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Historia de los suelos

El suelo constituye la interfase entre las rocas del sustrato continental y la atmósfera,
formándose como consecuencia de los fenómenos físicos, físico-químicos y biológicos de
intercambio que ahí se producen. El concepto de suelo es, por tanto, un concepto evolutivo.
Este se forma como consecuencia de un proceso dinámico, que implica un cambio progresivo
desde que la roca se pone en contacto con la atmósfera como consecuencia de la erosión,
hasta su desarrollo completo.

Un concepto muy relacionado es el de regolito, que constituye lo que podríamos


llamar el “protosuelo”, es decir, una capa no estructurada de materiales que se acumula sobre
la superficie del terreno como consecuencia de procesos diversos. Por su parte, el suelo es un
regolito evolucionado, que ha adquirido la estructuración en capas u horizontes que le
caracteriza.

También las zonas de alta montaña, por encima de determinadas altitudes, en las que
ya no llega a desarrollarse vegetación, tenemos un regolito formado por los restos de la
meteorización del sustrato.

Ejemplos de regolitos en zonas de altura del desierto de Atacama, note el alisado del
relieve. Región de Copiapó, Chile.
En condiciones normales, cuando eliminamos el suelo de una porción de terreno, al
cabo de unos meses o unos pocos años observamos que comienza a implantarse vegetación,
que se forman acumulaciones de tierra, y que los fragmentos de rocas comienzan a redondear
sus formas, liberando fragmentos menores. Es decir, se está formando un regolito, que
constituye el punto de partida de la edafogénesis, es decir la formación de un suelo.

En la edafogénesis, el primer proceso que tiene lugar es la diferenciación de dos


horizontes:

 El más superficial, u “Horizonte A” que se forma como consecuencia de la


implantación de vegetación sobre el regolito: la actividad de las raíces, la
acumulación de los restos vegetales, la actividad animal (lombrices, insectos u otros
animales excavadores), así como por la acumulación en esta zona de los productos de
la meteorización superficial (arcillas, cuarzo).
 El otro horizonte que se forma es el denominado “Horizonte C”, más profundo, en
contacto directo con la roca más o menos meteorizada del sustrato, y compuesto
mayoritariamente por fragmentos de ésta, acompañados por productos poco
evolucionados de su meteorización.

Estos suelos primitivos AC son característicos de áreas sometidas a fuerte erosión, en las
que no da tiempo al desarrollo de un suelo completamente estructurado, aunque también
pueden tratarse de suelos jóvenes, en formación.

Cuando el suelo evoluciona durante un periodo de tiempo lo suficientemente largo se


forma un nuevo horizonte:

 “Horizonte B” o de acumulación. Esta capa del suelo se origina como consecuencia


de los procesos de intercambio que se producen entre los horizontes A y C: la
migración de aguas, tanto descendentes (de infiltración de aguas de lluvia) como
ascendentes (capilaridad, gradiente de humedad), hace que llegue a individualizarse
este horizonte caracterizado por la acumulación de precipitados salinos (carbonatos,
sulfatos).
Estos tres horizontes son los básicos y fundamentales que podremos encontrar en la
mayor parte de los suelos comunes. En mayor detalle, es posible identificar otros horizontes,
o subdividir éstos, pero no vamos a entrar en estos aspectos.

Concepto de suelos

Es la capa más superficial de la corteza terrestre, que resulta de la descomposición de


las rocas por los cambios bruscos de temperatura y por la acción del agua, del viento y de los
seres vivos.

El proceso mediante el cual los fragmentos de roca se hacen cada vez más pequeños,
se disuelven o van a formar nuevos compuestos, se conoce con el nombre de meteorización.

Los productos rocosos de la meteorización se mezclan con el aire, agua y restos


orgánicos provenientes de plantas y animales para formar suelos. Luego el suelo puede ser
considerado como el producto de la interacción entre la litosfera, la atmósfera, la hidrosfera
y la biosfera. Este proceso tarda muchos años, razón por la cual los suelos son considerados
recursos naturales no renovables. En el suelo se desarrolla gran parte de la vida terrestre, en
él crece una gran cantidad de plantas, y viven muchos animales.

Tipos de suelos

Existen dos clasificaciones para los tipos de suelo, una según su estructura y otra de
acuerdo a sus formas físicas.

Por estructura

Suelos arenosos: No retienen el agua, tienen muy poca materia orgánica y no son aptos para
la agricultura.

Suelos calizos: Tienen abundancia de sales calcáreas, son de color blanco, seco y árido, y no
son buenos para la agricultura.

Suelos humíferos (tierra negra): Tienen abundante materia orgánica en descomposición,


de color oscuro, retienen bien el agua y son excelentes para el cultivo.

Suelos arcillosos: Están formados por granos finos de color amarillento y retienen el agua
formando charcos. Si se mezclan con el humus que es la sustancia compuesta por ciertos
productos orgánicos de naturaleza pueden ser buenos para cultivar.

Suelos pedregosos: Formados por rocas de todos los tamaños, no retienen el agua y no son
buenos para el cultivo.

Suelos mixtos: Tiene características intermedias entre los suelos arenosos y los suelos
arcillosos.

Por características físicas

Litosoles: Se considera un tipo de suelo que aparece en escarpas y afloramientos rocosos, su


espesor es menor a 10 cm y sostiene una vegetación baja, se conoce también como leptosoles
que viene del griego leptos que significa delgado.
Cambisoles: Son suelos jóvenes con proceso inicial de acumulación de arcilla. Se divide en
vértigos, gleycos, eutrícos y crómicos.

Luvisoles: Presentan un horizonte de acumulación de arcilla con saturación superior al 50%.

Acrisoles: Presentan un marcado horizonte de acumulación de arcilla y bajo saturación de


bases al 50%.

Gleysoles: Presentan agua en forma permanente o semipermanente con fluctuaciones de


nivel freático en los primeros 50 cm.

Fluvisoles: Son suelos jóvenes formados por depósitos fluviales, la mayoría son ricos en
calcio.

Rendzina: Presenta un horizonte de aproximadamente 50 cm de profundidad. Es un suelo


rico en materia orgánica sobre roca caliza.

Vertisoles: Son suelos arcillosos de color negro, presentan procesos de contracción y


expansión, se localizan en superficies de poca pendiente y cercanos escurrimientos
superficiales.

Usos de suelos

El uso del suelo es el uso que los seres humanos hacen de la superficie terrestre. El
uso del suelo abarca la gestión y modificación del medio ambiente natural para convertirlo
en un ambiente construido tal como campos de sembradío, pasturas y asentamientos
humanos. También ha sido definido como las acciones, actividades e intervenciones que las
personas realizan sobre un determinado tipo de superficie para producir, modificarla o
mantenerla. El término uso del suelo a menudo es utilizado para referirse a los distintos usos
de la tierra en zonificaciones.

El uso del suelo comprende los productos y/o beneficios que se obtienen del uso de
la tierra como también las acciones de gestión del suelo (actividades) realizadas por los
humanos para producir dichos productos y beneficios. Desde comienzos de la década de
1990, aproximadamente el 13% de la superficie de la Tierra era considerada tierra arable,
con 26% de pastura, 32% bosques, y 1.5% zonas urbanas.

Historia de los pisos

Durante el período fundacional, los pisos de las casas eran de tierra. Poco después se
los cubrió con cueros de animales. Desde comienzos del siglo XVII comenzaron a utilizarse
los primeros ladrillos, tanto en las construcciones como en los pisos. Con el correr del tiempo
aparecerían las baldosas, los pisos de madera, baldosa colorada, mármol y teselas.

En la actualidad, visitando museos, iglesias y antiguos palacetes, podemos apreciar y


maravillarnos con distintos tipos de pisos que jugaban un rol importante dentro de la
arquitectura y la decoración, donde se ponía en juego el buen gusto de los arquitectos.

Concepto de pisos

Son elementos de terminación o acabado, utilizados en las construcciones, cuya


superficie externa está sometida a la abrasión o desgaste, causado por el rozamiento de
cuerpos móviles sobre esta, o al efecto erosivo de cualquier otro agente externo. La superficie
de desgaste puede ser horizontal, inclinada, escalonada o curva.

Las inclinaciones pueden tener como función la evacuación de las aguas, con
pendientes apropiadas para ello. Otras veces las inclinaciones se emplean con el fin de
comunicar diferentes niveles, y se conocen con el nombre de rampas.

También es posible salvar diferentes niveles mediante super-ficies escalonadas, cuyo


paso o huella es un elemento que se sucede a niveles consecutivos de altura uniforme; recibe
el nombre de tabicas o contrahuellas. La superficie vertical entre huellas y el conjunto
constituye las escaleras. Los pisos de superficie curva tienen su mayor aplicación en los
pavimentos de calles.

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