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Abuso de confianza

"El aprovechamiento que hiciera el imputado de la confianza que depositara en él su pareja y


madre del menor, quien lo deja a su cuidado junto a sus demás hijos. Posición de confianza al
interior de la familia que le permitió acceder en condiciones privilegiadas a la víctima, sin que
debiera vencer algún tipo de impedimento y/o resistencia, que cualquier otro que no gozara de tal
estatus de confianza, propia de un grupo familiar, habría tenido razonablemente que abatir en
forma previa a la comisión del hecho punible. Violentando además los sentimientos de afección y
cariño que necesariamente tan larga y estrecha relación de confianza, intimidad y cercanía debe
haber generado, prevaliéndose de esta confianza para acceder a la víctima"

“no existe cortapisa legal alguna para entender que el abuso de confianza puede materializarse en
relación a la persona que tiene el cuidado del niño víctima (en este caso su madre), pues lo
contrario podría llevar al absurdo de entender que en los casos de capacidades volitivas y de
entendimiento aún no plenamente desarrolladas –como acaece con los niños por ejemplo-
resultaría prácticamente imposible establecer una situación de engaño o perjuicio hacia alguien (el
niño) que ha dado crédito a las palabras o acciones de otra persona. Un simple ejercicio de lógica,
entonces, trasunta con claridad que ese engaño o perjuicio sí puede darse hacia quien tenga el
cuidado del menor de edad y que haya entregado su confianza al agente del ilícito, cuya es la
situación de autos”.

“No resulta incompatible, la concurrencia al hecho de autos, tanto de la alevosía, que se integra al
hecho ilícito para calificarlo, como de la agravante de abuso de confianza, ni ello importa que un
mismo hecho sea objeto de una doble sanción, como razonada y detalladamente lo consigna la
sentencia impugnada en el considerando décimo tercero, siendo ello suficiente para descartar el
motivo de nulidad invocado. Debe agregarse sobre esta temática que si bien el tema planteado ha
merecido una cierta discusión tanto en la doctrina nacional como extranjera, se ha concluido
acerca de la concurrencia de ambas circunstancias, en el caso de que la confianza no haya sido
buscada de propósito para la comisión del delito, sino que simplemente la misma existe, en este
caso por y como consecuencia de la relación de convivencia entre la autora y el padre del menor
asesinado, que genera una fácil relación con la víctima, sin perjuicio que la idea de matar que
surge en la autora del homicidio, la lleva a cabo utilizando la confianza consciente e
intencionadamente para facilitar la ejecución, y la modalidad alevosa con la finalidad de asegurarla
sin riesgo de algún modo o mecanismo de defensa de la víctima. No cabe duda que en este caso
ambas circunstancias son compatibles, ya que una ha facilitado la ejecución y otra ha consistido en
el aseguramiento del hecho mismo sin riesgo”.

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