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HABLO
SU EXISTENCIA COMO PROBLEMA
^editorial
HERBERT HAAG
EL DIABLO
Su existencia como problema
Con la colaboración de
KATHARINA ELLIGER, BERNHARD LANG
y M EINRAD LIMBECK
JorgeJírévaib Wjera
BARCELONA
ED IT O RIA L HERDER
1978
Versión y adaptación castellana de M a r c i a n o V i l l a n u e v a
de la obra de H e r b e r t H a a o , Teufelsglaube,
Katzman Verlag, Tubinga
ISBN 84-254-0720-6
Es p r o p ie d a d D e p ó s it o legal: B. 5 .0 0 7 - 1978 P r in t e d in S p a in
P r ó l o g o ....................................................................................................... 9
Siglas y abreviaturas ................................................................................... 11
R E FLE X IO N E S G E N E RA LE S SOBRE EL T EM A . . . . 15
LA D O C T R IN A T R A D IC IO N A L SOBRE EL D IA B LO . . . 37
T eología sist em á t ica ................................................................................... 39
Teología católica, 1870-1970 ..................................................................... 39
La existencia del diablo y de los malos espíritus.................................. 39
Origen y actuación de los dem onios....................................................... 47
Teología y d u a lis m o .................................................................................. 50
Teología protestante................................................................................... 53
Friedrich Schleiermacher y el neoprotestantism o............................ 54
Martín L u t e r o ......................................................................................... 56
Modernas opiniones doctrinales .............................................................. 58
La existencia del diablo 58. — El origen del diablo 59. — El
problema del dualismo cristiano 59
Rudolf Bultmann y la teología contem poránea.................................. 60
L a instrucción catequética .....................................................................' 63
Catequesis c a t ó l i c a .................................................................................. 63
Los catecismos hasta 1955 ..................................................................... 63
Manuales catequéticos y enseñanza escolar......................................... 65
Los nuevos t e x t o s .................................................................................. 65
Catequesis p r o te s ta n te ........................................................................... 68
C a t e c i s m o s ................................................................................................ 68
Manuales c a te q u é tic o s ........................................................................... 69
O ración y l it u r g ia .................................................................................. 72
Misal Romano y B re v ia rio ..................................................................... 72
Bendiciones, conjuros y exorcismos....................................................... 74
S a c ra m e n to s................................................................................................ 75
E l magisterio de la I g l e s i a .............................................................. 78
índice
El magisterio extraordinario..................................................................... 78
Las alocuciones del papa Pablo v i ....................................................... 82
El magisterio o r d in a r io ........................................................................... 86 ^
C O N C L U S I Ó N ..........................................................................................423
9
Prólogo
H erbert H aag
SIGLAS Y ABREVIATURAS
p s e u d o e p íg r a f o s y m a n u s c r it o s del d e s ie r t o de ju d á
13
Siglas y abreviaturas
1
Reflexiones generales sobre el tema
16
Reflexiones generales sobre el tema
17
Reflexiones generales sobre el tema
18
Reflexiones generales sobre el tema
19
Reflexiones generales sobre el tema
7.0
Reflexiones generales sobre el tema
ponsabilidad y que no se rehuye es éticamente bueno. La represión del mal, que está
21
Reflexiones generales sobre el tema
22
Reflexiones generales sobre el tema
23
Reflexiones generales sobre el tema
24
Reflexiones generales sobre el tema
17. Para la problemática de culpa y código penal, cf. F . B a u e r , Das Verbrechen und
die Gesellschaft, Munich 1957, sobre todo 168-180 y 250s.
18. Éste y otros procesos similares de depravación son lo que constituyen para
E. Bloch lo auténticamente «diabólico»; cf. Aufklarung und Teufelsglaube, en O. S c h a ú ,
Hat die Religión Zukunft?, Graz 1971, 120-134.
19. A . M i t s c h e r l i c h , Aggression und Anpassung n , Psyche» 12, 1958-59, 523-537;
espec. 5 2 8 ; ahora también en Die Idee des Friedens und die menschliche Aggressivitát,
Francfort 1971, 37-95; espec. 80. Cf. también: Über Feindseligkeit und hergestellte Dumm-
heit, Francfort 1962, 42, donde, por un lado, Mitscherlich llama a la agresividad «ca
racterística específica de la sociedad» y, por otra, establece una conexión entre la es
tupidez inculcada por la educación y la agresividad socialmente manipulada.
20. A . M i t s c h e r l i c h , Aggression und Anpassung n , 5 2 6 y 77.
25
Reflexiones generales sobre el tema
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Reflexiones generales sobre el tema
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Reflexiones generales sobre el tema
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Reflexiones generales sobre el tema
29
Reflexiones generales sobre el tema
saje obligatorio, sino a la concepción del mundo, no obligatoria, de la Biblia. 2.° «No
perdáis la tranquilidad con creencias en el diablo, sino tomad en serio el pecado y
la gracia» (57). 3.° El diablo no es un ser personal, sino la personificación del pecado
(carta del 9 de junio de 1971).
33. Sc h r e in e r (cf. supra, nota 31) exterioriza incluso la sospecha de que el autor
ha elegido a propósito la forma literaria de meditación para poder deslizar sugeren
cias «sin tener que preocuparse de su demostración científica y su análisis crítico».
30
(
Reflexiones generales sobre el tema
31
Reflexiones generales sobre el tema
33
Reflexiones generales sobre el tema
que los resultados de las ciencias naturales exigen de los teólogos nuevas investigaciones
(cf. supra). De todas formas, también el Vaticano n se ha hecha acreedor a la censura
de que en él no se habla de «una clara y consecuente reconsideración del cristianismo
en el marco de la moderna concepción del mundo» (N.M. W i l d i e r s , Weltbild uní Theo
logie, Einsiedeln 1974, 384).
39. Así. por ejemplo, R a t z i n g e r 226: «La autoridad con que (Haag) emite su juicio,
es, pues, la de la concepción del mundo de su época, no la del intérprete de la Biblia.»
40. Para la mutua interdependencia entre las ciencias naturales y la teología cf., sobre
todo, la obra de Wildiers citada en la nota 38. Así por ejemplo, es indiscutible que
los conocimientos proporcionados por la ciencia sobre el origen del hombre han favo
recido la opinión exegética de que el relato de Gén 2s no se refiere al primer hombre
histórico ni a sus primeros hechos auténticos y han supuesto asimismo un poderoso
impulso para la afirmación dogmática de la compatibilidad del poligenismo con las
doctrinas de la Biblia y de la Iglesia (cf. W i l d i e r s 391: « L a evolución histórica de la
humanidad, tal como nosotros la conocemos, no ofrece ningún resquicio para la figura
de Adán, tal como la había bosquejado la teología tradicional»); cf. también N . L o h f i n k .
Die ersten Kapitel der Bibel nach der Intervention der Naturwissenschaft, en Bibelausle
gung (cf. supra, nota 37), 76-106; H . H a a g , Biblisches und naturwissenschaftliches Weltbild,
Graz 1971.
34
Reflexiones generales sobre el tema
35
Reflexiones generales sobre el tema
47. R. G u a r d i n i , Die Sinne und die religiose Erkenntnis, Wurzburgo 1950, 37 (ver
sión castellana: Los sentidos y el conocimiento religioso, Cristiandad, Madrid 1965).
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DOCTRINA TRADICIONAL
SOBRE EL DIABLO
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA
T e o l o g ía c a t ó l ic a , 1870-1970
1. Zur Frage tmch der Existenz des Teufels, en «Schweizerische Zeitung» 137, 1969,
473-475.489s espec., p. 489.
2. Traktat über den Teufel, Francfort 1961.
39
Teología sistemática
40
La existencia del diablo y de los malos espíritus
41
Teología sistemática
42
La existencia del diablo y de los malos espíritus
43
Teología sistemática
44
La existencia del diablo y de los malos espíritus
23. El ensayo fue difundido, en una acción concertada, en las publicaciones de las
diócesis de Ratisbona, Munich, Passau, Bamberg, Rottenburgo, Wurzburgo, Aquisgrán y
Espira, en la primavera de 1973 y luego reimpreso en la colección de artículos de Rat
zinger que llevan el título Dogma und Verkündigung. Munich 1973, 225-234.
24. Cf. supra, p. 33; además, infra, p. 60-62 y la cita de Schnackenburg en 201.
25. «Aquel poder misterioso .. que se oculta tras el nombre de Satán»; la palabra
«diablo» «alude» a un poder existente (225).
26.t En su artículo Abschied vom Teufel? (1971) no cita ni una sola vez su trabajo
de 1960.
45
Teología sistemática
46
Origen y actuación de ios demonios
30. C. Duquoc, Satan — sytnbole ou réalité, «Lumiére et vie» 78, 1966, 99-105.
31. D i e k a m p - J o s s e n 69.
32. B r i n k t r i n e 156.
47
Teología sistemática
48
Origen y actuación de los demonios
49
Haag. Diablo 4
Teología sistemática
Teología y dualismo
45. Ibidem, Herders Theol. Taschenlex. II, 21; cf. LThK. m , 145.
46. Sacramentum M undi i i , 2 52 .
50
Teología y dualismo
51
Teología sistemática
T e o l o g ía protestan te
53
Teología sistemática
54
Friedrich Schleiermacher y el neoprotestantismo
55
Teología sistemática
M artín Lutero
56
Martin Lutero
57
Teología sistemática
58
Modernas opiniones doctrinales
59
Teología sistemática
60
Rudolf Bultmann y la teología contemporánea
25. B u ltm ann, Theologie des Neuen Testaments, Tubinga 61968, 5 00.
26. Bu ltm ann, Theologie 259.
27. B u l t m a n n , Das Verstándnis von Welt und Mensch im Neuen Testament und im
Ciriechentum, en Gleuben und Verstelien I I , 51968, 59-78, nuestra cita e n 7 1 ; cf. también
Evangelium des Johannes 2 03.
28. B u l t m a n n , Evangelium des Johannes 240; Theologie 259s.
61
Teología sistemática
62
LA INSTRUCCIÓN CATEQUÉTfCA
C a t e q u e s is c a t ó l ic a
63
La instrucción catequética
64
Los nuevos textos
65
H aao n iíih lr. S
La instrucción catequética
66
Los nuevos textos
como tal vez nosotros nos imaginamos» (111). Los autores no ven,
pues, en las expulsiones de demonios ninguna prueba de la exis-
lencia del diablo.
En el centro de interés del Catecismo holandés se sitúan los
hechos salvíficos. En el relato de las tentaciones de Jesús de lo
que se trata es de renunciar al éxito en favor del servicio (96).
De los ángeles se dice: «Son mensajeros o fuerzas enviadas por
Dios... que la Biblia presenta a menudo en form a humana. E n
carnan la bondad de Dios, las poderosas fuerzas del bien que nos
asisten en este mundo. ¿Es su existencia m era presuposición de
la imagen bíblica del mundo o parte esencial de la revelación
divina? En cualquier caso, todo lo que de ellos se dice proclam a
el alegre mensaje de que Dios se ocupa y preocupa de mil m a
neras de nosotros» (461). Lo mismo habría que decir, sólo que
en sentido inverso, del diablo: las poderosas fuerzas del mal que
se oponen a nosotros en este m undo...
El Catecismo holandés fue el prim er intento por incorporar a
la instrucción práctica de la fe los nuevos conocimientos de la
teología. Desde entonces, la nueva pedagogía religiosa rechaza la fe
en la existencia del diablo 6. Esta nueva orientación se limita a de
clarar que no existe una respuesta definitiva al problem a del mal.
El mal es experimentado en su dimensión concreta y descrito con
los términos de culpa y pecado. Pero ni en el contexto del bautis
mo, ni en el de la redención, se habla del diablo. «U na reflexión
sobre los ángeles y los demonios ... sólo tiene sentido si desem
boca en un más profundo conocimiento de la omnipotencia de
Dios y del acto redentor de C risto » 7.
También en la obra ecuménica Neues Glauhenbuch 8 se desecha
la antigua concepción del diablo. Desde luego, en el libro se habla
6. En las m ás recientes publicaciones sobre el tem a n o ap arece ya la p a la b ra S atán
o d ia b lo . Así R . B l e i s t e i n , Kurzformel des Glaubens. Prinzip einer modernen Religions-
padagogik, W u rz b u rg o 1971; A. E x e l e r - G . S c u e r e r , Glaubensinformation. Sachbuch zur
theologischen Erwachsenenbildung, F rib u rg o de B risgovia 1971; B. D r e h e r , Glaubens-
síunden für Erwachsene, 2 vols., G ra z 1971-72. M . N ig g e m e y e r , Schuld und Sünde. Arbeits-
hilfen fü r den kaíholischen Religionsunterricht, n ú m e ro 1.°, P a d e rb o m 1973, 51, m en cio n a
el re la to de la p rim era caída sólo co m o «m odelo p lástico p a ra e x p lic ar el pecado».
7. E x e l e r - S c h e r e r 203.
8. J. F e i n e r . L. V i s c h e r y o tro s a u to re s, Neues Glaubensbuch. Der getneinsame
christliche Glaube, F rib u rg o de B risg o v ia /Z u ric h 91973; versión castellan a: Nuevo libro de
fe cristiana, H erd er, B arcelona 1977.
67
L a instrucción catequética
C a t e q u e s is p r o t e s t a n t e
Catecismos
68
M anuales catequéticos protestantes
31). De este poder nos ha redimido Cristo (GK 81) ld. Es digna
de nota la exhortación de Lutero a no buscar ayuda ni en el dia
blo ni en los santos (KK 17), lo que daría a entender que creía
en los pactos con el diablo, en la hechicería y la brujería.
El Heidelberger Katechismus de 1563, el más im portante y di
fundido, junto a los del mismo Lutero, y cuya posición teológica
se sitúa a medio camino entre luteranos y calvinistas, defiende en
este tema las mismas sentencias, aunque con menor expresividad
y detalle u. Su doctrina puede resumirse en las cuatro frases si
guientes: el diablo incitó al hombre al primer pecado en el pa
raíso (9). Desde entonces tiene el hom bre que luchar contra el
pecado y el diablo (22), «y, como dada nuestra debilidad, no po
dríamos resistir ni un solo instante y nuestros declarados enemi-
mos, el diablo, el mundo y la carne, nos presionan sin descanso»
(78), el cristiano depende por entero de la ayuda de Dios. Que
Jesús nos ha librado de la condenación y del diablo es, en este
catecismo, sentencia de fe.
Manuales catequéticos
69
La instrucción catequética
70
M anuales catequéticos protestantes
poder que quiere separar al hom bre de Dios se llama, bíblicam en
te, pecado y se experimenta en la tentación (43).
Así pues, y en resumen, también los libros catequéticos y de
instrucción religiosa de la esfera protestante — al menos los que
se apoyan en los resultados de la m oderna exégesis— se desentien
den del problema de la fe en la existencia del diablo, si es que
no rechazan expresamente esta existencia. Tam bién ellos se esfuer
zan por extraer el contenido teológico que los escritores neotesta-
mentarios han querido expresar en la figura del diablo.
71
O R A C IÓ N Y LITU R G IA
72
M isal rom ano y breviario
73
Oración y liturgia
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Sacram entos
Sacramentos
75
O ración y liturgia
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Sacram entos
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E L M A G ISTER IO DE LA IGLESIA
El magisterio extraordinario 1
78
la confesión de fe impuesta por Inocencio m , el año 1208, a los
valdenses convertidos \
Más frecuentes fueron las ocasiones en que la Iglesia tuvo que
rochazar la idea de un principio eterno del mal. El prim er testi
monio se encuentra en la carta de León i Quam laudab'üiter (447)
contra los errores de los priscilianistas, a los que acusa de here
jes porque afirmaban que el diablo no fue originariamente bueno
ni era, por naturaleza, obra de Dios; habría surgido del caos y
las tinieblas, no tendría creador y sería origen y esencia de todo
lo malo 5.
Contra este dualismo antibíblico, defendido sobre todo por los
cátaros (llamados albigenses en el sur de Francia) y, al parecer,
también por los valdenses, se dirigía la confesión de fe del concilio
Lateranense iv (1215). El pasaje de esta confesión, que sigue sien
do hasta nuestros días la declaración del magisterio básica en que
se apoya la dogmática tradicional sobre el d iab lo 6, dice así: «F ir
memente creemos y simplemente confesamos que uno solo es el
verdadero Dios, eterno... om nipotente... creador de todas las co
sas, de las visibles y de las invisibles, espirituales y corporales;
que por su omnipotente virtud a la vez desde el principio del
tiempo creó de la nada a una y otra criatura, la espiritual y la
corporal, es decir, la angélica y la mundana, y después la hum ana,
como común, compuesta de espíritu y de cuerpo. Porque el diablo
y demás demonios, por Dios ciertamente fueron creados buenos
por naturaleza; mas ellos, por sí mismos, se hicieron malos. El hom
bre, empero, pecó por sugestión del diablo» 7.
Para entender bien este texto conciliar es preciso, como en
4. D z 797, t 427.
5. Quod diubolus numquam fuerit bonus, nec natura eius opificium Dei sit, sed eum
ex chao et tenebris emersisse: quia scilicet nullum sui habeat auctorem, sed omnis nuil i
ipse sit principium atque substantia. Y a el co n cilio de T o led o del a ñ o 400 h a b ía fo rm u la d o
un an atem a c o n tra el que creyere q u e el m u n d o fue hecho p o r o tro D io s d istin to del que
la E scritu ra afirm a, cu an d o d ice: Al p rin cip io creó D ios el cielo y la tie rra (D z 199, t 29).
6. A este p asaje a lu d ía el p apa P ab lo vi en su alocución de 15 de noviem bre de 1972
(cf. in fra) y la S agrada C o n gregación p a ra la d o c trin a de la fe en el proceso de c o m p ro
bación d octrin al en ta b lad o c o n tra m i lib ro Abschied vom T eufel (c a rta del 9 de junio
de 1971). T am b ién alg u n o s teólogos, co m o O. S em m elroth, ven en esta d e clarac ió n c o n
cilia r una a u to rid a d de peso c o n tra una «despedida del diablo» («T heologie u nd Philoso-
phie» 45, 1970, 307s).
7. D z 800. t 428.
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E l m agisterio de la Iglesia
80
El m agisterio extraordinario
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I lio n fs.
El m agisterio de la Iglesia
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Las alocuciones del papa Pablo vi
83
El m agisterio de la Iglesia
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Las alocuciones del papa Pablo vi
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El m agisterio de la Iglesia
El magisterio ordinario
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E l m a g iste r io ord in a rio
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LOS DEMONIOS Y SATÁN EN EL
ANTIGUO TESTAMENTO
LAS CR EEN CIA S EN DEM ONIOS EN EL EN TO R N O
DE ISRA EL
la creencia en los dem o n io s, to d av ía viva, en tre los actu ales árabes de P alestina, T . C a-
n a an , Damonenglauben im ÍMnde der Bibel, L eipzig 1929. «El p alestin o actu al cree que
to d o suceso q u e n o puede explicarse co n sus cinco sen tid o s está c au sad o p o r poderes
so b re n atu rales... E sto s poderes so n la cau sa de sus dichas y, sobre to d o , de sus desd i
ch as... C ree q u e estos seres inexplicados dirigen to d o el universo, no según unas leyes
determ in ad as, sin o según su c ap rich o . Se siente inerm e an te ellos» (ls).
91
D em onios en el entorno de Israel
Mesopotamia
92
E gipto
Egipto
6. W M 124s.
7. V éase in fra, p. 107-109.
8. W M 49; W v o n S o d e n , Die Schutzgenien lam assu und Schedu in der babylonisch-
<issyrischen Literatur, «B aghdader M itteilu n g cn » 3, 1964, 148-156. Según E. D h o r m e , La
démonologie biblique, en c F e stsc h rift W . Vishen», M o n tp ellier 1960, 46-54, espec. p. 49.
L am assu se h a c o n v ertid o , p o r m etátesis, en el b íb lico semel ( D t 4,16; 2 C ró 33,7.15;
Ez 8,3.5).
9. C f. D . M e e k s , Génies, Anges, D ém ons en Egypte, S O 8,17-84; H . B onnet, R eal-
lexikon d er ag yptischen R eligionsgeschichte, B erlín 1952, reim p resió n 1971, a rtíc u lo Damon
(146-148).
10. B o n n e t 4.
11. A O B 558.565.567; A N E P 663s.
12. A unq u e los egipcios llam an dioses a Bes y T o eris, se les debe in c lu ir e n tre los
91
D em onios en el entorno de Israel
94
I enicia
95
D em on ios en el entorno de Israel
Arabia
96
Arabia
97
H aae FliaKin i
DEFENSA CO N TR A LOS DEMONIOS EN EL
EN TO R N O DE ISRA EL
98
D efen sa contra los dem onios
99
D em on ios en el entorno de Israel
100
D efen sa contra los d em onios
101
LOS DEM O NIOS EN EL AN TIGU O TESTA M EN TO
« S ólo Y a h v e h »
102
«S ólo Y ahveh»
103
L os d em onios en el A ntiguo Testam ento
104
R esiduos de las creencias en d em onios del m edio am biente
105
L os d em onios en el A ntiguo Testam ento
106
R esiduos de las creencias en d em onios del m edio am biente
107
L os d em onios en el A ntiguo Testam ento
108
R esiduos de las creencias en dem onios del m edio am biente
Azazel
109
L os d em onios en el A ntiguo T estam ento
16, en el ritual del gran día de la expiación22. Este ritual, que ha
bía tenido un largo proceso de formación hasta que llegó a su for
ma actual prevé en primer lugar un sacrificio de expiación del su
mo sacerdote, que inmola un novillo por sus culpas y las de su
familia. Luego echa suertes sobre dos machos cabríos. Inmola el
macho cabrío sobre el que ha caído la suerte «para Yahveh».
El otro macho cabrío, sobre el que ha caído la suerte «para Aza-
zel», no es sacrificado. A cabada la expiación por el santuario y el
altar con la aspersión de la sangre, alcanza el ritual su punto cul
m inante: el sacerdote pone sus manos sobre el macho cabrío vivo,
hace confesión sobre él de todas las iniquidades del pueblo y las
«carga» sobre el animal, que luego es conducido al desierto. «Así
el m acho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades [del pueblo]
hacia una tierra árida» (vers. 22a).
De los diferentes elementos que componen el ritual, sin duda
el m ás antiguo es el referente a la despedida solemne del macho
cabrío; es incluso probable que originariamente todo el ritual se
redujera a este único elem ento23, al que se añadieron más tarde
las aspersiones y demás ritos de expiación. Puede admitirse como
probable que, en la época preexílica, el día de la expiación con
sistía sencillamente en cargar, con una acción simbólica, los pe
cados del pueblo sobre un macho cabrío, que luego era expulsado
al desierto, para que pereciera allí junto con su carga pecamino
sa 24.
Pero la figura de Azazel, al que se envía el macho cabrío, in
troduce un nuevo elemento en el rito. Ahora ya no se trata tan
sólo de eliminar los pecados. Se trata también de aplacar a un
demonio, al que se considera señor del desierto y a quien se des
tina el macho cabrío Es preciso distinguir radicalmente entre
22. P a ra el d ía de la ex p iació n , el m a c h o cab río y A zazel, cf. R . d e V a u x 636-640;
E. V o g t , Bb 37, 1956, 386s; S . L y o n n e t , De ritu capri emissarii, VD 39, 1961, 35-38.
23. E l l i g e r , Leviticus 215.
24. Según u n a p rá c tic a p o s terio r (Joma vi, 6) el m ach o c ab río e ra a rro ja d o desde una
ro c a a u n desp eñ ad ero . E n efecto, h ab ía que ev ita r la p o sib ilid ad de que pu d iera regresar,
llevando de n u evo, co n sig o , los pecados a la ciudad.
25. El n o m b re d e Azazel no ha sid o aú n suficientem ente e x plicado. L a c o ntraposición
« p a ra Y ahveh» y « p a ra Azazel» (vers. 8ss) sugiere que Azazel es, p o r lo m enos, u n nom bre
de p e rso n a, si n o el n o m b re de u n D ios. Es evidente que Azazel era el sa'ir p o r excelencia
e n tre los se'irim , razó n p o r la cual se le h o n rab a o frecién d o le un sa'ir. Este intento de
a p la c a r a A zazel esp ecialm en te en el o to ñ o p o d ría estar re la c io n ad o con los peligros que
no
R esidu os de las creencias en d em on ios del m edio am biente
m
L os dem onios en el A ntiguo T estam ento
29. R . de V a ux 639.
112
R esiduos de las creencias en d em on ios del m ed io am biente
113
H aag, D ia b lo 8
L os d em onios en el A ntigu o T estam ento
Legislación ritual
114
R esiduos de las creencias en dem onios del m edio am biente
116
R esiduos de las creencias en d em onios del m edio ambienli'
T18
R esiduos de las creencias en d em onios del m edio malm ui>
43. U n caso sim ila r p o d ría d arse en el re la to de la c atástro fe que se ab atió so b re <*l
ejército de S enaquerib que estaba a se d ia n d o J eru sa lé n en tiem pos del rey E zequías. L a Biblín
da tres versiones del h ech o : 2R e 18,13-19; 37; Is 36s; 2 C ró 32. L as tres versiones coi»
cuerdan en que «el (o ; un) ángel de Y ahveh» d ev astó el c am p am e n to de los asirío s y for/A
su re tirad a . P ero m ien tras q u e 2R e 19,35 e Is 37,36 só lo afirm an q u e el ángel d e Y ahvcli
salió e hirió el cam p am en to asirio , en 2 C ró 32,21 se afirm a fo rm alm en te q u e Y ahveh envío
un ángel. Existe, p o r tan to , u n a c o in cid en cia de fo n d o c o n 2Sam 24 y lC ró 21 y, p o r l«»
que se refiere a la in tro d u cció n del m al’ak, d ebem os pen sar, tam b ién en este caso, en un
influjo del cro n ista so b re el relato a n te rio r (R eís).
44 H a estu d iad o este tem a de la tra sp o sic ió n de ¡o dem ónico a Y ah v eh P . Voi /,
Das Damonische in Jahwe, T u b in g a 1924 (pero véase tam b ién la c rític a de H . RXisÁnun.
The Idea of Hardening, H elsinki 1972, p a rtic u la rm e n te 47-52). « T odas las actu acio n es «i"'
la h u m an id ad atrib u y e, en general, a los d em o n io s, .. se resum en y se describen aquí ni
único Y ahveh» (V o lz 28). «Así, Y ah v eh se ha d e m o n izad o , y a la inversa, p o rq u e Y iliV tli
reasum ió to d o lo dem oníaco y, co m o era el m ás p o d e ro so de to d o s los dem onios. Im url
no necesitaba ya de o tro s dem onios» (31). C f. tam b ién , actu alm en te, J .L . CrknnIIAW ,
Prophetic Conflict, B erlín 1971, B ZA W 124, 77-90. E jem p lo s de textos en los que wc di-
signa a Y ah v eh co m o enem igo d em o n izad o serian , p o r Éx 4,24; 5,3; 2Sam 24.21; Inl»
6,4; 9,23s; 14,18s. P o r o tra p arte, Y ahveh n o h a b ría asu m id o ta n só lo las funcionen d i
los seres d em o n íaco s, sin o tam bién las fu n estas actividades de los dioses del m edio m iiblrn
te, com o el egipcio Set (W M 398), de los dioses b a b iló n ic o s de la peste E rra y N rm iil
(W M 63s.l09s), del ReSef can an eo (W M 305; cf. n o ta 51). Según R . d u M k*nii DU
B u i s s o n . Pages de m ythologie syrienne, «R iv. Stu. O rien t.» 42, 1967, 343-360, Ion Im nen,
p erros, to ro s y la espada de Sal 22,13-22 so n sím b o lo s del m aléfico dios AStar.
119
EL PECADO
El yahvista
120
El yahvista
121
El pecado
122
El yahvista
123
El pecado
124
El yahvista
125
El pecado
126
() se (ls
127
El pecado
Ezequiel
128
Ezequiel
129
El pecado
Salmo 51
19. E sto s tres térm in o s tam b ién se h a llan ag ru p ad o s en Jer 33,8; Is 43,24s; 59,12;
Sal 3 2 ,ls ; Jo b 13,23; 14,6s; D a n 9,24.
130
Salm o 51
131
SATÁN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
VA RIA CIO N ES EN LA CONCEPCIÓN DE DIOS
EN LA ÉPO CA DEL, E X IL IO
1. A d iferencia de lo que o c u rría en los p ro fetas preexílicos y exílicos, los poste »III • "«
(T ritoisaías, A g, Z ac, M al), au n q u e tu v ie ro n que c o m b a tir o c asio n a lm e n te alguna*
viaciones cúlticas (p o r ejem plo Is 65,3fe-5; M al 1,6*8), n o n ecesitaro n ya enfrentan»*' ......
el sincretism o religioso.
135
V ariaciones en la concepción de D io s
136
V ariaciones en la concepción de D io s
137
V ariaciones en la con cepción de D io s
138
V ariaciones en la concepción de Dios
139
V ariaciones en la concepción de D io s
E l «SATAN»
Zacarías
140
El «satan»
141
V ariaciones en la concepción de D io s
142
Job
Job
143
V ariaciones en la concepción de D io s
144
Job
1 1 rey presente en todo el imperio, su «ojo» lo hace, por así decir, omnis-
i le u le .
En la teología judía de la época postexílica alcanza una gran importancia
VNIk idea de la omnisciencia de Dios presente en toda la tierra. En los
ilmos y otros escritos exílicos y postexílicos se registra una predilección
l'Or presentar a Yahveh como juez universal, cuya mirada abarca todo el
inundo (Sal 11,4; 2; 33,13; 15; 102,20; Eclo 17,15.19s; 23,18-20; cf. también
'( ió 16,9). Pero es sobre todo Zacarías quien desarrolla este teologúmeno:
I ti su quinta visión nocturna ve un candelabro con siete lámparas (Zac 4,2)
W nc le da la explicación: «Son los siete ojos de Yahveh, que recorren
Milu la tierra.» Los dos olivos, a la derecha y a la izquierda del candela
bro, vierten aceite dorado, con lo que aseguran la luz de las lámparas,
im decir, la vigilancia ininterrumpida de Yahveh. En la primera visión
(1,8-10) aparece una patrulla de vigilancia, montada en caballos de diversos
•olores, enviada por Dios «para recorrer la tierra» (verbo h ithallek, como
o í Job 1,7; 2,2). Una imagen parecida hallamos en la octava visión (6,1-7),
donde cuatro carros, arrastrados por cuatro troncos de diferentes colores,
(un enviados a los cuatro puntos cardinales, con la orden de «recorrer la
liara» (de nuevo el verbo hithallek). Se hace notar expresamente que, antes
di emprender su viaje por el mundo, «se presentaron ante el Señor de
i"dii la tierra» (verbo hityasseb, vers. 5, lo mismo que en Job 1,6; 2,1).
I os caballos, los jinetes y los carros se refieren a mensajeros y siervos
Celestiales que expresan la presencia de Dios en toda la tierra.
Liste es el trasfondo espiritual e histórico sobre el que se deslizan las
meenas relativas al sátan de Job ls. Los «hijos de Dios» vienen a presen
tirse ante Yahveh (verbo hityasseb), es decir, a recibir sus órdenes, lo
mismo que los carros y caballos de Zac 6.5. También el sátan recorre la
Horra, como los ojos de Yahveh de Zac 4,10 (verbo hithallek), los caballos
l/.iic 1,1 Os) y los carros (Zac 6,7). Es, pues, indudable, que desempeña el
l'ipel de «ojo de Dios».
|t I p o r ejem plo H .S. N y b e r g , H istoria M u n d i I II , B erna 1954, 95: «El g ra n rey tenía
Bffttprc espías y “ o jo s” e n tre los sátrap as.»
[ IK. El prob lem a de los influjos iranios es m u ch o m ás acu ciante respecto d e los
■Nhlilocpígrafos; cf. el E x cu rso 2.
145
IH ftg , D iablo 10
V ariaciones en la concepción de D io s
146
Job
147
V ariaciones en la concepción de D ios
D u a l is m o c r e c ie n t e
Las Crónicas
148
Las Crónicas
149
V ariaciones en la concepción de D io s
Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de
sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su morada.
Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras
y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira de Yahveh contra
su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio (2Cró 36,14-16).
150
Las C rónicas
151
V ariaciones en la concepción de D io s
ISam 24 lCró 21
(]) Se encen dió otra vez la ira de (1) Alzóse Satán contra Israel e in
Yahveh contra los israelitas e incitó citó a David a hacer el censo del
a David contra ellos, diciendo: An pueblo.
da, haz el censo de Israel y de ¿0'
Judá.
(2) El rey dijo a Joab y a los jefes (2) Dijo, pues, David, a Joab y a los
del ejército que estaban con él: «Re jefes del ejército: «Id, contad los
corre todas las tribus de Israel desde israelitas desde Beerseba hasta Dan,
Dan hasta Beerseba y haz el censo y volved después, para que yo sepa
para que yo sepa la cifra de la po su número.»
blación.»
(3) Joab respondió al rey: «Que Yah (3) Respondió Joab: «Multiplique
veh tu Dios multiplique el pueblo Yahveh su pueblo cien veces más
cien veces más de lo que es y que de lo que es. ¿A caso no son, oh rey
los ojos de mi señor el rey lo vean. m i señor, to d o s ellos siervos de m i
Mas, ¿para qué quiere esto mi se señor? ¿Por qué acarrear culpa so
ñor el rey?» bre Israel?»
(4) Pero prevaleció la orden del rey (4) Pero prevaleció la orden del rey
sobre Joab y los jefes del ejército y sobre Joab, de modo que éste salió
salió Joab con los jefes del ejército y recorrió todo Israel, volviendo des
de la presencia del rey para hacer pués a Jerusalén.
el censo del pueblo de Israel.
152
Las C rónicas
[')) Joab entregó al rey la cifra del (9) Y Yahveh habló a Gad, vnl. m>
censo del pueblo. Había en Israel de David, en estos términos
NOOOOO hombres de guerra capaces
de manejar las armas; en Judá había
MIO 000 hombres.
(10) Después de haber hecho el cen- (10) «Anda y di a David: así dice
*o del pueblo, remordió a David el Yahveh: Tres cosas te propongo;
corazón v dijo David a Yahveh: «He elige una de ellas y la llevaré a
cometido un gran pecado. Pero aho- cabo.»
lii. Yahveh, perdona, te ruego, la
lillta de tu siervo, pues he sido muy
necio.»
(II. Cuando David se levantó por (11) Llegó Gad donde David y le
la mañana, le había sido dirigida la dijo: «Así dice Yahveh: elige pa
palabra de Yahveh al profeta Gad. ra t i:
vidente de David, diciendo:
(12) «Anda y di a David: Así dice (12) tres años de hambre o tres me
Yahveh: Tres cosas te propongo; ses de derrotas ante tus enemigos,
elige una de ellas y la llevaré a con la espada de tus enemigos a la
cabo.» espalda, o bien tres días durante los
cuales la espada de Yahveh y la
peste anden por la tierra y el ángel
de Yahveh haga estragos en todo el
territorio de Israel. Ahora, pues, mi
ra qué debo responder al que me
envía.»
( 13) Llegó Gad donde estaba David (13) David respondió a G a d : «Estoy
y le anunció: «¿Qué quieres que te en gran angustia. Pero ¡caiga yo en
venga, tres años de gran hambre en manos de Yahveh, que es muy gran
In país, tres meses de derrotas ante de su misericordia y no caiga en
lus amigos y que te persigan, o tres manos de los hombres!»
días de peste en tu tierra? Ahora
piensa y mira qué debo responder
ul que me envía.»
(14) David respondió a Gad: «Estoy (14) Yahveh envió la peste sobre Is
en gran angustia. Pero caigamos en rael, y cayeron de Israel 70 000 hom
manos de Yahveh, que es grande su bres.
misericordia. N o caiga yo en manos
de los hombres.»
153
V ariaciones en la con cepción de D io s
(15) Yahveh envió la peste a Israel (15) Mandó Dios un ángel contra
desde la mañana hasta el tiempo se Jerusalén para destruirla; pero cuan
ñalado y murieron 70 000 hombres do ya estaba destruyéndola, miró
del pueblo, desde Dan hasta Beer- Yahveh y se arrepintió del estrago
seba. y dijo al ángel exterm in ador: «¡Basta
ya! Retira tu mano.» El ángel de
Y ah veh estaba junto a la era de
Ornán el jebuseo.
(16) El ángel extendió la mano ha (16) Alzando David los ojos vio al
cia Jerusalén para destruirla pero ángel de Y ah veh que estaba entre
Jahveh se arrepintió del estrago y la tierra y el cielo con una espada
dijo al ángel que exterm in aba al desenvainada en su m ano, extendida
pu eb lo: «¡Basta ya! Retira tu mano.» contra Jerusalén. Entonces David y
El ángel d e Y ahbeh estaba enton los ancianos, cubiertos de saco, ca
ces junto a la era de Arauná el yeron rostro en tierra.
jebuseo.
(17) Cuando David vio al ángel que (17) Y dijo David a Dios: «Yo fui
hería al pueblo, dijo a Yahveh: quien mandé hacer el censo del pue
«Yo fui quien pequé, yo cometí el blo. Y o fui quien pequé, yo cometí
mal, pero estas ovejas ¿qué han he el mal; pero estas ovejas, ¿qué han
cho? Caiga, te suplico, tu mano so hecho? ¡Oh Yahveh, Dios mío, cai
bre mí y sobre la casa de mi padre.» ga tu mano sobre mí y sobre la
casa de mi padre y no haya plaga
entre tu pueblo!»
(18) Vino Gad aquel día donde es (18) Entonces e l ángel de Yahveh
taba David y le dijo: «Sube y le dijo a Gad que diera a David la
vanta un altar a Yahveh en la era orden de subir para alzar un altar
de Arauná el jebuseo.» a Yahveh en la era de Ornán el
jebuseo.
(19) David subió, según la palabra (19) Subió David, según la orden que
de Gad, como había ordenado Yah Gad le había dado en nombre de
veh. Yahveh.
(20) Miró Arauná y vio al rey y a (20) Ornán, que estaba trillando el
sus servidores que venían hacia él. trigo, se volvió, y al ver al ángel,
Entonces Arauná salió y se postró él y sus cuatro hijos se escondieron.
rostro en tierra ante el rey.
(21) Y dijo Arauná: «¿Cómo mi se (21) Cuando David llegó junto a Or
ñor el rey viene a su siervo?» David nán, miró Ornán, y, viendo a David,
154
Las C rónicas
(¿2) Arauná dijo a David: «Que el (22) Dijo David a Ornán: «Dame el
ley mi señor tome y ofrezca lo que sitio de esta era para erigir en él
bien le parezca. Mira los bueyes pa- un altar a Yahveh — dámelo por su
iii el holocausto, los trillos y yugos justo valor en plata — para que la
pura la leña. plaga se retire del pueblo.»
(24) Pero el rey dijo a Arauná: «No; (24) Replicó el rey David a Ornán:
i|U Íero comprártelo por su precio, n o «No; quiero comprártelo por su jus
quiero ofrecer a Yahveh mi Dios ho to precio, pues no tomaré para Yah
locaustos de balde.» Y David com veh lo que es tuyo, ni ofreceré ho
pró la era y los bueyes p o r cin locaustos de balde.»
tílen la s id o s de plata. (25) Y David dio a Ornán por el si
tio la suma de seiscien tos siclos de
oro.
(25) Levantó allí David un altar a (25) David erigió allí un altar a Yah
Yahveh y ofreció holocaustos y sa veh y ofreció holocaustos y sacrifi
crificios de comunión. Entonces Yah cios de comunión e invocó a Yahveh,
veh atendió a las súplicas en favor el cual le resp o n d ió con fuego d el
de la tierra y la peste se apartó de cielo sobre el altar d e l holocau sto.
Israel.
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V ariaciones en la concepción de D ios
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Las C rónicas
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V ariaciones en la concepción de D io s
158
Las C rónicas
159
V ariaciones en la concepción de D io s
Resumen
160
LA D EM O NO LOG fA DE LOS PSEU D O EPÍG R A FO S
161
lina#. D iablo 11
La d em onología de los pseudoepígrafos
162
Primer libro de H enoc
163
La d em onología de los pseudoepígrafos
164
El libro de los jubileos
165
La d em onología de los pseudoepígrafos
166
El libro de los jubileos
167
La d em onología de los pseudoepígrafos
Un nuevo paso nos lleva del libro de los Jubileos a los llama
dos Testamentos de los doce patriarcas (Testxij).
Este escrito, que ha llegado hasta nosotros sobre todo en griego y arameo,
aunque también en eslavo, consta de doce discursos de despedida que se
supone dirigieron los doce hijos de Jacob a sus descendientes. I^a opinión
más difundida supone que en el libro hay tres capas: un escrito judío bá
sico, ampliaciones judías e intercalados cristianos 16. El escrito judío básico
procede del siglo u a.C. y probablemente es anterior a la época macabea
(hacia 180 a.C.). Su autor sería, por tanto, contemporáneo de Ben Sira.
168
Qumrán
Qumrán
169
La d em onología de los pseudoepígrafos
19. El d u a l i s m o d e Q u m r á n h a s i d o a n a l i z a d o e n n u m e r o s o s t r a b a j o s ; c f . H . W m>-
berger, D er D u a lism u s in d en Q u m rá n sch riften , « A s i t. S t u d .» 8 , 1 9 5 4 , 1 6 3 -1 7 7 ; H .W . H u p -
p e n b a u e r , D er M e n sc h zw ischen zw ei W e lte n , Z u r i c h 1 9 5 9 ; J . B e c k e r , D as H e il G o ttes,
G o tin g a 1964, 3 7 -1 8 9 ; H engel 3 9 4 -4 0 7 y O s t e n -S a c k e n .
20. E n el c o n ju n to de m a n u sc rito s de Q u m rá n h a sta a h o ra aparecidos el n o m b re de
S atán figura só lo c u a tro veces ( O s t e n -S a c k e n 78, n o ta 2). M erece d estacarse p a rtic u la r
m ente la sú p lica de la o ra c ió n 11 QPs» 19, 15 = 11 Q P s“ P lea 15: «No p e rm ita s que
do m in e so b re m í S atán ni u n m al espíritu» (D J D J 4, O x fo rd 1965, 40.77s). M astem a
com o n o m b re p ro p io de S atán n o figura en los texto3 q u m rán icos. P ero sí se m enciona
a B elial, «ángel de la enem istad» (aV a k ha]m aétem ah), 1QM 13,11 C D 16,5, sus « p ro
yectos de en em istad » (m ahaSebet m a étem ah, 1Q M 13,4), el «do m inio de su enem istad»
(m e n íe le t m a S tém a lo , 1QS 3,23).
170
Qumrán
171
La dem onología de los pseudoepígrafos
Tras ser expulsado Adán del paraíso, Satán le hace saber que
ha sido él, Adán, la causa de su eterna condenación. Se inicia aquí
aquella leyenda que tan enorme influjo habría de tener m ás tarde
en la teología y en la conciencia cristianas.
Como hecho a imagen y semejanza de Dios, Adán sería más
glorioso — aquí la leyenda va más allá del texto bíblico — que
todos los ángeles. Dios pidió a éstos que veneraran a Adán como
imagen y semejanza divina. Miguel y sus ángeles obedecen. Satán
y los suyos se niegan y, en castigo, son arrojados del cielo a la
tierra. Satán no podía soportar que Adán viviera feliz en el paraíso.
Lleno de envidia y rabia, le induce a desobedecer a Dios y com
partir así el mismo destino que los ángeles arrojados.
172
Segundo libro de H en oc
173
La d em onología de los pseudoepígrafos
174
EXCURSO I: LA S E R PIE N T E D EL PA RA ÍSO
175
La serpiente del paraíso
5. F e l d m a n n 539.
6. C ita d o p o r F e l d m a n n 576.
7. M .-J. L a g r a n g e , L ’innocence et le peché, RB 6, 1897, 341-379, espec. 365s.
176
/</ exégesis reciente
177
La serpiente del paraíso
178
La exégesis reciente
179
La serpiente del paraíso
Sabiduría 2,24
180
Sabiduría 2,24
181
La serpiente del paraíso
24. J . R e i d e r , T h e B o o k o f W isd o m , N u e v a Y o r k 1 9 5 7 , lO s.
25. R e id e r 12.
26. R e id e r 4 0 .
182
Sabiduría 2,24
N o os busquéis la muerte
con los errores de vuestra vida;
no os atraigáis la ruina
con las obras de vuestras manos.
183
La serpiente del paraíso
184
Sabiduría 2,24
185
La serpiente del paraíso
186
Sabiduría 2,24
187
EX CURSO II: Z A R A T U ST R A Y E L DUALISM O IRA N IO
188
Zaratustra y el dualism o
3. C f . u n a s í n t e s i s e n K o n ig 4 3 s .
4. Z o ro a ster, e n S chlerath 118-164, e s p e c . 149-157.
5. R e ichsg rü n d er K yro s, e n W . E i l e r s , F estgabe d eu tsch er Ira n isten zur 2500 J a hrfeier
Jrans, S tu ttg a rt 1971, 55-63, e s p e c . 63.
6. D e l m i s m o m o d o D u c h e s n e - G u i l l e m i n , R e lig ió n 137. D e f i e n d e n fechas m u c h o m ás
a n t i g u a s V o n W e s e n d o n k , D as W e ltb ild der Iranier, M u n i c h 1933, 62 ( « a n t e s d e l s i g l o v i i i
a .C .» ) ; S c h a e d e r , G o tt u n d M en sch in der V erkü n d ig u n g Z a ra thustras, e n F e stsc h rift
L. C urtius , S t u t t g a r t 1937, 187-200; W id e n g r e n , G eistesw elt 135 ( e n t r e el 1000 y el 600,
« en t o d o c a s o ... m u c h o a n te s q u e lo s g r a n d e s re y e s a q u e m é n id a s » ).
7. A sí D u c h e s n e - G u i l l e m i n , O rm a zd 25: « (Z aratu stra) elevó al dios A h u ra M az d a h ,
antes dios su p rem o , a la d ig n idad de d io s ú n ico», cf. W i d e n g r e n , R elig io n sg esch ich te (84)s.
8. A h u ra = Señor, m azdah = sab io , es d ecir, el «sabio S eñor» o «el Señor, el O m nis
ciente» ( H in z 91). D a d o que m azdah puede ser ta n to a d jetiv o co m o a b stra c to fem enino,
tam bién p o d ría in te rp reta rse co m o «S eñor S ab id u ría» (así P . T h i e m e ).
9. Son m u ch o s los indicios q u e in sin ú a n q u e el n o m b re de A h u ra M az d a se re m o n ta
al m ism o Z a ra tu s tra ( H i n z 9 1 s ; tiene o tr a o p in ió n W i d e n g r e n , R e lig io n e n 8 1 ).
189
Zaratustra y el dualism o
190
Zaratustra y el dualism o
191
Zaratustra y el dualism o
192
Zaratustra y el dualism o
36. R e ic k e 882 habla de un sin cretism o ca ld e o -ira n io que abarca tam bién partes im p or
tantes de las con cep cio n es m ás difu n d id a s en el O rie n te P r ó x im o .
37. Pa ra el z erv a n ism o c f. J. D u ch esne - G u il l e m in , LThK x, 1356s; V o n W esend o nk
194
Zaratustra y el dualism o
195
SATÁN Y EL MAL EN EL NUEVO TESTAMENTO
JESÜS Y LA R E A L ID A D DEL M AL
199
Jesús y la realidad del mal
200
Jesús y la realidad del m al
201
Jesús y la realid ad del m al
Je s ú s y Sa t á n
im p orta n cia , para esta m archa atrás h acia la p r e d ic a c ió n o rig in a l de Jesús, el siguiente
esta do de la c u estió n : Me es el e v a n g e lio m ás a n tig u o (e sc rito h acia 65-70 d .C .). S irvió
de fu en te a Mt y Le (a m b o s h acia 70-100 d .C .)- C uando Mt y Le co in cid en co n M e,
u tiliza n M e . C u a n d o añaden datos q u e n o están en M e , o co in cid en s ó lo en tre sí y no con
M e, dependen d e una p erd id a «fu e n te d e logias (Logien qu elle, Q ), es decir, de una c o le c
c ió n especial de sentencias de Jesús. A d e m á s , lo s dos e la b o ra n su p r o p io m aterial esp ecífico
(r e c ib id o por tra d ic ió n o ra l o escrita ). En las co m p a ra c io n es que se hacen en las líneas
qu e siguen en tre lo s relatos de cada uno de lo s E v a n g e lio s pa rtim os siem pre de esta
situ ación .
5. C o m e n ta rio s y b ib lio g r a fía m ás frecu en tem en te c ita d a en nuestro estu d io : G . Baum
bach, Das Verstándnis des Bósen in den synopíischen Evangelien, B erlín 1963; F. Bo n n a r d ,
L ’Évangile selon Saint M atthieu, N e u c h á tel 21970; R . B u lt m a n n , D ie Geschichte der synop
íischen Tra d ition , G o tin g a 81970. C u a d ern o c o m p le m e n ta r io p rep a ra d o p o r G . T h e is s e n -
Ph . V ie l h a u e r , G o tin g a 41971; G .B . C a ir d , The G osp el of St. Luke, Lo n d res 21965;
Ph . C a r r in g t o n , A cco rd in g to M a rk , C a m b rid g e 1960; C .E .B . C r a n f ie l d , The Gospel
according to Saint M a rk , C a m b rid g e 1959; J. D u p o n t , D ie Versuchungen Jesu in der Wüsíe,
S tu ttgart 1969; E .E . E l l i s , The G ospel o f Luke, L o n d r e s 1966; N . G e l d e n h u y s , Com m en-
íary on íhe G ospel o f Luke, L o n d re s 51961; W . G r u n d m a n n , Das Evangelium nach Markus,
B erlín 51971; idem , Das Evangelium nach M aííháus, B e rlín 21971; idem , Das Evangelium
nach Lukas, B erlín 61971; F . H a u c k , Das Evangelium des Lukas, L e ip z ig 1934; P. H o f f -
m an n , Síudien zur T h e o log ie der L ogienquelle, M ü n ster 1972; J Je r e m ía s , D ie Gleichnisse
Jesu, G o tin g a 81970 (versió n ca stellan a: Las parábolas de Jesús, V e r b o D iv in o , P a m p lon a
1971); id em , T e o lo g ía del Nuevo Tesíam enío, S ígu em e, Salam anca 1974; idem , Neuíesfa-
m eníliche T h e o lo g ie i, G ü terslo h 1971; S .E . J o h n s o n , A Com m eníary on íhe G ospel accor
ding ío St. M a rk , L o n d re s 1960; E . K l o s t e r m a n n , D as Markusevangelium, T u b in g a 51971;
idem , Das Maítháusevangelium , T u b in g a 41971; idem . Das Lukasevangelium, T u b in ga 21929;
M .-J . L a g r a n g e , Évangile selon Sainí M a rc, P a rís 41947; id em , Évangile selon Saint M atthieu,
P a rís 71948; id em , Évangile selon Saint L uc, P a rís M 948; A . R .C . L eane y, T he Gospel
accord ing to St. Luke, L o n d res 1958; E. L o h m e y e r , Das Evangelium des Markus, G o tin g a
,81967; idem , Das Evangelium des M atíháus, G o tin g a 41967; J .H . M a r s h a l l , L uke: H isío-
rian and Th eolog ia n , E x eter 1970; K . H . R e n g s t o r f , Das Evangelium nach Lukas, G o tin g a
,51972; J. S c h m i d , E l Evangelio según san M a íe o , H e r d e r, B a rcelon a 21973; idem , E l Evan
gelio según san M a rcos, H e rd e r, B a rcelo n a 21973; id em , E l Evangelio según san Lucas,
H e rd e r, B a rcelo n a 21973; R . S c h n a c k e n b u r g , D e r Sinn der Versuchung Jesu bei den Synop-
tikern, T h Q 132, 1952, 297-326 ( = Schriften zum Neuen Testament, M u n ich 1971, 101-128);
H. Sc h ü r m a n n , D as Lukasevangelium I, F r ib u r g o de B r is g o v ia 1969; S. S c h u l z , Q — D ie
Spruahquelle der Evangelisten, Z u rich 1972; E . Sc h w e i z e r , Das Evangelium nach Markus,
G o tin g a 31973; id em , Das Evangelium nach M aííháus, G o tin g a 1973; V. T a y i .o r , The
Gospel accord ing ío Sí. M a rk , N ueva Y o rk 21966; en la ed ición alem ana (de la que se
tradu ce el te x to ca stella n o) las citas de lo s p se u d o e p íg ra fo s se tom an en general de la
tra d u cció n de E. K a u t z s c h , D ie A pokryphen und Pseudepigraphen des A líen Tesíamenís,
T u b in g a 1900, re im p resió n H ild e s h e im 1962. En la tra d u cció n de los textos de Q um rán
segu im os a E . L o h s e , D ie Texíe aus Qum rán, D a rm s ta d t 1964.
202
Jesús y Satán
203
Jesús y la realidad del mal
204
M aterial específico de M a teo
Le point de vue de M a tth ieu dans le chapítre des paraboles, en L ’Évangile selon M a tth ieu,
G em b lo u x 1972, 223s; A . K retzer, D ie Herrschaft der H im m el und die Sohne des Reiches,
Stuttgart 1971, 122-144; J .D . K in g s b u r y , The Paraboles o f Jesús in M atthew 13, L o n d re s
1969, 65s 94-110; R . Sc h n a c k e n b u r g , Gottes Herrschaft und R eich, F r ib u rg o de B ris g o v ia
M965, 109; W . T r il l in g , E l Evangelio según san M a te o II, H erd er, B a rcelo n a 21976, 38-44;
Baum bach 48s y o tro s más. D istin ta o p in ió n en M . D e G oedt, L ’explication de la parabole
de l'ivra ie ( M t X I I I , 36-43) R B 66, 1959, 32-54.
10. Lo in terpretan de o tra fo rm a E. H a en c h en , D er W eg Jesu, B erlín 1968, 175-177
y K in g b u ry 63-76, para quienes la p a rá b o la está tan re ferid a a la ex p lic a c ió n y respon de
tan p o c o a la realid ad que tam bién la p a rá b o la debe atribu irse a M t . P e r o en co n tra de
esta o p in ió n habla el sim ple hecho de q u e en el E v a n g e lio de T o m á s se encu entra una
fo rm a m ás co rta de la parábola, que es in depen dien te de M t . A d m ite n qu e la p a rá b o la
se rem on ta al m ism o Jesús J e re m ía s , Bo n n a r d , B r a u n , G r u n d m a n n , K a h l e f e l d , T r il l in g
y algunos otros.
205
Jesús y la realidad del m al
206
M a teria l específico de M a te o
207
Jesús y la realidad del m al
208
M a teria l específico de Lucas
IT <lo Satán (o B eliar) y de sus ejércitos al fin a l d e los tiem p os (c f. A s s M o s 10,1; Jub 23,29;
J llle n 54,4-6; 55,4; 69,27), p ero éstos no se iden tificaban con los d em on io s. C uando se
I hftbla del fin de los d em on io s, se está pen san do en la in terven ción de D io s . C f., adem ás
■ tic* lH e n 16,1; S L ev 26,6 ( = StB iv, 527) una discusión rabín ica del s ig lo II d .C ., desarro-
209
Jesús y la realidad del mal
210
M aterial específico de Lucas
32. C f. F o e r s t e r , T h W N T v , 580.
33. Pa ra la c o n e x ió n entre serpiente y escorp ión com o s ím b o lo de lo p e lig ro s o en
L e , cf. W . O t t , Gebet und H eil, M u n ich 1965, 109-112.
34. C f. H offm ann, Logienquelle 250-254; G rundm ann, Lukas 207; B a u m b a c h 178s.
211
Jesús y la realidad del mal
m
M aterial específico de Lucas
213
Jesús y la realidad del mal
214
M a teria l específico de Lucas
deordnung, Lebensordnung, en Ursprung und Gestalt, D ü sseld orf 1970, 108-150, espec. 129;
B ie t e n h a r d 213; L ea n ey, C a rrin g to n , G ru n dm an n , Schm id, K lo sterm a n n en sus respectivos
com en ta rio s.
49. A sí G rundmann y K l o s t e r m a n n en sus com en ta rios.
50. A sí D ie t r ic h 123; Fo erster, T h W N T vn , 156; G . S t a h l in , ThW NT i, 194. Lo
c ie rto es qu e nunca se d escribe una sem ejante a cció n de Satán en cu anto acusador, sino
qu e se a p o y a siem pre en una precedente cu lpa hum ana, c f. Z a c 3,1.4: Jub 48,18; lH e n 40,7
y passim .
51* A sí L eaney 270; pa recida m en te S c h m i d , Lucas 476, con una referen cia a L e 3,17;
B ie n t e n h a r d 213. No obstante, en ningún pasaje del N u ev o T es ta m en to aparece Satán
com o ejec u to r del ju ic io e s c a to ló g ic o , en el q u e «s e separa la paja del tr ig o » .
52. A sí tam bién O tt 7 8 s; S ch ü rm an n , Abendmahlsbericht 129; S c h m id , Lucas 476;
L agran ge, L uc 553, en tre o tro s autores.
53. C f. in fra 267s.
54. S obre estas peculiaridades litera rias, c f. m ás en particu lar S c h ü r m a n n , Abschiedsrede
103-110; D ie t r ic h 130s.136.174 n ota 21.
216
! os paralelos M e 8,33 y M t 16,23
55. A d m iten la historidad (au nqu e p o r diferen tes razon es) adem ás de S chw eizer, Schm id,
T a y lo r , C a rrin gton en sus co m en ta rio s a M a rc o s, tam bién E. D in k l e r , Petrusbekenntnis
und Satanswort, en Signum Crucis, Gesammeltc Aufsatze, T u b in g a 1967, 283-312, esp e c ia l
m ente 298s; G . M i n e t t e d e T í l l e s e , L e Secret Messianique dans l'Évangile de M a rc, París
1968, 274; A . V ógtle, Messiasbekenntnis und Petrusverheissung, en Das Evangelium und
die Evangelien, D ü sseld o rf 1971, 137-170, espec. 139-142; O . C ullm ann, Petrus, W erkzeug
des Satans und Werkzeug Gottes, en Vortrage und Aufsatze, T u b in g a 1966, 202-213; F . H ah n ,
Christologische Hoheitstitel, G o tin g a M966, 227s; S c h r e i b e r 195-198 y o tro s m uchos.
56. A s í, co n ra zón , D in k l e r 287s.
57. A s í B u l t m a n n , Trad ition 277, nota 1; G . K l e in , D ie Verleugnung des Petrus, en
Rekonstruktion und Interpretation, M u n ich 1969, 49-98, espec. 87.
58. E. H a e n c iie n , D ie K om position von Markus VI I I , 2 7 -IX .l und Par., NovT 6,
1963. 81-109, espec. 92: c f. tam bién K .- G . R e p l o h , M arkus — Lehrer der Gemeinde, Stu tt
gart 1969, 100-104. llO s.
217
Jesús y la realidad del mal
59. J. G n i l k a , Jesús Christus nach den jrühen Zeugnissen des Glaubens, M u n ich 1970,
68. T a m b ié n D u p o n t , Versuchungen 114s; D in k l e r 288 y otros.
60. C f. R. Pesch , Das Messiasbekenntnis des Petrus, B Z 17, 1973, 178-195.
61. H aenchen, W eg Jesu 296.
62. C f. Jub 17,15-19, 9; V it A d 16.20 y tam bién J .H K orn, II E IP A E M O E ,S t u t t g a r t
1937, 48-74.
218
I
219
Jesús y la realidad del m al
220
L a tradición com ún a los tres sinópticos
221
Jesús y la realidad del mal
28 »P e ro si yo expulso 20 »P e ro si yo expulso
los demonios en virtud los demonios por dedo
del Espíritu de Dios, es de Dios, es que el rei
que el reino de Dios no de Dios ha llegado
ha llegado a vosotros. a vosotros.
222
„
L a tradición com ún a los tres sincSpl i> >•'.
223
Jesús y la realidad del mal
224
L a tradición com ún a los tres m i ................
225
H aag, D ia b lo 15
Jesús y la realidad del m al
80. 209; de p a re cid o m odo Sc h m id , Lucas 294s; G rundm ann, Lukas 238; B. N o a c k ,
Satanás und Soteria, C o p en h ag u e 1948, 56; Th. L o r e n z m e ie r , Zum L o g io n Mt 12,28;
L k 11,20, en Neues Testament und ohristliche Existenz, Festschrift H. Braun, T u b in g a 1973,
289-304, espec. 293.
81. C f. StB i, 36.38.
82. C f. StB i, 613.
226
L a tradición com ún a los tres sinópticos
227
Jesús y la realidad del mal
85. C f. É x R 9.10: « L o s m agos del fa ra ó n no ven en los m ila g ro s o pera dos p o r M oisés
y A a ró n el «d e d o de D io s », sino la ob ra de los dem on ios, sobre to d o porq u e ello s m ism os
se consideran capaces de hacer cosas sem ejantes. A ten d id a esta du plicid ad de sign ificación
del m ila g ro , es perfecta m en te leg ítim a , desde la m en ta lida d judía, la p etición de una señal.
C f. la discusión sobre «la señ a l» al p rin cip io de É x R 9 : « R . Jehuda b a r R . Schallum d ijo :
Él (e l fa ra ó n ) h ab ló tal c o m o co n v e n ía : dadnos una señal. T a m b ié n encuentras lo m ism o
en « N o é .» Y co n c lu y e: «S i, pues, ya los justos piden señales, ¡cu ántos más los im p ío s !»
86. A s í Sc h m id y K lo sterm ann en sus r e s p e c tiv o s c o m e n t a r io s .
87. S c h u l z 479.
228
r
L a tradición com ún a los tres sinópticos
229
Jesús y la realidad del mal
230
L a tradición com ún a los tres sinópticos
231
Jesús y la realidad del m al
232
L a tradición com ú n a los tres sinópticos
99. C f. por el c o n tra rio B. H aenchen, W eg Jesu 72 que p rofesa ta m bién muy alta
estim a a este relato de la ten tación c o m o «p o e s ía d id á c tic a », p ero n o tiene d ific u lta d alguna
en a d m itir c o m o a u to r de la m ism a a un esc ritor cristian o.
100. C f. K .- H . Sc h e l k l e , Teología del Nuevo Testamento ii, H erd er, B a rcelo n a 1976,
298s: «E n la c r is to lo g ía n eotestam entaria h ay qu e distin gu ir en tre el títu lo de H ijo y el
de H ijo de D io s. En los textos sin óp tic os, Jesús habla d e sí m is m o c o m o H ijo , p ero no
se llam a nunca H ijo de D io s. Este ú ltim o títu lo es in d u d a b lem en te una c o n fe s ió n de
fe de la ig le s ia .» A sí tam bién Je r e m í a s , T h eolog ie i, 74. nota 1; J. E r n s t , Anfiinge der
C hristologie, S tu ttgart 1972, 21-31; P. P o k o r n y , D e r Gottessohn, Z u rich 1971, 28-36 y
otros.
101. D upont 102. se g ú n S c h m i d , M a teo 99.
102. C f. K orn 77.
103. D upont 102.
233
Jesús y la realidad del m al
104. D u pont 87, de acu erdo co n W .E . Bundy, Jesús and the First Three Gospels,
C a m b rid g e M ass. 1955, 62.
105. D upo nt 103.1 l i s . A sí tam bién S c h m id , M a teo lOOss; J e r e m ía s , Theologie i, 76s.
106. C f . n ota 96.
107. H offm ann, Versuchungsgeschichte 219. Están de acu erd o co n él G n i l k a 123-125;
Sc h u l z 187 (a l m enos en lo qu e respecta a la tercera ten ta ció n ). C o n tra esta in terpretación
h ab la el h ech o de qu e — a pesar de su gran actu alidad — desde esta perspectiva resulta
m uy d ifíc il ex p lic a r por qu é las com u n idades proto cristia n as, en frentadas con peligro s
p o lític o s , recu rriero n al te x to glo b a l de D t 6-8. L o m ism o piensa Sc h n a c k e n b u r g , Sinn 127.
234
L a tradición com ún a los tres sinópticos
235
Jesús y la realidad del mal
A c t i v i d a d d e Jesú s c o m o e x o r c i s t a
236
A ctivid a d de Jesús co m o exorcista
237
Jesús y la realidad del m al
ta rio s) ven en Me 5,1-20 sobre to d o un relato de exp u lsió n de dem on ios, no tienen sufi
cien tem en te en cuenta la verdadera in tención de M a rc o s. En e fe c to , «la s a m pliacion es y,
so b re to d o , la con clu sión de los vers. 18-20, con un m a rca d o acento m is io n a l-etio ló g ico ,
in dican qu e la usual design ación de “ expu lsión de d em o n io s ” no acierta a recoger la
ca ra cteriza c ión e in terp retación glo b a l de toda la p e r íc o p a » ( K er te l g e 103; tam bién en
térm in o s p a recid o s L o h m e y e r , M arkus 99).
112. Sc h ü r m a n n , Lukas i, 480 y, de igual m o d o , Baum b ach 203.
113. H .J . H eld , Mattháus ais Interpret der Wundergeschichíen, en G. Bo r n k a m m -
G. Barth - H .J . H e l d , U eberlieferung und Auslegung im Mattháusevangelium, N eu k irch en
61970, 164. T a m b ié n P e s c h , Gerasa 50-56; G r u n d m a n n , Matthaus 262-265; B o n n a r d 121s.
Pa ra la s ig n ific a c ió n de las afirm a cion es fu ertem ente reducidas de Mt sobre dem onios,
c f. B aum bach 118-120.
238
A ctivid a d de Jesús com o exorcista
239
Jesús y la realidad del mal
240
Jesús ante la realidad del mal
241
H aag. D ia b lo 16
Jesús y la realidad del m al
242
Jesús ante la realidad del mal
243
Jesús y la realidad del m al
130. A c e r c a del in acab ab lem en te d iscu tido prob lem a de c ó m o en ten d ió Jesús su muerte,
c f. H. Sc h ü r m ann, W ie hat Jesús seinen T o d bestanden und verstanden?, en Festschrift
J. Schmid, F r ib u rg o de B ris g o v ia 1973, 325-363: J. R oloff, Anfánge der soteriologischen
D eutung des Todes Jesu (M k 10,45 und L k 22,27) N T S 19, 1972, 38-64; H . P a t s c h , Abend-
m ahl und historischer Jesús, Stuttgart 1972, 151-225.
244
Jesús ante la realidad del m il
245
Jesús y la realidad del mal
246
EL M AL EN LOS E V A N G E L IO S SIN Ó PTIC O S
E v a n g e l io de M arcos
Así como Jesús no pasó por alto la realidad y el poder del mal,
tampoco el autor del Evangelio de Marcos se llamó a engaño sobre
esta realidad. Se le presentaba no sólo en los enfermos (1,32.34;
2,17; 6,55) y en los poseídos por espíritus impuros (1,23.26 y pas
sim), sino también en los malos pensamientos de los hombres
(SiaXoyi(T|jLol xaxol), en las «fornicaciones, robos, homicidios, adul
terios» (cf. 7,21 s). Y , sin embargo, no encontramos en su Evan
gelio ni una amonestación ante el mal ni una vinculación directa
entre el mal que aparece en la vida humana y Satán como su po
sible autor.
A l contrario, resulta indiscutible que, en opinión de Marcos,
el mal procede del corazón:
247
E l m al en los evangelios sinópticos
Todos estos vicios proceden del interior y son los que contaminan al
hom bre» (7,17-23).
248
O rigen y esencia del mal
249
El mal en los evangelios sinópticos
250
L a superación del mal
La superación del m al 10
251
El m al en los evangelios sinópticos
252
L a superación del m al
253
E l m al en los evangelios sinópticos
La acción de Satán
15. Pero tam bién aquí renuncia Me a tod a ex p lica ció n de las tentaciones de Jesús
por o b ra de Satán. No h ay nada qu e in diqu e q u e M a rc o s a dopte pa ra 1,13 la m ism a
a cep ción que en 8,33 (co n tra H o rstm ann 27, n ota 102; c f. tam bién n ota 17 de nuestro
te x to ). Con ra zó n aconseja B aum bach : «A c a s o sea m e jo r renunciar, co n D ib eliu s, a to d o
in te n to de e x p lic a r las ten tacion es de Jesús durante aquellos cuarenta días com o obra
de Satán y ver a q u í, en M a rc o s , tan s ó lo « la im agen típica del e n via d o de D io s que se
p repara para cu m p lir su m is ió n .»
16. Tam poco aquí el interés de M a rc o s se centra en la lucha de Jesús con tra Satán,
c f. supra, p. 238s.
17. Es discu tible qu e, en la repren sión de P ed ro , viera M a rc o s una in terven ción de
Satán; c f. R. P esch, Anfang des Evangeliums Jesu Christi, en D ie Z e it Jesu. Festschrift
H . Schlier , F r ib u rg o de B risgo via 1970, 108-144, espec. 142: «E l lec to r del E v a n g e lio de
M a rc o s advierte p ro n to qu e la vid a de Jesús fue una vid a llena de tentaciones. La p eti
c ió n de señales (8,1 1), la in terp retación de la ley (10,2) y la tom a de p o sició n p o lítica
(12,15) estaban en cam in adas a hacer ca er a Jesús. P ero M a rc o s en las tentaciones de
Jesús nunca vu elve a tratar de las tentaciones de Jesús c o m o o b ra de Satán, ni siquiera
cu a n d o aquellos pen sam ientos satánicos, que no son los pensam ientos de D io s , intentan
a p a rta r a Jesús del ca m in o de la pasión, q u erid o p o r la divin a vo lu n ta d (8,33). T a m b ién
tras el re la to del ep is o d io de G etsem a n í (14,32-42) se ocu lta la idea de una tentación,
com o se desprende claram ente de 14,38; pero aquí es el P adre m ism o qu ien alarga el
c á liz .»
18. B au m bach 50.
254
E v a n g e l io de M a teo
255
E l m al en los evangelios sinópticos
256
Origen y esencia del mal
23* T r il l in g , Israel 78. A s í tam bién G rundm ann, Mattháus 340-342; B o n n a r d 192-195;
N ciim id , M a te o 31 6 s; Loh m eyer, Mattháus 2 04; K re tze r 101-103. A n te tan cu id a d o so
y consciente tra b a jo de redacción del evan gelista, n o es necesario separar, c o m o in terpo-
Inción p o sterio r, la detallada cita de Isaías.
257
ll.ia e. D ia b lo 17
El mal en los evangelios sinópticos
nárselos para una justicia mejor (5,20), para el bien perfecto (5,
4 8 )24. Y todo bien que no es perfecto es mal.
Pero ¿en qué consiste para Mateo este bien perfecto, frente al
cual todo lo que no llega a esta meta es mal? El evangelista res
ponde a esta pregunta en la parábola de los trabajadores de la viña
(20,1-16), cuando hace que el dueño de la finca replique a uno de
los jornaleros: «A m igo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso
no conviniste conmigo en un denario? Pues toma lo tuyo y vete.
Y o quiero darle a este último lo mismo que a ti. ¿Es que yo no
puedo hacer en mis asuntos lo que quiera? ¿O vas a ver con en
vidia que yo sea generoso?» (20,13-15). Es malo y hace el mal,
por tanto, aquel cuyo corazón se cierra a otro que quiere hacer el
bien a quien no lo ha merecido. Esta bondad incondicional es la
que constituye la justicia verdadera, es decir, la justicia perfecta
de Dios. Dios hace salir su sol sobre buenos y malos y envía su
lluvia sobre justos e injustos (5,45). Por eso los hombres no deben
resistir al mal (5,39) y por eso, ya desde el principio entiende mal
la voluntad de Dios el que opina que la ley sólo prohíbe el ho
micidio, pero no la palabra airada (5,21 s), sólo el adulterio, no los
malos deseos (5,27s), sólo el juramento en falso, no el juramento
en sí (5,33-37), como si Dios no requiriera al amor humano ya des
de su primer movimiento.
Para Mateo, la ley entera pende del amor a Dios y al prójimo
(22,40). Por eso no entiende ni cumple al ley el que no deja que
su conducta esté completamente guiada por la misericordia de
Dios. Esto mismo indica la respuesta de Jesús, cuando se le pre
gunta por qué come con publícanos y pecadores: «N o necesitan
médico los sanos, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que
significa: Misericordia quiero y no sacrificio...» (9,10-13). Como
la ley no quiere otra cosa sino amor, la falta de piedad y la falta
de amor forman un binomio inseparable (cf. 24,12). De ahí que
Mateo no se esfuerza sólo por la ley y su recta interpretación
258
La superación del mal
Por todo lo dicho queda bien claro que para Mateo no puede
darse una lucha contra el mal y para la superación del mal. La
exigencia: « Y o os digo que no resistáis al m al» (5,39) es un pos
tulado programático para todos los discípulos, no sólo porque
los que hacen el mal deben ser conquistados con un amor mayor,
sino también porque estos discípulos han experimentado en sus
propias vidas el reino de Dios como gracia inconmensurable.
259
El mal en los evangelios sinópticos
29. M a te o c o m p a rte aquí las con cep cio n es del p r im itiv o ju d a is m o , c f. L im b e c k , Ohn
m achí 53-60. Pa ra la s ig n ific a c ió n de la idea del ju icio en M a teo , c f. G. B ornkam m
260
L a acción de Satán
La acción de Satán
30. Ésta es ta m bién la auténtica ra zón p o r la cual el evan gelista p reca ve fren te a lo s
m aestros de errores y los falsos p rofeta s, pues son ellos, en e fe c to , quienes seducen a lo s
«reyentes y les lleva n a in frin g ir la le y y , en consecu en cia, a e n tib ia r el a m o r, c f. 24-12.
31. C f. Baum bach 107 s . S c h w e iz e r , Mattháus 30-36.
261
El mal en los evangelios sinópticos
E v a n g e l io de L ucas
262
Origen y esencia del mal
263
El mal en los evangelios sinópticos
La acción de Satán
264
La acción de Satán
265
El mal en los evangelios sinópticos
266
La acción de Satán
41. Para la sig n ific a c ión del m o tiv o & yvoia (d es c o n o c im ie n to ) en Lu cas, c f. K. Ló-
n in g , D ie Saulustradition in der Apostelgeschichte, M ü n ster 1973, 120.124, 169-173.
42. V o s s 129.
267
El mal en los evangelios sinópticos
43. C o n tra Baum bach 178.198 s . De la d esign ación (la iit o v á ir¡<; iSixíctc, ( L e 16,9) y de
pasajes c o m o CD 4,17; 6,15; 8,5; lH e n 63,10; 96,5-7; 97,7-9 no se puede deducir, contra
lo que piensa Baum bach (160s), que «e l M am m ón sea para Lu cas lo que es básicam ente
injusto e im p ío ». C ie rto qu e CD 4,17 co n sidera a las riquezas com o la segunda de las
tres redes de B elial, p ero de o tro s pasajes se c o lig e que no se refiere a las riquezas en
sí, sin o a las in justam ente con segu idas (del m ism o m odo que en las dos restantes redes
de B elial no se h abla del m a trim o n io en sí, sin o de la p o lig a m ia y del m a trim o n io co n
sobrin as, c f. G. J erem ía s, D er Leh rer der G erechtigkeit, G o tin g a 1963, 95-105). Por lo
dem ás, la p alabra mmwn no design a en Q u m rán (co n tra lo qu e cree Baum bach, 160),
las p ropieda des injustam ente a dq u irida s, sin o las propiedades de la co m u n id a d : 1QS 6,2,
c f. CD 14,20; 1Q 27,1.2.5. N in g u n o de los pasajes en que se h abla del fu n esto in flu jo
de las riquezas sobre los h om bres p on en a éstas en relación co n una acción de Satán,
c f. Le 6,24s; 8,14; 12,13-21; 15,13s; 16,1-13.19-31. T a m b ié n A ct 5,1-11 constitu ye una
ex cep ción , p o rq u e lo que a qu í se a trib u ye a in flu jo satánico no es con serva r las riqu e
zas, sin o en gañ ar al E sp íritu S an to (5,3 .9).
268
La superación del mal
269
El mal en los evangelios sinópticos
46. S obre la p ecu liaridad de la ex igen cia de co n v ersió n en Lucas, cf. C onzelm ann,
M itte 210-216; U. W il c k e n s , D ie Missionsreden der Apostelgeschichte, N eu k irch en 1961,
178-186; M a r s h a l l , Luke 192-199; N e u h a u s l e r 128-130.
270
La superación del mal
271
El mal en los evangelios sinópticos
49. El am or de la pecad ora a Jesús es una consecuencia del que se le tiene a ella,
no un presupuesto para el perdón de los pecados qu e se le o to rg a , c f. Sc h m id , Lucas
215-218.
50. Je r e m ía s , Th eolog ie 155, com en ta acertadam en te: «E sta a m a bilidad (d e o frecerse
a co m e r en su m esa) es lo que desborda a Za q u eo . Lo que no habían con segu id o todas
las acusaciones y desprecios de sus conciudadan os, lo ha con segu id o la bo n d ad de Jesús...
A la gra cia sigue la co n versió n . La bon d ad de D io s es el ú n ico p o d er capaz de llevar
realm en te al h om b re a la co n v e rs ió n .»
272
La superación del mal
273
lliiuu. D ia b lo 1K
S A T A N O L O G ÍA Y D E M O N O L O G ÍA DE LA S
CARTAS P A U L IN A S
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Cartas paulinas
275
Cartas paulinas
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Cartas paulinas auténtu.i.
sobre tod os los h ijo s de la justicia, y to d o s sus pecados, crím enes, culpas y los escán
dalos de sus hechos están b a jo su p o d e r de acu erd o con el secreto de D io s , hasta su
tiem p o. Y todas sus plagas y los tiem p os señalados de su trib u la ció n están en el d e m o n io
de su persecu ció n ... Y la ten tación de to d o s cuantos cam inan en él (en el Espíritu S a n to)
a contece para sa lva ció n y para sobreab un dan cia de paz, m ientras los días duran, y la fe
cundidad de la sem illa con todas !as eternas ben dicion es, la a legría eterna en la vid a
perdu rable y un ro sa rio de g lo ria co n m a gn íficas vestiduras en la lu z e te r n a .» S im ila r
m ente en 1Q H l,1 7 s; 9,8-13.24s; 11,8s.
8. P u ede adm itirse c o m o segu ro q u e P a b lo pensaba en una de estas dos posibilid a d es
(cf. A c t 5,5.10). A s í lo creen tam bién C . K . Ba r r e t t , A Com m entary o f the First Epistle
to the Corinthians, L o n d res 1968, 126; H . C o n ze lm a n n , Der erste Brief an die K orinther,
G o tin g a 1969, 118; H . L ie tz m a n n - W .G . K ü m m el, A n die K orin th e r i.ii, T u b in ga 41949,
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Cartas paulinas
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Cartas paulinas auténticas
279
Cartas paulinas
280
Cartas paulinas auténticas
15. Sobre esto, recientem ente, F. M ussner, D er Galaterbrief, F rib u rg o de B risgo via
1974. 9-28.
16. Para o x o y e io v , c f. el artícu lo de G . D e l l INC., con este m is m o títu lo , en T h W N T
v il, 670-687; N. K ehl, D er Christushymnus im Kolosserbrief, S tu ttgart 1967, 138-145;
E. S c h w e i z e r , D ie « Elemente der W elt » G al 4,3.39; K o l 2,8.20, en Beitrage zur T h eolog ie
des Neuen Testaments, Z u rich 1970, 147-163; M ussner 291-303. D e l l in g y K ehl dan
a entender que no se puede establecer ninguna c o n e x ió n en tre este c o n c ep to y los poderes
de los espíritus antes de P a b lo . P ero no es ó b ice para la co m pren sión de G á l 4,3.9, porq u e
P a b lo n o se lim ita sim plem ente a recu rrir a una te rm in o lo g ía tra d icio n a l para, co n ayuda
de ella — y por prim era vez — p o d er establecer una com ú n característica de la r e lig io
sidad judía y la p agan a; p o r lo dem ás, cf. tam bién E. L o h s e , D ie Briefe an die Kolosser
und Philem on, G o tin g a 1968, 150, nota 1; J. L ahnem ann, D er Kolosserbrief, G ü terslo h
1971. 68-70.
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Cartas paulinas
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Cartas paulinas auténticas
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Cartas paulinas
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Cartas paulinas autcniu.r.
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Cartas paulinas
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Carta a los Colosuisrs
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Cartas paulinas
t in . Colossians, E x eter 1972, 79, en un cscrito a p o c a líp tic o a n ó n im o del ju daism o del
s ig lo i a .C ., se design ab a co n esta m ism a p alabra de x£ipÓYPa<Pov. P ero no por esto
los ángeles acusadores se co n v ertía n ya en espíritu s m a lé v o lo s (así M a r t in , ibidem ;
p ero c f. en co n tra, p o r eje m p lo , Jub 4,5s).
29. C f. so b re esto esp ecialm en te L ahnem ann 83-104; H. H egermann, D ie Vorstellung
vom Schópfungsm ittler im hellenistischen Judcntum und Urchristentum , B erlín 1961, 161-
168. La ten ta tiva de N. K eh l, Erniedrigung und E rhóhung in Qumrán und Kolossá,
ZhTh 91, 1969, 364-394, de d eriva r del ju daism o la h erejía colosen se, tiene el in con ve
n ien te de a d o p ta r una actitud a ntignóstica u n ila teral, que no ha p erm itid o a su au tor
c o n sid era r otras co n e xio n e s h istoricorrelig ios a s . T a m b ié n está dem asiado u nilateralm en te
o rie n ta d o al p r im itiv o ju daism o el estu dio de F . O . F r a n c is , H u m ilily and A ngelic Worship
in C o l 2,18, S tT h 16, 1962, 109-134.
288
Carta a los Colosenses
30. Una ten ta tiva de este tip o no deb ía ju zgarse, en ningún caso, com o tra ició n
a la p ro p ia fe. T a m b ié n en F iló n co n flu ía n la fe de los padres, la filo s o fía , las fo rm a s
m istéricas y la ascesis. En d efin itiva , lo que el lib r o cu arto de los M a ca b eo s intenta es
constru ir un sistem a filo s ó fic o ju d ío so b re el terren o de la o b ed ien cia a lo s preceptos,
cf. L a h n e m a n n 97-99.
31. En este aspecto, c f. sobre to d o S c h w e iz e r (supra, nota 16).
289
H a a c. D ia b lo 19
Cartas paulinas
290
Carta a los Colosenses
291
Cartas paulinas
36. Ib id em 27s.
37. Ib id em 17.
292
Carta a los Efesios
38. C f. sobre esto, adem ás de las in trod u ccion es, G n i l k a , Epheserbrief 7-13.
39. C f. Epheser 141-152.185-189; E . S c h w e i z e r , D ie K irch e ais Leib C h risti
G n il k a ,
in den paulinischen Antilegom ena, T h L Z 8 6 , 1961, 241-256, espec. 253s.
40. KoopioxpáTopeq se con oce en los escritos rab ín ico s c o m o p alabra ex tra n jera . E n la
a stro lo g ía sirve para designar a los plan etas com o señores del cosm os. Son ello s ta m
bién los que determ in an los destinos h um ano3, c f. W . M i c h a e l i s , art. xoapioxpdcT<op , T h W N T
in . 913.
293
Cartas paulinas
294
Carta a los Efesios
295
S A T A N O L O G ÍA DE LOS ESCRITOS JOÁNICOS
1. Dado qu e las d ivergen cia s de len gu aje y c o n ten id o entre el E va n g elio de Juan
y las cartas de Juan p o r una parte y el A p o ca lip sis de Juan p o r o tra son tan notables
qu e n o pueden ex p lica rse sa tisfa cto ria m en te en la h ipótesis de un m ism o a u to r p ara tod os
estos escritos, en las líneas qu e siguen no en u m eram os el A p o c a lip s is entre los libros
jo án ico s. C f. sobre esto W ik f.n h a u s e r -S c h m id 923-927; K ü m m e l, Einleitung 414-417. P ara
la re la c ió n en tre el E v a n g e lio de Juan y las cartas qu e llevan su n om bre, c f. R. Schna-
ck en b u rg, D ie Johannesbriefe, F rib u rg o d e B risgo via 21963, 34-38.295-301 (trad. castellana
en p rep a ra ció n ). En ra zón de las no desdeñables diferen cia s y m atizacion es teo lóg ica s
en tre la p rim era carta de Juan y el cu a rto E v a n g e lio , no son p ocos los investigadores
q u e se in clin an a atribu ir estos escritos a dos autores d iferen tes (c f. in fra , nota 18). D e
tod as fo rm a s , es in du dable qu e el au tor de la prim era carta de Juan «d e b ió estar en
ín tim o c o n ta cto co n el E va n gelista , ya sea com o d iscípu lo d irecto o com o m iem b ro de
un gru p o fo rm a d o según las enseñanzas joán icas y co n s erva d o r de sus tra d icio n es»
(S c h n a c k e n b u r g 38; son de la m ism a o p in ió n W ik e n h a u s e r - S c h m id 621-623; K ü m m e l,
Einleitung 390-392.
2. E n Juan se encuentran las siguientes d en o m in ación del d ia b lo : « d ia b lo » ( 6idc(ioXo<;:
Jn 6,70; 8,44; 13,2; lJn 3,8.10), « S a tá n » (a a x a v á c ;: Jn 13,27), «e l M a lo » (o el M a lig n o :
6 7 to v 7 ) p ó c : lJ n 2,13.14; 3,12: 5,19), «el prín cip e de este m undo» (ó ócpy.cov to ü x ó < ;u.o u
296
El diablo, padre de los judíos
Pero desde que vino el H ijo de Dios para destruir las obras del
diablo, este dominio diabólico está quebrantado (U n 3,8). Desde
entonces ha sido juzgado y arrojado fuera el «príncipe de este
mundo» (Jn 12,31; 16,11). Desde entonces, ya no se atreve a tocar
a los engendrados por Dios (lJn 5,18).
Esto no significa, desde luego, que el diablo haya renunciado
por entero a hostigar a los cristianos. En la forma de «anticristo»
intenta destruir de nuevo la comunidad de los creyentes (cf. Un
2,18s.22). Pero esto no debe producir temor en los cristianos ya
que pueden, como Cristo, vencer al enemigo (cf. Un 2,13s).
Un análisis más detallado pondrá en claro la discutibilidad de
esta satanología.
297
Satanología de los escritos joánicos
5. Por esta m ism a época insertó z\ ju daism o, en las llam adas «d ie c io c h o b en d icio
n es», la «m a ld ic ió n de los h e reje s»: «N o haya esperanza para los renegados y to d o s los
herejes p arezcan en un instante y sea qu eb ra n tad o y destru ido el im p e rio in solente
(= R o m a ). A la b a d o seas tú, Y ah veh , qu e quebrantas a los in solen tes.» C f. StB iv, 212s;
W. S ch ra ge, art. á7roouváyoYOC, T h W N T v i l , 845-850.
6. C f. R . S ch n a ck en b u rg, D ie Messiasfrage im Johannesevangelium, en Neutestamentli-
che Aufsátze, Festschrift J. Schmid, R a tisb o n a 1963 , 240-264, espec. 249-252. A sí tam
b ién S c h w a n k 118s.228; B r o w n 479.
7. R. S ch n a ck en b u rg, Das Johannessevangelium i, F rib u rg o de B ris g o v ia 21967, 148.
A sí ta m bién K ü m m e l, Einleitung 196s; H . L e r o y , Ratsel und Missverstándnis, Bon n 1968,
172-178.
8. C f. E. G rasser, D ie antijiidische P olem ik im Johannesevangelium, N T S 11, 1964-
65, 74-90.
298
El diablo, padre de los judíos
9. Sc h u l z , Johannes 137.
10. P a ra un análisis m ás deta lla do, c f., adem ás de P. von der O s te n -S a c k e n , G o tt
und Belial, G o tin g a 1969, M. L im b e c k , D ie W urzel der biblischen Auffassung vom
Teufel und den Dam onen (p u b lica d o en 1975 en el cu aderno 3 de c C o n c iü u m »).
299
Satanología de los escritos joánicos
300
Los príncipes de este mundo
301
Satanología de los escritos joánicos
302
El Anticristo
/■,'/ Anticristo
20. Son m uchos los ex p o sitores qu e ven en Me 13,14 y Mt 24,15 una alu sión al
A n ticristo , p ero existen graves dificu ltades para a d m itir esta in terpretación de lo s pasajes
•in ó p tico s; c f. Sc h n a c k e n b u r g , El Evangelio según san M arcos 2, H erd er, B arcelona
1973, 209s, apoyá n d ose en R. Pesch , Naherwartungen, D u sseld orf 1968, 140-147: « E n los
eva n gelio s s ó lo en este lu gar se m en cio n a esta figura de la espera cristian a del fin de
los tiem p os; una in d ica ció n perso n a liza n te del A n tic ris to s ó lo se da en 2Tes 2,3-10:
j ("E l h om b re im p ío , el h ijo de p erd ició n , el a d versa rio ” ). M ás im p orta n cia tien e la ob-
Rcrvación de qu e el A n tic r is to en tra ría a q u í prem atu ram en te d en tro del esquem a, p orq u e
tod avía m ás tarde se habla de fa lsos cristos y falsos profetas. Según 2Tes 2,8, el A n ti
cristo d eb ería ser ven cid o y elim in a d o in m ediatam en te antes de la parusía del S e ñ o r.»
Por eso resulta m ás ló g ic o ver en « la a b o m in a c ió n de la desola ción , erigid a do n d e no
deb e» (M e 13,14) a los rom a n os y acaso, m ás concretam en te, al co n q u ista d o r T ito
(S c h n a c k e n b u r g , M arcos, ib id ).
21. C f. StB n i, 637s; S c h n a c k e n b u r g , Johannesbriefe 147.
303
Satanología de los escritos joánicos
304
El Anticristo
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Satanología de los escritos joánicos
306
El Anticristo
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S A T A N O L O G ÍA DE LOS Ú L T IM O S ESCRITOS
N E O T E S T A M E N T A R IOS
308
¿Reverencia también al diablo?
309
Últimos escritos del N T
4. A d ife ren cia de Jds 7, G en 19 habla tan s ó lo de un in ten to fallido de los so dom ita s
de abusar sexu alm en te de los ángeles en via d o s a L o t. « N o puede responderse a la pregunta
de si el au tor se a p o ya b a aquí en tradicion es judías o es que no c o n o c ía suficientem ente
b ien su B ib lia » (W . S c h r a g e , D e r Judasbrief, en D ie Katholischen Briefe, G o tin g a 1973,
217-232, espec. 225).
5. K u p ió ttk puede usarse en el N u ev o T esta m en to com o títu lo de poderes angélicos
(c f. E f l,2 0 s; C o l 1,16). P e r o en este sen tido la palabra siem pre a pa rece en plu ral. P o r eso,
en este lu ga r xupiÓTT)<; se refiere al señ o río de C risto. « E l a bstracto se usa aquí para sig n i
fic a r lo c o n c reto (c o m o ocu rre, p o r ejem p lo , co n nuestra ex p resión «s u m a jes ta d », que se
rem o n ta a la a n tigüedad ta rd ía ) y la p alabra se refiere al Kyrios m is m o » ( K . H . S c h e lk le ,
D ie Petrusbriefe, D e r Judasbrief, F r ib u rg o de B risgo via 31970, 157). A s í tam bién J. M i c h l ,
Cartas católicas (en el to m o v m del «C o m e n ta r io de R a tisb o n a al N T » , H erd er, B arcelona
1976) 420; J .N .D . K e lly , A Com m entary on the Epistles o f Peter and o f Jude, Lo n d res
1969, 262; S c h r a g e 226.
6. S obre Só^ai c o m o d esign ación de los ángeles, cf. G . K i t t e l , art. 8ó!;a„ T h W N T i!,
245-258, espec. 255.
310
¿Reverencia también al diablo?
311
Últim os escritos del N T
2,4 describe la caída de los ángeles con tonos mucho más precavi
dos que Jds 6; evita en 2,17 llamar a los maestros de error «estre
llas fugaces» (a diferencia de Jds 13, que se da la mano en este
punto con lHen 18-21) y pasa por alto la cita literal de lHen 60,8
que aparece Jds 14s.
3.° Esta consciente renuncia a los apócrifos veterotestamenta-
rios determina que algunos pasajes de 2Pe sólo puedan compren
derse desde el trasfondo de Jds (cf. por ejemplo 2Pe 3,6 Jds 6;
2Pe 2,l i s con Jds 9s l0, 2Pe 2,17 con Jds 12s). También éste hecho
demuestra que 2Pe 2,4-18 es una elaboración posterior de Jds 5-16.
De acuerdo con todo lo antedicho puede entenderse 2Pe 2,10s
como una corrección tácita del autor de esta carta a la carta de
Judas ".
Esta crítica intraneotestamentaria a la aceptación de leyendas
judías dentro de la fe cristiana tienen vastas consecuencias. En
efecto, la carta de Judas se apoya en varios pasajes en leyendas
judías, y fueron cabalmente estos pasajes los que ejercieron una
profunda influencia en la doctrina dogmática tradicional sobre Sa
tán y la caída de los ángeles.
R ia lp , M a d r id *<1969).
312
L a caída de los ángeles
313
Últim os escritos del N T
314
La caída de los ángeles
16. C f. M ic h l 187 y S pic q 201s que, en este c o n tex to habla, co n ra zón , del c retra to
ro b o t de un h e ré tic o ».
Últimos escritos del N T
316
El enemigo es siempre el diablo
317
Últimos escritos del N T 1
vieron. Se pusieron a gritar con fuerte voz: ¿Hasta cuándo, Dueño
santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin tomar venganza
por nuestra sangre de los habitantes de la tierra?» (A p 6,9s).
En definitiva, resulta insoluble la contradicción existente entre
estos vers. de una parte y Rom 8,31-34 y L e 23,34, A ct 7,60 de
otra. Bastará aquí con señalar el espíritu con que el Apocalipsis
de Juan contempla a los enemigos de los cristianos. Resulta desde
luego difícil identificarle con el Espíritu Santo, con el espíritu
de la verdad.
318
SÍNTESIS R E TR O SPEC TIV A
319
Síntesis retrospectiva
320
Síntesis retrospectiva
321
Síntesis retrospectiva
que están cegados «por el dios de este mundo» todos aquellos que,
en razón de sus raíces religiosas y filosóficas, no pueden creer en
el mensaje cristiano (cf. 2Cor 4,3 con la declaración Nostra aetate
del concilio Vaticano n sobre las relaciones de la iglesia con las
religiones no cristianas).
Así como no es posible seguir proclamando el Evangelio de
Jesús sin proclam ar el mensaje de la bondad del Padre y de la
incondicional voluntad salvífica de Dios, no se quita en cambio
nada a este Evangelio si se prescinde de las afirmaciones satano-
lógicas de los escritores neotestamentarios del último período. El
mismo Nuevo Testamento nos hace saber que la renuncia a la
satanología neotestam entaria no supone traición alguna a su teo
logía. En efecto, ya en los mismos autores neotestamentarios en
contramos ejemplos de renuncia crítica a determinadas afirmacio
nes satanológicas y demonológicas de autores anteriores (cf. la
segunda carta de Pedro con la carta de Judas).
Tam poco pueden aducirse como prueba de la realidad de Satán
las «virtudes y potestades» de que hablan Pablo y el autor de la
carta a los Colosenses. No se trata, en efecto, de seres caídos,
opuestos a Dios, sino más bien de seres que pertenecen a esta
(buena) creación de Dios, como sus energías y estructuras. De ahí
que tam poco se puedan equiparar tales «virtudes y potestades»
con las poderosas corrientes políticas y económicas del mundo mo
derno. U na tal actualización de las afirmaciones paulinas no haría
sino dificultar la recta valoración del mal.
Quien, a pesar de todo, y ante la realidad del mal en este mun
do, esté dispuesto a contar con Satán como señor de este mundo,
como enemigo y seductor, se comporta, en definitiva, de modo
similar al de aquellos cristianos de Corinto que, como creyentes,
se dejaban insertar de nuevo en el mundo de los demonios (cf.
IC or 8,5s; 10,19s), ya que en última instancia concede a Satán
una prestancia y un influjo que no tiene. En este sentido puede
decirse que la creencia en el diablo es un anacronismo, y no
sólo para los ciudadanos «ilustrados» del siglo xx, sino también
y precisamente para los cristianos.
322
LAS CONSECUENCIAS DE LA FE
EN EL DIABLO
POSESIÓN D IABÓLICA
325
Posesión diabólica
L a s p o s e s i o n e s d ia b ó l ic a s e n e l á m b it o c r i s t i a n o e u r o p e o
Síntesis histórica
326
Síntesis histórica
327
P osesión diabólica
Poco a poco se fue form ando una extensa teoría sobre las
manifestaciones exteriores de la posesión diabólica. Encontramos
por prim era vez en Clemente de Alejandría (f antes del 215) la
afirmación de que es el demonio el que habla a través del pose
s o 6. Minucio Félix (hacia 200[?]) cree que, para salir del endemo
niado, el demonio tiene que declarar cuál es su nombre. Resuena
aquí la antiquísima teoría de que el nombre equivale a la persona
y que, al descubrir su nombre, queda al descubierto la propia
esencia y el demonio se encuentra inerme y desprovisto de su
poder.
Hallamos también en autores antiguos algunos detalles que
form an parte de las creencias modernas, como la levitación, men
cionada por Sulpicio Severo (t 420) a propósito de la actividad
exorcista de M artín de Tours (316/17-397)7.
En la edad m edia se construye una especie de sistemática de
la demonología. Guillermo de Auvernia (t hacia 1200) defiende,
frente a la m ayoría de los padres, que los diablos sólo pueden
tom ar posesión del cuerpo, no del alma, distingue entre posesio
nes diabólicas y enfermedades, y delimita las competencias del
médico y del exorcista8.
Surge tam bién en la edad media y va ganando cada vez más
terreno la costum bre de registrar por escrito, y con todo detalle,
los procesos de posesión diabólica y de expulsión. Aunque acaso
esta costumbre estuviera dictada por el deseo de complacer la
curiosidad de los lectores y hasta por intereses apologéticos, teo
lógicos y aun políticos de la Iglesia, lo cierto es que estos relatos
ofrecen hoy gran interés para médicos, sociólogos y psiquiatras.
E. Ernst opina que son «historiales clínicos psiquiátricos detalla
damente expuestos» y que constituyen una «proeza m édica»9.
Naturalmente, en estos sumarios se deslizaban también rasgos
legendarios y especulaciones fantásticas. Se produjo un auténtico
6 . Strom . i, 21,143,1 (G C S, Ci.em. d e A i . e x . 2,88).
7. Dial. 3,6 (C SE L 1,204). Según este in fo rm e, los posesos llegarían a e sta r suspendidos
en el aire con los pies h a cia a rrib a , p e ro sin que los vestidos cay eran hacia a b ajo , de m odo
q u e q u e d ab a a salv o el p u d o r co rp o ra l.
8 . De univ. II, 3, c ap . 13 (Opera omnia, P a rís 1674, reim presión F ra n c fo rt 1963, i,
1040-1044).
9. C. E r n s t , Teufelsaustreibung. Die Praxis der katholischen Kirche im 16. und 17.
Jahrhunderí, B erna 1972, 8 .
328
E xorcism os
Exorcismos
10. El M anuale E xorcism orum del añ o 1626 co n tien e fó rm u las de exorcism o que a lc a n
z an casi las 40 p ág in as.
11. Bó c h e r 169 h a b la a c e r ta d a m e n te de una ló g ic a d e « la m a g ia h o m e o p á tic a » .
12. Y a J u s t i n o (Apol. 2.6; Dial. 30.85; PG 6 , 453-456.537-540.675-678), T e r t u l ia n o
(A p o l. 23,15; C C L l,1 3 2 s) y O r íg e n e s (C. Cels. 1,6; G C S, O r i g . 1,59) reconocían al n o m b re
de Jesús y al c red o v irtu d p a ra ex p u lsar dem onios.
329
Posesión diabólica
330
Exorcism os
331
Posesión diabólica
332
Tres casos de posesión iluilmlii »t
26. L T hK 11 , 299.
27. J. DE T o n q u é d e c , Les maladies nerveuses ou mentales et les m atulr\i »n.<>>. h ,!• 1 ,
ques, P a rís 41938.
28. P a ra la descripción del caso m e he servido del in fo rm e que H | m . >|.t •• Mi......... * n
dirig ió , com o « com unicación confidencial», al C o n sejo S u p erio r de la I gl r nl n . 1. W n » n .
Krankheitsgeschichte der G ottliebin D ittus in M óttligen, en Blumhartlt\ k ,m tr l • i ••
W . K o i . i .e r , S tu ttg art (sin fecha). D e él se to m a n las c itas siguientrN
333
1
Posesión diabólica
334
Tres casos d e posesión diabólica
335
P osesión diabólica
336
Tres casos de posesión diabólica
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H.-.ag, D iablo 22
P osesión diabólica
Problemas teológicos
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Problem as teológicos
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P osesión diabólica
340
Problem as teológicos
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Posesión diabólica
L a s p o s e s i o n e s e n e l á m b it o e x t r a e u r o p e o
342
Las posesiones en el ám bito extraeuropeo
38. B ib lio g rafía so b re el c u lto z a r: B. L e w i n , Der Zar. Ein agyptischer Tanz zur
Austreibung bóser Geister bei Geisteskranken, en «C onfini Psychiatrica» i, Basilea 1958, 177-
200; E. H a b e r l a n d , Besessenheitskulte in Südáthiopien, «Paideum a» 7, 1959-1961, 142-150;
R . K r i s s - H . K r i s s - H e i n r i c h , Volksglaube im Bereich des Islam i i , W iesbaden 1962,
140-204 (con a m p lia b ib lio g rafía). E n la relig ió n u m d an d a del Brasil se e n cu e n tra n fe
n óm enos sim ila re s a los del c u lto z ar; cf. H .H . F ig g e , Geisterkult, Basessenheit und
Magie, F rib u rg o de B risgovia 1973.
343
Posesión diabólica
344
Las posesiones en el ám bito extraeuropeo
41. Sobre este tem a, c f . E d e r 3 6 8 . Pertenece tam b ién a este co n te x to la in stitu ció n
del o rá c u lo e sta ta l, a sab er, el D a L am a, que, p o r en carg o del g o b iern o tib e ta n o , tienen
la m isión de pred ecir los asu n to s internos y ex tern o s del E stado.
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Posesión diabólica
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R eflexiones críticas
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Posesión diabólica
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R eflexiones críticas
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Posesión diabólica
(1603-1663) p o d ía elevarse h a sta el a lta r m a y o r o h asta u n o liv o y p erm anecer allí largo
tie m p o , de rodillas, en a c titu d de oración.
51. B asándose en la in te rp re ta c ió n cristian a y n o cristian a de u n m ism o caso de p o
sesión, E d s m a n 165 llega a la siguiente c o n clu sió n : «T odos los esfuerzos y tentativas de
in te rp reta c ió n , sean c ató lica s, p ro testan tes o ateas, llevan al m ism o re su lta d o : fe y cien
cia so n diversos asp ecto s de u n a realidad.»
52. R odew yk, Besessenheit heute 14 ; a e s te m i s m o l u g a r p e r t e n e c e la c i t a s ig u i e n te .
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R eflexiones críticas
351
Posesión diabólica
las que Rodewyk otorga una confianza absoluta. Las dudas sobre si los
diablos decían la verdad se solventan con la lapidaría afirmación de que te
nían que decirla 56. N o se da una razón para ello y, en el fondo, la razón
está de sobra, ya que los demonios decían lo que Rodewyk hubiera querido
decir. Eran en cierto modo el altavoz del exorcista. Cumplían la función
que en los dramas griegos se encomendaba al coro: comentar e interpretar
desde el escenario los acontecimientos. Esta función no se contradice con
el hecho de que tomaran parte en el desarrollo de la acción. Precisamente
aquí se manifiesta la poco satisfactoria amalgama entre información e in
terpretación de los hechos, tan característica de la exposición de Rode
wyk, que le confiere la sensación de poca seriedad.
Pero hay aún otra objeción más grave. Rodewyk está convencido de
que por voluntad de Dios, «a través del caso de Magda debía explicarse
la posesión como un todo» (255) 57. Así lo afirmaba un demonio cuando
decía que «el de arriba» había destinado a Magda a servir de algo así
como de «conejillo de Indias», para que los hombres supieran lo que es
posesión diabólica. Este caso sería una especie de diccionario en el que
se encontraría todo lo referente al tema. Magda sería un ejemplo demos
trativo: he aquí la fórmula que resume toda la concepción de Rodewyk
y que explica por qué en un caso tan complicado todos los detalles se
conjugan entre sí sin contradicciones ni suturas. De hecho, aquí la volun
tad de Dios (que Rodewyk conocía tan a fondo como el modo de pensar
de los ángeles y los dem onios)58, las declaraciones de los demonios y las
manifestaciones del grupo de médicos creyentes coincidían y se armoni
zaban de maravillosa manera y concordaba además plenamente con las
opiniones teológicas de Rodewyk. Según él, Dios permitió que Magda
fuera sometida a tratamiento en clínicas «sólo para que la ciencia no pu
diera objetar más tarde que no se le había dado oportunidad de conocer
el caso» (87). Como es natural, Rodewyk tuvo particular interés en de
mostrar que no se trataba de histeria. Por eso los demonios ofrecen repe
tidas explicaciones médicas, destinadas a distinguir las autoincisiones o las
convulsiones de Magda de fenómenos histéricos sim ilares59. Y se aduce
además, desde la perspectiva médica, el testimonio de un médico amigo
de Rodewyk, según el cual aquí «aparecían hechos y observaciones indu-
352
R eflexiones críticas
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H aag, D iablo 23
P osesión diabólica
354
R eflexiones críticas
duda, considerarse como tal — es algo que salta a la vista. Cierto que
Rodewyk se presenta a sí mismo com o «testigo presencial de los hechos
narrados a continuación» (14). Sólo que hay que preguntarse qué cosas,
de entre las narradas, eran hechos reales.
Acaso extrañe al lector que hagamos tanto gasto con el libro de R o
dewyk. En realidad, podríamos haber dado menos importancia a este punto,
si no fuera porque las interminables discusiones, cartas y manifestaciones
oficiales han demostrado la enorme autoridad que Rodewyk posee en los
temas de posesión diabólica, precisamente en razón de la supuesta fiabilidad
de sus informaciones. Pero un lector para el que el mundo no tiene ex
plicaciones perfectas para todo, apenas podrá admitir tal fiabilidad. Más
bien se sentirá tentado a tacharlo de «charlatanería»M.
355
Posesión diabólica
356
R eflexiones críticas
67. C . E r n st 67-80.
68 . R odew yk, Besessenheit heute 18.
69. K oller 17; F . Z O n d e l , Johann Christoph Blumhardt, B asilea 141942, 95.
357
Posesión diabólica
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R eflexiones críticas
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Posesión diabólica
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R eflexiones críticas
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B R U JE R ÍA
362
Brujería
363
Brujería
7. I b id e m 43.
8. B a s c h w itz 261. 9. I b id e m 251.
10. S o ld á n - H e p p e - B a u e r i, 530. 11. B a s c h w itz 159.
12. G. B ad er, Die Hexenprozesse in der Schweiz. T e s is d o c t o r a l , Z u r i c h 1 9 4 5 , 2 1 9 .
13. F. B y lo ff, Hexenglaube und Hexenverfolgung in der ósíerreichischen Alpenlánder,
« Q u e l le n zur d e u ts c h e n V o lk s k u n d e » , c u a d ern o 6, B e r lí n 1 9 3 4 , .1 5 9 .
* T a m b ié n en E spaña fu e escaso el n ú m ero de p e rso n a s a ju s tic ia d a s p o r e s te m o tiv o
(cf. H .J . Z w e t s i .o o t e n K. R a hn er y o tro s a u to r e s , Sacramentum m undi i, a rt.° Brujas,
procesos de, c o l. 607, H e rd e r, B a rc e lo n a 21 9 7 6 ). N o ta del tra d u c to r.
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Brujería
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Brujería
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C oncep to y origen
CoNCKPTO Y ORIGEN
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Brujería
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C oncepto y origen
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H aag, D iablo 24
Brujería
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D e la b ru ja pag an a a la b ru ja c r is tia n a
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Brujería
37. C f. G . W ild , Bogomilen und Katharer in ihrer Sym bolik, W iesb ad en 1970, que
e stu d ia el v a lo r sim b ó lico d e la cru z p a ra los b o g o m ilas y los c á ta ro s desde el tra sfo n d o
eclesial, teológico y esp iritu a l de su tiem p o .
38. H o y se co n sid era m u y d iscu tib le la afirm ació n de Schnürer de q u e «en el recru
d ecim ien to de las persecuciones de herejes asu m iero n el papel d irectivo las autoridades
p ro fa n a s y el p u eblo» (n , 428).
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D e la bruja pagana a la bruja cristiana
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Brujería
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D e la bruja pagana a la bruja cristiana
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Brujería
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D e la bruja pagana a la bruja cristiana
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Brujería
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«M artillo d e brujas»
« M a r t il l o de b r u ja s »
64. S o l d á n - H e p p e - B a u e r i i , 225.
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Brujería
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D erech o penal
Derecho penal
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Brujería
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D erech o penal
74. Baschw itz 125s; F. H ecr, Abschied von Hollen und H im m el, M u n ich 1970, 175.
75. P. G e h r in g ha m o stra d o (D e r Hexenprozess und die T üb inger Jurisíenfakultát.
Untersuchungen zur W iirttembergischen Krim inalrechtspflege im 16. und 17. Jahrhundert,
en cZ eitsch fr. f. w ürtt. L a n d esgesch ich te», S tu ttgart 1937, 157-188) en el caso co n c re to del
arch idu cado de W u rtte m b erg cóm o el c ó d ig o penal p r o fa n o fu e ten ien d o cada vez. más
en cuenta los crím enes de bru jería y se fu e a co m o d a n d o a las circunstancias.
383
Brujería
385
H anp. D ia b lo 25
Brujería
81. Según las co n cep cio n es judías b íb licas, el cerd o es un anim al im p u ro, cuya carne
no se puede c o m e r (L e v 11,7; D t 14,8). En la figu ra de Satán c o m o m ach o ca b río per
v iv e el a n tig u o d io s cabru n o Pan. a qu ien se atribu ía una salva je vita lid a d , acusadamente
sexual (c f. R. H e r b i c h , Pan, F r a n c fo r t 1949). A caso hayan ten id o aquí tam bién alguna
im p o rta n cia las ideas del m a ch o e x p ia to r io (L e v 16, 20-22: c f. supra, p. 111 s).
386
C rím enes de las brujas
82. P eteksd o rff, Daem onologie H , 252: al a u to r le interesa sobre to d o el p rob lem a
de la cu lp a b ilid a d qu e p o d ía darse en los casos de via jes aéreos de brujas m eram en te
im a g in a rio s.
83. Estas fó rm u la s y recetas se encuentran, en tre o tros, en H ik r o n y m u s C ard an o , De
subtilitate rerum , P a rís 1550, y en G ia m b a t t is t a della Porta, Magiae naturalis, Am be-
beres 1560.
84. W .E . Peuckert, escribe, a p r o p ó s ito de una au toexperien cia (Hexensalben, en
«M c d iz in is c h e r M o n a ts p ie g e l» 9, D a rm stad t 1960, 169): «A n te m is o jo s co m en za ro n a
dan zar rostros h orrib lem en te desfigu rados. Lu ego, de p ron to, tuve la sen sación de qu e
v o la b a p o r los aires muchas leguas. E l vu elo se in terru m p ió de vez en cu ando p o r caídas.
En la fase fin al su rg ió el cu adro de una fiesta o rgiá stica co n grotescos desórdenes y li
vian dades de los sen tid o s.»
387
Brujería
85. «C o m o el m a teria lis m o no q u iere a d m itir la in terven ció n de poderes dem on íacos,
tien e q u e bu scar co n gran tra b a jo causas naturales que ex pliq u en , de la más antinatural
m a n era , por escisiones del yo y de la persona, la brujería. P rocu ra, pues, realiza r la
tarea de los d e m o n io s » ( P f.t e r s d o r f f , D aem onologie n , 257).
388
C rím enes de las brujas
86. C f. sobre esto G. Z a< h a r ía s , Satanskult und Schwarze Messe. Ein fíeitrag zur
Phanom enologie der R eligión, W iesb a d en 1964, 90.
87. C f. M e r z b a c h e r , Hexenprozesse 21; B a s c h w it z 70-72 y, so b re to d o , Z a c h a r ia s -
99-105 (co n dos sum arios de in te rro g a to rio ).
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Brujería
390
D esa rrollo del proceso
391
Brujería
392
D esarrollo del proceso
1971, F rib u rg o de B risgo via 1972, 202-266, reprodu ce un esquem a de in te rro g a to rio (en las
páginas 259-266) de lo s procesos de brujas según el derech o p a rticu lar de Baden-B aden, del
a ñ o 1588.
97. W. vo n Ba e y e r - K a t t e , D ie hisiorischen Hexenprozesse. D e r verbürokratisierte
Massenwahn, en W. B i t t e r , Massenwahn in Geschichte und Gegenwart, S tu ttgart 1965,
220-231, espec. 225s.
98. M a y e r d ice que las brujas eran aisladas de la tierra (m uchas veces se las en cerraba
en una jaula suspendida) porq u e se creía qu e así se les p o d ría p riva r de sus poderes
m ágicos.
99. Sold án - H e p p e r - B a u e r i , 340.
393
Brujería
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D esarrollo del proceso
103. Ib id e m 373.
104. E .O . H a i s c h , Psychiatrische Aspekte der Hexenprozesse, en Massenwahn, 232-235.
395
Brujería
El despertar de la o p o s ic ió n
396
E l despertar de la oposición
397
Brujería
111. Predigten über das l . Buch M ose, pron u nciadas en 1523-24, publicadas en 1527
(W A 24, 84).
112. Predigten über die 10 G ebote. S obre el p rim er m a n d a m ien to dice ( W A 1,. 406):
Tertia aetas propria est vetularum aut sim ilia illis operantium ut qui cum daemonibus
paciscuntur, de quibus passim habetur notitia. A co n tin u ación L u te ro analiza detalladam en
te lo s prob lem a s y prácticas de la brujería.
113. C f. P a u l u s 32.
114. Tbidem 53.
398
E l despertar de la oposición
399
Brujería
400
H a c ia una revisión d el con cepto de brujería
creepin g crim es; a m e m b er o í a p o w e rfu l secret o rg a n iz a tio n in im ica l to C h u rch and State;
a blasph em er in w o rd and deed; sw a yin g the villagers b y te rro r and su perstition ; a ch arlatan
and a qu ack so m etim es; a b a w d ; an a b o rtio n ist; the dark co u n sellor o f lew d co u rt ladies
and adulterous gallan ts; a m in ister to v ice and in con ceiv a b le co rru p tio n ; b a tten in g u p o n the
filth and fou lest passions o f the a g e » (in tro d u c c ió n 12).
122. O x fo r d 31963.
401
H a a c. D ia b lo 26
Brujería
402
H a cia una revisión del con cepto de brujería
124. Ib id em 269.
125. C h . H o l e , A M ir r o r o f W itchcraft, L o n d re s 1957, in vestigó ya las fuentes inglesas
co n tem p o rá n eas de la edad m edia para a verigu a r cuáles eran las creencias popu lares en
m a teria de bru jería . B aeyer - K a tte estudió los presupuestos de s o c io lo g ía de gru p o que h icie
ron p o sib le un p roceso de brujas en un caso su ced ido en U eb erlin g el año 1596. L a autora
lleg ó a la co n clu sión de que lo qu e co n fiere ca pa cida d de ren dim ien to al sistem a es la
d iv is ió n de fu n cion es o roles. Una vez puesta en m archa, la ca tá stro fe se d in a m iza y
m u ltip lica .
403
Brujería
126. C f. los puntos p rog ra m á tico s p ara una nueva in vestiga ció n sobre las brujas en
L e íb b r a n d / L e íb b r a n d - W ettley, R evisión 848; Eros 674s.
127. Ésta es la ra zón , co m p leta m en te natural (aunque p o r supuesto los inquisidores la
con sidera ran b la s fe m a ) de la a firm a ción de las brujas, una y o tra vez repetida, de que
« n o creían hacer nada m a lo cu and o acudían a las fiestas del sábado, y que en ellas hallaban
m u ch a m ayor sa tisfa cció n y p la cer qu e cuando as^ tía n a la m isa, p o rq u e el d ia b lo las
h ab ía h ech o creer qu e él era el D io s verdadero y que la a legría qu e las brujas sentían en
el sá ba do era s ó lo el c o m ie n z o de una g lo ria m u cho m a y o r, cu and o él (el d ia b lo ) hubiera
d es tron a d o a nuestro S e ñ o r...». A sí P ie r r e de L ancre, el m a y o r persegu id or de brujas de
F ra n cia , en su o b ra Tableau de l ’lnconstance des mauvais Anges et D ém ons, París 1612,
21613, 188ss, cita d o p o r Z a c h a r ia s , Satanskult 69. Z ach arias in terpreta el fen ó m e n o del sába
d o de las brujas c o m o «u n a regresión a capas in fa n tiles pregen itales de la e vo lu ció n sex u a l»
( Satanskult 90).
404
H acia una revisión del con cepto de brujería
405
Brujería
406
H a c ia una revisión del concepto de brujería
136. Ib id em 266.
137. C f. N igg 287: « E l d ia b lo no estaba del la d o de las pobres brujas, m a rtiriza d a s y
qu em adas en la h ogu era sin o — in creíb le contraste — del la d o de los in qu isid ores y ju ris
tas, cu yo sentido había o fu s c a d o .»
407
S A T A N IS M O
408
Desarrollo
409
Satanismo
rito católico no se daban sobre el altar, sino sobre las partes pu-
dentas de la mujer. En vez de vino se empleaba la sangre aún
caliente de niños recién nacidos o de mujeres parturientas; en caso
de necesidad bastaba con la sangre de una paloma blanca. En
la elevación subsiguiente a la consagración, el sacerdote invocaba
— como remedio y oposición a la Santísima Trinidad — a los
tres diablos supremos, y les pedía que aceptaran el sacrificio. En
vez de comulgar, el celebrante ponía una parte de la hostia en
la vagina de la mujer. El rito concluía con una acto sexual entre
el sacerdote y la mujer o entre los asistentes a la ceremonia. Estos
elementos básicos aparecían siempre, aunque podían darse mo
dificaciones de detalle en algunos ritos, de acuerdo con la si
tuación y la fantasía de los participantes.
Comparando el culto satánico de la misma negra con los sá
bados de las brujas, se advierten notables divergencias. Mientras
que todas las brujas podían acudir a las fiestas del sábado, la
misa negra estaba reservada a un reducido círculo de iniciados;
las brujas eran sencillas mujeres del pueblo, mientras que los asis
tentes a la misa negra — ahora ya hombres y mujeres— perte
necían a la nobleza cortesana.
Esta diferencia social se reflejaba también en los distintos ob
jetivos. L a misa negra no pretendía en primer lugar rendir ho
menaje a Satán ni satisfacer los propios instintos, sino que inten
taba más bien que Satán y algunos diablos determinados se pu
sieran a disposición de los participantes. Desde luego, también
en la misa negra había una apostasía respecto de la Iglesia y de
los sacramentos, pero esto era sólo el presupuesto para la inter
vención de Satán en el sentido deseado. En ninguna de las actas
del proceso se habla de injurias a Dios o a Cristo y ni siquiera
se les nombra.
Por otra parte, las misas negras se celebraban sólo en situa
ciones y ocasiones concretas. Se buscaba por medios mágicos la
muerte de la esposa, el retorno de la amada o, como en el caso
de la marquesa de Montespan, el favor del rey. Para esto, se po
nía bajo el cáliz polvos de amor, hechos del corazón y las entrañas
de la víctima, y durante la consagración se pronunciaba, como
conjuro, el nombre de la persona cuya presencia (o ausencia) se
410
D esa rrollo
3. S obre la sig n ific a c ión sim b ólic a y m ito ló g ic a de la sangre, el esperm a, las visceras y
e l altar en las misas negras, cf. Z a c h a r ia s 120-123.
4. S obre esto M. Praíz, La carne, la m orte e il diavolo nella letteratura rom ántico,
F lo re n c ia 31948.
5. C h . de B a u d e i .a i r e , I^es Fleurs du M a l, ed. J. C r é p e t - G . B l i n , P a rís 1942 (Les
Litanies de Satan 146-148).
411
Satanismo
412
D esa rrollo
413
Satanismo
414
Satanism o m odern o
Satanismo moderno
415
Satanismo
gallo tres veces, una mujer se alza las faldas y grita que quiere
fotografiar la escena «con la máquina que le han regalado sus
padres». Resuena a continuación el Aleluya de Hándel, pero se
apaga bajo la general orgía. A pesar de esta parodia de las es
cenas bíblicas que marca toda la película, Buñuel rechaza la acu
sación de haber perseguido en su película fines blasfemos.
Rasgos más satánicos y sádicos tienen las representaciones del
«teatro material» que ofrecen en la actualidad los austríacos Otto
Mühl y Hermann Nitsch 18. Mühl alza ante una blanca pared una
cruz de madera, en cuyo travesaño ata sólidamente con cuerdas
a un hombre o a una mujer especialmente fea y gorda. Luego
arroja sobre su «o b je to » colores, fango, engrudo, yema de huevo,
harina, sangre, rocía el cuerpo con agua de soda, lo enharina una
vez más, lanza sobre su vientre nudos revueltos que ensucia con
colores rabiosamente amarillos para representar los intestinos aso
mados a flor de piel y coloca — imitación de la corona de espi
nas— nudos sobre la cabeza de la víctima. A l final, desarma la
cruz y mete el travesaño transversal entre las piernas de la mujer,
inunda de nuevo la figura con kilos de hortalizas y colores, excre
mentos y sangre y lo guarda todo en un saco de plástico. Y así
acaba la representación.
Nitsch ha intentado en su «teatro de acción» la crucifixión y
descuartizamiento del cordero. En el manifiesto «das lamm» in
terpreta su happening como el «descuartizamiento de Dios», a mo
do de «acción simbólica de la desmedida primigenia experiencia
(punto final extático de la orgiástica de la contrarreacción) y como
una irrupción extrema del instinto» ,9.
Podríamos pasar de largo ante estas autoexhibiciones pato
lógicas, de un primitivismo, brutalidad y falta de tacto difícil
mente superables, si no fuera porque estos productos del auto-
desnudo agresivo se presentan como arte que pretende estar plena
mente justificado y fundamento en sus aspectos teóricos. Pero más
interesante aún que la perspectiva patológica de tales ocurrencias
416
Satanism o m oderno
22. A sí A. R o sen berg , D ie Praktiken des Satanismus vom M itte la lte r bis zur Gegenwart,
N u re m b e rg 1965, 92.
23. Sa n d e r s 137; tam bién c Q u ic k » 13, 1973, 54.
24. H aack 118-125.
Satanism o m odern o
419
Satanismo
420
Satanism o m od ern o
421
Satanismo
422
C O N C LU S IÓ N
424
C onclusión
Antiguo Testamento
G én Éx Dt 2S am
427
ín d ice de citas
232
1,6 40 E cl
103 H ab S ab
.
143 7,20 158
428
ín d ice de citas
429
ín d ice de citas
A d á n eslavo lH e n 3 ,l i s 215
— 206 — 162-165
13ss 210 6 ,ls 164 B a rsir
18s 206 16,1 209
18-21 312 36-40 304
19,1 279 48,42 210
ApM os 43 278
54,6 165
2 206 209 T e s t X II
7 206 80,7 279
15 206 — 168s
25 206
28 206 2H cn
10-12 210 T e s tA s
15ss 206 — 173s
16 210 31,3 173 6,4 168
17 276 185
17-19 211
25 216 T estls
26 210 Jub
28 206 4,4 209
— 165-167
168
A sís 1,20 167 T estJud
2,2 282
2,4 301 3,17-23 210 20,1 s 169
10,8-10 213
10,12s 209
A sM os 15,33 218 T estN af
299
10,1 209 17,15-19,9 218 3,3ss 283
17,15-17 232
23,29 209
4Esd 48,15 213 T e s tR u b
48,18 213
lis 304 1,7-9 209
2 209
M a rt ls 3 209
3,6 215
ín d ice de citas
,7 209 4Q
2,3 209
1QH 174
1,8 218
V itA d 1, 10-12 278 299
172s
185 1QM 4 Q C ri
9 276
lis 206 j 13,1-13a 171 294
16 218 i 13,l i s 209
20 218 I
37-39 210 4 Q orN ab
1QS
109
CD 3,18s 294
3,20-23 276
4,17 268 3,26-4,1 171 1lQ P s a P le a
4,6-8 276
4,9-11 209 15 170
4,23 294 208
10,1-4 282 213
ÍN D IC E DE AU TO RES
433
H aag, D i a b l o 28
ín d ice de autores
434
ín d ice de autores
Schlink, E . 77
Schm aus, M . 40 48s 51 332 V a u x , R . de 106 110 112 114ss 177
Schm id, J. 216 V isch er, L . 67
Schm idt, H .W . 285 V og tle, A . 227
Schm idt, W .H . 179 V o lz , P. 119
S ch n ack en burg, R. 201 212 231 265 V riezen, T h . C . 178
296 298 302 318 332
Schnürer, G . 366 373 W e b e r, O . 58
S ch oo n e n be rg , P . 46 W eiser, A . 144 207
Sch rage, W . 310 W ellh au sen , J. 96
S ch reiber, J. 215 W e n d t, H .H . 55
Schreiner, J. 29 W e se n d o n k , O .G . 188-192 194
Schulte, W . 349 W esterm ann, C . 118 126 179
Schulz, S. 225ss 299 W ib b in g , S. 70
Sch ürm ann , H . 216s 238 265 W id e n g re n , G . 80 188-195
S ch w aiger, G . 366 W ied em an n , A . 94
Sch w eizer, E. 240 250 253 W ilc o x , M . 214
S eeberg, R . 55 W ik lb e rg e r, H . 105 148 170
Seem ann, M . 43 W ild ie rs, N . M . 34
Scm m elroth, O . 29 41 45s 49 51 79 W illi, T h . 157
Seppelt, F .X . 366 W in k le r, W .T h . 359
S haked, S. 194 W in k lh o fe r, A . 39s 44 51
ín d ice de autores
438
In d ice analítico
439
ín d ice analítico
lb lis 97 Letanías 72
Id o látrico , culto 283 Letrán, concilio de, véase C oncilio
Iglesia de S atán 420 de Letrán
Illfu rt, M u c h a c h o s d e 347 L evitación 328 347 349
Im p e rio ro m a n o 264 Leyendas 173s 186s 310-316
In c o m p re n sió n 255ss 273 L ib e rta d 20 24 123
Ín c u bo 385 396 L ib r e voluntad 20 24 56
Infierno 30 64 94 340 L igám en es 377 382
In o cen cio 1 1 1 79 Lilit 92 107
Inocencio v in 365 373 378 L u c ife r 41
In spiració n 35 300 314s L u is x iv 409
Instinto 18 22 Lu tero , M a rtín 56-58 327
Institoris, H e in ric h 378 406 catecism o 68
In vestigació n del com portam iento 22 creencia en las bru jas 385 397s
404 T au fb ü c h le in 77
Irá n 188 193 289
Isaías 148 215 M acho ca b río co n los pecados del
p u e b lo 110
Jacob 117 M a g d a 335s 348 352 357
Jerónim o 113 176 M a g ia 99ss 329 340
Jesús M a giste rio 78
au to r d e la v id a 267 425 ex traordinario 78-82
y los d em on io s 226ss 238 246 318s o rd in ario 86ss
m esianism o p o lítico 231 M a l, el 15s 44 83 243
po sesió n 228 c o m o agresividad 26
Job 143-147 193 216 bien n o perfecto 258
José 233 colectivo 21 24s
Josué 142 311 com o confianza en las propias
Juan x x iu 366 377 fuerzas 128
Juan Bautista 270 co m o consecuencia de frustración
Juan C risó sto m o 176 24s
Jubileos, lib ro de los 165-167 desm itización 18
Judas 213 296 327 co m o desviación de la norm a 16
Judíos 296-300 315 26 262
hijos d e l d ia b lo 297ss existencia 47 241
Juram ento, p ro h ib ició n del 207 integración 22
Justino 327 libertad com o condición 16 29 46
127ss
K elln e r, K a r l 417 o b ra de D io s 148
K e p le r, Juan 392 o b ra del d ia b lo 15s 65 76 199 245
K on n ersreu th , T h e re sa de 348 247 269 273
442
ín d ice analítico
443
ín d ice analítico
444
ín d ic e an a lítico
445