Professional Documents
Culture Documents
Enrique Calicó
Vida del Padre Pío
Fundación Gratis Date
Pamplona 2002, 2ª ed.
Prólogo
nes del Espíritu Santo. A diferencia de las Al igual que el alma humana no percibe
virtudes infusas –como son las virtudes directamente sus hábitos naturales sino
teologales (fe, esperanza y caridad), las sólo por sus actos, los dones, que como las
cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y virtudes son hábitos sobrenaturales infun-
templanza) y sus derivadas–, en las que Dios didos por Dios, y que requieren la gracia
es causa principal primera, y la criatura, actual, sólo se perciben cuando actúan. De
causa principal segunda subordinada, los cada actuación de un don resulta una acto
dones del Espíritu Santo –sabiduría, en- místico. Su intensidad dependerá de la del
tendimiento, ciencia, consejo, piedad, for- don.
taleza y temor de Dios– tienen como causa Si estos actos se producen de forma re-
principal única al Espíritu divino y la cria- petida y predominante se entra en el pleno
tura sólo es causa instrumental. estado místico. Es un estado sobrehumano
Las virtudes infusas son más perfectas de practicar las virtudes, en la que caben
que las virtudes adquiridas, que se obtie- muchos grados, pero extraños a la psicolo-
nen por la repetición de actos, puesto que gía humana, desde el insensible hasta el to-
su origen es sobrenatural. Sin embargo, por talmente predominante. En todos ellos, se
ser recibidas en las facultades humanas y da un ejercicio sobrehumano de las virtu-
actuadas por ellas, aunque bajo la moción des, especialmente la fe, la esperanza y la
divina de la gracia actual, sus actos se pro- caridad.
ducen al modo humano y se aco-modan así Tales estados producen ordinariamente el
a su imperfección. Además, en su ejerci- sentimiento o la experiencia de Dios,
cio el sujeto está en pleno estado activo y acompañada de la conciencia de que tal
tiene conciencia de que es él quien obra, impresión no ha sido producida por su su-
cuando y como quiere. En cambio, los do- jeto ni que pueda retenerla más tiempo del
nes, que son movidos por el mismo Espíri- que quiera el agente extraño y misterioso
tu Santo, hacen actuar a las virtudes infusas que la produce. El sujeto es pasivo, aunque
al modo divino o sobrenatural, de un modo no absolutamente, porque reacciona con-
proporcionado a su propia naturaleza. Ya no sintiendo de manera voluntaria y libre. En
están reguladas por la razón humana, que este estado místico, el efecto esencial y
las hace imperfectas. primario de los dones es producir la actua-
Bajo el régimen de la razón, en el que ac- ción de las virtudes de un modo sobrehu-
túan las virtudes infusas, en lo que se deno- mano, de un modo divino, distinto de su
mina ascética, es imposible que se produz- simple actuación al modo humano, carac-
can experiencias plenas de lo divino. En terística esencial del estado ascético. El
cambio, la mística es un efecto de la actua- segundo efecto, accidental y secundario es
ción de los dones, que se reciben conjun- la experiencia de lo divino. A veces el don
tamente con la gracia y las virtudes infusas, actúa en su plenitud y produce los dos efec-
que como potencias o como elementos di- tos. Otras veces sólo ejerce su aspecto
námicos sobrenaturales son inseparables esencial, dejando en suspenso el segundo.
de la gracia santificante, que constituye En ambos casos hay un acto místico. Si son
como la esencia, o elemento sustentante y frecuentes e intensos aparece el estado
estático, del organismo sobrenatural. místico, un estado habitual de predominio
de los dones sobre las virtudes.
contemplación, producida por los dones nes. Además de la suspensión de los senti-
intelectivos de sabiduría –el juzgar recta- dos externos o internos, según los grados,
mente según razones divinas–, inteligencia el éxtasis provoca la insensibilidad e inmo-
–la penetración profundísima en los mis- vilidad absoluta, cambio de expresión en el
terios sobrenaturales– y ciencia –el juzgar rostro, y a veces fenómenos sorprenden-
rectamente de las cosas creadas–, que ac- tes como la es-tigmatización, las lágrimas,
túan respectivamente sobre la caridad, la fe el sudor de sangre, el ayuno prolongado,
y la esperanza. Los dones de consejo –el privación del sueño, la traslación corporal
juzgar rectamente de lo referente a la con- casi instantánea de un sitio a otro, la
ducta práctica–, de piedad –que excita el bilocación, la levitación, el tránsito del
afecto filial hacia Dios y la fraternidad uni- cuerpo a través de otro, la irradiación de
versal–, de fortaleza –que lleva al heroís- resplandores y la exhalación de olores per-
mo más perfecto–, de temor –que perfeccio- fumados.
na la esperanza y la templanza–, que actúan La mística también produce fenómenos
respectivamente sobre las virtudes cardi- de orden afectivo –incendios de amor– y
nales de la prudencia, justicia, fortaleza y de orden cognoscitivo –visiones corpora-
templanza, también crecen a la vez que los les (apariciones), visiones imaginarias, vi-
anteriores. siones intelectuales–, locuciones –auricu-
La contemplación, que es un acto inte- lares, imaginarias, intelectuales–, revela-
lectual y amoroso, no proporciona una ex- ciones, discernimiento de espíritus o co-
periencia clara y distinta de Dios, sino os- nocimiento sobrenatural de secretos ínti-
cura y confusa, aunque a veces va acom- mos, reconocimiento de cosas sagradas, y
pañada de fenómenos extraordinarios como otros. Sin embargo, el éxtasis y estos fe-
visiones y revelaciones, que son fruto de nómenos no son esenciales del estado mís-
nuevas gracias. tico, sino solamente uno de sus signos.
Tampoco se puede expresar con propie- Toda esta profunda doctrina implica que
dad lo percibido contemplativamente. La la ascética y la mística se compenetran mu-
experiencia mística es inefable, por tras- tuamente. No hay un estado ascético puro
cender como sobrenatural el modo dis-cur- ni uno místico exclusivamente. La distinta
sivo de la razón del hombre, y se produce denominación se hace según el predomi-
de diversas formas, con predominio del en- nio de los actos ascéticos o místicos. Tam-
tendimiento o de la voluntad, sua-ve y de- bién supone que la mística no es un don
leitable o violenta y dolorosa (arrobamiento anormal o extraordinario, ya que comienza
y rapto). Tiene repercusiones en el cuerpo, en el estado ascético y todo cristiano par-
aunque no se dan siempre. ticipa de alguna manera de ella.
Uno de estos efectos corporales más Por último, conviene saber que la plena
conocido es el éxtasis, que consiste en la perfección cristiana está en la mística. Las
enajenación total de los sentidos, y, por tan- virtudes infusas no pueden lograr su per-
to, es como estar fuera de sí por la unión fección, que es en lo que consiste la per-
íntima con Dios. La absorción del espíritu, fección cristiana, sobre todo la virtud de la
en este acto contemplativo, repercute en el caridad, el amor a Dios y por Dios, si no es
cuerpo, que queda como falto de energías, bajo la influencia de los dones del Espíritu
de modo parecido al que se entrega total- Santo actuando sobre ellas al modo divino
mente a lo material, le queda el espíritu o sobrehumano, y, por tanto, en la vida mís-
como debilitado para sus propias operacio- tica. De manera que la llamada universal a
4 Vida del Padre Pío
este hecho insólito y entregarlo al padre teología en Serracapriola, cerca del Adriá-
Agostino. tico; para esta asignatura tuvo como profe-
Igualmente asombroso es el resto de la sor al padre Agostino de San Marco in
historia. Aquella criatura, Giovanna Rizza- Lamis, quien va a ser su di-rector espiri-
ni, un buen día de 1922 recibirá el consejo tual en paralelo con el padre Benedetto.
de un confesor en San Pedro de Roma de ir Pero el aire marino no le sentará bien a
a San Giovanni Rotondo. Allí se encaminó nuestro joven religioso; su salud se resen-
y cuál fue su sorpresa al reconocer en el tirá e irá de mal en peor. El padre Agos-
Padre Pío al capuchino que la había confe- tino dirá de él: «Era bueno, obediente, es-
sado en San Pedro. Más sor-presa se llevó tudioso, aunque enfermizo».
todavía cuando el padre le contó haber asis- Finalmente sus superiores decidieron
tido a su nacimiento en Udine y le dio toda mandarlo a su casa en Pietrelcina para la
clase de detalles. Gio-vanna será más ade- convalecencia. Se instaló en la Torretta, tra-
lante terciaria fran-ciscana y fiel hija espi- tando de encontrar en el silencio de esa
ritual del padre Pío. pequeña habitación aislada la atmósfera del
Se sabe que jamás, ni en 1905 ni nunca, convento que había tenido que abandonar
estuvo éste en Udine, cerca de Venecia. Ni con gran disgusto. A pesar de los cuidados
en 1922 había salido ni un solo día de San y el gozo de su madre y demás familia, no
Giovanni Rotondo, lugar de su nuevo y de- abandonó la vida regular de oración y me-
finitivo convento. ditación que le correspondía en armonía con
Este fenómeno de bilocación de que fue sus hermanos que quedaron en la comuni-
objeto el Padre Pío en numerosas ocasio- dad. Casi un año permaneció en Pietrelcina,
nes nunca se manifestó por su propia vo- visitado esporá-dicamente por el padre
luntad, sino como un don de Dios y siem- Agostino. Aparentemente curado, se rein-
pre para el bien de las almas. corporó al convento, pero esta vez en
Montefusco, donde reanudó sus estudios de
teología.
Enclenque, humilde, obediente
Uno de sus profesores, el padre Ber-
Después de dos años y medio en nardino de San Giovanni Rotondo, comen-
Sant´Elia a Pianisi, de trabajo escolar y es- tará:
piritual, a pesar de su mejoría inicial, su
«No se distinguía por su inteligencia, que era
aspecto era enfermizo. Los pulmones con- corriente. Se distinguía por su comportamiento...
tinuaban haciéndole sufrir igual que los siempre humilde, dulce, obediente».
desarreglos intestinales. Su semblante era
pálido como una pared encalada. Pero continuaba enclenque, enfermizo,
con dolores en el tórax, con abundantes fie-
El domingo 27 de enero de 1907, fray bres. Al cabo de seis meses sus superiores
Pío hizo por fin la profesión de los votos decidieron enviarlo de nuevo a su casa, pen-
solemnes y perpetuos, que cumplirá fiel- sando que se repondría pronto para poder
mente en grado sumo, y, como veremos más continuar sus estudios de teología y ser
adelante, el de la obediencia de una forma ordenado sacerdote. Sin embargo, fueron
asombrosa y casi inexplicable. Le quedaba casi siete años los que el joven capuchino,
terminar sus estudios para ser admitido al que sufría una especie de tuberculosis no
sacerdocio. Estos estudios le hacían cam- diagnosticada, permaneció en Pietrelcina
biar de conventos según la materia, prime- sin abandonar sus estudios gracias a la ayu-
ro filosofía en San Marco la Catola, luego da de los diferentes sacerdotes del entor-
10 Vida del Padre Pío
cibir de manos del Padre Pío el escapula- con sus directores espirituales como anta-
rio de la Orden Tercera franciscana. Todo ño. En noviembre de 1921 escribía al pa-
en pocos meses: de masón a franciscano. dre Benedetto:
Fue recibido por el Papa Benedicto XV, «Me siento devorado por el amor a Dios y al
quien le confió esta misión: prójimo».
–Tengo en gran estima al Padre Pío, a O en otra ocasión: «He trabajado, quiero traba-
pesar de algunos informes desfavorables jar; he rezado, quiero rezar; he velado, quiero ve-
que me han hecho llegar. Es un hombre de lar; he llorado, quiero llorar siempre por mis her-
Dios. Comprométase usted a darlo a cono- manos del exilio. Sé y comprendo que es poco,
pero sé hacer eso, soy capaz de hacer eso y eso
cer, porque no es apreciado por todos es todo lo que soy capaz de hacer». Así, simple y
como él se merece. sencillo.
La Gran Logia italiana se reunió para ex- Tras la inesperada muerte de Benedicto
pulsar al abogado renegado. Cesare Festa XV, el 22 de enero de 1922, le sucederá el
decidió asistir y dar a conocer su testimo- 1 de febrero de 1922 Achille Ratti, amigo
nio. El mismo día recibió una carta del Pa- de siempre del padre Gemelli, con el nom-
dre Pío animándole: bre de Pío XI. El 10 de mayo, el Santo Ofi-
«No te avergüences de Cristo y de su doctrina; cio, reunidos sus cardenales inqui-sidores,
es momento de lucha a rostro descubierto. El Es- tomará en deliberación una serie de medi-
píritu Santo te dará la fortaleza necesaria». das internas respecto a la Orden capuchina,
Dios conquistaba las almas a través del so pretexto de frenar el torrente de devo-
Padre Pío en número incalculable. ciones que desembocaba en el Padre Pío y
Monseñor Damiani de la diócesis de Sal- mantener una mayor prudencia acerca de los
to, Uruguay, visitó al Padre Pío y luego fenómenos sobrenaturales. Según sus mis-
comentó a Su Santidad Benedicto XV: mas palabras, pondrán al Padre Pío «bajo
observación». Pe-ro las instrucciones que
–Es uno de esos hombres extraordinarios dieron al general de la Orden capuchina eran
que Dios envía a la tierra de vez en cuando mucho más severas:
para la conversión de los hombres.
«Que la misa que celebra el Padre Pío sea a
Monseñor Damiani al regresar a Uruguay horas indeterminadas, con preferencia de madru-
aplicó un guante que había pertenecido al gada y en privado, que no dé la bendición en públi-
Padre Pío sobre el corazón y el estomago co, que no muestre, hable o deje que besen los
de Sor Teresa, enferma terminal afectada supuestos estigmas. Que cambie de director espi-
de cáncer de estomago y con problemas ritual, que no tenga ningún tipo de contacto con el
padre Benedetto, ni por carta ni por cualquier otro
cardíacos. Sor Teresa se durmió al momen- medio, pues su dirección deja mucho que desear.
to, soñó que se le acercaba un monje con Que el Padre Pío sea alejado de San Giovanni
barba y la tocó en la cara... Al despertar Rotondo; mejor mandarlo al Norte de Italia».
completamente sana, reconoció en una fo- Se le prohibía responder la correspon-
tografía del Padre Pío al religioso que la dencia. Las únicas cartas que podía escri-
había curado. bir, con permiso de sus superiores, eran a
su familia y las felicitaciones o las con-
Interviene el Santo Oficio dolencias.
En esos años que van de 1919 a 1921, su En el convento, estas instrucciones ca-
entrega es total y poco tiempo le queda para yeron como una bomba. El Padre Pío no
mantener una correspondencia abundante pudo ni siquiera compartir su pena y sor-
Enrique Calicó 19
presa con sus directores espirituales. El del tumulto exterior por un lado y las coac-
padre Benedetto morirá veinte años des- ciones impuestas, por el otro. El Padre Pío
pués con la pena de no haber vuelto a ver, ni continuaba confesando (todavía no se le
haber escrito, ni haber hablado con aquel a había prohibido), celebrando misa matinal
quien tan admirablemente había dirigido. y convirtiendo almas.
Veneno e infamia
El padre Pietro Da Ischitella, provincial
de Foggia, al contestar al ministro general
de la Orden, indicó:
«... el Padre Pío siempre ha rechazado la os-
tentación y la vanidad espiritual. Pero sepa usted, 7
padre, que las órdenes del Santo Oficio, por la
santa obediencia, ya han sido puestas en marcha.
En cuanto a su traslado, permítame indicarle que
Casi una revuelta popular
en ningún lugar de Italia estará más discreto que
aquí. Lo apartado, la falta de comunicaciones, ais- El 16 de mayo de 1923, casi un año des-
lados por la nieve buena parte del año, proporcio- pués, en una nueva reunión, la Congrega-
nan cierta tranquilidad. Por el contrario, si lo man- ción del Santo Oficio pronunció una con-
damos al norte, ¿no es precisamente allí dónde dena firme y oficial en forma de un decre-
tiene mayor fama? Espero, pues, sus órdenes para to hecho público. Esta «declaración» apa-
proceder...» reció en diversos periódicos, naturalmen-
Monseñor Gagliardi no tenía suficiente te en el L’Osservatore Romano en primer
con eso, se fue a Roma a destilar su veneno lugar, negando rotundamente «después de
en presencia de obispos y cardenales, y no una investigación» el carácter so-brenatural
se privó del perjurio para dar mayor fuerza de las gracias y los carismas del Padre Pío.
a sus monstruosas calumnias y mentiras. Las mentiras, las acusaciones del padre
«Yo mismo lo he visto, lo juro, descubrí un fras- Gemelli y de Monseñor Gagliardi habían
co de ácido con el que se provoca las heridas y prevalecido sobre la verdad. A las medidas
colonia para perfumárselas. El Padre Pío es un
poseso del demonio y los monjes de su convento adoptadas el año anterior se sumaron otras
unos estafadores...» más graves:
El 2 de julio Monseñor Gagliardi fue re- «Se ordena al Padre Pío no celebrar misa en
cibido por Pío XI, quien después de escu- público, sino en la capilla interna y no se permite
asistir a nadie».
charle consideró confirmadas las preven-
ciones contra el capuchino hechas por su El texto de esta condena fue conocido en
amigo el padre Gemelli. A todo esto se su- el convento por la revista oficial de la Or-
maron rumores gratuitos contra los ca- den, justo en el recreo de los monjes.
puchinos de San Giovanni, que encontraban Emmanuele Brunatto, que estaba presente,
en toda Roma oídos complacidos incluso viviendo temporalmente en el convento
dentro del Santo Oficio. Una nueva vuelta como laico, nos lo cuenta:
de tuerca se estaba preparando. «El padre guardián leía el decreto a sus herma-
Mientras tanto, en Santa Maria delle nos, que estaban atónitos. Al acercarse el Padre
Pío intentó disimular, pero éste lo tomó y lo abrió
Grazie (nombre del convento de San Gio- por la página exacta. Leyó en silencio, sin delatar
vanni Rotondo) la vida continuaba a pesar la menor emoción. Luego volvió la página y habló
20 Vida del Padre Pío
de otro tema. A la hora de la siesta se retiró. Yo lo mejor suspender esa orden hasta otra opor-
acompañé. Ya en su celda, fue a cerrar las persia- tunidad.
nas y permaneció unos momentos como mirando
a lo lejos. Después se volvió y estalló en sollozos. El 24 de julio de 1923 el Santo Oficio
Yo me eché a sus pies y le abracé las rodillas: en una advertencia solemne exhortaba a los
–¡Padre –le dije– usted sabe cuánto le ama- fieles, con palabras muy graves, a que se
mos! ¡Nuestro amor tiene que confortarle! abstuvieran de tener cualquier relación, ni
–Pero, hijo, ¿no comprendes que no lloro por por escrito, con el citado padre. Estas de-
mí? Me costaría menos y tendría más mérito. Llo- claraciones repetidas desorientaron a los
ro por las almas que se ven privadas de mi testi- fieles, tanto laicos como religiosos, que no
monio... ». habían conocido personalmente al Padre
Pío.
La voz del pueblo En 1924, que transcurría con cierta tran-
El padre Ignazio, guardián del convento, quilidad, el procurador general de los ca-
por orden de su superior provincial, con puchinos mandó a todos los conventos una
gran disgusto pidió al Padre Pío que en ade- circular prohibiendo mencionar y divulgar
lante celebrase misa a puerta cerrada, él lo relativo al Padre Pío, añadiendo:
solo con un ayudante y nadie más. El Padre «Debemos comportarnos como si nunca hubié-
obedeció sin rechistar. ramos oído hablar del Padre Pío».
Otra cosa fue la población de San Gio-
vanni Rotondo, que en número de cinco mil Un modesto hospital
se presentaron en el convento a protestar,
La vida en el convento seguía igual. El
con la banda de música al frente. Temían lo
Padre Pío, sencillo y humilde, sabía que los
peor, que su «santo» hubiera ya sido trasla-
dones recibidos no eran para él, sino para
dado. Tuvo que salir el Padre Pío a dar su
dar un testimonio vivo de los padecimien-
bendición a la multitud exaltada.
tos de Cristo en la cruz. No eran en absolu-
El Santo Oficio insistió en que debía ser to ni para él ni para su vanidad, eran para
trasladado, y si era preciso con ayuda de la ayuda de pecadores, para su conversión y
fuerza pública. La Sagrada Congregación encaminarlos a Dios. Su atención extrema
escogió el convento de Ancona. Una vez a las necesidades de los más pobres le hace
más, el Padre Pío, sumiso, escribió a su concebir y realizar lo que queda hoy como
superior provincial: su gran obra terrenal: la Casa Sollievo della
«Como hijo devoto de la santa obediencia, y en Sofferenza (la Casa de alivio del sufrimien-
lo que de mí depende, obedeceré sin abrir la boca». to), uno de los hospitales más modernos
Pero el pueblo montó guardia día y no- de Italia. Tenía clarísimo que en el orden
che, y bloqueó el único camino que lleva al del amor es don-de el bien responde al mal.
convento, dispuesto a todo. El general De El pueblo de San Giovanni Rotondo no te-
Bono, director de la seguridad pública, in- nía hospital, el más cercano estaba a 40 ki-
formó al padre general de la Orden: lómetros. Necesitaba uno para sus enfer-
–Tiene usted que saber, padre, que dicho mos de viruela, de tuberculosis, de septi-
traslado no es factible a menos que mande cemia, para los heridos de guerra y demás.
un contingente numeroso de fuerzas y no Las curaciones se hacían muy lentas por
podremos evitar un gran derramamiento de falta de cuidados sanitarios. A esto se su-
sangre. maban las necesidades de los peregrinos
que iban en aumento. Un hospital permiti-
–Bien –decidió el padre general–, es
Enrique Calicó 21
ría atender a los enfermos y al mismo tiem- director espiritual. Sólo podía confiarse a
po emplear con buen fin las ofrendas de los sus hermanos del convento. Esta prodigio-
fieles que se iban multiplicando. No le fal- sa vida interior del Padre Pío, su vida de
taron desde el principio colaboradores y oración y de gracias, era totalmente des-
mecenas, así como doctores: el alcalde conocida por la mayoría de sus superiores
Morcaldi, Merla, su primer médico, Lean- y demás autoridades romanas.
dro Giuva, el cirujano Bucci, todos ellos
se ofrecieron gratuitamente. Otro hecho extraordinario
El primer intento había sido a principios
de 1922, cuando se habilitó un antiguo con- Fue en estos años cuando se produjo otra
vento de clarisas dentro del pueblo y se le extraordinaria bilocación del Padre Pío, y
puso por nombre Hostal de San Francisco. en esta ocasión se hizo defensor de su pro-
Fueron centenares las personas atendidas en pia causa. Al cardenal Silj, que estaba pre-
este pequeño hospital gracias al trabajo de sente, le debemos el conocer este hecho.
unos, a las oraciones y las donaciones de Se habían reunido con el Papa algunos car-
otros. denales, que para terminar de una vez con
el caso Padre Pío eran partidarios de
En 1938 un fuerte terremoto destruyó gravísimas sanciones. En aquel momento
parte del edificio y parte del material que se vio entrar a un fraile capuchino, con las
aún quedaba, puesto que el hospital había manos escondidas dentro de las mangas, un
tenido que cerrar hacía ya tiempo por difi- andar doloroso pero decidido, que avanzó
cultades económicas. Se planteaba, enton- directamente hacia el Santo Padre. Sin que
ces, tener que empezar de nuevo. nadie pudiera detenerlo, se arrodilló, besó
los pies de Su Santidad y con voz suplican-
te le dijo:
–Santidad, por el bien de la Iglesia, no
permitáis eso.
Pidió la bendición, de nuevo besó los pies
del Santo Padre y salió como había entra-
do. Los cardenales allí presentes estaban
estupefactos, no podían creer lo que aca-
8 baban de ver, se interrogaban unos a otros
con la mirada, hasta que algunos, reaccio-
Pugna al más alto nivel nando, salieron a preguntar a los guardias:
–¿Cómo es que habéis dejado pasar a ese
Aquellos años que sucedieron a 1924 fue- fraile capuchino?.
ron tiempos de silencio y de prueba para
nuestro querido Padre Pío, que acataba con –¿Fraile capuchino? Por aquí no ha en-
sorprendente y extraordinaria obediencia trado ni ha salido nadie.
las órdenes que viniendo de arriba le eran Los demás guardias afirmaron:
transmitidas por sus superiores. A cada nue- –Es cierto, es cierto, no ha pasado nadie
va prohibición se limitaba a decir: desde que se reunieron Vuestras Eminen-
–Que se haga la voluntad de Dios. cias.
Poco sabemos de su vida interior en esos Brunatto, el fiel Brunatto, reúne docu-
años en que no le permitieron escribir a su mentos, pruebas de toda clase, escribe car-
22 Vida del Padre Pío
tas para presionar a la Santa Sede y pedir brar misa, pero solamente en la capilla interior del
que se digne hacer justicia al Padre Pío. So- monasterio, no en la iglesia pública».
licita que se le devuelvan las libertades y al El provincial de Foggia era el encargado
tiempo se investigue a los canónigos que de comunicar el decreto al Padre Pío, quien
habían apoyado al arzobispo de una vez más se limitó a decir:
Manfredonia, e incluso al mismísimo Mon- –Que se haga la voluntad de Dios –y se
señor Gagliardi. echó a llorar. No podía celebrar misa en
Poco a poco los calumniadores son des- público, ni confesar, ni dirigirse a los fie-
cubiertos y destituidos de sus funciones. les, ni darles sus consejos tan acertados, ni
No faltaron testigos, con pruebas eviden- exhortarles, ni siquiera verles.
tes y numerosas, de antaño y de entonces,
–Dios mío, no podré en tu nombre libe-
acerca de la conducta escandalosa del que
rar a las almas de sus culpas.
era cabeza de la diócesis, quien gracias a
sus amistades y a moverse con diligencia Se privaba precisamente al Padre Pío de
se iba manteniendo en su privilegiado lu- lo más esencial, pues la confesión junto con
gar, hasta que en octubre de 1929 por fin la celebración de la misa eran el verdadero
fue destituido. Se retiró sin pena ni gloria a núcleo de su vocación. No podía escribir
vivir con su familia, desposeído de sus in- ni mantener relación alguna, pero los fie-
signias episcopales. les no conocían la existencia de los decre-
tos del Santo Oficio, así que durante su ais-
lamiento recibía un montón de cartas de
todo el mundo solicitando alguna gracia por
Acoso implacable su intercesión. Todas estas peticiones las
tenía presentes en sus solitarias celebracio-
Sin embargo, desenmascarado el princi- nes eucarís-ticas, que duraban más de hora
pal calumniador, no por eso el Padre Pío va y media, e incluso hasta tres horas. Por lo
a obtener del Santo Oficio que le sean le- demás, comer y rezar el oficio con sus her-
vantadas todas las limitaciones. Todo sigue manos era lo único que se le permitía en
igual respecto a nuestro fraile, que no mue- comunidad.
ve ni un dedo para defenderse, más bien
suplica a unos y a otros para que sean per- –Padre, así recluido irá ya por dos años.
donados sus acusadores, cosa que él hace –Sí, hermano, sí, dos años llevo de pri-
de todo corazón. sionero inocente.
Brunatto insiste, actúa desesperadamen- Lo cuenta el padre Raffaele, superior del
te. Aquellas presiones junto con los suce- convento en esos años:
sivos artículos que aparecían en los perió- –Mirad, hermanos, se me humedecen los
dicos, el río de peregrinos que no cesaba ojos de emoción al ver a tanta gente venida
en San Giovanni Rotondo, las continuas del extranjero. Al no poder ver a nuestro
cartas que llegaban de todo el mundo, pe- Padre Pío, se conforman y se quedan en la
saron mucho sobre las decisiones tomadas iglesia. ¡Con qué devoción rezan y piden por
por el Santo Oficio el 13 de mayo 1931 en la liberación de su padre espiritual!
reunión plenaria. El 23 de mayo así se le –Y esto, padre, sucede un día, y el si-
comunicó al ministro general de la Orden.: guiente, y el siguiente, por los años que lle-
«Al Padre Pío se le priva de todas las faculta- vamos, cada día, sin fallar.
des del ministerio sacerdotal, excepto la de cele-
Enrique Calicó 23
actitud constante de firmeza, de valor y de repetidas peticiones del Papa fueron escu-
oración. Él, en Roma, y el Padre Pío en San chadas por el Padre Pío. Se correspondían
Giovanni Rotondo, ofrecen en esos años, perfectamente con una práctica suya reali-
tan dolorosos para el mundo, una imagen zada justo al llegar a San Giovanni Rotondo,
constantemente paralela y misteriosamen- veinticinco años antes, la de reunir en un
te unísona. El Padre Pío revivirá, allá en la pequeño grupo de oración a sus fieles más
distancia, todos los sufrimientos, ofrendas asiduos. Ahora esto lo iba a lanzar al mun-
y oraciones de S.S. Pío XII, principalmen- do entero, aprovechando a los peregrinos
te por causa de los desastres bélicos, y en que le llegaban por grupos, por parroquias,
el preciso momento de la invasión alema- guiados por un sacerdote:
na de la Ciudad Eterna, en 1943, nuestro –Escuchemos al Papa. Unámonos todos
capuchino, sin conocer esa noticia, caerá para rezar.
enfermo con fiebre muy alta que le obliga-
rá a guardar cama. Pío XII no conocía per- Y pronto se constituyeron grupos por
sonalmente al Padre Pío; sin embargo, fue toda Italia y por el mundo entero, siempre
un gran defensor suyo siempre que pudo, dependiendo directamente de la Iglesia.
ya cuando era simplemente cardenal. No El padre Derobert, iniciador de los gru-
perdía ocasión para expresar lo que sentía pos de oración en Francia, le preguntó:
desde muy adentro, muy seguro en ello –Padre, a propósito, ¿podemos organizar
como si hubiera recibido una revelación conferencias u otras actividades?
profunda. La primera consigna que dio a
toda la Curia Romana una vez fue elegido, –¡De ninguna manera! Las palabrerías
fue: sólo pueden destruir el grupo. Recemos y
hagamos rezar.
–Que se deje en paz al Padre Pío.
Un día, dirigiéndose a un profesor uni-
Y cuando alguien manifestaba deseos de versitario:
visitar San Giovanni Rotondo, le hacía el
siguiente ruego: –En los libros se busca a Dios. En la ora-
ción se le encuentra.
–El Padre Pío es un gran santo. Por fa-
vor, pídale que rece por mí para que Dios Hoy, después de treinta y tres años de su
me dé fuerzas para llevar tan pesada carga. muerte, los Grupos de Oración no sólo
existen, sino que se han multiplicado por
Los Grupos de Oración todos los países del mundo.
co, masón convertido por el Padre Pío, se Pío bautizó la obra con el nombre definiti-
reunieron el 9 de enero de 1940, en una vo de «Casa Sollievo della Soffe-renza»
casita que habían hecho construir en el ca- (Casa de alivio del sufrimiento). El comité
mino entonces deshabitado que va del pue- no descansaba, se imprimió un folleto in-
blo de San Giovanni Rotondo al convento, formativo, se tradujo a varios idiomas y se
con el Dr. Carlo Kisvarday, farmacéutico, empezó a divulgar. Los donativos llegaban
y algunos amigos más. Entusiasmados, es- de todas partes. El Padre Pío guardaba emo-
taban decididos a poner en marcha el gran cionado una moneda de 50 céntimos que
proyecto del que les había hablado el Pa- una mujer pobre y anciana, que quería ser
dre Pío en conversación privada desde el de las primeras en colaborar, le dio para la
locutorio del monasterio: construcción del hospital. Cuando la mos-
–Vamos a crear un comité para la funda- traba, añadía:
ción de una clínica. ¿Estamos todos de –El hospital se ha construido gracias a
acuerdo?. los donativos.
–Sí, lo estamos. Y esta vez va a ir en se- Tan pronto acabó la guerra en Europa se
rio. Tiene que ser un hospital moderno, con puso en marcha la gigantesca obra, y se creó
los medios de hoy. La comarca lo necesita, una sociedad jurídica. Al principio no se
los peregrinos y los heridos de la guerra disponía de arquitectos ni de aparejadores;
también... y es el deseo del Padre Pío. en cambio, no faltaban médicos ni admi-
–Hagamos constar en el acta: «Fundador nistradores. ¿Cómo empezar?
de la obra: el Padre Pío de Pietrelcina...» El Padre Pío, siempre desconcertante en
–Pero él no desea ser mencionado. sus consejos, órdenes y decisiones, siem-
pre fiándose más de la Providencia que de
–Es cierto; sin embargo, que conste en
los razonamientos lógicos, le dice a don
acta... ¿no os parece?
Giuseppe Orlando, en quien confiaba y ya
–Sí, sí, que conste, el Padre Pío ¡es el había participado en el pequeño hospital de
fundador! San Francisco:
–Tienes que comenzar los trabajos.
–Pero, padre, sin un plan, sin un ingenie-
ro. Hay que preparar el terreno, dinamitar
Alivio del sufrimiento rocas, no sé por dónde empezar...
Y así se constituyó un comité decidido a Pero don Giuseppe obedeció y el 19 de
actuar según las intenciones del Padre Pío, mayo de 1947 se empezaba a allanar aque-
a quien se lo expusieron de inmediato. lla montaña, y sí supo por dónde empezar:
transformando el mal camino que iba de San
–¿Qué le parece, Padre?
Giovanni Rotondo al convento en una am-
–Esta tarde comienza mi gran obra terre- plia carretera de cuatro metros, practica-
nal –les contestó, y sacando del bolsillo una ble a los grandes camiones y máquinas que
moneda de oro que acababa de recibir como en breve iban a transitar por allí.
limosna:–. Deseo hacer la primera aporta-
ción. Destellos providenciales
Se abrió una cuenta con las aportaciones,
siendo naturalmente las de los peregrinos La Providencia ayudaba a manos llenas.
las primeras, y el 14 de febrero el Padre
Enrique Calicó 27
Cuando no tocaba los corazones, deslum- Una institución que después de la guerra
braba con alguna gracia sobrenatural, de la regía la administración de la ayuda a las re-
que inmediatamente se hacían eco todos los giones más dañadas concedió cuatrocien-
periódicos de la época. Fue el caso de la tos millones de liras a la obra del Padre Pío.
niña Anna Gemma Di Giorgi, sici-liana, cie- Ayudas como éstas eran decisivas y nunca
ga de nacimiento. Su abuela había decidido el capuchino perdió la confianza, ni en los
llevarla a San Giovanni Ro-tondo aconse- momentos que parecían más difíciles, pues
jada por una pariente monja: en el último instante aparecía una donación
–El Padre Pío es un santo, sus manos es- que permitía atender un pago importante a
tigmatizadas están llenas de gracias celes- su vencimiento. Se cumplía por entero una
tiales y su mirada está siempre dirigida al profecía que había hecho Giuseppe Fajella,
cielo para obtener de Dios las gracias que un anciano, vecino de los Forgione, cuan-
pedimos por su intercesión. do Fran-cesco tenía sólo unos meses:
«Este niño será honrado en el mundo entero.
Con una fe sencilla y confiada, Anna y su Pasarán fortunas por sus manos, pero no poseerá
abuela marcharon el 6 de junio de 1947 nada».
rumbo al convento de Santa María delle
Grazie. Allí, haciendo cola desde la una de Labor fecunda
la madrugada, la pequeña pudo asistir a misa
muy cerca del Padre Pío, quien después, El Padre Pío había puesto mucho empe-
inesperadamente, la llamó al confesonario, ño en la realización del hospital. Sabía, por
le tocó los párpados y le hizo la señal de la propia experiencia, que el enfermo se sien-
cruz. Por la tarde, cuando el Padre Pío dio te inquieto y solo, el cuerpo sufre y el alma
la comunión a varios niños, ella hizo la pri- también.
mera comunión. El Padre repitió la señal –Hay que intentar aliviar a ambos –decía
de la cruz sobre los párpados y la niña se con frecuencia–. La Casa di Sollievo es un
dio cuenta de que veía por primera vez en lugar en que los espíritus y los cuerpos ago-
su vida. El oculista de Palermo que había tados se acercan al Señor y encuentran con-
diagnosticado ceguera de por vida compro- fortación. Dios mira con amor nuestra alma
bó estupefacto que la niña lo distinguía todo que es llevada por nuestro cuerpo aquí en
a su alrededor, objetos y personas, y sus la tierra. Así, pues, cuidemos de él.
ojos seguían sin pupilas. Aquel milagro, al Los grupos de oración rezaban por las in-
mes de iniciarse las obras, causó gran sen- tenciones del Padre y, entre otras, por el
sación. hospital y que éste se terminara pronto. Un
Los trabajos duraron nueve años. Cada «Bolletino» mensual informaba del estado
cosa llegaba justo a su tiempo. Cuando Don de las obras y también de las actividades de
Orlando había hecho remover más de se- estos grupos.
tenta y cinco mil metros cúbicos de roca y Los años que seguirán hasta 1950 serán
se tenía que pasar a la siguiente fase, el una época muy fecunda para el Padre Pío,
comité acababa de aceptar el proyecto, en- que puede ejercer libremente su ministe-
tre varios recibidos, de un tal Angelo Lupi, rio. El número de peregrinos, gracias a los
de cuatro plantas, seis mil metros cuadra- modernos medios de comunicación, au-
dos de superficie y capacidad para trescien- menta espectacularmente. También las car-
tos cincuenta enfermos. Lupi no era arqui- tas que llegan de todo el mundo, unas pi-
tecto, tampoco ingeniero, pero puso ma- diendo gracias, otras agradeciendo las re-
nos a la obra y aquello avanzaba.
28 Vida del Padre Pío
cibidas. El padre Agostino anota en su dia- Dicho de otra manera, el enfermo sólo
rio el 13 de septiembre de 1949: encontrará alivio eficaz si reconoce ser
«Las cartas llegan por centenares. Las hay con- atendido en la doble vertiente material y
movedoras implorando gracias. Son numerosas las moral.
que nos cuentan las gracias recibidas». Pero la dirección de la Casa di Sollievo
Los fieles hacen cola desde las dos de la della Sofferenza había tenido cambios im-
madrugada para confesarse con el Padre portantes en los últimos años y esto in-
Pío, y se tiene que recurrir a dar números quietaba al Padre Pío, y para evitar las di-
de orden. En 1954 la Orden capuchina de- sensiones entre los accionistas pensó en
cide edificar una nueva iglesia más amplia poner todas las acciones a su nombre, y que
al lado de la antigua que se ha quedado más la gestión fuera confiada a la Congregación
que insuficiente. Esas muchedumbres y las de la Orden Tercera franciscana de Santa
enormes aportaciones que se recogen para Maria delle Grazie. La congregación se
la construcción de la Casa di Sollievo son había constituido al comienzo por la unión
los frutos de una vida de santificación en- de los accionistas de la sociedad jurídica,
tregada por completo al Señor. la propietaria, con los gestores del hospi-
El 5 de mayo de 1956, ante más de trein- tal con el fin de que nunca fueran olvidados
ta mil fieles, se hizo, por fin, la inaugura- los objetivos que habían motivado la fun-
ción oficial de la «Casa del alivio del sufri- dación.
miento». El Padre Pío celebró misa a las El Padre Pío se lo expuso así a S.S. Pío
diez en la explanada de la entrada. Presidía XII pidiéndole el permiso, la dispensa de
el cardenal Lercaro, arzobispo de Bolonia, voto de pobreza y poder depositar esas ac-
con asistencia del ministro general de la Or- ciones en el Instituto de Obras de Religión
den, del presidente del Senado, ministros (IOR). Además pedía que el IOR aceptara,
del Gobierno, diputados y más de trescien- después de su muerte, los bienes de la obra
tos periodistas. Se leyó el telegrama que de la Casa di Sollievo y destinarlos a la con-
Pío XII había enviado al Padre Pío. tinuación de la misma. Pío XII, que cono-
cía la rectitud del Padre Pío y era razona-
La prosa de las finanzas ble su desconfianza en los financieros que
pululan alrededor de semejantes obras, res-
La obra estaba acabada. El Padre Pío ha- pondió favorablemente al primero de sus
bía cuidado cada paso de las obras, incluso, ruegos. El 99% de las acciones a nombre
junto con los arquitectos, que los edificios del Padre Pío se depositaron en el IOR en
pudieran ser ampliados sin romper el con- Roma, el Padre Pío quedaba como direc-
junto. Y así será en 1957 y sucesivamente tor de la congregación de la Orden Tercera
hasta nuestros días. También sufría para que y accionista mayoritario de la Casa di
no se torciera el verdadero fin de su obra, Sollievo, se convertía en propietario y di-
expresado muy bien por S.S. Pío XII: rector a la vez del hospital, podía abrir una
«...la medicina que desea ser verdaderamente cuenta personal y recibir las donaciones
humana debe abordar a la persona por entero, destinadas a la Casa. En septiembre de 1957
cuerpo y alma. Pero es incapaz de ello por sí mis-
ma, pues no posee autoridad que la capacite para nombra administrador único a Angelo
intervenir en el terreno de la conciencia. Recla- Battisti, quien en los años tormentosos que
ma, pues, colaboraciones que prolonguen su obra se avecinan demostrará ser hombre íntegro
y la lleven a su verdadero fin». y prudente.
Enrique Calicó 29
Tal confianza de la Santa Sede, los privi- Al poco, monseñor Girolamo Bortignon,
legios tan especiales concedidos al Padre obispo de Padua y también capuchino, pro-
Pío, van a despertar, bien manipulados por hibió los Grupos de Oración en su diócesis.
Barba Azul, ambiciones, envidias y codi- Todo aquello era el prólogo de una se-
cias que provocarán una nueva persecución. gunda persecución, la de los años 60.
Un escándalo sonado
Todo empieza por un problema de finan-
11 zas llamado «escándalo Giuffrè». El tal
Giuffrè prometía unos intereses del 100%
a sus inversores, casi todos clérigos pro-
Segunda persecución vinciales de las órdenes religiosas, que ju-
gaban con créditos baratos obtenidos de sus
En los años 60 se produce la segunda fieles, y con la diferencia de intereses as-
persecución. Ya no se le puede acusar de piraban a cubrir los costes de las recons-
falsario, pues son demasiados los testimo- trucciones y obras nuevas, después del de-
nios y los informes médicos. Este segun- sastre de la guerra.
do acoso vendrá después de poner en mar-
cha sus dos grandes obras y se buscarán Al quebrar, pilla de por medio a todos sus
otros motivos tales como «el bien de la acreedores, entre ellos al obispo capuchi-
Orden capuchina» o «el buen sentido de la no de Padua, quien tenía previsto construir
Iglesia» para disimular los intereses huma- un seminario y un hogar para dos mil incu-
nos y sus pasiones. Sin embargo, durante rables. En su diócesis había una gran devo-
las persecuciones no cesarán las curacio- ción al Padre Pío y era evidente que los fie-
nes y demás acciones sobrena-turales, cuya les si eran generosos con la Casa di Sollievo
abundancia inducirá a algunas autoridades no lo podían ser también con su obispo y
eclesiásticas a una mayor «prudencia y se- sus proyectos. De esta manera, desaconse-
veridad». La nueva serie de vejaciones y de jando toda relación con el Padre Pío, con
condenas hará exclamar al cardenal muy buenas palabras en pro de la Iglesia,
Lercaro: monseñor Bortignon buscaba conseguir que
el dinero de sus fieles fuera para sus pro-
–El Padre Pío una vez más encuentra su yectos.
configuración con Cristo humillado, per-
seguido y condenado. La provincia capuchina de Foggia había
sido también una de las más afectadas por
Ya el 3 de mayo de 1952, inesperadamen-
la quiebra de Giuffrè. Tenía grandes pro-
te y sin justificación, el padre Clemente Da
yectos que realizar, igual que las demás pro-
Milwaukee, superior de la Orden, había di- vincias capuchinas. Al encontrarse en una
rigido una carta a todas las casas capuchi-
situación desesperada, caen en la tentación
nas de Italia pidiendo:
de restablecer su situación financiera va-
«Absténganse de favorecer las peregrinaciones liéndose de las arcas del Padre Pío.
a San Giovanni Rotondo, de difundir escritos y
estampas del Padre Pío». Lamentable historia que habla poco en
¿Qué lo movía? ¿Prudencia o intereses favor de la Orden capuchina, pero no hay
ocultos? que generalizar, pues fue obra de unas per-
30 Vida del Padre Pío
sonas determinadas que querían cubrir su alma por la muerte de Su Santidad, pero
responsabilidad y se vieron envueltas cada después el Señor me lo ha mostrado en su
vez más, buscando solucionar su problema, gloria.
en una situación más y más turbia, pues al
no conseguir la desviación de caudales del
Padre Pío destinados al hospital, quisieron
obligarlo por la fuerza.
Milagro viviente
El superior general había ido un día a San
Giovanni Rotondo para pedir al guardián del Pero aquí en la tierra se quedaba sin su
convento, el entonces padre Car-melo de más eficaz protector. Por otro lado, su sa-
Sessano, que animara al Padre Pío para que lud física continuaba tan débil como siem-
confiara a Giuffrè los donativos que reci- pre, continuamente perdiendo sangre, si-
bía. Molesto por esa petición, el padre guiendo escrupulosamente la regla de su
Carmelo le explicó al Padre Pío el sistema orden y manteniendo la actividad ya des-
Giuffrè y le pidió consejo. El Padre le res- crita a pesar de sus setenta y dos años. Era
pondió: un «milagro viviente». Salía de una enfer-
–No veo claro este asunto, no es lícito ni medad para caer en otra. El 25 de abril de
moral. 1959 se le diagnosticó bronco-neumonía
complicada con pleuresía, que le obligó a
Razón tenía, pues era usura y además pre- un reposo absoluto. Nos dice el padre
varicación al utilizar el dinero de los fieles Agostino en su diario:
para otros fines que los recibidos.
«El Padre sufre, sufre porque no puede seguir
S.S. Pío XII opinaba igual y había adver- su vida de cada día con su ministerio espiritual
tido a obispos y responsables de congrega- para el bien de las almas. Por un micrófono desde
ciones y órdenes religiosas que no mantu- su celda sigue las ceremonias que se celebran en
vieran relaciones con Giuffrè, pero bien la iglesia y después dirige al pueblo unas palabras
pocos fueron los que obedecieron. y da la bendición».
tró al Padre que la situación de las finanzas pital era correcta o no y aclarar las denun-
de la Casa di Sollievo no permitía dar esta cias de sentidos contrarios que se habían
clase de ayudas. Nuestro Padre Pío com- recibido de San Giovanni Rotondo.
prendió inmediatamente lo que se le ven- Enterados los responsables capuchinos
dría encima, y así se lo expresó a Ba-ttisti: de tal decisión, el ministro general, padre
–Tu resistencia dará lugar a que me ha- Clemente Da Milwaukee, escribió al Papa
gan la vida imposible; se van a poner todos Juan XXIII para rogarle que mandara un vi-
contra mí e invocarán de algún modo la sitador apostólico diciendo que era la úni-
obediencia. ca «posibilidad de solución eficaz y total».
Esta visita iba a anular los efectos positi-
Auténtica maraña vos del informe Crovini que, ajustado a la
verdad, detallaba las irregularidades de los
Y así fue y con creces. La primera vícti- frailes culpables y por contra declaraba la
ma fue el padre Mariano, capellán de la Casa rectitud en la administración del hospital .
di Sollievo, quien cada día iba a la celda del Y es precisamente lo que ocurrió.
Padre a recoger los donativos recibidos y
los llevaba directamente a los servicios El cardenal Ottaviani, fiel a su deber y a
contables del hospital. Un día, el provin- la vista del informe Crovini, firmó un de-
cial en persona le esperó y le ordenó que creto alejando de San Giovanni Rotondo a
entregara los donativos al ecó-nomo del los padres Amadeo, Emilio y sus secuaces,
convento en lugar de hacerlo al hospital. El y restituyendo en su lugar a los hermanos
padre Mariano se negó sin la conformidad de recto proceder. El padre Clemente Da
del Padre Pío. A los pocos días era susti- Milwaukee, ministro general de la Orden
tuido y enviado a descansar en un hospital capuchina, consiguió ser recibido en au-
psiquiátrico. diencia por el Papa y, jugando todas las ba-
zas, logró que fuese nombrado un visitador
De ahí se pasó a abrir directamente la co- apostólico a la medida de sus convenien-
rrespondencia, muy abundante, que recibía cias y la anulación del decreto menciona-
el Padre Pío, a separar los donativos nomi- do.
nativos al hospital de los señalados «al por- Mientras tanto al Padre Pío se le espia-
tador» o dirigidos al Padre, que se entrega- ba, incluso con micrófonos en su celda, en
ban directamente al ecónomo para ser re- el locutorio, y aun sacrílegamente en su
partidos entre el convento y la provincia. confesonario. Se pretendía pillar al Padre
Este desvío aumentó al comunicar un nú- en falso en algo, fuese lo que fuese, para
mero de cuenta especial cuando se agrade- presentarlo al visitador y controlar, a un
cían los donativos. Era el número de la cuen- tiempo, que no se les escapara ningún do-
ta del convento. nativo. Se conocen nombres y apellidos de
Lejos, monseñor Bortignon, desde quienes se prestaron a ayudar en tan sucio
Padua, irá castigando a quienes dentro de y secreto quehacer, así como los de más
su diócesis mantengan cualquier tipo de re- «arriba» que lo «ordenaban».
lación con el Padre Pío, al tiempo que crea
El visitador apostólico, monseñor
un clima hostil contra él, cuyo eco llegará
Maccari, condiscípulo de uno de éstos, fue
hasta el mismo Vaticano.
fácilmente manipulado y mal apoyado por
El cardenal Ottaviani, secretario del San- su secretario, don Giovanni Barberini. Los
to Oficio, decidió mandar a monseñor hermanos que todavía trataban de defender
Crovini para investigar si la gestión del hos- al Padre no pudieron impedir que ya
Enrique Calicó 33
Oh María,
madre dulcísima de los sacerdotes,
mediadora de todas las gracias,
desde el profundo amor de mi corazón
te ruego, te suplico, te conjuro,
que le des gracias hoy, mañana, siempre,
a Jesús
por el don inestimable
de los cincuenta años de mi sacerdocio.
Jesús,
34 Vida del Padre Pío
sos peregrinos llegados a San Gio-vanni dió, pues, al Padre Pío que hiciera dona-
Rotondo. Era la primera vez después de más ción de las doscientas mil acciones. Iro-
de treinta años. Los periódicos difundie- nías de la vida, el Padre había pedido en
ron la situación draconiana del Padre y em- 1957 a Pío XII que a su muerte el IOR acep-
pezaron nuevos rumores. La verdad es que tara los bienes de la obra Ca-sa di Sollievo,
el Padre Pío se encontraba cada vez más a fin de asegurar su continuación. En aquel
aislado y más estrechamente vigilado. momento el Papa no había aceptado aque-
Cada vez que los periódicos hablaban de lla donación a la Santa Sede, y ahora otro
las limitaciones impuestas al Padre Pío, el Papa se la pedía.
Santo Oficio en una nueva reunión decidía El Padre Pío una vez más obedeció y fir-
otra vuelta de tuerca que el padre Rosario mó. De hecho se cumplió su voluntad; a su
daba inmediatamente y con energía. Otra muerte nadie reivindicó el hospital, la San-
vez se cronometraba la misa que celebra- ta Sede, es decir, la Iglesia entera, he-redó
ba, a sabiendas de que él la vivía y era parte la obra del Padre que ella misma viene ad-
activa en la renovación de la Pasión y muer- ministrando con prudencia. Cuando
te de Cristo. Como siempre, con su humil- Brunatto fue a protestar al cardenal Otta-
dad y obediencia, no protestaba cuando el viani, éste le habló con toda claridad, sin
padre Rosario le iba comunicando las nue- tapujos:
vas órdenes recibidas de Roma. Como bien «Hemos actuado en interés de la Casa y del
dijo Pierre Pas-cal, un fiel defensor suyo: Padre Pío con el fin de que, después de lo que ha
«El Padre Pío es un perfecto milagro de obe- pasado, la Orden capuchina no pudiese apoderar-
diencia. Aprendamos de él que nos dice que obe- se de la obra».
decer a los superiores es obedecer a Dios».
Esta frase, que el Padre Pío repetía con Todo en vano
frecuencia a los fieles que se asombraban Volverán los fieles hijos espirituales,
de su mansedumbre, era un fiel reflejo de como el constante Brunatto, Morcaldi y
su gran maestro San Francisco. otros muchos que se les unirán para defen-
der al Padre Pío y obtener que se le devuel-
Otra vez el hospital van las libertades. Giuseppe Pag-nossin, un
rico industrial de Padua, que durante trein-
La Casa di Sollievo había nacido, creci- ta años había reunido un número increíble
do y se sustentaba por la generosidad de los de documentos sobre el Padre Pío, facili-
fieles, cuyo flujo de donaciones había des- tará éstos para esa labor. Periódicos y re-
pertado la codicia de ciertos miembros de vistas de gran difusión ha-blarán sobre la
la Orden capuchina, llegando a la locura de «misión histórica del Padre Pío» con do-
hecho en alguno de ellos. Esto no había cumentación irrefutable y única. Se desta-
pasado inadvertido en el Santo Oficio, que pará el caso de las escuchas y grabaciones
por lo demás nada reprochable encontró en microfónicas, se publicarán fotocopias de
la administración, gestión y empleo de los cartas muy comprometedoras de algunos de
donativos en la Casa di Sollievo. sus superiores y se logrará un compromi-
Puesto todo esto sobre la mesa, el Papa so del cardenal Ottaviani con promesas de
decidió, en reunión cardenalicia, que la obra libertad para el Padre y examinar atentamen-
del Padre Pío debía ser traspasada a la San- te las peticiones de los Grupos de Oración.
ta Sede para que no cayera, a la muerte del Juan XXIII no se ocupó ni directa ni per-
Padre, en manos de los «golosos». Se pi-
36 Vida del Padre Pío
sonalmente del asunto Padre Pío; el Con- boradora del futuro Papa. En esa súplica le
cilio Vaticano II con su preparación y pri- dice:
meras sesiones le tenían más ocupado. Si- «... Es una mujer de 40 años, madre de 4 hijos,
guió las recomendaciones de sus conseje- estuvo durante la guerra cinco años en un campo
ros, en especial su secretario particular de de concentración alemán. Hoy su vida está en
antaño, monseñor Loris Capo-villa, en peligro por causa de un cáncer...»
quien tenía plena confianza y permanece- La buena mujer sufría un cáncer de gar-
ría a su lado también una vez elegido Papa ganta. Los médicos iban a intervenirla y
hasta su muerte. sabían que era inútil.
Pero se sabe que monseñor Capovilla Diez días después el Padre Pío recibe una
estaba muy ligado desde hacía tiempo a carta del futuro Juan Pablo II que le comu-
monseñor Bortignon, principal adversario nica:
del Padre entre los obispos de Italia y ene- «Venerable Padre. La mujer que vive en
migo de los Grupos de Oración. Sin que hu- Cracovia (Polonia), madre de 4 hijos, encontró de
biera una enemistad particular de Juan XXIII repente la salud el 21 de noviembre, antes de la
hacía nuestro fraile en las medidas que dejó operación quirúrgica. Deo gratias. Yo os doy las
que se tomaran, había mucha más influen- gracias, venerable Padre, en nombre de esa mu-
jer, de su marido y de toda su familia. En Cristo,
cia del tándem Capo-villa-Bortignon que de Karol Wojtyla, vicario capitular de Cracovia.
los informes favorables llegados. Roma, 28 de noviembre de 1962».
El inflexible padre Rosario cuidaba de Wanda Poltawska curó instantáneamen-
que las restricciones como sacerdote im- te, ante el estupor de los médicos que la
puestas al Padre Pío se cumplieran con el trataban. En esta curación milagrosa sólo
máximo rigor. Prohibió a Elsa Bertuetti que bastó la fe y la oración; la fe de quienes
se confesara con el Padre Pío por vender imploraron la oración del Padre Pío y la
en su librería las revistas en pro de éste. A del mismo Padre.
otras mujeres también, por participar o ayu- Es lógico que el mundo de hoy recuerde
dar en su defensa. Todo esto, sin embargo, esta curación que quedará escrita para la
no impedía que los fieles acudieran en ma- historia, frente a una infinidad que sólo per-
yor número, así como el correo que aumen- manecerá para los beneficiados y sus ínti-
taba solicitando oraciones y gracias. Las mos. Decimos curaciones, pero no ol-
curaciones, las conversiones y las confe- videmos las del alma, verdadero fin de ese
siones extraordinarias continuaban a pesar hombre santo, estigmatizado... En 1963 las
de sus guardianes. inscripciones en el registro de confesio-
nes pasan de cien mil, sólo en ese año. Y
Un ruego de Karol Wojtyla también más de cincuenta obispos y arzo-
Citemos una de esas curaciones milagro- bispos y miles de sacerdotes los que tam-
sas, pues los personajes que intervienen bién en 1963, estando en Roma, aprovecha-
bien se lo merecen. En noviembre de 1962, ron para visitar al Padre y asistir a su misa,
Karol Wojtyla era vicario capitular de la a pesar de la prudente reserva del Vaticano.
diócesis de Cracovia y participaba en las
primeras sesiones del Concilio. Escribe al
Padre Pío y le solicita su intercesión y ora-
ciones para la doctora Wanda, médico y
profesora de psiquiatría, conocida y cola-
Enrique Calicó 37
puestos a llegar al Tribunal Internacional de tas con las más altas autoridades, pude conseguir-
La Haya y repartir el «Libro blanco» a to- lo».
dos los puntos clave del mundo entero. Na- El padre Rosario, antes de terminar su
turalmente el Padre Pío ignoraba ese «affai- mandato, fue alejado y sustituido por el
re». padre Carmelo de San Giovanni in Galdo.
El «Libro blanco» estaba en imprenta El padre Clemente visitará de nuevo al Pa-
cuando el 3 de junio de 1963 fallece Juan dre Pío y de parte del ministro general le
XXIII. El 13 de junio se sabe por los perió- pedirá:
dicos que el provincial, padre Torquato De –Intervenga usted, padre, de manera efi-
Lecore, y los definidores de la provincia caz para defender la Orden capuchina. So-
de Foggia son trasladados. El padre mos víctimas de una furibunda campaña de
Alessandro, secretario provincial, y el pa- prensa.
dre Giustino, el de los micrófonos, tam-
bién alejados de San Giovanni Rotondo... –No puedo hacer ninguna declaración
Todo, por decreto firmado por el cardenal pública mientras me encuentre con mi li-
Valeri, prefecto de la Congregación de Re- bertad tan limitada –respondió–. Yo sólo
ligiosos, el 28 de mayo, es decir, en vida desearía ser considerado como los demás
de Juan XXIII. hermanos capuchinos.
Con la lentitud prudente que la caracteri-
za, la Iglesia mostraba mejores sentimien- Una verdadera profecía
tos con respecto al Padre Pío. Ante este
El cardenal Montini, arzobispo de Milán,
inesperado cambio, Brunatto y sus amigos
decidieron no divulgar el «Libro Blanco». fue elegido Papa y tomó el nombre de Pa-
Sólo se mandó un ejemplar al nuevo Papa blo VI. Hacía años, en 1958, al mes de ser
Pablo VI, a U Thant, secretario general de elegido Juan XXIII, el Padre Pío le mandó
la ONU, y a Antonio Segni, presidente de un mensaje a través del Commendatore Al-
la República Italiana. berto Galletti:
«Di al arzobispo que, después de éste, él será
El 23 de agosto de 1963 el padre Cle- Papa. Que se prepare. No es una bendición, sino
mente de Santa Maria in Punta era destina- un río desbordado...»
do a Foggia, designado a dedo por la Con-
gregación de Religiosos como administra- Al oírlo, Montini exclamó:
dor apostólico. Permanecerá en el sitio –Oh, las extrañas ideas de los santos...
hasta 1970. Algo había de sintonización a un mismo
Por dos veces, en septiembre 1963 y en nivel.
diciembre 1964, se pidió al Padre Pío que Montini no sólo había manifestado su ad-
firmara un mentís acerca de las grabacio- miración y estima por el fraile estigmati-
nes microfónicas, a lo que el Padre se negó zado, sino que conocía y apreciaba los Gru-
rotundamente, por conciencia y también por pos de Oración, su fervor y espiritualidad.
el honor y el bien de la Iglesia. Y aunque no se sabe si fue alguna vez a San
El 10 de octubre de 1963, el padre Cle- Giovanni Rotondo, estaba debidamente in-
mente visitó el convento. Haciendo su in- formado por el arzobispo de Bolonia, car-
forme de gestión, en 1970, nos revelará: denal Lercaro. A los pocos meses de ser
«Hice lo posible para que le fueran levantadas elegido, Pablo VI intervino directamente
las restricciones. Después de repetidas entrevis- para que se devolviera la libertad al Padre
Enrique Calicó 39
pesar de irse apagando día a día, no sabían dida por unos, fue públicamente cri-ticada
de dónde sacaba fuerzas para tratar de reci- por ciertos sectores, en ciertos paí-ses e
birlos como antaño y ser todo para ellos. incluso con una hostilidad abierta de nume-
Las piernas ya no le sustentaban y tenía que rosos teólogos y obispos. Todo ello entris-
celebrar misa sentado. teció profundamente a Su Santidad, que ya
venía llevando una pesada cruz en silencio.
El 14 de octubre de 1967 comunica a su
sobrina Pía Forgione-Pennelli que morirá El Padre Pío, antes de morir, quería de-
antes de dos años. Ésta, muy afectada, deja jar constancia públicamente de su fidelidad
constancia de ese mensaje en so-bre cerra- a la Iglesia y al Papa. El 12 de septiembre
do en poder de un notario. Sin embargo, él escribió a S.S. una larga carta llena de amor
seguía al pie del confesonario con un pro- y de obediencia:
medio diario de setenta personas que lava- «Sé que en estos días vuestro corazón sufre
ban su ropa espiritual. mucho por el destino de la Iglesia, por la paz del
mundo, por las necesidades tan numerosas de los
A partir de marzo de 1968 ya sólo le des- pueblos, pero sobre todo a causa de la falta de
plazaban en una silla de ruedas, lo sentaban obediencia de algunos... Os ofrezco mi oración y
en una silla especial contra el altar y sólo mi sufrimiento cotidiano (...) con el fin de que el
movía las manos, lo indispensable, para la Señor os conforte con su gracia para seguir el recto
consagración y la comunión... Nos cuenta y difícil camino de la verdad eterna que no cambia
nunca aunque los tiempos cambien.»
Ennemond Boniface, que se hallaba en San
Giovanni Rotondo aquellos días que pre- Esta carta fue su último acto público.
cedieron a la muerte del Padre: 20 de septiembre de 1968, viernes, quin-
«...En realidad su muerte terminó con una ago- cuagésimo aniversario de su estigma-
nía que duraba desde hacía años y que se iba agra- tización y día señalado para el IV Congreso
vando cada día. Yo tuve la impresión de que era Internacional de los Grupos de Oración. El
un moribundo el que llevaban por en medio de los Padre celebró misa a las cinco de la maña-
fieles en la silla de ruedas...» na y pasó el resto de la mañana en el confe-
sonario. ¡Admirable don! Por la noche, pro-
Una pesada cruz para el Papa cesión de antorchas en la explanada, pero
el Padre no apareció en su ventana. El sá-
S.S. Pablo VI sentía la necesidad de «con- bado guardó cama a causa de una crisis bron-
firmar en la fe a nuestros hermanos». El 30 quial con complicaciones. Por la noche
de junio de 1968, en plena rebelión de fe y asiste al cierre del primer día del Congre-
de costumbres, que afectaba a fieles y cle- so y bendice a sus hijos espirituales desde la
ro, reafirmó el Credo católico completo, tribuna de la iglesia.
manifestando solemnemente:
«...Tenemos muy presente las confusiones con La última misa
las que se ven agitados ciertos medios modernos
en lo que se refiere a la fe. No se han librado de El domingo, cincuenta ramos de rosas
ser arrastrados por un mundo en el que tantas ver- rojas envuelven el altar y recuerdan otros
dades son radicalmente criticadas o discutidas...» tantos años de ininterrumpido sangrar, de
Tres semanas después publicaba la encí- crucificado sin cruz, de participación en la
clica Humanæ Vitæ. En ella reafirmaba la Pasión de Cristo, traídos por los delega-
doctrina católica sobre la vida conyugal, y dos de setecientos Grupos de Oración lle-
la total oposición a los métodos artificia- gados de todas partes. A éstos se sumaron
les de la contracepción y al aborto. Aplau- un sinnúmero de peregrinos.
42 Vida del Padre Pío
–Padre, celebre usted una misa solemne silencio. Pasada la medianoche, quiso con-
y cantada –le pidió el padre guardián. fesarse y dirigió un ruego al padre
Como era de esperar, obediente, sin fuer- Pellegrino:
zas, no se sabe cómo, pero lo hizo, ayuda- –Escucha, si el Señor me llama hoy, pide
do por sus hermanos Honorado, Valentona perdón por mí a mis hermanos por todas
y Guglielmo. Su última misa. Testigos las molestias que les he causado. Pídeles,
cuentan que le vieron moribundo, intentó y también a mis hijos, que recen por mi
cantar, pero no pudo... al terminar, se ha- alma.
bría desplomado si el padre Gu-glielmo no Después quiso renovar su profesión re-
lo hubiese sujetado, y por primera y última ligiosa y consagración de sí mismo y de su
vez tuvieron que recogerlo en el altar con vida al Señor.
la silla de ruedas. Al alejarse, dirigió una
impresionante mirada a los fieles, y ten- A la una y cuarto, el padre Pellegrino de-
diéndoles los brazos como si quisiera abra- cidió llamar a sus hermanos y al doctor
zarlos, se despidió con un su-surro: Sala. Se le administraron los últimos sacra-
mentos, que recibió con plena lucidez.
–Hijos míos, queridos hijos míos.
A las 2’30 de aquel día, 23 de septiembre
El fiel Pagnossin, presente aquel día, bien de 1968, dulcemente, con el rostro sereno
situado arriba en la tribuna, hizo unas cuan- lleno de paz y un rosario entre las manos,
tas fotografías. Cuál no sería su sorpresa al el Padre Pío de Pietrelcina entregó su alma
revelarlas: a quien ya se la había ofrecido junto con su
–Mirad, el Padre Pío ya no tiene los es- vida entera.
tigmas. Con el doctor Sala presente, los herma-
Efectivamente, habían desaparecido. Los nos descubrieron la desaparición de los
hermanos no se dieron cuenta hasta el mo- estigmas; en su lugar, ni una cicatriz, ni una
mento de su muerte y también tomaron fo- señal quedaba del calvario padecido para
tografías: gloria de Dios y salvación de los hombres.
Durante toda su vida, sólo había buscado
–Hermano, mira, ya no tiene las llagas. una cosa, cumplir la Voluntad de Dios.
–Sí, hermano, fíjate, en su lugar qué piel
más suave y lisa...
El 26 de septiembre de 1968, el padre
–Como la de un recién nacido. Clemente de Wlissingen, ministro general
Se supone que habían desaparecido el de los capuchinos, presidió los funerales.
mismo día 20, cuando cumplían los cin- Se leyó el telegrama de S.S. Pablo VI, y el
cuenta años. Era el anuncio de que la mi- administrador apostólico, padre Clemente
sión del Padre había terminado. de Santa Maria in Punta, pronunció el elo-
gio fúnebre. El cuerpo del Padre Pío fue
Plácida agonía y triunfo póstumo bajado a la cripta en cumplimiento de su
deseo manifestado en 1923. Aún tenía que
Aquel día 22 de septiembre, después de sorprender gratamente a sus hi-jos espiri-
una breve aparición saludando con el pañue- tuales con un último hecho extraordinario.
lo y bendiciendo con la mano, se retiró a Nos lo cuenta un testigo, Henri Bourdeau:
su celda. A las seis de la tarde asistió a misa «En sus funerales, cuando ya su cuerpo des-
desde la tribuna y volvió a retirarse. El pa- cansaba en la cripta, la multitud se dirigió a la ex-
dre Pellegrino le acompañaba, él lloraba en
Enrique Calicó 43
planada. Luego de una oración, se entonaron los gloria de los altares del Padre Pío de Pie-
cánticos que le gustaban al Padre. De pronto, se trelcina. Este humilde fraile capuchino ha
oyeron exclamaciones de alegría: el Padre Pío apa- asombrado al mundo con su vida dedicada
recía, sonriente, en el cristal de su celda. Se veía
con claridad su hábito hasta la cintura y el cordón totalmente a la oración y a la escucha de
tal y como yo los había visto. A los gritos de sus hermanos.
«¡Miracolo!» de la muchedumbre, el padre guar- Innumerables personas fueron a visitarlo
dián envió un hermano al lugar. Y éste volvió con al convento de San Giovanni Rotondo, y
la increíble información: el Padre aparecía en el
cristal. Entonces, para dar una lección de realis- esas peregrinaciones no han cesado, inclu-
mo a todos los que podían ser considerados como so después de su muerte. Cuando yo era
exaltados, fanáticos, dio orden de abrir la ventana estudiante aquí en Roma, tuve ocasión de
de la celda y extender en ella una tela blanca. Pues conocerlo personalmente, y doy gracias a
bien, después de un “Ah” de decepción, resona- Dios que me concede hoy la po-sibilidad
ron unos “¡Oh! ¡Oh!” jubilosos y divertidos: la “foto de incluirlo en el catálogo de los beatos.
viviente” del Padre aparecía al mismo tiempo en
todos los cristales de esa fachada del convento de Recorramos esta mañana los rasgos prin-
Santa Maria delle Grazie». cipales de su experiencia espiritual, guia-
S.S. Pablo VI pondrá al Padre Pío como dos por la liturgia de este domingo de Pas-
ejemplo a los capuchinos: cua en el cual tiene lugar el rito de su bea-
«Seguid el ejemplo de vuestro santo hermano
tificación.
fallecido hace poco, el Padre Pío. ¡Mirad qué fama «No se turbe vuestro corazón; creéis en
ha tenido! ¡Qué multitud de todo el mundo ha re- Dios; creed también en mí» (Jn 14,1). En
unido a su alrededor! ¿Y por qué? ¿Era filósofo, la página evangélica que acabamos de pro-
sabio? ¿Disponía de medios enormes? No. Decía
misa humildemente, confesaba desde la mañana
clamar hemos escuchado estas palabras de
a la noche y era –es difícil decirlo –el represen- Jesús a sus discípulos que tenían necesi-
tante de Nuestro Señor, marcado por las llagas de dad de aliento. En efecto, la mención de su
nuestra Redención. Un hombre de oración y su- próxima partida los había desalentado. Te-
frimiento. Esa es la razón por la que sentimos ha- mían ser abandonados y quedarse solos,
cia él un agradecido afecto». pero el Señor los consuela con una prome-
sa concreta: «Me voy a prepararos sitio» y
después «volveré y os llevaré conmigo, para
que donde estoy yo estéis también voso-
tros» (Jn 14,2-3).
En nombre de los Apóstoles replica a esta
Homilía de Juan Pablo II afirmación Tomás: «Señor, no sabemos
adónde vas. ¿Cómo podemos saber el ca-
mino?» (Jn 14,5). La observación es opor-
tuna y Jesús capta la petición que lleva im-
plícita. La respuesta que da permanecerá a
En la misa del 2 de mayo de 1999, con lo largo de los siglos como luz límpida para
motivo de la beatificación del Padre Pío las generaciones futuras. «Yo soy el cami-
de Pietrelcina no, la verdad y la vida. Nadie va al Padre
sino por mí» (Jn 14,6).
«¡Cantad al Señor un cántico nuevo!»
La invitación de la antífona de entrada El «sitio» que Jesús va a preparar está en
expresa la alegría de tantos fieles que es- «la casa del Padre», el discípulo podrá es-
peran desde hace tiempo la elevación a la tar allí eternamente con el Maestro y parti-
44 Vida del Padre Pío
cipar de su misma alegría. Sin embargo, para te de que «el Calvario es el monte de los
alcanzar esa meta sólo hay un camino: Cris- santos».
to, al cual el discípulo ha de ir conformán- No menos dolorosas, y humanamente tal
dose progresivamente. La santidad consis- vez aún más duras, fueron las pruebas que
te precisamente en esto: ya no es el cris- tuvo que soportar, por decirlo así, como
tiano el que vive, sino que Cristo mismo consecuencia de sus singulares ca-rismas.
vive en él. (cf. Ga 2,20). Horizonte atracti- Como testimonia la historia de la santidad,
vo, que va acompañado de una promesa Dios permite que el elegido sea a veces
igualmente consoladora: «El que cree en objeto de incomprensiones. Cuando esto
mí, también hará las obras que yo hago, e acontece, la obediencia es para él un crisol
incluso mayores. Porque yo me voy al Pa- de purificación, un camino de progresiva
dre» (Jn 14,12). identificación con Cristo y un fortaleci-
Escuchamos estas palabras de Cristo y miento de la auténtica santidad. A este res-
nuestro pensamiento se dirige al humilde pecto, el nuevo beato escribía a uno de sus
fraile capuchino del Gargano. ¡Con cuánta superiores: «Actúo solamente para obede-
claridad se han cumplido en el beato Pío cerle, pues Dios me ha hecho entender lo
de Pietrelcina! que más le agrada a él, que para mí es el
único medio de esperar la salvación y can-
«No se turbe vuestro corazón; creéis en
tar victoria». (Epist. I, 807).
Dios...» La vida de este humilde hijo de San
Francisco fue un constante ejercicio de fe, Cuando sobre él se abatió la «tempestad»,
corroborado por la esperanza del cielo, tomó como regla de su existencia la exhor-
donde podía estar con Cristo. tación de la primera carta de San Pedro, que
acabamos de escuchar: «Acercaos a Cris-
«Me voy a prepararos sitio (...) para que
to, la piedra viva» (cf. 1 Pe 2,4). De este
donde estoy yo estéis también vosotros».
modo, también él se hizo «piedra viva» para
¿Qué otro objetivo tuvo la durísima ascesis
la construcción del edificio espiritual que
a la que se sometió el Padre Pío desde su
es la Iglesia. Y por esto hoy damos gracias
juventud, sino la progresiva identificación
al Señor.
con el divino Maestro, para estar «donde
está Él»? «También vosotros, como piedras vivas,
Quien acudía a San Giovanni Rotondo entráis en la construcción del templo del
para participar en su misa, para pedirle con- Espíritu» (1 Pe 2,5).
sejo o confesarse, descubría en él una ima- ¡Qué oportunas resultan estas palabras si
gen viva de Cristo doliente y resucitado. En las aplicamos a la extraordinaria experien-
el rostro del Padre Pío resplandecía la luz cia eclesial surgida en torno al nuevo bea-
de la resurrección. Su cuerpo, marcado por to! Muchos, encontrándose directa o indi-
los «estigmas», mostraba la íntima co- rectamente con él, han recuperado la fe; si-
nexión entre la muerte y la resurrección guiendo su ejemplo, se han multiplicado en
que caracteriza el misterio pas-cual. Para todas las partes del mundo los «grupos de
el beato de Pietrelcina la participación en oración». A quienes acudían a él les propo-
la Pasión tuvo notas de especial intensidad; nía la santidad, diciéndoles: «Parece que
los dones singulares que le fueron conce- Jesús no tiene otra preocupación que san-
didos y los consiguientes sufrimientos in- tificar vuestra alma» (Epist. II, 155).
teriores y místicos le permitieron vivir una Si la Providencia divina quiso que reali-
experiencia plena y constante de los pade- zase su apostolado sin salir nunca de su
cimientos del Señor, convencido firmemen-
Enrique Calicó 45
convento, casi «plantado» al pie de la cruz, como un niño en brazos de su madre». Que
esto tiene un significado. Un día, en un esta invitación penetre también en nuestro
momento de gran prueba, el Maestro divi- espíritu como fuente de paz, de serenidad
no lo consoló, diciéndole que «junto a la y de alegría. ¿Por qué tener miedo, si Cris-
cruz se aprende a amar» (Epist. I, 339). to es para nosotros el camino, la verdad y
Sí, la cruz de Cristo es la insigne escuela la vida? ¿Por qué no fiarse de que Dios es
del amor; más aún, el «manantial» mismo Padre, nuestro Padre?
del amor. El amor de este fiel discípulo, «Santa María de las Gracias», a la que el
purificado por el dolor, atraía los corazo- humilde capuchino de Pietrelcina invocó
nes a Cristo y a su exigente evangelio de con constante y tierna devoción, nos ayude
salvación. a tener los ojos fijos en Dios. Que ella nos
Al mismo tiempo, su caridad se derrama- lleve de la mano y nos impulse a buscar con
ba como bálsamo sobre las debilidades y tesón la caridad sobrenatural que brota del
sufrimientos de sus hermanos. El Padre costado abierto del Crucificado.
Pío, además de su celo por las almas, se Y tú, beato Padre Pío, dirige desde el cie-
interesó por el dolor humano, promovien- lo tu mirada hacia nosotros, reunidos en
do en San Giovanni Rotondo un hospital al esta plaza, y a cuantos están congregados
que llamó: «Casa de alivio del sufrimien- en la plaza de San Juan de Letrán y en San
to». Trató de que fuera un hospital de pri- Giovanni Rotondo. Intercede por aquellos
mer rango, pero sobre todo se preocupó de que, en todo el mundo, se unen espiritual-
que en él se practicara una medicina verda- mente a esta celebración, elevando a ti sus
deramente «humanizada», en la que la rela- súplicas. Ven en ayuda de cada uno y con-
ción con el enfermo estuviera marcada por cede la paz y el consuelo a todos los cora-
la más solícita atención y la acogida más zones. Amén.
cordial. Sabía también que quien está en- (L’Osservatore Romano)
fermo y sufre no sólo necesita una correc-
ta aplicación de los medios terapéuticos,
sino también y sobre todo un clima huma-
no y espiritual que le permita encontrarse
a sí mismo en la experiencia del amor de
Dios y de la ternura de sus hermanos.
Con la «Casa de alivio del sufrimiento»
quiso mostrar que los «milagros ordina-
rios» de Dios pasan a través de nuestra ca- Discurso de Juan Pablo II
ridad. Es necesario estar disponibles para
compartir y para servir generosamente a
nuestros hermanos, sirviéndonos de todos
los recursos de la ciencia médica y de la
técnica. A los peregrinos del 3 de mayo de 1999
Quisiera concluir con las palabras del Amadísimos hermanos y hermanas:
Evangelio proclamado en esta misa: «No
se turbe vuestro corazón; creéis en Dios». Con gran alegría me encuentro nuevamen-
Esa exhortación de Cristo la recogió el te con vosotros en esta plaza, que ayer fue
nuevo beato que solía repetir: «Abandonaos escenario de un acontecimiento que tanto
plenamente en el corazón divino de Cristo, esperabais: la beatificación del Padre Pío
46 Vida del Padre Pío
de Pietrelcina. Hoy es el día de acción de mente por el pecado. «Con sus heridas ha-
gracias. béis sido curados» (1 Pe 2,24), repite a to-
Acaba de terminar la solemne celebración dos el beato Padre Pío con las palabras del
eucarística, presidida por el Cardenal apóstol San Pedro, precisamente porque
Angelo Sodano, mi secretario de Estado, a tenía esas heridas impresas en su cuerpo.
quien dirijo un cordial saludo, extendién- Durante sesenta años de vida religiosa,
dolo a cada uno de los demás cardenales y pasados casi todos en San Giovanni
obispos presentes, así como a los numero- Rotondo, se dedicó completamente a la
sos sacerdotes y a los fieles que han parti- oración y al ministerio de la reconciliación
cipado. y de la dirección espiritual. El siervo de
Con especial afecto os abrazo a vosotros, Dios Papa Pablo VI puso muy bien de re-
queridos frailes capuchinos, y a los demás lieve este aspecto: «Mirad qué fama ha te-
miembros de la gran familia fran-ciscana, nido el Padre Pío (...) pero, ¿por qué? (...)
que alabáis al Señor por las maravillas que Porque celebraba la misa con humildad,
realizó en el humilde fraile de Pietrelcina, confesaba de la mañana a la noche y era (...)
seguidor ejemplar del Po-verello de Asís. un representante visible de las llagas de
Nuestro Señor. Era un hombre de oración
Muchos de vosotros, queridos peregri- y sufrimiento.
nos, sois miembros de los grupos de ora-
ción fundados por el Padre Pío; os saludo Recogido completamente en Dios, y lle-
afectuosamente, al igual que a todos los de- vando siempre en su cuerpo la pasión de
más fieles que, animados por la devoción Jesús, fue pan partido para los hombres
al nuevo beato, han querido estar presentes hambrientos del perdón de Dios Padre. Sus
en esta feliz circunstancia. Por último, estigmas, como los de San Francisco de
quiero dirigir un saludo particular a cada Asís, eran obra y signo de la misericordia
uno de vosotros, queridos enfermos, que divina, que mediante la cruz de Cristo redi-
habéis sido los predilectos en el corazón y mió al mundo. Esas heridas abiertas y san-
la acción del Padre Pío: ¡gracias por vues- grantes hablaban del amor de Dios a todos,
tra valiosa presencia! especialmente a los enfermos en el cuerpo
y en el espíritu.
La divina Providencia ha querido que el
Padre Pío sea proclamado beato en víspe- ¿Qué decir de su vida, combate espiritual
ras del gran jubileo del año 2000, al con- incesante –librado con las armas de la ora-
cluir un siglo dramático. ¿Cuál es el men- ción–, centrada en los gestos sagrados dia-
saje que, con este acontecimiento de gran rios de la confesión y de la misa? La cele-
importancia espiritual, el Señor quiere bración eucarística era el centro de toda su
ofrecer a los creyentes y a toda la humani- jornada, la preocupación casi ansiosa de
dad? todas las horas, el momento de mayor co-
munión con Jesús, sacerdote y víctima. Se
El testimonio del Padre Pío, legible en sentía llamado a participar en la agonía de
su vida y en su misma persona física, nos Cristo, agonía que continúa hasta el fin del
induce a creer que este mensaje coincide mundo.
con el contenido esencial del jubileo ya
cercano: Jesucristo es el único Salvador del Queridos hermanos, en nuestro tiempo,
mundo. En él, en la plenitud de los tiem- en el que aún se pretende resolver los con-
pos, la misericordia de Dios se hizo carne flictos con la violencia y el atropello, y a
para salvar a la humanidad, herida mortal- menudo se cede a la tentación de abusar de
la fuerza de las armas, el Padre Pío repite
Enrique Calicó 47
lo que dijo una vez: «¡Qué horror la guerra! por esta valiosa herencia, admira la santi-
Jesús mismo sufre en todo hombre herido dad de este hijo suyo e invita a todos a se-
en su carne». Es preciso destacar también guir su ejemplo.
sus dos obras, la «Casa de alivio del sufri- Amadísimos hermanos y hermanas, el
miento» y los Grupos de Oración, que fue- testimonio del Padre Pío constituye una
ron concebidas por él en el año 1940, mien- fuerte llamada a la dimensión sobrenatural,
tras en Europa se vislumbraba ya la catás- que no hay que confundir con la milagrería,
trofe de la segunda guerra mundial. No per- desviación que siempre rechazó con firme-
maneció inactivo; al contrario, desde su za. Los sacerdotes y las personas consagra-
convento, perdido en el Gargano, respon- das deberían inspirarse de modo especial
dió con la oración y las obras de miseri- en él.
cordia, con el amor a Dios y al prójimo. Y
hoy, desde el cielo, repite a todos que éste Enseña a los sacerdotes a convertirse en
es el auténtico camino de la paz. instrumentos dóciles y generosos de la gra-
cia divina, que cura a las personas en la raíz
Los Grupos de Oración y la «Casa de ali- de sus males devolviéndoles la paz del co-
vio del sufrimiento» son dos «dones» sig- razón. El altar y el confesionario fueron los
nificativos que el Padre Pío nos ha dejado. dos polos de su vida: la intensidad
Concebida y querida por él como hospital carismática con que celebraba los miste-
para los enfermos pobres, la «Casa de ali- rios divinos es testimonio muy saludable
vio del sufrimiento» fue proyectada ya des- para alejar a los presbíteros de la tentación
de el comienzo como una institución de de la rutina y ayudarles a redescubrir día a
salud abierta a todos, pero no por eso me- día el inagotable tesoro de re-novación es-
nos equipada que el resto de los hospita- piritual, moral y social puesto en sus ma-
les. Es más, el Padre Pío quiso dotarla de nos.
los instrumentos científicos y tecnológi-
cos más avanzados para que fuera un lugar A los consagrados, de modo especial a la
de auténtica acogida, de respeto amoroso familia franciscana, les da un testimonio de
y terapia eficaz para todas las personas que singular fidelidad. Su nombre de pila era
sufren. ¿No es éste un verdadero milagro Francisco, y desde su ingreso en el con-
de la Providencia, que continúa y se desa- vento fue un digno seguidor del padre será-
rrolla, siguiendo el espíritu del fundador? fico en la pobreza, la castidad y la obedien-
cia. Practicó en todo su rigor la regla capu-
Además, por lo que respecta a los Gru- china, abrazando con generosidad la vida de
pos de Oración, quiso que fueran faros de penitencia. No se complacía en el dolor,
luz y amor en el mundo. Deseaba que mu- pero lo eligió como camino de expiación y
chas almas se unieran a él en la oración. purificación. Como el Poverello de Asís,
Decía: «Orad, orad al Señor conmigo, por- buscaba la imitación de Jesucristo, desean-
que todo el mundo tiene necesidad de ora- do sólo «amar y sufrir» para ayudar al Se-
ciones. Y cada día, cuando más sienta vues- ñor en la ardua y exigente obra de la salva-
tro corazón la soledad de la vida, orad, orad ción. En la obediencia «firme, constante y
juntos al Señor ¡porque también Dios tiene férrea» (Epist. I, 488) encontró la más alta
necesidad de nuestras oraciones!» expresión de su amor incondicional a Dios
Su intención era crear un ejército de per- y a la Iglesia.
sonas que hicieran oración, que fueran «le- ¡Qué consolación produce sentir junto a
vadura» en el mundo con la fuerza de la ora- nosotros al Padre Pío, que quiso ser senci-
ción. Y hoy toda la Iglesia le da las gracias llamente «un pobre fraile que ora»: herma-
48 Vida del Padre Pío