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REPUBLICA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION SUPERIOR


P.F.G. GESTION DE SALUD PÚBLICA
ALIMENTACION CIMUNITARIA

HABITOS ALIMENTARIOS

PARTICIPANTES:

FRANCISCO PARUTA.
NERI LA CRUZ
JORGE BRACHO
LILIANA SILVA
CAROLINA PARTIDA
Introducción

Los hábitos alimentarios, higiene y estilos de vida saludables se asimilan e


integran a la personalidad durante los primeros años, consolidándose hasta
perdurar incluso en la edad adulta; de ahí la importancia de brindar una
orientación adecuada y oportuna a los lectores, maestros, la familia y otros
adultos significativos responsables de la atención y cuido de los niños y las
niñas, en cuanto a qué y cómo hacer para promover la enseñanza aprendizaje
de hábitos saludables y valorarlos como herramientas que ayudan a proteger y
cuidar la salud.
Conceptos:

Se pueden definir como los hábitos adquiridos a lo largo de la vida que influyen
en nuestra alimentación. Llevar una dieta equilibrada, variada y suficiente
acompañada de la práctica de ejercicio físico es la fórmula perfecta para estar
sanos. La repetición de acciones constituye un hábito, pues luego de un tiempo
de practicarse se logra ejecutar esas conductas de modo automático, sin
planificación previa. Comer bien, sano y natural puede constituirse en
un hábito, como también puede serlo comer mal.

Autor: Kattia Hidalgo, Nutricionista Programas de Equidad del MEP


Un hábito es un proceso gradual y se adquiere a lo largo de los años mediante
una práctica repetida. Un hábito alimentario son patrones de consumo de
alimentos que se han enseñado o se van adoptando paulatinamente de
acuerdo a los gustos y preferencias.
Los hábitos alimentarios saludables, son aquellas prácticas de consumo de
alimentos por medio de las cuales las personas seleccionan su alimentación en
función de mantener una buena salud. Esto incluye adoptar un patrón de
consumo que incluya todos los grupos de alimentos, según lo enseñan las
guías alimentarias para Costa Rica y además respetar horarios y tiempos de
comida.
La formación de hábitos alimentarios inicia desde edades muy tempranas, por
ello es de gran importancia que, desde el período de ablactación (introducción
de alimentos sólidos en los bebés), se enseñe a los niños a consumir aquellos
alimentos que propician la salud, además de fomentar el establecimiento de
horarios o tiempos de alimentación, “… está demostrado que es más fácil
promover adecuados hábitos alimentarios desde la niñez que tratar de
modificarlos en la edad adulta” (Arce & Claramunt, 2009).
Por lo tanto, el escenario escolar se convierte en un espacio que permite la
promoción de hábitos alimentarios saludables, no solo dentro de los salones de
clases, sino también apoyando la teoría con las diversas actividades que se
viven en los centros educativos.

La gastronomía venezolana:

Se origina de la mezcla, de la hibridez que aportaron españoles, portugueses,


italianos, y ahora acentuada por el gusto de la cocina china y japonesa. Los
condimentos y especias de la gastronomía africana; los guisados y bacalaos de
la portuguesa, y las preparaciones a base de río y mar de la indígena, se
combinan para formar platos representativos. En el siglo XX la situación en
relación con la inmigración cambia de manera notable. Debido a los problemas
vividos por la economía europea, arruinada durante el período de la post-
guerra y luego por los estragos causados por la Guerra Civil Española (1936-
1939) y la II Guerra Mundial (1939-1945), la corriente inmigratoria europea
volvió a aumentar, especialmente a partir de la década de 1940. Durante ese
período el país se benefició de manera notoria de estos movimientos
inmigratorios. Hasta 1941 el grupo más representativo de extranjeros en
Venezuela era el colombiano. Una segunda oleada inmigratoria de importancia
durante el siglo XX fue la inmigración procedente de los países sudamericanos
que superó en número a la europea además de haber ingresado de manera
ilegal. A ella se agregaron, primero, los argentinos, chilenos y uruguayos,
expulsados por las dictaduras militares que gobernaron de manera cruel esos
países y, luego, los inmigrantes peruanos, ecuatorianos y dominicanos, en
procura de empleo y mejores condiciones de vida.

Ambas corrientes, la europea y la suramericana, están vinculadas muy


estrechamente con la urbanización y la modernización del país y su
contribución al desarrollo de tales procesos ha sido invalorable. La primera dejó
huella en los aspectos urbanísticos, en los comportamientos demográficos, en
la producción de bienes industriales, en la construcción, en el desarrollo de la
agricultura empresarial, en la agroindustria y en la modernización de los
servicios públicos y privados, en la difusión de corrientes artísticas,
especialmente en el campo de la literatura y de la música, y en el desarrollo y
enriquecimiento de la gastronomía venezolana. La segunda ofreció al país una
mano de obra de enorme valor en la prestación de los servicios públicos
urbanos y en la producción y comercialización de bienes agrícolas, en la
artesanía, en el desarrollo de una economía informal.

Alimentación tradicional de venezuela.

Las comidas típicas de Venezuela son el Asado Negro, el Pabellón Criollo, la


Hallaca, la Cachapa, la Arepa, el Cazabe, las Empanadas de Harina de Maíz,
el Hervido de Gallina, de Carne o de Pescado.

 El Pabellón Criollo, pleno de sabores, es probablemente la comida


típica de Venezuela por excelencia. Sus ingredientes son arroz blanco,
carne mechada, tajadas de plátano frito y caraotas negras refritas. Como
todos los otros platos, tiene sus variantes según la región.

 El origen de la Arepa es ancestral. Ya los indígenas hacían arepas a


partir de una masa de maíz cocido y molido. En la actualidad se hacen
con harina de maíz blanco, sal, agua y aceite. Con la masa se preparan
unos bollos y luego se les da la forma definitiva. Hay arepas de
chicharrón, arepitas dulces, arepas “peladas” con cenizas, arepas
asadas.

 La Hallaca es la demostración clara del mestizaje venezolano, puesto


que sus ingredientes tienen diferentes orígenes: la hoja de plátano,
usada por los indígenas americanos y el negro africano; la masa de
maíz, tradicional de Venezuela; carne, aceitunas, alcaparras y pasas, de
neta influencia española. La hallaca se sirve tradicionalmente para
Navidad.

 El sancocho es una sopa espesa a base de yuca, patata, plátano y


diversas legumbres a la que se le suele agregar carne de pollo o bovina.
Otras comidas típicas de Venezuela son: El Asado Negro, El Pasticho, El
Cazabe, La Cachapa por citar algunos.
Además de las comidas típicas de Venezuela casi todos los postres, dulces y
golosinas tienen origen indígena. Abundan ingredientes como el plátano, la
piña, la guayaba, la naranja, el coco, las ciruelas, el chocolate, las almendras.
Se mezclan con la canela, la miel, el agua de naranjo, el almíbar, el clavo de
olor, el ron o el típico papelón (melaza de caña de azúcar) para dar como
resultado deliciosos e inolvidables sabores.
 Entre los postres de origen aborigen está el Majarete, delicia hecha a
base de leche de coco, harina, canela en rama, papelón y azúcar.
 De la época de la colonia proviene la Torta Bejarana, a base de
plátano, mezclado con mantequilla, canela en polvo, papelón, queso
blanco, clavo de olor y almíbar.
 Una de las golosinas típicas son los Negritos, cuya base es el
chocolate semi-dulce, cortado en trocitos, y mezclado con harina,
mantequilla, nueces, y huevos.
 Entre las bebidas tradicionales está la chicha, a base maíz. La Chicha
Andina era la bebida ritual de los indígenas de la época precolombina.
En nuestros días es la bebida típica del Estado de Táchira.
 La Tizana, típicamente venezolana, es una bebida refrescante sin
alcohol. Tiene como base varias frutas: piña, mango, fresas, uvas,
naranjas, manzanas, papaya, cambures (plátano pequeño), bañadas
con limonada poco concentrada, granadina y hielo.

Alimentación Colectiva:

Es aquella que se elabora para un número determinado de comensales


superior a los que comprenden un grupo familiar. En España se la denomina
también "Restauración Colectiva".Cada vez son más las personas que comen
fuera de casa, por lo que el suministro de alimentos y la higiene de estos
centros es de gran importancia; además es imprescindible asegurar la calidad y
variedad de los menús. El grado de profesionalidad del personal que atiende
este tipo de servicios va en aumento, con lo que se garantiza un mayor
cumplimiento de las normas básicas.

Tipos de Alimentación

Colectiva Tradicional:
Comprende los restaurantes o casas de comidas que son un negocio individual
o social, cuya principal característica es un comedor múltiple en el que
se sirven comidas elaboradas en una cocina común. Dentro de este grupo
están los restaurantes de distinta categoría, auto servicios, bar, buffets,
cafeterías, pizzerías, sandwicherías, hamburgueserías, etc.

Social:
Corresponde a los servicios de alimentación para grupos de colectividades que
se hallan en un lugar determinado a la hora de comer y que no pueden
desplazarse del lugar donde realizan su actividad. Estos servicios se ofrecen
en lugares como escuelas, comedores universitarios, centros de acción
social, fábricas-empresas, ejército, residencias, hospitales - clínicas, prisiones.

Las industrias de alimentación comercial:


Se dedican a la elaboración de comidas en cantidades más o menos
importantes con el objetivo de comercializar su producción. Ofrecen una buena
relación calidad-precio, a la vez que garantizan un sistema de seguimiento para
asegurar la calidad de la alimentación. Los usuarios de este tipo de industria
son las escuelas, hospitales -clínicas, empresas, compañías aéreas, etc. Sus
inicios fueron las pequeñas cocinas, que poco a poco han ido creciendo,
existiendo hoy una gran variedad, desde las cocinas que elaboran la comida y
la sirven en el lugar de consumo, hasta cocinas centrales para un mayor y
heterogéneo grupo de comensales, pudiendo oscilar entre 5.000 y 50.000
comensales.

El caso venezolano es muy particular. A pesar de una bonanza petrolera, de


cambios en el marco legal y de una importante transformación en el sector
agroalimentario, acompañada de políticas de apoyo, la crisis hoy día se
agudiza. Esto se evidencia en la escasez de productos en los establecimientos,
tanto públicos como privados; y que en los estados fronterizos aumenta debido
al contrabando de extracción alimentos.
A partir de un análisis documental y bibliográfico, en esta investigación se
describe el sector alimentario venezolano en la actualidad. Para ello se discute
brevemente la crisis alimentaria mundial a manera de contexto y luego se
caracteriza la estructura pública del sector alimentario en Venezuela, para
finalmente plantear la realidad actual, destacando la carencia reinante de
productos alimenticios básicos a nivel nacional.
Son muchos los factores que inciden en la crisis alimentaria que atraviesa el
país. Cabe destacar que no es un fenómeno aislado, pues en el mundo
también se presenta dicho fenómeno. Por ello, con la finalidad de establecer un
contexto, se iniciará discutiendo de manera breve la crisis alimentaria mundial
basándose en documentos de organismos internacionales especializados en el
área como la Organización para las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO).
En la actualidad el mundo enfrenta una crisis alimentaria causada por múltiples
factores, incluyendo el menosprecio y/o poca atención al sector agrícola en
contraposición con sectores considerados más rentables. Esto ha ocasionado
el deterioro del sector agroalimentario y, obviamente, sus repercusiones en el
sector alimentario, es decir, en sus fases de producción y comercialización,
evidenciando con ello una escasez de alimentos cada día más pronunciada. El
presente es un estudio de tipo descriptivo con un diseño no experimental. A
partir de un análisis documental y bibliográfico, se pretende describir el sector
alimentario venezolano en la actualidad, para ello se discute brevemente la
crisis alimentaria mundial a manera de contexto y luego se caracteriza la
estructura pública del sector alimentario venezolano, para finalmente plantear
la realidad actual del sector alimentario venezolano, destacando la escasez
reinante de productos alimenticios básicos a nivel nacional. Los resultados
demuestran que el gobierno ha realizado transformaciones significativas en el
sector alimentario. Sin embargo, las políticas implementadas no han obtenido
los resultados esperados, lo cual se evidencia en una fuerte crisis alimentaria
en todo el territorio nacional apreciada a través de la escasez significativa de
alimentos, con mayor impacto en los estados fronterizos en los cuales los
productos alimenticios básicos son trasladados de manera ilegal a países
vecinos. Las fallas en las políticas implementadas en el sector alimentario se
deben, entre otros factores, a la falta de controles y/o seguimiento de dichas
políticas y lamentablemente a la cultura de la sociedad, en la que el interés
económico predomina sobre el interés social, incluso en la población con
menos poder adquisitivo y favorecida por las medidas gubernamentales. Por lo
tanto, se concluye que en Venezuela no hay soberanía alimentaria.

Las casas de alimentación.

Las Casas de Alimentación, un programa coordinado por el Ministerio del Poder


Popular para la Alimentación, a través de Funda proal que funciona en
viviendas familiares de comunidades vulnerables o con población en pobreza
extrema, donde los dueños y dueñas de manera voluntaria ofrecen su hogar
como espacio de atención gratuita a los beneficiarios que no puedan proveerse
sus propios alimentos.

Las Casas de Alimentación fueron creadas en 2004 por el líder de la


Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, con el fin de contrarrestar las amenazas
de sectores de la oposición contra la seguridad alimentaria, tras el paro
perpetrado entre 2002 y 2003 por sectores económicos respaldados por la
derecha. Esta acción, permitió llevar de forma gratuita los rubros de primera
necesidad a las zonas más vulnerables de la población.

Las actividades humanas están empujando nuestro planeta a un territorio


inexplorado. De hecho, existen evidencias de que entramos a una nueva época
geológica generada por las acciones humanas: “el Antropoceno”. Los
habitantes del Planeta —incluyendo al Homo sapiens— enfrentan un futuro
incierto.

La pérdida de biodiversidad es solo una de las señales de alarma de un planeta


en peligro. La Huella Ecológica (que mide nuestra demanda de recursos
naturales) indica que consumimos tanto como si tuviéramos 1,6 Tierras a
nuestra disposición. De hecho, si mantenemos este nivel de consumo de
recursos naturales, en 2050 necesitaremos el equivalente a 2,5 planetas para
abastecernos.

Los impactos de la actividad humana son cada vez más visibles. Los datos del
informe demuestran que nuestro sistema alimentario está llevando al Planeta al
limite: la agricultura ocupa el 34% de la superficie de la Tierra y consume el
69% de las extracciones de agua dulce.
Producimos mal y comemos peor: una tercera parte de los alimentos que se
producen se tiran.

La solución está en nuestras manos


Pero si los seres humanos somos capaces de producir un cambio tan profundo
en el planeta, también tenemos el poder de corregir esta tendencia. Para
ello, necesitaremos nuevas formas de pensar, métodos más inteligentes
de producción, un consumo responsable y nuevos sistemas de
financiación y gobierno.
El Informe Planeta Vivo ofrece posibles soluciones, incluyendo los cambios de
fondo que requieren los sistemas alimentario, energético y financiero
mundiales para satisfacer las necesidades de las actuales y las futuras
generaciones.
El concepto de sistemas alimentarios, o de sistemas alimentarios y
nutricionales (Sobal, Khan y Bisogni, 1998) ha dado origen a numerosas
definiciones y conceptualizaciones. Se han hecho también varios intentos para
crear tipologías de sistemas alimentarios. Muchos de ellas están construidas
sobre una perspectiva histórica, a partir de sistemas "tradicionales" o
"industrializados" (Malassis, 1996). La mayor parte hacen uso de criterios
relativos a las relaciones entre producción y consumo: distinción entre
productores y consumidores, proporción del consumo que se produce
"internamente", distancia de la cual vienen los alimentos, etc. (Esnouf, Russel y
Bricas, 2013). Aquí la escala es, por supuesto, clave, con muchos estudios que
se focalizan en distinciones entre "local" y "global" (Gaull y Goldberg, 1993;
Goodman, 1997; Feenstra, 1997; Hinrichs, 2000; Kneafsey et al., 2013). Hasta
cierto punto, la mayoría -sino todos- los sistemas alimentarios están
interconectados y su suma constituye un "sistema alimentario global".
Se puede decir que los sistemas alimentarios abarcan una cantidad de
actividades que dan origen a varios resultados de seguridad alimentaria. Estos
sistemas están influenciados por factores económicos, sociales y ambientales
(y sus interacciones). A su vez, los sistemas alimentarios producen un
"feedback" y actúan sobre dichos factores (Ingram, 2011).
Hay muchos puntos de vista diferentes sobre lo que constituye un
sistema alimentario "sustentable" y sobre lo que cae dentro del término
"sustentabilidad". Desde el punto de vista histórico, el concepto de
sustentabilidad fue fruto de los trabajos iniciales de la comunidad científica
internacional sobre la noción de desarrollo sustentable. Este concepto fue en
ese momento aplicado a la agricultura, parte del sistema alimentario. Conviene
revisar brevemente esos intentos antes de adoptar una visión holística de
"sistemas alimentarios sustentables", considerándolos en su complejidad y en
cómo ellos se relacionan con los objetivos de seguridad alimentaria y
nutricional.
"Sistema alimentario sustentable es el que garantiza la seguridad alimentaria y
nutricional para todos y de forma tal que las bases económicas, sociales y
ambientales para la seguridad alimentaria y nutricional de las futuras
generaciones no sean comprometidas."
En las últimas décadas se experimentó un marcado interés por conocer los
hábitos alimentarios en distintas poblaciones, con el objetivo de detectar
potenciales desviaciones, susceptibles de políticas de intervención en
educación alimentaria. En la provincia de Catamarca se estudió la vinculación
entre el patrón de consumo alimentario de los habitantes y la influencia en las
Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT), y se diferenciaron dos
regiones, Este y Oeste, por sus características socio productivas y tasas de
mortalidad asociadas con ECNT en adultos mayores.

Argentina presenta un estadio avanzado de transición demográfica,


epidemiológica y nutricional dentro del contexto de América Latina, ocasionado
por el aumento de la esperanza de vida, la disminución de la natalidad y
enfermedades infecto contagiosas. La transición nutricional se caracteriza por
un alto consumo de carnes, grasas saturadas, azúcares refinados y un
relativamente bajo consumo de fibras e hidratos de carbono complejos;
aspectos de la dieta asociados con tasas específicas de morbi-mortalidad con
ECNT.

Las enfermedades del corazón, las cerebro vasculares y los tumores malignos
constituyen las tres primeras causas de muerte en adultos mayores, lo que
genera una carga sustancial no sólo para los sistemas de salud, sino también
para las estructuras sociales y familiares, debido a la dependencia que
producen. Paralelamente, los avances científicos descubren que los
componentes nutricionales y estilos de vida son factores de riesgo
responsables de muchos de estos problemas, independientemente de factores
predisponentes. Por eso, la OMS promovió una política de investigación y
difusión de conocimientos para asegurar a los adultos una función física,
mental y social plena, prestando especial atención a la reducción de los
factores de riesgo asociados con las ECNT a medida que se envejece, y al
aumento concomitante de los elementos que protegen la salud.

Globalización y prácticas alimenticias


La mayor parte de las sociedades latinoamericanas registran una intensa
movilidad migratoria. Desde el siglo XVI, el continente ha sido incorporado a las
redes comerciales internacionales y participa en el proceso de mundialización.
Desde el punto de vista alimentario obedece a las mismas tendencias que
encontramos en otros continentes (Pelto et al., 1983): industrialización, mejora
progresiva en el sistema de transportes, mayor complejidad de las redes de
distribución, incremento de los flujos migratorios y de la monetarización, de los
agro-negocios y de la agro-industria…

Este conjunto de fenómenos conlleva la “deslocalización de los alimentos”, es


decir, el hecho que los productos provienen de lugares y ambientes culturales
cada vez más lejanos (ibid.). Mientras que estas transformaciones contribuyen
al enriquecimiento de la dieta de los más ricos, implican a su vez el abandono
de alimentos “tradicionales”, cada vez menos al alcance de los más pobres
(ibid.).

Los fenómenos de migración acentúan el proceso de deslocalización. México,


vecino del gigante norteamericano, es particularmente afectado, si bien en
realidad el continente entero llega a percibir las consecuencias. Migraciones del
campo a la ciudad (Eloy) o de una región o país a otro (Lestage, ibid.; Tinat,
2008; Katz), todas ellas contribuyen al incremento de la monetarización y a la
exposición a modelos alimentarios diferentes. Al mismo tiempo, los migrantes
importan y hacen circular los alimentos desde su lugar de origen, produciendo
así otro tipo de deslocalización (Lestage,ibid.; Eloy; de Robert & van Velthem).

Actualmente, los modos de alimentación uniformizados como el fast-food a la


americana o la “cocina internacional” se intensifican en los contextos urbanos y
en los centros turísticos (Suremain; Ávila & Tena). Alimentos y bebidas agro-
industriales (pollos de granja, arroz, pastas, aceite, café, dulces, Sabritas,
refrescos, cervezas…), comercializadas en América latina desde hace varias
décadas, llegan ahora hasta las zonas más alejadas y cada vez en mayor
cantidad, sustituyendo así el consumo de plantas locales cuya diversidad se
encuentra actualmente amenazada (Eloy; Katz). Este fenómeno se agrava aún
más cuando se pasa de una agricultura de subsistencia a una comercial
(Dewey, 1981; Lentz, 1991). Habrá que preguntarnos si a fin de cuentas un
modelo alimentario acabará por imponerse al resto.

Parece entonces importante analizar las principales transformaciones que


resultan a partir de este tipo de acontecimientos. La emergencia de nuevas
carencias alimentarias, del sobrepeso y de diabetes observadas desde hace un
par de décadas (Pelto et al., 1983) toma actualmente proporciones
preocupantes en todo el mundo6. Estos fenómenos afectan sobretodo a los
citadinos cuyo esfuerzo físico y gasto energético es mínimo, pero se
manifiestan también en las zonas rurales y forestales7, al punto que Brasil y
México cuentan actualmente con la mayor proporción de obesos, sólo
superada por los Estados Unidos (Delpeuch et al., 2006).

La ingeniería genética es una aplicación de la biotecnología que involucra la


manipulación de ADN y el traslado de genes entre especies para incentivar la
manifestación de determinados rasgos genéticos. Aunque hay muchas
aplicaciones de la ingeniería genética en la agricultura, el enfoque actual de la
biotecnología está concentrado mayoritariamente en el desarrollo de cultivos
tolerantes a herbicidas y en menor proporción a cultivos resistentes a plagas y
enfermedades. Empresas trasnacionales como Monsanto, DuPont, Novartis,
etc, que son los principales proponentes de la biotecnología, presentan los
cultivos transgénicos como una manera de reducir la dependencia de insumos,
tales como plaguicidas y fertilizantes. Lo irónico es que esta
«biorrevolución» está siendo introducida por los mismos intereses que
promovieron la primera ola de agricultura basada en agroquímicos. Ahora,
equipando cada cultivo con nuevos «genes insecticidas», prometen al
mundo plaguicidas más seguros, que según ellos reducirán el uso intensivo de
agroquímicos, haciendo la agricultura más sustentable.

En tanto los cultivos transgénicos siguen estrechamente el paradigma de los


plaguicidas, los productos biotecnológicos reforzarán el espiral de los
plaguicidas en los agrosistemas, dando razón a las preocupaciones que tantos
científicos han expresado con respecto a los riesgos de los organismos
genéticamente modificados para el medioambiente.
Presentamos a continuación una lista de los riesgos ecológicos más serios que
presenta el uso comercial de cultivos transgénicos, de acuerdo a varios
autores. (Rissler y Mellon 1996; Krimsky y Wrubel 1996)

- la expansión de los cultivos transgénicos amenaza la diversidad genética por


la simplificación de los sistemas de cultivos y la promoción de la erosión
genética;

- la potencial transferencia de genes de cultivos resistentes a herbicidas a


variedades silvestres o parientes semidomesticados pueden crear
supermalezas;

- los cultivos resistentes a herbicidas se transformarían subsiguientemente en


malezas;

- el traslado horizontal de genes a través de los vectores utilizados para la


modificación, y su recombinación con potencial de crear nuevas bacterias
patogénicas;

- la recombinación de vectores que generan variedades de virus más nocivas,


sobre todo en plantas transgénicas diseñadas para tener resistencia viral en
base a genes virales;

- el riesgo de que las plagas de insectos desarrollen rápidamente resistencia a


los cultivos que contienen la toxina de Bt;

- el uso masivo de la toxina de Bt en cultivos puede desencadenar


interacciones potencialmente negativas que afecten negativamente procesos
ecológicos y a organismos benéficos.

Evaluamos aquí los impactos potenciales de la biotecnología agrícola en el


contexto de metas agroecológicas que apunten hacia una agricultura
socialmente más justa, económicamente viable y ecológicamente apropiada.
Tal evaluación es oportuna dado que a nivel mundial ha habido más de 1.500
solicitudes aprobadas de pruebas de campo de cultivos transgénicos (el 87%
de todas las pruebas de campo desde 1987 han sido solicitadas por el sector
privado), a pesar de que en la mayoría de los países no existen regulaciones
estrictas de bioseguridad que se ocupen de los problemas ambientales que
pueden surgir cuando se liberan plantas diseñadas por ingeniería genética al
ambiente. La preocupación principal inmediata es que las presiones
internacionales de las compañías para ganar mercados y aumentar las
ganancias está llevando a la liberación de cultivos transgénicos muy
rápidamente, sin consideración apropiada de los impactos a largo plazo sobre
las personas o el ecosistema.

Actores y orientaciones en investigación

La mayoría de las innovaciones en biotecnología agrícola están orientadas por


el afán de lucro y no por la búsqueda de respuestas a las necesidades
humanas. Consecuentemente el énfasis de la industria de la ingeniería
genética no es realmente resolver los problemas agrícolas, sino el incremento
de la rentabilidad. Esta aseveración es apoyada por el hecho de que por lo
menos 27 empresas han comenzado investigaciones sobre plantas tolerantes a
los herbicidas, incluyendo las ocho compañías de plaguicidas más grandes del
mundo: Bayer, Ciba-Geigy (ahora Novartis), ICI, Rhone-Poulenc, Dow/Elanco,
Monsanto, Hoescht y DuPont, y virtualmente todas las compañías de semillas,
muchas de las cuales han sido adquiridas por compañías químicas.

En los países industrializados, el 57% de todos los ensayos de campo -de 1986
a 1992- para probar cultivos transgénicos, estaban relacionados a la tolerancia
a herbicidas, y el 46% de solicitantes al USDA (Ministerio de Agricultura de
EE.UU.) para pruebas de campo fueron compañías químicas. Entre los cultivos
diseñados para la tolerancia genética a uno o más herbicidas se incluyen
actualmente: alfalfa, canola, algodón, maíz, avena, petunia, papa, arroz, sorgo,
soja, remolacha, caña de azúcar, girasol, tabaco, tomate, trigo y otros. Está
claro que creando cosechas resistentes a sus herbicidas, una compañía puede
extender los mercados de sus productos químicos patentados. El mercados
para cultivos resistentes a herbicidas se ha estimado en más de $500 millones
para el año 2000.

Aunque algunas pruebas son conducidas por universidades y organizaciones


de investigación avanzada, la agenda de investigación de éstas está cada vez
más influenciada por el sector privado. El 46% de las empresas de
biotecnología basan la investigación biotecnológica en las universidades,
mientras 33 de los 50 estados de Estados Unidos tienen centros compartidos
universidad-industria para la transferencia de biotecnología. El desafío para
estas instituciones públicas no será sólo asegurar que se investiguen los
aspectos ecológicamente apropiados de la biotecnología (tales como fijación de
nitrógeno, tolerancia a la sequía, etc.), sino también supervisar y controlar
cuidadosamente la provisión de conocimiento aplicado de libre propiedad al
sector privado, para garantizar que tal conocimiento continúe en el dominio
público para el beneficio de toda la sociedad.

Biotecnología y agrobiodiversidad

Las tendencias actuales de las trasnacionales son abrir amplios mercados


internacionales para un sólo producto, creando así las condiciones para la
uniformidad genética en el paisaje rural. Además, la protección de patentes y
los derechos de propiedad intelectual apoyados por la OMC, no permiten a los
agricultores volver a utilizar, compartir y almacenar sus semillas aumentando
así la posibilidad de que unas pocas variedades lleguen a dominar todo el
mercado de semillas. Aunque un cierto grado de uniformidad de los cultivos
puede tener ciertas ventajas económicas, tiene dos inconvenientes ecológicos.
Primero, la historia ha mostrado que una gran área cultivada con un sólo cultivo
es muy vulnerable a un nuevo patógeno o plaga. Y segundo, el uso extendido
de un solo cultivo lleva a la pérdida de la diversidad genética.

Hay evidencias de la Revolución Verde que no dejan ninguna duda de que la


difusión de variedades modernas ha sido una causa importante de la erosión
genética, por ej. cuando las campañas gubernamentales masivas animaron a
los agricultores a adoptar variedades modernas empujándoles a abandonar
muchas variedades locales La uniformidad causada por el aumento del área de
cultivo de un número reducido de variedades es una fuente de riesgo para los
agricultores ya que las variedades modernas son más vulnerables a
enfermedades y al ataque de plagas y se desarrollan pobremente en campos
poco uniformes, que es el ambiente más común de los agricultores pequeños.

Los efectos anteriores son característicos de las variedades modernas y es


dable esperar que, dada la naturaleza monogénica y la rápida expansión del
área de cultivo de los transgénicos sobre pocas variedades, éstos exacerbarán
esos efectos.

1. Problemas ambientales de los cultivos resistentes a los herbicidas

Según los defensores de los cultivos resistentes a los herbicidas, esta


tecnología representa una innovación que permite a los agricultores simplificar
los requisitos de manejo de malezas, reduciendo el uso de herbicidas a
situaciones de post-emergencia, usando un sólo herbicida de amplio espectro
que se descomponga relativamente rápido en el suelo. Entre los herbicidas
candidatos con tales características figuran, entre otros, el glifosato, el
bromoxynil, la sulfonylurea, el imidazolinones.

Sin embargo, en realidad el uso de cultivos resistentes a los herbicidas


probablemente aumentará el uso de herbicidas así como los costos de
producción. También es probable que cause serios problemas ambientales.

Resistencia a herbicidas

Está bien documentado que cuando se utiliza un sólo herbicida reiteradamente


sobre un cultivo, aumentan las posibilidades de que se desarrolle resistencia al
herbicida en la población de malezas. Las sulfonylureas y los imidazolinones
son particularmente propensos a la evolución rápida de malezas resistentes y
se conocen hasta catorce especies de malezas que presentan resistencia a los
herbicidas con sulfonylurea.

La Cassia obtusifoliia, una maleza agresiva en la soja y el maíz en el sudeste


de los Estados Unidos ha exhibido resistencia a los herbicidas del
imidazolinone.

El problema es que dada la presión de la industria para aumentar las ventas de


herbicidas, la superficie tratada con herbicidas de amplio espectro se
extenderá, exacerbando el problema de generación de resistencia. Por
ejemplo, se ha proyectado que la superficie tratada con glifosato aumentará a
casi 150 millones de acres. Aunque el glifosato es considerado menos
propenso a desarrollar resistencia, el aumento en el uso del herbicida producirá
resistencia en malezas, aunque más lentamente, como se ha documentado en
poblaciones de ryegrass anual, quackgrass, birdsfoot trefoil y especies de
Cirsium.

Impactos ecológicos de los herbicidas

Las compañías afirman que el bromoxynil y el glifosato, cuando son


correctamente aplicados, se degradan rápidamente en el suelo, no se
acumulan en las aguas subterráneas, no tienen efectos en organismos y no
dejan residuos en los alimentos. Hay, sin embargo, evidencia de que el
bromoxynil causa defectos de nacimiento en animales de laboratorio, es tóxico
para los peces y puede causar cáncer en seres humanos. Debido a que el
bromoxynil es absorbido por vía dermatológica, y porque causa defectos de
nacimiento en roedores, es probable que presente riesgos para los agricultores
y trabajadores del campo.

Igualmente se ha informado que el glifosato puede ser tóxico para algunas


especies invertebradas que habitan el suelo, incluidos predadores benéficos
como arañas y carábidos, especies detritívoras como lombrices de tierra, y
también para diferentes organismos acuáticos, incluso peces. En la medida que
hay estudios que verifican la acumulación de residuos de este herbicida en las
frutas y tubérculos, al sufrir poca degradación metabólica en las plantas, surgen
interrogantes sobre la seguridad de los alimentos con residuos de estos
herbicidas.

La creación de «supermalezas»

Aunque existe la preocupación de que los cultivos transgénicos se puedan


convertir a su vez en malezas, el mayor riesgo ecológico es que liberaciones a
gran escala de cultivos transgénicos puedan provocar el flujo de transgenes de
los cultivos a otras plantas silvestres que entonces pueden transformarse en
malezas. El proceso biológico que preocupa aquí es la introgresión, es decir, la
hibridación entre especies de diferentes plantas. La evidencia indica que ya
existen tales intercambios genéticos entre malezas silvestres y cultivos. La
incidencia del shattercane (Sorghum bicolor), una maleza emparentada con el
sorgo, y el flujo genético entre el maíz y el teosinte, demuestran el potencial de
los parientes cercanos de los cultivos transgénicos a volverse malezas
peligrosas. Esto es preocupante dado que varios cultivos de los Estados
Unidos son cultivados en proximidad con sus parientes sexualmente
compatibles. También hay cultivos que crecen en las proximidades de malezas
silvestres que no son parientes cercanos pero pueden tener algún grado de
compatibilidad cruzada tales como los cruces de Raphanus raphanistrum X R
sativus (rábano) y de Sorghum halepense X maíz sorgo.

Reducción de la complejidad del agroecosistema

La remoción total de malezas vía el uso de herbicidas de amplio espectro


puede provocar impactos ecológicos indeseables, dado que se ha
documentado que un cierto nivel de diversidad de malezas en los alrededores o
dentro de los campos de cultivo puede jugar un papel ecológico importante,
como por ejemplo la estimulación del control biológico de plagas y la mejora de
la cobertura protectora contra la erosión del suelo, etc. (Altieri 1994).

Lo más probable es que los cultivos resistentes a herbicidas refuercen el


monocultivo al inhibir las rotaciones y los policultivos ya que la diversificación
es imposible si se usan cultivos susceptibles a los herbicidas combinados con
los cultivos resistentes a herbicidas. Tales agroecosistemas empobrecidos en
su diversidad vegetal proveen las condiciones óptimas para el crecimiento libre
de malezas, insectos y enfermedades dado que muchos nichos ecológicos no
serán ocupados por otros organismos. Es más, los cultivos resistentes a
herbicidas, a través del incremento de la efectividad del herbicida, podrían
reducir aún más la diversidad vegetal, favoreciendo cambios en la composición
y abundancia de la comunidad de malezas, favoreciendo especies competitivas
que se adaptan a un amplio espectro de tratamientos de post-emergencia.

2. Riesgos ambientales de los cultivos resistentes a insectos

Resistencia

Según la industria, los cultivos transgénicos con inserción de genes de Bt


(Bacillus thuringiensis) prometen reemplazar el uso de insecticidas sintéticos en
el control de plagas de insectos. Sin embargo, puesto que la mayoría de los
cultivos tienen una diversidad de plagas de insectos, igualmente habrá que
aplicar insecticidas para controlar otras plagas diferentes a los Lepidoptera, que
son los susceptibles a la endotoxina expresada por los cultivos Bt.

Por otro lado, se sabe que varias especies de Lepidoptera han desarrollado
resistencia a la toxina de Bt en puebas de campo y de laboratorio, sugiriendo
que los mayores problemas de resistencia se desarrollan en cultivos
transgénicos donde la expresión continua de la toxina crea una fuerte presión
de selección. Dado que se ha aislado una diversidad de genes de la toxina Bt,
los biotecnólogos argumentan que si se desarrolla resistencia pueden usarse
formas alternativas de la toxina Bt . Sin embargo, dado que es probable que los
insectos desarrollen resistencia múltiple o resistencia cruzada, tal estrategia
también está condenada al fracaso.

Basándose en experiencias pasadas con plaguicidas, otros han propuesto


planes de manejo de la resistencia con cultivos transgénicos, tales como el uso
de mezclas de semilla y refugios. Además de requerir la difícil tarea de una
coordinación regional entre agricultores, los refugios han presentado un éxito
muy reducido con los plaguicidas químicos, debido al hecho de que las
poblaciones de insectos no están restringidas a un agroecosistema cerrado, y
los insectos que entran están expuestos a dosis cada vez más bajas de la
toxina en la medida que el plaguicida se degrada.

Conclusiones
La historia de la agricultura nos enseña que las enfermedades de las plantas,
las plagas de insectos y las malezas se volvieron más severas con el desarrollo
del monocultivo, y que los cultivos manejados intensivamente y manipulados
genéticamente pronto pierden su diversidad genética. Dado estos hechos, no
hay razón para creer que la resistencia a los cultivos transgénicos no
evolucionará entre los insectos, malezas y patógenos como ha sucedido con
los plaguicidas. No importa qué estrategias de manejo de resistencia se
utilicen, las plagas se adaptarán y superarán las barreras agronómicas. Las
enfermedades y las plagas han sido siempre amplificadas por los cambios
inherentes a una mayor homogeneidad en la agricultura

Dado que la hibridación interespecífica y la introgresión son comunes a


especies tales como girasol, maíz, sorgo, colza, arroz, trigo y papas, existen
bases experimentales para esperar un flujo de genes entre el cultivo
transgénico y sus parientes silvestres creando así nuevas malezas resistentes
a los herbicidas. A pesar de que algunos científicos argumentan que la
ingeniería genética no es diferente al mejoramiento convencional, los críticos
de la biotecnología reclaman que la tecnología del ADN recombinante permite
la expresión de nuevos genes exóticos en las plantas transgénicas.

Asimismo, se hace imprescindible el acuerdo con el sector privado del sector


alimentario, garantizando así su fortalecimiento y el aumento de su inversión en
el país.

En el mundo existe una crisis alimentaria atribuida, entre otras causas, al


aumento de los precios de los alimentos, calentamiento global, desequilibrio
entre la oferta y demanda, especulación, restricciones de exportación, costo de
la energía, así como el aumento de la producción de bio combustibles, factores
demográficos, limitaciones de la producción agrícola, entre otras.

Esos elementos, aunados a la carencia de políticas acertadas en materia de


seguridad y soberanía alimentaria, así como a problemas culturales
probablemente ocasionados por fallas en la educación o falta de conciencia de
los venezolanos, han agudizado en la actualidad la crisis en Venezuela.

Cada día es más común tener que recorrer establecimientos tanto públicos
como privados para poder obtener los alimentos requeridos, los cuales no
siempre son los que se buscan sino sus sustitutos, que en muchos casos son
importados. Cabe destacar que esta importación se ha incrementado de
manera significativa en nuestro país, lesionando con ello el sector productivo
del mismo y alejando cada vez más la tan anhelada soberanía alimentaria.

Por lo tanto, se hace necesario, de manera urgente, dejar de lado las divisiones
que lesionan el bienestar de todos los venezolanos y comenzar a fortalecer el
aparato productivo nacional, enalteciendo lo local sobre lo extranjero,
culturizando a la población a valorar nuestros recursos y a establecer
estrategias que involucren la reestructuración de las organizaciones públicas,
en pro de corregir sus fallas para un mejor funcionamiento que se traduzca en
la oferta de mayor cantidad de productos venezolanos y con una mayor
calidad.
BIBLIOGRAFIA
BIODIVERSIDAD

SUSTENTO Y CULTURAS

Riesgos ambientales de los cultivos transgénicos

por Miguel A. Altieri

Diciembre de 1998

Miguel A. Altieri es catedrático de la Universidad de California y autor de


numerosos libros sobre agroecología.

Puede ser contactado en:

Universidad de California

ESPM-Division of Insect Biology

201 Wellman-3112

Berkeley, CA 94720-3112,EE.UU.

Tel: 1-510-642-9802 Fax: 1-510-642-7428

C. e.: agroeco3@nature.Berkeley.edu

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