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Por Ivette Rojas Zeledón. Profesora de Apreciación Musical en la Escuela de Estudios Generales de la
Universidad de Costa Rica y profesora de Canto en la Escuela de Artes Musicales de la misma universidad.
Concisa historia de la ópera que va desde sus orígenes hasta el nacimiento de los
musicales. Ideal para personas que empiezan a escuchar el género y quieren
conocer más de él. Explica porqué se origina de la tragedia griega y en qué
consistía este arte tan importante para el desarrollo de las artes en general. Luego
se hace mención de los principales compositores de ópera y de sus más
importantes trabajos. Se pasa de un período a otro siempre relacionando los
cambios con la realidad histórica que se vivía y con las influencias de otros
compositores.
Las Tragedias griegas, tenían una unidad de texto, canto y movimiento. El teatro
de Grecia cumplía una función ritual, metódica y casi religiosa, que iba mucho
más allá de la simple creencia o el temor a los dioses. No lo hacían con el deseo
de infundir miedo, compasión o espanto, sino para que los asistentes tuvieran
sentimientos de depuración y de catarsis, tal como dice Aristóteles (IV a.C.
capítulo III, 1) en su Poética:
“Debemos darnos cuenta de que todo lo que nace tiene que estar dispuesto a
un ocaso doloroso, nos vemos forzados a penetrar con la mirada en los horrores
de la existencia individual, y sin embargo, no debemos quedar helados de
espanto: un consuelo metafísico nos arranca momentáneamente del engranaje de
las figuras mudables.”
La comedia al principio servía al culto del dios Dionisio (Baco) con sus
bacanales, degenerados festejos y desfiles fálicos. Utilizaban polos opuestos de lo
trágico y lo cómico, el aire puro y claro de lo apolíneo y los vapores etílicos de lo
dionisiaco, demostrando las mayores debilidades humanas, culpable de todos
nuestros problemas.
El término drama, viene de la palabra griega que significa hacer y por esto se
relaciona con la acción. El teatro se utiliza como un medio para reunir grandes
masas de personas en una celebración religiosa, comercial, política, de
propaganda, como entretenimiento y como arte.
Aristóteles decía que la tragedia Griega se desarrolló a partir del ditirambo, que
es una especie de alabanza al dios Dionisio en el que además se contaba una
historia. Según la leyenda, Thespis, el líder de un coro del siglo VI a.C., creó el
drama al asumir el papel del personaje principal en una historia de un ditirambo,
en el que él hablaba y el coro le respondía. El coro representaba al pueblo aunque
otros creían que era la representación del público.
Orígenes de la ópera
El origen de la ópera, tiene lugar en Florencia donde se reunían un círculo de
artistas y profesores llamados laCamerata Florentina, todos en torno al conde
Giovanni Bardi, entre las décadas de 1570 y 1580. Este grupo trataba de dar vida
nuevamente al olvidado arte dramático de la antigua Grecia la “Tragedia
Griega.” Entre ellos se encontraba Vicencio Galilei (compositor y teórico, padre
del astrónomo Galileo Galilei y quién publicó por primera vez algunos
fragmentos conservados de la música griega antigua) y Giovanni Caccini cantante
y compositor. Las investigaciones de la camerata no influyeron mucho en la
sociedad de la época, pero si influenciaron la estética de la ópera que vendría
posteriormente.
Este primer trabajo se perdió (sólo quedó el texto) y trataba del mito griego de la
naturaleza que habla de la bella ninfa Dafne, tal como lo relata Ovidio en la
Metamorfosis. El dios sol Apolo persigue a Dafne y la convierte en árbol. Este
mundo mágico de dioses y semidioses de Ovidio siguió siendo un tema
importante durante la temprana historia de la ópera.
Las óperas primitivas tendían a sustituir los finales trágicos por finales felices.
Opera Barroca
La opera Barroca Se difundió por toda Europa y tuvo gran éxito. Sin embargo
luego se le abandonó durante dos siglos otorgándole términos como “vacía”,
pomposa, siendo ésta hecha en un principio como un espectáculo para atraer la
vista y el oído. La escuela neobarroca a fines del siglo XIX, tuvo una reacción
contra el drama musical Wagneriano y redescubrieron las óperas barrocas. Obras
de Monteverdi, Haendel volvieron a escena, pero la estrella de la ópera barroca
“el castrato” desapareció por completo.
Dido y Aeneas (1689), es la única ópera del gran compositor inglés Henry Purcell
(1659-1695), es una variante de las óperas-ballet y cuenta el desdichado amor
entre la reina de Cartago y un héroe troyano. Utiliza melodías atrevidas con
números musicales de gran colorido. El adiós de Dido al ascender a la pira
funeraria, es un recuerdo de la conmovedora aria del Lamento d’Arianna de
Monteverdi.
El Rococó
“Mi Querido niño (…) os diré con términos más insinuantes que debéis haceros
pulir mediante una ligera operación, que os asegurará por mucho tiempo la
delicadeza de vuestro cutis y la belleza de vuestra voz para toda la vida…”
(Charles de Saint-Evremond, 1685.)
En el siglo XVI, la Iglesia Católica no permitía que las mujeres cantaran, y para
remplazarlas se recurría la los hombres castrados “Il Castrato.” La tesitura de
estos hombres era maravillosa y se consideraba la voz como un don divino.
Florecieron en las cortes en el siglo XVI hasta 1870, que fue prohibida la
castración voluntaria por el Estado Italiano.
Las óperas eran compuestas para los castratis. Hoy en día se utilizan sopranos y
contratenores para ese papel.
El castrato más famoso fue Carlos Broshi nacido durante el siglo XVII, llamado
“Farinelli”.
Pronto Venecia que había permanecido con el estilo sobrio de Monteverdi, cedió
a la escuela napolitana que se impuso a la cabeza de este género. “L’ópera buffa”
napolitana es un modelo que perduró hasta Mozart, Rossini y Donizetti, donde se
incluía intermezzi cómicos para dar variedad y diversión al público.
El rococó tenía formas elegantes, delicadas con un estilo “galant”(es una melodía
importante con un acompañamiento no recargado, estilo que se oponía a la
seriedad y al estilo elaborado del barroco) y sentimentalismo. El bajo continuo
empezaba a desaparecer y los instrumentos que lo interpretaban también
perdieron importancia, sólo el clave se mantenía como soporte del recitativo
secco. La gente estaba cansada de tantas fugas, cánones y otros artificios del
contrapunto polifónico. Los pensadores como Voltaire y Rousseau al igual que
los racionalistas franceses que proclamaron “imiter la nature”, hicieron un cambio
en el pensamiento del público en general. Ya no querían esas melodías llenas de
coloratura y la grandeza del compositor no se mediría por las estructuras
contrapuntísticas complicadas, sino por las melodías expresivas más cerca de la
realidad. La ópera buffa empezó a tomar más importancia que la ópera seria y los
temas heróicos de los griegos y romanos ya sólo los utilizaban dos poetas
cortesanos de Viena: el veneciano Apostolo Zeno (1668-1750) y Pietro Trapassi
(1698-1782), de Roma, que se hizo llamar “Metastasio”. Zeno quería que la
ópera fomentara la virtud y tuviera finales felices después de haber superado
obstáculos. Metastasio abordó mitos e historia en forma de complicadas intrigas,
libretos luego utilizados incluso por Mozart.
Cabe mencionar aquí la familia Bach, que ejemplifican el paso del barroco al
estilo rococó.
Johan Sebastián (1685-1750), llevó el contrapunto del barroco tardío a lo más alto
en su música instrumental y religiosa. Los hijos siguieron distintos caminos. El
mayor Wilhem Friedmann (1710-1784), era como su padre organista pero sus
composiciones eran muy expresivas apuntando al pre-romanticismo. Carl Philipp
Emmanuel (1714-1788), que era el clavicinista del rey Federico II de Prusia, fue
más allá de los límites del contrapunto, hacia el mundo del sentimiento y del
“Strum und Drung” (ímpetu y ataque o tormenta y pasión) de la literatura, una
rebelión contra todo lo institucionalmente establecido ya sean leyes, sociedad,
civilización o autoridad. Daba fe que la música debía apelar más a los
sentimientos que al intelecto. El hijo menor Johan Christoph (1735-1782) fue el
que más lejos llegó. Se convirtió al catolicismo por sus estudios en Italia y junto
con Johan Adolph Hasse (1699-1783), estableció nuevas formas estilísticas,
dando importancia a la emoción, escribiendo sinfonías melódicas y algunas
óperas con estilo “galant” rococó, como Atañerse y Catone in Utica. En Londres
fue mentor y modelo del niño prodigio llamado Mozart.
Clasicismo
Joseph Franz Haydn (1732-1809), fue el maestro de las formas musicales como la
sinfonía, el cuarteto de cuerda o la sonata, pero en cuanto a ópera quedó
marginado. Sus óperas han sido redescubiertas a mediados del siglo XX y puestas
en escena, sin embargo, el mismo Haydn las consideraba como “composiciones
que he proyectado para el lugar” y “condicionadas a nuestras fuerzas,” con una
pequeña compañía de ópera italiana en el teatro del príncipe Esterházy de
Hungría. Debió componerlas como una obligación más de Kapellmaister. Los
Esterházy deseaban óperas para divertirse con muchas melodías y voces
agradables. Por ello todas sus óperas son con música suntuosa y melódica sin
carácter dramático.
Gluck es un compositor inspirado por los dioses de los clásicos. Propició una
revolución en el teatro musical inspirado en la antigüedad griega. Christoph
Willibald Ritter von Gluck nació en el distrito de Oberpfalz el 2 de julio de 1714.
Su padre era guardabosques al servicio del príncipe Lobkowitz y tocaba en los
bailes de las aldeas y a menudo le pagaban con huevos.
Los clásicos calaron en sus composiciones y estas fueron más simples, con texto
conciso y dispuesto a correr el riesgo de ser novedoso. Gluck se inspiraba en los
principios de Lully y Rameau y junto con Raniero de Calzabigi, aventurero,
escritor y el duque de Durazzo, inspector general de espectáculos, se reunieron en
el antiguo teatro municipal y tuvo lugar el 5 de octubre de 1762, el estreno
de Orfeo ed Euridice una Azione teatrale per musicaen tres actos, tres cantantes
principales, coro y ballet. Gluck quería deshacerse de las arias coloratura da capo,
dando lugar a un mayor dramatismo. Los conservadores Metastasio y J.A. Hesse,
estaban furiosos por el cambio y los vieneses quedaron un poco confundidos de
escuchar un canto sencillo y melódico. Lo que más resaltaba de su obra era una
austera emotividad con personajes estatuarios, ritmos tersos y simpleza del
lenguaje musical.
Luego en 1774 Gluck hizo una versión de la misma Orphée et Euridice, dándole
concesiones a los franceses. Orfeo no fue cantado por un castrato contralto, sino
por un tenor alto, los recitativos fueron nuevamente escritos y se tradujo de
italiano a francés.
Die Entführung aus dem Serail un singpiel con tema turco, se presentó en Viena
convirtiéndose muy popular en los países de habla germánica.
Cosí fan tutte (1790), última ópera buffa escrita por Mozart con Da Ponte, se
desenvuelven seis personajes con alegorías irónicas al estilo de la comedia
francesa, lo cual fue rechazada en su época por considerársele caprichosa y
lasciva.
Pocas semanas antes de que muriera Mozart se estrenó Die Zauberflöte el 30 de
septiembre de 1791, hecha en alemán por la demanda de obras en este idioma.
Tuvo gran éxito ya que combinaba elementos ingenuos con una complejidad de
elementos estilísticos y de estratos: la Reina de la Noche representa la ópera seria,
arias breves con las reformas de Gluck, con una estructura dramática mozartiana
de finales complejos, con escenarios espectaculares, cuentos de hadas, estilo
oriental, ideas masónicas de fraternidad y farsa suburbana vienesa representada
por Papageno. El texto lo escribió Emmanuel Schikaneder dramaturgo y
empresario que interpretó por primera vez a Papageno.
Romanticismo
La única ópera de Ludwig van Beethoven (1770-1827), fue Fidelio. Tiene texto
del francés Nicolás Bouilly, basado en un accidente que el conocío como
inspector de prisiones. Beethoven lo tradujo al alemán, ya que tenía un tema
moralizador. Al estrenarla en (1814) él la tituló Leonore y no tuvo gran
expectación. Beethoven la revisó y le cambió la estructura en dos actos y la
tituló Fidelio, dejando la obertura con el nombre de Leonore. Responde al amor
conyugal que se expone al riesgo máximo y termina con un jubiloso rescate final.
Beethoven no escribió más óperas, pero si un tema incidental para la tragedia de
Goethe llamada Egmont (1810).
Otello es la primera ópera seria en 1816 en ocasiones representada con final feliz.
Eran normales los papeles de mezzo soprano con coloratura, ya que Rossini los
escribía para que fueran interpretados por su esposa la cantante española Isabella
Colbran, un ejemplo es Elisabetta,regina d’Inghilterra(1815). Mosè de
Egitto (1818), fue la precursora de Nabucco de Verdi, con Moisés al frente del
pueblo israelita cruzando el Mar Rojo. Una ópera turca convencional
fue Maometto Secondo (1820).
París dio un cambio cuando transformo la tragédie lirique en grand ópera con
compositores como François Esprit Auber (1782-1862) y Fromental Halévy
(1799-1862), cuyas óperas tenían temas históricos con suntuoso decorado y
escenografía. Rossini captó este estilo en óperas como Le comte Ory (1828) y su
última óperaGuillermo Tell (1829). Rossini decidió dejar de componer ópera a los
treinta y siete años disfrutando de su fama, ya que venía una época donde su
estilo ya no sería tan aclamado.
La ópera romántica va dirigida a la audiencia burguesa, por ello los temas nuevos
van a ser sobre lo infinito, las tinieblas, la media luz, los sueños, las
personificaciones de las fuerzas naturales, la cósmica y la idea de que todas las
cosas tienen raíces comunes.
En Alemania esta idea patriota de la ópera, caló mucho luego de que Napoleón
fue expulsado al igual que en otros países eslavos.
En esta época tenemos compositores como Louis Spohr (1784-1859), con sus
óperas Faust y Jessonda (1823) y a Theodor Amadeus Hoffmann (1775-1822),
con Undine. Este compositor aseveró que la ópera es el género más romántico de
todos, porque su única finalidad es el infinito.
Giacomo Meyerbeer (1791-1864) tuvo gran éxito con un estilo propio utilizando
una técnica que mezclaba estilo italiano y francés con la minuciosidad alemana.
Usó escenarios sobre cargados como los barrocos, con grandes contrastes entre
personajes y voces opulentas.
Algunas de estas obras fueron Robert le Diable (1831), ópera romántica de terror.
Les Hugenots (1836) basada en la masacre del día de San Bartolomé (1572). Le
prophète (1849) espectáculo turbulento sobre el movimiento
reformista, L’Africaine (1865) basada en los viajes de Vasco de Gama en el
descubrimiento de las indias orientales. Estas óperas fueron admiradas y
denigradas por otros, pero en la segunda mitad del siglo XIX influyó en grandes
compositores como Verdi, Wagner, Puccini, Amilcare Ponchielli y al húngaro
Karl Golmark.
Verdi adaptó las partes de soprano de sus óperas para la soprano Giuseppina
Strepponi, que sería luego su segunda esposa.
Los temas de Verdi eran literarios o históricos y los libretistas siempre tenían que
ver como lidiar con los sensores para desarrollar el tema. El recitativo tenía
acompañamiento orquestal, con escenas del bel canto, grandes coros, cambios
constantes de escena y finales expansivos. Los héroes y heroínas eran de tesitura
alta, los atormentados de tesitura media y los villanos eran contraltos o bajos.
Verdi insistía en la perfecta dicción, para crear un realismo de la pronunciación y
como buen italiano, la voz y la forma eran muy importantes. Hizo obras sombrías
como Macbeth (1847-1865) y Simon Boccanegra (1857y1881), otras más
próximas a la grand ópera parisiense y a Meyerbeer como I Vespri
siciliani (1855), La forza del destino (1862,1869) y Don Carlos (1867 en italiano
en 1884), también Aida (1871) que fue compuesta para el Cairo, pero se sitúa en
Egipto casi con tema mitológico. Basado en el tema de libertad de Schiller, hizo I
Masnadieri (1847), Luisa Millar (1849), Giovanna d’Arco (1854) y Don
Carlos (1867).
Al morir Verdi en 1901, fue aclamado y sus obras llegan a la cúspide en el arte
operístico italiano desde Rossini, con un estilo de verosimilitud con brillantez
vocal.
Richard Wagner nacido en Leipzig en mayo de 1813, siempre quiso ser un gran
escritor como Shakespeare y un gran músico como Beethoven. Sus primeras
composiciones siempre tuvieron sus propios textos. Se inclinó a ser un artista
político, agitador, con la idea de cambiar el mundo y no solo a distraerlo. Creó
el Arte Totalcombinando todas las artes en un solo espectáculo.
Die Meistersingers von Nünberg (Munich, 1868) es una comedia en tres actos,
donde se mezcla lo divertido con lo serio. Wagner presenta aquí a una pareja seria
con una pareja bufa, reconciliándose él mismo con las convenciones de la
comedia. Nos encontramos con monólogos, danza formal, danza popular,
procesiones corales, finales expansivos e incluso una doble fuga en el final del
segundo acto.
Wagner hizo una tetralogía, una fiesta escénica con una velada preliminar y tres
veladas principales: Der Ring des Nibelungen, es una recreación de una tragedia
griega basadas en sagas germánicas y un mito de versos con sonidos repetitivos.
El quería que su obra se representara como un ciclo y así sucedió por primera vez
en el Teatro del Festival expresamente construido en Bayreuth. Su fin era
purificar a los concurrentes, volviendo a lo que los griegos llamaban la Catarsis.
Das Rheingold muestra cómo los esfuerzos de Wotan por exaltar su poder y su
grandeza, desencadenan el mecanismo de su perdición; Die Walküre, trata de la
hija de Wotan, Brünhilde y el amor entre los hermanos Sigmund y
Sieglinde; Siegfried, representa al héroe elegido como
redentor;Götterdammerung retrata la catástrofe de Siegfried y Wotan.
El leitmotiv esta siempre presente con ciertas variantes en todas las
representaciones.
Parsifal (Bayreuth, 1882), fue para Wagner, su última y la más sagrada de sus
obras fue lo que el llamó como festival escénico sagrado. Trata de un héroe del
poema medieval de Wolfran von Eschenbach, redentor de los caballeros del Santo
Grial (vasija en que fue recogida la sangre de Cristo en el Gólgota), mostrando
por los temas de redención y regeneración los principios cristianos que tenía
Wagner.
Muchos fueron influenciados por Wagner positivamente, pero otros como Igor
Stravinsky (1882-1971), no soportaba el drama musical e insistió en la forma
clásica, el ritmo preponderante y la brevedad en las acciones, especialmente en su
oratorio Oedipus Rex. Otro compositor que volvió a las formas del barroco fue
Paul Hindemith (1895-1963) en Mathis der Maler (1938) y Cardillac (1926).
En París la tragedia lírica ya era aceptada como teatro musical, con ricos
decorados, arias agradables y un aspecto importante como el ballet.
Charles Gounod (1818-1893), era una autoridad del bel canto en Francia. Su
ópera Fausto escenifica la obra de Goethe, rompiendo con el drama filosófico,
donde le da comodidad a la soprano en su coloratura, con números agradables y
sentimiento lírico.
Otro gran compositor que siguió esta línea fue Georges Bizet (1838-1875), con
Les Pècheurs de perles, con hermosas melodías.
Samsom et Dalila (1877) de Camille Saint Saëns (1835-1921) es una gran ópera
con gran exotismo, con tres personajes principales, gran coro y ballet.
Siglo XX
La excepcional ópera Carmen de Bizet, fue la encargada del cambio hacia el arte
veraz en 1875, donde el realismo se fue transformando en naturalismo. Esta
ópera esta hecha en cuatro actos donde se muestra la vida cotidiana de unas
trabajadoras de una fábrica de tabacos, contrabandistas gitanos, toreros y
soldados. Todo con un sabor español, con danzas y conjuntos, deleitando a todos
los antiwagnerianos.
Operas geniales que van más allá del verismo son compuestas por el compositor
italiano Giacomo Puccini (1858-1924), nacido en Lucca, descendiente de
músicos, fue influenciado luego de escuchar Aida de Verdi, e hizo un cambio de
su vida y se dedicó a la composición. Sacó provecho de lo que aprendió con las
óperas de Verdi y Wagner. Estudió con Amilcare Ponchielli y con la ayuda de
Arrigo Boito y Giovanni Ricordi, estrenó su primera ópera La Villi. Aparecería
después Manon Lescaut (1893), es una tragedia de pasión, con gran orquestación,
utilizando el bel canto e incluyendo una complejidad psicológica.
Los rusos por su parte introdujeron melodías rusas en sus óperas como Mijail
Glinka (1804-1857), Una vida por el Zar (1836) y Russian y Ludmila (1842).
Piotr Tchikovsky (1840-1893), combinaba como en el resto de sus obras
elementos del estilo francés con melodías simples rusas cosa que alguna gente
criticaba, Eugene Onegin(1879), mostraba rasgos del teatro musical ruso y
en Pique Dame (1890), mostró una historia romántica de terror.
Modesto Mussorgsky (1839-1881), creó un lenguaje musical ruso muy lejos del
estilo centroeuropeo, en un drama musical popular llamado Boris
Godunov (1874) y en Kovanshchina (1886), historia basada en le edad media
rusa. Continúan con esta tendencia, Sergei prokofiev (1891-1953), con Guerra y
Paz (1944) y Dimitri Shostakovich (1906-1975).
Otros defensores de la ópera cómica fueron d’Albert con Die Abriese (1898),
Ermanno Wolf-Ferrari (1876-1948) reviviendo la Venecia de Goldoni.
Carl Orff con su cantata Carmina Burana (1937) con ritmos y texturas musicales,
le dieron la vuelta al mundo. Hizo óperas cortas como Der Mond (1939) y Die
Kluge (1943), basándose en cuentos de hadas. Tragedias griegas
como Antigonae (1949) y Oedipus der Tyrann (1959) y Prometheus (1968).
No puedo dejar de nombrar la gran contribución a la ópera del siglo XX, por
productores y escenógrafos como Luchino Visconti, Franco Zefirelli, Giorgio
Strehler y Luca Ronconi.
Musicales
Todos estos cambios en la ópera dieron lugar a una nueva forma musical llamada
la comedia musical o musical, creación angloamericana y cuyo origen esta en
Londres gracias a un gerente teatral llamado George Edwardes en la década de
1890. El énfasis está en las melodías pegadizas con bailes, coros, melodramas y
mucho sentimentalismo. Compositores como Jerome kern, Richard Rodgers,
Lorenz Hart, Oscar Hammerstein II y Cole Porter. Británicos como Noël Coward
y Andrew Lloyd Webber fueron muy influenciados por los americanos.
Se abrió una gran brecha entre lo que era música seria y música para la diversión
y algunos amantes de la ópera no aceptaban bien este nuevo género de la comedia
musical.
Gershwin con su ópera popular Porgy and Bess (1935), llena de tradición
afroamericana y West Side Story (1957) de Leonard Bernstein, hicieron que se
respetara más la nueva forma musical dado el alto nivel que llegaron a tener.
Desde Purcell no hubo compositor británico que destacara hasta que llegó
Benjamín Britten (1913-1976) conPeter Grimes (1945), seguido de su ópera
cómica Albert Herring (1947) y de la tenebrosa ópera de cámara The turn of the
Screw (1954). Inventó nuevas formas como la ópera de niños y la ópera de
iglesia, llevando a la música inglesa a desarrollarse a un modernismo todavía
tonal. Algunos compositores siguieron el camino trazado por Britten como
Michael Tippet (1905-1998).
Al terminar la segunda guerra mundial, los teatros habían quedado destruidos y el
simple hecho de pensar en hacer ópera resultaba una pérdida de tiempo. Se
hicieron óperas de cámara de bajo presupuesto. La técnica dodecafónica la utilizó
Wolgang Fortner (1907-1978), en la tragedia lírica Bluthochzeit (1957). También
se quiso romper con la música serial y el dodecafonismo. El compositor polaco
Krzysztof Penderecki, nacido en 1933, compuso Los diablos de Loudon (1969),
utilizando una técnica nueva de ruidos-sonidos o sonidos-ruidos. Los avances
tecnológicos sirvieron para que los compositores los usaran en sus nuevas
creaciones, irrumpiendo en la producción de las óperas y siguiendo la línea del
teatro total, usando discos, cintas magnetofónicas, electrónica, micrófonos,
televisión, sonidos artificiales y distorsionados.
Compositores como John Tavener (n. 1944) refleja en su ópera St. Mary
Egypt (1992), la influencia de la iglesia ortodoxa rusa. Stephen Oliver (1950-
1992) hizo diez óperas largas, una de ellas The duchess of Malfi (1971),
demostrando que es un maestro de la obra literaria utilizando libretos de
Webster, Kafka, Chejov, Yates, Dickens y Fielding.
De lo que si estoy segura es que la ópera es algo de lo que aún hay mucho que
decir y hacer en cuanto a composición e interpretación y esta muy lejos
convertirse en un arte olvidado.
De wikipedia:
Ópera (del italiano opera, 'obra musical') designa, desde aproximadamente el año1650, un género de música teatral en
el que una acción escénica se armoniza, se canta y tiene acompañamiento instrumental. Las representaciones suelen
ofrecerse en teatros de ópera, acompañadas por una orquesta o una agrupación musicalmenor. Forma parte de la
tradición de la música clásica europea u occidental.n 1
Descripción[editar]
A diferencia del oratorio, la ópera es una obra destinada a ser representada. Algunos géneros de teatro musical están
estrechamente relacionados con la ópera, como son la zarzuela española, el singspiel alemán, la opereta vienesa,
laopéra-comique francesa y el musical inglés y estadounidense. Cada una de estas variantes del teatro musical tiene
sus características propias, sin que tales les sean privativas y, en no pocas ocasiones, dando lugar a que las fronteras
entre tales géneros no sean claras. En la ópera, como en varios otros géneros del teatro musical, se une:
Géneros de ópera[editar]
Drama jocoso
Dramma per musica
Farsa (ópera)
Grand Opéra
Intermède
Intermezzo (música)
Opéra bouffon
Ópera bufa
Ópera china
Opéra-comique
Ópera de baladas
Ópera de cámara
Ópera de Pekín
Ópera Savoy
Ópera seria
Ópera-ballet
Opereta
Opéra bouffe
Opéra féerie
Pastoral heroica
Semiópera
Tragédie en musique
Verismo
Historia[editar]
Orígenes[editar]
Artículo principal: Orígenes de la ópera
Claudio Monteverdi.
La palabra «opera» significa 'obras' en italiano (es el plural de la voz latina «opus», 'obra' o 'labor') sugiriendo que
combina las artes del canto coral y solista, declamación, actuación y danza en un espectáculo escénico.
Algunos autores señalan como precursores formales de la ópera a la tragedia griega, a los cantos carnavalescos
italianos del siglo XIV (la mascerata italiana) y a losintermedios del siglo XV (pequeñas piezas musicales que se
insertaban durante las representaciones teatrales).1
Dafne de Jacopo Peri fue la primera composición considerada ópera, tal como la entendemos hoy. Fue escrita
alrededor de 1597, bajo la gran inspiración de un círculo elitista de literatos humanistas florentinos, conocidos como la
"Camerata de' Bardi" o "Camerata Florentina". Significantemente, Dafne fue un intento de revivir la tragedia
griega clásica, parte del más amplio revivir de las características de la antigüedad, propio del Renacimiento. Los
miembros de la Camerata consideraban que las partes corales de las tragedias griegas fueron originalmente cantadas,
y posiblemente el texto entero de todos los roles; la ópera entonces fue concebida como una manera de "restaurar"
esta situación. Dafne se halla perdida. Una obra posterior de Peri, Euridice, de 1600, es la primera ópera que ha
sobrevivido. El honor de ser la primera ópera que aún se presenta regularmente le corresponde a L'Orfeo de Claudio
Monteverdi, compuesta para la corte de Mantua en 1607.
Ópera italiana[editar]
Artículo principal: Ópera italiana
Temática en el barroco[editar]
La ópera no iba a permanecer confinada a las audiencias cortesanas por mucho tiempo; sin embargo en 1637 la idea
de una «temporada» (Carnaval) de óperas de «interés público», sostenida por la venta de boletos, surgió en Venecia.
Monteverdi se había radicado allí, y compuso sus últimas óperas, Il ritorno d'Ulisse in patria y L'incoronazione di
Poppea, para el teatro veneciano en la década de 1640. Su principal seguidor, Francesco Cavalli, colaboró en la
propagación de la ópera en Italia. En estas primeras óperas barrocas, la amplia comedia fue combinada con elementos
trágicos en una mezcla que sacudió algunas sensibilidades educadas, apareciendo el primero de varios movimientos
reformistas de la ópera. Tal movimiento contó con el patrocinio de la Academia Arcadiana de Venecia, que estaba
asociada con el poetaMetastasio. Los libretos de este autor ayudaron a cristalizar el género de la ópera seria, la cual se
convirtió en la forma dominante de ópera italiana hasta fines del siglo XVIII. Una vez que el ideal metastasiano fue
establecido firmemente por toda familia de la comedia en la ópera de la era barroca fue reservada para la que sería
conocida como opera buffa.
George Frideric Handel, 1733.
Antes de que estos elementos fueran expulsados de la ópera seria, muchos libretos ofrecían por separado una trama
cómica desdoblada, como una especie de «ópera dentro de una ópera». Un motivo de peso para que esto ocurriera fue
el intento de atraer a los teatros de ópera públicos a los miembros de la creciente clase mercantil, nuevamente
vigorosa, pero aún menos culta que las clases nobles. Estos argumentos separados fueron resucitados casi
inmediatamente en el desarrollo por separado de una nueva tradición, que derivó en parte de la commedia dell'
arte(como de hecho, tales tramas siempre habían estado), una largamente floreciente etapa de la tradición italiana.
Apenas estos «intermedios» fueron presentados una vez en medio de los actos de una representación escénica, las
óperas en el nuevo género del «intermezzi» se desarrollaron ampliamente en Nápoles durante las décadas de 1710 y
1720, siendo inicialmente presentadas durante los intermedios de la ópera seria. Llegaron a ser tan populares, sin
embargo, que pronto eran ofrecidas como producciones separadas.
La ópera seria fue elevada en tono y altamente estilizada en forma, consistiendo generalmente en recitativo «secco»
intercalado con largas arias «da capo». Esto produjo grandes oportunidades para el virtuosismo vocal, y durante la era
dorada de la ópera seria el cantante se convirtió en estrella. Los roles de héroe fueron usualmente escritos para la voz
de castrato, tales como Farinelli y Senesino, así como las heroínas sopranos comoFaustina Bordoni, fueron altamente
demandados a lo largo de toda Europa, mientras la ópera seria rigió los escenarios de cada país, excepto Francia. De
hecho, Farinelli fue el cantante más famoso del siglo XVIII. La ópera italiana fijó el estándar barroco. Los libretos
italianos fueron la norma, incluso cuando un compositor alemán como Handel se encontró escribiendo para las
audiencias londinenses. Los libretos italianos continuaron dominando en el período clásico, por ejemplo, con óperas
de Mozart, quien escribió en Viena casi un siglo después. Los principales compositores nativos italianos de ópera seria
fueron Alessandro Scarlatti, Vivaldi y Nicola Porpora.
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La «ópera seria» tuvo sus debilidades y críticas, siendo atacados principalmente su gusto por el adorno vocal de
cantantes magníficamente entrenados y el uso del espectáculo como reemplazo de la pureza y la unidad
dramáticas. Ensayo sobre la ópera (1755), deFrancesco Algarotti, demostró ser una inspiración para las reformas
de Christoph Willibald Gluck. Sostuvo que la «ópera seria» tenía que volver a sus bases, el ideal metastasiano, y que
todos los diversos elementos —música (instrumental y vocal), ballet, y puesta en escena— deben subordinarse al
drama. Sus ideas no resultaron aceptadas por todos los compositores, dando inicio a la querella de gluckistas y
piccinnistas. De igual modo, varios compositores del período, incluyendo a Niccolò Jommelli y Tommaso Traetta,
intentaron poner en práctica sus ideales. El primero en ser realmente exitoso y dejar una impronta permanente en la
historia de la ópera, sin embargo, fue Gluck. Gluck trató de gestar una «bella simplicidad». Esto ha sido ilustrado en la
primera de sus óperas «reformadas», Orfeo ed Euridice, donde las líneas vocales carentes de virtuosismo son
apoyadas por armonías simples y una presencia orquestal notablemente más rica de lo usual.
Las reformas de Gluck han tenido resonancia a través de la historia operística. Weber, Mozart y Wagner, en particular,
fueron influenciados por sus ideas. Mozart, en muchos sentidos, el sucesor de Gluck, combinó un magnífico sentido
deldrama, armonía, melodía y contrapunto para componer una serie de comedias, especialmente Così fan tutte, Le
nozze di Figaro y Don Giovanni (en colaboración con Lorenzo da Ponte), que permanecieron entre las más populares,
amadas y conocidas del repertorio. Pero la contribución de Mozart a la «ópera seria» fue menos clara, a pesar de sus
excelentes obras Idomeneo y La clemenza di Tito. Su estado de salud y su precoz muerte no le permitieron hacer
renacer el género.
La donna è mobile
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Verdi (1908)
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El movimiento operístico de bel cantofloreció a principios del siglo XIX, siendo ejemplificado por las óperas
de Rossini,Bellini, Donizetti, Pacini, Mercadante y muchos otros. «Bel canto», en italiano, significa «canto bello», y la
ópera deriva de la escuela estilística italiana de canto del mismo nombre. Las líneas belcantistas son típicamente
floridas e intrincadas, requiriendo suprema agilidad y control del tono.
Continuando con la era del bel canto, un estilo más directo y vigoroso fue rápidamente popularizado por Giuseppe
Verdi, comenzando con su ópera bíblica Nabucco. Las óperas de Verdi resonaban con el crecimiento del espíritu del
nacionalismo italiano en la era posnapoleónica, y rápidamente se convirtió en un ícono del movimiento patriótico (aun
cuando sus propias políticas no fueron quizás tan radicales). A principios de la década de 1850, Verdi produjo sus tres
óperas más populares:Rigoletto, Il trovatore y La traviata. Pero continuó desarrollando su estilo, componiendo tal vez la
mayor Grand Opérafrancesa, Don Carlo, y culminando su carrera con dos trabajos inspirados en obras
de Shakespeare, Otello y Falstaff, las cuales revelan el gran crecimiento en sofisticación de la ópera italiana desde
principios del siglo XIX.
Luego de Verdi, el melodrama sentimental «realista» del «verismo» apareció en Italia. Éste fue un estilo introducido
porPietro Mascagni con su Cavalleria Rusticana y Ruggiero Leoncavallo con Pagliacci, estilo que llegó virtualmente a
dominar los escenarios de ópera mundiales con obras tan populares como La Boheme, Tosca, y Madama
Butterfly de Giacomo Puccini. Compositores italianos posteriores, tales como Luciano Berio y Luigi Nono,
experimentaron con el modernismo.
Ópera alemana[editar]
Artículo principal: Ópera alemana
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La primera ópera alemana fue Dafne, compuesta por Heinrich Schütz en 1627, cuya música se ha perdido. La ópera
italiana continuó teniendo gran presencia e influencia sobre los países de habla alemana hasta finales del siglo XVIII.
De todas maneras, se desarrollaron formas nativas. En 1644, Sigmund Stadenprodujo el primer Singspiel, una forma
popular de ópera en idioma alemán, en el cual se alternan canto con diálogo hablado. A fines del siglo XVII y principios
del siglo XVIII, el Theater am Gänsemarkten Hamburgo presentó óperas alemanas de Keiser, Telemann y Handel. Aún
muchos compositores alemanes importantes de la época, entre ellos el mismo Handel, Graun, Hasse y más
tarde Gluck, elegían escribir la mayoría de sus óperas en idiomas extranjeros, en especial, italiano.
Los «Singspiele» de Mozart, Die Entführung aus dem Serail (1783) y Die Zauberflöte (1791) fueron un importante salto
para la consecución del reconocimiento internacional de la ópera alemana. La tradición fue desarrollada en el siglo XIX
porBeethoven con su Fidelio, inspirada en el clima de la Revolución francesa. Carl Maria von Weber estableció la ópera
dentro del Romanticismo alemán oponiéndose a la dominación del «Bel canto» italiano. Su Der Freischütz (1821)
muestra su genialidad para la creación de atmósferas sobrenaturales. Otros compositores de la época
fueron Marschner, Schubert,Schumann y Lortzing, pero la figura más significante indudablemente fue Richard Wagner.
Wagner fue uno de los compositores más revolucionarios y controvertidos de la historia de la música. Comenzó bajo la
influencia de Weber y Meyerbeer, gradualmente desarrolló un nuevo concepto de ópera como una “Gesamtkunstwerk”
("obra de arte completa"), una fusión entre música, poesía y pintura. En sus dramas musicales maduros, Tristan und
Isolde, Die Meistersinger von Nürnberg, Der Ring des Nibelungen y Parsifal, abolió la distinción entre aria y recitativo en
favor de un flujo continuo de "melodía sin fin". Incrementó en gran medida el protagonismo y el poder de la orquesta,
creando partituras con una compleja red de leitmotiv, temas recurrentes a menudo asociados con los personajes y
conceptos del drama; y estuvo preparado para saltarse convenciones musicales aceptadas, tales como la tonalidad, en
este caso, para mayor expresividad. Wagner también trajo una nueva dimensión filosófica para la ópera en sus obras,
las cuales usualmente se basan en historias de la Mitología germana o leyendas arturianas. Wagner construyó su
propio teatro en Bayreuth, dedicado exclusivamente a la representación de sus obras en el estilo que él deseaba.
La ópera no volvió a ser la misma después de Wagner y para muchos compositores su legado constituyó una pesada
carga. Por otra parte, Richard Strauss aceptó las ideas wagnerianas pero la tomó en una dirección muy diferente. Su
primer éxito lo consiguió con la escandalosa Salomé y la tragedia negra Elektra, en la cual la tonalidad fue llevada
hasta sus límites. Luego Strauss cambió de rumbo en lo que sería su mayor éxito, Der Rosenkavalier, donde Mozart y
los valsesvieneses se convirtieron en gran influencia, como Wagner. Strauss continuó produciendo un altamente
variado cuerpo de obras operísticas, a menudo con libretos del poeta Hugo von Hofmannsthal,
hasta Capriccio en 1942. Otros compositores que hicieron sus aportes individuales a la ópera alemana en el siglo XX
fueron Alexander von Zemlinsky, Paul Hindemith,Kurt Weill y el italiano Ferruccio Busoni. Las innovaciones operísticas
de Arnold Schoenberg y sus sucesores serán discutidas en el apartado de Modernismo.
Ópera francesa[editar]
Artículo principal: Ópera francesa
En el siglo XVIII, el sucesor más importante de Lully fue Jean-Philippe Rameau, quien compuso cinco tragédies en
musique, como también numerosos trabajos en otros géneros tales como la opéra-ballet, todos notables por su rica
orquestación y sus audaces armonías. Luego de la muerte de Rameau, el alemán Gluck fue convencido de producir
seis óperas para los escenarios parisinos en la década de 1770. Éstas mostraron la influencia de Rameau, pero
simplificadas y muy enfocadas en el drama.
Al mismo tiempo, a mediados de siglo, otro género fue adquiriendo popularidad en Francia: la opéra-comique. Ésta fue
el equivalente del singspiel alemán, donde las arias eran alternadas con diálogo hablado. Destacados ejemplos en este
estilo fueron producidos por Monsigny, Philidor y, sobre todo, por Grétry. Durante el período de la Revolución francesa,
compositores tales como Méhul y Cherubini, que fueron seguidores de Gluck, trajeron una nueva seriedad al género, el
cual nunca había sido cómico, en tal caso.
En la década de 1820, la influencia gluckista en Francia llevó al gusto por el bel canto italiano, especialmente luego del
arribo a París de Rossini. Su ópera Guillaume Tell colaboró en fundar un nuevo género, la Grand Opera, una forma en
la cual el más famoso exponente fue también un extranjero, Giacomo Meyerbeer. Las obras de Meyerbeer, tales
como Les Huguenots enfatizaron el canto virtuoso y extraordinarios efectos escénicos. La ligera opéra-
comique también gozó de éxitos tremendos de las manos de Boïeldieu, Auber, Hérold y Adolphe Adam. En este clima,
las óperas del compositor nativo Hector Berlioz lucharon para ganar audiencia. La obra maestra épica de Berlioz Les
Troyens, culminación de la tradición Gluckista, no ha tenido una representación en alrededor de cien años.
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En la segunda mitad del siglo XIX, Jacques Offenbach creó la opereta con obras ingeniosas y cínicas como Orphée
aux enfers, así como también la ópera Les Contes d'Hoffmann; Charles Gounod registró éxitos masivos conFaust;
y Bizet compuso Carmen, la cual, ni bien la audiencia aprendió a aceptar su combinación de Romanticismo y Realismo,
se convirtió en la más popular de todas las opéra-comiques. Realizó otra menos aclamada pero de gran calidad
en 1863, "Les pecheurs de perles". Massenet compuso "Werther" y Delibes con "Lakme" con el famoso dúo de las
esclavas, así como Saint-Saëns compusieron obras que forman parte del repertorio estándar. Al mismo tiempo, la
influencia de Richard Wagner fue sentida como un desafío a la tradición francesa. Muchos críticos franceses
rechazaron airadamente los dramas musicales de Wagner, mientras que muchos compositores franceses los imitaron
de cerca con éxito variable. Probablemente la respuesta más interesante llegó de Claude Debussy. Como en una obra
de Wagner, la orquesta ocupa un rol principal en la única ópera de Debussy, Pelléas et Mélisande(1902) y no hay
verdaderas arias, sólo recitativos. Pero el drama es incomprensible, enigmático y completamente no wagneriano.
Otros destacados nombres del siglo XX son Ravel, Dukas, Roussel y Milhaud. Francis Poulenc, uno de los poquísimos
compositores post-guerra de cualquier nacionalidad, cuyas óperas (incluyendo Dialogues des carmélites) han ganado
un equilibrio en el repertorio internacional. Saint François d'Assise (1983), el extenso drama sagrado de Olivier
Messiaen, ha atraído también amplia atención.2
Ópera rusa[editar]
Artículo principal: Ópera rusa
Fiódor Chaliapin como Ivan Susanin en Una vida por el Zar de Glinka.
La ópera fue traída a Rusia en la década de 1730 por las compañías operísticas italianas y pronto se convirtieron en
parte importante en el entretenimiento de la Corte Imperial Rusa y la aristocracia. Algunos compositores extranjeros
como Baldassare Galuppi, Giovanni Paisiello, Giuseppe Sarti, y Domenico Cimarosa, entre otros, fueron invitados a
Rusia a componer nuevas óperas, la mayoría, en idioma italiano. Simultáneamente algunos músicos nacionales
como Maksym Berezovsky y Dmitri Bortniansky fueron enviados al extranjero a aprender a escribir óperas. La primera
ópera escrita en idioma ruso fue Tsefal i Prokris del compositor italiano Francesco Araja (1755). El desarrollo de la
ópera en lengua rusa fue apoyado por los compositores nativos Vasily Pashkevich, Yevstigney Fomin y Alexey
Verstovsky.
De todas maneras, el nacimiento real de la ópera rusa llegó con Mikhail Glinka y sus dos grandes óperas Una vida por
el Zar, (1836) y Ruslán y Liudmila (1842). Posteriormente, en el siglo XIX en Rusia se escribieron obras maestras del
género operístico, como Rusalka y El convidado de piedra de Aleksandr Dargomizhski, Boris
Godunov y Khovanshchina de Modest Mussorgsky, El Príncipe Igor de Alexander Borodin, Evgeni Onegin y La dama
de picas de Pyotr Ilyich Tchaikovsky, y La doncella de nieve y Sadkó de Nikolai Rimsky-Korsakov. Estos desarrollos
reflejaron el crecimiento del nacionalismo ruso a lo largo del espectro artístico, como parte del más general
movimiento eslavofílico.
En el siglo XX las tradiciones de ópera rusa fueron desarrolladas por varios compositores, entre ellos, Sergéi
Rajmáninovcon sus obras El caballero avaro y Francesca da Rimini, Igor Stravinsky con El ruiseñor, Mavra, Oedipus
rex, y The Rake's Progress, Sergéi Prokófiev con El jugador, El amor de las tres naranjas, El ángel de
fuego, Compromiso en un monasterioy Guerra y paz; como también Dmitri Shostakóvich con La nariz y Lady Macbeth
de Mtsensk, Edison Denisov con L'écume des jours, y Alfred Schnittke con La vida con un idiota, e Historia von D.
Johann Fausten .
Ópera española[editar]
Desde la primera mitad del siglo XVII se estrenan en España cientos de obras en las que existen rasgos estilísticos
propios y a veces muy singulares. En España no ocurre como en el resto de los países europeos, que imitan Italia a la
hora de producir obras teatrales y líricas, sino que estos géneros escénicos y cantados surgen casi simultáneamente
en ambos países, España e Italia, por tener el imperio español territorios en Italia, lo que había llevado a ambos países
a tener numerosos intercambios culturales. La ópera bufa italiana, la opéra-comique francesa, el Singspiel alemán,
la comedia musical, la opereta francesa etc… son géneros que dan lugar, todos ellos, a formas teatrales
alternativamente cantadas y habladas, pero surgen en el siglo XVIII (en el XIX en el caso de la opereta) cuando desde
los años 1620 Italia y España ya tenían óperas propiamente dichas y cuando desde los años 1640 España ya
producía zarzuelas. Es crucial la aparición de esta última, la zarzuela, género lírico que alterna partes cantadas con
partes habladas en castellano, antes incluso que elSingspiel alemán y que el opéra-comique francés, géneros líricos
que también comparten esa característica.
Debido a su éxito, este legado lírico español, compuesto de óperas y zarzuelas, permite calificar a España como uno
de los países más interesados en cualquier tipo de teatro cantado, y esto desde el nacimiento mismo del arte lírico. Así,
en pleno Siglo de Oro, en 1622, fue estrenada en el Palacio de Aranjuez una obra considerada como precursora de
todas las óperas españolas: La gloria de Niquea (con música de Mateo Romero, Juan de Palomares, Juan Blas de
Castro y Álvaro de los Ríos).3 Este estreno de 1622 sigue por poco tiempo a las primeras óperas representadas
en Roma, pero precede a las primeras en ser representadas en Venecia. Francia y Alemania tendrán todavía que
esperar para asistir al estreno de sus respectivas primeras obras de arte lírico. A La gloria de Niquea sucedió, en
1627, La selva sin amor,4 otra obra teatral enteramente cantada con libreto de Félix Lope de Vega. La obra fue
representada en el Alcázar de Madrid.
Poco después fue el Palacio del Buen Retiro el que se convirtió en el receptáculo habitual de las obras líricas de la
corte española. Este palacio madrileño, hoy en día desaparecido (fue destruido en su mayor parte, en 1808, durante
la Guerra de Independencia), incluía entre sus dependencias un teatro cubierto, realizado siguiendo la moda de los
nuevos teatros que empezaban entonces a ser construidos en Italia. Muchas partituras desaparecieron en el incendio
que destruyó el Buen Retiro en el siglo XIX, partituras de obras en gran parte estrenadas en el teatro del palacio,
aunque algunas se han conservado por otras fuentes. Entre los compositores de obras líricas del siglo XVII,
conservadas hasta la fecha, pueden ser citados, entre otros, Cristóbal Galán, Juan de Navas, Juan de Serqueira y,
sobre todo, Juan Hidalgo de Polanco (1614-1685). De este último se conserva Celos aun del aire matan,5 ópera creada
en el teatro del Palacio del Buen Retiro en 1660, con libreto de Pedro Calderón de la Barca y es considerada la opera
cantada más antigua que se conserva en España.
Durante los siglos XVII y XVIII, otros fenómenos líricos enriquecieron los escenarios con una cantidad de producción
difícilmente cuantificable: destacan tres mil tonadillas (canciones que interpretan uno o dos intérpretes con estructura
tripartita imitando lenguaje del pueblo) y doce mil zarzuelas. Además de loas, bailes, autos jácaras y mojigangas. Estos
datos nos representan a un pueblo que vive la lírica. Sin dejar atrás que las estadísticas de consumo, de teatros
musicales en activo, cantantes y edición de partituras de teatro musical son igualmente impresionantes. Destacan
especialmente las figuras de Lope de Vega (1562-1635) y Calderón de la Barca (1600-1681)
En el siglo XVIII se mezclan influencias entre la zarzuela española y la ópera italiana. Por su imperio y por su
permeabilidad cultural con Italia, España se enriqueció con compositores italianos que compusieron óperas con libreto
en español, como Francesco Corradini (1700-1769) o Luigi Boccherini (1743-1805), aunque en la España peninsular, la
metrópolis del imperio, también se escribieron o representaron libretos en italiano. En 1799 se acabó por prohibir la
representación de las obras que no hubiesen sido traducidas al castellano, lo que hizo que muchos de los dramaturgos
que escribían sainetes, tradujeran obras del italiano al castellano, nacionalizándolas. La creación operística española
que tuvo lugar a lo largo de la primera mitad del siglo XVIII vio la aparición de músicos tan relevantes como Sebastián
Durón –autor de la primera obra repertoriada en llevar el calificativo español de « ópera», La guerra de los gigantes,
estrenada en 1700–, Antonio Literes, José de Nebra, Antonio Rodríguez de Hita o Domingo Terradellas,
desembocando en las últimas décadas del siglo XVIII en dos creadores de la talla de Vicente Martín y Soler y Manuel
del Pópulo Vicente García.
El siglo XIX trajo consigo una necesidad de liberación de la dependencia italiana, la necesidad de una creación lírica
propia. Se construyeron teatros y se produjo una gran actividad crítica con numerosas polémicas y escritos. Por todo
ello la ópera y la zarzuela (los dos pilares del arte lírico español) fueron el principal género de la música española del
siglo XIX. La primera mitad del siglo (que culmina en 1850 con la inauguración del Teatro Real) supuso un período de
gran vitalidad en torno a la ópera nacional española. El dualismo de la ópera y de la zarzuela provocó a partir de
entonces una clara división de fuerzas. Por unos años, los músicos de mayor prestigio escogieron el camino de la
zarzuela porque era el único que les garantizaba realmente el éxito y la subsistencia. Los grandes maestros
especialistas en ópera, Ramón Carnicer i Batlle y Baltasar Saldoni, trataron a partir de 1838 de convertirse en los
primeros compositores de ópera nacionalista española alentados por los intelectuales de la época, seguidos más tarde
por Miguel Hilarión Eslava, Emilio Arrieta (autor de Marina), Antonio Reparaz o Valentín Zubiaurre. La época de
la Restauración borbónica (iniciada en 1874) permitió a la clase acomodada frecuentar de nuevo los espectáculos, y al
Teatro Real convertirse con renovada fuerza en aquello para lo que realmetne servía: ser un lugar de representación
escénica y lírica. En los cincuenta años siguientes se potenció en España el cultivo de la música como arte y ese ha
sido, hasta ahora, el período más prolífico de la ópera española.
La primera concepción operística nacional de España fue plasmada por Tomás Bretón con su ópera Los amantes de
Teruel. Estrenada en 1889 en el Teatro Real, se representa con gran éxito tanto en Madrid como en Barcelona.
Seguidamente, la década de los años 1890 es en la historia de la ópera española rica y compleja; una de las épocas
que más aportaciones ha dejado en la historia de la música española. Los músicos españoles hicieron muestra de
tener una idea individual de lo que debía de ser la ópera española, y por ello estaban preparados para, desde un
dominio del género, usar las fórmulas italianas, wagnerianas y populistas, pero casi siempre con un fuerte estrato
nacionalista. En consecuencia la ópera española produjo obras diversas, variadas y originales, firmadas por ejemplo
por Ruperto Chapí(autor de Margarita la Tornera) o Emilio Serrano. En los años 1890 se produjo también el
advenimiento, en el mundo de la ópera española, de dos de los más influyentes protagonistas musicales de finales del
siglo XIX, Enrique Granados e Isaac Albéniz.
Durante el siglo XX, aunque los compositores alternan con otros formatos musicales, en ópera destacan autores ya
mencionados como Isaac Albéniz, con Pepita Jiménez (1896) o Merlin (1902), y Enrique
Granados con Goyescas (1916), aparte de otros autores también destacados como Vicente Lleó Balbastre, con Inés de
Castro (1903), Manuel Penella Moreno con El gato montés (1916), Joaquín Turina Pérez con Jardín de
Oriente (1922), Conrado del Campo con La tragedia del beso (1911), Amadeo Vives con Artús (1897)
y Maruxa (1914), Felipe Pedrell, Manuel de Falla con La vida breve (1913) y El retablo de Maese Pedro (1923), Jesús
Guridi con Mirentxu (1913), Federico Moreno Torroba con La virgen de mayo (1925) y El poeta (1980) o Pablo
Sorozábal con Adiós a la bohemia (1933) y Juan José (1968).
El 19 de octubre de 1701 se estrenó en el Virreinato del Perú la ópera La púrpura de la rosa, ópera en un acto
compuesta por Tomás de Torrejón y Velasco sobre un libreto de Pedro Calderón de la Barca. Es la primera ópera
compuesta y ejecutada en América y la única ópera sobreviviente de Torrejón y Velasco. La obra cuenta el mito de los
amores de Venusy Adonis, que provoca los celos de Marte y su deseo de venganza. En 1711 se estrenó en la ciudad
de México la ópera La Parténope con música de Manuel de Sumaya, maestro de la capilla catedralicia y el más grande
compositor barroco mexicano. La especial importancia de ésta ópera es que es la primera compuesta en América del
Norte y la primera ópera compuesta en el continente por un americano. Esta ópera da inicio a la fecunda y aún poco
estudiada historia de la creación operística latinoamericana no interrumpida desde entonces durante trescientos años.
La primera ópera compuesta y estrenada en el Brasil fue I Due Gemelli, de José Maurício Nunes García, cuyo texto se
perdió posteriormente. Se puede consdierar como la primera ópera genuinamente brasileña con texto en portugués A
Noite de São João, de Elias Álvares Lobo.
Carlos Gomes.
El compositor de óperas brasileñas más famoso fue Carlos Gomes. Una parte importante de sus óperas fueron
estrenadas en Italia con texto en italiano. No obstante, Carlos Gomes frecuentemente usó temáticas típicamente del
Brasil. Tal es el caso de sus óperas Il Guarany y Lo Schiavo.
La ópera Guatemotzín del mexicano decimonónico Aniceto Ortega es el primer intento consciente por incorporar
elementos nativos a las características formales de la ópera. Dentro de la producción operística mexicana del siglo XIX
sobresalen la óperaAgorante, rey de la Nubia de Miguel Meneses, estrenada durante las festividades conmemorativas
por el cumpleaños del emperador Maximiliano I de México, las óperas Pirro de Aragón de Leonardo
Canales, Keofar de Felipe Villanueva.
La obra operística de Melesio Morales es la más importante de México del siglo XIX Sus obras Romeo y
Julieta, Ildegonda, Gino Corsini, Cleopatra tuvieron gran éxito entre el público de la Ciudad de México y se estrenaron
en Europa.
En Colombia el compositor José María Ponce de León había presentado desde su niñez una opereta (Un alcalde a la
antigua y dos primos a la moderna), ya en 1874 presenta su primera ópera Ester y posteriormente en 1876 la zarzuela
El castillo misterioso y en 1880 su ópera mayor Florinda. En Venezuela se mencionan compositores como Reynaldo
Hahn,José Ángel Montero, Pedro Elías Gutiérrez, Federico Ruiz. La primera ópera de Venezuela es El maestro Rufo
Zapatero, ópera bufa compuesta en 1847 por José María Osorio, aunque generalmente se piensa que fue Virginia, de
Montero, estrenada en 1877. Anteriormente Osorio había compuesto varias zarzuelas, aunque se cree que la primera
que se estrenó fue Los alemanes en Italia, de José Ángel Montero, en la década de 1860.
En Brasil destacan de la primera mitad del siglo XX compositores de ópera como Heitor Villa-Lobos, autor de óperas
comoIzath, Yerma y Aglaia, y Mozart Camargo Guarnieri, autor de Um Homem Só y Pedro Malazarte.
Teatro Colón, Buenos Aires. El teatro de ópera más importante de América Latina y uno de los cinco más importantes del planeta. 6 7
La ópera contemporánea del Brasil sigue las tendencias vanguardistas, como es el caso de obras como Olga, de Jorge
Antunes, A Tempestade, de Ronaldo Miranda, e O Cientista, de Silvio Barbato.
En la primera parte de siglo XX, se produjeron en Ecuador óperas nacionalistas. Entre ellas tres inspiradas en la
novela Cumandá o un drama entre salvajes del ecuatoriano Juan León Mera debidas a Luis Humberto Salgado, Pedro
Pablo Traversari Salazar y Sixto María Durán Cárdenas (1875-1947). Luis H. Salgadocompuso además las óperas El
tribuno, El Centurión y Eunice; la opereta Ensueño de amor y la ópera-ballet Día de Corpus.
En la primera mitad del siglo XX sobresalen en la creación operística mexicanaJulián Carrillo y los compositores
cercanos a él como Antonio Gomezanda, Juan León Mariscal, Julia Alonso, Sofía Cancino de Cuevas, José F.
Vásquez, Arnulfo Miramontes, Rafael J. Tello, Francisco Camacho Vega y Efraín Pérez Cámara.
Todos ellos han sido relegados por la historiografía musical oficial que tan sólo reconoció la obra de los compositores
nacionalistas. Desde finales del siglo XX en México (y toda Latinoamérica) hay un creciente interés de los compositores
por escribir ópera. Entre los compositores mexicanos de inicios del siglo XXI que sobresalen con sus óperas debe
mencionarse a Federico Ibarra, Daniel Catán, Leandro Espinosa, Marcela Rodríguez, Víctor Rasgado, Javier
Álvarez, Roberto Bañuelas,Luis Jaime Cortez, Julio Estrada, Gabriela Ortíz, Enrique González Medina, Manuel
Henríquez Romero, Leopoldo Novoa,Hilda Paredes, Mario Stern, René Torres, Juan Trigos, Samuel Zyman, Mathias
Hinke, Ricardo Zohn-Muldoon, Isaac Bañuelos, Gabriel de Dios Figueroa, Enrique González-Medina, José Carlos
Ibáñez Olvera, Víctor Mendoza y Emmanuel Vázquez.
Entre finales del siglo XX y principios del siglo XXI se han compuesto en Ecuador las óperas: Los Enemigos (1997)
deMesías Maiguashca, basada en el cuento El milagro secreto de Jorge Luis Borges, Manuela y Simón (2006)
de Diego Luzuriaga y la "ópera para la voz de los instrumentos" El árbol de los pájaros (2002-2003) de Arturo Rodas.
Ópera y cinematografía[editar]
La relación entre estas dos formas artísticas es más que aparente, ambas son artes integradoras, es decir incluyen en
su composición a otras formas artísticas. La ópera se constituye a partir de una pieza dramática con una estructura
narrativa que la asemeja a una pieza teatral pero con otro componente la música, que el mismo Claudio Monteverdi
planteó en el siglo XVII, la música es lo primordial en la ópera. María Callas mencionaba que todas las intenciones
dramáticas de los personajes y la historia en una Ópera están en la partitura, en la relación entre los sonidos. La
cinematografía es una forma audiovisual donde la secuencia narrativa está conducida por la peculiar manera en que se
da la sucesión y construcción de las imágenes.
Existen varios acercamientos entre ambas formas, pero en muchos casos la cinematografía se usa solo como registro
visual de la representación escénica.
Sin embargo se han dado varias cintas donde se aprovechan las cualidades de la sintaxis cinematográfica, lográndose
una interrelación entre las imágenes, el texto, las acciones y el drama musical. Un ejemplo de ello es la cinta de 1963 a
partir de la ópera de Leonard Berstein West Side Story. Recientemente se ha producido una versión de La Bohème de
Puccini, con los cantantes Anna Netrebko y Rolando Villazón, donde se da esta integración de los tres conductores
narrativos junto con el texto.
Una proposición significativa fue la realizada por Philip Glass cuando tomó la película La belle et la bête de Jean
Cocteau, cronometró los diálogos y, en el mismo espacio de tiempo, los puso en metro músico. El estreno de la nueva
ópera se realizó presentando la película en el escenario mientras músicos y cantantes ejecutaban la ópera desde el
foso de la orquesta. La obra ha abierto nuevas posibilidades de integración de las artes. Si bien, en este caso, la ópera
cinematográfica utiliza un material existente, en el caso de la ópera Bola Negra la concepción avanza un paso allende
lo propuesto por Philip Glass. La ópera Bola Negra fue concebida desde su inicio como un experimento
cinematográfico por el autor del libreto Mario Bellatín y la compositora Marcela Rodríguez. Es decir, no se utilizó
material existente, como en el caso propuesto por Philip Glass, sino la ópera se concibió, en todas sus partes, como
una proposición cinematográfica.
Voces operísticas[editar]
La voz para el canto operístico requiere ciertas características y cualidades. Se desarrolla con largos años de estudio y
entrenamiento porque implica un desarrollo muscular de todo el aparato u órgano fonador o emisor de la voz que
incluye además de las cuerdas vocales, el uso del diafragma y la resonancia de la cavidad bucal y los senos
paranasales. De todo esto resulta el tipo de voz peculiar que se denomina "impostada", es decir que es producto de la
colocación y proyección específica y controlada del aire. Se divide en tres partes, voz de pecho, voz de garganta y voz
de cabeza. Cada cantante posee una extensión y un registro particular. Dentro de esa extensión (número de notas que
abarca, que va de 2 a 3 octavas), se encuentran los cambios de cada una de las tres colocaciones de la voz. Por lo
anterior, la voz operística demanda un entrenamiento constante y continuo conocido como vocalización, pues el
abandono de dicho entrenamiento conlleva la disminución de la capacidad muscular y respiratoria.
Clasificación vocal[editar]
Los cantantes de ópera y los roles que interpretan se clasifican en tipo de voz, basado en características tales
comotesitura, agilidad, potencia y timbre de sus voces.
Los varones pueden ser clasificados por su rango vocal como bajo, bajo-barítono, barítono, tenor y contratenor, y las
mujeres en contralto, mezzosoprano y soprano.
Los varones algunas veces pueden cantar en el registro vocal femenino, en cuyo caso se
denominan sopranista ocontratenor. De estos, sólo el contratenor es comúnmente encontrado en la ópera, algunas
veces cantando partes escritas para castrato (varones castrados en una temprana edad para darles un rango vocal
más alto del normal).
Las clasificaciones pueden ser más específicas, por ejemplo, una soprano puede ser descrita como soprano
ligera,soprano de coloratura, soprano soubrette, soprano lírica, soprano lírico spinto o soprano dramática. Estos
términos, aunque no describan totalmente la voz, la asocian con los roles más convenientes para las características
vocales del cantante.
La voz de cada cantante en particular puede cambiar drásticamente a lo largo de su vida; raramente se alcanza la
madurez vocal antes de la tercera década, y algunas veces, hasta la mediana edad.
Para las verdaderas contraltos, el número de partes es más limitado, lo que ha dado lugar a la broma de que las
contralto sólo cantan roles de "brujas, malvadas, y varones". En años recientes muchos de los "roles en pantalones" de
la era barroca, escritos originalmente para mujeres, e interpretados originalmente por "castrati", han sido reasignados a
los contratenores.
La voz de tenor, desde la era clásica en adelante, ha sido tradicionalmente asignada al protagonista masculino.
Muchos de los roles de tenor más desafiantes en el repertorio han sido escritos durante la era del "bel canto", tal como
la secuencia de nueve Do sobre el Do central en la secuencia de La fille du régiment de Donizetti. Con Wagner llega el
énfasis en la influencia vocal para sus protagonistas, con la categoría vocal denominada heldentenor; esta voz heroica
tuvo su contrapartida italiana en roles como Calaf en Turandot de Puccini.
La voz de bajo tiene una larga historia en la ópera, habiendo sido empleada en papeles secundarios en la "opera
seria", y algunas veces para relieve cómico (bajo buffo) proveyendo un contraste con la preponderancia de voces altas
en este género. El repertorio de bajo es amplio y variado, incluyendo desde la comedia con Leporello en Don
Giovanni a la nobleza de Wotan en El anillo del nibelungo de Wagner.
En medio del tenor y el bajo se encuentra el barítono, el cual varía en "peso", desde Guglielmo en Così fan tutte de
Mozart hasta Posa en Don Carlos de Verdi; la actual designación de "barítono" no ha sido utilizada sino hasta
mediados del siglo XIX.