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Trastorno de apego

reactivo: síntomas,
causas y tratamiento
Los conflictos y la falta de afecto en la infancia
pueden alimentar a este trastorno.
por Oscar Castillero Mimenza

Un beso, un abrazo, una caricia… Todo ello tiene algo en


común: en la mayoría de los casos se llevan a cabo con
cariño, y a la mayoría nos despiertan sensaciones de calidez y
afecto. Imaginemos por un momento que nunca hemos recibido
ninguno en la infancia. O que lo hemos hecho, pero sin que se
haya manifestado ningún afecto o emoción en ello. Imaginemos
también que siempre nos hemos sentido secundarios, poco
importantes para nuestros seres cercanos. ¿Cómo nos
sentiríamos? ¿Cómo nos relacionaríamos con los demás?

No sería raro que ello nos provocara severas limitaciones, que


marcarían y dificultarían nuestro desarrollo como personas y
nuestras relaciones sociales. Es lo que les ocurre a aquellas
personas con trastorno de apego reactivo. Veamos en qué
consiste.

 Artículo relacionado: "Los 16 trastornos mentales más


comunes"
El trastorno de apego reactivo:
síntomas principales
El trastorno de apego reactivo es uno de los trastornos
relacionados con traumas y factores de estrés. Se trata,
además, de un nuevo trastorno incluido en la última versión del
manual de psicología clínica y psiquiatría de referencia, el DSM
5.

El trastorno de apego reactivo se caracteriza por la presencia en


niños de más de nueve meses de edad de un patrón de
comportamiento en el que se manifiesta una elevada
inhibición emocional y afectiva hacia sus cuidadores, no
buscando e incluso evitando contacto y consuelo en ellos incluso
cuando se produce algún estímulo o situación que le asusta o le
causa dolor o inquietud. En general, el sujeto se siente poco
importante y valorado, y no posee una vinculación emocional
potente con ellos.

Este patrón de inhibición se mantiene no solo con sus


cuidadores sino también a nivel social, expresando dificultades
para reaccionar emocionalmente al entorno social y
manifestando con cierta frecuencia irritabilidad, tristeza o miedo
de los cuidadores aún en situaciones que no les supongan una
amenaza. Es frecuente que expresen pocos sentimientos o
emociones positivas en la interacción social.

Los síntomas antes descritos se pueden observar antes de los


cinco años de edad, y es importante tener en cuenta que sólo se
puede diagnosticar en el caso de que no se cumplan los criterios
diagnósticos para el autismo. En este sentido, resulta
fácil observar cierta semejanza entre algunos aspectos de
la sintomatología de ambos trastornos, pero existen
grandes diferencias. Una de ellas es su causa, que en el caso del
trastorno de apego reactivo se ha identificado y de hecho forma
parte de sus criterios diagnósticos.

 Artículo relacionado: "La Teoría del Apego y el vínculo


entre padres e hijos"

Causas
Las causas del trastorno de apego reactivo, requisito de hecho
para que pueda ser diagnosticado, se encuentran
principalmente en el cuidado insuficiente durante los primeros
años de vida. El sujeto no ha recibido suficiente afecto ni
suplido sus necesidades emocionales y de cuidado, cariño y
protección y/o las fisiológicas básicas.

Resulta más frecuente en familias en que los progenitores tienen


pobres habilidades parentales, o en las que tienden a no
expresar sentimientos. Es habitual que se de en familias
desestructuradas, que no ofrecen ni suplen las necesidades
básicas del menor.

También es posible que se hayan dado violencia intrafamiliar,


sea o no física o se dirija o no al menor en cuestión, o abusos
sexuales. Sin embargo, esto no quiere decir que no pueda
producirse en familias sin grandes dificultades a nivel
socioeconómico, siendo lo definitorio el hecho de que no han
satisfecho o no han sabido satisfacer suficientemente las
necesidades de afecto, o bien han resultado excesivamente
ambivalentes en la expresión de la afectividad hacia el
sujeto en cuestión.

También pueden tener este trastorno menores que hayan


pasado por diversos cambios de cuidadores principales (por
temas de custodia), o aquellos que hayan sido educados en
instituciones y contextos como orfanatos o auspicios en que no
se les ha dedicado suficiente tiempo ni se atiende
suficientemente a sus necesidades afectivas. Hay que tener en
cuenta que la vivencia de estas circunstancias no tiene
porqué causar un trastorno.

 Artículo relacionado: "6 claves para superar una


infancia difícil"

Tratamientos
El tratamiento del trastorno del apego reactivo es complejo
y requiere de un abordaje multidisciplinar en que pueden
confluir profesionales de la psicología, la medicina, la asistencia
social, la educación y el ámbito.

Es necesario que el sujeto pueda establecer una vinculación


sólida con un cuidador de referencia que le proporcione
apoyo emocional. Por ello frecuentemente los sujetos con este
tipo de trastorno se van a beneficiar del uso de terapia familiar,
de cara no solo a tratar aak sujeto sino a lograr que se
establezcan pautas educativas apropiadas en los casos en que
haya déficit de habilidades parentales.
Es esencial trabajar el componente afectivo con el menor. En
este sentido va a ser de gran utilidad el uso de terapias
dedicadas a fortalecer la autoestima del sujeto, así como
entrenamiento en habilidades sociales. La reestructuración
cognitiva va a permitir cambiar las cogniciones disfuncionales
que el sujeto pueda tener respecto a la vinculación social.

Hay que tener también en cuenta que algunos casos se produce


en un contexto de negligencia severa de las necesidades del
menor, con circunstancias que supongan incluso un peligro para
la vida del sujeto. como la existencia de dependencia a las
drogas por parte de los padres. En este aspecto puede ser
necesaria la retirada de la tutela o custodia por parte de
un juez sea de forma temporal o permanente.

Referencias bibliográficas:

 American Psychiatric Association. (2013). Manual


diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta
edición. DSM-V. Masson, Barcelona.

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