enfrentamiento armado que se dio en el territorio de El Salvador, el día 2 de abril de 1885. El origen de la batalla se puede encontrar en el deseo del entonces presidente de Guatemala, Justo Rufino Barrios de tener bajo su mando a los países centroamericanos, así como habían estado durante la época colonial como la Capitanía General de Guatemala. Así que trató por la vía diplomática de llegar a acuerdos, pero los presidentes de las otras naciones centroamericanas no deseaban integrarse al plan de Barrios.
Coronel Florencio De León, Último Comandante en Jefe del Batallón Sijeño, en
su Casa de habitación en Écija, San Carlos Sija, Valle De Écija.
Barrios al ver que no conseguía resultados de forma diplomática, J. R. Barrios
decidió hacer realidad sus planes a través de las armas, habiendo pensado recorrer Centroamérica y vencer toda oposición para hacer realidad sus objetivos.
Después de tener listo un ejército conformado por soldados guatemaltecos, se
aventuró a la conquista, y la primera batalla que tuvo fue en El Salvador, en la localidad de Chalchuapa.
En la guerra participaron el Coronel Florencio de León Herrera del Valle De
Écija Comandante (militar) y Jefe del Batallón Sijeño, Coronel Teodoro Cifuentes y Teniente Coronel Casimiro Arcángel Díaz Calderón,
Con la participación de los siguientes Batallones:
Batallón Sijeño
Batallón Jalapa
En el fragor de la batalla, Barrios dirigía a su ejército desde su caballo, dando
órdenes, pero desde su posición era un blanco ideal. Por ello, una bala salida de las trincheras del ejército salvadoreño impactó en su pecho, quitándole la vida, y también significando el fin de su ambición de ser Caudillo de toda Centroamérica.
REGLAMENTO DE JORNALEROS
El Reglamento de Jornaleros o Decreto 177 de los gobiernos
liberales de Guatemala fue emitido por el gobierno liberal del general Justo Rufino Barrios para garantizar el suministro de mozos colonos para las grandes fincas cafetaleras que se iniciaron con ese gobierno, luego de la promulgación del Decreto de Redención de Censos o Decreto 170 pocos meses antes, y que facilitó la expropiación de las tierras comunales de los indígenas.1 Esta legislación liberal colocó a la población indígena guatemalteca prácticamente a la disposición de los intereses de los nuevos latifundistas cafetaleros, y los tradicionales conservadores - con la notable excepción del clero regular de la Iglesia Católica, el cual fue expulsado del país.2 El decreto establecía que los indígenas quedaban obligados a trabajar en las fincas cuando los dueños de éstas los necesitaran y sin importar en donde se encontraran, y también quedaban bajo la tutela de las autoridades locales, quienes se encargaban de velar porque los contingentes de indígenas fueran enviados a las fincas.2
Como resultado de este reglamento, hubo un notable aumento de las
exportaciones, y se activó el intercambio con los países capitalistas; tanto los antiguos conservadores aristócratas como los nuevos terratenientes cafetaleros se vieron beneficiados con estas medidas;2 los liberales cafetaleros se vieron obligados a atacar a la Iglesia Católica por los fuertes lazos que ésta tenía con los miembros del Clan Aycinena que gobernó a Guatemala junto con el general Rafael Carrera.
Había tres especies de jornaleros: colonos, jornaleros habilitados para trabajar por tarea, por día ó por mes, y jornaleros no habilitados