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EL SUICIDIO

DANIELA VARGAS HENAO

ALBA LUZ

DOCENTE

INSTITUCION EDUCATIVA CIUDAD DORADA

ESPAÑOL

ARMENIA QUÌNDIO

NOVENO C
EL SUICIDIO

Los adolescentes experimentan fuertes sentimientos de estrés, confusión, dudas de sí mismos,

presión para lograr éxito, incertidumbre financiera y otros miedos mientras van creciendo. Para

algunos adolescentes el divorcio, la formación de una nueva familia con padrastros y hermanastros

o las mudanzas a otras nuevas comunidades pueden perturbarlos e intensificarles las dudas acerca

de sí mismos. Para algunos adolescentes, el suicidio aparenta ser una solución a sus problemas y

al estrés.1

La depresión y las tendencias suicidas son desórdenes mentales que se pueden tratar. Hay que

reconocer y diagnosticar la presencia de esas condiciones tanto en niños como en adolescentes y

se debe desarrollar un plan de tratamiento apropiado. Cuando hay duda en los padres de que el

niño o el joven puedan tener un problema serio, un examen siquiátrico puede ser de gran ayuda.1

“¿Cómo juzgar en un mundo donde se intenta sobrevivir a cualquier precio, a aquellas

personas que deciden morir? Nadie puede juzgar. Sólo uno sabe la dimensión de su propio

sufrimiento, o de la ausencia total de sentido de su vida.”

Paulo Coelho

Muchos de los síntomas de las tendencias suicidas son similares a los de la depresión. Los

padres deben de estar conscientes de las siguientes señales que pueden indicar que el adolescente

está contemplando el suicidio:

 Cambios en los hábitos de dormir y de comer

 Retraimiento de sus amigos, de su familia o de sus actividades habituales

 Actuaciones violentas, comportamiento rebelde o el escaparse de la casa


 Uso de drogas o de bebidas alcohólicas

 Abandono fuera de lo común en su apariencia personal

 Cambios pronunciados en su personalidad

 Aburrimiento persistente, dificultad para concentrarse, o deterioro en la calidad de su

trabajo escolar

 Quejas frecuentes de síntomas físicos, tales como: los dolores de cabeza, de estómago y

fatiga, que están por lo general asociados con el estado emocional del joven

 Pérdida de interés en sus pasatiempos y otras distracciones

 Lanzar indirectas como: no les seguiré siendo un problema, nada me importa, para qué

molestarse o no te veré otra vez

 Poner en orden sus asuntos, por ejemplo: regalar sus posesiones favoritas, limpiar su

cuarto, botar papeles o cosas importantes, etc.

 Ponerse muy contento después de un período de depresión

 Tener síntomas de sicosis (alucinaciones o pensamientos extraños)

Si el niño o adolescente dice yo me quiero matar o yo me voy a suicidar, tómelo muy en serio

y llévelo de inmediato a un profesional de la salud mental capacitado. La gente a menudo se siente

incómoda hablando sobre la muerte. Sin embargo, puede ser muy útil el preguntarle al joven si

está deprimido o pensando en el suicidio. Esto no ha de ponerle ideas en la cabeza, por el contrario,

esto le indicará que hay alguien que se preocupa por él y que le da la oportunidad de hablar acerca

de sus problemas.2

1. Suicidio consumado: acto auto lesivo intencionado con resultado de muerte.


2. Intento de suicidio: acto auto lesivo con intención de provocar la muerte, pero que

finalmente no resulta mortal. Un intento de suicidio puede dar lugar a lesiones, pero no

necesariamente.

El suicidio es la tercera causa principal de muerte entre los jóvenes, pero la tasa de suicidios

consumados es más alta entre las personas de 45 a 64 años de edad. Las personas que viven solas

son más propensas a las tentativas de suicidio o a su consumación.2

“El suicidio es la peor especie de asesinato, porque no deja lugar al arrepentimiento.”

John Churton Collins

La depresión está relacionada con más del 50% de las tentativas de suicidio. La presencia de

problemas en la relación matrimonial, relaciones amorosas difíciles o que concluyen, conflictos

con los padres (en el caso de los adolescentes) o la pérdida reciente de un ser querido (sobre todo

en la población de edad avanzada), pueden ser algunos de los desencadenantes de la depresión.

Sin embargo, la depresión puede aparecer "de la nada", sobre todo si hay antecedentes familiares

de un trastorno del estado de ánimo o de suicidio. El riesgo de suicidio es mayor si las personas

con depresión también sufren un grado significativo de ansiedad. Algunas personas que padecen

determinadas enfermedades pueden desarrollar una depresión y llevar a cabo tentativas o

consumaciones de suicidio. La mayoría de las enfermedades asociadas a un aumento del índice de

suicidios afectan de forma directa el sistema nervioso central (como el sida, la esclerosis múltiple

o la epilepsia del lóbulo temporal), o bien implican tratamientos que pueden originar depresión

(como ciertos fármacos) 3


En las personas mayores, aproximadamente el 20% de los suicidios puede ser, al menos en

parte, una respuesta a trastornos físicos crónicos y dolorosos graves. El consumo de alcohol puede

agravar un cuadro depresivo; el alcohol también disminuye la capacidad de autocontrol. Cerca del

30% de las personas que llevaron a cabo tentativas de suicidio consumieron previamente alcohol,

en particular el consumo de alcohol, suele originar sentimientos de remordimiento. Las personas

con esquizofrenia u otros trastornos psicóticos pueden sufrir delirios (creencias falsas fijas) con

las que les resulte difícil convivir, o bien pueden oír voces (alucinaciones auditivas) que les

ordenan matarse. Las personas con trastorno límite de la personalidad, en especial las que

presentan un historial de comportamiento violento, tienen también un mayor riesgo de suicidio. 3

“No te amargues con tu propio fracaso ni se lo cargues a otro. Acéptate ahora o seguirás

justificándote como un niño. Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que

ninguno es tan terrible para claudicar”

Pablo Neruda

Métodos utilizados

La elección del método de suicidio suele estar influida por factores culturales. Además, puede

reflejar o no la seriedad de la intención. Algunos métodos (como tirarse desde lo alto de un edificio)

hacen que la supervivencia sea casi imposible, mientras que otros (como la sobredosis de

fármacos), dejan abierta la posibilidad del rescate. La sobredosis farmacológica y el

envenenamiento son los principales procedimientos empleados en las tentativas de suicidio. Los
métodos violentos, como el disparo con arma de fuego o el ahorcamiento, son poco frecuentes en
4
las tentativas de suicidio. También hay casos de ahogamiento de la persona.

Prevención

Aunque algunas tentativas de suicidio o suicidios consumados constituyen golpes inesperados

para los familiares y amigos, a menudo los suicidas han mostrado con anterioridad algún tipo de

advertencia sobre su intención. Se ha de prestar atención a las amenazas y a las tentativas de

suicidio. Si se ignoran, se puede perder una vida. Si una persona amenaza con suicidarse de forma

inminente o ya lo ha intentado con anterioridad, hay que avisar a la policía con el fin de que los

servicios de urgencia lleguen lo antes posible. En tanto llega la ayuda, hay que procurar tranquilizar

a la persona, hablándole con calma y proporcionándole apoyo. El médico puede solicitar la

hospitalización de una persona que ha manifestado tentativa o amenaza de suicidio. 4

El crecimiento es un proceso de prueba y error: es una experimentación. Los experimentos

fallidos forman parte del proceso en igual medida que el experimento que funciona bien”

Benjamín Franklin

BIBLIOGRAFIA

1. Acero, P. (2011). Evitar y sobrevivir al suicidio, una misión posible. Revista de Psiquiatria.

com, 15-26. Recuperado de http://hdl.handle.net/10401/4329


2. Aja, L. (2007). La familia como soporte básico en la prevención del suicidio. Revista

Forensis, 307-314. Recuperado de

http://issuu.com/leoaja/docs/familia_prevencion_suicidio

3. Ayuso, J. (2012). Recomendaciones preventivas y manejo del comportamiento suicida en

España. Revista Psiquiátrica Salud Mental Barcelona. Tomado de http://

zl.elsevier.es/es/revista/revista-psiquiatria-salud-mental--286/recomendaciones-

preventivas-manejo-comportamiento-suicida-espa%C3%B1a-90102751-originales-2012

4. Ballesteros, M., Gutiérrez, M., Sánchez, L., Herrera, N., Gómez, A. y Izzedin, R. (2010).

El suicidio en la juventud: Una mirada desde la teoría de las representaciones sociales.

Revista Colombiana de psiquiatría, 39(3), 523-543. Recuperado de http://www.redalyc.

org/pdf/806/80619187006.pdf

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