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SOBRE
“LA BENDICIÓN DE TORONTO”
GRAHAM HARRISON
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asociadas al movimiento. Además me documenté lo más
posible leyendo una amplia gama de textos de numerosas
obras escritas por adeptos entusiastas, artículos publicados
en la prensa escrita, religiosa y secular, favorables o
desfavorables. Por todo ello creo poder pronunciarme sobre el
asunto.
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Ahora bien, se asegura que el origen de lo que sucedió
en Toronto hay que buscarlo en personas un tanto insólitas
pertenecientes a medios hiper-carismático-pentecostales de
Norteamérica: Rodney Howard-Browse y Kenneth Copeland.
Para algunos no es necesario ir más allá; esto es ya
suficientemente elocuente. Con todo, no se puede cortar la
discusión de esta manera. Actuando así algunos pusieron en
tela de juicio la autenticidad del Avivamiento de 1.859 en el
país de Gales, porque Humphrey Jones, el hombre mediante
quien vino el Avivamiento desde los Estados Unidos, había
profetizado que el Espíritu Santo descendería, en forma
corpórea, sobre una colina cercana a Aberystwyth (ciudad
costera en el país de Gales). Lo que necesitamos es
discernimiento, no una evaluación demasiado precipitada
basada en la presencia, o la no presencia, de personajes más
o menos vinculados a los responsables del movimiento. No
sería difícil demostrar, a partir de ejemplos extraídos de la
historia, que nuestro Dios a veces elige leer antes en el
corazón que en la cabeza de aquellos hombres que él se digna
utilizar y bendecir.
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cosas extraordinarias. Se exhorta a no tener temor a las
respuestas o a las manifestaciones físicas y, con frecuencia,
se lee una serie de citas bíblicas que validan lo que va a
suceder.
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sus miembros, o bien dando fuertes y violentos saltos sin
moverse de su sitio. La mayoría de las veces estos ejercicios
han acabado por agotar a quienes los practicaban. Parece que
las manifestaciones físicas varían según los lugares, teniendo
cada uno características propias.
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Algunos afirmaron haber tenido la visión de un personaje
bello y luminoso, a quien tomaron por Cristo. Numerosos son
quienes han testimoniado que siguiendo a tales experiencias
experimentaron un mayor amor hacia Dios y un renovado
interés por las cosas espirituales. También se argumenta: si
tal es el fruto ¿por qué esta paranoia a propósito de sus
raíces?
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perspectiva psicológica. Merece la pena detenerse
atentamente en cada uno de estos tres aspectos. Por otro lado
conviene determinar si no hay más que dos opciones: la
aceptación o el rechazo absolutos. ¿Es posible afirmar que
hay personas que han sido bendecidas por Dios en esas
reuniones sin admitir la autenticidad de los procedimientos
utilizados? Tratemos de aclarar esta cuestión mediante una
analogía. Los Reformadores fueron fuertemente críticos con la
Iglesia Católico-romana. En general no la consideraban como
una verdadera iglesia de Dios. Sin embargo no llegaron hasta
el punto de lanzar el anatema sobre todos los católico-
romanos o a declarar que estos no eran cristianos.
Reconocieron la obra de Dios en los individuos, afirmando que
la bendición otorgada lo había sido a pesar de la iglesia de
Roma y no a causa de ella. Igualmente no hay duda de que
un hombre como Staupitz ayudó a Lutero a caminar por la
senda que le condujo hacia Dios, aun cuando él mismo no
estuviese seguro de haberla seguido hasta el final.
A) Perspectiva bíblico-teológica.
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siguientes: Ezequiel (1:28; 3:23), Daniel (8:17 - 10:9), el
mismo rey Saúl (1ª Samuel 19:24), así como Juan
(Apocalipsis 1:17) y los soldados que fueron a arrestar a
Jesús en el huerto de Getsemaní (Juan 18:6).
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80 veces en el Antiguo Testamento. Dejando aparte el ejemplo
de Abraham y Sara, cuando les fue anunciado el futuro
nacimiento de su hijo Isaac, estas palabras indican, casi
siempre, el desprecio y la burla expresada frecuentemente por
los enemigos de Dios contra su pueblo y, a veces, por el
mismo Señor hacia sus enemigos. No es diferente en el Nuevo
Testamento. Las palabras “risa” y “reír” no aparecen más que
6 veces. Tres veces describe el recelo irónico de los oyentes de
Jesús, cuando este afirma que la hija de Jairo está dormida;
otra está en Santiago 4:9, en donde se dice que la risa se
convertirá en lloro; este contraste lo hallamos dos veces en el
Evangelio de Lucas (6:21 y 25). Así pues es abusivo pretender
que en la Escritura la risa aparece como una manifestación
de la bendición de Dios, y más aún organizar reuniones con la
intención concreta de expresarse mediante la risa.
B) Perspectiva histórica.
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Dado el lugar que Jonathan Edwards y su esposa Sara
ocupan en la defensa del movimiento, se podría suponer que
existe algún vínculo directo entre su casa de Northampton en
Nueva Inglaterra y la moderna metrópolis de Canadá. Si tan
sólo pudieran aparecer un día los vínculos teológicos más
esenciales, quien sabe si los escritos de Edwards sobre el
Gran Avivamiento, convertidos en los best-sellers de la región
de Toronto, no producirían efectos inesperados.
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postración (caídas) y de personas en trance, a veces durante
mucho tiempo. Pero hay que volver a insistir sobre el hecho
de que estas cosas se produjeron por sí mismas y que no
constituían un elemento del programa del Avivamiento. Tanto
en Irlanda del Norte, como en el Gran Avivamiento, en el
avivamiento metodista, como en otros muchos, se convirtió
una multitud de personas. Es frecuente que, en relación con
la agitación que se puede ocasionar en este gran movimiento
de liberación, se produzcan los fenómenos físicos más
asombrosos.
C) Perspectiva psicológica.
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Consideremos los factores siguientes. El ambiente está
relajado y tranquilo. Las personas no están alerta (vigilantes).
La música es repetitiva, así como las palabras que se cantan,
lo cual no exige ni el más débil de los esfuerzos de
concentración. Es un tiempo en que la audiencia está en pie
con los brazos levantados y los ojos cerrados, siendo lo
suficientemente prolongado como para ocasionar una cierta
laxitud física y psicológica. Todo coopera a crear un estado
soporífero en el que todos están completamente dispuestos a
dar una buena acogida a lo que se les proponga. Muchas
personas se acercan a las reuniones con el ánimo
predispuesto en favor de los fenómenos que confían ver. Sin
querer acusar a los animadores de las reuniones de la más
mínima mala intención, hay que reconocer, no obstante, que
son expertos en dirigir las emociones colectivas. Saben
controlar el ritmo de la reunión, discerniendo el momento
oportuno para ralentizarlo o acelerarlo, suscitar un estado
emotivo utilizando hábilmente la música adecuada. De
cuando en cuando hacen ciertas advertencias que desaniman
a los más proclives a desaprobar lo que sucede, sugiriendo
que el Señor está presente de una manera excepcional y que
va a hacer cosas extraordinarias. Todo ello contribuye,
aunque no se quiera admitir, a crear una atmósfera
intensamente cargada de emoción que pesa sobre aquellos
que comienzan a sentirse espiritualmente menesterosos y
culpables de haber tenido reservas en cuanto a la validez de
las manifestaciones.
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Un interesante artículo aparecido en el Time Magazine
describía lo que llamaba la “terapia sin contacto físico”. No
hacía mención alguna al movimiento de Toronto, pero resulta
imposible no pensar en él.
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Según un buen número de testimonios públicos y en
conversaciones privadas, parecería que después de haber
vivido esta experiencia, la mayoría de las personas buscaban
renovarla, como si no llegaran a satisfacerse jamás.
Habiéndola vivido el domingo anterior, de nuevo tienen
necesidad de ello. ¿Qué hay de malo en eso? ¿No buscamos
todos continuamente conocer mejor la gracia de Dios? Sin
duda. Pero soy asaltado por una conjetura ¿Donde había
escuchado ya antes esto? La respuesta es: en relación con los
drogadictos. Gracias a su dosis la droga produce un estado
eufórico……durante un tiempo. Pronto se necesita una nueva
dosis, y así una y otra vez. ¿No será este fenómeno de “la
bendición de Toronto” la expresión “cristiana” de una
dependencia? Por mi parte no he podido hallar un ejemplo
paralelo en el Nuevo Testamento que justifique tales usos.
Conclusión.
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1. Graham Harrison es pastor de la Iglesia Evangélica
Emmanuel en Newport, País de Gales. Este artículo
apareció en la revista Foundations, publicación del Consejo
Evangélico Británico (B.E.C.) nº 34, primavera de 1.995.
2. Según el Petit Robert (1.988), falsedad de juicio con
tendencia a las interpretaciones.
3. Jonathan Edwards (1.703). Teólogo calvinista, predicador
del Avivamiento en Nueva Inglaterra.
4. Narración de conversiones asombrosas; Tratado sobre
afectos religiosos; La caridad y sus frutos, etc., reeditados
por The Banner of Truth (El Estandarte de la Verdad)
Edimburgo, 1.974, en dos volúmenes.
5. Time del 21-Nov-94, p. 82. Agradezco a mi amigo, el pastor
John Edmonds, de South Woodford, por haberme enviado
este artículo.
6. Muchos artículos han sido publicados sobre esta materia.
Ver, por ejemplo, The Churchman (El clérigo) (109:1-2), o el
folleto de J. McArthur, La bénédiction de Toronto à la lumiere
de la parole de Dieu (La bendición de Toronto a la luz de la
palabra de Dios). (Ginebra: Maison de la Bible, 1.995).
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