Cortina Sánchez, Luis Ángel
La construcción de una silueta
El héroe del
Romanticismo, el Yo
heroico
Para el romántico ninguno de sus actos
debe estar guiado por el absurdo y la
gratuidad. Es necesario distinguir entre
el Romanticismo heroico (del Yo
heroico-trágico) y el Romanticismo
decadente (llamado Romanticismo
español).La ética del héroe romántico
es la del fondo heroico del arte, la
brevedad de la vida no representa
ninguna objeción sino un incentivo
para gozar de su placer para vivir con
celo y morir gloriosamente.
El Yo heroico parte de un principio
radicalmente pesimista; para el héroe
lo que da alas a la voluntad y le hace
volar es la percepcón absoluta de la
propia condición. Para el Yo heroico,
del dolor y de la soledad surge la
energía gozosa de la acción y la
posibilidad de conciliación trágica. El
heroe romántico posee altos rasgos de
los principios del Yo heroico, el fondo
heroico del arte; hay una identificación
entre el artista y los personajes en el
cual refleja su ´ropia circunstancia
existencial e histórica y la manera en
que, a través del protagonista, se
enfrenta al mundo de la realidad.
El superhombre representa aislamiento
y rabia con respecto a la
incomprensión y mediocridad de la
sociedad que lo rodea. El enamorado
muestra un desengaño ante la ansia de
plenitud materializada en la persona
amada. El sonámbulo refleja los
espacios oníricos en las que subsanar
la limitación de lo real. El genio
demoníaco desciende al universo de
las sombras con la esperanza de hacer
converger la máxima sensualidad con
el conocimento máximo. En el
nómada se ve siempre identificado con
la silueta viajer. El suicida plasma el
más elevado acto de voluntad y
reafirmación de la propia identidad.
Teoría de la literatura V
del romántico, una construcción
y búsqueda del Yo
El superhombre, el
enamorado y el sonámbulo
El superhombre muestra el
sentimiento de superioridad y el
desdén de la venganza del romántico
contra su tiempo. La relación del
romántico con el género humano es
una relación de amor y de odio. En el
romántico se da la quintaesencia del
superhombre como la más honda
combinación de fragilidad y fortaleza,
unicamente desarrollado en el
Romanticismo trágico. El
superhombre es incapaz de someterse
a una vida que no contemple el riesgo
de la aventura totalizadora.
En el enamorado la pasión es la lanza
que los hombres de "alma superior"
dirigen contra la Nada. El enamorado
romántico percibe la posesión y
desposesión que conlleva su acción
pasional. En el enamorado se
concentra así toda la tragicidad del ser
romántico y la felicidad de la asunción
pura del riesgo, el deseo de morir y la
ambición de vivir. El enamorado es
incapaz de ser feliz, él ama y odia al
mismo tiempo, no ama seres
concretos, ama su propia concepción
del amor que él evoca atribuyéndolo a
su amante.
En el sonámbulo se proyectan los
espacios oníricos que están negados a
la perciptividad racional-empirista. El
romántico descubre en el sónambulo,
en la acción onírica, un itinerario de
libertad y creatividad que le es negado
en la vida cotidiana. El sónambulo
alterna trágicamente el mundo de los
sueños, en el que reencuentra el
fecundo estímulo del poeta oculto, con
el mundo de la realidad, en el que éste
es negado y arrinconado.
Rafael Argullol. “El espíritu trágico del
Romanticismo. Héroes románticos.”
El genio demoníaco, el
nómada y el suicida
En el genio demoníaco, el demonio
romántico es tanto una respuesta a la
civilización de las luces cuanto un
reconocimiento autodestructivo del
propio "cul de sac" y de la ausencia de
alternativas. El genio es un gigante
espiritual capaz de aislarse y contrarrestar
a su época, lo demoníaco no es solo lo
misterioso y lo oscuro, sino también lo
infinito e inabarcable. El satanismo es la
forma más evidente de este autoespejismo
demoníaco, la estética del mal sólo acepta
la ley moral de la belleza. El
autoespejismo demoníaco del héroe
romántico, acosado por el rechazo del
cielo, se complace en su propio
precipitarse en el abismo.
En el nómada, un buque sometido a los
azares de la alta mar, simboliza el cobijo
por excelencia del nómada romántico la
materialización de la esencia errante y de la
necesidad viajera del romántico. El viaje
romántico es siempre búsqueda del Yo. El
héroe romántico es un obsesionado nómada
que necesita recorrer amplios espacios para
liberar a su espíritu del asfixiante aire de
limitación. El romántico viaja hacia afuera
para viajar hacia dentro. El nómada
romántico experimenta una real necesidad
de encontrar su identidad; la aventura
viajera es épica, lucha con el medio en la
que el héroe tiene la posibilidad de poner a
prueba su identidad y forjarla.
Todos los caminos románticos conducen a
la autodestrucción. El suicida prepara su
condición al obstinarse en alcanzar su
imposible sueño de infinitud. La muerte
romántica está muy lejos de ser una acción
desesperada, la muerte es concebida,
dionisíacamente, como un acto supremo de
creación, la muerte ahora es reafirmación
de la esencia de la vida ante el vacío de la
existencia. El suicidio convierte al
romántico en definitivo dueño de sí mismo,
la autodestrucción le remite al pleno
dominio de su identidad. La belleza es la
única verdad, pero la muerte es la única
verdad de la belleza.
Argullol hace una descripción de la esencia de la figura del héroe romántico, una identificación y una figura
de la identificación que el artista romántico forja dentro de sus obras, en las que, a través del protagonista y
sus creaciones, el artista muestra su forma de enfrentarse al mundo de la realidad identificado a sí mismo
como un héroe romántico. A pesar de que, en la creación, todos los caminos conducen a una total
autodestrucción del ser, a una absoluta búsqueda y construcción de la propia identidad, hace que la razón
romántica sea, por encima de todo, una razón trágica.
El nómada construye una visión y construcción del ser que todos los hombres, en algún momento
experimentamos, una construcción de la propia identidad, un viaje constante ante la siempre búsqueda del Yo,
tal como lo vemos en el viaje de Herder o en la vida de Haller en El lobo estepario, el hombre, el héroe
romántico, ve una completa necesidad de encontrar su identidad, este viaje entendido como objetivo, es un
viaje que parece estar en constante renovación, el objetivo, al igual que el amor, se aleja a medida en que cree
que se acerca a él.