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Es un efecto producido por un agente económico guiado por variables nominales dejando
a un lado el análisis de las variables reales.
Este concepto está relacionado con el concepto de inflación. Cuando un agente nota un
aumento nominal de sus ingresos, pero no un aumento en los precios, tiende decir que se
encuentra en una mejor situación económicamente. Si los precios han aumentado
mayormente en comparación a sus ingresos nominales, el agente habrá “empobrecido” en
términos reales; por ende habrá perdido parte de su poder adquisitivo y se encontrará en
una situación económicamente peor.
Caso
Se indica que para ordenar la política monetaria y evitar un espiral inflacionista hay que
comprobar si está si los inversores padecen de ilusión monetaria o miedo a la inflación.
La inflación no es tan mala, siempre y cuando esta sea baja, predecible y constante, de
esta manera no afectaría a la economía, de lo contrario se vuelve un incremento
proporcional de los niveles de precios. Una baja inflación es un síntoma de debilidad de la
demanda, de la incapacidad de hacer que las multimillonarias inyecciones de liquidez
lleguen a la economía.
La deflación se produce cuando los precios caen bruscamente por exceso de oferta lo que
provoca una disminución generalizada de los precios o una recesión económica.
MxV=Px
Y
Si B aumenta pero se queda en el BCE es como si nada pasara, es como si yo inscribiera
500 al debe y al haber, sólo amedrento el mercado de tipos de interés.
Todo esto comienza cuando el presidente de EEUU comunicó que impondría aranceles
del 25% sobre las importaciones de acero y del 10% sobre las importaciones de aluminio.
Con esto China y Estados Unidos han continuado con amenazas de poner aranceles a
más de 1.400 productos de ambos países.
EJEMPLO
De esta forma, esta ilusión puede darse en los ahorradores; si el ahorrador nota que se
aumentan los rendimientos de sus ahorros puede asumir que su situación ha mejorado.
Pero si este aumento en sus rendimientos es menor al valor de la inflación, realmente su
situación no habrá mejorado, sino que habrá empeorado; por ende también estaría
sufriendo de ilusión monetaria. Tanto un empleado, como un ahorrador tenderán a
cambiar su comportamiento por el hecho de penar que se encuentran en una mejor
situación. El empleado podrá consumir más y el ahorrador invertir más, pero al estar
guiados por una percepción errónea, sus decisiones serán incorrectas y perjudiciales para
ellos.