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RUÍZ MORALES MARINA ANGÉLICA GRUPO: 2611

1ER CONTROL DE LECTURA “MÉXICO Y SU POLÍTICA


EXTERIOR”
CAPÍTULO 1: “ESTADO MEXICANO COMO SUJETO DEL DERECHO
INTERNACIONAL”
Derecho internacional en el México precolonial
Si se considera el Derecho Internacional como “un sistema normativo destinado a
regular las relaciones entre Estados” no podemos considerar que en el México
precolonial existía tal, pero si tomamos la definición como aquel que “regula las
relaciones entre comunidades políticas independientes y distintas”, por supuesto
que podemos aceptar su existencia, gracias a la desigualdad entre pueblos, que
representaba figuras como el vasallaje y el protectorado.
Igualmente podemos encontrar la figura de los tratados (que más bien eran de
guerra) y hasta de las embajadas, que regularmente enviaban representantes para
el aviso de guerras o espionaje. La organización internacional estaba presente,
gracias a las más apropiadamente llamadas confederaciones de Tlaxcala, Cholula,
Huejotzin y Teotihuacán, Tlacopan y Texcoco. La guerra es un asunto de
importancia en este periodo, ya que seguía alianzas y protocolos, sus causas y
desarrollo eran bastante variadas.
México atraviesa un desarrollo constitucional muy largo tras su independencia,
creando a través de prueba y error la constitución más adecuada para perseguir
sus fines y metas como nación, destacando entre ellas la constitución de
Apatzingán de 1814, la Acta Constitutiva de la Federación Mexicana de 1824, la
Constitución del 5 de febrero de 1856 y la Constitución de 1917.
CAPÍTULO 2: “FORMULACIÓN DE LA POLÍTICA EXTERIOR”.
Facultad atribuida al Presidente de la República para dirigirla, es importante tener
en consideración que existen factores tanto exteriores como interiores, los últimos
de mayor interés para este tema, pues es importante precisar estos
condicionantes y grupos de presión, que tienen papel dentro de su formulación. El
primer factor a considerar corresponde a la geografía, pues nuestra posición nos
convierte en un eje tanto para el mundo anglosajón como para Latinoamérica,
además nuestra superficie oceánica podría convertirnos en una potencia marítima.
Nuestra gran población, a pesar de la negatividad que supone su concentración en
distintos puntos del país, nos ofrece una atractiva capacidad productiva, aunque
se requiere un impulso cultural. La economía toma un papel preponderante en la
política exterior, pero no debe tomarse como referente, sino únicamente durante el
periodo en el presente que se estudie, pues al depender totalmente del hombre,
tiende a ser bastante fluctuante, a pesar de su prometedor crecimiento, no
debemos olvidarnos de la amenaza de la deuda externa.
La historia es otro factor creador de política exterior, sin embargo debe
considerarse siempre como punto de partida, jamás como condicionante, pues
ésta al igual que la economía cambia día con día y es subjetiva al punto de vista
del historiador. Sin embargo, a través de la historia podemos comprender varias
de las posturas y doctrinas creadas por México respecto a Estados Unidos,
nuestra vecindad propicio que fuéramos despejados de casi la mitad territorial del
país, lo que ha creado un sentimiento de desconfianza y resentimiento a nuestro
vecino del norte.
A pesar de que la política exterior debería tener como fin defender los intereses
nacionales, muchas veces responde más bien a intereses personales, muchas
veces contrarios a los valores del país. A pesar de tener una visión “legalista”, el
Servicio Exterior Mexicano y la Secretaría de Relaciones Internacionales suelen
usar el Derecho Internacional como instrumento para la independencia mexicana y
la creación de doctrinas (como la Doctrina Estrada), pero intentan asegurar cierta
continuidad a pesar de los cambios en el mando de la nación.
Pese a la pluridad de partidos políticos en el país, la mayor influencia respecto a la
política exterior mexicana reposa en un solo partido, quien mantiene el control
político de las Cámaras, el Partido Revolucionario Institucional. A diferencia de
otros países latinoamericanos, el ejército se mantiene al margen de este asunto.
La iniciativa privada representa una dualidad respecto a su influencia, pues por un
lado busca la protección estatal contra el exterior, y por otra demanda la mengua
de su papel como regulador.
Los intelectuales y los medios de comunicación representan una influencia
bastante subjetiva, pues suelen estar condicionados a la desorganización
ideológica y la financiación de distintas corrientes muchas veces opuestas,
resultando débiles al crear un grupo de presión con suficiente poder para la
creación de política exterior.
CAPÍTULO 3: “PANORAMA DE LA HISTORIA DIPLOMÁTICA DE MÉXICO”
Independencia y lucha por el reconocimiento.
Tras el desconocimiento español de los Tratados de Córdoba, seguirían dos
intentos de reconquista en 1823 y 1829 respectivamente. Tras la muerte de
Fernando VII y la firma del Tratado de Paz y Amistad de 1836, España hace
formal su reconocimiento con su primer enviado: Calderón de la Barca. Chile,
Colombia y Perú serían de los primeros países en reconocer a México como
nación independiente, EE. UU. lo haría en 1823, Inglaterra en 1825, Francia en
1827 y la ciudad del Vaticano en 1836.
La primer institución encargada de política exterior seria la Soberana Junta
Gobernativa del Estado Mexicano, conformada por Don Juan Francisco de
Azcarate, el Conde Casa de Heras y Don José Sánchez Enciso, cuyo informe
categoriza las relaciones de México con el exterior según su naturaleza, su
dependencia, su necesidad y su política, reducidas a su origen histórico o
vecindad, sin embargo este primer intento no tuvo fines prácticos.
De 1822 a 1823 México estaría unido a Guatemala a fin de proteger sus fronteras.
La guerra de los pasteles cuya primer fase diplomática pasaría a una segunda
bélica, constituirá un punto importante en la historia mexicana, pues tras la ruptura
de relaciones con Francia, proseguiría una guerra que culminaría con el Tratado
del 21 de marzo de 1837, donde México quedaba obligado a pagar una
indemnizaciones, demostrando un enorme grado de desorganización interna.
En 1836 Texas proclamaría su independencia, iniciando la pérdida de territorios
para México, no sin antes tratar de persuadir al ex estado mexicano de no unirse a
EE. UU. a través del reconocimiento de su independencia. En 1846, tras entrar en
guerra con el vecino del norte, México terminaría por perder Nuevo México y
Santa Fe y California, en 1853 terminaría la anexión de territorios a EE. UU.
En 1861, tomando como justificación el anuncio de Juárez de suspender el pago
de la deuda externa, Inglaterra, España y Francia conjugaron una intervención
tripartita, buscando garantías para el pago basadas en el acuerdo de Londres del
mismo año, respetando el gobierno e integridad territorial mexicana, aunque las
dos últimas no ocultaron su deseo de imponer una monarquía; Juárez busco una
solución diplomática, reuniéndose con las naciones en Veracruz.
Durante la reunión comenzaron las diferencias, Inglaterra y España sólo buscaban
territorio pecuniario, mientras que Francia iniciaba maniobras políticas, las
primeras dos naciones retiraron sus tropas, pero México fue derrotado por Francia
en la batalla del 5 de mayo de 1863, seguidamente Maximiliano de Habsburgo
sería proclamado emperador de México con los Tratados de Miramar, reinado que
terminaría con su ejecución gracias a Juárez, pero con el costo del no
reconocimiento a la nación por gran parte de la comunidad internacional.
Porfirio Díaz encontró muchos problemas durante su gobierno, destacando entre
ellos el reconocimiento Estadounidense, quien lo condicionaba al libre paso por las
fronteras de fuerzas policiacas para evitar el cruce de armas, así como el pago de
reclamaciones pecuniarias; año y medio más tarde Días obtendría el
reconocimiento sin ceder a ninguna de estas condiciones. Igualmente los límites
con Belice representaron un conflicto con Inglaterra, el cual se solucionó con la
entrega de territorios.
Tras la renuncia de Díaz en 1911, Francisco I Madero fue electo presidente,
iniciando una serie de asesinatos en búsqueda de la silla presidencial propiciado
por la intervención americana, entre ellas la intervención en Veracruz. El
reconocimiento estadounidense en el periodo postrevolucionario, obligando al
estado mexicano a buscar una solución para salir del aislamiento político al que
había sido sometido con los acuerdos de Bucareli de 1923, donde ambos
gobiernos pactaban amistad, pero generaba polémica la retroactividad negociada.
Lázaro Cárdenas juega un papel protagónico en la diplomacia mexicana, pues
durante su mandato sucede la expropiación petrolera y el inicio de la Segunda
Guerra Mundial, enfatizando la independencia mexicana al sacar a las empresas
extranjeras y declarar la neutralidad de México en el Conflicto. Ávila Camacho sin
embargo se proclamaría a favor de los aliados, mientras que reanudaba relaciones
diplomáticas con Gran Bretaña.
De Miguel Alemán a Díaz Ordaz la política exterior mexicana presentara cierta
continuidad, caracterizada por cierta aversión a EE. UU., situación que cambiaría
con Luis Echeverría, fuertemente presionado por la presión política y económica
que lo llevaría a devaluar el peso.
CAPÍTULO 4: “ÓRGANOS DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES”
El presidente de la república

Las facultades del presidente de la República están expresas de los artículos 80 al


93 de la Constitución de México. Las facultades relativas a las relaciones
internacionales se encuentran en el artículo 89, estas facultades son:
• Nombrar y remover a los 109 agentes diplomáticos
• Es el jefe de las fuerzas armadas, se encarga de la defensa exterior
• Es el único que puede declarar la guerra
• Se encarga de las negociaciones diplomáticas y de celebrar tratados

El congreso

En el artículo 73 de la Constitución se encuentran las facultades del Congreso, de


las cuales podemos tomar en cuenta las siguientes, que tienen referencia directa
con las relaciones exteriores:
a) Admisión de nuevos estados o territorios a la unión Federal;
b) Declaración de guerra (tomando en cuenta aspectos presentados por el
ejecutivo);
c) La reglamentación del modo de conceder las patentes de corso (cuya
facultad fue eliminada al derogarse el párrafo IX del artículo 89);
d) La promulgación de leyes sobre el derecho de presa, el mar y en tierra;
e) La promulgación de leyes relativas al derecho marítimo de paz y de
guerra;
f) La promulgación de leyes relativas a la organización y funcionamiento del
cuerpo diplomático y del cuerpo consular mexicanos;
g) Otras facultades se refieren a las fuerzas armadas, nacionalidad,
condición jurídica de los extranjeros, ciudadanía, naturalización, colonización,
emigración inmigración, determinación del valor de la moneda extranjera,
establecimiento de contribuciones en el comercio exterior.
El artículo 89, párrafo X, le atribuye la facultad de ratificar los tratados concluidos
por el presidente de la República.

El senado

El artículo 76 se enumeran las “facultades exclusivas” del Senado, pero


abordaremos únicamente las que se refieren a la política exterior. Se concede al
Senado la facultad de “analizar la política desarrollada por el Ejecutivo Federal,
con base en los informes anuales que el Presidente de la República y el secretario
del despacho correspondiente rinda en el congreso”; así también como la facultad
de “aprobar los tratados internacionales y convenciones diplomáticas que celebre
el Ejecutivo de la Unión”.

Sumado a las ya mencionadas, tenemos la facultad de ratificar los nombramientos


que el presidente de la República haya hecho de ministros, agentes diplomáticos y
cónsules generales; autoriza al Presidente de la República “para que pueda
permitir la salida de tropas nacionales fuera de los límites del país; el paso de
tropas extranjeras por el territorio nacional, y la estación de escuadras de otras
potencias, por más de un mes, en aguas nacionales”.

Legislación aplicable al servicio exterior mexicano

Según el artículo 1ro de la Ley Orgánica del Servicio Exterior Mexicano, el marco
normativo aplicable a la mencionada institución. Esta ley vino a reemplazar a la
anterior, la cual data del año de 1967, pero no figura como la única ley aplicable,
pues el mismo artículo 4to detalla que el Servicio Exterior Mexicano (SEM) será
sometido a otras leyes, tratados, convenciones y reglamentos de los que sea
sujeto el Derecho Internacional.
Las funciones del SEM son definidas en el artículo 3ro, entre las que se
encuentran:
a) Promover las relaciones exteriores de México.
b) Intervenir en lo que se refiere a las relaciones entre los gobiernos de México y
de países extranjeros.
c) Ejercer la protección de los intereses de México y de los mexicanos en el
extranjero.
d) Cuidar el prestigio del país en el extranjero y el cumplimiento de los acuerdos
internacionales de los que México forma parte.
e) Colaborar en el mantenimiento de la Paz y la lucha por una mayor justicia en las
relaciones internacionales.
f) Difundir la “buena imagen de México en el extranjero” y recoger información de
interés para el país.
g) Otras funciones que le atribuyan tanto la LOSEM como otras leyes y
reglamentos.
El artículo 5to de la LOSEM distingue clases de personal, que a su vez se dividen
en distintas categorías, ejemplificando:
1) El personal de carrera: integrado de manera permanente, será separado en tres
ramas;
* Rama Diplomática: tales como embajadores, ministros, consejeros,
primeros secretarios, segundos secretarios, terceros secretarios y agregados
diplomáticos.
* Rama Consular: fijando el artículo 8 las categorías de Cónsul general,
Cónsul de primera, Cónsul de segunda, Cónsul de tercera, Cónsul de cuarta y
vicecónsul.
* Rama Administrativa: agrupando las categorías de Agregado administrativo
de primera, Agregado administrativo de segunda, Agregado administrativo de
tercera, Canciller de primera, Canciller de segunda y Canciller de tercera.
2) El personal transitorio: descrito como el que desempeña “funciones específicas
en una adscripción determinada y por un plazo determinado”. Nombrado por el
Presidente de la República o por el Secretario de Relaciones Exteriores “a
instancias de otras dependencias o por su propia iniciativa”, según el artículo 13
de la LOSEM.
La diplomacia “ad hoc”
Si bien la LOSEM no utiliza específicamente estos términos, pueden verse
ejemplificados en los artículos 20 y 21 de la misma, pues atribuyen al Presidente
de la República el poder de “designar misiones especiales para ejercer
ocasionalmente la representación de México en el extranjero, durante el tiempo y
con las características de la función específica que en cada caso se indique”, así
como “la composición y funciones de las delegaciones que representen a México
en conferencias y reuniones internacionales”, entre estas misiones especiales
podrían mencionarse la toma de posesión de un mandatario extranjero, una
celebración especial, un aniversario, etc.
La designación de embajadores y cónsules generales
Corresponde al Presidente de la República realizar los nombramientos y al
Senado de la República corresponde la ratificación de dichos nombramientos. La
designación para esos cargos se hará "preferentemente de entre los funcionarios
de carrera de mayor categoría y antigüedad, en las ramas diplomática y consular
de acuerdo a los siguientes requisitos: a) ser mexicano por nacimiento; b) estar en
el goce de sus derechos civiles y políticos; c) tener treinta años cumplidos; y, d)
reunir los méritos suficientes para el desemperno de su cargo.
El ingreso regular al SEM
El ingreso al SEM debe cumplir con ciertos requisitos personales y académicos
como son:
a) Ser mexicano por nacimiento.
b) Pleno ejercicio de los derechos civiles y políticos.
c) Menor de treinta años, requisito que en casos excepcionales podrá ser
dispensado por el Secretario de Relaciones Exteriores, a recomendación de la
Comisión Consultiva de Ingreso.
d) Buenos antecedentes, sin que se especifique quien lo atestigua. Más bien
parece que se debe interpretar en el sentido negativo, de no tener malos
antecedentes.
e) Aptitud física y mental, en la medida en que se requiera para el desempeño de
las funciones del Servicio Exterior.
f) No pertenecer al estado eclesiástico ni ser ministro de ningún culto.
g) Convocatoria de un concurso público para llenar las vacantes.
h) Formación de una Comisión Consultiva de Ingreso, compuesta por el
presidente de la Comisión de personal del SEM.
i) Aprobar un examen de cultura general que comprende geografía, historia,
idioma español y otro idioma extranjero (en principio inglés), etc…
Sanciones
Los miembros del SEM pueden ser separados del servicio temporal o
definitivamente por las siguientes vías:
 Sanción: Se aplica hasta un máximo de treinta idas, sin goce de sueldo,
cuando el funcionario haya incurrido en alguna de las faltas siguientes: a)
morosidad, b) uso ilícito de sus facultades o inmunidades inherentes al
cargo, c) incumplir con lo establecido en la LOSEM 82, d) desobediencia a
las instrucciones de la SRE o del jefe superior y d) estar sujeto s proceso
por delito intencional.
 Destitución: Esta medida disciplinaria responde ya a faltas de mayor
gravedad: "deslealtad al país o a sus instituciones", "sentencia dictada en
forma condenatoria por delito intencional" o por una falta "de extrema
gravedad".
 Medidas disciplinarias aplicables por jefes de misión diplomática o de
representación consular: Pueden ser de dos tipos: a) la simple
amonestación verbal, y b) la "reprensión por escrito con aviso a la SRE".

CAPÍTULO 5: “PRINCIPIOS QUE INFORMAN LA ACTITUD INTERNACIONAL


DE MÉXICO”
Como base para entender los principios de política exterior mexicanos, es
importante entender que: México antepone la autodeterminación de los pueblos,
así como la no intervención; no actúa en guerras de agresión, siempre actúa en
legítima defensa; respeto al Derecho Internacional y sus árbitros internacionales,
incluso cuando son contrarios a sus intereses, en pos de la concordia
internacional; el ejército tiene un papel casi simbólico, siendo de los pocos países
donde realmente se encuentra al servicio del pueblo.
En uno de sus primeros principios, la autodeterminación de los pueblos y la no
intervención López Portillo declara que la política exterior debe estar
fundamentada en tres principios, mantener la independencia y la soberanía;
buscar la cooperación internacional para el progreso; y contribuir ante cualquier
situación que busque la paz y la seguridad internacionales. Es lógico concluir que
México se opone a cualquier tipo de injerencia extranjera.
México no esta comprometido con ninguno de los antiguos bloques mundiales, su
respeto es tal que se niega a formar parte de un “tercer bloque”, pero tampoco
puede ser catalogado neutral, sino más bien parte de las democracias
occidentales. De la misma forma, reserva a la Organización de las Naciones
Unidas la facultad de decidir acciones colectivas, misma razón por la que niega a
la OEA facultades coercitivas, interpretando correctamente el Derecho
Internacional.
La doctrina pacifista de México se entiende a través del establecimiento de una
organización colectiva capaz de hacer respetar el derecho y evitar la injusticia; la
organización de métodos de arreglo pacífico de controversias y la realización del
desarme universal. Goza de un papel prominente respecto del derecho de asilo,
tanto diplomático como territorial.
CAPÍTULO 6: “EL TERRITORIO”
Según el artículo 42 de la Constitución de 1917, el territorio nacional comprende
las partes integrantes de la Federación (los estados y el Distrito Federal), las islas
(incluyendo arrecifes y cayos en los mares adyacentes), las Islas de Guadalupe y
las Islas de Revillagigedo, la plataforma continental y los zócalos submarinos de
las islas, cayos y arrecifes, las aguas de los mares territoriales en la extensión y
términos que fija el Derecho Internacional, el espacio situado sobre el territorio
nacional en los mismos términos.
El artículo 27, tiene dentro de sus disposiciones la pertenencia y derecho de la
Nación a usar o transmitir la propiedad de las tierras y aguas, el dominio de los
recursos naturales, la prohibición a extranjeros de adquirir dominio directo de
aguas y tierras en una franja de 100 km. en fronteras terrestres y de 50 km, en
fronteras marítimas, aunque podrá concedérseles en caso de ser conveniente
para la Nación, bajo la condición de no invocar la protección de sus gobiernos en
lo que se refiere a ellos.
El dominio marítimo incluye el mar nacional, el mar territorial (231,813 km), la
plataforma continental (429,000 km) y la zona económica exclusiva (2,715012 km),
el espacio aéreo ha sido tratado en múltiples convenciones, entre las más
recientes el Convenio de Montreal de 1971. México ha participado muy
activamente respecto del espacio cósmico, como el Tratado sobre los principios
jurídicos que han de regir la explotación del espacio ultraterrestre, incluso la luna y
otros cuerpos celestes, de 1967.
CAPÍTULO 7: “RECONOCIMIENTO DE GOBIERNOS”
La doctrina Estrada

Emitida por la SRE el 27 de septiembre de 1930, buscaba evitar el


reconocimiento condicional, mediante el cual un Gobierno podía negarse a
otorgarlo mientras el hipotético beneficiario no aceptara determinadas
obligaciones, en contrapartida a los beneficios del reconocimiento. Situación
experimentada en México durante el gobierno de Álvaro Obregón, cuyo
reconocimiento fue condicionado por EE. UU. a cambio de excluir a los
ciudadanos de la Constitución de 1917, lo que significaban una
injerencia inaceptable.

Con tal doctrina, México no se pronunciaba en el sentido de otorgar


reconocimiento, pues considera ésta una práctica denigrante, con capacidad de
herir la soberanía extranjera, enjuiciando su capacidad legal. El Gobierno
mexicano se limita a a mantener o retirar a sus agentes diplomáticos cuando lo
cree prudente, de misma forma con sus homólogos extranjeros. Todo esto sin
infringir el Derecho Internacional, pues erige la discrecional como la base
fundamental para el mantenimiento de relaciones diplomáticas y el nivel en el que
se establezcan o mantengan.

A pesar de no pronunciar una posición pública, la Doctrina carece de valor


práctico, pues la retirada o aceptación de sus agentes diplomáticos es una prueba
implícita de lo que se piensa respecto al gobierno extranjero en turno; respecto de
esta situación, estudiosos de la materia consideran que México mantiene una
posición absurdamente legalista, que lejos de ser efectiva lo hace caer en serias
faltas a la política exterior, sin llegar a entender que lo que se pretende hacer
realmente es utilizar al Derecho Internacional como instrumento para mantener
una posición de independencia.

La tesis de continuidad o Doctrina Díaz Ordaz

Antonio Carrillo Flores, Secretario de Relaciones Exteriores durante el gobierno de


Díaz Ordaz, declara tras instrucciones suyas el 15 de abril de 1969, “ que no debe
faltar un puente de comunicación entre las naciones de América Latina, y con ese
propósito, México no desea que haya solución de continuidad en sus relaciones
con los demás países latinoamericanos, cualquiera que sea el carácter u
orientación de sus gobiernos”.

Esta doctrina no ha sido realmente adoptada por el gobierno mexicano, como


puede verse en el caso del golpe de Estado chileno durante la presidencia de
Allende el 11 de septiembre de 1973, dónde México se limitó a decir que en
aplicación de la Doctrina Estrada, continuaba manteniendo relaciones con el
nuevo régimen; más tarde, el 26 de noviembre, daba por terminadas sus
relaciones con la Junta Militar chilena, evidenciando la incompatibilidad de
gobiernos.

La Doctrina Estrada y el caso de España

Uno de los casos más polémicos respecto de la aplicación mexicana de la


Doctrina Estrada, puesto que México se negaba a reconocer el gobierno de
Francisco Franco, quien controlaba el país “de facto”, sin embargo reconocía al
gobierno de la República española en exilio; grave violación a los valores
doctrinarios, pues condenaba al primero, y apoyaba al Segundo, quien carecía de
legitimidad y efectividad. México argumentó que la situación no tenía nada que ver
con la Doctrina, y que su deseo era cumplir sus obligaciones internacionales,
previamente contraídas.

Sus argumentos pueden entenderse de la siguiente forma:


a) España y México al ser miembros de la Sociedad de Naciones, se
encuentran obligados a cumplir las disposiciones en el Pacto.
b) El artículo 10 del Pacto obligaba a respetar la independencia y la integridad
territorial de los países miembros; el artículo 16 prescribía una serie de sanciones
para los países que violaran las disposiciones del Pacto, en particular las del
artículo citado previamente.
c) Al estallar la guerra civil española en 1936, México consideró que la
intervención italiana y alemana en contra de España era suficientemente clara
para la Sociedad de Naciones, merecedora de sanciones, que no merecía
descalificaciones por el hecho de que una parte del pueblo español estuviera
levantada en armas contra el gobierno representado en Ginebra.
d) La Sociedad de Naciones de Naciones faltaba a sus obligaciones al no
aplicar sanciones, por lo que reconocer el gobierno de Franco equivaldría a dar
efectos jurídicos a una situación que se produjo en violación del Pacto.

Las relaciones diplomáticas entre ambas naciones serían restablecidas en


noviembre de 1975, tras la subida al trono del rey Juan Carlos, con Santiago Roel
y Marcelino Oreja como representantes de sus respectivas naciones.

CAPÍTULO 8: “MÉXICO Y LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES”

La Sociedad de Naciones

El pacto consideraba en un principio a dos tipos de miembros, originarios y


admitidos, La primer categoría separaba a su vez en fundadores (quienes
aparecían en un primer anexo) y en invitados (quienes aparecían en un segundo
anexo). México (en un principio) no fue incluido en ninguna de estas dos listas,
debido a que su crédito internacional era muy bajo debido a la Revolución. Esta
situación fue enmendada más tarde invitándole a unirse con la categoría de
miembro originario el 12 de septiembre de 1932.
México aceptó la invitación, pero con algunas reservas respecto al pacto, como lo
es el del artículo 21 (que EE. UU. utilizó para lograr que su Senado ratificara el
pacto), el cual implicaba que los miembros que se adhirieran al pacto reconocían y
aceptaban la Doctrina Monroe; como reacción en contra de la legalización de la
misma Carranza propuso la creación de una Liga de Naciones
Hispanoamericanas, el cual fue rechazado.

Ya como miembro, México ha sido un fiel defensor del Pacto, demostrando su


rechazo a casos como la agresión japonesa a China en 1933, y el italoepiope;
aunque interpretando las disposiciones del pacto de manera no fielmente jurídica,
pero que demostraba una posición mucho más humana y moral. Tampoco se
limitaba a cuestiones exclusivamente políticas, pues también fue miembro activo
de la comisión consultiva para las cuestiones sociales, del tráfico del opio y otras
drogas nocivas, de la Organización Internacional de Cooperación Internacional,
entre otras.

La Organización de las Naciones Unidas

Al ser parte esta vez desde el comienzo de la Organización, México tiene un papel
mucho más activo en ella. El 14 de junio de 1944, EE. UU. envió a México un
memorándum con puntos como información del proyecto que realizaba para crear
una organización para mantener la paz y la seguridad colectiva, el anuncio de la
próxima conferencia de Dumbarton, la opinión de la SRE respecto de lo anterior y
los papeles que desempeñarían las pequeñas potencias.

El 5 de septiembre, Esequiel Padilla envió su proyecto a EE. UU., que divertía con
el Proyecto de Dumbarton Oaks, del 9 de octubre, en los siguientes puntos:
a) Obligatoriedad de los miembros: para obtener una visión más legalista,
los miembros deberían incorporar el pacto a sus legislaciones, el proyecto
mexicano proponía la integridad e independencia política, evitando “alterarse la
delimitación geográfica” y “la forma de gobierno de los ya existentes”, la no
intervención en los asuntos interiores de un Estado por otro Estado, y la igualdad
de jurisdicción entre nacionales y extranjeros.
b) Miembros: utilizan a terminología bastante similar a la de la futura
Organización, con la diferencia de que insiste en el carácter “universal” de la
Organización, lo cual implica la necesidad de que todos los países entren a formar
parte de ella, eliminando referencias entre “vencedores” y “vencidos”, como
indicaba el nombre “Unión Permanente de Naciones”, en lugar de “Naciones
Unidas”.
c) Órganos: coincidía con el Proyecto Dumbarton Oaks en considerar como
principales órganos la Asamblea, el Consejo y la Secretaria, igual que
preveía la creación de organismos especiales de carácter subsidiario, los
cuales en Oaks no se especificaban, pero en el proyecto mexicano sí, tales
como:
• Protección de los derechos internacionales del hombre.
• Desarrollo de la economía y el comercio internacional.
• Fomento y coordinación de las comunicaciones terrestres, marítimas y
aéreas.
• Mejoramiento de la condición de los trabajadores y abolición del
desempleo.
• Alimentación y salubridad.
• Agricultura.
• Problemas financieros y de inversiones.
• Problemas demográficos y migraciones.
• Cooperación intelectual.
• Protección de la infancia.
• Protección de los pueblos en tutela.
• Tráfico de mujeres.

Respecto del mantenimiento de la Paz, ambos proyectos concordaban


ampliamente, pero disponiendo que el Consejo debía compartir facultades con la
Asamblea, y que este podía tomar medidas únicamente en caso de urgencia, con
la ratificación de la Asamblea, además de excluir el voto del país en controversia,
para evitar que éste se paralizara por unanimidad. Sé encuentra la curiosa
consideración de que en caso de guerra, la ruptura de relaciones es automática,
sin incluir a la Asamblea.

La opinión de la SRE respecto del pacto se cierra con conclusiones en las que tras
enumerar las ventajas fundamentales del proyecto (su eficiente mecanismo
apoyado por cuatro grandes potencias, abandono de la una unidad en la
Asamblea, creación del Consejo Económico y Social), enumera sus deficiencias y
propone reformas, algunas como la relativa a la universidad y la admisión de
nuevos miembros, fueron abandonadas al ver su poca viabilidad.

México siempre consecuente con sus principios, ha mantenido una posición


contraria al colonialismo, como en el caso de apartheid sudafricano, los problemas
de Túnez, Marruecos, Argelia, etcétera. Así como en los casos de Hungría,
Bulgaria o Rumania, donde votó en contra de la competencia de la ONU, al
considerar esos conflictos de orden político interno, y no podían ser sometidos a la
su consideración. De la misma forma respeta el derecho de veto, pero desea
ciertas reformas que impliquen una representatividad más justa en el Consejo.

En materia de descolonización ha sido bastante intransigente, como en el caso de


Puerto Rico, donde a pesar de obtener cierta autonomía respecto de EE.
UU., votó en contra de la propuesta, pues consideraba que no era lo
suficientemente amplia como para colocarlo en un papel de igualdad ante los
demás miembros de la unión americana, traduciéndose en una forma disfrazada
de seguir manteniendo su control sobre el país. De la misma forma en el caso de
Namibia.
La Organización de Estados Americanos

En 1901-1902, México fue sede de la conferencia, donde considerando las


circunstancias favorables, trató de lograr la aceptación de la Cláusula Calvo, pero
fracasó. Durante la VI Conferencia realizada en La Habana colaborara en asuntos
de Derecho Internacional Privado, aviación comercial, propiedad literaria y
artística, Protección a extranjeros, funcionarios diplomáticos, agentes consulares,
neutralidad marítima, asilo, derechos y deberes civiles, etcétera.

Durante la VII Conferencia de Lima en 1938, presentó varios proyectos: protocolo


adicional sobre buenos oficios y mediación, resolución de condena a la guerra
como instrumento de la política nacional o colectiva, prohibición de bombardeos
aéreos, efecto de la renuncia de nacionales a la protección diplomática de sus
Gobiernos, etc.

CAPÍTULO 9: “RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL”

La responsabilidad internacional cobra particular importancia puesto que se refiere


al trato de extranjeros, teniendo en cuenta que los países hispanoamericanos son
países de inmigración, abiertos a inversiones extranjeras pero muchas veces
violentados por los mismos inversionistas, quienes pretendían imponer sus propias
normas y condiciones, lo que dará nacimiento a las doctrinas a continuación
abordadas.

Las doctrinas Drago y Calvo

Planteada por Luis María Drago, surge en 1902 como protesta a la intervención
tripartita a Venezuela por parte de Inglaterra, Italia y Alemania, enunciando que
para evitar nuevas situaciones de este tipo, quedaba prohibido todo tipo de pago
coercitivo de la deuda pública; la doctrina sería adoptada en la Segunda
Conferencia de la Paz, La Haya de 1907, pero la misma nación mexicana la
denunciaría en 1913, y después la violaría durante la Revolución.

Respecto a la cláusula Calvo, esta podría ser la contraposición a la anterior


doctrina, y esta respaldada por la constitución mexicana en su artículo 27, que
establece que sólo las personas físicas y morales de nacionalidad mexicana (sea
por nacimiento o naturalización), podrán adquirir bienes inmuebles y concesiones
respecto al uso de minas o aguas; los extranjeros podrán gozar de esta figura sólo
en caso de que sea conveniente para la Nación.

Este beneficio se eliminará cuando el extranjero recurra a la protección de su


Nación y no a la mexicana, al menos de que esta sea denegada o retardada
malicosamente, el extranjero es considerado nacional en motivos de protección.
La Doctrina Carranza

Surge en 1918, declarada por el Presidente del mismo apellido, donde


pronunciaba la igualdad jurídica de los estados, por lo que no debería haber
intervención extranjera de ningún tipo y debía encontrarse un amplio respeto de
sus instituciones, todo esto considerado como principio universal, además, ningún
extranjero debe pretender un mejor trato que los nacionales, ni debe tratar de usar
su extranjería como protección o privilegio. Ambos aparecen como iguales.

La Doctrina Cárdenas

Propuesta por el mandatario del mismo apellido, el 10 de septiembre de 1938


durante el Congreso Internacional Pro Paz, puede enmarcarse dentro de la misma
línea de renuncia a la protección diplomática y a la equiparación nacional-
extranjero, implica la negación de la extraterritorialidad de la ciudadanía y la
nacionalidad, pues el hecho de que un extranjero se incorpore a la vida en otro
país lo obliga a seguir las normas político-jurídicas dentro de él.

Responsabilidad causada por guerras civiles

Desde la perspectiva mexicana, el Gobierno no cae en irresponsabilidad de


guerras civiles cuando haya tomado las medidas que estaban en su poder para
evitar que se causaran daños, al menos que se establezca que hubo lenidad o
negligencia por parte de las autoridades para reprimir los motines y evitar
lamentables efectos.

CAPÍTULO 10: “SOLUCIÓN PACÍFICA DE CONTROVERSIAS”

Como es característica de México, la nación siempre ha buscado formas distintas


al uso de las armas para la solución de conflictos internacionales, respetando de la
misma forma las decisiones emitidas por los órganos de arbitraje, aún cuando no
resultaban adecuadas a sus intereses, y siendo esa figura la usada más
frecuentemente en sus controversias, como los convenios de soluciones pacíficas,
o los arbitrajes bilaterales y multilaterales.

Usando además las comisiones mixtas de reclamaciones en una época más


reciente, destacando entre ellas las celebradas con Estados Unidos. De la misma
forma, decidió adherirse a la clausula citada en el artículo 36 de la Carta de las
Naciones unidas, y aceptar “como obligatoria ipso facto y sin convenio especial,
respecto de cualquier otro Estado que acepte la misma obligación, la jurisdicción
de la corte en cuestiones que versen sobre:
 La interpretación de un tratado.
 Cualquier cuestión de Derecho Internacional.
 La existencia de todo hecho que represente una violación internacional.
 La naturaleza o extensión de la reparación de la violación.

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