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LOS DERECHOS HUMANOS

ENFOQUE HISTÓRICO
Las personas tenemos una serie de derechos sólo por el hecho de nacer,
independientemente de nuestra posición económica, religión, sexo, orientación sexual,
color de piel o nacionalidad. Estos derechos, que se conocen como Derechos Humanos,
se caracterizan por ser:
 Inalienables:
 Inherentes:
 Universales:
 Limitados:
 Inviolables:

Estos derechos están recogidos en la Declaración Universal de los Derechos


Humanos, adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en
su resolución 217 A (III), el día 10 de diciembre de 1948.

Nadie puede desposeer a una persona de sus derechos. Ninguna persona, ni Estado
ni otra organización puede ‘anular’, ‘negar’ o ‘negociar’ los derechos fundamentales de
cada persona.

Son esenciales y propios de la persona, no se puede concebir la persona sin sus


derechos.

Son propios de todas las personas, en cualquier lugar del mundo,


independientemente de su raza, sexo, lengua, religión, nacionalidad, capacidad
económica, etc.

Los derechos de una persona llegan sólo hasta donde comienzan los derechos de
las otras personas.
Si entendemos que los derechos humanos son inherentes a la persona, cualquier
persona, estado, organización,... que vulnere o ponga en peligro el ejercicio de
cualquiera de estos derechos está cometiendo un acto injusto, que puede ser penado
por la ley.

Los Derechos Humanos, tal y como los conocemos hoy, nacen como reacción ante
las barbaridades que vivió la humanidad durante la primera mitad del siglo XX.

El contexto histórico en el que nace la Declaración Universal de los Derechos


Humanos, en 1948, es precisamente, el del horror ante las dimensiones, crueldad y
aberración del holocausto nazi que afectó principalmente a personas de religión judía,
pero que también tuvo entre sus víctimas a otros colectivos (gitanos, librepensadores,
comunistas), no siempre. Es precisamente como reacción a estos hechos, que la
comunidad internacional de la época, es decir, la anterior a los procesos de
descolonización, se dotó de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y puso
las bases para el posterior desarrollo de todo el cuerpo jurídico del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos.

La evolución del concepto de derechos humanos ha de ser estudiado necesariamente


desde una perspectiva histórica y cultural (IEPALA).
El transcurso de la historia y la evolución cultural han dado lugar a diferentes
formas de concebir los derechos de acuerdo al género, de la clase social, la cultura, etc.
Referencias a la conceptualización de derechos. (entendida como la búsqueda dignidad
de la persona) las encontramos ya en la Antigua Grecia, en Europa, en el código
Hammurabi en Mesopotamia o en la Antigua China.

Ya en la Edad Media, la concepción de los derechos del hombre fue unida a la


lucha desatada entre las prerrogativas de las monarquías absolutistas (materialización
del concepto de Estado absoluto) y los derechos de los hombres, en cuanto a
individuos y ciudadanos.

Es en este sentido que se inicia y desarrolla una legislación relativa a los derechos
civiles, en un principio restringida a los aristócratas, y más tarde extendiéndose al resto
de capas de la sociedad, reflejando un nuevo concepto de derechos del hombre -que no
de las mujeres-, creando las bases de lo que se conoce hoy en día como libertades
fundamentales:
 Carta Magna (Inglaterra, 1215)
 Carta de Derechos (Inglaterra 1689)
 Declaración de Derechos del Buen Pueblo de Virginia (Estado de Virginia, 1776)
 Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciutadano (Francia 1789)
 Declaración de Derechos (Estados Unidos, 1791)

Las Declaraciones anteriores establecen, como se puede observar, una lista de


derechos y libertades fruto del proceso histórico de emancipación colonial –en el caso de
los Estados Unidos- y de cambio de paradigma político y social en el caso francés. Si
bien estos derechos y libertades se establecen sobre el papel, las personas que podían
disfrutar de ellos eran muy reducidas. En ambos casos se precisa la inexistencia de un
sufragio universal (los textos hacen referencia a las potestades de los hombres y no a
las mujeres ni a sus derechos y libertades). Tampoco se puede pasar por alto, la
vigencia de la esclavitud en los Estados Unidos, que dentro de su modelo de
producción económica y de estratificación social incorporaba al esclavo como un ser
sin derechos de ningún tipo.
Con dichas Declaraciones se visualizaron toda una serie de derechos, cuyo
desarrollo conceptual evolucionará hasta la aparición y aprobación, en 1948, de la
Declaración Universal de los Derechos.

El camino que llevó a la DUDH desarrolló de forma paralela otros ámbitos ligados
a la justicia y a la dignidad de la personas, que más tarde pasarán a formar parte del
cuerpo jurídico del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. En este sentido,
en 1915 aparece el convenio contra la práctica de la esclavitud y a partir de la primera
década del siglo XX comienza a desarrollarse legislativamente el ámbito del derecho
laboral. También a principios del siglo pasado empiezan a formularse y aplicarse
normativas relacionadas con el Derecho Internacional Humanitario, etc. Pero es
indudable que el mayor hito en toda esta progresiva aparición de normativas
internacionales es la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Las declaraciones de Virginia y la de Derechos de 1791 (heredera de la primera)


contienen una tipología de derechos entre los cuales se pueden destacar:
 Derecho a la libertad religiosa (Art. 1 de la Declaración de Derechos de 1971) y
de consciencia (Art. 16 de la Declaración de Virginia)
 Derecho a una justicia justa, es decir, existencia de un jurado imparcial, acceso a
una defensa, etc.
 Se apunta la definición de un derecho de inviolabilidad del domicilio (Art 4. de
la Declaración de Derechos de 1791).
 Los hombres son iguales e independientes (Art. 1 de la Declaración de Virginia)
 Reconocimiento de derechos inherentes al hombre: difrutar de la vida y la
libertad o derecho a la propiedad(Art. 1 de la Declaración de Virginia)
 La idea que el poder reside en el pueblo (Art. 2 de la Declaración de Virginia).
Concepto que se puede asimilar a la soberanía popular. El pueblo, además,
tiene potestades fiscalizadoras.
 Derecho a la revolución (Art. 3 de la Declaración de Virginia). Este derecho se
establece siempre que se considere que el poder establecido no cumple con sus
obligaciones y no asegura la protección de la comunidad, su seguridad, . En
este sentido es necesario recordar que la Declaración de Virginia se realiza en
junio de 1776 y la declaración de independencia norte-americana de la
metrópolis colonizadora británica se proclamará después.
 Se establece la separación de poderes. Al menos entre el ejecutivo y el
legislativo (Art. 5 de la Declaración de Virginia).
 Se establece el derecho a la elección de los cargos políticos del Ejecutivo y del
Legislativo (Art. 5 de la Declaración de Virginia) mediante sufragio masculino
limitado (Art. 6 de la Declaración de Virginia).
 Libertad de imprenta (Art. 12 de la Declaración de Virginia).

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 establece entre
otros, los siguientes derechos del hombre:
 Los hombres nacen libres e iguales (Art. 1)
 Los derechos naturales e imprescriptibles del hombre son la libertad, la
propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión (Art. 2)
 La nación es la fuente de la soberanía (Art. 3).
 Reconocimiento de la libertad política (Art. 4).
 Establecimiento de un proceso judicial legal (Art. 7,8,9).
 Libertad de consciencia, religión y opinión (Art. 10).
 Derecho al voto (Art. 14).
 Derecho a la fiscalización de las acciones de los representantes de la comunidad
(Art. 15).
 Establecimiento del derecho a la propiedad (Art. 17).

La DUDH es una compilación de derechos de las personas con valor declarativo En


1977, la Asamblea General de Naciones Unidas estableció en su resolución 32/130
sobre los derechos humanos, las siguientes cuestiones:
 Todos los derechos humanos y libertades fundamentales son indivisibles e
interdependientes; igual atención y urgente consideración deben tener la
implementación, promoción y protección tanto de los derechos civiles y
políticos como los derechos económicos, sociales y culturales.
 La total realización de los derechos civiles y políticos sin el goce de los derechos
económicos, sociales y culturales es imposible; la consecución de un progreso
duradero en la implementación de los derechos humanos depende de la
efectividad y bondad de las políticas nacionales e internacionales de desarrollo
económico y social.
 Todos los derechos y libertades fundamentales de las personas humanas y de
los pueblos son inalienables

Aunque internacionalmente se admite la indivisibilidad, la interdependencia y


también la igualdad, o no supremacía, de unos derechos sobre otros, de forma que no
se puede considerar que existen derechos de primera o de segunda clase, ni derechos
más importantes que otros, es habitual encontrar distinciones entre lo que se denomina
derechos de primera, de segunda y de tercera generación.
Dicha clasificación responde, en gran parte, a la situación política derivada de la
Guerra Fría y que, en el bando occidental, priorizaba precisamente la consecución de
derechos civiles y políticos (conocidos como derechos de primera generación) sobre los
derechos económicos, sociales y culturales (reclamados por los países de la órbita
comunista, y conocidos como derechos de segunda generación). Posteriormente,
comienza a desarrollarse, durante la década de los 70 y con más intensidad en las
décadas de los 80 y 90, una nueva concepción y dimensión de los derechos humanos,
ligados en este caso a dos fenómenos:
 El renacimiento de la sociedad civil como impulsora de cambios sociales,
políticos y culturales.
 La interdependencia. Se hace evidente que existe una interdependencia que se
materializa en diferentes aspectos. Desde el punto de vista económico, es
patente la existencia y consolidación de un modelo económico basado en la
globalización o internacionalización de la economía, que tiene como efecto
importantes disensiones internas que se materializan, entre otros elementos, en
palpables y aberrantes desigualdades y tensiones internas. También se hace
evidente la existencia de una realidad compleja e interdependiente a nivel
planetario. Por ejemplo, con el caso del medioambiente, aquello que sucede en
el Amazonas o con la capa de ozono nos afecta irremediablemente a todos.

En este contexto nacen los denominados derechos de la solidaridad o de tercera


generación, que pueden ser entendidos como respuestas globales a problemas globales.

TIPOLOGÍA DE DERECHOS.

Los derechos civiles y políticos priorizan o consideran a la persona como titular de


dichos derechos y libertades. Se establece pues una titularidad individual. Todas las
personas tienen esos derechos por el simple hecho de haber nacido. Los derechos
civiles y políticos establecen también un límite de actuación del Estado, el cual no los
puede ni suspender ni interferir en su realización, a excepción hecha de los casos
extremos como los estados de emergencia, de excepción y de sitio, tal y como prevén la
mayoría de textos constitucionales democráticos. Estos derechos giran en entorno al
valor de la libertad de la persona y se orientan hacia su protección y potenciación como
ciudadano activo e implicado en la comunidad.

Los derechos económicos, sociales y culturales (de ahora en adelante DESC)


enmarcan al individuo en un contexto social, cultural y económico que no es tenido en
cuenta por los derechos civiles y políticos. Al igual que los derechos civiles y políticos,
la titularidad de los DESC también es individual.
El ser humano como tal es, por naturaleza, un ser social. La comunidad, la
familia, el barrio, etc, son algunos de los referentes que las personas tomamos, y de la
relación con nuestro entorno social se derivan tanto obligaciones como derechos.
Dentro de los DESC se incluyen por ejemplo el derecho al trabajo, a condiciones de
trabajo equitativas, derecho al descanso y al tiempo libre. También se incluye el
derecho a un nivel de vida adecuado (alimentación, vestido, vivienda, asistencia
médica, servicios sociales y Seguridad Social). En resumen, se establecen y se
reconocen toda una serie de derechos que de llevarse a cabo garantizarían la vida en
condiciones de dignidad de las personas, así como el progreso social al que se alude en
el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Por su parte, si
los derechos civiles y políticos ensalzaban el valor de la libertad, los DESC ensalzan el
valor de la igualdad.
Si en los derechos civiles y políticos una de las principales premisas era la no
interferencia del Estado, en el caso de los DESC, el Estado debe intervenir con el
objetivo de asegurar y proteger este tipo de derechos. Sin embargo, en la mayoría de
las constituciones estatales, incluida la española, los DESC se incorporan dentro de
apartados programáticos. La Constitución Española establece que los DESC son
derechos progresivos, es decir, se establece su deseabilidad. (es deseable el pleno
empleo, la vivienda para toda la población, etc) sin embargo no se pueden establecer
medidas judiciales si estos derechos no se cumplen, ni mecanismos de cumplimiento
inmediato, etc. De forma que se enuncian los derechos pero su cumplimiento real
queda postergado con fecha indefinida. En este sentido, se observa la diferencia entre
la protección de los DESC y de los derechos civiles y políticos. La protección de los
derechos civiles y políticos es una obligación de los estados, y se pueden (y se deben)
emprender medidas judiciales en caso del no estar debidamente garantizados.
Tal y como veremos más adelante, en los mecanismos de protección de los
derechos humanos, aquellas medidas –tanto de seguimiento como de fiscalización de
las violaciones de los DESC- son mucho menos rígidas y más laxas que aquellas
referentes a los derechos civiles y políticos.

Llegados a este punto es interesante introducir la idea de que los derechos civiles
y políticos y los DESC no son excluyentes. Al contrario, la inexistencia de derechos
civiles y políticos pone en peligro la dignidad de la persona tanto o más que la
inexistencia de los DESC.

Los derechos de la solidaridad, también conocidos como derechos colectivos, de los


pueblos o de tercera generación, a diferencia de los derechos civiles y políticos y de los
DESC, se caracterizan por:

 ser de titularidad colectiva


 no estar recogidos en legislaciones internacionales como un bloque
diferenciado. De esta forma, no existe un Pacto Internacional de los Derechos
Colectivos o de tercera generación pero sí existen un Pacto Internacional de los
Derechos Políticos y Sociales, y un Pacto Internacional de los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales. La alusión a este tipo de derechos se puede
encontrar en diferentes declaraciones, pactos, etc., que atañen a los derechos de
primera y segunda generación.
 Ensalzar el valor de la solidaridad.

Entre los derechos de la solidaridad se encuentran: el derecho al desarrollo, al


medioambiente, a la autodeterminación de los pueblos, a la paz. En este sentido, la
enumeración de los derechos que se pueden considerar como de tercera generación es
una cuestión que depende de los criterios escogidos y de los autores que sobre ellos
hablen. Algunos autores, por ejemplo, consideran la asistencia humanitaria como un
derecho de tercera generación.

A pesar de ser sólo una declaración, la Declaración Universal de los Derechos


Humanos tiene una base documental en la La Carta de la Organización de las Naciones
Unidas. Dicha Carta establece entre sus objetivos prioritarios, y los de la comunidad
internacional en general, el respeto, la defensa y la promoción de los derechos
humanos.
Pese a ello, ni los mecanismos de protección de los Derechos Humanos ni la
concepción de esos mismos derechos están exentos de críticas.

Una de les críticas de la DUDH es la relativa a su obligatoriedad. Pese a que la


DUDH no contiene disposiciones jurídicamente obligatorias, debe tenerse en cuenta
que:
 La DUDH es un texto que permite interpretar los objetivos de la Carta de la
ONU en materia de Derechos Humanos.
 Parte de la DUDH enuncia el principio del respeto a la dignidad humana, que
es un principio obligatorio para todos los estados comunidad internacional,
sean o no miembros de las Naciones Unidas.
 Bastantes artículos de la DUDH han generado lo que en términos de Derecho
Internacional se conoce como costumbre internacional. Es decir, obligaciones
que, a pesar de no estar recogidas en ningún documento oficial, se entiende que
forman parte de las normas que deben seguir todos los Estados en su
comportamiento.

Como ya comentamos anteriormente la DUDH, fue sólo la primera piedra de todo


un cuerpo jurídico que se ha desarrollado durante la segunda mitad del siglo XX. De
ella se han derivado documentos jurídicos de cumplimiento obligatorio para los
Estados de aceptación voluntaria (Tratados). Los Estados Nacionales que los firman se
autoobligan a contemplarlos mediante su aceptación oficial (ratificación). Siendo como
son instrumentos jurídicos, los Pactos definen con mayor precisión los diversos
derechos que deben respetar y promocionar, y de ellos también se derivan obligaciones
jurídicas para los Estados. De esta manera, los Pactos Internacionales, tanto el referente
a Derechos Civiles y Políticos como el referente a los Derechos Económicos, Culturales
y Sociales, son tratados en los cuales los Estados Parte se comprometen a respetar y
asegurar el pleno desarrollo y disfrute de una amplia gama de derechos, y a adoptar
medidas activas en esa dirección.

Los Pactos Internacionales surgen de la necesidad de establecer, más allá del texto
programático que supone la DUDH, unos acuerdos que obliguen jurídicamente al
cumplimiento de determinadas cláusulas de protección y salvaguarda de los derechos
humanos.

Pese a la percepción de dicha necesidad de forma generalizada, también es


necesario precisar que la elaboración de los Pactos Internacionales no estuvo exenta de
problemas. Ello es evidente si se considera que fueron necesarios 18 años (del 48 al 66)
para elaborar el articulado de los mismos, y otros diez años para que estos Pactos se
consideraran en vigor.
Según la propia ONU, paralelamente a la aprobación de la DUDH ya se trabajaba
en la elaboración de un tratado internacional que obligara a su cumplimiento. Sin
embargo, fue imposible adoptar un único texto ante las diferencias ideológicas
existentes en el seno de la comunidad internacional de la época (Guerra Fría).
Finalmente, y para hacer posible un acuerdo, se adoptaron dos textos que se
convertirían en:

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos . Adoptado y abierto a la firma,


ratificación y adhesión por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su
resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966. Entrada en vigor: 23 de marzo de
1976.
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Políticos. Adoptado y
abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución
2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966. Entrada en vigor: 3 de enero de 1976.

La decisión de adoptar dos tratados se llevó a cabo durante las sesiones de


trabajo de 1953. Finalmente, en 1966 los dos tratados internacionales fueron aprobados,
casi 18 años después de iniciarse su elaboración. Ello es una señal inequívoca de las
discrepancias y competencia existentes entre los países respecto al tema a tratar. A su
vez, el hecho de tardar 10 años en entrar en vigor, visualiza las dificultades en el
establecimiento de un quórum mínimo (35 estados debían ratificar o adherirse a los
Pactos) para la puesta en marcha de dichos tratados.

La tarea de elaboración del articulado de ambos pactos se vio complicada por


muchos factores. Existía, según Naciones Unidas, el problema de la definición de los
distintos derechos, y sobre todo, para decidir cuáles eran tan fundamentales como para
tener que ser incluidos en los documentos. Si bien parecía existir unanimidad en
cuanto a la necesidad de reconocer la existencia de los derechos humanos, las
diferencias ideológicas, sociales, económicas y políticas entre los diversos estados se
hicieron evidentes.
Entre las diferencias más evidentes para la consecución de un tratado jurídico
internacional en materia de derechos humanos podemos situar, de forma relevante, la
existencia de importantes controversias ideológicas. En este sentido tanto la DUDH
como los Pactos Internacionales son paradigmas de esta problemática. En 1948 la
mayoría de los estados del mundo son occidentales (recordemos que el proceso de
descolonización, verdadero acicate para el incremento numérico de la sociedad
internacional no se lleva a cabo hasta la década de los 60). Dichos estados, excepción
hecha de los estados socialistas del momento, privilegiaron los derechos civiles y
políticos sobre los económicos, sociales y culturales.

En este sentido, es importante precisar que los Derechos Humanos, en muchas


ocasiones, han sido tachados de falsamente universales. Esta opción, defendida por
numerosos estados post-coloniales y grupos de defensa y protección de los Derechos
Humanos, hace hincapié en el carácter occidental de instrumentos básicos como, por
ejemplo, la Declaración Universal (1948). En cuya realización y aprobación no
participaron ni organizaciones no gubernamentales ni una gran cantidad de estados
que existen en la actualidad (básicamente africanos y asiáticos), los cuales en aquella
época eran colonias y, por lo tanto, no tenían derecho legal a decidir, ni a integrar o
discutir sus propios puntos de vista. De esta forma, valores relacionados con la
comunidad provenientes de sociedades / culturas africanas no se tuvieron en cuenta
en la Declaración Universal y tuvieron que desarrollarse a través de otros
instrumentos. Este es el caso de la Declaración Africana de los Derechos Humanos y de
los Pueblos, realizada en 1982. Ahora bien, tampoco este desarrollo ha estado exento de
críticas. Según Amnistía Internacional La Carta Africana se diferencia de la Declaración
y de los Pactos en que contiene una larga lista de deberes (artículos 27, 28 y 29), entre
los cuales figuran algunos de sospechosa tradición represiva, orientados a no
comprometer la seguridad del Estado. En general, las cautelas que adornan muchos de
los artículos podrían interpretarse como una desconfianza de los legisladores por el
hecho de que puedan concederse tantos derechos sin ninguna limitación. Así, los
derechos de asociación (artículo 10), circulación (artículo 12) y participación en asuntos
públicos (artículo13), únicamente podrán ejercerse de acuerdo con lo que dicta la ley;
las libertades de conciencia y de religión podrán ser reprimidas por motivos de orden
público; y el derecho de reunión (artículo 11) podrá ser limitado en interés de la
seguridad nacional. Como vemos, la conceptualización de los derechos humanos como
valor universal es un proceso todavía vivo y abierto.

El proceso de descolonización conllevó el surgimiento de numerosos estados,


principalmente en Asia y África. El posicionamiento de dichos estados, más orientado
a la aceptación de los derechos económicos, sociales y culturales, cuestión que chocaba
de lleno con la posición de los países occidentales, provocó un incremento de las
discrepancias e impidió el consenso entorno a la realización de un único texto jurídico
de ámbito internacional. Así mismo, en este mismo plano se observó otro tipo de
confrontación, aquella que implicaba el choque entre diversas concepciones no ya
ideológicas sino también culturales.
La propia concepción del ser humano como tal ha ido variando con el tiempo,
también lo han hecho las concepciones de hombre y mujer. El tiempo, así como las
costumbres y la cultura, son elementos que permiten explicar qué se entiende por ser
humano, así cómo qué se entiende por hombre y mujer, qué concepción del niño existe,
cuáles son sus derechos y obligaciones formales, cuáles son los mecanismos de
protección a los que pueden acudir o recurrir, cuáles son los derechos que se violan,
etc. De esta forma, cada tiempo y cultura nos traslada a concepciones dispares, a
mecanismos de defensa diferentes, etc. Ello nos vuelve a plantear el tema de la
universalidad de los derechos humanos.

Sin embargo, y pese a ser un tema de debate, el reconocimiento último de la


existencia de los derechos humanos nos remite a dos cuestiones básicas: la igualdad de
derechos de todas las personas y la dignidad. Dos palabras, igualdad y dignidad, que
están en todo el trasfondo del discurso de los derechos humanos y que son sus ejes
vertebradores.

Preámbulo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada y


proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas a la resolución 217 A
(III), de 10 de diciembre de 1948.

Considerando que el reconocimiento de la dignidad inherente y de los derechos iguales


e inalienables de todos los miembros de la familia humana es el fundamento de la
libertad, la justicia y la paz en el mundo,

Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han


originado actos de barbarie que han ultrajado la consciencia de la humanidad; y que se
ha proclamado como la aspiración más elevada el advenimiento de un mundo donde
los seres humanos, librados del temor y la miseria, puedan disfrutar de libertad de
expresión y de creencia,

Considerando que es esencial que los derechos humanos sean protegidos por un
régimen de derecho para que las personas no se vean forzadas, como a último recurso,
a la rebelión contra la tiranía y la opresión,

Considerando también que es esencial de promover el desarrollo de relaciones


amistosas entre las naciones,

Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han ratificado en la Carta su fe
en los derechos humanos fundamentales, en la dignidad y el valor de la persona
humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; y que han decidido de
promover el progreso social y mejorar el nivel de vida dentro de una libertad más
amplia,

Considerando que estos Estados miembros se han comprometido a asegurar, en


cooperación con la Organización de les Naciones Unidas, el respecte universal y
efectiva de los derechos humanos i las libertades s fundamentales,

Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la


mayor importancia para el pleno cumplimiento de este compromiso,

La Asamblea General

Proclama esta Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal común a


alcanzar por todos los pueblos y naciones con el fin que cada persona y cada
institución, inspirándose constantemente en esta Declaración, promuevan, mediante la
enseñanza, la 'educación, el respecto a estos derechos y libertades y aseguren, con
medidas progresivas nacionales y internacionales, su reconocimiento y aplicación
universales y efectivas, tanto entre los pueblos de los Estados miembros como entre los
de los territorios bajo su jurisdicción.

En la esfera internacional existen tres sistemas de protección a la persona humana:

 Derecho Internacional Humanitario (protección en caso de conflicto armado).


 Protección a los Refugiados.
 De los Derechos Humanos, propiamente dicho.

El Derecho Internacional Humanitario es un conjunto de derechos y deberes


especificados a los diferentes actores enfrontados en un conflicto armado. De esta
manera, distinguen diversos tipos de situaciones y diferentes personas a ser protegidas
(los combatientes, la población civil) y establece normas mínimas para regular los
conflictos y garantías fundamentales para la protección y socorro a las víctimas.

Estas normas y garantías fueron establecidas paulatinamente a través de la


costumbre de los Estados y los tratados firmados sobre el tema a finales de los siglos
XIX i XX. Sus principales fuentes legales son los cuatro Convenios de Ginebra de 1949,
junto con los Protocolos Adicionales I ,II de 1977 y los Convenios de la Haya de 1899 y1907.

¿Qué son los Derechos Humanos?

Recogidos en la Declaración Universal de los Derechos


Humanos
Resolución 217A (III) de la Asamblea General de las Naciones

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