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La historia de este juicio puede verse como una de las tantas formas de
lucha por la justicia que los más pobres de la Tierra emprenden a diario
en las cortes y juzgados de todo el mundo contra los poderosos, que
tienen la capacidad de frenar el impulso de esa lucha y también el dinero
para desgastarla cuando es necesario. Hablamos de una lucha desigual,
entonces, en la que el sistema judicial en Bolivia (leyes y funcionarios,
fiscales, jueces y legisladores) se fue revelando primero como una
maquinaria aparentemente ineficiente, pero en realidad organizada para
favorecer a quienes la han construido y la mantienen funcionando,
aceitada con dinero y prebendas.
Pero esta búsqueda de justicia, de descanso para los restos de los
muertos en septiembre y octubre de 2003, y de paz para los corazones
de todos, también podría ser mirada como una aventura, profunda y llena
de intensidad, que nos paseó a quienes la vivimos de cerca por un lugar
triste, desolado. Así pensada, como un empeño aparentemente insensato,
la historia de este juicio es una sucesión de esfuerzos de las víctimas y
sus abogados para invertir la polaridad de la historia, para convertir a
los antiguos señores en acusados (de genocidio, de masacre) y volver a
casa, a comunidades y barrios, más o menos enteros, sin nada de qué
avergonzarse.
En el lado oscuro de la insurrección que derrotó a Sánchez de Lozada
y a los militares, sin armas, quedaron los muertos y los mutilados, quedó un
joven triste que habría de suicidarse una noche de 2006. Quedaron el rostro
limpio de Marlene Rojas y la mirada profunda de Alex Llusco Mollericona,
dos niños, y también la pierna de Luis Castaño, que era albañil y amaba
bailar en las fiestas. Quedó ahí el rostro de dolor y de tristeza de Filomena
León, que pasó sus últimos días sola, acostada en una cama de hospital con
un enorme hueco en la espalda, sin hablar con nadie, muriendo.
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Hasta ese lugar fueron una y otra vez sus familiares vivos. Inclusive
sacaron los cuerpos de sus tumbas y los hicieron hurgar por un forense.
Encargado de cubrir para un diario mexicano esas inhumaciones, un día
de octubre de 2004, tuve que soltar la pluma y cargar un ataúd inmenso,
reventado, mientras la viuda del difunto me servía alcohol sobre los
labios para resistir la náusea. La dignidad resuelta de los acusadores nunca
dejó de emocionarme: en cada entrevista que hice o atestigué, en cada
movilización los vi caminar, hablar, recordar la llama viva de su pérdida.
Los vi llorar decenas de veces pero nunca rendirse.
Supongo que lo mismo sintió Rogelio Mayta: hizo de esta lúgubre
aventura el eje de su vida durante todos estos años. A él, que tuvo el
valor de gritar en los susurrantes recintos “sagrados” de la política y de
la justicia, lo vi caminar con su gente. Su fervor para seguir batallando
cuando todo parecía hundirse en el lodo contagió a Pamela Delgadillo y
Marcelo Bracamonte, jóvenes y brillantes, para tejer la urdimbre que ahora
expone este libro: la suma de sus talentos y sensibilidades que sirvió para
lograr una sentencia contra los masacradores.
Durante años los he visto trabajar y sufrir. Fueron espiados,
amenazados e insultados por hacer su trabajo de abogados, es decir, por
representar una causa ante un tribunal. La escasez de recursos, y a veces
de experiencia, eran además un demonio constante en sus reuniones, en la
elaboración de sus argumentos, en cada etapa del camino.
Enfrente, o a su derecha, como estaban colocados en la Corte Suprema
de Justica, un gupo de políticos y militares pretendió durante todo este tiempo
hacernos creer que en 2003 cumplían con su deber, acatando órdenes, que
todo era un accidente. Siempre joviales y siempre amables, como el jocoso
Juan Véliz Herrera, ex alumno de la Escuela de las Américas, que hizo mentir
a sus testigos... siempre desatentos del proceso, como Adalberto Kuajara, que
leía libros y dormitaba en las audiencias. A veces era indignante ver los rostros
de los asesinos, en su aparente tranquilidad, reaccionar con total cinismo a la
exposición de sus crímenes y de ese dolor sin reposo.
Quizá todo ello fue el combustible que permitió trabajar sin cesar a
los abogados de las víctimas y comprender a cabalidad lo ocurrido entre
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septiembre y octubre de 2003: la puesta en marcha de una política de
muerte y amedrentamiento ejecutada por un sociópata llamado Carlos
Sánchez Berzaín y aprobada por su poderoso patrón, instrumentada
con dolo en una legalidad aparente que, lo demuestran los autores en el
alegato final expuesto durante la etapa oral del juicio, tenía como móvil la
ambición de siempre y como objetivo la subordinación de la gente por la
vía de la represión y la muerte.
Así que este libro no es el resumen de esa aventura, que marcó para
siempre nuestras vidas, sino el de la peculiar forma en que abogados y
víctimas pelearon por sobrevivirla y encontrar la justicia el 30 de agosto
de 2011. Lo que hicieron podría tal vez sintetizarse, una y otra vez, en la
sentencia condenatoria de los cinco alto mandos militares y dos de los ex
ministros de Sánchez de Lozada: con ese primer fallo se abrió la brecha
para ir por los demás acusados hasta donde se esconden cobardemente
de sus humildes acusadores, de todos nosotros.
Pero además del alegato, documento decisivo por la explicación
razonada de cómo se instrumentó y “legitimó” la masacre desde el
gobierno de Sánchez de Lozada, también quedan en el libro un ensayo
sobre el corazón de la teoría jurídica utilizada en el proceso por los
abogados y el testimonio de todos estos años, así como documentos
diversos, algunos más insoportables que otros, que permiten comprender
lo ocurrido.
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representados como salvajes e ignorantes). La memoria aymara, por lo
menos en cuanto a la república llamada Bolivia se refiere, no ofrecía aliento,
sino un inmenso atestado de traiciones, desprecio, trampas y violencia.
Estos tres abogados, mientras revisaban con calma informes y
registros oficiales, trabajaron siempre conscientes que el final del juicio a
Sánchez de Lozada y sus cómplices podía llegar en cualquier instante y la
“justicia” aplastar su causa y la demanda de los familares.
Pero la derrota no era la única voz de su pasado compartido. También
estuvieron presentes las formas de la resistencia, de la fuerza y del ejercicio
del poder en las calles que, precisamente, había costado las vidas que los
desvelaron casi ocho años. Como en las comunidades del altiplano aymara
y en los barrios alteños en octubre, los acusadores y sus representantes
legales se volvieron indios janiwas. Descendientes de la gente había hecho
temblar a la corona española, había sacudido a los liberales y fue decisiva
en en los procesos de independencia y de revolución, abrevaron también
una y otra vez en la lucha desplegada en septiembre y octubre de 2003,
porque fue la primera victoria colectiva, el punto de inflexión.
Solamente así me explico muchas de las cosas que este libro expresa.
Y otras que no aparecen en él, como aquel especial movimiento táctico
que fue “cercar” a Gonzalo Sánchez de Lozada, prófugo pero todavía
millonario y poderoso.
Conforme los procedimientos del juicio de responsabilidades
avanzaron en Bolivia, fue evidente que los principales responsables de
las masacres (Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Sánchez Berzaín)
no volverían a Bolivia a dar la cara. Pero fue peor, porque sus cómplices
comenzaron a huir a cuentagotas, ayudados por la actitud omisa de los
miembros del tribunal que presidió Ángel Irusta.
Rogelio Mayta y su equipo presionaron para que la Interpol emitiera
órdenes de captura en su contra... que siguen vigentes, por cierto, y por
eso los obligan a esconderse en cualquier parte (Estados Unidos no
permite que la Interpol opere en su territorio). Pero hubo más, porque en
septiembre de 2008 las víctimas presentaron demandas en contra de Goni
y Sánchez Berzaín en dos cortes federales de los Estados Unidos.
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Ambos fueron notificados de la demanda, que por lo menos un
tiempo los mantuvo sin reposo, “acorralados”. Tuvieron que comenzar a
defenderse... y eso derivó en un evento sencillo y tal vez sin trascendencia
jurídica: esos asesinos tuvieron que presentarse ante un juez en Miami,
como acusados en una demanda civil, y confrontarse con algunas de sus
víctimas, que fueron hasta allá a ratificar la demanda. Por una sola vez, desde
su pedestal de soberbia y feroz racismo, esos dos “personajes” encontraron
que ni su dinero ni sus relaciones pudieron preservarlos.
¿Tiene esto que ver con este libro? Pienso que sí, al igual que los eternos
y estériles procedimientos que Mayta y su equipo realizaron para solicitar las
extradiciones de Sánchez de Lozada y sus cómplices. Desde la presentación
de la querella inicial ante el Congreso Nacional, pasando por la teoría y los
conceptos jurídicos utilizados, hasta la anécdota más olvidable encerrada en
estas páginas: todo aquí habla del inmenso despliegue colectivo, nutrido en
su historia, para negar a los acusados su pretendido derecho a la impunidad.
Durante estos años, en los que escuché a Rogelio Mayta, a Pamela Delgadillo
y a Marcelo Bracamonte explicar decenas de veces cómo desde el Estado
se construyó el escenario para efectuar la masacre, también pude mirar de
cerca cómo hacían para sostener la demanda de justicia de este grupo de
familias, indias y pobres, mineras y pobres, pobres, llamada la Asociación de
Familiares de los Caídos en Defensa del Gas (ASOFAC-DG).
Parte de sus artificios, sin duda, fue romper —a veces con mucha
estridencia— algunos de los “usos y costumbres” de sus colegas de
profesión: el ejercicio de la abogacía, visto como negocio, ha corroído
su propia esencia, despersonalizando su oficio. Para Mayta, Delgadillo y
Bracamonte cada confrontación era personal, cada argumento y cada
memorial eran carne y sangre. De ese modo pudieron sortear los peores
momentos del juicio, como el de la confrontación con el expresidente de la
Corte Suprema de Justicia Eddy Fernández, a quien derrotaron desde una
pequeña oficina en la ciudad de Sucre.
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Armados con una estrategia sin esperanza, para no tener más
horizonte que la realización de su trabajo (de nuevo: la sentencia), los
abogados trabajaron con argumentos sencillos y rotundos. Repitiendo
ideas, frases, hechos: en esa construcción insistente se hicieron fuertes y
a partir de ahí fueron audaces. Nunca olvidaré esas conversaciones en las
que Rogelio Mayta me comentaba que, “bien a lo talibán”, iban a presentar
un incidente, a provocar al enemigo, a incordiar a los jueces, siempre con
la seguridad de hacer lo correcto. Sin esa estrategia tal vez los hubieran
derrotado. Aun contando con un trabajo minucioso y profundo en el
terreno jurídico y legal, del que Hacer justicia es su análisis y testimonio.
Con mucha necedad han conseguido los familiares, Mayta y sus dos
colaboradores volver de ese lugar tan triste. Los primeros asesinos han
sido enjuiciados y duermen en la cárcel. No ganaron realmente, porque
nadie ‘gana’ nada en procesos como éste... sus corazones palpitan con
menos rabia y los muertos descansan menos inquietos. Un alto precio
pagó la gente para cambiar su destino en octubre de 2003... con este
juicio familiares y abogados les vienen diciendo hace años que no los han
olvidado. Para todos ha comenzado la justicia que no tuvieron antes.
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El difícil camino para hacer justicia
A principios del año 2004 se formó el Comité Impulsor del Juicio con
la participación de unas 50 organizaciones sociales e instituciones, entre
las que estaban la COB y la Coordinadora del Agua de Cochabamba.
La reunión para crearlo fue en la casa de la Asamblea Permanente de
Derechos Humanos de Bolivia en la avenida 6 de Agosto de La Paz. El
Comité Impulsor pretendía apoyar a las víctimas en su búsqueda de justicia
procurando contrapesar el poder económico y político de los autores de
la masacre.
Por iniciativa de Oscar Olivera, que traía la experiencia de la
Coordinadora del Agua, el Comité Impulsor no tuvo nunca un Presidente
ni una organización estructurada; el Comité era más bien una articulación
de iniciativas y acciones de las organizaciones, las instituciones y las
personas.
Hubo momentos en que el Comité tuvo mucha gente activa y otros
en los que fuimos pocos, y no siempre estuvimos los mismos. Con el
tiempo se quedó un núcleo que persistió y con mucha terquedad llegó
hasta aquí.
Siendo parte del Comité Impulsor, la Asociación de Familiares
de los Caídos en Defensa del Gas (ASOFAC-DG) me invitó a una de
sus reuniones y ahí, a quemarropa y sin aviso previo, me convocó para
que les represente como abogado y apoderado, acepté. Entre hermanos
asumimos el compromiso recíproco de llevar el proceso hasta acabar,
aunque en ese momento no imaginábamos siquiera lo complicado que iba
ser ni el tiempo que nos iba a llevar.
Más adelante cuando vimos que muchos querían sacarle provecho al
proceso para lograr visibilidad, y rédito político o cuando menos un trabajo
en el Estado, asumimos un compromiso adicional: que por lo menos entre
nosotros nadie iba a sacar o pretender sacar ningún provecho político o
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algo parecido con el juicio, y menos a abandonarlo por ese tipo de intereses.
Nuestro objetivo era lograr justicia y no satisfacer la ambición personal.
Cumplimos, pese a todas las tentaciones que hubieron en el camino.
Viendo hacia atrás, creo que si no hubiésemos asumido ese
compromiso, y lo hubiésemos cumplido, es muy probable que el juicio
no hubiese acabado con una sentencia. Vimos en cambio a muchos que
lograron acceder a cargos públicos vendiéndose como “los impulsores del
juicio” con el mayor cinismo.
Fueron ocho largos años en que el proceso se mantuvo por
la convicción del Comité y la Asociación, y el apoyo y solidaridad de
incontables organizaciones y personas.
Uno de los primeros problemas que enfrentamos, que nunca dejó
de serlo aunque nunca fue demasiado grande ni insalvable, fue el de los
recursos para mantener el proceso y las acciones de movilización.
El primer aporte económico del que tengo memoria fueron 400
bolivianos de la Federación de Fabriles de Cochabamba: con ese dinero
se imprimieron los primeros volantes de difusión; quedó un resto que
usamos para comprar cuatro linternas a pilas y el material para que el
medico forense practicara la necropsia de David Salinas Mallea, la noche
del lunes 11 y parte de la madrugada del martes 12 de octubre en 2004, en
el cementerio de Santiago II en El Alto.
En todos estos años hubieron aportes de todo tipo, materiales y del
alma, pequeños y grandes, bulliciosos y anónimos. Siempre que hizo falta,
hubo quien ayudara con trabajo, con materiales, publicaciones, dinero y lo
que fuera necesario. Fue así hasta el final.
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sino hasta que lo exigíamos, y muchas, muchísimas veces lo hacían mal.
Estoy seguro, y no es porque sea paranoico, que para cansarnos. Uno de
las autoridades judiciales que más conspiró contra el proceso fue Eddy
Fernández que a principios de 2008 asumió como Presidente de la Corte
Suprema de Justicia.
Procuró venderse con la imagen de la renovación, como que era
parte de una nueva generación de abogados que asumía por primera vez
la dirección del máximo Tribunal de Justicia del país. La verdad era más de
lo mismo, estaba allegado a la Nueva Fuerza Republicana de los hermanos
Reyes Villa y había logrado ser elegido Presidente del Colegio Nacional
de Abogados con el voto de la militancia del Movimiento Nacionalista
Revolucionario, lo que lo había catapultado a la Corte Suprema unos años
antes. Para ser elegido Presidente de la Corte Suprema había mendigado el
apoyo de todos los partidos que tenían algún poder, incluido el Movimiento
al Socialismo que en ese tiempo no tenía nadie quien le responda ahí.
Eddy Fernández debía convocar el inicio del juicio oral, pero no
lo hacía. Previamente tuvimos que cumplir con algunas notificaciones,
y al final las acabamos todas para mediados de año. Pedimos en ese
momento que se señale la fecha de inicio del juicio oral y Fernández nos
salió con que se debía notificar con la acusación a Sánchez de Lozada y
Sánchez Berzaín en los Estados Unidos; eso no correspondía legalmente
porque ellos habían sido declarados rebeldes y el juicio oral contra ellos
se iba a suspender. Y lo más importante: era virtualmente imposible
notificarles, y eso se conocía públicamente porque ya se había tropezado
con ese problema en otro momento del proceso. Lo que en realidad Eddy
Fernández pretendía era suspender el juicio indefinidamente obligándonos
a realizar una notificación que sabía no podíamos realizar, porque los
Estados Unidos simplemente no querían cooperar. Recuerdo que dio una
entrevista a Radio ACLO en que, un tanto burlándose, dijo que deberíamos
buscar unos 20 mil dólares para hacer las traducciones al inglés.
Al día siguiente, un viernes por la tarde, fui a La Corte. Hugo Suárez,
que también era ministro, procuró una reunión con Eddy Fernández en su
despacho. Le expresé mi preocupación por la decisión que estaba tomando,
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que ya había hecho pública aunque que no constaba en el expediente. La
verdad se portó amable y abrió la posibilidad de no asumir la decisión, que
al cabo no era oficial y no se nos había notificado. Salí más tranquilo de ahí
y empecé a caminar rumbo a la Plaza 25 de Mayo de Sucre cuando recibí
una llamada. Contesté el celular, me llamaba Pamela para decirme que nos
habían notificado la decisión sin modificar de Fernández. Eran casi las 6
de la tarde y legalmente teníamos 24 horas para presentar un recurso de
reposición al respecto, y en ese caso unas 18 porque la Corte los sábados
trabajaba sólo hasta medio día.
La verdad no sé que pretendió Eddy Fernández con esa reunión,
¿distraerme? ¿Dejarme tranquilo el fin de semana para que el lunes descubra
que todo estaba hecho y no había vuelta atrás? No sé, eso habría sido
subestimarnos demasiado. Trabajé el recurso hasta eso de las once y media,
dormí unas horas y a las cuatro continué, a las diez de la mañana estábamos
imprimiendo el recurso y antes de mediodía lo habíamos presentado.
Al final, el Tribunal en pleno nos dio la razón y dejo sin efecto la
decisión de Eddy Fernández. Aún así él se negó a dar inició al juicio oral.
Ahora quería que acaben todos los juicios de responsabilidad anteriores,
pese a que habían diferentes tribunales en la corte. El tiempo corría en
nuestra contra. Nosotros siempre sostuvimos que la masacre era un delito
de lesa humanidad por ello imprescriptible, pero no teníamos seguridad de
que el Tribunal lo decida así, es más teníamos el temor de que el Tribunal deje
pasar el tiempo hasta el punto en que podía declarar los delitos prescritos.
Eddy Fernández actuaba con total seguridad de su impunidad,
porque creía que en medio de la difícil situación política del país en ese
año él terminaría por ser Presidente, como Eduardo Rodríguez Veltzé, por
sucesión constitucional. Alguna gente de la denominaba “Media Luna” le
había hecho creer que era muy posible, y él había apostado por esa opción.
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En noviembre del 2008 el panorama era por todo ello poco alentador. La
crisis política nacional había pasado, luego de los hechos de septiembre en
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Pando, pero Eddy Fernández seguía negándose a iniciar el juicio oral. Nos
tocaba tomar la iniciativa.
Tenía en mente varías opciones, que fuimos analizando una a una.
Fue hablando con César que empecé a pensar seriamente en que iniciar un
juicio por retardación de justicia contra el Presidente de la Corte Suprema;
era una buena opción.
Como siempre que había que tomar decisiones “talibanescas”
llame a Luis para evaluar y luego a Jesús para medir nuestras fuerzas, en
ese tiempo estábamos dispersos por trabajo y cansancio. Finalmente lo
tratamos en reunión con la ASOFAC-DG. No discutimos mucho, ya lo
habíamos hechos por meses, y decidimos enjuiciar a Eddy Fernández.
Presentamos la denuncia ante el 26 de noviembre de 2008.
Algunos meses después, el 13 de mayo de 2009, la Cámara de Diputados
del Congreso Nacional decidió que existían suficientes elementos
de convicción, como dicen los abogados, para llevar a juicio a Eddy
Fernández por haber cometido retardación de justicia, y lo suspendió
como ministro y presidente de la Corte Suprema.
Luego de mucho batallar, y un tanto creo para justificar el
rechazo de nuestro pedido porque el juicio se realice en La Paz y
ante un tribunal con jueces ciudadanos, el Tribunal de Sentencia de
la Corte Suprema, con nuevo presidente, determinó iniciar el juicio
oral el lunes 18 de mayo de 2009. Ese día estuvimos todos en Sucre
esperanzados, pecando otra vez de ingenuos pensando que el juicio
duraría unos meses.
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de Chuquisaca por el Presidente Evo Morales. Se dio por aceptada la
renuncia y la audiencia continuó.
La ley daba a entender que el quórum mínimo del Tribunal era de 8
miembros, aunque no estaba claro, porque un juicio de responsabilidades
anterior había concluido con un quórum menor. La situación era un tanto
incierta, sobre todo con nuestras malas experiencias con las autoridades
judiciales. La falta de quórum era un vicio del proceso que no podía
ser enmendado, pero los acusados parecían no darle importancia. Para
nosotros era una trampa, ellos lo sabían bien y esperaban el mejor
tiempo para atacar: nos iban a dejar avanzar en el proceso todo lo que
quisiéramos y luego cuando menos lo esperásemos iban a demandar la
nulidad; ese sería el fin del proceso, nadie tendría las fuerzas para volver
a empezar.
El sábado 19 informé a la ASOFAC. Decidimos denunciar el peligro,
haciendo notar que el ataque al juicio venia del gobierno, y demandar
nosotros la nulidad antes de seguir avanzando en falso, no tanto para que
se anule el proceso sino para que se aclare el terreno que pisábamos; el
martes siguiente empezaban las declaraciones de los testigos y no íbamos
a someter a la gente a revivir el dolor de esos días para nada.
La verdad estábamos muy sorprendidos y contrariados con la
designación de Freddy Rojas porque estábamos seguros que los principales
asesores del Presidente en temas jurídicos sabían el riesgo al que exponían
el juicio.
El lunes 21 por la tarde llamamos a una conferencia de prensa en
La Paz, apenas vinieron tres medios. El martes 22 por la mañana en Sucre
compartimos nuestra evaluación con la Fiscalía, coincidimos en el peligro.
En la tarde, al empezar la sesión pedí la palabra y planteé el problema: el
Tribunal debía decirnos expresamente si tenía el quórum necesario para
seguir el juicio y si no debía disolverse y el juicio oral volver a fojas cero.
Creo que por un momento muchos en el Salón de Debates nos vieron en
verdad como talibanes en un acto suicida. La Fiscalía, como acordamos, se
adhirió a nuestra posición y también la Asamblea Permanente de Derechos
Humanos, que todavía estaba en el juicio. La defensa de los acusados no
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atinó a hacer nada, ni siquiera a demandar la nulidad del proceso, como
en el fondo nosotros estábamos pidiendo y como les convenía. Hasta ahí
habíamos ganado la partida, restaba el resultado final.
El Tribunal se retiró y deliberó hasta el día siguiente. Emitió una
resolución interpretando la Constitución y el procedimiento penal, dejando
establecido que tenía el quórum para seguir el juicio y dictar sentencia.
Hasta el final del proceso los acusados trataron de impugnar el quórum del
Tribunal sin éxito; no habían podido aprovechar su ventaja en el momento
que podían.
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Carlos Sánchez Berzaín, estaban en Achacachi por coincidencia y que
habían ido a inspeccionar la construcción de unas viviendas para oficiales
solteros, procurando exonerarlos de responsabilidad.
Durante la investigación Núñez había declarado que Juan Véliz
y Sánchez Berzaín dirigieron el operativo de Warisata y que su unidad
participó de él. Además existía documentación que evidenciaba lo mismo.
Confrontado con el acta de su declaración, nervioso, Núñez aceptó que
no dijo la verdad; el Tribunal debió remitir los antecedentes al Ministerio
Público para que se abra un caso en su contra por falso testimonio, pero
prefirió no decir nada, ni siquiera llamar la atención de Núñez.
La Fiscalía inició una investigación por falso testimonio y otros delitos
que empezó a avanzar con un final previsible por la prueba que existía.
Acorralado, Núñez confesó haber mentido bajo juramento y se sometió a un
proceso abreviado. La sentencia exponía la verdad de los hechos aclarando
las mentiras que fueron dichas al Tribunal. Este proceso se pudo concretar
por el compromiso del Fiscal Milton Mendoza, que simplemente se las jugó.
Este caso permitió así poner en evidencia la forma en que Juan
Veliz preparaba a sus testigos para que mientan y quedar liberado
de responsabilidad. Núñez dio los detalles de cómo fue llevado a un
departamento en la ciudad de Sucre, donde Véliz y su abogado le
instruyeron qué decir.
Con la sentencia que condenaba a Núñez solicitamos la detención
de Juan Véliz Herrera, porque estaba claro que mientras estuviese libre
ningún testigo sería creíble; la ley y la prueba estaban de nuestro lado.
Fue una audiencia tensa, empezó argumentando la fiscalía y luego
nosotros. La defensa de Véliz, trató de ganar tiempo dizque para leer
los documentos, mientras el ex general llamaba nervioso por teléfono
pidiendo auxilio no sabemos a quién. Para las 3 de la tarde, más o menos,
el Tribunal empezó a deliberar. Se tardaron horas y horas en decidir
algo que estaba claro. Finalmente a eso de las 8 de la noche nos dieron
a conocer que habían decidido la detención preventiva de Juan Véliz
Herrera. Era el principio del fin.
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Para mayo de 2011 el proceso había avanzado hasta casi su conclusión, pero no
terminaba de acabar porque siempre sucedía algo y el Tribunal suspendía las
audiencias. Hasta ahí habíamos logrado sortear todos los obstáculos, estábamos
cerca de lograr nuestro objetivo, pero advertíamos que si el proceso seguía
suspendiéndose podía llegar el caso en que el Tribunal se disuelva al asumir
el Nuevo Tribunal Supremo que debía conformarse luego de las elecciones
judiciales de octubre, y todo el esfuerzo de años quedaría en nada.
En los 8 años de juicio, siempre que estábamos en momentos
definitorios vimos cómo opera el poder real, incluso haciendo que las
autoridades actúen a su conveniencia: algunas veces con cierto disimulo y
otras simplemente con descaro. Estaba claro que todos los acusados, los
que estaban en Bolivia y los prófugos —sobre todo Gonzalo Sánchez de
Lozada y Carlos Sánchez Berzaín— estaban haciendo todo lo posible para
que no haya sentencia, y si tenía que haberla no fuera de condena.
El juicio estaba en su momento culminante y parecía que no iba
a acabar bien. Los días se volvían semanas y las semanas meses, y el
proceso apenas si avanzaba. Evaluamos que todo lo que podía hacerse
jurídicamente se había hecho, que el proceso iba a concluir, para bien
o para mal, sólo con movilización. Discutimos qué medida tomar: se
barajó la posibilidad de una huelga de hambre, de crucifixiones, marchas...
finalmente la Asociación decidió instalar una vigilia en Sucre frente a la
Corte Suprema de Justicia. Queríamos interpelar al Poder Judicial, pero que
no se interprete como una agresión y dar motivos para que se suspendan
las audiencias, nosotros queríamos que el pleito acabe.
En abril en una reunión de la Asociación en que estábamos Mónica,
Roberto y yo, por parte del Comité, planteé buscar el apoyo de algunas ongs
de El Alto para la vigilia que se iba a empezar. Se debatió y se decidió que
no, que se iría con los recursos que se tenían. El gobierno de Evo Morales
dio a las víctimas algunos montos de dinero como ayuda humanitaria y
los familiares de los caídos habían reservado parte de ese dinero para este
momento del juicio, había para los pasajes de ida y algunos gastos.
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El lunes 4 de julio de 2011, luego de más de doce horas de viaje, a
eso de las 8 de la mañana llegaron a Sucre 41 compañeros, entre miembros
de la ASOFAC y del Comité, con la decisión de quedarse en vigilia el
tiempo que fuera hasta que el Tribunal de la Corte Suprema de Justicia
dicte la sentencia. Traían una cocina a gas con su garrafa, algunas ollas,
frazadas y algo de ropa cada quien. Unas tres cuadras antes del Parque
Bolívar, donde se encuentra el enorme y frío edificio de la Corte Suprema,
se empezó una marcha con el pasacalles por delante y la wiphala en alto.
Ese primer día se trabajó en instalar el campamento. Zulema
logró conseguir prestadas algunas carpas iglú y se improvisó una carpa
más grande en base a un toldo. Pamela y Marcelo se fueron a conseguir
cartones, no había colchones. En el campamento se almorzó una sopa y la
cena fue una taza de te con un pan, se empezaba racionando los recursos.
El martes 5 de julio el acusado Juan Véliz, que decía estar enfermo,
no se presentó a la audiencia. El Tribunal suspendió las audiencias por
enésima vez sin que se sepa a ciencia cierta cuando se reiniciarían. El
miércoles 6 cundió el desánimo, varios compañeros hablaban de regresarse,
el Tribunal no inspiraba ninguna confianza y todos tenían obligaciones y
necesidades en sus hogares. Se discutió mucho y agrio, y se decidió que se
quedaran quienes podían y querían. La discusión había sido tan dura que la
verdad tenía miedo que todos regresaran. A la tarde se fueron algunos, en
la noche estaba la mayoría. En los 55 días siguientes de vigilia no se volvió
a hablar de dejar la vigilia ni una vez, nadie lo sugirió siquiera.
Para desacreditar el movimiento los acusados y sus colaboradores
dijeron, en el Tribunal, en los medios y a quien quisiera escucharles, que
la gente de la vigilia recibía dinero para estar en Sucre, que pagaban a las
víctimas incluso por día, mientras la verdad era que en la vigilia apenas se
tenía para comer. Discriminadores al fin y al cabo, los pensaban inferiores
incapaces de comprender y fáciles de manejar como ovejas.
Ese miércoles por la tarde se instaló en el parque una feria, y una
señora que tenía su puesto de tortas se acercó con una, a la que cortaba
porciones y las iba repartiendo. Se le acabó y trajo otra, hasta que todos
terminamos comiendo torta de chocolate. Dijo poco, sólo quería apoyar con
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lo que tenía. Desde entonces eso fue como una procesión de solidaridad,
venía la gente trayendo comida, agua, más carpas, música, teatro, fuerza,
vida. El campamento vigilia se mantuvo por dos meses sin padrinos, por el
apoyo de la gente y una causa absolutamente clara, lograr justicia.
Una noche frente al ingreso principal de la Corte en plena calle se
improvisó un escenario y Gonzalo Callejas presentó para los compañeros el
monologo “Vida, pasión y muerte de Jesús Mamani”. Al final Juan Patricio
emocionado me dijo “Nunca vi nada igual”. Unos días después, un sábado,
el compañero Callejas mandó 3 botellas de chicha para avivar el alma.
Hasta el final los acusados han procurado obviar que eran perseguidos
por sus víctimas, primero decían que los perseguía el gobierno, luego se
han ilusionado pensando que los acusábamos sólo unas cuantas personas
que hablábamos por las víctimas. En el fondo creo que pensar eso les daba
alguna tranquilidad. Su sorpresa fue grande cuando desde el 4 de julio
tuvieron que enfrentar, todos los días de juicio y hasta la sentencia, a sus
víctimas; hasta ese día, salvo el inicio del juicio oral el 18 de mayo de 2009,
habían ido algunas víctimas por audiencia y en muchas de las audiencias
no había podido participar ninguna personalmente.
Desde que llegaron las víctimas a Sucre los acusados pidieron salir
por la puerta de atrás de la Corte Suprema, tenían miedo al indio salvaje,
porque en su fuero interno pienso que creían que los iban a golpear o se
los iban a comer, como incluso llegaron a sugerir. Nosotros lo único que
queríamos era que el juicio avance, que concluya como debía. No íbamos
a arriesgar los ocho años de trabajo pretendiendo agredir a nadie.
Contra todo pronóstico el 30 de agosto de 2011, a eso de los dos de
la tarde, el Tribunal de Sentencia de la Corte Suprema de Justicia dictó su
fallo condenando a los siete acusados presentes: a los cinco miembros del
Alto Mando Militar de entonces por haber cometido el delitos de masacre
sangrienta y a los dos ex Ministros de Estado por ser cómplices.
La historia del juicio de responsabilidades por la masacre es una
historia con muchas historias y cientos sino miles de actores, como
septiembre y octubre de 2003 mismo, y es también una historia de dignidad
y resistencia.
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La tesis de la acusación: los autores de la masacre
En octubre del 2003 casi todos los bolivianos, creo, podíamos afirmar que
el gobierno presidido por Gonzalo Sánchez de Lozada había cometido
una masacre. Se había visto por la televisión, oído por la radio o leído
en los periódicos, cuando no se la había sufrido en carne propia. Todos
condenamos la masacre y existía la conciencia general que los responsables
eran Gonzalo Sánchez de Lozada y la gente de su gobierno; pero para la
justicia eso no es suficiente, se debe seguir un proceso, cumplir ciertos
requisitos, y hasta ritos, para que la autoridad establecida por las leyes diga
primero si efectivamente sucedió un delito, luego quién es el responsable
y finalmente cómo se lo va a sancionar. Todo eso no es nada fácil en
cualquier juicio y menos en uno como el juicio por la masacre.
Gonzalo Sánchez de Lozada, Carlos Sánchez Berzaín, los demás ex
ministros y los entonces miembros del Alto Mando Militar no dispararon
un solo tiro, no estuvieron (salvo en el caso de Warisata) ni siquiera cerca
de los escenarios de la masacre. Por eso era difícil sostener un juicio para
condenarlos. Sin lugar a dudas son responsables. Pero nunca firmaron un
documento en que digan expresamente “maten” ni nada parecido; fueron
más sutiles. Además hicieron desaparecer mucha de la documentación que
podía comprometerlos. No fue sencillo armar el rompecabezas con varias
piezas perdidas, destruidas o escondidas.
En 2003 la versión conocida de los hechos fue que en un escenario
de gran conflictividad social el gobierno de Sánchez de Lozada procuró
traer gasolina a la ciudad de La Paz rompiendo un bloqueo que existía en
la zona de Senkata de la ciudad de El Alto. El aparato de propaganda de
los partidos neoliberales que se encontraban en el gobierno nos mostraba
esos hechos antes, durante y después de la masacre de septiembre y octubre
del 2003, todo en función de hacernos creer que los muertos habían sido
resultado del accionar legal del gobierno para restablecer el orden en un
país convulsionado.
La masacre no fue un accidente o algo que pasó en una secuencia fatal
y desafortunada de hechos, sino todo lo contrario, fue algo que Gonzalo
29
Sánchez de Lozada y toda su coalición de gobierno midieron, proveyeron
y determinaron que suceda, aunque esperaban que el fin sea diferente. Lo
que ocurrió en octubre de 2003 fue en gran medida como todos intuimos
que había ocurrido y no como los masacradores nos quisieron hacer creer.
Nos tocó investigar y analizar la información, preparar el caso y finalmente
sostener nuestra acusación en el juicio para convencer al Tribunal y lograr
que los responsables sean condenados.
La causa de todo y de la masacre fue como siempre lo pensamos:
el dinero, la ambición desmedida por hacer fortuna o aumentar la que
tenían. Para 2002 Bolivia era reconocida como la segunda potencia gasífera
de Sudamérica. En las esferas del Estado se trabajaba para exportar el
gas natural en un negocio de varios miles de millones de dólares. En las
elecciones generales de ese año los partidos políticos (MNR, MIR, ADN
y NFR, entre otros) se pelearon en gran medida por quién y cómo iba a
participar del negocio del gas.
En ese entonces vivíamos la crisis del neoliberalismo, no había
trabajo, los salarios eran bajísimos, no se respetaba los derechos
de los trabajadores y el campo estaba abandonado de la mano del
Estado. Los partidos políticos sólo buscaban el gobierno para hacer
negocios chuecos y eran duramente cuestionados, la misma democracia
pactada estaba en crisis. Partidos como el MAS y el MIP tenían una
importante representación parlamentaria y cuestionaban la incapacidad
e insensibilidad del gobierno para enfrentar y resolver la pobreza y todos
los problemas que sufríamos.
Así, aún antes de asumir el gobierno el 6 de agosto de 2002, la gente
de Gonzalo Sánchez de Lozada (obviamente Carlos Sánchez Berzaín) veía
que para exportar el gas natural y gobernar como quisieran (o sea, asaltando
la hacienda pública) tenían que doblegar al movimiento popular en general,
vencerle. Y decidieron que su alternativa era vencerlo militarmente, por la
fuerza de las armas, como finalmente pretendieron en septiembre y octubre
de 2003. No, no pensaban exterminar al movimiento popular o matar a toda la
gente de El Alto, sino reprimir la protesta social para vencerle por la fuerza, el
miedo y la desorganización de la gente. Sabían bien que iban a haber muertos,
30
en definitiva los querían: eran la garantía del miedo y un costo político aceptable
considerando lo que iban a ganar con el negocio del gas.
Apenas el MNR y el MIR asumieron el gobierno, a la cabeza de su
principal operador Carlos Sánchez Berzaín, empezaron a desplegar una
política de Estado de criminalización y represión militar de la protesta
social. Hemos podido reconstruir cómo lo hicieron:
El 8 de agosto de 2002 a los dos días de que había asumido la
presidencia, Gonzalo Sánchez de Lozada designó a Juan Veliz Herrera
Comandante del Ejército y a Gonzalo Rocabado Mercado Jefe del Estado
Mayor General, ambos con estudios en la Escuela de las Américas de los
Estados Unidos, la tristemente famosa escuela gringa donde se enseñaba
a dar los golpes de Estado, torturar y destruir al movimiento popular
acusándolo de ser el enemigo interno.
El 30 de agosto de ese año el Comando del Ejército aprobó el
“Manual de Uso de la Fuerza”. Teóricamente este Manual iba a servir
para limitar la acción de los militares que actuaban en disturbios civiles.
El Manual en el fondo tenía por objetivo identificar a toda persona que
protestaba, marchando o bloqueando por ejemplo, como un delincuente
subversivo, es decir, como un blanco legítimo para el uso de fuerza
letal. Este Manual se funda en el derecho de guerra, de alguna manera
autorizando a los miliares que iban contra un bloqueo a actuar como si
estuvieran en guerra. De acuerdo al Código Penal vigente no existía ni
existe un delincuente subversivo como tal, este término fue utilizado en la
doctrina de la seguridad nacional impartida en la Escuela de Las Américas
para referirse a los izquierdistas que cometían el delito de pensar que era
posible una sociedad diferente al mundo capitalista.
En enero de 2003 el Comandante del Ejercito aprobó el “Plan
República” que establecía que el ejercitó opere en disturbios civiles con
todos sus efectivos, incluidas las fuerzas especiales, y en base a principios
de la guerra. En consecuencia los miliares, al ser empleados en disturbios
civiles (marchas, bloqueos, etc) en septiembre y octubre de 2003, actuaron
aplicando principios de guerra y viendo a los civiles como delincuentes
subversivos.
31
El 12 de marzo de 2003 Gonzalo Sánchez de Lozada promulgó la
Ley 2445, que regulaba el juzgamiento del Presidente y los Ministros de
Estado. Esta ley tenía muchísimas deficiencias y estaba dirigida a hacer
imposible su juzgamiento por si había una masacre. Esta fue la trampa que
nos dejaron para que no haya juicio de responsabilidades.
El 4 de agosto de 2003 se aprobó la Ley de Seguridad Ciudadana,
que castigaba el bloqueo de caminos con pena de cárcel de hasta 8 años:
protestar debía ser considerado como delito y el gobierno debía tener las
leyes para usar la mano dura.
La Fábrica Nacional de Municiones, como nunca antes ni después
en su historia, recibió el encargo de producir una improvisada munición
no letal para ser utilizada en la represión. Para los operativos de septiembre
y octubre de 2003 se habían producido alrededor de 1 millón de unidades.
La solución que habían definido era imponerse por la fuerza.
El 6 de agosto de 2003 ingresó al gobierno la NFR. Con este hecho el
escenario para la violencia estaba preparado: se habían promulgado las leyes
que la justificaban, se tenía a los militares en apronte y se había consolidado
el apoyo político de una coalición de gobierno con 2/3 de los miembros del
Congreso. Sólo restaba decidir el momento, la circunstancia ideal.
El 11 de septiembre, ante la advertencia del movimiento campesino
de iniciar un bloqueo de caminos, la coalición de gobierno (MNR, MIR,
NFR) definió que la hora había llegado. El ejército se puso en alerta roja,
como si fuera a enfrentar una situación de guerra. El bloqueo ni siquiera
habían iniciado y la dirigencia campesina había optado primero por la
huelga de hambre en Radio San Gabriel en El Alto.
El 20 de septiembre, con el pretexto de que en Warisata operaba
un foco guerrillero —según nota expresa firmada por Gonzalo Sánchez
de Lozada y redactada por Carlos Sánchez Berzaín—, una grupo de elite
de las Fuerzas Armadas ingresó al pueblo a las 16:30 y sin la mínima
resistencia lo ocupó en 5 minutos. No había foco guerrillero ni nadie que
pueda oponerse. La toma fue brutal y con saldos fatales.
Ese día por la noche se reunió el Gabinete de Ministros en pleno,
los principales operadores políticos de los partidos de gobierno y los
32
miembros del Alto Mando Militar. Evaluaron la situación, debatieron
sobre declarar estado de sitio y otras acciones que podían asumir. Gonzalo
Sánchez de Lozada, que había seguido momento a momento el desarrollo
del operativo desde la residencia presidencial de San Jorge, informado por
teléfono por Carlos Sánchez Berzaín, dijo dirigiéndose a los militares que él
asumía la responsabilidad de lo que había sucedido. Finalmente decidieron
no declarar estado de sitio y proseguir con sus planes. Nadie ahí dijo nada
sobre la necesidad de que se haga justicia, nadie en esa reunión reclamó
nada por Marlene Nancy Rojas Ramos, la niña de 8 años que había sido
asesinada en el operativo.
Con la masacre de Warisata la indignación se generalizó, la
movilización popular creció. El Alto se declaró en paro general indefinido
movilizado. En diferentes escenarios y principalmente en El Alto la
represión militar se fue haciendo más y más fuerte.
Para el 10 de octubre habían decidido quebrar la movilización
alteña para terminar de imponerse. Ese día por la noche en el Ministerio
de Defensa se organizó el “operativo de transporte de gasolina”. Ahí se
realizó una reunión en la que se hicieron notar los riesgos y la posible
perdida de vidas. Fue entonces que Sánchez Berzaín dijo: “Van a haber
muertos, gasolina también”. El gobierno conocía que la gasolina que
podían traer con todos los riesgos iba a alcanzar sólo para dos horas
de abastecimiento, pero eso no les importaba. La gasolina sólo era un
pretexto.
Durante todo el sábado 11 de octubre de ese 2003, Gonzalo
Sánchez de Lozada y sus ministros estuvieron reunidos en la residencia
de San Jorge, discutían sobre la situación y su estrategia. Por la tarde
emitieron el Decreto Supremo 27209, ordenando una vez más que se
realicen operaciones militares en El Alto. Para movilizar las fuerzas
militares no se necesitaba de un decreto supremo, bastaba la orden del
Presidente, al cabo era el Capitán General de las Fuerzas Armadas. Por
otra parte, para que el decreto fuera válido se necesitaba que lo firmen
sólo el Presidente y el Ministro de Defensa, pero lo firmaron todos los
ministros de la coalición: así sellaban el pacto de corresponsabilidad entre
33
ellos, la orden la daban y la tenían que asumir todos los miembros de la
coalición por una parte, y por otra, con esas firmas mostraban un total
respaldo político a los jefes militares.
Ese sábado activistas de derechos humanos y miembros de la prensa
lograron una reunión con Gonzalo Sánchez de Lozada preocupados por la
tensa situación. Al finalizar, antes de abandonar la residencia en San Jorge,
el ex presidente les dijo: “Si los alteños quieren diálogo por el gas van a
tener diálogo, pero si quieren guerra, esos vándalos de El Alto van a tener
guerra”. Antes de que se iniciara esa reunión, en El Alto se desarrollaban
las operaciones militares y en La Paz se planificaban las del día siguiente.
Lo demás es una historia más o menos conocida. Con el pretexto
del transporte de gasolina hicieron los operativos militares, reprimieron
y masacraron hasta que la indignación popular por las muertes y la
brutal represión logró que el 17 de octubre Gonzalo Sánchez de Lozada
renunciara y huyera del país.
Al final, a lo largo de los ocho años que tomó el Juicio de
Responsabilidades, demostramos que hubo masacre, pensada y querida,
y que la hubo por dinero, porque que quienes se sentían dueños del país
querían gobernar sin las trabas que podía poner el movimiento popular.
Políticos y militares son responsables penalmente, como autores mediatos,
porque tomaron las determinaciones y usaron su poder para que se ejecute
la masacre, aunque no dispararon ni una bala personalmente ni enfrentaron
a ninguna de sus víctimas. Ellos dieron la orden...
34
ALEGATO FINAL EXPUESTO POR LA PARTE CIVIL
EN EL JUICIO DE RESPONSABILIDADES POR LA
MASACRE DE SEPTIEMBRE Y OCTUBRE DE 2003
1 El alegato final fue expuesto de forma oral entre el lunes 18 y el miércoles 20 de julio de 2011
en el Salón de Debates de la Corte Suprema de Justicia de Bolivia, este documento contiene la parte
central de esa exposición.
2 Según el artículo 118 atribución 5ta. de la Constitución Política vigente entonces, la de 1967
con reformas de 1994, y la Ley 2445 del 13 de marzo de 2003, el Presidente de la República y los
Ministros de Estado por responsabilidades penales que pudieran tener debían ser juzgados en un
proceso en única instancia ante la Corte Suprema de Justicia que se iniciaba con la denuncia que
podía ser interpuesta por cualquier ciudadano denominada proposición acusatoria.
37
Alegato final de la parte civil
los que han quedado con vida. Víctimas primero de la represión del
gobierno de Sánchez de Lozada, víctimas después de la falta de justicia,
de la discriminación, del olvido.
El 14 de octubre de 2004, al año de la masacre, y sólo ante el
cuestionamiento general y la movilización popular el Congreso
Nacional, conformado mayoritariamente por los partidos de la coalición
de Sánchez de Lozada (el MNR, el MIR y la NFR), autorizó el juicio de
responsabilidades por dos tercios de votos del total de sus miembros.
El 17 de octubre de 2007, luego de una investigación de casi tres
años compleja y complicada, la Fiscalía General presentó acusación
contra 17 personas, entre ellas Gonzalo Sánchez de Lozada y los
acusados presentes3.
El 18 de mayo de 2009, a 1 año y siete meses de la presentación
de la acusación fiscal y después de varios reclamos, movilizaciones y
hasta un juicio por retardación de justicia contra el Presidente de la
Corte Suprema, se inició el juicio oral.
Semana tras semana se han desarrollado uno a uno los diferentes
momentos del juicio oral, en cada paso se ha cuidado el cumplimiento
de la norma y en cada actuación se ha resguardado el derecho a la
defensa de los acusados como la base para construir una sentencia
incuestionable.
Este proceso está llegando a su conclusión, nos corresponde
exponer nuestro alegato final como parte civil, y queremos empezar
dejando algunas cosas claras:
3 El general Roberto Claros Flores ex Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, el general
Juan Véliz Herrea ex Comandante del Ejército, el general Gonzalo Rocabado Mercado ex Jefe del
Estado Mayor General, el almirante Luis Aranda Granados ex Comandante de la Fuerza Naval,
el general Oswaldo Quiroga Mendoza ex Comandante de la Fuerza Aérea, y los ex ministros de
Estado Erick Reyes Villa y Adalberto Kuajara.
38
HACER JUSTICIA
vigilia en la ciudad de Sucre frente a la Corte Suprema de Justicia. Participaron de la vigilia víctimas
que viajaron de La Paz, El Alto y Huanuni. La decisión se asumió ante las demoras del proceso
que corría el riesgo incluso de concluir sin sentencia ante la posible disolución del Tribunal de
Sentencia, y pese a que el proceso estaba en sus últimas actuaciones. La vigilia se mantuvo por 59
días hasta la emisión de la sentencia el 30 de agosto.
40
HACER JUSTICIA
41
Alegato final de la parte civil
2.1.1. Antecedentes
5 El artículo 21 derogado del Código Penal establecia: “Son autores mediatos, los que para
cometerlo, se valen de un inimputable o inducen al error a otro, para el mismo objeto”.
45
Alegato final de la parte civil
7 Arendt, Hanna. Eichmann en Jersualén. Un estudio acerca de la banalidad del mal, Lumen, Barcelona,
2003. p. 18.
8 Roxin, Claus. Op. cit., p. 274.
47
Alegato final de la parte civil
El 13 de octubre del 2006 la Sala Penal Nacional del Perú emitió fallo
en el caso del juzgamiento de Abimael Guzman, lider principal de
15 Roxin Claux. “Problemas…”, p. 62.
16 Schoroeder, Friedrich-Christian. “Disposición al Hecho versus Fungibilidad” en Ambos, Kai e
Iván Meini, eds. La autoría mediata, Ara Editores, Lima, 2010, p. 120-121.
52
HACER JUSTICIA
25 Ídem, p. 74.
57
Alegato final de la parte civil
A. El poder de mando
29 Roxin, Claus. Autoría y Dominio del Hecho en Derecho Penal. Marcial Pons, Barcelona, 2000.
30 En el debate doctrinario Kai Ambos incluso planteó que este elemento es prescindible. Iván
Meini es también partidario de esta posición.
59
Alegato final de la parte civil
31 Roxin, Claus. “El Dominio de la Organización como Forma Independiente de Autoría Mediata”
en Revista de Estudios de Justicia Nº 7, Santiago, 2006, p. 16.
32 La fungibilidad como elemento necesario de la autoría por dominio de la organización también
ha sido criticada tratando de relativizar su importancia. La crítica más consistente es tal vez la
formulada por Schroeder, quien señala que no resulta un elemento determinante la fungibilidad
del instrumento cuando se necesita, por ejemplo, para la comisión de un delito personas que tenga
cierta experticia o especialidad, lo que reduciría en el contexto la posibilidad de contar con un gran
número de ejecutores. Roxin ha respondido señalando que esto sólo demuestra que la autoría por
dominio de la organización no es aplicable a todos los casos de macro criminalidad.
60
HACER JUSTICIA
61
Alegato final de la parte civil
Son autores quienes realizan el hecho por sí solos, conjuntamente, por medio
de otro o los que dolosamente prestan una cooperación de tal naturaleza, sin la cual
no habría podido cometerse el hecho antijurídico doloso.
36 En el juicio oral antes de la etapa probatoria las partes tienen la posibilidad de oponer
incidentes y excepciones. En el caso, las defensas de todos los acusados presentaron excepción de
prescripción, al responder la acusación fundamentó que los delitos que se estaban juzgando eran
de lesa humanidad y graves violaciones a los derechos humanos, por lo que eran imprescriptibles
según el derecho internacional y los precedentes de la CIDH.
37 Caso Barrios Altos vs Perú. Sentencia de 14 de marzo de 2001, Corte Interamericana de
Derechos Humanos, Párrafo 41.
66
HACER JUSTICIA
40 El tratadista Pablo F. Parenti, al referirse al caso particular de la Argentina señala textualmente que
“El procedimiento de aplicación de la costumbre por los tribunales argentinos puede describirse de
modo general como un procedimiento de doble subsunción de los hechos. En efecto, las conductas
que dan base a la imputación se subsumen, por un lado, en uno o más tipos penales de la legislación
argentina y, por otro, se califican deacuerdo con la tipología propia del DPI —en particular, los
crímenes contra la humanidad—, subsunción de la que se deriva la aplicación al caso de la regla de
la imprescriptibilidad”. Parenti F., Pablo. “Argentina” en Jurisprudencia Latino Americana Sobre
Derecho Penal Internacional, p. 24.
68
HACER JUSTICIA
69
Alegato final de la parte civil
47 Ídem, p. 31.
48 Zaffaroni, Eugenio Raúl. “Derecho Penal y Protesta Social” en Bertoni, Eduardo. ¿Es legítima la
criminalización de la protesta social?, Universidad de Palermo, Buenos Aires, 2010, p. 2.
49 Korol, Claudia y Roxana Longo. “Criminalización de las Protestas Sociales en Argentina” en
Criminalización de la Pobreza y la Protesta Social, El Colectivo, Buenos Aires, 2009, p. 63.
73
Alegato final de la parte civil
reclama, hay miles que no lo hacen y que estarían de acuerdo con las
medidas, sean cuales fueran. El Estado hace como que no hay razón
para que alguien proteste y que la protesta es mínima, casi inexistente.
Para el Estado se trata de vencer en el conflicto por el desgaste
y el temor a los actores movilizados. Se pueden dar algunas pequeñas
concesiones, pero no sobre los asuntos principales.
75
Alegato final de la parte civil
3. Relación de la prueba
51 Zafaroni, Eugenio. Derecho Penal y Protesta Social en Modernas Tendencias de Dogmática Penal y
Política Criminal. IDEOSA, Lima-Peru, 2007, p. 1077.
52 Idem.
53 La etapa probatoria dentro del juicio de responsabilidades inició el 22 de septiembre de 2009 y
concluyó el 16 de junio de 2011.
76
HACER JUSTICIA
54 Los documentos anexos en este libro comprenden mayores referencias sobre la prueba que ha
sido judicializada a lo largo del proceso.
77
Alegato final de la parte civil
55 Nosotros sosteníamos que no era necesaria la presentación de todas las víctimas, considerábamos
que deberían testificar algunas que permitiesen mostrar la violencia de la represión y acreditar a las
demás con documentos, la Fiscalía procuró acreditar con testimonios a la mayoría de las víctimas.
Finalmente no se pudo lograr la presencia de todas la víctimas en juicio y se tuvo como una
solución intermedia la participación de aproximadamente el 50% de las víctimas identificadas en
el proceso investigativo.
56 El Auto Supremo del 10 de mayo de 2011, respecto a la comunidad de la prueba.
57 Artículo 173 del Código de Procedimiento Penal.
78
HACER JUSTICIA
58 La defensa del acusado Juan Véliz Herrera intentó judicializar varias leyes, tratados internacionales
y otras normas jurídicas, a través de la lectura de extensos textos, consideramos que sobre todo
en el afán de dilatar el proceso. Incidentamos y el Tribunal obviamente nos dio la razón, rechazó
la introducción de las leyes como prueba señalando que la ley no puede ser considerada un medio
probatorio y en razón al principio iura novic curia los jueces y tribunales deben aplicar el derecho
vigente mientras que corresponde a las partes proporcionar los hechos.
59 Espinoza, Julio. “La actividad probatoria en procesos por violaciones de derechos humanos: el
juicio contra Alberto Fujimori” en Quinteros, Víctor Manuel. Judicialización de violaciones de derechos
humanos, aportes sustantivos y procesales, IDEHPUCP/PNUD/AECID, Lima, 2009, p. 119 y ss.
79
Alegato final de la parte civil
de alta fiabilidad y una prueba indiciaria puede llegar a un mayor nivel de certeza,
dado que tiene como exigencia el uso de un proceso de razonamiento gobernado por
las leyes de la lógica”60.
para lograr un mejor salario, por conseguir agua potable, por todas y
cada una de las necesidades que el modelo económico no proveía o las
hacía inalcanzables por su elevado costo.
No se trata de que hubiera descontento popular porque alguien
complotaba secretamente, existía descontento popular porque había
necesidades insatisfechas y a los gobernantes parecía no importarles
absolutamente nada.
La crisis no se presentó de la noche a la mañana, se fue alimentado
poco a poco por las propias limitaciones y perversidades del modelo
económico y los desaciertos de los gobernantes.
La guerra del agua del 2000 en Cochabamba fue una muestra
clara de la colisión de intereses y visiones del mundo. Con el servicio
de agua potable privatizado, las tarifas se elevaron en Cochabamba
hasta un punto inaceptable y la reacción popular fue incontenible,
hasta que el gobierno resolvió el contrato con la concesionaria Aguas
del Tunari. En la movilización participó gente de todos los sectores de
la sociedad.
Para septiembre y octubre de 2003 el movimiento popular no
estaba organizado como una sola estructura, ni siquiera el movimiento
indígena campesino64. Todo lo contrario, existían multitud de
organizaciones con diferentes formas de organización, intereses
y ámbitos de acción. Para el análisis de posible conflicto, la falta de
articulación del movimiento popular era parte de su debilidad, aunque
contradictoriamente terminó siendo su fortaleza. La atomización del
movimiento popular, con multitud de líderes e intereses, fue advertido
por el Consejo de Seguridad y Defensa Nacional (Cosdena) aún el
16 de octubre de 2003, en el documento judicializado y conocido en
juicio como “Lelatad con Bolivia”.
64 Mamani Ramírez, Pablo. El Rugir de Multitudes, Aruwiyiri, La Paz, 2004, p. 161 y ss.
84
HACER JUSTICIA
una serie de desencuentros Carlos Mesa tenía claro que la lucha contra
la corrupción tenía un límite90.
El 14 de julio de 2003 el gobierno emitió el Decreto Supremo
2710991 intentando “legalizar” la “servidumbre” a la que habían sido
sometidos los soldados. Este Decreto Supremo fue abrogado el 23
agosto de 2003. Finalmente, ante el repudio de la población, el Ministro
de Defensa Freddy Teodovich fue relevado de su cargo92.
dependientes, con orden para garantizar el ordenamiento legal, a fin de permitir el ejercicio de los derechos
constitucionales de la población.
105 De acuerdo a lo señalado en el “Reglamento de terminología militar RA 01-37” (PDGR 13),
prueba judicializada el 21 de marzo de 2011, un centro de operaciones tácticas es personal que
auxiliará al comandante en la conducción de las operaciones tácticas y de apoyo táctico en ejecución”.
106 La alerta roja es la eficiencia combativa del 100 % de una unidad, es dictada por el Comandante
en Jefe de las Fuerzas Armadas, declaración de Miguel Ángel Vidaurre el 30 de agosto de 2010.
107 Las declaraciones se realizaron el 28 de marzo de 2011, el 22 de noviembre de 2010, el 24 de
noviembre de 2011 y el 11 de abril de 2011, respectivamente.
108 El Regimiento IV de Caballería “Ingavi” es una unidad directamente sujeta al Comando del
Ejército, las órdenes las recibía entonces del Departamento III (operaciones). Tiene asiento en la
ciudad de El Alto.
109 El Departamento III se encarga de las operaciones del ejército, en 2003 estaba a cargo del
general Miguel Ángel Vidaurre Noriega.
110 El Regimiento Ingavi estaba en 2003 compuesto por 5 escuadrones, cada escuadrón tenía
120 soldados y contaba con 12 o 13 instructores. Cada escuadrón estaba dividido con 4 equipos:
el primero de escuderos, compuesto por alrededor de 10 soldados, el segundo contaba con una
escopeta de 37 milímetros, el tercer equipo tiene escopetas lanza granadas y el cuarto, llamado
equipo de seguridad, tenía fusiles FAL (la vestimenta que usaban era de policía militar).
99
Alegato final de la parte civil
187 Declaración de Marco Antonio Justiniano Escalante, ex Jefe del Estado Mayor de las Fuerza
Naval, el 31 de agosto de 2010, y Agenda de gral. Rocabado, Fs. 72.
188 Declaración de Marco Antonio Quispe Calderón el 26 de mayo de 2010.
189 Declaración de Martha Mamani Torrez el 21 de abril de 2010.
190 Declaración de Constancio Ramos Ventura el 20 de abril de 2010.
191 Declaración de Juan Amachi Mamani el 20 de abril de 2010.
192 Declaración de Jorge Ramos Espejo el 20 de abril de 2010.
193 Declaración de Hugo Gonzalo Turco Saloma el 20 de abril de 2010.
194 Informe de inteligencia de la policía (PDJVH 178) judicializado el 8 de febrero de 2011 y
declaraciones de las personas que se encontraban en el lugar.
118
HACER JUSTICIA
de octubre de 2009.
228 Declaración de Roberto Aramayo Carazas el 21 de octubre de 2009.
229 Declaración de Sonia López el 21 de octubre de 2009.
230 Declaración de Samuel Alarcón López el 9 de noviembre de 2009.
231 Diario de campaña conflicto social, p. 13 (PDRCF 116). Declaraciones de las víctimas.
127
Alegato final de la parte civil
273 Declaración de Marco Antonio Justiniano Escalante, ex jefe del estado mayor de la fuerza aérea
el 31 de agosto de 2010. Fax del Comandante en Jefe de las FFAA al Comandante de la Fuerza
Naval (FGRD 4058) judicializado el 31 de agosto de 2010.
274 OO. Sup. Debe entenderse como oficiales superiores.
275 Diario de campaña conflicto social, p. 14.
276 Ídem.
134
HACER JUSTICIA
138
HACER JUSTICIA
305 Declaración de María Paula Muñoz Blanco, ex jefa de gabinete de Gonzalo Sánchez de Lozada
el 12 de mayo de 2010.
306 Ídem.
307 Declaración de María Paula Muñoz Blanco, ex jefa de gabinete de Gonzalo Sánchez de Lozada
y Registro de entradas y salidas de la residencia presidencial (FGRD 1031) judicializado el 12 de
mayo de 2010.
139
Alegato final de la parte civil
308 Declaración de María Paula Muñoz Blanco, jefa de gabinete de Gonzalo Sánchez de Lozada
el 12 de mayo de 2010.
309 Instructiva Presidencial (FGRD 3) judicializada el 19 de abril de 2009.
310 Declaración de Waldo Albarracín, ex presidente de la Asamblea Permanente de Derechos
Humanos el 27 de abril de 2010.
140
HACER JUSTICIA
• Uno en la Av. Juan Pablo II, que cruza El Alto de este a oeste
y se conecta con la carretera hacia la localidad de Copacabana.
• El segundo en la Av. 6 de Marzo, que cruza El Alto de norte
a sur y se conecta con la carretera hacia la ciudad de Oruro.
142
HACER JUSTICIA
Puente de Río Seco, que era el punto de bloqueo más fuerte sobre la
avenida Juan Pablo II.
A las 15 horas la columna militar que venía desde Laja avanzó hacia
la zona norte de El Alto con dirección al puente Mariscal. A las 16 pasaron
el puente Mariscal y emprendieron camino hacia zona Villa Cooperativa,
pasando por Villa Ingenio, en el extremo norte de la ciudad de El Alto,
para volver a la Av. Juan Pablo II rodeando a los manifestantes323.
A las 16:20 una columna avanzó sobre el Puente de Rio Seco
atacando a los manifestantes desde la misma Avenida Juan Pablo II,
viniendo de Rio Seco hacía la Ceja. La segunda columna, que se
desplazó por Villa Cooperativa, descendió desde el extremo norte de la
ciudad de El Alto hasta la altura de la fábrica de leche PIL, llegando al
Puente de Rio Seco sobre la avenida Juan Pablo II por un costado. Los
manifestantes fueron atacados por las dos columnas324 por dos lados.
La columna que ingresó por Villa Cooperativa pasó por calles sin
bloqueo y barrios de gente absolutamente desprevenida, disparando a
matar sin motivo y sin advertencia alguna, al final fue la que más bajas
causó en todos los días de la represión. Se ejecutaba la masacre, la
máquina de matar estaba en plena operación.
A las 18:30 las dos columnas desplegadas que habían destruido
el bloqueo y dispersado a la gente, prosiguieron su marcha hasta las
instalaciones de la Fuerza Aérea Boliviana325.
Fueron muertos Juan Ticona Mamani de 66 años326, Javier
Quispe Tacco327, Augusto Hilari Pari328, Richard Charca Chana329,
323 Ídem.
324 Diario de campaña conflicto social, p. 22.
325 Ídem.
326 Declaración de Jesusa Ticona Castañeta, hija de Juan Ticona Mamani, el 8 de marzo de 2010,
y certificado de defunción forense (FGRD 1839).
327 Declaración de Gabriel Quispe Rojas, padre de Javier Quispe Tacco, el 2 de marzo de 2010, y
certificado de defunción forense (FGRD 1725).
328 Declaración de María Teresa Álvarez Choque Vda. de Hilari, esposa de Augusto Hilari Pari, el
8 de marzo de 2010, y certificado de defunción forense (FGRD 1459).
329 Declaración de Elizabeth Beatriz Charca Chana, hermana de Richard Chana de Charca, el 22
144
HACER JUSTICIA
339 Declaración del Héctor Hugo Rojas Quispe el 30 de marzo de 2010 y certificado médico
forense (FGRD 3610).
340 Declaración de Ronald Isac Gutiérrez Salas el 10 de mayo de 2010 y certificado médico forense
(FGRD 2682).
341 Declaración de Simona Mamani de Quispe el 28 de mayo de 2010 y certificado médico forense (FGRD 2969).
342 Declaración de Cirilo Huanto Huayhua el 23 de marzo de 2010 y certificado médico forense (FGRD 2749).
343 Declaración de Omar Yujra Fernández el 8 de marzo de 2010.
344 Declaración de Jason Rubén Cadena Calle el 23 de marzo de 2010 y certificado médico forense
(FGRD 2140).
345 Declaración de Edgar Chura Quispe el 26 de mayo de 2010 y certificado médico forense (FGRD 2379).
346 Declaración de Juan Quispe Catacora el 29 de marzo de 2010 y certificado médico forense
(FGRD 3454).
347 Declaración de Adelio Roque Condori el 30 de marzo de 2010 y certificado médico forense
(FGRD 3617).
348 Declaración de Luis Villca Gavincha el 1 de diciembre de 2009 y certificado médico forense
(FGRD 3808).
349 Declaración de Ela Trinidad Ortega Tarifa el 30 de marzo de 2010.
350 Declaración de Evaristo Mamani Marca el 28 de mayo de 2010 y certificado médico forense
(FGRD 3017).
146
HACER JUSTICIA
351 Declaración de Alfredo Canalas Cruz el 31 de mayo de 2010 y certificado médico forense
(FGRD 2197).
352 Declaración de Félix Claudio Vallejos Corina el 23 de marzo de 2010 y certificado médico
forense (FGRD 3771).
353 Declaración de Felipe Kasa Apaza el 6 de enero de 2010 y certificado médico forense (FGRD
2812).
354 Declaración de José Alberto Cadena Choquehuanca el 31 de mayo de 2010 y certificado
médico forense (FGRD 2147).
355 Declaración de Germán Ronald Huachalla Larico, el 26 de mayo de 2010 y certificado médico
forense (FGRD 2655).
356 Declaración de Francisco Apaza el 11 de noviembre de 2009 y certificado médico forense
(FGRD 2001).
357 Declaración de Dionisio Cáceres el 5 de enero de 2010 y certificado médico (FGRD 2127).
147
Alegato final de la parte civil
358 Declaración de Luis Gualberto Mamani el 10 de marzo de 2010 y certificado médico forense
(FGRD 3007).
359 Declaración de Adolfo Nina Suxo el 29 de marzo de 2010.
360 Declaración de Omar Vicente Orellana Aruquipa el 10 de mayo de 2010 y certificado médico
forense (FGRD 3203).
361 Declaración de Fortunato Mamani Coaquira el 30 de marzo de 2010 y certificado médico
forense (FGRD 2950).
362 Declaración de Alfonso Quispe Mamani el 13 de abril de 2010 y certificado médico forense
(FGRD 3478).
363 Declaración de Esteban Choque Herrera el 9 de marzo de 2010 y certificado médico forense
(FGRD 2333).
364 Declaración de Martín Moya Nacho el 10 de marzo de 2010 y certificado médico forense
(FGRD 3171).
365 Declaración de Elvis Choquehuanca Torres el 6 de enero de 2010 y certificado médico forense
(FGRD 3741).
366 Declaración de Valerio Reynaldo Apaza el 6 de enero de 2010 y certificado médico forense
(FGRD 2024).
367 Declaración de Magdalena Sullka Vda. de Pari, esposa Vicente Pari Mamani, el 23 de marzo de
2010, y certificado médico forense (FGRD 1912).
368 Declaración de Petrona Quispe Vda. de Ajllahuanca, esposa de Francisco Ajllahuanca Alanoca,
el 3 de marzo de 2010, y certificado de defunción forense (FGRD 1215).
369 Declaración de Ema Chana de Charca el 23 de noviembre de 2009 y certificado médico forense
(FGRD 3723).
148
HACER JUSTICIA
370 Declaración de Hernán Apaza Cutipa, hermano de Roxana Apaza Cutipa, el 6 de abril de 2010.
371 Declaración de Juan Tallacagua Callizaya el 22 de marzo de 2010.
372 Declaración de Daniel Limachi Cruz el 12 de enero de 2010.
373 Declaración de Daniel Limachi Cruz, tío de Juan Carlos Porco Mamani, el 12 de enero de 2010,
y certificado médico forense (3363).
374 Declaración de Víctor Cuno Ramos el 13 de mayo de 2010.
375 Declaración de Agustín Yana Yucra el 24 de febrero de 2010.
376 Declaración de José Filemón Mamani Mendoza el 19 de enero de 2010.
377 Declaración de Macario Cruz Silvestre el 13 de enero de 2010.
378 Declaración de Paulina Torres Ramos el 13 de enero de 2010.
379 Declaración de Macario Bautista Bautista el 19 de enero de 2010.
380 Declaración de Julio Ramón Mamani Quispe el 23 de febrero de 2010.
149
Alegato final de la parte civil
Tinta Tinta, Carlos Alberto Aspi Luna, Miguel Ángel Ramos Quispe,
Justino Antonio Quispe y Moisés Pacífico Saisa Zonco392.
DIT a partir de la fecha hasta nueva orden, en todo el territorio Nacional para
restablecer el orden público y el estado de derecho a fin de garantizar el normal
desarrollo de las actividades de la población”. Para ello se dispuso que “Los
señores Comandantes de la Fuerza Aérea y Fuerza Naval, asignarán todos
los elementos humanos, materiales, de vida y combate necesarios de acuerdo a
requerimientos y necesidades de los comandantes de las FFTTCC”427.
La Directiva 34/03 fue emitida dos horas y media después de la
33 y dispuso crear “en la fecha la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) para LA
PAZ – EL ALTO – ALTIPLANO NORTE” […] con la misión de
“Realizar operaciones DIT a partir de la fecha hasta nueva orden en la ciudad de
El Alto para restablecer el orden público y el estado de derecho a fin de garantizar
el normal desarrollo de las actividades de la población”428.
La directiva establecía como tareas: “Proteger los Servicios Básicos
Esenciales, Proteger las instalaciones militares y policiales, Garantizar las
operaciones del Aeropuerto y planta de hidrocarburos, Mantener un Eje de
abastecimiento entre El Alto y La Paz - Aeropuerto”. Y que “los señores
comandantes de la Fuerza Aérea y Fuerza Naval, asignarán todos los medios
humanos, materiales, de vida y combate necesarios de acuerdo a requerimientos y
necesidades de los Comandantes de las FFTTCC”.429
Como lo hace la Directiva 27/03, estas dos directivas disponen
la realización de Operaciones de Defensa Interna del Territorio (DIT)
que son sólo para lucha contrasubversiva, como si hubiera un guerra
interna en el país. Además y de forma congruente con esa orden las
directivas disponen utilizar todos los medios de combate y de vida
para actuar contra el enemigo subversivo, que era la población civil
que se manifestaba en el país.
430 Declaraciones de María Paula Muñoz Blanco, ex jefa de gabinete de Gonzalo Sánchez de
Lozada, el 12 de mayo de 2010, y registro de entrada y salidas de la residencia presidencial.
431 Declaraciones de María Paula Muñoz, ex jefa de gabinete de Gonzalo Sánchez de Lozada, el
12 de mayo de 2010, y Carlos Saavedra Bruno, ex ministro de relaciones exteriores, el 31 de agosto
de 2010, y Decreto Supremo 27210 (FGRD 126) judicializado el 26 de mayo de 2010.
158
HACER JUSTICIA
social, p. 27.
450 Declaración de Hermógenes Bernabé Callizaya, padre de Jacinto Bernabé Roque, el 7 de abril
de 2010, y protocolo de autopsia (FGRD 1330).
451 Declaración de Lorenzo Calli Mamani, hermano de Domingo Mamani Mamani, el 20 de abril
de 2010, y protocolo de autopsia (FGRD 1591).
452 Declaración de Gonzalo Mamani Aguilar el 12 de abril de 2010
453 Declaración de Yone Mamani Mamani el 12 de abril de 2010, y certificado médico forense
(FGRD 3014).
454 Declaración de Filemón Condori Iguaco el 12 de abril de 2010.
455 Declaración de Marcelino Erasmo Ramírez Torres el 12 de abril de 2010.
456 Declaración de Benedicto Vargas Chipana, tío de Hugo Cusi Vargas, el 7 de abril de 2010, y
protocolo de autopsia (FGRD 1413).
457 Declaración de Atanacia Aguilar Ticona, esposa de Arturo Mamani Mamani el 12 de abril de
2010, y certificado de defunción forense (FGRD 1580).
458 Declaración de Fausto Ramos Mamani el 17 de agosto de 2010.
459 Declaración de Agustín Cirpa Ortiz el 29 de junio de 2010.
163
Alegato final de la parte civil
460 Declaración de Romualda Máxima Quispe Zacarías, hermana de Jaime Valerio Quispe Zacarías,
el 7 de abril de 2010, y protocolo de autopsia (FGRD 1760).
461 Declaración de Rosa Felicidad Huanca Quispe, hija de Raúl Huanca Márquez, el 7 de abril de
2010, y protocolo de autopsia (FGRD 1488).
462 Declaración de Gabriel Ramiro Espino Kantuta el 13 de abril de 2010.
164
HACER JUSTICIA
BTQ-1, RA-4, con auxilio del helicóptero Lama y una avioneta, ambas
de la Fuerza Aérea.508
Hugo Manuel Mejía tenía su tienda al lado del restaurant
“Quirquicho”, había visto llegar a los mineros del lado de Oruro.
Apenas vio a los militares acercarse en camiones como viniendo de
La Paz, entró a su casa y cerró las puertas. Unos segundos después
escuchó disparos y sintió un impacto en el tobillo, era una bala que
había traspasado la puerta de su tienda.
David Taraña Morales509 y varios mineros se encontraban
comiendo en el restaurante “Quirquincho” cuando los militares
irrumpieron pese a que los dueños habían cerrado las puertas. David
huyó hacía el patio trasero, como todos, cuando vio que los militares
disparaban contra Eloy Pillco510, que caía y moría al instante511.
Mientras tanto, el corresponsal de la Red Erbol, Carlos Colque
Muriel, cubría la represión desde la planta alta de una casa, un grupo
de soldados se percató de que estaba relatando en vivo, se acercaron
gritándole “¡Métase! ¡Métase!, ¡Métase la prensa, le voy a meter un balazo
en el culo!”. Carlos se identificó también gritando, “Prensa, prensa”.
Los militares no dijeron nada mas empezaron a dispararle mientras
transmitía en vivo512.
Agapito Bravo Uzeda513 estaba en la volqueta que lo transportó
hasta Patacamaya cuando los militares lo bajaron encañonándolo.
Vio que disparaban contra las llantas y asustado corrió por su vida,
le dispararon en el brazo y vio que también Zenón Arias Mitma era
525 Declaración de Vladimir Mileta Carlos, médico del hospital de Patacamaya (sólo hay un
hospital) el 28 de abril de 2010.
526 Declaraciones de Elizabeth Valentina Huanca Hilario, madre de Fidel Luis Plata Huanca, el 23
de junio de 2010, y de André Gautier, psicoterapeuta del Instituto de Terapia e Investigación sobre
las secuelas de la tortura la violencia estatal (ITEI), el 28 de junio de 2010.
527 Declaraciones de Juan Fernando del Granado Cossío, ex alcalde de la ciudad de La Paz en
2003, el 16 de agosto de 2010, de Waldo Albarracín, ex presidente de la Asamblea Permanente de
Derechos Humanos, el 27 de abril de 2010, y del padre Ricardo Zeballos el 29 de junio de 2010;
DVD 26 (4913) judicializado el 22 de junio de 2010.
176
HACER JUSTICIA
530 Ídem.
531 Carta de renuncia (FGRD 53) judicializada el 1 de octubre de 2010. La carta entre sus partes
178
HACER JUSTICIA
Octubre 16: el apoyo del MIR y la NFR a la política represiva fue hasta el final
A las 11:45 del 16 de octubre, en el helicóptero Lama de las FFAA,
arribaron a Patacamaya el Ministro de Trabajo, Adalberto Kuajara y
el Viceministro de Minería, Oswaldo Ramírez, con el fin de impedir
que la marcha continúe su paso hacia la ciudad de La Paz. Kuajara
permaneció en Patacamaya hasta las 5 de la tarde infructuosamente533.
En la tarde, a las 16:45 aproximadamente, representantes de los
partidos de la coalición y el general Véliz se reunieron con el Estado
Mayor del Ejército534.
Según el acta de la reunión que consta como prueba, tomó la
palabra primero Carlos Sánchez Berzaín “manifestando criterios referidos
más importante señala “colaboré con usted en su primera gestión de gobierno desde 1993 hasta
1997, habiendo llegado a ser su último Ministro de Comunicación Social. Desde octubre de 1997,
a invitación suya, trabajé a su lado durante la oposición democrática a los gobiernos del gral. Hugo
Banzer y del Ing. Jorge Quiroga. A partir de agosto del año pasado, hasta hoy lo he colaborado
como Portavoz de la Presidencia de la República. Aparte de compartir un proyecto para Bolivia, a
usted me une un afecto y admiración que por pocas personas se llega a sentir.
[...] Mi alejamiento se origina en las circunstancias actuales que nos han colocado en esta inaceptable
fase de violencia que no podemos permitirnos más”.
532 Declaración de Vincent Gómez García Palao, ex viceministro del ministerio sin cartera
responsable de servicios financieros, el 4 de abril de 2010.
533 Declaración de Rudy Aguilar Aquezolo, comandante del batallón de tanques, el 22 de
noviembre de 2010, y Diario de campaña conflicto social, p. 33.
534 Declaraciones de Luis Eduardo Vargas Mercado, Jefe del Departamento I (de personal) de la
fuerza del ejército, el 17 de agosto de 2010, y de Oscar Omar Emilio Arrien Sandoval, ex presidente
de la cámara de diputados del Congreso Nacional, el 16 de agosto de 2010, y acta militar (FGRD
3951) judicializada el 17 de agosto de 2010.
179
Alegato final de la parte civil
535 Declaración de Luis Eduardo Vargas Mercado, Jefe del departamento I (de personal) de la
fuerza del ejército, el 17 de agosto de 2010, y acta militar (FGRD 3951) judicializada el 17 de agosto
de 2010.
536 Ídem.
537 Ídem.
180
HACER JUSTICIA
552 De una forma muy conveniente para los gobiernos de facto se sanciona al delito de genocidio,
incluyendo la masacre sangrienta, con presidio de 10 a 20 años, lo que resulta en una pena
benevolente considerando la gravedad intrínseca del hecho y el derecho penal internacional, que
establecía y establece que el genocidio es un delito de lesa humanidad sancionado con la pena más
severa e incluso imprescriptible.
553 Este recurso fue presentado según nosotros como parte de la estrategia de defensa de los
acusados. El 25 de noviembre de 2005, ya estaba autorizado el juicio de responsabilidades en
el Congreso por el delito de masacre sangrienta, si era declarado inconstitucional, el proceso
habría quedado trunco y los responsables impunes, porque los hechos ya no hubieran podido ser
considerados delitos. Para fines de 2005 concluía el periodo de los diputados y senadores del MNR,
y el Congreso iba a ser renovado en la gestión siguiente, como ocurrió, sin ninguna representación
del MNR, así que en ese tiempo realizaron varias acciones con la intención de frenar o inviabilizar
el juicio de responsabilidades por la masacre.
186
HACER JUSTICIA
siendo ése, por consiguiente, el acto típico contenido en el segundo párrafo del art.
138 del CP; no siendo necesario que el supuesto contemple otras características
como por ejemplo la pertenencia de ese grupo a una etnia, nacionalidad o cultura
determinada, puesto que —como se explicó en párrafos precedentes— el sentido
del legislador, no fue delimitar al sujeto pasivo, ya que por sus características, éstos
pueden tener orígenes disímiles”.
Finalmente, en lo que nos interesa, la sentencia expresa que:
“Por otra parte, el sujeto activo —al igual que en los supuestos contemplados en
el primer párrafo— no se encuentra especificado, toda vez que la masacre puede
provenir de uno o varios particulares, o puede ser realizada, de acuerdo al párrafo
tercero, por autoridades o funcionarios públicos”554.
En resumen, el tipo penal de masacre sangrienta se refiere a la
muerte de varias personas (tres o más), indefensas o en situación de
desproporción en los medios e instrumentos utilizados. Para que haya
una masacre no es necesario que las víctimas sufran persecuciones
étnicas, raciales o religiosas, como lo requiere el genocidio.
En el proceso ha quedado probado que entre el 20 de septiembre
y el 17 de octubre de 2003, producto de la acciones de represión militar
contra la protesta social, fueron muertas decenas de personas, entre
niños, mujeres, hombres y ancianos.
En juicio se acreditó la muerte de 55 personas con la siguiente
prueba555:
• 69 testimonios
• 88 certificados de defunción expedidos por el registro civil y
por médico forense
• 3 Certificados médicos y medico forenses
• 54 protocolos de autopsia, necropsia e inscripción de defunción
• 41 tarjetas prontuarios y cédulas de identidad
• 2 certificados de nacimiento
• 52 muestrarios fotográficos y las actas de tomas fotográficas
• 5 actas de levantamiento de cadáver
• 1 partida de defunción
• 22 informes de policía
• 3 certificados médicos y forenses
• 2 historias clínicas
• 7 informes médicos
• 26 informes de registro del lugar del hecho
• 2 informes de inspección técnica ocular
• 8 actas de recolección de prueba material variada
• 22 recolecciones de prueba material consistente en balas
• 44 recolecciones de prueba material consistente en ropa
• 60 pericias balísticas
• 56 pericias de planimetría
• 1 lista con los nombres de los fallecidos en octubre de 2003
5.2. Homicidio
“El que matare a otro, será sancionado con presidio de cinco a veinte años.”558
• 37 declaraciones de testigos
• 60 certificados médicos y forenses
• 12 historias clínicas
• 29 informes médicos y formularios de consulta médica
• 36 actas de toma de placas fotográficas y muestrario fotográfico
• 26 certificados de nacimiento y tarjetas prontuarios
• 3 informes de policía y registros del lugar del hecho
• 8 radiografías
• 1 pericia de balística
• 31 pericias de planimetría
• 1 recolección de prueba material consistente en ropa
• 1 nómina de hospitales de heridos gravísimos y
• 1 convenio de asistencia humanitaria otorgada en el gobierno
de Carlos Mesa.
El artículo 271 del Código Penal, sobre las Lesiones graves y leves,
establece que:
• 63 testigos
• 47 certificados de nacimiento y tarjetas prontuarios
561 Código Penal de 1972 con modificación de la Ley N° 1768 de 10 de marzo de 2010.
562 Ver en algunos documentos de trabajo.
192
HACER JUSTICIA
• 33 certificados médicos
• 54 certificados médicos forenses
• 39 informes médicos y sociales
• 15 historias clínicas
• 9 radiografías
• 58 actas de toma de placas fotográficas y muestrarios
fotográficos
• 5 actas de recolección de indicios materiales
• 15 pruebas materiales consistente en balas y ropa
• 6 informes de policía y registros del lugar del hecho
• 3 listas de heridos de los diferentes centros médicos
• 52 pericias de planimetría
• 4 pericias balísticas
• 1 proforma de pago del centro médico
• 1 convenio de asistencia humanitaria del gobierno de Carlos
Mesa
• 93 testigos
• 14 certificados de nacimiento y células de identidad
• 59 tarjetas prontuarios
• 46 certificados médicos
• 91 certificados médicos forenses
• 10 fichas médicas e historiales clínicos
• 41 informes médicos y sociales
• 5 listas y registro de heridos, radiografía
• 100 actas de toma de placas fotográficas, muestrarios
fotográficos y planos
• 5 informes de registro del lugar de hecho
563 Ver en algunos documentos de trabajo.
193
Alegato final de la parte civil
565 Pese a la abrogatoria de la Constitución Política del Estado de 1967 nos referiremos a ella en
tiempo presente pues es aún aplicable al presente proceso. Cuando sea necesario, de manera expresa no
referiremos a la Constitución Política del Estado de 2009.
199
Alegato final de la parte civil
a) El Presidente de la República
b) El Ministro de Defensa Nacional
c) El Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas
d) El Jefe de Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas
e) El Comandante General del Ejército
f) El Comandante General de la Fuerza Aérea
g) El Comandante General de la Fuerza Naval
570 Este elemento se extrae de la declaración de Oscar Omar Emilio Arrien Sandoval, ex presidente
de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional el 2003, representante del partido del presidente
MNR. Declaración del 16 de agosto de 2010.
202
HACER JUSTICIA
576 Artículo 1.- I. Bolivia, libre, independiente, soberana, multiétnica y pluricultural constituida en República
Unitaria, adopta para su gobierno la forma democrática representativa y participativa, fundada en la unión y la
solidaridad de todos los bolivianos.
II. Es un Estado Social y Democrático de Derecho que sostiene como valores superiores de su ordenamiento jurídico,
la libertad, la igualdad y la justicia.
577 Durán Ribera, Willman. Principios, Derechos y Garantías Constitucionales, El País, Santa Cruz, 2005, p. 51.
578 Ídem.
579 Artículo 7.- Toda persona tiene los siguientes derechos fundamentales, conforme a las leyes que reglamenten su
ejercicio:
a) A la vida, la salud y la seguridad;
b) A emitir libremente sus ideas y opiniones por cualquier medio de difusión;
c) A reunirse y asociarse para fines lícitos;
d) A trabajar y dedicarse al comercio, la industria o a cualquier actividad lícita, en condiciones que no
perjudiquen al bien colectivo;
e) A recibir instrucción y adquirir cultura;
206
HACER JUSTICIA
Estado no ha planteado esa defensa, la Comisión entiende que debe referirse a este
punto. No existe evidencia convincente en el caso que sostenga ninguna de estas
situaciones, ni de que el joven estuviera armado o amenazando de muerte ni al
policía ni a otras personas.
El uso de la fuerza por parte de los cuerpos de seguridad estatales debe estar
definido por la excepcionalidad, y debe ser planeado y limitado proporcionalmente
por las autoridades. En este sentido, el Tribunal ha estimado que sólo podrá
hacerse uso de la fuerza o de instrumentos de coerción cuando se hayan agotado y
hayan fracasado todos los demás medios de control.
595 Artículo 1º.- Las Potencias Contratantes darán a sus fuerzas armadas terrestres instrucciones que estén de
acuerdo con el Reglamento relativo a las leyes y costumbres de la guerra terrestre anexo a la presente convención.
216
HACER JUSTICIA
B. El “Plan República”602
601 Los Decretos Supremos que aprobaron tanto los Convenios como los protocolos fueron
emitidos durante la dictadura de Luis García Meza, cuando el Congreso Nacional estaba disuelto,
posteriormente fueron aprobados por Ley de la República para dar cumplimiento a lo establecido
en la Constitución Política del Estado de 1967, que en el artículo 59 establecía que era atribución
del Poder Legislativo aprobar los tratados internacionales.
602 “Plan República” (FGRD 4019) judicializado el 23 de agosto de 2010.
219
Alegato final de la parte civil
603 Artículo 208.- Las Fuerzas Armadas tienen por misión fundamental defender y conservar la independencia
nacional, la seguridad y la estabilidad de la República y el honor y soberanía nacionales; asegurar el imperio de
la Constitución Política, garantizar la estabilidad del Gobierno legalmente constituido y cooperar con el desarrollo
integral del país.
604 Artículo 18.- Las Fuerzas Armadas de la Nación dependen del Presidente de la República y reciben sus
órdenes, en lo administrativo, por intermedio del Ministro de Defensa; y en lo técnico, del Comandante en jefe. Son
esencialmente obedientes, no deliberan y están sujetas a la Constitución Política del Estado, Leyes y Reglamentos
Militares. En caso de guerra el Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas dirigirá las operaciones.
220
HACER JUSTICIA
605 Hacemos alusión a este término en virtud de la declaración de Miguel Ángel Vidaurre Noriega,
jefe del Departamento III de Estado Mayor del Ejército, refiriéndose al actuar de las FFAA en
cumplimiento del “Plan República”.
606 Según el Reglamento de Terminología militar RA-01 (PDGRM 13) Masa es un “un principio de
la guerra derivado del principio de acción de conjunto, exige aplicar la máxima potencia combativa
en el punto y momento decisivos, a fin de obtener superioridad sobre el enemigo. Se le obtiene
concentrando el potencial humano y la potencia de fuegos donde y cuando se necesitan, su efectividad
puede ser incrementada por la superioridad moral, táctica y de los medios empleados”.
Sorpresa es el “principio de la guerra que exige actuar contra el enemigo en un momento y en un
punto inesperados o en tal forma que no pueda resistir; no es esencialmente el enemigo que esté
totalmente desprevenido, pues es suficiente que sea tarde para que reaccione en forma efectiva. Se
logra mediante la rapidez, el secreto, el engaño, la inteligencia y la contrainteligencia, la variación en
las tácticas y procedimientos de combate, el empleo de medios desconocidos o en forma diferente
y utilizando el terreno y condiciones meteorológicas aparentemente inadecuados. Debe tenerse en
cuenta que la Sorpresa sólo da una superioridad accidental o temporal, consecuentemente hay que
aprovecharla operativamente al máximo en tiempo y en espacio”.
221
Alegato final de la parte civil
bélico, sino una protesta social en la que participó población civil que
bajo ninguna circunstancia puede ser considerada como enemigo.
610 Notas de prensa del periódico La Razón (FGRD 4016) judicializadas el 11 de octubre de 2010.
611 Las modificaciones que realizó la Ley de Seguridad Ciudadana incrementando las penas de
determinados delitos fueron derogadas por la Ley 2625 de 22 de diciembre de 2003.
225
Alegato final de la parte civil
612 Zaffaroni, Eugenio Raúl. “Derecho Penal y Protesta Social” en Modernas tendencias de dogmática
penal y política criminal. Libro homenaje al Dr. Juan Bustos Ramírez, Editorial Idemsa, Lima, 2007, p. 1068.
613 Instructiva presidencial (FGRD 2) judicializada el 19 de abril de 2009.
226
HACER JUSTICIA
227
Alegato final de la parte civil
f) La Directiva N° 27/03614
sólo la orden sino el respaldo del poder político para que los militares
sigan usando la fuerza y aún incrementen la violencia.
Como vimos en la relación de los hechos, según las declaraciones
del ex viceministro de gobierno, José Elías Harb Barrientos, y Germán
Loza, presidente de ASOSUR, la gasolina que se iba a transportar
apenas si alcanzaría para un par de horas o menos. La gasolina que
se transportó de Senkata, en cambio, sirvió más para continuar la
represión, fue provisión de los vehículos militares; varias órdenes
de despacho de combustible expedidas por personal de CHLB621
lo evidencian622. Octavio Mamani Callejas, chofer de la sección de
transportes del Comando del Ejército declaró cómo transportó
una cisterna militar de la planta de Senkata, la prueba FGRD 4912
(video 17) muestra del minuto 11’53” a 15’05” cisternas de las FFAA
transportando combustible.
“Cualquier daño sobre los bienes y personas que se pudiesen producir como
efecto del cumplimiento del objeto del presente decreto supremo, su resarcimiento se
encuentra garantizado por el Estado Boliviano... El Señor Ministro de Estado en
el Despacho de Defensa Nacional, queda encargado de la ejecución y cumplimiento
del presente decreto supremo”.
621 Compañía Logística de Hidrocarburos Boliviana, que era la empresa encargada del almacenaje
de los hidrocarburos el año 2003.
622 Órdenes de despacho (FGRD 911, 912, 913, 918 y 919) judicializadas el 11 de agosto de 2010.
233
Alegato final de la parte civil
Derecho, como lo han hecho en juicio, cuando cada uno de sus actos
como lo hemos ido viendo estaba dirigido precisamente a lo contrario.
Cabe apuntar, además, sobre la justificación de la Directiva
34/03 que incluye la protección de los servicios básicos esenciales
como si estos hubiesen estado en peligro, que según la declaración
de José Volkmar Fernando Barragán Bauer, Viceministro de Servicios
Básicos en año 2003, que los militares no protegieron los servicios
básicos y que ellos no estuvieron comprometidos en ningún momento
en esos días.
• Existe sedición
• Los manifestantes son subversivos
• Las acciones militares se enmarcan en la Constitución y las
leyes
• El gobierno defiende la democracia, los manifestantes atacan
la democracia
• Los manifestantes son unos pocos agitadores
• Todo está financiado desde el exterior, existe un complot
238
HACER JUSTICIA
627 Declaración realizada por el Ministro de Trabajo, Adalberto Kuajara, en oportunidad de una
conferencia de prensa del Gobierno de Coalición (FGRD 4912), DVD N° 13, judicializada el 27
de mayo de 2010.
628 La Razón, 29 de septiembre de 2003 (FGRD 4016), judicializada el 11 de octubre de 2010.
629 La Razón, 10 de octubre de 2003 (PDJVH 133) judicializada el 13 de diciembre de 2010.
240
HACER JUSTICIA
633 Declaración ante los medios de comunicación de Mauricio Antezana (PDJVH 133. Parte 3)
judicializada el 13 de diciembre de 2010.
634 Prueba documental FGRD 14. Véase también la libreta de Gonzalo Alberto Rocabado
Mercado en la que se refiere que en una reunión se trató el cierre de la normal de Warisata.
635 De acuerdo a las declaraciones prestadas por los mineros Samuel Alarcón y Ricardo Arias Nava.
242
HACER JUSTICIA
636 De acuerdo a las declaraciones de Samuel Alarcón, Ricardo Arias, Edwin Quispe y César
Bohórquez.
243
Alegato final de la parte civil
641 La Razón, 6 de octubre de 2003 (FGRD 4016), p. 19, judicializada el 11 de octubre de 2010.
642 Ídem.
643 La Razón, 10 de octubre de 2003 (PDJVH 133), judicializada el 13 de diciembre de 2010.
644 La Razón, 12 de octubre de 2003 (FGRD 4016), p. 26, judicializada el 11 de octubre de 2010.
245
Alegato final de la parte civil
651 Ídem.
652 Comunicado Público, La Prensa, 13 de octubre de 2003 (PDJVH 133), judicializada el 13 de
diciembre de 2010. Además tómese en cuenta que en su declaración inicial Roberto Claros Flores
señaló que durante los conflictos se comunicó con la sociedad a través de varios pronunciamientos
realizados a través de los medios de comunicación.
653 La Prensa, 14 de octubre de 2003 (PDJVH 133), judicializada el 13 de diciembre de 2010.
247
Alegato final de la parte civil
658 Declaración del general Emilio Cabrera Ojeda, Jefe del Departamento IV Logística del Ejército
en 2003.
249
Alegato final de la parte civil
660 Roxin, Claus. Autoría y Dominio del Hecho en Derecho Penal. Marcial Pons, Barcelona, 2000, p. 16.
661 Inicialmente el MNR formó coalición con el MIR totalizando 78 votos en el Congreso, 47 del
MNR y 31 del MIR. Para la elección de Sánchez de Lozada como Presidente lograron el apoyo
de Unión Cívica Solidaridad (UCS), que obtuvo 5 parlamentarios, y de la Acción Democrática
Nacionalista (ADN). En el Congreso, de todos modos, la coalición no tenía 2/3, apenas lograba el
50% de votos y tenía una oposición fuerte. La inclusión de la NFR en la coalición de gobierno, con
sus 27 parlamentarios, significaba que la coalición pasaba a controlar totalmente el Congreso.
253
Alegato final de la parte civil
662 De acuerdo a la declaración testifical de Sergio Fernando Ascarrunz, que el año 2002 trabajó
en la campaña que realizó la NFR rumbo a las elecciones nacionales. En su declaración testifical
aclaró que el fraude se produjo por un “gusano” que había sido ingresado en el sistema de la Corte
Nacional Electoral.
663 De acuerdo a la declaración testifical de Oscar Emilio Arrien, Presidente de la Cámara de
Diputados el año 2003 por parte del MNR.
664 Publicado en la Gaceta Oficial de Bolivia el día 11 de agosto de 2003.
665 La Razón, 6 de agosto de 2003 (FGRD 4833), judicializada el 11 de octubre de 2010.
666 La Prensa, 21 de agosto de 2003 (FGRD 4849), judicializada el 11 de octubre de 2010. También
de acuerdo a las declaraciones de Wilson Magne Hinojosa y Rubén Mario Ferrufino Goitia, el
primero Diputado Nacional por la NFR y el segundo Viceministro de Contaduría y Presupuesto, y
Ministro de Hacienda a.i. durante el año 2003.
254
HACER JUSTICIA
672 Carta al Sr. Gral. Fza. Aé. Roberto Claros Flores, Comandante en Jefe de las FFAA del
Comandante General del Ejército con el Objeto de Informar sobre los hechos que intervino el
Ejército durante la emergencia que vivió el país en el mes de octubre de fecha 11 de noviembre de
2003. Prueba documental de descargo PDRCF 18.
673 De acuerdo a la prueba documental de descargo PDRCF 116., p. 15, que en la parte pertinente
dice “Después de realizar el planeamiento se constituyeron en el comando del RC-4 con el objeto de hacer conocer
el plan elaborado a los Cmtes. De las UU. Involucradas para el cumplimiento de la misión recibida, dando parte
correspondiente, mediante teléfono esperando la decisión del mando (Ver. D.S. 27209)”.
257
Alegato final de la parte civil
676 Ídem.
677 Ídem.
678 Ídem.
259
Alegato final de la parte civil
Los miembros de las FFAA armadas acusados en este juicio eran parte
del máximo órgano de decisión de las FFAA, el Alto Mando Militar684;
681 De acuerdo a las declaraciones testificales de Ricardo Arias Nava, César Agustín Bohórquez y
Edwin Quispe Gutiérrez, entre otros, quienes trabajaban el año 2003 en la empresa minera Huanuni.
Todos participaron de la marcha intervenida por las fuerzas militares en la localidad de Ventilla.
682 De acuerdo a la declaración testifical de María Paula Muñoz, Jefe de Gabinete del Presidente
de la República.
683 De acuerdo al Libro de Ingresos y Salidas de la Residencia Presidencial de San Jorge del mes
de octubre de 2003 (FGRD 1032).
684 Ver la página 4, donde se cita el artículo 19 de la LOFA, que establece la estructura jerárquica
261
Alegato final de la parte civil
1.- Arte cuya finalidad consiste en imponer a otros la propia voluntad para
la obtención de un fin, sin emplear medios coercitivos.
2.- Arte de estimular el esfuerzo del personal y dirigir hacia un determinado
objetivo, en tal forma que, se obtenga de él, confianza, obediencia, respeto
y cooperación leal.
3.- Autoridad que ejerce un superior sobre sus subordinados.
de las FFAA.
685 Articulo 16 LOFA.- Las .Fuerzas Armadas de la Nación están constituidas por el Ejército, Fuerza Aérea
y la Fuerza Naval organizadas bajo los siguientes Comandos:
a. Comando en Jefe
b. Comando General del Ejército
c. Comando General de la Fuerza Aérea
d. Comando General de la Fuerza Naval.
686 El término accidental se utiliza en este punto en el sentido desarrollado por la Ley Orgánica de
las FFAA en el artículo 100 b) que señala:
Artículo 100.- Los cargos que se ejercerán:
b. Cargo Accidental. Será ejercido automática y transitoriamente por ausencia o impedimento del titular. Este
cargo no podrá ser ejercido por un tiempo mayo a 60 días, debiendo la superioridad designar al titular antes del plazo
indicado.
262
HACER JUSTICIA
del aparato:
694 Fax del Comandante en jefe de las FFAA al Comandante de la Fuerza Naval (FGRD 4058)
judicializado el 31 de agosto de 2010.
695 Transmisión facsímil de 11 de octubre de 2003 (FGRD 4022) judicializada el 30 de agosto de 2010.
266
HACER JUSTICIA
699 La Directiva 27/03, en el punto C de Antecedentes, señala que la instrucción presidencial fue
recibida de manera verbal a horas 16.
700 Diario de campaña conflicto social, p. 9.
269
Alegato final de la parte civil
708 Artículo 57.- El Ejército como parte integrante de las Fuerzas Armadas de la Nación, constituye la expresión
permanente del Poder Terrestre y cumple las siguientes misiones específicas.
a. Defender la Soberanía e integridad del Territorio Nacional.
b. Garantizar la seguridad terrestre y coadyuvar en el mantenimiento del Orden público, de acuerdo. a las
Directivas del Comando en Jefe.
c. Participar en la vertebración del territorio nacional mediante la construcción y apertura de caminos, carreteras
y otras vías.
d. Ocupar, proteger y apoyar el desarrollo de las fronteras nacionales.
e. Proteger las áreas y centros vitales del país.
f. Ejecutar misiones específicas con el apoyo de la Fuerza Aérea y/o la Fuerza Naval.
g. Participar activamente en el desarrollo integral de la Nación, de acuerdo a las directivas del Comando en Jefe.
h. Contribuir al potenciamiento del país en coordinación con las otras Fuerzas, impulsando, fomentando y
protegiendo el Desarrollo Nacional.
i. Levantar y editar las cartas geográficas y políticas del territorio nacional.
j. Proteger las fuentes de producción y los servicios legalmente constituidos, así como los recursos naturales y la
preservación ecológica dentro del territorio nacional.
274
HACER JUSTICIA
716 Carta del Comandante del Ejército, fechada el 11 de noviembre de 2003, a Roberto Claros
Flores (PDRCF 18).
277
Alegato final de la parte civil
recibió todas las órdenes de Juan Véliz a través del conducto regular,
dijo “todas las órdenes recibía mi comando… bueno se emanan del Comando
General del Ejército a través de la Jefatura del Estado Mayor y del Departamento
III para llegar, posteriormente al Comando de la Unidad”. Así, durante los
meses de conflicto de 2003 “recibió la orden de mantener expeditas las vías de
comunicación, dentro de la jurisdicción de su unidad”; manteniendo continuo
contacto con el general Véliz, pues “con el señor Comandante del Ejército
es permanente la comunicación porque es una unidad directamente dependiente.”
En cuanto al desplazamiento de tropas del interior del país, indicó que
recibió una unidad de refuerzo de Cuevo, aseverando que no la había
solicitado pues esas “son apreciaciones que realiza el mando, el Comandante
del Ejército, el Jefe de Estado Mayor, el Jefe del Departamento III”. Los mineros
fueron emboscados en Patacamaya cuando unos descansaban y otros
desayunaban, Rudy Aguilar confesó que incluso dispararon los tanques
aunque con munición que habían preparado y que según él no era de
guerra.
El 17 de octubre, tras la renuncia del presidente Gonzalo
Sánchez de Lozada, cuando se conocía que las víctimas de los
operativos militares eran más de medio millar, y que toda la población
repudiaba la represión, el general Véliz emitió un comunicado al
ejército, transmitido por radio, felicitando a su personal por la masacre
que todos lloraban. El mensaje en su parte saliente dice:
nos ha delegado717.
social, que relata que “se recibió la orden de alerta máxima y que las unidades
que se encontraban en San Roque, estén en condiciones de desplazarse una vez que
hayan arribado dos compañías del RI-8 ‘Ayacucho’, una compañía del CIOS.
Asimismo arribó al sector de San Roque una compañía perteneciente a la Policía
Militar del Cuarto Distrito Naval de Tiquina”, información coincidente
con el informe del 6 de noviembre de 2003, que en la parte pertinente
señala que “se desplegó una sección de PMN a la zona de San Roque y luego a la
Escuela Naval Militar”. El testigo Miguel Vidaurre Noriega al momento
de prestar su declaración testimonial confirmó la presencia de la Naval
en el operativo del 12 de octubre.
Todos los elementos referidos a lo largo de este punto de
manera irrefutable nos permiten afirmar, que toda la movilización del
contingente militar de la Fuerza Naval durante los meses de septiembre
y octubre se realizó en virtud del ejercicio del poder de mando de su
comandante Luis Alberto Aranda Granados, quien utilizó este poder
para la represión de la protesta social.
Ins.
Unidad Tropa Total Observaciones
Mil.
Grupo Aéreo “72” TR 80 4 84 Un soldado desertor
Grupo Aéreo “72” TR 67 2 69
Grupo Aéreo “62” RI 50 3 53 Un instructor replegado
GADA “94” TJ 81 3 84
Grupo Aéreo “61” RB 81 3 84
Totales 359 15 374
• Observación y reconocimiento
724 Informe de 11 de noviembre de 2003, suscrito por el Comandante de la Fuerza Aérea (PDRCF
24), judicializado el 5 de abril de 2011.
725 “Anexo Alfa” al informe “Conflicto Social de Octubre” (FGRD 263), judicializado el 4 de
octubre de 2010.
284
HACER JUSTICIA
• Transporte de Personal
• Transporte de Carga726
740 Tal es el caso de los informes identificados con los números 3, 12, 13, 15, 27, 51, 90, 92, 99,
100, 102 y 105.
292
HACER JUSTICIA
0722, para transportar tropa”, y del 25, que reporta entre las operaciones
del día el “Transporte de 81 Sol. y 5 Inst. del RC I ‘Avaroa’ en aeronave FAB-
61 en la ruta VM-LP”745.
El Cuadro Resumen de Efectivos Movilizados, a las
zonas conflictivas y zonas de operaciones del Ejercito de 30 de
septiembre de 2003746, muestra que se movilizó personal de
cuadros y tropa de la Primera, Segunda, Cuarta y Quinta División,
y unidades directamente dependientes, ascendiendo a un total de
3.565 efectivos que fueron trasladados desde distintos lugares del
país hacia La Paz, situación concordante con la declaración del
entonces Jefe del Departamento 1º Personal del Ejército, general
Luis Eduardo Vargas Mercado.
El “Anexo Alfa” del informe realizado por el Jefe del Dpto. III-
EMGFAB, del 8 de febrero de 2006, refiere el movimiento de tropa
que realizó la Fuerza Aérea Boliviana en cumplimiento de la política
represiva. El documento señala que “se transportó personal de instructores y
tropa de diferentes Grupos Aéreos del interior de país a la ciudad de El Alto”747,
ascendiendo a un total de 374 efectivos.
En relación a la Fuerza Naval El “Telefonema Expedido” el
29 de septiembre por el Jefe de Departamento III Operaciones del
EMGEN, refiere que “Cadetes de la Escuela Naval Militar, arribaron
a la ciudad de La Paz, a Hrs. 20:00 procedentes de la ciudad de
Cochabamba”748. El “Telefonema Expedido” de 25 de septiembre
refiere que el “Centro de Instrucción de Comandos Anfibios (CICA), continúan
como refuerzo en la población de Achacachi”749 apoyando al ejército.
Varios pasajes del informe del 6 de noviembre de 2003, realizado
por Luis Aranda Granados, reflejan el transporte de tropa de la naval.
El informe dice: “La FNB, movilizó personal del DN-4 con destino a La
Paz durante los conflictos sociales”750,“En fecha 29 – SEP – 03 a Hrs. 1700
arribó procedente del Quinto Distrito Naval ‘Santa Cruz’ una compañía con 8
instructores vía aérea NAS. En apoyo a las tareas de seguridad de la Escuela
Naval Militar”751. El informe adjunta un “Anexo Alfa” que señala que
la Escuela Naval Militar “recibió como Unidades Agregadas una Cía. PM del
Ejército con 84 efectivos”752 y que “Alumnos del curso de PMN para instructores
a partir del 12 de Oct. Hasta el 20 de Oct. Apoyo a la ENM”753.
En ese marco, el hecho que mejor ilustra la efectiva
intercambiabilidad del ejecutor durante la represión militar la relató el
testigo Edwin Aguilar Vargas, que durante ese tiempo venía prestando
su servicio militar en el Regimiento Ingavi. Según el testigo el 12 de
octubre en la mañana su escuadra de 120 soldados fue desplazada hacia
Senkata, hacia las inmediaciones del puente Bolivia; portaban fusiles
M-16 y munición letal. Al llegar al puente Bolivia los instructores
empezaron a disparar munición letal en contra de los manifestantes
y les dieron la orden de disparar también contra la gente, el teniente
a cargo de su unidad les dijo: “Apunte y disparen”. Ninguno disparó
asustados por lo que querían que hagan, el teniente del escuadrón,
insultándoles, les lanzó una granada de gas. Minutos después fueron
retirados y en su lugar mandaron otra sección para cumplir la orden
que ellos se negaron a realizar.
Los elementos en este punto desarrollados dan cuenta que
la gran cantidad de tropa desplazada para la ejecución de la política
represiva permitió que en el caso de que uno o varios de los soldados
se resistiesen a cumplir las órdenes ilegales podían ser reemplazados
inmediatamente por otros que las ejecutaren, asegurando la comisión
del hecho criminal.
750 Informe de la Naval (PDRCF 26), judicializado el 5 de abril de 2011.
751 Ídem.
752 Ídem.
753 Ídem.
295
Alegato final de la parte civil
754 Donna, Alberto. Derecho Penal, Parte Especial, Tomo III, Rubinzal Culzoni Editores, Buenos Aires, 2002, p. 163
755 Ídem, p. 164.
756 Ídem. pp. 164-165.
296
HACER JUSTICIA
757 Estatuto del Funcionario Público, que se encontraba vigente al momento de la comisión del los
hechos objeto del Juicio de Responsabilidades.
758 Artículo 2 de la Ley 2027.- “El presente Estatuto en el marco de los preceptos de la Constitución Política
del Estado, tiene por objeto regular la relación del Estado con sus servidores públicos, garantizar el desarrollo de la
carrera administrativa y asegurar la dignidad, transparencia, eficacia y vocación del servicio a la colectividad en el
ejercicio de la función pública, así como la promoción de su eficiente desempeño y productividad”.
759 Ley de Administración y Control Gubernamentales. Vigente al momento de la comisión de los
hechos típicos objeto del Juicio de Responsabilidades.
297
Alegato final de la parte civil
8. Petitorio
pague unos pesos por las vidas truncadas, algunos pesos menos por las
heridas recibidas, siempre con plata de la hacienda pública, y luego sea
como si no hubiese pasado nada hasta la próxima masacre.
Pedimos condena, convencidos de que una sentencia justa en
alguna medida servirá para que estos hechos no se vuelvan a repetir,
para que los gobernantes y las autoridades civiles y militares, todos los
que tengan poder, en el futuro piensen dos veces antes de tentarse en
utilizar ese poder y la violencia contra la gente.
303
Alegato final de la parte civil
304
Blindados en los operativos militares. Octubre de 2003
Soldado en los operativos militares. Octubre de 2003
Funeral en Villa Ingenio. Octubre de 2003
13 de octubre de 2006, Plantón frente a la embajada de los EE.UU. en La Paz con ciudadanos estadounidenses
La Asociación de Familiares Caídos en Defensa del gas, en marcha reclamando justicia en Sucre, agosto de 2006
Miles de cartas de ciudadanos pidiendo celeridad en juicio entregadas al Presidente de
Corte Suprema de Justicia, Mayo de 2011
18 de agosto de 2011, día 46 de vigilia en Sucre frente a la Corte Suprema de Justicia
30 de agosto de 2011, día 59 de vigilia en Sucre, a la salida de la Corte después de la sentencia.
HACER JUSTICIA
313
Alegato final de la parte civil
1 Este es uno de los muchos documentos de análisis que se produjeron por el equipo de trabajo
en el desarrollo del Juicio.
314
HACER JUSTICIA
2 Garrido Montt, Mario. Derecho Penal Parte General, Tomo II. Editorial Jurídica de Chile, Santiago,
2003, p. 299.
3 Bacigalupo, Enrique. Derecho Penal – Parte General, Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 1999, p.
492.
4 Donna, Edgardo, La Autoría y la participación criminal, Rubinzal-Culzoni Editores, Buenos Aires
2002, p. 17.
315
Alegato final de la parte civil
última reza en su concepción teórica que lo distinto del autor con respecto al
partícipe sólo cabe individualizarlo en la independencia de la voluntad del autor
y en la dependencia del partícipe. El partícipe quiere el resultado sólo si el autor
lo quiere, y si el autor no lo quiere tampoco él. La decisión de si el resultado se
va a producir o no debe dejarla a criterio del autor5. Siguiendo este criterio de
subordinación de la voluntad puede opinarse que los inductores y los cómplices
se subordinan (por fuerza) a la voluntad del autor, “dejan [necesariamente] a su
arbitrio” la comisión del hecho, porque es él quien decide sobre la ejecución y
posee con ello el domino del hecho. Bajo este entendimiento, la teoría del dolus
es un tipo de variante subjetiva de la teoría del dominio del hecho en la medida
en que no parte de manera inmediata de las relaciones objetivas de poder sino
de sus efectos en la voluntad de los participantes; así resulta que estamos ante
una formulación en la cual el interés del autor es un elemento esencial para la
determinación de la autoría6.
En consecuencia, ni la teoría objetivo-formal y ni la teoría subjetiva-
causal constituyeron por sí solas una solución eficaz para poder delimitar y
diferenciar las complejas formas de autoría y participación que podían emerger
de los hechos criminales. Sin embargo el continuo desarrollo científico alrededor
de los elementos subjetivos y objetivos traería como resultado la formulación del
la teoría del dominio del hecho.
El planteamiento primigenio de la teoría del dominio del hecho se la
debe a Welzel, quien distinguió que la característica que determinaba la calidad
de autor era que éste poseía el dominio finalista del hecho; en este lineamiento,
coautor sería el que cosustenta la resolución del hecho7. Dentro de la dogmática
penal moderna esta teoría ha sido sustentada y defendida ampliamente por la
doctrina alemana y particularmente por Claus Roxin, quien al respecto señala
enfáticamente “que de manera correcta la autoría se tendrá que determinar, por regla general,
a través del dominio del hecho —y sólo a través de éste”8.
La conceptualización de autor a través esta teoría no ha sido posible,
en su lugar se ha preferido brindar una suerte de principio general o parámetro
rector del cual se desprende una noción amplia de autor que permite aplicar la
teoría a una diversidad de hechos penales, debiéndose discernir, en cada uno,
quién es el que tiene el dominio del hecho en función de una visión global de
5 Ídem, pp. 18 y 19.
6 Roxin, Claus. Dogmática Penal y Política Criminal, Editorial IDEMSA, Lima, 1998, p. 354.
7 Welsel, Hans. Derecho Penal – Parte General, Depalma Editor, Buenos Aires, 1956, p. 106.
8 Roxin, Claus. Dogmática Penal y Política Criminal, Editorial IDEMSA, Lima, 1998, p. 358.
316
HACER JUSTICIA
todas las circunstancias del supuesto de hecho concreto9; con este antecedente,
podemos señalar que se considera autor a quien dolosamente tiene el dominio
del desarrollo del suceso típico. En la doctrina la fórmula penal más aceptada
señala que “el domino del hecho se debe manifestar en una configuración real del suceso y quien
no sabe que tiene tal configuración real en sus manos carece de dominio del hecho”10. En el
marco de esta noción podemos hacer la distinción de un elemento objetivo que
en primer término identifica la autoría, consistente en el dominio que debe tener
la persona sobre el acontecer del delito, pudiendo en su caso determinar su curso
hasta el resultado; por otra parte, el dolo se constituye en el elemente subjetivo,
la voluntad de constituirse en amo y señor del suceso típico.
Con la noción de autor identificada podemos distinguir tres formas
básicas de autoría reconocidas en la doctrina: individual, mediata y coautoría;
que se hallan en directa correspondencia con tres formas de dominio del hecho:
dominio de la acción, dominio de la voluntad y dominio funcional del hecho,
respectivamente.
Bajo esta diversificación se reconoce como autor individual o inmediato
a aquel que realiza el hecho típico por sí mismo, es decir ejerciendo de manera
directa el dominio de la acción. En este tipo de casos la determinación de la
autoría resulta incuestionable, el agente que comete la acción típica dolosamente
es el autor.
La coautoría no es más que pluralidad de autores. En este sentido el
coautor, para ser considerado como tal, tendrá que reunir los elementos que se
exigen para atribuir a alguien la calidad de autor. Welsel al respecto señala que
“coautor es quien, estando en posesión de las condiciones personales de autor, y participando
de la decisión común del hecho, sobre la base de ella, coparticipa en la ejecución del delito. La
coautoría se basa sobre el principio de la división del trabajo. Todo coautor complementa con su
parte del hecho las partes del hecho de los demás en un total delictuoso; por eso responde también
por el total”11, es coincidente la opinión de Roxin, quien al referirse particularmente
al dominio del hecho que ejercen los coautores concluye que “lo peculiar de la
coautoría estriba precisamente en que cada individuo domina el acontecer global
en cooperación con los demás”12.
La tercera variable de autoría es la mediata, aquella en que el hecho
criminal se ejecuta a través de otra persona, utilizada como instrumento por
9 Roxin, Claus. Autoría y Dominio del Hecho en Derecho Penal. Marcial Pons, Barcelona, 2000, p.130.
10 Bacigalupo, Enrique. Derecho Penal – Parte General, Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 1999, p. 495.
11 Welsel, Hans. Derecho Penal..., p. 113.
12 Roxin, Claus. Autoría y Dominio..., p. 307.
317
Alegato final de la parte civil
13 Bacigalupo, Enrique. Manual de Derecho Penal, TEMIS, Buenos Aires, 1996, p. 190.
318
HACER JUSTICIA
15 Al respecto el código penal boliviano señala, en el artículo 17, que “Está exento de pena el
que en el momento de hecho por enfermedad mental o por grave perturbación de la conciencia
o por grave insuficiencia de la inteligencia, no pueda comprender la antijuricidad de su acción
o conducirse de acuerdo a esta comprensión”. Asimismo, el art. 5 indica que “la ley penal no
reconoce ni fuero ni privilegio personal, pero sus disposiciones se aplicarán a las personas que en
el momento del hecho fueren mayores de diez y seis años”.
16 Tres personas convivían llevando entre ellas relaciones de convivencia basadas en el misticismo,
clarividencia y superstición. Dos sugirieron a otra, que era fácilmente sugestionable, la existencia del
Rey de los Gatos, personaje mítico en el que el mal encarnaba cada cierto tiempo. En este contexto
convencieron a esta persona que era necesario para salvar a la humanidad de su devastación matar
una mujer, a la cual en realidad querían matar por celos, como sacrificio al Rey de los Gatos. De
no producirse la ofrenda miles de personas iban a ser aniquiladas por el ficticio personaje. El autor
inmediato intentó matar a la mujer creyendo que su conducta estaba legitimada, y fue condenado
por el Tribunal Supremo Alemán como autor inmediato de tentativa de homicidio, los otros dos
hombres fueron condenados como autores mediatos.
17 Roxin, Claus. “Las formas de intervención en el delito: estado de la cuestión” en Varios Autores,
Sobre el estado de la teoría del delito, Civitas Ediciones, Madrid, 2000, p. 160.
320
HACER JUSTICIA
podemos señalar, por ejemplo, el caso en el cual el autor mediato crea una
situación en la que una persona sea conducida a agredir a otra, el instrumento,
quien para defenderse y actuando en legítima defensa mate al agresor, como
lo había previsto el autor mediato. De igual manera, podemos identificar otro
ejemplo de esta variable de autoría que se presenta con “toda claridad en los supuestos
de estafa procesal. Una de las partes hace valer documentos falsos, con lo que determina una
decisión falsa del juez que perjudica a la otra parte. El juez que dicta la sentencia, ignorando
la falsedad, obra de acuerdo a derecho”18.
18 Bacigalupo, Enrique. Derecho penal..., p. 509. Por su parte, el código penal boliviano precisa dos
causales eximentes de responsabilidad en el art. 11, la legítima defensa y el ejercicio de un derecho,
oficio o cargo, cumplimiento de la ley o un deber. Sin embargo, señala en el parágrafo II que “el
exceso en las situaciones anteriores será sancionado con la pena fijada para el delito culposo”, por lo
que en este caso, dependiendo, de la situación la sanción también podría ampliarse al instrumento.
19 La valoración mencionada tiene, por ejemplo, relevancia en el caso del tipo penal del art. 256 del
código penal boliviano, donde dependiendo de la conducta del actor activo del delito se lo acusará de
instigación o en su caso, simplemente de autor mediato del delito de homicidio descrito en el art. 251.
321
Alegato final de la parte civil
A la luz de los crímenes cometidos por el III Reich en la Segunda Guerra Mundial,
Claus Roxin empezó a esbozar su tesis. Fueron dos los casos que principalmente
le llamarían más la atención y podemos considerarlos como los antecedentes
inmediatos que sustentaron esta variable de autoría mediata, el caso de Eichmann
y el caso Staschynski.
Adolf Eichmann fue acusado de quince delitos habiendo cometido,
junto con otras personas, crímenes contra el pueblo judío, crímenes contra
la humanidad y crímenes de guerra durante el periodo del régimen nazi, y en
especial durante la Segunda Guerra Mundial. Fue juzgado por el Tribunal de
Distrito de Jerusalén20. Era un funcionario administrativo alemán que tenía a
su cargo la Oficina Central para la Migración Judía, cuya principal función era
perseguir, seleccionar y capturar a los judíos establecidos en Europa, para luego
trasladarlos al campo de concentración de Auschwitz, donde la mayoría era
ejecutada. Eichmann fue el encargado del asesinato de muchos judíos, pero no
20 Arendt, Hannha. Eichmann en Jersualén. Un estudio acerca de la banalidad del mal, Lumen, Barcelona, 2003, p. 18.
322
HACER JUSTICIA
24 Son los procesos seguidos por las naciones aliadas vencederas en la Segunda Guerra Mundial,
entre 1945 y 1949 en Nuremberg y ante el Tribunal Militar Internacional, contra los líderes,
dirigentes y colaboradores del III Reich instaurado por Adolf Hitler.
25 Roxin, Claus. Autoría y Dominio..., p. 271.
26 Roxin, Claus. “Problemas de Autoría...”, p. 61.
324
HACER JUSTICIA
limita a dos casos particulares, según el autor: a) el caso en que los mismos
que ostentan el poder estatal, con ayuda de organizaciones subordinadas
a ellos, cometen delitos, en tanto que sólo el poder estatal puede operar
al margen de la ley, e incluso éste sólo puede hacerlo cuando ya no están
vigentes las garantías del Estado de Derecho; y b) el caso de movimientos
clandestinos, organizaciones secretas, bandas criminales y grupos semejantes
caracterizadas por tener una organización rígida y una orientación a fines del
aparato en su conjunto contraria al ordenamiento jurídico estatal; es decir un
estado dentro del estado 34.
a) Coautoría
Como reconoce Roxin, Günther Jakobs es el más ferviente defensor la
coautoría en lugar de la autoría mediata por dominio de la voluntad para resolver
la imputación del hombre de atrás. A diferencia de los defensores de la instigación,
en este caso se reconoce que el hombre de atrás no es tan sólo un partícipe en el
suceso delictivo, si no es autor del delito, pero no autor mediato.
La coautoría como una propuesta alternativa a la autoría mediata por
dominio del aparato de poder organizado se sustenta en base a los presupuestos
generales que la doctrina ha identificado como elementos que hacen a la
coautoría como concepto genérico, precisando el alcance conceptual de cada
elemento en función de la aplicación a los delitos en los que se presenta la figura
del autor detrás del autor. En este marco, para que exista coautoría es necesaria
la concurrencia de un acuerdo o plan común, y que los coautores realicen
las aportaciones necesarias para la ejecución del hecho, sin que sea requisito
primordial que dicho aporte se materialice durante la fase de ejecución del
delito, así sería también punible la aportación realizada en la fase preparatoria de
la configuración total del hecho35.
El acuerdo común o plan queda configurado, según la tesis que apuesta
por la coautoría, por la conciencia común que tienen los dirigentes y ejecutores
del aparato en relación a que un hecho determinado o varios de la misma clase
deben ser llevados a cabo en cumplimiento de instrucciones de la dirección36,
para lo cual no sería necesario que los intervinientes se conozcan entre ellos.
De igual manera, como se señaló líneas arriba, la intervención en la parte de
la ejecución del delito no sería necesaria para fundamentar la responsabilidad
como coautor.
Roxin responde y descarta la posibilidad de que la problemática sea
resuelta a través de la coautoría y sea aplicada en defecto de su tesis, al señalar
que no se cumplen las características o elementos que componen a la coautoría
puesto que no existiría, en principio, un acuerdo previo común entre el hombre
de atrás y el ejecutor, tampoco se produciría la ejecución común del hecho
delictivo, y en el mismo sentido no hay una colaboración con reparto de trabajo
en relación al hecho37. Para este autor, la instrucción y el cumplimiento de ella
resultan insuficientes para configurar la existencia de un acuerdo común, elemento
necesario para que exista coautoría, pues quien ordena y quienes ejecutan no tienen
contacto entre sí por lo que mal se puede hablar de la existencia de planificación.
Por otro lado en la ejecución el autor de escritorio no realiza ningún acto que
determine su participación, y deja al ejecutor encargase de todos los pormenores
que implican la realización del tipo, dejándose de lado la vinculación necesaria de
la coautoría al tipo penal.
b) Inducción o instigación38
Herzberg y Kholer en Alemania, y Gimbernat en España, son los
principales partidarios de la inducción. Hérzberg admitía la posibilidad de autoría
en determinados casos, como el caso del exterminio judío, sin embargo al revisar
su teoría prefirió inclinarse por la inducción. El punto de partida de la crítica parte
de la imposibilidad de la existencia de un autor detrás del autor. Gimbernat refuta
la posibilidad de autoría mediata por dominio de la voluntad tomando como
referencia los delitos cometidos por el partido nacionalsocialista en la segunda
guerra mundial, en los cuales consideraba a Hitler y los otros jerarcas nazis como
inductores de la comisión del hecho delictivo. Reconoce sin embargo que el
genocidio consumado en contra del pueblo judío fue obra de Hitler y Himmler,
pero indica que normativamente la única forma de atribuirles responsabilidad es
a través de la inducción, pues en ese momento la normativa sobre la autoría y la
participación no estaba pensada para el delito de genocidio39.
La instigación reconoce un cierto grado de responsabilidad en la figura
del hombre de atrás en virtud a que reconoce también un grado de dominio del
hecho, pero que resulta insuficiente para recibir el título de autor mediato, pues el
hombre de adelante puede negarse a cumplir la orden quedando así neutralizada
la influencia ejercida por el hombre de atrás; así, el hombre de adelante sería
el que realmente ejerce el dominio sobre el curso del suceso criminal, pero no
como instrumento sino como inducido. Para esta posición, la autoría mediata
sólo podría ocurrir en el caso en el que el hombre de atrás domine la voluntad del
hombre de adelante por medio de coacción, de tal forma que la responsabilidad
total del hecho criminal recaiga en el hombre de atrás40.
Roxin rechaza esta postura. Primero señala que sí existe una similitud entra
la autoría mediata por dominio de la organización y la inducción, y es que ambas
se basan en una estructura vertical de participación de los intervinientes en el
hecho delictivo, donde el hombre de atrás provoca al que ejecuta inmediatamente
al hecho. Sin embargo, el inductor a diferencia del autor mediato no llega a actuar
en la ejecución del hecho, dejando al arbitrio del actor inmediato la forma y
las circunstancias en las que será ejecutado41. Para diferenciar entre la figura del
inductor y el autor mediato señala que “el inductor debe tomar contacto con su
potencial autor, captarlo para su plan, y dado el caso, vencer su resistencia, el que
da órdenes en aparato de jerarquía de poder, se evita todo esto”42. Finalmente,
equipara el domino de la organización con la figura de la inducción, se provoca
“una simplificación normativa al prescindir de la forzosas diferencias”43 entre las
dos figuras.
En todo caso, si bien la instigación no es la mejor figura jurídica para
determinar la responsabilidad del hombre de atrás cuando los delitos se comenten
por medio de complejos aparatos organizados de poder, no debe descartarse la
posibilidad de su aplicación analizando los matices de cada caso en concreto.
a) El poder de mando
Según Roxin, el poder de mando es el elemento que identifica al autor
mediato en la estructura de la organización; así señala que “autor mediato sólo puede
ser quien dentro de una organización rígidamente dirigida tiene autoridad para dar órdenes y
la ejerce para causar realizaciones del tipo”49. En este sentido, autor mediato será todo
aquel que en la estructura de la organización tenga la facultad de emitir una orden,
53 Ídem.
54 Ambos, Kai. Dominio del Hecho..., p. 51.
55 Ambos, Kai. Dominio del Hecho..., pp. 51-55.
333
Alegato final de la parte civil
339
Alegato final de la parte civil
69 Aboso, Gustavo Eduardo. Op. cit., p. 107. Castillo Alva, José Luis. “Autoría mediata por
dominio de aparatos organizados de poder” en Sistemas Penales Iberoamericanos: Libro Homenaje al
profesor Doctor Don Enrique Bacigalupo en su sexagésimo quinto aniversario, ARA Editores, Lima, 2003, pp.
588-589. Donna, Edgardo. Op. cit., pp. 65-66.
70 Sentencia de 9 de diciembre de 1985, emitida dentro de la causa 13/84 por la Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Criminal y Correcional Federal de la Capital Federal. (Disponible en http://
www.derecho.org, visitado por última vez el 16 de julio de 2010).
340
HACER JUSTICIA
83 Roxin, Claus. “Las formas de intervención en el delito: estado de la cuestión” en Varios Autores,
Sobre el estado de la teoría del delito, Civitas Ediciones, Madrid, 2000, p. 159.
84 Meini, Iván, “La autoría mediata de Abimael Guzmán por dominio de la organización” en
Memoria, Revista Sobre Cultura, Democracia y Derechos Humanos N° 1, IDEHPUCP, Lima, 2007, p. 2.
85 Sentencia de 13 de octubre de 2006 emitida por la Sala Penal Nacional del Perú dentro del Juicio
seguido contra la cúpula dirigencial de Sendero Luminoso, p. 161
344
HACER JUSTICIA
86 Ídem, p. 162.
87 Ídem, p. 163.
88 Ídem, p. 164.
345
Alegato final de la parte civil
89 Ídem, p. 166.
90 Ídem, p. 165.
91 Ídem, p. 166
92 Ídem, p. 167. Cabe señalar que el tribunal, al referirse al “aprovechamiento de la predisposición
del ejecutor para realizar la orden”, hace cita del tratadista Iván Meini, quien es partidario de
descartar a la posibilidad de sustituir al instrumento como elemento fundamental del dominio de la
organización del hombre de atrás.
346
HACER JUSTICIA
pertinente señala que será autor “El que realiza por sí o por medio de otro el
hecho punible y los que lo cometan conjuntamente”.
Posteriormente resulta relevante la disgregación que hace el Tribunal
respecto a los presupuestos o requisitos exigidos para sustentar el dominio de
la organización por el gran contenido dogmático y académico desarrollado en la
sentencia. Aquí cabe puntualizar que en cuanto a los presupuestos específicos,
como denomina la sentencia, el Tribunal Peruano modifica la jurisprudencia ya
sentada en el caso de Sendero Luminoso y toma en cuenta los cuatro elementos
que en la doctrina son discutidos como fundamentales para la el dominio de la
organización por parte del hombre de atrás, siguiendo los últimos trabajos de
Roxin.
De tal forma que como requisito general reconoce la existencia de una
organización estructurada, la cual se puede identificar a partir de la asignación
de roles que hace evidente la separación entre la dirigencia y los ejecutores,
una estructura jerárquica organizada que desarrolle “una vida funcional que es
independiente a la de sus integrantes”94, aspecto que radica en el automatismo con el
cual desenvuelve sus funciones.
La sentencia continúa estableciendo la constatación de otros requisitos,
que en la jurisprudencia del Supremo Tribunal Federal Alemán se han denominado
como “condiciones marco”, estos “son los siguientes: 1) el poder de mando; 2) la desvinculación
de la organización del ordenamiento jurídico; 3) la fungibilidad del ejecutor inmediato; y 4) la
elevada disponibilidad del ejecutor hacia el hecho”95. Estas condiciones marco también
pueden ser identificadas dentro de dos ámbitos, el primero objetivo, en el que
ubicamos a las dos primeras y el subjetivo, donde se identifican las restantes.
Aclara el tribunal, que la valoración de estas condiciones debe ser realizada de
manera conjunta, pero esto “no significa su adición aritmética para configurar como
resultado el dominio de la organización”96.
El tribunal conceptualiza al poder de mando como “la capacidad del nivel
estratégico superior —del hombre de atrás— de impartir órdenes o asignar roles a la parte de
la organización que le está subordinada. Esta capacidad la adquiere, o le puede ser conferida,
en atención a una posición de autoridad, liderazgo o ascendencia derivadas de factores políticos,
ideológicos, sociales, religiosos, culturales, económicos o de índole similar”97. En cuanto a
crimen, de su autoridad central que “utiliza las estructuras del aparato estatal para
la comisión sistemática de delitos que por su gravedad y riesgos de impunidad adquieren
relevancia internacional”102. En cuanto a las formas de apartamiento reconoce
dos, primero aquella que se da “cuando el nivel superior estratégico del Estado decide
apartarse por completo del Derecho y crear un sistema normativo totalmente diferente que
no es reconocido ni aceptado por el Derecho internacional, en tanto expresa o encubre la
comisión de delitos graves. Segundo, cuando el nivel superior estratégico del poder estatal
se aleja paulatinamente del ordenamiento jurídico. Esto es, inicialmente sólo para la
realización de determinados hechos punibles, pero, luego, con actos sistemáticos cada vez
más frecuentes, así como a través de acciones tendientes a anular, desnaturalizar o sustituir
distorsionadamente los diferentes ámbitos y competencias que configuran los estamentos
oficiales, legales y de control del Estado”103. En el marco de los hechos que dieron
origen a la sentencia contra Fujimori se puntualiza sobre el apartamiento del
derecho de un estado constituido de facto que la “experiencia latinoamericana ha
denunciado que estos regímenes de facto, sobre todo aquellos que surgen de golpes de Estado,
paulatinamente se van apartando del derecho y auspician un sistema jurídico paralelo
dentro del cual la criminalidad de Estado es siempre un efecto latente o manifiesto cómo
se evidenció en varios países de la región en las tres últimas décadas”104. Así se puede
afirmar que en la sentencia se trató el apartamiento del ordenamiento jurídico
a partir del primer planteamiento realizado por Claus Roxin, en el cual el
apartamiento del aparato organizado de poder debe ser total, éste sucede de
acuerdo al tribunal de dos maneras completa o paulatinamente. Al comentar
este elemento en particular García Cavero, hace énfasis en señalar que no
existió un acercamiento claro de la dogmática al hecho en el caso concreto,
pues en consideración del autor se justificó la autoría mediata en relación a lo
hechos delictivos, en concreto las masacres producidas en La Cantuta y Barrios
Altos como operativos que sucedieron en la clandestinidad y la ilegalidad, en
consecuencia como operativos ajenos al orden jurídico nacional e internacional.
Mientras que los secuestros fueron considerados como expresión del control
ilícito de la disidencia contra el régimen de Fujimori. A criterio del autor, la
desvinculación del derecho debió tratarse a partir de los objetivos, métodos y
medios de la organización que condujeron al apartamiento, y no así a los actos
ejecutados por la organización los cuáles son de hecho ilegales105.
102 Ídem, Par. 735.
103 Ídem.
104 Ídem, 736.
105 García Cavero, Percy. “La autoría por Dominio de la Voluntad en Aparatos Organizados: El
350
HACER JUSTICIA
En tanto que sobre este particular, Iván Meini señala que el planteamiento
realizado por el tribunal no logra superar la crítica hasta la fecha formulada en
contra de este elemento, y que en todo caso este elemento podría tener mayor
relevancia para analizar la conducta del ejecutor, pues es él quien está sometido a
la orden ilícita del superior106.
El tribunal reconoce otras dos condiciones marco que denomina
subjetivas, la fungibilidad es el primero abordado en la sentencia. Sobre este el
tribunal puntualiza que es “la característica del ejecutor de poder ser intercambiado
o sustituido por el nivel estratégico superior en la operativización y realización de
su designio delictuoso”. Resaltando que es esta característica la que aumenta las
probabilidades de que el hecho delictivo sea cometido. Luego diferencia dos formas
en las cuales la fungibilidad se presenta, la negativa y positiva. La “fungibilidad
negativa significa, pues, que una posible abstención de la persona interpuesta
para realizar los designios delictivos del plan criminal de la organización que le
fueron asignados, no impedirá que aquellos sean materializados. Ello, porque el
incumplimiento de la orden por el primer ejecutor determinará, por la propia
estructura del aparato de poder, que un segundo ejecutor tome inmediatamente
su lugar, no afectándose en nada la concreción de la conducta punible”. Por otra
parte la fungibilidad positiva “surge y se aprecia, justamente, a partir de la concurrencia
de una pluralidad de ejecutores potenciales en la estructura del aparato de poder”107. Pese al
desarrollo dogmático que se hace sobre este elemento, más adelante el tribunal
al analizar la autoría mediata de Fujimori sólo se limita a señalar que “en todos los
delitos sub judice la condición fungible de los ejecutores así como su disposición al hecho y su no
relación directa ni horizontal con el acusado, posibilitan afirmar la posición de autor mediato
de éste como ente central con poder jerárquico de dominio sobre el aparato de poder”108. Sin
realizar un análisis más profundo que permita dar por ciertas las descripciones
que hace sobre la figura de la sustitución del ejecutor.
Finalmente resta presentar el último de los requisitos esgrimidos en
la sentencia. El tribunal conceptualiza la predisposición al hecho como “una
predisposición psicológica del ejecutor a la realización de la orden que implica la comisión del
caso Alberto Fujimori Fujimori” en La Autoría Mediata. El Caso Fujimori, ARA Editores, Lima,
2010, pp. 204-205.
106 Meini, Iván. “El dominio de la organización de Fujimori. Comentarios a la Sentencia de 7 de
abril de 2009” en La Autoría Mediata. El caso Fujimori, ARA Editores, Lima, 2010, pp. 221-223.
107 Sentencia de 7 de abril de 2009 de la Sala Penal Especial de la Corte Suprema de Justicia de
Perú, Par. 739.
108 Ídem, Par. 745.
351
Alegato final de la parte civil
hecho ilícito”109. Luego señala que “ya no es la fungibilidad del ejecutor lo que asegura el
cumplimiento de aquélla sino el internalizado interés y convencimiento de este último en que ello
ocurra”110. Así el tratamiento del este elemento es similar al planteado por Roxin,
y se lo trata bastante ligado a la posibilidad de sustituir al ejecutor. El contraste
dogmático-fáctico de este elemento con el hecho concreto, al igual como ocurre
con la posibilidad de sustituir al ejecutor, prácticamente se lo da por sentado.
Posteriormente la sentencia sería confirmada en su integridad tras la
resolución emitida por la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de
Perú en razón de un recurso de nulidad interpuesto por la parte afectada. Esta
última resolución en cuanto a la doctrina sobre autoría mediata desarrollada a
lo largo de la sentencia de condena no expresa ninguna contradicción, pero si
realiza una valoración en relación a la forma de en la cual el tribunal de la Sala
Penal Especial realizó la valoración del los hechos, al respecto indica: “La Sala
Penal Especial para afirmar y fundamentar la existencia de autoría mediata por dominio de
la voluntad en aparatos organizados, no consideró el dominio sobre la persona interpuesta que
ejecuta el dominio (autor inmediato), sino sobre el aparato de poder al que por su estructura
se encuentra integrado el ejecutor, llegando a establecer los presupuestos de autoría mediata por
organización criminal... que proporciona Roxin”111. Confirmando que en la sentencia
contra Fujimori primó la posición doctrinaria planteada por Claus Roxin.
manera que formaron parte de ella las más altas esferas de esa institución desde
donde se aprobaban cada unos de los planes de aniquilamiento que ejecutaba
el grupo. A partir de las disposiciones de estos altos mandos se cometieron los
hechos delictivos que perpetró el grupo.
En la sentencia se condenó la utilización del Servicio Nacional de
inteligencia como un medio para realizar una lucha contra la “subversión” en
flagrante violación a los derechos humanos de la población civil.
La sentencia de manera general sigue el lineamiento establecido
por la jurisprudencia sentada en el caso del ex presidente Alberto Fujimori
Fujimori. En este sentido se toman los cuatro elementos que aquella vez fueron
considerados para fundar el dominio de la organización del hombre de atrás.
En lo pertinente la sentencia contra el grupo “La Colina” señala que “Los
elementos de dicha modalidad de autoría [en referencia a la autoría mediata
por dominio de la organización] son cuatro a saber: a) Poder de mando; b) La
desvinculación del ordenamiento jurídico del aparato de poder; c) La fungibilidad
del ejecutor inmediato; d) La considerable elevada disponibilidad al hecho del
ejecutor. Constituyen estos factores pilares de atribución del dominio del hecho
de los hombres de atrás de acuerdo a la última versión del mismo autor”112. Bajo
esta premisa se trata la responsabilidad de la autoría mediata de las personas
involucradas en los crímenes del grupo “La Colina”, en virtud de los requisitos
que Roxin desarrolló en sus trabajos.
Cabe hacer una puntualización respecto a la responsabilidad de los
altos mandos del Grupo Colina, y la forma en la que aborda su participación
la sentencia. Así, al referirse a la responsabilidad de los acusados Vladimiro
Montesinos, Salazar Monroe, Hermoza Ríos y Rivero Lazo, la sentencia señala
que “es asumible que el acusado Vladimiro Montesinos Torrez, compartió el control y
dominio de la organización con sus coacusados Salazar Monroe y Hermoza Ríos, y con la
participación de Rivero Lazo, prepararon y planearon una operación especial de inteligencia
de largo alcance para la consecución del objetivo del Gobierno”113. El vocablo compartir
utilizado por la sentencia para referirse a la responsabilidad por autoría mediata
de los acusados en esta parte, nos da a entender que existía en la estructura
del aparato una distribución o división de trabajo en cuanto al manejo de la
organización con el objetivo común de ejecutar un plan. Más adelante, se afirma
112 Sentencia de 1 de octubre de 2010 de la Primera Sala Penal Especial de la Corte Superior de
Justicia de Lima, p. 610.
113 Ídem, p. 641.
353
Alegato final de la parte civil
que los acusados “Vladimiro Montesinos Torres, Salazar Monroe, Hermoza Ríos y Rivero
Lazo, tuvieron dominio de la organización jerárquicamente estructurada, ubicándose dentro de
la cadena de mando, los tres primeros, en la parte planificadora y decisoria, y el cuarto en el
nivel organizativo y ejecutivo conjuntamente otros que se señalan líneas abajo, formándose en
cada uno de esos niveles una suerte de coautores mediatos; [...] por lo que habiéndose establecido
su responsabilidad penal deben ser merecedores de sanción a título de coautores mediatos de los
delitos imputados”114. En la parte dispositiva de la sentencia, el tribunal simplemente
se refiere a los acusados como autores mediatos sin hacer alusión a la coautoría.
Pese a ello, queda establecido que al interior del aparato organizado de poder el
tribunal identificó que en los niveles intermedios existentes en la organización
existía una relación de horizontalidad entre los autores mediatos quienes ejercían
su autoridad en relación a la parte de la organización que dominaban, utilizando
el poder de mando para el cumplimiento de un plan superior común; de tal forma
estaríamos ante un caso en el que existiría una suerte de coautoría mediata.
115 Faraldo Cabana, Patricia. “Formas de autoría y participación en el estatuto de la Corte Penal
Internacional y su equivalencia en el Derecho Penal Español” en Revista de Derecho Penal y
Criminología 2da Época N° 16, UNED, Madrid, 2005, p. 33.
116 Meini, Iván. “El dominio...”, p. 198.
117 Thomas Lubanga fue juzgado por la comisión de delitos cometidos durante el ejercicio de su
gobierno del territorio de Ituri, ubicado en la República Democrática del Congo. Además, Lubanga
ejercía el comando en jefe de Les Forces Patriotiques pour la Libération du Congo.
118 Decisión de Confirmación de Cargos emitida por la Sala de Cuestiones Preliminares de la
Corte Penal Internacional el 29 de enero de 2007, Párr. 330.
355
Alegato final de la parte civil
133 El día 17 de julio de 1980 se produjo en Bolivia un golpe de estado propiciado por el Alto Mando
Militar de la época que culminó con la asunción a la presidencia de Luis García Meza, quien desde
de su posición desplegó una política destinada a la represión de un supuesto grupo ultraizquierdista
que desarrollaba sus actividades en el país. Esta política de Estado desembocó con el asesinato del
líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz y otros dirigentes (“Asalto a la COB”), además de la
masacre en contra de los miembros del partido político Movimiento de Izquierda Revolucionaria,
conocida como la “Masacre de la calle Hárrington”. Los asesinatos fueron producidos por grupos
irregulares paramilitares que respondían a las altas esferas del gobierno militar golpista.
134 Del Granado Cosío, Juan y otros. Justicia y Dignidad – Alegato Presentado por la Parte Civil
Acusadora en el Juicio de Responsabilidades contra la Dictadura de García Meza, 1992, p 282.
362
HACER JUSTICIA
del artículo 20 que señalaba que también son autores “los que prestan una
cooperación de tal naturaleza, sin la cual [el hecho] no habría podido cometerse”,
se refiere al codominio funcional del hecho. Finalmente, el artículo 21 hace
alusión al dominio de la voluntad al referir directamente dos casos de autoría
mediata. En consideración de la acusación “Esta figura es central en nuestro
ordenamiento jurídico penal sustantivo, porque ella trasunta, explícitamente, la
adopción, de parte de nuestro Código, de la teoría del dominio del hecho que es
la única que explica, efectivamente que una persona, sin intervenir directamente
en el hecho, o incluso sin siquiera estar presente en el lugar y en el momento
de los acontecimientos, deba ser, sin embargo, considerada como autor”135. La
acusación concluye señalando enfáticamente “que estos acusados, junto a los ejecutores,
son AUTORES del asesinato con alevosía y premeditación de Marcelo Quiroga Santa Cruz,
Carlos Flores Bedregal y Gualberto Vega Yapura porque, indubitablemente, en sus manos el
absoluto dominio del hecho, tanto bajo la forma del dominio funcional del mismo (coautoría),
cuanto bajo la modalidad del dominio de la voluntad (autoría mediata), a partir de la estructura
de poder de facto que organizaron y a través de la que cumplieron el conjunto de sus fines
delictivos”136.
Pese al planteamiento expuesto al tribunal de juicio, a lo largo de la sentencia
que condenó a los acusados no se realizó ninguna consideración en relación a
la teoría del autor mediato por dominio de la organización. Sin embargo, sí se
realizaron ciertas consideraciones aisladas sobre los elementos que fundamentan
el dominio de la organización. En este sentido se hizo referencia al dominio del
hecho con el que contaban Luis García Meza y Luis Arce Gómez en la estructura
de la organización, al señalar que “Los grupos armados, obedeciendo a las órdenes de los
encausados, perpetraron esos delitos, como demuestra con claridad el oficio reservado Nº 689/80
de 14 de agosto de 1980, dirigido por Luis Arce Gómez a Luis García Meza, cuyo texto es como
sigue: ‘Adjunto para conocimiento y aprobación de Su Excelencia, organigrama y plan de tareas de
los grupos que hizo posible el triunfo de las Fuerzas Armadas sobre el extremismo internacional’...
La lectura de ese oficio demuestra que los encausados Luis García Meza y Luis Arce Gómez
son los que organizaron y dirigieron esos grupos armados de paramilitares, que cometieron los
delitos enumerados”. Más adelante continúa afirmando que “Los grupos paramilitares o
irregulares estaban comandados o dirigidos por militares de mandos medios, quienes dependían
directamente de Luis García Meza y Luis Arce Gómez, como se comprueba en la Orden de
Servicio Nº 380/80, de 20 de octubre de 1980... Esta orden está dirigida por Luis Arce Gómez
al My. Javier Hinojosa (n) ‘El lince’, que dispone: ‘A partir de la fecha pasa Ud. a desempeñar las
funciones de Jefe Nacional del Grupo de Operaciones Especiales (GOES)’. Por oficio de carácter
reservado firmado por Luis Arce Gómez, Nº 266, de 17 de febrero de 1981, dirigido al Jefe del
Departamento II del Comando de Ejército, le dice: ‘Por orden de Su Excelencia el Presidente de
la República, agradeceré a Ud. Proceder al licenciamiento de los paramilitares bajo su control en
esa dependencia del Ejército...”.
Pese a que los párrafos citados hacen referencia evidente, un elemento
que valoró la Excma. Corte Suprema de Justicia al momento de determinar la
responsabilidad de los acusados fue su posición de mando en la estructura y
que a partir de ella dirigieron los delitos referidos, en ningún momento se hizo
mención a la posibilidad de utilizar la variable de la autoría mediata, en su defecto
tal vez la posibilidad de hacer referencia la instigación.
Por nuestra parte consideramos que pese a la redacción restrictiva del
Código Penal, una interpretación amplia de la figura de autoría no enmarcada en
los dogmatismos penales insertos en el código habría permitido la fundamentación
de la responsabilidad de los acusados en base a la teoría de Roxin. La Corte
Suprema, sin embargo, no se refirió a esta posibilidad, creemos que en razón
de las restricciones que el Código Penal, en ese entonces vigente, establecía en
relación a la autoría mediata, además de la escasa aplicación que había de la teoría
a nivel internacional hasta ese momento.
b) Autoría mediata por dominio de la organización: el artículo 20 del código penal vigente
La reforma penal realizada en Bolivia el año 1997 a través de la Ley 1768
de 11 de marzo, modificó sustancialmente el capítulo de Autoría y Participación
del Código Penal. En cuanto al tema que nos concierne, la reforma trajo consigo
la adopción de la teoría del dominio del hecho como parámetro rector para
determinar la autoría de la participación. Así en la actual redacción el artículo
20 se reconocen las tres formas de autoría correspondientes a las tres formas de
dominio del hecho que la doctrina identifica. El artículo señala:
Art. 20.- (Autores).- Son autores quienes realizan el hecho por sí solos, conjuntamente,
por medio de otro o lo que dolosamente prestan una cooperación de tal naturaleza, sin
la cual no habría podido cometerse el hecho antijurídico doloso.
Es autor mediato el que dolosamente se sirve de otro como instrumento para la
realización del delito.
Al aplicar el artículo la Corte Suprema de Justicia en su reiterada
364
HACER JUSTICIA
137 Artículo 22 (INSTIGADOR).- Es instigador el que dolosamente determine a otro a la comisión de un hecho
antijurídico doloso. Será sancionado con la pena prevista para el autor del delito.
365
Alegato final de la parte civil
tiene la pena equiparada a la del autor. Debe dejarse en claro que la propia
redacción del artículo 20 deja en claro que el cooperador necesario no realiza
el hecho antijurídico, sino tan sólo participa de un hecho antijurídico del que
otra persona ejerce dominio. La cooperación que realiza es, sin embargo, de
vital importancia para que se produzca el hecho criminal. Creemos que la figura
del cooperador necesario adquiere relevancia en los delitos especiales y en los
delitos de infracción del deber —y por eso su inclusión en el artículo 20— en
los cuáles por las características del tipo se excluye la teoría el dominio del hecho
como parámetro rector para determinar la participación de las personas que
intervienen en el delito. En el delito de violación138, por ejemplo, de la redacción
del artículo podemos concluir que sólo el que llega a tener acceso carnal con la
víctima es considerado autor, y no así la persona que pudiera auxiliar al autor en
la comisión del delito sosteniendo a la víctima y facilitando la comisión del hecho.
Este último, de acuerdo a la circunstancias en cada caso, podría ser sancionado
como cooperador necesario, recibiendo así una sanción penal equivalente a la del
autor. De esta forma se evitan lagunas de punibilidad.
Pese a lo señalado hubiera sido más adecuado realizar la equivalencia de
la pena cual si fuera autor para el cooperador necesario en un artículo diferente,
que permita una mejor comprensión del capítulo de autoría y participación en el
Código Penal.
138 Artículo 308.- (Violación). El que tuviere acceso carnal con una persona de uno u otro sexo, incurrirá en
privación de libertad de cuatro a diez años, en los casos siguientes:
Si hubiera empleado la fuerza física o intimidación.
Si la persona enajenada mental o estuviere incapacitada, por cualquier otra causa, para resistir.
Si la violación fuere a persona menor que no ha llegado a la edad de la pubertad, el hecho se sancionará con la pena
de diez a veinte años de presidio; y si como consecuencia del hecho se produjere la muerte de la víctima, se aplicara la
pena equivalente al asesinato.
139 En este sentido el Auto Supremo de 16 de agosto de 2001 emitido por la Sala Penal Primera
de la Corte Suprema de Justicia que “según la teoría del dominio del hecho, que contiene criterios
materiales y que es receptada por la doctrina Alemana, siendo uno de sus prominentes defensores
Welzel, se afirma que en todos los delitos dolosos es autor, quien tiene en sus manos el curso de
los hechos del suceder típico y antijurídico; pero los Tribunales Españoles han investigado aún más
los alcances de esta teoría y han optado por crear la denominada ‘Teoría del Acuerdo Previo”. El
366
HACER JUSTICIA
Auto Supremo N° 59 de 27 de enero de 2006 de la Corte Suprema de Justicia señala que la según la
teoría del dominio del hecho autor “es quien tiene en sus manos el curso de los hechos, del suceder
típico y antijurídico, lesionando el bien jurídico”. El mismo auto señala que “en todos los delitos
dolosos es autor quien tiene en sus manos el curso de los hechos del suceder típico y antijurídico,
lo que significa que para que el agente sea considerado co-autor de un delito doloso es necesario
que haya una resolución conjunta para ejecutar el hecho por parte de los agentes, sin importar en el
momento del hecho la mayor o menor gravedad de su actuación por haber previamente consentido
en el accionar de todos en el logro común del resultado antijurídico”.
367
Alegato final de la parte civil
A manera de conclusión
Hemos tratado de revisar grosso modo la vigencia de la Teoría del Autor Mediato
por Dominio de la Organización en la doctrina como en la jurisprudencia
comparada, haciendo una breve revisión del estado de la causa en la legislación
y la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia. En este entendido podemos
concluir señalando:
368
HACER JUSTICIA
369
Alegato final de la parte civil
370
HACER JUSTICIA
371
Relación de la prueba por víctima acreditada en juicio1
(Resumen)
Sistematización
de
las
víctimas
identificadas
en
juicio Pamela Delgadillo Ramirez
REFERENCIA
N° NOMBRE ZONA DELITO
ESPACIAL
Pillco
Chambilla
Vicente Oruro
-‐
La
Paz Senkata Lesión
grave
N° Tipo
de
Prueba Identificación
de
la
prueba Codificación
1 Documental Tarjeta
prontuario 3314
2 Documental Acta
de
toma
de
placas
fotográficas 3324
1 3 Documental Historia
clínica 3320
4 Documental Proforma
de
pago 3319
5 Documental Informe
médico 3318
6 Documental Certificado
médico
forense 3317
7 Pericial Planimetría 252
No todas las víctimas de la masacre se acreditaron en jucio, solo las necesarias para probar los
cargos de la acusación.
372
Víctimas
del
20
de
septiembre
de
2003
375
Víctimas
del
22
de
septiembre
de
2003
376
Víctimas
del
1
de
octubre
de
2003
377
Víctimas
del
2
de
octubre
de
2003
378
Víctimas
del
7
de
octubre
de
2003
379
Víctimas
del
8
de
octubre
de
2003
380
Víctimas
del
9
de
octubre
de
2003
384
Víctimas
del
10
de
octubre
de
2003
385
Víctimas
del
11
de
octubre
de
2003
389
Víctimas
del
12
de
octubre
de
2003
Cusi
Quispe
Reynaldo
Luis
La
Paz
-‐
Copacabana Río
Seco Masacre
396
N° Tipo
de
Prueba Identificación
de
la
prueba Codificación
1 Testifical Quispe
Choque
Andrea T164
38 2 Documental Acta
de
toma
de
placas
fotográficas 1409
3 Documental Certificado
de
defunción
forense 1406
37 N° Tipo
de
Prueba Identificación
de
la
prueba Codificación
1 Documental Acta
de
toma
de
placas
fotográficas 2408
2 Documental Certificado
médico 2407
3 Documental Certificado
médico
forense 2406
4 Pericial Planimetría 193
Cusi Quispe Reynaldo Luis La Paz -‐ Copacabana Río Seco Masacre
54
9 Material Frasco 81
10 Pericial Planimetría 122
Moya
Nacho
Martín La
Paz
-‐
Copacabana Río
Seco Lesión
leve
N° Tipo
de
Prueba Identificación
de
la
prueba Codificación
414
Víctimas
del
13
de
octubre
de
2003
422
Víctimas
del
14
de
octubre
de
2003
423
Víctimas
del
15
de
octubre
de
2003
426
Víctimas
del
16
de
octubre
de
2003
427
Víctimas
del
17
de
octubre
de
2003
428
FGRD 4019
El plan dispone que el ejército actué en control de disturbios civiles con todos sus efectivos incluyendo
fuersas especiales, aplicando principios de la guerra
429
FGRD 4019
430
PDJVH 226
Resolución del general Juan Véliz Herrera que aprueba el “Manual de uso de la Fuerza”
431
PDJVH 226
El Manual equipara todo conflicto social a una accion subversiva que pone en riesgo la seguridad del
estado. Todo manifestante es un delincuente subversivo.
432
PDJVH 226
433
PDJVH 226
434
FGRD 4036
435
FGRD 2
436
FGRD 254
437
FGRD 254
438
PRUEBA EXTRAORDINARIA AGENDA DEL GENERAL ROCABADO
439
PRUEBA EXTRAORDINARIA AGENDA DEL GENERAL ROCABADO
440
PDJVH 133
441
PDRCF 116
442
FGRD 125
443
FGRD 125
444
FGRD 125
445
FGRD 3
Instructiva presidencial
446
FGRD 184
El Comandante en Jefe de las FFAA dispone que se realicen operaciones DIT (Defensa Interna del
Territorio) contra la supuesta subversión. Ordena se dispongan los medios de combate necesarios.
447
FGRD 184
448
FGRD 255
El Comandante en Jefe de las FFAA dispone que se realicen operaciones DIT (Defensa Interna del
Territorio) contra la supuesta subversión. Ordena se dispongan los medios de combate necesarios.
449
FGRD 255
450
PDJVH 133
451
PDJVH 133
452
Comunicado publicado el 15 de octubre de 2003 - La Prensa
453
FGRD 294
454
FGRD 294
455
FGRD 294
456
FGRD 294
457
FGRD 294
458
FGRD 294
459
FGRD 294
460
FGRD 294
461
FGRD 50
462
FGRD 52
463
FGRD 53
464
FGRD 53
465
FGRD 3951
El 16 de octubre principales dirigentes del MNR, MIR y NFR, en el gran cuartel de Miraflores
expresan su voluntad política y felicitan por la represión militar
466
FGRD 3951
467
FGRD 3951
468
FGRD 3951
469
FGRD 933
Carta del secretario de Consejo Nacional de Seguridad Nacional, del 16 de octubre de 2003. No refiere la
existencia de ningún foco guerrillero ni otra amenaza extranjera
470
FGRD 933
471
FGRD 933
472
PRUEBA EXTRAORDINARIA AGENDA DEL GENERAL ROCABADO
Nota.- El Min. Def. (Sánchez Berzain) Sollosa (llora) y dice que el Presidente renunciará y
que a él le quedan muchos años de exilio; pues se iran a EE.UU. Maricon
473
FGRD 4865
Sánchez de Lozada ordenó a su bancada rechazar su renuncia y no partió de Bolivia hasta la votación en el
Congreso. Ese día por la mañana había considerado gobernar desde Santa Cruz como sede y constituir un
gobierno en Lima.
474
PDRCF 116
475
PDRCF 18
Pese a que pretendieron negarlo en juicio, el informe evidencia que las FFAA actuaron cumpliendo el Decreto
27209 y las Directivas 33/03 y 34/03, que los responsabiliza.
476
SENTENCIA POR FALSO TESTIMONIO
Sentencia de Condena de un testigo de descargo de Juan Véliz Herrera que cometió falso testimonio durante
su declaración ante el Tribunal del Juicio de Responzabilidades.
477
SENTENCIA POR FALSO TESTIMONIO
478
SENTENCIA POR FALSO TESTIMONIO
479
SENTENCIA POR FALSO TESTIMONIO
480
SENTENCIA POR FALSO TESTIMONIO
481
SENTENCIA POR FALSO TESTIMONIO
482
LOS PRINCIPALES RESPONSABLES
DE LA MASACRE
486
HACER JUSTICIA
487
Alegato final de la parte civil
Jorge Berindoague
Ministro de Minería e Hidrocarburos
488
HACER JUSTICIA
489
Alegato final de la parte civil
Adalberto Kuajara
Ministro de Trabajo
490
HACER JUSTICIA
491