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Es la condición física que presenta una persona, como resultado del balance entre sus
necesidades e ingesta de energía y nutrientes.
Existen numerosos factores que influyen en el estado nutricional, así como en la conducta
alimentaria.
El estado nutricional de una población está condicionada por diversos factores que están
íntimamente relacionados con los aspectos salud, la agricultura, el comercio externo e interno,
el mercado laboral y aspectos socio cultural de la población.
Este se caracteriza por una alimentación monótona donde el alimento base proporciona el
60-90% del aporte energético, con una pequeña cantidad de productos animales en la
composición de la ración. Las consecuencias que este modelo tiene para la salud pública van
en la línea de carencias en Alimentación, nutrición y salud energía y proteínas o carencias
específicas de minerales o vitaminas.
FACTOR 2: CONSUMO
Los modelos alimentarios se crean en torno a una geografía concreta de cultivos y cría
de animales, según los adelantos tecnológicos y la capacidad económica de la
comunidad. Entonces, los hábitos alimentarios específicos se adaptan a la situación, siendo
influidos por creencias religiosas y prohibiciones impuestas.
Una de las características importantes del factor consumo son los hábitos alimentarios de la
familia. Estos hábitos están condicionado por:
Aspectos Geográficos: lugar o país que ocupa la familia, clima, suministros de agua y
capacidad de producción de la población.
Los requerimientos de los distintos nutrientes están determinados por el estado de salud de
los individuos, por su ambiente y por su actividad. A su vez el estado de salud depende del
saneamiento ambiental del tipo de atención médica que recibe y del nivel educativo y
conocimiento sobre nutrición.
La utilización de los nutrientes por persona va de acuerdo a las condiciones físicas que la
caracterizan (embarazada, infantes, niños pre- escolares, escolares, adolescentes, ancianos,
estado de morbilidad.
Un tabú puede existir en un país, en una tribu, en parte de ésta, o en ciertos grupos de la
población. Dentro de una sociedad puede haber costumbres alimentarias definidas en grupos
de mujeres y niños, o mujeres embarazadas y niñas. En algunos casos las costumbres
alimentarias tradicionales tienen que ver con un grupo de edad en particular, y en otras
ocasiones un tabú puede estar relacionado con una determinada ocupación, como la caza.
Otras veces, para algunos individuos, el tabú puede haber sido causado por algún suceso
particular, como una enfermedad o una ceremonia de iniciación religiosa.
Algunas costumbres y tabúes tienen orígenes conocidos y bastante comprensibles, aunque los
motivos originales quizá no se conozcan en la actualidad. Una costumbre se puede haber
convertido en parte de la religión de una persona. Por ejemplo, el tabú judío contra el cerdo es
probable que se introdujera para eliminar la tenia, prevalente en el cerdo, y que se
consideraba mermaba la fuerza del pueblo judío. Aunque 2000 años después es posible comer
cerdo sin peligro, los judíos no consumen esta carne. Los musulmanes comparten estas ideas
sobre el cerdo. En ninguno de los casos éste es un tabú nutricionalmente dañino.
Muchos tabúes se relacionan con el consumo de alimentos ricos en proteína animal, sobre
todo en grupos de comunidades que los necesitan. En África, hay un tabú sobre el consumo de
huevo, que está desapareciendo rápidamente. Este tabú afecta en general a las mujeres, al
creer que si comen huevos se vuelven estériles. La conexión psicológica entre la fertilidad
humana y el huevo es obvia. En otros lugares, la costumbre tiene que ver con los niños, quizá
para desanimar el robo de huevos de gallinas ponedoras, lo cual pondría en peligro la
supervivencia de estas aves. Otras costumbres también afectan, a menudo, a mujeres y niños
en relación con el pescado. Estas costumbres pueden ser un tabú, pues las personas que no
están acostumbradas al pescado no le gusta simplemente porque encuentran que su olor es
desagradable o por su apariencia que es «semejante a una serpiente». Muchas culturas se
resisten al consumo de leche o productos lácteos.
En algunas partes del mundo los alimentos básicos han cambiado o están cambiando. El maíz,
la yuca y las patatas, que se cultivan ahora en África en gran cantidad, se originaron fuera del
continente. Como ninguno de estos alimentos se consumía en África hace unos cientos de
años, es claro que los hábitos alimentarios de millones de personas han cambiado. Una
inmensa mayoría de africanos ha abandonado el ñame y el mijo por el maíz y la yuca, al igual
que muchos en Europa cambiaron la avena, la cebada y el centeno por el trigo y las patatas.
Los hábitos alimentarios cambian con rapidez. La dificultad, por supuesto, radica en tratar de
promover y orientar cambios adecuados y detener los indeseables.
Con frecuencia es difícil descubrir qué factores han sido los más importantes en estimular o
influir los cambios en los hábitos alimentarios. El rápido aumento en el consumo de pan en
muchos países africanos, latinoamericanos y asiáticos donde el trigo no es un alimento básico,
es comprensible. Es por lo menos en parte un fenómeno que ahorra mano de obra; el pan es
uno de los primeros alimentos «de conveniencia» que han estado disponibles. Antes de salir
de casa para ir al trabajo uno puede comer algunas rebanadas de pan en vez del desayuno
tradicional del plato de avena con leche, que requiere tiempo de preparación y es
desagradable cuando está frío. El pan puede ser llevado en el bolsillo y consumirse durante un
descanso de la jornada laboral o cuando se está de viaje.
En la mayor parte del mundo, el primer alimento básico tradicional ha permanecido constante,
sin tener en cuenta la urbanización, modernización o inclusive la occidentalización.
Bibliografía: