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ALEJANDRA SÁNCHEZ MATEOS

19 ABR 2018

Escuchar el canto de los pájaros o el sonido de un arroyo, oler el refrescante aroma a tierra mojada
después de llover u observar los verdes tonos de las plantas son algunas de las cosas que nos pueden
trasladar a un estado de paz. Además, estaremos poniendo en práctica el shinrin-yoku (baño de
bosque en japonés), una filosofía oriental que forma parte de un programa de salud nacional creado
a principios de la década de los 80 en el país nipón y que consiste en conectar con la naturaleza y,
según explica el autor de El poder del bosque, el inmunólogo Qing Li, "absorber el bosque a través
de los cinco sentidos".

Este médico japonés ha dedicado su carrera a investigar los beneficios de esta práctica, en su
opinión, "tan necesaria en Japón" por ser un país de contrastes: dos terceras partes están cubiertas
por superficie forestal, sus religiones oficiales — el sintoísmo y el budismo— consideran los
bosques como el reino de lo divino y, sin embargo, su sociedad urbana sufre las consecuencias del
estrés por el excesivo uso de la tecnología.

Y es que esta filosofía oriental, además de incitar a la relajación y reducir la ira, podría servir para
ayudar a tratar distintas enfermedades como pueden ser la ansiedad, el estrés y la depresión, según
indica en su libro y añade: "Caminando por el bosque se observa un efecto positivo sobre el vigor y
la fatiga".

Mejora la memoria a corto plazo y nos ayuda a relativizar


Los beneficios de estos paseos por la naturaleza no solo están avalados por una filosofía milenaria,
distintos estudios científicos también han concluido que podrían tener importantes beneficios para
nuestra salud.

Desde la Universidad de Michigan, un equipo de investigadores descubrió que estas caminatas


pueden tener un efecto reparador en nuestra habilidad para concentrarnos y recordar cosas. Según
sus conclusiones, publicadas en Sage Journals, determinaron que la memoria a corto plazo mejora
un 20% al dar paseos por el bosque.

Perderse entre una frondosa vegetación también puede ayudar a dejar de darle vueltas en la cabeza a
un problema y a reducir la ansiedad, según apunta otro estudio, llevado a cabo por la Universidad
de Stanford. El efecto antidepresivo también se observó en una investigación de la Universidad de
Bristol realizado en ratones. Por último, un estudio de Roger Ulrich concluyó que las vistas de una
ventana pueden ayudar a recuperarse más rápidamente de una cirugía y si son naturales aún más.

Las sustancias que respiramos en el bosque y nos hacen sentirnos mejor


Gran parte de estos beneficios ocurren gracias a unos aceites naturales, llamados fitoncidas, que
forman parte de la defensa de los árboles contra hongos, bacterias e insectos. La concentración de
esta sustancia en el aire, que aumenta cuando suben las temperaturas, se percibe por el olfato, pues a
su vez desprenden unos compuestos orgánicos aromáticos y volátiles, conocidos como terpenos.

Otra de las sustancias a la que alude Li en su libro es una bacteria inocua, la mycobacterium vaccae
cuyos beneficios descubrió por error la oncóloga Mary O'Brien, del Marsden Hospital de Londres,
cuando probaba una inyección de dicha bacteria para mejorar el sistema inmunológico de pacientes
con cáncer de pulmón. Aunque no pudo demostrar cómo ocurría, sí logró observar un aumento en
su nivel de energía y su funcionamiento cognitivo.

Cómo aplicarlo cuando eres un urbanita


Aunque lo ideal para poder respirar estos aromas es perderse en medio del bosque, no es necesario
salir de la ciudad si no quiere. Qing Li explica en su libro que es posible obtener estos beneficios al
pasear por el jardín de una casa o por un parque.

Con él coincide la periodista especializada en bienestar, Annette Lavrijsen, quien también acaba de
publicar un libro sobre el tema, Shinrin-yoku, y recomienda dar paseos cortos por el parque durante
la hora de comer para desconectar del estrés laboral. Otra opción puede ser visitar el jardín botánico
que haya en la ciudad. Para dentro del hogar, su consejo es el de comprar más plantas y —en caso
de vivir en un piso— crear un jardín vertical. Por último, para los fines de semana, aconseja intentar
salir de la ciudad o cambiar los planes de bares por paseos por el parque con amigos.

Lavrijsen recuerda que en estos momentos no debemos dejarnos llevar por las prisas de la ciudad.
Lo mejor es intentar desconectarnos de nuestros móviles y bajar nuestros ritmos para concentrarnos
en los sentidos: mirar, escuchar y oler más. Y añade: "Lo mejor de esta técnica es que es gratis y
accesible para todos. No son necesarias ni herramientas ni habilidades, solo una mente abierta".

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