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UNIVERSIDAD DEL VALLE

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA ADMINISTRACIÓN


CURSO: MERCADEO INTERNACIONAL
PROFESOR: ALEXANDER VARÓN SANDOVAL
ESTUDIANTES: JUAN DAVID ANTURI MEJÍA 1142974
NICOLE ANDREA DURÁN GONZÁLEZ 1143868
PAULA ANDREA JARAMILLO GARCÍA 1142820
DANIELA PAREDES GARCÍA 1139048

ENSAYO DE PENSAMIENTO CRÍTICO SOBRE EL LIBRO LA RED

Las tecnologías de la información y la comunicación están hoy presentes en nuestro


entorno familiar, laboral y social a nivel internacional acortando cada vez más las distancias
entre los países, de forma que nuestro planeta se ha hecho mucho más pequeño pero en
contraposición las desigualdades económicas y sociales son cada vez mayores.

Si bien todas las revoluciones sugieren un cambio en los estilos de vida de los seres
humanos, la revolución digital, la cual se presenta en nuestro siglo, no es la excepción.
Dejamos de revelar fotos a sólo compartirlas en nuestras redes sociales, dejamos de escribir
cartas para enviar correos, estamos en el mundo de los beats que viajan a velocidades
impresionantes y cada vez hacen de nuestro mundo un espacio más estrecho, un mundo de
acceso a pesar de las grandes distancias geográficas. Este mundo digital supone grandes
retos y oportunidades para todo aquel que quiera y pueda estar en sintonía.

El acceso a la información que se presenta en nuestro siglo supone un giro de ciento


ochenta grados para aquellas organizaciones las cuales cuentan con una infraestructura de
baja tecnología, una infraestructura que no corresponde a la época actual, una
infraestructura para economías que aún se basan en el papeleo, economías industriales que
generan poco valor.

Las empresas deberán entonces dirigir sus esfuerzos para adaptarse a este nuevo orden que
supone una economía donde la información está dada, una economía del conocimiento que
necesita de nuevas leyes, normas, instituciones, educación y costumbres para que pueda ser
uniforme entre las naciones. Indudablemente esta transición genera incertidumbre entre la
gran población que piensa que la tecnología, este nuevo mundo digital, la red en la cual
todos debemos participar, puede causar desempleo debido a la tendencia de automatización
de los procesos, entumecimiento e invasión a la intimidad. Esta incertidumbre
generalmente se da en aquellas economías que se sienten en la posibilidad de ser excluidas
de esta gran red, de esta división digital entre los “enchufados y desenchufados”.

La pregunta entonces sería: ¿Es la red, un nuevo orden que supone exclusión y desigualdad
de oportunidades? Podríamos decir que sí en la medida en que, la evidencia empírica nos
muestra como la mano de obra dedicada a la agricultura es desplazada cada vez más por
máquinas y tecnologías de punta y su reubicación en el mercado laboral es inexistente,
cuando el nivel de educación de la población no es suficiente para ser partícipe de este
orden, cuando la intimidad se ve entorpecida debido a toda la información que es brindada
a la red.

¿Qué de nuestros hábitos de comunicación? No sólo en el trabajo disminuirán las


discusiones “face to face”, la comunicación familiar se ve cada día más afectada, las
tradiciones están siendo paulatinamente desplazadas por los diferentes usos de la tecnología
a pesar que ésta ofrezca una aparente interacción entre sus usuarios. ¿Qué del gobierno,
será virtual?, aquí hacemos hincapié en que una transformación de los servicios y trámites
del gobierno haciendo uso de la tecnología significaría ahorro de costes, mayor eficiencia y
quizá mayor satisfacción de los ciudadanos (aquellos armonizados con la tecnología
claramente). Esto no podría realizarse evidentemente sin un esfuerzo significativo por parte
del gobierno en darle un giro a su estructura, en capacitar a su población, en adoptar nuevas
tecnologías ya que es claro la desventaja que supone sobrevivir dándole la espalda a la
sociedad digital.

En este orden de ideas, en principio es importante resaltar que tal y como lo señaló la
filosofía de Aristóteles “El ser humano es un ser social por naturaleza”, es decir, que a
pesar de la individualidad que lo caracteriza, el ser humano está dotado por naturaleza de
un conjunto de facultades y aptitudes que lo llevan a vivir en sociedad y le permiten
desenvolverse y desarrollarse en la misma, de tal forma que tal y como lo expresó Cebrián
(1998) “sólo por la palabra y el diálogo somos capaces de descubrir el ser, el colectivo y el
individual; sólo gracias a ellos podemos relacionarnos con los demás e identificarnos a
nosotros mismos como seres humanos” (p.104).

Ante este panorama, a lo largo de la historia y el desarrollo de la humanidad las personas


han diseñado y utilizado diferentes medios que les han permitido comunicarse con sus
semejantes, lográndose así un alto grado de interacción entre los seres humanos. De esta
manera, tal y como lo señaló Cebrián (1998) en su ensayo, “La historia de la comunicación
nos ha demostrado que los medios son complementarios: ni la radio acabó con los
periódicos, ni la televisión con la radio o con el cine que, a su vez, tampoco decretó la
muerte del teatro” (p.85), pues no existe un único medio que permita llenar las necesidades
de comunicación de los seres humanos, sino que a través del tiempo los diferentes medios
de comunicación se han complementado y cada uno de ellos, con sus respectivas
particularidades, ha logrado que el amplio volumen de información que se mueve a través
de ellos se transmita a lo largo de toda la sociedad y ejerza una importante influencia sobre
la comunidad que la recibe.

De esta manera, el análisis del papel que han jugado los medios de comunicación como
difusores de la información en la sociedad tiene que complementarse con el importante rol
que desde su aparición han tenido las tecnologías de la información y la comunicación en la
configuración de la llamada “sociedad digital” o “sociedad global de la información”, pues
dichas tecnologías, que al igual que los medios de comunicación son muy variadas y se
complementan entre sí, aunadas al desarrollo del Internet han logrado que un amplio
volumen de información y datos se procesen, transmitan y almacenen a velocidades antes
inconcebibles. En este sentido, es importante mencionar que aunque dichas tecnologías de
la información y la comunicación no se encuentran al alcance de todas las sociedades del
mundo debido a que actualmente se presentan grandes brechas entre los niveles de
desarrollo tecnológico de los países, en aquellos países que han logrado integrarlas a sus
sistemas culturales, políticos y sociales se habla de que dichas tecnologías han de producir
en un futuro una verdadera revolución, incluso mayor que la generada por los medios de
comunicación, pues tal y como lo señaló Cebrián (1998)

“Antes de la era digital, la implantación de los medios de comunicación de masas


había logrado alterar sustancialmente las costumbres y formas de comportamiento
de la gente, (…). Habida cuenta de todo esto, a nadie podrá extrañar el imponente
impacto que, el uso de las nuevas tecnologías tendrá en los comportamientos
sociales e individuales” (p.129-130).

Así, si en su momento los medios de comunicación provocaron tales cambios en las


costumbres y las formas de comportamiento de los individuos que señala Juan Luis Cebrián
en su ensayo, las tecnologías de la información y la comunicación han ejercido un grado de
influencia tal, que desde el instante en el que fue escrito el ensayo hasta el momento, han
producido importantes cambios en la forma como las personas perciben y experimentan el
entorno que los rodea así como sus interacciones con otras personas y el manejo del amplio
volumen de información al que es posible acceder actualmente.

De esta manera, tales cambios en la sociedad actual provocados por la revolución digital
han dado lugar a la aparición de un nuevo término de cultura denominada la “cibercultura”,
que tal y como lo definió Pierre Lévy (como se citó en Márquez, 2008) es

“el conjunto de las técnicas, prácticas, actitudes, modos de pensamiento y valores


que se desarrollan conjuntamente en el crecimiento del ciberespacio, es decir, como
un sistema híbrido donde cultura (la dinámica de las representaciones), sociedad (la
gente, sus lazos, sus intercambios), y técnica (los artefactos eficaces) se influyen y
retroalimentan mutuamente” (p.266).

En este sentido, cultura, sociedad y técnica no pueden visualizarse como entidades aisladas
las unas de las otras, dado que en la actualidad el rápido desarrollo y crecimiento de las
nuevas técnicas y tecnologías ha propiciado el desarrollo de una revolución digital liderada
por una población principalmente joven pero que a lo largo de los años se ha ido
transmitiendo al resto de la sociedad y en gran medida ha propiciado la transformación de
muchos de sus hábitos, costumbres, formas de vida y formas de comportamiento y que sin
duda ha dado paso a la denominada “cibercultura”. Aquí, es importante destacar un punto
de encuentro existente entre Cebrián y Lévy, pues el primero a lo largo de su ensayo “La
Red” destaca la influencia que han tenido las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación en las estructuras políticas, sociales y culturales de las diferentes sociedades
(Cebrián, 1998) y en la misma medida Lévy se opone a los planteamientos del
determinismo tecnológico que “entiende los procesos de innovación y cambio tecnológico
como algo autónomo y cerrado a toda interacción con los sistemas culturales y sociales”
(Márquez, 2008, p.266), es decir, que entiende la cultura, la sociedad y la técnica como
entidades independientes que no se relacionan ni ejercen influencias las unas sobre las
otras.

Ante este contexto, es importante mencionar que la nueva sociedad digital o sociedad
global de la información es una sociedad que se desenvuelve a lo largo y ancho de una gran
red en la que se procesan, transmiten y almacenan grandes volúmenes de datos,
información, sonidos e imágenes a una gran velocidad y que por lo mismo favorece o
permite que los individuos interactúen constantemente y que por lo tanto el concepto de la
comunicación adquiera un nuevo significado, pues a través de la red, que es una red
globalizada, las personas tienen la libertad de entrar en contacto en tiempo real con
personas provenientes de diferentes partes del mundo y asimismo, se encuentran en
capacidad de elegir los contenidos o la información de su preferencia ya que no existen
limitantes. Así, es necesario cuestionarse cuál es en realidad el impacto que tendrán las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación sobre la llamada sociedad global
de la información hacia el futuro; si es uno positivo en el que dichas tecnologías serán
incluyentes, apoyarán el proceso educativo y contribuirán a la conformación de la llamada
“inteligencia colectiva que pone en común las competencias, imaginaciones, experiencias y
energías intelectuales de los grupos humanos” (Márquez, 2008, pág. 266) o si por el
contrario profundizará las tendencias actuales en las que los individuos se sumergen en una
realidad virtual de la que no pueden salir, sienten mayor incertidumbre a pesar de la gran
cantidad de información que tienen disponible, pierden la capacidad de socialización
directa con otras personas porque pasan a concebir la realidad detrás de una pantalla que les
genera adicción y se vuelven más individualistas bajo una “realidad” en la que la intimidad
no existe y solo se vive por las apariencias.

Adicionalmente, es preciso señalar evaluar el impacto que tienen o podrían tener estas
tecnologías sobre organismos fundamentales en un país, como lo es el gobierno. Desde esta
perspectiva, cabe resaltar que éste organismo debe estar en sintonía con las mencionadas
tecnologías, teniendo en cuenta que es el responsable, en teoría, de brindar las condiciones
necesarias que garanticen el bienestar general de la población. Aquellos gobiernos que
implementan adecuadamente dichas tecnologías son denominados gobierno electrónico, e-
gobierno, gobierno en línea o gobierno digital, concepto que se refiere a
“Todas aquellas actividades basadas en las modernas tecnologías de la información
y la comunicación que el estado desarrolla para aumentar la eficiencia de la gestión
pública, mejorar los servicios ofrecidos a los ciudadanos y proveer las acciones de
gobierno en un marco mucho más transparente”. (Ruelas & Pérez Arámburo, 2006,
pág. 3).

De esta manera, la implementación de estas tecnologías genera diversos beneficios tanto


para el gobierno, como para la sociedad en general, entre los que se encuentran la
transformación del mismo gobierno, al facilitar o mejorar la comunicación tanto a nivel
interno, es decir, entre entidades estatales, como a nivel externo: entre entidades
gubernamentales y demás organizaciones y ciudadanos, lo que representa un avance en la
eficiencia del mismo; brindar mayor información acerca de sus procesos, proveer las
herramientas que permitan llevarlos a cabo más eficientemente y reducir los costos
asociados a estos. Así, los ciudadanos pertenecientes al territorio en el que existe un
gobierno electrónico tendrán una mayor participación en la toma de decisiones. (Ruelas &
Pérez Arámburo, 2006)

Sin embargo, aquellos ciudadanos que no tengan acceso a un computador y a un proveedor


de servicios de internet, simplemente se quedarán rezagados con respecto a los demás
ciudadanos y no tendrán la posibilidad de establecer una comunicación constante con el
gobierno. Con respecto a este tema, Juan Luis Cebrián indica en su libro La Red que:

Aun asumiendo posibles ventajas en la práctica democrática a través de internet,


habremos de reconocer que se corre el riesgo de establecer una nueva exclusión
entre los ciudadanos: aquellos que no estén conectados a la red, y los que tengan
menos habilidades para desempeñarse, se verán discriminados en su participación y
expulsados del cónclave de los iniciados. (Cebrián, 1998).

Por tal razón, el gobierno no debe sencillamente implementar las tecnologías de la


información y la comunicación para el desarrollo de sus actividades, sino que debe facilitar
a todos los ciudadanos el acceso a las mismas, de tal manera que, efectivamente, se
produzca una mejor comunicación entre estos y se perciban los beneficios antes
mencionados. No obstante, en aquellos países en los que el estado no garantiza a sus
ciudadanos las más mínimas condiciones de bienestar, como educación, salud, seguridad o
empleo, muy difícilmente buscará acoger las tecnologías de la información y la
comunicación.

Por otra parte, se evidencia que el mundo digital en el que se vive actualmente, no cuenta
con una regulación o normatividad en cuanto al papel que juegan las grandes compañías
dedicadas a la producción y comercialización de hardware y software y por lo tanto es
posible observar cómo el poder e influencia de éstas aumenta significativamente en las
sociedades a nivel internacional, cambiando sus patrones de comportamiento. Es así como
actualmente dependemos de la tecnología que nos brindan estas compañías para desarrollar
desde la más mínima labor, como lo es el almacenamiento de un teléfono de contacto o el
recordatorio de una fecha especial, hasta unas más importantes, como el estudio a través de
plataformas virtuales, las reuniones corporativas a larga distancia o el desarrollo del trabajo
desde la casa.

Ante este panorama, es posible determinar que, en cuanto a la regulación del crecimiento e
impacto de este tipo de empresas a nivel internacional sobre la sociedad y la economía, los
gobiernos, no ejercen mayor influencia y, tal como lo dijo Juan Luis Cebrián en su libro La
Red (1998) “Las empresas suplantarán funciones tradicionales de la gobernación política”.
De esta manera, se destaca la ausencia una legislación supranacional que se encuentre en
armonía con la legislación nacional establecida en cada país y que permita el libre flujo de
este tipo de tecnologías a la vez que garantiza la seguridad de los usuarios, los derechos de
propiedad intelectual de los autores, el acceso a diversas fuentes de información y la
libertad de los usuarios en la red, respetando los límites establecidos para su uso. Teniendo
en cuenta estos aspectos y aunado a las diferencias culturales, ideológicas, religiosas,
políticas y económicas de cada país, vemos que el establecimiento de una normatividad a
nivel internacional se dificulta cada vez más difícil debido a la confluencia de los diversos
intereses particulares de cada nación. (Cebrián, 1998).

No obstante, se están realizando esfuerzos para la creación de una legislación en materia de


comercio y gobierno electrónico, liderada por la UNCTAD. En el informe sobre la
Economía de la Información del año 2013 se indica que

“Por medio de su proyecto de comercio electrónico y reforma legislativa, la


UNCTAD ayuda a los Estados Miembros a preparar marcos jurídicos y
reglamentarios para facilitar el comercio y el gobierno electrónicos. El proyecto se
ha convertido en la principal actividad de fomento de la capacidad del sistema de las
Naciones Unidas para la armonización de los marcos legislativos que regulan el uso
de los servicios electrónicos en los países en desarrollo.”. (UNCTAD, 2013)

Dado el carácter transversal de las tecnologías de la información y la comunicación, éstas,


además de impactar en el papel del gobierno de una nación, afectan diferentes ámbitos que
hacen parte de la cotidianidad del ser humano. Entre los más importantes se encuentran el
consumo, ya sea de bienes o servicios, que resulta ser el elemento dinamizador de la
economía de un país; y el trabajo, que faculta al individuo con la capacidad adquisitiva para
adquirir dichos bienes o servicios e incentivar o disminuir el consumo. Así, vemos cómo
los seres humanos hemos modificado nuestras conductas de consumo, recurriendo a medios
cada vez más tecnológicos para adquirir lo que deseamos, dando lugar al comercio
electrónico; y se han creado nuevos puestos de trabajo, en los que basta la presencia virtual
del trabajador para desempeñar su cargo.
El comercio electrónico ha facilitado la forma en la que los individuos u organizaciones
realizan dichas actividades en la actualidad, cómo se distribuyen, cómo se establece su
precio, cómo se paga por ellos y cómo se llevan a cabo las campañas publicitarias.
Actualmente, los individuos u organizaciones tienen a su entera disposición una gran
variedad de opciones de los productos que deseen adquirir con tan solo unos clicks. De esta
manera, obtendrán lo que desean en la puerta de su casa o empresa a la vez que se les
ofrecerá facilidades de pago vía internet. En la medida en que se vaya dejando rastro de los
gustos y preferencias de los compradores en la red, ésta se encargará de mostrarle la
publicidad correspondiente.

Sin embargo, para adquirir dichos productos, tanto los individuos como las empresas
requieren de una fuente de ingresos, que proviene del empleo con el que cuentan o la
actividad principal a la que se dedican. Es en este punto donde las tecnologías de la
información y la comunicación manifiestan nuevamente su impacto en la actualidad. Para
los individuos, uno de los beneficios derivados de las tecnologías de la información y la
comunicación, es la creación de puestos de trabajo en los que él puede trabajar desde la
comodidad de su casa, sin tener que desplazarse hasta la compañía para la cual presta sus
servicios. Para las compañías, la adopción de dichas tecnologías, deriva en un aumento de
la competitividad y productividad. De esta manera, “el apoyo de las TIC’s al aprendizaje, a
la toma de decisiones y a las acciones constituye su verdadera contribución a la mejora de
la productividad y competitividad de las empresas”. (González, Alfaro Azofeifa, & Alfaro
Chamberlain, 2005).

Desde esta perspectiva, vemos la influencia que han tenido las tecnologías de la
información y la comunicación en los diferentes aspectos que hacen parte de la vida del ser
humano. Ciertamente, éstas traen consigo una gran cantidad de beneficios, pero el
aprovechamiento de estos depende del uso que se le den a dichas tecnologías.

En lo referente a la educación, un aula sin muros es lo que propone el autor al hacer un


análisis sobre los diferentes aspectos que la componen y la relación que sostiene con la
tecnología. Además, plantea un nuevo modelo donde los estudiantes sean autodidactas y
ayuden a construir el conocimiento, en vez de ser simplemente objetos receptores de
conceptos. Adicional a esto, plantea algunos preceptos como la intemporalidad de la
educación del individuo, creando así que el individuo se vea abocado a construir su propio
modelo de educación sin importar la edad, y que haya un crecimiento constante de su
formación intelectual. Creando espacios donde las personas reflexionen y compartan sus
diferentes experiencias y conocimientos, permitiría a comunidades enteras llegar a
interactuar de una manera más próxima, al generar canales de este tipo.

Por otro lado encontramos una propuesta interesante al establecer que personas que no
cuentan con las capacidades físicas para desplazarse del lugar de residencia, hacia los sitios
comunes donde se imparte educación, hará que la educación se masifique aún más y
permita que las personas que en el sistema tradicional de formación no se ven recogidas,
ahora puedan aportar al conocimiento general de la comunidad.

Ahora bien, esto requiere que las diferentes plataformas que se ponen a disposición de las
personas, sean cada vez más didácticas y pedagógicas. Plantea un reto el hecho que al
individualizar o personalizar los procesos cognitivos, y más cuando tratamos con
comunidades distantes entre sí, con características y procesos particulares, se deban
construir mecanismos que permitan facilitar el intercambio de información entre estas. Que
dichas plataformas sean capaces de responder a las diferentes dudas generadas en los
procesos de formación, que permitan generar que los profesores que hagan uso de estos
espacios y puedan transmitir todos sus conocimientos de la forma más eficaz y eficiente
posible. Como conclusión encontramos la importancia de este tipo de herramientas que
permitan crear espacios donde se construya el conocimiento desde las más diversas y
distantes perspectivas, además de ayudar a la formación de los individuos sin importar la
edad, sino que por el contrario promover la formación constante, creando así comunidades
cada vez más intelectuales e intercomunicadas entre sí. Encontramos que el uso de
cualquier medio que permita la evolución constante de la humanidad deberá ser promovido
y aceptado por la comunidad educativa.

Otro aspecto que también encontramos en el texto, es el uso de la tecnología en los espacios
de la medicina. El autor hace referencia a los grandes avances generados por la humanidad
en cuanto al surgimiento de la telemedicina y las diferentes aplicaciones que de ella se
podrían generar, los grandes avances en la prevención y el tratamiento de diferentes
enfermedades; ya que la medicina requiere de grandes cantidades de información, que
puede ser compartida por las comunidades internacionales, de manera actualizada y en
tiempo real. Lo que se buscaría sería crear un canal fluido de comunicación, que permita
trabajar en conjunto por la promoción y prevención de la salud. El autor habla sobre tres
objetivos principales, la prevención, el diagnostico, y la terapia. Lo que se busca es que la
tecnología sirva a cada una de estas etapas, permitiendo llevar un control detallado de cada
paciente, al actualizar de manera constante los perfiles, permite al médico tratante, facilitar
la contribución de su conocimiento y lograr dar diagnósticos más precisos y oportunos,
reduciendo así las posibilidades de llegar a etapas tardías de una enfermedad; y evitar llegar
al fallecimiento del paciente. Lo anterior hace referencia al uso de la herramienta en el
tratamiento de un paciente, pero las implicaciones en la formación de los médicos también
traen grandes repercusiones al uso de la tecnología como fuente de formación; como lo
vimos anteriormente. El uso de estas herramientas en los campos de la educación permite
compartir información de manera oportuna y actualizada. En este caso, el uso de una
plataforma para la formación educativa de los médicos, sería una prolongación, que, así
cómo evolucionan las diferentes enfermedades y virus en el planeta, permitirá a la
comunidad médica del mundo hacer un plan de contraofensiva, de manera más eficaz.
Todo lo anterior permite mostrarnos los cambios profundos generados por las sociedades de
la información, cómo las diferentes comunidades se intercomunican y se vuelven cada vez
más dependientes de los medios tecnológicos. Esto plantea un debate de tipo sociológico:
¿hasta qué punto es la interdependencia de las diferentes comunidades? Esto genera vicios
sociales cada vez más globales, que sumado a los procesos locales, generan grandes
desigualdades, ya que a pesar de los grandes avances tecnológicos con los que contamos,
no hemos podido conciliar los diferentes intereses que se generan en las sociedades, es
decir, contamos con grandes revoluciones tecnológicas, las cuales a su vez se convierten en
fuentes de información, que brindan ventajas competitivas y permiten distanciarse de los
que las desconocen. ¿Cómo podemos garantizar una sociedad más justa y equitativa, en la
distribución de las herramientas tecnológicas, si estas se convierten en fuentes de ventaja y
de cierta forma en un poder que permite controlar, a los que no cuentan con el acceso a
ellas, si hay países como el nuestro, con procesos históricos desiguales?

Todo cambio sugiere un nuevo paradigma, una nueva posición frente a la realidad, esto
implica confusión, trastorno, incertidumbre y conflicto como propone Marilyn Ferguson en
Aquarian Conspiracy: Personal and Social Transformation In Our Time. Entonces, no es
extraño que este nuevo orden sea rechazado por muchos, que deba pasar mucho tiempo
para que sea finalmente adoptado. Generalmente los que se oponen son gente que tiene un
pensamiento anticuado o simplemente su aversión al riesgo es muy grande. Será entonces el
esfuerzo de líderes jóvenes o personas de pensamiento no anticuado las que logren
establecer este nuevo orden en las diferentes sociedades.
Referencias
 

Banco de la República. (2014). El hombre: ser social. Obtenido de Biblioteca virtual Luis
Angel Arango: http://www.banrepcultural.org/node/28735

Cebrián, J. L. (1998). La Red. Grupo Santillana de Ediciones S.A.

González, R. M., Alfaro Azofeifa, C., & Alfaro Chamberlain, J. (2005). TIC's en las
PYMES de Centroamérica: Impacto de la adopación de las tecnologías de la
información y la comunicación en el desempeño de las empresas. IDRC.

Márquez, I. V. (2008). Reseña de “Cibercultura. La cultura de la sociedad digital” de Pierre


Lévy. Cuadernos de Información y Comunicación (CIC), 266-267.

Maseguer, A., & Rodríguez , I. (2003). Situación y perspectivas del comercio electrónico
en España: un análisis a través del columen de negocio electrónico. Esic Market,
77-107.

Ruelas, A. L., & Pérez Arámburo, P. (2006). El gobierno electrónico: su estudio y


perspectivas de desarrollo. UNIrevista, 1-11.

UNCTAD. (2013). Informe sobre la economía de la información 2013: La economía de la


nube y los paises en desarrollo. Publicación de las Naciones Unidas.

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