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La pista tenía alrededor de 915 metros, con el piso de pasto en buen estado aunque
ligeramente húmeda y estaba orientada de Norte a Sur. La superficie había sido
mejorada poco tiempo antes, tenía una franja central de casi 30 metros de ancho
donde se había colocado cascajo, flanqueada a cada lado por una zona de unos 60
metros que se utilizaba también para el despegue y el aterrizaje. El drenaje también
se había mejorado recientemente haciéndose un entubamiento en algunos sectores
en sentido transversal a la pista que había dejado ondulaciones en la superficie que
podían ocasionar en las aeronaves el efecto de rebotar durante el despegue y el
aterrizaje (un dato crucial para el accidente). La pista contaba con una pendiente
positiva en dirección sur con un valor medio del uno por ciento.
El despegue
A la época del accidente el aeródromo Olaya Herrera de Medellín no tenía un
servicio de control terrestre sino que el mismo era realizado independientemente
para cada aeronave por su empresa mediante señales visuales. La autorización para
despegar era dada al piloto por un auxiliar de la empresa agitando una bandera
verde en tanto la suspensión de toda la operación se indicaba con una bandera roja.
La colisión
Eran aproximadamente las 15 horas de ese día cuando el F-31 carreteó hasta la
cabecera sur del aeródromo, hizo una prueba con los motores e inició la carrera de
despegue que, al comienzo, fue normal, pero luego la aeronave desvió su trayectoria
en forma brusca a la derecha y chocó con el Manizales, que esperaba a un costado
de la pista, aproximadamente a 75 metros del eje de ésta, ocasionando el incendio
total de las dos aeronaves.
El comodoro Ortiz que estudió el accidente señaló que hasta el lugar del impacto, el
F-31 había recorrido 608 metros desde el inicio de la carrera de despegue por lo que
sólo le quedaban aproximadamente 289 metros de pista disponible. Llama la
atención que después de ese recorrido el F-31 no hubiera podido todavía despegar y
la cola excesivamente baja del avión en el momento del choque indica que la
aeronave estaba muy próxima a la velocidad de pérdida o sea que aunque hubiese
realizado la carrera de despegue normalmente, habría necesitado una distancia
mayor para acelerar a la velocidad segura para el despegue de modo que de no
haber chocado había posibilidades de que se le hubiera acabado la pista, y su
despegue podría haber sido comprometido o muy ajustado.
También señaló que la elección de la dirección del despegue por el piloto indica
seguramente que estaba preocupado por las características del terreno en la zona
sur y agrega que la posición en que colocó el compensador Nose Down (todo a
picar) indica que tuvo en cuenta el peso y el centraje atrasado, pues el mismo le
ayudaría a levantar la cola durante el despegue.
Las causas
Como ocurre en muchos de los accidentes aéreos hubo en el caso varios factores
que, tomados aisladamente, posiblemente hubieran podido ser superados; en
cambio, al ser concurrentes, provocaron la tragedia. Estos factores son, en orden de
importancia, el viento, el peso del F-31 y su centraje.
La distancia que necesitaba recorrer el avión para despegar se había prolongado por
la maniobra de corrección de rumbo que hizo al comienzo para compensar el efecto
del viento de cola que venía desde la izquierda y es posible también irregularidades
en la superficie de la pista (debidas tal vez a las lomitas levantadas por los arreglos
del drenaje), hayan provocado el despegue momentáneo del tren de aterrizaje del
suelo –o sea saltos sobre el terreno- que alargaron todavía más la distancia a
recorrer para el despegue.
Fallecidos:
Fallecieron en el acto los siete ocupantes del Manizales, mientras que en el avión de
SACO murieron Gardel, Guillermo Barbieri, Alfredo Le Pera, José Corpas Moreno, el
piloto de la nave Ernesto Samper Mendoza, el radiooperador Willis Foster, el
empresario chileno Celedonio Palacios y el promotor de espectáculos Henry Swartz.
Salieron con vida del avión cinco personas: Alfonso Azzaf, que murió poco después;
Ángel Domingo Riverol, que falleció a los dos días; José María Aguilar Porrás,
guitarrista; el secretario personal e intérprete de inglés, el catalán José Plaja; y un
jefe de tráfico de la empresa Saco, Grant Flynn.