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Antecedentes
La historia de Guatemala en la época prehispánica empieza en Mesoamérica, región que
comprende gran parte del suelo mexicano y casi toda Centroamérica.
Este territorio fue ocupado por civilizaciones con similares características culturales, antes
de la llegada de los europeos en el siglo XVI. Las más importantes fueron la olmeca y la
maya.
Tradicionalmente se han establecido tres períodos u horizontes que comprenden las fases
más importantes de aquellas culturas: el Preclásico o de formación (1500 a. C. al 300 d.
C.), el Clásico o de florecimiento (300 d. C. al 900 d. C.), y el Posclásico (900 d. C. a 1540
de nuestra era).
Mesoamérica
Las diversas culturas que ocuparon esta región por cientos de años practicaban varias
religiones y desarrollaron sus propios sistemas de gobierno, conocimientos científicos y
diversas expresiones artísticas. Además, tienen características similares como la forma de
alimentación y de vestir, los tipos de construcción y diferentes deidades.
Los principales productos agrícolas que cultivaban eran maíz, frijol, chile y calabazas,
además del caucho, que les permitió la elaboración de diferentes objetos, tanto de uso ritual
como cotidiano. Entre los elementos arquitectónicos comunes entre estas culturas se
encuentran los templos escalonados y los patios para el juego de pelota, que tenía carácter
religioso.
Respecto de los logros intelectuales en las culturas de Mesoamérica se pueden contar los
distintos sistemas de escritura jeroglífica, avanzados estudios astronómicos y un calendario
exacto. Sus creencias religiosas incluyen dioses comunes, el culto a los antepasados y los
sacrificios humanos.
Los mayas
De acuerdo con nuevas fuentes de información, la cultura maya tiene sus raíces en el
horizonte formativo o Preclásico, en Petén. En sitios como El Mirador se logra apreciar la
grandeza de sus edificaciones, así como la base cosmogónica y cultural.
El apogeo de esta civilización se dio en el período Clásico, cuando se consolidaron las
bases culturales y políticas. Una fuente para el conocimiento de su mitología es el Popol
Vuh, libro sagrado que reúne las tradiciones orales que habían sido transcritas a mediados
del siglo XVI, y que fue descubierto en Chichicastenango en el siglo XVIII, por el cronista
dominico Fray Francisco Ximénez.
Los mayas desarrollaron las matemáticas, inventaron el cero —antes de que lo hicieran
otras civilizaciones—, cultivaron la astronomía —con la cual perfeccionaron el calendario—
y consolidaron expresiones artísticas como la arquitectura, la pintura, la escultura y la
cerámica.
De acuerdo con diferentes teorías, la civilización maya colapsó por las rebeliones sociales,
marcadas por sequías, enfermedades y hambruna, lo que causó guerras, además de la
sucesión en el poder de líderes populares. Se han encontrado evidencias arqueológicas
sobre estos acontecimientos.
Conforme a la división política actual, los mayas ocuparon el territorio de Guatemala, los
estados mexicanos de Chiapas, Yucatán, Quintana Roo, Campeche y Tabasco, parte de El
Salvador, y el occidente de Honduras.
No hay una versión oficial o confirmada de dónde proviene el nombre de Guatemala. Sin
embargo, existen algunas teorías que le dan un significado al nombre del país, conoce a
continuación algunas de ellas:
Las palabras quiché, queché o quechelah significan «bosque» en varias lenguas nativas de
Guatemala, y que a su vez se deriva de «qui, quiy», muchos, y «ché», árbol; es decir:
muchos árboles. Quiché era el nombre de la nación más poderosa que encontró Pedro de
Alvarado, que junto con tlaxcaltecas que viajaban con él y que se enfrentaron a este pueblo,
tradujeron al náhuatl como Quauhtlemallan. (En notas del Preámbulo del Popol Vuh:
Barcelona. 2016)
Los primeros documentos históricos en los que aparece mencionado el nombre Guatemala,
ya con la escritura que conocemos actualmente, son las cartas que envió Pedro de Alvarado
a Hernán Cortés, el 11 de abril de 1524. En el texto expresaba: «yo me parto para la ciudad
de Guatemala lunes once de abril donde pienso detenerme poco a causa del pueblo que
está asentado en el agua que se dice Atitlán».
Fechada el 28 de julio, del mismo año, aparece otra evidencia en la correspondencia con
Cortés: «Que yo, Señor, partí de la Ciudad de Uclatan y vine en dos días a esta Ciudad de
Guatemala, donde fui bien recibido de los Señores de ella». (Documentos Antiguos:
Guatemala. 1913)
Cultura
Es un término que tiene muchos significados interrelacionados. Por ejemplo, en 1952, Alfred
Kroeber y Clyde Kluckhohn compilaron una lista de 164 definiciones de «cultura» en
Cultura: Una reseña crítica de conceptos y definiciones; y han clasificado más de 250
distintas.3 En el uso cotidiano, la palabra «cultura» se emplea para dos conceptos
diferentes:
Excelencia en el gusto por las bellas artes y las humanidades, también conocida como alta
cultura.
Los conjuntos de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social, incluyendo
los medios materiales que usan sus miembros para comunicarse entre sí y resolver
necesidades de todo tipo.
Cuando el concepto surgió en Europa, entre los siglos XVIII y XIX, se refería a un proceso
de cultivación o mejora, como en la agricultura u horticultura. En el siglo XIX, pasó primero
a referirse al mejoramiento o refinamiento de lo individual, especialmente a través de la
educación, y luego al logro de las aspiraciones o ideales nacionales. A mediados del siglo
XIX, algunos científicos utilizaron el término «cultura» para referirse a la capacidad humana
universal. Para el antipositivista y sociólogo alemán Georg Simmel, la cultura se refería a
«la cultivación de los individuos a través de la injerencia de formas externas que han sido
objetificadas en el transcurso de la historia».4
Arqueología
Es la ciencia que estudia los cambios que se producen desde las sociedades antiguas hasta
las actuales, a través de restos materiales dispersos en la geografía y conservados a través
del tiempo. La arqueología puede considerarse tanto una ciencia social como una rama de
las humanidades.12
La mayoría de los primeros arqueólogos, que aplicaron la nueva disciplina a los estudios
de los anticuarios, definieron la arqueología como el «estudio sistemático de restos
materiales de la vida humana ya desaparecida». Otros arqueólogos enfatizaron aspectos
psicológico-conductistas, y definieron la arqueología como «la reconstrucción de la vida de
los pueblos antiguos».
Con el paso del tiempo se ha dejado de lado la tradicional visión de la arqueología como
una de las ciencias auxiliares de la historia. En la actualidad, la arqueología es considerada
una ciencia histórica autónoma;5 es decir sería una de las distintas disciplinas históricas.
En Guatemala la riqueza del patrimonio cultural es un tesoro para las mentes curiosas. Sin
duda alguna, habría cautivado al mismo Sherlock Holmes, quien declaraba al doctor
Watson: “Proporcióneme usted problemas, proporcióneme trabajo, deme los más abstrusos
criptogramas o los más intrincados análisis, y entonces me encontraré en mi ambiente” (sir
Arthur Conan Doyle, El signo de los cuatro, 1890).
Fue empleado por los antiguos mayas del Preclásico Medio (1000-500 a.C) al Clásico
Tardío (600-900 d.C). Probablemente dependía de la gran metrópoli de Kaminaljuyú. Al
parecer, encerraba un sistema hidráulico, pero se supone que sus funciones no se
limitaban al transporte de agua. Investigadores conjeturan que pudo haber constituido una
obra defensiva o una forma de delimitación territorial.
¿Cómo nació la civilización maya?
Los orígenes de la civilización maya se sitúan en el Preclásico Temprano (2000-1000 a.C.).
El área experimentaba entonces, en un contexto de crecimiento demográfico, un desarrollo
de las aldeas, el comercio y la jerarquía social. De acuerdo con ciertos estudios, la familia
de lenguas de este grupo hundiría sus raíces en el principio de este periodo. Una cerámica
considerada como maya aparece alrededor de 1800 a.C., en la costa del Pacífico del
sureste de Mesoamérica, y una arquitectura publica —modesta todavía— es atestiguada a
partir de 1400 a.C., en Chiapas.
La arqueóloga Prudence Rice sostiene que el calendario maya habría sido concebido hacia
1200 a. C. La historia política y social asociada a la emergencia de la civilización maya
permanece oscura.
Estas obras habrían sido elaboradas entre el 600 a.C y 100 a.C. Han sido atribuidas,
hipotéticamente, a grupos mayas, mixe-zoques o proto-xincas. Su interpretación es objeto
de debates. Se ha sugerido que podrían representar a mujeres embarazadas, ancestros o
divinidades.
El arqueólogo Edgar Carpio opina que Mejicanos debía ser “una especie de lugar de culto
en donde se llevaban a cabo rituales propiciatorios y de otra índole”. Por cierto, las
cavidades presentes en los templos en miniatura pudieron haber servido para efectuar
ofrendas o libaciones, recolectar el agua de lluvia o moler sustancias, con fines religiosos.
¿A qué se refieren las fechas más remotas de las estelas D y F?
Como las demás estelas del sitio maya de Quiriguá, Izabal, las que son designadas con
las letras D y F representan a soberanos y tienen textos jeroglíficos. Sus inscripciones
indican que fueron erigidas, respectivamente, en 766 y 761 d.C bajo el reino de K’ak’ Tiliw
Chan Yopaat. Sin embargo, otras fechas fueron plasmadas en estos monumentos. Las más
antiguas, establecidas por largos cálculos, nos llevan millones e incluso trillones de años
en el pasado.
Según estudios publicados por Matthew Looper, José Crasborn y Camilo Alejandro Luin,
los glifos que acompañan las fechas evocan lugares míticos y divinidades; en la Estela F
mencionan la decapitación de una de ellas. El significado profundo de estos pasajes
mitológicos se nos escapa, pero podemos suponer que debían contribuir a reforzar el poder
de K’ak’ Tiliw Chan Yopaat.
Finalmente, las ciudades concernidas fueron víctimas de crisis políticas mayores, que
acabaron con el poder de la élite. No obstante, en ausencia de testimonios escritos —la
escritura siendo un privilegio de la misma élite— las circunstancias de estos trastornos son
difíciles de precisar.
El arqueólogo e historiador René Johnston explica que fueron víctimas de un proceso “muy
complejo”, en el cual se entrelazaban severos problemas económicos y la difusión de
temidas enfermedades (especialmente, la oncocercosis, que causa ceguera). Pero las
circunstancias y consecuencias del abandono están lejos de ser claras. Sea como sea, los
pueblos perdidos fueron invadidos por la vegetación y la niebla del tiempo. Algunos de ellos
esperan ser redescubiertos, todavía, por los arqueólogos.
Cuando el animal murió fue divinizado bajo el nombre de Tzimin Chac (tapir fulminante).
Este dios del trueno y el rayo era representado por una gran estatua, colocada en un templo.
Pero en 1618, el misionero franciscano Juan de Orbita, acompañado por su correligionario
Bartolomé Fuensalida, destruyó el singular ídolo, provocando la ira de los itzaes y la
desaprobación de las autoridades españolas. Desde el siglo XIX, varios investigadores
buscaron, sin éxito, los restos de Tzimin Chac.