Lección 02 1

Lección Nº 02

Lección para grupos celulares

Pastor Marcelo D'Emilio

Tema: “Un nivel que desplaza”

Juan 6:25-68

Mi versículo para este mensaje es el 66: “Desde entonces muchos de sus discípulos
volvieron atrás y ya no andaban con El...” Una ruptura, un quiebre, un momento
difícil, como se quiera llamar se produce, y dice el pasaje, “Muchos”, no pocos,
muchos de sus discípulos se vuelven atrás. Muchos, y no cualquiera, de sus
discípulos llegaron a un momento donde se desprenden del ministerio de Jesús y
quedan desplazados, a pesar de haber militado en el ministerio de Él. ¿Cuál fue la
razón? ¿Un pleito o contienda? ¿Discrepancias? ¡No! Simplemente hay un nivel de
conocimiento que termina desplazándolos.
Quiero que se meta en el contexto, allí está Jesús que acaba de dar de comer a
5000 personas con cinco panes y dos pececillos; produce aquella alimentación
milagrosa, produce ese milagro de multiplicación y sobran doce cestas llenas, más
de repente Jesús desaparece, miran en la barca y Jesús no está. Dice el relato que
sus discípulos y la gente se preguntaron ¿Donde está Jesús?, que subieron a las
barcas y al llegar a la otra orilla recién lo encuentran. Y la gente se pregunta ¿Cómo
hiciste Jesús para llegar sin la barca hasta la otra orilla? Mas Jesús no responde
sino que comienza a hablarles para llevarlos a otra dimensión superior, a un nuevo
nivel del conocimiento de las cosas. Y Jesús les dice: “¿Saben por qué ustedes me
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están buscando? Porque hace un rato yo hice el milagro de los peces y los panes y
ustedes se llenaron abundantemente, pero no se dieron cuenta la señal que yo hice;
ustedes están aquí porque hace unas horas comieron hasta saciarse, pero ninguno
se puso a comprender lo que pasó, nadie se maravilló por la señal ni pensó de que
manera 5 panes se transformaron en miles de kilos de pan y miles de peces; nadie
reparó en la grandeza de la multiplicación... en la señal. No están aquí por la señal,
ustedes están aquí porque comieron. Yo quiero llevarlos a un nivel más alto, quiero
que ustedes no solo aprecien el pan que comieron sino que se pregunten como
apareció ese pan, como fue el milagro, como fue la grandeza., mas ustedes solo
me están siguiendo porque comieron y quieren comer más, y yo les estoy diciendo
que también se preocupen por el pan que es para vida eterna!!”.
Usted está aquí porque Dios lo sana, pero no está preocupado por “cómo” lo sana,
está porque Dios le da un trabajo, pero no está preocupado en saber cómo Dios da
un trabajo. Los discípulos entonces comenzaron a preguntarse “¿Que haremos
nosotros para hacer las obras de Dios?... Nuestros padres comieron pan del cielo,
maná, y esa fue una señal maravillosa, mas ¿que señal haces tú?”, y Jesús dijo:
“Yo soy el pan del cielo y el que come de mí comerá pan del cielo, el que come mi
carne y bebe mi sangre pan del cielo come para ser saciada su alma y no tendrá
hambre ni sed jamás. No busquen el pan, busquen al que multiplica el pan”. Jesús
les estaba abriendo la cabeza y explicando algo increíble, que si alguien viene a El
tendrá vida eterna, victoria eterna, y no tendrá hambre ni sed jamás, les estaba
explicando que estaban frente al dueño del milagro, frente al pan de la vida. Jesús
estaba intentando que esa gente subiera a un nivel más alto de su entendimiento,
que no solo se quedara frente al simple hecho del milagro, que no se conformaran
con la sanidad, con el trabajo, sino que se quedaran con el Hacedor de esos
milagros, con el dueño, porque el que come y se mete dentro de El tendrá salud, y
su hambre y sed saciados: “Más que el pan cómanme a Mí” - dijo Jesús- “YO soy
el pan de vida”.
La gente comenzó a preguntarse, ¿Acaso no es el hijo de María y de José? ¿Como
dice que cayó del cielo?. Jesús les estaba hablando de la Cruz: “Moriré en la Cruz
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por vosotros, mi cuerpo se partirá y mi sangre se derramará por vosotros, así que si
ustedes comen mi cuerpo y beben mi sangre todos esos milagros se derramarán
dentro de ustedes... pero hay que pasar por la cruz.. En lugar de venir a un culto
solamente para decir: “Señor saname” “Dame para pagar” “Dame para tal
necesidad” “Dame un trabajo”, en lugar de venir a pedir un milagro lo que tienen
que hacer es tenerme a Mí en sus corazones, es pasar por la cruz, es arrepentirse
de sus pecados, es decidirse a vivir la vida aceptando al que es el Pan del cielo“ No
me estén pidiendo trabajo, ni plata para la luz o el alquiler, lo que ustedes tiene que
hacer es venir no por el pan sino por el pan del cielo que soy Yo. Tienen que venir
por Cristo y pasar por la Cruz y morir allí, entonces tendrán vida eterna”. Y ¿sabe
cual fue el resultado? Cuando esta gente entendió que tenían que ir a la cruz con
Jesús, que no fueron por el milagro solamente sino que tenían que pagar el precio
de tenerlo dentro de sus vidas, respondieron: “Dura palabra es esta” y ¿sabe lo que
pasó? Desde aquél día muchos de sus discípulos quedaron atrás y se fueron. Solo
cuando Jesús intentó elevarlos en el entendimiento, cuando trató de enseñarles que
no persigan un milagro porque el mejor milagro es vivir para Cristo, que no persigan
el pan, que el mejor pan es morir por Jesús, algunos de los discípulos dijeron “Aquí
nos quedamos, porque yo venía por el pan no venía por la cruz”, y no se atrevieron
a ir un paso más adelante.
Supóngase que usted vino hay aquí porque tiene un pariente enfermo o tiene una
deuda por pagar, o porque necesita alquilar o cobrar dinero, etc, etc, etc, es su
búsqueda de pan, y al orar usted le dice: “Señor, yo necesito que me des esto”
usted vino genuinamente, pero Jesús le dice: Ustedes están por lo que necesitan
pero Yo les digo que no busquen solución a sus conflictos, que no anden pidiendo
sanidad, ni mejoras en su economía, ni trabajo, ni que sus hijos vuelvan; hoy les
digo Yo que no busquen eso, sino que me busquen a Mí y que sean capaces de
morir, que se arrepientan de sus pecados y mueran en la Cruz.. Y dice la Biblia que
desde aquél día muchos de sus discípulos se fueron. ¿Que quiso hacer Jesús?
Jesús quiso que el pueblo subiera un nivel más alto en la comprensión de las
cosas. ¿Cuando uno se cae de la carrera siguiendo a Jesús? ¿Cuando alguien deja
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de seguir el ritmo de Jesús? ¿Cuando alguien se queda atrás en el camino de la

fe? Cuando en un momento determinado Jesús quiere abrirnos nuestra visión y
nuestra mente para que uno vaya más allá de lo que entiende, de lo que necesita o
de lo que comprende, y cuando uno va más allá descubre que hay precios por
pagar más caros de lo que había pretendido pagar; es allí cuando muchos se
vuelven atrás.
ILUSTRACIÓN: Hace muchos años yo oraba por milagros, sanidades, y victorias
para este lugar; y un día el Señor vino sobre mí para enseñarme un nuevo nivel del
conocimiento de las cosas. Vino sobre mí de una manera muy especial. Yo era un
pastor Bautista, super ultra ortodoxo, y un día me encontraba en el púlpito hecho de
cajones de cerveza. Meses atrás yo había dicho que si alguien en esta iglesia
saltaba o bailaba iba a pedirle que se retirara de la congregación... ¡Que ridículo!
Ese día Dios me dijo: “Voy a llevarte a un nivel más alto del conocimiento” y en ese
momento me tomó una unción y me empezó a hacer saltar. Yo nunca había movido
ni un solo dedo, así que me tomé del extremo del púlpito, aferrado para no
moverme y diciéndole ¡No Dios! ¡NO Dios, no lo hagas!!. Yo era sub-gerente de
informática en la flota petrolera más importante de Argentina, muy “racional”, con
una “inteligencia práctica”, y ahí estaba en una lucha: Jesús queriéndome llevar a
un nivel más alto del conocimiento y del entendimiento de las cosas, y yo
preocupado por lo que pensaría la gente respecto a mi imágen de seriedad, de
académico, de un teólogo, de un conferencista, de un hombre de empresa, de un
hombre acabado en el conocimiento, en la matemáticas, en la dirección empresarial,
en la informática... todo un “señor”... y ahora haciendo el ridículo, “zapateando para
todos lados”.
Allí estaba Dios queriéndome llevar a otro nivel, pero el precio que me pedía era
alto y yo dije ”NO”. Eso que vino, así como vino se fue. Al próximo culto ocurrió lo
mismo, vino “eso bendito” sobre mí y en mi oído sonaba: “el espíritu está sujeto al
profeta”, y yo que no lo puedo sujetar. Ahí estaba yo colorado de vergüenza y
pidiéndole a Dios que no haga eso. Otra vez diciéndole a Dios que no. A partir de
ese día la iglesia entró en decadencia, se apagaron los cultos y un olor a muerte
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comenzó a sentirse, entonces entré en casi tres meses de ayuno, súplica y llanto,
pidiéndole a Dios, hasta que en una oración Dios me muestra y me recuerda ese
momento, yo tomado del púlpito y pidiéndole que no haga eso, a lo que la voz del
Espíritu Santo me contestó: Quise llevarte a un nivel más alto de conocimiento de
las cosas pero no quisiste pagar el precio por timidez y vergüenza. No querías
pagar el precio de ir a la Cruz y de morir a la imágen y a tus títulos.
Cuando uno dice «No», se desprende del movimiento de Jesús El está avanzando
hacia adelante, y el que dice No, el que no entra en una nueva revelación, se
queda atrás diciendo «dura cosa es lo que me pides». “Nunca el pueblo irá donde
tú no te atrevas a ir”. Caí en el suelo, con mis ojos en la tierra y en un mar de
lágrimas pedí mil perdones a Dios confesando mis pecados y Dios me dio una
nueva oportunidad, y prometí que en el culto yo lo iba a hacer. Cantamos y no pude
hacerlo, luego prediqué y no pude hacerlo, y cuando la reunión terminó y los
hermanos se despedían, la voz me dijo “hazlo” y entonces comencé a cantar
“Celebrad a Cristo, celebrad...” y comencé a moverme, y la gloria de Dios llegó y
tocó a todos los que estaban allí. Ese era Jesús llevándome a un nivel mayor de las
cosas. Para mí fue con un salto, porque ese era mi prejuicio, mi estructura y
necedad, porque en ese salto se derribaba todo lo que creía y había pensado
durante años. Y para usted será otra dureza, cosas que no se atreve a creer o a
sentir, momentos en que Jesús quiere llevarlo a un nivel más alto de los hechos. El
Señor siempre avanza, se mueve, “se va” y si uno no se va renovando y se vuelve
un odre nuevo, queda fuera del circuito de crecimiento. Moisés no pudo modificar el
concepto o la idea cuando primero debía pegarle a la peña y luego hablarle; se
plantó en lo rutinario en lo que creía y quedó fuera de la tierra prometida.
“Duro es lo que pides Jesús, estamos aquí por milagros, no por cambios” y desde
aquél día muchos dejaron de seguir a Jesús, primero por no acceder al precio de un
nuevo conocimiento y segundo porque no se animaron a romper los topes. Todo ser
humano tiene límites, topes, y algunos no pueden superarlo y se quedan
estancados. Saúl tuvo un tope: el temor, el miedo; el día que lo iban a ungir se
escondió en el bagaje; nunca pudo avanzar y superar el temor, el pueblo lo empujó,
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le exigió más acción y temperamento, dar un paso más adelante, más no lo logró y
quedó fuera. Entonces aparece David que sí sabe derribar sus propios topes, que
había pasado de pastor a héroe cuando mató a Goliat, de héroe a músico del rey,
de músico a prófugo, de prófugo a líder en la cueva de Adulam, y de líder a rey. Era
un hombre que levantaba sus límites.
Voy a decirles esto a nivel profético, hay un fenómeno en el avance y crecimiento
que Dios va a traer a nuestra iglesia. Dios no es estático, el Espíritu Santo es la
persona más activa de la Trinidad; desde el Génesis se mueve sobre la faz de la
tierra y Dios va adelante nuestro abriendo surcos y brechas; cielo y tierra pasarán
pero vendrá una tierra nueva y un cielo nuevo, y atrás de El viene el rebaño. Y este
avance de Cristo como cabeza de la iglesia produce cambios; hay personas que no
soportan el cambio y se van desprendiendo del propósito. Cuando una iglesia crece,
alguien se puede desprender del crecimiento porque no soporta el vértigo de lo
nuevo. Nuestra iglesia creció y agregamos un culto más; para algunos el vértigo de
lo nuevo y el crecimiento los potencializa, a otros en cambio los asusta y dicen:
¿Cuánto más? ¿Un nuevo culto?. El crecimiento de lo nuevo desplaza a alguien por
naturaleza. Cuando a usted le crece el pie no importa cuán nuevo esté el zapato,
hay que desplazarlo y comprar otro. El crecimiento trae desplazamiento porque
busca lo nuevo. Jesús les estaba diciendo: Hasta ahora vinieron por pan, Yo les doy
lo nuevo hoy, Yo soy el pan de vida. Los que no aceptaron lo nuevo quedaron fuera
del proyecto.
Termino explicándoles algo que se llama “El principio de Peters”, esto dice que una
persona puede pasar del máximo de eficiencia al máximo de ineficiencia; usted
puede ser un buen líder para cinco personas y cuando tiene treinta es un mal líder,
puede ser un buen director de alabanza para veinte miembros pero cuando son mil
ya no sirve para eso, a menos que el hombre crezca dinámicamente,
espiritualmente con el crecimiento que da Dios, ese hombre quedará atrás pues
Dios sigue adelante. Quiero desafiarles en este 2006 a que crezcan con el
crecimiento que da Dios, que sea un cristiano, un líder para 1500 personas o para
3000, que sea un líder para un pueblo de 5000 o 10000, que sea un cristiano
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para un culto pero que sea un cristiano para todos los cultos, que sea un cristiano
para orar una hora o para orar 24 hs; que crezca al compás del crecimiento de
Dios.
Algunos de sus discípulos se volvieron, más Jesús miró a sus doce y les preguntó
“¿Y ustedes? ¿También se vuelven?... ¡No, nosotros nos quedamos y vamos a un
nivel más, y otro más, y otro más...! Si hay que dejar de venir por los panes
vendremos por la cruz, y después vendremos por la resurrección, y después por la
gloria, porque nosotros venimos y crecemos con el crecimiento que das Tú, porque
solo Tú tienes Palabra de vida eterna.