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A MI MADRE

Carlos Díaz Cubas

Esa mujer que con su vida enfrentó a la muerte


sin armas, sin arte, sin temor, sin cobardía,
aferrada en el tesoro que llevaba en su vientre
sigue compartiendo sus ilusiones todavía.

Esa mujer que en sus brazos me sostuvo


es el bastión paladín de mi ideal
todo ha dado y nada quiere en recompensa
con el más puro y tierno amor maternal.
Ella iluminó el rumbo de mi vida
con su alma y su amor que reverbera
por sus sabios consejos y enseñanzas
es mi ángel, mi maestra, mi lumbrera.

Es la inefable luz de primavera


que ha marcado huellas imborrables en mi vida
por el fuego abrazador de sus caricias
es mi estrella desde el cielo bendecida.

Esplendorosa perla de azucenas revestida


corazón más santo de pureza cristalina
en mi pensamiento tu rostro está presente.
y mi alma la llevo grabada eternamente.

Sus ojos son dos luceros que me miran tiernamente


y me transmiten su ilusión y su cariño
porque soy el amor de sus amores
con esmero me ha cuidado desde niño.

Con qué puedo comparar su inmenso amor,


si en el mundo no hay tesoro que le iguale
ni .la flor con ser flor iguala su hermosura
jamás habrá otro ser que la vida nos regale.

Se ha mostrado tan inquieta, tan activa,


soñadora y hacendosa de excelencia
por sus logros alcanzados en la vida
yo le admiro y le juro reverencia.

Por la grandeza de esa flor inmarcesible


el mundo ha proclamado con orgullo su existencia
por ser la protagonista de mi vida
y bañar con sus perfumes mi inocencia.

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