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Universidad Nacional de Salta

Facultad de Humanidades

Profesorado y Licenciatura en Historia

Psicología del Desarrollo (O.P)


2010
María Eugenia Burgos – Pamela Moreno

La construcción de la identidad
de la persona en la adolescencia

Bertorello, Johanna Natalí


L.U.: 711994
Cel: (0387) 154575518
Tel: (0387) 4963718

07/12/2010
ÍNDICE

Introducción …..………………………………………………………………… pág. 3

Desarrollo ……..…………………………………………………………………. pág. 4

Conclusión …….………………………………………………………………… pág. 9

Bibliografía …...…………………………………………………………………. pág. 10

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INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo, el objetivo será estudiar la identidad personal (en la adolescencia)


como categoría de carácter relacional, sus procesos y adscripciones, y también, los
procesos intersubjetivos para su construcción.

Por consiguiente, tendré que citar, en ciertas ocasiones, a Fierro Alfredo, Frigerio
Graciela, Lerner Hugo, Moreno Amparo y Del Barrio Cristina y Muss Rolf, para dar cuenta
del objetivo propuesto.

Antes de comenzar, se puede decir que la personalidad constituye el resultado de la


experiencia, dentro de la cual se encuentra a la educativa, entre otras. La personalidad
se “construye” a lo largo del trayecto de lavida misma. Durante este proceso, la
adolescencia constituye un momento destacado.

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MARCO TEÓRICO

Como punto de partida, hay que tener en cuenta dos conceptos fundamentales que se
manifiestan a lo largo de la vida de la persona, pero, con más que nada en la
adolescencia, la cuál es un periodo, en el que los cambios de la persona se dan en un
ritmo acelerado; y se corresponde con las trasformaciones de maduración biológica y,
también, de demandas sociales.

Identidad:

 Es construcción, devenir, producto, búsqueda de lo que no será nunca totalmente


encontrado, hallazgo, firma. (Graciela Frigerio).
 Concepto idóneo de asumir el perfil o patrón de comportamiento de una persona.

Identificación: es un proceso por el cual el sujeto se constituye y se transforma,


asimilando o apropiándose de aspectos, atributos o rasgos de los que lo rodean. 4
(Graciela Frigerio).

Al hablar de “juventud”, Sergio Balardini afirma que la misma es un producto histórico


resultado de relaciones sociales, relaciones de poder, relaciones de producción que la
generan como un nuevo actor social; que depende (por decirlo se alguna manera), según
Philippe Aries, de tres instituciones prototípicamente burguesas: la escuela, la familia y
la niñez. Por lo que la primera es el foco de la juventud.

Los adolescentes se caracterizan por ser grandes buscadores de autenticidad, no tienen


manera de concientizarse de que sus estados de ánimos cambiantes y sus emociones
“caprichosas” se dan debido a la pérdida de su pasado infantil. La adolescencia es el
punto crítico del ser humano, en donde se fructifican las pasiones sexuales y morales de
su madurez. El adolescente pierde el apego apasionado a sus padres. Concluida esta
etapa, el carácter del/de la jóven adulto/a guarda las marcas de las luchas que ha
experimentado. Por lo que, a la adolescencia se la ve como el elemento unificador entre
la infancia y la edad adulta.
Según Alfredo Fierro, enfocar el desarrollo de la personalidad en la adolescencia bajo el
prisma de la identidad es otorgar relevancia máxima a la cuestión que se cuestiona el
adolescente: ¿quién soy?, ¿qué hago? , y ¿qué quiero?

El psicólogo Murray acuñó tres términos: necesidad, presión y “tema”. Entendiendo por
necesidad a una fuerza que en la persona organiza la percepción insatisfactoria en una
determinada dirección; por presión al conjunto de los poderes efectivos o significativos,
de los determinantes externos, ambientales, del entorno; y, por “tema” la unidad de
relaciones interactivas entre las necesidades actuantes y las presiones instigadoras
interrelacionadas con ellas.

El tema básico del adolescente es su propio cuerpo y su imágen; período en donde se


toma conciencia sobre el propio organismo. Por eso los cambios sobrevenidos en la
pubertad obligan a revisar y rehacer la imágen del propio cuerpo.

Por ejemplo en la adolescencia, más que en otras etapas del desarrollo del individuo, se
pueden dar diversas enfermedades, así como la anorexia y la bulimia, ya que, en 5
particular las chicas quieren tener una buena figura para poder “lucir mejor” y lograr
“llamar la atención”.

Por ello se dice que cuando el o la adolescente está en disgusto con su imagen rehúyen,
tanto del espejo como de la fotografía.

En esta etapa cobran importancia y significado nuevos los comportamientos y


relaciones sexuales, las cuales marcan hitos en el camino de transición hacia la adultez.

La adolescencia, también, es el momento en que la persona comienza a tener una


existencia propiamente social, pública, en que se incorpora a la cultura de la sociedad en
que ha nacido. Momento en el que el individuo se hace, psicológicamente, ciudadano de
una sociedad y accede a la cultura vigente en ella.

Durante la adolescencia, es probable que, sucedan los primeros encuentros con


instituciones sociales:

 Partido político
 Policía
 Juzgado

Se puede hablar del adolescente maduro adaptado, cuando éste puede convivir
razonable y pacíficamente en lugares donde se encuentren intereses y puntos de vistas
divergentes y se negocie mediante un diálogo racional, del que no se excluya voz alguna
y donde cada jóven pueda expresar con palabras sus necesidades, sus deseos, incluso
aquellos que podrían ofender a otras personas.

Dicha etapa aparece como culminación del desarrollo infantil y como puesta a punto de
patrones de conocimiento y comportamiento propios ya de los adultos.

Para Erikson, la identidad es la diferenciación personal inconfundible. Él trata del


sentimiento interno vigorizante de mismidad y continuidad. Pero, también, distingue
ocho estadios de la identidad:

1 Lactancia Confianza (y reconocimiento) frente a la desconfianza


2 Infancia temprana Autonomía frente a vergüenza (y duda) 6
3 De 3 a 6 años Iniciativa (y anticipación de roles) frente a los sentimientos
de culpa
4 Edad escolar Laboriosidad (e identificación con la tarea) frente a la
inferioridad
5 Adolescencia Identidad propiamente tal frente a la confusión de identidad
6 Primer período adulto Relación íntima frente al aislamiento
7 Segundo período Generatividad frente a estancamiento
adulto
8 Madurez plena y Integridad (y sentido) frente a la deseperanza
vejez

Cada estadio resulta de la resolución de una crisis de identidad y formula el logro típico
de los estadios bajo la forma de antítesis que contrastan con los posibles fracasos
correspondientes.
Para Erikson, el adolescente necesita de la “moratoria” psicosocial, que es un
aplazamiento para poder llegar a integrar los elementos de identificaciones y de
identidad atribuidos por otros y adquiridos por él mismo en fases anteriores de su
desarrollo y experiencia. Aunque muchos adolescentes, no disponen de la moratoria
social que se les debería dar; ya que pasan a ser adultos prematuramente. Y, como dice
Marcelo Urresti, “por más que la moratoria social sea mínima o inexistente y su
apariencia no los identifique con los grupos adolescentes por su estética, si su edad así
lo determina, si su capital temporal excedente es grande, entonces serán jóvenes,
aunque socialmente, según los modelos sociales impuestos, no lo parezcan”.

El psicoanalista E. H. Erikson afirma que los individuos deben enfrentarse en los


diversos estadios del ciclo vital a “crisis psicosociales” que representan oposiciones
entre las exigencias de la sociedad y sus necesidades biológicas y psicológicas.

Las características específicas de la crisis adolescente se asocian a varios factores que


contribuyen a favorecer la intensificación de un estrés transicional típico de la
adolescencia (como la irritabilidad y frecuentes cambios de humor), sobre todo durante 7
los primeros años:

a) Al inicio abrupto de los cambios puberales (por razones socioeconómicas,


fundamentalmente)
b) A la prolongación de la duración de la adolescencia
c) A la falta de sincronización en los varios procesos de desarrollo, unos más
precoces, otros rezagados, unos más constantes, otros más variables
d) A las presiones de la sociedad para que el adolescente se esfuerce por adquirir la
madurez, la posición y la responsabilidad de adulto, mientras, por otro lado, a esos
esfuerzos no les pro´porciona medios de efectivo logro
e) A la naturaleza poco realista de las expectativas forjadas en la fase preadolescente

Según Loevinger, el adolescente puede hallarse en uno de los cuatro “estatus” de


identidad:

1 De logro y “estatus” de quienes se han encaminado ya a metas


realización vocacionales e ideologías bien definidas.
2 De moratoria Plena crisis de la identidad.
3 De difusión Adolescentes y jóvenes indecisos sin situarse en una dirección
de vocacional e ideológica.
personalidad
4 “estatus” de identidad de aquellos individuos ya
De comprometidos en posiciones ideológicas y profesionales,
“hipoteca” pero impuestas o elegidas por los padres, más bien que
adoptadas por propia decisión.

El adolescente necesita ver reconocida y aceptada su identidad por las personas que
son significativas para él. El adolescente adopta deciciones, meditadas o irreflexivas,
que contribuyen a marcar mucho el rumbo de su vida. Por lo que se dice que la madurez
para decidir es uno de los elementos integrantes de la madurez personal.

Un adolescente o jóven está decisional y vocacionalmente maduro cuando sabe lo que


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quiere y lo que puede hacer en la vida, cuando se siente y está capacitado para
desarrollar el proceso de decidirse a emprender un determinado camino vocacional,
sentimental y vital.

La construcción de la personalidad, de la identidad, que se gesta desde la infancia,


adquiere un perfil no definitivo, pero sí maduro.

Por último, en estos años, la educación consiste en asistencia y apoyo laboriosa de la


identidad personal que los adolescentes tienen delante de sí.

Hay que tener en cuenta, la existencia de las tres diversas maneras de ser adolescente,
según Hugo Lerner en “Adolescencia, Trauma, Identidad”:

Adolescente Adolescente yuppie Adolescente del


“navegador” descarte o de la anomia
Navega por el mundo, Es el que se adapta La sociedad funciona
despliega y expande absolutamente al ideal como un elemento
diferentes social de los años traumático que no
potencialidades ochenta. permite la navegación o
creativas. conceción de planes, y
por ende un proyecto
identificatorio.

Se podría afirmar que, el adolescente, fue víctima de la amputación de la utopía y la


ilusión, la cual necesita un contexto que fomente en el sujeto la creencia de que él está
creando el mundo. Esa experiencia es impescindible para gestar una realidad psíquica y
exterrna confiable.

Los adolescentes, fundamentalmente, pasan por momentos traumáticos durante la etapa


de la formación de la identidad. El trauma es una ruptura en la continuidad, pero no todo
trastorno en la continuidad es detención. No se produce detención si se puede “seguir
siendo”.
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Durante, el proceso de la construcción de la subjetividad, determinadas circunstencias
pueden funcionar como acontecimientos que un observador, posiblemente, los
denomine traumáticos; pero si esos acontecimientos no paralizan a la sensación “yo
soy”, no se debería hablar de trauma.

Debido a que el adolescente construye su “yo” de una manera frágil, necesita aferrarse a
cualquier cosa que logre identificarlo, para poder construir, así, su identidad personal.
Por lo que, actualmente, se habla sobre las “tribus urbanas” que, según Mario Margulis,
son organizaciones fugaces, inmediatas y, a la vez, refugios de autoprotección, en los
que se comparten valores, motivaciones, estéticas, preferencias y gustos,
preocupaciones, convicciones, etc.

Llegar a la sensación de “yo soy”, y a su consecuente sensación con “yo era” y “yo
seré” es un trabajo psíquico que se desenvuelve en un entrelazamiento con el mundo, y
que anude la dimensión de la temporalidad.
El autoconcepto recoge las percepciones que tenemos y las evaluaciones que
realizamos sobre nosotros mismos. Estas autodescripciones pueden ser de tipo general
o estar relacionadas con nuestro desempeño en áreas o contextos específicos.

En el origen del autoconcepto personal se mezclan las experiencias personales de éxito


o fracaso en diversas tareas o situaciones y las valorizaciones que realizan los demás
sobre uno.

En los ambientes educativos se tiene que tener muy en cuenta el autoconcepto y el


autoestima de los adolescentes; ya que existen dos tipos de autoestima: la positiva y la
negativa.

Autoestima positiva Autoestima negativa


Confianza en sí mismo Inseguridad En relación con uno
Bienestar emocional Ansiedad mismo
Confianza en los otros Dificultades de relación En relación con los
Adaptación al grupo Autoritarismo otros 10
Autonomía frente al Dependencia del grupo
grupo Mayor probabilidad de
conductas adaptadas
socialmente
Mayor probabilidad de Dificultades escolares y Estudio y trabajo
éxitos académicos y laborales
profesional
Metas más altas

Pero, para que el adolescente pueda desarrollar su autoestima de manera positiva, la


familia y el clima escolar del mismo pueden cooperar apoyándolo incondicionalmente
como persona y emitiendole críticas constructivas de sus maneras de accionar.

La construcción del autoestima positiva del adolescente se la puede llegar a alcanzar de


la siguiente manera:
No proponer retos excesivos que aboquen al fracaso
Aprobar explícitamente el trabajo bien hecho y comportamiento adaptado
Pasar por alto conductas levemente perturbadoras
Corregir los errores sin humillar
Proponer actividades de carácter cooperativo
No tener reparos en mostrar afecto hacia el alumnado (en el caso escolar)
Mostrar respeto por las actitudes idiosincráticas del adolescente
Estimular más a base de incetivos que de castigos

Estas reglas para mejorar el autoconcepto y la autoestima del adolescente son


formuladas por Luque en 1996 para saber el tipo de actuación que debe tener el profesor
frente a los alumnos, pero también es recomendable para que la familia del estudiante lo
ponga en práctica, a mi modo de ver.

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REFLEXIONES FINALES

De acuerdo a lo trabajado, se podría decir que durante la historia del ser humano, éste
tuvo épocas de crisis de identidad, sobre to en la adolescencia, ya que no siempre se
“cumplía” la moratoria psicosocial, teniendo en cuenta a la clase social a la que el jóven
pertenecía.

Los adolescentes, actualmente poseen cierta identificación con tal o cual “tribu urbana”,
como por ejemplo: floggers, cumbieros, rolingas, reggetoneros, skaters, emo, etc, etc…
lo que ayuda, de cierta manera a construir la identidad personal.

Pero es pertinente plantearse algunos interrogantes:

¿Tendrá que ver el contexto en el que se encuentra el adolescente para


refugiarse en algo para determinar su identidad personal?
¿Los problemas familiares tendrán que ver con la construcción de la identidad
del/de la adolescente?
¿Qué tan importante es sentirse bien, físicamente, para tener alta o baja 13
autoestima?
¿Los insultos o burlas influyen en la personalidad, en relación al autoestima,
en el/la adolescente?
¿La contención y el apoyo de los padres influyen en las acciones de los/las
adolescentes?
BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA

 Fierro, Alfredo (1997) “La construcción de la identidad personal”. En Martí


E.; Onrubia J. psicología del desarrollo: el mundo adolescente. Edit. Horsori, Barcelona.
 Frigerio, Graciela (2004) Identidades (Apunte de clase) en Revvista Una ética
en el trabajo con niños y jóvenes. Edit. Noveduc Colección Ensayos y experiencias. Nro
52 Feb. Bs. As.
 Lerner, Hugo (2006) “Adolescencia, trauma, identidad”. Cap. 1 en Rother
Hornstein Ma. Cristina. Adolecencias, trayectorias turbulentas. Edit. Paidós – Bs. As.
 Del Barrio, Cristina (2000) La experiencia adolescente. La búsqueda de un
lugar en el mundo. Edit. Aique – Bs. As. 14
 Muuss, Rolf (1980) La teoría Psicoanalítica del Desarrollo Adolescente. En
Teorías de la adolescencia. Edit. Paidós – Bs. As.
 Erikson, Erik
 Balardini, Sergio: “De los jóvens, la juventud y la vida política de juventud”
 Urresti, Marcelo: “Cambio de escenarios sociales, experiencia juvenil
urbana y escuela.

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