Professional Documents
Culture Documents
Enfermedad crónica, sistémica, cuya expresión clínica mas importante es articular, lo que lleva
a grados variables de invalidez.
Los aspectos mas característicos son la infiltración celular de la membrana sinovial con
mononucleares, especialmente linfocitos t y macrófagos y la hiperplasia de las células de la
intima de la membrana sinovial.
Aunque la etiología de la AR es aun desconocida, parece cada vez mas evidente que su
patogenia se caracteriza por la acción concertada de distintos tipos celulares, que a
través de diferentes cascadas de señales interactúan entre si y finalmente llevan a la
destrucción de la articulación. Si bien se considera a la AR una enfermedad articular, es
importante señalar que también tiene una gran cantidad de manifestaciones
extraarticulares, lo que pone de manifiesto su carácter sistémico capaz de producir
daño en distintos órganos mayores.
Genética
La descripción de subtipos de DR4 permitio plantear una hipótesis general sobre esta
asociación
Los genes DRB1*0401, DRB1*0404 y DRB1*0405 codifican los subtipos DR4 Dw4, Dw14 y
Dw15 respectivamente, que se asocian con AR en poblaciones caucásica y japonesa, en tanto
que en ciertas poblaciones nativas norteamericanas y en israelíes, la asociación se encontró
con genes que codificaban HLA que no eran DR4 sino DR6 (DRB1*1402) o DR1 (DRB1*0101). Al
conocerse la secuencia de aminoácidos (aa) y la estructura tridimensional de las moléculas del
MHC, se pudo precisar que cada alelo DRB1 asociado con susceptibilidad a la AR porta la
secuencia QKRAA o QRRAA del aminoácido 69 a 74 de la cadena DRβ, en tanto que los alelos
DR que no se asocian a la enfermedad tienen secuencias diferentes en esta región. (Q,
glutamina; K, lisina; R, arginina; A, alanina). Esta secuencia de 5 aa se ha denominado el
"epítopo compartido"(EC), destacando que la susceptibilidad para la AR estaría conferida por
una pequeña "casete" de aa que se encuentran en distintos DR y no sólo en el DR4. Al
considerar este epítopo, algunos estudios lo encuentran en hasta el 96% de los pacientes en
algunas poblaciones, pero esto no es tan notorio en otras, como griegos, pakistaníes y
población negra en Estados Unidos.
En los últimos años ha comenzado a ser evidente que el EC podría ser más un marcador de
gravedad de la enfermedad que de susceptibilidad. Un estudio demostró que los nódulos
reumatoídeos, signo de gravedad, se presentaron en el 100% de los pacientes que eran
homocigotos para el EC, en tanto que los enfermos que sólo tenían un alelo que codificaba
para el EC tenían nódulos en el 59%. Al mismo tiempo, los enfermos que tenían doble dosis
tenían compromiso de órganos mayores en el 61% comparado con 11% de los enfermos con
un solo alelo.
Estos datos sugieren que hay una relación "dosis-efecto" de los genes MHC, lo que implicaría
que la mayor contribución de los genes del MHC a la AR es en la gravedad y no en la
susceptibilidad. Esto no es aceptado universalmente, porque resultados de otros estudios
similares no han sido concluyentes, lo que se ha atribuido a la inclusión de enfermos con AR
leve o transitoria y a variaciones relacionadas con el trasfondo étnico y racial.
Hay una variedad de genes que se ubican en el sitio del MHC, pero que no están directamente
involucrados en la presentación de antígenos. Estos genes que no son clase I ni clase II
codifican un grupo heterogéneo de proteínas que se llaman colectivamente MHC clase III.
Polimorfismo asociado con el gen del factor de necrosis tumoral α (TNF), con la proteína de
"shock" térmico 70 y con el componente C4 del sistema del complemento, se han relacionado
con la susceptibilidad a la AR. Otros genes fuera del MHC han presentado cierto grado de
asociación con la AR, como alotipos específicos de IgG y el gen del receptor de la quimioquina
CCR5. Recientemente ha habido un gran interés en la relación entre la AR y las alteraciones en
el gen que codifica la lectina que une a la manosa (MBL).
INFECCION
Modelos animales de artritis han sugerido la posibilidad que agentes bacterianos tengan un
papel en la etiología o en la patogenia de esta enfermedad, aunque esto no ha podido ser
comprobado fehacientemente en la enfermedad humana. El virus Epstein-Barr ha recibido
especial atención, por ser un activador policlonal de linfocitos B, por estar presente con mayor
frecuencia en enfermos con AR que en controles y por la homología de secuencias entre el EC
y la glicoproteína Gp110 de este virus. Sin embargo, los datos de prevalencia son
circunstanciales y la Gp110 es una de muchas xenoproteínas que contiene la secuencia QKRAA.
AUTOANTICUERPOS
Los Factores Reumatoídeos (FR) son autoanticuerpos que reconocen la región Fc de la IgG. El
descubrimiento del FR ha sido un hito en el desarrollo de conceptos de autoinmunidad,
aunque su papel en la patogenia de la AR es sólo parcialmente comprendido. Algunos datos
avalan su importancia en esta enfermedad: (a) La mayoría de los enfermos con AR tienen
títulos elevados de FR. (b) Los títulos altos de FR correlacionan con enfermedad más grave. (c)
La producción de FR es abundante en la membrana sinovial y muestra evidencias de
maduración de afinidad dirigida por antígeno. (d) El FR puede aumentar la formación de
complejos inmunes. (e) La avidez del FR de la AR por la región Fc de la IgG es varias órdenes de
magnitud mayor que la del FR que se ve en la enfermedad de Waldenström o en la
crioglobulinemia y (f) La evidencia disponible señala que el FR representa una vía importante
para la amplificación de la enfermedad articular y para el desarrollo de complicaciones extra-
articulares.
CITOQUINAS
En general se ha considerado la AR como una enfermedad Th1 cuya función se asocia con
hipersensibilidad retardada y con respuestas celulares T citotóxicas. Los niveles de IFN-γ en la
articulación, son sin embargo muy bajos, aunque los efectos atribuidos por lo menos en parte
a esta citoquina, como la fuerte expresión de moléculas MHC en una variedad de tipos
celulares, es evidente. También se encuentra IL-12, que favorece la activación hacia Th1. La IL-
15 y la IL-18, fácilmente detectables en la sinovial reumatoídea, actúan probablemente en
forma sinérgica con la IL-12 en promover la diferenciación hacia Th1. La IL-2 es apenas
detectable y muy pocas células expresan el receptor de alta afinidad para esta citoquina.
Especialmente interesantes son el TNFα y la IL-1β, ambas producidas por
macrófagosmonocitos aunque también pueden ser sintetizadas por células T activadas. Estas
citoquinas son muy abundantes en la sinovial lo que unido a su potente actividad biológica
proinflamatoria, las ubica en un papel central en la patogenia de la inflamación y destrucción
articular.
CLINICA Y TRATAMIENTO
Enfermedad inflamatoria, de tipo autoinmune, de causa desconocida y que afecta con mayor
frecuencia a las mujeres (relacion 9:1).
FACTORES GENETICOS
Estudios familiares. Los gemelos monocigotos tienen un alto grado de concordancia para la
enfermedad (14-57%) y los parientes de pacientes con LES llegan a presentarla en un 5-12%.
Marcadores genéticos. Los pacientes con LES tienen mayor frecuencia de ciertos marcadores
genéticos específicos, comparados con la población general. Éstos incluyen fenotipo HLA clase
I (B-8) y clase II (DR-2, DR-3, DQW1). Las deficiencias genéticas de alguno de los componentes
del sistema del complemento (C1, C2 y C4) se asocian fuertemente al desarrollo LES. También
se han descrito trastornos genéticos para el receptor Fc, para el receptor de C1 y para genes
promotores de distintas citoquinas (IL-1, IL-10).
Ciertos genes tipo HLA clase II se asocian con la producción de autoanticuerpos definidos que
pueden influir en ciertas manifestaciones clínicas específicas: DR3, DR2 y DQ a Ac anti-DNA,
DR7 a Ac-anti Sm, DR2 a Ac anti-P ribosomal, DR3 a Ac anti-Ro (SSA), DR4 y DR2 a Ac Anti-U1-
RNP, y los Ac antifosfolípidos a DR4, DR7 y DR53.
**** Autoantígenos: La expresión de los autoantígenos en pacientes con LES, está aumentada,
probablemente como expresión de apoptosis celular exagerada, que permite el desarrollo
aumentado de nucleosomas, que resultan del plegamiento nuclear de la célula en apoptosis y
que contienen una alta expresión de autoantígenos nucleares (proteínas, histonas, DNA). Al
respecto se han descrito alteraciones de genes de apoptosis en pacientes con LES y en
modelos murinos. La generación de nucleosomas podría inducir la respuesta autoinmune
inicial en el LES, expresada en autoanticuerpos antinucleosomas. La interacción de éstos con
los autoantígenos nucleares permitiría la expresión de sectores antigénicos que naturalmente
no se expresan (antígenos crípticos) y que aparecen en esta situación desencadenando
respuestas autoinmunes sucesivas (expansión del repertorio autoinmune), responsable de la
gran diversidad del autoanticuerpos antinucleares (por ejemplo anti- DNA nativo, anti-U1-RNP,
anti-Sm, anti-Ro (SSA), anti-La (SS-B). En ciertas circunstancias algunos autoantígenos podrían
ser inmunogénicos, al ser procesados por células APC especiales, o en el contexto de distintas
moléculas de adhesión, que induzcan respuestas T ó B autoinmunes.
FACTORES AMBIENTALES
Luz ultravioleta. La LUV produce distintas alteraciones inmunológicas en la piel, que pueden
favorecer o reactivar el LES. Altera la expresión de autoantígenos en los keratinocitos y los
estimula a producir citoquinas inductoras de la producción de autoanticuerpos por linfocitos B
(IL-3, IL-6, GM-CSF, TNFα). Activa a los macrófagos en el procesamiento de autoantígenos.
Favorece el depósito de autoanticuerpos en la membrana basal dermoepidérmica, por
alteración de su estructura.
Como se sabe, el timo a través de un proceso de selección, elimina o inactiva a aquellos clones
capaces de reaccionar contra antígenos propios (Selección tímica negativa o Tolerancia central;
ver capítulo 13). En los pacientes con LES se describen disfunción tímica que rompe la
tolerancia central, lo que permite la presencia de clones de linfocitos T autorreactivos, capaces
de generar una respuesta autoinmune bajo estímulos adecuados. La tolerancia periférica, que
se realiza en el sistema inmune periférico, también está alterada. Se describe déficit de
linfocitos T supresores (CD8+) y activación de clones autorreactivos periféricos de LT "helper"
(LTh) (CD4+). Ambas situaciones favorecen el desarrollo de autoinmunidad patogénica. Se
describen trastornos de la tolerancia B con prolongación de su vida media, tal vez por defectos
en la apoptosis o deficiencias del complemento.
Autoantígenos ***
CLINICA Y TRATAMIENTO
El LES es una enfermedad inflamatoria que puede comprometer diferentes órganos. Sus
manifestaciones clínicas más frecuentes son: síndrome febril y compromiso del estado general;
lesiones eritemato papulares de la piel y rash malar, ambos fotosensibles; poliartralgias y
poliartritis; alopecia; fenómeno de Raynaud: pleuro-pericarditis; anemia por enfermedad
inflamatoria o hemolítica; leucopenia; linfopenia; trombopenia y púrpura trombopénico; y
velocidad de eritrosedimentación elevada.
El LES no tiene una causa conocida por lo que no tiene un tratamiento específico. Está
encaminado a combatir la inflamación en forma efectiva (corticoesteroides); o frenar los
mecanismos inmunes que la originan (inmunosupresores). La insuficiencia renal y el
compromiso neurológico son las causas más importantes de mortalidad ligadas a la
enfermedad. Otra causa frecuente es la infección o la enfermedad vascular ateroesclerótica,
que están relacionadas al tratamiento agresivo y prolongado.