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“AÑO DEL BUEN SERVICIO CIUDADANO”

UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO

FACULTAD DE INGENIERIAS

TEMA:
BASÌLICA MAYOR DE ROMA (VATICANO)

CURSO: HISTORIA DE LA ARQUITECTURA I


DOCENTE: CRAYLA ALFARO AUCCA
ALUMNAS: ADAY RASELY TRUJILLO APAZA
DAVID ALONSO MOGOLLON VILLANUEVA

CUSCO-PERU
2017
Basílica de San Pedro

INTRODUCCIÓN.

En el año 326 Constantino ordenó la construcción de la basílica de San Pedro en


Roma, en el lugar donde el apóstol sufrió martirio y fue enterrado, edificándose en una
parte de la superficie donde ocupaba el Circo de Nerón. El apóstol, al igual que otros
muchos cristianos, fue martirizado tras haber sido responsabilizado del gran incendio
de Roma. Éste, por voluntad propia, fue crucificado cabeza abajo, ya que consideraba
que no debería de morir de la misma manera que lo hizo Cristo.
La voluntad de Constantino era realizar una basílica de 5 naves que se convertiría en
la antecesora de la que conocemos en la actualidad. En el siglo XV, tras llegar a la
conclusión de que la basílica debería de ser ampliada, el papa Julio II decidió construir
una nueva basílica, ya que la anterior se encontraba muy deteriorada. La construcción
de esta nueva iglesia empezó el 18 de abril de 1506. El primer proyecto fue
presentado por Bramante. Tras la muerte de éste, su trabajo fue continuado por
Rafael, Sangallo y Peruzzi. En 1547, el papa Pablo III ordenó a Miguel Ángel que
prosiguiera la obra. El 18 de noviembre de 1623 concluyeron las obras de la basílica
de San Pedro, con lo que el papa Urbano VIII, por fin, pudo consagrarla. La
construcción había durado 120 años.
En el siglo XV tuvieron lugar los cambios que llevaron al fin de la Edad Media y a los
inicios de la llamada Edad Moderna. En este periodo la economía europea se
recuperó, lo que llevó a un nuevo crecimiento de la población. La falta de autoridad del
papado y del Imperio permitió el desarrollo de las llamadas monarquías autoritarias.
Por el contrario, en el Sacro Imperio y en Italia se mantuvo la fragmentación territorial y
política. A pesar de estas circunstancias, los Gobiernos independientes italianos se
hicieron más fuertes. La toma de Constantinopla en 1453 provocó la llegada a Italia de
sabios y artistas que dieron a conocer aspectos de la antigua cultura griega olvidados
en Occidente. El desarrollo de las universidades y el nacimiento de las Academias
dieron lugar a un nuevo pensamiento basado en el estudio científico y en el
conocimiento del propio ser humano. Este antropocentrismo fue la base de la
transformación cultural surgida en el siglo XV que llegó a afectar a todo Occidente en
el siglo XVI: el humanismo.
A comienzos del siglo XVI, el pensamiento humanista se encontraba en pleno
desarrollo. Los viajes de los humanistas por las principales ciudades europeas y el uso
de la imprenta de Gutenberg en Europa ayudaron a difundir sus teorías. Surgiendo así
nuevos focos de pensamiento fuera de la Península Itálica.
Erasmo de Rotterdam fue uno de los primeros en aplicar el espíritu crítico a la teología
cristiana y a la Iglesia desde su propio seno. Tras él surgieron voces más críticas con
la propia doctrina cristiana, enmarcadas en la llamada Reforma protestante, que
llevaron a la escisión de nuevas Iglesias. Frente a la Reforma, el papa Paulo III
convocó en 1545 el Concilio de Trento, por el que pretendía aumentar la formación del
Clero y la disciplina, así como confirmar los dogmas católicos frente al protestantismo.
Este movimiento recibió el nombre de Contrarreforma.
Entre 1545 y 1563, tuvo lugar el Concilio ecuménico de Trento que fue un intento de
solucionar los graves problemas que afectaban a la Iglesia católica. La Reforma
protestante se había convertido en un problema político, pero también era un grave
desafío religioso para la Iglesia romana. Ante estas circunstancias, se hizo preciso
emprender un movimiento de reacción que surgió de Trento y que es conocido como
Contrarreforma. En Trento se adoptaron resoluciones como la reafirmación del dogma
católico, se aceptó la necesidad de reformar la iglesia católica y se fundó la Compañía
de Jesús, para ratificar la supremacía del Papa.
Desde finales del siglo XV, había tenido lugar una progresiva reafirmación de la
autoridad monárquica en detrimento de los poderes locales nobiliarios. Esta exaltación
del poder de los reyes alcanzó su máxima expresión en el siglo XVII, cuando se
instauraron en Europa las monarquías absolutistas. La monarquía absoluta suponía
una convalidación de las monarquías autoritarias del siglo XVI, pero con una
percepción más exclusivista del poder. El siglo XVII, por tanto, asistió a la
consolidación de dos poderes que pretendían reafirmar su carácter incontestable y que
en ocasiones rivalizarían entre sí, el Papa y los monarcas absolutos.

Marco de referencia geográfico.


El Renacimiento, empieza en Italia en el siglo XV, se extiende hacia el Oeste a través
de todos los países de Europa que habían formado el antiguo Imperio Romano de
Occidente, posteriormente pasa a las colonias de los países imperialistas. Italia,
Francia, Alemania, Bélgica, Holanda, Inglaterra y España, fueron las naciones que
recibieron directamente este cambio artístico, otros países como Noruega, Suecia,
Portugal, Dinamarca, la antigua Yugoslavia, Polonia, la antigua Checoslovaquia,
Austria, Suiza, la antigua URSS y Hungría también recibieron la influencia del
Renacimiento, pero en menor grado, predominando en los países de Europa del Este
la influencia Bizantina.
La arquitectura en la civilización occidental.

Las primeras manifestaciones del Renacimiento se


encuentran en la ciudad italiana de Florencia, en el
sur la presencia constante de las soluciones clásicas
y el auge económico de las ciudades comerciales
italianas impulsó la evolución de la arquitectura hacia
un aprovechamiento de los conocimientos
tradicionales en materia de construcción. Florencia
como Génova, era un importante centro de
comercio: los florentinos tenían una enorme
confianza en sí mismos como raza y como
individuos: Los florentinos eran también ricos. La
combinación de riqueza y buen gusto produjo
excelentes mecenas de la arquitectura y las artes.
El Manierismo surge en Roma. El ideal de belleza
pura murió en Florencia, y Roma heredó solamente
una manifestación apologética (la defensa
sistemática de una posición o punto de vista).
Cuando el Manierismo salió de Roma se fue tiñendo
con elementos y colores locales de cada región.

Marco de referencia natural y urbano. “El paisaje”.


La Ciudad Ideal. Los mapas de la Edad Media no representaban el mundo “como es”
sino que “ilustraban” la imagen cristiana de ese mundo. En cambio, la cartografía
renacentista se proponía una representación geométricamente correcta. Este realismo
no destruyó la imagen general de un cosmos centralizado con la tierra como centro, la
cual perduró hasta la revolución de Copérnico (1543). La ciudad del Renacimiento
aspira a una forma ideal. Se convierte, en consecuencia, en objeto de estudios
científicos, y varios arquitectos analizan los problemas de la ciudad y se proponen
definir plantas “ideales”.
Marco de referencia social.
Aspecto político. Los desórdenes que
Europa había sufrido, primero, con la
caída del Imperio Romano, y segundo,
en el año 1000 a causa de las
invasiones, habían dado al traste con la
estabilidad de la paz Romana, pero fue a
finales del siglo XV, cuando la
civilización occidental recobró su
cohesión. El estado monárquico, tomó
conciencia de su misión y la sociedad
estableció sus jerarquías, todo esto
propició que la economía se viera
estimulada por el orden público, y la
invención de la imprenta renovó los
espíritus.

Aspecto económico.
En la segunda mitad del siglo XV, Europa se vio favorecida por un progreso
económico, social y demográfico. Aumentó la producción, se agilizó el comercio, y éste
busco mercados exteriores, así como créditos más amplios que le dieron un mayor
radio de acción. Este comercio fue el primer intento de la unidad europea. La industria
progresó en forma extraordinaria estimulada por los adelantos de la tecnología,
especialmente la industria textil, se popularizó la lencería, de igual forma progresó la
minería que tuvo el carácter de una ciencia. A principios del siglo XVI, la extracción de
minerales en Europa se multiplicó por cinco, especialmente el metal de la plata, que
los Estados necesitaban para la acuñación de la moneda.
La aparición del capitalismo ha sido la característica más importante de la economía
de la civilización moderna; en el siglo XVI, la agricultura comenzó su decadencia,
debido a que el campo no fue explotado directamente por los campesinos, sino que
señores feudales y eclesiásticos daban sus tierras a arrendatarios y éstos a su vez
contrataban a trabajadores agrícolas. Por otra parte, las corporaciones gremiales de la
industria y el comercio al entrar de lleno en la política, tendieron a hacerse aristócratas
por el poder del dinero ya que a la nobleza no podían aspirar por la sangre.
Aspecto religioso.
Antes de que Martín Lutero pegara sus 95 tesis contra el principio y la práctica de las
Indulgencias (1517), el humanismo había introducido ya el estudio filosófico de las
Sagradas Escrituras y la crítica de las creencias e instituciones religiosas y en el siglo
XV había denunciado los abusos tanto materiales como morales de la Iglesia.
Existían condiciones históricas favorables para que la doctrina de Lutero tuviera una
acogida favorable. En Alemania era la época de la impresión, de la enseñanza laica y
de las universidades. Los campesinos al igual que en el resto de Europa, se
encontraban desprotegidos, lo cual provocaba levantamientos. Y a ello se sumaba la
incapacidad de la Iglesia para ofrecer paz y consuelo a un mundo carente de unidad, a
merced de príncipes.
Hubo cuatro inventos que influyeron en la época: la pólvora, que hace cambiar los
sistemas para combatir; la brújula, que ayudó a descubrir el Cabo de Buena
Esperanza en 1486 y América en 1492; la imprenta en 1442 y el grabado en 1452.
Estos inventos produjeron cambios en el modo de vivir, reformas a la religión y deseo
de aprender; a la vez divulgaron la forma arquitectónica de los diversos países.

Objetivo e ideología.
Conclusión: una arquitectura de ideales humanistas. La diferencia de actitud
fundamental entre el Gótico y el Renacimiento es que en el primero las dimensiones
arquitectónicas estaban regidas por la escala divina y por criterios de ingeniería,
mientras que en el segundo las dimensiones obedecían a la escala humana y a
criterios estéticos. La base principal del poder renacentista era la cultura, una cultura
humanista basada en la capacidad moral e intelectual del hombre. Sólo así podemos
hablar del renacer de la antigüedad clásica. A partir del Renacimiento, la historia del
arte es la historia de los que hacen el arte: los artistas.

Características conceptuales
• De base clásica (Griega y romana)
• Estética (Armonía y proporción)
• Antropocéntrica (Centrada en el hombre)
• Magnífica (Suprema y sólida)
• Racional (Objetiva y lógica)
• Integral (Incluye diferentes artes)
• Regional (Cambia según el contexto)
Después de transcurrido un
milenio vuelven a aplicarse los
órdenes romanos interpretados
libremente. Los más utilizados
son el corintio y el compuesto,
aunque también fue frecuente la
superposición de órdenes.
Corrientemente, los arcos no
descansan directamente sobre
las columnas, sino que entre
ellos se interpone un trozo de
entablamento a manera de
capitel. En los dos periodos del
estilo es frecuente construir las
plantas de un mismo edificio con
distintos órdenes, como en el
Coliseo Romano.
Las bóvedas fueron de cañón o
de arista predominando la de
cañón corrido.

Elementos decorativos y sistema ornamental.


Los elementos ornamentales clásicos se repiten en el Renacimiento con profusión
sobre todo en el primer estilo: capiteles, cornisas, columnas y pilastras adosadas,
frontones, molduras, elementos florales y estatuas. Las pilastras rectangulares
adosadas a las paredes frecuentemente se acanalan. Los elementos decorativos son:
medallones circulares formados por molduras en forma de circunferencia con
bajorrelieves en el centro, elementos florales en frisos y arcadas, estatuas coronando
edificios, en los frisos y sobre los frontones de los vanos. Así como las balaustradas.
Los balaustres, formados por dos copas una encima de la otra con la superior
invertida, pueden ser lisos, acanalados o bien estar ornamentados con hojas de
acanto. Elementos decorativos en una fachada: balaustrada rematando el edificio, los
frontones sobre los vanos, las pilastras acanaladas, el medallón con relieves y las
esculturas en el acceso.
Elementos decorativos: el cornisamiento, las molduras, los medallones esculpidos, las
esculturas, los capiteles y la decoración en base a motivos florales en el friso y los

arcos de las ventanas.

La decoración tipo fantástico en la que el artista combina caprichosamente los


diversos reinos de la naturaleza creando seres monstruosos, en parte animales, en
parte humanos y en parte vegetales, recibe ahora el nombre de grutescos, por
haberse difundido su uso a raíz de los descubrimientos de las pinturas de este tipo del
Palacio Imperial, cuyos salones, por estar soterrados, parecen grutas. Motivo muy
común es la división de los techos en casetones. Las pinturas al fresco que cubren
bóvedas y cúpulas fueron por sí mismas obras de arte, utilizaron la grandiosidad de la
arquitectura para sobresalir, pero además se integraron perfectamente a las obras
arquitectónicas. Decoración interior en base a esculturas, cornisas, molduras, relieves
y casetones en la bóveda de cañón. San Pedro. Roma.

Decoración
interior en base a
pinturas al fresco
en las pechinas
de la cúpula y
simulando
casetones en la
bóveda. San
Andrea. Mantua.
La arquitectura
del Renacimiento
tendió hacia lo
monumental y lo colosal; este último aspecto
consiste en que un orden predomina en el edificio.
La cornisa rematará la construcción, aunque a veces encima de ésta aparece otro piso
que recibe el nombre de ático.

PLANTAS Y FACHADAS
Proporciones y simetría.

La proporción en las plantas de iglesias.


Palladio y Vignola formularon, de acuerdo
a un canon quizá demasiado absoluto, los
métodos de proporción resultantes de los
ejemplos de la antigüedad y de la
experiencia de varias generaciones de
artistas, desprendiéndose de sus escritos
que la ley de las relaciones simples rige el
conjunto de las composiciones
renacentistas.
Palladio aconseja la determinación de la
altura de una sala, basándose en el
término medio proporcional de sus lados

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