervención de destacadas Sibelius elegida por Paavo Berglund pa-
orquestas y afamadas batutas— de for- ra tocar con la Roy al Philharmonic. Más
ma que 14 espectáculos son coinciden- discutible habrá de ser, si se piensa en
tes (Ibermúsica presenta 17 conciertos, sus grabaciones discográficas, el Bruck-
lbercamera 21). En lo que hay unani- ner de Riccardo Chilly, cuya aparición
midad es en hacer la oferta a precios en el podio de la Concertgebouw nos
desde luego muy europeos, pero a los brindará la medida de la verdadera va-
que es difícil acostumbrarse por estos lía de este controvertido director. La
pagos. Reconocemos que el movimiento cuestión más espinosa de la asociación
de los conjuntos sinfónicos y el de los director/orquesta es, sin duda, la que ha
divos del campo que sea mueven tam- puesto a Plácido Domingo, de dudosas
bién cifras astronómicas; ahora bien, si dotes directoriales, al frente de la mag-
se quiere —y esta voluntad ha de par- nífica Philharmonia. El repertorio que
tir inexcusablemente de los poderes proponen todas estas orquestas está for-
públicos— que la música llegue más mado por las obras más conocidas y
allá de las fronteras de una élite econó- apreciadas por cierto tipo de afición.
mica es necesario moderar e incluso ha- Hay algunas páginas menos tocadas,
cer retroceder el actual proceso. La como Laberinto de Montsalvatge, las
cuestión en Barcelona se hace algo más obras ya citadas que tocará la JONDE
sangrante, pues la participación de cua- Riccardo Chailly y todo el programa ruso del especialis-
tro entidades —Generalitat, Ayunta- ta en estas lides Svetlanov (Balakirev, Se-
miento, Ministerio de Cultura, Fun- Entre éstas se cuentan la de la Orques- gunda; Rachmaninov, Primera). El
dación para el apoyo a la Cultura— no ta de Cámara de Europa, que en Ma- estreno de Formazione de Berio
provoca un cambio sustancial de los drid hace SchuberI y Mendelssohn y en (Chailly, Concertgebouw) habrá de ser
precios. Barcelona Brahms, Rihm y Schubert. uno de los momentos de mayor nove-
La mayor diferencia de enfoque en- La Orquesta Philharmonia ofrece dos dad de ambos ciclos.
tre los dos promotores es la inclusión conciertos en Madrid (Chapí, Falla, Las sesiones de las orquestas de cá-
de recitales vocales, instrumentales y de Beethoven; Wagner, Bruch, Dvorak) y mara se desarrollarán por caminos mu-
cámara en la serie de Ibercamera. Se da- tan sólo uno en Barcelona (Granados, cho menos trillados. La Orquesta de
rá paso así a Victoria de los Angeles y Falla, Tchaikowsky). La Orquesta del Cámara de Europa toca en Barcelona
Alicia de Larrocha, a los pianistas Mozarteum, por su parte, toca a Mozart la infrecuente Serénala n." 2 de Brahms
Naum Grubert y Wladimir Ashkenazy, y Chopin para Ibermúsica, en tanto que y una obra de Wolfgang Rihm, Gebild.
al Trío de Milán, at dúo de pianos for- para ibercamera hace un programa La Orquesta de Cámara de Zurich in-
mado por María Joao Pires y Husseyn Haydn. terpreta la Sinfonía Veneciana de Salieri
Sermet, al guitarrista Julián Bream, a junto al Concierto n.° 27 y la Sinfonía
Wladimir Spi valso v y León id Block Orquestas de primera fila n°40de Mozart. Más interesante la se-
(violín y piano) y a Natalia Gutman y sión barcelonesa del Mozarteum
Eliso Virsaladze (violoncello y piano). Las dos temporadas pueden dividir- (Haynd, 97, Misa Netson), que la ma-
Las pocas divergencias madrileñas se se en los bloques correspondientes a las drileña (Mozart, 36 y 38; Chopin, Con-
basan en !a actuación de la Orquesta del orquestas sinfónicas y las formaciones cierto n," I). Muy hermoso, logrando
Gewandhaus de Leipzig, con Kurt Ma- medias y de cámara. La Filarmónica de además equilibrar las obras menos to-
sur, y las dos de la Joven Orquesta Na- Viena y la Orquesta de Concertgebouw cadas con una de repertorio pleno
cional de España. Edmon Colomer de Amsterdam encabezan, indudable- (Haydn, 91, C.P.E. Bach. Concierto pa-
colocará en los atriles de su formación, mente, como primerisimas centurias ra oboe; Mozart, 41). El programa de
junto a una prescindible Quinta de mundiales que son, la serie. Será inte- la Academy of Ancient Music, con
Tchaikowsky, una reciente obra de un resante lomar contacto con la Sinfóni- Hogwood, cuya presencia reparará
compositor joven español, Música Ex- ca de Montreal, conjunto en constante —confiamos— el plantón conquense.
tremada de Sotelo, y en su segundo pro- alza, a juzgar por los discos. Las lon- Finalmente, hay que referirse al concier-
grama el Réquiem Guerrero de Britten, dinenses Roya I Philharmonic y Philar- to de la Camerata de Berna, que dirige
lo que supondrá seguramente un loable monia son ya viejas conocidas de la Thomas Furi, calificándolo como un
esfuerzo para la orquesta. Los progra- afición española y la poderosa sonori- programa modélico, de Vivaldi o Shos-
mas suelen ser los mismos en las dos dad de la Orquesta Nacional de la takovitch, por su gran interés y su to-
ciudades, salvo algunas excepciones. URSS siempre es bien recibida. Se cuen- tal novedad.

18 Scherzo
ACTUALIDAD

Dutoit en España
V iolín, viola, piano, percusión,
composición, dirección de or-
questa. Son las disciplinas mu-
sicales que el suizo Charles Dutoit, na-
cido en Lausanne el 7 de octubre de
suerte de talismán en su carrera, cuyas
obras fundamentales ha llevado al dis-
co con su orquesta canadiense: Le Sa-
cre. El pájaro de fuego (completo,
versión 1910), Petrouschka (versión
Un héroe de nuestro tiempo
No cabe duda: Dutoit es un campeón
de esta era, un millonario en discos, al-
guien a quien la fama, impulsada por
los mecanismos al uso en estos tiempos,
1936, estudia en el Conservatorio de su 1911), La canción del ruiseñor. Sinfonías ha llegado más tarde que a otros. Y
ciudad y en la Academia de Música de para instrumentos de viento... todas en no se puede decir, claro, que esta es-
Ginebra. Es un joven entusiasta y em- el sello Decca, con el que trabaja desde pectacular escalada no sea lógica ni jus-
prendedor; se atreve con todo, como hace tiempo. Famosas son también in- ta. El músico suizo, podría decirse, se
suele decirse. No sabe todavía qué quie- terpretaciones discográficas anteriores lo tiene bien ganado por sus numero-
re exactamente, pero está seguro de que para otras casas, con el músico ruso co- sos años de galeras y sus etapas de pe-
cuanta mayor base musical adquiera, mo protagonista. Pueden citarse La his- numbra, siempre duras e insatisfac-
más posibilidades tendrá de hacer algo toria del soldado, Pulcinella y Apollon torías, Dutoit es, en cualquier caso, un
serio. En Lausanne, en Ginebra, en hombre de sólida y amplia forma-
Lucerna ha podido ver a los más ción musical, un todo terreno, un
grandes directores del mundo y es- antiguo peón de brega y, hoy un
cuchar a las mejores orquestas. maestro de indiscutible competen-
Cada vez tiene más claro su desti- ... cía, solvente, preparado y eficaz,
no como conductor. Completa su ••'' - que, publicidad y discos aparte, ha
formación, mientras gana tiempo, sabido entender, preparar y levan-
tocando la viola en distintas agru- tar a una orquesta como la Sinfó-
paciones sinfónicas en Europa y nica de Montreal, a punto de
América y en 1958 acude en Sie- desaparecer en 1973, que ha pasa-
na a los cursos de dirección de Al- do a ocupar un excelente lugar en
ceo Galliera. Trabaja con coros y el ranking mundial. La ya larga
orquestas de estudiantes y en 1959 colaboración entre ambos pone de
hace su debut con la Suisse Ro- relieve, al lado de las mejoras en
mande y la Orquesta de Cámara la prestación del conjunto que el
de Lausanne, en la que había in- director helvético sabe cómo si-
tervenido como instrumentista. Si- tuarse en el podio, cómo planifi-
guen todavía años oscuros hasta car la actividad de aquél y cómo
que en 1964, después de causar ex- trabajarlo para obtener un mayor
celente impresión dirigiendo a la rendimiento. Dutoit ya ha estado
Sinfónica de Berna La consagra- en Madrid en alguna ocasión,
ción de la primavera, es nombra- aunque no al frente de nuestras or-
do titular del conjunto de la Radio questas. Hace pocos años dirigió,
de Zürich. Sucede a Paul Klecki en en gira, a la Sinfónica de Londres
la capital helvética y mantiene es- y mostró entonces una técnica
trechos contactos con la Orquesta gestual fácil y convincente, una
Nacional de Méjico. La Seal a y la Sin- Musagéte, en colaboración con la En- vitalidad contagiosa y un claro concep-
fónica de Goteborg. En febrero de 1977 glish Chamber Orchestra (Erato). De to. Impetuoso a veces, comunicativo,
conduce por vez primera a la Sinfóni- Manuel de Falla registró, también para nervioso, evidenció excelentes maneras
ca de Monlreal Schumann, Lalo y De- Erato, en 1970 El retablo y, más recien- y apuntó posibilidades de logros más
bussy) y en septiembre del mismo año te, ya para Decca y con Montreal, El altos, luego confirmadas por algunas de
acepta el puesto de director musical de sombrero de tres picos y El amor bru- sus notables grabaciones, en las que se
la agrupación, iniciando así una cola- jo. Su eclecticismo le ha llevado a gra- aprecia por encima de todo una mag-
boración permanente que se traduce en bar lo mismo Paganini, con Accardo nífica puesta en escena de todos los ele-
multitud de conciertos y de grabacio- (DG), que Kelterborn (CTS). mentos sonoros, que se presentan muy
nes y que por lo menos va a extenderse sólidamente integrados en un conjun-
hasta 1991. Nos encontramos con uno de los di- to dotado de bien estudiada coheren-
Dutoit es un director ecléctico, tanto rectores más premiados de la historia cia. Su visita con la agrupación
por lo que respecta a épocas como a del disco. Entre otros galardones cuen- canadiense pondrá sin duda sobre el ta-
autores. En sus programas aparecen ta con el Charles Cros (Historia del sol- pete estas cualidades y permitirá cali-
tanto Monteverdi como Messiaen, el dado y Daphnis et Chloé), el Georges brar, en su caso, la lógica de su actual
oratorio como el ballet. Gusta, sin em- Auric (Sinfonía Fantástica de Berlioz) reconocimiento.
bargo, de manera especial, de acercar- y varios FÉLIX (ADISQ) canadienses.
se a la música de algunos clásicos de Menos la primera obra Stravinsky, to-
este siglo, Stravinsky en particular, una dos en colaboración con Monlreal.

Scherzo 19
. j» |l JPJIP

ACTUALIDAD

Homenaje español, una de


las pocas obras
de nuestro
acervo lírico

a Pablo que, como ad-


mirable resu-
men de lo
mejor del géne-

Sorozábal
Madrid. Tealro Real, 25 de septiembre. Sorozábal:
ro chico, pero
también de la
gran zarzuela
en [res actos,
puede y debe
Pepita Jiménez (paso a dos). Suile Victoriano, Sol ser exportable.
en la cumbre flntertnedtot. Adiós a la bohemia. Salvemos la
María Orón. Sanios Atirió, Alfonso Echevarría,
Domingo Cedres. Orquesta y Coros Nacionales. evidente buena
Director' Jesús López Cobos. voluntad de
Santos Arifio,
El autor de La Tabernera del Puerto Alfonso Eche-
ha cumplido el 18 de ese mismo mes de verría y Do-
septiembre 90 afios de edad. Es, pues, Pablo Sorozábal Quim Venas/Cover mingo Cedrés,
uno de los patriarcas de la música es- que, todo hay que decirlo, lucharon en
pañola, por más que el género al que riana y el fogoso Intermedio de Sol en momentos con un volumen sonoro de
dedicó lo mejor de su genio reste anle la Cumbre (una zarzuela de 1934), pu- la orquesta tal vez excesivo y destaque-
algunos (¡todavía!) méritos y esa suer- sieron de relieve la seriedad en el con- mos las intervenciones del Coro Nacio-
te de consagración trascendente que cepto de López Cobos, su entrega a una nal, que dirige Carmen Helena Tellez,
otorgan el cultivo de las otrora llama- música efusiva, directa y que en Victo- tanto en el precioso fugado El Greco,
das grandes formas. El propio Sorozá- riana alcanza, en la admirable dosifi- Velázquez, Goya, esos son pintores, co-
bal ha dejado bien claro que la cación tímbrica, cotas muy notables de mo en el desolado y tan barojiano co-
iniciativa de este homenaje partió de Je- sutileza sonora, que precisa, para su jus- ro de prostitutas, casi al final de la obra.
sús López Cobos, subyugado por la fi- ta expresión, de una plani- Tras la maravillosa coda orquestal de
gura del músico donostiarra al conocer ficación, de una gradación de matices la ópera —ópera chica, según Baroja y
sus enjundiosas Memorias, libro cálido, verdaderamente difícil. Sorozábal—, el entusiasmo del público
sincero y valiente, incluso por un apa- La segunda parte del concierto man- subió varios puntos, y al final, un bre-
rente desprecio al estilo literario; un li- tuvo el tono más que digno en la parte ve y delicioso Nocturno madrileño, un
bro en determinado sentido único en la instrumental, con una formidable pres- bibelot en el que Sorozábal apunta te-
serie, más o menos parca en cantidad tación de Francisco Romo en el evoca- mas de Chapí, de Bretón, de Caballe-
y calidad de libros de compositores y dor solo de violin-trasunto musical de ro, de Chueca, combinados primorosa-
músicos españoles destinados a hablar barojiano cafetucho de barrio, base y mente, dejó un general buen sabor de
de su vida y de su obra. auténtico protagonista de Adiós a la bo- boca y —¿cómo no?— varias concien-
hemia. Sin embargo, y a excepción tal cias tranquilas.
El concierto-homenaje que comenta- vez de la soprano María Oran, dúctil en
mos era sin la menor duda necesario; su fraseo y con un hermoso timbre, el
no sólo por la oportunidad de escuchar resto del reparto no estuvo a la altura Mientras tanto, el viejo maestro, en
en primera audición absoluta una obra de las circunstancias, que eran, simple- la ventana de su casa, que permite ver
prohibida en 1952 —la Suite mente, ofrecer con dignidad una de las la plaza de Chamberí, espera...
Victoriano— o por la efectiva compro- partituras magistrales del teatro lírico
bación de cómo el teatro lírico español- Manuel Balboa
Adiós a la Bohemia en esle caso, fun-
ciona a las mil maravillas en versiones
de concierto (Fruhberck lo había de-
mostrado con la O.N.E. hace varios
años). La importancia de este concier-
to residía, a mi entender, en el desagra-
vio público que la cultura oficial
española ofrecía a un hombre de singu-
lar significación dentro de la música
Oficio sin gracia
Mwlild. Tealro Real. Orquesta Municipal de Valencia.. Director: Manuel Galduf. Selección de El árbol
teatral española del siglo XX. Sorozá- de Diana de Martín y Soler. El sueño de una noche de verano de Mendelsshon. Coro Nacional de Espa-
bal, alegando «arritmia cardíaca» no ña. Solistas: Enedina Lloris y Gloría Fabuel.
asistió. En el fondo, siempre persistirá Cuantas más veces escucho El árbol Markevitch, sin alcanzar la grandeza del
la duda, patética dada la edad del maes- de Diana, mayor es mi convencimiento ruso, dejó clara que la precisión y la
tro, de un hastío, un cansado final an- de que el verdadero Mozart español no frialdad son sus armas, precisamente en
te tanta promesa incumplida, ante tanto fue el malogrado Arriaga, sino el gran unas músicas que reclamaban gracia y
papel mojado, la capacidad de ilusio- Martín y Soler. Este concierto de la Or- virtuosismo. El Coro Nacional actuó
narse tiene también sus límites. questa Municipal de Valencia lo dejó poco, con buen hacer pero contagiado
bien patente. Pero también quedaron de la frialdad general. Las dos solistas
En lo puramente musical, el acto re- patentes otras cosas, como que el en- femeninas son muy distintas: frente a
sultó discreto, con un público si muy tusiasmo de los músicos valencianos no la clase ya demostrada de la Lloris, con
numeroso, desde luego nada efusivo, ex- es suficiente para alcanzar la alada gra- buen estilo, pero sin mucho volumen,
cepción hecha del momento en que Je- cia que estos pentagramas requieren. la Fabuel opuso una voz más amplia,
sús López Cobos hizo entrega, en Sin embargo, la agrupación levantina pero con desigualdades en la emisión,
nombre de la Orquesta y en el suyo pro- tiene miembros para llegar a ser la or- aun cuando ambas cumplieron en sus
pio, de una placa, homenaje a Pablo questa que merece la ciudad. Manuel aparentemenle sencillos papeles, pero
Sorozábal, hombre y músico, que fue Galduf es un director con oficio, que que encerraban sutiles complejidades.
recibida por el nieto del compositor. preparó el concierto con cuidado y de-
El Paso a dos, de Pepita Jiménez (no talle, que tampoco fueron bastantes. Hi-
se indicaba en el programa la coauto- jo de la estética y estilo directoriales de
ría Albéniz-Sorozábal), la Suite Victo- G.Q.LL.O.

20 Scherzo
ACTUALIDAD

Athalia
Madrid Ttatro Real. Sesión de apertura del X Ci-
clo de Cámara y Polifonía. 27-IX-87. George Fn-
deric Hándel, Athalia- Paul Esswood, contratenor:
Alejandra Coku, Catalina Moncloa y Maravillas
Losada, sopranos; Pablos Heras. tenor; Miguel So-
la, bajo; Coro Nacional de España; Orquesta Sin-
fónica de Tenerife Dirección: Carmen Helena.
Tellez.

Me pregunto si vale de algo montar una


pieza barroca de las dimensiones y ca-
racterísticas del oratorio Aíhaiia tenien-
do como intérpretes a unos solistas, un
coro, una orquesta y una dirección que,
excepciones aparte, no están para nada
habituados al lenguaje musical del si-
glo XVIII. No se trata de imponer ins-
trumentos y técnicas auténticas, que de Carmen H. Téllez
poco sirven si la calidad individual es
cuestionable, sino de acometer estas
músicas con la seriedad y dignidad de-
bidas. Ofrecer música antigua en con-
cierto —música, en definitiva— obliga
a superar un listón interpretativo por
debajo del cual los resultados más pro-
bables son el aburrimiento y el cansan-
cio. Estamos convencidos de la buena
Oscilante Clemencic
Madrid. Teatro Rea]. 20-X-87. Obras de Schmelzer y Biber. Clemencic Consort. Director: Rene Clemen-
intención de organizadores e intérpre- cic Ciclo de Cámara y Polifonía.
tes, pero la grisura de este Athalia no Las visitas a madrid del grupo de Re- to, labor que no pareció ser la suficien-
nos deja más remedio que calificar es- ne Clemencic —indiscutible pionero en te en la ocasión que se comenta, proble-
ta produección como fallida.
Resulta difícil poder destacar algo del la defensa de la música antigua— han mas mecánicos aparte —que los hubo
concierto. Ni siquiera la superestrella puesto de manifiesto varias cosas. La y en no poco número—, que pudieron
que es Paul Esswood nos convenció; su primera y más evidente es el carácter ex- ser accidentales, la impresión que cau-
voz no fue la de las grabaciones, y en tremadamente abierto del conjunto, saba su actuación era la de un acerca-
todo momento le faltó volumen, si bien donde el único nexo de unión parece ser miento un tanto epidérmico a las
estilística y técnicamente estuvo perfec- su director; la segunda, la mayor afini- partituras. Con las excepciones que en-
to. De cualquier forma, hoy en dia hay dad de su fundador con las músicas me- seguida se dirán, las versiones fueron
muchos otros contratenores en mejor dieval y renacentista y bastante menos muy poco matizadas, con resultados
momento (James Bowman dio hace po- con el barroco. Recordemos, como an- que tendían a lo plano y lineal. Aun con
cos meses una verdadera lección, con su tecedentes de este concierto, los esplén- esto, se hizo evidente que estábamos
voz cálida, redonda y brillante). Car- didos Carmina Burana y la decep- frente a conocedores. El nivel subía
men Helena Téllez, la directora, no pu- cionante ópera Narciso, de Domenico cuando todo el grupo tocaba junto —
do aportar nada para que pudiésemos Scarlatti. La sesión perteneciente al X siete músicos— y descendía en forma-
siquiera degustar con cierto interés la Ciclo de Cámara y Polifonía ha estado, ciones más reducidas. El sonido oscu-
música del oratorio, que contiene mo- desafortunadamente, más cerca del se- ro y algo indeciso en la afinación del
mentos muy notables, pero que en esta gundo ejemplo que del primero. violoncello y los tropiezos de los violi-
ocasión pasaron inadvertidos. Y es que El programa preparado era, desde nistas solistas —mejor Anita Mittere
si en esta obra no se desciende a los de- luego, sumamente hermoso: música del que Grold Klaus— saltaban a primer
talles, si da lo mismo cómo se articule, plano en las combinaciones más parcas.
si no se busca con mimo la expresión, barroco austríaco de finales del XVII,
la acentuación de los diferentes momen- centrándose en Schmelzer y Biber. Lo más interesante de la actuación del
tos y climas, si el color orquestal que- Maestro y discípulo, respectivamente, Clemencic Consort se dio en las obras
da difuminado por la utilización nada fueron ambos dos compositores de gran descriptivas, donde explotaron una ga-
descollante de instrumentos modernos originalidad, si bien desde nuestra pers- ma más amplia de sus recursos —como
que empastan de manera poco atracti- pectiva el genio sólo tocase a Biber, una dinámica más contras-
va, si el estilo haendeliano no se encuen- autor siempre deseoso de introducir to- tada— y obtuvieron efectos idóneos pa-
tra por ningún lado, lo más seguro es do tipo de atrevimientos en sus obras ra este tipo de obras. En definitiva, un
que se fracase. Añádase a una dirección bajo capa normalmente del descriptivis- desigual concierto de un desigual grupo.
sosa y fuera de estilo que el libreto no mo. La naturaleza cambiante del gru-
ayuda —el de Aíhaiia es intragable—, po de Clemencic exige un trabajo más
y se obtendrá, repetimos, el tedio. intenso de preparación de cada concier- E.M.M.
J.C.C.A.

Scherzo 21
VLADIMIR ASKHENAZY, piano
Programa a determinar
Las Palmas de Gran Canaria 7 de enero
Santa Cruz de Tenerife 8 de enero
DANIEL BARENBOIM, piano

7^
r IV Festival Programa a determinar
Las Palmas de Gran Canaria
Sania Cruz de Tenerife
8 de enero
7 de enero
i . S ^r tuféis.
de Música ORQUESTA FILARMÓNICA DE GRAN CANARIA
JUSTUS FRANTZ, piano
ANTONI W1T, director

de Canarias Moníuszko: Obertura Bajka


Grieg: Concierto para piano y orquesta, op. 16
Britten: Variaciones Puicell
Kilar: Krzesany
Las Palmas de Gran Canaria 9 de enero
Santa Cruz de Tenerife 10 enero
Las Palmas
de Gran Canaria ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA
UTO UGHI, yiolfn
TEATRO PÉREZ GALDOS RAFAEL FRÜHBECK DE BURGOS, director
Mendelssohn: Concierto para violín op. 64
Berlioz: Sinfonía Fantástica op. !4
Las Palmas de Gran Canaria 11 de enero
Santa Cruz Santa Cruz de Tenerife i 4 de enero

de Tenerife ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA


JARD VON NES, soprano
TEATRO GUIMERA RAFAEL FRÜHBECK DE BURGOS, director
Schubert: Sinfonía N.° 8 «Incompleta»
Mahler: Canciones cantarada errante
Stravínsky: La consagración de la primavera
del 7 de enero
Las Palmas de Gran Canaria 12 de enero
al 3 de febrero Santa Cruz de Tenerife 15 de enero

de 1988 LONDON SYMPHONY ORCHESTRA


WALTER WELLER. director

Mahler: Sinfonía n.° 5


Las Palmas de Gran Canaria 13 de enero
Santa Cruz de Tenerife 11 de enero

LONDON SYMPHONY ORCHESTRA


VICECONSEJERIA DE CULTURA EDITH MATHIS. soprano
WALTER WELLER, director
Y DEPORTES
Dvorak: Carnaval, Ob.
GOBIERNO DE CANARIAS Strauss: Canciones con Orquesta
Strauss: Vida de Héroe, op. 40
Organizado por Socaem
Las Palmas de Gran Canaria 14 de enero
Santa Cruz de Tenerife 12 de enero
RESERVA DE ABONOS V LOCALIDADES
HASTA EL U DE DICIEMBRE DE [987
PHILARMONIA QUARTETT BERLÍN
Graciliano Aifonso, 13-1.°
35005 Las Palmas de Gran Canaria Haydn: Cuarteto op. 76/3 «Emperador»
Teléfs. (928) 24 65 44 / 45 / 46 / 47 Bartok: Cuarteto n.° 2 op. 17
Beethoven: Cuarteto n.° 15 op. 132
25 de Julio, 4-1.° (Edificio «Roma»
Las Palmas de Gran Canaria 15 de enero
38004 Santa Cruz de Tenerife Santa Cruz de Tenerife 13 de enero
Teléfs. (922) 28 85 00 / 55
ORQUESTA SINFÓNICA DE TENERIFE TRIO DE BARCELONA
STEPHEN B1SHOP-KOVACEV1CH. piano MICHEL LETHIEC, clarinete
ALEXANDRE MYRAT, director
Beelhoven: Trío op. 67 «Archiduque»
Beeihoven: Concierto para piano n.° S «Emperador» Messiaen: Cuarteto para el fin de los tiempos
Brahms: Sinfonía a." 2 op. 73
Las Palmas de Gran Canana 27 de enero
Las Palmas de Oran Canaria 19 de enero Santa Cruz de Tenerife 26 de enero
Sania Cruz de Tenerife 18 de enero

ORQUESTA FILARMÓNICA CHECA


VACLAV NEUMANN, director ORQUESTA SINFÓNICA DE TENERIFE
VLADIMIR SPIVAKOV. violin
Liszt: Orpheus VÍCTOR PABLO PÉREZ, director
Mahler: Sinfonía n.° 7
Tchaikovsky: Eugene Oneguin (Polonesa)
Las Palmas de Gran Canaria 20 de enero Tchaikovsky: Concierto para violín op. 35
Santa Cruz de Tenerife 22 de enero Tchaikovsky: Sinfonía n.° 2 op. 17 «Pequeña Rusia»
Las Palmas de Gran Canaria 28 de enero
Santa Cruz de Tenerife 29 de enero
ORQUESTA FILARMÓNICA CHECA
IVAN KLANSKY, piano
VACLAV NEUMANN, director
Fiser: 15 hojas según apocalipsis de Durero
Chopin: Concierto para piano n.° 2 op. 21 ORQUESTA FILARMÓNICA DE GRAN CANARIA
Dvorak: Sinfonía n.° 9 op. 95 «Nuevo Mundo» ALEXANDRE MICHEJEW, violoncello
HEINZ FRICKE, director
Las Palmas de Gran Canaria 21 de enero
Santa Cruz de Tenerife 23 de enero Tchaikovsky: Variaciones Rococó op. 23
Schubert: Sinfonía n.° 9 D. 944
Las Palmas de Gran Canaria 29 de enero
CONCIERTO EXTRAORDINARIO FUERA DE ABONO Santa Cruz de Tenerife
PHILHARMONIA ORCHESTRA LONDON 30 de enero
NADJA SALERNO-SONNEMBERG, violín
PLACIDO DOMINGO, director
Wagner: El Holandés Errante (Obertura)
Bruch: Concierto para violin n.° 1 op. 26 ORQUESTA SINFÓNICA DE BAMBERG
Beethoven: Sinfonía n.° 7 Op. 92 ALICIA DE LARROCHA, piano
CHR1STOPH ESCHENBACH. direcior
Las Palmas de Gran Canaria 23 de enero
Santa Cruz de Tenerife 24 de enero Mozart: Concierto para piano n.° 22 K. 482
Bruckner: Sinfonía n.° 7
Las Palmas de Gran Canaria 30 de enero
ORQUESTA SINFÓNICA DEL GEWANDHAUS DE Santa Cruz de Tenerife 1 de febrero
LEIPZIG
RALF GOTZ, (rompa
KURT MASUR, direcior
Schumann: Sinfonía n.° 4 op. 120
MozarI: Concierto para trompa n.° 4 K. 495 ORQUESTA SINFÓNICA DE BAMBERG
Beethoven: Sinfonía n." S op. 67 CHR1STOPH ESCHENBACH, director

25 de enero Brahms: Sinfonía n.° 3 op. 90


Las Palmas de Gran Canaria Brahms: Sinfonía a." 4 op. 98
Santa Cruz de Tenerife 27 de enero
Las Palmas de Gran Canaria 31 de enero
Sania Cruz de Tenerife 2 de febrero
ORQUESTA SINFÓNICA DEL OEWANDHAUS DE
LEIPZIG
CHR1STIAN FUNKE. violín
JÓRNJACOB TIMM, violoncello
KURT MASUR, director CONCIERTO DE CLAUSURA
YO YO MA, violoncello
Prokofíeff: Romeo y Julieta KATHRYN STOTT, piano
Brahms: Doble concierto op. 112
Wagner: Los Maestros Cantores de Nüremberg (Obert.) Obras de: Beethoven, Brahms, Debussy, Faure y Chopin
Las Palmas de Gran Canaria 26 de enero Las Palmas de Gran Canaria 2 de lebrero
Santa Cruz de Tenerife 28 de enero Santa Cruz de Tenerife 3 de febrero
MÚSICA CONTEMPORÁNEA

Steve Reich:
un nombre
para las Enciclopedias
La verdad es que, en esto de la así llamada música minimal o repeti-
tiva —de las diferencias entre una y otra acepción habría también que
hablar— y con ¡a ¡legada a España de sus grandes protagonistas, el ga-
zapo informativo está asegurado. Steve Reich ha venido y nadie sabe
cómo ha sido que algunos no se han enterado de su anterior visita a
nuestro país; será porque su nombre aún no viene en ¡as enciclopedias.

E n fin. Lo cierto es que en al-


gunas sí que viene —Grove,
Garzanti— este neoyorqui-
no nacido bajo el signo de Libra en
1936 (antes de que se me olvide, y
temporánea —léase las derivacio-
nes del serialismo: Cage, Berio,
Boulez, Stockhausen...— no inte-
resaban nada al joven Reich. Así
pues, comenzó a hacer la guerra
las cartas están sobre la mesa y to-
dos oyen lo que está ocurriendo
gradualmente en un proceso gra-
dual, quedan todavía bastantes
misterios como para satisfacer a to-
a propósito de gazapos, tirón de por su cuenta. (Detrás estaban sus dos. (...) El material —musical—
orejas cariñoso a Rosana Torres, sólidos estudios musicales tanto en puede sugerir qué clase de proceso
que se empeñó —crónica para EL la Juilliard School como en el Mills debe atravesar (el contenido sugie-
PAÍS— en qr "' minimalista bri- College, donde estudió nada menos re la forma) y los procesos pueden
tánico Michaci Nyman no había ve- que con Berio y Milhaud). En el sugerir qué clase de material debe
nido nunca a España antes del San Francisco Music Tape Center atravesarlos (la forma sugiere el
reciente estreno —en Granada, es- realiza sus primeros trabajos con contenido). Si el zapato es de su ta-
te año— de su ópera, cuyo título cinta: It'sgonna rain (1965) y Co- maño, llévelo».
ahora no recuerdo. Rosana tampo- me out (1966). Precisamente, en el Y acaso por aquello de que «en
co recordó entonces que ya había trabajo de manipulación de los ma- lo arcaico se encuentran los límites
intervenido en Madrid en el III Fes- teriales de la primera de ambas de lo moderno» —que dijo, creo,
tival de la Libre Expresión Sonora, obras, descubre casi por azar lo que Satie—, durante el verano de 1970
en el año de gracia de 1982). sería la piedra angular de su que- se marcha nuestro hombre a Accra,
Pues bien. Volviendo a Reich, hacer compositivo en los años ve- para estudiar percusión africana.
digamos que es, junto a los también nideros: la técnica del desfase «Tomé contacto con ello —nos ex-
norteamericanos Philip Glass, La gradual de las voces (entendiendo plicaba Steve Reich— gracias a un
Monte Young y Terry Ríley, pione- voces en sentido amplio, claro es- libro inglés titulado Estudios de
ro del minimalismo musical, si bien tá). En 1966 forma su propio con- música africana, en el que se des-
éste tiene antecedentes en la músi- junto y lleva estas ideas a la cribían procesos como los que yo
ca occidental tan ilustres como Ra- práctica instrumental con obras co- utilizaba en mis obras». Posterior-
vel o Satie. Ambos son músicos en mo Piano Phase. mente, en 1973 y 1974, estudiaría
boca de Reich, quien afirmaba, en En 1968 publica La Música co- las técnicas de la música balinesa
la rueda de prensa que ofreció el mo un proceso gradual, su tan bre- —el gamelan balines es una orques-
pasado 13 de octubre que «a los 14 ve como lúcido ideario musical de ta de percusión, básicamente— y,
años, cuando empezaba a estudiar aquellos años —aún no traducido entre 1976 y 1977, las formas tra-
tambor con Roland Kolhoff, a la lengua de la capital cultural de dicionales de cantilenación de las
miembro de la Filarmónica de Nue- las Europas, dicho sea de paso—, escrituras hebraicas, lo que vería
va York, sentía también pasión por en el que se podían leer cosas co- sus frutos en una de sus obras
Charlie Parker, Miles Davis, John mo éstas: «Lo que me interesa es capitales: Teh'tUim. Eslamosyaen
Coltrane o el batería Kenny Clar- el proceso de composición y la mú- los 80. La música de Reich perma-
ke... de modo que mi dieta era: sica que suena, que son una y la nece fiel a sus postulados iniciales,
música seria durante el día, jazz du- misma cosa (...). El empleo de ar- pero hay una evolución en el em-
rante la noche». Y claro: vino el dides estructurales en música nun- pleo de diferentes tempos y tam-
conflicto. Porque la música con- ca me gustó. Incluso cuando todas bién en el papel, crecientemente

24 Se heno
MÚSICA CONTEMPORÁNEA

importante, concedido a la voz. En dado un concierto en Bruselas, traje. «No me creo músico de la
The Desert Music (1984) hay otro adonde llevábamos en camiones, new age —concluía— porque soy
elemento sustantivo: la incorpora- que nosotros mismos conducíamos, demasiado inteligente como para
ción, junto a los miembros de su mil kilos de material entre instru- eso».
propio conjunto musical —Steve mentos y amplificación... y alguien ¿Pero qué ha escrito reciente-
Reich and Musicians— de un coro nos invitó a ir a un night club que mente y qué proyectos inmediatos
y una orquesta sinfónica. «Fue un resultó ser un tablao flamenco... ¡el tiene Steve Reich? Pues acaba de
reto difícil —comentaba— porque guitarrista era malísimo!, pero me componer una obra titulada Elec-
es mucho más complicado hacer sorprendieron los palmeros y, casi tric Counlerpoint para el guitarrista
entrar en el rigor de esta música, en jugando, decidí hacer una obra pa- Pat Metheny... y trabaja en una
absoluto improvisada, a los músi- ra 2 intérpretes que dan palmas». obra para un cuarteto de cuerda
cos de una orquesta, que son como Clapping Music se llama esa obra, norteamericano, el Cuarteto Cro-
funcionarios, que a gente con la en la que el propio Reich suele ser nos. «Pienso superponer en vivo al
que tocas a menudo y con la que uno de los palmeros. «Así —con- cuarteto con una cinta, que haré si-
tienes una complicidad». Porque, cluía la anécdota del compositor—, guiendo un poco la técnica usada
a todo esto, se nos olvidaba decir si alguna vez vienen mal dadas, en It's gonna rain, pero sirviéndo-
que Reich, junto con los demás co- siempre puedo ganarme la vida to- me de las posibilidades de los sam-
legas de la música minimal o repe- cando las palmas en la calle...» plers. Quizá use como material
titiva, tiene otro rasgo básico que sonoro la voz de Bartok...». En to-
le distancia de ios compositores de do caso, gracias a las nuevas posi-
la así llamada música contemporá- bilidades que los instrumentos
nea: él defiende su propia obra en digitales aportan a la manipulación
el escenario, junto a sus músicos. del sonido, Reich vuelve a sentirse
El mismo ya lo pronosticaba en interesado no sólo por la voz habla-
1970, año en que realizó «Algunas da, sino por el teatro musical, par-
previsiones optimistas acerca del cela en la que no ha trabajado hasta
Futuro de la Música», entre las que ahora. «La ópera me horroriza; de-
estaba la siguiente: «Jóvenes testo el belcantismo, porque me pa-
compositores-intérpretes habrán de rece que con los micrófonos no es
formar toda suerte de nuevos gru- necesario echar mano de ello para
pos haciendo uso de una o varias jugar con la voz cantada en la ac-
de las tradiciones musicales del tualidad... En ese sentido —senten-
mundo». Y, efectivamente, fue así; ciaba— la ópera de Philip Glass me
y también lo fue entre nosotros. parece absurda: no hay ninguna ne-
Era también la toma de posiciones cesidad de hacer cantar a la gente
—y el conflicto— de esa nueva mú- como en la época de Mozart. Pre-
sica frente a los últimos coletazos fiero el estilo de las culturas no oc-
de la oficialmente prestigiada —y cidentales y el de la música
oficiosamente denominada— mú- occidental antes del setecientos».
sica del estilo amorfo internacio- Habrá, pues, que estar atentos a la
nal. En cuanto a la música Sleve Reich producción del norteamericano en
española, por cierto, Reich posee los próximos años. Por último, y a
—según él mismo confesaba— una pesar de todo lo dicho —o quizá
muy vaga idea. «Conozco la músi- La música de Reich en la actualidad
por eso mismo— acaso a alguien se
ca de Falla, el flamenco y la músi- le ocurra formular/se/nos la pre-
ca de txalaparta, que me impresio- Nada más lejos de la situación
presente, pues sus partituras se in- gunta: ¿es, pues, minimal —o re-
nó mucho cuando estuve en el año petitiva, o qué— la música de Steve
72 en los Encuentros de Pamplo- terpretan por todo el mundo e in-
cluso se coreografían —entre otros, Reich? A ello, el citado responde-
na». En aquella ocasión —desco- ría, posiblemente, con otra pregun-
nocida, por lo leído recientemente, por Alvin Ailey, Laura Dean y
Maurice Béjart—; y tanto él como ta: «¿Eran totalmente impresio-
por algunos colegas de la prensa— nistas Ravel, Debussy, Satie...? ¿Y
Reich y sus músicos interpretaron el resto de ios padres de la repetiti-
va han dejado importante huella en lo mismo de expresionistas Schoen-
Drumming y, para su sorpresa, la berg, Berg, Webern...?» Y diría
multitud que llenaba el Frontón creadores posteriores. Algunos de
ellos, hijos un tanto ilegítimos: pre- para terminar: «En el fondo, no
Anoeta acompañó la interpretación importa. Minimal, repetitivismo...
de su extensa obra bailando. Em- guntado Reich en el transcurso de
la citada rueda de prensa por su son sólo nombres para colocar en
pero, la música española —en con- los periódicos o en las enciclo-
creto, el acompañamiento de pal- opinión respecto de los músicos de
la llamada new age, respondió que pedias».
mas flamenco— ha dejado huella
en la música de Reich: «Habíamos era una música buena para los res-
taurantes y para ir a comprarse un José Iges
Scherzo 25
GRANDES INTERPRETES

Mozart-Harnoncourt:
un dúo explosivo
Para aquellos que ya conozcan previamente las interpretacio-
nes mozartianas del director alemán Nikolaus Harnoncourt, este
artículo no aportará, probablemente, novedad alguna. Casi con
toda seguridad, se habrán formado una opinión, favorable o ad-
versa. Por el contrario, aquellos que no hayan tenido ocasión de
escucharlas y tengan dudas sobre lo que pueden encontrar (muy
lógicas, dada la polémica que han suscitado), tal vez sí encuentren
aquí ciertas ideas sobre la base de estas interpretaciones.

Punto de partida interpretaciones barrocas que pue- La base musical de un sorpresa


da recordar quien esto escribe.

N ikolaus Harnoncourt revo-


lucionó hace años, con su
Concentus Musicus de Vie-
na, las pautas interpretativas del
La primera grabación mozartia-
na de Harnoncourt que cayó en mis
La ausencia española de Har- manos —aunque no recuerdo si es
noncourt la primera que de hecho realizó—
barroco en general y de Bach en fue el Réquiem. Con su eterno
particular. Las costumbres clásicas Harnoncourt sería prácticamen- Concentus, Harnoncourt llevaba a
de la gran masa orquestal y coral, te desconocido en España si no fue- cabo una interpretación sólo acep-
frases amplias y ligadas, tempi len- ra por el disco. Si la memoria no table de esta obra, por lo que mi
tos (incluso mortecinos), contrastes me falla sólo ha venido una vez a primera impresión no resultó muy
dinámicos al usu w. !^ música ro- Barcelona (dichosos los que pudie- favorable. Contribuían a ello una
mántica y demás características afi- ron oírle en esa ocasión) y punto. grabación no muy afortunada y
nes, fueron borradas de un Eso sí, TVE ha tenido la amabili- una intervención coral simplemen-
plumazo por el cellista-director ber- dad de brindarnos las películas de te regular.
linés. El resultado fue una interpre- las tres grandes óperas montever- Esta primera impresión se vio
tación más viva, ligera y expresiva dianas (en su horario habitual de muy pronto modificada, al escu-
de esta música. El y los que le si- las tres de la mañana, claro) y una char su primera grabación en el
guieron fueron acusados —y aún radiante versión del Oratorio de campo operístico mozartiano: Ido-
hoy lo siguen siendo— de arqueó- Navidad de Bach (en 6 partes una, meneo. En ella se encuentran todos
logos musicales en busca de un im- por domingo, porque, según la lo- los ingredientes que componen la
posible, de la inadecuación técnica cutora, «resulta muy difícil sopor- visión que el director alemán tiene
de los instrumentos utilizados y tar la audición íntegra»). de la música de Mozart. Pero ¿cuá-
hasta de una forma sutil de marke- Aparte de eso, sólo la grabación les son estos ingredientes?
ting musical. discográfíca nos permite acceder a Consideremos en primer lugar la
Vaya por delante que no com- las peculiaridades y generalmente aproximación musical propiamen-
parto ninguna de estas acusaciones. excelentes lecturas de este director, te dicha. Defiende Harnoncourt, y
Si los llamados instrumentos origi- aunque también es verdad que — creo que con razón, la convenien-
nales han servido para lanzar ai misterios de la casa discogrúfica— cia de considerar cada cosa en su
mercado algún intérprete de terce- dichas grabaciones no se encuen- contexto. No se escribía —y tam-
ra fita, no es éste, desde luego, el tran con la misma facilidad que las poco se articulaba ni fraseaba—
caso. Harnoncourt siempre ha ba- de por ejemplo, cierto director nor- igual en el siglo XVIII que en el
sado sus interpretaciones en el es- teamericano que, para desgracia del XIX o en el XX. Por ello, es un
tudio serio y riguroso del músico, oyente-consumidor potencial, que error considerar que una indicación
su entorno, las normas interpreta- parece haber decidido (en compli- dinámica, una expresión de tempo,
tivas de la época (hasta donde se cidad con una importante multina- etc., significan ahora lo mismo que
conocen) y la partitura de que se cional) demostrarnos cómo se en el barroco o en el clasicismo. Ni
trate, pero sin detenerse exclusiva- puede volver a ejecutar a Mozart las orquestas, ni los cantantes ni,
mente en el aspecto musícológico incluso después de muerto. por supuesto, la música, son igua-
del problema. Sería erróneo consi- Pero este mundo-al-revés disco- les en dichos períodos y en la ac-
derar a Harnoncourt un mero in- gráfico continuará por los siglos de tualidad. La interpretación
vestigador musical (sin menos- los siglos merced a ¡os todopodero- mozartiana con criterios propios de
precio del mérito que esa labor tie- sos intereses comerciales, de forma la música romántica ha sido y es to-
ne). Antes bien, ha traducido sus que no vale la pena lamentarse davía bastante habitual (¿herencia
ideas en algunas de las más bellas más. de la gran generación de directores

26 Scherzo
GRANDES INTERPRETES

Mkolaus Harnoncouri. TEL DEC/TELEFUNKEN

de orquesta nacida en el romanti- Frente a este tipo de aproxima- tante alejado de lo almibarado y
cismo y cuya importancia se ha vis- ción, Harnoncourt defiende la ne- suave-para-el-oido.
to multiplicada en nuestros días?). cesidad de articular y frasear con
El hecho es que —con todas las arreglo a las normas de la época,
discrepancias que pueda suscitar un reflejadas en escritos de, por ejem- La orquesta
criterio estrictamente personal— plo, C.P.E. Bach o Leopold Mo-
para mí, esto suele traducirse en un zart. La adecuada consideración de Partiendo de estos presupuestos,
Mozart grueso, plano, que muchas las indicaciones de legato o stacca- la orquesta de Harnoncourt cons-
veces ha sido acusado, justamente, lo, la dinámica, el tempo, la acen- tituye una rara mezcla de fuerza y
de superficial y blandengue. tuación, son las bases de las equilibrio.Frente a la gran masa de
Un ejemplo claro de esta tradi- interpretaciones de Harnoncourt. cuerda propia del big-band Mozart
ción interpretativa lo constituye Ese dar vida propia a cada nota en (ejemplo Bóhm), los timbales y el
Karl Bóhm. El viejo profesor ha si- adecuada relación con las demás, metal tocando de tapadillo y la ma-
do mundialmeme admirado por sus es la característica fundamental. Él dera de acompañante discreto,
lecturas mozartianas, casi siempre mismo reconoce que con ello pue- Harnoncourt maneja una cuerda
ligadas a la Filarmónica vienesa. de perderse algo de pureza en el so- no muy numerosa, pero sorpren-
Personalmente, creo que sus graba- nido, pero se gana lo inimaginable dentemente incisiva, una madera
ciones operísticas resultan mucho en fuerza y expresividad. que se oye (al menos como no re-
más acertadas que las sinfónicas. Si tuviera que emplear una pala- cuerdo haberla oído nunca: adviér-
Estas, basadas en los criterios enu- bra para describir cómo es el Mo- tase el protagonismo que adquiere
merados anteriormente, se me an- zart del director berlinés sería la de en Idomeneo o en el primer movi-
tojan bastante planas y, en más de radical. Desde mi punto de vista, miento de la Sinfonía Praga, por
una ocasión, realmente insoporta- esta visión casa mucho mejor con ejemplo), un metal que demuestra
bles, pese a que todo esté en su si- la personalidad del compositor estar ahí para algo más que para to-
tio (las notas, se entiende). salzburgués, al que considero bas- car constantemente piano y, en fin,

Scherzo 27
GRANDES INTERPRETES

unos timbales (con baquetas de ma- acentos que para nada va con esa grandilocuente y romántica de Ka-
dera) terriblemente agresivos y que música. Harnoncourt, en las antí- rajan.
cobran un inusitado protagonismo. podas, emplea un tempo espeluz- Por último, la ópera Idomeneo
Todo ello se realiza demostrando, nante, unos ataques de la cuerda de constituye una experiencia gratifi-
además, que en la música de Mo- una agresividad casi irritante. Re- cante, en las antípodas de la lectu-
zart no todo consiste en qué instru- sultado: es en sus manos donde es- ra verdiana del director yanqui
mento se utiliza, sino más bien en ta música se nos revela mencionado anteriormente, reuni-
cómo se emplea. Confieso que tu- verdaderamente siniestra. do (en mala hora) con Pavarotti pa-
ve mis reticencias cuando compro- Toda esta fuerza expresiva es, ra construir entre los dos un
bé que el director alemán se había para mí, incluso mayor que la de un Pavoroso Mozart (con mostaza y
puesto al frente de orquestas mo- Christopher Hogwood, por ejem- mucha cebolla). El hecho de que
dernas. No tema el lector: la or- plo. El director-clavecinista britá- Wemer Hollweg (que grabó la obra
questa sinfónica moderna en nico, siendo un excelente músico, con Harnoncourt) saliera de Salz-
manos de Harnoncourt no tiene na- da la impresión de haberse queda- burgo echando pestes del director
da que ver con lo que estamos acos- do a medio camino, de no haberse norteamericano resulta harto sinto-
tumbrados a oír. Cualquiera de las atrevido a emprender lo que po- mático.
sinfonías grabadas con la orquesta dríamos llamar la vía del radicalis- Por otra parte, la grabación del
del Concertgbouw es un ejemplo mo, cuando menos de una forma Rapto en el Serrallo es, si cabe, in-
válido de esto. clara. Aunque la decisión en este cluso superior. La justa conce-
Por todo ello, Harnoncourt se ha punto es, más que en ningún otro, sión del premio 1RCA me libera de
permitido grabar distintas obras de casi todo comentario, pero puede
Mozart con orquestas tan diferen- resumirse en una frase: si tuviera
tes como la citada o su propia or- que poner un ejemplo de cómo de-
questa (el Concentus) sin que los be hacerse una ópera, tomaría éste
resultados varíen sensiblemente. por muchas razones. Absolutamen-
te genial.
La sorpresa como resultado Conclusión
Utilizando una expresión ingle- La seriedad de los planteamien-
sa, la sensación que uno tiene cuan- tos de Harnoncourt le han llevado
do escucha por primera vez alguna a realizar uno de los Mozart más
interpretación mozartiana de este hermosos y vivos que puedo recor-
director, es la de ponerse en el bor- dar. Si Vd., amigo lector, cree que
de de la silla. Para algunos puede visiones al estilo Bohm o similar
resultar incluso irritante, teniendo son las correctas, no le recomenda-
en cuenta lo que estamos habitua- ría intentar con Harnoncourt. Sus
dos a escuchar. Uno cree haber interpretaciones casi seguro le irri-
oído todo lo que tiene que oír en tarán. Si, por el contrario, piensa
obras tan architocadas y requete- una cuestión de gusto personal, yo en un Mozart más humano y expre-
grabadas como la Praga o la Júpi- me quedo con Harnoncourt. sivo, más radical, este es su intér-
ter, y se encuentra de buenas a En el aspecto concertístico, Har- prete perfecto.
primeras con unas lecturas arreba- noncourt se ha unido a otro exce- Personalmente, confío en que el
tadas, a la vez expresivas y ligeras, lente músico —y también director alemán siga grabando Mo-
con una fuerza desconocida, y polémico—: Friedrich Gulda. He zart (aunque sus últimas incursio-
apreciando muchos detalles por tenido ocasión de escuchar la gra- nes han llegado hasta los valses de
primera vea. En una palabra, un bación de los Conciertos 23 y 26pa- Strauss) y espero con ansia su lec-
Mozart alejado del peluche («mú- ra piano y orquesta. A la luz de este tura de Don Giovanni, ópera esta
sica suave y relajada, pongamos a •botón de muestra, el empareja- necesitada desde hace tiempo de
Mozart») y convenido en un ser miento no ha podido ser más afor- una versión verdaderamente acor-
humano, pasional delicado en los tunado: únase a todo lo dicho el de con la categoría de la obra.
momentos oportunos, incisivo y ra- exquisito fraseo de Gulda, con unas Finalmente, y aunque no con
dical en otros muchos. intervenciones a modo de continuo muchas esperanzas, ¿sería mucho
Superado el momento de sorpre- discretas, pero claramente presen- pedir a TVE que nos permitiera ver
sa inicial (uno necesita acostum- tes y lógicas, y se tendrán los ingre- algunas de las producciones operís-
brarse a estas cosas), se tiene la dientes de esta excelente com- ticas mozartianas de este director
sensación de que estas interpreta- binación. en la ópera de Zürich? Aunque fue-
ciones resultan tan tremendamen- En cuanto a la música religiosa, ra a acto por semana y a las 3 de
te naturales y equilibradas, aunque al Réquiem ha seguido la Misa en la madrugada, convertiría la caja
esta afirmación pueda chocar a más do menor K.427. Realizada con el tonta en algo útil, por una vez. En
de uno. Tomemos como ejemplo el Concentus Musicus, es, para mí, la paralelo, no nos vuelvan a torturar
primer movimiento de la Sinfonía versión de referencia de esta obra. con más apariciones del susodicho
25, una de las músicas más sinies- Cuenta con un excelente equipo vo- norteamericano. Piedad, se lo rue-
tras compuestas por Mozart. Bohm cal y una grabación magnífica, su- go.
la plantea con un tempo irresistible- perando a la de Leppard (más
mente lento, y una suavidad de convencional) y, desde luego, a la Rafael Ortega Basagoiti
28 Scherzo
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MASSENET: WerMtor
Domingo. Obwtsova. Augér, Grundheber. Molí
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Bergonzi. Carlyle, Taddei, Benelh. Panerai CD 4196283 • LP 4196261 • MC 4196284 Digital
MASCAGNI: Cavallerla Rusticana
Cossotio. Bergonzi, Guelfi • H O M W T Z EN MOSCU-
Cetro y Orquesta de La Scala. Mitán. Herbert von Karajan D. SCARLATTI, MOZART. RACHMANINOV. SCRIARJN, USZT
3 CD 4192572 CD 4194992 • LP 4194991 • MC 4194994 Digital
ENTREVISTA

El reposo del genio

Maurice Béjan FOTOS: J. CASTAÑAR

aurice Béjart, el que es sin duda el más promotores actuales del Ballet de Laussane/Mau-

M dinámico de los coreógrafos de ballet del


siglo XX, hace ahora casi seis meses,
plantó cara al omnipotente señor Morder, direc-
rice Béjart han prometido construir en menos de
dos años, aulas, salones, una escuela quesera una
segunda mudra renovada, y un centro de encuen-
tor del Teatro de La Moneda de Bruselas y se mar- tro coreográfico internacional. Todo parece indi-
chó a Laussane. Pocos se lo creían al principio, car que, como hace veinte años, Laussane se
pero Béjart comenzó haciendo no sus maletas per- convertirá en ¡a ebullición bruselense de entonces.
sona/es, sino las de la compañía, y a la tranquila De hecho, esta ciudad de banqueros, relojeros y
ciudad suiza se fue con casi un centenar de baila- artesanos de los bombones finos, vive una autén-
rines, técnicos y algunos administrativos entre los tica euforia de la danza. Además del certamen para
que se cuentan sus secretarias. jóvenes que se celebra anua/mente, a partir de es-
Ahora Maurice Béjart recibe en un pasillo, o en te año habrá un concurso para coreógrafos nove-
el improvisado comedor de un improvisado estu- les, y Béjart es parte del jurado y del invento. Si
dio. La sala de ensayos es un gimnasio municipal todo sigue asi, dentro de poco todos los caminos
adaptado rápidamente. Todo es provisional: los de ¡a danza conducirán a Laussane, y la anécdota
espejos, ¡as barras, los camerinos. Detrás del feo del pataleo de Morder por unos francos más o me-
Palacio de Boulieau, en un solar hoy yermo, los nos será historia antigua.

30 Scherzo
ENTREVISTA

B éjart, fresco, renovado, con unos deseos de traba-


jar que se hacen muy evidentes, dice: «Yo no bus-
co ni quiero la paz, lo que quiero es trabajo, una pro-
gresión. He venido a Laussane a buscar un impulso pa-
ra el trabajo, un apoyo. Y siempre para ello busco gente
que se interese en profundidad en el tema de la danza,
que es actualmente un tema decisivo, de gran impor-
tancia en el panorama artístico internacional, gracias
a una difusión que no había experimentado jamás. Yo
hice mucho en Bruselas por la compañía, por la escue-
la. Pero cuando he visto que esa progresión estaba de-
tenida he querido marcharme, pues yo no soy como
un mueble. Quiero hacer cosas más grandes, más im-
portantes, y aquí en Laussane vi un interés por empe-
zar algo. En un año o dos abriremos la escuela».
Antes de decidirse por Lausanne, Béjart tuvo pro-
posiciones de Francia, incluso el Ministro de Cultura
viajó a Leningrado, donde Béjart trabajaba en ese mo-
mento para hacer los oficios de contratante, y el co-
reógrafo dice con humor: «Hubo un verdadero baile
de burócratas ilustrados, de grandes ministros yendo
a Leningrado a proponerme cosas. He rechazado la po-
sibilidad de irme a París con mi compañía porque es
una ciudad muy grande. Para la concentración y el tra-
bajo hace falta una ciudad pequeña, cómoda y avan-
zada, pero sin tantas posibilidades de disgregación,
distracción y ocio como la gran urbe. En París es muy
difícil hacer la creación. Nuestro plan de vida es cinco
o seis meses para la creación y concentración, y cinco
o seis meses para viajar y bailar fuera. Yo voy todos
los años a París con la compañía al Palacio de Con-
gresos por un mes o dos. Ya con ese tiempo, como el
teatro es enorme, el público parisino está cubierto.
¿Qué hago después? No voy a tener más público, y la
ciudad es terrible para los bailarines. Desde hace treinta heo, había algunas palabras. La Noche Oscura es in-
años tengo claro que para vivir nada de París, nada teresante porque no es ballet donde hay palabras, sino
de New York, nada de Londres». que la palabra es la música y el alma del ballet. Anto-
nio Cano taconeaba en una esquina y era como una
orquesta».
Estreno en España

Un ballet sobre Pe tipa


E n Laussane se trabaja a todo gas: «MÍ estreno en
España es una versión muy extraña de La Siesta
del Fauno, que es mi primera creación con el Ballet de
Laussane». Inmediatamente se lanza a especular sobre
el papel del coreógrafo: «Yo he sido un bailarín, pero
M aurice Béjart nació en Marsella y fue a Bruselas
a consagrarse profesionalmente. Es el mismo ca-
so de Marius Petipa en el siglo pasado, una curiosa his-
también un coreógrafo. Para bailar, los maestros son toria que se repite en dos figuras cumbres de la danza:
los mentores, y puedo decir que en mi vida he tenido «Ahora estoy preparando un ballet sobre Petipa. El es-
tres o cuatro muy importantes. Pero para ser un co- treno será el 21 de diciembre en Laussane, se llama Les
reógrafo, los maestros son los otros creadores espiri- Souvenirs de Leningrad. Michael Gasear hará de Peti-
tuales de la época. Para mí han sido maestros Pierre pa. Leningrado ha sido muy importante en mi vida.
Boulez, Salvador Dalí, Alberto Giacometti, María Ca- Por una parte, la colaboración con el Kirov, el traba-
sares, que son todos personas de alma, de talento, de jo con muchas parejas de bailarines, y la acogida que
donde mi genio creador puede tomar. Para crear un tuvo allí Malraux, mi nuevo ballet. Esta pieza fue a la
ballet no es suficiente conocer el baile, hay que cono- URSS gracias a Vinogradov que la vio en París y me
cer el arte, la música, la literatura, la política, los hom- dijo: Esto hay que llevarlo a Leningrado, y allí Mal-
bres, todo». raux ha tenido una acogida y un entendimiento como
Béjart fue uno de los primeros en incluir la palabra en ningún otro sitio. Ha sido de locura, pero ha sido
hablada en sus ballets: «Mi primer ballet largo, Orp- una comprensión profunda y ha salido en los períódi-

Scherzo 31
ENTREVISTA

eos rusos que ha sido para ellos como una


segunda revolución».
Hace una pausa y atiende varios temas
del día, para continuar: «El proceso crea-
tivo en mí no tiene reglas exactas. En un
ballet hay una fuerza dirigente siempre. Si
hago un ballet sobre la Novena Sinfonía de
Beethoven, la fuerza dirigente es la músi-
ca; si hago, como pasó recientemente, un
ballet sobre André Malraux, la fuerza di-
rigente es el propio Malraux y la música se
busca después. Hace años una vez fue la
escultura de Martha Pan, cuando Helene
Trailíne salía desde dentro de la forma es-
cultórica para bailar».
Este es un momento justo para hacer un
poco de historia: «Yo empecé en París con
el Ballet de Les Etoiles, que era sólo un gru-
pito. Después aquello se transformó en el
Ballet Teatro de París, con el que trabajé
en España mucho tiempo, hasta el punto
de que conozco mucho mejor los pueblos
de provincia de España que los de Fran-
cia. Era alrededor de 1956 y 1958. Después
con toda esa misma gente vinimos a Bru-
selas. Estaban Laura Proenca, Antonio
Cano, Patrie Belda, Germinal Casado.
Siempre ha sido la misma compañía en
evolución, con mutaciones».
«España es un país con un sentido y una
afición muy especiales para la danza, pero
encuentro que esto podría ir más lejos. El
desarrollo, sin embargo, no se hace efecti-
vo, y esto es una pena. España es un país
para el baile, con el cuerpo y con el cora-
zón, y con el espíritu. Algo tendrán que ha-
cer los patrocinadores y el Gobierno para
que no se pierda la oportunidad».
Hay, en toda la obra de Béjart, una fas-
cinación por lo oriental: «La fascinación por lo orien- escuela de la Opera de París, que es hoy la mejor del
tal la he tenido siempre. Mi padre era filósofo, y tenía mundo, y el trabajo de Vinogradov en Leningrado, y
mucho contacto con el Oriente y podía hablar y escri- el caso de María de Avila en España. No hay más. Yo
bir chino, y desde que nací, viví en un contexto muy tuve muchos años a Víctor Ullate y a Carmen Roche,
oriental. Tengo un buda de madera, enorme, antiguo. que eran extraordinarios, de los mejor formados de
Esta figura la vi desde que nací, y me lo he traído con- Europa, y venían de las manos de María de Avila». Y
migo, siempre me ha acompañado. Cuando nada de hablando de esto, hay un tema obligado, las relacio-
esto estaba de moda, en mi casa era algo cotidiano». nes entre maestro y bailarín, y entre coreógrafo y bai-
larín: «La relación entre coreógrafo y bailarín es un
poco de amor-odio, y esto es natural. Un escritor que
La relación con España escribe un libro usa el papel y el lápiz, la escultura tie-
ne la madera y el metal, pero el coreógrafo trabaja con
algo que tiene alma, pensamientos, voluntad... y hay
que influir sobre eso. Al mismo tiempo, ese cuerpo,
S u relación con el ballet español es muy intensa, y
parece saberlo todo: «En España hay una tenden-
cia a un clásico muy puro, con la escuela de María de
esa materia viva, nos influye a nosotros. Así se empie-
za a producir un intercambio. Yo siempre digo que la
Avila, con la persona de María, y no sé cómo esto no coreografía se hace como el amor, con dos personas,
se aprovecha. Cuántos países darían lo que se les pi- y el amor es odio, es la dominación, uno es a veces más
diera por tener en casa una maestra de la tradición y fuerte que el otro, y vence. Es una pareja, una evolu-
la calidad de María. Actualmente en el mundo, esa la- ción diaria que tiene a veces dulzura, a veces cariño,
bor didáctica escasea mucho. Está Claude Bessy, en la o a veces peleas y amargura. Los bailarines se marchan,

32 Scherzo
PALAU DE LA MÚSICA
ORQUESTA MUNICIPAL DE
VALENCIA
NOVIEMBRE Día 27
Concierto benéfico pro «Nuevo Futuro»
Día 6 Bajo el patrocinio de honor de la infanta Dna.
Pilar de Borbón
Conjunto instrumental de la Unión Musical de Enedina Lloris (soprano)
Liria Manuel Galduf (director)
Pedro León (violín) • • •
Director: Enrique García Asensio El sueño de una noche de verano (Obertura): F.
• • • Mendelssohn
Geometrías: Arturo Llácer Las Bodas de Fígaro: W. A. Mozart
Concierto para violín: J. Brahms «Non so piu, cosa son, cosí, faccio» (Aria de
Sinfonía n.° 4 «Victoria»: H. Villa-Lobos Cherubino)
«Voi che sapete» (Aria de Cherubino)
El árbol de Diana: V. Martín y Soler
«Recitativo y Rondó de Diana»
Día 13 8.a Sinfonía: L. V. Beethoven
«Música Valenciana»
Patrocinado por la Diputación Provincial de DICIEMBRE
Valencia
Orquesta Municipal de Valencia Días 11 y 13
Pianista: Bertomeu Jaume
Director: Manuel Galduf TEATRO PRINCIPAL
• • • Orquesta Municipal de Valencia
Fantasía sobre motivos de Serrano: Lamotte de Enedina Lloris
GrigDon Gregory Kunde
Rapsodia de Pascua: E. López-Chavani Resto del reparto a determinar
II parte Coro a constituir
Tres piezas infantiles: Ricardo Olmos Director: Manuel Galduf
Valencias: P. sosa PROGRAMA:
Rituals i Dances d'Algemesi: A. Blanquer «Don Pasquale» (G. Donizelti)

Dias 19 y 20
Dias 20 y 21 Concierto extraordinario de Navidad
Director: Manuel Galduf
Concierto extraordinario de Santa Cecilia Enedina Lloris (soprano)
Alexis Weissemberg (piano) • • •
Coro Nacional de España Sinfonía de los juguetes: L. Mozart
Gloria Fabuel (soprano) Romeo y Julieta
Estrella Estevez (soprano) «Je veux vivre» (Vals de Julieta): Gounod
Director: Manuel Galduf Cuentos de E.T.A. Hoffmann
• • • «Les oiseaux de la charmille» (Vals de Olimpia):
Concierto n.° 1: F. Chopin Offcnbach
El sueño de una de una noche de verano: F. L' Arlessiene: Bixel
Meodeissotan Voces de Primavera: Slrauss

GENERAUTAT VALENCIANA
CONSEUB» DE CULTURA EDUCACIO1 CENCÍA
ENTREVISTA

y eso es lo bueno. A las personas hay que darles liber- que se refugian en hacer cada vez más y más técnica.
tad. Cuando un bailarín se marcha, siempre de momen- Pero no hay ningún desarrollo después de esa escuela
lo me disgusto, pero después entiendo que ya había magnífica».
dado aquí, junto a mí, diez o quince años, y es enton- Maurice Béjart ha mantenido una fidelidad a la za-
ces muy bueno que se marche. Yo ya no tengo nada patilla de punta, a pesar de haber hecho obras de muy
más que darle». diversa factura, y esto es quizás lo que le ha sostenido
Se ha hablado mucho de que hay una bailarina tipo una umbilicalidad más cercana al ballet académico:
Béjart: «No lo creo exactamente, esto se dice mucho, «Yo encuentro que es una idea estúpida rechazar las
pero las ha habido muy diferentes. Quizás es cuestión zapatillas. Pues, ¿qué es ser moderno? Ser moderno
de la manera de hacer los pasos y esto las une». es pensar en la época de hoy y en el futuro con pensa-
Con este coreógrafo han trabajado casi todas las mientos hacia el futuro. Todos los medios técnicos han
grandes figuras del siglo: «Con Nureyev no tanto, pe- de emplearse para ir adelante. Se puede hacer una pin-
ro hablando de los rusos, sí he trabajado mucho con tura moderna usando óleos convencionales o mierda,
Maya Plisetskaia, y con Vladimir Vasiliev, que nos he- y un ballet usando las puntas o el pie descalzo, tal co-
mos vuelto a ver recientemente en Leningrado. Ahora mo Stock ha usen hace convivir una flauta clásica con
tengo un buen contacto con el Kirov de Leningrado, un instrumento electrónico. ¿Por qué no hacerlo? Es
que me mandarán dos alumnos y han invitado a Lynn una tontería limitarse uno mismo. Limitarse no es un
Charles y a Genna a bailar en el Kirov en abril». Sale punto de vista moderno, es un punto de vista estrecho».

«El
proceso
de
creación
en mí
no tiene
reglas exactas»
en la conversación Alicia Alonso: «¿Pero ella sigue bai- Béjart se refiere entonces a un fenómeno actual, el
lando? ¡Qué mujer! ¡Yo ya apenas puedo moverme y de la danza teatro: «Esa tendencia la empecé yo en el
ella sigue sobre las puntas! Hace mucho que no la veo, año 1957, después siguió en el 58 con el Orpheo, y en-
pero es extraordinaria. Yo la conocí mucho y siempre cuentro que es una tendencia natural de la danza, pe-
la admiré mucho. Cuando la vi por primera vez me hi- ro hay que tener cuidado de no matar la danza. Si es
zo una impresión inolvidable, y es con seguridad una una danza teatral, esto es importante, pero si es un tea-
de las figuras capitales de hoy». tro donde no cabe la danza, eso es peligroso, eso mata
Hay una nueva generación de bailarines de la Opera la danza. Yo veo cada día hombres de la gimnasia y
de París con los que Bejar I ha trabajado ocasionalmen- de otras disciplinas que quieren conocer la danza clá-
te, que son brillantes en lo técnico pero fríos: «Sí, son sica, pues la técnica es muy completa. Cuando un mo-
muy buenos y muy fríos, pero la Pietragalla no lo es, derno me dice "yo hago lo que quiero", yo siempre
ella es distinta. El problema de la Opera de París es le respondo: "no, usted hace lo que puede", pues si
otro, tienen una escuela estupenda, pero no han teni- quiere sostenerse en equilibrio en un pie, no puede».
do ninguna dirección artística válida por diez o quince Hay grandes planes: «En junio del 89 estrenaré en
años. Nureyev nunca está allí. Hace los programas y el Grand Palace de París una obra sobre la Revolución
se marcha a bailar. No tienen un coreógrafo en casa Francesa. Será con toda la compañía».
que les dé la vida, como Neumeier, o Kylian, de modo Roger Salas
34 Scherzo
DISCOS

BERG: Concierto de cámara. Conciertopa-


BACH, J.S.; Cántala del café, BWV2U.
Cántala campesina, BWV 212, Emma
Kirkby, soprano. Rogtrs Covey-Cmmp, le-
DISCOS ra violin «a la memoria de un ángel». Slñ-
tóale» de Londres (Concierto de cámara).
nor, David Thomas. bajo. The Academy of Filarmónica de Nueva York (Concierto pa-
AnáenI Musk. Director: Chrótonher Hog- ra violin). Psttr Serkin (cámara). Isaac Stern
wood. L'Oiseau-Lyre 417621-2. Comparto. (ambos). Claudio Abbado (cámara). Leo-
DDD. Duradón: S1'54. nard Bernstein (violin). CBS Masterworki
M 42139.
Las Cantatas profanas de Bach
son una minúscula parcela fren- No es imprescindible la perfección para
te a la abrumadora producción recomendar un disco. En éste, la presencia
de las Cantatas religiosas. Sin embargo, no de una reciente y magnifica versión del Con-
supone que las piezas que contiene este dis- cierto de cámara de Berg no queda oscure-
co, dos de sus más conocidas cantatas pro- cida por la acaso peor versión de] Concierto
fanas, desmerezcan a sus hermanas reli- paraviolín, que además se remonta a 1962.
giosas. Nos hallamos ante un Bach diferen- Curioso acoplamiento, por mucho que este
te, dicen algunos autores, aunque mi opinión último esté reprocesado en digital y en am-
es que se trata del mismo Bach de siempre, bos coincidan Berg y Stern.
aplicado a otro eslilo musical. No esperemos Lo importante es, según eso, la lectura del
una música abiertamente bufa, ni franca- Kammerkonzert. Advirtamos que ya hubo
mente divertida. Más bien se trata de deli- otras grabaciones destacadísimas: Baren-
ciosas sutilezas de un gran músico serio, que boim-Gawriloff-Boulez (CBS), Atherton
se permite romper sus habituales esquemas Histórica! Recording, Arthur Schnabel (Decca), Kozina-Slrauss-Pesek (Supraphon),
compositivos con una maestría sin par. Am- plays», etc. Ninguna mención a la fecha ori- Kagan-Richter-Nikolaevski (EMI). La de
bas obras gozan ya de la predilección del ginal de grabación. En la contraportada, pa- Abbado con Serkín y Stern tiene caracterís-
gran público y huelga analizarlas. Si Vd., ra mayor confusión, no constan más fechas ticas especiales: al principio es vienesa, en
amigo lector, no posee estas piezas, apro- que 1980 (Recopilación) y 1985 (edición). Así el sentido de ocasionalmente mahleriana, y
veche la ocasión que le brinda la Academy que solo cuando uno abre la funda y ve el mira sobre todo al código implícito (y lo real-
of Anden t Music. disco se encuentra con la fecha real: 1932. za) de al menos otras dos obras de Berg, una
Una vez leídas las notas, comprueba, ade- dramática, Wozzeck, y otra concertante,
Primero, porque no se prodigan en exce- más, que la Polonesa y el Andante fueron precisamente el Concierto para violin, al
so las versiones de esias obras (la vieja de grabadas en 1938. En resumen, nada bue- tiempo que en el movimiento final nos lo em-
Basf-Deuslche Harmonía Mundi. la de Te- no podemos decir de estos truquitos tozo- paten t a con un cierto clasicismo, muy de la
lefunken), pero mi sugerencia se refiere tam- loneros de marketing para acabar vendiendo época, al que podría haberse aproximado
bién a la excelencia artística y técnica de la como de ayer un disco que fue grabado casi Berg de haber vivido más allá de 1935. El
versión que se comenta. Hogwood, que en cuando Franco era cabo. resultado hace justicia a una de las obras
esencia es un director de una elegancia in- maestras de nuestro siglo. Es una de esas ve-
veterada, también sabe aplicar su sentido del El resultado es el que Vds. se imaginan:
este disco, pese a haber sido transformado ces en que escuchamos cosas antes ocultas.
humor a estas páginas, que resultan recrea- El virtuosismo de este plantel de maderas y
das de forma magnífica. La orquesta es una con un alto nivel de señal, y a — pre-
sumiblemente— haber eliminado muchos metales de la Sinfónica de Londres y el de
auténtica maravilla y los solistas un lujo. Es- dos solistas indiscutibles está puesto al ser-
tilo inatacable, buena materia vocal y la gra- ruidos mediante la reedición digital de la cin-
ta primitiva, suena muy mal. Pero no cual- vicio de un concepto enriquecedor de esta
cia y el humor en el punto suficiente para vieja obra, escasas veces llevada al disco.
lograr un equilibrio interpretativo que hu- quier cosa, no. Suena espantosamente; a
biera satisfecho al propio Bach. Así da gus- bote, vamos. Distorsiona en todos los lutti,
to. Las cualidades técnicas de la grabación salvo que éstos sean en piano. La persisten-
cia de muchos ruidos impide, en numerosas S.M.B.
corren parejas a las interpretativas, al me-
nos en el soporte de disco compacto, que de- ocasiones, percibir con una mínima claridad,
berá extenderse también al disco negro, no ya la intención, sino hasta las notas que
conocidas las ediciones de L'Oiseau-Lyre. el pianista da.
Recomendabilidad total. Ello no me impide reconocer varias cosas: BIBER: Doce sonatas para trompetas, cuer-
en primer lugar, que Schnabel es un gran das, percusión y continuo. Tb* Parlcy of
pianista, con una técnica poderosísima y una Instruments. Dir.: Roy Goodman y Peter
O.Q.LL.O Holman. Hyperlon A 66 145.
musicalidad fuera de duda; en segundo, que
su influencia en la interpretación que otros
han hecho de las obras de Beethoven es, asi- Aunque Biber no ha sido uno de los com-
mismo, reconocida unánimemente; y terce- positores más beneficiados por la recupera-
ra, que como consecuencia de lo anterior, ción de nombres olvidados que ha supuesto
BEETHOVEN: Concierto'para piano y or- quien tenga posibles, posea otras versiones el auge de la música antigua, ya va siendo
questa N.° 5 en Mi bemol Mayor op. 7} del «Emperador-a en compacto y esté dis- hora de que nos fijemos más en él, porque
«Emperador». Polonesa en Do Mayor, op. puesto a escuchar éste, que suena a bote, ni mucho menos se traía del típico compo-
89. Andante en Fa Mayor a Andante Favo- pues puede adquirirlo, en la seguridad de que sitor barroco pestiño, autor de música in-
ri» op. 170 fGrove). Arthur Schnabel, encontrará en él un Beethoven tenso, toca- tragable aunque esté bien interpretada. Más
piano*. Orquesta Sintónica de landres. do con bravura pero también cantabile y de- al contrario, podríamos asegurar que todo
Dir.: Sit Makolm Sarjen i. Arabesque Com- licado cuando el momento lo requiere. Los lo que de él se ha llevado al disco (tampoco
pacto Z6S51. ADD. (51.49). Grabaciones tempi son generalmente vivos, con especial mucho, no crean) es bastante interesante.
originales: 1932 (Concierto) y 1938 /Polo- mención al accelerando en la coda, verda- Nuestro disco recoge las doce sonatas que
nesa y Andante). Distribución: Discobi. deramente espectacular. El comprador con- publicó en 1676 (sonatas sacras y profanas),
tará además con un aceptable aprovecha- y que en conjunto suponen una deliciosa co-
Siento decir que mi primera fra- miento del disco (casi 52 minutos) y la oca- lección de piezas que contienen muy buena
se tiene que ir para ponerles un sión de escuchar dos versiones deliciosas de música. Además. Biber buscó la variedad y
cero en conduna a estos chicos las infrecuentes Polonesa Op. 89 y Andan- el contraste lamo en las tonalidades como
de Arabesque (originarios de USA) por tra- te Op. 170. Como primera elección para el en la orquestación, alternando las que re-
tar de meterle un gol al sufrido consumidor. «Emperadora iría en busca de Benedetti- quieren metales y timbales con las escritas
Imagínense: el presunto comprador, aficio- Michelangeli (DG), Kempff (DG) o Brendel para instrumentos de cuerda. Por otro la-
nado medio que no se ha topado nunca con (Philips, precio moderado). Este, en fin, creo do, algunas de ellas precisan de la interven-
una grabación de Arthur Schnabel que es un disco para coleccionistas o aman- ción de algo más que un buen interprete; más
(1882-1951), llega y se encuentra Este com- tes de Schnabel. bien habría que hablar de un grupo de ex-
pacto donde en la portada consta «An Ara- celentes solistas a los que en más de una oca-
besque Digital Recording» y, debajo, «A sión pone en aprietos (sobre todo al intér-
K.O.B.

Scherzo 35
DISCOS

prcie de trompeta natural, al que hace Borodin J. BRAHMS: Sonatas para clarinete y pia-
tocar en sol menoi en lugar del lógico tono no Op. 120 n.' I y 2. M. Portal: clarinete;
de do mayor, mucho más apropiado y fá- G. PtuJerrmacher: piano. Harmonía Mnn-
cil). El testo de las sonatas se caracterizan di 90.904.H.9Ü. Compacto A.A.D. <45*5S").
por su ingeniosa construcción y por la maes-
tría que demuestra Biber al trabajar con Richard Mühfeld fue el culpable
efectivos no muy grandes (dos trompetas, de que en 1894, próximo a su
dos violínes, tres violas y continuo) y obte- muerte, Brahms, que había
ner resultados sonoros espléndidos. abandonado prácticamente la composición,
La realización de The Par ley of Instru- se sintiera tocado por la musicalidad del cla-
ments es intachable, lo cual no debe resul- rinetista de la Orquesta de Meiningen y es-
tar raro si se mira la lista de músicos que lo cribiera sus últimas obras camerísticas, cuyo
componen: como siempre, provienen de los protagonista serla el clarinete. ¿Qué podía
grupos de Hogwood, Pinnock, etc. La di- decir el genio de Hamburgo que no hubiera
rección de Roy Goodman y Petér Holman dicho ya? ¿Superaría la concisión y expre-
es también estupenda, está a la altura de los sividad de obras como las Fantasías o inter-
solistas. Tampoco nada que objetar a la dis- mezzi Op. 117 o 1191 Los resultados están
tribución del continuo diseñada (con teor- ahí, las nuevas obras serían el canto del cis-
ba, virginal, clave y órgano, en diferentes ne de un hombre que se despide cantando
combinaciones) ni a la lógica adición de los su soledad y su muerte. Nuevamente Brahms
timbales en algunos de los pasajes con dos acertaba con unas obras nada brillantes ni
trompetas. El sonido de esta agrupación tie- espectaculares, llenas de una soterrada pa-
ne todas las cualidades de tersura y brillan- sión otoñal y bañadas por una profunda me-
tez de los conjuntos ingleses, aunque no lancolía, apenas disimuladas por leves toques
posean una personalidad apreciable (impo- de humor.
sible distinguirlos de otras agrupaciones si-
milares), pero cuando la calidad es fan alta,
es un detalle menor. En fin, muy recomen- BLOCH; Cuarteto de cuerda n. ° 1. Cuar-
dable tanto por la muy bella música como leio de Portlind. Arabesque ZÓ543. Com-
por la labor interpretan va. pacto DDD 51'29". Distribución: Dlscobi.

Entre nosotros se conoce muy


J.C.C.A. poco la obra de Emest Bloch.
Cuando se piensa en el compo-
sitor suizo—afincado desde 1916 a su muer-
te en 1959 en Estados Unidos— se acude al
tópico de considerarlo como un músico de Sin concesiones al virtuosismo gratuito,
militando judia. Pero en este caso —el dis- estas sonatas ofrecen la quintaesencia del
co no lo desmiente— el tópico tiene una ra- melodismo brahmsíano y ponen a prueba la
zón de ser. Bloch consiguió sus partituras musicalidad de sus intérpretes, Leister, De
BORODIN: Cuarteto n.° 2. TCHA1- más redondas en las llamadas obras judias, Peyer o Brymer han hecho grandes creacio-
KOWSKY: Cuarteto n. ° I Op. 11. Cuarte- formalmente muy libres y cargadas de inten- nes con estas obras.
to Talieh. Ciliope CAL 9202 Compacto ción espiritualista. La audición de este Cuar- M. Portal, sin llegar a la perfección de sus
DDD 57'10". teto n." I confirma la escasa sintonía del colegas, demuestra que también síenie y en-
compositor con la gran forma tradicional. tiende el mundo de Brahms al que presta su
El cuarteto de cuerda no logró Se (rata de la primera pieza, fechada preci- dulce sonoridad, desde el piano, dialoga y
cuajar verdaderamente en la mú- sameiite en 1916, de una serie de cinco que apoya muy bien G. Pludermacher, aunque
sica producida en Rusia en la se- se cerraría cuarenia anos más tarde. Bloch su sonido a veces un tanto grande y poco re-
gunda mitad del siglo XIX. Lo mismo los fue probablemente demasiado ambicioso al finado perjudica el equilibrio sonoro del
nacionalistas que los occidentalistas tenían plantearse su primer cuarteto, que alcanza conjunto.
la música de cámara como una dedicación una duración superior a los cincuenta mi-
menor y volcaron sus esfuerzos hacia la ópe- nutos. La obra resultante es densa, prolija, No abundan por estos pagos las interpre-
ra y la sinfonía. El género camerlstico más parca de ideas verdaderamente atractivas y taciones de estas sonatas, por lo que ante el
difícil y depurado, el del cuarteto de cuer- tiene un discurso que acaba por cansar. vacío existente, la propuesta de Harmonía
da, fue de esta manera poco practicado y, Mundi cubre más que dignamente un hue-
en consecuencia, apenas se obtuvieron fru- La interpretación no ayuda, ni muchísi- co un poco lamentable.
tos de valor. Esie disco representa nítida- mo menos, a presentar la composición con
mente la situación. La página de Borodin su mejor cara. El Cuarteto de Portland es A.M.J.
puede considerarse como la obra maestra un conjunto muy mediocre, de sonido glo-
que la situación era capaz de dar, mientras bal nada bello, que tropieza frecuentemen-
que el producto de Tchaikowsfcy, juvenil e te con problemas de afinación y empaste. Su
inmaduro, da cuerpo a uno de los intentos versión, en la que se halla ausente la míni- BRAHMS: Sinfonía n." 1 en Do menor,
fallidos. ma capacidad necesaria para impulsar la Op. 68; Obertura para un festival académi-
obra, hace naufragar esta desafortunada co, Op. 80. Director: Ceorg Sol ti. Orques-
Las versiones realizadas por el Cuarteto grabación blochiana. Registro, en suma, no ta Sinfónica de Chicago. DECCA AORM
Talieh son de muy alta calidad. Se sitúan recomendable. 417 286-1.
muy cerca del ideal en este terreno que es
el encarnado por las traducciones del feno- E.M.M. Decca acaba de lanzar al mercado una
menal conjunto de cámara que es el Cuarteto nueva serie discografica que lleva por nom-
Borodin. Los miembros del Talieh funcio- bre Ovation y que pretende incorporar en
nan extraordinariamente bien como cuarteto el plástico algunas de las más avanzadas téc-
y son además instrumentistas de gran clase. nicas que se siguen en la confección de los
Sus interpretaciones son intensas y vibran- compactos. Y para esta promoción nada me-
tes. Dentro de una linea general bastante más jor que ta reedición en el nuevo sofisticado
que aceptable se podría destacar el hondo sistema de las obras más conocidas del re-
lirismo alcanzado en el Notturno del Cuar- pertorio clásico a cargo de directores e in-
teto n. ° 2 de Borodin o la convicción que térpretes de sobra conocidos por el
logran inyectar al más endeble Cuarteto aficionado. Esta colección no pretende,
n." 1 de Tchaíkowsky. pues, ser de momento novedosa, sino que
su aportación reside en el aumento de cali-
dad del registro y en la mayor duración dis-
E.M.M.

36 Scherzo
DISCOS

cográfica que permile esta nueva técnica. En Engltah Concert. Trtvor Pinaock. Archlv nácek. Aunque la mayoría de sus grandes
concreto, la Sinfonía n.° 1 de Brahms con 419-614-2. Compacto. Duración: 61:23. óperas puede encontrarse en Espafla, la prác-
Sol ti y la Orquesta Filarmónica de Chicago tica totalidad de su restante producción es
es una reedición hecha a partir de una gra- Dos violines, un violonchelo, ar- todavía difícil de localizar. Incluso una par-
bación de 1979 que ya es clásica en la histo- chilaúd, tiorba, órgano y clave-
ria del disco. Conocedor profundo de la obia cín constituyen la instrumenta-
de Brahms, Solti imprime en esta versión una ción con la que Trevor Pinnock y sus com-
fluidez y una serenidad intensas que reve- pafleros de The English Concert se enfren-
lan el largo recorrido llevado a cabo por la tan a esta bellísima colección de sonatas en
sinfonía desde su crisol beethoveniano. La trío de Arcangelo Corelli. Ante discos co-
complejidad y la equivocídad significativas mo el que se comenta, la primera reflexión
de la Primera de Brahms con sus irisacio- que hay que hacer es la de cómo y de qué
nes cambiantes de luz y de sombra, la sínte- manera se han cambiado, pienso que defi-
sis de ingenuidad y erudición de una obra nitivamente, los esquemas de la interpreta-
gestada durante casi veinte años y que por ción de la música barroca.
lo tanto recoge en su seno la evolución del titura tan fundamental como Diario de un
propio espíritu del compositor desde su Oratorios, cantatas, conciertos, cualquier desaparecido ha tardado anos en circular por
ardor y pasión juveniles hasia la reflexión forma instrumental de la época, indepen- aquí; sólo ha podido cantarse con ella a raíz
reposada del hombre adulto, toda esta in- dientemente de la calidad de los interpretes, de la distribución hace unos meses de una
numerable superposición de niveles ís per- suena de diferente manera con instrumen- reedición de la antigua versión de Haefliger
fectamente asimilada por Solti en esta tos de la época, pero las cotas de mayor dis- con Kubelik al piano (1964), realizada por
producción pormenorizada en detalles, y que tinción se alcanzan en la música de cámara. DG a través de su serie Classics. Pero la obra
se completa con ta Obertura para un festi- De aquellos típicos intérpretes de violín y cla- necesita imperiosamente, para que destile to-
val académico. ve, a veces incluso con piano (!), a lo que da la enorme riqueza que atesora, ser can-
este disco nos transmite, hay todo un mun- tada en checo; y ésta es una de las bazas de
do. Así pues, la recomendación es máxima. la interpretación que se comenta y que nos
C.C. La belleza de este conjunto de sonatas en facilita la posibilidad de adentrarnos en el
trío, en las que Corelli alcanzó una maes- denso mundo descrito por el autor; un mun-
tría sin par, rivaliza con la propia inter- do construido con arreglo a sus peculiares
FRANCAIX: Concertino para piano y or- pretación. La sonoridad exquisita, la adap- características compositivas, tan ligadas a la
questa. Concierto para piano y orquesta. tación al estilo, merecen nuestros elogios. especial estructura de su idioma, a su foné-
SAINT SAÉNS: Concierto para piano en Sólo hemos de lamentar que no se haya gra- tica, a su rítmica interna y externa; tan co-
so! menor. N." 2, op. 22. Sinfonía da Ca- bado la totalidad de la op. I y de la op. 2. nectadas también con los esquemas y formas
mera of Illinois. lan Hobson, piano. An de su folklore a los que supo revestir de un
Arabesque Digital Recording. CD Z6541 ropaje armónico tan insólito como incisivo,
DDD. Distribución: Discobi. en el que las progresiones de una tonalidad
a otra están condicionadas siempre por el rit-
mo y velocidad de la música. Janácek pone
La banalidad no es una exclusi- música a una colección de poemas publica-
va del siglo XX, pero en él ha en- dos en 1916 en el periódico de Bmo Livobé
contrado sus mayores coartadas Moviny en los que un joven de una ciudad
detrás de tendencias a veces respetables en de Moravia oriental cuenta las razones que
origen. le movieron a huir de su casa paterna y ex-
plica sus amores con la gitana Zefka, a la
La banalidad no es exclusiva de Francia, que siguió y con ta que más tarde tuvo un
pero allí encontró campo abonado después hijo. Prima en todo el texto, a pesar de su
de la gran guerra. El Grupo de los Seis es Si n embargo, la selección es muy amplia.
Además de la calidad interpretativa, de so- aparente rusticidad y sencillez, una extraor-
un caso ejemplar: algunos de ellos fueron dinaria riqueza de imágenes (hoy parece de-
al mismo tiempo grandes profesionales y bra conocida, de los integrantes del famoso
conjunto inglés (Standage, Combertí, mostrado que los poemas fueron escritos por
músicos superfluos. el periodista Jan Misárek, amigo del direc-
Pleeth, North y el propio Pinnock), desta-
No conozco la obra de Jean Francaix, na- ca en esta lectura una especial luminosidad, tor del diario de Bmo). Riqueza que se da
cido en 1912, aparte de alguna música de ci- patente en los movimientos rápidos, acaso también a raudales en la música. El paisaje
ne, como la de Si Versatles pudiese hablar. demasiado vivos, pero siempre subyu- moravo, los limpios sentimientos que su con-
pero la muestra aqui grabada {Concierto ju- gadores. templación provoca, los estados anímicos
venil de 1932 y Concertó de 1936) parece tan (escrúpulos, remordimientos, sentido del de-
sólida como prescindible. Completa el dis- La grabación es muy buena y la audición ber, prejuicios raciales) del protagonista...
del disco compacto (DDD) es un auténtico Todo queda admirablemente recogido. La
placer. Insisto en recomendar el disco por contraposición entre el piano y las voces, su-
todo lo señalado y especialmente porque mu- tilmente manejada, refuerza el interés tím-
chos detractores de las versiones con instru- brico, que proporciona un clima exasperado,
mentos originales quizás comprendan de ansioso; sentimental. El lirismo, propio de
una vez para siempre el sentido de esta la liederistka romántica, es muy original: va-
elección. lores sonoros, pausas rítmicas, multitud de
matices acentuales, que promueven, según
G.Q.LL.O. Pestalozza, «una aforística atónita y convul-
sa». En una palabra, cabría concluir, la ma-
terialización realista de lo que el
romanticismo había entendido como sueño.
co un bello y secundario concierto pianísti- JANACEK: Zápisnik Zmizelého (Diario de La puesta en pie de todo este entramado,
co de Saínt-Saéns. un desaparecido). Grayson Hirsi, Irnor; queseexiiendealolargode 22 números (el
Este disco posee el mérito de lo inhabi- Sbirfty Love, mezzosoprano; coro de mu- 13 es un solo de piano), constituye una difí-
tual y el de la interpretación —una buena jeres dd Calumnia Pro Cantare dirigido por cil prueba para un tenor (la mezzo sólo in-
orquesta de cámara, un buen pianista. Pa- Francés Motyca Dawson. Antonin Kubalek, terviene en tres números y el reducido coro
ra algunos puede no ser suficiente. piano. CD. Caedmon Arabesque Z6513 femenino, en dos). Los matices rítmicos y
DIDX94. Distribución: Discobi. dinámicos, el cromatismo de unos poemas,
la modalidad de otros, la libertad del can-
S.M.B. to, la variedad de imágenes, requieren, en
No es frecuente la aparición en verdad, grandes medios y notable extensión
CORELLI: Sonatas en trío op. I n.' 1; op. nuestro mercado —en el que, por (en el último número se asciende por dos ve-
2 n." 6; op, I n." 9; op. 2 n." 9;op. 1 n.° lo que se refiere a la parcela clá-
3; op. 2 n.° 4; op. I n.° 7; op. 2 n.° 12; op. sica, se importa casi todo hoy en día— de
1 n.° ¡I y op. i n." 12. Miembros de The grabaciones conteniendo obras de Leos Ja-

Scherzo 37
DISCOS

ees a un lenso e iluminado Do de pecho).


Grayson Hírsc, tenor cali for ni ano que lidia
aquí la peligrosa res, tiene una voz de esca-
sa calidad, pequeña (a lo que parece), algo
engolada, no muy bien emitida, aunque con
un centro potable, y bastante corta por arri-
ba (los agudos no están proyectados y se
aproximan a una especie de feo falsete); no
obstante, se mete por completo en el papel
y canta (en lo que parece buen checo) apa-
sionada y vehementemente, con ardor y ex-
presividad a veces lacerante, de tal forma Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por
que aunque el instrumento es más bien mo- Istvan Kertész. DECCA ADRM 417 278-1.
nocolor llega a prestar a estos poemas pesi-
mistas, amargos y enigmáticos, pero siempre Los Conciertos para piano n." 23 y
frescos y llenos de vida, una muy convin- n. ° 24 de Mozart constituyen dos hitos im-
cente verdad. Le secunda discretamente la portantes ya no sólo dentro de la produc-
mezzo Shirley Love y colabora con tino el ción global del compositor, sino también en
coro. La labor de Kubalek desde el piano, el contexto de la propia evolución del géne-
sin llegar a la exquisitez que la delicada es- ro del concierto so lis tico. Y lo que más
critura pide en ocasiones, es variada, cono- impresiona es comprobar el promedio de
cedora, precisa y poderosa. En suma, una tiempo invenido por el músico en la com-
interpretación no perfecta pero muy apafla- posición de cada uno de los dos conciertos
da; tanto como la más localista de Pribyl con no va más allá de las tres o cuatro semanas,
Palenicek (Supraphon). Excelente loma teniendo en cuenta, por si eso fuera poco,
sonora. que simultáneamente Mozart se hallaba tra-
bajando en Le Nozze di Fígaro, otro jalón
insoslayable, esta vez en el campo de la his-
A.R. toria de la ópera. Pocas veces, pues, la fe-
cundidad creativa y la capacidad infatigable
de trabajo se han unido más estrechamente
F. MENDELSSOHN: Condeno para vio- para encarnarse en un cuerpo frágil y apa-
lin op. 64; M. BRUCH: Concieno para vio- rentemente desprovisto de materia suficiente
lín op. 26; f. KREISLER: 3 piezas. Shlomo para soportar semejante derroche de ener-
Mlnlz. Orquesta Sintónica de Chicago diri- gía. Las dos obras bastan por sí solas para
gida por Claudio Abbado y Cl. Bensom pia- nacernos una idea de la complejidad de fa-
no. D.G. Compacto 419.6Z9-2 A.D.D. cetas que ocultan la simplicidad y sencillez
<66'35"). mozartianas, y lo difícil que en realidad re-
sulta llegar a profundizar en una música en
Fue un debut díscográflco el de la que siempre hay un algo más que descu-
Shlomo Mintz. Si, nada menos brimos en cada nueva audición y que sirve
que la Sinfónica de Chicago y para colocarnos ante las puertas de un nue-
MARAIS: Sonnerie de Sainte Geneviéve du Abbado para acompañar a un jovencito vo enigma por desvelar. Desde el contenido
Moni de París. Suile n.° I en do mayor. Sui- veinteaflero con aspecto de colegial; agua de- expresivo de una de las páginas más desola-
ten." 4 en re mayor. Nikolaus Hamoncourt, bía llevar el río cuando los avisados ejecuti- doras que nunca se hayan escrito como es
viola da gamba; Alice Hamoncourl, violin; vos de la D.G. echaban las campanas al el segundo movimiento del Concieno n. "23,
Leopold Stastny, flauta; Herbert Tschcu, vueto con unos conciertos en los que la lista hasta la increíble originalidad formal de las
d i ve. Harmonía Mundi HMC 90414 Com- de interpretes históricos haría temblar a cual- variaciones del último movimiento del Con-
pacto 48'11". quier debutante. cierto n." 24, todo es fascinante en estas dos
obras que Clifford Curzon interpreta con esa
Confesemos sin reservas que Mintz triunfa claridad y ese tono conversacional y parlante
Se reedita ahora en el formato en su cometido, toda vez que su técnica y que toda buena ejecución de Mozart re-
compacto esta grabación que da- sonido salen airosos de las trampas que en- quiere.
ta de 1973. Es ésta una de las po- cierran las obras de Mendelssohn y Bruch.
quísimas en que el nombre de Nikolaus Har- De todas maneras, maticemos estos logros,
noncourt aparece asociado al sello Harmo- en primer lugar, en el caso de Mendelssohn,
nía Mundi. En cuanto al músico inter- el romanticismo clasicista del músico berli- C.C.
pretado, sobre cuyo exquisito arte tuvimos nés, visto desde una óptica objetiva, no en-
ya ocasión de hablar en estas mismas pági- cuentra su aliento lírico/poético caracte-
nas de crítica díscográfica, Harnoncourt nos rístico que supieron recrear como nadie
brindó una magnífica versión, en su faceta Menuhin y Furlwángler. En el caso del con-
de director, de la Suite deAlcyone (Teldec). cierto un tanto postumo de Bruch de melo-
Semejante nivel de acierto no se da en este dismo grandilocuente y superficial, la
disco que comentamos, salvando siempre la objetividad y virtuosismo de los intérpretes
musicalidad y la seriedad estilística de los eje- infunden un nuevo rigor a esta página, que
cutan (es. Lo mejor se da probablemente en tocada así resulta soportable. Los caprichos MOZART: Conciertos para piano n."22en
la descriptiva Sonnerie, en tanto que lo más vieneses de Kreisler corroboran la capacidad Mi bemol, K. 482, y n." 23. en La, K. 488.
discutible se encuentra en \a Suile n." 4 pa- de Mintz y redondean la presentación del jo- Mltsuko Uchida, piano. Orquesta Inglesa de
ra viola da gamba. No es ésta, desde luego, ven virtuoso. Cámara. Director: Jeffrey Tale. Philips Di-
la mejor realización de Hamoncourt con el gital 420 187-1.
instrumento —la cota más alta está en su Si, fue un buen debut discográfico el de
grabación de las Sonatas BWV 1027-1029 de Shlomo Mintz, tanto que ahora nos lo ofre-
Bach— al que acude esporádicamente. Su cen en disco compacto con un sonido espec- Buena idea, no demasiado extendida, la
sonido en Marais no es totalmente bello y tacular. de emparejar estos dos conciertos, sin duda
terso, se muestra demasiado rudo en ocasio- entre los más grandes de su autor. Son no
nes y no obtiene el mundo de sutileza y com- A.M.J. ya correlativos (aunque es casi seguro que
prensión del autor que extrae Jordi Savall, el 23 fue concebido antes que su compañe-
máximo recreador de la música para viola ro), sino que presentan concomitancias im-
da gamba de Marais. portantes, con independencia de sus
MOZART: Conciertos para piano y orques- particulares características, por lo que se re-
ta: n.' 23 en La Mayor, k. 488; n." 24 en fiere a las circunstancias que rodeaban la vi-
E.M.M. Do menor, k. 491. CUfford Curzon (piano). da de Mozart en el momento de su creación,

38 Scherzo
DISCOS

por su espíritu, tan cercano al de Las bodas POULENC: Les Soirées de Nazetles. 3 Nou- RACHMAN1N0V; Trios elegiacos: N.' 1
de Fígaro, estrenada poco después (1 de ma- velettes, Pasiourelle. 3 Mouvements perpe- en sol menor, N." 2 en re menor op. 9.
yo de 1786), por las singularidades de su ins- tuéis. Valse. 9 improvisalions. 3 pitees. Bemux Arts Trio. Philips. CD 420 175-2
trumentación, en la que los clarinetes Piscil Rogé, plano. Decca CD 417 438-2. DDD.
sustituyen a los oboes (lo que también su- DDD.
cede en el tercer hermano, el n.' 24. en Do Para quienes desdeñan, acaso
menor, K. 491); por el hecho, en fin, de que Pascal Rogé, que fue alumno de con razón, las sinfonías y con-
su respectivo movimiento lento. Andante y Julius Katchen. ha interpretado cienos pianísticos de Rachmani-
Adagio (algo insólito en los conciertos de músicas cercanas y disímiles co- nov, ciertas obras corales, operísticas y pa-
Mozart la presencia de este último), aparezca mo las de Debussy, Stravinski y Ravel. Con ra piano solo constituyen prueba de que ha-
en tonalidad menor. Obras maestras llenas Poulenc prosigue sus acercamientos lógicos. bía un Rachmanínov muy superior. También
de inventiva, locadas de la gracia del genio, Ya hemos dicho que no es el piano el ámbi- pueden serlo estos dos trios ignotos que se
que nos sumergen en un mundo en el que to más rico del acaso más importante com- remontan a su juventud, 1892 y 1893. El pri-
la ensoñación, la alegría, la poesía rnás al- positor del Grupo de los Seis. Lo poético y mero es breve y en un solo movimiento. Fue
ta, la vitalidad, el sentimiento trágico tam- lo obvio, lo inspirado y lo sentimental, la compuesto en escasos e inspirados días. El
bién, se amalgaman prodigiosamente. compleja sencillez y lo rematadamente ba- segundo es tres veces más dilatado, más con-
La versión, grabada en julio de 1986, que nal se codean en estas piezas con más desen- trastado y más profundo. Fue compuesto en
nos proponen el ingles Tate y la japonesa fado y menos pudor que en sus canciones, homenaje a Chaíkovski, que acababa de fa-
Uchida de las dos obras es muy digna de te- sus óperas o su obra coral —aunque de to- llecer, y mereció dos revisiones posteriores
ner en cuenta. Hay en la interpretación lim- do hay... Para Rogé supone la conquista del compositor, en 1907 y 1917. Ambos son
pieza, transparencia ' sonora, pulcritud, de un nuevo ámbito sonoro, aunque no sea resumen de un romanticismo tardío, pero
corrección de letra, equilibrio, serena expo- el más ambicioso. Prosigue con esos fran- van más allá del ejercicio de estilo de un es-
sición y adecuada dosificación de planos y ceses alejados de cualquier temperamento tudiante aplicado. Interpretados como lo ha-
dinámicas. La música fluye sin trabas, bien romántico. ce e! magnifico Beaux Arts resultan autén-
traiada estilísticamente, admirablemente to- ticamente chaikovskianos y respetuosamen-
cada por los expertísimos instrumentistas de Con Poulenc es algo distinto. Las Soirées te brahmsianos.
la English Chamber, que se conocen estos (I930-Í6), que desde luego no son románti-
pentagramas de memoria (recuérdese que cas, son sin embargo una suite al modo de Si Rachmaninov necesita ser redimido, lo
colaboran, por ejemplo, en las integrales Carnaval, pero en la dirección de la ironía es en este caso muy wagnerianamenté, por
de Barenboim y Perahia). ¡Qué maderas y el humor de Schumann. Su interpretación amor, medíante estas interpretaciones entu-
—flauta, fagot— en el Andante y en el An- por Rogé, refinada y lúcida, ocupa un ter- siastas y virtuosas, que resucitan dos piezas
dantino cantabile (segunda sección ésta del cio de este disco generoso. Algo menos se magistrales de una juventud muy anterior
tercer movimiento) del 22! Nos encontra- destina a nueve de las quince Improvisacio- a los éxitos y exigencias de un compositor-
mos, sin embargo, algo alejados (le lo ex- nes que Povúenc compuso mire 1932 y 1959. intérprete que nunca quiso entrar en el si-
traordinario. En la dicción de Tate Con las demás piezas puede constatarse un glo XX.
—principa] director ahora mismo del con- amplio recorrido del pianismo de Poulenc
junto a sus órdenes— se observan a veces en un solo registro. Faltan cosas importan- S.M.B.
impurezas que nos hacen descender del cie- tes como la Suite francaise o los Ocho noc-
lo, cierta rudeza no punible pero sí un tan- turnos, pero el conjunto es aún significativo.
to molesta: tutti en las variaciones del Cabe esperar otros Poulenc de Rogé. Por el
Andante del 22, imperfección de legato en momento, ésta es una entrega espléndida.
el maravilloso tercer tema del Allegro del 23, Es digna de aquella integral de Tace hiño
inoportunos confusionismos en la coda del (EMI) que reseñábamos hace poco con se-
Allegro assaí de este último... La batuta mejante entusiasmo.
plantea correctamente los tempi, consigue
un adecuado fraseo y casi llega a extasiarse S.M.B.
en el Adagio de la obra en La mayor, pero
pierde quilates a la hora de la suprema ma-
tizad ón y calibración de los acentos. En to-
do caso asiste muy bien a la solista, que
demuestra poseer excelentes cualidades que
la hacen apta para recrear esta música: níti-
da pulsación, sensibilidad, bella sonoridad,
suficiente vigor dentro del estilo, inteligen-
te control de dinámicas... Es refinada pero
no exquisita; delicada pero no poética; equi-
librada pero relativamente variada. Su pia-
no no puede considerarse decorativo, pero
tampoco trascendente. De todas formas, el
diálogo entre orquesta y piano está bien
planteado y construido, excelentemente tra-
bajado.

Con este acoplamiento, y sumando los


muchos pros y los pocos contras, cabe re-
comendar esta grabación. Aunque haya hoy
en dia interpretaciones de mayor altura por
separado de las dos partituras: los citados
Barenboim y Perahia, Brendel/Marriner,
Richter/Muti o Ashkenazy para el 22; los
tres primeros y Pollini/Bóhm, Haskil/Sa-
cher o Serkin/Abbado para el 23. Un recuer-
do para la histórica grabación, con las
mismas composiciones, de Casadesus y
Szell; gracia, transparencia, elegancia y vi-
gor se daban la mano de manera natural en
ella.

A.R.

Scherzo 39
DISCOS

RACHMANINO\: Los 4 Conciertos para alimentada por otra parte por la malinten- El poema del fuego, que es una especie de
piano y orquesta. Rapsodia sobre un tema cionalidad de algunos críticos, ya no tenía concierto para piano y orquesta.
de Paganini. Earl Wild (piano). Real Or- ningún sentido, puesto que Debussy hada Las cuatro obras de esta grabación ocu-
queslm Filarmónica de Londres. Director: cuatro años que había fallecido y Ravel era pan lugares muy distintos en la producción
Jascha Horenstein. Chandos, álbum de 2 aclamado como uno de los mayores compo- del autor. La Sonata n.° I fue compuesta
discos compactos. 8521/2. ADD. 65'46" y sitores de su época. El hecho mismo de ele- en 1892, cuando contaba tan sólo 20 años.
6T46". Grabaciones realizadas en la King- gir a Debussy era ya de por sí un proposito Ocupa así el período inicial de Scriabin, que
sway Hall de landres durante ei mes de ma- claro de echar por tierra muchas de las fal- incluye las dos primeras sinfonías y el Con-
yo de 1965. Distribuido en España por sedades que se habían vertido. Ravel, en sus cierto en Fa sostenido mayor y en el que son
Harmonía Mundi Ibérica. orquestaciones, quiere homenajear a sus mú- patentes las influencias de Liszt, Cbopin,
sicos preferidos y entre ellos, junto a Mus- Wagner y sobre todo Chaíkovski, cuyo se-
sorsgky, Satie, Chabrier, Schumann, etc., llo es manifiesto en esta sonata.
Decía Marcel Prousi: «Detestad no podía faltar el gran maestro del simbo-
la mala música, no la despre- lismo musical francés. La presente grabación Las Cuatro piezas, Op. 51 (1905-1908)
ciéis" (ver en Los placeres y los de Riccardo Chailly con la Concertgebouw pertenecen ya al periodo del Scriabin madu-
días tí articulo titulado Elogio de la mala de Amsterdam Incluye, además de estas dos ro, que ha compuesto su 3. ' Sinfonía, Op.
música), frase que se podría aplicaí perfec- obras poco conocidas pero encantadoras, el 43 l'El poema divino) y que revela en estos
tamente a estas cinco joyas cuyo valor, mí- Bolero y Cuadros de una exposición en unas fragmentos para piano su tendencia progra-
nimo en la historia del Arte es, sin embargo, versiones meticulosas y perfectamente logra- mática al titular algunos de ellos muy des-
inmenso en la historia sentimental de varías das en las que predomina una absoluta ob- criptivamente. Así en Fragilidad las series
generaciones. Si además, como es el presente servancia de las indicaciones de las partitu- de acordes crean una sensación cristalina,
caso, las interpretaciones de las mismas vie- ras originales. En el Bolero, por ejemplo, mientras que en el Poema alado las figura-
nen avaladas poi un pianista especialmente Chailly mantiene desde el principio al fin un ciones rápidas y breves remedan los aleta-
indicado (sin contar, por supuesto, con ex- mismo lempo, sin la tendencia, observable zos de un pájaro.
celentes tomas de sonido muy bien reproce- en muchos otros directores que han dirigi-
sadas en el sistema digital), se llegará a la do esta obra, a aumentar la velocidad a me-
conclusión de que este álbum se puede ad- dida que va incrementándose el crescendo
quirir sin ningún tipo de reparos. orquestal. Por su pane, los Cuadros están
Las versiones se apartan considerablemen- ejecutados con maestría insistiéndose en real-
te de las lecturas al uso, esto es, no se hace zar la fuerza plástica de cada una de las ilus-
hincapié en el excesivo rubalo de algunos traciones. Registro, pues, importante no sólo
pianistas que interpretan una melodía y da por lo ya comentado, sino porque además
la sensación de que ésta se deshace en pe- se convierte en un anticipo discográfico de
queñas piezas; el toque expresivo es justo, la inminente toma de posesión de Riccardo
con emoción contenida y notable brillo ins- Chailly en su cargo de director titular de la
trumental. La dirección de Horenstein es un Concertgebouw prevista para el próximo
hilo en la historia discográfica de estas par- año.
tituras; obviamente es apasionada, pero a
la vez incisiva y vibrante, absolutamente
compenetrada con el pianista norteamerica- C.C.
no y obteniendo de la orquesta inglesa (en
espléndida forma) un sonido cálido, tenso,
crispado en ocasiones (algo insólito en la mú-
sica del compositor ruso) y con un extraño
colorido instrumental que confiere a estos
Conciertos un especial atractivo.
Impresionantes versiones, en definitiva, La Sonata n. ' 6 (1913) es posterior al Poe-
superiores incluso a las del propio autor ma del éxtasis y a Prometeo. Como muchas
acompañado por Stokowsky y Ormandy otras sonatas de Scriabin, está constituida
(RCA) o a binomios especialmente dotados por un único movimiento en el que los acor-
para estas lides como Ashkenazy/Previn des arpegiados que ascienden hacia los re-
(Decca). Discos recomendables (a pesar de gistros agudos y la indefinición tonal tan
su elevado precio) para todo tipo de me- típica de Scriabin nos recuerdan las grandes
lómanos. obras orquestales místicas compuestas po-
co antes.
E.P.A.
En la Sonata n. "8 (1913) oímos al Scria-
bin voluptuoso que entrevera paisajes indo-
lentes con grandes climax trágicos. También
estructurada en un único movimiento, es la
RAVEL: Bolero; DEBUSSY: Sarabanda más larga de las sonatas del último período.
(Orquestación de Ravel), Danse (Orquesta- SCRIABIN: Sonatas para piano I, 6 y 8. Vladimir Ashkenazy es un profundo co-
ción de Ravel); MtJSSORCSKY: Cuadros Cuatro piezas para piano, Op. 51. Vladimir nocedor de la música rusa. Sus interpreta-
de una exposición (Orquestación de Ravel). Ashkenazy, piano. CD 414 353 IDH. ciones de Chaikovski, Prokofiev, Rachma-
Director: Riccardo ChaIIIy. Orquesta del ninov y Mussorgskí asi lo atestiguan. A fal-
ConcíHgebouw de Amsterdam. DECCA El pianista y director de orques- ta de otras grabaciones de estas sonatas de
417 611-1. ta Vladimir Ashkenazy ha com- Scriabin que pudieran servir de punto de
pletado con este CD la integral comparación, hay que suponer que su inter-
Cuando Maurice Ravel, a instancias del de las sonatas de Scriabjn. También en gra- pretación es la adecuada. Desde luego, las
editor musical Jobert, decidió orquestar las baciones Decca habían aparecido anterior- notas suenan en su sitio y, estilísticamente,
dos obras para piano de Claude Debussy: mente las sonaras 2, 7 y 10 (SXL 6868) y 3, la grabación nos lleva al mundo místico de
Sarabanda —perteneciente a la suite Pour 4, 5 y 9 (SXL 6705). Estas 10 sonatas for- Scriabin que tan bien plasmado se halla en
le piano— y Danse—publicada inicialmente man parte de la ingente producción pianís- las sinfonías interpretadas por Eliahu In-
con el titulo de Taran/ellestyrienne—, era tica de Scriabin, que compuso decenas de bal. El sonido es excelente, cosa normal tra-
ya un músico consagrado y conocedor pro- preludios, baladas, piezas y estudios para tándose de un CD.
fundo del arte de la instrumentación, como piano, repertorio que él mismo contribuyó
lo acreditaban el Daphnis y La Valse. El a difundir durante su breve vida. Virtuoso En definitiva, una buena grabación que
acercamiento de la obra de Debussy se pro- del piano, Scriabin utilizó este instrumento da una muestra del gran mundo pianístico
ducía, pues, en un momento en que la posi- de forma sobresaliente incluso en una de sus de Scriabin.
ble animosidad entre los dos compositores. obras sinfónicas más conocidas, Promeleo-
J.A.T.C.

40 Scherzo
DISCOS

SENFL: Moteles, odas y Heder. LulsAlvez R. STRAUSS: Don Quijote' Op. 35. Las
y Graham Pushce, contraten ores; Martin Travesuras de Till Eulenspiegel, Op. 28.
Klielmann, Tenor; Justp Cabré, harítono- 'Antonio Meneses. cello; Wolfrsm Christ,
bajo; Cltmrnck Consort; dir.: Rene Ck- viola. Orquesta Filarmónica de Berlín. Dir.:
racacic. Compacto ACCORD 149163. Du- Herbert Yon Ka rajan. DC DIGITAL 419
ración: 65'. 599-1. (LP) 419 599-2 (Compacto) DDD
5S-32".
De la interesantísima y poco di-
fundida serie de discos AC- Desde el principio se percibe que
CORD nos ha llegado esta gra- algo no funciona en esta nueva
bación que conmemora los quinientos años versión que Karajan nos ofrece
del nacimiento de Ludwig Sentí (1486-1543), del Don Quijote straussiano. lnicialmente,
compositor suizo que cultivó el género del uno tiene la sensación de que el anciano di-
incipiente lied de forma especialmenle ex- rector salzburgués ha moderado conside-
presiva, ingeniosa e inventiva. Esta selección rablemente los lempi respecto a su famosa
preparada por Clemencic nos podrá dar una —y espléndida— versión del 76 (EMI, con
encélente idea del arte maravilloso de Sentí, Rostropovitch y Koch), pero el cronómetro
cuya música es extraordinariamente varia- nos desmiente: la nueva grabación totaliza
da y de una belleza más que intensa. Impo- 42,25 por 43,53 de la precedente. No es,
sible aburrirse con este compacto, lo cual pues, una cuestión de tempo lo que sitúa a
desgraciadamente ocurre más de la cuenta esta versión a años luz de la citada del 76.
en el repertorio antigua. Tras la escucha consecutiva de ambas creo
La interpretación del Clemencic Consort Smatana que el problema básico radica en el propio
es también muy interesante. Para este regis- Karajan, que (¿producto de la edad y la mala
tro, realizado en abril de 19S6, Clemencic salud?) transmite aquí un Don Quijote la-
se valió de algunos de los componentes ha- mentoso, asténico. Da la sensación de que
bituales de su grupo, junto a otros solistas el agonizante caballero de la última varia-
que suelen trabajar en conjuntos como Hes- hon (ver comentario déla Ariadne auf Na- ción estuviera presente desde el comienzo,
perion XX, por ejemplo (Luis AJvez, Josep xos en el n.° 16 de SCHERZO) a pesar de lo que se traduce en una lectura alicaída, to-
Cabré, Jean Pierre Canihac), y a nuestro en- contar con dos bazas fundamentales para la talmente falta de la ligereza, encanto y fuerza
tender se ha producido una sensible mejo- realización de estos registros (léase: orquesta tan presentes en esta partitura, para mí una
ría en la ya excelente calidad de la agru- excepcional y equipo técnico de primer or- de las más bellas e imaginativas del compo-
pación, que a través de sus numerosísimas den). En efecto, la belleza indiscutible de al- sitor bávaro. Nunca hubiera pensado que
grabaciones se nos ha revelado como capaz gunos pasajes (determinadas secciones de El Karajan, tan acertado en otras interpreta-
de lo mejor y de lo peor. En este caso, el Moldava, el carácter rústico de las danzas ciones de Strauss (la misma de Don Quijo-
momento parece óptimo, aunque, curiosa- de La novia vendida, la claridad de textu- te antes mencionada, sin ir más lejos),
mente, ya no es tan notorio el típico sonido ras en la obertura de la misma ópera o la pudiera ofrecernos una tan pálida y alejada
Clemencic, sin que por otra parte se haya brillantez de, por ejemplo, Sarka), no es su- del subtítulo «Variaciones fantásticas» que
dado con una alternativa precisa y recono- ficiente para tener en consideración estas lec- acompaña a la partitura.
cible (como sí ocurre en el caso de Hespe- turas en las que prima sobre todo la
rion XX). En cuanto a las voces, es necesario extraversión y la excesiva contundencia. A A estos ingredientes añádase una graba-
resaltar su tremenda calidad. Todos los so- pesar de poseer una virtud indiscutible que ción en la que, por tratar de destacar todo,
listas cantan con hondura y calor, y además es la espectacular toma sonora (la mejor sin se oye, en efecto todo, pero en una igual-
tienen una técnica altísima. Es una grata sor- discusión de todas las hechas hasta la fecha), dad de planos tal que contribuye aún más
presa comprobar que entre el cuarteto vo- las versiones existentes de estos poemas sin- a que aquello no nos diga nada. Si además
cal están dos grandes voces latinas, las del fónicos, numerosas y excelentes son, por lo tenemos en cuenta que Meneses es bueno pe-
portugués Alvez y del catalán Cabrí. En el general, superiores. Recordemos a vuelaplu- ro está lejos, lejisimos de Rostropovitch, que
terreno instrumental, las intervenciones son ma algunas de las que ya han hecho histo- incluso Koch posee un sonido más bonito
en todo momento excelentes, tanto en los ria: Vaclav Talich/Filarmónica Checa que el de su colega Christ, y que el relleno
vientos como en las cuerdas (quizá un poco (Supraphon), Karel Ancerl y Vaclav Neu- de Titl Eulenspiegel no remedia nada (pues
más bajos en este plano), que son utilizados mann con la misma orquesta (el último de aunque la versión es algo mejor adolece de
de forma tan variada como sugieren las los citados disponible en disco compacto, los mismos defectos; preferiblemente sin du-
fuentes documentales de la época. también en Supraphon), Paavo Berglund da su antigua versión con la Filarmónica Vie-
con la Staaiskapelle de Dresde (EMI) o, para nesa, DECCA), pues ya tienen los ingredien-
finalizar, cualquiera de las cuatro que Ra- tes de este disco. En consecuencia, recomien-
Este es el único registro dedicado total- fael Kubelik ha grabado: Sinfónica de Chi- do a los que no posean estas obras acudir
mente a Senfl que conocemos, y aunque lo cago (Mercury), Filarmónica de Viena a las versiones citadas antes que, pese a los
recomendamos plenamente, también seña- (Decca), Sinfónica de Boston (DG) y Sinfó- años, están excelentemente grabadas e inter-
laremos dos grabaciones muy interesantes: nica de la Radiodifusión Bávara (Orfco). pretadas. Lo siento, admirado maestro; me
la de Munrow dedicada al tiempo de Maxi- Ocho lecturas que dejan al pobre Le vine he- temo que esta vez no ha acertado Vd.
milian I (ARCO DECCA 81OO7/02) y la del cho unos zorros, definitivamente fuera de
Medieval Ensemble of London, con obras combate. Para no agobiar al lector con ex- Nada que añadir a lo dicho sobre el LP
del también gran compositor Isaac cesivas referencias, recordemos solamente respecto del compacto de sonido, claro, más
(L'Oiseau-Lyre 410107). dos más con música de La novia vendida brillante y transparente y sin frituras, pero
que, tanto por idioma como por concepto, que no salva el desacierto general de la ver-
J.C.C.A. sobrepasan a las notables de Levine en este sión. Si busca el Don Quijote en compacto
registro: Szell/Orquesta de Cleveland (CBS espere a encontrar la versión de Karajan ci-
Greal Performances, disco que, además, tada más arriba. Hasta puede que le salga
SMETANA: Mi Patria, rido de poemas sin- contiene una de las más bellas versiones de
fónicos. Obertura y danzas de La novia ven- más barato. Pese a ello, si se decide por es-
El Moldava) y Rudolf Kempe en su graba- ta interpretación disfrutará más con el com-
dida. Orquesta Filarmónica de Viena. ción para EMI de la ópera completa del pacto que con el LP.
Dfreclor: James Lcvine. Deutsche Gram- compositor checo.
mopbOB 419768-2, álbum de 2 compactos
DDD. Grabaciones realizadas en la Musik- R.O.B.
verein, Grosser Saal, Viena, en enera de En definitiva, dos compactos de sonido
1986. deslumbrante destinados exclusivamente a
los amantes de James Levine (si los hay) o
En esta ocasión el discípulo fa- para aficionados a la alia fidelidad. Los de-
vorito de George Szell no ha te- más, por favor, abstenerse.
nido la suerte de su última gra-
bación operística para Deutsche Grammop- E.P.A.

Scherzo 41
T I TEATRO
REAL IBERDUERO

ORQUESIAYCORO
NACIONALES
DE ESPAÑA
TEMPORADA i987/i988

6 6. 7. 8 Noviembre 1987

Dincior: MaximitUIO \feldés


Solista U U H Claret. violonchelo
Abono B
8 20. 21, 22 Noviembre 19S7

Jesús López Cobos


Di redor: Víctor Martin, viotin
Solistas: María Tipo, piano
Abono A

Villa Lobos 'Bjchianai hrasileira-. niim. 2


ShoctalwvHeh "Contieno para violonchelo y orquesta núm. I. Main Concierto para violín y orquesta núm. 4. en Re
Op Un mayor. K 218.
Síbelliu Sinfonía nüni I. en Mi menor. Op 39. Concwno para piano y orquesla niim. 25 en Do

1
m^or, K 503.
Sinfonía nüm. 4], K. 551. en Do mayoi "Júpiter".

Mcort
13. M. 15 Noviembre 1987

Director: Isaac Karabtchevsky


Solisu: b n l l Naoumorf, piano

Otienuta de "Cosí Can Tune"


Abono Libre

Concierto para piano y orquesta num. 23 en tu


9
Director:
Solista
17, 28. 29 Noviembre 1987

Coro Nacional de España


Jesús López Cobos
José María Pinzoias. piano
Aborto B

mayor. K 488.
VUla-Lobos «Preludio dt la Bachiana núm. 4. Bettboven 'Cuantío Op 131 (Versión orqueyall
Slnviniky Pclroucht. Concierto para puno y orquesta num. 4. en Sol
mayor. Op 5B.
Ftnusia coral. Op. 80

Este avance de programas es susceptible de modifícación


Localidades disponibles en taquilla todos los Domingos

MINISTERIO DE CULTURA
T f c TEATW . PI *»!••"••*»>
(¡HIPO

KEAI 1-NM-SA

X CICLO DE
CAMARAY
POLIFONÍA
TEMPORADA 1987-

7 3 de noviembre, martes

Colorado String Quartet


Abono D
10 24 de noviembre, martes
Orquesta Nacional de España
Abono C

Haydn: Cuarteto de cuerda, Op. 20. núm. 6 Dirección: Jesús López Cobos
Charles Ivés; Cuarteto núm. 2 Solista.1.: Premios de piano Infama Crisiina
Dvorak: Cuarteto de cuenta, Op. 105 Concienos para piano a determinar, según premiados

8 10 de noviembre, martes
Trío de Barcelona
Abono C 11 I de diciembre, martes

Julliard Quartet
Abono D

Los tres tríos con piano de Johannes Bramhs Mendelssohn: Cuarteto de cuerda núm. 1
Sessions: Cuarteto de cuerda núm. 2
Debussy: Cuarteto de cuerda en Sol menor

9 17 de noviembre, martes

Orquesta de Cámara Reina Sofía


Abono D
12 2 de diciembre, miércoles Abono C
Concertino-director: Gordal Cornelias Orquesta de Cámara Española
G. F. Haendci: Concerti Grossi, Op. 6 (2." parte) Concertino-director: Víctor Martín
Solistas: Goncai Cornelias, Hermes Kríales, Pedro León.
Francisco Romo, Domingo Tomás, Manuel Villuendas
Iviohnes)
Concierto homenaje al violinista Hermes Knales, con obras
de A. Vivaldi y J. S. Bach.

Este avance de programas es susceptible de modificación

Localidades disponibles en taquilla

MINISTERIO DE CULTURA
DISCOS

STRAV1NSKI: Pulcinetla (suíte). Dumbir- bastantes diferencias con respecto a las or- Los otros dos discos están dedicados a la
lon Oalts Concertó. Ocho miniaturas instru- questas inglesas. Frasean de una forma mu- música instrumental y a la ópera rusas del
mentales. Orphem Chamber Orcbeslra. cho más cortada, mas brusca, pero que no siglo XVIII. En el primero, el punto de ma-
DeuUcbeGraminophon419 628-1. Digital. deja de ser muy atractiva. En cualquier ca- yor interés lo alcanza tal vez una excelente
so, se nota que Reinhard Goebel se esfuer- sonata para violín solo de Ivan Khandoch-
Una ventaja de las orquestas de cámara za por ofrecer una versión y una visión más kin (1747-1804), muy bien interpretada, de
es su obligada atención a un repertorio dis- propia. Quizá el lector y posible oyente apre- atractivo melódico y de un dominio de la es-
tinto de tas sinfónicas. Salvo excepciones, cie mejor lo que decimos si selecciona el cor- critura que revelan un serio conocimiento de
en la música anterior a Beethoven y poste- te correspondiente al último movimiento del los resortes del instrumento. Algo conven-
rior a Mahlcr encuentran sus verdaderos ám- concierto para flauta de pico y traverso, en cional es la sinfonía anónima de la antolo-
bitos. Por desgracia, hacer música de cámara donde el director impone un lempo vivísi- gía conocida como Colección de Jarolslav.
no es sólo reducir las plantillas. Es indagar mo (e incluso lo acelera aún más al final), En cuanto a las tres oberturas de Ossip Koss-
y encontrar en otros periodos, estilos, arti- que aunque en realidad pueda adaptarse me- lovski, son obras de gran aliento en la línea
culaciones y conceptos mediante un decidi- jor a la indicación de presto que escribió Te- de un dramatismo orquestal que tiene muy
do trabajo en común, que no puede ser lemann. lo cierto es que se desmarca bastante en cuenta a Gluck y a Cherubiní; tal vez po-
ocasional. Un grupo como la Orpheus, que de lo que solemos escuchar a otras orques- co imaginativas, aportan no obstante algu-
deslaca su ausencia de director, ha demos- tas. Por lo demás creemos que, junto a la nas premoniciones de la gran escuela del
trado excelencia en música de tres siglos: grabación de Hogwood, es una buena oca- siglo XIX. Técnicamente revelan que los mú-
XVT1, XVIII y XX. Han acudido, por ne- sión para dejarse llevar por la imaginación sicos rusos estaban al día y conocían lo que
cesidad y por vocación, al repertorio no ro- de Telemann mediante dos propuestas dis- entonces se hacía en Europa.
mántico. Nadie menos romántico que el tintas pero muy válidas.
Slravinski neoclásico. Este disco contiene in- Lo mismo puede decirse de los autores de
terpretaciones magistrales de Pulcinella y el las óperas que figuran en el segundo disco,
bachiano concierto llamado Dumbarton J.C.C.A. ambas de I7S7, de hace, pues, 200 aflos. Los
Oaks, muy poco grabado (Stravinski- orígenes de la ópera rusa entroncan con Ita-
Columbia para CBS, Marriner-Los Angeles lia. A dicho país se dirigirán para formarse
para EM1). Añade una bella propina, las mi- muchos compositores, y por Rusia pasaron
niaturas instrumentales en 1962 después de Galuppi, Traetta, Sarti, Martín y Soler, Pai-
40 aflos de haber sido compuestas. Es una siello y Cimarosa. Formación italiana reve-
lección tal de tempi, de climas y de concep- lan los fragmentos de El hijo rival de
to, con sus rasgos de humor y de juego de Dmitrí Bortnianski (1751-1825) sobre un tex-
buena ley, que no cabe pudor en expresar to en francés. Música de excelente factura
entusiasmo por esta interpretación stravins- la de este discípulo de Galuppí, pulcra y al-
kiana, por este raro ejemplo de cómo se da go falta de ambición.
de veras en el clavo en un repertorio que no Pero la gran y agradable sorpresa de este
es raro, pero que tampoco es tan habitual. álbum doble es Los cocheros en la posta
lYamshchiki na Podslave) de Yevstigneí Fo-
TITOV: El Salterio Métrico; Kalhismata; min (1761-1800). Sorpresa relativa, pues la
. S.M.B. Cuatro Coros Polifónicos. Conjunto vocal estatura del músico ya se había revelado en
bajo la dirección de Valentina Koptlova; Co- el melodrama Orfeo y Euridice que mere-
ro de Moscú dirigido por Vladislav Solto- ció la grabación discográfica hace algunos
lov. LDX 78 841. Harmonía Mundi. aflos. Ahora en clave de comedia se antici-
TELEMANN: Conciertos para instrumen- IVAN KHANDOCHK1N: Sonata n.°3 pa- pan muchas cosas. Este «divertimento im-
tos de viento. Música Anliqua Kola. Dir.: ra violín en Do mayor; Gregori Feighin, vio- provisado» según reza su subtitulo, no se
Reinhard Goehel. CD ARCHIV 419633-2. lin.—ANÓNIMO DEL SIGLO XVIII: acoge al modelo de la opera buffa italiana,
Duración: 6S'54". Sinfonía *a Do mayor.—OSSIP KOSS- con su brillante escritura vocal y chispean-
LOVSK1: Oberturas de Ester. Devoro y Fin- tes recitativos, sino al de la opera comique
Teniendo en cuenta la ingente gal, Gran Orquesta Sinfónica de la RTV de francesa de mayor economía y simplicidad
producción concerlística de Te- la URSS dirigida por Vladimir Yesipov. y empleo de dialogo hablado. Motivos po-
lemann, está claro que se podrían YEVSTIGNE1 FOMIN: Los cocheros en la pulares hacen su aparición ya en la obertu-
estar haciendo discos como el que comen- posta. Opera cómica en un acto. Coro GUn- ra y después en solos y coros. El segundo
tamos durante muchísimo tiempo. Afortu- ka de Leningrado y Orquesta de la Opera- de éstos utiliza la peculiar polifonía folkló-
nadamente, por lo general Telemann suele Estudio del Conservatorio de Leningrado rica rusa conocida por podgolosnaya, mu-
usar unas combinaciones instrumentales bajo la dirección de Vladislav Chernuchen- chos anos antes que Glinka y sus sucesores.
muy variadas y sugestivas, y eso redunda en ko.—DIMITRI BORTNIANSK1: El hijo Las cuerdas sugieren en algunos momentos
que la audición de registras como el de Mu- rival. Opera cómica en tres actos (escenas). el sonido de las balalaikas, y tanto vocal co-
sica Antiqua Kóln, o el que hace relativa- Coro y Orquesta del Teatro Slanislavsld de mo instrumentalmente hay rasgos muy afor-
mente poco hiciese Hogwood (LSO 411949) Moscú dirigidos por Valen Yesipov. LDC tunados. Sin alcanzar las innovaciones de
supongan un auténtico regalo para nuestros 78 839/40. Harmonía Mundi (2 LP). Orfeo, contiene detalles y anticipaciones que
oídos. Naturalmente que los solistas que in- harán las delicias de los partidarios de la ópe-
tervienen son de la máxima calidad, como ra rusa. Una amplia nómina de intérpretes,
por ejemplo Wilbert Hazelzel, dueño de un Vassili Titov (1650-1715) pertenece a la desconocidos por estas latitudes como no po-
maravilloso sonido y perfecta técnica con el época de Pedro el Grande y probablemente día ser de otra manera, sirven con solven-
traverso barroco, el trompetista Friedemann fue discípulo de Nikolai Diletski, apóstol de cia y entera profesionalidad su cometido.
Immer, o el violinista y controvertido direc- las influencias italopolacas en la música ru-
tor, Reinhard Goebel. En el repertorio es- sa. Titov juntamente con Nikolai Kalashni-
cogido han buscado la diversidad de unas kov se adscribió a las corrientes innovadoras D.C.
obras a otras, y escuchamos desde concier- del canto monódico llamado znamenny, de
tos con tres oboes o dos chalumeaux hasta tradición secular; el nuevo estilo aportaba
con una flauta de pico y traverso, traverso imitación canónica, escritura policoral, con-
solo, etc. trastes de solos y ripíenos y efectos de masa
y color. En las obras de Titov los coros se
Tras los cambios habidos en Música An- contraponen antífonalmente y a veces son
tiqua Kóln (no sólo ampliación, sino tam- a 12 y hasta a 24 partes. En las obras que
bién cambio de algunos componentes), se contiene este disco se pueden apreciar mu-
podría decir que la sección de cuerdas se chas de estas características gracias a la es-
muestra ahora mas vigorosa, con una sono- pléndida actuación de los conjuntos que
ridad todavía más personal. El criterio de intervienen en la grabación que logran trans-
Goebel está plenamente inmerso en la co- mitir esa sensación a la vez de intimidad y
rriente de interpretación auténtica, pero con esplendor, propia de la música litúrgica rusa.

44 Scherzo
DISCOS

VIVALDI: Las Cuatro Estaciones. Tres pretación ha sido una de las más buscadas qua Kóln (Archiv); es, sin embargo, un
conciertos para flauta f« Tempesta di mo- por los aficionados a la música antigua. En registro mucho más reciente que el resto, del
ren, «II gardellinoo y «La notte»). LiPeü- resumen, que hay razones poderosas tanto principio de la época de Pina Carmirellí, su
le Bandt y Orchestra of the ISth Ccntury. para adquirirlo como para no hacerlo... actual concertino-di rector. La Suite n.° 2 de
Flauta y dirección: Frans Brüggen. CD Pi- Bach aquí incluida resulta insoportable des-
pUlon Colleclion RCA GD 86SS3. ADD. J.C.C.A. pués de Harnoncourt (Telefunken) e inclu-
Dnractóa: 68'30". so el Collegium Aureum (Basf)- Es escaso
el interés de este disco pata los aficionados.
Al leaor le puede parecer increí-
ble que podamos seguir dando S.M.B.
referencias de más y más versio-
nes de las Estaciones, pero lo cierto es que
toda compañía de discos ha de tenerlas en
catálogo, porque son obras vendedoras, in-
RECITALES LUCIANO PAVAROTT1: Arias de Doai-
dependien! emente de la versión de que se tra- zclti y Vcrdi. Lucia di Lammermoor, II du-
te, lo cual no deja de ser trisie, por cierto. ca D'Alba, La Favorita, Don Sebastiano,
En esta ocasión la versión es excelente, y en- ALBINONI-GIAZOTTO: Ad>RÍo (1960). Luisa Miller, I due Foscari, Un bailo in mas-
cima et compacto viene complementado con HAENDEL: Concertó op. 4 n.° 6 (1970).
tres conciertos para flauta. Lo extraño del chera, Macbeth. Wtencr Opernorchester.
caso es que la interpretación corresponda a CORELLI: Concertó di Natalt <W62>. PA- Director: Edwírd Dawnes. Dccca 417 001-1.
La Pelite Bande, en el caso de las Estacio- CHELBEL: Cinon y Gigue (1979). J-S.
nes, y la Orquesta del Siglo Dieciocho en los BACH: Snile n." 2 BWV 1007 (1963). I Mu- Dentro de ta serie de precio medio Ova-
conciertos. Obviamente, el disco es un re- sid. Giratti, U. Holliger, Prpin, Hermán tion de la firma inglesa Decca aparece la ree-
frito, pero bienvenido sea, puesto que su jat, Ayo, Gallozi, Allobelli, Gazzellon). dición de este recital, que es el primero que
precio es bastante bajo para lo que son los PHILIPS. SUver Une Clárales. CD 420 el tenor modenés grabó para la marca en
compactos. 718-2 ADD. Vienaen 1968. Cinco, de las siete óperas de
las que se ofrecen fragmentos, más adelan-
A estas alturas, muy buena tiene que ser Generosísimo en minutaje te las registraría completas para el mismo se-
una versión de las Estaciones para que pue- (71:21), este disco recoge anti- llo (con el Bailo, incluso, repetirla el
da ser recomendable. Lo único que podemos guos registros de I Musici y po- intento). Tiene, por tanto, más interés es-
decir es que para los seguidores del violinis- dría ser adecuado regalo para principiantes. cucharle en páginas menos prodigadas co-
ta belga Sigiswald Kuijken este registro es La opción de I Musici. antaño aportador a, mo II duca D'Alba (por esas fechas también
indispensable. Si además gustan del arte de queda hoy tal vez envejecida, superada por la grababa Domingo y, por una vez al me-
Brüggen, lo cual no es difícil, mejor que me- lo mucho que ha sucedido en la interpreta- nos, con balanza a su favor), Don Sebas-
jor, porque sus intervenciones con la flauta ción del barroco en los últimos veinticinco tian y Due Foscari, de la que años después
son sublimes. Pero claro, quienes ya tengan años (con o sin instrumentos de época). El también registraría un aria alternativa con
una, o más de una Estaciones (pongamos sonido, reprocesado en digital, es casi siem- Abbado.
por caso las de Hogwood, Pinnock, Schro-' pre muy bueno (sombrío en el Concertó de
der, Maier, Parro», e incluso Hamoncourt) Kaendel). Permanece el encanto de ese sin- Pavarotti canta con ese timbre bellísimo
han de pensárselo, porque tampoco es una gular apócrifo, el Adagio de Giazotto, que y seductor, una facilidad de emisión ejem-
obra que se esté luego escuchando constan- permitió descubrir a Albinoni. Pesa a me- plar que se eleva imperturbable a las notas
temente, y menos alternando la versión que nudo la belleza marchita de los platos fuer- agudas sin merma de la homogeneidad y sólo
uno pone. No queremos indicar con estos tes del registro (Haendel, Corelli, Bach), mínima reducción del volumen. La mezza-
comentarios que la calidad en este caso no servida por excelentes profesionales como voce aún necesitaría perfilarla. Como intér-
sea óptima, pero salvo coleccionistas, o salvo Ayo, Gallozi o Altobelli, que tanto han he- prete, esmerado, pero no penetrante.
los pocos lectores que no tengan aún algu- cho por el Barroco y que, con todo, mere- Downes, especializado por la casa en es-
na de las grabaciones arriba mencionadas, cen nuestro respeto. Pero el nivel de tas tareas de acompañar a un cantante, di-
tos demás mejor debieran abstenerse. De to- conciencia musical de hoy es más amplio. rige con oficio y firmeza a la orquesta de la
das formas, como no es un compacto caro, Insufrible el Canon de Pachelbel, sobre to- Opera de Viena.
piénselo, porque al fin y al cabo esta inter- do si se conoce la leclura de Música Anti-
F.F.

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Scherzo 45
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LIBROS

JOAN CHISSELL: Clara Schumann. Javier ticismos, gestualismos, minimalismos, etc.,


están por dilucidar, si bien me atrevo a se-
Vergara. Buenos Aires, 1985. 318 páginas. ñalar que estos últimos aspectos desembo-
1 vol. de 22x13 cm. can a menudo en la pop-music y quizá sean
responsables, junto a la industria fotográ-
Se venía tratando a Clara Wieck como un fica, de que el rock no haya logrado conso-
punto de referencia para Robert Schumann
y Johannes Brahms, antes que como una
personalidad musical con fuerza propia. Por
LIBROS lidarse en lenguaje autónomo como lo logró
tí jazz en su momento, así como del entie-
rro de quienes pudieron haber logrado esa
fonuna, en los últimos tiempos se está lo- consolidación, el primero de ellos Hendrix.
grando corregir esta imagen deformada y Es de desear que en el Symposio Internacio-
dotar a la pianista y compositora de auto- nal de Musicología que se celebrará en Mel-
nomía. Llegamos así a la figura musical en- bourne en 1988, y cuyo Comité se atrevió
carnada por Clara Schumann, cuando a convocar el seminario Music since 1960,
durante tanto liempo sólo fue considerada se debatan algunas de estas cuestiones.
en función de la vida de su marido como ob-
jeto amoroso y de inspiración del genio. En Creo que mi divergencia con Lanza en la
el proceso de recuperación de la verdadera cuestión de la vanguardia es de suficiente
Clara con todo su talento musical han sido rango como para que pueda erigirme en cri-
importantes algunas grabaciones díscográ- tico fiable de la tercera parte de su libro. Aun
ficas que nos desvelaron a la compositora asi no puedo dejar de señalar mi impresión
de sólido oficio. Ahora este libro de Joan de estar ante temas que no estimulan sufi-
Chisselt viene a ofrecernos una biografía de cientemente su fino olfato musicológico, por
Clara Schumann de la que estábamos muy lo que se limita a un análisis instrumental
necesitados. El texto responde con suficiente de la vanguardia que, sin embargo, resulta
solvencia a la necesidad previa y a sus pro- de gran interés en aquellos momentos de
pios objetivos planteados. Hay, desde lue- diagnosticarel ritualismo de ciertos compor-
go, más soltura narrativa, basada en un tamientos que priman lo político frente a lo
notable acopio de documentación, que pro- estético, y perdón por el uso de términos es-
fundidad analítica. El entorno musical que casamente ac&ados.
rodeara a la artista es reconstruido con fi- lisis sociológico que tiene correlato en su
delidad y se hace hincapié en sus caracterís- análisis del rol de la Gebrauchsmusik a la He de reprochar a Ruiz Tarazona la so-
ticas como pianista, por ejemplo, su que considera correlato musical de la Bau- briedad de sus notas que en temas como el
predilección por la práctica de música de cá- haus, o en su reivindicación de Frederick De- que nos ocupa, por su vigencia, resulta me-
mara. Como es norma en los libros de este lius y su diagnóstico sobre ta repercusión de nos satisfactoria. Limitar la información a
editor, no se ofrecen índices temáticos, lo los conceptos de ubicuidad y eternidad en tres líneas lo lleve a pecar de injusticia de
que es un grave inconveniente. el lenguaje de Messíaen e inclusa sus conci- desear citar a todos y resultar a veces super-
sos comentarios sobre A. Moles, revela su ficial el paralelismo. Cierto es que la ausen-
formación germana con no pequeña influen- cia de todo nombre espaftol en el libro de
cia del sociologismo idealista de Adorno. Pe- Lanza —sobre todo el de Villa Rojo— es re-
E.M.M. prochable, pues si la aportación española a
ro ese poderoso instrumento de análisis se
ve condicionado por su excesiva especiali- la vanguardia desde 1960 es muy modesta,
zación, no en vano fue diseñado para estu- hay que recordar excepciones relevantes —de
diar unos fenómenos muy concretos. las cuales sigue sin enterarse el INAEM, que
prefiere atenerse a los criterios instaurados
Si tanto la metodología sociológica de por Fraga y De Pablo en 1964 con ocasión
Adorno —me viene a la memoria su entu- de los XXV años de paz.— Cierto es, por
siasmo por el Concierto para piano de contrario, que tampoco aparecen nombres
Cage— como las derivaciones de los estu- que merecerían estar como Tristan Murail,
dios de Benjamín sobre la reproducción, sirr Brian Ferneyhaw», Peter Maxwell Davis,
ven satisfactoriamente para fenómenos Enmanuel Nunes o su paisano Armando
como los reseñados en el anterior párrafo, Gentilucci. Por otra parte, en la página 90
no lo parece asi si se trata de historiar lo que al referirse a la posguerra en otros países po-
ocurre iras la Guerra Mundial —escribir algo dría no haber omitido a nuestro Roben Ger-
que se pudiera titular Ricarda cosa le han- hard y haber recordado la figura admirable
no falto in Darmstadt— y menos aún si se de Fernando López-Garca, cuyo Réquiem
trata de enfrentar cuestiones como el sincre- pelas vitimas do fascismo em Portugal sin
tismo de géneros, el misticismo o la nueva duda interesaría a Lanza por motivos seme-
notación. Entre las ausencias no alcanzo a jantes a los de su interés por Petrassi.
comprender cómo puede omitirse toda re-
ferencia a la improvisación y a un fenóme-
ANDREA LANZA: Historia de la música, no que tuvo una importancia aún no
12. El siglo XX. Traducción de Carlos Alon- X. M. C.
analizada sobre la música de los 70, me es-
so. Ediciones Turdir. Madrid, 1986. 1 vol. toy refiriendo a las grabaciones parisinas en
de XVIII + 203 pp. v 20 x 15,5 cm. el verano de 1969 para el sello Byg Records
Este tercer pane del siglo XX de la Slo- y que concentraron a los más grandes mú-
ria delta música, que en su edición españo- sicos del free-jazz y, quizá, hicieron del free
la viene supervisando Andrés Ruiz un fenómeno europeo. JEAN y BRIGITTE MASSIN: Ludwig van
Tarazona, estudia la música de la Europa Beethoven. Turner. Traducción: Isabel Asu-
Occidental desde 1930 hasta 1978. La aco- Creo que sabemos excesivamente poco so- mendi. Madrid, 1987. 902 páginas. 1 vol. de
tación temática es tajante en los tres gran- bre lo que sucede en la música occidental lue- 22x!4 cm.
des apartados del libro: «Música y sociedad go de 1960 cuando ya la electrónica es más
de masas», «De los anos treinta a la recons- funcional que experimental, cuando ya es-
trucción de la posguerra» y «La ¿poca del tán maduros músicos que no han pasado ni El libro de los Massin sobre Beethoven,
neocapitalismo», a los que sigue una inteli- por la Guerra Mundial ni por los oficios pa- que ahora aparece en castellano, fue publi-
gente selección de textos en la cual mantie- ralitúrgicos de Dermstadt y frente a las cues- cado originalmente en francés en 1967 so-
ne Turner el infortunado criterio de no tiones herederas de la anterior generación bre un trabajo previo de 195S. Los veinte
discriminar tipográficamente el texto repro- van a aportar novedades importantes cual anos transcurridos no han hecho perder vi-
ducido y la glosa que de éi hace, en este ca- los usos novedosos de los instrumentos tra- gencia al texto. Estamos ante uno de esos
so, Lanza. dicionales, una investigación radical sobre libros que como mucho se escriben una vez
El autor nos presenta un libro un tanto la notación y una leona de la improvisación. por generación y lo más normal es que se
desequilibrado. Su apasionante y lúcido aná- Los correlatos de estos aspectos con los mis- vean una vez por siglo. Este Beethoven es

Scherzo 47
LIBROS

una recapilulación extraordinaria sobre uno el diseño y la distribución de texto y ñolas gislación sobre el Himno de la Comunidad
de los más geniales músicos que ha conoci- que aprecian en la edición francesa de Fa- Navarra, para entregar al público una do-
do la humanidad, incluso después de su es- yard. La inclusión de índices onomásticos cumentación histórica que, ciertamente, va
crito, los Massin piensan que todavía es y de obras mencionadas hubiera mejorado mas allá de la divulgación de calidad sin in-
mucho lo que se ignora acerca de Beelho- la propia versión original, que carece de currir en el libro para especialistas.
ven. Es posible que asi sea, pero entonces ellos. En este caso su ausencia no es dema- Sirva esta recensión más que de valora-
su trabajo serla una formidable base de sus- siado grave, ya que las obras se encuentran ción crítica de expresión de preocupación
tentación. La cantidad de información al- con facilidad. Una publicación largo tiem- porque obras como ésta sean antes excep-
bergada aqui sobre el compositor es en po esperada y que por fin pone a disposi- ción a resaltar que hábito de nuestras dieci-
verdad ingente. Hay algo que hará que por ción del lector español un libro imprescindi- siete Comunidades. El estudio, investigación
mucho tiempo este Beethoven siga siendo un ble. Felicitaciones a Tumer. y difusión de la realidad histórica de los sím-
clásico: e! método rigurosamente objetivo se- bolos adquiere gran interés a la hora de de-
guido por sus autores. Consta el libro de tres E.M.M. finir identidades y es asombroso que incluso
partes: Biografía, Historia de las obras y En- en Comunidades históricas, como la gallega,
sayo, las dos primeras son obtenidas a par- siga sin existir una monografía sobre su
tir de testimonios de la época. Se logra con VARIOS AUTORES: El himno de Nava- Himno, a pesar de ser relativamente cono-
ello un apego al hecho mismo que no es fá- rra. Colección Temas de N»varran.° 1. De- cido el debate ideológico que rodeó a su
cil encontrar en tanta musicografía con tin- partamento dí Presidencia. Pamplona, gestión.
tes literarios. En los esludios beelhoveníanos 1987. 1 Vol. de 119pp. 12x20,5cm. Abun-
del futuro inmediato será obligado acudir dantes II usl raciones. Confiando en que los navarros sepan dis-
a este libro- La traducción al castellano, en tribuir este bonito libro, recomiendo su ad-
loable esfuerzo de Isabel Asumendi, del tex- Sorprende un tanto la publicación de es- quisición sin ambages. Una única pega es no
to de los Massin, tapa un hueco del que hasta te librito bellisimamente impreso y cuyo ma- haber hecho grabar la música, en vez de re-
ahora había que avergonzarse. Ha sido to- quetadof, Luis Garbayo Ervíii, merece ser producir el muy claro autógrafo del trans-
do un acierto el mantener para esta edición citado con lodos los elogios, por haber acer- criptos la ocasión bien lo merecía.
tado a aprovechar una ocasión, cual la le- X.M.C.

Alejo Carpentier: la pasión por la música


ALEJO CARPENTIER: Ese músico que pitales de la novelística de nuestro tiempo. periodista Carpentier; sus artículos sobre
¡levo dentro. Prologo y selección de Eduardo Don Alejo fue un fascinante fabulador y un música se leen fácilmente. Buen conocedor
Rincón. Alia nía Editorial. Madrid, 1987. soberbio inventor del idioma. Ni los más pu- de la técnica musical, nunca hace alardes in-
364 páginas. 1 vol. At 11 x 18 coi. ristas han podido discutirle nunca la formi- necesarios de sus conocimientos que pueden
dable calidad literaria de su obra. hacer diffcil la comprensión al lector medio,
al mismo tiempo que sustenta sus razones,
a vida y la obra de Alejo Carpentier música Es fácil seguir el rastro de la huella de la su crítica, su evaluación de una obra o una
L (1904-1980) son ejemplares en muchos desde aquella en la obra del gran escritor cubano
aspectos. En su vida, porque Akjo Car- Yamba-0, publicada, primeriza novela, Ecué-
peniier, sin pertenecer a ese tipo de escritor mente en nuestro país, por cieno, originaria-
interpretación con un conocimiento serio de
aquello sobre ¡o que habla». Ya sea que nos
hable de Edgar Várese —que fue su
que un poco tópicamente podríamos llamar obras. Carpentier declaró hasta sus últimas amigo—, de Erich Kleiber —al que conoció
comprometido, fue fiel desde muy joven a mo nos recuerda Eduardorepetidamente, co-
Rincón en el in-
y trató cuando tenia a su cargo la Filarmó-
unas ideas progresistas y de izquierda que teresante prólogo a Ese músico nica de La Habana—, de Stravinsky, de
le proporcionaron en su juventud y en su deniro, que el arte musical le era tan que llevo Schoenberg, de Casáis, de Debussy o de
madurez más de un serio contratiempo. En mo como el literario. Su padre, de origen próxi- Mahler, lo que se aprecia en Carpentíer es
el libro que comentamos hay un artículo fe- francés y arquitecto de profesión, era, se- al conocedor supremo, doblado de escritor
chado en la cárcel de La Habana, en 1927, gún testimonio del escritor, un excelente vio- incisivo, que sabe ir directamente a la esen-
cuando el dictador Gerardo Machado —uno lonceUista y una de sus abuelas fue una buena cia de aquello de lo que quiere hablar. Car-
de los más abyectos tiranuelos latinoameri- pianista, discípula nada menos que de Ce- peniier no fue un hombre encerrado, en lo
canos, promocionados, sostenidos y ensal- sar Franek. No es de extrañar, pues, que con que a gustos musicales se refiere, ni en un
zados por ese «Norte turbulento y brutal» esos antecedentes Carpentier recibiera una arcaísmo reaccionario ni en un vanguardis-
de que habló José Marti; tiranuelo que me- esmeradísima educación musical, hasta el mo impregnado de los guiños cómplices de
reció por parte del poeta comunista cubano punto de que llegara a vivir de ella —di- la coterie de turno. Fue un hombre de jui-
Rubén Martínez Villena el inolvidable cali- rigiendo una importante firma fonográfica cio equilibrado y amplío, capaz de dar no-
ficalivo de «asno con ganas», que se podría ticia informada de los trabajos de Berio,
hacer extensivo a muchos de su especie, des- en Francia— y a realizar importantes traba-
jos como musicólogo —su erudito libro La
Nono, Boulez, Stockhausen o Henze, pero
de un Trujiilo a un Pinochet— tomó el po- música también de escribir con veneración y amor
der y desencadenó una brutal represión años porenelCuba fue editado hace muchos
Fondo de Cultura Económica.
de Bach, de Mozart, de Schumann, de
contra las fuerzas populares. Luego, bastan- Brahms...
tes anos más larde, Carpentier hubo de exi-
liarse de su país, perseguido por otro Una acertada selección En conjunto, el libro es una delicia, un
siniestro dictador, esta vez llamado Batis- verdadero acierto editorial. La selección de
ta. Carpentier tuvo la alegría de ver el triunfo Hace unos años apareció en edición cu- Rincón es, ya hemos dicho, atinada. Y los
en su país de una revolución que obedecía bana, en varios volúmenes, una obra don- materiales recogidos son un manjar delica-
a una inspiración popular, socialista y anti- de se recogían las colaboraciones periodís- do para quienes han seguido el suspense casi
imperialista que era la suya propia. Revo- ticas sobre música —la mayor parte de ellas insoportable de la aventura del estudiante
lución a la que sirvió noblemente, sin hala- publicadas en el periódico venezolano El Na- revolucionario convertido en confidente po-
gos de cortesano, y a cuyo servicio estaba cional, diario de orientación progresista que liciaco en ese prodigio narrativo que se lla-
como embajador en la UNESCO cuando le fundó y dirigió aquel excelente novelista que ma El acoso, cuyos últimos momentos se
llegó la hora de la muerte. se llamó Miguel Otero Silva— que Carpen- ajustan a una interpretación de la Heroica
lier habla realizado entre los años veinte y beethoveniana, o para quienes por primera
Como escritor, la grandeza de Alejo Car- los años sesenta. Eduardo Rincón ha lleva- vez se asoman a las páginas del genial maes-
pentier es sobradamente conocida. El cuba- do a cabo una selección de esa obra, reco- tro cubano. Unos y otros se sentirán encan-
no es acaso el mayor de los novelistas que y lo mássegún
giendo un acertado criterio lo mejor tados con estas páginas que nos revelan una
ha producido América Latina. Dos o tres de jos, por granado de esos trabajos. Traba-
otra parte, estrictamente perio-
parte esencial del espíritu de un hombre sin-
sus obras —El reino de esle mundo. El si- dísticos, escritos gular que tuvo la mano de un eximio escri-
glo de las luces. La consagración de la para un público no es- tor y el corazón de un músico.
primavera— se cuentan entre las obras ca- pecializado. Como dice Rincón: «Buen Javier Alfaya

48 Scherzo
LA GUIA DE SCHERZO

Desden. McLaughtin, Kav- DER RING DES NIBE- VENECIA que Santiago, viola. Wal-
OPERA rakos. WaJker, Alien. Test, LUNGEN tWagner) Sawat- lon. Tchaikowsky.
Manila. I. 4 de norimbie. lísch. Lipovsck, Kollo. Teatro La Fealee 14, 15: Pner Maag. Alben
BARCELONA DIE ENTFÜHRUNG AUS Schunk, Molí. Saltninrn, Giménez Alenelle, piano.
DEM SERAIL (Mo¡an) Tear. 15, 18, 22, 21 de «o- DIE ZAUBERFLOTE (Mo- Chopin. Ravel.
G r u TMITO Otí litro Solí i. Moshinsky. Van der Tkaibn. lart) Thomas Sanderling. 21, 11: Peter Maag. Ángel
Wall. Mol], Magnusson, Jean-Pierre Ponnelle. 12, Jesús Garda, violín. Kaydn.
1L TRITTICO (Puccini) R. Nadoi. Walson. 9, 12, 19, 24, 2é, T» de noviembre. Korngold. Muiail.
Abbado. Atlantov. Manu- 21 de noviembre. 2!, 29: Filarmónica de
guerra, Chiara, Pantrai. Monlpcllier. Cyril Diede-
González, Pelen. 2, S, 1,10 rich. Oliviei Charliei. violin.
de novlmbre- SAN FRANCISCO
VIENA Ravel, Lalo. Fianck.
TANNHAUSER (Wagner) Natloiul Opera
Fricke. Kónig, Meier, Tocz-
yska. 19. 22, 24, 27 de «o- R1GOLETTO (Verdil Da- Opera de Sin Wleaer Stuiiopef
Ibercamera
vienbre. niel. Miller. Rawnsley, Shar-
pe, Davies. Dawnson. NABUCCO (Verdi) Arena. IPHIGENIE EN AULIDE 2, 3 de novienbre: Sinfóni-
Bullock, Wicks- 17, 19, 24. Freedmaji. Dimiirova, Cap- (Gluck) Mackeiras. Diese. ca de Monireal. Charles Du-
28 de noviembre. puccilü, Plishka, Richards, Borowska, Janowilz. Mo- loil. Sirauss, Banok, Mus-
FLORENCU IL BARB1ERE DI SEV1- Winler. 10, U, 19, 22 de no- ser.Wtftl.Tnau. IR. 21. 24, sorgsky-Ravel. / Berlioz. R.
CLIA (Rossini) Eider. Hol- viembre. 27 de aovlembre. Murcay Shafer, Rachmaoi-
Ttalro Comunak mes. Opie, Jones, Power, LES CONTES D'HOFF- nov, Slravinsky.
Connell. 1S, 20, 25, 27 de MANN (Offcnbach) Plas- Sin dclmnlaar: Victoria de
LA BOHEME (Puccini) noviembre. son. Manaouri. Domingo, los Angeles. Alicia de La-
Kleiber. Zeffirelli. Freni, Morris, Dátil, Gustafson, rrocha.
Gasdía. Merrill. Summers, Johnson 11,15.18,21,22,
Fcrnn, Morí, Daviá. 21, 24, 25, 28 de noviembre. CONCIERTOS 17: Royal Philharmonic Or-
26 de Dovieiabre. ROMEO ET JULIETTE chestra. Paavo Berglund.
(Gounod) Plasson. Uzan. Jean-Bemard Pommier. pia-
MUNICH Swenson, Lima, Dickson, no. Monlsalvaige, Beetho-
Howell. H, 17, W, 24,29 de ven, Sibelius.
LONDRES Stailsoper BARCELONA
noviembre.
ROTI] Opera House Covent DIE AGVPTISCHE HE- PIQUE DAME (Tchai- Orquesta Ciudad ie Mozartiana
Garden LENA (Strauss) Sawatfisch. kowsky) Tchakarov, Cole- Barcelona Pnlíu de la Múska
Herz. Jones, Reppel. Kónig, nian. Evsiaieva, Crespín,
LE NOZ2E DI FÍGARO Nimsgem. 1, 5, I de ao- Ochman, Noble. 23, 27 de 7.8 de noviembre: Luis An- 19 de noviembre: Soltstes de
(Moian) Hailink. Schaaf. vlcmbn. •ovlenbre. tonio García Navarro. Enri- Catalunya. Xavier GUrll,

Orquesta Sinfónica
y Coro de RTVE
PROGRAMA 3 Jueves 5. Viernes 6 PROGRAMA 5 Jueves 19. Viernes 20
Director Director
ALAIN LOMBARD LEOPOLD HAGER
Beethoven: Egmont, op. 84 (obertura) Blacher: Variaciones sobre un tema de
Concierto para piano núm. 3, Paganini
op. 37 García Abril: Concierto Mudejar
Solista Solista
RUDOLF BUCHBINDER (piano) ERNESTO BITETTl (guitarra)
Berlioz: Sinfonía Fantástica, op. 14 Mozaro Sinfonía núm. 39, K. 543

PROGRAMA 4 Jueves 12. Viernes 13 \ \ PROGRAMA 6 Jueves 26. Viernes 27


Director Director
FERDINAND LEITNER MICHEL TABACHNIK
Haydn: Sinfonía núm. 98 De Pablo: Quasi una fantasía
Misa Sanctae Ceciliae Prokofíev: Concierto para violín núm. 2,
Solistas op. 63
LINDA RUSSELL (soprano) Solista
MABEL PERELSTEIN (mezzosoprano) FRANCISCO COMESANA (violin)
RICHARD ROST (tenor) Dvorak: Sinfonía núm. 7, op. 70
GILLES CACHEMAILLE (bajo)
CORO DE RTVE

Temporada 1987-1988
Scherzo 49
LA GUIA DE SCHERZO

Montserrat Caballé, sopra- 12, 13: Ferdinand Leitner. Paavo Berglund. Jean- LONDRES MUNICH
no. Mozwt. Diveiiimenla Haydn. Bernard Pommier, piano.
k-131. Arias de Concierto, 19, 20: Leopold Hager. Er- Montsalvatge, Beethoven. Tbe Sooth Bank Centre Filarmónica de Mnntch
Sinfonía n. ° J¡. nesto Biledi. Blacher, Gar- 20, 21: Orquesta Municipal PhHharmonia.
cía Abril, Mozan. de Valencia. Manuel Gal- 4,5.6, í de noviembre: Wi-
26, V. Michel Tabachnik. duf. Alexis Weissenberg, 3 de noviembre: Esa-Pekka told Rowicki. André Watts,
Francisco Comesana (vio- piano. Coro Nacional. Cho- Salonen. Cho-Liang Lin, piano. Weber, Chopín,
lín). De Pablo, Prokofiev, pin, Mendelssohn. violin. Ligeti, Sibelius. Slraüít, Kilar.
Dvorak 21, 22: Zelenka Ensemble. Debussy. 16: Sergiu Celibidache.
BILBAO Cima, Frescobaldi. Casti- 4: Sinfónica BBC. Peter Heinrich Schiff. violoncello.
llo... / Haendel, Boismor- Eótvds. Madema, Donato- Dvorak, Tchaikowsky.
tier. Sweelinck... ni, Zimmermann. 19,20, 21: Sergiu Cehbida-
Siirónica de Bilbao C n l r o pan la Dtfnrión de 5: Sinfónica Londres. Nee-
la Mitfca Contemporánea 25: Quinteto Español. Schu- che. Dukas,1 Milhaud,
rnann, Brahms. me Jarvi, Mscislav Rostro- Tchaikowsky.
U y 13 ét noviembre: On- povitch, violoncello. Haydn,
drtj Leñard- Richard Van- 2 de noviembre: Música 28. 29: The English Cham-
ber. lames Judd. Rossíni. Lutoslawski, Bloch, Tchai-
dra, violoncello. Smeta- d'Oggi. Luigi Lanzilloita. kowsky.
na, C. Stamitz. Dvorak. Sbordoni, Petcassi, Pennisi, Blake, Haydn. / Stravinsky,
Schubert. De Psbk), Donatooi. (C. Mozan. Beethoven. 6: English Chamber Orches-
Bellas Artes). tra. Milsuko Uchida, piano
19, 20: Enrique Carda y dirección. Mozan.
Asensio. Babetle Hierhol- 16: Música electroacúHica
de la City Universiiy de Lon- 8: Coro y Sinfónica de Lon- NUEVA YORK
zer, piano. Liszt. Rach- dres. Mstislav Rostropo-
maninov. dres. Viaflao. Dierden, A]
varez, D'Escrivan. Emer- vitch. Britten, War Ré-
BERLÍN quiem. Fllarmóakade Nueva Y«fc
son, Manley. (Centro de Ar-
le Reina Sofía). Annie Fischer, piano. 5, 6,1 de Rovkmbre: Erich
K: Música eltctroaciística FlIanaAntca de Berlín Beethoven. Lcinsdorf. Lorne Munroe,
del CCRMA de Stanford. 9: Philharmonia Orchestra. violonceüo. Bíitten. Wal-
1 de noviembre: Herbert von Simón Rattle. Itzak Peil-
Chowning, Chaffe, Mac- Kaiajan Muían. Strauss. lon, Debussy.
CANARIAS nabb, Schottsteadl. Wol- man, violín. Berg, Mahler. 12, 13, 14: Kent Nagano.
man, Jaffe. (C.A.R.S.). 14, 15: Simón Rattle. Mah- 12, 1S: Royal Philharmonic Bella Davidovich. piano.
19: Música electroacústica ler, Sexia. Orchestra. Antal Dorati. Benjamin, Chopin, Bartok.
Sociedad Filarmónica de hispana. Rojo. Russek. Ló- 17, I I : Claudio Abbado. Tchaikowsky. 19, 20, 21: Leonard Bern-
Las Palmas pez. Nuix. Zimbaldo y Ru- Beethoven. Janace*. 20: London Sinfonielta. Si- stein. Schuberl, Mahler.
geles. (C.A.R.S.). 24, 25: James Levine. món Ratile. Stravinsky, De- 2S, 27, 2Í: Leonard Bern-
éde Noviembre: Filarmóni- 20, 21, 22: Opera de Cáma- Schumann. bussy. Schoenbeig. Mes-
ca de Gran Canaria. Direc- stein. Mahler, Tercera.
ra. Caries Santos, Aragan- 27, M: James Levine. John siaen.
tor a determinar. Andrés chulla, Arganchulla-Cailac. Shirley-Quirk. Mahler,
Sánchez Tirado, piano. 21: Christoph von Dohiifln-
(Sala Olimpia). Lieder. yi. Ivés, Glass, Bartok.
13: Sinfónica de Tenerife. 25: Música y ordenador. Pa-
Víctor Pablo Pérez. Boris 22, 23: Philhaimonia Or-
gan, Líñán, Núñez, Caries. chestra and Chorus. Cario
Bloch, piano. Vallejo. Sánchez.
24: Hans Pishner, clave. María Giulini. Mozan.
24: Royal Philharmonic Or-
chestra. Chrisloph Eschen- PARÍS
BOSTON bach. Alexis Weinssenberg.
Asociación Espadóla de
Máric* de Casan piano. Beethoven. Orquesta de Parii
Sinfónica de Boslon London Sinfonietla. Simón
S de noviembre: Cuando Ral lie. Lutoslawski, Berg, 4, S de noviembre: Daniel
12. 13,14,17 de noviembre: Banok. Barenboim. Radu Lupu,
MADRID Dolezal. (Centro Cultural de Vuri Temirkanov. Weber. piano. Beethoven. Schu-
la Villa). Tchaikowsky, Dvorak. 28: Pnilharmonia Orchesua. mann, Stravinsky.
Orquesta Nacional 15 * 29: Integral Ravel. Co- 19.10.21: Coro del Festival Giuscppe Sinopoli. Gidon 6: Coro de la Orquesta de
lectivo de Músicos de la de Tanglewood. Kathleen Kremer, vioh'n. Mendels- París. Daniel Barenboim.
é. 7,1 de noviembre: Maxí- Asociación. Cuarteto So- Battle. Seiji Ozawa. Pou- sohn. Schumann, Dvorak.
míano Valdés. Lluis Claret. Stravinsky, Tchaikowsky.
nor. María Rosa Calvo lenc, Mahler. 11, 12: Daniel Barenboim.
violoncello. Vil la-Lobos, Manzano, arpa; Antonio
Shostakovitch. Sibelius. Iuhafc Pertman. violín.
Arias, flauta. (Circulo de Mendelssohn, Scriabin.
• 3, 14, 15: Isaac Karabl- Bellas Artes).
chevsky. Emil Naoumoff, 14: Sesión del XX aniversa-
piano. Mozan, Villa-Lobos, rio de la Orquesta de París.
Slravinsky. Barenboim, Solli, dirección
Ibermúska CINCINNATI y pianos. Beethoven, Mo-
20, 21, 22: Jesús López Co- LOS ANGELES zart, Berlioz.
bos. Víctor Manin, violin. 4, 5 de noviembre: Sinfóni-
ca de Moni real. Charles Du- Sinfúaki de Cinctnaali 18, 1»; Sveilanov. Watts,
María Tipo, piano. Mozart. Filarmónica de Loa Aagcles
27, 28, 29: Cora Nacional. loit. Strauss, Bartok. Mus- piano. Glinka, Rachmani-
sorgsky-Ravel / Berlioz, 6, 7 oe noviembre: Grzegorz nov, Borodin.
Jesús López Cobos. José Nowak. Copland, Mozart. S, 6,1 de noviembre: Andre
María Finiólas, piano. Mor el, Rachmaninov, Sira-
vmsky. Bernstein. Previn. Viktoria Mu lio va,
Beet noven. violin. Tchaikowsky. Wal-
13, 14: Emmanuel Krivine.
Dmitri Snkovti5ky. violln. ton.
Sarasate, Sibelius. I I . 12. 13: Andre Previn.
Ocio de Cámara y PoUfoaia 27. I I : Evan Físcher. Hora- Daniel Rothmuller, violon-
VALENCIA cio Gutiérrez, piano. Cho- cello. Siucky. Bloch. Rach-
3 de noviembre: Colorado pín. Stravinsky. maninov, Brahms. VIENA
StringQuanel. Haydn, Ivés, Palau dt la Música 19, 21, 22, 25, 27: Zubin
Dvorak. Mehia. Programa a de- Orquesta de la ORF
10: Trio de Barcelona. 4 de noviembre: Cuarteto terminar.
Brahms. Ibérico. Ravel, Uvorak. 5, ti de novkmbn: Leif Se-
17: Orquesta de Cámara b: Orquesta Municipal de gerstam. Theo Adam. Sibe-
Reina Sofía. Goncal Corne- Valencia. Conjunto Instru- CLEVELAND lius, Strauss, Cerha.
lias. Haendel. mental Unión de Liria. En- 17: Coro de la ORF. Millia-
24: Orquesta Nacional. Je- rique Garda Asensio. Pedro Orquesta de Cleveland des Caridis. Schiske, Vom
sús López Cobos. Solistas de León, violin. Brahms, Tode.
piano Premios Infanta Villa-Lobos. 12. 14, 17 de noviembre: 22: Coro WU. Solistas.
Cristina. 11: Orquesta de Cámara Wladimir Ashkenazy. Sibe- Heinz Holligci. Mozan. //
Reina Sofia. Goncal Corne- lius. Faurí, Ravel. MILÁN sogno di Scipione.
lias. Haendel. Mozan, 19, 20,21: Vladimit Ashke- 27: Erich Bergel- Bach. Ar-
Orquesta de RTVE Vivaldi. nazy. Yefim Bronfman, pia- Orquesta F í l i r a ó n i o le de la fuga (Inst: Bergel).
14: Orquesta de Cámara no. Tchaikowsky. Proko- de la Soda
S, i de noviembre: Alain Ataúlfo Argenta. Benito ftev, Beethoven. Sinfónica de Viesa
Lombard. Rudolf Buchbin- Laurel. Salieri. Hola, Haen- 25, 27, 21: Cerd Albrecht. 4, 5, 6 de Roviembre: Cario
der. Obras de Beethoven y del, Mpzart. Beethoven. Schuberl, Zem- María Giulini. Bruckner, 29: Mario Venzígo. Mozan,
Berlioz. 18: Roya! Philharmonic. linsky. Majek. Puner.

50 Scherzo
£A-

Gluck 1787-1987

C hristoph Willibald Gluck es para la sensibilidad actual la encarnación de una


enigmática contradicción. En lo que se escribe sobre él hay unanimidad en reco-
nocer su peso extraordinario en la historia de la ópera. Fluye la tinta, pero sus
obras visitan la escena muy de tarde en tarde, incluso en este año del doscientos aniver-
sario de su salida de este mundo. Lo raro del caso de Gluck es que Habiendo sentado
las bases de nuestra propia concepción del equilibrio entre música y drama en la ópera
la posteridad lo haya relegado a los arrabales del repertorio. Aunque ahora asistimos
a una cierta reanimación internacional —en España no hemos pasado de reponer Orfeo—
cabe la duda de si irá más allá del presente año. En SCHERZO no podemos sumar más
que nuestra Hala, esperemos que ¡os organizadores musicales se acuerden de programar
sus obras, que en definitiva es lo que cuenta.

Scherzo 51
DOSIER

La necesidad de la reforma
E n las décadas previas al ecuador del siglo XVIII
el sentimiento de que se había vuelto imprescin-
dible una reorientación del papel de la ópera ani-
daba en no pocas cabezas. Tanto músicos como libre-
tistas estaban inquietos por la situación reinante. La
que no vamos a insistir aquí. (Acerca de Pergolesi y
la querella puede verse el artículo de Gerardo Queipo
de Llano en SCHERZO n°I0).
Aun con la resquebrajadura que representaba lo bu-
fo, se impone reconocer que el panorama operístico del
sola salida viable pasaba por una reforma en profun- XVIII temprano estaba dominado por la ópera seria.
didad del edificio operístico. Gluck fue el llamado a Todo lo que esta dominación contenía había llegado
la realización de tal empresa, otros muchos composi- no ya al apogeo, sino al límite de la explotación de sus
tores aguardaban su oportunidad, pero habría de ser posibilidades. Falanges de músicos discurrían por su
eí maestro de Erasbach el que respondiera con pronti- cauce, ya un tanto seco, y a pesar de ello sería un pro-
tud — y con un arte maduro — a las exigencias del lífico escritor, Pietro Metastasio, el que pasase a la his-
instante. toria como símbolo de esta etapa de la ópera. Se ha
Después de centuria y media de la invención de la denostado a Metastasio hasta la saciedad, siempre des-
ópera en el laboratorio de la Camerata Bardi el género de una óptica anacrónica, olvidando además que su arte
se hallaba estancado. El alejamiento de los ideales pri- inundó buena parte de la escena dieciochesca y que se
mitivos acusó una crisis que se notaba especialmente encuentran huellas suyas incluso en el teatro de Schi-
en la central relación entre texto y música. Sin embar- ller. Cierto que emplea los esquemas de la convención,
go, no era este problema el único que debía solucio- pero intenta animarlos con nueva vida. Su ensayo no
narse. Al menos tan grave como el mencionado fructificó debido a las circunstancias generales y es poco
desequilibrio, tornóse el rígido academicismo en que justo culpar a Metastasio del estancamiento de la ópe-
había degenerado el acto de creación de una ópera. Sal- ra de mediados del XVIII. Sus libretos tuvieron un éxito
vando, naturalmente, a los autores más talentosos, para sin parangón en la historia del teatro lírico. Algunos
los músicos menos dotados escribir una ópera no pa- de ellos fueron puestos en música varias decenas de ve-
saba de rellenar unos moldes severamente establecidos. ces. Con todo, la admiración que suscitaban sus es-
Los convecionalismos invadían todos los rincones, em- critos no debe llamarnos a engaño, la perfección délos
pezando, como es claro, por la propia temática del li- libretos metastasianos no pasaba de ser un medio efi-
breto, que se nutría de manera abrumadora de la caz para el verdadero fin: la glorificación del cantante.
mitología clásica. Personajes arquitípicos presentaban
reacciones fijas que casi nada tenían en común con lo
humano. La estructura del libreto experimentaba po- El auge de la voz
cos cambios de una obra a otra. Un número determi-
nado de protagonistas — normalmente tres parejas — Para llegar a tener como valor supremo la proeza vo-
a los que el escritor debía proveer con habilidad de una cal, la ópera debió sufrir grandes transformaciones des-
cantidad, proporcional a su importancia en la acción, de su despegue al despuntar el siglo XVII. La
de parlamentos susceptibles de convertirse en arias. La progresión dramática era entonces lo esencial. Se cre-
separación entre recitativo y aria se había vuelto fun- yó conciliar la palabra hablada y el canto con el stite
damental en este tipo de ópera. El primero, de natura- rappresentativo, recitativo monódico bajo el imperio
leza narrativa, impulsaba el desarrollo dramático, de la necesidad de la trama teatral. El creciente aleja-
mientras que la segunda, ajena a ese progresar, servía miento de este planteamiento inicial fue obra, a lo lar-
para expresar el mundo interno del personaje. La pre- go del XVII, de la escuela napolitana. Esta se decantó
eminencia del aria condujo a toda una catalogación, por la maestría vocal, cuya consecución no podía por
según los estados anímicos, el movimiento de la músi- menos que desbordar los estrechos márgenes del anti-
ca o su carácter, de las formas en que podía darse. guo recitativo. El arte del canto que se cultiva en Italia
Lo anterior define la manifestación teatral con mú- se llamará en teminología posterior — aparece hacia
sica que se creía más elevada, es decir, la ópera seria. 1850 — bel canto. Cada época ha tenido, según el esti-
Curiosamente, se produjo en su mismo tronco la flo- lo musical dominante, una idea de contornos más o me-
ración de una rama espúrea, la vertiente cómica de la nos precisos de este concepto. Durante el barroco medio
ópera. Aparece con muy pocas pretensiones, sirvien- y tardío hay varías notas sustanciales para su identifi-
do la mayoría de las veces como intermedio dentro de cación, y que sólo en cuanto al grado se distinguen de
la obra seria principal. Es un regreso a los personajes las propias de tiempos posteriores. Se exige, como es
y las situaciones tomados de la vida cotidiana. Los cam- evidente, una técnica completísima, capaz de volver fá-
bios del gusto, paradójicamente, han salvado algunos ciles agilidades, adornos y embellecimientos de todo ti-
de esos intermedios en detrimento de las piezas que les po. A su lado son también imprescindibles para la
dieron cabida. Ni que decir tiene que el intermedio por obtención del bel canto otras demandas más sutiles, co-
excelencia de esta época es La serva padrona (1733) de mo la belleza en la emisión y la finura del fraseo en
Gíovanni Batistta Pergolesi. Sus representaciones pa- legato. Apenas es necesario indicar que el texto canta-
risienses de 1752 causaron el chocante combate estéti- do pasa así a un plano secundario. El canto levanta su
co —no desprovisto de implicaciones políticas — que vuelo con los napolitanos por medio del aria, que no
conocemos como la querella de los bufones, sobre la deja de ser una muy elaborada forma de canción. An-

52 Scherzo
tes de Gluck el aria había caído en lo estereotipado con ñas de la geografía. Muy débilmente en España, don-
el aria da capo, de forma tripartita, donde la tercera de la italianización es muy grande, algo más en
seccción es repetición de la primera. Esta estructura fue Alemania. El área germánica, para algunos especialis-
usada por el cantante en su provecho, la tercera parte tas fuera de la corriente principal de los acontecimien-
se volvió un campo libre a la habilidad ornamental. Se tos, da ejemplos de producciones de raigambre
comprende que Gluck huyese del aria da capo en su autóctona y de obras en la órbita italiana. Así, Tele-
afán de acabar con los malabarismos y conducir al can- mann en su extenso catálogo presenta Der geduldige
tante a su condición de personaje del drama. Sokraies (1721) y Pimpinone (1725), esta última con
Ñapóles fue a finales del XVII y principios del XVIII partes en alemán y en italiano. Johann Joseph Fux, en
el gran centro europeo productor de óperas. Igualmente el entorno imperial, escribió varias óperas italianas, co-
atrajo a compositores extranjeros que quedaron defi- mo Costanza e fortezza (1723), para la corona-
nitivamente atrapados por el estilo napolitano, como ción de Carlos VI de Praga. La lista de los músicos ale-
el alemán Hasse o el español Terradeilas. Hay, empe- manes o austríacos que redactaron óperas a la manera
ro, un nombre que destaca co- italiana se haría interminable.
mo el más representativo de es- Merece recordarse, desde luego,
ta escuela, el de Alessandro la carrera internacional de Haen-
Scarlatti, Autor de más de cien del, cimentada en lo operísti-
títulos, contribuyó de manera co sobre las convenciones an-
extraordinaria a perfilar la ópe- tes apuntadas. En cierto mo-
ra tal como la hemos descrito do, su personalidad refleja la
más arriba. Tuvo, sin embargo, contradicción de la ópera seria
el genio suficiente como para de la manera más elocuente: be-
eludir la aplicación estricta y lleza de la música y entrecorta-
mecánica de las formas rígidas. da progresión dramática. El
Su talante inquieto queda de- toque del genio no alcanzó qui-
mostrado con el hecho de que zá a Johann Adolf Hasse, pero
puso música a varios libretos de no se le puede negar a su dedi-
Apostólo Zeno, uno de los pri- cación a la ópera seria convic-
meros literatos en pronunciarse ción y entrega. Su estilo, más
por la urgencia de la reforma de bien conservador, continuó im-
la ópera. Se considera tradicio- pertérrito por la misma vía in-
nalmente que la obra maestra de cluso tras la intervención de
Alessandro Scarlatti es Mitrida- Gtuck. Hasse se consagró a la
íe Eupatore (1707), de la que se ópera en un instante en que pa-
ha llegado a afirmar que posee recía decaer el interés por el gé-
la intensidad de una tragedia nero entre sus compatriotas.
griega. Marchó a Italia y abrazó la cau-
sa napolitana, estudiando con el
propio Alessandro Scarlatti. //
Las situaciones nacionales caro Sassone, como se le llama-
ba, puso música a casi todos los
De los años de plenitud crea- textos de Metastasio y lo hizo
dora de Alessandro Scarlatti — Pietro Metastasio (1698-1782) dentro de los más puros cánones
muere en 1725 — a los primeros de la ópera seria. En el seno de
frutos de la reforma gluckiana —Orfeo y Euridice esos límites, no careció el compositor de entido del
es de 1762— la ópera europea sigue los dictados drama, pero lo más relevante de su arte fue sin duda
que emanan de Ñapóles. No falta, pese a todo, una la riqueza de la invención y la elegancia melódica.
notable excepción: la escena lírica francesa. Poseedo- La necesidad de que la ópera virase de rumbo se res-
ra de una tradición en gran medida propia, la entron- piraba en la atmósfera europea con antelación a la con-
cada con la tragedia lírica creada por Lully, la ópera creción de la reforma. El escrito Benedetto Marceno,
francesa de la primera mitad del XVIII se aparta os- // teatro alia moda (1720), con su corrosiva carga satí-
tensiblemente del modelo de la ópera seria. La tenue rica, demuestra un estado de opinión que no se circuns-
separación entre recitativo y aria de la tragedia fran- cribía a los círculos cultivados e hipercríticos. Algunos
cesa es un punto crucial de distinción entre ambas. El compositores ensayaron el camino de la introducción
representante más señero de la línea gala es, por su- de innovaciones. Níccolo Jommelli dio mayor relieve
puesto, Jean-Philippe Rameu. Con él el barroco fran- y protagonismo a la orquesta — el crescendo en Ifige-
cés gozó de su último gran momento de gloria. Una nia in Aulide (1751) es uno de los primeros en apare-
obra como Zoroastre (1749) es ya un canto del cisne, cer en la ópera — y dejó de lado el aria da capo, incluso
tan hermoso como terminal, de toda una concepción antes de Gluck. A su vez, Tommaso Traetta buscó una
del teatro musical. El caso francés tuvo rasgos muy ori- mayor coherencia dramática, coincidiendo con los in-
ginales, no es raro por eso que buena parte de la acti- tereses de Calzabigi y Gluck e influyendo indudable-
vidad de Gluck se desplegase en Francia. La voz mente en éste.
nacional se siente con mucha menor fuerza en otras zo- Enrique Martínez Miura
Scher/o 53
, __-i * =l-~_- - ^ Z-,
DOSIER

Gluck-Picdnni,
¿un enfrentamiento?
U no de los mayores aciertos del conde Durazzo, do de la embajada francesa que había adaptado la tra-
director del Teatro Imperial de Viena, fue po- gedia de Racine ¡phigénie en Aulide. Era el momento
ner en contaco a Gluck con el escritor Raniero de lanzarse a la conquista de París y con ayuda de su
de Calzabigi (1714-1795), consejero imperial del Tri- antigua alumna María Antonieta, entonces deifina de
bunal de Cuentas de los Países Bajos, que había llega- Francia, Gluck se dirigió a la capital del Sena, donde
do a Viena en 1761. Calzabigí era un hombre de gran llegó a fines de 1773.
cultura clásica. Aventurero impenitente, figura donjua- Ifigenia en Aulis admiró a todos los espíritus cultos
nesca como su amigo Casanova, especulador financie- que asistieron a su estreno en la Academie Royale el
ro, poeta a ratos, tenía nuevas ideas sobre lo dramático, 19 de abril de 1774. Comenzaba una nueva etapa en
sobre la declamación y el teatro musical. la vida artística de Gluck, que así reemprendía la ya
Había estado en París en contacto con Diderot, centenaria tradición lírica francesa, en crisis desde la
Grimm, Rousseau, Voltaire y otros personajes del ar- muerte de Rameau. Pero era también el principio de
te y de la literatura implicados en la célebre querella las envididas e intrigas que amargarían buena parte de
de los bufones. Era, por tanto, Calzabigi un persona- su estancia parisiense.
je ideal para aportar a Gluck los textos que favorecían
las ideas reformistas del músico bohemio respecto al El conflicto
drama musical.
La fructífera colaboración entre ambos y la impor- Una carta de María Antonieta a su hermana María
tancia de su reforma sucitaría pronto la envidia y la Cristina esboza la situación: «En fin, mi querida Cris-
desaprobación de muchos, provocando años después tina, he aquí un gran triunfo. Tuvimos el 19 el estreno
en París, exactamente en 1777, una polémica similar de Ifigenia en Aulis de Gluck... No puede hablarse de
a la que, en la capital francesa, causó en 1752 una re- otra cosa; reina en todas partes una ebullición tan ex-
presentación de La serva padrona de Pergolesi. La fa- traordinaria sobre este acontecimiento que no podéis
mosa guerra de los bufones se desencadenó entonces imaginarlo. Es increíble: se dividen, se atacan cual si
entre los partidarios de la gran ópera francesa (tradi- se tratara de un asunto de religión. En la Corte, a pe-
ción Lully-Rameau) y los seguidores de la ópera cómi- sar de que me he manifestado públicamente en favor
ca ¡tabana (Pergolesi). de esta obra genial, hay partidos y discusiones de una
vivacidad singular. Como esperaba, en la representa-
Los pasos de la reforma ción hubo fragmentos que entusiasmaron, pero en ge-
neral se dudó. Hace falta acostumbrarse a este nuevo
El primer fruto Gluck-Calzabigi fue el ballet dramá- sistema, después de tantos hábitos de lo contrario. Aho-
tico Don Juan (1761), escrito de acuerdo a las teorías ra todo el mundo quiere oír la obra, lo que es un buen
de Noverre, para qíiien era más importante que el co- síntoma, y Gluck se muestra satisfecho.»
reógrafo se sirviese de una música compuesta expresa- Ciertamente, en ese intento de conjugar los resulta-
mente para la danza, en vez de adaptar los pasos a una dos innovadores de las Reformopern vienesas y la tra-
música ya escrita. Pero el primer gran éxito en el cam- dición lulüsta de la tragedle lyrique, Gluck volvió a
po lírico lo obtuvieron con la ópera en tres actos Or- encender el fuego de la querella de 1752.
feo y Eurídice (Burgtheater, Viena, 5 de octubre de Después de Ifigenia en Aulis, Gluck comenzó una
1972), con lo cual Gluck comenzó a encontrar medios tarea agotadora; atender a Viena, donde había sido
expresivos más acordes con sus inquietudes artísticas, nombrado compositor agregado a la corte real e impe-
que eran las de devolver a la música su función pri- rial y sostener con nuevas óperas su bien ganado pres-
mordial al servicio del texto poético. Orfeo era la pri- tigio parisiense. Para la capital del Imperio recurrió al
mera Reformopern, pero Gluck tuvo que seguir principio a arreglos de viejas óperas francesas. L'ar-
escribiendo óperas convencionales antes de insistir en ore enchanté y La Cythére assiegeé, que no tuvieron
su reforma con Alceste (Burgtheater, Viena mucho éxito. Para París hizo nuevas versiones, con im-
26-XII-1767), partitura de gran fuerza y coherencia, si portantes cambios, de Orfeo y Alceste, creando además
bien sus autores no alcanzasen en ella la concentración sus tres últimas grandes óperas Armide (1977), ¡phi-
y la pureza de Orfeo. génie en Tauride (1779) y Eccho et Narcisse (1779).
Al publicarse en 1769 ta primera versión de Alceste La intelectualidad y el gran mundo parisiense se ha-
Gluck incluyó un prólogo dedicado al Gran Duque de bía ido dividiendo, como en tiempo de Rameau. Los
Toscana, futuro emperador Leopoldo II, en el cual ex- partidarios de la ópera italiana tradicional, entonces
ponía los puntos principales y el sentido de la refor- en boga, entre los que se encontraban el escritor Jean-
ma, que podía resumirse en esta frase: «Pensé reducir Francois Laharpe, la señora Du Barry, Nicolás Fra-
la música a su verdadero oficio de servir a la poesía mery, Pierre-Louis Ginguené, D'Alembert, etc, ataca-
por la expresión y las situaciones de la fábula sin inte- ban sin piedad a Gluck. Marmontel —tremendo
rrumpir la acción, sin enfriarla con ornamentos inúti- enemigo de España, por cierto— escribió: «Hay que
les y superfinos...». reconocer que jamás nadie ha hecho zumbar las trom-
La tercera de las Reformopern, Parts y Helena, pas, retumbar las cuerdas y bramar las voces como él.
(Burgtheater, Viena 3-XI-1770) no obtuvo apenas éxi-- ¿Pero acaso sabemos si la melodía y la armonía italia-
to y coincidió con la presencia en Viena de Francois- nas no tienen también, en su simplicidad, esa fuerza
Louís Gaud le Bland du Roullet (1716-1786), agrega- con menos esfuerzo? En todos los teatros de Europa
Niccoló Piccinni.
se han ensayado los efectos de mil piezas poéticas cu- miraban su concepción total del drama, su respeto al
yo canto no era ruidoso; y si las impresiones del canto texto y a la prosodia de la lengua —se estrenó Armida
no fueron tan violentas como aquellas del ruido y de (23-XIM777), según el texto ya clásico de Philippe Qui-
los gritos, ¿es que el oído o el alma de los franceses nault extraído de la Jerusalen libertada de Tasso. Lea-
es tan poco sensible, que para ser conmovida, necesita mos un fragmento de la carta que Gluck dirigió el 16
la ayuda de sacudidas tan profundas?». de noviembre de 1777, días antes del estreno, a la con-
desa de Frise: «Nunca se ha librado una batalla más
Piccinni en París terrible y más disputada que la que he dado con mi ópe-
ra Armida; las intrigas contra Ifigenia, Orfeo y Alces-
Para presentar batalla a Gluck, que contaba entre te, no son sino pequeñas refriegas entre tropas ligeras
sus admiradores, además de a la reina, a Francois Ar- comparadas con esto. El embajador de Ñapóles, para
naud, Jean Baptiste-Antoine Suard y Jean-Jacques asegurar un gran éxito a la ópera dé Piccinni, es infa-
Rousseau (el cual había experimentado la fascinación tigable en intrigar contra mí tanto en la corte como en-
de la primera Ifigenia), sus enemigos llamaron al com- tre la nobleza. El ha convencido a Mármontel, la Harpe
positor italiano Niccoló Piccini (1728-1800), célebre en y algunos académicos para escribir contra mi sistema
aquel momento por óperas como Alessandro nelle In- de música y mi forma de componer; el Sr. abate Ar-
die (sobre Metastasio) y, sobre todo. La buona figlio- naud, el Sr. Suard y algunos otros han tomado mi de-
la (sobre Goldoni) representada en los principales fensa y la querella se ha enardecido hasta un punto que,
teatros de Europa, entre ellos los Caños del Peral de tras los insultos se habría pasado a los hechos si los
Madrid. amigos comunes no hubiesen puesto orden entre ellos».
Piccini llegó a París el 31 de diciembre de 1776, el Ambos compositores debieron sufrir mucho con el
mismo día que la Opera reponía el Orfeo y Eurídice sesgo enconado que tomó la disputa. Operas de Pic-
de aquel que, contra su voluntad, iba a convertirse en cinni como Roland (1778) (causa de otro gran disgus-
su más implacable rival. Sin embargo, la oposición to de Gluck porque a él también se la había encargado
Gluck-Piccini nos parece hoy una entelequia, pues, co- la Academia Real de Música), Atys (1780), ¡phigenie
mo asegura Pestelli, «al hacerse más francés, Gluck ter- en Tauride (1781), Didon (1783), demuestran lo cerca
mina pareciéndose cada vez más a Jommelli y a que llegaron a estar ambos maestros, quienes sólo di-
Traetta», es decir, se acerca a la ópera napolitana más ferían en cuestiones de estilo y no en el empeño de ha-
seria, cuyo máximo exponente era Niccoló Piccinni. llar una síntesis entre el lenguaje avanzado del momento
Por otra parte, uno y otro, el discípulo de Durante y (cuyo máximo exponente iba pronto a estar en la Vie-
el bohemio y cosmopolita Caballero de la Espuela de na de Mozart) y el viejo drama lírico a lo Lully. Por
Oro, iban a dirigir sus esfuerzos a un mismo fin: recu- eso el sabio padre Martini de Bolonia definió el arte
perar la tradición de la gran tragedia lírica francesa y, del gran músico de Europa que fue Gluck con estas pa-
en ese sentido, Piccinni trató de aproximarse al Gluck labras: «Él ha sabido reunir las bellezas del canto ita-
de las Reformopern, densificando la armonía y refor- liano a ciertas ventajas peculiares del canto francés,
mando la escritura orquestal. dando como base a esta armónica asociación la cien-
En medio de aquel absurdo combate —los piccin- cia instrumental alemana».
nistas reprochaban a Gluck la escasez de melodía, exa-
gerar la expresión en detrimento de la belleza y
sobrecargar la parte orquestal, y los gluckistas le ad- Andrés Ruiz Tarazona
Scherzo 55
DOSIER

Ranieri de Calzabigi:
un reformador en la sombra
V iena, 1761. En el Teatro de Puerta Carintia se
representa el ballet dramático Don Juan de
Gluck. Ese mismo año llega a la ciudad austría-
ca Ranieri Calzabigi, o de Calzabigi, como él mismo
se hacía llamar, a pesar de no pertenecer a la nobleza.
revela con todos sus brillantes rasgos la personalidad
del músico bohemio-alemán son aquellas en las que la
nueva forma dramática está decididamente afirmada.
Esto supone el inmediato reconocimiento de la impor-
tancia de los textos escritos por Calzabigi.
Giacomo Casanova lo describe como «un gran calcu- Ello nos permite hacer una breve reflexión sobre el
lador, hábil en el trato con gente de todos los países, texto de la ópera o libreto a través del tiempo. Los
provisto de una buena cultura histórica, bel esprit, poe- especialistas clasifican históricamente la evolución del
ta y también mujeriego». libreto en varias etapas: la primera de ellas iría de la
Dentro de un dosier dedicado a Gluck resulta impres- Tabula a la mitología para acabar en la historia, la se-
cindible hablar de su libretista por excelencia, de este gunda abarcaría los libretos en serie escritos para los
curioso personaje, que, en algunos aspectos, dejó pe- dramas convencionales, posteriormente aparecería el
queño a Casanova y que podemos calificar como un libretista de la ópera bufa o el gusto por los temas co-
verdadero reformador de la ópera en la sombra. Tal tidianos, le seguiría el denominado libreto comercial
es la importancia del libretista que el propio Gluck es- burgués y la bohemia literaria, que nos conduce ya a
cribió a propósito de su reforma: «Debería reprochar- los finales del siglo XIX.
me severamente, si se me permitiese que se me atribu-
yera la invención del nuevo estilo de la ópera italiana. En un intento de combinación de la ópera italiana
El mérito principal es del señor Calzabigi, y si mi mú- y la francesa, Calzabigi sustituyó la complicada escri-
sica gozó de algún favor, debo reconocer que soy deu- tura metastasiana por acentos más eficaces e intensos,
dor de quien me puso en condiciones de desarrollar los podando la excesiva frondosidad verbal y buscando la
recursos de mi arte. Sus trabajos son ricos en tales si- síntesis de las escenas más importantes, reduciendo la
tuaciones que ofrecen al compositor el medio de ex- complacencia poética a una nueva sobriedad literaria,
presar grande- ; w'-n"z% y de crear una música vigorosa confiriendo simplicidad y fuerza a los diálogos y los
y conmovedora». monólogos, acentuando la mímica expresiva de los es-
Claro que Calzabigi, con escasa elegancia, reforza- tados de ánimo y adjudicando, finalmente, al coro una
ría la alabanza afirmando: «Si el señor Gluck ha sido función de comentario al drama.
el creador de la música dramática, no lo hizo de la na- Pero volvamos a los orígenes literario de Caizabigi.
da. Yo le proporcioné el mate- Su especial personalidad, posee-
rial, o, si así lo queréis, el caos, dora de una notable cultura hu-
y por eso debo compartir con él manística y matemática, como
los honores de la creación».

Las primeras ideas de


Calzabigi acerca de la Opera
1
1
° R P l l KI
KT
« • • ~* 1
prueban algunas de sus mono-
*

grafías. El espíritu de Calzabigi


tenía una especial predilección
por los asuntos de administra-
in Música L k i i J a v. i ción, organización comercial,
TH.4CKWF. etcétera.
En su libro Gluck y su tiem- r;t (11 trois A r h
po, Andrea della Corte, analiza Pero junto a ello, sus afanes
las primitivas ideas del libretis- i
itirni i
culturales le llevaron a ser reci-
ta antes de su encuentro con bido en la Arcadia con el nom-
Gluck en Viena. Parece que las A I A \\ Y. IN 1. bre curioso de Liburno
relaciones entre Gluck y Calza- Drepanio e ingresó en la Acade-
bigi, nunca precisamente fáciles, M I , Y. ( H" G l .i i mia Etrusca de Cortona con un
tenían incluso predestinación as- tema, desarrollado en verso, ti-
"* » kiLi A» H «tul 1^1
tulado / Pregi detl'anima sonó
tral, ya que ambos vieron la luz
el mismo año, es decir, en 1714, piú stimabüi della bellezza. A
aun cuando el italiano era cin- los treinta años realiza algunas
co meses más joven. enn n' publicaciones literarias y escri-
Como es de sobra conocido, be odas y canzonette.
A 1* \ RI s
la música de Gluck está estre- * • ' , -áf¿ ~*
* * je- •''- - En 1745, con ocasión de cele-
chamente ligada a los caracteres brarse las bodas del delfín de
de su reforma dramática. Tam- Francia con María Teresa, hija
bién se debe tener en cuenta que Portada del libreto de Orfeo de Gluck, obsérvese que de Felipe V de España, redactó
las únicas óperas en las que se no aparece el nombre del Libretista original, Calzabigi. el libreto de L 'impero del Uni-

56 Scherzo
verso diviso con Giove. Dos guo mito, que ya había recibido
años después, disfrutando ya de su bautismo, poco más de siglo y
la estima real, escribe para el na- medio antes, como teatro músi-
cimiento del príncipe heredero la ca!. Ideas por medio de las cua-
serenata // sogno d'Olimpia. les, a través de numerosos y
Hacia 1750, y como conse- apasionados coloquios, prendió
cuencia de un procedimiento ju- fuego en el mismo ánimo del
dicial en el que se vio envuelto, músico, dando lugar a aquel
se trasladó a París. De aquella inesperado y extraordinario des-
época es una curiosa Disertación pertar de las mejores capacida-
del académico etrusco Ranieri des del compositor.
de Calzabigi sobre Metastasio. El libreto de Orfeo era lo me-
De ella se pueden extraer ideas jor que se podía imaginar para
muy concretas de cuál era el
pensamiento inicial del libretis- realizar este equilibrio ideal en-
ta sobre su arte y sobre la apli- tre música y drama, entre canto
cación del texto a una ópera. Se y situación escénica. Recorde-
afirmaba en dicha disertación: mos, sin embargo, que Calzabi-
«No puede la música mover los gi lo había escrito aún antes de
afectos e interesar al espíritu sin conocer a Gluck. La acción es
la ayuda de la poesía, la cual, en sencillísima, no hay episodios
la confusión de los sonidos, ha marginales, aparte el alegre fi-
de ser como la guía que sirva, nal que no podía faltar en un es-
paso a paso, para conducir la pectáculo del siglo XVIII. Los
sensibilidad que la armonía personajes hablan un lenguaje
quiere expresar, pbr ser más vi- Rosatie Levasseur, destacada soprano de ¡a Opera suelto y directo sin la tradicio-
va y eficaz, que la simple decla- de París, que estrenó Alceste. nal ampulosidad retórica o el
mación puede producir». gusto por las estrofillas elegan-
Resulta asi que Calzabigi negaba a la música sepa- tes y amaneradas. Quizá podamos advertir un parale-
rada de la poesía la virtud de expresar sentimientos o lismo entre la situación de Gluck ante el contrapunto
de interesar, y tenía a la armonía y a la música en ge- y la de Calzabigi ante la poesía.
neral como «una confusión de sonidos»; la música, en Una nueva colaboración con Calzabigi fue motivo
aquella época, era para él, un medio para hacer más de otra obra maestra del compositor, Alceste, repre-
viva y eficaz la declamación. sentada por primera vez en Viena el 16 de diciembre
Como resumen, digamos que por aquellos tiempos, de 1767. Alceste es una ópera más compleja, más rica
alrededor del año 1755, el pensamiento de Calzabigi musicalmente, más madura en el lenguaje, aunque no
estaba bastante menos evolucionado que el de Metas- posee la frescura y espontánea expresividad, el color
tasio. En realidad, lo que ocurría era que Calzabigi no inconfundible de Orfeo. El último fruto de la colabo-
había sometido el problema de la ópera a una critica ración entre Gluck y Calzabigi fue la inconclusa ópera
coherente. París y Helena, que sin embargo, no carece de esplén-
Calzabigi el renovador didas y convincentes páginas. La concepción particu-
La relación entre Gluck y Calzabigi es de vital tras- lar del drama musical que Gluck y Calzabigi habían
demostrado poseer, tenía notables afinidades con la tra-
cendencia para que el libretista renovara su concepción gedia lírica francesa, pero también las diferencias eran
teatral, y para que, a la par, Gluck culminara su re- importantes.
forma teatral. Si no existieran el Orfeo y las otras ópe-
ras de la reforma, Gluck habría quedado solamente Asi, aplicando a los poemas de Orfeo, A Iceste y Pa-
como autor, por lo demás desconocido, de un tema uti- ris y Helena los principios expuestos en el prefacio de
lizado por Mozart en una serie de bellísimas variacio- la edición de las obras de Metastasio en 1775, Calzabi-
nes para piano. Pero en 1762, a los cuarenta y ocho gi propone a Gluck una acción sintetizada donde todo
años, Gluck renace, como un músico totalmente nue- contribuya a lograr la unidad en el drama. El libreto
vo, y entra decididamente en la historia de la música de ópera transformado de esta forma, y una armonio-
como uno de los más grandes y geniales compositores sa disposición de las escenas, ofrecen al músico los con-
de ópera. Precisamente detrás de ese Gluck aparece la trastes y encadenamientos necesarios para lograr una
personalidad imprescindible de Ranieri de Calzabigi. expresión dramática más exacta. Al amparo de esta es-
El 5 de octubre de 1762, se presenta en el Teatro de tructura, más firme que las anteriores, vemos cómo se
la Corte de Viena el primer trabajo de colaboración en- afina la psicología de los personajes; los más delica-
tre el músico y el libretista: Orfeo y Eurídice. Esta pri- doscon
matices de la sensibilidad afectiva se nos muestran
la misma expresividad que los furiosos arrebatos
mera colaboración entre ambos autores produce ya el de pasión. Toda la gama de sentimientos que ensom-
efecto de una auténtica revolución dramática: Metas- brecen o iluminan el destino de la humanidad se ha-
tasio queda lejos, la ópera seria italiana o la francesa llan, como un eco magnífico, exaltados en la atmósfera
de Rameau son ya pura historia. Con las ideas de la musical donde Gluck y Calzabigi hacen evolucionar los
reforma,el libretistaescribió la enésima versión del anti- héroes legendarios.
Gerardo Queipo de Llano Ona'mdía
Seherzo 57
DOSIER

La influencia de Gluck
en la música europea
R esulta paradójico que fuera un alemán —Chris- un todo; es decir, un germen del drama total de Gluck
toph Willibald Gluck— quien, partiendo de la o de la «forma artística homogénea», de la que habla-
más pura tradición italiana, se acercara a la es- ría más adelante Ricardo Wagner.
tética francesa para sentar las bases de una nueva con- Otros músicos alemanes se vieron también atraídos
cepción operística. Sin embargo, esa simbiosis, produ- por el ideal operístico de Gluck, entre los que destacó
cida ya en la madurez de su vida, logró desatar Ernst Theodor Amadeus Hoffmann. Nacido en 1776
polémicas tan encendidas que llegaron hasta ensombre- y muerto en 1822, Hoffmann fue, además de crítico y
cer al propio Mozart, durante la estancia de este últi- periodista, autor de notables Singspiele, como Burla,
mo en París en 1778. Pero lo cierto es que algo astucia y venganza, con texto de Goethe, y de óperas,
importante estaba ocurriendo, en aquella segunda mi- entre las que destaca Vndíne, de claras resonancias gluc-
tad del siglo XVIII, en el mundo de la ópera. Quizá kianas y mozartíanas. En ella aparece, por otra parte,
no pueda decirse que Gluck haya sido el gran inventor una incipiente idea del leitmotiv, a través de ciertos mó-
de la reforma; quizá, algunas de sus nuevas concepcio- dulos que consagran determinados acontecimientos del
nes ya estaban en la mente de muchos de sus contem- drama.
poráneos, y es, por otro lado, indudable que Mozart, Pero la influencia de Gluck alcanzará hasta los más
a muy poca distancia suya en el tiempo, dotaría a la importantes nombres de la música alemana. El conta-
ópera de unas cotas de genialidad inigualables. gio se produce, de forma patente, en Weber. A/cestes
Lo indiscutible, sin embargo, es que Gluck vino a está presente en Der Freischütz- La fuerza dramática
aunar y a poner en práctica una serie de criterios reno- utilizada por Gluck para la presentación de los temas
vadores que configuraban una nueva concepción sobrenaturales sería empleada posteriormente por
dramática de la ópera. Se trataba, fundamen- Weber, que llega a configurar diseños rítmicos
talmente, de darle homogeneidad, de des- y ambientes tonales similares a los de
tacar el interés argumental, de evitar los aquél. Lo mismo hay que decir de la
lucimientos inoportunos impuestos formidable1 obertura ide Ifigenia en
por los cantantes italianos, de rele- Aulide, casi programática, homo-
gar a un segundo plano los recita- génea, compacta y bien alejada de
tivos secos y p::r"^r los ariosos, ' las antiguas sinfonías de allegros
en los que la orquesta venía a - y adagios alternados, cuyo es-
sustituir al clave, de integrar al quema se reproduce en el
coro en la acción dramática, de 1 Oberon de Weber. Y no sólo en
que la obertura fuera una au- ella, ya que esta obertura de Ifi-
téntica introducción, en la que genia vino a dar una nueva ma-
se anunciara el carácter de la ac nera de hacer, a un nuevomolde
ción que iba después a desarro que se repetirá durante todo el
liarse. En definitiva, de lograr un romanticismo. El propio Mozart,
resultado compacto, en el que no cuya originalidad renovadora en
existieran piezas sueltas sin cone el campo operístico resulta induda-
xión con las demás y en el que se ble, no pudo eludir la presencia de
conjugase música, literatura, interpre Gluck en algunos de sus más importan-
tación y decorados. Estamos, pues, en tes trabajos. Así ocurre en Idomeneo, cla-
presencia de un adelanto de lo que será en ramente influida por Alcestes, cuya escena
su día el drama wagneriano. Y este esquema Cari María del oráculo está sin duda emparentada con
von Weber. la del comendador de Don Giovanni.
trazado por Gluck tuvo, bien pronto, una nota-
ble influencia en muchos compositores de diversas Naturalmente, la relación Gluck-Wagner es, proba-
escuelas europeas. blemente, la más fácil de detectar. Ambos, desde épo-
cas y posiciones distintas, buscaron, en esencia, una
misma meta para su teatro. Ambos, partiendo de la ne-
Alemania cesidad de un equilibrio en la conjunción de las distin-
Durante todo el siglo XVIII, Alemania vive una tas artes, procuraron que no fuera la música la que
auténtica búsqueda de su teatro nacional, al tiempo que, caprichosamente predominara para lucimiento del ar-
en un ámbito más popular, triunfaba el Singspiel, es- tista, sino que se acoplara a las necesidades y a la na-
pectáculo teatral con números musicales intercalados, turaleza y esencia del libreto. Wagner estudió bien a
muy emparentado con la ópera inglesa, y cuya fórmu- fondo la obra de Gluck durante el período de 1843 a
la sería utilizada, con resultados muy diversos, por com- 1849, una época en que estuvo más dedicado a la labor
positores posteriores, entre los'que se cuenta Mozart directorial y en la que aparecieron Tannháusser y Lo-
con La flauta mágica. Uno de los primeros en tratar hengrin.
de reformar la ópera alemana fue Johann Gottfried Francia
Herder, que vivió entre 1744 y 1803 y que concibió un
sistema netamente gluckiano, al acusar la necesidad de La situación en París, a la llegada de Gluck, en 1773,
que «poesía, música, acción y decoración» constituyen es poco menos que caótica. Desaparecido ya Rameau, que,

58 Scherzo
continuando la línea de Lully había consolidado la ópe-
ra francesa, los herederos de uno y otro se disputaban
ta legitimidad de la tradición. La mediocridad, la ne-
gligencia de los organizadores, la debilidad de autores -J*
y directores y la tiranía de los cantantes de corte italia-
no hacían indispensable una radical reforma. Rousseau
nos dejó descrita esta deplorable situación con las si-
guientes palabras: «De lo que no se puede tener una
idea es de los gritos horribles, los mugidos con los que
retumba el teatro durante la representación. Véase a las
actrices, casi convulsas, arrancar violentamente aulli-
dos de sus pulmones, los puños apretados contra sus
pechos, la cabeza echada hacia atrás, el rostro inflama-
do, las venas hinchadas, el estómago palpitante; no pue-
de decirse qué es lo más desagradablemente afectado,
si la vista o el oído».
Fue necesaria la llegada de Gluck para poner orden
en París, para colocar cada cosa en su sitio y para po-
ner en práctica las nuevas vías por las que habría de
caminar la ópera en el futuro. Y París supo agradecer
al músico alemán esta intervención. Y en París quedó
también la huella de Gluck a través de otros muchos
compositores. Méhul, por ejemplo; un hombre al que
se le ha venido a censurar su cierto eclecticismo, su mez-
cla del trascendentalismo glucktano con la comicidad
italiana, su énfasis retórico y el excesivo dramatismo de
sus héroes, al modo de Piccinni o de Salieri. Etienne
Nicolás Méhul había nacido en Méziéres, el 22 de ju-
nio de 1763. A los dieciséis años asistió a la primera
representación de la ¡figenta en Tauride de Gluck, y que-
dó tan vivamente impresionado que no dudó en mani- Mozart en un dibujo de 1787.
festarle su admiración al maestro. Gíuck fue,
precisamente, quien le alentó a escribir para el teatro, en su Semiramis. Y aún en dos grandes maestros fran-
ceses del XIX pesa la figura trascendental de Gluck;
al que dio piezas como Euphrosine, Stratonice, Uthal Gounod
y, sobre todo, Joseph, siendo en estas dos últimas en ocultar laen su Sapho y otras obras juveniles, no puede
influencia de Gluck y de Mozart, aunque lue-
las que aparece de forma más palpable la inspiración go fuera decantándose hacia otras posiciones más per-
gluck ¡ana. sonales; Berlioz, en cambio, fiel admirador de Gluck
Y, junto a Méhul, una larga lista de compositores si- y de Beethoven, se dejó dominar más por el sinfonis-
guen las pautas del maestro alemán: Jean Baptiste Le- mo del segundo que por la concepción dramática de
rnoyne, que vivió entre 1751 y 1796, director de orquesta aquél.
y autor de diversas óperas, entre las que destaca Elec-
tro, en la que más se nota el influjo de Gluck; Francois Los italianos
Joseph Gossec, hombre que vio pasar muchas genera-
ciones de músicos, muchas etapas y muchas tendencias Más que de la influencia de Gluck en Italia hay que
en sus noventa y cinco años de vida, y que, aunque en- hablar de su influjo en los italianos, ya que la gran ma-
contró en Gluck a un auténtico rival, no por ello pudo yoría de ellos triunfaron y desarrollaron buena parte
escapar a su influencia en obras como Thésée, estrena- de su actividad en París. Italia, desde las escuelas flo-
da en 1782; Lesueur, maestro de Berlioz y de Gounod, rentina, de Peri y Caccini, mantuana y veneciana, de
gran admirador de Gluck, cuyo sello artístico está cons- Monteverdi, y napolitana, de Scarlatti y Pergolese, en-
tantemente presente en su música, sobre todo en La Cá- tró en una etapa de transición hasta su consolidación
veme, y más aún en Ossian o Los Bardos, un drama decimonónica con Rossini. Y quizá sea en estos ope-
de ambiente nórdico; Isouard, colaborador de Kreut- ristas del interregno en los que Gluck encontró el me-
zer y autor de Cendrillon; Berton y el propio Boieldieu jor caldo de cultivo para sus ideas innovadoras. Esto
que recoge la técnica gluckiana a través de Méhul y de vino a suceder con Tomasso Traetta, verdadero émulo
Cherubini. Grétry, belga de nacimiento y francés de de Gluck, al que consideró espléndido modelo en su
adopción, escribió alrededor de cincuenta óperas, de no larga búsqueda de los principios que habrían de inspi-
muy sólidas orquestación y estructura, pero que gusta- rar la ópera moderna y su lucha contra el progresivo
ron en París por sus melodías, y en esto reconoció el empobrecimiento que aquélla venía padeciendo. Incluso
músico haber seguido los consejos de Gluck, quien le llegó a componer una Ifigenia en Tauride, cuya fecha
llegó a decir que «recibimos de la Naturaleza el don —parece ser que 1763— ha dado mucho que hablar a
de la melodía apropiada y su talento no debe ocultarla críticos e investigadores, por lo que pudo significar en
con una complicada armonía». Por último, Charles- la evolución dramática de Traetta y su relación con
Simón Catel, discípulo de Gossec en la Escueta Real Gluck.
de Canto y profesor de armonía en el Conservatorio Un caso especial es el de Gasparo Sacchini, enemigo
de París, autor de gran cantidad de música revolucio- primero de Gluck y aliado de Piccinni en su lucha con-
naria y de once óperas, conserva el espíritu gluckíano tra aquél; rival luego de ambos al aparecer el partido

Scherzo 59
DOSIER

de los sacchinistas, y seguidor, en cambio, de muchos nado por la ópera cómica del italiano Le donne lette-
de los postulados del alemán. rate. Tarare es una de sus obras más representativas, en
Johann Simón Mayr, bávaro de nacimiento, pero la que, como en otras, Salieri procura poner la música
asentado en Italia, donde fue discípulo de Bertoni, así al servicio del texto, evitar los caprichos ornamentales
como maestro de capilla en la veneciana Santa María inútiles, retornar a la sencillez, conjugar plenamente
la Mayor, inició su carrera operística en el teatro de la música y libreto y hacer que aquélla sea fiel reflejo de
Feníce con Sqffo, a la que siguieron más de sesenta ópe- éste. En esencia, todos los postulados del alemán, que,
ras. Mayr toma de Gluck, fundamentalmente, la for- en el caso de Salieri, fueron, además, cuidadosamente
ma de utilizar el coro, siguiendo el modelo antiguo e dirigidos por otro gluckiano excepcional: el libretista
insertándolo decididamente en la acción; y hay que te- Beaumarchais. La unión artística entre ambos compo-
ner en cuenta la gran trascendencia de Mayr en el pos- sitores fue tan sólida, que dio lugar a una curiosa anéc-
dota en 1782. Ocurrió que, habién-
dole sido encargada a Gluck la par-
titura de una ópera, Les Danaides,
el compositor manifestó a quienes le
comisionaron que había concluido
ya los dos primeros actos, pero que,
debido a su estado de salud, no po-
dría encargarse del resto, por lo que
tal tarea sería encomendada a un per-
sonaje, cuyo nombre no daría a co-
nocer hasta ser aceptada la
sustitución. Confiando en el buen
criterio del maestro, aunque no de
muy buena gana, se autorizó el cam-
bio, y entonces Gluck hizo público
haber encargado la conclusión de la
ópera a Salieri. En 1784, Les Danai-
des fue estrenada en París con un
gran éxito, y pocos días después. Le
Journal de Parts publicaba una car-
ta de Gluck en la que el músico lan-
zaba una noticia explosiva: «La
Diseño de Pierre Adrieu para la producción original de Ifigenia en Tauride, estrenada en
música de Les Danaides es entera-
París en 1779. mente de monsieur Salieri», a lo que
éste cortésmente respondió: «Sí, pe-
terior desarrollo de la ópera italiana, ya que, aparte de ro enteramente bajo su dirección». La transcendencia
su ascendiente sobre Berlioz en cuanto al arte de ins- histórica de Christoph Wülibald Gluck resulta hoy in-
trumentar, de su escuela salió el propio Gioacchino discutible, a pesar de las críticas que desde algunos sec-
Rossini. tores se han dirigido a los románticos, a quienes se les
También Spontini fue, en cierto modo, heredero de atusa de sobrevalorar la importancia del compositor
Mayr. Había nacido en Maiolati, en 1774, y se le po- germano. Lo cierto es que Gluck inaugura una nueva
dría calificar de «compositor napoleónico», por la pro- era en el drama musical y que su influencia no se limi-
tección de que fue objeto durante el Primer Imperio, ta a este fragmentario catálogo de autores a los que he-
fundamentalmente de parte de Josefina, que quedó en- mos hecho referencia, sino que invade amplias parcelas
tusiasmada con su ópera Julie. Pero la obra que le con- del mundo operístico moderno. Si bien algún sector,
sagró, y en la que abandonó su antiguo estilo ligero para como el de la ópera rusa, se resistió a la entrada de
revivir la tendencia gluckiana, fue La Vestale, la primera Gluck en su terreno, la mayor parte de la geografía ope-
gran ópera italiana del XIX, a través de la cual se llega rística se ha visto condicionada por sus métodos y pro-
a apreciar a un Gluck postrevolucionario. Gaspare cedimientos. Incluso en lugares bien lejanos, como
Spontini se estableció luego en Berlín, a los cuarenta Brasil, José Mauricio Nunes García, en la primera mi-
años, y fue dueño y señor de la ópera en aquella ciu-
dad, e incluso en el resto de Alemania, hasta que We- tad del siglo XIX, se confesaba netamente gluckiano.
ber estrenara Der Freischütz, que le obligó a regresar Dijo Voltaire, en cierta ocasión, que «Luis XVI y
a tierra italiana. el señor Gluck van a crear un nuevo siglo». No quiso
Cherubini, por su parte, tampoco pudo escapar al in- el destino que ninguno de estos personajes entrara en
flujo de la poderosa técnica de Gluck, y ello se apre- la siguiente centuria, pero, en gran medida, quedó cum-
cia, fundamentalmente, en Lodoiska, Elisa, Les deux plida la profecía del célebre filósofo. La trágica muer-
journées, y, sobre todo, en el acento dramático de las te del monarca vendría a constituirse en límite entre el
arias de Medea. Pero el más importante continuador antiguo y el nuevo régimen, y las bases sentadas por
del modelo de Gluck; el, quizá, más convencido gluc- Gluck servirían para consolidar un nuevo concepto ope-
kiano procedente de Italia, fue Antonio Salieri. Am- rístico, proyectándose en el Romanticismo que estaba
bos músicos se profesaron una buena amistad, desde ya a punto de inaugurarse.
que en 1766 Gluck quedara favorablemente impresio-
José Antonio López Docai
60 Scherzo
COMPACT DISC ,j C
TU LJIKJ»T"*\ T / ~ \ .» SERIE MEDIA

SEGUNDO LANZAMIENTO
J. S. BACH LUDWIG VAN BEETHOVEN
Obras para Órgano Sinfonía no. 9
LIONEL ROGG KIRI TE KANAWA-HAMARI-BURROWS-HOLL
CDM 769029 2 Coro y Oiquesta Sinfónica de Londres
EUGEN JOCHUM
CDM 769030 2

BRAHMS FALLA
Concierto para Violín El Sombrero de Tres Picos
DAVID OISTRAKH El Amor Brujo
Orquesta Nacional de la Radiodifusión Francesa Noches en los Jardines de España
OTTO KLEMPERER VICTORIA DE LOS ANGELES
CDM 769034 2 Gonzalo Sofiano
Orquesta Philharmonia
Orquesta de la Sociedad de Conciertos
FAURE del Conservatorio
Réquiem / Pavana CARLOMARIA GIULINI
ARMSTRONG - FISCHER-DIESKAL RAFAEL FRUHBECK DE BURGOS
Edinburgh Festival Chorus CDM 769037 2
Orquesta de París
DANIEL BARENBOIM
CDM 769038 2 HOLST
Los Planetas
London Philharmonic Orchestra
MOZART SIR ADRIÁN BOULT
La Flauta Mágica (extractos) CDM 769045 2
JANOWITZ-GEDDA-BERRY- POPP- FRICK
SCHWARZKOPF - LUDWIG
Orquesta y Coro Philharmonia ORFF
OTTO KLEMPERER Carmina Burana
CDM 769056 2 POPP - UNGER-WOLANSKY- NOBLE
Orquesta y Coro New Philharmonia
RAFAEL FRUHBECK DE BURGOS
ROSSINi CDM 769060 2
Ove r tu ras
El Barbero de Sevilla, Guillermo Tell.
Orquesta PhMharmonia R. STRAUSS
CARLO MARÍA GUILINI Una Vida de Héroe
CDM 769042 2 Berliner Philharmoniker
HERBERT VON KARAJAN
CDM 769027 2
TCHAIKOVSKY
El Lago de los Cisnes, La Bell3 Durmiente
El Cascanueces (Extractos) TCHAIKOVSKY
London Symphony Orchestra Sinfonía no. 6 "Patética"
ANDRE PREVIN Berliner Philharmoniker
CDM 769044 2 HERBERT VON KARAJAN
CDM 769043 2

VERDI
Otello (extractos) VIVALDI
DOMINGO - RICCIARELLI - DÍAZ Las Cuatro Estaciones
Coro y Orquesta del Teatro alia Scala de Milán ITZHAK PERLMAN
LORINMAAZEL London Philharmonic Orchestra
CDM 769059 2 CDM 769046 2

GAITE PARISIENNE MAURICE ANDRE


Música de Ballet de Fausto. La Gioconda, Trompeta y Órgano
Aida, El Principe Igor JANE PARKER-SMITH
Orquesta PhMharmonia ALFRED MITTERHOFER/HEDWIG BILGRAM
HERBERT VON KARAJAN - CDM 7 6 9 0 6 2 2
<£ CDM 769041 2

^ H SIUDIO ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ H
DOSIER

La Escenografía en Gluck
E l présenle artículo tratará únicamente, por ele- tares del protagonista son pura imaginación: Euridice
mentales razones de espacio, de las óperas acor- está siempre muerta y sólo canta en los momentos en
des con la reforma racionalista preconizada por que la enfermiza y poética mente de Orfeo construye
Gluck y Calzabigi, y en los casos de Orfeo edEuridice su viaje hasta los Campos Elíseos pasando por los In-
y Alceste, de sus versiones originales. Por ello hemos fiernos y su posterior retorno al mundo de los vivos.
desechado Armide (1777), que, a pesar de ser una de Interpretación del mito y de la ópera muy sui generis,
las obras maestras del músico alemán, está al margen, pero sin duda de evidente originalidad y garra.
al utilizar un viejo libreto de Philippe Quinault desti- Mas si, sin lugar a dudas, Orfeo ed Euridice es en
nado a la ópera del mismo título de Lully (1686), de lo musical la obra maestra de Gluck, Alceste (estrena-
los preceptos de dicha reforma. da en su primitiva versión italiana también en el Hof-
burgtheater vienes en 1767, con libreto del propio
Orfeo Calzabigi basado en la tragedia homónima de Eurípi-
des), resulta en el aspecto dramático de mayor interés,
Empecemos con Orfeo ed Euridice, que, estrenada particularmente por el carácter programático que le
en su versión original italiana en el Hofburgtheater de otorga el célebre Prefacio que encabezaba la primera
Viena en 1762, significó la primera colaboración de edición (Viena, 1768, para el editor áulico Trattnern),
Gluck con el aventurero, financiero, libretista y litera- redactado según parece por el libretista de estilo caiza-
to liornés Ranieri de'Calzabigi (1714-1795), autor tam- bigiano Marco Coltellini, bajo la dirección del propio
bién de los libretos de Alceste (1767) y Paride ed Elena Gluck. Pero recordemos que el texto original de dicho
(1770). Imitador de Metastasio en Ñapóles (cuidó la Prefacio se había escrito en Florencia en febrero de
edición de sus obras poéticas después de 1745) y anti- 1767 —diez meses antes de laprem/erevienesa— a pe-
metastasiano posteriormente en Viena, donde formó tición del futuro emperador Leopoldo II, por aquel en-
parte del grupo encabezado por el conde Durazzo, di- tonces gran duque de Toscana.
rector de los teatros de la corte, se mostró también en
la capital austríaca como el más activo promotor de
la reforma gluckiana del arte lírico. Este insólito per- Alceste
sonaje estaba convencido de que «es el poeta quien debe Con respecto a la labor de puesta en escena y de in-
inspirar al músico» y no a la inversa, y que «la nación terpretación, el Prefacio de Alceste considera en pri-
que tenga para su música la más expresiva poesía, ten- mer lugar que el espectáculo, vale decir lo visual,
drá una música más eficaz» (1). cuando sobrepasa su exacta participación se perjudica
En Orfeo, Calzabigi parece exigir una simplicidad a sí mismo: demasiados despliegues ornamentales, de-
escenográfica cercana al lenguaje de Poussin; para el masiado canto exhibicionista detienen la acción y anu-
Acto I pide la presencia de «La tumba de Euridice, en lan el efecto. Anticipándose a Verdi, a Wagner, e
un hermoso bosquecillo tranquilo y apartado»; para incluso a Meyerbeer, que gustaban de supervisar to-
el Cuadro I del Acto II, «La entrada de una caverna dos y cada uno de los aspectos de la representación de
más allá de la laguna Estigia, que conduce a los infier- sus óperas, Gluck y Calzabigi creen que nada debe de-
nos; de ella salen humos y llamas», y para el Cuadro jarse librado al azar, al capricho o a la buena volun-
II del mismo Acto, los Campos Elíseos, con «delicio- tad ajena; el autor debe de estar en todo: debe de ser
sos perales silvestres que reverdecen». En el Cuadro I músico, dramaturgo, maestro, bailarín, pintor, arqui-
del Acto III debe aparecer «Una oscura caverna, que tecto, sastre, etc.; debe de pensar, medir, dosificar las
forma un tortuoso laberinto», y en el Cuadro II y últi- aportaciones de cada una de las partes, y que, quedan-
mo, un «Magnífico templo dedicado a Amor». Pare- do todo ensamblado bajo su vigilancia, en perfecto
cen cumplirse ya aquí los deseos de Calzabigi de «seguir ajuste, pueda ofrecer ese «noble espectáculo en el cual
a la naturaleza». todas las artes bellas participan por igual», es decir,
En Orfeo priva, pues, en general un ambiente ele- el espectáculo perfecto e integral (2).
giaco sin rebuscamientos, lo que para la puesta en es- Las acotaciones escenográficas del libreto primitivo
cena es un arma de doble filo, pues puede conducir a de Alceste son, como las de Orfeo, breves y sucintas;
la excesiva simplicidad, cuando no a la rutina. Esfuer- si por una parte es cierto que deberíamos llegar hasta
zos para superar estos escollos los ha habido, y aun-
que discutibles, no exentos de interés; recordemos la (1) Cit. por Jacques-Gabriel PROD'HOMME, Chrisioph-WUUbald
producción de Jean-Pierre Ponnelle estrenada en la Gluck («Bibliothéque des Grands Musiciens»), s.L, Fayard, 1983,
Opera de Hamburgo en 1977 (y ofrecida también en p.(2) 93.Cit. por Carlos SUFFERN, Gluck («Músicos célebres»), 2.' ed.,
el Liceo de Barcelona en 1984), en la que todos los ava- Bueno» Aires, Ricordi Americana, 1948, pp. 55-57.

62 Scherzo
Wagner o hasta el Verismo para hallarlas más detalla- al descubierto; extremadamente luminoso estará sobre
das, no es menos cierto también que este laconismo está él, Apolo, y en una parte econdida en un grupo de nu-
de acuerdo con los preceptos reformadores de Gluck bes, Alceste. De ese modo se evitaría el obligar a los
y Calzabigi de no sobrecargar la escena con elementos espectadores a ver las cuerdas de la máquina que de-
inútiles o complicaciones visuales (con mayor razón por bería aguantar a Apolo» (4). Para nosotros, claro es-
cuanto en 1767 la retórica barroca era aún una reali- tá, no son únicamente esos los puntos de interés de una
dad). Dicho libreto establece, para el Cuadro I del Ac- escenificación de Alceste; recordemos otro botón de
to I, «La gran plaza de Feras, en Tesalia. Ante el muestra de singular efecto: en la escena del templo de
palacio real hay un grupo de cortesanos y ciudadanos Apolo (Cuadro II del Acto I), el designio del Oráculo
que dan muestras de gran aflicción»; el Cuadro II del («II re morra, s'altrui per lui non muore») viene pre-
mismo acto nos introduce en el «Interior del templo cedido por temblores de tierra, truenos y relámpagos.
de Apolo. En el altar hay una gran estatua del dios.
A un lado se sitúa el trípode del Oráculo». El decora-
do del Cuadro I del Acto II consiste en «Un denso y Las lfigenias
oscuro bosque sagrado en los Infiernos. Noche», y el Y llegamos ya a las lfigenias, correspondientes a la
Cuadro II, se basa en «Un dormitorio de palacio». Por etapa parisina del músico alemán. En iphigénie en Auli-
fin, el Acto III tiene un único decorado, el «Atrio de de, estrenada en la segunda sala del Palais Royal para
palacio».
De la visual i zación de
Alceste, nos parece el más
alto valor, a guisa de do-
cumentación orientativa,
citar algunas de las ins-
trucciones que escribió el
propio Calzabigi para la
puesta en escena de esta
ópera en el Teatro Comu-
nale de Bolonia, durante
la primavera del año 1778
(lógicamente, se trata de
la versión original en ita-
liano, a pesar de que dos
años antes Gluck había
estrenado ya en París la
segunda versión traducida
al francés y adaptada por
Lebland du Roullet). Na-
da escapa a la mirada del
libretista reformador, y
así por ejemplo, refirién-
dose al vestuario en con-
junto, dice: «El vestuario
lo quisiera pomposo y
amplio para los actores «Deh! placatevi mea (Orfeol Teatro Municipalde Amsterdam (195i).
[sic], pero sin oro ni pla-
ta. Aquellos trajes que usan los franceses para la tra- la Académie Royale de Musique en 1774, Gluck tra-
gedia son ni más ni menos tos que convienen a los per- bajó por vez primera con el libretista Gaud Lebland
sonajes que deben representar Alceste. Son (...) de un du Roullet (1718-1786), gentilhombre normando y ca-
bello raso de un color teatral, con mantos de un paño ballero de la Orden de Malta, que tenía similares opi-
similar pero de otro color que cree contraste. Añádase niones por lo que respeta al arte dramático y a la ópera.
la cimera crestada y los borceguíes compañeros del traje Para confeccionar el libreto, Roullet se basó en la tra-
del mismo raso» (3). Respecto a la aparición de Apolo gedia homónima de Racine, de la que hereda la acción
en el final deja muy clara su aversión hacia los excesos que progresa gradualmente hasta el final, y a través de
y defectos de la maquinaria teatral barroca: «Diré só- la cual se presiente sordamente el desenlace, mantenién-
lo que desearía que Apolo no descendiera en una má- dose la ilusión de que una salida trágica podrá ser evi-
quina, sino que se creara en el fondo de la escena una tada, como así sucede: Iphigénie y Achule podrán
especie de Olimpo estable escondido tras un telón, y casarse y las naves griegas tener vientos favorables y
cuando la Escena IV, tercer acto Ismene dice... 'Ma partir para Troya, como sucede en los dos desenlaces
qual fiammeggia improviso balen!' una nebulosa ilu- distintos que se dieron a la ópera en tiempos de Gluck.
minada descendiera y escondiera el telón que cubre el
Olimpo (telón de la Escena del vestíbulo última) como (3) Ranierí de'CALZABIGI, «Documenti sull'esecuíione dell'Al-
escamoteándolo detrás suyo; haciéndola desaparecer ceste», en Cotrado R1CCI. / tealrí di Bologna nei secoli XVII e
también ésta, el susodicho Olimpo quedaría entonces XVIII, Bolonia, Forni Editore, 1965, p. 628.
(4) Ranieri de'CALZABIGI, ibid.
Scherzo 63
Ipttigertia en Tauride en la Academia Real de la Música de París.

Mas, para entender la trama de Iphigénie en Tauride su permanencia en Tauride como sacerdotisa de Arte-
como continuación en el tiempo de la ópera que nos mis y en el olvido de su hermano Oreste). Pero, como
ocupa, el final válido es el que estableció Eurípides en contraste, digamos que el mismo libreto muestra tam-
su Ifigenia en Aulide: Ifigenia cede y acepta el sacrifi- bién una serie de cambios arguméntales que condicio-
cio; mientras su madre, Clitemnestra, atiende con lá- nan la dirección escénica (como, por ejemplo, la muerte
grimas en los ojos el anuncio de su muerte, aparece un de Thoas por mano de Pylade en el Acto IV, inexis-
heraldo que le refiere que Artemisa ha raptado a la mu- tente en Eurípides, el cual, además, sitúa la huida ha-
chacha (para llevársela a Tauris, donde actuará como cia Grecia de Iphigénie, Oreste y Pylade llevando
sacerdotisa suya) y en su lugar ha aparecido en el altar consigo la imagen sagrada de Artemis antes de la apa-
una cierva degollada. Final similar al de la —discu- rición de ésta, quien concluye con su perorata la obra
tible por otra parte— adaptación alemana de la ópera original); además, el libreto de Guillard exige una mul-
de Gluck realizada por Wagner: Artemis aparece so- tiplicidad de espacios naturalmente no consignada tam-
bre una nube y se lleva a Ifigenia a Tauride. poco por el dramaturgo griego: en el Acto I, un
La escenografía de Iphigénie en Aulide exige, para «exterior del templo de Diana [o Artemis] rodeado del
el Acto I, la presencia del campamento griego a un la- Bosque Sagrado» (eso es lo que más se acerca a Eurí-
do, y el palacio de Agamemnon al otro lado (o un bos- pides); en el Acto II, «un apartamento interior del mis-
que, según el libreto); y en el Acto II, el interior del mo Templo destinado a las víctimas»; en el III, «los
palacio de Agamemnon. El Acto III se divide en dos aposentos de Iphigénie», y en el IV, el «interior del tem-
cuadros: en el I aparece la tienda de Agamemnon (de- plo de Diana con la estatua de la diosa en medio y el
corado ya fijado por Racine), y en el II, el lugar del altar de los sacrificios a un lado». Como momentos vi-
sacrificio. Gran interés tienen la primera escena del Ac- sualmente interesantes podemos mencionar la tempes-
to II, en la que Iphigénie es engalanada para la boda tad y las consiguientes imprecaciones de Iphigénie y de
con Achule, y la casi obligada presencia, como telón las sacerdotisas a los dioses nada más alzarse el telón
de fondo, de los barcos griegos, que anclados en las en el Acto I; y el rito fúnebre que los mismos persona-
playas de Aulide atienden vientos favorables para jes dedican a Agamemnon y a Oreste, a quien creen
zarpar. muerto, al final del Acto II. Luchino Visconti en la Sea-
Iphigénie en Tauride, estrenada también en la segun- la de Milán en 1957 (con escenografía y vestuario de
da sala del Palais Royal y para la Académie Royale de Nicola Benois y con la Callas en el rol protagonista)
Musique, pero en 1779, tuvo como libretista al entu- y Liliana Cavani en la Opera de París en 1984 (con es-
siasta y joven poeta Nicolas-Francois Guillard cenografía de Ezio Frigerio y vestuario de Mauro Pa-
(1752-1814), a quien Gluck conoció por conducto de gano y con Shirley Verrett) han llevado a cabo sendas
du Roullet. En lo más elemental de la trama, Guillard ejemplares puestas en escena de esta ópera, en las que
se mostró fiel a su fuente literaria, la tragedia homó- el denominador común era el retorno a la estética de
nima de Eurípides; e incluso lo fue en el momento de los siglos XVII y XVIII.
trazar las líneas básicas de los caracteres de los perso-
najes (así, por ejemplo, en Iphigénie perdura la rebel-
día a someterse a las exigencias divinas concretadas en Jordi Ribera Bergós
64 Scherzo
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Cuarteto Orlando • C0 4203*?
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CD 4168132 < LP 4168131 • MC 4168134 Digital
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Romanía con variaciones de la Vieja Noruega
English Chamber Orcheslra Orquesta Philharmoma
Raymond Lepparú - CD 4200812

USZT: las 19 RapiodlH H u n g i r í a fr.


Misha Dichter - 2 CD 41S4632 Digital
VtVAlDI: los B Conciertos para flauta Op. I I
LUTOSLAWSKh Concierto para violonchelo Aursle Nicolet I MUSICI
Concierto para oboe y arpa. Preludios da d a m a CD 42016B2 • LP 4201881 • MC 4201584 Digital
H Schiff, H. y U. Holliger. Brúnner
Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviara. Witold Lutoslawskl • M Í A S DE OPERA. [Rigoletto, La Traviata. La «oheme,
CD 4168172 • LP 4168171 Digital Tosca. Manon. Werther. E. Dnesuln. L'Arlesiana)
Francisco Arai¿a EnglisM Crtambei Orcliestra Alberto Zedda
MENOELSSOHN: Ella* CD 4200702 • LP 4200701 • MC 4200704 Digital
Adam. Schreier. Amelmg. Burmeister. Coro de la Radio
de Leipzig y Orquesta de la Gewanflhaus Wollgang Sawallisch •IZET: Juegos da Nlioa. FAUIE: Sulla D d l f
2 CD 4201062 RA«EL: MI Madre la Oca
(talia S Mariehe La beque
MENDELSSOHN: El Saeno se una Ñocha da Verano CD 4201592 • LP 4201591 • MC 4201594 Digital
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CD 4201612 » LP 4201611 • MC 4201614 Digital •CONCIERTOS DE CAZA- ( L MOZART. FASCH. MDURET]
Baumann. viatkovic Las Trompas de Francia
MOZART: S u t l a n y Bastlana. Z Llader K 349 y 351 AcaoSmy ol St Martin-in-the-Fields lona Brówn
Niftos Caniores de Vrena Orquesta Sinfónica de Viena Harrer CD 4168152 • LP 4168151 Digital
CD 4201632 • LP 4201631 • MC 4201634 Digital
MDZART: Serenata -Pequen* Música Nocturna'. Artagio y fuga
MOZART: Conciertos para piano Ha*. 22 y 23 L MOURT: Sintonía da los Juguete*. PACHELBU: Cawon
Mitsuko Uchida. English Chamber Orchestra Jeflrey Tale Academy ot St. Mariin-in-the-Fields Sir Neville Marnner
CD 4201872 • LP 4201871 • MC 4201874 Oigital CD 4163862 • LP 4163861 • MC 4163864 Digital
MOZiflT: ConclertM para vlolln Nos. 1, 2 y 4 -OBRAS PARA TROMPA 1 ORQUESTA"
Arthur Giumiau« Orquesta Smlónica Oe Londíes (GLIfRE. SAIHT-SAENS. DUKAS. CHABMER|
Sir Calrn Dauís • CD 4166322 Hermann Saumann. Orquesta de la Gewanúhaus. Leipzig. Masur
CD 4163802 • LP 4163801 • MC 4163804 Digital
M02ART: idomeneo
Shirley. Davies. Hmalfli. Tinsley. Tear •VOCta DE PRIMAVERA- (Valaas da lot STRAUSS y ARDITIj
Coro y Orquesta Sintónica de la BBC. Sir Colín Davis Eva Lmd Orquesta de la Opera Popular de Viena. Bauer-Thfluss!
3 C0 4201302 CO 4202462 • LP 4202461 • MC 4202464 Digital
Orfeo, delInfierno a la Corte
E l personaje de Orfeo tiene ricas y varias connotacio-
nes. Se le considera como fundador mítico de una re-
ligión del lenguaje, según la cual las cosas existen
realmente cuando se las nombra. Pueden encontrarse ecos ór-
ficos hasia en el Evangelio de San Juan, cuando afirma el
da. Ya no interviene el destino inquebrantable, sino que las
acciones humanas son resortes del Ubre albedrío individual.
Edipo mata en defensa propia y su matrimonio será anulado
por error en las personas, visto lo cual, el héroe podrá casar-
se con alguna niña casadera de Colona.
Verbo como principio creador, el Verbo que es divino, se en- El siglo de Gluck es alérgico a la tragedia clásica como tal,
carna y cohabita con los mortales. Cristo sería una reedición es decir, a la concepción del universo moral como algo que
de Orfeo, el que conforma la realidad por la palabra. ocurre en el mundo de las puras normas, más allá de las per-
En la fábula que ha sido tantas veces utilizada por los mú- sonas y sus responsabilidades como tales. En el siglo de los
sicos, Orfeo es capaz de bajar al Reino de las Sombras y vol- monarcas ilustrados y justicieros, como los que enaltece Mo-
ver al tinglado de la vida cotidiana, en busca de su mujer. zart en El rapto en el serrallo, el siglo del moderno derecho
Su canto conmueve a los guardianes del otro mundo y Eurí- penal, de Cesare Beccaria y sus doctrinas acerca de que na-
dice le es devuelta. Desde entonces, Orfeo es el símbolo del die puede ser condenado sin juicio previo basado en una ley
poeta, hábil para volver cantando del Infierno y de vincular anterior al delito, a la vez que responde por los actos crimi-
el mundo del más acá con el mundo del más allá. El arte es, nales que pudo evitar y se lo castiga en proporción a su culpa
siempre, ese tercer mundo que liga las zonas de la doble na- y al daño causado. ¿Merece Orfeo quedarse viudo porque ha
turaleza humana: el mundo y el trasmundo. echado una mirada de rabillo a su legítima? Con una lógica
Hay variantes de la leyenda que convierten a Orfeo, deses- clásica, sí, pues su responsabilidad no es personal y no existe
perado por la muerte de su mujer (la muerte definitiva, la que proporción entre delito y pena. Pero en el Siglo de las Luces
sobreviene a la violación del deber de no mirarla) en víctima parece inhumano tanto castigo, de modo que se aplican ate-
de las mujeres de Tracia, su tierra, o de algunas furias del otro nuantes humanitarios y comprensivos y así llegamos al jubi-
mundo, cuando el viudo ilustre decide abandonar a las seño- loso ballet final. Es entonces cuando advertimos que los
ras y entregrarse al amor de los muchachos. pastores empelucados que dan saltos de alegría son las cria-
Puede leerse la historia, también, como una moralidad en turas bienaventuradas del Elíseo y los malvados demonios de)
torno al matrimonio: todo va bien si los cónyuges no se mi- Hades que vimos bailar en los cuadros anteriores, sólo que
ran a la cara. El secreto de la felicidad conyugal, de la coyun- cambiados los disfraces. La Corte ha ganado la partida al In-
da duradera, es tomar el chocolate de espaldas, eso si, todos fierno. Una Corte de gente noble, leída y prudente que, he-
los días y lo más cerca posible el uno del otro. las, no podrá evitar el tumulto revolucionario, en el cual, por
No es extraño que el mito órfico haya tentado a numero- una de las incontables paradojas de la historia, la aristocra-
sos compositores y que, a partir de Claudio Monteverdi, esté cia pagará con su cabeza las culpas impersonales de muchos
a la entrada de la historia de la ópera. En efecto, nada puede siglos de privilegios. Como en una tragedia clásica.
halagar más a un músico que este personaje, emblema de la
omnipotencia de un arte capaz de conmover a los hombres Blas Matamoro
y a los dioses. De algún modo, la música celebra su supremo
narcisismo en la fábula de Orfeo.
úluck cumplió el difícil encargo de convertir la historia en
tragedia cortesana. Había que hallar un truco para que el es-
pectáculo resultara agradable a una platea aristocrática, de
buenas maneras, la cual, después de los canios y los interlu-
dios, quería ver bailar alegremente a las chicas del coro y, por
fin, sentarse a la mesa de un suculento banquete. Para esto,
desde luego, había que olvidar el final del héroe, despedaza-
do por las furias femeninas, tras la viudez irrevocable. Se melía
al dios del amor en una cestilla, se lo bajaba con una fuerte
cuerda de las parrillas, y a perdonar, conmovido por el enési-
mo canto del primo cástralo. He aquí una explicación circuns-
tancial del happy ending gluckíano, una cuestión de buen
gusto dieciochesco. Pero creo que hay más.
Lejos de la tragedia
La historia acaba bien porque han pasado sobre el mito
clásico el cristianismo y la Ilustración. Ya Georg Steiner nos
ha explicado persuasivamente que lo trágico es inherenie al
complejo de la cultura pagana grecolatina, donde la respon-
sabilidad humana es objetiva y está regida por la fatalidad.
Poco importa, o nada, que Edipo ignore que ha matado a
su padre y se ha acostado con su madre. Basta con la viola-
ción de la norma, con la hybris, para que la ciudad aplique
su castigo, aun cuando el pueblo siga amando al buen Edi-
po. En un tribunal ético o penal de carácter judeocristíano,
Edipo serta absuelto, pues jugarían en su favor los criterios
de responsabilidad individual que anulan lo trágico de su vi- Orfeo en los Infiernos sacando a Euridice.

Scherzo 67
DOSIER

Gluck, músico entre tres países


A semejanza de Haendel, Gluck fue un cosmo- todo un siglo de pensamiento. Estaba preparada, anun-
polita. Por su educación, por su vida, reparti- ciada y esperada desde hacía veinte años por los Enci-
da entre todos los países de Europa, el músico clopedistas, y todos, grandes músicos y poetas músicos
checo-alemán era el llamado a desempeñar ese gran pa- del siglo XVIII no fueron indiferentes a esta cuestión.
pel de maestro europeo que impuso una especie de uni- El propio Metastasio, a quien se representa a menudo
dad musical. Su cosmopolitismo artístico resume los como el principal obstáculo que se opuso al estableci-
esfuerzos de dos siglos de ópera y disfrutó del privile- miento del drama lírico moderno, porque estuvo en
gio casi único de influir directamente, al mismo tiem- Oposición con Gluck, no se preocupó mucho menos que
po, sobre las tres grandes escuelas musicales de Europa, éste de hacer entrar en la ópera toda la verdad psicoló-
símbolos de gustos distintos, de poéticas distintas, de- gica y dramática que era compatible con la belleza de
trás de las cuales se atrincheran los defensores de la tra- la expresión. Solamente la fórmula adoptada no eta
dición clásica francesa, de una parte, y los amantes del la misma en todos. Lo principal en arte no son las teo-
bel canto italiano, de otra. rías, sino el hombre que las aplica. Gluck quería la re-
Decir que Gluck estaba sometido al arte musical ita- forma del drama musical y aparte de Metastasio se
liano, que era un italianizante, no es suficiente. En la encontraban Algarotti, Graun, Jommelli, el propio Fe-
primera etapa de su vida fue un músico italiano. Sien- derico II, pero en Gluck se dio el temperamento y la
do Kammermusikus del príncipe lombardo Antonio fuerza para llevarla a cabo. Los escritos de los enci-
Melzi, en 1737 parte con él para Milán, donde durante clopedistas se difundían por toda Europa y Gluck se
cuatro años estudió bajo la dirección de Sammartini. interesaba mucho por ellos. En todo caso leía al esteta
En 1741 debuta con Arlajerjes e inicia la carrera tea- vienes P. von Sonnenfels, que reproducía las ideas de
tral bajo el signo de Metastasio y de Hasse. Este es el los filósofos franceses, aplicando los principios que
punto de partida de una serie de treinta y cinco canta- aquéllos proponían.
tas dramáticas, ballets y ópera italiana con todos los Cinco años antes de que Gluck emprendiera su re-
caracteres del italianismo musical, con arias da capo, forma con Orfeo, estrenada en Viena en 1762, Dide-
vocalizaciones y todas las concesiones que los compo- rot la anunciaba ya en sus páginas proféticas de la
sitores de la época debían hacer a los virtuosos. No pue- Tercera Plática sobre el Hijo Natural: «¡ Que aparezca
de decirse que este italianismo de Gluck haya sido un el hombre de genio capaz de dar la verdadera trage-
error de juventud. Muchos de los más bellos fragmen- dia, la verdadera comedia del teatro lírico! No se trata
tos de sus óperas francesas, que volvió a utilizar sin de reformar la música; debe reformarse todo el teatro.
el menor retoque, pertenecen a este período italiano. Ni los poetas, ni los músicos, ni los decoradores, ni los
Veamos un ejemplo de esos plagios. En su ópera So- bailarines, tienen todavía idea exacta de su teatro».
fonisba (1744) —quinta de su creación— observamos Para Gluck como para Diderot, el modelo supremo
asomos del famoso dúo de Armida e Hidraot. En Ezio es la tragedia griega. Hacia 1760 los músicos se habían
(1750) se expande el delicioso aire de Orfeo en los Cam- apartado por completo del complicado esplendor ba-
pos Elíseos. Un aria de La Clemencia de Tito (1752) rroco y componían en el style galant, un estilo sencillo
se verá reflejada en ¡Oh desdichada ¡figenta! de la Ifi- y melódico desprovisto de contrapunto. El pensamiento
genia en Tauride (1779). Un trozo de La Danza (1755) contemporáneo estaba sometido a la influencia de
reaparece textualmente con otras palabras en su últi- Rousseau, que expresó su ideal de naturaleza y natu-
ma ópera Eco y Narciso (1779). El ballet délas Furias ralidad en su Nouvelle Heloise y en Émile. Añadamos
(2.° acto de Orfeo) había figurado ya en el hermoso la reintroducción del ideal clásico en Europa que efec-
ballet Don Juan (1761). Telémaco (1765), la más im- túa Winckelmann (Historia del arte en ¡a antigüedad)
portante de sus óperas italianas, proporcionó la mag- en la que proclama la noble sencillez y la tranquila gran-
nifica secuencia de Agamenón, al comienzo de Ifigenia diosidad tanto en las actitudes como en la expresión.
en Autide (1774) asi como numerosas arias de París y En París y en Viena la ópera seria perseguiría otra
Helena (MÍO), Armida (1777), etc. Resulta evidente que nueva meta y querrá representar el mundo antiguo en
la personalidad de Gluck estaba ya plenamente forma- toda su amplitud; la categoría artística de lo sublime,
da en sus obras italianas, y que no cabe establecer dis- precisamente la que Winckelmann atribuía a Fidias y
tinciones fundamentales entre su período italiano y su a otros artistas de su tiempo.
período francés. Este no es más que la continuación Pero el músico es siempre responsable por los libre-
natural de aquél, no niega nada de él. tos que acepta, y la reforma de la ópera sólo hubiera
sido posible atajarla cuando previamente se cumpliera
La reforma, producto de una época la reforma poética y dramática. Para lograrlo no sólo
hacía falta un músico que tuviese talento musical, si-
La revolución de Gluck —la reforma del drama no también talento poético; aunque se puede objetar
lírico— no fue obra únicamente de su genio, sino de que existen admirables músicas escritas sobre malos li-
68 Scherzo
bretos, la chispa —importantísima— que impulsó la tes de la aparición de Alceste (1767) en cuyo célebre
reforma fue la relación de Gluck con el italiano Rai- prefacio a la partitura, Gluck presenta una síntesis de
nieri de Calzabigí, autor de los poemas, que tenía una sus objetivos y puntos de vista. En esta obra se habla
idea mucho más clara que Oluck acerca de la reforma de la obertura en relación con el drama (exigencia que
dramática que se proponía cumplir. Así, el músico ale- no se observa en Orfeo). La tercera ópera de Gluck y
mán estimulado por los libretos, hizo por la ópera lo Calzabigi es Paris y Helena (1770) que no posee el in-
que Winckelmann predicaba en el campo general del terés de las anteriores y es significativo que el éxito de
arte y Rousseau hacía en relación con el hombre (re- Gluck en Viena sufra una caída al afirmarse Haydn y
tomo a la naturaleza en su música). Mozart en el terreno de la sonata.
En las óperas vienesas Gluck insertará escenas cora-
les y de ballet que sirvieron para reducir la preponde-
Gluck en Vleoa rancia de la música por sí misma. En la ópera francesa,
por el contrario, el ballet tenía una importancia tradi-
A partir de 1752 hasta el otoño de 1773, el composi- cional, de manera que las reformas de Gluck se dirigi-
tor se establece en Viena donde madurará sus nacien- rán más a la remoción de la espectacularidad excesiva
tes ideas de reforma dramática. Se esfuerza en ligar y y de argumentos secundarios. En las óperas que escri-
bió en París a partir de 1773, logra en
grado aún mayor la continuidad y la
verosimilitud dramáticas. Los recita-
tivos son libres y flexibles, lejos de
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constituir rutina, reflejan sutiles dife-


rencias de temperamento o cambios de
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la tragédie lyrique al haberse Gluck
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• r;." —;? formado en la triple escuela de la ópe-
ra italiana, de la romanza o del lied,
y de la ópera cómica francesa.
* En Ifigenia en Tauride se da un fa-
moso ejemplo de caracterización psi-
cológica. Orestes para convencerse a
sí mismo, canta que la calma ha vuel-
'¿•«srf psyf ^ 3^5-51 >«ft to a su corazón. La línea vocal expre-
sa este sentimiento, pero el inquieto
_j acompañamiento revela al oyente su
verdadero estado de ánimo. Esta par-
Final del primer acto de la partitura autógrafa de Armida. titura manifiesta la grandiosidad trá-
gica de Rameau y en la utilización de
desarrollar la acción, en que ésta tenga unidad, en que la orquesta, especialmente, Gluck parte de la base de
el recitativo sea dramático y verdadero... En este pe- su predecesor parisino.
ríodo produciría junto a óperas metastasianas, óperas En Francia Gluck logra su colofón y es allí donde
cómicas, muy en boga en Viena desde hacía años. En finalizará su producción dramática tras la poca acep-
sus óperas italianas, anteriores a Orfeo, Gluck había tación de Eco y Narciso (1779). En sus últimos años
ya prestado cuidadosa atención al recitativo seco y ha- abordará páginas no teatrales, obras éstas severas que
bía condensado el diálogo, cortando muchas lineas de ofrecen uno de los primeros ejemplos de Lieder tales
texto en los libretos de Metastasio, procedimiento que como serán concebidos por Mozart y Beethoven: me-
hizo que el poeta italiano lo tildara de pazzo (loco) en lodías muy simples, que no son ni aspiran a ser más
una carta dirigida al famoso castrato Farinelli. En el que una expresión vigorizada de la poesía.
prefacio que escribió para el ballet pantomima Don Resumiendo, Gluck tomó el camino en el que se mez-
Juan expresaba para éste que debía ser vraisemblable clan la sublimidad haendeliana y la sencillez melódico-
(verosímil) y por lo tanto más que mera decoración y rítmica de la ópera-comique francesa y del canto po-
la danza debía relacionarse tanto con el drama como pular austríaco, para producir, según sus propias pa-
con la música. labras, «una música común a (odas las naciones...».
El siguiente paso de la reforma será Orfeo ed Euri-
dice que se convertiría en 1774 en tragedia lírica fran-
cesa. La acción se encuentra reducida a los conflictos
básicos, se concentra en la narración esencial. A Or-
feo siguieron varias óperas en un estilo tradicional an- Manuel García Franco
Scherzo 69
DOSIER

Notas sobre el tratamiento de la voz


en la ópera de Gluck
G luck, antes de iniciar su famosa reforma, e incluso
después, compuso muchas óperas al uso; y de los gé-
neros más diversos: opera seria (La clemenza di Ti-
to. 1752), cómica italiana (La corona. 1765), cómica france-
sa (Le cadidupé, 1761), baile-panto mima (Alessandro. 1755),
Exigencias vocales
Todo ello suponía unas exigencias vocales concretas, im-
ponía a los cantantes la adopción de unos métodos, la pene-
tración en un estilo de singular desnudez, extraño a la retórica
espectáculo y pasliccio (La feste d'Apollo, 1769), serénala fácil y a la fioritura. Una manera inusual de ejercitar los me-
(Tétide, 1760)... Algunas perfectamente ceñidas a los mas ri- canismos de la voz, que a partir de aquí marcaría por fin sus
gurosos cánones en cuanto a forma y estructura; bastantes ba- auténticas cotas expresivas. En Gluck —y nos referimos, cla-
sadas en textos de Metastasio, que eran algo así como el catón ro, al reformista— es fundamental el mantenimiento de ese
al que casi todos se plegaban. Pero en 1762 ocurrió io que continuum, de esa línea fluida en la que se amalgaman de
ya se sabe: Gluck, estimulado por Calzabigí, creó lufavola forma inconsútil el recitativo acompañado, el arioso y el aria
in música más famosa, Orfeo ed Eurídice. Fue el comienzo propiamente dicha. Se precisan, por consiguiente, voces lar-
de la remoción, que había de extenderse, con ciertos altiba- gas, es decir, de amplio aliento, poderosamente sostenidas
jos, hasta Iphigénie en Tauride (1779), en la que las nuevas por un cómodo fiato; técnica suficiente para articular sin pro-
concepciones, aplicadas sabiamente a los esquemas de la tra- blemas los fonemas y otorgar a éstos su valor tanto sonoro
dicional tragédie lyrique encumbrada por Lully y Rameau, como semántico, lo que reclama una cuidada y nítida dic-
alcanzan su plenitud dramática y musical. Y es lo que ha da- ción; variedad acentual para desentrañar y explicar el senti-
do al compositor alemán categoría de creador original, de do de lo interpretado; grandeza, que no grandilocuencia, con
renovador y aun de genio. objeto de sugerir toda la helénica dimensión de las criaturas,
necesitadas en ocasiones de una vivificación; apasionamien-
to —desde luego, controlado— capaz de revelar al espectador-
La reforma en el lenguaje oyente la tragedia interior que suele consumirlas y que pro-
mueva, en palabras de Tubeuf, la animación del mármol. No
Las nuevas teorías supusieron un cambio radical en mu- han de ser, en particular los femeninos, instrumentos forzo-
chos de los aspectos hasta el momento definidores y delimi- samente dramáticos, al menos no en la moderna acepción del
tadores del lenguaje expresivo, de la construcción dramática, término, sino intensos, sonoros, amplios, tampoco especial-
del trabajo orquestal e instrumental y del tratamiento vocal. mente extensos y, por supuesto, cálidos —la humanidad de
Las reglas heredadas ya no servían; era preciso crear una sin- fondo es extraordinaria en los personajes gluckianos—. Las
taxis que pudiera satisfacer las exigencias nacidas de los pos- voces demasiado heroicas o cargadas de acentos en exceso
tulados que músico y libretista habían establecido en orden rudos no son nada recomendables. Es el campo para
a la mejor comprensión del poema y a la más directa inteli- cantantes-actores, dueños de sus medios, serios, musicales,
gibilidad de la acción dramática. La voz, vehículo expresivo medidos, expresivos; artistas.
por excelencia, catalizador del sentimiento, máximo prota-
gonista del teatro lírico, sería, lógicamente, quien habría de
sufrir las consecuencias de tal estado de cosas en mayor me- Los grandes papeles
dida. Desde ella y con ella emprendería Gluck un fascinante
camino en busca de la autenticidad y esencia del canto, de Evidentemente, Gluck, como Mozart (¡qué distintos y qué
la pureza del discurso, de la dicción justa. Lo que, por su- parecidos!), es autor de personajes femeninos sobre todo
puesto, no elimina la utilización de una técnica ni la aplica- (siempre con referencia a sus obras maestras de madurez).
ción de un mecanismo; ni el sometimiento a un determinado Moldea con mano sabia, perfila con afilado buril, matiza fi-
artificio. Pero las leyes han cambiado. «La única regla de namente los caracteres de sus heroínas, a las que otorga un
una ópera debe consistir en reforzar una expresión grande sabor trágico, una lacerante expresividad, una elegancia y dis-
e intensa, emocionar el corazón y excitar las inclinaciones», tinción —bastante más humanas que divinas— y un empa-
manifestaba el compositor en el prefacio escrito para el es- que subyugadores. Son criaturas sufrientes y amantes,
treno vienes de Alceste. Desde el punto de vista estrictamen- sacrificadas y honradas, entregadas a su destino casi devota-
te vocal, ello llevó a la eliminación de innecesarias agilidades, mente; y doladas, sin embargo, de un fuego interior y de una
de excesivas repeticiones y se mantuvo una línea sobria, con- pasión a veces devoradores; tanto que con frecuencia sobre-
cisa y, ante todo, servidora de una expresión poética concre- vienen en ellas profundas crisis de identidad, contradiccio-
ta; Ifnea basada en una continua melodía estructurada a veces nes insalvables y consumidoras.
como aria y otras como arioso. La disposición resultante, con El primer gran personaje es, no obstante, masculino; al
frecuencia asimétrica, y la ausencia general de ornamentos menos es un varón: Orfeo. Hay que iratar, empero, este te-
no implicaban la falta de efectos vocales y virtuosisticos ni, ma con esmero y delicadeza, porque ofrece varias caras y de
como se ha dicho, la desaparición de unas rigurosas exigen- ello depende el mayor o menor acierto a la hora de interpre-
cias técnicas y belcantistas. Pero el permanente servicio al tarlo. Recordemos que el creador en el estreno vienes fue el
da capo, el uso y abuso del ritornello, las vocalizaciones su- cástralo italiano Gaetano Guadagni. La elección de este tipo
perfluas, las cadencias y «cualquier otra ociosidad nociva al de voz, que empezaba a ser ya algo insólito, para un perso-
interés del drama mismo» quedaron desterrados. naje masculino nos da una de las claves que nos ilustran acerca

70 Scherzo
de las verdaderas intenciones del compositor quien sin duda nótona y fatigosamente...», «Ha de ser capaz de cantar un
quería un timbre aéreo, aterciopelado, asexuado con el fin aria tan regular y periódica, tan tierna como para que la da-
de hacer del héroe un arquetipo del artista ideal, desprovisto ma más remilgada pueda escucharla sin que sienta sacudi-
de cualquier realismo; opinión defendida por Einstein y apo- dos sus nervios». Son palabras del propio Gluck. Litvinne,
yada por Tubeuf cuando escribe muy bellamente que «Eros Fremstad, Breval son algunos nombres para la historia de
es en Orfeo el calor del canto». Para la versión parisina, de este personaje grandioso que quizá acometa Norman dentro
1772, Gluck, entre otras muchas modificaciones de la parti- de poco. Mientras, podría uno solazarse con el disco graba-
tura, asignó el papel estelar a una voz de tenor (la de castra- do hace unos diez anos por la inteligente y exquisita Janet
to casi no existía en Francia), elevando cuatro tonos la tesitura Baker, que con su voz, quizá no apropiada, de mezzosopra-
(dentro de la correspondiente octava) y estableciendo difi- no aguda, da una lección de estilo en una variada serie de
cultades casi insalvables para Joseph Legros, el primero que arias de algunas de las óperas maestras de Gluck (Philips).
se enfrentó con esta nueva redacción, y sus posibles suceso- No sería justo en esta pequeña y resumida crónica no citar
res. Tenor que acomete esta parte, tenor que prácticamente al menos la corta pero significativa conexión de María Ca-
se desgañita; incluso algunos excelentes profesionales de nues- llas con Alceste e Iphigénie en Tauride en La Scala ni olvi-
tros días como Gedda o Simoneau. La solución Berlioz, tras- dar la figura de Sophie Arnould, primera Iphigénie en Aulide
poniendo lo escrito para contralto o mezzosoprano, es la que en 1774. A rechazar tajantemente las versiones que de las dos
finalmente ha prevalecido desde que la cantara la Viardot. Iftgenias realizaron, en lengua germana, Wagner(1S47,,4u/í-
Y la que han hecho famosa sobre todo la Schumann-Heínk, de) y Strauss (1916, Tauride), que desvirtúan por completo
la Matzenauer, la Torborg, la Rió- la música y las intenciones de
se, la Home y, especialmente, la Gluck.
incomparable Ferrier. Totalmen- I
te rechazables las versiones bari-
Jí'íÜ—*r.
tonales, sobre todo si son en Voces masculinas
alemán.
Todos los demás personajes Ni de lejos concede el compo-
grandes de Cluck son claramente sitor alemán la misma importan-
femeninos y reclaman por consi- cia a las partes varoniles. En las
guiente voces de mujer. Alceste, óperas que se han nombrado ha-
el primero en el tiempo (1767, ver- bría que destacar si acaso las en-
.sión italiana; 1776, versión fran- comendadas a tenores líricos
cesa), es fuertemente emotivo en como Admeto (Alceste) y Renaud
contraste con su estatismo. Su te- (Armide), interpretadas por Le-
situra, bastante amplia, abarca del gros en los respectivos estrenos.
Si grave 2 al Si bemol 4, un grado Posteriormente han intervenido en
menos por abajo en la redacción estos papeles voces más plenas,
parisina. Exige solidez, cincelado particularmente en el segundo,
fraseo y facilidad en el paso. An- que suele ser destrozado por aspi-
tes que Flagstad, demasiado mar- rantes a Heldentenor. Caso curio-
mórea, han servido mejor y con so es el de los personajes
más flexibilidad esta parte Felia asignados habitual mente a voces
Litvinne y su discípula Germaine graves sin especificar (en tiempos
Lubin. Hoy el terreno es de Jess- de Gluck no existia, como se sa-
ye Norman. be, la diferencia que hoy se esta-
Entre Si 2 y La 4 se extiende la blece entre bajos y barítonos).
tesitura de Iphigénie (en Tauride), Hay papeles como Agamemnon,
menos imponente, más frágil, lo Calchas o Arcas /Iphigénie en
que motiva probablemente que la Aulide) que son cantados indistin-
suelan cantar sopranos de menor tamente por una u otra voz. Pe-
consistencia dramática, de timbres rORTUMK DK M^-MAII.l.ARD culiar es el carácter de Oestes (I.
menos metálicos. Vehemencia, en Tauride), apropiado para un
perfecta gradación de tonos me- barítono agudo, que ha interpre-
dios, intimidad intensa, elegancia tado frecuentemente un tenor con
clasica, he ahí algunas de las ca- buen centro, cosa perfectamente
racterísticas que conviene poseer. La Maillard, en Anuida, en el estreno de París. posible teniendo en cuenta que la
Como las poseían las citadas Lit- tesitura se extiende entre el Fa 2
vinne o Lubin; o Elisabelh Rethberg, o Suzanne Balguerie, y el Sol 3. Histórica es la concurrencia, en representaciones
o Sena Jurinac... Como las poseyó —unidas a un talento dra- parisinas de 1821, de los Nourrit: el hijo, Adolphe, tenor,
mático excepcional— Ros alie Levasseur (1749-1826), crea- como Pylades; el padre, Louis, también tenor, como Orestes.
dora nada menos que de este papel, del de Alceste en París
y del de Armide, la maga, personaje de enormes contrastes,
que pasa en segundos de la ternura más exquisita a la furia
más implacable y que requiere importantes medios vocales
—en todo caso, siempre una voz de soprano líricos pinto o
lírico-dramático antes que netamente dramática—, podero-
sos graves y sólidos agudos; y, naturalmente, talento, genio,
brillo escénico. «La parte de Armide no ha de ser gritada mo- Arturo Reverter
Scherzo 71
DOSIER

La discografía del Orfeo


E l papel titular de Orfeo fue escrito para el cas-
trado contralto Gaetano Guadagní, que estre-
nó la azione teatrale per música de Calzabigi y
Gluck en Viena en 1762. Siete años después, para el
estreno italiano de Parma, el músico arregló la parte
Rita Streich, por su lado, crea el más delicado y pri-
moroso Amor que escucharse pueda.
Los registros de Louis de Froment de 1955 y de Hans
Rosbaud de 1956 reproducen fielmente la edición pa-
risina de 1774. Ambas versiones alcanzan un excelente
para un castrado soprano, Giuseppe Millico. En 1774, nivel, tanto por la justa y equilibrada dirección orques-
Gluck realizó sustanciales cambios en la orquestación, tal como por la labor de los cantantes. Entre Gedda
anadió importantes nuevos pasajes, reescribió para te- y Simoneau la primacía vendría dada por la categoría
nor agudo el rol protagonista, todo ello con nuevo li- del instrumento en juego, con clara predilección por
breto francés (parte traducción directa del original de el último que, sin embargo, en el acto segundo no puede
Calzabigi), destinada la revisión al público parisino. Del con lo agudo de la tesitura, debiendo transportarlo en
nuevo material se destacan, sin duda, los dos ballets su totalidad. Entre Janine Macheau y Susanne Danco
(de las Furias y en los Campos Elíseos), el aria de Euri- la balanza debe inclinarse por la mayor presencia vo-
dice del acto 11 y el terceto del tercer acto. cal de la primera. Pierrette Alarie brilla algo menos ante
En'1859, i Beriioz ofrece su adaptación de la obra, la seguridad de Liliane Berton.
con base en la versión parisina, adecuando la tesitura
del protagonista al registro de contralto, en pro del lu- Un barítono como Orfeo
cimiento de la mítica Pauline Viardot. El arreglo Ber-
Hoz, traducido al italiano, con alguna cirugía, fue En alemán y con un barítono como principal prota-
editado por Riccordi, a raíz de una reposición de la ópe- gonista es el registro que en 1956 propone Ferenc Fric-
ra en la Scala de Milán en 1889. Por muchos años, la say. Es de ociosa discusión cuestionar la categoría
edición Riccordi se tomó como punto de partida de la artística de Dietrich Fischer-Dieskau, quien, aquí y allá,
mayor parte de las representaciones teatrales de Orfeo. enriquece la partitura gluckiana con matices magistra-
Esta sucinta información previa se impone necesa- les, pero una voz baritonal traiciona en demasía las exi-
riamente cuando se pretende la reseña de la discogra- gencias que, por otro lado, impone insoslayables la
fía de una obra sometida a tal avatar creativo. Reseña propia partitura. La exactitud de Fricsay y las presen-
discográfica, por lo demás, que se refiere exclusivamen- cias loables de Maria Stader y, de nuevo, Rita Streich,
te a las ediciones completas de la misma, teniendo en no son méritos suficientes para suplir la ausencia de
cuenta, obviamente, que el contenido de cada graba- un intérprete principal idóneo.
ción puede diferir, sobre todo cuantitativamente, se- La propuesta RCA, con la vigorosa batuta de Pie-
gún cuál de las dos versiones fundamentales (1762-1774) rre Monteux, presenta el atractivo de la Eurídice se-
se haya tomado como referencia. De ello se dará cons- ductoramente musical de Lisa Della Casa, junto al
tancia, cuando el juicio valorativo lo requiera. Orfeo más apasionado que estilista de Rise Stevens y
Del Festival de Glyndebourne de 1947 se conserva el Amor algo monocorde de Robería Peters.
una selección tan amplia que casi puede ser considera- En el Festival de Salzburgo de 1959 se registra la pro-
da como edición completa de la obra. Una versión tea- ducción dirigida por Herbert von Karajan. El discipli-
tral que despierta el interés por la presencia de la nado, pero incómodo Orfeo de Giulietta Simionato,
contralto inglesa Kathleen Ferrier. No obstante, el ar- tiene una réplica deslumbrante en la Eurídice de Sena
te infrecuente de una personalidad aislada como es la Jurinac, con la siempre infalible G razie Ha Sciutti. El
de Ferrier aparece mejor formulado en el registro to- director evita por esta vez los excesivos contrastes pa-
mado en vivo en 1951. El inquietante y expresivo can- ra brindar una lectura clara en el concepto y nítida en
to de la contralto, apoyado en aquella voz de singular la exposición.
y suntuosa pastosidad, hace de su Orfeo un hito de ine- La edición Riccordi de 1889 es la elegida por Rena-
ludible y obligada referencia. El resto del equipo no des- to Fasano para la grabación de 1965, donde se mues-
pierta especial interés, bajo una correcta lectura de tra más persuasivo que convincente. En la parte vocal
Charles Bruck. se destaca la intachable musicalidad de Shirley Verrett,
Asimismo, de 1951 y de la Scala de Milán es la am- aunque manifieste la debilidad del registro grave. El
pulosa y personal visión de Wilhelm Furtwángler, mú- canto de Anna Moffo casi hace olvidar el ingrato co-
sico excelente, aunque olvide a menudo al compositor lor de su voz.
que está sirviendo. Fedora Barbieri como Orfeo, a pe- Charles Mackerras no contó con un conjunto coral
sar del control directorial, se encuentra extraña en un y orquestal valioso al asumir la grabación de 1966.
repertorio que no le es habitual. Tampoco en Maureen Forrester encontró una intérprete
Dirigida con la profesionalidad que suple en muchos imaginativa, aunque sí de indudable estatura vocal. Te-
casos la falta de inspiración, el registro de Arthur Rot- resa Stich-Randall sacrifica a la belleza de un sonido
her de 1952 se enriquece con la majestuosa prestación irresistible cualquier intento de carazterización dramá-
de Margarethe Klose, combinando ardor y ternura con tica. Hanny Steffeck cumple bordeando la medio-
una voz de wagnerianas resonancias. Lástima que el cridad.
director siga escrupulosamente la edición de 1762 y con Interés también relativo merece la grabación dirigi-
ello se reduzca la participación de Eana Berger, ideal da por Vaclav Neumann de la versión vienesa de Or-
contrapunto vocal y musical ante tan inmenso Orfeo. feo. Enfático y monotamente moroso se beneficia en
72 Scherzo
origen aún no está muy claro; si es del Tancredide Fer-
dinando Bertoni o del propio Gluck, de una de sus
obras primerizas, Arísíeo.
La versión Hungaroton de 1980 ofrece el nivel de una
decorosa interpretación, destinada a un concienzudo
y acaudalado teatro de capital de provincias.
Segiswald Kuijken y La Petite Bande aportan el re-
lativo atractivo de su originalidad instrumental. Orfeo
(aquí esta originalidad es muy discutible) se encomienda
a un contratenor: Rene Jacobs. El resultado produce
curiosidad, mas no interés. El resto de los intérpretes,
sin relevancia especial.
Procedente de ia producción de Glyndebourne de Pe-
ter Hall, Erato publica en 1982 la versión más comple-
ta, en partes musicales, que hasta la fecha se haya
realizado de la obra de Gluck. Es, sin duda, este regis-
tro el de mejor calidad artística, además, de los lleva-
dos últimamente al disco. Por la dirección escrupulosa
y precisa y, al mismo tiempo, comunicativa y vital de
Raymond Leppard. Y sobre todo por su protagonista,
Janet Baker, que, a pesar de algún problema vocal (la
cantante tras este Orfeo empezó a considerar una pau-
latina retirada) es difícil imaginar una interpretación
Kathleen Ferrier hizo de su Orfeo un hito. tan dramáticamente justa y apasionada, las dos Elisa-
beth, Gaíe y Speiser, sin tratarse de voces de excesiva
parte por el canto cálido y sensual de Grace Bumbry, calidad, no merecen ningún reproche.
con el concurso de Anneliese Rothemberger y Ruth- Riccardo Muti, asimismo en 1982, reproduce con su
Margret Pütz que no sobrepasan una digna rutina. vehemencia proverbial y el respetuoso estudio de las
Fischer-Dieskau, ahora en italiano, repite Orfeo con partituras, la versión original de 1762. Un reparto cui-
Karl Richter en 1967. El cambio de idioma no reper- dadoso de la segunda: Agnes Baltsa, juvenil y ardoro-
cute en una mejor valoración del empeño. Gundula Ja- sa; Margaret Marshall, de exquisita nobleza; Edita
nowitz presta su límpido y trabajado timbre a Eurídice. Gruberova, esplendorosa. Pero, demasiado próxima en
Y la discreta Edda Moser exhibe ciertos problemas con el tiempo al tándem Baker-Leppard, no resiste la com-
la dicción italiana. Richter impone una solemnidad casi paración.
de oratorio. La versión que dirige Heinz Panzer en 1983 puede
tener un escaso interés, episódico, en la elección de un
La dirección de SolU niño soprano para el personaje del Amor, Alian Ber-
George Solti para Decca en 1969 parte básicamente gius. Peter Hofmann, mediocre tenor, ignora, quizás
de la edición de 1762, pero acude a las principales apor- tampoco le interese, quién es Gluck y lo que es su mú-
taciones parisinas. Esta hibridez da lugar a una inne- sica. Julia Conwell, al menos, exhibe ante su compa-
gable mescolanza estilística, que el gran director hace ñero seriedad musical. Esta insignificante versión
olvidar por la convicción e ímpetu de la batuta. Se va- parece pensada para ser vista, en vez de oída, ante un
le de una Marylin Horne, dramáticamente eficaz, a pe- público poco exigente.
sar de algunos excesos de su mal gusto habitual. Pilar Eurodisc, aprovechando la oportunidad del bicen-
Lorengar, aunque un tanto fría, da credibilidad a Eurí- tenario de Gluck, ha lanzado al mercado una reciente
dice. Se completa el terceto vocal con el sensible Amor grabación, presidida por Marjana Lipovsek, que al no
de Helen Donath. En la grabación se incluye el aria de estar distribuida en España, no puede ser valorada aquí.
bravura del final del acto I Addio miei sospiri, cuyo Fernando Fraga
Los papeles se relacionan en «te orden: Horne, Lorengar, Donath. Covent Gar-
Orfeo, Euridice, Amor. Coro, Orquesta, di-
rector: REFERENCIAS den. Solti. 1969 Decca.
Hamari, Kincses, Zenpleni. Opera Esta-
• Feírier, Ayars, Vlachopoulos. Festival do Húngaro, Lukacs. l980Hungaroion.
Glyndebourne, Southern Philarmonic, • Stevens, Della Casa, Peters. Opera de Ro- Jacobs, Kweksilber, Falewics. Collegium
Stiedry. 1947 Decca. ma, Monteux. 19S7 RCA. Vocale, La Petite Bande, Kuijken. 1981
• Barbieri, Gueden, Gabory. Teatro Scata • Simionato, Jurinac, Sdutii. Opera de Vie- Acceni.
de Milán, Furtwángler. 1951 Turnabout. na. Filarmónica de Viena, Kara jan. 1959
• Ferrier, Koeman, Duval. Opera Holande- Réplica. Baker, Speiser, Gale. Festival Glynde-
sa, Bruck. 1951 Emi. • Verrett, Moffo, Raskin. Coro de Roma, bourne, Filarmónica Londres, Leppard.
• Klose, Berger, Streich. Opera de Berlín, I Virtuosi di Roma, Fasano. 1965 RCA. 1982 Erato.
Rother. 1932 Acanta. • Forrester, Stich-Randall, Stefek. Acade- Baltsa, Marshall, Gruberova. Ambro-
• Gedda. Micheau. Berton. Conservatorio mia de Viena, Opera Estado Viena, Mac- siam Chorus, Filarmonía. Muti. 1982
de París, De Froment. 1955 Emi. kerras. 1966 Emi. EMI.
• Simoneau, Danco, Alarie. Blanchard En • Bumbry, Rothenberger, Pülz. Radio Hofmann, ConweU, Bergius. Asociación
sembré, Orquesta Lamoureux, Rosbaud. Leipzig, Gewandhaus Leipzig, Neumann. Musical Dortmund, Filarmónica de Co-
1956 Philips. 1966 EMI. lonia, Panzer. 1983 CBS.
• Fischer-Dieskau, Siader, Streich. Cáma- • Fischer-Dieskau, Janowitz, Moser. Bach Lipovsek, Popp, Kauffmann. Hager.
ra de Berlín, RÍAS, Frksay. 1956 DGG. de Munich. Richter. 1967. DGG. Eurodise 1987.

Scherzo 73
harmonía
mundi
IBÉRICA
N V
harmonía
mundi
•SIBEOIC*

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Aci, Gatalea e Polrfemo HMC 901253.54 Vasera rlella Beala Margine HMC 9012474S
Serénala a Tra. 1706 HMC 1253.54 Agn&s Mellon. Gutllemelte Laureas HMC 1247.48
f i r m a Kirkby. Catolyn H&ffiraon HMC 40125354 Vincenr Da"as. Howard Croo* HMC 40124748
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Oftaum dehinctoium. 1605 Minnesangei p«V s I Troubadours
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Esther LamantJief Canlo arpa
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ESTUDIO

El nacionalismo musical en
Los balbuceos del nacionalismo sólo por el apartamiento secular de No- Pero antes de la aparición de Grieg
fínales del siglo XVIII, algunos ruega de los focos de cultura interna- en el panorama de la música noruega

A intelectuales y estudiantes no-


ruegos fundaron en Copenha-
gue Del Norske Selskab (La Sociedad
Noruega), un tipo de sociedad ilustra-
cional, sino por lo accidentado del
territorio, con sus montañas salvajes y
profundos fiordos. Se podían oír las
antiguas baladas, los viejos himnos re-
habría que advertir que la música cul-
ta de aquel país, adormecida durante
trescientos años de sumisión a Dina-
marca, había iniciado en el siglo XVIII
da, al estilo de las francesas y las espa- ligiosos, las canciones infantiles y de un cierto despegue con las primeras re-
ñolas de amigos del país, que intentaba cuna, en muchos lugares del país. presentaciones de óperas italianas
recuperar para la literatura el teatro y Y, sobre todo, se mantenía vivo su ri- (Gluck habfa dirigido en Cristianía en
las artes de Noruega, una identidad co folklore bailable para conjuntos ins- 1749) y la fundación de sociedades mu-
perdida durante siglos de dependencia trumentales, folklore especialmente sicales de carácter privado, o comunal.
de la corona danesa. Eran tímidos co- unido a un tipo de violín aldeano lla- Precisamente en Bergen, ciudad nata]
natos de automónía cultural, como lo mado nardingfele {Jete es como z\fidd- de Grieg, se fundó la primera sociedad
fueron los primeros balbuceos nacio- le inglés, una especie de violín, y filarmónica en 1765, la Musikselskabet
nalistas en el campo de la música. harding, el nativo de la región de Har- Harmonien.
El nacionalismo, corriente inevitable danger, al Este de Bergen y al Suroes-
en la Europa romántica, adquirió gran te de Noruega). La música para
fuerza a lo largo el siglo XIX en No- hardingfete se funda en breves motivos La primera generación romántica
ruega. Hay que tener presente que el básicos, que se suelen repetir, a veces
país escandinavo logró separarse de Di- con variaciones y, por supuesto, con Al estudiar el romanticismo musical
namarca, pero fue inmediatamente gran cantidad de notas de adorno que en Noruega habría que distinguir dos
anexionado por Suecia, en el Tratado ocultan al no familiarizado con esta generaciones: una primera, capitanea-
de Kiel, año 1814, teniendo que sufrir música su línea melódica. Con el vio- da por el gran violinista Ole Borneman
a partir de entonces otros noventa años lín de Hardanger se interpretaba una Bull (1810-1880), el Paganini noruego,
de sometimiento a un gobierno extran- gran cantidad de música festiva y ce- gran amigo y primer protector de
jero. remonial, sobre todo música de dan- Grieg. La segunda, plenamente román-
Si la unión con Suecia (1814-1905) za. La influencia de la música popular tica e inserta en las más avanzadas ten-
propició una entrada de corrientes es- de los tañedores de nardingfele es de- dencias de la música europea, tendría
téticas europeas en arquitectura cisiva en el incipiente nacionalismo mu- a Grieg por adalid indiscutible, pero
(Grosen), pintura (Johan Christíen sical noruego y alcanzará su mayor daria otros autores de muy considera-
Dahl, Gude, Collet, Herterig) o escul- repercusión en la obra del compositor ble entidad. Casi todos se vieron im-
tura (Stephan Sinding), también acen- por excelencia de este movimiento, Ed- plicados en el difícil equilibrio im-
tuó la presencia de movimientos vard Hagerup Grieg (1843-1907). puesto por la situación de su país y por
fuertemente nacionalistas que, como
propugnaba el poeta Henrik Werge-
tand (1808-45), reivindicarían ta más
pura norskhet (norueguidad) para to-
das las manifestaciones culturales de su
país.
Diez años después de la unión con
la Suecia de Carlos XIII, se estrenaba
en el Liceo Musical de Cristianía (la
actual Oslo) una opereta en noruego
titulada Fjeldeventyret (La aventura en
ta montaña). El texto era del poeta Bje-
rregaard y la música de Waldemar
Thrane (1790-1828) un espectáculo al
estilo de la ópera cómica francesa de
Grétry.
Sin embargo, para los noruegos,
aquel 9 de febrero de 1825 tuvo muy
especial significación porque, por vez
primera, se había llevado el folklore
patrio a un género universal. Durante
el siglo XIX, la célebre soprano sueca
Jenny Lind (1820-1887) cantaría mu-
chas veces en recital la bella melodía
Canción de ta montaña de Aagol per-
teneciente a la ópera de Thrane, de in-
tenso sabor popular noruego. El aguafuerte Vieja balada del sueco Anders
La música popular noruega Zom evoca tos historias populares de los es-
píritus de la naturaleza que seguían conserván-
Realmente el folklore noruego se ha- dose en la tradición oral escandinava. Grieg Una vista de Bergen, ciudad noruega donde nació
bía conservado magníficamente, no las empleó en su Den Bergiekne, Op. 32. lo creación de los nacionalistas románticos.

76 Scherzo
ESTUDIO

Noruega y Edvard Grieg


su época: encontrar el justo término melodías noruegas de montada) en lución. Grieg tiene veinte años cuando
medio entre un afianzamiento de lo na- Cristiania (1853-67). llega a Copenhague, verdadero Atenas
cional, siempre amenazado por el Go- Ta! vez el compositor más desta- del arte escandinavo y ciudad siempre
bierno de Estoco I mo, y la necesaria cado de este grupo sea Halfdan abierta a todas las novedades artísticas.
incorporación al europeísmo, a veces (1815-1868), un nacionalista pasado Aún viven Andersen y Kierkegaard,
dictado en exclusiva desde las aulas por las aulas de Leipzig, que puso mu- escritores universales, no por diferen-
mendelssohníanas de Leipzig. cha música a los poemas de Bjomstjer- tes alejados espiritualmente. Allí van
Junto a Bull, ardiente patriota, cu- ne Bjórnson, gran escritor que figura a nacer a Grieg amistades decisivas, co-
ya vida tanto recuerda a la de Liszt (es- entre los más valientes caudillos fren- mo la del compositor danés Niels Ga-
tuvo en España y en la Cuba española, te a la dominación sueca. También de- de (1817-1890), y la de Johann Peter
y compuso algunas piezas sobre el folk- be adscribirse al circulo de Leipzig (del Emilius Hartmann (1805-1931), direc-
lore hispano), debemos recordar en es- que provino Niels Gade, cabeza del ro- tor del Conservatorio de Copenhague
ta primera hornada de compositores manticismo danés, como Berwald, el y notable sinfonista. Hartmann fue
románticos a Thomas Dyke Acland Te- mejor sinfonista sueco, de la sucursal profesor de Cari Nielsen (1865-1931),
llefsen (1823-1874), figura interesantí- berlinesa) a autores no Cables en el pano- el mejor sinfonista nórdico, junto al
sima por haberse formado en los rama noruego, como Martin Andreas finlandés Jan Sibelius (1865-1957).
círculos parisienses, y no en los germa- Aybye (1820-1889), autor de Fredfcu- Tanto Hartmann como Gade acogie-
nos, como era lo habitual en Noruega, tla (El conciliador) (1958), primera gran ron al joven noruego con entusiasmo,
pero especialmente por su proximidad ópera en noruego, u Otto Winter dándole valiosos consejos. El mismo
a Chopin, de quien fue alumno predi- Hjelm (1837-1931), que dirigió, junto Grieg diría que la amistad de Gade le
lecto entre 1844 y 1847. Tellefsen nos a Grieg, la Sociedad Filarmónica de fue más provechosa que todos los años
ha dejado una buena cantidad de mú- Cristiania. de conservatorio en Leipzig. En cuan-
sica para piano (entre ella dos concier- to a Hartmann, cuya hija se había ca-
tos y 16 mazurcas), además de una serie Un genio malogrado, Nordraak sado con Gade, Grieg sintió una
de danzas noruegas. enorme admiración por la música y las
Tellefsen se había formado con una Nacido un año justo antes que Grieg, ideas de este fundador de la escuela es-
muy notable personalidad de aquel merece ser recordado Rikard Nordraak candinava.
tiempo, Ludvig Mathias Linde man (1842-1866), extraordinario talento pre- El músico noruego parecía ir descu-
(1812-1887), primer recopilador del maturamente desaparecido, paladín de briéndose a sí mismo en Copenhague
folklore noruego en un trabajo impo- un arte genuiñámenle nacional. cuando, a comienzos de 1864, se hizo
nente que le llevó varias décadas, pu- La figura de Nordraak está ligada a amigo de un joven músico, compatrio-
blicado bajo el titulo Aeldre og nyere una estancia del joven Grieg en Dina- ta suyo, llamado Rikard Nordraak. Se
norske fjeldmelodier (Viejas y nuevas marca que fue trascendental en su evo- lo presentó una noche en el Tívoli el es-

irieg. Los panoramas noruegos inspirarían de forma decisiva


Edvard Grieg de joven

Scherzo 77
ESTUDIO

critor Thorensen y casi inmediatamente En el campo de la


surgió entre ellos una estrecha corriente ópera, debe desta-
de simpatía. Nordraak contaba 22 carse a Ole Olsen
años y era primo de Bjórnson. Proto- (1850-1927), popu-
tipo del artista romántico, soñador, lar por sus marchas
iconoclasta, Nordraak estaba animado noruegas, algunas
por el más impulsivo nacionalismo. basadas en motivos
Su encuentro con Grieg en el Tívoli folklóricos. Dentro
de Copenhague puede equipararse al del estilo wagneria-
que, años más tarde, i tendrían en París no (Olsen se había
Manuel de Falla y Joaquín Turina con formado en el casi
Isaac Albéniz. La entrevista en el café inevitable Leipzig)
del Tívoli fue tan Irascendental para la ha dejado unas po-
música noruega como para la españo- cas óperas instaladas
la la que en una cervecería de la Rué en el repertorio de su
Roy al mantuvieron los jóvenes Falla y país.
Turina con el jocundo y apasionado es- Mayor importan-
pañolista Albéniz. cia tiene, desde el
En un artículo publicado en 1905, punto de vista de la
Grieg recordó, a propósito de Nor- música instrumen-
draak: «Él me abrió los ojos a la luz. tal, vigorosa y pu-
Por vez primera me hizo conocer los janle, la obra de
cantos del pueblo de mi país y me re- Christian Sinding
veló, a mí mismo, mi verdadera natu- (1856-1941), muy li-
raleza. Nos juramos combatir unidos gada, no sólo por su
al escandí na vismo afeminado que re- formación, a la cul-
presentaba Gade, imitador de Mendels- tura germánica y,
sohn; y llenos de valentía nos pusimos aún más concreta-
en el camino en el que ahora se halla mente, a los círculos
la escuela musical nórdica...» wagnerianos.
En efecto, para Nordraak, autor del La influencia del
himno nacional noruego Ja, vi elsker gran compositor de
del le ¡andel (Sí, amamos esta Cierra), Leipzig es patente en
el amor a Noruega tenía que traducir- la ópera La monta-
se orientando su música sobre la base ña sagrada (1914).
del folklore de su país. Sinding es autor de
La amistad profunda entre ambos muy bellas cancio-
jóvenes marcó toda la evolución pos- nes (unas 250) y de
terior de Edvard Grieg, convirtiéndo- obras para piano,
se en uno de los primeros compositores habiéndose popula- Las obras de ambiente popular, en especial las danzas, fueron muy
nacionalistas de Europa. Nacionalis- rizado mucho su frecuentes entre los compositores noruegos.
mo, sin embargo, que él hubo de in- Frühlingsrauchen
sertar en el estilo internacional im- (Murmullos de 'pri-
puesto por los músicos alemanes, del mavera), de las 6
cual renegó en los últimos años, ya mu- Slücke Op. 32.
cho más formado y seguro de lo que En esta órbita
debía hacer. wagneriana deben situarse también primer Albéniz y su visión de España,
autores como Gerhard Schjelderup y queremos ver, a través del piano de
La generación de Grieg Hjalmar Borgstróm, asi como, al estí- Grieg, exquisitas pinturas del género,
mulo de la creciente fama de Grieg, se- evocaciones costumbristas de inédita
En la generación de Grieg y en la in- guidores de su estilo, el más conocido y encantadora gracia, pero carentes de
mediatamente posterior surgen una se- de los cuales es, tal vez, Johan Halvor- grandeza estructural y hondura expre-
rie de compositores que, sin alcanzar sen (1864-1935), director, a fines de si- siva.
el universal reconocimiento del músi- glo, de la Orquesta de Bergen y autor «Al pintar en música el paisaje no-
co de Bergen, ofrecen un gran interés de numerosas piezas sinfónicas y de ruego, la vida del pueblo noruego, la
en diferentes aspectos del arte musical. cámara. historia de Noruega y los poemas po-
El primero de ellos sería Johan Seve- pulares noruegos, creo que soy capaz
rinSvendsen (1840-1911), excelente sin- de conseguir algo».
fonista de formación germana, amigo Introducción a Grieg Con estas humildes palabras, Grieg
de Wagner, pero que contribuyó con nos da la clave de lo que, durante toda
sus Rapsodias noruegas al acervo sin- Aunque espiritualmente próximo al su vida, había de constituir su razón de
fónico del nacionalismo de su país. Re- gran piano de un Chopin o un Schu- ser en la música. Y nadie puso jamás
cordemos aquí el terrible incidente que mann, el arte de Grieg, esencialmente endudaqueél sabía manejar con gran
afectó a Svendsen en una discusión con pianístico, se presenta más limitado y maestría las cadencias y ritmos de la
su primera esposa Sara, cuando ésta, superficial. El natural tímido y retraí- música de su tierra. Grieg trató de iden-
en un arrebato de furia, arrojó al fue- do del compositor noruego, su inclina- tificarse, a veces con esfuerzo, con el
go el manuscrito de una Tercera Sin- ción hacia el folklore campesino de su hombre que vive, goza y sufre sobre
fonía, lamentable ocurrencia que país, parece constreñir su arte a lo po- su amado país. Las costumbres, las
inspiró a Ibsen una célebre escena de pular, más o menos pintoresco, de una fiestas y ceremonias de labradores,
su Hedda Gabler (1890). tierra y de unos hombres. Como en el marineros, leñadores, granjeros y

78 Scherzo
ESTUDIO

pescadores de Noruega, fueron la fuen- ciones inspiradas en la música popular ellos en la vida diaria. Por su nacimien-
te de su inspiración. Con un cariño y noruega, como las Danzas noruegas pa- to y formación era un hombre de clase
una habilidad admirables, Gríeg se em- ra piano a cuatro manos Op. 35, las media, pero su genio le sacó de ese am-
peñó en dar vuelo y proyección supe- Danzas sinfónicas Op. 64, y composi- biente para vincularlo a lodos. Pero en
rior a esa música, llena de alegría y ciones tardías como los Cuatro Salmos aquellas ocasiones en que la tradicio-
empuje vital. Pero, a veces, sobre ese Op. 74 (1906) para barítono y coro mix- nal jarra de cerveza da la vuelta alre-
mundo pujante y vitalisla, cruza la ne- to. Esos atrevidos avances en lo armó- dedor de la mesa, y cada comensal tiene
gra sombra de la soledad y el abando- nico, suscitados por su enorme interés que beber de ella, el burgués educado
no, el temor y la tristeza, y en esos hacia la música popular, pueden tam- que había en él le adelantaba. Me dijo
toques dramáticos o elegiacos consiste bién apreciarse en sus Canciones y dan- un día: "Cuando vi acercarse la enor-
una gran parte del atractivo y la emo- zas populares noruegas Op. /7 (1869), me jarra con el borde renegrido por el
ción que tiene para nosotros la música o en las Melodías populares noruegas
Op. 66. tabaco, el estomago medio un vuelco".
del maestro de Bergen. Esta necesidad de sentir al unísono con
Su misma vida, desarrollada sin De las 25 Canciones y danzas los campesinos es mucho más vital pa-
grandes acontecimientos ni más drama Op. 17, hay algunas, por ejemplo la ra el artista noruego de lo que se figu-
que ciertas limitaciones para entrar en n.° I4( Yo canto con un corazón lleno ran los extranjeros».
el círculo de grandes sinfonistas de su de tristeza), la n.° 15 (El último sába- Tal vez el alma noble, lírica y refi-
época, favoreció el cultivo de la perso- do por la larde) y la n.° 16 {Conozco nada de Grieg no estaba capacitada
nalidad sencilla e idealista de este hom- para plasmar con energía y grandiosi-
bre, dedicado a plasmar con minuciosa dad la existencia íntima, atormentada,
paleta el paisaje melancólico de los bos- agónica o simplemente tierna y solita-
ques, fiordos y montañas de su tierra ria del ser humano que puebla las la-
natal. titudes nórdicas de Noruega. Eso
«Escuchando la música de Grieg podría quedar para un escultor como
—decía Tchaikowsky— uno se da Gustav Vigeland, un pintor como Ed-
cuenta instintivamente de que fue es- vard Munch o un novelista como Knuí
crita por alguien impulsado por una pa- Hamsum, gloriosos artistas de la gene-
sión irresistible para manifestar, a ración inmediatamente posterior a la
través de los sonidos, el influjo de los suya. Para él, la gracia y el frescor de
sentimientos y un temperamento de un arte cuyo vigor reside en su pode-
profunda naturaleza poética». rosa individualidad.
No obstante lo dicho hasta ahora, La religiosidad de Grieg tuvo mucho
conviene poner en guardia al lector de sentimental, a la manera protestan-
frente a la simple idea de un composi- te de los países escandinavos, nada or-
tor dedicado, cual paciente folklorista, todoxa y muy inconcreta y poética.
a armonizar melodías extraídas del Aunque demócrata convencional, ya
acervo anónimo del pueblo. hemos visto cómo tenia una idea muy
Grieg estudió profundamente el folk- utópica sobre el refinamiento y nivel in-
lore noruego, pero en su obra no ha re-* telectual del pueblo. Creía firmemente
flejado exactamente la naturaleza de que la República —una República cul-
aquella música, de peculiar sabor arcai- . -1 i ta y favorecedora de las arles— sería
co, sino que ha sabido recrearla con su el único camino posible para sacar de
temperamento soñador y contemplati- la miseria al pueblo noruego. Su ami-
vo. Su conocimiento del canto popu- go Bjórnson influyó enormemente en
lar era, en la mayor parte de las su pensamiento político, hasta el pun-
ocasiones, el pretexto para desplegar to de hacerle intervenir de modo intem-
una original sinceridad melódica y, so- Las canciones de Grieg ocupan un lugar
muy especial en su obra. (Portada de la I. ° perante en el asunto D rey fus.
bre todo, un personal gusto armónico edición completa). La música de Grieg es, ante todo,
que hace fácilmente identificables sus evocadora de los paisajes nórdicos,
composiciones. Hay que tener en cuen-
ta también que el aspecto más intere- a una muchachitd), que podrían pasar transparentes y helados. Bjórnson di-
sante de la música popular para violin muy bien por piezas de Satie o de jo que su oído escuchaba a través de los
de Hardanger es precisamente el aspec- Mompou, en su original y ceñida for- profundos bosques el brotar de las
to armónico, debido al característico mulación melódica y armónica. fuentes maravillosas de la primavera.
zumbido de este instrumento. Uno de Sin embargo, aunque su música sea
los objetivos que tienen los tañedores El hombre. El artista netamente nacional, ha llegado a la uni-
de hardingfele es facilitar efectos de V versalidad por ser expresión sincera del
zumbido basados en el primero y quin- Según Sgambati, Grieg era un hom- alma del artista. Las mismas palabras
to (y a veces en el tercer) grado de la bre cordial, cálido y producía a cuan- de Grieg pronunciadas hacia 1890, in-
escala, para poder usarlo con melodías dican su nueva postura ante el nacio-
de muy diferente carácter. tos se acercaban a él una impresión nalismo: «En mis obras más recientes
bienhechora, de paz y serenidad. Su re- me he esforzado en buscar una expre-
Tal vez esas peculiaridades armó- finada sensibilidad, que tantas inquie- sión influida por las grandes tendencias
nicas del folklore noruego conforma- tudes le causó en los últimos años de de nuestro tiempo».
ron de algún modo las audacias de su vida, queda reflejada en estas pala- Durante toda su vida de concertista
Grieg en el terreno de la armonía, pre- bras de su amigo Percy AJdridge Grain- y compositor Grieg recibió innumera-
sente ya en su escritura pianística a par- ger, pianista y compositor australiano, bles muestras de admiración, múltiples
tir de su Humoresker Op. 6 (1865), que fue uno de los mejores intérpretes elogios y críticas favorables, condeco-
pero aún más intensas y evidentes en las del Concierto en la menor. «Grieg se raciones y distinciones de gran catego-
melodías del Álbum Op. 30 para coro sentía muy mortificado por su incapa- ría, pero él se conservó modesto y
masculino (1877-78) y en otras colec- cidad de indentificarse con los campe- afable como había sido desde niño.
sinos noruegos y sentirse a gusto con
Scherzo 79
ESTUDIO

Quizá el contacto con los hombres sen- ante su cabana de Lfthus, frente al gla- vienen obras que conocemos en su ver-
cillos le ayudara a ello. La naturaleza ciar del Folgenfonden, o las flores sil- sión orquestal, como son las Melodías
también. Siempre llevaría en su interior vestres que crecían en el jardín de su elegiacas (Corazón herido y La última
la imagen de la imponente mole neva- casa de Troldhaugen. La región de primavera), pues ambas pertenecen al
da de la montaña de Ubrikken contem- Hardanger, tan rica en músicos popu- primero de los dos cuadernos de can-
plada tantas veces desde su hogar lares, era su fuente nutricia, la raíz de ciones Op. 33 escritos «en una hora ar-
infantil de Landaas. O el fiordo azul su franciscana actitud contemplativa. diente» sobre textos de Aasmund
Olafsen Vinje, con los títulos de Varen
y Den saerde. Advirtamos que Vinje
(1818-1870) era uno de los grandes poe-
tas nacionales en landsmál la lengua
La música del cantor de Noruega noruega más próxima al pueblo, basa-
da en los dialectos occidentales, frente
al riksmál, o dano-noruego, lengua
más culta en la cual escribieron Ibsen
El piano y el lied Grieg también llevó al piano varios y Bjornson.
de sus lieder, género que cultivó con No podemos olvidar, dentro de la
Como Chopin, aunque no es tan gran acierto y dentro del cual es gene- obra pian (si tica de Grieg, su Balada en
acentuado su caso, Grieg encontró en ralmente admitido que aportó algunas sol menor en forma de variaciones so-
el piano un vehículo ideal para su esti- de sus piezas maestras- Baste citar sus bre un tema noruego, Op. 24. Es una
lo de componer, delicado e íntimo. Su Hjerteis melodier (Melodías del cora- de las mayores y más sólidas creacio-
producción en este campo es muy con- zón Op. 5), sobre textos de Hans Chris- nes del joven Grieg de treinta años, es-
siderable y se centra en los diez cuader- tian Andersen, ciclo que presenta ya crita según él «con la sangre de mi
nos de Piezas líricas (Op. 12, 38, 43, dos maravillas como son Du fatber ej corazón en los días de tristeza y deses-
47, 54. 57, 62, 65, 68y 71), los cuales bolgernes evige gang (Tú no dominas peranza».
incluyen un total de sesenta y seis bre- el eterno movimiento de las olas) y Jes Es obra muy difícil y, por lo tanto,
ves composiciones, muchas de ellas elskerdig (Te amo), ambas transcritas de infrecuente interpretación, pese a
análogas, por su forma y el origen de para piano en las colecciones Op. 52 y tratarse de una pieza de extraordina-
la inspiración, a la de los autores del Op. 41 respectivamente. Del lied pro- ria calidad pianística y gran riqueza de
romanticismo alemán, en especial invención. Su doliente y recogida me-
Mendelssohn y el primer Schumann. lodía Den mordlanske bondestand (El
Por otro lado, también se asemejan a campesinado nórdico) (ornada de la co-
ciertas piezas de Chopin {Preludios, lección de Lindeman, pasa por todas
Valses, Mazurcas), de Liszt y, por su las formas posibles y adquiere los más
sencillez y ternura, de Schubert. Jun- diversos caracteres.
to a piezas de pura y nostálgica belle- También es obra de envergadura,
za, como la Aríetta que abre el primer aunque menos conseguida que la Ba-
cuaderno, Op. 12, la Elegía Op. 38 lada, la Sonata en mi menor Op. 7
n. " 6, Caminante solitario y En la tie- (1865), todavía con influencias del
rra natal Op. 43, n.D2y3, Melancolía mundo de Leipzig, en especial las de su
Op. 47 n. " 5, Pastorcillo Op. 54 n." 1 amigo Niels Gade, a quien está dedi-
y Nocturno Op. 54 n." 4 (estas dos úl- cada. Gade había escrito otra Sonata
timas forman parte, con orquestación (Op. 28, 1840) en la misma tonalidad.
del propio Grieg, de la Suite lírica) y
tantas otras, encontramos un gran nú- Música coral y de cámara
mero que emanan luminosidad y ale-
gría, aunque ésta quede a veces velada Grieg es autor de una cantidad rela-
suavemente por tonos melancólicos. tivamente importante de música vocal
Recordemos, por ejemplo. Mariposa con acompañamiento de orquesta —al-
Op. 41 n. ° i, o Día de boda en Trold- guna relacionada con su música
haugen, Op. 65 n. " 6. Hay además en escénica— y de obras corales, la ma-
las Liriske Siykker, una constante re- yor parte para coro masculino a cape-
currencia a los temas populares norue- lla. En este género destaca su Álbum
gos, muchos relacionados con la para voces masculinas (Cristianía,
música de danza para hardingfele, co- 1878), en el que presenta una docena
mo son los halling, agotadora danza de arreglos corales de canciones popu-
masculina, la majestuosa gangar o el lares noruegas. También es notable,
veloz sptringdans. desde el punto de vista armónico, su
Fuera de los Cuadernos de Piezas lí- colección de Cuatro Salmos Op. 74,
ricas hay bastantes composiciones pa- para coro mixto a capel I a y barítono,
ra piano de Grieg que (teñen interés, una de sus últimas composiciones.
como las Improvisaciones sobre dos En cuanto a su música de cámara,
canciones noruegas Op. 29, las Seis me- y pasando por alto sus arreglos para
lodías noruegas de montaña Op. 112, piano a cuatro manos, Grieg nos ha de-
los Cuadernos de la vida popular jado tres sonatas para violín y piano
Op. 19, los Cuadros melódicos poéti- (Op. 8, 13, y 45), la segunda de las cua-
cos Op. 3, los Caprichos Op. 73, las les es muy atractiva y personal, y la ter-
SlátterOp. 72 (Danzas campesinas no- cera más seria y profunda. Es autor
ruegas), o las ¡9 Canciones populares asimismo de una elocuente Sonata pa-
noruegas Op. 72. ra violonchelo y piano Op. 36, quepe-

80 Scherzo
NOVEDADES CBS MASTERWORKS
NOVIEMBRE 1987

MARKUS-PASSION

Tras roen»
cSeStephaie
Maüarme ünqhwoáa
populares
grctques

BARTOK JESmMORMANHEfífflERHARPER
Concierto para orquesta
Filarmónica de Nueva York JÍIX GÓMEZ JOSEVAN DAN
Pierre Bouiez MEHDELSSOHN
MK4Z397 - CD

BRAHMS
Los 2 conciertos para piano
Mürcay Perahia, piano «S^PIERREBOULEZ
Orquesta d e Si. Martin in I he Fields
Concierto paia piano n.° 2, Neville Marnner
Intermezzi y Rapsodia Op. 119 RICHARD STRAUSS
MK4Z401 - CD Sinfonía Doméstica,
Rudoii Seikín, piano Burleske para piano y orquesta
Orquesta de Cleveland
George Szell MOZART Daniel Batenbojm. piano
Loa Cuartetos para llanta Orquesta Filarmónica d e Berlín
MK42262 - CD Zubin Mehta
Jsan Fierre Rampa I, flauta
HAENDEL Isaac Stern, violín M42322 - LP
El M e n a s Mslislav Rostropovich, cello MT42322 MC
Eileen Fairell, Davis Cunningham Salvatore Accaido. viola MK4Z322 - CD
Marlha Lipton, William Warfield MK4232P CD
STRAVINSKY
The Mormon Tabernacle Choir Pebonchka
Orquesta de Filadelfia MOZART
Eugene Ormandy Don Giovannl Filarmónica de Nueva York
R. Raunondi, K. Te fCanawa. Pierre Boulez
M2K607 2 CDs
E Moser, T Berganza. J. van Dam MK4239S CD
HAYDN Orquesta y coro de la Opera d e París
Lonn Maazel CANCIONES NAVIDEÑAS
Concierto* para cello núms 1 y 2 POR JOSF. CARRERAS
English Chamber Oí che sita M3K35912 3 CDs
Noche de Paz, Ave María,
Yo-Yo Ma, violoncello Navidades Blancas, Adeate Fideles,
MK3G674 - CD MOZAFT Jingle Bella, El cant del» oceils...
Die Versehweigung,
Das Veílchan, Daa Lied der Trennnng.. José Carreras
MAHLER Miembros d e la Opera de Viena
Sinfonía n.* 3 R. STRAUSS
Morgen, Gefnnden, Hat geaagt-.. HK42311 - CD
Agnes Baltsa. mezzosoprano
Niños Can lores de Viena H WOLF
Los 4 lieder da Mignon CANCIONES DEL RENACIMIENTO
Coro de la Opera de Viena Obras de Th. Morley, W. Bytd,
Orquesta Filarmónica de Vjena Arleen Augei, soprano O. Cíbbons, H. L. Hastler,
Lorin Maazel Irwin Gage, piano J. Vázquez, J. Desprez...
M2K42403 - 2 CDs M42447 - LP Waverly Consort
BÍK3284S CD
ESTUDIO

se a estar en la linea romántica de un


Brahms, conserva mucho de la perso-
nalidad y el carácter noruego de Grieg.
Grieg se movió en la música de cá-
mara dentro de los esquemas formales
clásicos, innovando tan sólo a través
de su peculiar aplicación de la armo-
nía. Así debemos ver, por ejemplo, su
Cuarteto para cuerdas Op. 27, cons-
truido sobre un tema breve y único, pe-
ro de gran diversidad y colorido en sus
cuatro movimientos.

La obra orquestal
Hasta ahora la primera obra orques-
tal que se conocía de Grieg era la ober-
tura de concierto En otoño Op. II,
buen ejemplo de su musa dramática y
sombría (cuyo clima inicial tamo re-
cuerda a Finlandia de Sibelius). Afor-
tunadamente, ahora podemos contar
con una pieza muy importante y cro-
nológicamente anterior, la Sinfonía en
do menor.
En 1981 se conoció la decisión del piano y orquesta, iniciado en la aldea se la música para diversas escenas de
Consejo Cultural de Noruega, iras ha- danesa de Solleród el año 1868, con un Peer Gynt (1867). El compositor, que
berse filtrado la partitura de la Unión músico desbordante de ideas tras el na- estaba entonces empeñado en la crea-
Soviética, de permitir la interpretación cimiento de su primera hija, Alejandra. ción de una opera, Olav Trygvason, so-
de la Sinfonía de Grieg, conocida tan El Concierto en la menor, uno de bre texto de Bjórnson, aceptó el
sólo a través de Dos movimientos sin- los más bellos y equilibrados del si- encargo pensando que sería cuestión de
fónicos Op. 14, para piano a cuatro glo XIX, ha sido comparado al que unos breves fragmentos musicales. Pe-
manos. Schumann había escrito años antes en ro el peregrino y todavía hoy descon-
Hasta ahora la Sinfonía se guarda- la misma tonalidad. Sin duda, la cons- certante drama poemático de Ibsen le
ba en los archivos de la Biblioteca Mu- trucción y la forma de dialogar el pia- iba a hacer trabajar más de la cuenta.
nicipal de Bergen a causa de una nota no y la orquesta son semejantes, pero En Sandviken, durante aquel verano,
autógrafa sobre el original en la que la atmósfera y la fraseología difieren. y en Dinamarca en otoño, el composi-
Grieg manifiesta el deseo de que no sea En el de Schumann los temas son lar- tor trabajó sin descanso sobre el dra-
jamás ejecutada. gos y llenos de ternura; en el de Grieg ma de su compatriota, poniendo fin a
La reposición oficial de la Sinfonía se deshacen fácilmente, a la búsqueda la partitura en septiembre de 1875.
en do menor tuvo lugar durante el Fes- del matiz pintoresco o íntimo. Grieg escribió 23 fragmentos, algu-
tival Internacional de Bergen, el 30 de El Concierto, dedicado al pianista nos con solistas vocales y otros con co-
mayo de 1981, siendo interpretada por noruego Edmond Neuperte, lo estrenó ros. Son el más complelo muestrario
la Musikelskabet Harmonien (conoci- este intérprete en Copenhague y, poco del arte orquestal de un maestro que
da desde su fundación, en 1765, como a poco, fue extendiendo su éxito por era especialmente hábil en el piano.
Orquesta Sinfónica de Bergen). Se trata el mundo, hasta el punto de haberse Como buena música escénica para
de un trabajo juvenil de Grieg, escrito convertido en tiempos recientes en el una pieza de fantasía, la partitura de
a los veinte años, tras su período de más popular de los muchos existentes. Grieg es variada, colorista y líene mu-
formación en Leipzig. Nos puede re- Liszi fue uno de los primeros en anun- cho de descriptiva.
sultar hoy exlraña una formulación tan ciar el triunfo de una obra que susci-
ambiciosa como la planteada por Grieg Reducida a dos suites orquestales
taría estas palabras de Confalonieri: Op. 46 y Op. 55, la música de Peer
en esta sinfonía, lan contraria a sus in- «Grieg fue uno de los últimos músicos
clinaciones i sin embargo, la ilusión de Gynt corrió por el mundo. El crítico
felices, uno de los últimos que nos co- vienes Eduard Hanslick profetizó que,
artista joven es, a veces, capaz de su- munican su alegría de componer y que,
perar obstáculos que han de ser insal- con el paso del tiempo, sólo las dos sui-
con su bella presunción infantil, saben tes de Grieg salvarían a Peer Gynt del
vables en los anos maduros. Y así Grieg encender en nosotros un poco de infan-
ha resuelto con gran dominio ta instru- olvido. Y así ha sido, porque esta mú-
til orgullo. En su elocuente negligen- sica (¿quién no se ha conmovido algu-
mentación y los desarrollos de la Sin- cia, sentimos recuperado el goce de las
fonía en do menor, si bien todavía no na vez con fragmentos como La
palabras, la primera y la más fácil ma- mañana. Lamento de Ingrid, Muerte
se ha despojado de las influencias del nera de expresarse; en su elegancia y en
circulo de Leipzig, en especial del esti- de Aase o Canción de Solveij ?) ínti-
su melancolía, encontramos los prime- ma, sugerente, llena de inspiradas me-
lo sinfónico de Robert Schumann. ros signos de la dignidad humana». lodías, es además un prodigio de
La Sinfonía de Grieg debe situarse, frescura y emotividad. Las dos suiies
Finalmente, daremos algunas notas orquestales de Peer Gynt Op. 46 y
dentro de su obra, en la frontera de la sobre la obra más célebre de Grieg, la
influencia germánica y e! despertar de Op. 55, sólo han conservado ocho de
música de Peer Cynt Op. 23. los veintitrés números que escribiera
su nacionalismo, a punió de producir-
se tras el encuentro con su compatrio- Grieg (Números 13, 12, 16 y 7 la pri-
ta Rikard Nordraak, Peer Gynt mera y 4, 15, 19 y 18 la segunda).
Obra capital del Grieg sinfónico es En el mes de enero de 1874, Ibsen ex-
su Concierto en la menor Op. 16, para presó a Grieg su deseo de que escribie- Andrés Ruiz Tarazona
82 Scherzo
UNIVERSIDAD
AUTÓNOMA DE MADRID
DEPARTAMENTO DE MÚSICA
Teléfono (91) 379 49 78

VII CICLO SOBRE

«La Orquesta de Cámara en la Europa de nuestro tiempo»


(con el patrocinio de CAMPSA)

Avance de Conciertos
Curso 1987-88

Todos los Conciertos se celebrarán en el TEATRO REAL a las 22*30 horas

NOVIEMBRE 1987 (Jueves, 26)


SOLISTAS DE SOFÍA
DICIEMBRE 1987 (Jueves, 17)
SOLISTI AQUILANI- Félix Ayo
ENERO 1988 (Sábado, 23)
NIÑOS CANTORES DE VIENA
FEBRERO 1988 (Sábado, 20; Martes, 23; Jueves, 25)
FRANZ LISZT DE BUDAPEST
MARZO 1988 (Martes, 15)
VIRTUOSOS DE LONDRES
MARZO 1988 (Martes, 22)
LA CHAPELLE ROYALE DE PARÍS
ABRIL 1988 (Miércoles, 27; Viernes, 29)
ORQUESTA DE CÁMARA DEL CONCERTGEBOUW DE AMSTERDAM
MAYO 1988 (Martes, 10)
ORQUESTA DE CÁMARA ESLOVACA
MAYO 1988 (Martes, 24; Miércoles, 25)
I MUSICI

CON LA COLABORACIÓN ESPECIAL DEL INSTITUTO DE LAS ARTES ESCÉNICAS Y DE LA MÚSICA


DANZA

Destellos ypersonas
El Ballet del Teatro Lírico y Balanchine
tela de difícil estampado. Estos ba-
Ficha: Ballet Nacional del Tealto Lírico. 2." Programa: Tema y Variaciones: Chai kovsk i /Balanchine;
llets no se pueden comparar, ni co-
Cuatro Temperamentos: HindemiIh/Balanchine; Romanza: Mendelssonn/Bana; Sinfonía India: Cha-
vez/Duato. Teatro de la Zarzuela de Madrid. Del 8 al 21 de octubre. rresponden a una misma etapa de
su creador, más bien son los polos

A pesar de que este segundo


programa está peor baila-
do que el primero, resul-
tando más caótico, el balance para
la compañía, como conjunto, es
por el contrario, son tesis de pro- opuestos de dos momentos, cerca-
fundización en un nivel que debe nos en el tiempo, pero distantes en
ser adquirido de antemano. La
compañía no estaba preparada ni
los propósitos.
La noche del estreno pocas veces
cohesionada para los Cuatro Tem- es una noche feliz, y no es serio juz-
básicamente positivo. No puede peramentos, y mucho menos para gar allí, en esas horas primeras de
escatimarse el elogio al trabajo in- Tema y Variaciones. Si algo falta nervios, todo el trabajo. Sin embar-
dividual de gran parte de los com- es precisamente estilo neoclásico en go, algo quedó claro ya el día 8: el
ponentes de la plantilla de bailari- la pureza y el grado que exige la pri- error a la hora de seleccionar la pie-
nes, que naturalmente redunda en mera pieza. No hubo la coordina- za. Y donde más se notó fue en las
un espíritu de superación que se ha- ción necesaria en las escenas de desastrosas cuatro solistas, que des-
ce muy evidente. Ahora bien, no conjunto, y la salvación vino por triparon coreografía, estilo y aco-
hay un logro a nivel espectacular méritos individualizados, que no ple haciendo un ridículo impresen-
por razones que merecen un deta- pueden tapar lo demás. table cada día. La segunda distri-
llado análisis. La geometría pura de este ballet bución lo hizo algo mejor, pero
Las cosas malas en este caso no necesita de una línea definida en lo siempre con imperfecciones. Se no-
pueden ni deben opacar las buenas. corporal y lo conceptual. Que no se taba la falta de la escenografía, de
Hay una agradable e inesperada re- llamen a engaño los aficionados la mitológica lámpara, de los colo-
velación: Eduardo Castro en el pa- por ver una cadera que avanza o res originales. Pedro Moreno, el di-
pel del Melancólico de Cuatro unos pies que se vuelven heterodo- señador, confió en sus propias
Temperamentos. Es un acierto el xamente hacia dentro, o unos bra- ideas y despreció la tradición y la
que este bailarín, expresivo, de ra- zos que invierten la segunda historia. ¿Por qué? ¿El aparato
ras y amplias extensiones, encuen- posición, pues todo ese supuesto rector de la compañía no revisó su
tre papeles que le permitan desa- distorsionamiento no es otra cosa trabajo?
rrollar carrera solista. El papel Me- que un estudio de inversión de la Los dos solistas principales,
lancólico es difícil en lo técnico y academia a través de sus propios re- Arantxa Arguelles y Antonio Cas-
en la concentración que exige su cursos, la extrapolación del canon tilla, tampoco tuvieron una noche
ejecución, y Castro sortea y asume que se mantiene aferrado al origen feliz. Luego se supo que la Argue-
con seriedad y entrega su cometi- y no un velo para encubrir defec- lles bailó estoicamente con fiebre
do. Katy Arteaga también sorpren- tos. Balanchine jamás lo permitió, alta y gripe, lo que no disculpa la
de, pues ha tenido irregularidades, y esta pieza es un decálogo de sus danza, pero explica claramente el
pero alguna que otra noche feliz, principios. En Tema y Variaciones tono de su baile aquella noche.
entendiendo a Balanchine, cosa que el asunto se agrava por la comple- El ballet de Nacho Duato fue
el resto de los figurantes, salvo ex- jidad coral de la pieza. Orquesta, aplaudido con razón. Los chicos
cepciones, se salta a la torera. ritmo y pasos, se imbrican en una del Lírico lo bailan con gusto y la

Falsear a Balanchine

Balanchine no es sonrisas, ni bo-


quitas, n¡ requiebros decimonóni-
cos, ni afectaciones diversas. La
mala calidad de la repetición y
aprendizaje se hizo notar en estos
aspectos. Es de dominio público el
poco tiempo que Victoria Simón es-
tuvo trabajando con la compañía
española, y que delegó en una an-
tigua bailarina neoyorkma cuyo
trabajo deja que desear a la vista.
No hay en Balanchine valores pe-
dagógicos, como se ha afirmado, y
tomarlo en plan de didactismo re-
dentor es un error de incultura ba-
lletística. Los ballets de Balanchine, Eduardo Castro en Los cuatro temperamentos (Ballet del Teatro Lírico)

84 Scherzo
DANZA

pieza es brillante. Han destacado


Castilla y Raúl Tino.
El paso a dos de Ray Barra es ca-
si una humorada. Si Carmen Mo-
lina estuvo mal en Tema y Varia-
Esplendores lejanos
ciones todas las noches que lo bai- Gira de una agrupación del Ballet del Teatro
ló (insegura, violando la coreogra- Bolshoi de Moscú
fía, sintetizando dificultades,
muecas, sonrisas afectadas que
mueven la losa de la tumba de Ba-
lanchine), en este paso a dos se de-
fiende. Está hecho a su medida
exacta, y lo que deja ver ei repollo
en ebullición que lleva por vestua-
rio, no está mal.
Raúl Tino, su pareja, cumple su
cometido en portes enrevesados. E!
tono romántico y apasionado del
personaje le va muy bien, y lo ex-
plota. Da la impresión que la ropa
no lo dejara bailar más.
Pero he aquí una precisión his-
tórica: El coreógrafo canadiense
Brian MacDonald a fines de los
años 70 realizó un paso a dos so-
bre un tema de violín de Antón
Arensky, que a su vez eran varia-
ciones sobre un tema de Chaicovs-
ki. Lo estrenaron Alicia Alonso y
Jorge Esquivel. Ella era una mujer
adulta, vestida de gasas suaves con
lazos y flores de tela. El, un joven
de camisa clara y pantalón ajusta-
do. El ballet se desarrollaba así. La Kaye Kirben en Giselk Í/ÍJ//CI Je/ Uolihoi en Madrid)
bailarina estaba sentada en el cen-
tro de la escena y de pronto apare-
cía el joven y comenzaban a danzar
juntos hasta el final en que desapa-
recían. El era cromo una aparición
para ella. Sin comentarios.
H ay que decir que lo que es-
tuvo en España no ha si-
do el Bolshoi. No son sus
trajes, sus escenarios ni su cuerpo
de baile. Es cierto que los miem-
Su paso a dos de Don Quijote,
fuerte y ruso hasta lo imposible.
Entre los hombres, pocas excepcio-
nes. Victor Barikin, ya maduro,
sigue siendo muy limpio técnica-
Pero la compañía se encamina, bros de la gira española pertenecen mente.
esto está clarísimo. Este programa al Bolshoi. Pero no son el Bolshoi, Esta gira ha cuestionado mucho
no es un éxito, y llamarlo así es ese monumento vivo de la danza la calidad de los ballets que vienen
fraudulento. Es simplemente, expe- clásica que todos veneran, pues al del frío. No hay por qué. En la
rencia para tiempos mejores que mismo tiempo que se desarrollaba Unión Soviética, muchas veces le-
parecen estar ya muy cerca. Casi es- la gira española, otro grupo más jos de Moscú y Leningrado, se ha-
tos descalabros logran enturbiar el numeroso y encumbrado, estaba en ce muy buen ballet, de manera
buen sabor de boca dejado por el Norteamérica. Allí recibió críticas académica y conservando quizás al-
primer programa. sangrantes. Aquí, pasaron más o go que en tas grandes capitales se
La temporada que viene, plani- menos airosamente. pierde. Y hay estrellas, como la
ficada por la dirección del Teatro Maya Plisetskaia hizo su Muer- Kirb, que pocas veces tocan el tem-
Lírico Nacional, es más ambiciosa te del Cisne, su Rosa Moribunda, plo moscovita, el Bolshoi. Fue una
aún, pero más coherente. Falta sa- y dio a conocer dos de sus creacio- gira poco edificante, con un pro-
ber varias cosas fundamentales: nes coreográficas. La Dama del pe- grama concierto descabellado, he-
¿Qué versión de Giselle y de Lago rrito y La Gaviota, ambas imper- cho de retazos, sin una coherencia,
de ¡os Cisnes serán las escogidas? fectas, egocéntricas y banales. Lo y eso se notó. Maya estuvo discre-
¿Quiénes serán los repetidores, de mejor fue el segundo acto de Gise- ta, menos en su Carmen, que resul-
dónde vendrán, quién será la per- tie y una bailarina invitada: Kaiye tó desafortunada en lo técnico y
sona o personas que escoja estos Kirb, de la Opera de Estonia. Se- muy personal en lo interpretativo.
encargos claves? ¿Quién diseñará gura, con bellas piernas y brazos, Una Carmen a la que ya queda po-
telones y trajes? ¿Quién asesorará la Kirb ha sido la auténtica estrella co de aquella que creara Alber-
las distribuciones y la dirección de de la gira española del Bolshoi. Su to Alonso para ella misma hace
arte? ¿Cómo se diseñará la produc- Giselle fue muy clásica, llena de 15 años.
ción espectacular de cada clásico? mesura y ajuste técnico, tanto en el
primero como en el segundo acto. R.S.
Roger Salas
Schcrzo 85
JAZZ

EPISODIOS
cabo de atravesar, una vez mente confeccionado podemos
A más, media Península en
automóvil —de Santiago a
Madrid—. Un largo viaje solitario,
afirmar que se trata de un nuevo es-
fuerzo por parte del Ministerio de
Cultura y sus consortes mediterrá-
sin paradas, contemplando una se- neos para traer algunos de los gru-
rie de paisajes únicos, ya vestidos pos internacionales de más
de toda la gama de colores del sor- actualidad y extender los concier-
prendente otoño. No falla, cuando tos a una buena veintena de ciuda-
llega el mes de octubre nos pasa al- des. Elogios deberían llover sobre
go insólito. Es como si despertára- los organizadores, pero al cabo de
mos de un sueño para introducir- los anos vemos repetirse los mismos
nos en otro. La poesía vuelve a te- fallos. Aun movilizando nuestra
ner su oportunidad, y la siempre mejor voluntad encontramos defec-
necesaria música se hace aún más tos que señalar y cosas que censu-
indispensable. Suena de manera di- rar, qué le vamos a hacer.
ferente, casi definitiva por asi de- A mi personalmente me parece,
cirlo. Ha llegado el momento de desde luego, magnífico que se trai-
reflexionar y de profundizar, y pa- ga una y otra vez a Miles Davis, y
ra semejante tarea no hay nada co- es de agradecer que otros nombres
mo la carretera aunque la conoz- americanos de relieve como Art
camos metro por metro. Blakey, Chet Baker, Sonny Rollins,
En esta ocasión hice el trayecto McCoy Tyner, Elvin Jones, Lester
en compañía de dos colosos del jazz Bowie, Bob Berg, Freddie Hubbard
— John Coltrane y Ornette y un felizmente largo etcétera repi-
Coleman—, por supuesto ninguna ten cada dos años. Pero con esta
casualidad. Me había propuesto es- táctica, impensable en otros luga-
cribir un artículo sobre el primero res, entre otras razones porque se
en el XX aniversario de su muerte, dispone de menos medios económi-
y otro sobre el segundo que acaba cos, se crean hábitos peligrosos. Es
de volver a la escena de una mane- un poco el mundo al revés. Un país
ra contundente. Antes de comenzar como éste que, según Pablo Soro-
la lucha con la máquina es aconse- zábal, no lo es sino otra cosa muy
jable inspirarse en la música, claro distinta (véase El País Semanal del
está. Y muy bien había preparado European Tour, Pablo Live 11 de octubre), no tiene tradición
este viaje, pasando dos de mis últi- 23308-222), álbum magnifico, con jazzística alguna, y la falta de raí-
mas adquisiciones discográficas a el solo defecto, muy característico ces se hace notar en la vida diaria.
cassette a fin de poder escucharlas de esta compañía, de no indicar el Sin embargo, existen unos festiva-
al volante. lugar de origen de esta importante les que dejan a la casi totalidad de
Hace pocos meses, el incansable grabación en directo. Y vuelven los los demás europeos en la sombra.
Ornette quiso celebrar los primeros conocidos temas, The Promise, Contemplado desde fuera parece la
treinta años de lo que él mismo lla- Naima, I Want To Talk About felicidad, pero por dentro huele a
ma música harmolódica y para el You, Mr. P.C., con la misma fuer- podrido como el mismísimo reino
tan modesto como valiente sello za y claridad que en tantos otros de Dinamarca, según William Sha-
Caravan Of Dreams, de su ciudad momentos del histórico e irrepeti- kespeare.
natal Forth West (Texas), grabó In ble cuarteto del gran saxofonista. Por lo visto se quiere repetir an-
All Languages, una larga serie de Música que nos sacude y conmue- teriores experiencias que a menudo
temas nuevos interpretados en un ve, y que, desde luego, resulta ser han sido amargas. ¿Quién no re-
LP por su cuarteto original (es de- un constante peligro para el con- cuerda los tristes fracasos de Don
cir, con Don Cherry, Charlie Ha- ductor... Benito, Burgos y Logroño donde
den y Billy Higgins) y en otro por La idea de escribir sobre estas Gerry Mulligan, Johnny Griffin,
su doble cuarteto que figura bajo dos máximas figuras es, en este mo- Eddie Davis y Wynton Marsalis,
el nombre de Prime Time. La mú- mento, irrealizable. En Madrid es- años atrás, tocaron para un públi-
sica que aquí suena es auténtica- peran un montón de asuntos que co que se redujo a dos, máximo tres
mente revolucionaria, como todo arreglar, y algunos tienen que ver docenas de personas? ¿Y quién ha
lo que ha creado este genio en su directamente con el jazz. Se acerca olvidado las pesadillas que hemos
larga carrera, y tal vez sea aún otro Festival de Otoño, magno vivido en diversos Palacios de los
pronto analizarla. De Coltrane tra- acontecimiento que nos va a ocu- Deportes que no ofrecen condicio-
je extractos de un concierto en par durante casi todo el mes de no- nes meramente aceptables para la
nuestro continente de noviembre viembre. Y sin poder adelantar audición de la música seria? Pero
del 62, editados recientemente (The todavía un programa definitiva- allí volveremos para escuchar los

86 Scherzo
JAZZ

Ei quinteto del trompetilla danés Jens Winthet que iba a venir a España, pero...

mismos de siempre y sufrir con un éxito que ya es mundial. Está En estos momentos se está traba-
ellos... visto que sólo los nombres de peso jando (e improvisando) a tope en
¿Qué ha sido del hermoso pro- son capaces de colocarse aquí, con- los últimos toques, y pronto vere-
yecto ministerial de romper la ru- secuencia de una inexplicable falta mos dibujarse en el horizonte otro
tina por una vez y ofrecer un de curiosidad (es decir, de afición) deslumbrante festival que se pare-
festival europeo"! Por múltiples ra- y de un ridículo snobismo de los cerá a los anteriores en todas sus
zones que no merece la pena resu- cuales las mismas autoridades son, virtudes y en todos sus defectos.
mir aquí se ha venido abajo, y nos en parte, culpables. Y no sólo los Falta saber cómo responda el pú-
tendremos que contentar con un europeos son víctimas de este sis- blico que empieza a reclamar nove-
par de grupos de los países del Es- tema. Gente tan entrañable del otro dades, que bien se merece, en una
te y muy poquita cosa más. Orga- lado del Atlántico como Anita programación que ya huele a lo de-
nizar un festival tan ambicioso O'Day, Barry Harris y Terence ja vu.
tiene sobre todo que ver con el di- Blanchard se quedarán seguramen- Pero volveremos a escuchar a
nero, y el miedo de perderlo está ín- te con una sola actuación en Ornette Coleman en persona. Y el
timamente enlazado con el rechazo España... mismo John Coltrane estará pre-
de lo desconocido. Y así se explica sente en espíritu, ya que varios de
que no oiremos nada, por ejemplo, sus contemporáneos y correligiona-
del jazz escandinavo que, en los rios se juntarán para hacerle un ho-
años 80, ha conocido un impresio- menaje que esperamos sea de
nante auge. Iba a ser representado relieve. La música de estos dos pio-
por el sensacional trompetista Jens ALBURQl'ERQL'E. 14 neros, que ayer fueron mis elegidos
Winther y su quinteto, pero en el Junto Metro Bilbao compañeros de viaje, nos hará ol-
momento de redactar estas líneas vidar por un instante los sinsabo-
me llega la desagradable noticia que El mejor res, por lo visto y oído inevitables
su gira por tierras hispanas corre el
grave peligro de tener que cancelar-
Jazz en Vivo en los festivales de jazz de un país
cada que no se decide a entrar de pleno
se por falta de interés fuera de la en Europa, y que tampoco es un
capital. Así de sencillo. Tampoco noche mero satélite de Estados Unidos si-
va a ser posible en un futuro pró- con 2 PASES no otra cosa difícil de definir y a
ximo escuchar por estas latitudes la diarios veces de soportar.
New Jungle Orchestra del guitarris- 11,30 y 1,30 h.
ta danés Pierre Dórge, a pesar de Ebbe Traberg

Scherzo 87
IX CERTAMEN DE BANDAS DE MÚSICA
DE LA COMUNIDAD VALENCIANA

Palau de la Música i Congresso de Valencia


15 de noviembre de 1987 - 10 horas

3." SECCCION: ATENEO MUSICAL DE SUECA (Valencia)


AGRUPACIÓN MUSICAL EL TRABAJO DE XIXONA (Alicante)
UNION MUSICAL DE TRA1GUERA (Castellón)

2." SECCIÓN: UNION LÍRICA PINOSENSE (Alicante)


AGRUPACIÓN MUSICAL «LA ARTÍSTICA» DE CARLET (Valencia)
UNION MUSICAL «SANTA CECILIA» DE BENICASIM (Castellón)

1.a SECCIÓN: SOCIEDAD MUSICAL DE SEGORBE (Castellón)


UNION MUSICAL DE MURO D'ALCOI (Alicante)
CENTRO INSTRUCTIVO MUSICAL DE BENIMACLET (Valencia)

CLAUSURA: BANDA MUNICIPAL DE VALENCIA

SEMANA DEL ÓRGANO, DEL 23


AL 29 DE NOVIEMBRE 1987

HOMENAJE A JUAN BAUTISTA CABANILLES


EN EL 275 ANIVERSARIO DE SU MUERTE

Iglesia de la Compañía (Valencia)


Iglesia del Ángel Custodio (Valencia)
Iglesia del Patriarca (Valencia)
Catedral Metropolitana de Valencia

GENERALITAT VALENCIANA
CONSELLERW DE CULTURA EDUCACÜI CIENCIA
ALTA FIDELIDAD

Trabajos
Spendor de nuevo en España universitarios
H
a sido una ausencia ingra-
ta y en cierto modo frus-
trante desde que la firma
o, dicho de otro modo, abordable.
La gama Spendor ha variado li-
geramente con respecto a lo que ya
E n algunos países el arte o in-
dustria del sonido se ha intro-
ducido en los cenáculos universita-
Esindus abandonó sus actividades conocíamos allá por el ano 1980. rios, lo que a mi juicio es muy bue-
importadoras de material Hi-Fi. Es Subsisten en el Catálogo Spendor na cosa. Esto ha sucedido
indudable que la línea de cajas los modelos BC/II, el ya superclá- fundamentalmente en Estados Uni-
acústicas es de lo mejor que hay a sico BC/1II, el SA3, el SA3EX dos, Canadá, Japón (Kaneda y al-
nivel mundial dentro de este géne- (versión activa del SA3) y ef guna otra cosa) e Inglaterra. En
ro de componentes. Resulta, pues, LS3/5A dado que Spendor es una este último país, el Dr. Malcolm
reconfortante recibir la noticia de de las tres firmas autorizadas para Hawksford y sus colegas del Depar-
que las famosas cajas acústicas bri- la fabricación de este modelo, sien- tamento de Investigación Electró-
tánicas se encuentran de nuevo en do las otras dos Rogers y Good- nica de la Universidad de Essex han
nuestro Iradicionalmente decrépito mans. Los modelos nuevos son el dado remate a algunos proyectos
mercado. La nueva firma importa- Prelude, el SP2 y el SP1; este últi- sumamente interesantes. Este equi-
dora es Cosmos Hi-Fi, de Ciudad mo viene a ser el sucesor del legen- po universitario ha participado de
Real; no todo va a estar en Madrid dario BC/I, un clásico en su mo- forma muy directa en el desarrollo
y en Barcelona. Cosmos Hi-Fi tra- mento con una respuesta de medios del espléndido sistema de altavoces
baja de la mano de un entusiasta siempre comparable a los mejores Celestion-6000, una al parecer ex-
audiófilo británico, Cliff Orman. electrostáticos. Spendor con el mo- traordinaria etapa de potencia di-
Además de Spendor se importa delo SP1 ha pretendido superar el señada por Paul Mills y sobre todo
Sugden (Electrónica) y el justamen- nivel alcanzado por el BC/I. Si nos un preamplificador básico con en-
te afamado plato giradiscos Pink atenemos a críticas y comentarios trada única phono para discos ana-
Triangle. Hay algunos proyectos en parece ser que se ha conseguido. En lógicos con la pretensión de aspirar
perspectiva; Croft, por ejemplo, mi agenda de proyectos figura ofre- a un número uno a nivel mundial.
firma inglesa de ¡ectrónicas a vál- cer a los lectores de SCHERZO una Se trata de una obra de ingeniería
vulas de alto porte, pero con algún referencia concreta y detallada so- de audio impresionante en la que se
que otro modelo de precio medio bre esta caja acústica. han cargado las tintas, como es ló-
gico, en la fuente de alimentación.
Es un previo dual-mono y al decir
de quienes han tenido la oportuni-
dad de escuchar el prototipo su
comportamiento musical es algo
extraordinario. Este aparato va a
ser comercilializado en pequeñas
cantidades dado que su fabricación
es artesanal y el precio calculado
oscilará alrededor de las tres mil
quinientas libras.
Resulta obvio que los diseñado-
res de esta joya han comprendido
perfectamente que el audiófilo en
sentido estricto no le interesa otra
Un Citation de 1963. cosa que no sea el disco analógico.
obsérvense las flamantes Quienes estén interesados en esta
^ lámparas. obra de arte de la electrónica pue-
den obtener una información com-
pleta dirigiéndose a LFD Audio,
dísimos precios. En estos aparatos
Harman Kardon ha puesto su mano mágica el inge-
niero finlandés Mattí Ótala, quien
110 Oxford Road, Clacton-on-Sea,
Essex.
(Información procedente de Hi-Fi
A través de EAR importadora
de H.K. en España van a es-
tar presentes a partir de ahora en
lleva ya varios años colaborando
con H.K. No cabe la menor duda
de que Ótala es una de las autori-
News).
Citation 22 (Etapa de potencia de
el mercado español algunas unida- dades mundiales en materia de elec- 200 vatios por canal)
des de la Serie Citation, es decir, los trónica de Audio. Los nuevos Citation 24 (Etapa de potencia de
productos de élite de la marca con modelos importados son los si- 100 vatios por canal)
excepción de los peces gordos que guientes: Todo el material es transí storiza-
lógicamente sólo se importarán ba- Citation 21 (Preamplificador) do y vjene precedido de la mejor
jo pedido, considerando sus eleva- Citation 23 (Sintonizador) prensa.
Scherzo 89
ALTA FIDELIDAD

ja el auricular. Añádase a esto que


Un soberbio auricular: el auricular pesa tan sólo 250 gra-
mos. A título de ejemplo baste de-
Senneheiser HD-540 Reference. ,cir que mi primera audición
realizada en un caluroso día de sep-
tiembre duró algo más de dos ho-
ras y media sin el menor atisbo de
T odos sabemos que en el mun-
do de la Alta Fidelidad el auri-
cular es un componente mucho me-
de aislamiento absoluto con respec-
to al mundo exterior. Se puede ha-
blar de ciertas sensaciones de
cansancio. Y es que resulta que
además el sonido del HD-540 es al-
go realmente espléndido; siendo un
nos aceptado que las cajas acústi- claustrofobia. auricular dinámico (impedancia
cas, salvo en aplicaciones muy Todo esto trae como consecuen- normalizada a 600 ohmios) semeja
profesionales en las que puede pre- cia que mucha gente se compra en rendimiento acústico a un auri-
cisarse un análisis extremado de la auriculares, incluso de excelente ca- cular electrostático y de los buenos.
fuente sonora o, por ejemplo, pa- lidad, y después los guarda o aban- Hay una sensación sonora magní-
ra poner cápsulas a prueba. Está dona por alguna o varias de las fica con una transparencia que muy
fuera de toda duda que un auricu- causas antedichas. Naturalmente pocos altavoces pueden conseguir.
lar de gran definición puede ofre- hay excepciones; el Jecklin electros- El instrumento permite, por ejem-
cer una información sonora de más tático o los grandes modelos de plo, calibrar cápsulas a unos nive-
calibre que una caja acústica de si- Stax, pongamos por ejemplo, y les de precisión extraordinarios.
milar calidad. El auricular tiene la desde luego el Sennheiser HD-540. Los discos van a revelar cosas que
ventaja sobre la caja acústica de Dudo mucho de que quien adquiera usted antes no había escuchado; en
que está por completo al margen de este auricular lo arrumbe después los surcos hay más información de
los problemas acústicos de la sala en el cajón de los trastos inútiles. la que uno se imagina. En un sen-
de escucha. ¿Por qué, pues, no se Jamás he utilizado un auricular de tido paralelo no hay quien aguan-
utilizan más los auriculares cuan- mayor comodidad, quizás con la te un disco deficiente a través de
do es bien cierto que producen una única excepción del Jecklin elec- este auricular excepcional. La mez-
mayor información que los altavo- trostático, pero téngase en cuenta cla stéreo está logradísima; se per-
ces? Sencillamente, porque general- que éste cuesta por lo menos tres ciben magníficamente las distancias
mente molestan, oprimen los oídos, veces más que el 540. El auricular entre los diversos grupos intrumen-
producen sudoración etc.. es de gran circunferencia y rodea tales en la escucha de obras de gran
Otro inconveniente es que a mu- por completo al oído; no existe, complejidad orquestal (Schumann,
chos no les gusta verse atados al pues, presión alguna sobre el pabe- Renana, Giulini; Mahler, Segunda,
equipo mediante un cable y perci- llón auditivo con lo que los ofdos Klemperer). El único defecto, o
bir al propio tiempo una sensación quedan en el amplio hueco que de- mejor carencia, es un grave algo
corto. Un grave parecido en alcan-
ce al de las minicajas Rogers
LS3/5A. Dicha carencia queda am-
pliamente compensada por el res-
to de extraordinarias virtudes que
concurren en este componente ex-
cepcional. Su precio de unas quin-
ce o dieciséis mil pesetas,
aproximadamente, me parece una
verdadera ganga. Hace por ahora
unos diez años que pagué diez mil
por un Yamaha HP-1.
Sennheiser lo ha logrado una vez
más y se acredita y afianza como
uno de los grandes especialistas en
materia de auriculares en el mismo
plano que Stax Jecklin, Beyer, Koss
y poca cosa más. No hace falta de-
cir que en mi ya amplia colección
de componentes ya figura el
HD-540; le espera un importante
trabajo en mis largas sesiones de
audición nocturna.

Detalle de un Citalioñ de 1987 Alfredo Orozco Bueno


90 Scherzo
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III
ETROF

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