Buenos Aires, viernes 26 de septiembre de 2014 • ISSN 1666-8987 • Nº 13.
576 • AÑO LII • ED 259
D i a r i o
Potestad judicial de rechazar in limine pretensiones
Sumario: I. Introducción. – II. Facultad de rechazar
in limine la demanda. – III. Extensión de la potestad de
rechazar in limine. A) Incidentes. B) Tercerías. C) Acumu-
lación objetiva de acciones. D) Reconvención. E) Recurso
de revocatoria o de reposición o de reconsideración. F)
Juicios ejecutivos. G) Amparo. H) Hábeas data. – IV. Con-
clusiones.
I recho a la jurisdicción de los habitantes, y prescribe que
Introducción
La actividad jurisdiccional implica que los magistrados
ejerzan cuatro poderes-deberes básicos: el de dirección,
el de decisión (que incluye el deber de fundar, de hablar
claro –clare loqui–, la aplicación del iura novit curia y el
deber de proveimiento oportuno), el de ejecución y el de
coerción (con sus potestades disciplinarias).
El aludido poder-deber de dirección entraña la direc-
ción formal del proceso, es decir, controlar la observancia
de las reglas del fair play y el ordenado y rápido desarrollo
del procedimiento, pero también comporta la “dirección
material del proceso”.
Ello significa, conforme lo sustentara con inigualable
docencia el Maestro Mauro Cappelletti, que el juez
asume poderes atinentes al objeto deducido en juicio, a
la “materia” del proceso, un cometido de guía y de pro-
pulsión procesal no solamente técnica y formal, sino tam-
bién material, es decir que, desde la fase preparatoria del
procedimiento, el magistrado asume un carácter activo y
protagónico(1).
El poder-deber de dirección le impone al juez el deber
de vigilar para que en el desarrollo del proceso se procure
la mayor celeridad y economía posibles –art. 34, inc. 5º,
e)– y de dictar los pronunciamientos necesarios vinculados
todos, a su turno, con el principio de autoridad judicial.
Es deber del juez fiscalizar el procedimiento no sólo
por el incontestable fin público del proceso y de la mi-
Nota de Redacción: Sobre el tema ver, además, los siguientes tra-
bajos publicados en El Derecho: La “fuerza normativa” de la Cons-
titución y la actividad jurisdiccional, por Néstor Pedro Sagüés, ED,
170-823; El amparo y las otras vías. Rechazo in limine, por Juan Pablo
Rodríguez, ED, 182-1131; En torno a la responsabilidad civil de los
magistrados judiciales, por Marcelo Urbano Salerno, ED, 183-1314;
La privación de poderes de los jueces y la omisión de su ejercicio cons-
tituye una violación a la Constitución, por Mario Masciotra, ED, 192-
773; Reflexiones en torno a la “doctrina del recurso indiferente” y la
facultad del juez de reconducir el recurso inadecuadamente propuesto,
por Agustín Crosio, ED, diario nº 13.539 de 5-8-14. Todos los artículos
citados pueden consultarse en www.elderecho.com.ar.
(1) Cappelletti, Mauro, La oralidad y las pruebas en el proce-
so civil, trad. por Santiago Sentís Melendo, Buenos Aires, EJEA, 1972,
págs. 79 y 123.
CONTENIDO
DOCTRINA
Potestad judicial de rechazar in limine pretensiones, por Mario Masciotra................................................................................................................................................... 1
JURISPRUDENCIA
Provincia de Buenos Aires
Recurso Extraordinario de Inaplicabilidad de Ley (Prov. de Buenos Aires): Requisitos: insuficiencia; abandono de menores; cuestiones ajenas. Menores: En estado
CUENTA Nº 13.547
de abandono: conflicto de intereses con sus padres; interés superior del niño; principio general; permanencia con su familia biológica; excepción; solución alternativa
(SC Buenos Aires, junio 11-2014)....................................................................................................................................................................................................... 4
Provincia de La Pampa
Excusación y Recusación: Recusación: fundamentación de la pena; apartamiento de los magistrados que dictaron la condena (STJ La Pampa, sala B, agosto 5-2014)............... 7
CASA OPINIONES Y DOCUMENTOS
ARG
CO Las “tecnologías reproductivas” y la ética médica, por Elisabet A. Vidal...................................................................................................................................................... 8
d e D o c t r i n a y J u r i s p r u d e n c i a
por Mario Masciotra
sión jurisdiccional, sino para dar cabal satisfacción de la
finalidad de dicha actividad que presupone la “eficaz pres-
tación de los servicios de justicia” (mandato del Conse-
jo de la Magistratura, art. 14, inc. 6º, de la Constitución
Nacional)(2).
El principio-garantía(3) de la “tutela judicial efectiva”
no solo resulta de absoluta necesidad(4), sino que viene
de la mano de la evolución constante del análisis del art.
18 de la Constitución Nacional cuando de él surge el de-
“es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los
derechos”. Dicha norma exige que las personas tengan la
posibilidad de ocurrir ante los tribunales de justicia y de
obtener de ellos una sentencia útil(5). Por otra parte, nues-
tra Carta Magna en su Preámbulo consagra, como uno de
los principales objetivos del Estado, el de “afianzar la jus-
ticia”, mandato que debe entenderse –de carácter operati-
vo– como la obligación de aquel de administrar justicia,
salvaguardando el valor justicia en los conflictos jurídicos
concretos que se suscitan en la sociedad(6).
En aplicación del aludido principio-garantía de “tute-
la judicial efectiva”, el magistrado debe eliminar aquellas
pretensiones manifiestamente inconducentes e inadmisi-
bles que generan un dispendio jurisdiccional inútil e in-
tolerable, que coadyuvan al colapso judicial (grave y con-
creta situación dramática que padece la mayor parte de los
servicios de justicia en el universo entero).
II
Facultad de rechazar in limine la demanda
La libertad del demandante para incoar sus pretensio-
nes ante la justicia no está sujeta, en principio, al control
de los jueces, los que sólo pueden decidir en definitiva la
admisibilidad total o parcial de la demanda en la estación
oportuna.
No obstante ello, el CPCCN confiere a los magistrados
la facultad de rechazar in limine las demandas “que no se
(2) Masciotra, Mario, Poderes-deberes del juez en el proceso civil,
Buenos Aires, Astrea, 2014, pág. 133.
(3) Los principios no son reglas técnicas, sino imperativos que guían
el procedimiento de jueces y abogados, por ello conforman garantías
procesales. Gozaíni, Osvaldo A., El principio de congruencia frente al
principio dispositivo, LL, 2007-C-1308.
(4) El proceso no es un “pasatiempo”, es desagradable y caro, por lo
que, en consecuencia, tal principio debe ramificarse de manera que se
halle presente en todas las actuaciones que lo integran. Fairén Guillén,
Víctor, Doctrina General del Proceso, Barcelona, Bosch, 1990, pág. 37.
(5) Fallos: 307:682; 308:155; 311:682.
(6) Bidart Campos, Germán J., Una interpretación constitucional y
legal. Vida, integridad corporal, familia y justicia, ED, 91-264.
Director:
Guillermo F. Peyrano
Consejo de Redacción:
Gabriel Fernando Limodio
Daniel Alejandro Herrera
Nelson G. A. Cossari
Luis Alfredo Anaya
ajusten a las reglas establecidas, expresando el defecto que
contengan” (art. 337)(7). Como surge de este dispositivo,
la resolución debe ser fundada explicitando la deficiencia,
omisión o vicio en que se incurre en el escrito de demanda.
Rechazar in limine, es decir, en el umbral del proceso,
implica desestimar la pretensión deducida en la demanda
sin ordenar su pertinente traslado, en orden al principio de
contradicción o bilateralidad, y rechazarla de plano.
La tendencia actual es la de conferir al juez una efectiva
intervención en el examen de oficio de la existencia de los
presupuestos procesales y en la fijación de los puntos en
debate, eliminando el material superfluo y las causas de
eventuales excepciones o pedidos de nulidad.
En virtud de ello, Colombo exigió que el aludido art.
337 “deberá desempeñar una función muy importante y
aquí los poderes del juez no debieran ser restringidos por
la interpretación, sino ampliados, desde luego, sin violen-
tar su letra pero en consonancia con la finalidad que inspi-
ra el precepto”(8).
El tratamiento de esta atribución judicial nos impone
distinguir los requisitos de admisibilidad de los de fun-
dabilidad o atendibilidad sustancial de la demanda. Los
primeros son los presupuestos formales para poder articu-
larla, y los segundos se refieren a los requeridos para obte-
ner una sentencia favorable (legitimación para obrar de las
partes, interés procesal, derecho protegible, causa ilícita,
inexistencia de la cosa juzgada).
Consecuentemente, tenemos los siguientes supuestos:
a) Improponibilidad por falta de requisitos de admisibi-
lidad. Es decir, falta de cumplimiento de los requisitos de
formalidad, o ausencia de requisitos especiales. Falcón(9)
agrega que también una demanda puede rechazarse por
falta de normativa en que pueda sustentarse el reclamo y,
al respecto, distingue entre el defecto absoluto en la facul-
tad de juzgar (o falta de jurisdicción, como sería un caso
no justiciable decidido por el Poder Ejecutivo)(10) y los
“derechos inertes” o carentes de “acción” (en el sentido de
que la posibilidad de reclamar el derecho no existe, aun-
que puede ser propuesto y no rechazado de oficio, v.gr., la
obligación natural, la prescripción ganada)(11).
(7) Su antecedente es el art. 75 del código derogado, que prescribía:
“Los Jueces podrán repeler de oficio las demandas que no se acomoden
a las reglas establecidas, expresando el defecto que contengan; y si no
resultare claramente de ellas que son de su competencia mandarán que el
actor exprese lo necesario a ese respecto”.
(8) Colombo, Carlos J., Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación. Anotado y comentado, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1969, t.
III, pág. 170.
(9) Falcón, Enrique M., Tratado de Derecho Procesal Civil y Co-
mercial, Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 2006, t. I, pág. 1077.
(10) CNCont.-adm. Fed., sala I, 3-7-01, “Commerce Internatio-
nal Group Limited c. M. de Justicia s/proceso de conocimiento”, c.
43.257/00.
(11) Estamos frente a una demanda objetivamente improponible toda
vez que el objeto jurídico perseguido esté excluido de plano por la ley,
cuando esta impida explícitamente cualquier decisión al respecto, o la
improcedencia derive de la no idoneidad juzgada en abstracto, de los
 2 Buenos Aires, viernes 26 de septiembre de 2014
b) Improponibilidad por falta de requisitos de funda-
bilidad o improponibilidad objetiva de la demanda. La
encontramos en los siguientes supuestos: 1) falta de legi-
timación procesal (no existe representación adecuada o
suficiente para el reclamo que se pretende, tal como cuan-
do se demanda la nulidad matrimonial de quienes carecen
de vínculo conyugal); 2) falta de pretensión (omisión de
la cosa demandada y petición, lo que demuestra que la
demanda no tiene objeto útil alguno); 3) objeto ilícito o
inmoral (contrato para delinquir, corretaje matrimonial, la
venta de influencia, la indebida negociación sobre ejer-
cicio de profesiones liberales, préstamo que encubre una
deuda de juego, indemnización por esponsales futuros,
etc.); 4) imposibilidad fáctica (v.gr. que Borges escriba
una novela o Berni pinte un cuadro, pues ambos han fa-
llecido) o jurídica (v.gr. que el padre sea tenido como hijo
adoptivo); 5) falta de idoneidad de la causa invocada para
lograr el objeto pedido (reclamar indemnización de daños
y perjuicios originados en el concubinato cuando este es
ilícito por ser casada la accionante(12)).
En estas y similares hipótesis, en las que aparecen ma-
nifiestas las razones de un pronunciamiento que inexora-
blemente impedirá el acogimiento favorable de las preten-
siones deducidas, el juez, en el marco de una concepción
publicista del proceso, tiene el deber de examinar in limine
el contenido de la demanda y, satisfaciendo el “principio
de eficacia” –el resultado útil de la jurisdicción–, debe re-
chazarlas, por cuanto, aun cuando reúnan aparentemente
las condiciones de procedibilidad, es evidente que, en lo
sustancial, se muestran como inaudibles o infundadas.
En ese sentido, Morello y Berizonce señalaron que
“esa actividad oficiosa del juez es la única que se corres-
ponde con la finalidad del servicio, que excluye la prodi-
galidad de la gestión infructífera por inconducente”(13).
Sin embargo, los procesalistas platenses admitieron que
ese es el punto más álgido de la cuestión, el que plantea la
división fronteriza entre el derecho a la jurisdicción y sus
alcances (el derecho al proceso) y los poderes del órgano,
apoyados en las exigencias del servicio. Afirmaron que
“la sustanciación de las pretensiones articuladas por las
partes, con constituir de común el trámite adecuado, con el
correlato del principio de la bilateralidad de la audiencia,
no puede considerarse esencial o insustituible. El derecho
a la jurisdicción y la garantía constitucional correspon-
diente (art. 18, CN) se satisfacen en plenitud y agotan a
través del acto jurisdiccional fundamental, cual es la expe-
dición de la sentencia en el mérito. No existe un derecho a
la sustanciación de la pretensión que, en todo caso, consti-
tuye exigencia del debido proceso en relación al contrario,
como forma de posibilitar el ejercicio de su defensa”(14).
Comparto tales conclusiones por cuanto estoy conven-
cido de que la verificación temprana de los defectos de las
condiciones de admisibilidad procesales o extrínsecos y
aun, excepcionalmente, de los requisitos de proponibilidad
debe practicarse oficiosamente por el juez en el ejercicio
de las atribuciones que le confiere el ordenamiento, ya que
la conjugación armoniosa de los principios de economía,
celeridad y eficacia procesal con las garantías del debido
proceso y el contradictorio deriva en criterios necesaria-
mente funcionales que descartan el improductivo e inope-
rante derroche de la función jurisdiccional y que, al mis-
mo tiempo, condicionan la operatividad de las potestades
del juez a la concurrencia ineficiente de ciertos requisitos
de excepcionalidad.
En tal sentido, se ha decidido que “la tarea destinada al
examen de admisibilidad de la demanda importa la verifi-
propios hechos en que se funda la demanda (causa petendi), los que no
son aptos para obtener una sentencia favorable. CApel.CC Morón, sala
II, 11-5-95, “Cáceres, Florentina E.”, JA, 1999-I, sint. Corresponde la
desestimación de oficio en caso de demandas que, clara y manifiesta-
mente, son anómalas por su objeto, como ocurriría cuando se declare
una pretensión por vía procesal vedada o inequívocamente inconducente
o ­inadmisible. CNCom., sala C, 23-4-76, “Mazzocchi, César c. Rabino-
vich, Hugo N.”, ED, 67-574.
(12) CNCiv., sala A, 29-3-83, “C., A. E. c. G., A.”, ED, 105-107.
(13) Morello, Augusto M. - Berizonce, Roberto O., Improponi-
bilidad objetiva de la demanda, JA, 1981-III-738.
(14) Solidificaron su postura Morello y Berizonce al exigir que
los jueces deben “salvar y encauzar todo lo rescatable, para que la fina-
lidad del proceso se satisfaga en plenitud. En cambio, lo que por defecto
congénito ha nacido sin destino –muerto– que no hace sino entorpecer la
actividad jurisdiccional, debe ser descartado cuanto antes; no cabe consi-
derarse desde que no tolera saneamiento ni convalidación (...) Se busca
evitar el dispendio de gastos y actividad que implica el desenvolvimiento
total de un proceso que ha de concluir, fatalmente, sin posibilitar una
decisión sobre el fondo del asunto”. Ibídem.
cación de sus requisitos formales y rituales, independien-
temente de las razones de fondo, y constituye un deber
del juez al tiempo de la respectiva presentación (...) que
debe ser ejercida aun de oficio, con independencia de las
defensas que, eventualmente, pudieran articular las partes,
pues está destinada a garantizar la constitución válida de
la relación procesal”(15).
No obstante, cabe destacar que el rechazo liminar por
improponibilidad objetiva de la demanda reviste carácter
excepcional y únicamente por las razones de interés gene-
ral que hacen a la buena marcha del Servicio de Justicia, y
a condición de que la infundabilidad de la demanda apa-
rezca manifiesta de los propios términos en que fue con-
cebida. De ahí que la potestad judicial ha de ejercerse con
suma prudencia, con el deber de estarse, en caso de duda,
por la continuidad del trámite cuando deviene necesario el
esclarecimiento de supuestos de hecho que requieren ma-
yor debate o prueba.
Dicha postura ha sido la adoptada por la jurisprudencia
de nuestros tribunales al propugnar un criterio restrictivo
en materia de rechazo in limine de la demanda, afirmando
que los defectos o vicios deben ser notorios, palmarios,
claros y sin dudas(16), por cuanto de manera alguna debe
cercenar el derecho de acción, estrechamente vinculado
con el derecho constitucional de petición(17).
Por su parte, los errores o ausencias de requisitos ritua-
les son esencialmente subsanables y, como tales, no gene-
ran el rechazo de la demanda. En el marco del principio de
saneamiento que implica el ejercicio del poder-deber del
juez de controlar la regularidad del contradictorio, le cabe
señalar antes de dar trámite a cualquier petición los defec-
tos u omisiones de que adolezca, conforme lo impone el
art. 34, inc. 5º, del CPCCN(18).
III
Extensión de la potestad de rechazar in limine
El catálogo adjetivo nacional extiende la potestad judi-
cial de examinar los requisitos de admisibilidad y fundabi-
lidad de las demandas en otros supuestos. Veamos:
A) Incidentes
El art. 179 impone al juez el deber –adviértase que en
los procesos de conocimiento el art. 337 confiere una fa-
cultad– de rechazarlo sin más trámite cuando “el incidente
promovido fuere manifiestamente improcedente”. El fun-
damento del deber impuesto a los magistrados lo encon-
tramos en que uno de los factores de dilación injustificada
de los procesos lo constituye la promoción de incidentes
artificiales o simplemente infundados(19).
El ordenamiento procesal se ha propuesto evitar la ar-
bitraria introducción de supuestas cuestiones incidentales
fundadas en el incumplimiento manifiesto de algunas de
las causales de admisibilidad y modalidades de sustancia-
ción, tales cuando:
1) La pretensión contenida en el incidente no sea co-
nexa con el proceso principal (art. 175).
2) Se omita una fundamentación clara y concreta en los
hechos y en el derecho, y no se ofrezcan en él todas las
medidas probatorias (art. 178).
3) De no satisfacerse los requisitos formales previstos
en el art. 177 –acompañamiento de copias– se intimará al
incidentista en los términos del art. 120 y, si hace caso omi-
so a esta exigencia, se tendrá por no presentado el escrito.
4) Las cuestiones que surgieren en el curso de los inci-
dentes y que no tuvieren la entidad suficiente para cons-
tituir otro autónomo se decidirán mediante interlocutoria
(art. 184).
5) Si todos los incidentes cuyas causas existieren si-
multáneamente y fuesen conocidas por el incidentista no
los promueve en forma conjunta, serán desestimados si los
entabla con posterioridad (art. 186).
(15) CNCiv., sala A, 4-10-94, “Consorcio Schiaffino 2179 c. Munici-
palidad de Buenos Aires”, LL, 1995-B-323.
(16) CNCiv., sala B, 3-8-82, “Fernández Alvariño, Próspero c. Sabati-
ni, Eduardo N.”, ED, 100-529.
(17) CNCiv., sala A, 4-4-94, “Cañizares, Humberto Rulis y otro c.
Bco. Hipotecario Nacional s. prescripción adquisitiva”, ED, 161-236.
(18) “Son deberes de los jueces: (...) b) Señalar, antes de dar trámite a
cualquier petición, los defectos u omisiones de que adolezca, ordenando
que se subsanen dentro del plazo que fije, y disponer de oficio toda dili-
gencia que fuere necesaria para evitar o sanear nulidades”.
(19) Colombo, Carlos J. - Kiper, Claudio M., Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación. Comentado y anotado, Buenos Aires, La
Ley, 2006, t. II, pág. 382.
6) El condenado al pago de las costas de un incidente
no puede promover otro mientras no haya satisfecho su
importe o no lo haya depositado a embargo, excepto que el
incidente sea promovido en el curso de las audiencias (art.
69, párrs. 2º y 3º).
7) La cuestión planteada no debe ser prematura(20).
8) Prohibición de promover incidentes después de la
oportunidad concedida; tal el caso del ejecutado que con-
curre a la audiencia fijada por el juez para determinar los
límites y modalidades de la ejecución, le está vedado pro-
mover incidente por causas anteriores que no fueron invo-
cadas al celebrarse aquella (art. 558 bis in fine).
9) Que la cuestión requiera un debate más completo o
más amplio, como para dilucidar la validez de instrumen-
tos o actos jurídicos, o accionar por desplazamiento de es-
tado de familia, los que por su complejidad y objeto deben
dilucidarse por procedimiento ordinario(21).
Si bien la facultad de rechazar in limine incidentes ma-
nifiestamente improcedentes debe aplicarse en oportuni-
dad de la iniciación de la demanda incidental, la Corte
Suprema ha entendido que, si bien el dispositivo del art.
179 contempla que, en principio, en dicha estación pro-
cesal debe ejercerse tal atribución, el espíritu de la norma
aludida, sumado al que resulta del art. 34, inc. 5º de dicho
cuerpo legal, permite utilizarlo en aquellas situaciones en
que, no obstante haberse dado curso al trámite pertinente y
estar este en pleno desarrollo, la vigencia del principio de
preclusión no puede permitir la sustanciación de un pleito
totalmente inocuo, como ocurre en el caso de que en el
juicio principal se haya dictado sentencia y resulte de esta
la falta de relevancia que tendría la declaración que se pre-
tende en el incidente(22).
B) Tercerías
El art. 98 del CPCCN prevé el rechazo de la pretensión
cuando el tercerista no acredite con instrumentos fehacien-
tes o en forma sumaria la verosimilitud del derecho invo-
cado, salvo que diere fianza para responder los perjuicios
que pudiere producir la suspensión del proceso principal.
En forma terminante, el dispositivo en exégesis veda la
tutela jurisdiccional si quien la deduce no acredita la vero-
similitud del derecho en que se funda la pretensión, pues
este expresa que “no se dará curso a la tercería”.
Corresponde en tal situación, el rechazo in limine ofi-
ciosamente; y las razones son obvias por las consecuen-
cias que genera su interposición. En efecto, con la deduc-
ción de la tercería de dominio, el art. 99 ordena suspender
el procedimiento principal y, si fuese de mejor derecho
“previa citación del tercerista, el juez podrá disponer la
venta de los bienes, suspendiéndose el pago hasta que se
decida sobre la preferencia, salvo si se otorgare fianza para
responder a las resultas de la tercería” (art. 100).
En cuanto a los requisitos de admisibilidad para la pro-
cedencia de la tercería, se ha sostenido que la “verosimili-
tud” del derecho –a que alude el art. 98– es una gama cer-
cana a la certeza, por lo que queda al juez su apreciación
y que importa un prius de admisibilidad al proceso(23).
Las pruebas demostrativas de la verosimilitud tienen que
conducir a tal certeza preliminar, es decir, a un conven-
cimiento –con los elementos aportados– de la seriedad y
posibilidad de la petición articulada; caso contrario, esta
se rechaza.
Respecto de los requisitos formales, la tercería es una
verdadera demanda que debe satisfacer los presupuestos
estatuidos en el art. 330 y concordantes del cód. procesal,
por lo que está sujeta también al rechazo in limine previsto
en el art. 337 antes analizado.
C) Acumulación objetiva de acciones
Es factible que con base en el principio resultante del
art. 179 el juez o tribunal declaren, de manera oficiosa
e inicial, la inadmisibilidad del pedido de acumulación,
atento su manifiesta improcedencia; ello ocurriría cuando
no se satisfagan los requisitos procesales exigidos en el
art. 87 (acumular pretensiones incompatibles entre sí –sal-
vo subsidiariamente– o que no correspondan a la compe-
(20) CNCom., sala B, 29-9-95, “Strazulla, Juan c. Del Gener, Arman-
do s/sumario, Inc.”, citado en Colombo, Carlos J. - Kiper, Claudio
M., ibídem, t. II, pág. 383.
(21) CNCiv., sala C, 10-9-87, DJ, 1988-I-497.
(22) CS, 4-11-76, “Bidegaray, Nelly B. de y otros c. Provincia de
Buenos Aires”, ED, 70-208.
(23) CNCom., sala C, 12-6-74, “Coslovich, Pedro en: García, María
L. c. Kraayenbrik de Coslovich, María”, ED, 58-271, nº 162.

tencia del mismo juez o que no puedan sustanciarse por
los mismos trámites).
Algunos de los supuestos serían que fuese manifiesta la
falta de legitimación del interviniente; su clara ausencia de
interés; se tratare de un juicio en el que fuera inadmisible
la intervención facultativa; hubiese recaído ya cosa juzga-
da, o ya la hubiere con respecto a la intervención misma(24).
Se ha puntualizado criteriosamente que, cuando en vir-
tud de la secuela del proceso –o inicialmente– se torna
manifiesto que la acumulación surta efectos procesales an-
tieconómicos, el juez puede separar los litigios y cada cual
sigue, en proceso aparte, su curso particular. Tal situación
se encuentra recogida en el art. 194, pero ella no es óbice
para que el magistrado, al sentenciar, dicte una única re-
solución, aunque contenga pronunciamientos de distinto
sentido. Doctrinariamente, a esa contingencia del proce-
dimiento se la suele denominar “desacumulación” o “esci-
sión” y estriba en la desintegración de un proceso acumu-
lativo (proceso complejo) en varios procesos simples(25).
D) Reconvención
Mas allá de las numerosas definiciones que ha mereci-
do(26), nos inclinamos por afirmar que la reconvención es
una nueva acción o pretensión independiente y autónoma,
deducida por el demandado contra el actor en el escrito
de responde, con el objeto de que el juez que conoce en la
demanda originaria principal la resuelva, por los mismos
trámites y en una sola sentencia y que tiende a satisfacer
un principio de economía procesal(27).
Es admitida expresamente en el art. 357 (texto según
ley 22.434); tratándose sustancialmente de una demanda
que formula el demandado contra el actor(28), la recon-
vención ha de satisfacer los presupuestos de admisibilidad
generales, por lo que le es aplicable el art. 337. Aparte de
ello, la reconvención deberá cumplimentar los siguientes
requisitos específicos:
1) Causa principal pendiente. No procede en el caso de
diligencias preliminares, cuando el proceso ha concluido
por algún modo anormal o interpuesta una excepción de
las que suspenden el plazo para contestar la demanda, y el
actor no haya cumplido debidamente con lo resuelto (art.
354, párr. último)(29).
2) Identidad de competencia. Es de aplicación la exi-
gencia de los arts. 87, inc. 2º, y 188, inc. 2º. En razón de la
materia, la regla es absoluta y con relación a la territorial
queda afectada por el forum reconventionis.
3) Identidad de trámites. Es uno de los requisitos exi-
gidos por los arts. 87, inc. 3º, y 188, inc. 3º(30). No corres-
ponde en los juicios sumarísimos (art. 498, inc. 2º).
4) Conexidad o nexo de interdependencia con la acción
o pretensión principal. La ley 22.434, recepcionando la
doctrina dominante(31), incorporó el párrafo final al art.
357, que veda la llamada reconvención inconexa, al pres-
cribir: “La reconvención será admisible si las pretensiones
en ella deducidas derivaren de la misma relación jurídica o
fueren conexas con las invocadas en la demanda”.
Cabe aclarar que la jurisprudencia interpretativa de la
norma originaria, así como del art. 355 vigente del cód.
procesal bonaerense, se ocupó de acotar y encauzar en
función correctora –apoyada en el llamado “principio de
(24) Rivas, Adolfo A., Tratado de las tercerías. El proceso comple-
jo, Buenos Aires, Ábaco, 1996, t. 2, pág. 129.
(25) González, Atilio C., en obra colectiva Código Procesal Civil
y Comercial. Comentado, anotado y concordado, Carlos E. Fenochietto
(dir.), Buenos Aires, Astrea, 1999, t. 1, pág. 334.
(26) Se formula una laudable síntesis de las diferentes definiciones
elaboradas por la doctrina nacional y extranjera en Falcón, Enrique
M., Tratado de Derecho..., cit., t. II, págs. 395 a 399.
(27) Masciotra, Mario, Poderes-deberes..., cit., pág. 147.
(28) La reconvención sólo puede deducirse válidamente contra el ac-
tor y resulta inadmisible introducir, por esa vía, terceros extraños a la li-
tis. CNCiv., sala B, 8-3-74, “Ruscio, Anselmo R. c. Kupferschmidt Hnos.
y otro”, ED, 57-201, nº 90. En situaciones excepcionales se la ha admi-
tido: CNCiv., sala A, 4-4-62, “Buhacoff c. Szenic”, citado en Colombo,
Carlos J. - Kiper, Claudio M., Código..., cit., t. III, pág.750; CNCiv.,
sala E., 10-3-95, “Cuatro Vientos SA. c. González Venzano, Alberto H. y
otros s/ nulidad de escritura.”, causa 165.396; CNCom., sala E, 2-10-06
“Lloyds TSB Bank c. Frascara, María E.”, LL, 2006-D-575.
(29) Falcón, Enrique M., Tratado de Derecho..., cit., t. II, págs. 406
y 407.
(30) El desalojo es un proceso especial en el que no es admisible, en
principio, la reconvención por razones de orden y celeridad. CNCiv., sala E,
24-8-99, “Díaz, José R. c. Álvarez, Lidia y otro s/desalojo”, ED, 185-687.
(31) Admitir que por vía de reconvención se deduzca toda acción,
cualquiera sea su origen y naturaleza conspira contra el desenvolvimien-
to regular del proceso. Alsina, Hugo, Tratado Teórico Práctico de De-
recho Procesal Civil y Comercial, 2ª ed., Buenos Aires, Ediar, 1963/65,
t. III, pág. 207.
Buenos Aires, viernes 26 de septiembre de 2014
implicancia o de compatibilidad”– la facultad de reconve-
nir que sin condicionamientos reconoce dicho precepto.
La conexidad exige la comunidad en el título (funda-
mento o causa) o en el objeto. Dicho vínculo de interde-
pendencia existirá, también, cuando las decisiones que ha-
yan de recaer en cada una de las causas tuvieren el mismo
fundamento y este necesariamente fuere coincidente, de
manera que si se lo reconociere en uno no podría ser nega-
do en otro y viceversa(32). La reconvención se presenta co-
mo una acumulación de procesos, ya que la segunda parte
del art. 357 es casi repetición, más reducida, de las reglas
del art. 88 a que remite el art. 188.
Surge de modo indubitable, de lo expuesto, la necesi-
dad de que en la elaboración de la reconvención se trabaje
con prolijidad y profundidad –no menor que en la deman-
da, a la que se halla procesalmente equiparada–, por resul-
tar ello no sólo pertinente, sino de fundamental relevancia
en la suerte final de la contienda. Consecuentemente, ante
la insatisfacción de alguno de los requisitos indicados, el
juez de oficio se encuentra facultado para rechazar in limi-
ne la reconvención interpuesta.
E) Recurso de revocatoria o de reposición o de recon-
sideración
Estamos frente a un remedio o recurso horizontal, ten-
diente a que el mismo órgano, juez o tribunal que dictó una
resolución subsane por contrario imperio los agravios que
le haya inferido a una de las partes, originados por errores
in procedendo (vicios de procedimiento, violación de los
principios procesales; operan sobre el campo externo, for-
mal, configurativo del proceso) o in judicando (errores de
juicio o de juzgamiento; lo hacen sobre la sustancia traba-
da en la decisión no ajustada a derecho, fundada en una ley
inaplicable, en una omisión legal o en una interpretación
arbitraria de la ley)(33). Su fundamento estriba en principios
de economía procesal y a fin de evitar la doble instancia.
Su ámbito de aplicación, conforme a lo dispuesto en
el art. 238, son las providencias simples (sólo tienden sin
sustanciación al desarrollo del proceso u ordenan actos de
ejecución –art. 160–), causen o no gravamen irreparable,
incluso las dictadas por el secretario, prosecretario o jefe
de despacho (art. 38 ter, ley 25.488), dictadas en todas
las instancias. Cuando emanen de un tribunal de alzada,
suscripta por el presidente del cuerpo, es resuelta por el
tribunal sin dar lugar a recurso alguno.
No obstante lo prescripto en el art. 238, el cód. proce-
sal contempla diversas excepciones por las cuales ciertas
sentencias interlocutorias son susceptibles del recurso en
tratamiento, tales como medidas cautelares (art. 198), ca-
ducidad de instancia declarada de oficio en segunda ins-
tancia (art. 317), en materia de producción, sustanciación
y denegación de prueba (art. 379; la ley 22.434 reemplazó
el concepto de “inimpugnabilidad” por el de “inapelabili-
dad”), o intimación a depositar el anticipo de gastos peri-
ciales fijado por el juez (art. 463, párr. 2º).
En la provincia de Buenos Aires, las sentencias inter-
locutorias pueden ser objeto de reposición en los recursos
de inaplicabilidad de ley (art. 290), nulidad extraordinario
(art. 297) e inconstitucionalidad (art. 302).
Para la atendibilidad de la revocatoria se requiere que
sea articulada por escrito y fundada; debe bastarse, asimis-
mo, al ser insuficiente remitirse a presentaciones anterio-
res, y debe contener una crítica concreta y razonada de la
resolución recurrida, por aplicación analógica de los arts.
265 y 266 del CPCCN; impetrarse en el plazo de tres días
en primera instancia y de cinco días en segunda instancia,
salvo que la resolución recurrida se dicte en una audiencia,
que deberá interponerse verbalmente en el mismo acto.
La ley impone un juicio de admisibilidad; así lo pres-
cribe el art. 239 en su parte final, al facultar a los jueces
para rechazarlo sin ningún otro trámite. Si bien la norma
aludida lo contempla en calidad de facultad (a diferencia
del Código Procesal Civil de Mendoza, que consagra la
desestimación en forma imperativa: “deberá ser rechaza-
do sin más trámite” –art. 131, IV–), habida cuenta de los
deberes impuestos a los jueces –art. 34, inc. 5º, d) y e)–,
no es difícil deducir la obligatoriedad del análisis liminar
(32) Morello, Augusto M. - Sosa, Gualberto L. - Berizonce,
Roberto O., Códigos Procesales en lo Civil y Comercial de la Provincia
de Buenos Aires y de la Nación. Comentado y anotado, 2ª ed., La Plata,
Platense-Abeledo-Perrot, 1994, t. IV-B, pág. 547.
(33) La distinción entre ambos errores es explicada con claridad por
Rivas, Adolfo A., Tratado de los recursos ordinarios y el proceso en las
instancias superiores, Buenos Aires, Ábaco, 1991, t. 2, págs. 671/2.
3
y que la facultad conferida consiste en poder estimar la
magnitud de la inadmisibilidad, a la vez que resulta inelu-
dible el rechazo de la petición si es manifiesta(34).
La inadmisibilidad puede radicar en la extemporanei-
dad de la presentación, en que la decisión judicial no sea
susceptible de dicha petición, en que no haya sido debi-
damente fundamentado –análisis razonado, concreto y
minucioso–(35) o que el recurrente carezca de legitimación
procesal o mediare defectos de personería.
Por supuesto que, en la duda, corresponderá dar curso
a la presentación y resolver en definitiva y, para el caso de
que inicialmente no se advirtieron los motivos de inad­
misibilidad, es perfectamente viable hacerlos valer por el
tribunal en oportunidad de resolver sobre el mérito del
recurso interpuesto.
F) Juicios ejecutivos
El rechazo in limine se encuentra previsto en el art. 531
al estatuir: “El juez examinará cuidadosamente el instru-
mento con que se deduce la ejecución” (su redacción es
similar al art. 471 del derogado cód. de proced. civil y
comercial de la Capital Federal).
El antecedente histórico de este poder-deber del juez
lo encontramos en la Ley XII, Título IV, Partida 3ª de Al-
fonso “El Sabio”, y Ley VIII, Título XVIII, Libro XI de
la Novísima Recopilación(36), conforme a una ley de 1543
emitida por don Carlos y doña Juana, que formulaba críti-
cas a los Alcaldes Mayores por su habitual descuido en el
examen de los títulos(37).
Respetuosamente, discrepo con la opinión de Colombo
cuando afirmó que el Código, como pocas veces lo hace,
le imparte un consejo al juez(38); por el contrario, conside-
ro que dicha norma le impone un deber al magistrado de
examinar minuciosamente el título ejecutivo.
A diferencia de una demanda interpuesta en un pro-
ceso de conocimiento, respecto de la cual el magistrado
tiene la atribución de controlar los presupuestos formales
y sustanciales del acto (art. 337), en los juicios ejecutivos,
la ley –reitero– le impone al juez el deber de examinar el
título con que se inicia o prepara la vía ejecutiva. La razón
–dice Fenochietto– es muy simple, pues en ausencia del
título no procede la apertura del proceso de conformidad
con los principios de necesariedad y suficiencia que ata-
ñen a su existencia nulla executio sine titulo(39).
Al ser el “título ejecutivo” el presupuesto básico e in-
dispensable de toda acción ejecutiva, no cabe lugar a duda
sobre la indeclinable responsabilidad del juez de examinar
“cuidadosamente” la bondad ejecutiva del título que se
trae como base de la ejecución.
El examen del título que es oficioso –es decir, sin vista
o intervención previa al demandado– tiende a que se ex-
pida sobre los presupuestos procesales (competencia por
razón de cuantía y materia; capacidad, personería; legiti-
mación de las partes) y sobre los presupuestos de la ac-
ción ejecutiva (deuda dineraria líquida y exigible; fuerza
ejecutiva del título(40); legitimación; cláusulas abusivas(41)).
El ejercicio de este poder-deber no le importa al magis-
trado incurrir en la causal de prejuzgamiento contemplada
en el art. 17, inc. 7º, del ordenamiento procesal, por cuanto
concluir en una solución contraria significaría tornar ino-
perante el mandato del art. 531 del cuerpo legal citado(42).
La oportunidad prevista en dicho dispositivo supone
una primera valoración del juez acerca de la admisibilidad
del título que se ejecuta, pero ello no obsta la posibilidad
de observarlo en cualquier estado del proceso e, incluso,
ante el pedido de sentencia de remate y frente a la ausen-
cia de excepciones por parte del ejecutado.
En dicho registro se ha resuelto que “el deber impuesto
al juez en virtud del art. 531 del cód. procesal, no se agota
(34) Ibídem, t. 1, pág. 188.
(35) El Código santafesino autoriza al juez a desechar el recurso sin
ningún trámite cuando “fuera notoriamente infundado” (art. 345, párr.
2º), aunque en opinión de Rivas no excluye la vigencia de las otras cau-
sas mencionadas. Ibídem, t. 1, pág. 189.
(36) Colombo, Carlos J., Código…, cit., t. IV, pág. 83.
(37) Transcripta por Moreno Dubois, Eduardo E., La obligación
del juez de examinar “cuidadosamente” los documentos con que se de-
duce la acción en el juicio ejecutivo, LL, 124-728.
(38) Colombo, Carlos J., Código…, cit., t. IV, pág. 83.
(39) Fenochietto, Carlos E., Código…, cit., t. 3, pág. 57.
(40) CNCom., sala A, 24-11-80, “Berio, Cayetano c. Rotelli, Isabel”,
LL, 1981-B-83; ídem, 12-5-89, “Banco de Santander S.A. c. Mónaco,
Héctor E. y otra”, ED, 136-284.
(41) CNCom., sala B, 24-4-89, JA, 1989-IV-162.
(42) CNEsp. Civ. y Com., sala IV, 15-2-80, BCECyC. 689, Nº 10.222.
 4 Buenos Aires, viernes 26 de septiembre de 2014
en el primer momento de la posible ejecución, dado que
aun cuando no se hubieran opuesto excepciones, al dispo-
nerse a dictar sentencia tiene la atribución de reexaminar
si se encuentran cumplidos los extremos para la conver-
sión del título ejecutivo en ejecutorio”(43).
Revistiendo el examen del título –materia de orden pú-
blico–, el juez no se halla constreñido a seguir las even-
tuales argumentaciones de las partes, por lo que, advertido
antes del pronunciamiento de que no existe la legitimación
sustancial (relación entre la acreencia y la deuda), debe
impedir oficiosamente la ejecutabilidad(44).
Por otra parte, cabe señalar que este poder-deber del
juez de examinar los presupuestos del título que se pre-
tende ejecutar no lo habilita a conocer sobre excepciones
extintivas sustanciales que no sean de orden público, como
la prescripción, pues se lo impide el art. 3964 del cód. ci-
vil, como, asimismo, a declararse incompetente en razón
del territorio por ser prorrogable dicha competencia (arts.
1º y 2º, CPCCN)(45).
G) Amparo
En los supuestos de actos de poder público, el art. 3º de
la ley 16.986 establece que “si la acción fuese manifiesta-
mente inadmisible, el juez la rechazará sin sustanciación,
ordenando el archivo de las actuaciones”.
Entendemos que el rechazo in limine de la demanda de-
berá aplicarse con un criterio excepcional y restrictivo, por
cuanto es necesario que esta sea manifiestamente inadmisi-
ble, es decir que sea notoria, indudable, palmaria y clara(46).
No cabe, en ningún caso, afectar el derecho a la jurisdicción,
facultad jurídica de raigambre constitucional, el cual supone
la prerrogativa de ocurrir a los tribunales y el de poder uti-
lizar un proceso eficaz y exigir un pronunciamiento judicial
en tiempo oportuno(47). También se ha sostenido que, a fin
de proceder al rechazo in limine del amparo, se requiere que
sea indiscutible la inadmisibilidad de la acción(48).
H) Hábeas data
Para el caso de que el juez no encuentre satisfechos
los recaudos exigidos en el art. 38 de la ley 25.326 de
protección de datos personales, en atención a la natura-
leza del proceso, los bienes que se pretende tutelar con la
acción en cuestión –derechos a la intimidad, privacidad, a
la verdad, a la identidad, a la imagen, al honor, a la voz, al
patrimonio y, en definitiva, a la dignidad humana– y los
poderes de saneamiento que le confiere el ordenamiento
procesal –art. 34, inc. 5º, b, CPCCN–, deberá intimar al
accionante su cumplimiento, bajo apercibimiento de re-
chazar la demanda interpuesta, como lo autoriza el art. 3º
de la ley 16.986, aplicable subsidiariamente por imperio
del art. 37 de la ley 25.326.
El rechazo in limine de la demanda podrá sustentarse
en la inconducencia de la vía procesal elegida, o en la
inidoneidad del objeto inmediato de la pretensión (la clase
o contenido del pronunciamiento que se persigue), o en la
falta de capacidad procesal del accionante(49). Con respec-
to a los presupuestos de fundabilidad de la demanda, se
justificará la repulsa de la acción cuando aquella aparezca
manifiesta, evidente, notoria, de los propios términos en
que fue concebida(50).
(43) CNCiv., sala D, 27-7-79, “Líder Cía. Financiera c. Bellsola de
Medina, María del C.”, ED, 84-706.
(44) CApel.CC Pergamino, 13-12-94, “Fuentes, José B. c. Martín
Hnos. y otros”, LLBA, 1995-209.
(45) Podetti, J. Ramiro, Derecho Procesal Civil, Comercial y Labo-
ral. Tratado de las Ejecuciones, 2ª ed. act. por Víctor A. Guerrero Lecon-
te, Buenos Aires, Ediar, 1968, pág. 193.
(46) CFed. La Plata, sala III, 6-9-01, “Manso, José B. c. Estado Na-
cional (PEN) s. amparo”, ED, 197-500.
(47) CNCiv. y Com. Fed., sala I, 15-8-89, “Bacre, Aldo c. Estado
Nacional”, ED, 134-553; CFed. Bahía Blanca, sala I, 30-12-94, “Gutié-
rrez, Héctor R. c. Casino Militar del Personal Superior de la Base Naval
Puerto Belgrano”, LL, 1996-A-314.
(48) CNCiv., sala C, 16-5-96, “Merlino, Juan c. Municipalidad de Bs.
As.”, LL, 1996-E-659, 39.956-S.
(49) Masciotra, Mario, El hábeas data. La garantía polifuncional,
La Plata, Platense, 2003, pág. 598.
(50) Antes de la sanción de la ley 25.326 se sostuvo que “la admisibi-
lidad formal de la presente acción debe interpretarse con un criterio más
laxo que el que corresponde seguir al dictar el pronunciamiento definiti-
vo. Más aún, si se tiene en cuenta por un lado, que el hábeas data se refie-
re a actos de particulares, los que carecen de la legitimidad de que gozan
los actos de la Administración y por el otro, que la facultad conferida al
juez por el art. 337 del Cód. Procesal debe reservarse sólo para aquellos
casos en los cuales la improponibilidad objetiva de la demanda surja ma-
nifiesta”. CNCiv., sala H, 3-2-99, “Teixeira, Adrián G. c. Organización
Veraz S.A. s/hábeas data”, ED, 182-38.
IV
Conclusiones
El rechazo in limine de las pretensiones incoadas en el
proceso civil se encuentra estrechamente vinculado con los
principios de celeridad, eficacia y economía procesal y, ha-
bida cuenta de ello, los ordenamientos procesales modernos
les han otorgado a los magistrados poderes más amplios.
Mencionaremos como ejemplo algunos de ellos y,
como piloto de avanzada, lo encontramos en el proceso
brasileño, que Buzaid denominara despacho saneador,
siguiendo la terminología portuguesa histórica “despacho
ordenador del proceso”, cuyo objetivo es separar la cues-
tión de mérito de todas las que la preceden y pueden obs-
tar a su conocimiento(51).
El Código Procesal Civil del Perú, sancionado en 1993,
en su art. 427 preceptúa siete supuestos de improcedencia
de la demanda, en cuyo caso, si es manifiesta, lo declarará
de plano expresando los fundamentos de su decisión, reso-
lución que es materia de apelación.
Por su parte, en Colombia, el art. 90 del Código Gene-
ral del Proceso Civil y Comercial –sancionado en el 2012
y cuya aplicación progresiva se efectiviza a partir del co-
rriente año– determina los supuestos de inadmisibilidad
de la demanda. Cuando esta carezca de jurisdicción o de
competencia, ordenará enviarla con sus anexos al que con-
sidere competente; cuando esté vencido el término de ca-
ducidad para instaurarla, ordenará devolver los anexos sin
necesidad de desglose. En las restantes hipótesis, el juez
señalará con precisión los defectos de que adolezca la de-
manda para que el demandante los subsane en el término
de cinco días, so pena de rechazo; vencido el término para
subsanarla, el juez decidirá si la admite o la rechaza.
El Código General del Proceso del Uruguay, en su art.
24, según texto ley 19.090 promulgada el 14 de junio de
2013, faculta al tribunal: “1) Para rechazar in limine la de-
manda cuando fuere manifiestamente improponible, cuan-
do carezca de los requisitos formales exigidos por la ley o
cuando se ejercite una pretensión especialmente sujeta a
término de caducidad y este haya vencido. 2) Para relevar
de oficio las excepciones que este Código le faculta. 3)
Para dar al proceso el trámite que legalmente correspon-
da cuando el requerido aparezca equivocado (...) 7) Para
rechazar in limine los incidentes que reiteren otros ya pro-
puestos por la misma causa o cuando, a pesar de fundarse
en causa distinta, esta haya podido alegarse al promoverse
uno anterior. 8) Para rechazar in limine la intervención
de terceros cuando la petición carezca de los requisitos
exigidos. 9) Para declarar de oficio de plano las nulidades
absolutas e insubsanables y para disponer las diligencias
que persigan evitar dichas nulidades...”.
El valor eficacia de la administración de justicia, que ha
de servir verdaderamente para satisfacer el auténtico rol
de la jurisdicción de suprimir los conflictos innecesarios
y lograr la paz social –desvelo e inquietud de numerosos
procesalistas desde vieja data–, conlleva el deber de los
jueces de determinar claramente y con precisión no solo
el camino inicial del proceso, sino todo su iter o en cual-
quiera de sus segmentos, al vedar e impedir las contamina-
ciones que se presenten en el escenario judicial en forma
espontánea o producto de la actitud inocente o perversa de
las partes.
Es una consecuencia inevitable e imperiosa de la satis-
facción plena de los principios de probidad y buena fe que
deben regir en todo proceso judicial, y de la tutela rápida,
justa y eficaz de los derechos esgrimidos por los litigantes,
que los jueces –ya no ahora como simples “espectadores”,
sino como verdaderos “directores”– en cumplimiento de
los poderes-deberes conferidos inexcusablemente deben
ejercitar concreta y efectivamente.
Pero más allá de este poder-deber del magistrado, que
le confiere el rol de verdadero artífice de una justicia rea-
lista, flexible, sensible, de soluciones efectivas, estamos
convencidos de que corresponde a la totalidad de los suje-
tos del proceso la leal colaboración activa para los resulta-
dos útiles de la jurisdicción.
VOCES: PODER JUDICIAL - JUECES - DERECHO CONSTI-
TUCIONAL - PROCESO - LEY - PODER LEGISLATI-
VO - RECURSO EXTRAORDINARIO - PROCESO DE
CONOCIMIENTO - PROCESO JUDICIAL - RECUR-
SO DE APELACIÓN - AMPARO
(51) Sentís Melendo, Santiago, El proceso civil. Estudio de la
reforma procesal argentina, Buenos Aires, EJEA, 1957, pág. 190.
JURISPRUDENCIA
Recurso Extraordinario de
Inaplicabilidad de Ley (Prov. de
Buenos Aires):
Requisitos: insuficiencia; abandono de meno-
res; cuestiones ajenas. Menores: En estado
de abandono: conflicto de intereses con sus
padres; interés superior del niño; principio
general; permanencia con su familia biológi-
ca; excepción; solución alternativa.
1 – Para que el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley
cumpla con la misión que le asignan el art. 279 del cód. pro-
cesal civil y comercial y su doctrina, debe contener la impug-
nación cabal del razonamiento jurídico de los sentenciantes y
la enunciación de los agravios que ese provoca seguida de su
desarrollo. De lo contrario, la queja deviene insuficiente.
2 – Resulta insuficiente el recurso extraordinario de inaplicabi-
lidad de ley en el que, si bien los impugnantes han formulado
distintos agravios, no rebaten las motivaciones del decisorio
sino que traducen un criterio discordante del de los juzgado-
res que resulta ineficaz a los fines del art. 279 del cód. proce-
sal civil y comercial.
3 – La situación de abandono de los niños –que se tuvo por
configurada en ambas instancias–, si bien ha sido tachada de
absurda por los recurrentes, no ha sido rebatida en forma tal
que demuestre la existencia de un error palmario en la alzada
que condujera a conclusiones incongruentes o contradicto-
rias con las constancias de la causa. Así, se puede constatar
el modo en que los recurrentes persiguen la defensa de su
derecho a ejercer el rol paterno, trayendo en el expediente
denuncias de violación del debido proceso cuando no existen
pruebas de que se hayan ocupado debidamente de la realidad
vital de los niños, de su salud, de su formación, de generar un
sano entorno de contención, amor y protección.
4 – El recurso de inaplicabilidad de ley tiene por objeto la senten-
cia definitiva y no la revisión de la estructura del procedimiento
antecedente. Por tanto, son ajenas a su ámbito de conocimiento
las contingencias anteriores al pronunciamiento impugnado.
5 – Determinar si ha existido abandono del menor constitu-
ye una cuestión de hecho inabordable –en principio– en la
instancia del recurso extraordinario de inaplicabilidad de
ley; por lo tanto, aunque en autos los apelantes adujeron la
existencia de absurdo en la valoración de las circunstancias
fácticas, no lograron demostrar tal yerro lógico, razón por la
cual corresponde el rechazo del recurso.
6 – En aplicación del principio del interés superior del niño,
cuando exista conflicto entre los derechos e intereses de todos
los niños –como ocurre en el caso de autos con relación a sus
padres–, frente a otros derechos e intereses igualmente legíti-
mos, prevalecerán los primeros.
7 – No cabe ninguna duda de que debe brindarse a los padres
que padecen dificultades la asistencia necesaria para que los
descendientes se desarrollen y crezcan en su familia natural,
y solo cuando ello no sea posible debe buscarse una solución
alternativa a fin de garantizar a los menores un hogar que los
contenga. Es decir, estos principios no son absolutos y ceden
cuando –como en el caso– la realidad ha demostrado que los
menores han visto vulnerados sus derechos y que las estrate-
gias encaminadas a encauzarlos han fracasado.
8 – La autoridad parental es fundamentalmente una función
que se canaliza en deberes. Y si hay derechos es tan sólo pa-
ra cumplir con las responsabilidades que se tienen para con
estas personas en pleno proceso de formación. Por lo tanto,
habiendo transcurrido un plazo razonable para que los pro-
genitores concreten una propuesta viable de egreso de los
menores institucionalizados, resulta adecuada a derecho la
resolución –confirmada en la Alzada– que tuvo por configu-
rado el abandono de los niños. M.M.F.L.
58.489 – SC Buenos Aires, junio 11-2014. – C., G. E. y otros. Protección
contra la violencia familiar. Guarda institucional (Hogar AFYN de Lobos).
En la ciudad de La Plata, a 11 de junio de 2014, habién-
dose establecido, de conformidad con lo dispuesto en el
Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden
de votación: doctores Genoud, de Lázzari, Hitters, Kogan,

se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justi-
cia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia defini-
tiva en la causa C. 117.646, “C., G. E. y otros. Protección
contra la violencia familiar. Guarda institucional (Hogar
AFYN de Lobos)”.
Antecedentes
La Sala I de la Cámara Primera de Apelación en lo Ci-
vil y Comercial del Departamento Judicial de La Plata,
confirmó, de un lado, la sentencia de la instancia de origen
que declarara el estado de abandono y adoptabilidad de los
niños C. d. l. Á., F. M., A. A. y C. S. C. y, de otro, el pro-
nunciamiento que desestimó la nulidad procesal planteada
por los progenitores de los mismos. Asimismo, revocó,
por prematura, la resolución apelada en subsidio de fs.
177, segundo párrafo (fs. 217/228).
Se interpuso, por los referidos progenitores, recurso ex-
traordinario de inaplicabilidad de ley (fs. 232/247).
Oído el señor Subprocurador General, dictada la pro-
videncia de autos y encontrándose la causa en estado de
pronunciar sentencia, la Suprema Corte resolvió plantear y
votar la siguiente cuestión:
¿Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabili-
dad de ley?
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Genoud
dijo:
I.a. Las presentes actuaciones se inician por medio de
la comunicación efectuada por el Servicio Zonal de Pro-
moción y Protección de los Derechos del Niño de Roque
Pérez, con fecha 17 de septiembre de 2010, en donde se
pone de manifiesto que se han agotado todas las estrate-
gias de intervención al efecto diseñadas, requiriéndose la
actuación del Ministerio Pupilar a fin de resguardar los
derechos de los niños G. E. C., C. d. l. Á., F. M., A. A. y C.
S. C. (fs. 1).
Allí se relata que en el mes de abril del año 2008, la
ONG “En el Camino”, que brinda merienda y ayuda es-
colar a los niños del Barrio San José de la localidad de
Alejandro Korn, se hizo presente ante la Dirección de De-
rechos Humanos de la Municipalidad de San Vicente a fin
de informar que los niños de referencia se encontrarían
en situación de vulnerabilidad junto a su madre. De las
visitas realizadas “...se evidenciaron diferentes situaciones
de vulnerabilidad de los niños, por falta de controles médi-
cos, falta de higiene personal y ambiental; irregularidad de
asistencia de los niños al ámbito educativo; disfuncionali-
dad de la trama familiar...” (fs. 5).
También surge que “de la entrevistas realizadas a la Sra.
M. [Á., madre de los menores], se desprende que los niños
se encuentran en malas condiciones de cuidado, higiene
y aseo, según refiere M. es el padre de los niños quien
debe hacerse cargo de ellos. Aparece en ella una postura
demandante hacia el Sr. C., depositando en él toda respon-
sabilidad en el cuidado de sus hijos, no pudiendo hacerse
cargo ella de sus responsabilidades, donde se vislumbra
la dificultad de la Sra. M. para poder desempeñar el rol
materno...” (fs. 6).
Finalmente, informan que “Por el no consentimiento de
los niños a ser alojados en Casa de Abrigo y/u Hogar, ma-
nifestando su deseo de permanecer junto a su madre, este
Equipo Técnico ha implementado diferentes acciones, rea-
lizando acompañamiento a la persona de la Sra. Á. a fin de
que la misma comience a incorporar hábitos y modos de
actuar en relación a sus hijos para poder establecer en ella
cierta responsabilidad en sus funciones maternales ... pero
la realidad es que M. no pudo sostener lo planteado, depo-
sita en terceros las responsabilidades que le corresponden
por su rol materno, en apariencia, tal delegación la realiza
en forma inconsciente, denota una no congruencia en sus
relatos y una falta de conciencia en su actuar” (fs. 7).
b. A fs. 2 se presenta la Titular de la Asesoría de Inca-
paces Nº 3 de La Plata, solicitando la realización de un in-
forme ambiental en el domicilio de los niños y un informe
de interacción familiar en el marco de la ley 12.569.
A fs. 10 obra el informe realizado por el Trabajador So-
cial Jorge Pérez Belmonte, con fecha 30 de septiembre de
2010, en el cual se relata que el grupo familiar conviviente
se encontraba integrado a la fecha por la dueña de casa,
señora E. P., pensionada de 69 años de edad, hipoacúsica,
su hija, M. A. Á., ama de casa de 34 años de edad y los
hijos de ésta, G. E. C., de 12 años, C. d. l. Á. C., de 7 años,
F. M. C., de 5 años, A. A. C. de 3 años, S. C., de 2 años de
edad y L. B. C. de 5 días de nacido.
Buenos Aires, viernes 26 de septiembre de 2014
En cuanto al aspecto de la vivienda refirió: “...paupérri-
ma habitación prefabricada, carente de muebles, donde uti-
lizan una sola cama para el pernocte de Á. y sus hijos, mien-
tras que P. pernocta en un colchón en el suelo...” (fs. 10).
El profesional relató que el cuadro de hipoacusia de la
señora P., así como un pensamiento de tipo semiintran-
sitivo, significó un obstáculo a la hora de la entrevista,
recogiendo los datos consignados de lo informado por la
menor C., de 7 años de edad.
Al momento de la visita la señora Á. se encontraba in-
ternada en el Hospital San Vicente desde hacía una se-
mana, por el nacimiento de su último hijo. El señor C. se
había retirado del hogar hacía meses y convivía con una
nueva pareja en un barrio próximo. El perito detalla que
“...se observa al grupo de menores junto a su abuela, pare-
ciendo que estos velan por ella tanto más que ella por los
menores” (sic, fs. 10/vta.).
c. A fs. 11, la Asesora de Incapaces toma intervención
en autos y solicita que se decrete la guarda institucional.
Dicha medida es adoptada a fs. 13/14, con fecha 7 de oc-
tubre de 2010, fundada principalmente en el serio peligro
en el que se encontraban los niños, pudiendo ser víctimas
de maltrato infantil físico y psicológico por parte de su
progenitora, lo que conllevó el ingreso de los menores al
“Hogar AFYN” de la localidad de Lobos.
d. Con fecha 17 de diciembre de 2010 el Servicio Zo-
nal de Promoción y Protección de los Derechos del Niño
de Roque Pérez informó que se había logrado dar con el
paradero del progenitor de G. E. C. que se encontraba resi-
diendo en la localidad de Santo Tomé, provincia de Santa
Fe, quien se presentó y manifestó su deseo de llevar a G.
a vivir con él, disponiéndose el cese de la institucionaliza-
ción de este niño (fs. 42).
e. Con fecha 18 de mayo de 2011, se celebró audiencia
en presencia de la representante del Ministerio Pupilar en
la cual el magistrado interviniente tomó contacto personal
con los niños de autos y se entrevistó con la Directora del
Hogar AFYN y con la Coordinadora del Servicio Local de
Promoción y Protección de los Derechos del Niño de San
Vicente (fs. 100, ver también fs. 116).
f. Con fecha 7 de junio de 2011, la señora Asesora de
Incapaces presenta su dictamen, donde luego de realizar
una reseña de todo lo actuado hasta el momento, solicita
que se decrete el estado de abandono y adoptabilidad de
sus representados y se convoque, inmediatamente, a perso-
nas inscriptas en el Registro Único de Aspirantes a Guarda
con Fines de Adopción (fs. 106/107 vta.).
g. El juez de trámite del Tribunal de Familia Nº 2 del
Departamento Judicial de La Plata, con fecha 15 de agosto
de 2011, declaró a los niños C. d. l. Á., F. M., A. A. y C. S.
C. en estado de abandono y adoptabilidad (fs. 113/119 vta.).
h. Con fecha 5 de septiembre de 2011, se presentaron
los señores J. A. C. y M. A. Á., patrocinados por las titu-
lares de las Defensorías Oficiales 18 y 11 departamental
respectivamente, solicitando la nulidad de todo lo actuado,
por considerar que se encontraba vulnerado su derecho de
defensa en juicio, planteando también recurso de reconsi-
deración (fs. 134/146 vta.).
Previo traslado a la Asesora de Incapaces (fs. 152/154),
se rechazó el planteo de nulidad promovido y se concedió
el recurso de reconsideración, el cual, ante la disolución
de los tribunales de familia y puesta en marcha de los juz-
gados de primera instancia en la materia, se lo consideró
como de apelación, disponiéndose la elevación de los au-
tos a la Cámara departamental (fs. 169/170 vta.). Dicha
resolución también fue apelada (fs. 176 y 178).
i. A su vez, con fecha 10 de noviembre de 2011 el se-
ñor C. solicitó que se le autoricen visitas con los niños
(167/168), pedido que fue rechazado por el Juez de la ins-
tancia (fs. 177), lo que dio lugar a un recurso de revoca-
toria y apelación en subsidio (fs. 180/182). De ellos, se
rechazó el primero y se concedió el segundo (fs. 183).
II. Como fuera reseñado arriba, la Sala I de la Cámara
Primera de Apelación en lo Civil y Comercial departa-
mental confirmó, por un lado, la sentencia de la instancia
de origen que declaró a los niños C. d. l. Á., F. M., A. A.
y C. S. C. en estado de abandono y adoptabilidad y, por el
otro, el pronunciamiento que desestimó la nulidad proce-
sal planteada por los señores C. y Á. Asimismo, revocó,
por prematura, la resolución apelada en subsidio de fs.
177, segundo párrafo (fs. 217/228).
Sostuvo en apoyo de su conclusión los siguientes fun-
damentos:
5
a. Se evidencia de los “...diversos informes periciales
reunidos en la causa que el padre biológico (J. A. C. )
tiene una relación disfuncional con la Sra. M. A. Á.”, que
“no posee conciencia plena de los motivos por los cuales
sus hijos se encuentran en un hogar convivencial” y que
“los menores institucionalizados se hallan contentos y a
gusto en el Pequeño Hogar Afyn de la ciudad de Lobos, y
también el desinterés y la limitada capacidad intelectual
de la progenitora para reconstruir el vínculo con sus hi-
jos...” (fs. 223/vta.).
b. Sigue explicando el a quo “Tras la experiencia di-
recta que pudo recogerse en la audiencia celebrada en
esta Cámara (...) con los causantes y sus padres, sus de-
fensores oficiales y las representantes del Ministerio Pú-
blico y de los Servicios Local y Regional de Promoción y
Protección de los Derechos del Niño intervinientes en la
causa (...), considero que los informes prestados por los
peritos –y repasados en el ítem anterior– son contunden-
tes para concluir que en el caso concreto, y de acuerdo
a sus circunstancias, el pronunciamiento impugnado es
ajustado a derecho en la medida que atiende eficazmente
el ‘interés superior de los niños’, puesto que esas opinio-
nes especializadas devinieron decisivas para la demos-
tración del estado de desamparo de los menores y de la
imposibilidad fáctica de recomponer satisfactoriamente el
vínculo con sus progenitores de origen (arg. arts. 384, 474
y conc. del CPCC)” (fs. 223 vta.).
c. Continúa diciendo que “...los apelantes han tenido
suficientes oportunidades de ejercer su defensa, de hacer
valer sus derechos y de ofrecer las pruebas en que se sus-
tentan, sin perjuicio de que surge innegable que algunas
formas procesales y medidas en ellos dispuestas no han si-
do atacadas, por caso las evaluaciones psíquicas de la pro-
genitora, aunque no debe olvidarse la recurrente renuencia
de ésta a asistir a los turnos médicos” (fs. 225 vta.).
d. Para concluir que “Las constancias de autos, por
otro lado, trasuntan el permanente desinterés de la madre
biológica por todo lo atingente a la situación de sus hijos
y al decurso de este expediente judicial, incluida la defen-
sa de sus derechos” (fs. 226).
III. Frente a ello, los progenitores interponen recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley por el cual denun-
cian la conculcación de los arts. 3 y 9 de la Convención de
los Derechos del Niño; 8.1 y 2 de la Convención America-
na de Derechos Humanos; 18 de la Constitución nacional;
15 de su par provincial y de las leyes 13.298, 13.634 y
12.569. Asimismo, alegan errónea aplicación de doctrina
legal y absurdo (fs. 232/247 vta.).
Se agravian tanto del rechazo del planteo de nulidad
introducido como de la declaración de estado de abandono
y adoptabilidad respecto de sus hijos.
IV. El intento revisor no prospera
Adelanto que el recurso es insuficiente, pues los recu-
rrentes dejan incólumes los fundamentos que sostuvieron
el fallo y concluyeron en la declaración de abandono de
los niños involucrados en la situación descripta.
Tiene dicho esta Corte que para que el recurso extraor-
dinario de inaplicabilidad de ley cumpla con la misión que
le asigna el art. 279 del Código Procesal Civil y Comercial
y su doctrina, debe contener la impugnación cabal del ra-
zonamiento jurídico de los sentenciantes y la enunciación
de los agravios que el mismo provoca seguida del desarro-
llo de los mismos, de lo contrario la queja deviene insufi-
ciente (conf. Ac. 102.322, sent. del 10-II-2010).
En autos, los impugnantes han formulado distintos
agravios, pero ellos no rebaten las motivaciones del de-
cisorio sino que traducen un criterio discordante con el
de los juzgadores que resultan ineficaces a los fines del
art. 279 del Código Procesal Civil y Comercial (conf. C.
83.506, sent. del 5-VIII-2009).
En este orden de ideas, cabe destacar que esta Suprema
Corte ha decidido que determinar si ha existido abandono
del menor constituye una cuestión de hecho inabordable
–en principio– en esta instancia (conf. C. 100.587, sent.
del 4-II-2009, entre otras); y en autos, aunque los apelan-
tes adujeron la existencia de absurdo en la valoración de
las circunstancias fácticas (fs. 257), no lograron demostrar
tal yerro lógico (art. 384, C.P.C.C.).
Muy por el contrario, la ponderación de las circunstan-
cias de la causa aparece adecuadamente realizada, tanto
por el juez de grado como por el a quo (art. 384, C.P.C.C.).
Si bien desde el plano de la técnica casatoria lo dicho
sería suficiente para el rechazo del recurso, la naturaleza
 6 Buenos Aires, viernes 26 de septiembre de 2014
de las cuestiones traídas exige adentrarse en los agravios
planteados a fin de aventar toda posibilidad de que se in-
curra en rigorismos formales, impropios de la jerarquía de
los derechos que se cuestionan, ya que la solución a la que
se arribe determinará el futuro de la vida de cuatro niños.
En esta tarea, de los distintos informes que obran en la
causa, pueden leerse los pasajes que siguen, seleccionados
entre los muchos que lucen en autos:
a. “De las diferentes visitas realizadas [al domicilio de
la señora Á.] se evidenciaron diferentes situaciones de vul-
nerabilidad de los niños, derecho a la salud vulnerado por
la falta de controles médicos de los niños, falta de higiene
personal y ambiental, lo que habría producido enfermeda-
des dermatológicas en los mismos; derecho a su educación
donde existe irregularidad de asistencia de los niños al ám-
bito educativo; se evidenció disfuncionalidad en la trama
vincular, falta de higiene en la vivienda, tanto en el interior
como en el exterior de la misma, también en ella y en los
niños, con ropa que denotaba suciedad de días” (fs. 5).
b. “Estas [estrategias] habían sido planificadas a fin de
poder lograr un buen vínculo, como así también darle la
posibilidad de modificar lo actuado hasta el momento, pero
la realidad es que M. no pudo sostener lo planteado, depo-
sita en terceros las responsabilidades que le corresponden
por su rol materno, en apariencia, tal delegación la realiza
en forma inconsciente, denota una no congruencia en sus
relatos y una falta de conciencia en su actuar” (fs. 7).
c. “Durante las entrevistas realizadas (...), el Sr. J. C. ha
manifestado siempre, la inquietud por no poder ver a sus
hijos, incluso se ocupó de mejorar las condiciones habi-
tacionales, tanto en su nuevo domicilio, como en el de Á.
M., mencionando que es para cuando regresen los niños.
Sin embargo, es de destacar que de acuerdo a lo traba-
jado, no se infiere que el mismo presente conciencia de
situación respecto tanto a la trama vincular violenta en su
familia como a la razón de que sus hijos se encuentran en
un hogar convivencial. Refiere en todo momento que él
cumplió su rol de padre, que pasaba todos los días a visi-
tarlos, cuando no convivía con ellos, incluso los higieniza-
ba porque la mamá no se ocupaba, en un discurso literal y
sin elaboración desde lo simbólico” (fs. 81). “En cuanto
a su relación con la Sra. M. Á., es disfuncional, reclaman
mutuamente el haber llegado a esta situación, sin asumir
las respectivas responsabilidades” (fs. cit.).
d. “Respecto a los niños que continúan en el hogar, se
siguió trabajando para fortalecer el vínculo con sus proge-
nitores (...) Conjuntamente con el Servicio Zonal de Ro-
que Pérez, se gestionó ante la Subsecretaría de Niñez y
Adolescencia, los pasajes para una nueva visita de la Sra.
Á. al hogar, de dicho pedido se obtuvo una respuesta in-
mediata; pero, no fue positiva por parte de la progenitora
de los niños, ya que no utilizó los pasajes otorgados, dan-
do como motivos, que no lo haría sin la compañía de su ex
pareja” (fs. 82).
e. “En la entrevista [C. y F.] se mostraron predispuestas,
pero todo lo expresaban a los gritos, hasta a mí se dirigían
en buenos términos, pero elevando el tono de voz. Cuando
dibujaban, constantemente C. emitía insultos ‘porque no
me sale’ (sic), refiriéndose a lo que quería lograr dibu-
jar. De sus producciones se evidencian sentimientos de
inferioridad e inseguridad, defensas ante agresiones exter-
nas, y sentimientos de angustia, todos rasgos esperables
en niñas que están alejadas de su entorno familiar y que,
además, vivieron en éste, envestidas en el descuido, la ne-
gligencia y la violencia” (fs. 101).
f. “...se destaca que lo que impresiona es que las niñas
no han conocido una modalidad familiar sana, afectiva,
contenedora. Que su necesidad de ver a su mamá estaría
relacionada con su necesidad de vincularse a una figura
conocida, como un referente de identidad familiar en un
entorno institucional que no reconocen como ‘propio’ a
pesar de estar a gusto allí. Pero también puede apreciarse
que no ‘imaginan’ una familia con diferente modalidad de
relación, porque no han tenido oportunidad de ello, por
esa razón no manifiestan esa posibilidad abiertamente. Pe-
ro se las denota con mucha necesidad de contención y de
afecto” (fs. 102).
g. “Con fecha 19 de octubre del mismo año (2010) se
presenta la Sra. M. Á. notificándose de la toma de la me-
dida (guarda institucional), comprometiéndose a realizar
las modificaciones y refacciones en el hogar para que sus
hijos retornen al mismo, a cuidar de ellos y a tratarlos de
buena manera; compromiso que no cumplió, yendo a visi-
tarlos al hogar en solo una oportunidad, acompañada por
una trabajadora social de este Servicio Local, aun cuando
se le facilitaban los pasajes para asistir al mismo. El Sr. C.,
con fecha 15 de octubre del mismo año, se presenta a la
sede de este Servicio Local, y se notifica sobre la situación
de sus hijos. Es dable destacar que el Sr. A. C. no ha asis-
tido a ver a sus hijos al hogar a lo largo de la permanencia
de los niños en el mismo (...). A partir de ese momento, se
ha trabajado asiduamente a fin de establecer el vínculo en-
tre los niños y sus padres, lo cual fue imposible, rechazan-
do todos nuestros intentos de revinculación y estrategias
de trabajo con esta familia” (fs. 298/299).
De las transcripciones realizadas se evidencia con no-
toria claridad que nos encontramos ante un supuesto de
conflicto entre los intereses de los padres y lo que es más
conveniente para los hijos.
Se ha señalado, reiteradamente, que cuando se encuen-
tran en pugna intereses de niños y adultos, debe prevalecer
el del niño (C.S., 12-VI-2012, LL 2012-D-182, esta Corte
Ac. 84.418, sent. del 19-VI-2002; Ac. 87.832, sent. del
28-VII-2004). A su vez, el art. 4 in fine de la ley 13.298,
expresa: “En aplicación del principio del interés superior
del niño, cuando exista conflicto entre los derechos e inte-
reses de todos los niños, frente a otros derechos e intereses
igualmente legítimos, prevalecerán los primeros” (íd. art.
3 in fine, ley 26.061).
Se ha concebido al interés superior del niño “como el
conjunto de bienes necesarios para el desarrollo integral
y la protección de la persona y los bienes de un menor da-
do y entre ellos el que más conviene en una circunstancia
histórica determinada, analizado en concreto (...). Máxime
cuando en materia de menores todo está signado por la pro-
visoriedad, lo que hoy resulta conveniente mañana puede
ya no serlo, y a la inversa, lo que hoy aparece como inopor-
tuno puede en el futuro transformarse en algo pertinen-
te” (del voto del doctor Pettigiani en el Ac. 78.099, 28-III-
2001). El concepto de interés superior del niño se conecta
con la idea de bienestar “en la más amplia acepción del
vocablo, y son sus necesidades las que definen su interés
en cada momento de la historia y de la vida” (Kuyundjian
de Williams, Patricia, “El traslado del menor a otra provin-
cia y los derechos del progenitor no conviviente. Pautas”,
R.D.F., 2004-I-135; íd., Grosman, Cecilia, “Los derechos
del niño en la familia”, Universidad, Bs. As., 1998, p. 23 y
ss.) (conf. C. 87.970, sent. del 5-XII-2007).
No cabe ninguna duda de que debe brindarse a los pa-
dres que padecen dificultades la asistencia necesaria pa-
ra que los descendientes se desarrollen y crezcan en su
familia natural (arts. 33 de la ley 26.061; 3 y 9 de la ley
13.298). Ahora bien, el art. 11 de la ley 26.061, luego de
sentar el principio general de que todo niño debe crecer y
desarrollarse en su familia de origen, establece la excep-
ción que reza: “Sólo en los casos en que ello sea impo-
sible y en forma excepcional tendrán derecho a vivir, ser
criados y desarrollarse en un grupo familiar alternativo o
a tener una familia adoptiva, de conformidad con la ley”.
En el mismo sentido lo expone el art. 20 de la Convención
sobre los Derechos del Niño. Esto es, se debe hacer todo
lo necesario para que el niño se forme en el seno de su
familia biológica y sólo cuando lo anterior no sea posible
se debe buscar una solución alternativa que garantice el
derecho de todo infante a tener un hogar que lo contenga.
Es que estos principios no son absolutos y ceden cuan-
do –como en el caso– la realidad ha demostrado que los
menores han visto vulnerados sus derechos y que las estra-
tegias encaminadas a encauzarlos han fracasado.
La autoridad parental, ya lo he dicho en otras oportuni-
dades (conf. C. 111.870, sent. del 6-X-2010; C. 112.488,
sent. del 28-III-2012), es fundamentalmente una función
que se canaliza en deberes.
Y si hay derechos es tan sólo para cumplir con las res-
ponsabilidades que se tienen para con estas personas en
pleno proceso de formación. ¿Cuánto pueden esperar los
niños institucionalizados? No es un dato menor que con
fecha 20 de diciembre de 2012 el Servicio solicita que se
“adopten las medidas necesarias y un ámbito familiar al-
ternativo a fin de resguardar la integridad física y psíquica
de los niños de la familia Á.-C.” (fs. 300). Considero que
el plazo razonable para que los progenitores concretaran
una propuesta viable de egreso está más que cumplido.
V. Con relación al agravio dirigido a cuestionar el recha-
zo del planteo de nulidad realizado, lo que acarrearía –en
la visión de los recurrentes– la violación de su derecho de
defensa en juicio y del debido proceso, tampoco prospera.
Ha dicho esta Corte que el recurso de inaplicabilidad
de ley tiene por objeto la sentencia definitiva y no la re-
visión de la estructura del procedimiento antecedente. Por
tanto, son ajenas a su ámbito de conocimiento las contin-
gencias anteriores al pronunciamiento impugnado (conf.
Ac. 86.995, sent. del 14-IX-2005; Ac. 90.935, sent. del
23-XI-2005, entre otras). También, vale recordar que la vía
extraordinaria sólo atiende a la sentencia definitiva y no re-
sulta idónea para alegar eventuales omisiones o nulidades
procesales anteriores a la misma, en que pudieran haber
incurrido los tribunales de grado en la sustanciación de
los procedimientos, pues dichas cuestiones le son extrañas
(conf. Ac. 86.134, sent. del 22-XI-2006; C. 97.239, sent. del
18-XI-2008; C. 107.632, resol. del 17-II-2010, entre otras).
Por otra parte, la aludida violación al derecho de de-
fensa no es tal desde el momento en que los quejosos in-
terponen planteo de nulidad y reconsideración en subsidio
–posteriormente encauzado en apelación–, con debido pa-
trocinio letrado.
En cuanto a las omisiones denunciadas se advierte que
de lo informado por el Servicio Local de Promoción y
Protección de San Vicente, surge que con fecha 19 de oc-
tubre de 2010 se presentó la señora Á. notificándose de la
toma de la medida dispuesta –guarda institucional en el
Hogar AFYN– y el día 15 de octubre del mismo año hizo
lo propio el señor C. (v. actas de fs. 294 y 293, respectiva-
mente y fs. 298/299); sin embargo, del mismo informe se
desprende que la señora Á. asistió una sola vez al Hogar y
el señor C. no lo hizo nunca, habiéndoseles proporcionado
los medios (pasajes) para hacerlo, solicitando con fecha 10
de noviembre de 2011 –más de un año después– que se le
autorice un régimen de visitas (fs. 167/168).
Frente a ello –y otras constancias de la causa– es dable
constatar el modo en que los recurrentes persiguen la de-
fensa de su derecho a ejercer el rol paterno, trayendo en
el expediente denuncias de violación del debido proceso
cuando no existen pruebas de que se hayan ocupado debi-
damente de la realidad vital de los niños, de su salud, de
su formación, de generar un sano entorno de contención,
amor y protección.
VI. Me he detenido en el relato de los hechos y en la
transcripción de las partes relevantes de los informes por-
que expresan en toda su extensión el proceso que han ido
atravesando los menores de esta causa.
Se inició por un camino que pretendía fortalecer los
vínculos de los hijos con sus progenitores. Empero, el fi-
nal del mismo evidenció un panorama en cuyo marco –en
este caso– la familia biológica no representaba el mejor
interés de aquéllos.
El transcurso del tiempo en la vida de cualquier ser
humano es esencial, pero si esto sucede en la etapa de
crecimiento, evolución, aprendizaje de un sujeto, es tras-
cendental. Las marcas de esta primera etapa son imborra-
bles. Ya se ha esperado un lapso prudencial para ayudar a
los progenitores a construir un proyecto con sus hijos. No
han podido hacerlo. Como lo afirmara, ya no es posible
esperar sin producir daños irreparables (causa C. 112.488,
sent. del 28-III-2012).
De tal modo, en ambas instancias se ha tenido por con-
figurado el abandono de los niños (art. 317, C.C.). Dicha
situación, si bien ha sido tachada de absurda por los re-
currentes no ha sido rebatida en forma tal que demuestre
la existencia de un error palmario en la alzada que con-
dujera a conclusiones incongruentes o contradictorias
con las constancias de la causa (Ac. 101.708, sent. del
11-VIII-2010). De una evaluación integral de lo actuado
surge que lo decidido es lo que mejor abastece el estándar
“interés superior del niño” en el caso.
En suma, no habiéndose constatado las infracciones le-
gales denunciadas, entiendo que el recurso debe ser recha-
zado, con costas (arts. 68 y 289, C.P.C.C.).
Voto, pues, por la negativa.
Los señores jueces doctores de Lázzari, Hitters y Ko-
gan, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor
Genoud, votaron también por la negativa.
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, oído el
señor Subprocurador General, se rechaza el recurso ex-
traordinario de inaplicabilidad de ley; con costas (arts. 68
y 289, C.P.C.C.).
Regístrese, notifíquese y devuélvase. – Luis E. Genoud.
– Eduardo N. de Lázzari. – Juan C. Hitters. – Hilda Kogan
(Sec.: Carlos E. Camps).
 Buenos Aires, viernes 26 de septiembre de 2014 7

Excusación y Recusación:
Recusación: fundamentación de la pena;
apartamiento de los magistrados que dictaron
la condena.
1 – El art. 60, inc. 1º, del código ritual de La Pampa establece
la obligación para los magistrados de inhibirse cuando se
configuren las causales descriptas en la norma de mención,
y que, si así no lo hicieren, quienes se hallen bajo las condi-
ciones de temor de parcialidad por parte del juez que intervi-
niere en su caso podrán solicitar su apartamiento; por lo cual
el pedido de la defensa solicitando el apartamiento de los
magistrados no puede objetarse por extemporáneo, sino que
se configuró en la oportunidad propicia que la ley le otorga.
2 – El art. 413 del cód. procesal penal (Provincia de La Pampa)
dispone que en casos de anulaciones totales o parciales de
sentencia por inobservancia de las normas procesales, como
en el sub examine, se debe remitir el proceso al tribunal que
corresponda, por ende, el tribunal que entendió en la causa,
vale decir, al de instrucción o al de juicio plenario en consi-
deración al alcance de la anulación, y con igual competencia
al que tramitó el proceso cuya sentencia se impugnó; pero ese
tribunal no deberá estar integrado por ninguno de los jueces
que concurrieron a dictar sentencia.
3 – La necesidad de que la Audiencia de Juicio se integre con
otros magistrados distintos de aquellos que llevaron a cabo
el juicio se sustenta en el deber de afianzar la garantía de
imparcialidad para el imputado, porque nuestro país, a par-
tir de adoptar el compromiso internacional de garantizar la
imparcialidad de los jueces, se encuentra constreñido a no
violar la referida garantía, implícita en las causales de recu-
sación establecidas en el Código ritual.
4 – Corresponde hacer lugar al recurso de casación formulado
por la defensa y reenviar el legajo a la Audiencia de Juicio para
que, con una integración diferente de la que llevó a cabo el de-
bate donde se encontró autor material y penalmente responsable
del delito enrostrado al imputado, resuelva sobre la fundamen-
tación de la pena conforme lo dispusiera el Tribunal de Impug-
nación Penal al confirmar la sentencia de condena. A.L.R.
58.490 – STJ La Pampa, sala B, agosto 5-2014. – A., J. C. en causa
por rechazo de impugnación por recusación s/recurso de casación.
En la ciudad de Santa Rosa, Capital de la Provincia
de La Pampa, a los cinco días del mes de agosto de dos
mil catorce, se reúnen los señores Ministros, Dr. Tomás
Esteban Mustapich y Dr. Víctor Luis Menendez, como in-
tegrantes de la Sala B del Superior Tribunal de Justicia,
de conformidad con el art. 421, en relación al art. 411 del
C.P.P., a efectos dictar sentencia en los autos: “A., J. C.
en causa por rechazo de impugnación por recusación s/
recurso de casación”, registrados en esta Sala como legajo
n.º 4416/8, con referencia al recurso de casación inter-
puesto a fs. 1/8, por el defensor general, Dr. Andrés Olie,
contra la resolución del Tribunal de Impugnación Penal,
que decidió: “No Hacer Lugar al recurso de impugnación
interpuesto ... confirmando, en consecuencia, la resolución
de la Audiencia de Juicio de la Primera Circunscripción
Judicial ... por la cual rechaza el planteo de recusación
interpuesto...”, y;
Considerando:
1º) Que contra la resolución del Tribunal de Impugna-
ción, la defensa de A. interpuso recurso de casación, por
considerar que esa decisión le causa a su representado un
agravio de imposible reparación ulterior.
En el texto recursivo formuló la recusación de los
miembros de la Audiencia de Juicio, Dres. Carlos Mattei y
Carlos Besi, para intervenir en el presente legajo, planteo
que fue rechazado por ambos magistrados.
El Tribunal de Impugnación Penal también denegó el
pedido de la defensa por haber sido realizado fuera del
plazo previsto por el art. 65 del C.P.P., y por entender que
la actuación de los mismos jueces que conformaron el tri-
bunal que condenó a A., no afecta el principio de impar-
cialidad que debe garantizarse en todo proceso penal.
El recurrente entendió que no se encontraba obligado a
solicitar el apartamiento de los magistrados en el momento
de la notificación del fallo del T.I.P., porque indicó que
la recusación “...es un mecanismo subsidiario de la inhi-
bición...”. Sostuvo que en el caso de la Dra. Armagno no
resultaba necesario efectuar el planteo por haber sido de-
signada en el fuero federal, por lo cual, no iba a intervenir
en el juicio; respecto de los Dres. Mattei y Besi, dijo que al
existir una causal, el art. 60 del C.P.P. dispone que los jue-
ces deberán inhibirse, y si no lo hicieran el art. 65 del cód.
cit., establece que en dicha situación “...la defensa tiene la
posibilidad... de recusarlo”, petición que así fue realizada.
Citó jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación a efectos de fundamentar su posición, con expresa
mención del fallo dictado en la causa “Medina Omar Roque
s/usura calificada” perteneciente a la jurisdicción de nuestra
provincia. Indicó que en ella el máximo tribunal federal sos-
tuvo que resultaba “...arbitrario el rechazo de recursos con-
tra la denegatoria de recusación, por considerar extemporá-
neo el planteo al haberse extinguido el término de citación a
juicio, pues se ha efectuado una interpretación ritualista, sin
explicar los motivos por los cuales la imparcialidad –y con
ello el debido proceso– no corren riesgo de cercenarse, no
obstante que los hechos permitieran instalar una duda razo-
nable sobre la neutralidad de los magistrados”.
Así explicó que la sentencia de condena fue impugnada
ante el T.I.P., órgano que hizo lugar en forma parcial al
planteo defensivo, anuló el aspecto relativo a la imposición
de pena y ordenó el reenvío para que los mismos jueces que
condujeron el juicio intervengan por segunda vez, lo que
importaría una violación de la garantía de imparcialidad.
2º) Que el señor Procurador General, Dr. Mario Oscar
Bongianino, por las facultades conferidas por los arts. 96,
inc. 2º de la ley 2547, 407 del C.P.P. y 90 de la Constitución
de la provincia de La Pampa, expresó que la casación es un
remedio recursivo extraordinario que se encuentra limitado
a cuestiones de derecho “...ya que permite la aplicación
uniforme de la jurisprudencia o interpretación unitaria de
la ley de fondo dentro del Estado Provincial...”. Agregó que
observado el recurso formulado son de aplicación los con-
ceptos que estableciera el T.I.P., y en consecuencia, se re-
mitió a ellos por tratarse la presentación de una reiteración
del escrito de recusación; también consideró, como ya lo ha
expresado, que al haber el recurrente admitido el reenvío
“...no se vislumbra que con la decisión a la que arriba el
Tribunal de Impugnación exista un real agravio para el que-
joso por cuanto no resulta posible, en los términos en que el
recurso ha sido presentado, que la pena debidamente fun-
dada sea dictada por un tribunal distinto al que resolvió la
autoría y culpabilidad del acusado pues sólo aquel se halla
en condiciones de merituar el reproche penal a imponer”.
Consignó además que el art. 352 del C.P.P. prevé la
cesura o división del debate posibilitando así el verdadero
contradictorio en la oportunidad de imponer la sanción
punitiva, aspecto que se consagra con el reenvío dispuesto
por el órgano revisor; por tanto, en razón de considerar
que no hay garantías constitucionales vulneradas indicó
que el recurso de casación debería ser rechazado.
3º) Que la propuesta casatoria posee aristas que se vin-
culan con el pronunciamiento que esta Sala B dictó en au-
tos: “RAU, Daniel Gustavo s/ recurso de casación” legajo
nº 2308/5 (reg. Sala B del S.T.J.) con fecha 3 de julio del
año en curso y que se ajustan al conflicto originado, por lo
que corresponde remitirnos, en razón de brevedad, a ese
pronunciamiento, pero antes nos referiremos al agravio
vinculado a la extemporaneidad del planteo de recusación.
Es preciso destacar que, como bien lo señala el defen-
sor, el art. 60, inc. 1º del código ritual, establece la obliga-
ción para los magistrados de inhibirse cuando se configu-
ren las causales descriptas en la norma de mención, y que
si así no lo hicieren, quienes se hallen bajo las condiciones
de temor de parcialidad por parte del juez que interviniere
en su caso, podrán solicitar su apartamiento. Consecuen-
temente, el pedido del Dr. Olie no puede objetarse por
extemporáneo, sino que se configuró en la oportunidad
propicia, que la ley le otorga.
Por otra parte, como lo hizo saber la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, en autos M. 358 XLII “Medina, Omar
Roque s/ usura calificada” “...es doctrina de esta Corte que
lo concerniente a la recusación de los jueces es materia ajena
a la vía del art. 14 de la ley 48, por la naturaleza procesal del
tema y por la ausencia de sentencia definitiva o equiparable
a ella ... sin embargo, sería posible apartarse de la regla en
supuestos que se verifiquen circunstancias especiales que
hubieran incidido en menoscabo del servicio de adminis-

EDICTOS
CONCURSOS
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Comercial Nº 16, a car-
go del Dr. Sebastián Sánchez Can-
navó, Secretaría Nº 32, a cargo del
Dr. Jorge Héctor Yacante, sito en Av.
Callao 635, P.B., Capital Federal,
hace saber por cinco días que en los
autos “Sucesión Yabés de Neimark,
Diana Mabel s/ Concurso Preventi-
vo” y “Neimark, Jorge Raúl s/ Con-
curso Preventivo”, el día 11 de junio
de 2014 se han declarado abierto,
respectivamente, los concursos pre-
ventivos de la Sucesión de Yabés de
Neimark, Diana Mabel, y de Jorge
Raúl Neimark, LE. 4.244.060. Sín-
dico designado en ambos concursos,
Contador. Carlos Alberto Montero,
con domicilio en Piedras 1170, 4º
“B” de la Ciudad de Buenos Aires
(Te. 4262-2275). Los acreedores
deberán solicitar la verificación de
sus créditos ante el Síndico hasta el
10/12/14. Informe individual (art. 35
LCQ) el 27/2/15 Resolución (art. 36
LCQ) el 13/3/2015. Informe general
(art. 39 LCQ) el 16/4/15. Período de
exclusividad: 20/10/15. Audiencia
informativa se realizará en la sede del
Tribunal el 13/10/15, sito en Callao
635 PB. Publíquese por cinco días.
Buenos Aires, 8 de septiembre de
2014. El presente edicto deberá pu-
blicarse en El Derecho. Jorge Héctor
Yacante, sec.
I. 23-9-14. V. 29-9-14 3295
SUCESIONES
El Juzgado de Primera Instancia en
lo Civil Nº 46, Secretaría Única de la
Capital Federal, cita y ­emplaza por
el término de 30 días a herederos y
acreedores de CARBONE ALBERTO.
Publíquese por 3 días en El Derecho.
Buenos Aires, 23 de junio de 2014.
PG. Damián Esteban Ventura, sec.
I. 24-9-14. V. 26-9-14 3301
El Juzgado Civil N° 95 cita y emplaza
por 30 días a herederos y acreedores
de PILAR ADELMA GONZALEZ. Publí-
quese por 3 días. Buenos Aires, sep-
tiembre 18 de 2014. Pablo F. Alonso
de Armiño, sec. int.
I. 25-9-14. V. 29-9-14 3307
El Juzgado Nacional de 1ª Instancia
en lo Civil Nº 105, cita y emplaza a
herederos y acreedores de MARIA ALI-
CIA PEDREÑO por el plazo de trein-
ta días, a fin de que hagan valer sus
derechos. El presente edicto deberá
publicarse por tres días en el diario El
Derecho. Buenos Aires, agosto 14 de
2014. Santiago Strassera, sec.
I. 24-9-14. V. 26-9-14 3299
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil Nº 103 a cargo del
Dr. Martín A. Christello, Secretaría a
mi cargo, sito en la Av. de los In­mi­
grantes 1.950 piso 1º. Cita y ­emplaza
por el término de treinta días a here-
deros y acreedores de Don ANTONIO
VIRZI y Doña LUISA ÁNGELA RE-
PETTO a los efectos de hacer valer sus
derechos. Publíquese por tres días en
el diario El Derecho. Buenos Aires, 12
de septiembre de 2014. Fe. Eduardo
Alberto Villante, sec.
I. 24-9-14. V. 26-9-14 3298
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil Nº 55, cita y empla-
za a los herederos y acreedores de la
Señora MARIA MAGDALENA GILS por
treinta días a efectos de hacer valer
sus derechos. El presente edicto de-
berá publicarse por tres (3) días en
El Derecho. Buenos Aires, 16 de sep-
tiembre de 2014. Olga María Sche-
lotto, sec.
I. 25-9-14. V. 29-9-14 3311
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil Nº 2, Secretaría
única, en Talcahuano 490 5º, cita y
­emplaza por el término de treinta días
a herederos y acreedores de OCTAVIA-
NO OSTAN. Publíquese por tres días
en El Derecho. Buenos Aires, 21 de
mayo de 2014. Mónica Alejandra Bo-
bbio, sec. int.
I. 24-9-14. V. 26-9-14 3300
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil Nº 103 a cargo del
Dr. Martín A. Christello, Secretaría a
mi cargo, sito en la Av. de los In­mi­
grantes 1.950 piso 1º. Cita y ­emplaza
por el término de treinta días a here-
deros y acreedores de Don JULIO VO-
ROTNICOFF a los efectos de hacer va-
ler sus derechos. Publíquese por tres
días en el diario El Derecho. Buenos
Aires, septiembre 12 de 2014. Fe.
Eduardo Alberto Villante, sec.
I. 24-9-14. V. 26-9-14 3296
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil N° 79, Secretaría
Única, cita y emplaza por el término
de 30 días a herederos y acreedores
de ELIDA RIZZO. Publíquese por tres
días en el diario El Derecho. Buenos
Aires, 15 de septiembre de 2014.
Paula E. Fernández, sec.
I. 25-9-14. V. 29-9-14 3308
El Juzgado de Primera Instancia en lo
Civil N° 100 Secretaría única a cargo
del Dr. Osvaldo Guillermo Carpintero,
de esta ciudad, cita y emplaza por
treinta días a herederos y acreedores
de SABAJANES SOUTO ÁNGEL y/o
SOUTO ÁNGEL a los efectos de ha-
cer valer sus derechos. Publíquese
por tres días en el diario El Derecho.
En Buenos Aires 15 de septiembre de
2014. Osvaldo Guillermo Carpintero,
sec.
I. 25-9-14. V. 29-9-14 3309
El Juzgado Nacional de 1ª Instancia
en lo Civil Nº 105, cita y emplaza a
herederos y acreedores de don RICAR-
DO SOSA por el plazo de treinta días,
a fin de que hagan valer sus derechos.
El presente edicto deberá publicar-
se por tres días en el diario El Dere-
cho. Buenos Aires, 16 septiembre de
2014. Santiago Strassera, sec.
I. 26-9-14. V. 30-9-14 3316
El Juzgado Nacional de 1ª Instancia
en lo Civil Nº 105, cita y emplaza a
herederos y acreedores de doña ELINA
LILIA MANZINI por el plazo de trein-
ta días, a fin de que hagan valer sus
derechos. El presente edicto deberá
publicarse por tres días en el diario El
Derecho. Buenos Aires, 20 de agosto
de 2014. Santiago Strassera, sec.
I. 26-9-14. V. 30-9-14 3315
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil Nº 49, secretaría úni-
ca, sito en Uruguay 714, Piso 7º de
esta CABA cita y emplaza por treinta
días a herederos y acreedores de GIL
MARCELA FRANCISCA. Publíquese
por tres días en El Derecho. Buenos
Aires, 25 de agosto de 2014. Osvaldo
Onofre Alvarez, juez.
I. 26-9-14. V. 30-9-14 3314
El Juzgado Nacional en lo Civil Nº 24
cita y emplaza por treinta días a acree-
dores y herederos de MARIA ELENA
CIAMBERLANI para que hagan valer
sus derechos. Publíquese tres días en
el diario El Derecho. Buenos Aires, ju-
lio 10 de 2014. Maximiliano J. Rome-
ro, sec. int.
I. 24-9-14. V. 26-9-14 3297
Juzgado Nacional en lo Civil Nº 52,
Secretaría única, cita y emplaza por
el término de treinta días a herederos
y acreedores de ANA CONCEPCION
TESTA. Publíquese por tres días en el
diario El Derecho. Buenos Aires, 21
de agosto de 2014. Silvia N. de Pinto,
sec.
I. 24-9-14. V. 26-9-14 3304
El Juzgado Nacional en lo Civil Nº 71
cita y emplaza por el plazo de treinta
días a herederos y acreedores de SI-
MIONATO, GUILLERMO a pre­sentarse
en autos a fin de hacer valer sus dere-
chos. Publíquese por tres días. Buenos
Aires, 10 de septiembre de 2014. MC.
Manuel J. Pereira, sec. ad-hoc.
I. 24-9-14. V. 26-9-14 3303
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil Nº 59, Secretaría
Única, cita y emplaza a herederos y
acreedores de DEL VALLE VILA ALE-
JANDRINA, por el término de 30 días
a fin de hacer valer sus derechos. El
presente edicto deberá publicarse por
3 días en el diario El Derecho. Buenos
Aires, 04 de febrero de 2014. Cynthia
R. Holzmann, sec.
I. 25-9-14. V. 29-9-14 3312

Interior: Bahía Blanca: Notas Jurídicas: Tel. (0291) 4527524 / La Plata: José Panfili Tel./Fax (0221) 155770480 / Mar del Plata: Jorge Rabini Tel./Fax (0223) 4893109 / Córdoba: Alveroni Libros Jurídicos (0351) 4217842
Mendoza, San Juan, San Luis: José Graffigna Tel. (0261) 1534849616 / S. S. Jujuy: Librería Universitaria Tel./Fax (0388) 4237963 / San Miguel de Tucumán: Bibliotex Tel. (0381) 4217089
Noreste: Jorge Thea Tel. (011) 1564660335 / Patagonia: Nelson Ramírez Tel. (011) 1564629553

D i a r i o d e J u r i s p r u d e n c i a
tración de justicia y requerido que su amparo llegara en la
oportunidad en que supuestamente surgió y se invocó la le-
sión constitucional ... en el caso se ha desestimado el planteo
de la recurrente a través de una interpretación ritualista de
una norma y sin explicarse los motivos por los cuales la im-
parcialidad –y con ello el debido proceso– no corren riesgo
de cercenarse, no obstante que los hechos permiten instalar
una duda razonable sobre la neutralidad de los magistrados”.
Entonces siguiendo los lineamientos del cimero tribunal,
es posible para los sentenciantes apartarse de aspectos ne-
tamente formales, a los que califica de “interpretaciones ri-
tualistas”, cuando en un resolutivo no se definen las razones
por las cuales garantías constitucionales –principio de juez
imparcial y debido proceso– no van a resultar afectadas.
Dicha argumentación pone de relieve la protección de
los derechos constitucionales y convencionales por encima
de cualquier procedencia formal. En la actualidad, con la
puesta en marcha del nuevo Código de Procedimiento Pe-
nal, el planteo en cuestión tiene acabada respuesta norma-
tiva, es decir, es obligación de los magistrados inhibirse de
intervenir en el legajo en que presumiblemente se pueda
ver afectado el principio de imparcialidad.
Al retomar el agravio central que se explicita en el texto
recursivo bajo estudio, corresponde traer a consideración lo
resuelto por esta Sala in re “RAU”, allí se dijo que: “...el in-
terrogante que se plantea ante la situación suscitada es ¿cuál
es el tribunal que debe entender a fin de proceder a la deter-
minación judicial de la pena del inculpado, en función del
reenvío dispuesto? Preliminarmente, podemos advertir que,
en el caso que nos ocupa, el Tribunal de Impugnación Penal
ordenó el reenvío del presente legajo a la Audiencia de Jui-
cio a los efectos de que subsanara la falta de fundamentación
de la pena. Se dijo que las ‘...expresiones y circunstancias
ponderadas no satisfacen la motivación exigida y constitu-
yen sólo formas argumentativas demasiado generales’.
El tribunal revisor detalló que remitía el legajo al tribu-
nal de origen con la intención de que considere las omi-
siones incurridas al dar tratamiento a ‘...factores decisivos
que pueden incidir en la determinación concreta del quan-
tum punitivo, sin perjuicio de que al realizarse tal tarea se
arribe o no a igual conclusión...’.
Es decir, que la actividad de reenvío que se dispone
para el tribunal de juicio, se encuentra acotada, específica-
mente, al cumplimiento de la fundamentación de la pena
y, resulta interesante resaltar que, en los considerandos del
decisorio atacado se expresa que no se objeta el quantum
establecido, sino la falta de motivación por parte de los
magistrados de la Audiencia de Juicio.
Al regresar al interrogante expuesto precedentemente,
debemos analizar a qué tribunal le corresponde realizar
esa tarea; y en ese sentido apreciamos que la respuesta se
encuentra en la propia ley.
El art. 413 del C.P.P. dispone que en casos de anulacio-
nes totales o parciales de sentencia por inobservancia de las
normas procesales, como el que nos ocupa, se debe remitir
‘...el proceso al Tribunal que corresponda...’, por ende, el
Tribunal que entendió en la causa; ‘...vale decir al de ins-
trucción o al de juicio plenario en consideración al alcance
de la anulación, y con igual competencia al que tramitó el
proceso cuya sentencia se impugnó; pero ese tribunal no
deberá estar integrado por ninguno de los jueces que con-
currieron a dictar sentencia (juez correccional o ... de Cá-
mara)’ (Clariá Olmedo, Jorge, Tratado de Derecho Procesal
Penal, T. VII, Santa Fe, ed. Rubinzal Culzoni, 2009, p. 281).
En ese sentido podemos observar que la Cámara Fede-
ral de Casación Penal en autos ‘González Beatriz Yésica
Yamila s/ recurso de casación’, causa Nro. 13.784 –Sala
II– de fecha 12 de marzo de 2012 en el voto de la mayo-
ría se expuso que corresponde el ‘...reenvío a un tribunal
distinto del que ya emitió opinión sobre el tema impugna-
do...’, todo ello en virtud que ‘...la garantía de imparciali-
dad del juzgador (arts. 18 y 75 inc. 22 de la C.N.; 8.1 de la
C.A.D.H.; 14.1 del P.I.D.C.yP.; 10 de la D.U.D.H.; y 26 del
D.A.D.D.H.) posee una relevancia fundamental dentro del
marco del proceso penal, en razón de que opera como una
mega garantía que funciona como presupuesto necesario
del respeto y ... de las demás garantías fundamentales...’.
Buenos Aires, viernes 26 de septiembre de 2014
y D o c t r i n a
Es por ello que, como adelantáramos, la solución pro-
viene de la propia ley, no sólo del referenciado art. 413, si-
no también del art. 60, incs. 1º y 13º que expresan ‘El Juez
deberá inhibirse de conocer en la causa cuando exista uno
de los siguientes motivos: 1º) Si en el mismo proceso hu-
biere pronunciado o concurrido a pronunciar sentencia...
[...] Cuando mediaren otras circunstancias que, por su gra-
vedad, afectaren su imparcialidad’.
La necesidad de que la Audiencia de Juicio se integre
con otros magistrados distintos a aquellos que llevaron a
cabo el juicio, se sustenta en el deber de afianzar la ga-
rantía de imparcialidad para el imputado, porque nues-
tro país, a partir de adoptar el compromiso internacional
de garantizar la imparcialidad de los jueces, se encuentra
constreñido a no violar la referida garantía, implícita en
las causales de recusación establecidas en el Código ritual.
Frente a ello ‘...es función del legislador diseñar el proce-
so penal de tal manera que estén aseguradas del mejor modo
posible las garantías individuales, y que la más mínima duda
de menoscabo a las garantías sea disipada con la solución
más favorable a la protección del derecho respectivo. Asi-
mismo el Estado argentino, al asumir la obligación de ga-
rantizar a toda persona el derecho a ser oída por un tribunal
imparcial en la sustanciación de cualquier acusación penal
formulada contra ella (art. 8.1, CADH), se ha comprometido
a configurar sus tribunales de tal forma que dicha garantía
quede suficientemente satisfecha’. Considerando 45 (CSJN
‘Llerena, Horacio Luis s/abuso de armas y lesiones. Art. 104
y 89 del Código Penal’ –Causa 3221–, 17/05/2005)”.
5º) [sic] Que en consecuencia corresponde hacer lugar
al recurso de casación formulado por la defensa de J. C.
A., y reenviar el legajo a la Audiencia de Juicio para que,
con una integración diferente a la que llevó a cabo el de-
bate en el que se encontró autor material y penalmente res-
ponsable del delito enrostrado al mencionado imputado,
resuelva la fundamentación de la pena.
Por ello, el Superior Tribunal de Justicia, sala B, falla:
1º) Haciendo lugar al recurso de casación interpuesto
a fs. 1/8, contra la resolución que en fotocopia certificada
obra a fs. 9/11.
2º) Poniendo en conocimiento al Tribunal de Impug-
nación Penal de la Provincia de La Pampa, a la Audiencia
de Juicio; y a la Oficina Judicial de esta ciudad la decisión
adoptada, con remisión de fotocopia certificada del pre-
sente pronunciamiento a efectos de integrar el tribunal que
llevara a cabo la tarea de determinar la pena a imponer a J.
C. A. A tal fin, por Secretaría, ofíciese.
3º) Disponiendo que se registre, notifique y, oportuna-
mente se archiven estos autos. – Tomás E. Mustapich. –
Víctor L. Menendez.
OPINIONES Y DOCUMENTOS
Las “tecnologías reproductivas” y la ética médica
Sin duda, el nacimiento de Louise Brown, el 25 de julio de
1978, la primera bebé concebida extrauterinamente, marcó un
hito en la historia de la humanidad, al dar inicio a una nueva
era, que implica una manipulación por el hombre de aquello
que desde antiguo había querido dominar: la capacidad de ge-
nerar vida humana más allá de las posibilidades naturales; por
lo que alcanza, así, un nuevo poder nunca antes imaginado y
adquiere un rol protagónico en el origen mismo de su existen-
cia, perjudicando muchas veces con esta intervención al ser
humano en las primeras fases de su desarrollo.
A esta situación se suma que, desde hace algunos años,
se escucha de manera cada vez más frecuente la gestación o
nacimiento de muchos niños, a lo largo del mundo entero, por
alguna técnica de fecundación artificial.
Frente a estos acontecimientos, en principio, resulta impo-
sible desconocer el papel importantísimo que la investigación
científica tiene en el desarrollo de las sociedades, pero es nece-
sario preguntarse si deben establecerse límites a la experimen-
tación con la finalidad de evitar aquellas acciones que atenten
contra la vida humana y que impliquen su degradación. Por
ello, la ciencia no puede ir más allá de sus posibilidades mate-
Nº 13.576 AÑO LII
Primer Director: Jorge S. Fornieles (1961 - 1978)
Propietario Universitas S.R.L. Cuit 30-50015162-1
Tucumán 1436/38 (1050) Capital Federal
Redacción y Administración:
Tel. / Fax: 4371-2004 (líneas rotativas)
e-mail: elderecho@elderecho.com.ar • www.elderecho.com.ar
­COLUMNA LEGISLATIVA
Legislación de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires
Decreto 369 de septiembre 11 de 2014 – Educa-
ción. Docentes. Confirmación de Docentes Ter-
ciarios Interinos como Titulares. Requisitos. Con-
diciones para titularizar. Concursos. Publicidad.
Ley 4563. Reglamentación (B.O. 16-9-14).
Próximamente en nuestros boletines EDLA.
riales, y olvidar el bienestar del hombre y la comunidad, subor-
dinando al primero a la “utilidad de la sociedad”, sino que debe
fijar sus objetivos a partir de valores que respeten la condición
de persona inherente a todo ser humano, los que muchas veces
se ven contradichos por estos procedimientos.
Las técnicas de fecundación artificial tienen innumerables
connotaciones morales y éticas, ya que no sólo disocian el acto
esponsal sino que implican la “creación” y “manipulación” de
la vida humana en uno de sus estadíos más vulnerables. Un
procedimiento de este tipo implica –para los participantes– el
sometimiento a un mecanismo de “reproducción” altamente
sincronizado que se extiende desde el momento de obtención
de los gametos hasta la implantación del embrión ya fecundado
en el cuerpo de la mujer, atravesando este distintos procesos de
selección para evaluar su “viabilidad” y “perfección”.
Más allá de estas cuestiones, uno de los temas del que poco
se ha hablado desde la sanción de la ley 26.862/13 (de repro-
ducción médicamente asistida) es el vinculado con la obligación
establecida por parte de esta norma a la realización y cobertura
de las técnicas. Por ello, en unas pocas líneas queremos re-
flexionar sobre ciertas propuestas éticas relacionadas con el rol
que desempeña el genetista –generalmente, médico de base– en
la aplicación de determinadas “tecnologías reproductivas”.
Desde antiguo ha existido preocupación respecto de la cues-
tión ética. Ejemplos de ello son el juramento hipocrático utiliza-
do desde la Grecia antigua y diferentes normas éticas y deonto-
lógicas que han ido surgiendo a lo largo del tiempo.
En este sentido, el acto médico no se reduce únicamente a
la aplicación de una determinada tecnología para dar respues-
ta a la necesidad concreta que el paciente le presenta, sino
que constituye –más bien– un acto volitivo que requiere una
toma de decisiones que expresen “madurez” y “experiencia”,
adquiridas en el ejercicio de su profesión y que le posibilitan ir
incorporando esos avances científicos pero dentro de los límites
demarcados por los valores sociales.
Además, no tenemos que olvidar que muchas provincias de
nuestro país cuentan con legislación específica referida a la ética
médica y otras profesiones de salud que proponen pautas orien-
tadoras para encaminar el obrar profesional en un recto sentido,
y que para comenzar con el ejercicio de la profesión es necesario
prestar juramento, con toda la responsabilidad que esto acarrea.
Numerosas preguntas resuenan en mi interior: ¿existe alguna
contradicción entre las técnicas de procreación artificial y el
obrar médico?; ¿pueden los médicos negarse a llevar adelante
estas prácticas?; si lo hacen, ¿con qué recursos cuentan?, ¿qué
consecuencias esto conlleva?; ¿es moral el acatamiento de una
ley de este tipo?; ¿es lícito obligar a los profesionales de salud
que cumplan esta ley?; ¿se justifica vulnerar la libertad de las
personas?; ¿es posible manipular la vida humana indefensa de
esta manera?; como sociedad, ¿debemos tolerar estos atropellos?
Sinceramente, espero que las instituciones más representativas
de los profesionales de salud levanten su voz con mucha fuerza
para hacerse oír e intentar evitar influencias externas en el libre
ejercicio de la profesión, sobre todo en cuestiones como esta, en la
que la vida y la salud de la sociedad se encuentran involucradas.
Elisabet A. Vidal
www.centrodebioetica.org
8 de septiembre de 2014
VOCES: BIOÉTICA - TRASPLANTE DE ÓRGANOS HUMA-
NOS - MÉDICO - DERECHO CIVIL - LEY - CONSTI-
TUCIÓN NACIONAL - FAMILIA - DERECHOS HU-
MANOS - PERSONA - MATRIMONIO - MENORES
- PODER LEGISLATIVO - SALUD PÚBLICA - ACTOS
Y HECHOS JURÍDICOS