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hemos visto en el pasado en algunos países africanos, hay un problema real que no se puede
seguir abordando con las mismas recetas fracasadas, unos culpan a los biocombustibles, otros
dicen que no radica ahí el problema sino en el alza de precios y también se sostiene que la
situación actual se debe al desarrollo de China e India, lo que ha determinado que muchos
millones de personas más se incorporen al consumo. Cada uno de estos factores puede influir,
pero todavía no se sabe exactamente frente a qué estamos y por eso es importante mirar hacia
situaciones similares del pasado, hay innumerables informes internacionales, de organismos de
las Naciones Unidas, de fundaciones y de instancias tan serias como lo fue el Diálogo Norte-Sur
o Comisión Brandt, como también se le conoció, que en documentados estudios señalaron que
no existía escasez de alimentos, sino que éstos estaban mal e inequitativamente distribuidos a
nivel mundial. Y eso no ha cambiado, por el contrario, porque los alimentos son un muy buen
negocio en el modelo globalizador, De ahí que los llamados a actuar en forma “urgente” contra
la crisis alimentaria formulados por la FAO, que es la Organización de las Naciones Unidas para
la Alimentación y la Agricultura, o la decisión del Banco Mundial y del Fondo Monetario para
lanzar un “Nuevo Acuerdo” y reunir 500 millones de dólares para evitar que 100 millones de
personas “se hundan aún más en la pobreza”, o los 200 millones de dólares que Estados Unidos
destinó a ayuda de emergencia o los 160 millones de euros (237 millones de dólares), que la
Unión Europea destinará ayuda humanitaria, sólo representen paliativos insuficientes.
Los orígenes de la crisis alimentaria: ¿Toda la culpa fue del petróleo?
El espectacular aumento del precio de los alimentos que se ha producido el año 2008 en todo el
mundo es lo que llamamos claramente como Crisis Alimentaria. El precio del trigo ha
aumentado un 130% el último año, el del arroz se ha duplicado en 2 años y el Maíz un 50%. Si
bien una crisis ha afectado a todo el mundo, ha impactado especialmente sobre los países
pobres, como Haití, Camerún o Filipinas, donde la gente ha salido a la calle protestando por el
desmedido aumento de precios.
En estos tiempos, los organismos multilaterales como la FAO- la Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación- y el Banco Mundial, así también como los
medios de comunicación masivos, han apuntado a las siguientes causas como responsables de la
Crisis Alimentaria:
Por lo tanto, para los organismos internacionales y los medios de comunicación masivos, la
culpa de la Crisis Alimentaria no la tiene el modo de producir alimentos si no otros
factores externos a la agricultura y la ganadería.
Así, la Vía Campesina, como muchas otras ONG y movimientos sociales afines, apuntan a
cuestiones mucho más estructurales. Apuntan a la forma actual de agricultura y ganadería como
culpable de la Crisis Alimentaria y del hambre en el mundo. Las principales consecuencias de
este modelo agroindustrial son:
Los países han perdido la capacidad de producir alimentos por ellos mismos
Con las políticas neoliberales, los países en vías de desarrollo han abierto las fronteras a
la importación de productos agrícolas provenientes de EEUU i Europa (productos
subvencionados que se venden por debajo del costo de producción ), destruyendo las
producciones locales y se han visto obligados a destinar sus tierras agrícolas a la
producción de alimentos para la exportación ( soja, café, bananas....) para tener divisas
y comprar alimentos.
Los alimentos viajan miles de kilómetros para ir des del país productor hasta nuestra
mesa, y alimentos que antes producíamos a pocos kilómetros, ahora los importamos de
otros continentes...
Agrocombustibles
Los agrocombustibles llevan al límite este modelo agrícola. Las mejores tierras que
producen alimentos están siendo usadas para sembrar soja, colza, palma,... cultivos a
partir de los cuales fabricar agrocombustibles. Es decir, la producción de alimentos está
perdiendo terreno frente a la fabricación de combustibles. El aumento del precio del
petróleo ha disparado las inversiones en fábricas de agrocombustibles, la compra de
tierras y las inversiones de futuro, la cual cosa representa una gran amenaza para la
producción de alimentos en muchos países.
PERSPECTIVAS
Al respecto, la crítica mundial ha opinado de diversas maneras, pero lo cierto es que la amenaza
no ha desaparecido, seguramente el problema puede estribar en el hecho de que se han
desatendido las actividades primarias, en aras de la especulación financiera, la industria, el
comercio internacional de servicios que son sectores de muy alta densidad económica, ante una
verdadera situación de emergencia y de vulnerabilidad nacional e internacional, en días pasados
tuvo lugar una reunión en Managua, donde asistieron representantes de alto nivel de 15 países
latinoamericanos, reunión que bajo el rubro de Cumbre de Soberanía y Seguridad Alimentaria,
cuyo fin fue para declarar una especie de estado de emergencia, así como el fomento de la
unidad regional, para hacer frente a esta crisis de escasez y carestía de alimentos, en especial de
granos básicos, que amenaza a todo el mundo, aunque con consecuencias dramáticas para los
países pobres, donde ya se cierne la amenaza de hambrunas que puede revertirse en
convulsiones políticas y desestabilidad gubernamentales. Hay el anuncio de otras reuniones en
el transcurso del mes de mayo, en una de ellas participará el grupo Alternativa Bolivariana para
las Américas, pero consideramos que para resolver en el corto plazo esta cuestión que de no
atenderse a tiempo podría tener graves consecuencias, siempre y cuando no haya voluntad
política por parte de los países que integran el bloque de naciones industrializadas, y se
rediseñara el modelo neoliberal y las políticas de libre comercio.
Agricultura urbana
El rápido crecimiento de las ciudades en los países en desarrollo somete a grandes exigencias a
los sistemas de suministro de alimentos de las ciudades.
La agricultura -incluida la horticultura, ganadería, pesca, silvicultura y la producción de forraje
y leche- se está extendiendo cada vez más a pueblos y ciudades. La agricultura urbana
proporciona alimentos frescos, genera empleo, recicla residuos urbanos, crea cinturones verdes,
y fortalece la resiliencia de las ciudades frente al cambio climático.
Seguridad alimentaria
La AUP puede hacer una importante contribución a la seguridad alimentaria de las familias, sobre
todo en tiempos de crisis y escasez de alimentos.
La producción es consumida por los productores, o se vende en mercados urbanos, como los
mercados de agricultores de fin de semana cada vez más populares y que se encuentran en muchas
ciudades. Dado que los alimentos producidos a nivel local requieren menos transporte y
refrigeración, puede abastecer a los mercados cercanos con productos más frescos y nutritivos a
precios más competitivos.
Los consumidores —especialmente los residentes de bajos ingresos— disfrutan de un acceso más
fácil a productos frescos, una mayor oferta y mejores precios.
La agricultura urbana
Las hortalizas tienen un ciclo de producción corto, algunas se pueden recolectar a los 60 días de la
siembra, lo cual se adecua a la agricultura urbana.
Los huertos pueden ser hasta 15 veces más productivos que las fincas rurales. Un espacio de apenas
un metro cuadrado puede proporcionar 20 kg de comida al año. Los horticultores urbanos gastan
menos en transporte, envasado y almacenamiento, y pueden vender directamente en puestos de
comida en la calle y en el mercado. Así obtienen más ingresos en vez de que vayan a parar a los
intermediarios.
La agricultura urbana proporciona empleo e ingresos para las mujeres pobres y otros grupos
desfavorecidos.
La horticultura puede generar un empleo por cada 100 metros cuadrados de huerto con la
producción, suministro de insumos, comercialización y el valor añadido del productor al
consumidor.
Sin embargo, en muchos países, la AUP no obtiene reconocimiento en las políticas agrícolas y la
planificación urbana. Los productores operan a menudo sin permisos.
Dado que oficialmente es "invisible", el sector no recibe asistencia o supervisión pública en muchas
ciudades.
La agricultura urbana conlleva riesgos para la salud y el medio ambiente: olores y contaminación
acústica, o el uso inadecuado de pesticidas y abonos orgánicos en bruto que puede filtrarse a las
fuentes de agua.
Sin embargo, las aguas residuales —si se tratan adecuadamente para su reutilización agrícola—
pueden ser ideales para la AUP.
Papel de la FAO
La FAO apoya la transformación de la AUP hacia un uso del suelo urbano y como actividad
económica reconocida, integrada en las estrategias nacionales y locales de desarrollo agrícola, los
programas de alimentación y nutrición y la planificación urbana.
Ayuda a los gobiernos nacionales y regionales y a las administraciones urbanas a optimizar sus
políticas y servicios de apoyo a la agricultura urbana y periurbana y a mejorar los sistemas de
producción, elaboración y comercialización.
Sus programas técnicos apoyan el trabajo de muchos socios de la AUP en ciudades y áreas urbanas.
La FAO ayuda a sus países miembros a desarrollar el sector obteniendo datos sobre la contribución
de la AUP a la seguridad alimentaria.
Global Food Security Index
http://foodsecurityindex.eiu.com/Country