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2.

La familia y la cultura

La familia desempeña un rol significativo en la estabilidad de una sociedad, pues


cumple importantes funciones, como las siguientes:

- Transmisión de valores e ideales culturales a través de la socialización. Al


interior de la familia, los hijos aprenden el ejercicio y respeto a la autoridad, las
costumbres, las normas, la historia, el lenguaje, etc., propios del sistema
cultural de la sociedad a la que pertenecen. Esta función socializadora es
complementada por otros espacios como el grupo de amigos, la escuela, los
medios de comunicación, entre otros.

- Creación de los primeros lazos afectivos. Dentro de la familia, las personas


aprenden a expresar sus sentimientos y a valorar y querer el entorno social,
cultural y natural que los rodea.

La familia como transmisora de valores culturales

En una sociedad como la nuestra, con una amplia diversidad cultural,


encontramos también una gran variedad de costumbres familiares. Estas
costumbres se pueden apreciar en aspectos cotidianos como el tipo de comida que
preparan o consumen los pobladores (platos típicos, determinados productos,
etc.), las festividades a las que asisten o en las que participan (religiosas,
culturales), o las actividades que realizan (recreación, tradiciones, etc.).
Mantener esas costumbres refuerza la identidad familiar y cultural, y permite
reforzar los lazos de unión dentro de la sociedad.

Por otra parte, las familias también inculcan y reproducen valores culturales que
tienen que ver con las ideas y los hábitos. Esos valores se manifiestan en el tipo
de relaciones entre las personas, así como en las actitudes hacia la vida. Por
ejemplo, nuestro país tiene una tradición cultural patriarcal y machista, lo que
por lo general es reforzado con la formación que se da en las familias. Así, cuando
algunas madres enseñan a sus hijas a encargarse de las labores domésticas, pero
se lo prohíben a sus hijos porque no es “cosa de hombres”, entonces se está
reforzando ese machismo cultural. Esto significa que no todos los valores
culturales que se enseñan en la familia son positivos. Por lo tanto, deben ser
modificados.

La familia debe estar preparada para los cambios que ocurren en la sociedad y no
permitir que sus normas y costumbres e conviertan en situaciones rígidas.
Confrontar los valores culturales como los valores éticos universales es
importante para lograr ese objetivo.

Valores éticos en la familia

Los valores éticos son ideas que nos orientan en la vida y nos hacen comprender
y estimar a los demás. Se relacionan con la imagen que vamos construyendo de
nosotros mismos y con la idea de nuestro lugar en la sociedad. El primer espacio
donde aprendemos y aplicamos los valores es en la familia.

Según el filósofo José Ramón Fabelo, la relación entre la familia y los valores se
da en tres niveles:

- La familia es un valor en sí misma, porque como primera instancia formadora


de valores en la sociedad, su rol es insustituible. Ninguna institución social
(escuela, estado, iglesia) puede cumplir el rol que cumple la familia, en especial
en los primeros años de vida de la persona. La primera noción que tienen los
bebés y los niños sobre lo que es bueno y malo, correcto o incorrecto, parte de la
confianza absoluta que tienen en lo que sus padres les indican.

- La familia es un espacio en el que se instituyen valores, pues es allí donde se


ponen en práctica, se “oficializan”, los valores universales. En la vida cotidiana,
cada uno de los integrantes de la familia tiene la oportunidad de interrelacionarse
aplicando los principios éticos que aprenden tanto fuera como dentro del hogar.
De esa manera, las personas aprenden a hacer lo bueno o lo correcto no porque
haya una ley que lo diga, sino porque comprueban en la práctica que es la mejor
manera de lograr una convivencia civilizada y humana.

- La familia es un filtro de los valores sociales, porque mide la influencia que los
cambios morales de la sociedad genera en los individuos. Así, en muchos casos la
familia se convierte en el único freno para controlar a las personas que,
influenciadas por los medios de comunicación y los mitos sociales, desarrollan
actitudes inmorales. Pero esto también significa que la familia reproduce la crisis
de valores que hay en la sociedad, es decir, que la principal manifestación de que
una sociedad está perdiendo su visión étnica es la crisis de la familia.

3. Problemática familiar

En todas las familias se presentan problemas cotidianos. Por lo general, se


solucionan a través del diálogo o. sino son resueltos, no afectan de manera
significativa la estabilidad familiar. Estos problemas pueden ser originados por
la falta de recursos económicos, discusiones, malentendidos, etc.

Pero si los problemas se generan porque uno o más miembros de la familia dejan
de cumplir o desempeñar sus responsabilidades y obligaciones, originando con
ello que la familia se desestabilice, entonces hablamos de una problemática
familiar.

Factores que producen la problemática familiar

- Abandono del hogar por parte de uno de los padres. Sea cual fuere el motivo
del abandono, quien queda como jefe de familia (padre o madre) debe asumir la
responsabilidad de ser el sustento material, moral y emocional para sus hijos.
Esto implica tener que hacer cambios para cubrir las carencias que se originan.
Por ejemplo, trabajar más horas, distribuir las tareas con los demás miembros de
la familia, etc. esta situación afecta emocionalmente a los hijos, causando en ellos
preocupación, enojo, ansiedad e incluso cierto sentido de culpabilidad.

- Consumo de sustancias como alcohol y drogas. Esta práctica puede darse tanto
en los padres como en los hijos y derivar en peligrosas adicciones. Genera
situaciones de violencia familiar (agresión física y psicológica, en especial a los
miembros más débiles de la familia), falta de recursos económicos (el dinero que
debía ser para la familia se malgasta en la compra de estas sustancias), ausencia
del hogar por varios días (el adicto sale a consumir y no regresa hasta que está
cansado, necesite alimentación o más dinero), entre otras.

- Situaciones de violencia familiar. Pueden presentarse en diferentes formas:


agresión de uno de los padres al otro; de uno de los padres o de ambos a los hijos;
de los hijos a los padres o entre los hijos. Suelen ser frecuentes y en muchas
ocasiones son motivos claros. Pueden ser agresiones físicas (golpes, empujones,
etc.) o psicológicas (insultos, humillaciones, malos tratos, etc.).

Actitudes ante la problemática familiar

Los integrantes de la familia no tienen la misma respuesta ante las situaciones


problemáticas:

Cuando son los padres los que generan estas situaciones, los hijos suelen asumir
las siguientes actitudes:

- Responder con madurez (dependiendo de la edad) ante la situación, y ser un


apoyo para que la familia marche de la mejor manera.

- Evaluar a los padres como malos modelos por sus conductas inadecuadas, y
manifestar su rechazo desobedeciéndolos.

- El adre o la madre que no tiene estas conductas es apoyado(a) o defendido(a) en


algunos casos, pero en otros es rechazado(a) por considerarlo culpable de la
situación de su cónyuge.

Cuando los hijos son los que generan estas situaciones, los padres suelen asumir
alguna de estas actitudes:

- Culparse por no haber orientado bien a sus hijos

- Responsabilizar al otro cónyuge por lo que está pasando en el hogar.

- Someterse a la voluntad del hijo, creyendo que así mejorará la situación.

La funcionalidad o disfuncionalidad de la familia ante las situaciones


problemáticas dependerá del diálogo, de la comprensión y del afecto que exista
entre sus integrantes.

Crisis y oportunidad en la familia


Al interior de la familia se producen situaciones inesperadas y conflictos.
Dependiendo de cómo actúen sus miembros frente a estas situaciones, se pueden
originar cambios que favorezcan o desestabilicen la dinámica familiar.

Una crisis familiar puede ser superada si la familia reúne estas condiciones:

- Cohesión. Implica que los miembros de la familia se den ayuda, afecto y


confianza entre sí porque todos se sienten parte de un proyecto común.

- Flexibilidad. La organización interna de la familia debe permitir cambios en los


roles y reglas cuando estos no funcionan para afrontar nuevas situaciones.

- Adaptabilidad. Es la capacidad de adaptarse a los cambios de la sociedad que


influyen en la familia.

- Permeabilidad. Ante un problema inmanejable, se debe permitir el apoyo de


otra familia, de amigos cercanos o de la sociedad (Estado, Iglesia, profesionales,
etc.).

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