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La universidad en el siglo XXI

Introducción
La presente ponencia pretende sintetizar un vasto campo de reflexiones
sobre la educación en general, pero específicamente la de nivel superior,
dentro del contexto social y político en que actualmente se desenvuelve, a
fin de justificar la nueva misión que, a nuestro juicio, compete a la
Universidad en la sociedad global del conocimiento. Pero antes de ingresar
al desarrollo de estos temas consideramos pertinente exponer nuestros
puntos de vista sobre algunos conceptos fundamentales para la mejor
comprensión de nuestras propuestas. Por educación formal entendemos el
esfuerzo social organizado tendiente a la gestión del potencial humano para
lograr su máximo desenvolvimiento, sobre el supuesto de que todos los
seres, y especialmente el hombre, están animados por un impulso
permanente de desarrollo de sus capacidades y habilidades, al cual
llamamos trascendencia.

La Universidad, instrumento de cambio

El origen y destino de la Universidad se entreteje en la compleja trama del


tejido social porque la educación superior es producto de fuerzas vitales que
empujan al desarrollo, a la vez que impulso intelectual y volitivo de
transformación social.

En la Baja Edad Media surgen las universidades europeas para plantear y


resolver los problemas de entonces: el tránsito de la organización feudal a
la vida urbana, promoviendo el necesario equilibrio entre la Iglesia y las
nacientes instituciones civiles, a través de la reelaboración del Derecho
romano como instrumento para dirimir los conflictos con independencia del
canon eclesiástico.

En el Renacimiento, cuando Europa redescubrió el pensamiento filosófico y


científico de la antigüedad y encaró el reto de descubrir la verdad a través
de la experiencia, las universidades pioneras de Bolonia y París tipificaron
las dos funciones principales que las universidades deberían desempeñar en
el curso de su historia: por un lado, establecer los cimientos teóricos del
conocimiento impartido, sometiéndolo a un análisis crítico y expandiéndolo;
y por otro, suministrando la capacitación teórica para la solución práctica de
los problemas importantes de la sociedad

A finales del siglo XVIII apareció un concepto de enseñanza que las


universidades tradicionales eran incapaces de proveer, en virtud de que el
nuevo conocimiento debería ser productivo y su utilidad medida en términos
de la eficiencia de sus aplicaciones prácticas. Frente a esa exigencia, el
modelo de la Universidad de Berlín propuesto por W. Von Humboldt y aún
vigente en alguna medida, aportó la solución al confirmar:
 La función de las universidades como depositarias del conocimiento
puro -la búsqueda de la verdad-, pero sin excluir el aspecto práctico,
en la convicción de que la adquisición del conocimiento es, en sí
misma, un proceso educativo
 Una educación universitaria que capacita a los estudiantes para
adquirir conocimientos y busca producir al mismo tiempo nuevo
conocimiento

La cultura científica

Las convicciones determinan la conducta individual y las ideologías mueven


a los pueblos. El meollo de la cultura moderna es el pensamiento científico
conformado por los paradigmas de la ciencia provenientes de los siglos XVI
y XVII, de manera que es allí donde debemos buscar la fuente de nuestras
contradicciones llevadas al extremo por al recurso formidable de la
tecnología para otorgar realidad a nuestros pensamientos

La noción científica de la realidad tiene sus orígenes en la revolución del


pensamiento del siglo XVI

 Sir Francis Bacon con el propósito de conferir al hombre poder sobre


la Naturaleza, postuló la ciencia como posibilidad de predecir para
poder actuar, fundada exclusivamente en la observación y
experimentación de los hechos que pueden ser captados por los
sentidos. “Es necesario poner a la Naturaleza sobre el potro de
tormento para arrancarle sus secretos”
 René Descartes habría de avanzar por este camino postulando la
división absoluta e infranqueable entre materia y espíritu
 Newton en el siglo XVII impone la necesidad de descomponer los
objetos en sus partes constitutivas para estar en aptitud de
conocerlos, erigiendo el método analítico en el instrumento de la
ciencia
La educación holista

La educación holística tiene como objetivo el desarrollo del potencial


humano y parte de la base de que el ser humano posee una capacidad
ilimitada para aprender y que el aprendizaje es un proceso vivencial,
experiencial. Está basada en un conjunto de principios sobre la inteligencia,
el aprendizaje, el ser humano, la sociedad y el universo, principios que nos
enseñan una nueva forma de ver la realidad y que han surgido sobre todo
de las nuevas “Ciencias de la Complejidad”.

La Declaración de Venecia formulada por la UNESCO en 1986 (Dr. Ramón


gallegos, 2001), contiene reflexiones sumamente valiosas para lograr el
cambio educativo en el siglo XXI, entre las cuales destacan las siguientes:

 Nos encontramos en una profunda revolución en el campo de la


ciencia.
 Existe una gran brecha entre la nueva ciencia y los valores que
siguen prevaleciendo en la filosofía, las ciencias sociales y la vida en
las modernas sociedades.
 Esta discrepancia es un profundo peligro para la supervivencia de la
vida sobre la Tierra.
 El conocimiento científico actual ha alcanzado un punto donde puede
empezar a integrarse con otras formas de conocimiento, como las
tradiciones, la espiritualidad, etc.
 La nueva ciencia abre una nueva visión de la humanidad.
 La nueva ciencia propone el modelo transdisciplinario.
 La manera convencional de enseñar la ciencia a través de una
presentación lineal enmascara la separación entre la ciencia de
frontera y las visiones obsoletas del mundo.
 Existe la angustiosa necesidad de nuevos métodos educativos que
surjan de lo más nuevo del progreso científico.
 Aplicar esta visión es esencial.

Conclusiones

A la educación universitaria le corresponde el papel estelar en el escenario


previsto para los próximos años. Ella debe constituir la punta de lanza de la
educación holista a la que corresponda el desarrollo de la nueva cultura

 El porvenir del mundo depende del futuro que seamos capaces de


abrirle a la educación.
 La revolución de los paradigmas ofrece la oportunidad de desarrollar
a través de la educación holista el potencial humano para ingresar a
la sociedad creativa.
 La Universidad debe retomar su función de liderazgo en la actual
coyuntura de cambio de cultura.

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