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1 author:
Jean-Marie Barbier
Conservatoire National des Arts et Métiers
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SEE PROFILE
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1
Nombre
d'entrées
ne
comportent
en
effet
pour
le
moment
qu'une
proposition
de
définition.
1
No
se
trata
de
un
diccionario
del
lenguaje
sabio
a
propósito
de
la
acción,
es
una
herramienta
susceptible
de
permitir
a
todos
los
que
la
utilizan,
a
menudo
profesionalmente,
la
terminología
de
la
acción
para
cuestionarse
las
herramientas
que
usan.
El
interés
por
el
trabajo
sobre
los
conceptos
de
todos
los
días
puede
también,
creemos,
favorecer
la
adopción
por
los
profesionales
y
los
prácticos
de
una
postura
de
análisis
y
eventualmente,
de
investigación.
Las
definiciones
propuestas
se
presentan
en
principio
como
herramientas
generadoras
de
saberes
más
que
como
saberes
propiamente
dichos.
Es
a
este
título
que
pueden
ser
utilizadas
por
los
actores
más
diversos.
Este
vocabulario
ha
sido
concebido
como
algo
práctico,
precisamente
para
ser
fácilmente
utilizable.
Los
textos
son
cortos
y
las
citas
deliberadamente
pocas.
No
hay
más
que
algunas
repeticiones
y
están
estructuradas
en
torno
a
entradas
clasificadas
por
orden
alfabético
aún
si
se
podía
haber
procedido
a
reagruparlas
de
otra
manera.
Nos
ha
parecido
que
la
coherencia
global
no
hubiera
mejorado
de
esa
manera
y
que
era
preferible
hacer
múltiples
enlaces
manifestando
y
operacionalizando
esta
coherencia
(enlaces
señalados
en
itálica
en
el
cuerpo
del
texto).
Entre
muchas
deudas
que
reconoce,
el
autor
de
este
vocabulario
no
podría
terminar
este
prólogo
sin
mencionar
los
ricos
saberes
inscritos
en
las
construcciones
etimológicas,
huellas
de
conceptualizaciones
olvidadas,
capitales
para
su
propósito,
ni
el
trabajo
fundador
y
todavía
irremplazable
del
Vocabulario
crítico
y
técnico
de
la
filosofía
de
Lalande,
aparecido
por
primera
vez
en
1926
y
luego
regularmente
reeditado,
obra
que
ilustra
el
aporte
esencial
del
posicionamiento
filosófico
à
partir
del
cual
se
trata
de
trabajar
en
torno
a
los
marcos
ordinarios
de
pensamiento
y
de
acción.
Jean-‐Marie
Barbier
ALGUNAS
CUESTIONES
PREVIAS
Constituido
con
palabras
a
las
cuales
se
asocian
de
manera
convencional
definiciones
construidas
con
el
fin
de
identificar,
comprender
o
interpretar,
un
vocabulario
de
análisis
ha
sido
producido
él
mismo
a
través
de
una
actividad
que,
para
ser
apreciado,
debe
él
también
ser
restituido
a
su
contexto,
su
historia,
en
las
opciones
epistemológicas,
teóricas,
metodológicas
y
sociales
que
le
subyacen,
y
en
sus
implicaciones
metodológicas
y
sociales.
Tratándose
del
vocabulario
que
viene
a
continuación,
estas
condiciones
y
opciones
pueden
ser
resumidas
de
la
siguiente
manera.2
El
análisis
de
las
actividades
es
una
‘cuestión
viva’
socialmente.
Interesa
directamente
a
los
profesionales
de
los
‘oficios
sobre
los
oficios’
(formación,
acompañamiento,
consejo,
ingeniería,
auditoría,
coaching,
desarrollo
de
competencias,
organización,
experticia…
etc.)
que
enfrentan
diariamente
una
fuerte
demanda
social
de
2
Voir
aussi:
BARBIER
J-‐M.
(2001)
La
constitution
de
champs
de
pratiques
en
champs
de
recherches,
in
:
BEAUDOIN
J-‐M.,
FRIEDRICH
J.
(2001)
Théories
de
l'action
et
éducation,
Raisons
éducatives,
305-‐317.
BARBIER
J-‐M.,
DURAND
(2003)
L'analyse
de
l'activité
:
approches
situées,
Recherche
et
Formation,
42,99-‐
117.
2
mejores
conocimientos
ya
no
solamente
sobre
las
actividades
prescritas,
sino
sobre
las
actividades
reales.
Esta
demanda
emana
a
la
vez
de
las
organizaciones,
que
pueden
ver
allí
una
posibilidad
de
mejora
de
los
desempeños,
y
de
los
mismos
sujetos
implicados
que
pueden
ver
allí
la
ocasión
de
una
puesta
en
representación
y
una
puesta
en
palabras,
por
ellos
mismos
y
por
otros,
de
lo
que
constituye
su
identidad
y
su
profesionalidad.
Interesa
directamente
y
por
igual
a
los
entornos
de
enseñanza
profesional
superior,
donde
se
ven
desarrollarse
nuevos
campos
de
investigación,
de
formación
y
de
intervención
correspondientes
a
distintos
campos
de
actividades:
investigaciones
en
gestión,
en
ergonomía,
en
educación,
en
comunicación,
en
trabajo
social,
en
terapia,
en
salud,
en
‘ciencias
del
ingeniero’,
por
ejemplo.
El
análisis
de
las
actividades
aparece
allí
a
la
vez
como
una
herramienta
de
investigación,
como
una
herramienta
de
formación
(formar
a
partir
del
análisis
de
lo
vivido)
y
como
una
herramienta
de
transformación
de
la
acción.
Este
análisis
interesa
finalmente
a
numerosos
actores
de
los
medios
de
investigación
propiamente
dichos,
sensibles
al
pasaje
de
un
paradigma
en
el
cual
la
investigación
aparece
como
una
producción
de
saberes
sobre
el
funcionamiento
del
mundo
y
la
acción
como
una
aplicación
de
esos
saberes,
a
un
paradigma
que
concibe
la
investigación
como
acompañando
los
procesos
de
transformación
del
mundo
y
teniendo
que
ver
con
estos
procesos.
Por
fuera
de
las
ciencias
humanas,
se
aprecia
un
interés
en
relación
a
la
dinámica
de
los
sistemas.
Todo
sucede
como
si
un
interés
social
nuevo
se
desarrollara
en
torno
a
un
mejor
conocimiento
de
los
cambios,
de
las
evoluciones,
de
las
dinámicas.
Por
nuestra
parte,
estimamos
desde
hace
ya
tiempo
que
la
construcción
de
arquitecturas
conceptuales
comunes
a
diferentes
campos
de
investigación
correspondientes
a
campos
de
prácticas
podría
dar
lugar
a
la
constitución
de
comunidades
científicas
más
amplias;3
en
un
primer
momento
podremos
hablar
de
antropología
de
las
prácticas,
y
muy
particularmente
de
antropología
de
las
prácticas
profesionales.
El
interés
por
el
análisis
de
la
actividad
corresponde,
para
el
autor
de
este
vocabulario
a
una
cuádruple
experiencia:
-‐
Experiencia
directa
de
investigaciones
individuales
y
colectivas
‘en
inteligibilidad’
sobre
las
actividades
de
formación,
sobre
las
actividades
de
investigación,
sobre
las
actividades
de
conducción
de
acciones,
y
más
recientemente,
sobre
las
actividades
de
dirección,4
es
decir,
sobre
objetos
profesionales
que
se
ocupan
más
bien
de
un
objeto
de
discurso
que
de
un
discurso
de
intención
científica.
-‐
Experiencia
de
formación
de
profesionales
de
la
formación
y
de
desarrollo
de
competencias,
fundada
sobre
la
hipótesis
de
que
el
análisis
por
los
practicantes
de
sus
propias
actividades
puede
constituir
una
herramienta
de
profesionalización.
-‐
Conjuntamente
experiencia
de
dirección
de
un
laboratorio5
que
define
su
objeto
en
relación
a
un
campo
de
actividades,
para
el
caso
la
formación
de
adultos,
y
de
una
formación
en
investigación
(master
europeo
y
doctorado)
orientados
en
el
mismo
sentido.6
-‐Finalmente,
experiencia
de
iniciativas
institucionales
(edición,
manifestaciones
científicas
y
profesionales,
dispositivos,
redes),7
que
tienen
más
generalmente
por
intención
articular
investigación
y
profesionalización,
desde
lo
científico,
lo
profesional
y
lo
social.
3
BARBIER
J-‐M.(2001)
La
constitution
de
champs
de
pratiques
en
champs
de
recherche,
voir
supra
ibidem.
4
www.cnam-‐crf.org/mrpp/
page
d'accueil,
cliquer
Jean-‐Marie
barbier,
notamment
BARBIER
J-‐M.,
CHAUVIGNE,
VITALI
M.-‐L.,
Coord.
(2011,
à
paraitre)
Diriger,
un
travail,
Paris,
L'Harmattan,
Action
et
Savoir+Recherches.
5
Le
Centre
de
Recherche
sur
la
Formation
du
Cnam
(CRF-‐CNAM),
adresse
du
site
supra.
6
Le
Master
Européen
de
Recherche
sur
la
Formation
des
Adultes
(MERFA).
7
Notamment
la
Maison
de
la
Recherche
sur
les
Pratiques
Professionnelles,
coordonnée
par
Marie-‐Laure
Vitali
et
dirigée
par
l'auteur,
et
l'Institut
Européen
de
Recherche
sur
la
Formation
et
l'Analyse
des
Activités
(IERFA)
cofondé
avec
Etienne
Bourgeois
avec
la
participation
de
trente
institutions
universitaires
ou
d'enseignement
supérieur.
3
En
el
campo
del
análisis
de
las
actividades
en
lo
esencial,
la
conformación
del
objeto
está
dada
por
sus
actores.
-‐
Un
campo
de
acción
humana
se
define
antes
que
nada
como
un
campo
de
intenciones
detentadas
por
sus
actores,
y
se
delimita
por
estas
intenciones.
El
campo
de
la
formación,
por
ejemplo,
puede
ser
caracterizado
como
un
espacio
que
tiene
específicamente
por
intención
la
de
producir
capacidades
susceptibles
de
ser
transferidos
en
otros
espacios.
Como
todos
sabemos,
nada
garantiza
esta
producción
ni
esta
transferencia,
que
pueden
no
tener
lugar.
Lo
mismo
para
las
prácticas
terapéuticas,
que
se
analizan
como
intervenciones
sobre
procesos
vitales,
pero
que
no
se
confunden
con
ellos;
o
mejor
aún,
las
prácticas
de
comunicación,
que
pueden
ser
analizadas
como
ofertas
de
significaciones
con
la
intención
de
influenciar
al
otro,
pero
esas
significaciones
difieren
de
las
construcciones
de
sentido
efectivas
que
se
operan
en
los
destinatarios.
El
objeto
emblemático
del
análisis
de
las
actividades
es
ciertamente
la
noción
de
acción,
definida
en
este
vocabulario
como
lo
que
a
los
ojos
de
un
sujeto
constituye
una
unidad
significativa
de
sus
actividades.
-‐
Estos
objetos
pueden
difícilmente
evitar
la
cuestión
de
lo
que
constituye
su
carácter
inédito,
singular.
La
emergencia
de
actividades
en
situación,
los
sentidos
que
construyen
los
sujetos
en
torno
a
ellas
o
las
significaciones
que
ellos
les
dan
obligan,
como
en
las
epistemologías
de
la
historia,
a
tener
en
cuenta
lo
que
hace
a
la
singularidad
de
las
actividades,
y
a
movilizar
a
estos
fines
un
aparato
de
análisis
susceptible
de
acumular
las
regularidades
detectadas
y
las
singularidades
como
por
ejemplo
las
nociones
de
configuración
(‘organización
singular
de
formas
regulares’
en
nuestro
vocabulario),
de
trayectoria,
de
recorrido.
-‐
Estos
objetos
pueden
difícilmente
ser
aislados
de
su
contexto,
de
su
entorno.
Independientemente
de
la
cuestión
de
las
condiciones
de
emergencia
de
las
actividades
(procesos
ya
en
curso,
emociones,
investissements),
la
construcción
por
los
sujetos
de
su
situación,
los
vínculos
sujetos-‐entornos
forman
parte
integrante
de
las
actividades,
lo
que
nos
conduce
a
hablar
de
relaciones
sujetos/actividades/entornos.8
El
análisis
de
una
actividad
es
una
actividad.
Se
tiende
a
menudo
a
confundir
la
actividad
intelectual
que
se
enfoca
en
una
actividad
con
la
actividad
en
sí
misma.
Representar
la
actividad,
verbalizarla,
son
actividades
distintas
de
las
actividades
que
tienen
por
objeto.
Condiciones
de
emergencia,
sujetos
implicados,
episodios
de
actividades,
resultados
y
efectos
son
bien
diferentes.
El
análisis
de
la
actividad
representa
siempre
un
compromiso
suplementario
en
relación
a
la
actividad;
este
análisis
está
habitualmente
organizado
en
torno
de
una
intención
dominante:
según
los
casos,
intención
de
investigación,
intención
de
formación
o
de
profesionalización,
intención
de
optimización
de
la
acción.
Esto
no
excluye
la
acumulación
de
intenciones
y
de
efectos
fuera
del
campo
de
las
intenciones.
Importa
por
lo
tanto
considerar
de
manera
consecuente
las
tareas
de
análisis
como
siendo
ellas
mismas
actividades.
El
análisis
es
una
tarea
que
tiene
la
intención
de
conocer;
tiene
un
carácter
histórico,
social,
procesual,
construido.
No
constituye
más
que
una
de
las
modalidades
de
la
actividad
humana
y
no
tiene
ningún
estatuto
particular,
sino
el
de
enfocarse
y
tener
por
finalidad
otras
actividades
humanas.
Merece
una
reflexión
epistemológica,
una
toma
de
distancia
en
relación
a
ella
misma.
8
BARBIER
J-‐M.,
DURAND
M.(2006)
Sujets,
activités,
environnements,
Approches
transverses,
Paris,
PUF,
Éducation
et
Formation,
259
p.
4
El
análisis
es
una
producción
de
saberes,
es
decir,
el
establecimiento
de
lazos
entre
existentes.
La
noción
de
análisis
es
a
menudo
una
noción
fluida.
Habiendo
tenido
ocasión
de
trabajar
sobre
la
actividad
de
evaluación,
el
autor
de
este
vocabulario
fue
llevado
a
distinguir
de
manera
estricta
la
actividad
del
análisis.
El
producto
de
la
evaluación
es
una
atribución
de
valor,
y
deviene
de
la
puesta
en
relación
entre
algo
deseable
y
algo
existente.
El
producto
del
análisis
es
un
saber
que
podemos
caracterizar
como
un
enunciado
que
es
objeto
de
un
reconocimiento
social,
relativo
a
una
correlación
entre
muchos
existentes
o
mejor
dicho
entre
las
representaciones
relativas
a
muchos
existentes.
Conviene
por
lo
tanto
distinguir
las
tareas
intelectuales
que
tienen
por
intención
dominante
la
inteligibilidad
de
las
actividades,
es
decir
la
producción
de
representaciones
relativas
al
establecimiento
de
lazos
entre
fenómenos
visualizables
en
el
seno
de
las
actividades,
y
las
tareas
que
tienen
por
intención
dominante
su
optimización
o
finalización,
es
decir,
la
producción
de
representaciones
sobre
una
transformación
posible
de
estas
actividades.
Para
el
caso
hablaremos
de
actividad
de
inteligibilidad,
para
insistir
sobre
las
correlaciones
entre
existentes
que
caracterizan
el
trabajo
de
análisis.
El
análisis
de
las
actividades
moviliza
un
vocabulario
específico.
Se
confunde
también
a
menudo
categorías
de
inteligibilidad
de
la
actividad
con
categorías
espontáneamente
utilizadas
por
los
sujetos
para
pensar
o
decir
sus
actividades.
Lo
que
los
sujetos
llaman
práctica
por
ejemplo
no
es
a
menudo
más
que
el
discurso
que
sostienen
sobre
su
propia
actividad.
La
ciencias
sociales
tienen
por
función
construir
otras
significación
que
las
que
los
sujetos
dan
espontáneamente
a
sus
actos.
El
análisis
de
las
actividades
tiene
que
rendir
cuenta
a
la
vez
del
hacer
de
los
sujetos,
de
su
pensar
y
de
su
decir.
Esto
nos
conduce
a
distinguir
conceptos
movilizadores,
susceptibles
de
favorecer
el
compromiso
de
los
sujetos
en
sus
actividades,
y
conceptos
de
análisis
o
de
inteligibilidad,
susceptibles
de
producir
saberes
sobre
las
actividades,
y
de
manera
más
general
distinguir
el
léxico
de
la
acción
del
de
la
inteligibilidad
de
la
acción.9
El
léxico
de
la
acción
es
utilizado
por
los
sujetos
implicados
en
una
acción
en
sus
comunicaciones
entre
ellos
y
con
sus
colegas
en
lo
que
tiene
que
ver
con
la
conducción
y
finalización
de
su
acción.
Los
conceptos
que
lo
conforman
se
sitúan,
simultáneamente,
sobre
muchos
registros
de
significaciones,
en
particular
tres:
un
registro
representacional,
un
registro
afectivo
y
un
registro
conativo.
Están
axiológicamente
demarcados
y
juegan
un
papel
funcional
en
el
establecimiento
de
un
lazo
entre
la
representación
de
un
existente
y
la
representación
de
un
deseable.
Son
portadores
en
su
enunciado
de
un
juicio
de
valor;
son
utilizados
con
fines
movilizadores
de
la
acción.
Se
les
inviste
con
los
fines
de
los
actores:
al
estar
situados
en
el
terreno
de
la
deseabilidad,
se
inscriben
en
el
marco
de
dinámicas
de
actores
diferentes,
lo
que
les
confiere
sentidos
y
significaciones
diferenciados.
Comportan
para
los
sujetos
que
los
utilizan,
el
establecimiento
de
lazos
entre
el
espacio
de
acción
implicado
y
otros
espacios
de
acción.
Tienen
entre
ellos
lazos
de
inter
-‐
significación
y
funcionan
en
red.
Finalmente,
esta
red
conceptual,
fundada
sobre
el
presupuesto
de
la
conciencia
del
actor,
funciona
como
productora
de
una
totalidad
significante,
susceptible
de
transformarse
de
manera
continua.
En
las
acciones
de
investigación
‘en
inteligibilidad’
el
léxico
de
la
acción
puede
ser
considerado
como
un
material
para
la
investigación,
pero
en
ningún
caso
como
un
marco
conceptual.
9
BARBIER
J-‐M.
(2000)
Sémantique
de
l'action
et
sémantique
de
l'intelligibilité
des
actions,
le
cas
de
la
formation,
in
MAGGI
B.
éd.,
Manières
de
faire,
manières
de
penser,
manières
d’agir
en
éducation
et
formation,
Paris,
PUF,
89-‐
104.
5
Las
características
del
léxico
de
inteligibilidad
de
las
acciones
pueden
ser
apreciadas
en
particular
a
partir
de
las
tareas
de
conocimiento
de
tipo
histórico,
de
tipo
clínico,
o
de
todas
las
tareas
de
análisis
que
tienen
por
objeto
precisamente
las
acciones
‘situadas’
en
su
entorno,
en
su
dimensión
dinámica.
Estos
conceptos
presentan
por
el
contrario,
en
lo
posible,
para
aquellos
que
los
utilizan
un
carácter
unívoco
en
la
esfera
de
su
empleo.
Para
quienes
los
utilizan,
están
en
relación
a
un
existente,
más
allá
de
lo
deseable.
Permiten
suponer
el
establecimiento
de
lazos
de
influencia
recíproca
o
de
interdependencia
entre
varios
existentes.
Todo
el
valor
de
un
trabajo
de
inteligibilidad
consiste
en
el
establecimiento
de
lazos
que
no
habían
sido
establecidos
con
anterioridad.
El
análisis
de
la
actividad
implica
de
hecho
opciones
teóricas.
Aquellas
a
las
que
remite
el
presente
vocabulario
pueden
ser
resumidas
de
la
siguiente
manera:10
1.
Un
abordaje
transversal
a
todas
las
formas
de
actividades,
y
a
todas
las
formas
de
asociaciones
o
de
combinaciones
de
actividades.
Ya
sea
que
las
actividades
de
los
sujetos
humanos
tengan
por
intención
dominante
o
por
resultado
la
transformación
de
su
entorno
exterior
(el
‘hacer’),
la
transformación
de
sus
propias
representaciones
(en
especial
el
‘pensar’),
la
influencia
sobre
el
otro
(el
‘decir’
o
el
comunicar),
o
los
tres
a
la
vez
que
es
lo
más
frecuente,
hay
herramientas
de
análisis
parecidas
que
pueden
ser
empleadas.
La
actividad
no
se
reduce
a
la
actividad
manifiesta,
física,
material;
designa
el
conjunto
de
los
procesos
en
los
cuales
está
implicado
el
sujeto
humano
en
sus
relaciones
con
sus
diferentes
entornos.
Los
investigadores
y
profesionales
interesados
en
el
análisis
de
la
actividad,
sea
cual
sea
el
campo
privilegiado
de
su
trabajo
(educación,
gestión,
ergonomía,
trabajo
social,
comunicación,
salud,
ciencias
del
ingeniero)
pueden
por
lo
tanto
encontrar
un
gran
interés
en
la
construcción
de
arquitecturas
conceptuales
transversales
y
de
formas
de
trabajo
comunes
en
el
marco
de
amplios
intercambios
entre
campos
de
investigación
correspondientes
a
campos
de
actividades.
2.
Un
abordaje
holístico:
Actualmente
la
organización
dominante
del
campo
intelectual
en
disciplinas
y
sub-‐
disciplinas
autónomas
tiende
a
favorecer
recortes
desde
el
exterior
de
los
objetos
(por
ejemplo
lo
social,
lo
individual,
el
lenguaje),
y
a
separar
por
ejemplo
los
componentes
afectivos,
representacionales
o
conativos
presentes
en
la
actividad
humana
(tratados
de
manera
separada
por
la
psicología
cognitiva
y
la
psicología
clínica).
Esta
organización
deja
al
practicante
a
cargo
de
su
rearticulación.
Un
proyecto
de
inteligibilidad
de
las
actividades
supone
probablemente
pensar
en
su
imbricación,
su
consubstancialidad.
Nuestra
problematización
de
la
actividad
intenta
articular
una
faceta
‘encarnada’,
‘corporal’,
esforzándose
por
asumir
las
dimensiones
‘físicas’
de
la
situación,
con
una
faceta
‘subjetiva’,
que
se
esfuerza
por
asumir
el
sentido
que
los
sujetos
construyen
por
sí
mismos
para
sus
actividades,
y
una
faceta
‘social’
que
se
esfuerza
por
asumir
las
significaciones
dadas
a
las
actividades
en
las
interacciones.
Tiende
a
vincular
emociones,
aseveraciones
(conations),
representaciones
y
comunicaciones.
Por
lo
tanto
no
se
reduce
para
nada
a
la
actividad
manifiesta,
material.
10
BARBIER
J-‐M.,
GALATANU
O.
(2000)
La
singularité
des
actions:
quelques
outils
d'analyse,
in:
BARBIER
J-‐M.,
GALA-‐
TANU
O.
L'analyse
de
la
singularité
de
l'action,
Paris,
PUF,
13-‐51.BARBIER
J-‐M.,
DURAND
M.
(2003)
L'activité:
un
objet
intégrateur
pour
les
sciences
sociales?,
in:
BARBIER
J-‐M.DURAND
M.,
coord.,
Recherche
et
Formation,
42,99-‐
117.
L'analyse
des
activités,
approches
situées,
BARBIER
J-‐M.,GALATANU
O.
Coord.
(2004)Les
savoirs
d'action:
une
mise
en
mot
des
compétences?
Paris,
L'Harmattan,
325p.
6
La
noción
de
objetivo,
por
ejemplo,
puede
ser
definida
a
la
vez
como
una
representación,
como
un
afecto,
y
en
referencia
al
desencadenamiento
de
una
actividad:
es
un
‘deseo
mentalizado’,
la
imagen
anticipadora
y
finalizante
de
un
‘estado’,
o
aún,
como
lo
dice
J.M.
Salanskys,
un
‘impulso
resultativo’.11
Es
también
a
su
vez
una
construcción
mental
y
una
construcción
discursiva.
Es
también
la
noción
de
investissement
la
que,
cualquiera
sea
el
campo
de
actividades
implicado,
es
a
la
vez
una
anticipación,
una
esperanza
y
el
desencadenamiento
de
una
actividad.
De
manera
general,
la
hipótesis
sobre
la
cual
este
vocabulario
está
construido,
es
que
acción,
percepción,
cognición,
emoción
y
transformación
de
sí
son
indisociables.12
3.
Un
abordaje
que
cruza
construcción
de
actividades
y
construcción
de
sujetos
humanos.
El
‘hacer’,
lo
‘cotidiano’,
lo
‘ordinario’
de
las
actividades
humanas,
en
situación,
es
a
la
vez
una
transformación
del
mundo
y
una
transformación
de
los
sujetos
que
transforman
el
mundo:
las
actividades
no
son
solamente
transformaciones
de
las
entidades
del
mundo
físico,
social
o
mental,
son
al
mismo
tiempo
transformaciones
de
los
sujetos
individuales
o
colectivos
implicados
en
ellas.
Al
enseñar,
al
formar
o
al
acompañar
el
desarrollo
de
competencias,
el
enseñante,
el
formador
o
el
coach
se
transforman
como
se
transforma
el
alumno,
el
aprendiz
o
el
práctico.
Una
acción
se
comprende
mejor
a
la
luz
de
las
dinámicas
de
cambio
que
efectúan
los
actores
implicados
en
ellas.
La
noción
de
aprendizaje
puede
ser
un
ejemplo
en
términos
de
transformación
valorizada
de
hábitos
de
actividades.
El
concepto
de
hábito
de
actividades
es
un
concepto
central
tanto
en
la
teoría
de
la
construcción
de
los
sujetos
como
en
una
teoría
de
la
construcción
de
las
actividades.
4.
Un
abordaje
que
relaciona
las
actividades
de
los
sujetos
en
interacción
La
mayoría
de
las
actividades
de
los
sujetos
son
interactividades;
emergen
como
eco
de
las
actividades
de
otros
sujetos,
inscribiéndose
en
el
marco
de
actividades
colectivas.
Este
relacionamiento
es
particularmente
evidente
cuando
las
actividades
tienen
la
intención
de
actuar
sobre
las
actividades
de
otro,
como
es
el
caso
por
ejemplo
de
la
comunicación,
del
management,
de
la
educación,
de
la
acción
social,
de
la
acción
terapéutica,
de
la
acción
política.
El
análisis
de
las
relaciones
entre
sujetos
en
el
seno
de
las
actividades
toma
en
ese
caso
un
lugar
central,13
y
herramientas
tales
como
la
noción
de
transacción
o
de
negociación
son
particularmente
útiles
ya
sea
para
comprender
la
construcción
de
estas
interactividades
como
las
construcciones
de
los
sujetos
individuales
y
colectivos
al
interior
de
estas
inter/actividades.
5.
Un
abordaje
‘situado’,
que
se
interesa
por
la
función
‘situante’14
de
la
actividad
La
noción
de
acción
humana
o
de
práctica,
declinada
en
singular,
no
tiene
sentido
más
que
para
los
vocabularios
filosófico,
prescriptivo
o
finalizante.
Las
ciencias
sociales
y
la
historia
no
conocen
más
que
actividades
o
acciones
concretas,
contextualizadas.
La
inteligibilidad
de
un
campo
de
actividades
supone
disponer
de
herramientas
para
pensar
las
relaciones
entre
las
actividades
y
su
entorno
praxeológico,
como
por
ejemplo
la
distinción
propuesta
por
Jane
11
SALANSKIS
J-‐M.
Modèles
et
pensées
de
l'action,
Paris,
L'Harrmattan,
Action
et
Savoir.
12
BARBIER
J-‐M.,
GALATANU
J-‐M.
(1998)
Action,
affect
et
transformation
de
soi,
Paris,
PUF,
Éducation
et
Formation,
61-‐86.
13
BARBIER
J-‐M.(2006)
Les
rapports
entre
sujets
au
sein
des
activités
in
:
J-‐M.BARBIER,M.DURAND
:
Sujets-‐
activités-‐
environnements:
approches
transverses,
Paris,
PUF,
Éducation
et
Formation,175-‐220.
14
L'expression
est
de
Philippe
ASTIER:
cf.
(2003)
La
fonction
«situante»
de
l'activité
-‐
Le
cas
d'une
blanchisserie
industrielle,
Recherche
et
Formation
n°
42,75-‐85.
7
Lave15
entre
arena
(contexto
del
observador)
y
setting
(contexto
para
el
actor).
Es
en
este
espíritu
que
se
encontrará
en
este
vocabulario
una
distinción
entre
funciones
de
fundación
(maîtrise
d’ouvrage),
funciones
de
puesta
en
representación
y
de
puesta
en
palabras
(maîtrise
d’œuvre)
y
funciones
de
performación
de
las
acciones.
6.
Un
abordaje
historizante
y
dinámico.
El
ordenamiento
lineal
de
las
actividades
no
existe
más
que
en
las
conceptualizaciones
metodológicas
o
profesionales,
o
cuando
el
respeto
por
este
ordenamiento
constituye
un
asunto
de
seguridad.
Tomadas
en
la
escala
de
sus
contextos
y
de
los
sujetos
implicados
en
ellas,
las
actividades
humanas
son
a
menudo
analizables
en
términos
de
construcciones.
Están
marcadas
por
una
evolución
constante
de
los
contextos
de
emergencia,
de
los
contenidos
y
de
los
episodios
de
actividad,
de
las
representaciones
que
se
hacen
de
sí
mismos
los
sujetos
actuantes,
de
los
resultados
y
de
los
efectos
de
esas
actividades.
Las
más
elaboradas
de
entre
ellas
se
presentan
a
menudo
explícitamente
como
iterativas
y
cíclicas.
La
acción
racional
es
más
un
discurso
sobre
la
actividad
que
una
realidad.
Conviene
sustituir
una
lógica
de
análisis
de
etapas
por
una
lógica
de
análisis
de
funciones.
Las
funciones
son
caracterizables
a
la
vez
por
el
tipo
de
producto
y
por
los
efectos
que
tienen,
por
la
singularidad
de
esos
productos,
y
por
su
evolución
a
lo
largo
del
ejercicio
de
la
actividad.
Así,
el
abordaje
de
lo
dinámico
y
de
lo
singular
requiere
paradojalmente
más
investissements
teóricos
que
un
análisis
que
privilegie
la
búsqueda
de
invariantes;
supone
en
efecto
el
análisis
de
las
configuraciones.
Los
mismos
recortes
de
los
campos
de
actividades
son
construcciones
históricas,
por
naturaleza
obsolescentes.
El
análisis
de
las
actividades
tiene
implicaciones
metodológicas.
El
análisis
de
las
actividades
encuentra
una
dificultad
mayor,
que
es
el
problema
del
tratamiento
entre
los
sentidos
y
las
significaciones
que
los
actores
construyen
en
torno
a,
o
que
le
dan
a
sus
actos.16
El
acceso
a
estos
objetos
plantea
al
menos
cuatro
tipos
de
problemas.
-‐
Probablemente
conviene
antes
que
nada,
y
esto
sigue
siendo
un
problema
teórico,
distinguir
entre
los
sentidos
que
los
sujetos
humanos
construyen
en
torno
a
sus
actos
(representaciones
para
sí
y
afectos
asociados)
y
las
significaciones
que
desean
proponer
a
otros,
que
son
más
bien
del
orden
de
las
comunicaciones.
Aún
si
existen
fuertes
interacciones
entre
unas
y
otras,
estas
entidades
no
deben
confundirse
cuando
se
trata
de
objetos
de
investigación.
Por
otra
parte
se
correlacionan
con
componentes
identitarios
diferentes
(representación
de
sí
para
sí,
imagen
de
sí
propuesta
a
otro
o
representación
de
la
imagen
que
otro
se
hace
de
uno).
-‐
Estos
sentidos
y
significaciones,
aún
relativos
a
una
misma
actividad,
no
cesan
de
modificarse
en
el
sujeto
involucrado.
Tal
sentido
construido
o
tal
significación
ofrecida
en
el
momento
del
ejercicio
del
acto
pueden
luego
transformarse
en
otro
momento
de
la
vida
del
sujeto,
como
lo
sabemos
bien
a
propósito
de
los
recuerdos.
Para
D.
Stern,17
de
la
Universidad
de
Ginebra,
los
momentos
de
vivencia
de
la
experiencia,
de
puesta
en
representación
de
esta
experiencia,
de
puesta
en
memoria
y
de
puesta
en
discurso,
son
desde
este
punto
de
vista,
momentos
diferentes.
Un
mismo
episodio
de
actividad
puede
ser
objeto
de
incesantes
resemiotizaciones,
que
pueden
ser
otros
tantos
objetos
de
análisis.
15
LAVE
J
(1988)
Cognition
in
practice:
Mind,
mathematics
and
culture
in
everyday
life,
Cambridge
University
Press.
16
BARBIER
J-‐M.
(2000,
Rapport
établi,
sens
construit,
signification
donnée,
in:
BARBIER
J-‐M.,GALATANU
O.,
Signifi-‐
cation,
sens
formation,
Paris,
PUF,
61-‐86.
17
STERN
D.(1992)
Comment
le
nourrisson
pourrait
se
représenter
les
modèles
représentationnels,
in
MAZET
P,LEBOVICI
S.,
Émotions
et
affects
chez
le
bébé
et
ses
partenaires,
Paris,
Eshel,1992,177-‐205.
8
-‐La
misma
recogida
de
información
para
el
análisis,
sobre
todo
si
se
efectúa
directamente
en
contacto
con
los
sujetos
implicados
(por
la
entrevista,
el
cuestionario,
la
observación,
la
experiencia)
constituye
ella
misma
una
situación
de
comunicación,
que
tiene
sus
aspectos
específicos
y
que
influencia
sobre
las
significaciones
ofrecidas.
-‐
Finalmente,
si
es
posible
acceder
bastante
directamente,
a
pesar
de
su
movilidad,
a
las
significaciones
ofrecidas
(discursos,
gestos)
no
es
más
que
indirectamente
que
es
posible
acceder
a
los
sentidos
construidos
(por
inferencia,
por
la
mediación
de
enunciados).
Las
opciones
teóricas
precedentemente
desarrolladas
están
en
correlación
directa
con
una
gran
variedad
potencial
de
herramientas
y
con
la
posibilidad
de
hacer
referencia
a
una
combinación
de
tradiciones
metodológicas:
tradiciones
de
tipo
socio-‐histórico
en
el
abordaje
de
contextos
y
trayectorias,
tradiciones
de
tipo
clínico,
hermenéutico
o
fenomenológico
en
el
abordaje
de
los
sentidos
y
las
significaciones,
tradiciones
de
tipo
objetivante
en
el
abordaje
del
ejercicio
de
las
actividades.
Desde
esta
perspectiva
tres
tipos
de
herramientas
conocidas
pueden
jugar
un
papel
destacado;
el
análisis
de
la
trayectoria
individual
o
colectiva,
el
análisis
del
discurso,
el
análisis
del
trabajo.
Una
posición
epistemológica
constructivista
conduce
sin
embargo
a
poner
permanentemente
en
relación
objeto,
hipótesis
y
herramientas
de
producción
de
información,
redefiniendo
unos
en
función
de
los
otros.
Tiene
igualmente
implicaciones
sociales:
análisis
de
la
actividad
e
investigación
sobre
la
actividad
no
necesariamente
son
lo
mismo.
Una
ideología
bastante
difundida
en
los
medios
de
formación
permanente
y
más
ampliamente
en
un
cierto
número
de
medios
profesionales
tiende
a
promover
el
‘acceso’
de
todos
los
practicantes
a
formas
de
investigación
sobre
sus
propias
actividades
y
al
mismo
tiempo
a
valorizar
de
hecho
la
actividad
discursiva
teórica.
En
los
cursos
de
análisis
de
actividades
ofrecidos
a
profesionales,
a
veces
también
se
les
propone
como
referente
identitario
el
investigador.
Esta
orientación
se
limita
naturalmente
a
un
cierto
número
de
realidades:
la
investigación
supone
una
inversión
de
tiempo
y
una
actividad
específica,
y
solo
un
pequeño
número
de
profesionales
pueden
hacer
el
recorrido
completo,
teniendo
en
cuenta
las
condiciones
en
las
cuales
se
encuentran;
lo
peor
es
comprobar
que
a
menudo,
cuando
han
podido
hacerlo,
han
perdido
su
identidad
de
practicantes
en
beneficio
de
identificaciones
tal
vez
socialmente
más
valorizadas
a
sus
ojos,
como
la
de
profesor-‐investigador.
Las
cosas
pueden
probablemente
tomarse
de
otra
manera.
No
es
tanto
la
investigación
la
que
es
accesible
a
todos
los
practicantes
como
la
actividad
de
análisis
o
de
inteligibilidad.
Los
practicantes
no
producen
solamente
saberes
de
experiencia,
saberes
operativos
y
otros
saberes
relativos
a
la
conducción
de
la
acción,
producen
frecuentemente
representaciones
o
saberes
teóricos,
representaciones
o
saberes
de
inteligibilidad,
correlaciones
entre
representaciones
factuales
relativas
al
funcionamiento
del
mundo
o
al
funcionamiento
de
las
actividades
de
transformación
del
mundo.
Estos
saberes
pueden
por
otra
parte,
constituir
el
punto
de
partida
de
una
investigación
llevada
a
cabo
por
ellos
mismos
o
por
otros.
La
actividad
de
investigación
supone
una
formalización,
una
actividad
de
producción
de
saberes
y
una
comunicación
de
esta
actividad,
según
ciertas
reglas.
El
papel
propio
de
los
investigadores
si
apuntan
a
la
inteligibilidad
de
la
singularidad
de
las
acciones,
es
tal
vez
menos
producir
saberes
que
herramientas
generadoras
de
saberes,
lo
que
naturalmente
favorece
los
intercambios
y
las
transposiciones
entre
campos
de
investigación
correspondientes
a
campos
de
actividad
en
el
marco
de
comunidades
científicas
expandidas.
Así
se
plantea
en
otros
términos
la
cuestión
de
la
división
social
del
trabajo
de
análisis
y
de
inteligibilidad.
9
Una
apuesta
esencial
El
análisis
de
las
actividades
no
es
una
cuestión
totalmente
nueva;
en
él
como
en
otras
actividades,
es
la
valorización
y
el
lugar
social
que
se
le
da
lo
que
es
un
fenómeno
nuevo.
Importa
por
lo
tanto
resituarlos
en
una
coyuntura
económica
y
social
más
amplia,
y
en
relación
a
asuntos
aún
en
proceso
de
redefinición.
Las
mutaciones
económicas
y
sociales
contemporáneas,
que
tienden
a
privilegiar
una
economía
de
servicios
y
la
flexibilidad
de
las
actividades
productivas,
no
difieren
de
la
tendencia
actual
de
las
empresas
y
de
las
organizaciones
a
tratar
de
conocer
mejor
su
funcionamiento
real,
lo
que
explica
la
moda
de
la
crítica
al
modelo
taylorista.
Nuevos
recursos
de
productividad,
y
por
lo
tanto
de
rentabilidad,
se
esperan
a
partir
del
conocimiento
de
estos
funcionamientos
reales,
en
particular
del
conocimiento
emanado
de
los
actores
que
están
directamente
implicados
en
ellos.
La
optimización
de
los
procesos
productivos
es
hoy
en
día
menos
una
optimización
por
la
especialización
que
una
optimización
por
la
recomposición.
No
podemos
no
apreciar
la
doble
correspondencia
histórica:
-‐
por
una
parte
entre
la
progresión
de
la
división
social
del
trabajo
en
las
organizaciones
productivas,
y
la
constitución
de
disciplinas
en
el
‘campo
científico’
-‐
por
otra
parte
entre
la
generalización
de
la
tarea
de
proyecto,
el
interés
puesto
en
las
nociones
de
proceso,
de
‘oficio
de
empresa’,
de
dispositivo
articulador,
y
lo
que
hemos
dicho
de
la
constitución
de
campos
de
actividad
y
campos
de
investigación.
Cómo
no
ver
también
que,
desde
el
punto
de
vista
de
los
practicantes
y
profesionales,
y
más
generalmente
desde
el
punto
de
vista
de
los
sujetos,
el
análisis
de
las
actividades
puede
igualmente
constituir
una
herramienta
poderosa
de
afirmación
de
sí
y
de
aumento
de
su
poder
en
el
terreno
de
su
presencia.
Cómo
no
ver
aún
que
la
definición
amplia
que
hemos
dado
de
la
actividad
tiene
por
consecuencia
que
el
‘vínculo’
que
los
sujetos
tienen
con
su
actividad
no
está
lejos
del
‘vínculo’
que
tienen
con
su
propia
vida.
Este
vínculo
lo
hemos
querido
señalar
con
el
poema
puesto
en
acápite
de
este
vocabulario
(Gracias
a
la
vida,
de
Violeta
Parra,
trad.
al
francés.)
Es
decir,
finalmente,
en
qué
medida
el
análisis
y
la
inteligibilidad
de
las
actividades
pueden
constituir
una
apuesta
directa
o
indirecta
en
la
definición
y
la
redefinición
de
los
vínculos
entre
sujetos
humanos.
Razón
de
más,
probablemente,
para
acordar
importancia
e
interés
a
la
producción
de
herramientas
a
la
vez
precisas,
rigurosas,
de
amplio
espectro,
y
de
gran
fecundidad
heurística
y
praxeológica,
habida
cuenta
de
las
incesantes
transposiciones
realizadas
por
los
propios
sujetos.
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