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COMUNIDAD CATÓLICA YADAH

ESTATUTOS
, Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; de todas vuestras manchas y de todos vuestros ídolos os
purificaré. Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón
de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis
preceptos y observéis y practiquéis mis normas.

Ez 36,25-27,

Obispado de Chimbote

15 de Abril 2018

Amados hermanos:

En los últimos años el movimiento de Renovación Carismática Católica en el Espíritu Santo ha experimentado un
incremento notorio en su expansión y desarrollo.

El lugar que la RCCES ocupa actualmente en la iglesia como fuente de renovación espiritual y de evangelización
es indudable.

La presencia de la RCCES en la vida de nuestras parroquias y de nuestras diócesis nos permite contemplar la obra
maravillosa del Espíritu de Dios que, como en una nueva primavera para la iglesia, nos regala el don de un
NUEVO PENTECOSTÉS.

Al mismo tiempo, El Espíritu Santo nos invita a proteger la libertad y la gracia que el mismo nos da, mediante el
camino del orden y de la norma.

Los estatutos de la RCCES tienen como finalidad descubrir, proteger, cuidar, hacer valer, hacer crecer los
carismas, las gracias, la libertad y la obra del Espíritu.

Con este fin, presentamos los siguientes estatutos "ad experimentum" por tres años, como fruto del trabajo y
participación conjunta del EQUIPO PASTORAL NACIONAL, EL CONSEJO NACIONAL Y LA COMISIÓN
EPISCOPAL PARA EL APOSTOLADO DE LOS LAICOS, quedando abierta y sugerida una revisión de los mismos
al cumplirse el tiempo previsto y con el fin de construir siempre el Reino de Dios.

+Rafael Bello Ruiz

Arzobispo de Acapulco

Vocal de la CEAL para la RCCES

ESTATUTOS

I. NATURALEZA DE LA COMUNIDAD CATÓLICA YADAH


A. La COMUNIDAD CATÓLICA YADAH es un camino, entre muchos otros, conque Dios está realizando un Nuevo
Pentecostés en su Iglesia.

B. Este camino es la experiencia de la gracia de "Adoración al Santísimo", la participación de forma estable en las
actividades fundamentales de la CCY, las "Noches de Yadah" y la comunidad eclesial de base insertada en la
parroquia y, consiguientemente en la diócesis.

1. Las "Noches de Yadah" es la 'invasión' del Espíritu Santo en el corazón del hombre unida al don de la
experiencia consciente que el hombre alcance de estar 'lleno del Espíritu'. Esa 'efusión del Espíritu' se
realiza de múltiples maneras: primeramente en el sacramento del bautismo y en los demás sacramentos;
también se da a través de la oración de fe que hace un grupo de personas por alguien que desea alcanzar
dicha gracia.

2. Las actividades fundamentales de la CCY son:

a. La evangelización fundamental.

b. La Catequesis o programa ordenado de crecimiento en los conocimientos y en las actitudes y


forma de vivir, la entrega al Señor.

c. Participación en los Colegios y Parroquias (Jornadas y Retiros), en los que se ejercita la oración
espontánea, se comparte la vida de fe y se testimonia la acción de Dios en la propia vida.

d. Participación en las asambleas de Noches de Yadah en las que se puede experimentar la


presencia de Dios vivo mediante la oración espontánea comunitaria. A estas asambleas se
acostumbra permitir la participación de personas 'no iniciadas' como una forma de pre-
evangelización.

3. La "Vida en el Espíritu" es el ejercicio del Sacerdocio Común, realizado como unión plena y constante al
Señor Jesús, como docilidad al Espíritu en todas las circunstancias de la vida, como obediencia a la
voluntad divina en la realización de la vida humana en todos sus aspectos personales sociales.

La vida en el Espíritu es así un vivir con el Espíritu Santo y actuar con su poder. El corazón del hombre se
convierte en el lugar de encuentro con el Dios vivo en medio de las realidades creadas, haciendo de la
misma vida un acto de fe que glorifica al Padre, objeto de nuestra alabanza.

La presencia y actividad de los carismas, tanto de los ordinarios como de los extraordinarios tiene su
campo y su sentido dentro de esta Vida en el Espíritu para construcción de la Iglesia y del hombre.

4. La comunidad entendida como un elemento (instancia) de evangelización necesaria en la Iglesia es la


Comunidad Eclesial de Base definida en Evangelii Nuntiandi y Puebla. Es la expresión de nuestra
comunión con el Padre y con el Hijo. El bautismo en el Espíritu Santo es la base de la comunidad cristiana
y conduce necesariamente a su realización.

La comunidad existe donde se comparte la vida concreta de fe y también sus deficiencias, las experiencias
de Dios, sus llamados, los frutos de la obediencia a la voluntad divina y la mutua ayuda para crecer en la
vida de la fe dentro de un proceso de salvación que incluye al hombre integral. La comunidad cristiana
comienza cuando empezamos a cuidar la fe del hermano a partir de su realidad concreta, y así la vida de
Dios en el corazón de cada hombre se va robusteciendo progresivamente con ayuda de los hermanos en
la fe.

C. La finalidad de la CCY es ayudar a sus miembros a crecer en la Vida Consagrada a Jesús y comunicar a los
miembros de la iglesia los dones y experiencias que han recibido de Dios a través de la misma Iglesia y dentro de
ella, en la conciencia de que Dios está renovando su Iglesia.

II. EQUIPO PASTORAL


Definición: es un organismo de servicio nombrado por la Jerarquía que actúa en las diócesis donde su trabajo sea
solicitado.

A. FUNCIONES

1. Orienta en una forma concreta y práctica sobre lo que es la CCY. Unido a la CEAL a través del obispo-
vocal nombrado por la misma Comisión episcopal.

2. Asegura la unión vital con el Episcopado Nacional y con los representantes nacionales de otros
organismos apostólicos.

3. Representa y es un órgano de contacto con la CCY a nivel Diocesano.

4. Coordina y preside el Consejo Diocesano.

5. Invita a las personas que juzgue oportuno para asistir a las reuniones del Consejo Nacional.

6. Es responsable de que se ejecuten los acuerdos del Consejo Nacional.

7. Trabaja siempre de manera colegial, escuchando la opinión de todos y tratando de vivir el principio de
Comunión Eclesial.

B. INTEGRANTES

1. Es integrado por personas en efectiva comunión con sus obispos y superiores y consta de:

d. Un laico coordinador del EPN.

e. Doce laicos (preferentemente matrimonios), procurando una equitativa distribución de acuerdo a la


geografía del país y tomando en cuenta las diferentes regiones pastorales (en la medida de lo posible).

2. Integrado por personas con conocimiento de la Renovación a nivel nacional y con experiencia de servicio en la
Renovación Carismática Católica en el Espíritu Santo.

3. Integrado por personas sin impedimento para reunirse un mínimo de: tres juntas del EPN, dos eventos
nacionales y cuatro reuniones con las regiones pastorales al año. Cualquier miembro que falte a 3 de cualquiera de
estos eventos en el año, automáticamente queda fuera del EPN.

4. Si uno de los esposos (en caso de matrimonio) por impedimentos personales no puede asistir con regularidad a
los eventos, quedaría fuera del EPN (no de la RCCES), pero su pareja podrá continuar.

5. Para nombrar a un miembro se presentarán los candidatos al mismo EPN después de haber auscultado en las
diversas diócesis y en las reuniones de las regiones pastorales.

6. La entrada de un miembro nuevo al EPN se decidirá por mayoría de votos.

7. Se cuidará de no invitar a nadie que esté haciendo de la RCCES su medio económico de vida.

8. Para nombrar al coordinador, el EPN hace su propuesta al obispo asistente, presentando algunos candidatos y
esperando la decisión definitiva de él, quién en última instancia tendrá derecho de veto.

9. Los sacerdotes (asistente y viceasistentes) serán nombrados directamente por el obispo, sin embargo, el EPN
deberá presentar los nombres de algunos candidatos para ocupar tales funciones.

10. Si el obispo juzga conveniente nombrar a algún sacerdote que no haya sido sugerido por el EPN, tendrá el
derecho de hacerlo.
11. Cualquier persona propuesta para ser miembro del EPN, sacerdote o laico, antes de ser aceptado, será
invitado a colaborar por un año, periodo de prueba que al concluir, la función de colaborador cesará de inmediato.

12. Los nombramientos del EPN se harán por escrito. Los cargos durarán tres años, al término de los cuales la
función cesará de inmediato.

13. La decisión de prolongar por un periodo determinado el cargo de cualquier miembro del EPN (con excepción de
los cargos de asistente y viceasistente) deberá ser tomada ante la presencia del obispo, los sacerdotes, el
coordinador y la mayoría de los miembros restantes. El obispo tendrá derecho a veto.

14. La decisión de prolongar por un periodo determinado el cargo de asistente o viceasistente, será tomada por el
obispo, teniendo en cuenta el parecer de todo el EPN.

15. Siempre que se realicen cambios de personas en el EPN, se tratará de que nunca se remueva a más de la
mitad de los miembros.

16. Toda persona llamada a colaborar como miembro del EPN lo será en razón de un servicio específico, es decir,
en función de lo que significa un carisma muy concreto y probado en la comunidad en la que por un tiempo extenso
ya ha servido y en vistas a construir el Reino de Dios.

17. Cualquier persona que, habiendo sido miembro del EPN por un periodo determinado, haya dejado de
pertenecer al mismo, ya no será llamada posteriormente a formar parte del EPN. Sin embargo, su testimonio de
vida y su inserción en la vida de la RCCES a nivel diocesano y parroquial, serán un efecto coherente de su amor a
la iglesia.

18. El asistente eclesiástico.

a. El asistente eclesiástico es, en la Iglesia y para la Iglesia, una representación sacramental de Jesucristo
Profeta, Cabeza y Pastor.

b. Su labor y su experiencia en el seno de la RCCES no es legitimada por la misma RCCES, la cual ni lo


'llama', ni lo 'delega'. Es un 'enviado' de Dios a través de la jerarquía, para actuar en representación
sacramental de Jesucristo Cabeza y Pastor.

C. El ser nombrado explícitamente por la autoridad, no se opone (sino más bien es condición 'sine qua
non') a su plena y fructífera participación en la vida de la RCCES.

D. Existe y actúa para el anuncio del Evangelio y para la edificación de la Iglesia.

e. El objetivo de su servicio sacerdotal dentro del EPN, será siempre el de hacer posible el encuentro de
cada fiel con la persona viva de Jesucristo.

f. Su inserción en la vida de la RCCES hará que una de sus metas más importantes sea siempre el lograr
que cada miembro del RCCES, descubra tanto en su persona como en la misma RCCES, una verdadera
puerta de entrada al misterio de la Iglesia, que es sacramento de unidad y de salvación.

III. CONSEJO NACIONAL

Definición: Es un órgano de servicio, constituido por el EPN, así como por los asistentes eclesiásticos diocesanos y
coordinadores laicos de cada diócesis del país, que sirve a la RCCES a nivel nacional.

A. FUNCIONES.
1. Discierne lo que Dios quiere para la RCCES a nivel nacional.

2. Es un instrumento de unión y comunicación con los obispos y sus diócesis respectivas.

3. Toma algunos acuerdos en relación a aspectos de la vida nacional de la RCCES. En este caso, el EPN
tendrá un voto de calidad.

4. Esta integrado por el Equipo Pastoral Nacional y los representantes diocesanos.

5. Propondrá a aquellas personas consideradas como candidatos para integrar a corto plazo el EPN.

6. Trabaja de manera colegial, escuchando la opinión de todos y tratando de vivir el principio de Comunión
Eclesial.

B. INTEGRANTES

1. Estará integrado por dos personas de cada diócesis: el sacerdote asistente eclesiástico y el laico
coordinador diocesano, cuyo nombramiento han recibido de su obispo.

2. Integrado por personas de oración, acción y experiencia, plenamente identificados con el carisma propio
de la RCCES.

3. Integrado por personas dispuestas y capaces de transmitir en sus diócesis (equipos, consejos
parroquiales y diocesanos) todo lo concerniente a la RCCES a nivel nacional.

IV. CRITERIOS BÁSICOS DE ACCIÓN

Al realizar sus actividades específicas, la RCCES tratará siempre de vivir los siguientes principios prácticos:

A. Reconocer siempre la importancia y necesidad que se tiene de la diócesis y de la parroquia, espacios de gracia
donde se realiza la única obra del Señor, nuestra santificación.

B. Vivir en el contexto de cada parroquia, el misterio de la iglesia como comunión, orgánicamente unida a la vida de
otros movimientos y otras comunidades en las que se desarrolla la vida cristiana.

C. La presencia del sacerdote será indispensable. Será preferible no abrir grupos ni asambleas nuevas sin
asistente eclesiástico. En una parroquia, el asistente es el párroco.

D. Conservar siempre la identidad del carisma propio, pero en íntima comunión con las demás comunidades y
movimientos cuyos carismas propios representan la riqueza y totalidad del patrimonio de la Iglesia.

E. Comprometerse a fondo en las tareas de la nueva evangelización.

F. Evitar siempre cualquier paralelismo.

G. Insistir siempre en la necesidad de un crecimiento integral (catequesis), posterior al Kerigma y basado en los
caminos de la Iglesia. (Nuevo catecismo)

H. Insistir siempre en compartir la riqueza peculiar de la RCCES (el bautismo en el Espíritu con todo lo que
conlleva), con todo fiel bautizado, evitando radicalismos polarizantes (clérigo-laico; movimiento-corriente;
jerárquico-carismático) y permitiendo que la inmensa bondad de la RCCES descienda a todos los espacios y
niveles del cuerpo místico de Jesucristo, salvaguardando al mismo tiempo la propia identidad.

V. EQUIPO DIOCESANO
(Estos estatutos sugieren a las diócesis de México que adopten como parte de sus estatutos diocesanos los
lineamientos siguientes).

Definición: Es el órgano responsable de la vida y funcionamiento de la RCCES en una diócesis, cuyo ámbito de
autoridad y servicio dependen del obispo.

A. FUNCIONES

1. Orienta a nivel diocesano en una forma concreta y práctica sobre lo que es la RCCES.

2. Asegura la unión vital con el obispo, los párrocos y los representantes diocesanos de otros organismos
apostólicos.

3. Coordina y preside el Consejo Diocesano.

4. Representa y es órgano de contacto con la RCCES a nivel nacional.

5. Invita a las personas que juzgue oportuno para asistir a las reuniones del Consejo Diocesano.

6. Es responsable de que se ejecuten los acuerdos del consejo Diocesano.

7. Trabaja de manera colegial, escuchando la opinión de todos y actuando con decisiones mayoritarias.

B. INTEGRANTES

1. Integrado por personas en efectiva comunión con sus obispos, párrocos y superiores. Constituido por: un
asistente eclesiástico nombrado por el obispo, y un grupo de laicos (preferentemente matrimonios). Representativo
de las diversas zonas de la diócesis.

2. Aquellas diócesis divididas en zonas pastorales, formarán preferentemente sus equipos diocesanos, integrando
un matrimonio y un sacerdote por cada zona.

3. Si uno de los esposos (en caso de matrimonio) por impedimentos personales no puede asistir con la regularidad
a las reuniones, quedaría fuera (no de la RCCES, sino del equipo), pero su pareja podrá continuar.

4. Integrado por personas con conocimiento de la realidad diocesana, así como plenamente identificados con el
carisma propio de la RCCES.

5. Para nombrar a un miembro del equipo, el consejo diocesano presentará los candidatos al mismo equipo
después de haber auscultado en las diversas parroquias y en las reuniones de las zonas pastorales.

6. La entrada de un miembro nuevo la decidirá el mismo equipo diocesano por mayoría de votos.

7. Se cuidará de no invitar a nadie que esté haciendo de la RCCES su medio económico de vida.

8. Para nombrar al coordinador del equipo, se presentarán al obispo algunos candidatos, esperando la decisión
definitiva de él, quien en última instancia tendrá derecho a veto.

9. Los sacerdotes (asistentes y viceasistentes) serán nombrados directamente por el obispo, sin embargo, el
equipo deberá presentar los nombres de algunos candidatos para ocupar tales funciones.

10. Si el obispo juzga conveniente nombrar algún sacerdote que no haya sido sugerido por el equipo, tendrá el
derecho de hacerlo.

11. El servicio de cualquier miembro será por tres años al término de los cuales la función cesará de inmediato.
12. La decisión de prolongar por un periodo de tres, o más el cargo de cualquier miembro del equipo (con
excepción de los cargos de asistente y viceasistentes), deberá ser tomada ante la presencia del asistente, e
coordinador y la mayoría de los miembros restantes. El asistente podría tener derecho a veto, si así lo determina el
obispo.

13. La decisión de prolongar por un periodo de tres años o más el cargo de asistente o viceasistente será tomada
por el obispo, tomando el parecer del equipo.

14. Siempre que se realicen cambios en el equipo, se tratará de que nunca se remueva a más de la mitad de los
miembros.

15. Toda persona llamado a colaborar como miembro del equipo, lo será en razón de un servicio específico, es
decir, en función de lo que significa un carisma muy concreto y probado en la comunidad en la que por un tiempo
extenso ya ha servido, y en vistas a construir el Reino de Dios.

16. Se tendrá la prudencia de no invitar a nadie como integrante del equipo diocesano, sin haber hecho un serio
discernimiento de su riqueza personal (dones y carismas), misma que será puesta al servicio de la Renovación.

VI. CONSEJO DIOCESANO

Definición: Es un órgano de servicio a nivel diocesano, constituido por el equipo diocesano, así como por un
sacerdote y un matrimonio representantes de cada zona pastoral.

A. Integrado por el equipo diocesano y los representantes de las zonas y o parroquias.

B. Buscará discernir la voluntad de Dios para el Movimiento de Renovación en el Espíritu Santo, a nivel diocesano.

C. Es instrumento de comunión con el obispo, los párrocos y los demás organismos diocesanos.

D. Toma acuerdos prácticos en relación a los aspectos de la vida del movimiento que el equipo diocesano le
proponga.

E. Integrado por personas dispuestas y capaces de transmitir a nivel parroquial y diocesano todo lo concerniente a
la RCCES en la diócesis.

F. Propone a aquellas personas consideradas como candidatos para integrar el equipo pastoral diocesano.

VII. EQUIPO PARROQUIAL

Definición: Es un órgano de servicio, del cual depende la vida y organización de la RCCES en una parroquia.

A. Orienta en una forma correcta y práctica sobre lo que es la RCCES y discierne lo que Dios quiera para la
RCCES a nivel parroquial.

B. Es instrumento de comunión con el párroco, vicarios y demás agrupaciones parroquiales.

C. Invita a las personas que considere oportuno (discerniendo los carismas), para trabajar en los diferentes grupos
de servicio.

D. Es responsable de cuidar que se estén viviendo adecuadamente todos los elementos fundamentales del
movimiento:
asambleas de oración

cursos de iniciación

crecimiento básico

grupos domésticos de oración

E. Trabaja siempre de manera colegial, escuchando la opinión de todos y tratando de vivir el principio de comunión
y participación.

F. Toma de acuerdos en relación a la vida de la RCCES en la parroquia.

G. Integrado por personas de oración, acción y experiencia plenamente identificados con el carisma propio de la
RCCES con conocimiento de la realidad parroquial y diocesana, dispuestas y capaces de transmitir todo lo
concerniente a la RCCES a nivel parroquial y diocesano.

H. Formado por personas en efectiva comunión con su párroco y equipo diocesano.

I. Si uno de los esposos (en caso de matrimonio) por impedimentos personales no puede asistir con regularidad a
las reuniones, quedaría fuera (no de la RCCES sino del equipo), pero su pareja podrá continuar.

J. Para nombrar a un miembro de este equipo, se presentan candidatos al párroco o sacerdote asistente, habiendo
auscultado antes a nivel parroquial en los diversos grupos de oración, cuidando de no invitar a nadie que esté
haciendo de la RCCES su medio económico de vida.

K. Para nombrar al coordinador, el equipo hace su propuesta al sacerdote asesor (el párroco) consultando al
equipo diocesano y esperando la decisión del asesor. Su servicio será por tres años, al cabo de los cuales se
presenta ante el asesor, quien renovará su nombramiento por otros tres años o dará por terminado su periodo. En
caso de renovarse el nombramiento se hará por una sola vez.

L. Las personas llamadas a integrar el equipo parroquial han de tener conocimiento de la misma realidad parroquial
y una experiencia mínima de dos años en la vida de la RCCES.

M. Deberá estar integrado por personas con disponibilidad y sentido de la responsabilidad sin impedimentos para
asistir a los compromisos elementales de su cargo.

N. Por causas de fuerza mayor, se podrá remover a algún miembro del equipo.

VIII. MEDIOS PROPIOS DE LA CCY

Para cumplir su objetivo, la CCY asume del patrimonio común de la iglesia, cinco medios como propios de la CCY,
imprimiéndoles su estilo, método y programación particulares, acentuando e insistiendo, a través de ellos, en
valores que podrían ser asumidos por toda la Iglesia.

A. EVANGELIZACIÓN FUNDAMENTAL (PRIMER ANUNCIO, KERIGMA).

Comprende el anuncio primero del Evangelio (kerigma), no como enseñanza de carácter doctrinal, sino como
proclamación viva del mensaje de salvación en un clima de oración que conduce a una experiencia personal del
amor a Dios, de Jesús como Señor y Salvador y del Espíritu Santo como motor de la vida interior.

Esta evangelización fundamental conduce a cada creyente, a la experiencia personal del bautismo en el Espíritu
Santo.

B. CATEQUESIS
Es un programa de crecimiento y formación básica orientado a favorecer en el creyente los primeros pasos en la
maduración progresiva de la fe, en un contexto de vivencia comunitaria y mediante el recto entendimiento de las
verdades fundamentales y el desarrollo de los hábitos de la vida cristiana.

C. RETIRO YADAH

La característica que da su fisonomía e identidad propia a la CCY es precisamente la vida en el Espíritu como
oración viva, como culto existencial al Padre en el poder del Espíritu. Aquí, el corazón mismo del hombre se
convierte en 'lugar de encuentro' con el Dios vivo, en medio de las realidades creadas, haciendo de la vida misma
un acto de fe que glorifica al Padre, objeto de nuestra alabanza.

D. EQUIPO YADAH

Es una reunión de oración privada, donde participan aquellos que han recibido la evangelización fundamental. Su
propósito es la oración espontánea en común y la edificación mutua.

E. Noches de Yadah

Es una asamblea de oración, abierta a todos aquellos que desean participar en ella, sean miembros de la CCY o
no. Su finalidad es experimentar la presencia del Dios vivo mediante la oración espontánea y comunitaria.

.
Estatutos de la Comunidad de Emmanuel y de la
Fraternidad de Jesús.
I. COMUNIDAD DE EMMANUEL

La Comunidad del Emmanuel es una asociación de fieles de todos los estados de vida.
La comunidad toma su nombre de la Escritura: Ved que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien
pondrán por nombre Emmanuel, que significa "Dios con nosotros" (Mt 1, 23)
EMMANUEL es “DIOS CON NOSOTROS”, presente en la vida cotidiana.
Para todos, es reconocer a Jesús como el centro de su vida, para “estar en el mundo sin ser del mundo”. Para
algunos, significa buscar la santificación en la vida ordinaria, familiar y celibato por el Reino; para otros aún,
en una vida dedicada a tiempo completo a las obras de apostolado.
La gracia profunda de la Comunidad viene de la Adoración Eucarística del Dios realmente presente en medio
de nosotros: “EMMANUEL”.
De esta Adoración nace la compasión por todos los hombres que mueren de hambre material y
espiritualmente De esta compasión nace la sed de evangelizar en el mundo entero y particularmente a los más
pobres.
El abandono al Espíritu Santo, la Palabra de Dios, la intercesión de María Madre de Dios, los sacramentos y la
liturgia, enraízan la vida comunitaria1 y apostólica en la vida misma de la Iglesia.

II. FRATERNIDAD DE JESÚS

a) La Fraternidad de Jesús toma su nombre de dos textos de la Escritura: “Todos ellos perseveraban en la
oración con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la Madre de Jesús, y de sus
hermanos” (Hch 1, 14); “Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi
hermano, mi hermana y mi madre (Mc 3, 34-35) Para ser hermanos de Jesús, es necesario tener el Corazón de
Jesús; para esto hay que tomar a María
consigo y dejar al Espíritu Santo renovar nuestro corazón.
“Quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi Espíritu en
vosotros” (Ez 36, 26-27).

b) Entre los miembros católicos de la Comunidad Emmanuel, algunos pueden recibir una llamada más radical.
En el corazón mismo de la Comunidad, la Fraternidad de Jesús propone una entrega de sí mismo por medio de
una consagración 3, un compromiso más determinado de fidelidad a la Iglesia y de disponibilidad para la
misión en el contexto comunitario Esta consagración, de tipo bautismal, se hace según el espíritu y las
modalidades descritas más adelante párrafos d, e, f, g).

c) Algunas personas no miembros de la Comunidad Emmanuel, pero católicos comprometidos en


comunidades de espíritu análogo, pueden ser admitidas en la Fraternidad de Jesús. Estas personas
participarán de las gracias y del espíritu de la Fraternidad sin participar ni estar sometidas a su gobierno.

d) La consagración en la Fraternidad de Jesús es una renovación voluntaria de la consagración de los


bautizados (Lumen Gentium, n° 10) como un don total de sí en vistas a un compromiso de disponibilidad para
con el Señor, su Iglesia, la evangelización. Expresa la voluntad de dejarse abrasar por el Amor de Dios. Se vive
esta consagración primeramente en la profundización de las gracias de la Comunidad Emmanuel: en la
adoración de Jesús-Eucaristía, de donde nace la compasión por todos los hombres que mueren de hambre
material y espiritualmente, y la sed de evangelizar al mundo entero, particularmente a los más pobres. Esta
consagración se hace a Jesús presente en la Eucaristía, en la gracia del Corazón de Jesús, según la tradición de
Paray-le-Monial.

e) La consagración en la Fraternidad de Jesús implica una solidaridad comunitaria más profunda, un amor y
una fidelidad muy especial a la Iglesia.

f) La consagración se acompaña de un compromiso de disponibilidad. Esta disponibilidad es, en primer lugar,


una decisión de ofrecerse a sí mismo radicalmente a la voluntad de Dios, a través de tareas, servicios o
misiones pedidas por el Moderador de la Comunidad del Emmanuel, para el servicio de los hermanos y de la
Iglesia, especialmente en vistas a la misión.

g) Así, los consagrados se entregan con el fin de acoger el fuego de la caridad de Cristo y de hacerlo
resplandecer primeramente en la Comunidad del Emmanuel, y con ella, por todas partes a donde sean
enviados.

1. Nota referente al vocabulario


COMUNIDAD: El término “comunidad” no se toma aquí en el sentido restringido de comunidad que vive bajo el
mismo techo, ni de comunidad religiosa, sino en el sentido amplio de asociación animada por un espíritu
comunitario. Por eso los términos “comunidad” y “comunitario” en los presentes estatutos no hacen nunca
referencia a la vida religiosa, sino siempre a la vida asociativa tal como se propone en los cánones 298 a 311 y
321 a 329.
2. La Comunidad del Emmanuel ha nacido y se ha constituido en simbiosis con la FRATERNIDAD DE JESÚS,
cuya finalidad es la de constituir en el corazón mismo del Emmanuel – y con algunos miembros asociados que
provienen del exterior – un camino más profundo de santificación y de disponibilidad para la misión. Ha
parecido útil, en 1991, reunir en un mismo texto estatutario las disposiciones concertadas que rigen las dos
entidades, hasta entonces diferenciadas en el plano canónico, respetando su espíritu y su finalidad.
3. Nota referente al vocabulario
CONSAGRACION: El término de consagración está tomado aquí en el sentido de consagración de los
bautizados según la constitución Lumen Gentium, del segundo Concilio Vaticano: “Los bautizados, pues, por
la regeneración y la unción del Espíritu Santo son consagrados para ser una morada espiritual y un sacerdocio
santo…” (Lumen Gentium, 10); su expresión específica está indicada en los párrafos d, e, f.

DIPOSICIONES CONCERNIENTES A LA COMUNIDAD DEL EMMANUEL

I. NATURALEZA Y FIN

1. La Comunidad reúne a fieles (Christi fideles) de todos los estados de vida que desean comprometerse
juntos en una vida a la vez contemplativa y apostólica en el seno de la Iglesia Católica. Todos los miembros,
laicos y clérigos, se reconocen mutuamente como hermanos en Cristo, con una misma llamada a la santidad y
al anuncio del Evangelio. Quieren realizar esta llamada, cada cual según su estado de vida y su ministerio. Se
comprometen a formar juntos una misma Comunidad, y se prometen los unos a los otros, en el seno de esta
Comunidad, una asistencia activa material, fraternal y espiritual para la vida de santificación y el anuncio del
Reino de Dios.

2. Según el espíritu descrito en el Preámbulo, las gracias de Adoración, de Compasión y de Evangelización a


las cuales aspira la Comunidad, se reciben en los sacramentos – particularmente el de la Eucaristía y el de la
Reconciliación –, en la oración personal y comunitaria, en la apertura del corazón al Espíritu Santo, en la
confianza en la Virgen María, Madre del Emmanuel.

3. La Comunidad, por la vida fraterna y las actividades emprendidas juntos, se propone la santificación de sus
miembros y la participación en el “fin apostólico general de la Iglesia” 4. Esta participación en la misión de la
Iglesia asocia la Comunidad a la evangelización de los creyentes y de los no creyentes, de las personas y de la
cultura, al servicio de los enfermos y de los pobres, a la promoción humana y espiritual, familiar y social.
Todas estas actividades, incluso culturales, caritativas o sociales se hacen explícitamente en el Nombre de
Jesucristo y van acompañadas del anuncio de la Buena Nueva. Están iluminadas por la enseñanza de la Iglesia,
en la sumisión llena de confianza al magisterio y en la adhesión a la fe de la Iglesia Católica.

4. La Comunidad es, dentro de la Iglesia, una Asociación privada de fieles con personalidad jurídica. Está
gobernada por sus propios responsables con la autonomía reconocida por el derecho general de la Iglesia, en
particular en los artículos 215, 298 a 311 y 321 a 329 del Código de Derecho Canónico, y con las normas
establecidas por los presentes estatutos.
La vida y el apostolado de la Comunidad están bajo la vigilancia de la Sede Apostólica y a nivel diocesano, del
Ordinario del lugar de actividades, en la medida de las actividades que allí se ejercen (canon 305).

4. Concilio Vaticano II, Decreto Apostolicam Actuositatem, n° 19: “aliae finem generalem apostolicum Ecclesiae
sibi proponunt”.

II. MIEMBROS, PROBACIÓN, COMPROMISO

5. Pueden ser miembros de la Comunidad las personas bautizadas y confirmadas en la Iglesia Católica,
mayores de edad según el derecho canónico 5 y según el derecho nacional, que hayan pasado un período de
prueba de un mínimo de dos años, que se hayan adherido al espíritu de la Comunidad y hayan sido
expresamente aceptadas por el Moderador y el Consejo o sus representantes locales acreditados
especialmente para este efecto.
Ninguno de los compromisos, consagraciones o disponibilidades de los cuales se ha hablado en los presentes
estatutos – tanto para la Comunidad del Emmanuel como para la Fraternidad de Jesús – obliga bajo pena de
pecado.

5. Canon 97: diez y ocho años.

6. La Comunidad comprende miembros de todos los estados de vida (cf. artículos 298 y 307 del Código de
Derecho Canónico):
– personas laicas casadas o solteras,
– hombres y mujeres comprometidos en el celibato por el Reino,
– diáconos permanentes,
– sacerdotes, diáconos con miras al sacerdocio, seminaristas,
– religiosos y religiosas.

7. Los clérigos diocesanos pueden comprometerse en la Comunidad del Emmanuel y la Fraternidad de Jesús
con la aprobación por escrito de su obispo.

8. Los religiosos o personas comprometidas en la vida consagrada en el sentido de los artículos 573 a746 del
Código de Derecho Canónico pueden comprometerse como asociados (o eventualmente como miembros de
pleno derecho) en la Comunidad del Emmanuel con el respeto a las obligaciones propias de sus institutos, y
con el consentimiento de sus superiores, manifestado por escrito.

9. Los bautizados no católicos no pueden ser admitidos al compromiso ordinario en la Comunidad. Sin
embargo, pueden participar como “hermanos asociados” en la vida y en las gracias de la Comunidad en la
medida en que:
– reconocen en la Comunidad una llamada de Dios para ellos,
– se declaran dispuestos a respetar a la Iglesia Católica en su Misterio, su identidad, su enseñanza, su práctica
sacramental,
– pueden participar significativamente en las gracias de la Comunidad, en su vida y sus exigencias de manera
compatible con el respeto y la lealtad debidos a la Iglesia a la cual pertenecen.
Efectúan en este espíritu un tiempo de probación y son admitidos como hermanos asociados según un
proceder análogo al del artículo 5.
Después de la aprobación del Moderador y del Consejo, hacen un compromiso particular que especifica su
participación en la vida comunitaria y el respeto de los lazos con su Iglesia. No participan en el gobierno de la
Comunidad y no tienen responsabilidad en la formación.

10. La Comunidad comprende a miembros en probación, miembros comprometidos, miembros asociados,


hermanos asociados según un estatuto particular, miembros consagrados en la Fraternidad de Jesús, como se
explicará más adelante.
Las personas adheridas a las orientaciones de la Comunidad, pero que por razones importantes y que no
dependen de su voluntad no pueden seguir todas las obligaciones, pueden, no obstante, ser admitidas por el
Consejo Internacional a comprometerse en calidad de Amigos de la Comunidad del Emmanuel.

Probación
11. Al compromiso le precede un período de probación de dos años como mínimo, que comprende etapas
fijadas por la costumbre, o, si llega el caso, por un reglamento interior, el uno y el otro aprobados y revisables
por el Consejo.
Estas etapas de probación se hacen con el consentimiento del Moderador o de su representante regional, y el
parecer del Consejo.

12. Las personas que se preparan para el bautismo pueden ser admitidas a la probación, pero no al
compromiso.

Compromiso
13. El compromiso en la Comunidad del Emmanuel se hace por un año.
Se renueva cada año.
El compromiso y la renovación se hacen delante del Santísimo Sacramento expuesto, en presencia del
Moderador o de su representante, y de los miembros del Consejo, si es posible.
Comporta la fórmula siguiente: “Yo, N., me comprometo en la Comunidad del Emmanuel…”

III. VIDA, DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LOS MIEMBROS

14. Los miembros de la Comunidad del Emmanuel se comprometen a una vida fraterna, contemplativa y
apostólica en el mundo y en la vida de cada día.

15. Los miembros de la Comunidad del Emmanuel se comprometen en la mayor medida de


lo posible a:
– un largo tiempo de Adoración cada día (adoración del Santísimo Sacramento cuando esto sea posible),
– la participación diaria en la Eucaristía. Para los sacerdotes, la celebración diaria,
– una oración diaria de alabanza celebrada gozosamente, y comunitariamente, cuando esto sea posible,
– la frecuentación regular del Sacramento de la Reconciliación.

16. Los miembros de la Comunidad del Emmanuel se comprometen a una vida comunitaria susceptible de
favorecer el espíritu de adoración, de compasión y de evangelización.
Esta vida comunitaria se adapta a la vida cotidiana normal en el mundo activo, y a las circunstancias en las
cuales cada miembro se pueda encontrar personalmente.
Hay fraternidades, residenciales o no, según el caso. En las fraternidades, el acento se pone sobre el compartir
fraterno, la santificación, la vida apostólica.
El Consejo fija el ritmo y el modo de las reuniones, y, en principio, cada uno participa una vez al mes en las
grandes reuniones comunitarias (por ejemplo, sábado por la tarde y domingo).

17. A fin de vivir la vida y el espíritu comunitario, los sacerdotes y diáconos son igualmente miembros de una
fraternidad, ya sea entre ellos, ya sea con personas de otros estados de vida. En este caso se dará una
preferencia a los hermanos y hermanas de la Fraternidad de Jesús.
Se hará lo mismo con los célibes por el Reino.

18. En ningún caso puede haber residencia común para solteros de sexo diferente. Los apartamentos o pisos
autónomos, aunque estén situados en un mismo edificio, constituyen en este sentido una residencia separada.

19. Cada uno de los miembros de la Comunidad se adhiere a las orientaciones propuestas por el Moderador y
el Consejo. Siguiendo sus indicaciones, participa, en su propia medida, en las actividades apostólicas
propuestas por la Comunidad y en los servicios.

20. Cada miembro se beneficia de la oración y del consejo de los hermanos. Según el derecho común, cada
uno puede recurrir libremente a un confesor o a un director de conciencia, quedando a salvo la disciplina de la
Comunidad: en su caminar comunitario cada uno está ayudado por un acompañante, distinto en principio del
responsable de fraternidad o de servicio.
El acompañante es escogido o aceptado de acuerdo con los responsables de la Comunidad. Se debe ser
acompañado por alguien del mismo sexo.
21. En función de sus posibilidades y de las necesidades de su familia, cada cual entrega un justo diezmo,
fijado por él de acuerdo con la Comunidad.

22. La Comunidad da a sus miembros un programa de vida y de formación comunitaria con medios de
formación. Esta formación es bíblica, teológica y espiritual, conforme al espíritu del Concilio Vaticano II y, de
manera general, a lo que enseña la Iglesia. Profundiza también la vida mística de contemplación y de acción
conforme al carisma propio del Emmanuel
.
23. La Comunidad es toda ella misionera. Algunos miembros podrán, si lo piden, o en todo caso con su libre
aceptación, ser enviados a diócesis o países extranjeros. En tal caso, el compromiso de disponibilidad especial
en la Fraternidad de Jesús precederá o acompañara al envío a la misión.

IV. DISPOSICIONES RELATIVAS A LOS CLERIGOS

24. Los sacerdotes y diáconos miembros de la Comunidad del Emmanuel son incardinados por los Obispos y
Ordinarios que aceptan expresamente la presencia de la Comunidad en su diócesis aplicando los presentes
estatutos.

25. Un sacerdote de la Comunidad, miembro del Consejo Internacional, es responsable de las cuestiones
específicas del ministerio ordenado. Vela, con este Consejo, para que los clérigos de la Comunidad vivan su
compromiso comunitario en toda su radicalidad y mantengan una alta exigencia espiritual.

26. La formación de los miembros de la Comunidad del Emmanuel candidatos al sacerdocio se asegura
conforme a los cánones 232 a 264 y está bajo la responsabilidad última del Obispo o del Ordinario que
incardina. Las condiciones y el lugar de la formación se fijan de acuerdo con el Consejo de la Comunidad.
Esta formación integra, desde el principio, las exigencias particulares ligadas al compromiso contraído en la
Comunidad del Emmanuel en sus aspectos de vida comunitaria, de espiritualidad propia, de vida apostólica y
misionera, en asociación con laicos. Estos aspectos constituyen el carisma propio de la Comunidad del
Emmanuel y están bajo su responsabilidad.
Otros acuerdos particulares precisan las modalidades de aplicación.
La formación de los diáconos sigue los mismos principios.

27. La Comunidad, asociada a la formación, lo está también al discernimiento. El sacerdote de la Comunidad


responsable de las cuestiones específicas del ministerio ordenado está en contacto regular con el Director del
seminario o de la casa de formación.
Dentro del marco de las investigaciones requeridas por el canon 1051, el sacerdote de la Comunidad
responsable del ministerio ordenado presenta al Obispo un informe sobre el candidato con miras a la
ordenación, aportando en particular testimonios sobre su vida en la Comunidad. Este sacerdote estará
presente en la ordenación para atestiguar al Obispo, en nombre de la Comunidad, de las aptitudes del
candidato.

28. 1°) Los clérigos, sacerdotes o diáconos, comprometidos en la Comunidad del Emmanuel, tienen los
mismos derechos y obligaciones que los otros miembros: vida fraterna, contemplativa y apostólica con
Adoración y celebración de la Eucaristía, alabanza de la mañana, comunitaria en la medida de lo posible,
acompañamiento, participación en una fraternidad y en los encuentros comunitarios, entrega de un justo
diezmo, adhesión a las orientaciones propuestas por el Moderador y el Consejo, participación en las
actividades apostólicas y en los servicios de la Comunidad.

2°) Los clérigos se incardinan en una diócesis en el respeto a su pertenencia a la Comunidad. Al incardinar por
la ordenación a un diácono o a un sacerdote miembro de la Comunidad del Emmanuel, el Obispo acepta su
compromiso comunitario según los presentes estatutos; ocurre lo mismo cuando acepta que un clérigo ya
incardinado se comprometa en la Comunidad (cf. artículo 7).
.
3°) El destino de los clérigos lo decide el Obispo después de conocer el parecer del Moderador de la
Comunidad del Emmanuel. Tiene en cuenta el carisma propio de la Comunidad y las posibilidades concretas
de vida y de apostolado comunitarios.

4°) De común acuerdo entre el Obispo y el Moderador, una parte del ministerio y del tiempo de cada sacerdote
y diácono se consagra, bajo la responsabilidad del Moderador, a las obras propias de la Comunidad.
Este tiempo se fija de la manera siguiente:
– el sacerdote puede ser destinado en alternancia, por un período dado, ya a la diócesis,
ya a las obras propias de la Comunidad;
– o bien el sacerdote puede ser destinado, a tiempo parcial, a una misión diocesana, quedando disponible el
tiempo restante para las obras propias de la Comunidad.
En conjunto, se procurará respetar la proporción de una tercera parte para la Comunidad y dos terceras partes
para la diócesis.
El Moderador debe informar regularmente al Obispo de incardinación sobre los sacerdotes que están
destinados durante un tiempo como misioneros del Emmanuel en sus obras propias.

5°) Para los diáconos permanentes, su misión debe tener muy en cuenta su situación familiar y profesional por
una parte, y por otra los asocia en la medida de lo posible a los compromisos de la Comunidad misma.

DISPOSIONES PARTICULARES SOBRE EL CELIBATO POR EL REINO

29. Los hombres y las mujeres, miembros de la Comunidad del Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús,
pueden recibir la gracia de darse por entero en el celibato por el Reino, para tener una disponibilidad personal
más completa para la Adoración, la compasión y la evangelización, según el carisma propio de la Comunidad
del Emmanuel.
Este compromiso en el celibato comporta el espíritu de los consejos evangélicos, espíritu de pobreza y
disponibilidad. Se hace en el ámbito de la Comunidad del Emmanuel y de la Fraternidad de Jesús.

30. El compromiso del celibato por el Reino se hace, después del discernimiento necesario, por un período de
tres años, renovable. Podrá ser definitivo. Los hermanos y hermanas de la Comunidad del Emmanuel y de la
Fraternidad de Jesús son los primeros testigos de este compromiso. Se comprometen por su parte a honrar y
sostener a la persona en el paso que ha dado.

31. Un reglamento de vida, aprobado y revisado por el Consejo a petición de uno u otro de los responsables
de las cuestiones específicas del estado de vida de los célibes por el Reino, puntualiza, por lo demás, las
disposiciones particulares de este estado de vida, de una parte para las mujeres, de otra parte para los
hombres.
32. El Moderador, con la aprobación del Consejo, designa una mujer y un hombre responsables de las
cuestiones específicas del estado de vida de los célibes por el Reino, escogidos de entre estos célibes
consagrados.
La duración de este cargo es de tres años, renovable. Sin embargo se puede cesar del cargo en las mismas
condiciones (cf. art. 42).

VI. GOBIERNO

33. La Comunidad del Emmanuel y la Fraternidad de Jesús tienen un Moderador común, un Consejo
Internacional de la Comunidad Emmanuel, un Consejo de la Fraternidad de Jesús. Ciertas cuestiones de fondo
que conciernen a la Comunidad son de la competencia del Consejo de la Fraternidad (cf. art. 47).
La Comunidad del Emmanuel está gobernada por un Moderador, asistido por un
Consejo Internacional. Estas instancias designan un Comité consultivo.
Un colegio de oración y de elección elige al Consejo Internacional y este Consejo Internacional, al Moderador.

34. El Consejo define las provincias comunitarias. Pueden abarcar todo un país, o incluso desbordar las
fronteras de un país, según el número de personas, la envergadura de las actividades y el grado de desarrollo
de la Comunidad.

35. La provincia comunitaria está gobernada por un coordinador de provincia nombrado por el Moderador con
la aprobación del Consejo Internacional.
La duración ordinaria de sus funciones es de tres años, renovable. Puede ser acortada.
El coordinador de provincia trabaja con un equipo de actividades y un comité apostólico. Pide con regularidad
consejo a los ancianos, es decir, a los miembros comprometidos más maduros en la experiencia y el carisma
de la Comunidad. Tiene, con su equipo de actividades, la misión de animar la vida comunitaria de la provincia.
Tiene la responsabilidad del seguimiento de las personas. Pone en práctica la formación tal como ha sido
concebida por el Consejo Internacional. Coordina las actividades apostólicas.
La trabazón de todo está bajo el control del Moderador Internacional, a quien da cuenta regularmente. De la
misma manera, está en relación con el o los Obispos u Ordinarios de la provincia.
El Gobierno Internacional, Moderador y Consejos, responsable del bien común de la Comunidad y de las
personas, y fundamentalmente del carisma del Emmanuel, tiene la capacidad de intervenir en el gobierno
provincial cuando se trata del interés de las
personas, de las cuestiones apostólicas, de las relaciones eclesiales y de la puesta en práctica del carisma
propio de la Comunidad, y, en términos más generales del dinamismo de la provincia en solidaridad, con el
conjunto.

El Comité Consultivo

36. El Consejo establece cada año la lista de los miembros titulares del Comité Consultivo entre el 1° y el 30
de octubre. Su número es de doscientas personas como máximo, comprendiendo al Moderador y a los
Consejos de Comunidad y de Fraternidad.
Figurarán en él los responsables de los grandes servicios apostólicos fundados o promovidos por la
Comunidad, los coordinadores de provincia, los ancianos de la Comunidad considerados como útiles para la
profundización de su carisma, y otros designados para asegurar una representación equitativa y cualitativa de
los estados de vida o de ciertas realidades comunitarias.
El comité consultivo se reúne, en principio, una vez al año bajo la convocatoria del Moderador, con un orden
del día propuesto por él, con el parecer del Consejo.
El Moderador puede igualmente convocar, según el mismo proceder, reuniones parciales del comité
consultivo, por ejemplo, para un conjunto de países o de provincias, o para un estado de vida.
El comité consultivo es invitado por el Moderador a reflexionar con el Consejo Internacional sobre cuestiones
concernientes a la vida y al futuro de la Comunidad. Con este objeto, da y recibe informaciones, procede a los
estudios que le son pedidos. No tiene ni poder deliberante, ni autoridad.

El Colegio de oración y de elección

37. El colegio de oración y de elección tiene como objeto proceder a la elección de los miembros del Consejo
en el discernimiento y la oración. El Moderador lo reúne a su debido tiempo, en un lugar fijado por él con el
parecer del Consejo.
El colegio lo forman, además del Moderador y los Consejos de la Comunidad y de la Fraternidad, el Comité
Consultivo (miembros titulares) y un número equivalente de grandes electores. Estos últimos son elegidos en
el ámbito de la provincia por todos los miembros comprometidos. El número de los grandes electores a
designar por cada provincia lo fija el Consejo a prorrateo de los comprometidos.
Las elecciones del Colegio y del Consejo se hacen en la oración al Espíritu Santo, la responsabilidad libre y la
búsqueda de la voluntad de Dios. Los criterios son: el bien común de la Comunidad, la puesta en práctica de
su carisma al servicio de la Iglesia y, en profunda unión con ella, el servicio de la Evangelización.

El Consejo Internacional

38. Está formado al menos por doce miembros. Puede decidir aumentar su número hasta diez y siete
miembros a lo sumo. Los miembros son elegidos por tres años entre los miembros comprometidos de la
Comunidad del Emmanuel, consagrados en la Fraternidad de Jesús. Son renovables después, dos veces
consecutivas. Son libres de aceptar el mandato.
Al aceptar el mandato, harán el compromiso de disponibilidad, si aún no lo han hecho. Cada tres años se
renueva un tercio de los miembros del Consejo. El Moderador tiene un estatuto diferente.

39. El Consejo fija, con el Moderador, las orientaciones generales de la vida, del apostolado, de la formación
de la Comunidad en conformidad con su carisma propio.
Tiene el poder de definir las provincias y de modificarlas.

El Moderador

40. El Moderador asegura la buena marcha de la Comunidad. Anima en ella la santificación, coordina en ella la
vida y la evangelización. Representa a la Comunidad ante las autoridades religiosas y civiles.
Preside el Consejo Internacional. En unión con el Consejo Internacional supervisa las provincias.
Es elegido por el Consejo Internacional con la mayoría de dos tercios, por tres años renovables dos veces
consecutivas, entre los miembros o antiguos miembros del Consejo de la Comunidad.

41. Con la aprobación del Consejo Internacional, el Moderador designa un Sacerdote responsable en la
Comunidad de las cuestiones específicas del ministerio ordenado. La duración ordinaria de las funciones es de
tres años, renovable. Sin embargo puede cesar en cualquier momento según el mismo procedimiento.
Es miembro de derecho del Consejo. Si no es miembro elegido, ocupa el sitio como supernumerario con voz
deliberante pero, en este caso, sólo mientras duren sus funciones.
En cada diócesis donde la Comunidad propone seminaristas para las órdenes, el Moderador presenta a la
aprobación del Obispo o del Ordinario un sacerdote para ser, en esta diócesis y ante este Obispo u Ordinario,
el representante responsable de la formación de los seminaristas de la Comunidad.

42. El Moderador, con la aprobación del Consejo Internacional, nombra igualmente una mujer, y, si es
oportuno, un hombre responsables dentro de la Comunidad de las cuestiones específicas a los célibes por el
Reino.
Si la persona designada para este cargo no es miembro del Consejo, el Moderador y el Consejo pueden, en
cualquier momento, decidir adjuntarlo al Consejo como supernumerario y miembro de pleno derecho. Pero en
este caso, la participación en el Consejo cesa inmediatamente con el cargo

43. En lo que concierne a la gestión, el Moderador está asistido por el ecónomo. Éste no es necesariamente
miembro del Consejo.

44. El Moderador ejerce su autoridad, ya de manera ordinaria, o directa, ya con el parecer del Consejo, ya con
su aprobación, según los casos.

45. LA APROBACIÓN DEL CONSEJO se requiere para que el Moderador pueda:


– aceptar los compromisos al celibato, los compromisos en la Comunidad;
– presentar a los Obispos u Ordinarios las peticiones para establecer la Comunidad en su
diócesis, o aprobar con ellos convenios de servicios apostólicos. Estos últimos deberán
ponerse por escrito e indicar el tiempo en que deben concluir;
– presentar a los Obispos interesados los candidatos a la ordenación;
– designar, de acuerdo con los Obispos interesados, las instituciones de formación o de
estudios eclesiásticos accesibles a los miembros de la Comunidad de cara al sacerdocio
ministerial;
– en general, establecer con cualquiera convenios que comprometan a largo término a la
Comunidad;
– designar, confirmar o renovar en sus cargos a los coordinadores de provincia, a los responsables de los
grandes servicios apostólicos, espirituales o materiales;
– delegar de manera permanente una parte de sus poderes de Moderador;
– nombrar al Ecónomo;
– aprobar el presupuesto anual;
– tomar decisiones importantes concernientes al patrimonio: las actas de disposición y las actas
extraordinarias de administración.

46. EL PARECER DEL CONSEJO se requiere para:


– proponer al Obispo el destino de los clérigos;
– aceptar las peticiones de entrada en probación o de renovación de compromiso en la
Comunidad;
– confirmar los equipos y consejos constituidos por los coordinadores regionales;
– establecer y revisar la lista de los miembros del Comité Consultivo.
47. La formación, el acompañamiento, la profundización espiritual, la solidaridad comunitaria, la fidelidad a la
Iglesia, a la Comunidad y a su carisma, se ponen bajo la autoridad del Moderador de la Comunidad del
Emmanuel, asistido por el Consejo de la Fraternidad de Jesús.

VII. DISPOSICIONES CONCERNIENTES A LA FRATERNIDAD DE JESÚS

48. Las cuestiones específicas de la Fraternidad están igualmente bajo la autoridad del Moderador de la
Comunidad del Emmanuel, asistido por el Consejo de la Fraternidad de Jesús. Se requiere el parecer de este
Consejo para los pasos de probación que se dan en la Fraternidad, su conformidad para las consagraciones y
compromisos de disponibilidad.
Como para la Comunidad, las etapas del caminar quedan fijadas por la costumbre, o si se da el caso, por un
reglamento interior, uno y otro aprobados y revisables por el Consejo de la Fraternidad. El espíritu y el ámbito
de la consagración y del compromiso de disponibilidad en la Fraternidad de Jesús se exponen en el Preámbulo
n° II.

49. El Consejo de la Fraternidad está compuesto por quince miembros, cuya tercera parte se renueva cada
cinco años. Los nombra el Moderador de entre los miembros antiguos o actuales del Consejo de la Comunidad
del Emmanuel o de entre los miembros consagrados que tengan una experiencia reconocida.

50. El Moderador de la Comunidad del Emmanuel es también el Moderador de la Fraternidad de Jesús. Puede
reunir juntos a los dos Consejos cuando sea necesario.
Debe reunir al Consejo de la Fraternidad de Jesús por lo menos tres veces al año.

SEPARACION DE LA COMUNIDAD O DE LA FRATERNIDAD

51. En caso de incompatibilidad o de dificultad grave con relación a los compromisos de la Comunidad del
Emmanuel, el Moderador, de acuerdo con el Consejo, puede invitar a un miembro a dejar la Comunidad, o
proceder a su despido, después de haber escuchado sus explicaciones. Se procede de manera análoga en la
Fraternidad de Jesús.
La no renovación anual del compromiso en la Comunidad del Emmanuel comporta la salida de la Comunidad e
igualmente de la Fraternidad si era miembro de ella.
Según el espíritu del canon 702, y por analogía, los miembros de la Comunidad que la dejan legítimamente, o
que han sido despedidos legítimamente, no pueden reclamar nada por algún trabajo que hayan realizado en la
Comunidad. Pero la Comunidad guardará la equidad y la caridad evangélicas en favor del miembro separado.

ASISTENTE ECLESIASTICO

52. El Consejo Pontificio para los Laicos, de entre una lista de tres nombres propuesta por el Moderador,
nombra por tres años, renovables en las mismas condiciones, un Asistente eclesiástico, juntamente para la
Comunidad del Emmanuel y la Fraternidad de Jesús.

53. El Asistente eclesiástico asiste a la Comunidad y a la Fraternidad especialmente estimulando la vida


sacramental, la santificación, la formación teológica, bíblica y espiritual, el espíritu de evangelización según el
carisma propio y la fidelidad a la Iglesia. No participa en el gobierno.
PATRIMONIO Y GESTION DE LA COMUNIDAD Y DE LA FRATERNIDAD

54. La Comunidad del Emmanuel y la Fraternidad de Jesús, asociación privada de fieles dotada de
personalidad jurídica, administran sus bienes sociales según los fines estatutarios, conforme al canon 325.

55. Cada cual conserva la propiedad y la gestión de sus bienes personales.

56. Cada cual se compromete, en función de sus disponibilidades y de sus cargas y por una contribución
voluntaria:
1° a participar en los gastos de la vida común cuando sea el caso (residencia común por
ejemplo);
2° a sostener la vida de la Comunidad y sus actividades y a subvenir, si puede, a las
empresas misioneras, apostólicas y caritativas de la Comunidad.

57. El servicio prestado a la Comunidad por los miembros clérigos es objeto de una remuneración por parte
de la Comunidad, fijada por convenio con la diócesis.
Para los laicos, el servicio prestado a la diócesis es objeto de una remuneración fijada por convenio con la
diócesis.

58. En caso de disolución, los recursos restantes de la Comunidad y de la Fraternidad, serán destinados por el
Consejo a una asociación canónica (congregación orden o instituto) centrada en la Eucaristía y de finalidad
apostólica análoga, es decir, esencialmente misionera y fiel a la Iglesia católica, apostólica y romana.

59. Para lo demás, se recurrirá a los cánones 325 y326.

MODIFICACIÓN DE LOS ESTATUTOS

60. Los estatutos pueden ser traducidos, permaneciendo la versión francesa como la norma.
Los estatutos no pueden ser modificados más que por la mayoría de las cuatro quintas partes de los Consejos
de la Comunidad y de la Fraternidad reunidos, y con la aprobación del Consejo Pontificio para los Laicos, bajo
el canon 314.

Copia conforme a la original presentada ante el Consejo Pontificio para los Laicos.

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