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LA CATEDRAL GÓTICA

Introducción

Catedral viene del latín cátedra, que significa trono del obispo; su derivación a catedral
hace referencia a la calidad del oficiante o titular de una catedral, que no es otro que el obispo, cuya
función, en la Edad Media era tanto espiritual como política; era, a todos los efectos, un señor
feudal y contaba incluso con su propia guardia armada.
En la medida en que un obispo carece de línea sucesoria personal, las rentas del
obispado las heredaba el obispo entrante (independientemente de sus rentas propias,
que seguiría percibiéndolas). Eso no significaba que las rentas del obispado no
estuvieran sujetas a ciertos preceptos de administración y reparto: fondos para uso
personal, fondos para la administración del cabildo, fondos para obras pías, etcétera.
La catedral de Saint Denis1 (antigua abadía homónima), cerca del centro de París, que
alberga a los reyes franceses, inició el estilo gótico (1ª mitad del siglo XII) al utilizar por primera
vez el arco apuntado y la bóveda de crucería.

Responsabilidad constructiva
1
La catedral de Saint Denis fue mandada construir por el abad Suger, consejero
de Luis VII.
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Corría a cargo del obispo y del cabildo (consejo asesor del obispo) de clérigos o canónigos 2,
cuya máximo dirigente era el dean3. El segundo en rango era el arcipreste del cabildo.
El cabildo4 asiste al obispo en el gobierno y contabilidad de la diócesis, contrata al maestro
de obra y paga las nóminas de todos y cada uno de los trabajadores.

Financiación

La construcción de una catedral se financiaba a través de diversas fuentes de ingresos:


- Fondos obtenidos por el obispo y los clérigos del cabildo, procedentes de rentas y diezmos
que administra el obispo, conjuntamente con el cabildo.
Las rentas corresponden al obispado, y pertenecen al obispo y al cabildo5.
Los diezmos proceden de la diócesis6.
- Otros fondos de carácter impositivo que el cabildo aplica:
-Sobre otras parroquias de la diócesis.
-Sobre los fieles de la diócesis: impuesto de construcción, para cuyo pago, los
campesinos se verán obigados a solicitar créditos.
- Donaciones particulares, con ayuda de las cuales se construyen capillas o tramos
específicos. Caben también las donaciones del propio rey.
- Exposición de reliquias.
Las contrataciones y pagos dependían, en última instancia, del cabildo; concretamente, de la junta
de fábrica (que era una comisión del mismo).

Oficios

El maestro de obra contrataba a los maestros canteros, carpinteros, escultores, fundidores del
metal y del vidrio, albañiles y personal subalterno.
Los talleres se montaban en los aledaños, y la cantera no debía estar muy alejada. La piedra
podía transportarse por vía fluvial mediante gabarras.

2
En la Edad Media, el cabildo también podía estar formado por seglares. Cobraban
de las rentas procedentes del obispado. Sus miembros también disponían de rentas
propias.
3
Podían existir conflictos y diferencias de criterio entre el obispo, como
cabecera de la diócesis, y el dean, como presidente del cabildo catedralicio.
4
La creación de un cabildo es facultad del papa, pero el número de miembros lo
determina el obispo.
5
El poder económico del clero procedía, en mayor o menor medida, de las cesiones
y donaciones de los reyes y de los particulares.
Las donaciones testamentarias eran particularmente importantes y frecuentes:
En la época era común solicitar misas por el alma de un difunto,
para que pudiera escalar del purgatorio al cielo.
Los particulares que donaban tierras y bienes al clero, solicitaban
también un cierto número de misas.
Las rentas del obispado se repartían entre el papa, el obispo, el cabildo (que
también podía contar con rentas propias) y obras pías de la diócesis (incluida
la construcción de edificios).
Los diezmos tenían un reparto algo diferente, ya que una parte de estos
revertía sobre las parroquias y congregaciones que previamente habían hecho su
aportación al obispado de la diócesis.
6
Entendemos que el diezmo se abonaba por demarcaciones a la unidad eclesiástica
correspondiente (un obispado,una parroquia o un monasterio). No obstante, el
reparto del diezmo corría a cargo del obispado, que repartía su cuantía del
siguiente modo: 1/3 para el papa, 1/3 para el obispo y 1/3 para las parroquias y
congregaciones que habían hecho su aportación a la cabecera de la diócesis.
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Los maestros de obra (equivalentes a los actuales arquitectos) contaban con muy escasos
instrumentos: los planos de la planta y el alzado del edificio, el nivel, la bara de medir, la escuadra y
poco más.
Los carpinteros hacían las estacas, que se clavarán sobre el terreno como puntos de
orientación para hacer los cimientos, los andamios para elevar y colocar los materiales, los marcos
para las bóvedas y las placas de madera para el abovedado y las techumbres.
Los albañiles se encargaban del mortero (mezcla pastosa de arena, cal y agua) y del acarreo
de las piedras (generalmente con la ayuda de bueyes).
Los maestros canteros se dividían en dos variedades:
Los expertos en la fabricación de sillares mediante el desbastado de la piedra.
Los expertos en el diseño de tracerías y molduras salientes.
Los escultores se encargaban de esculpir relieves - que adornarían las jambas y arquivoltas
de la portada, las torres laterales y los capiteles - y esculturas que adornarían el interior.
Los fundidores del vidrio se encargaban de diseñar las formas de las vidrieras, recortando
los diferentes cristales cromados , obtenidos a través de la fundición del vidrio.
El vidrio es un compuesto de sílice y sosa7, al que se le añaden algunos metales para
dar lugar a los diferentes colores.
Con una caña se extrae una masa fundida con la que, soplando, se forma una bulba
maleable.
Los fundidores de diferentes metales y aleaciones:
El plomo se empleaba para cubrir, mediante láminas de este metal, la techumbre
(aunque, a veces, se empleaba el bronce).
El bronce (aleación de cobre y estaño) se empleaba para fabricar campanas:
La fabricación de una campana parte de darle a una masa de arcilla la forma
deseada; a continuación se recubre de cera, que le dará el grosor
correspondiente; el conjunto se embute dentro de un bloque de arcilla y yeso.
El calor derrite la cera, que es desalojada, y su espacio lo ocupará el metal
fundido.
El trabajo se prolongaba durante 15 horas diarias, restando de ellas un breve espacio para
descansar y almorzar. En invierno las obras se paralizaban o la jornada descendía 8. La sillería
expuesta se cubría con paja y estiercol para evitar la congelación9.
Eran peligrosos los trabajos gratuitos debido al espíritu corporativo de los asalariados.

Construcción

La elevación de muros y construcción de cubiertas exigían un andamiaje, y cabrias y tornos10


para subir los sillares de piedra. Por eso la economía de diseño era clave.
La elevación de los muros, sobre los que se abrían amplios vanos con vidrieras, cuentan con
contrafuertes y arbotantes para soportar las presiones laterales de las bóvedas de crucería 11, cuyo

7
Sílice: Dióxido de silicio (SiO2), muy abundante en la naturaleza.
Sosa: Carbonato Sódico (Na2Co3).
Funden a unos 1.500 grados centígrados.
8
En realidad, a partir de Noviembre.
9
El agua que pudiera deslizarse a través de las grietas, una vez sufriese un
proceso de congelación, podría hacer reventar los silares de piedra.
10
Sistemas asociados a la dosificación de esfuerzos: al igual que los piñones o
marchas de las bicicletas.
11
Las bóvedas de medio cañón o de crucería permitían transmitir la presión a
través de los laterales (pilares y paredes). Esto no hubiera sido posible con
una techumbre plana. La ventaja de la bóveda de crucería está en que transmite
las presiones a 4 puntos concretos, y, desde ellos, la presión se dirige a
arbotantes y contrafuertes exteriores (coronados por pináculos), permitiendo
aligerar los muros y abrir vanos.
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peso, recorriendo pilares y paredes, se transmite, a través de arbotantes y contrafuertes exteriores 12,a
los cimientos del edificio, que debían alcanzar una profundidad no inferior a 8 metros, y cuyas
hileras debían estar perfectamente alineadas.
La clave del diseño está en que los contrafuertes exteriores permiten aligerar los
muros y abrir vanos. En ocasiones se llegaban a sustituir los muros de piedra por
muros de vidrio.
Las cubiertas abovedadas en piedra exigían unas estructuras previas de madera: las cimbras,
verdadero marco constructivo de las bóvedas, rellenadas con tablas (el maderamen de las cimbras).
La bóveda contaba con fajas de sillería (las nerviaciones de la bóveda de crucería), que
seguían el diseño de las cimbras, entre cuyos tramos se adosaban piedras de poco peso que se
recubrían con argamasa antes de soltar los soportes de madera: tramo a tramo, el armazón se
montaba y desmontaba.
Sobre las cubiertas se colocaba un techo de vigas y placas de madera, y un sobretecho de
láminas de plomo (a veces de bronce) cuyo nivel de base eran cañerías de desagüe y canaleras, para
el agua de lluvia, que vertían el agua a través de gárgolas escultóricas, que representaban rostros
infernales.
Las techumbres de madera y plomo eran previas a la construcción de las cubiertas
abovedadas, para evitar los inconveninetes de las lluvias y nevadas.
Los remates de la catedral eran las torres frontales - en los laterales de la portada, donde se
halla el rosetón13 - a menudo coronadas con altísimas agujas, y el chapitel del crucero o del
cimborrio del crucero14 (cuando lo había), también coronado y rematado por una aguja.
Las vidrieras encontraban ubicación en los rosetones de las tres fachadas (Occidental, Norte
y Sur); en el ábside del presbiterio, tras el altar, y en los muros de desfase de la nave central
sobre las laterales.

12
Cada contrafuerte podía llegar a pesar 900.000 kilos de peso, como en el caso
de la catedral de Chartres. Solían ir coronados con pináculos.
13
Las fachadas norte y sur del crucero también solían tener rosetones de vidrio.
14
El cimborrio es la torre que se levanta sobre el crucero. Hace de linterna, y
puede estar coronado por un chapitel de aguja.
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Contexto

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El siglo XIII es el siglo central del Gótico, que continuará durante los siglos XIV y XV sin
oposición. Es una época de florecimiento de las ciudades.
La construcción de catedrales y el florecimiento urbano son aspectos mutuamente referidos:
una catedral reunía trabajo, era foco de peregrinación e imán para el comercio. El prestigio de una
catedral atraía a peregrinos, y eso reactivaba el comercio.
Los campesinos vendían sus excedentes en la ciudad y los comerciantes ponían sus
tenderetes en el exterior de la catedral.
Los muelles los aprovechaban indistintamente comerciantes y cabildo.

Creencias de la época

Todo cuanto giraba alrededor de los hombres se creía que dependía de la voluntad divina.
Se creía que cielo e infierno eran tan reales como el campo y las estaciones.
Se creía también en el purgatorio y en el Juicio Final, así como en la resurrección de los
muertos.
La Iglesia les traía al mundo, con el bautismo, y les despedía de él, con la extrema unción.
De ella dependía la educación, la administración de los sacramentos y la custodia de
documentos legales (testamentos, actas matrimoniales, etc).

Fe

Las catedrales suelen tener, como figura de advocación, a la virgen María, instrumento de
Dios para la encarnación de Cristo, que pertenece tanto al cielo como a la tierra, como las
catedrales, bajo cuya inspiración fueron construidas.
La abundante luz interior, que caracteriza a la catedral gótica, junto con el carácter
ascendente de toda la construcción, parece simular la presencia de Dios, inspirando devoción al
creyente.
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La construcción de catedrales demuestra la fe del hombre en su propio esfuerzo, para mayor
gloria de Dios, y refuerza los contenidos de la fe y la esperanza en la vida eterna con la solidez de la
propia estructura construida.
En definitiva: el esplendor de lo visible refuerza lo invisible (la fe y esperanza del creyente).
La fe acaba pareciendo real y robusta como la catedral que se admira.

Notas del plano:

1- Portada con jambas laterales, arquivoltas y rosetón.


2- Torres laterales coronadas con agujas.
3- Naves separadas por pilares y adornadas con columnas adosadas, que llegan como nerviaciones
hasta las bóvedas de crucería.
Las tribunas o triforios se hallan sobre las naves laterales, y asoman a la nave central.
Existen diferentes alturas entre la nave central y las naves laterales: este desfase es una de
las principales fuentes de iluminación del edificio.
4- Coro de clérigos. Puede estar en la cabecera o presbiterio (detrás del altar principal del crucero) o
en la nave central; esta última localización es posterior y típica del gótico español. Suele ser un
espacio cerrado. Bajo el suelo del coro puede haber una cripta fúnebre.
5- Ábside y absidiolos (capillas radiales).

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6- Altar. puede haber dos altares principales: uno en el presbiterio (para una feligresía reducida) y
otro ante el crucero (a ambos lados del coro); este último, para el servicio dominical y fiestas
destacadas. Además, están los altares de las capillas.
El presbiterio o coro (sinonimia impropia, pero muy empleada) es la zona que rodea el altar.
Más exactamente, refiriéndonos únicamente al concepto de coro, es el ámbito de la clerecía,
en el oficio religioso. En las catedrales francesas se sitúa detrás del altar principal, según se
entra; esto es, en el presbiterio.
En altura, el altar del presbiterio está coronado por altas vidrieras.
7- Girola o deambulatorio, sin solución de continuidad a lo largo de todo el edificio, que posee
amplios corredores de circunvalación, para que la gente pueda moverse libremente aun cuando la
iglesia esté atestada.
8- Crucero, cuya zona central puede verse coronada en el exterior por un cimborrio, rematado por
un chapitel15 (en el gótico no hay cúpulas), cuyo acceso suele localizarse en los laterales del
crucero.
9- Naves laterales, separadas por columnas.
10- Portadas Norte y sur del crucero.
11- Contrafuertes y arbotantes, coronados por pináculos: permiten la elevación de las naves y la
apertura de grandes vanos.

15
Tejado en figura piramidal.
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