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Dentro de nosotros hay dos hombres que viven en eterna lucha: El uno contra el otro.
El Hombre Animal es la Mente, que reside en la cabeza con sus Siete Portales: EL EGO
El Hombre Animal quiere resolver todas las cosas por su cuenta, y actuar como mejor le
parece.
El Maestro ordena y la Mente no le obedece; ella quiere resolver todas las cosas por su
cuenta y actuar como mejor le parece, sin tener en cuenta para nada las órdenes del
Maestro Interno. Como consecuencia de esto, surge necesariamente el dolor y la amargura,
que son el resultado de la acción errada y del esfuerzo inútil.
¡Dichosos los que sólo se mueven con la Voz del Silencio; a ellos nunca les faltará el pan,
abrigo y refugio; vivirán sin problemas y tendrán bienaventuranza!
¡Cochero, dominad bien el potro cerrero de la Mente, para que no lance vuestro carro al
Abismo!
El Corazón es el Sagrado Templo del Maestro Interno. El Maestro Interno nos habla en
forma de Corazonadas. Si el hombre obedeciera a esas Corazonadas, viviría sin
problemas. El hombre se rebela contra la Voz del Maestro Interno, y se crea problemas.
El Hombre Celestial habla en forma de Corazonadas; su voz es la Voz del Silencio; y sus
actos siempre son rectos; y crean Felicidad.
El Maestro Interno está más allá de la Voluntad y mucho más allá de la Conciencia.
La Naturaleza Eterna vive cambiando, pero el Maestro Interno es Inmutable, y por esa
causa el Maestro puede librarse de la Naturaleza.
La Naturaleza arroja sus sombras sobre el Maestro, pero el Maestro Interno está más allá
de todas las sombras.
“El Ser es el Ser y la razón de ser del Ser, es el mismo Ser. El Ser Trasciende a la
personalidad, al Yo y a la individualidad”.
El Intimo tiene Siete Soles o Iglesias en su Alma de Diamante. Los Siete Chacras del
Cuerpo Astral, las glándulas endocrinas y sus correspondientes Etéricos y Mentales, son
tan sólo los exponentes puramente animales de los Siete Soles; ó algo así como la sombra
de los Siete Soles del Intimo.
El Alma de Diamante, tiene que encender sus Siete Soles y cristificarse totalmente para
poder fusionarse con el Íntimo.
Nuestro Real Ser es el Cristo Interno. Nuestro Real Ser es de naturaleza universal. Nuestro
Real Ser no es ningún género de yo superior o inferior. Nuestro Real Ser es impersonal,
universal, divinal; trasciende a todo concepto de yo, mí mismo, ego, etc., etc.
El SER no es el Cuerpo Físico; tampoco es el Cuerpo Vital que sirve de base a la Química
orgánica; ni es el Cuerpo Sideral, raíz misma de nuestros deseos; ni la Mente, organismo
maravilloso cuyo instrumento físico es el cerebro. El SER no es el cuerpo de la
Conciencia, en el cual se fundamentan todas nuestras experiencias volitivas, mentales o
sentimentales. El SER es algo mucho más recóndito.
Los Cuerpos Físico y Vital deben obedecer al Alma; el Alma debe obedecer al Intimo y el
Intimo debe obedecer al GLORIAN. Cuerpo, Alma y Espíritu, deben convertirse en un
universo purísimo y perfecto a través del cual pueda expresarse la majestad del
GLORIAN.
"El Yo es del tiempo, el Yo nace en el tiempo y muere en el tiempo. El YO es el
Satán que llevamos dentro"
Cuando las Almas demonios caen en el Abismo, sólo se salva el Real Ser, formado por
Atman-buddhi; pero el “Yo” psicológico se desintegra en el Abismo a través de los
Aeones y de los siglos, y en forma lenta y terrible, soportando las angustias más
espantosas entre el llanto y el crujir de dientes, ese es el horrible final de las Almas
infernales.
Estos dos principios superiores del hombre son eternos, pero actualmente existen en carne
y hueso muchas Almas infernales ya separadas totalmente de su Real Ser y muchas de esas
Almas malvadas son de brillantísima intelectualidad.
***
“El Sistema Solar en el cual vivimos, nos movemos y tenemos Nuestro Ser, es tan
sólo la escama de la Serpiente Ignea de un Gran Ser, al cual rendimos la misma
Adoración que rinden los átomos de nuestros propios cuerpos individuales, al Real
Ser del Hombre, es decir, al Intimo”.