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La Apelación Diferida

Definición
Es la apelación concedida sin efecto suspensivo y con la calidad de diferida, denominada también
apelación con efecto diferido o de actuación diferida e implica que su trámite queda reservado por el Juez
para que sea resuelto por el Superior jerárquico conjuntamente con la apelación de la sentencia u el auto
definitivo que puso fin a la instancia procesal. Es decir, esta apelación es concedida pero su tramitación y
consiguiente resolución queda condicionada a la formulación de otro recurso de apelación que puede ser
interpuesto contra la sentencia o el auto que pone fin al proceso en la instancia inicial. En caso de
plantearse ésta última apelación, la que denominaremos "apelación principal" en la segunda instancia, los
autos serán llevados al Superior para que resuelva también, y en forma previa, la apelación diferida.
Al respecto, es conveniente mencionar el pensamiento de algunos autores sobre ésta modalidad de
apelación. Enrique Falcón sostiene que la tramitación –del recurso de apelación- es diferida si la
interposición del recurso y su fundamento y tratamiento se distancian del proceso; el fundamento y el
tratamiento del recurso se reservan para una etapa posterior... Por su lado, Jorge Kielmanovich opina que
el efecto diferido corresponde sólo cuando la ley así lo dispone, e implica la postergación de la etapa de
fundamentación y resolución del recurso a un momento ulterior desvinculado de la interposición, ya que
precisamente tal efecto está dirigido a evitar la interrupción de los procedimientos de primera instancia y
su elevación a la alzada, consecuencia, normal del recurso de apelación.

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos14/apelac-diferida/apelac-


diferida.shtml#APELAC#ixzz5DR7nhmBo

Efectos en que se concede el recurso de apelación en


materia civil
La finalidad del recurso de apelación es que el superior del juez se
pronuncie respecto a la providencia impugnada y decida al estudiarla
si procede confirmarla revocarla o modificarla.
El recurso de apelación procede contra las sentencias de primera
instancia y contra ciertos tipos de autos, cuando se concede este
recurso de conformidad con lo señalado en el artículo 354 del código
de procedimiento civil y el artículo 323 del código general del proceso,
se hace en cualquiera de los siguientes efectos:

 Suspensivo.
 Devolutivo.
 Diferido.
El efecto suspensivo se caracteriza por la suspensión que se da en
cuanto a la competencia del juez de primera instancia a partir de la
ejecutoria del auto que concede el recurso hasta que se notifique el de
obedecimiento a lo decidido por el superior, ahora bien, pese a que el
juez de inferior categoría pierde competencia cuando se apela la
sentencia si conserva la facultad respecto a la medidas cautelares.
El efecto suspensivo se otorga cuando se interponga el recurso de
apelación contra sentencias que traten sobre el estado civil de las
personas, las que hayan sido recurridas por todas las partes, las que
nieguen en su totalidad las pretensiones y las que sean meramente
declarativas; contrario al efecto suspensivo, en el devolutivo no se
suspende el curso del proceso ni el cumplimiento de la sentencia, es
decir, que el juez no pierde competencia respecto a los actos
procesales, la apelación de autos se concede en este efecto a menos
que la ley haya dispuesto lo contrario.
Por último se concede el recurso de apelación en el efecto diferido,
este efecto se caracteriza por ser mixto en el sentido de que por un
lado la providencia apelada se suspende y por otro el proceso
continua su curso ante el juez que conoce de él, ahora el proceso
continua en lo que no dependa obligatoriamente de dicha providencia
recurrida.
¿El efecto en que se debe conceder la apelación puede ser
modificado?
Por solicitud de quien interpone el recurso de apelación cuando
deba concederse en el efecto suspensivo, podrá ser concedido
dependiendo de la solicitud en el efecto devolutivo o diferido, cuando
deba concederse en el deferido se podrá pedir que se confiera en el
devolutivo.

APELACIÓN DIFERIDA
La apelación diferida integra el sistema de recursos en materia de familia,
como un medio de impugnación que se configura con un doble propósito, a
saber: (1) como herramienta de rescate procesal en favor del justiciable
y (2) como una técnica de operatividad que favorece la mecánica procesal en
beneficio de la función judicial.
La apelación diferida no es un medio de impugnación especial, sino que es
una derivación de la apelación en general. Por ello, la apelación
diferida obedece a las reglas generales del recurso de apelación, ya que el
adjetivo que lo acompaña define, únicamente, el atributo que lo hace especial,
esto es, la posibilidad de diferir los efectos inmediatos que se producen por
interponer el recurso de apelación. Por lo tanto, para precisar sobre
la apelación diferida, primero se referirán algunas generalidades del recurso
de apelación.

El recurso de apelación

El recurso de apelación es un recurso ordinario que tiene por objetivo extraer


el proceso del conocimiento de un juez para someterlo al conocimiento de
otro juez o magistrado jerárquicamente superior, y con ello, habilitar una
nueva apreciación de hechos y, consecuentemente, una nueva valoración de
prueba. En otras palabras, el recurso de apelación se configura con el fin de
obtener un nuevo pronunciamiento sobre los hechos controvertidos, a través
de la revaloración de la teoría jurídica y una nueva apreciación de la carga
probatoria que sostiene un pronunciamiento judicial.

El recurso de apelación es la puerta a la segunda instancia. Es de tener en


cuenta que instancia, en términos básicos, existe donde hay un estricto
juzgamiento de hechos, de ahí que el recurso de casación no constituya
instancia, ya que no existe un juzgamiento concreto de hechos, sino un
examen exclusivo del Derecho, de la pura legalidad.

Características

Las características del recuso de apelación que importa destacar en esta


ocasión son:

Es un recurso de instancia. La apelación es recurso de instancia, a través del


cual se habilita un nuevo pronunciamiento de hechos, los cuales fueron
previamente juzgados ante un tribunal jerárquicamente inferior; es decir, por
medio del recurso de apelación se crea la posibilidad de que un nuevo tribunal
aprecie los hechos y valore la prueba incorporada sobre los mismos.
Es un recurso ordinario. El recurso de apelación no tiene requisitos de
admisibilidad o procedencia especiales, sino que se ciñe a los requisitos
generales que lo motivan, como es la existencia de (1) una providencia judicial
que (2) causa un agravio y que, en respuesta a ello, (3)la ley permita que sea
recurrible en apelación. Desde luego que alrededor de estos requisitos orbitan
otros, como son la legitimidad subjetiva, la fundamentación y la interposición
en forma y tiempo del recurso.

Es aquí donde se comprende que un recurso extraordinario, junto con lo


requisitos generales, exige requisitos especiales, como sucede con el recuso
de casación, porque para que éste tenga lugar se requiere argumentar en
debida forma (1) una causa genérica o motivo de casación, como la infracción
de ley – error de fondo – o el quebrantamiento de las formas del proceso –
error de forma -; (2) un motivo específico o sub-motivo de casación, como la
aplicación indebida de la ley; y (3) la disposición legal que se considera
infringida. Véanse los artículos 521, 522 y 523 del Código Procesal Civil y
Mercantil (CPCM).

Procedencia

En materia de familia, conforme al artículo 153 de la Ley Procesal de Familia


(LPF), el recurso de apelación procede contra: (1) las sentencias definitivas
pronunciadas en primera instancia y (2) contra otras resoluciones que sin ser
sentencias definitivas, la ley permite que sean objeto de apelación, como las
que declaran inadmisible la demanda, su modificación o ampliación, o la que
deniega el aplazamiento de una audiencia, por ejemplo. Véase el referido
artículo para mayor detalle.

En cuanto a las resoluciones que sin ser sentencias definitivas admiten recurso
de apelación, el artículo antes citado establece un listado describiendo cuales
son, y sobre este punto es importante destacar que, tal enumeración es una
designación que hace el legislador, una reserva formal y objetiva de la norma
procesal, que habilita un recurso sobre una providencia judicial. Es decir, no
es la mera discreción del juzgador el admitir el recurso de apelación
indistintamente sobre las providencias judiciales, sino que tal competencia
es legislativa, en función del principio de legitimidad y objetividad de los
recursos, que exigen que el recurso de apelación proceda contra resoluciones
previamente establecidas por la ley. Es claro, pues, que esto está en función
de legalidad y seguridad jurídica y, desde luego, por respeto al debido proceso
o proceso justo.

Muestra de lo anterior es que, si bien es cierto que en materia de familia


procede el recurso de apelación en contra de la resolución que declara
inadmisible la demanda, en materia Civil y Mercantil, por disposición del
artículo 278 inciso 2 del Código Procesal Civil y Mercantil (CPCM), esto no es
posible, ya que la inadmisibilidad de la demanda en el proceso común no
admite apelación, sino únicamente revocatoria. Similar situación ocurre con la
declaratoria de caducidad, como forma extraordinaria o anormal de finalizar
el proceso, porque si en materia de familia la declaratoria de caducidad admite
apelación, en materia Civil y Mercantil no, cuando la declaratoria de caducidad
se impugna por error en el cómputo de los plazos legales, según lo indica el
artículo 139 CPCM.

No obstante lo anterior, el articulo 153 LPF ha sido interpretado de varias


formas, en muchas ocasiones de una forma muy extensiva o garantista,
considerando que el listado de resoluciones que sin ser sentencias definitivas
admiten apelación, no es acabado, ya que no se trata de numerus clausus, o
por lo menos no debería serlo, sino que debería ser ilustrativo, tomando en
cuenta que existen múltiples resoluciones que causan un agravio a las partes,
cuya impugnación no debería ser objeto de revocatoria, o en el peor de los
casos, no debería entenderse que no es impugnable. En todo caso esto es una
cuestión de técnica legislativa y de configuración procedimental que deberá
aclararse por intervención jurisprudencial o legislativa.
Efectos

El recurso de apelación, por razón de su interposición, produce los siguientes


efectos:

 Suspende la ejecución de la providencia judicial impugnada, ya que no puede ser


ejecutada ante la posibilidad de que sea anulada, revocada o modificada por el
tribunal superior.
 Inhibe al juez de continuar sustanciando el proceso cuya providencia judicial ha
sido impugnada; es decir, se produce un efecto suspensivo.
 Habilita la ejecución provisional.

En cuanto al segundo efecto enumerado, la interposición del recurso de


apelación provoca la necesidad del juez de remitir el proceso al juez
inmediatamente superior, para que conozca del mismo en apelación. Sin
embargo, como antes se vio, es posible apelar de diferentes resoluciones en
el transcurso del proceso, lo que implica que el juez debe darle el trámite a
las mismas y, consecuentemente, inhibirse de tramitar el proceso el mismo
número de veces que el justiciable recurra en apelación. Esto, sin duda
alguna, constituye una garantía de defensa para los justiciables, pero también
una obstrucción de la mecánica procesal, porque el proceso se suspende en
varias ocasiones, si reiteradamente se apela contra las resoluciones emitidas
por el juzgador. Esto sin obviar las “tácticas” de algunos abogados que
recurren con el fin de retardar la sustanciación de los procesos.

El juez no puede calificar la procedencia o no de la apelación, por lo que está


obligado a darle siempre el trámite legal a la misma (salvo que no se haya
interpuesto en tiempo), y a su vez, el justiciable no está en la condición de
dejar al azar la defensa de sus intereses, sino que tiene la posibilidad de
auxiliarse de los medios de impugnación que la ley le franquea, con el fin de
superar los agravios que las resoluciones judiciales le producen. Pero, la
continua interposición de apelaciones significa la dilatación del proceso y,
por lo tanto, la lentitud de la justicia. Entonces, ¿cómo solventar tal
situación? La respuesta a la pregunta es la apelación diferida, por ser una
táctica procedimental que permite la libre sustanciación del proceso hasta
dictar sentencia.

Apelación diferida

El articulo 155 LPF indica que, las apelaciones interpuestas durante el curso del
proceso, se acumularán para su conocimiento y decisión a la apelación de la
sentencia o de las resoluciones interlocutorias que ponen fin al proceso
haciendo imposible su continuación. Lo que se dice, prácticamente, es que
toda apelación contra una resolución interlocutoria se difiere a la apelación
contra la sentencia definitiva o contra el auto definitivo que cierra la primera
instancia (DORADO P., Antonio et. al, 2010, p. 636.).

Este precepto permite que el juez no esté en la obligación de remitir el


proceso al magistrado inmediatamente superior, cada vez que se apele
contra una resolución que no ponga fin al proceso, porque el efecto
suspensivo del que antes se habló no tiene lugar, sino que se desplaza o
prolonga hasta que se dicta la sentencia definitiva, si es que se apela de ella.
Sin embargo, esto no constituye una desventaja para el justiciable, en el
sentido que la resolución impugnada no recibirá el correspondiente examen,
sino todo lo contrario, constituye una garantía para sus intereses, ya que
puede interponer los recursos de apelación que estime procedentes (los
cuales se acumulan) y conocer el resultado de la sentencia definitiva. En este
caso, si no comparte la resolución de la sentencia definitiva, podrá apelar de
la misma, y el tribunal superior conocerá de dicha apelación más de las
apelaciones que se acumularon en el transcurso del proceso.

En el supuesto que no se apele de la sentencia definitiva, las apelaciones que


se difirieron (acumularon) perderán su razón de ser. Esto se debe a que las
apelaciones acumuladas son apelaciones anticipadas y subordinadas a la
apelación de la sentencia definitiva, porque puede ser que el justiciable haya
perdido interés en recurrir o, en el mejor de los casos, porque la sentencia
definitiva es favorable a su pretensión. De esta forma se evita la suspensión
continua del proceso, se procura que el juzgador dicte su sentencia y que el
justiciable conozca a la brevedad el contenido de la misma. Asimismo, se
favorece la celeridad y economía procesal.

Finalmente, debe tenerse en cuenta que lo diferido de la apelación hace


referencia a la postergación del conocimiento de la misma, salvo en ciertos
casos enumerados en el inciso 2 del artículo 155 inciso 2 LPF. Los casos en él
indicados no permiten la postergación de los efectos por interposición del
recurso de apelación, con el fin de garantizar el acceso a la protección
jurisdiccional. Incluso, hay otros casos en los que la apelación no es diferible
por razones lógicas, como cuando se declara inadmisible o improponible la
demanda, pues en estos casos no existirá la posibilidad de que se llegue a
pronunciar una sentencia definitiva, de tal forma que los efectos de la
apelación por su interposición deben ser inmediatos.

Referencia.

Sobre el recurso de apelación véase, DORADO P., Antonio et. al, Manual
practico de procedimientos civiles, El Derecho, sin lugar de publicación, 2010.

Si quieres citar este artículo, hazlo así:

PALACIOS, CRISTIAN. “APELACIÓN DIFERIDA”. Publicado en la Revista Jurídica


Digital “Enfoque Jurídico” el 25 de junio de
2015. http://www.enfoquejuridico.info/wp/archivos/3191
Definición de efecto
suspensivo
En el Derecho Procesal, el que se produce cuando una apelación o
recurso, contra la resolución de un juez o tribunal, paraliza la ejecución
del fallo o providencia hasta que decida sobre ésta o aquél el tribunal
superior. En principio, la apelación con efecto suspensivo, denominada
también en ambos efectos (tanto devolutivo como suspensivo), sólo
procede cuando esté expresamente reconocida (art. 383 de la Ley de Enj.
Civ. esp.). Como criterio general se admite en los siguientes casos: "lv.
De las sentencias definitivas en toda clase de juicios, cuando la ley no
ordene lo contrario. 2? De los autos y providencias que pongan término al
juicio, haciendo imposible su continuación. 39 De los autos y providencias
que causen perjuicio irreparable en definitiva" (art. 384). "Admitida la
apelación en ambos efectos, el juez remitirá los autos originales al tribunal
superior dentro de seis días, bajo su responsabilidad y a su costa, citando
y emplazando previamente a los procuradores de las partes para que
éstas comparezcan ante dicho tribunal en el término de veinte días" (art.
387).
Los "efectos" de la apelación en ambos efectos consisten en suspender
la ejecución de la sentencia o auto apelado, hasta que recaiga el fallo del
tribunal superior (art. 388). "También quedará mientras tanto en suspenso
la jurisdicción del juez para seguir conociendo de los autos principales y
de las incidencias a que puedan dar lugar, desde el momento en que
admita en ellos una apelación en ambos efectos" (art. 389). Se exceptúan
de esa regla, y podrá seguir conociendo el juez: 19 en los incidentes
sustanciados en pieza separada; 29 de lo relativo a la administración,
custodia o conservación de bienes embargados o intervenidos
judicialmente; 39 de lo relacionado con la seguridad y depósito de
personas (art. 390). En el juicio declarativo ordinario, interpuesta la
apelación en tiempo y forma contra la sentencia definitiva, el juez de
primera instancia, sin substanciación alguna, la admitirá en ambos efectos
(art. 679>. (v. APELACIÓN, EFECTO DEVOLU- TIVO, RECLUSO.)
http://universojus.com/diccionario/

Efecto Suspensivo
Autor: Ignacio Medina Lima
Esta entrada de la Enciclopedia Legal se ha clasificado en E, Terminos Jurídicos, EF
Efecto Suspensivo
Definición de EFECTO SUSPENSIVO en Derecho español

El que tiene un recurso cuando paraliza la ejecución de la resolución que con él se


impugna.

Concepto y Caracteres de Efecto Suspensivo

Definición y descripción de Efecto Suspensivo ofrecido por el Diccionario Jurídico


Mexicano(1994), de la Suprema Corte de Justicia de México: (escrito por Ignacio Medina
Lima ) En la época imperial del derecho romano quedó establecido el recurso de
apelación, apellatio, como medio legal de la impugnación de las sentencias pronunciadas
por los jueces y por otros magistrados en quienes el príncipe delegaba el ejercicio de la
jurisdicción. El apelante podía reclamar por esa vía, que prácticamente tuvo carácter
ordinario la incorrecta apelación o la no aplicación de la ley correspondiente al caso en
litigio, por el equivocado planteamiento de los hechos en la sentencia o por indebida
valoración de los mismos por parte del juez o del magistrado. No se admitía la apelación
por rebelde. Dada la ilimitada amplitud de los poderes del príncipe, la apelación podía
convertirse en un nuevo juicio cuando el apelante invocaba nuevos hechos o excepciones
no opuestas ante el a quo. La interposición del recurso podía hacerse en forma verbal
inmediatamente después del pronunciamiento de la sentencia por el juzgador o mediante
un escrito llamado libellus appellatorius, que en un principio se debía presentar dentro de
plazo de tres días y más tarde, bajo Justiniano, se amplió a diez días. La sola declaración
de que se apelaba de la sentencia por el litigante que se consideraba agraviado en ella,
producía de inmediato el efecto de suspender la ejecución de lo resuelto, según lo refiere
Arthur Engelmann. El juez a quo frente al libelo apelatorio quedaba obligado a resolver si
admitía o no el recurso. Si el juez o el magistrado cuya sentencia se impugnaba admitía el
recurso el efecto suspensivo resultante del acto de interposición se mantenía hasta la
decisión del asunto por el superior del a quo, que generalmente era el funcionario imperial
que lo había nombrado y al que por virtud de la apellatio se devolvía la jurisdicción. La
apellatio podía conducir a la revisión de la sentencia de un magistrado a otro de mayor
jerarquía en escala ascendente hasta llegar al tribunal del emperador, siempre que la
importancia del caso lo ameritara. Lo anterior demuestra como en la época mencionada, al
efecto devolutivo de la apelación se agregaba el efecto suspensivo a partir del momento
de interposición del recurso como se ha indicado.

Más sobre el Significado de Efecto Suspensivo

Más tarde el derecho canónico siguió casi sin cambios el sistema de la apelación romana,
que se adecuaba bien con la estructura jerárquica de la Iglesia. Surgió, no obstante, entre
los juristas el problema sobre la apelabilidad de las interlocutorias, que el emperador
Constantino había prohibido. El derecho canónico decidió por su parte admitir la apelación
en general contra toda clase de sentencias; pero conservando del derecho romano la
inadmisibilidad de la apelación del rebelde, contumax non apellat. Además, únicamente las
sentencias consideradas válidas eran impugnables en apelación. De no ser impugnadas
en tiempo, quedaban firmes e irrecurribles. De aquí que los juristas de la época trataran de
precisar diversos supuestos de nulidad de las sentencias. El plazo para apelar era de diez
días, contados de momento a partir de la emisión de la sentencia. Cuando se apelaba de
sentencia interlocutoria era obligatorio expresar en el escrito de interposición llamado
libellus appellationis (demanda de apelación) la materia a que debía contraerse el
reexamen, lo que no era necesario cuando la impugnación se dirigía contra sentencia
definitiva. Dentro de los treinta días siguientes a la interposición del recurso el apelante
debía solicitar del a quo las litterae dismisoriales, que consistían en una comunicación o
informe al superior acerca de sí la apelación había sido regularmente interpuesta, y se le
pedía al mismo tiempo al juez la remisión de los autos al ad quem. Cuando este último
estimaba que el procedimiento se había desarrollado regularmente, sentaba las bases de
una nueva litis contestatio en la que las partes podían alegar y probar nuevos hechos.
Cuando se trataba de interlocutoria el examen en la nueva instancia, como se ha dicho, se
limitaba a los puntos fijados por el recurrente, en tanto que la apelación contra sentencia
definitiva abría en realidad un novum judicium cuya decisión podía ser confirmatoria,
modificativa o revocatoria de la emitida por el inferior.

Desarrollo

Hugo Alsina, por otra parte, dice con referencia al efecto suspensivo del recurso, que el
derecho canónico, es vista de que en ciertos casos la suspensión del cumplimiento de una
sentencia podía acarrear perjuicios irreparables, como sería en los relativos a ministración
de alimentos, ordenó que en ellos se devolviera la jurisdicción al superior, pero sin
suspenderse la ejecución. Arthur Engelmann señala que es una cuestión controvertida la
de precisar si la apelación por sí sola motivaba la suspensión del procedimiento por el
tribunal inferior o si para producirla sería necesario un decretum inhibitoriale dado por el
tribunal de apelación. Como se ve, en ese tiempo se define ya la separación entre el efecto
devolutivo y el suspensivo del recurso que nos ocupa, separación que permanece hasta la
actualidad.

Recursos
Véase También
Bibliografía

Alsina, Hugo, Tratado teórico práctico de derecho procesal civil y comercial; 2a. edición,
Buenos Aires, Ediar, 1965, tomo IV; Aragoneses, Pedro, Técnica procesal, Madrid, Aguilar,
1958; Becerra Bautista, José, El proceso civil en México; 8a. edición, México, Porrúa,
1981; Devis Echandia, Hernando, Nociones generales de derecho procesal civil, Madrid,
Aguilar, 1966; Engelmann, Arthur, et al., A history of Continental Civil Procedure;
traducción, de Robert Wyness Millar, New Jersey, Rothman Reprints, Zamora Pierce,
Jesús, Derecho procesal mercantil, México, Cárdenas Editor y Distribuidor, 1977.

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