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V ENCUENTRO DE DOCENTES, ESTUDIANTES Y GRADUADOS DE

CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

El campo de las Ciencias de la Educación:


Desafíos, experiencias, reflexiones y propuestas a inicios del siglo XXI.

I ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE EDUCACIÓN


UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA
FACULTAD DE HUMANIDADES
ESCUELA DE CIENCIAS DE LA EDUCACION

Ciudad de Salta, 18, 19 y 20 de noviembre de 2015

LA LEY 24.660 Y LA VIDA DE LAS MUJERES PRIVADAS DE LIBERTAD EN


LAS INSTITUCIONES PROVINCIALES Y FEDERALES

Bertorello, Johanna Natalí


MESA: “EDUCACIÓN EN CONTEXTOS DE ENCIERRO”1

Resumen

Este trabajo surge a partir del cursado de un seminario llamado: “Educación en Contextos de
Encierro”. El tema a abordar es la diferencia entre las cárceles provinciales y las cárceles
federales en cuanto a la manera de implementar la ley 24.660, sobretodo el artículo 195 que
trata acerca de que la interna podrá retener consigo a sus hijos menores de cuatro años.
Cuando se encuentre justificado, se organizará un jardín maternal a cargo de personal
calificado.
Tanto en las cárceles provinciales como en las cárceles federales, se alojan a extranjeras
detenidas en las fronteras, en su gran mayoría acusadas por delitos de tráfico o contrabando
de drogas. En este sentido, la cercanía con sus países de origen y la posibilidad de recibir a sus
familiares resulta un factor determinante para que no soliciten el traslado a otra unidad, a
pesar de la precariedad estructural de estas prisiones.
Para comprender la ley sobre los derechos humanos y/o derechos que tienen las mujeres
privadas de libertad tendré presente lo que afirma BOBBIO: “los derechos surgen como
respuestas a formas de opresión y de deshumanización, que hoy son provocadas por el
vertiginoso crecimiento del poder manipulador del hombre sobre sí mismo y sobre la
naturaleza”. Por tanto, es posible identificar tres dimensiones de los derechos humanos: a) la
histórica, b) la moral, c) el jurídico institucional. Son derechos históricos en el sentido de que
su surgimiento depende de determinadas circunstancias, que en general se caracterizan por
“luchas por la defensa de nuevas libertades contra viejos poderes”.

Palabras claves: Cárcel; Madres; Hijos; Derechos Humanos.

1
AL NO TENER LA 2ª circular, no sé como es el nombre exacto del eje temático.
Resumen Ampliado

Este trabajo surge a partir del cursado de un seminario llamado: “Educación en Contextos de
Encierro”. El tema a abordar es la diferencia entre las cárceles provinciales y las cárceles
federales en cuanto a la manera de implementar la ley 24.660, sobretodo el artículo 195 que
trata acerca de que la interna podrá retener consigo a sus hijos menores de cuatro años.
Cuando se encuentre justificado, se organizará un jardín maternal a cargo de personal
calificado.
Podemos decir que la cárcel fue el instrumento para dar “cuerpo, contenido y sentido” a los
impulsos punitivos de las sociedad, de ahí la consistente identificación o relación que hacemos
de castigo con la cárcel2. Por tanto, afirma Mamaní Gareca que la cárcel mantiene sus
dominios sobre los descarriados, sobre aquellos con los que la sociedad no sabe qué hacer, y
solo se interés por ellos cuando se siente afectada por su existencia delictiva.
Por otro lado, se dice que el sistema de persecución penal recae sobre un grupo de mujeres
altamente heterogéneo. Un dato significativo al respecto es que existe un alto índice de
extranjeras en la población carcelaria femenina, que conforman casi la mitad
del total de presas (48%). Este dato confirmaría que existe una creciente participación
femenina en las redes internacionales de tráfico de estupefacientes. En relación con la edad de
las detenidas, tanto en el caso de las argentinas como en el de las extranjeras, en promedio
tienen 36 años, lo cual confirma la tendencia a una población penitenciaria femenina
más longeva que la masculina.
Tanto en las cárceles provinciales como en las cárceles federales, se alojan a extranjeras
detenidas en las fronteras, en su gran mayoría acusadas por delitos de tráfico o contrabando
de drogas. En este sentido, la cercanía con sus países de origen y la posibilidad de recibir a sus
familiares resulta un factor determinante para que no soliciten el traslado a otra unidad, a
pesar de la precariedad estructural de estas prisiones.
En cuanto a la infraestructura de la cárcel federal de Salta, está compuesta por tan sólo dos
pabellones de alojamiento colectivo y un patio con techo de chapa. Las dimensiones de los
pabellones son tan pequeñas que las once camas existentes –cinco de las cuales son cuchetas–
apenas dejan lugar para que quepan paradas todas las presas, sin la posibilidad de tener una
mesa o sillas. La precaria infraestructura de la Unidad Nº 23 no cumple el objetivo rector de la
agencia penitenciaria, que consiste en mantener a las personas bajo su custodia con el fin de
“resocializarlas” mediante un tratamiento. En efecto, sólo existe en ella una oficina

2
Mamani Gareca, Victor Hugo “La cárcel” en LA CÁRCEL. INSTRUMENTO DE UN SISTEMA FALAZ. UN
INTENTO HUMANIZANTE. Edit. Lumen Humanitas. pág 28
administrativa, y no se desarrolla ninguna de las actividades propias del tratamiento
penitenciario, lo que hace de este presidio un mero espacio de encierro o depósito de
personas.
Para ahondar en el tema central es necesario citar el Prólogo del texto “MUJERES PRIVADAS DE
LIBERTAD LIMITACIONES AL ENCARCELAMIENTO DE LAS MUJERES EMBARAZADAS O CON
HIJAS/OS MENORES DE EDAD” ya que comienza diciendo: “El número de mujeres que sufre
prisión en nuestro país está creciendo a un ritmo preocupante. Las estadísticas del Servicio
Penitenciario Federal demuestran que mientras en el año 1995 el número de mujeres privadas
de libertad en cárceles federales era de 5621, en el año 2008 la cifra asciende a
10192. A ello se suma que en los últimos años, merced a la ausencia de políticas públicas que
garanticen de una manera más eficaz el interés superior del niño, el encarcelamiento de las
mujeres estuvo acompañado por el encierro de sus hijas o hijos menores de cuatro años. En la
actualidad, en el ámbito del Servicio Penitenciario Federal, 86 niñas y niños se encuentran
tras las rejas acompañando a sus madres”.
Con la anterior afirmación podemos decir que los niños y madres permanecen en
establecimientos carcelarios ocurren no solamente en Argentina, sino también en otros países,
de manera que, considerando toda la normativa nacional e internacional de protección
integral de los derechos de NNyA y tratándose de una problemática multidimensional, con
enfoque en la sociología jurídica, se pone en evidencia los derechos garantizados y la necesaria
interdependencia de las políticas públicas con el servicio de justicia, que tiene que ver con el
vinculo madre-hijo y la obligación del Estado de favorecer el desarrollo y el fortalecimiento del
vínculo familiar.
Por otra parte, “para las mujeres extranjeras con hijos menores de 4 años, que sus niños
permanezcan en la cárcel no es una opción sino, más bien, una circunstancia inevitable. La
falta de arraigo y de relaciones con personas de nuestro entorno genera que sean las únicas
que puedan cuidar de sus niños y, en consecuencia, estos se ven forzados a sufrir el
encarcelamiento con ellas.”
El art. 37 de la Convención de los Derechos del Niño establece en particular, que “Ningún niño
sea sometido a torturas ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”. El art. 20
de la ley 26.061 establece a su turno que “Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a ser
respetados en su dignidad, reputación y propia imagen”. El mismo principio es receptado en el
art. 22, que exige respetar “la dignidad como sujetos de derechos y de personas en desarrollo;
a no ser sometidos a trato violento, discriminatorio, vejatorio, humillante, intimidatorio; a no
ser sometidos a ninguna forma de explotación económica, torturas, abusos o negligencias,
explotación sexual, secuestros o tráfico para cualquier fin o en cualquier forma o condición
cruel o degradante. Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a su integridad física,
sexual, psíquica y moral” (art. 9). El mismo principio informa también otras normas del bloque
normativo protector de los niños, como el que exige condiciones dignas y equitativas para la
crianza del niño o niña (art. 18 de la ley 26.061).
Podríamos decir entonces que, el niño es libre en un contexto de privación de Libertad, ya que
solamente la que está castigada y alejada de la sociedad es la madre que ha cometido un
delito. Pero, ¿hasta que punto, el niño, es libre? Si no puede expresar su sentimiento de dolor
cuando le sucede algo, ya que su madre evita su llanto para que las demás presas no se
alteren.
Para comprender la ley sobre los derechos humanos y/o derechos que tienen las mujeres
privadas de libertad tendré presente lo que afirma BOBBIO: “los derechos surgen como
respuestas a formas de opresión y de deshumanización, que hoy son provocadas por el
vertiginoso crecimiento del poder manipulador del hombre sobre sí mismo y sobre la
naturaleza”. Por tanto, es posible identificar tres dimensiones de los derechos humanos: a) la
histórica, b) la moral, c) el jurídico institucional. Son derechos históricos en el sentido de que
su surgimiento depende de determinadas circunstancias, que en general se caracterizan por
“luchas por la defensa de nuevas libertades contra viejos poderes”.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha establecido que el encarcelamiento genera
un estado de vulnerabilidad en el cual es más factible que se verifiquen afectaciones a la
integridad personal y habilita a examinar en forma exhaustiva si las condiciones de encierro de
una persona ocasionan un deterioro en su integridad física, psíquica o moral. Para la CIDH, es
importante extremar los recaudos para que la privación de la libertad no afecte el derecho a la
salud.
El Comité de los Derechos del Niño, órgano que supervisa la implementación de la Convención
sobre los Derechos del Niño, en 2005 empezó a dedicarse al tema, enfocando en el impacto
que encarcelar a las mujeres puede tener sobre el cumplimiento o incumplimiento de los
derechos de los niños, tanto en las situaciones de convivencia dentro del cárcel como en los
casos de separación madres-hijos, porque ellas han sido encarceladas (Noemí Lora, año 2012).
Por tanto, se dice que la permanencia de los niños con las madres en establecimientos
carcelarios genera diversos conflictos El evidente e importante es la vulneración de los
derechos humanos de los niños en tanto sujetos de derechos. Pero, la separación de las
madres encarceladas de sus hijos, interrumpe el vínculo familiar, tan importante para el
desarrollo pleno y saludable de los niños. Este vínculo familiar interrumpido, se extiende a los
demás componentes de la familia, incluso los hermanos, que de la misma forma, se ven
privados de la convivencia familiar.
Entonces, es necesario pensar en la opción de la prisión domiciliaria, no solo para evitar la
interrupción del vinculo familiar, sino también para que los niños puedan ejercer sus derechos
con plena Libertad.
Se entiende por prisión domiciliaria como modalidad de ejecución de la pena privativa de la
libertad o también puede operar como medida cautelar durante el desarrollo del proceso
penal en reemplazo de la prisión preventiva. No debe ser concebida como un beneficio cuya
concesión depende del arbitrio discrecional del tribunal, sino que los magistrados están
obligados a otorgarla cuando se verifican los requisitos para su procedencia o se acreditan
extremos que hacen inviable el cumplimiento de la detención preventiva o de la pena en un
establecimiento carcelario.
La prisión domiciliaria está prevista en el artículo 10 del Código Penal, el cual establece que las
mujeres honestas y las personas mayores de sesenta años o valetudinarias que tengan que
cumplir penas de prisión que no excedieran de seis meses, podrán ser detenidas en sus
domicilios. En referencia a esta normativa, el artículo 314 del Código Procesal Penal de la
Nación dispone que, de verificarse las hipótesis reguladas en el Código Penal, el arresto
domiciliario es una alternativa a la prisión preventiva.
Además de estos supuestos, la ley 24.660 –Ley de Ejecución Penal- establece que la persona
que padezca una enfermedad incurable en período terminal o que tenga más de setenta años
podrá cumplir la pena impuesta en detención domiciliaria3
Finalmente, podemos decir que el aspecto esencial para el pleno desarrollo de las niñas y niños
es el vínculo con sus progenitores. En este sentido, resulta fundamental el contacto de la
madre con las hijas o hijos en los primeros años de vida. Esta importancia es reconocida por
diversos instrumentos internacionales de derechos humanos, en particular por la Convención
sobre los Derechos del Niño4. Correlativamente, se reconoce también el derecho de los padres

3
El art. 2 del decreto 1058/1997 especifica que se considera enfermedad terminal a la que, conforme a
los conocimientos científicos y medios terapéuticos disponibles, no pueda interrumpirse o involucionar
y de acuerdo con la experiencia clínica lleve al deceso del interno en un lapso aproximado de seis meses.
4
La Convención de los Derechos del Niño reconoce en su Preámbulo que «el niño, para el pleno y
armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la familia». En consecuencia, la
CDN recoge este principio fundamental en numerosas disposiciones. En el artículo 5º se establece que
los Estados respetarán las responsabilidades, los derechos y los deberes de los padres o, en su caso, de
los miembros de la familia ampliada. En el artículo 7.1 se reconoce el derecho del niño o niña a «conocer
a sus padres y a ser cuidado por ellos». También se obligó el Estado en el art. 8.1 a «respetar el derecho
del niño a preservar su identidad, incluidos la nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares de
conformidad con la ley sin injerencias ilícitas». La misma norma dispone que «incumbirá a los padres...
la responsabilidad primordial de la crianza y el desarrollo del niño.» Sobre esta cuestión, la Corte IDH
concluyó que «el niño debe permanecer en su núcleo familiar, salvo que existan razones determinantes,
en función del interés superior de aquél, para optar por separarlo de su familia», OC Nº 17/2002, del 28
de agosto de 2002. Otros tratados internacionales de derechos humanos reconocen igualmente que la
a que no se los separe de sus hijas o hijos contra su voluntad5, salvo casos excepcionalísimos
en que se los podrá privar del ejercicio de la patria potestad mediante una resolución judicial
en tal sentido. Por tanto, el encarcelamiento de un niño solo debe ser contemplado cuando no
haya más opción, para evitar el incumplimiento de los derechos resguardados por las normas
del derecho internacional de los derechos humanos, como son el derecho a la vida, a la salud,
a la intrascendencia de la pena, así como también los principios que exigen el cuidado especial
de las niñas y niños.

familia tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado: PDCYP, art. 23; PIDESC, art. 10; CADH,
art. 17; DUDH, art. 16.
5
Convención de los Derechos del Niño, art. 9.1.

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