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Las luchas libradas por nuestro pueblo y por el movimiento estudiantil que resistió la política
limitacionista y represiva de los avasalladores de turno en la Universidad, resultaba ya en 1971,
imposible de mantener. La disolución de las organizaciones estudiantiles, las sanciones y
detenciones de estudiantes no dieron los resultados esperados.
Ante las sucesivas derrotas que el pueblo en su lucha infringía a las posibles variantes que se
pretendían imponer para el país, como la implantación de un régimen corporativista, con una
salida bipartidista a la brasileña, la dictadura se aboca a lograr un “acuerdo nacional”.
Esta política en el seno de la Universidad lleva a reemplazo a algunas figuras como la de José
Luis
Cantini en el cargo de Ministro de Cultura y Educación de la Nación y el intento de dictar una
nueva Ley Universitaria que otorgue una seudo participación estudiantil y una seudo –
autonomía en lo académico; todo ello con el objetivo de asimilar al estudiantado a la política de
conciliación nacional.
Ante esto, el MNR reafirma su voluntad de incrementar sus esfuerzos junto a las mayorías de
los estudiantes argentinos por perfeccionar su organización, a los efectos de enfrentar
conjuntamente con las mayorías nacionales a la Dictadura mercenaria.
El día 15 del corriente mes, los medios de comunicación dieron a conocer, en forma oficial, la
presentación de la renuncia en carácter de indeclinable por parte de José Luis Cantini, al cargo
de Ministro de Cultura y Educación que ocupara desde junio de 1969, así como la retención de
esa cartera hasta tanto se designara su sucesor.
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La renuncia de Cantini
La decisión del reemplazo, por parte de los mercenarios que por asalto han asumido la
conducción del país el 28 de junio de 1966, adoptada luego de una larga serie de versiones
que circularon insistentemente en los medios de información y que, en forma repetitiva, fueron
desmentidas desde el mismo despacho ministerial, puso fin a la larga agonía que la Dictadura
mercenaria preparó como epílogo a quien, sin jamás haber ocupado un cargo docente en la
Universidad Nacional, promovió desde la Universidad Católica Argentina a Rector de la
Universidad Nacional de Rosario, haciéndolo partícipe de la farsa de “su creación”, y
posteriormente al rango de Ministro en el Gabinete surgido luego del reemplazo a Juan Carlos
Onganía por Roberto Marcelo Levingston.
Con estos antecedentes en cuenta, de ninguna manera puede sorprender el hecho de que,
desde el propio ministerio, se haya avalado y potenciado el accionar de quienes orientan e
impulsan los Institutos Privados de Enseñanza a todos los niveles, mientras se permanecía
impasible al deterioro de la Educación Estatal, y se la impulsaba a la situación más crítica que
reconozca en su historia a través del ya conocido mecanismo del ahogo presupuestario.
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La renuncia de Cantini
Y hoy, cuando los mercenarios que encabezaban la Dictadura en nombre de los monopolios
extranjeros que se han constituidos en los electores de la vida nacional, así como ayer
sustituyeron al megalomaníaco Onganía ante el fracaso de la implantación de un régimen
corporativista y luego a Mr. Levington cuando se demostró incapaz de constituir una fuerza
oficialistas para garantizar una salida al estilo de Brasil, se dan a la tarea de lograr el “acuerdo
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nacional”, se hace necesario reemplazar a José Luis Cantini, cuya figura está ya desgastada
por el accionar de los universitarios, de los trabajadores no docentes de la Universidad y,
últimamente, jaqueado por las luchas de los docentes de la Escuela Pública.
La sumatoria de todas estas luchas, que reconocen una misma raíz, ha impedido la completa
materialización que, en materia cultural y educacional, se habían planteado como objetivos la
Dictadura y los monopolios. Esta separación constituye el reconocimiento por la propia
Dictadura, de que su gestión en materia de educación ha constituido un rotundo fracaso.
De igual forma que, posteriormente a la destitución de Onganía, se descubrió que éste tenía
“tendencias autocríticas” y a Roberto M. Levington se le comprobó la participación en
negociados, no faltará hoy quien, desde el seno de la Dictadura, afirmaría y “descubrirá” los
errores de Cantini. Intentarán borrar con el codo lo que antes escribieran con la mano. Esto es
lo que explica que el Rector de la Universidad Nacional de Córdoba, Olsen Girardi, vocifere por
una nueva Ley Universitaria y que el Rector de la Universidad Nacional de Tucumán,
Sciapuscio, actúe en similar sentido. Olvidan estos señores que la responsabilidad de lo
actuado le cabe a todos ellos, a cada uno de su nivel de ministro, rector, decanos y secretarios;
olvidan, o probablemente se creen que el pueblo puede olvidar que han asumido jurando por el
Acta de la Revolución Argentina y aceptando el cumplimiento de la Ley Universitaria que,
incluso, posteriormente fuera reafirmada con sus firmas en la nota publicada por el Consejo de
Rectores el 18 de febrero de 1971.
Esto vale también para el ex – Rector de la Universidad del Sur, Doctor Gustavo Malec, hoy
Ministro de Educación y Cultura quien, como él mismo lo dijera, es “ un científico de fibra”.
Dejando de lado el obtuso criterio que demuestra el designar a un científico como Ministro de
Educación, queremos advertir, una vez más, la maniobra que ya denunciáramos en otras
oportunidades, acerca de la preparación de una Ley Universitaria. Este está reafirmado por las
declaraciones de E. Malec aparecidas el día 21 de mayo en La Capital donde, hablando de la
Reforma educativa, dice: “no entro a analizar si es buena o mala como la Ley Universitaria que
nos rige...”, y más adelante “nunca tuve el esquema mental de ser Ministro, me interesaba más
la investigación y la tecnología lanar. Soy un científico en el campo de las fibras de lanas; a
pocos días ( Clarín 24 de mayo de 1971) decía: “las consecuencias de no tener voz y voto
están a la vista. Yo, en realidad, no ataco a la Ley y no entro a definir por ahora, si es buena o
mala. Me guío por los resultados, por las consecuencias y éstas, obviamente, han sido malas.
Necesitamos una Ley hábil, de conceptos modernos y que dé oportunidades a cada
Universidad de establecer sus estatutos. De lo contrario caeríamos en la uniformidad de hoy,
en que los estatutos de todas las Universidades son prácticamente iguales”.
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Con la proscripción de las organizaciones representativas del estudiantado, con las sanciones
y el carcelamiento de gran cantidad de estudiantes, con la presencia de las fuerzas represivas
en los recintos universitarios, se ha intentado, a lo largo de cinco años de Intervención,
infructuosamente liquidar al Movimiento Estudiantil.
Establece, en primer lugar, que hay que dictar una Ley Universitaria y que el procedimiento
para sancionar “una Ley Universitaria vitalizada debe contemplar una consulta a todos los
sectores interesados. Más todavía: esta es una condición sine quanom. Toda norma nutricia de
una institución es letra muerta si es impuesta desde afuera”.
La tercera pauta señalada por este personero de la Dictadura lleva el sugestivo título de : “La
representación estudiantil debe tener voz y voto”. Fundamenta ello en que la “oposición
estudiantil al actual régimen tiene su origen en una buena medida, en habérsele negado el
derecho al voto. La concesión del derecho de hablar pero no de decidir es una fuente de
frustraciones... es posible también que esa representación inadecuada haya impulsado a una
lucha frontal y que haya contribuido a que muchos estudiantes se coloquen fuera del sistema.
Estos sectores, quizás muy minoritarios, pero no asistematizados (critican y luchan
permanentemente contra el sistema), son activos factores de presión contra las autoridades
que tiene poder decisorio. Con petitorios y asambleas, en una estrategia global y continuada
son, a la postre, factores de decisión. No es conveniente producir segregaciones cuyo poder de
aglutinamiento pueda aumentar (5 / 10 / 70, Acta 28 N°3, foja1).
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Llega más adelante, incluso, en la pauta N° 12 de ese documento a sostener la necesidad cde
la Autonomía Académica y “quizás, autarquía financiera”, por supuesto que aquí no puede
introducir grandes elementos de innovación en un terreno tan espinoso como es el de la
Autonomía y opta por ubicarla, tal cual lo hace la actual Ley de la Dictadura, en el plano de lo
académico, por otro lado ni aún así se verifica en la práctica. Con ésta y otras fórmulas que
tratan de adornar y embellecer la política participacionista en la Universidad, se pretende
domesticar el estudiantado.
Ante esta nueva etapa que se abre en la lucha de los universitarios en contra de la Dictadura y
sus representantes en la Universidad, el Movimiento Nacional Reformista (MNR) reafirma su
voluntad de incrementar sus esfuerzos junto a la mayoría de los estudiantes argentinos, por
perfeccionar sus organizaciones – los Centros de Estudiantes y la Federación Universitaria
Argentina – para posibilitar así una mayor efectividad de la misma y un aporte masivo a la
permanente batalla que, conjuntamente con las grandes mayorías nacionales. Debemos librar
contra la Dictadura mercenaria.
Esto es necesario hoy, más que nunca, cuando la Dictadura y los monopolios – que desde
1966 a la fecha, porque gestaron la entrega de nuestro patrimonio económico y cultural,
desconociendo la voluntad soberana del pueblo, desatando la más brutal represión que se
halla conocido en el país, golpeando, encarcelando y asesinando a los argentinos que
cometieron el “delito” de elevar su protesta ante esta política - ,pretenden aparecer como los
autores de un “acuerdo nacional” como respetuosos de la “voluntad soberana del pueblo”, de
sus organizaciones gremiales y políticas, de la conciliación nacional, a los fines de articular una
salida a la difícil situación que fueron llevados por la Resistencia popular y que legalice todo lo
actuado de espalda a la voluntad del pueblo y en su perjuicio.
Este objetivo no será logrado por la Dictadura en la medida en que el pueblo organizado
continúe el enfrentamiento tras las banderas de la Independencia Nacional, la Libertad y el
Bienestar para los argentinos.
Estas justas aspiraciones de las mayorías nacionales son contrapuestas a los objetivos
planteados por la Dictadura y los monopolios y no se logrará a través de la negociación con el
enemigo, que ha sancionado la pena de muerte, que ha implantado y mantiene vigente el
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Estado de Sitio, que ha llenado las cárceles de presos políticos, gremiales y estudiantiles, sino
que serán logrados a través de la lucha organizada del pueblo detrás de un programa de
Liberación Nacional, que sintetice los anhelos de todos los integrantes del pueblo argentino.
A ese programa, los estudiantes debemos aportar, desde ya, con ideas para la organización de
la futura Universidad, para que una vez los argentinos impongamos el respeto a la soberanía
popular, constituyan las bases de la estructuración de la Universidad. Así, al programa de la
contrarreforma de la Universidad, opondremos el de la Reforma Universitaria. Serán
derogadas las leyes y reglamentos sancionados por la Dictadura
El gobierno de la misma deberá estar integrado por estudiantes, docentes de todas las
categorías, graduados y no- docentes.
El cuerpo docente sólo accederá a sus cargos por concursos de oposición y antecedentes.
En esta Universidad no tendrán cabida quienes, como los Ministros, Rectores, Decanos,
Secretarios, etc., han jugado un papel en su avasallamiento. Para ellos, sobre quienes ha caído
ya la sanción moral de los universitarios, sólo cabe la inhabilitación.
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Hoy, a algo menos de dos años de ascensión a Ministro de Educación, al bver el destino
repodrido por el nazis – clerical Cantini y su camarilla de colaboradores, Doctores y Decanos,
que seguramente los seguirán, comprobamos una vez más lo efímero e intrascendente de la
caída de los mercenarios.
Las luchas de nuestro pueblo y el recuerdo de los nombres de los mártires cobran, en cambio,
histórica dimensión.
Los integrantes del Movimiento Nacional Reformista (MNR), en este su nuevo aniversario,
rendimos desde la lucha, nuestro homenaje y convocamos a los universitarios argentinos a
bregar por una Universidad de Mayorías, en un país liberado.
A.P.R.I. de Medicina
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A.P.R.I. de Bioquímica
M.A.F.U.L. de Filosofía.
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