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LA ERA VICTORIANA: LA ALTA SOCIEDAD

Durante la Era Victoriana existieron, como ocurre en cualquier período, diferentes


clases sociales. Por un lado estaban las clases sociales más altas, compuestas por
aquellos que tenían títulos nobiliarios o eran poseedores de grandes fortunas familiares.
Pertenecían a esta clase alta los miembros de las monarquías, los sacerdotes, los
aristócratas, etc.

La nobleza seguía estando en lo más alto de la


sociedad, poseedoras de grandes fincas y sobre todo, los
herederos de los valores sociales. La mayoría de ellos no
poseían grandes cantidades de dinero líquido, si en títulos y
posesiones, pero no en dinero efectivo, por lo que mucho de
ellos se vieron obligados a emparentar con la clase social que
lo tenía, la alta burguesía.

La alta burguesía eran los dueños de los grandes negocios


y de las grandes industrias, carentes de títulos pero con mucha necesidad de aparentar.
Muchos de estos nuevos ricos, tenían tal obsesión que llegaban a adquirir sus títulos
previo pago o bien a través de matrimonios de conveniencia.

Las mujeres de las clases sociales más altas nunca


trabajaban, ni siquiera en casa, ya que tenían
sirvientes. Por otro lado estaba la clase media, en la
que se podía distinguir la clase media-alta de la clase
media-baja. Cabe destacar que durante la Época
Victoriana era muy difícil cambiar de una clase
social a otra, y solo era un poco más común el pasar
de clase media-baja a media-alta o viceversa.

LA ERA VICTORIANA: LA CLASE MEDIA

Las clases medias principalmente dedicados al comercio de mayoristas, profesiones de


carácter liberal como podían ser los médicos o altos funcionarios. Esta fue la clase social
que dio lugar a la característica sociedad victoriana, adoptando principios puritanos donde
la vida ordenada y discreta, el metodismo religioso y las costumbres, unido a un fuerte
sentimiento político conservador.

Por su parte, la clase media baja estaba compuesta por


profesionales que habían logrado cierto éxito en el desempeño de
sus funciones. Si tenían suficiente éxito incluso podían pasar a
formar parte de la clase media alta.

LA ERA VICTORIANA: LA CLASE BAJA


Por su parte, la clase baja o clase obrera era la más numerosa de todas. La formaban
todas aquellas personas que trabajaban en las fábricas, merced al desarrollo de la
Revolución Industrial. También dentro de la clase obrera existían divisiones, pues
existían profesionales cualificados que estaban por encima de la mano de obra no
cualificada.

Dentro de las fábricas era también frecuente la presencia de


niños. Las altas tasas de mortalidad infantil fueron una de las
causas de que en la Era Victoriana la esperanza de vida apenas
alcanzase los 40 años. En esta clase baja también se solía
incluir a los sirvientes de la clase media alta o de la clase alta.

Con el paso de los años el número de personas dedicadas a


este tipo de servidumbre fue aumentando hasta llegar a superar el millón de personas.
Como decimos, eran considerados de clase baja, pero llegaban a tener más consideración
que la clase obrera si servían de forma fiel a una familia importante.

Cabe destacar que durante la Era Victoriana comenzó a


desarrollarse una marcada doble moral en la sociedad. El recato
y los modales exquisitos que se promulgaba desde la monarquía
eran frecuentemente violados por todas las clases sociales, tanto
en las más altas esferas como en los estratos más bajos.

LA ERA VICTORIANA: LA MUJER

En esta época, sin duda, la mujer comenzó a evolucionar como ser humano, porque
experimentó varios cambios en su forma de pasar el día a día, en comparación con las
otras mujeres de más antigüedad. Como ya sabemos, en la Edad Media, una mujer, podía
llega a ser poderosa, pero inexplicablemente, se le quitaron los poderes y se comenzó a
moldear otro tipo de mujer. En la era victoriana, se puso de moda aspirar a un modelo de
mujer al que la mayoría de las mujeres, aspiraban a ser, un modelo que luego, comenzó a
evolucionar.

LA ERA VICTORIANA: LA MUJER EN EL TRABAJO

Pocos trabajos había para las mujeres, ya que se les consideraba que estaban hechas
para cuidar de la casa, de la familia y que debían estar cuidándose personalmente,
siempre, para estar ideales consigo mismas y sus maridos. Pero entre la clase media baja,
las mujeres debían encontrar un trabajo, porque el
salario de su marido era más bien bajo.

El trabajo para los que se las solicitaba era en su


mayoría como sirvienta y tenía que estar bajo el
techo de sus jefes, además de cobrar muy poco. Si
no eran sirvientas, eran enfermeras, trabajaban
el algodón o comerciantes, trabajos que sólo se
les encargaba a ellas. Con el paso del tiempo, las
mujeres comenzaron a aspirar otros trabajos y se
convirtieron en maestras y cuando apareció en
1876 el teléfono, se crearon puestos en una centralita, para las llamadas, que llevaban
ellas.

Por desgracia, las mujeres con menos formación o analfabetas, tenían que dedicarse la
prostitución, que se exponían a problemas, porque se negaban a las reformas de la era.
Cuando no trabajaban y su único cometido era llevar adelante la casa, podría verse
un trato sexista, incrementado por la falta de independencia de la mujer, pero que según
se las había educado, se mantenían sumisas y actuaban como representantes o
secretarias de sus maridos.

LA ERA VICTORIANA – LA MUJER CASADA

Era el objetivo principal por el que se les


educaba. Desde pequeñas se les enseñaba a ser
calladas, inocentes y delicadas, casi indefensas,
para que el hombre se sintiese grande y protector.
Pero aun así, tenían que mostrar gran inteligencia y
gracia, para que también el marido, pudiese
presumir de ellas.

Se les entrenaba para que aprendiese a tocar uno o


varios instrumentos, para que hablasen otras
lenguas extranjeras y recibían clases de canto y de
baile. De esta manera, conociendo las
“características” de la aparecían muchos candidatos a ser sus maridos, para
luego obedecer sus órdenes en la casa. Se esperaba de ellas que fueran obedientes y que
siempre tuvieran la casa lista para su marido y que criaran a los niños ella sola.

En cuanto al patrimonio. Todo lo que fuera de ella, acababa siendo de él, en el momento
en que se casaran, pero gracias a la ley de propiedad de 1887, se le garantizó la ley
propiedad, de manera que en el caso de divorcio (que eran muy pocos), ella seguiría
teniendo derecho sobre sus hijos y sobre sus posesiones.

Le era victoriana no sólo trajo evolución poco a poco, para la mujer, sino que comenzó
a considerársela como algo más, recuperando sus derechos como persona e implicándose
más en una sociedad que estaba de cara al futuro. Puede que haya sido un poco cruda,
la era victoriana, pero se ve que progresó adecuadamente.

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