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Lee las siguientes Leyendas Mayas El hombre que vendió su alma.

El colibrí maya.

Hubo un día en que los Dioses


estaban formando en barro a todos
los animales e insectos de la tierra,
de pronto se les acabo el material y decidieron
seguir con una piedra de jade, moldearon una
pequeña y fina flecha, le dieron vida y al instante salió un
ave volando, así se formó el colibrí, era bello en todos los
sentidos, el sol hacía que sus plumas brillaran, pero el hombre
lo quiso atrapar y los Dioses se enojaron diciendo que si alguien
lo atrapaba, entonces el colibrí moriría, desde entonces nunca
nadie se atrevió a intentarlo, solamente se les deja volar
Esta leyenda habla de un hombre que pensó en vender su alma,
tranquilamente y hacer su trabajo en paz, dejando a los
para eso invoco al demonio Kizín y le dijo que le iba a entregar
hombres admirar su belleza y rapidez.
su alma a cambio de obtener 7 deseos, uno para cada día de la
semana antes de irse, como él siempre había sido un buen
hombre el diablo acepto. Su primer deseo era dinero, el
segundo era salud, al tercer día fue poder, el cuarto quería
comida, el quinto deseo fue viajar, el sexto día pidió mujeres y
el séptimo, cuando ya solo le quedaba un deseo, le dijo a Kizín
que quería que lavara unos frijoles negros hasta que se pusieran
blancos, comenzó a hacerlo, pero los frijoles nunca cambiaron
de color, es por eso que desde ahí para que no vuelva a suceder
esto existen frijoles negros, blancos, rojos y amarillos.
La perrita y Kaskabal. La tristeza del maya.

Había una perrita al que su


dueño siempre le pegaba, por
eso Kaskabal, que era el
espíritu del mal, quiso
aprovecharse de la
circunstancia para llevarse un
alma consigo, le dijo a la
perrita que se escapara de los
malos tratos de su amo
porque seguramente no lo
quería de verdad, pero la
perrita se negó diciendo que
no cometería tal traición, pero el espíritu insistió hasta Había una vez una mujer maya que siempre estaba triste, un día
convencerla. los animales se le acercaron y le preguntaron, qué era lo que
quería, su respuesta fue que quería ser feliz, la lechuza le dijo
Kaskabal dijo al perro que para liberarlo tendría que entregarle que hablara de cosas que pudieran entenderse y realizarse, que
su alma, pero la inteligente perra le respondió que solo le daría ellos harían lo que fuera para verla feliz, entonces ella menciono
su alma sí le entregaba un hueso por cada pelo de su cuerpo. que deseaba poder saber cuándo vendrían las lluvias, el
ruiseñor se comprometió a avisarle, quería conocer todas las
El espíritu maligno comenzó a contar los pelos del animal plantas medicinales y la serpiente le dijo que ella se las marcaría
ansioso por obtener su alma. Pero cada vez que avanzaba en la con su paso, el zopilote le dio la buena vista que la mujer
cuenta, la perrita saltaba y se sacudía diciendo que no deseaba, tampoco quería cansarse y el venado le dijo que le
aguantaba a las pulgas, de esta forma hizo que Kaskabal contara regalaría su energía, pidió ser fuerte y fue el jaguar quien le dio
cien veces, hasta que cansado le dijo a la perrita que se rendía su fuerza, quería ser inteligente y el zorro se ofreció a enseñarle,
y que era mejor que se quedara con su alma. por ultimo quería trepar los árboles y la ardilla le ofreció sus
garras. La mujer se fue y la lechuza le dijo a los animales que
Kaskabal aprendió la lección: es más fácil quitarle el alma a los aunque ella supiera y pudiera hacer más cosas siempre estaría
humanos que a los animales. triste.
La leyenda de Amaru alto, cada vez más lejos, con sus alas diminutas. Su destino era
la cumbre del monte donde vivía el dios Waitapallana.
Cuentan que hace muchísimos años, una terrible sequía se Waitapallana se encontraba contemplando el amanecer,
extendió por las tierras de los quechuas. Los líquenes y el musgo cuando olió el perfume de la flor del qantu, su preferida, la que
se redujeron a polvo, y pronto las plantas más grandes usaba para adornar sus trajes y sus fiestas. Pero no había
comenzaron a sufrir por la falta de agua. ninguna planta a su alrededor.

El cielo estaba completamente limpio, no pasaba ni la más Sólo vio al pequeño y valiente colibrí, oliendo a qantu, que
mínima nubecita, así que la tierra recibía los rayos del sol sin el murió de agotamiento en sus manos luego de pedirle piedad
alivio de un parche de sombra. Las rocas comenzaban a para la tierra agotada.
agrietarse y el aire caliente levantaba remolinos de polvo aquí y
allá. Waitapallana miró hacia abajo, y descubrió el daño que la
sequía le estaba produciendo a la tierra de los quechuas. Dejó
Si no llovía pronto, todas las plantas y animales morirían. En esa con ternura al colibrí sobre una piedra.
desolación, sólo resistía tenazmente la planta de qantu, que
necesita muy poca agua para crecer y florecer en el desierto. Triste, no pudo evitar que dos enormes lágrimas de cristal de
Pero hasta ella comenzó a secarse. roca brotaran de sus ojos y cayeran rodando montaña abajo.
Todo el mundo se sacudió mientras caían, desprendiendo
Y dicen que la planta, al sentir que su vida se evaporaba gota a grandes trozos de montaña.
gota, puso toda su energía en el último pimpollo que le
quedaba. Durante la noche, se produjo en la flor una Las lágrimas de Waitapallana fueron a caer en el lago
metamorfosis mágica. Wacracocha, despertando a la serpiente Amarú. Allí, en el
fondo del lago, descansaba su cabeza, mientras que su cuerpo
Con las primeras luces del amanecer, agobiante por la falta de imposible se enroscaba en torno a la cordillera por kilómetros y
rocío, el pimpollo se desprendió del tallo, y en lugar de caer al kilómetros.
suelo reseco salió volando, convertido en colibrí.

Zumbando se dirigió a la cordillera. Pasó sobre la laguna de


Wacracocha mirando sediento la superficie de las aguas, pero
no se detuvo a beber ni una gota. Siguió volando, cada vez más
Alas tenía, que podían hacer sombra sobre el mundo.
Cola de pez tenía, y escamas de todos los colores.
Cabeza llameante tenía, con unos ojos cristalinos y un hocico
rojo.

El Amarú salió de su sueño de siglos desperezándose, y el


mundo se sacudió.

Elevó la cabeza sobre las aguas espumosas de la laguna y


extendió las alas, cubriendo de sombras la tierra castigada.

El brillo de sus ojos fue mayor que el sol. Su aliento fue una
espesa niebla que cubrió los cerros. De su cola de pez se
desprendió un copioso granizo. Al sacudir las alas empapadas
hizo llover durante días. Y del reflejo de sus escamas
multicolores surgió, anunciando la calma, el arco iris.

Luego volvió a enroscarse en los montes, hundió la luminosa


cabeza en el lago, y volvió a dormirse.

Pero la misión del colibrí había sido cumplida…

Los quechuas, aliviados, veían reverdecer su imperio,


alimentado por la lluvia, mientras descubrían nuevos cursos de
agua, allí donde las sacudidas de Amarú hendieron la tierra.Y
cuentan desde entonces, a quien quiera saber, que en las
escamas del Amarú están escritas todas las cosas, todos los
seres, sus vidas, sus realidades y sus sueños. Y nunca olvidan
cómo una pequeña flor del desierto salvó al mundo de la sequía.

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