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Voy a plantear este tema partiendo justamente desde el punto en el que yo misma descubrí
tránsito de lo visible a lo invisible. Y por qué no decir que, a la vez, es un tránsito que
Como queda sugerido, el tránsito propio del mundo estético unido a lo imaginario, es un
modo espiralado, pasando una y otra vez por los dos polos en profundización creciente.
Cuando nos detenemos frente a una obra pictórica, una escultura, una fotografía, una
imagen poética, esto nos posibilita un conjunto de posibles miradas. Hay muy variados
ángulos desde los cuales podemos contemplar: analizando o dejándonos invadir por la
presencia de la obra.
apreciación de un objeto del mundo cotidiano, y uno artístico, tal vez podríamos afirmar en
primera instancia que es el lugar privilegiado en que se lo ha ubicado, separado del uso
utilitario. Sin embargo, habría que sumar otra afirmación para poder delimitar lo que aquí
ocurre: el objeto artístico es una particular “presencia” que instala un nuevo modo de ser,
Estamos percibiendo una obra muy concreta, de un material determinado, de un color, con
una forma propia. Sólo esto provoca un cambio en nosotros: de agrado o desagrado. En este
Estamos entonces ante un mundo transfigurado. Las figuras de nuestro mundo habitual
han cobrado otra dimensión, traspasadas y transformadas por una mirada que está
“habitada” por imágenes. En palabras de Hugo Bauzá: “somos habitados por imágenes que
Hasta aquí, un posible lugar desde donde atisbar que: algo en esa imagen provoca en mí un
mundo habitual.
- ¿Qué mundo asoma, con particular poder, en este encuentro vital: imagen-
contemplador?
como puente o lazo de unión que instala en el mundo imaginal, en donde diversas
En realidad, más propiamente, habría que decir que la imaginación y sus imágenes nos
sitúan en el mundo imaginal, que ya existía, y del cual aquí tenemos una captación
1
BAUZÁ, Hugo, “Introducción” a La vida de las imágenes de Jean-Jacques WUNENBURGER, UNSAM,
2005, p. 10.
privilegiada. Somos de alguna manera participantes de una gran trama de imágenes que no
pertenecen sólo al hombre individual y que enlazan nuestro imaginario con el de una larga
espacios.
Quisiera dar mayor amplitud al ámbito del que se nutre el mundo imaginal. Ya que la
lectura poética, sino que debemos extenderla a la captación de los cinco sentidos. Toda
de los cinco sentidos interiores, que son el espejo sobreelevado de los cinco sentidos
exteriores.
- El mundo imaginal está íntimamente ligado a lo simbólico, y allí respira una atmósfera
cantidad, la que genera la posibilidad de un nuevo lenguaje en donde intente decirse –sea
· Quisiera recordar que lo simbólico está siempre en una imagen, que con la fuerza de su
presencia, muy concreta, indica un algo otro que allí no está presente, pero que es
reclamado, tácitamente, y que sólo cobra sentido cuando se incorpora esa otra parte que
totaliza al símbolo. A su vez, esta concreta imagen que busca la integración con lo no-dicho
se da como una puerta que abre a un nuevo mundo. La novedad que se patentiza tiene
infinitas posibilidades y está cargada de vitalidad. Es la misma imagen la que empuja hacia
interactúan –y por eso mismo exigen nuestra atención-, aguzan nuestros afectos,
percibimos lo real. Es por ellas como podemos habitar un mundo y dar sentido a
nuestra vida.” 2
Lo simbólico: indica algo más allá de lo que se ve o se dice, cargado de una infinidad de
planos nuevos. Desde allí se organiza una y otra vez a partir de polaridades que permiten
general, podría estar escindido de la gran red en que estamos inmersos, donde lo racional y
mediamos los extremos a través de una síntesis. El homo symbolicus que somos construye
vitalmente lazos de unión en donde diversos aspectos polares logran una nueva relación que
2
WUNENBURGER, Jean-Jacques, La vida de las imágenes, UNSAM, Serie Humanitas, Buenos Aires,
2005, p. 13.
pensamiento, el sentimiento, la percepción sensorial y la intuición participan y convergen
sino que coinciden las comprensiones simbólicas en los distintos grupos humanos, a lo
largo de la historia y de las diferentes culturas. Podemos verlo en los relatos míticos en
· Nuestra civilización de la imagen, está a menudo carente de un significado otro, más allá
3
DAVY, Marie-Madeleine, Initiation a la symbolique romane, Flammarion, Champs, 1977, p.92.
allí donde el empobrecimiento del lenguaje imaginal nos aleja del simbolismo y su
trascendencia.
requiere de una disposición personal y libre, pero a su vez está fuertemente influenciada por
desenvolvimiento en los mitos es visto como los rudimentos o la prehistoria del verdadero
pensamiento. Así los arquetipos que surgen sólo serán descriptos desde la psicología como
Durand habla de la “victoria de los iconoclastas” y del triunfo del positivismo, ya que tanto
percepción meramente sensorial –positivista-, tanto por defecto como por exceso, la
comprehensión epifánica, aparece en las antípodas de la pedagogía del saber tal como
estados’ sucesivos del triunfo de la explicación positivista son los tres estados de la
extinción simbólica.”4
Durand reacciona frente a los resultados de un agotamiento del poder del símbolo, que es
imagen simbólica, el icono evocador –tan profundamente humano-, que siempre religa
naturalmente uno y otro mundo. Allí está la presencia del símbolo y su poder sobre la vida
del hombre, precisamente porque es expresión de la vida más esencialmente humana, la que
donde las representaciones imaginarias son arquetipos con autonomía, que manifiestan un
sentido que nos trasciende. El mundus imaginalis es el nombre propio de este lugar
mediador entre el hombre y la divinidad. Este nombre es tomado por Corbin de la mística
formas autónomas de las que participa nuestra imaginación, y que le permiten remontarse
de lo temporal a lo eterno.
4
DURAND, Gilbert, La imaginación simbólica, Amorrortu, Buenos Aires, 2000, p. 25.
La imagen simbólica tiene una fuerza psíquica particular en donde juegan tanto un lazo de
unión como un corte con el contenido original. Hay en ella meta-significaciones que
Esto nos muestra una vez más que sólo la imagen puede explicar plenamente a la imagen.
creadora del sujeto que se disponga a develar nuevos sentidos latentes, aunque sepa que
nacen desde una asociación librada al caos o al azar, sino que brotan de un sentido propio.
primigenias.
psiquis de los seres humanos, sino que forman verdaderas cuencas semánticas que
Aquí quisiera agregar, explícitamente, que así como en las obras de arte plásticas y en la
simbólica poética vemos la presencia del mundo imaginal, éste también manifiesta su
fuerza en una larga historia de la expresión humana: en la estética musical, en los sueños de
los hombres, a través de sus mitos y sus ritos, y aún en el relato de los cuentos de hadas.
5
BAUZÁ, H. F., en Prólogo a WUNENBURGER, La vida de las imágenes.
Esta insistencia de lo simbólico, que vuelve una y otra vez a reinstalar sentidos en los
a iluminar la propia vida: nos aproxima a la realidad, nos la entrega existencialmente y así
que tiende a la integración de lo alto y lo bajo, empuja a una transformación con sentido,
En palabras de G. Durand:
acontecimiento concreto.”6
triunfo de una imaginación creadora que al hacerse conciente brinda un nuevo sentido a una
libertad personal.
Durand diría que el efecto que produce la imagen simbólica es el de un equilibrio entre
6
DURAND, G., op. cit., pág. 43-44.
El equilibrio se manifiesta en distintos niveles de lo humano, y el último nivel en que se
manifiesta el poder de las imágenes simbólicas indica el fin de todo símbolo, que sin dejar
de lado la tensión dialéctica, significa para el hombre una epifanía que es teofanía.
La meta última del recorrido de la imaginación a través de los símbolos parece merecer más
Dios,
de otro mundo