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Isidora la federala y mashorquera


Y al echar un bote al río
le dijeron a Isidora:
[Isidora, la gaucha arroyera, federala y mashorquera, Venga a embarcarse, señora,
despidiéndose del campamento de Oribe en el Cerrito, y con su petaca y su avío. 20
llegando después a casa de Juan Manuel Rosas en Buenos
Aires]
Mesmamente la embarcaron
en la culata del bote,
y más ligero que al trote
hasta la orilla llegaron.
Relación, que del embarque, del viaje, y del fin
trágico de la Arroyera, le fue remitida desde el
campamento de Oribe al gacetero Jacinto Cielo, por su De allí la montó a babucha 20
amigo Anastasio el Chileno, el cual andaba de bombero un marinero fornido,
de los patriotas entre los sitiadores de Montevideo. que llegó a tierra rendido
y soltó a la camilucha.

Cuando llegó un adecán


flauchoncito y muy viejazo, 21
1.ª PARTE que al soltarle ella un abrazo,
le dijo: ¡Che, Corbalán!

La Isidora regordeta
se va a embarcar al Buseo168: ¿Cómo estás?, ¿y Juan Manuel?,
¡vieran con qué zarandeo ¿siempre con salú? Contamé,
va arrastrando una chancleta! o más bien acompañamé, 21
voy a platicar con él.

Que lleva un pie desocao 5


de resultas de un fandango, ¡Isidora de mi vida!,
en que le rompió el changango169 díjole el viejo moquiando;
en la cabeza a un soldao. ¡pues no!, vamos disparando
-241- y que seas bien venida. 22

Y en esa noche con Brun Y ya también la sacó


bailando la refalosa, 10 de bracete acollarada;
anduvo poco mañosa que salió medio trabada
queriendo hacerle el betún170. desde el punto en que partió.

Sabrán que esta moza al fin, ¡Qué de noticias traerás 22


no es porteña, es arroyera, (le dijo) de esos parajes!
pitadora y guitarrera 15 Y ¿se aguantan los salvajes
y cantora del Tin tin. Rivera y el manco Paz?

Que vino de la otra banda Nada te puedo contar


junto con los invasores, ahora, dijo la Arroyera, 230
y que sabe hacer primores pues se me anda la vedera
por todas partes donde anda. 20 y ya me voy por echar.

Y que hace mucho papel Apurate por favor:


como güena federala, vamos ligero, viejito,
pues su refriega en su sala y lleguemos, hermanito, 235
con la hija de Juan Manuel. a lo del Restaurador.

En fin, dicen que esta dama 25 Llegó la yunta, y adentro,


del Miguelete se aleja, en la puerta de la sala
y a mis paisanas les deja ya tuvo la Federala
los recuerdos de su fama. su primer feliz encuentro. 240

También dicen de que al borde Pues salió la Manuelita,


ha estado de perecer, 30 y en cuanto la devisó,
2

y se quiere reponer luego vino y se abrazó


porque ha perdido el engorde. de firme con su amiguita.

Pues no le asientan los pastos, Queriéndosela comer 245


y luego con la escasez con los besos que le dio,
-242- hasta que le preguntó:
que hay por ajuera, esta vez 35 -¿De dónde salís, mujer?
se ha fundido en hacer gastos.

¡Mirá que sos una ingrata!,


Así es que bien trasijada pues ni de mí te acordás 25
se retira la infeliz, queriéndote mucho más
echando por la nariz que lo que me quiere tata.
como suero de cuajada. 40

-Salí, porteña pintora,


Un ojo le lagrimea, federala zalamera;
del aire, dice Garvizo171; que si yo no te quisiera, 255
que para él es un hechizo velay, (dijo la Isidora)...
otro que le centellea.

No te trujera esta lonja


El andaluz se hace almiba 45 que le he sacao a un francés,
por agradar a Isidora, para vos, ahí la tenés:
que es muchacha seguidora esto es querer, no lisonja. 26
y nunca se muestra esquiva.

Ansí es que me acuerdo yo,


Así es que a la despedida tomá, y dejate de quejas;
la acompaña una patrulla, 50 júntala con las orejas
marchando sin hacer bulla que Oribe te regaló.
como gente dolorida.

-Ya no las tengo, hermanita, 26


Pero la Isidora marcha le respondió la pichona,
sin demostrar sentimiento, pues como eran cosa mona
con un semblante contento 55 se las regalé a tatita.
y más fresca que la escarcha.

Ahora mesmo las verás


Lleva el rebozo terciao, en su cuarto, adonde tiene 270
airoso, a lo mashorquera172, todo lo que lo entretiene:
y en la frente de testera vení, mujer, te reirás.
luce un moño colorao. 60
-243-
Entonces se despidió
Corbalán de Isidorita:
Marcha con aire jitano, que a un tirón de Manuelita 27
y una mano en la cadera, para el cuarto cabrestió.
que sacude sandunguera
con un garbo soberano.
Se colaron, ¡Virgen Santa!,
en ese cuarto que espanta
Para lucir los encajes, 65 de pensar que vive en él
viste a media pantorrilla el tirano Juan Manuel, 2
un vestido de lanilla restaurador de las leyes,
colorao y sin follages. entre geringas y fuelles,
puñales, vergas, limetas;
armas, serruchos, gacetas,
Ella no gasta bolsita173 bolas, lazos maniadores 2
como gasta una pueblera; 70 y otra porción de primores;
pero carga una jueguera174 pues lo primero que vio
y también su barajita. Isidora en cuanto entró,
fue un cartel,
con grandes letras sobre él, 2
Todo el cortejo se empeña y una manea colgada
en complacerla al partir, de una lonja bien granada:
pero ella se quiere dir 75 y el letrero
y a todo vicho desdeña. decía así: «¡Ésta es del cuero
3

del traidor BERÓN DE ASTRADA176!, 2


¡lonja que le fue sacada
Casi se cai de barriga por unitario salvaje,
el cirujano, en mala hora en el paraje
se le cayó a la Isidora. del Pago Largo afamado,
el cuchillo de la liga... 80 donde fue descuartizado! 3
-Con razón:
por malvao y salvajón,
Que lo levanta el galán dijo la recién venida.
trompezando, y cariñoso Y en seguida,
se lo presenta gustoso miró encima de una mesa, 3
a la prenda de su afán. y entre un nicho, una cabeza
cortada,
y con la lengua apretada
La Isidora lo recibe, 85 mordida,
-244- y la vista ennegrecida 3
y exclama: -¡Cristo me valga!, y con rastros de llorosa.
antes perdiera una nalga
que no esta prenda de Oribe.
Al pie tenía una losa
escrita, y decía así:
Con la cual he de volver «¡Zelarrayán!
y a todas las unitarias, 90 Los salvajes temblarán 31
de balde han de ser plegarias, cuando se acuerden de ti».
yo las he de componer. -¿Pues no?,
la Arroyera dijo, y vio
ahí no más, en seguidita,
¿Ha visto, dotor tuertero, colgada en una estaquita 32
estas zonzas de orientalas, una cola o cabellera,
que a todas las federalas 95 y al preguntar de quién era
nos tratan como a carnero? pudo ver sobre un papel
esta letra: «¡De Maciel177!».
Ésta es la barba y bigote, 32
Esas mesmas que ahí están que con lonja del cogote
faroliando en el Cerrito, le manda al Restaurador:
y haciéndole asco al moñito, Oribe, su servidor.
no sé lo que pensarán. 100 -¡Qué bonito,
dijo Isidora, el versito! 33

Pues mire, ¡a fe de Isidora,


me voy con sangre en el ojo!, Y agarró
y he de volver por antojo un puñal, que reparó
con mi comadre Melchora. en diez o doce que había,
que sobre el cabo tenía
en la chapa este letrero: 3
Y a toda la que se piensa 105 -253-
que me ha de andar con diretes, «Yo soy el verdadero
le he de cruzar los cachetes recuerdo, en homenaje
y le he de cortar la trenza. del infame salvaje
Manuel Vicente Maza178.
Si salgo de esta casa, 3
¡Moño grande! que se vea, ¡tiemble algún presidente
se han de poner a la juerza: 110 que no sea obediente,
y a la que medio se tuerza y altanero se oponga
se lo he de pegar con brea. cuando Rosas disponga!».
-Qué receta para Oribe, 3
dijo Isidora, que vive
¡Caray!, si me da una rabia sirviéndole a Juan Manuel,
el ver que a mí, ¡a la Isidora!, y queriendo hacer papel
-245- de Presidente legal,
quieran ganarle a señora 115 cuando en la Banda oriental 3
porque tienen mejor labia. tan sólo el Restaurador
debe ser amo y señor,
aunque el diablo se sacuda
¡Y porque gastan corsé, las OREJAS... ¡Ah, mujer!,
y gorras a la francesa, haceme al momento ver 3
ni levantan la cabeza las de Borda: ¿dónde están?,
a saludar! -Ya se ve... 120 ¿qué sequitas no estarán?
Entonces la Manuelita
-254-
4

Aún no están acostumbradas las sacó de una cajita,


a la mashorca y tin tin, y cuando se las mostró, 3
pero de todas, al fin, la gaucha las escupió,
me he de reír a carcajadas. y pensó hacer otras cosas,
pero en esto dentró Rosas
en camisa y calzoncillos
Deje no más que entre Oribe 125 golpiándose los tobillos, 3
y tome a Montevideo, con la cabeza amarrada,
que hemos de tener bureo una cara endemoniada,
como Rosas me lo escribe. y en la cintura una verga.
Tendió en el suelo una jerga,
puso al lado una botella, 3
Con que ansina, dotorcito, y se acostó cerca de ella
a todas digamelés, 130 sin soltar una expresión...
que he de volver otra vez, y cuál fue la confusión
¡que me anden con cuidadito! de Isidora y Manuelita
........................ al sentir que su tatita 3
redepente dio un bramido
como tigre enfurecido,
En esta conversación y echando espuma se alzó,
hasta la playa llegaron, y estas palabras soltó:
y en el momento mandaron 135 ¡En la Horqueta del Rosario! 3
los rosines un lanchón. ¡Flores... salvaje unitario!
¡Núñez, salvaje traidor...!
Entonces le dio un temblor,
Era preciso llevarla y rechinando los dientes,
cargada para embarcarse, y con gestos diferentes: 3
por no dejarla mojarse, ¡asesino!, le gritó
que eso podía resfriarla. 140 a Isidora; y la mandó
degollar con sus soldaos,
que acudieron asustaos.
Entonces de la cadera Cayó entonces desmayada 3
se la prendió el andaluz, la Arroyera, y arrastrada
-246- fue por dos indios; y al rato
y ella le gritó: ¡Jesús! -255-
¡No me ruempa la pollera! degollada como un pato.
Cuando la iban a matar,
Manuela se echó a llorar 3
Con todo, se la echó al hombro, 145 a los pies de Juan Manuel,
y hasta el lanchón la llevó; suplicándole; pero él
y al dejarla suspiró dijo: «¡Muera la ovejona!,
el tal Garvizo, ¡qué asombro! pues, si no, sale y pregona,
que ya tengo convulsiones, 4
de ver que los salvajones
Con que ansina desde ahora se lo limpian a Alderete;
15 y después, que lo sujete
es bueno que se prevengan,
0 el demonio al Pardejón,
y las orientalas tengan que viene, y en un cañón 4
de taco me hace meter,
2.ª PARTE y ahí no más lo hace prender;
cosa que en cuanto reviente
¡a los infiernos me avente,
Por un duende que ha venido donde con vergas y fuelles 4
y que estuvo en lo de Rosas, vaya a restaurar las leyes!...».
esta y otras muchas cosas 155 Luego pidió una botella
diz que Anastasio ha sabido. de bebida, y se arrimó
a Isidora; la miró,
y de ahí se sentó sobre ella. 4
Porque me escribe el chileno, ¡Fría estaba y desangrada!,
con respeuto a la Isidora, pero Rosas, con todo eso,
de que tuvo la señora se agachó, le pegó un beso,
un viage pronto y muy güeno. 160 y largó una carcajada.
Luego acabó de beber 4
muy ufano, y se paró,
Pues la tarde del embarque y a los indios les gritó:
alzó moño la Palmar175, «Saquen de aquí esta mujer;
y a Güenos Aires fue a dar llévenla a la sepultura;
con la Arroyera y su charque. vamos, prontito, al istante, 4
y que venga y la levante
-256-
5

Y con viento rigular 165 el carro de la basura».


amaneció la Boleta, Ansí la triste Arroyera
frente de la Recoleta un fin funesto ha tenido,
aonde empezó a sujetar. sin valerle el haber sido 4
FEDERALA Y MASHORQUERA.

Por supuesto, en la cruzada,


la muchacha se almareó, 170
y cuasi, cuasi largó
la panza y la riñonada.

Pero le dieron giniebra,


que cura la indigestión;
y diz que sopló el porrón, 175
y se lo limpió de una hebra.

Luego lo ofrecieron té;


pero ella dijo: -No quiero
ningún remedio extranjero,
como no sea el culé... 180

¡O mate de manzanilla
junto con flor de mosqueta,
que cuando estoy indijesta
me asienta a la maravilla!

Quién sabe al fin si tomó 185


a bordo esa medicina;
pero luego en la cocina
de golpe se amejoró:

Comiéndose allí una tripa


que le brindó el cocinero, 190
con más de medio carnero
y de galleta una tipa.

Últimamente llegaron
hasta dentro con el barco,
y en lo más hondo del charco 195
a soga larga lo ataron.

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