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Que el Señor nuestro Dios les de Paz y Armonía a sus corazones, y avive en ustedes aún más la
llama de la Fe. Santa María Magdalena da nombre a nuestra Querida Iglesia y en ella, y unida a ella, nos
movemos y tenemos el Ser que es Cristo Nuestro Señor.
Nuestra Iglesia es, como sabéis una Iglesia distinta desde su fundación. Se fundó para ser la
Iglesia que el hombre y la mujer del siglo XXI necesitaba y que no parece que llegará por otras vías sino
con pasos de hormiga, todos lo estamos viendo. Sin embargo, como sabéis todos ya porque seguro que
habéis leído la web y la regla de nuestra OMUMM, nuestra Iglesia es custodia del Misterio de la Sangre
Real.
Si como sabemos El Espíritu Santo concibió en María sin el concurso de la Carne, nuestra Iglesia
sostiene que el Hijo concibió en María Magdalena dejando en el mundo una descendencia Espiritual que
vertió en el Mundo la Humanidad transmutada, iniciada. Las implicaciones teológicas de esto son
enormes, y serán expuestas en otra Pastoral.
Este Misterio fue custodiado en el Medievo por Cátaros y Templarios, en el Renacimiento por
Masones y Rosacruces, y hoy en día renace con fuerza en la Sabiduría Popular. Pues bien, nuestra querida
Iglesia fue fundada por un Caballero Cátaro, y su Clero más activo está compuesto por esas “herejías del
Grial” como si nos reencontráramos hoy con el deber de hacer público ese Misterio tan guardado y
custodiado durante siglos. No es casualidad que a nuestra iglesia lleguen con mucha más facilidad
personas que provienen de órdenes iniciáticas del Esoterismo Cristiano, porque nuestra Iglesia custodia
un Misterio de naturaleza iniciática que la hace también distinta del conjunto de Iglesias inclusivas con
las que tenemos relaciones. No podemos hablar con ellas de esto, lo he comprobado personalmente.
Esto nos debe hacer reflexionar sobre la dirección de nuestra pastoral, ya que al mismo tiempo
que mantenemos la vía abierta para personas de toda condición, debemos trabajar en las señales que
recibimos del cielo porque “nada es casualidad”,
Nuestra iglesia abrió desde el pasado mes de Julio el Presbiteriado y el Obispado a
hermanos que procedían del Sacerdocio de Melquisedec, y debemos seguir abriéndolo, en las
condiciones debidas de formación y discernimiento vocacional, a aquellas personas que provienen de
órdenes iniciáticas cristianas ya que las Iglesias Oficiales no sólo no tienen un contenido específicamente
iniciático sino que en muchos casos se les condena inapelablemente.
Esto también nos llama a todos aquellos que estamos en el mundo iniciático a dar a conocer
que por fín hay una Vía Sacramental a la altura….
Respeta a todos los grandes maestros de todas las épocas que revelaron la verdad del amor.
Quienes pertenecen a ella practican la verdad del amor con todo su ser.
Quienes forman parte de ella, lo saben.
No intentan enseñar sino ser, para, por ese estado de ser, poder dar.
Reconoce la tierra entera como un ser vivo y nosotros una parte de ella.
Reconoce que ha llegado el tiempo de la última transformación, lejos de la egocentricidad, de un retorno voluntario a la unidad.
No promete recompensas, ni en esta vida ni en la vida más allá, sino únicamente la alegría de la existencia en el amor.
Sus miembros se reconocen por su manera de actuar, su manera de estar y por los ojos, y por ningún otro gesto visible que el
abrazo fraternal.
No conocen ni el miedo ni la vergüenza y su testimonio siempre será valido, tanto en los tiempos buenos como en los tiempos malos.
La iglesia del amor no tiene secretos, no tiene misterios ni iniciaciones, excepto el conocimiento profundo sobre el poder del amor y
sobre el hecho de que el mundo cambiará si los hombres lo queremos, pero únicamente si nos cambiamos primero a nosotros
mismos.
Todos los que sienten que pertenecen a ella, pertenecen a ella.
Pertenecen a la iglesia del amor.