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EDAD DE LOS METALES

Objetivo

Dar a conocer a nuestros compañeros Algo que es tan importante como ser la edad de los metales
atreves de una exposición sobre el tema en la clase de sociales paraqué sepan que es una parte
principal en la historia universal

Justificación

Porque es importante saber un porqué de historia universal

Marco teórico

Definición. -

Por definición, es el período que seguido a la Edad de Piedra y durante el cual el hombre empezó a
fabricar objetos de metal fundido. La existencia de la metalurgia es indispensable para establecer
la adscripción de una cultura arqueológica, ya que los metales nativos eran trabajados por
martilleado desde las fases iniciales del Neolítico. Comenzaría con las primeras evidencias de
fundición del cobre, que son del VI milenio a. C. (en Anatolia y los montes Zagros) y acabaría con la
entrada en la Historia de cada región (en Europa sería durante el I milenio a. C. En Mesopotamia y
el Egipto coincide ya con el desarrollo de la escritura y por tanto la metalurgia allí es plenamente
histórica.

Etapas. -

La Edad de los Metales es el período de la prehistoria posterior a la Edad de Piedra que está
integrado por la Edad de Cobre, la Edad de Bronce y la Edad de Hierro. Se origina en los años 4.000
a.C y finaliza en los años 405 a.C. en los continentes de Europa, África y Asia. Esta etapa de la
humanidad está marcada por el nacimiento de la metalurgia y la elaboración de herramientas de
metálicas para la agricultura y la ganadería y para la construcción de armas de combate.

Edad del cobre. –

El cobre, junto con el oro y la plata, es de los primeros metales utilizados en la Prehistoria,7 tal vez
porque, a veces, aparece en forma de pepitas de metal nativo. El objeto de cobre más antiguo
conocido hasta el momento es un colgante oval procedente de Shanidar (Irán), que ha sido datado
en niveles correspondientes al 9500 a. C., o sea, a principio del Neolítico8 Sin embargo, esta pieza
es un caso aislado, ya que no es hasta 3000 años más tarde cuando las piezas de cobre martilleado
en frío comienzan a ser habituales. En efecto, a partir del año 6500 a. C., en varios yacimientos se
han encontrado piezas ornamentales y alfileres de cobre manufacturado a partir del martilleado en
frío del metal nativo, tanto en los Montes Zagros (Ali Kosh en Irán), como en la meseta de Anatolia
(Çatal Hüyük, Çayönü o Hacilar, en Turquía).
Varios siglos después se descubrió que el cobre podía ser extraído de diversos minerales
(malaquita, calcopirita, etc.), por medio de la fundición en hornos especiales, en los que se
insuflaba oxígeno (soplando por largos tubos o con fuelles) para superar los 1000 °C de
temperatura. El objeto de cobre fundido más antiguo que se conoce procede de los Montes
Zagros, concretamente de Tal-i-Blis (Irán), y se data en el 4100 a. C., junto a él se hallaron hornos
de fundición, crisoles e incluso moldes.

Fundición de cobre en murales funerarios egipcios.

La técnica de fundición del cobre es relativamente sencilla, siempre que los minerales utilizados
sean carbonatos de cobre extraídos de algún yacimiento metalífero; la clave está en que el horno
alcance la temperatura adecuada, lo cual se conseguía inyectando aire soplando o con fuelles a
través de largas toberas. Este sistema se denomina «reducción del metal». Se mezclaba el mineral
triturado, por ejemplo, malaquita (carbonato de cobre), con carbón de leña. Con el calor las
impurezas van liberándose en forma de monóxido y dióxido de carbono, reduciendo el mineral a
un cobre relativamente puro; al alcanzar los 1000 °C, el metal se licúa depositándose en la zona
inferior del horno. Un orificio en el fondo del horno permite que el líquido candente fluya hacia el
exterior, donde se recoge en moldes; parte de la escoria queda en el horno y las impurezas del
mineral flotan en el metal fundido, por lo que es fácil eliminarlas con un utensilio llamado
escoriador.

Como el cobre podía volver a fundirse muchas veces, este solía convertirse en lingotes, a veces con
una forma peculiar (como los del Mediterráneo oriental, que recuerdan al pellejo de un animal),
para luego fabricar diversos objetos por fusión y colado en moldes. El cobre es muy maleable y
dúctil, podía martillarse en frío o en caliente, con lo que se duplicaba su consistencia y dureza. En
cualquier caso, resultaba imposible eliminar todas las impurezas del cobre, pero, mientras que
algunas eran perjudiciales, como el bismuto, que lo hace quebradizo, otras eran beneficiosas,
como el arsénico, que reduce la formación de burbujas en su fundición, pues impide la absorción
de gases a través de los poros del molde, asegurando un producto de mejor calidad. El cobre con
alto contenido natural en plomo es más blando, lo cual puede ser una ventaja para fabricar
recipientes por medio del martilleo de una plancha en forma de disco, curvándola en forma
cóncava, para elaborar calderos o cuencos; incluso podía ser repujado. Algunos metalurgistas
consideran que estos cobres con impurezas beneficiosas son, en realidad, «bronces naturales».

Edad del broce. –

El bronce es el resultado de la aleación de cobre y estaño en una proporción variable (en la


actualidad se le añaden otros metales como el zinc o el plomo, creando los llamados bronces
complejos). La cantidad de estaño podía variar desde un 3% en los llamados «bronces blandos»,
hasta un 25% en los llamados «bronces campaniles» (a mayor cantidad de estaño, más tenacidad,
pero también menos maleabilidad): en la Prehistoria la cantidad media suele rondar el 10% de
estaño. Se supone que fueron los egipcios los primeros en añadir estaño al cobre, al observar que
este le daba mejores cualidades, como la dureza, un punto más bajo de fusión y la perdurabilidad
(ya que el estaño no se oxida fácilmente con el aire y es resistente a la corrosión). Además el
bronce es reciclable, pudiéndose fundir varias veces para obtener nuevos objetos de otros ya
desechados. La técnica de trabajo del bronce es virtualmente idéntica a la del cobre, por lo que no
vamos a incidir en ello (la única dificultad reside en exceder la temperatura adecuada, lo que
podría provocar que el mineral se echase a perder por oxidación). A título de comparación se
pueden confrontar el cobre puro, el cobre arsenical y el bronce (con un 10% de estaño) en la tabla
de correspondencia que muestra la dureza relativa de los metales:

Dureza relativa de los metales HB11

El empleo del bronce se inició en Mesopotamia.12 Coincidiendo con la transición del III milenio
a.C. al II en el Próximo Oriente se implantó la aleación de bronce y se establecieron las bases de las
primeras sociedades estatales complejas, que comenzaron a generar una gran demanda de
estaño.4 Los metalúrgicos de estas áreas, para satisfacer esta y la de otros metales preciosos,
debieron de convertirse también en exploradores (a la búsqueda de minas) y comerciantes (que
ofrecían sus productos a cambio de las preciadas materias primas).12 Los sumerios (y sus
sucesores), por ejemplo, carecían por completo de minerales metálicos y se sospecha que los
importaban de los montes Zagros (donde se había desarrollado el imperio Elamita, con capital en
Susa) y del Cáucaso (donde abundan la malaquita y la casiterita).

Vaso de plata y bronce procedente de la región de Lagash III milenio a. C..

Cabeza de toro en cobre, con los ojos de nácar y lapislázuli III milenio a. C..

Punta de jabalina de bronce grabado. Misma procedencia que las piezas anteriores.

Estatuilla de orante en bronce y oro procedente de Larsa

II milenio a. C..

Los antiguos egipcios obtenían la mayor parte del cobre de las minas de Timna, en Aravá, junto al
desierto del Néguev, aunque sus relaciones comerciales se extendieron por algunas regiones
africanas y por todo el Egeo, penetrando en Europa (piezas de procedencia egipcia aparecen por
todo este continente evidenciando algún tipo de intercambio).
Los habitantes de Siria, Palestina, Anatolia y el Egeo dirigieron sus expediciones hacia Europa,
remontando el Danubio en busca del estaño de Bohemia y Hungría; o bordeando el Mediterráneo
hasta el sur de la península Ibérica, donde obtuvieron el cobre argárico. Es posible que siguieran
por el Atlántico hasta alcanzar las islas Británicas, en busca del cobre y el estaño de Cornualles y el
oro de Irlanda. Así, en el segundo milenio antes de nuestra era, casi toda Europa entró en la Edad
del Bronce. El bronce europeo se caracteriza, en un principio, por una gran varidad de culturas,
algunas de las cuales comparten denominadores comunes, como la construcción de túmulos
funerarios. Sería muy tedioso citarlas todas, pero cabría destacar, en Europa central, los complejos
tecnológicos de Unetice, de los Túmulos y de los Campos de Urnas, que, a pesar de sus evidentes
diferencias, parecen compartir cierta continuidad cultural. También habría que mencionar la
ibérica de El Argar y todas aquéllas que se desarrollaron en la cornisa atlántica, cuya idiosincrasia
pervivió hasta épocas históricas.

Lúnula pectoral de oro (Irlanda).

Hoja de espada corta de bronce (Francia).

Cráneo con diadema de plata argárica (España).

Carro Solar de Trundholm (Dinamarca).

Por lo que respecta a Asia central, se ignora si la metalurgia del bronce fue inventada allí
independientemente o fue una importación desde Mesopotamia. En Pakistán, la Edad del Bronce
se inició con la cultura del valle del Indo (desde mediados de III milenio hasta mediados del II
milenio a. C.), que carecía por completo de fuentes de abastecimiento mineral. De hecho, se
sospecha —por la escasez de objetos de bronce y cobre hallados en yacimientos como Harappa o
Mohenjo-Daro, y por el retraso en las fechas respecto a otros pueblos del oeste— que —a pesar de
su alto grado de desarrollo— dependían de sus contactos con los elamitas del oeste y, a través de
ellos, con los mesopotámicos. Así parecen demostrarlo algunos objetos procedentes del Indo
encontrados en la región de Diyala, en el valle del Tigris, y varias tablillas escritas de Larsa (datadas
en el 1950 a. C.13). No es seguro, pero parece ser que de ellos tomaron técnicas tan desarrolladas
como la utilización de moldes bivalvos, los remaches y las soldaduras para fabricar piezas
complejas e incluso el moldeo a la cera perdida, antes del 2000 a. C.

Caldero trípode ceremonial de bronce chino, del tipo «Li-ting».

El proceso peor conocido es el de China: se sabe que desde fines del IV milenio a. C. fundían cobre
arsenical, aunque las piezas eran extremadamente raras (de hecho, no se considera una Edad del
Cobre en China, sino que se pasaría directamente del Neolítico al Bronce). Aunque la metalurgia
llegó con varios milenios de retraso al extremo Oriente se sospecha que pudo ser inventada
independientemente de la del Próximo Oriente, por la originalidad de las técnicas, a veces muy
diferentes a las de los pueblos del oeste. La primera cultura de la Edad del Bronce es la que se
denomina Erlitou, del II milenio a. C., relacionada con la mítica dinastía Xia (si bien, esto es muy
discutible): las antiguas leyendas chinas relatan que el primer rey de esta legendaria dinastía, Yu el
Grande (III milenio a. C.), fue un gran fundidor de calderos trípodes ceremoniales de bronce, y
agradaban tanto a los dioses que le otorgaron la victoria sobre sus enemigos. Fuere o no cierto,
aunque Erlitou sea una cultura sin escritura, supone la transición a Historia de este país y, entre sus
creaciones, ya aparecen los prototipos de vasijas ceremoniales de bronce utilizados durante toda la
antigüedad por los chinos (sobre todo los calderos circulares de tres patas o cuadrados de cuatro
patas llamados li-ting que servían para la carne y una innumerable variedad de vasijas para
bebidas, por ejemplo las grandes copas llamadas ku o los calderos yeou...).14

A Erlitou le sucede la época Shang (1600 a. C. - 1046 a. C.) durante la cual, en un proceso
asombroso, los chinos se pusieron a la altura de cualquier otra región en la metalurgia del
bronce.15 Las excavaciones de una de las capitales del reino, la ciudad de Anyang, han puesto al
descubierto dos grandes talleres de fundición con hornos capaces de alcanzar temperaturas muy
superiores a las necesarias, pero también con sistemas para controlar la intensidad del calor. Así
elaboraron vasijas rituales, hachas, puñales, cascos, armas y armaduras de gran maestría. Muchas
de estas piezas estaban destinadas a las tumbas reales de sus alrededores, ya que estas han
deparado numerosos objetos ceremoniales de bronce de depurada factura. Los calderos li-ting y
las vasijas de bebida con formas zoomorfas son las obras metalúrgicas más originales de la
antigüedad china, alcanzando su apogeo al final de la época Shang, desde el 1300 a. C. Sus
sucesores los Zhou continuaron la tradición de los vasos rituales que, durante mucho tiempo, se
pensó que estaban fabricados por medio de la «cera perdida». Sin embargo, recientes
investigaciones han demostrado que los chinos desconocían esa técnica, y que para sus obras
maestras utilizaban complicados moldes de arcilla formados por varias partes tan bien
ensambladas que no dejaban marcas en las junturas (algunos de más de diez piezas). No hay dos
obras iguales porque los moldes se rompían para extraer los bronces.16

Copa de bronce del tipo llamado «Ku».

Monedas de bronce de épocas Zhou y Xin con forma de azada.

Caldero trípode tipo «Li-ting» de la época Zhou.

Espada recta de doble filo o «jian», época Zhou (siglo IX).

Sin embargo, según parece, los objetos de bronce chinos estaban reservados a las élites, pues se
han encontrado muy pocas herramientas y muchísimas armas y objetos de culto. Esta situación
perduró hasta la generalización del hierro.
Edad del hierro. -

Hierro meteórico o sideral.

El hierro es el cuarto elemento más abundante en la corteza terrestre,17 sin embargo, su


utilización práctica comenzó 7000 años más tarde que el cobre y 2500 años después del bronce.
Este retraso no se debe al desconocimiento de este metal, puesto que los antiguos conocían el
hierro y lo consideraban más valioso que cualquier otra joya, pero se trataba de «hierro
meteórico», es decir, procedente de meteoritos. El hierro meteórico era conocido tanto en Eurasia
como en América (descrito más adelante).

Aunque durante milenios no hubo tecnología para trabajar minerales ferrosos, en el III milenio a.
C. parece que algunos lo consiguieron: en las ruinas arqueológicas de Alaça Hüyük (Anatolia)
aparecieron varias piezas de hierro artificial, entre ellas un alfiler, una especie de cuchilla y una
espléndida daga con la empuñadura de oro. En el segundo milenio destacan un hacha de combate
descubierta en Ugarit y, de nuevo, una daga con la hoja de hierro y una exquisita empuñadura de
oro, que formaba parte del ajuar funerario de la tumba de Tutankamón. Las materias primas de
estos primeros herreros debieron ser minerales como el hematites, limonita o magnetita, casi
todos óxidos de hierro que ya eran utilizados para otros fines en la Prehistoria, por ejemplo para
ayudar a eliminar impurezas de la fundición del cobre o como colorantes. De hecho se sospecha
que en los hornos de fundición de cobre y bronce pudieron generarse pequeños residuos de hierro
casi puro, a partir de los cuales comenzaría el conocimiento de la verdadera siderurgia. Hay
antiguos hallazgos de hierro fundido por el hombre desde Siria a Azerbaiyán. Pero ninguno revela
cómo fueron obtenidos ni las técnicas usadas. No se conservan ruinas de talleres, ni herrerías, por
lo que se ignora de dónde proceden estos objetos, o dónde «se inventaron».

Recreación pictórica de una antigua fragua de hierro.

Por textos escritos en tablillas cuneiformes se sabe que los Hititas fueron los primeros en controlar
e, incluso, monopolizar los productos de hierro fabricados a mediados del 2º milenio. Enviaban sus
objetos a los egipcios, sirios, asirios, fenicios... Pero su producción nunca fue abundante. De hecho,
muchos de los envíos eran regalos con finalidad diplomática, pues el hierro era diez veces más
valioso que el oro y cuarenta veces más costoso que la plata.18 Cuando el Imperio Hitita fue
destruido por los Pueblos del mar, hacia el 1200 a. C., los herreros se dispersaron por Oriente
Medio, difundiendo su tecnología: de este modo comienza la Edad del Hierro en el Próximo
Oriente.

Fabricar hierro seguía un procedimiento muy distinto al del cobre y el bronce (para empezar el
metal no se licuaba), primero porque había que conseguir hornos con gran capacidad calórica: el
mineral machacado debía estar totalmente rodeado de carbón de leña (que se consumía en
enormes cantidades) y numerosos fuelles que, a través de toberas, insuflaban oxígeno
continuamente. El mineral debía ser precalentado en un horno y por medio de golpes se
eliminaban algunas impurezas; luego se llevaba al estado incandescente, en un segundo horno,
hasta obtener una masa denominada hierro esponjoso, altamente impuro, por lo que volvía a ser
golpeado en caliente para refinarlo. Después de un largo y repetitivo proceso de martilleo y
calentamiento, evitando que el hierro se enfriase, se obtenía una barra forjada, bastante pura,
resistente y maleable. Para las armas y ciertas herramientas, el hierro se templaba enfriándolo
bruscamente en agua, lo que provocaba cambios de la estructura molecular y una mejor absorción
de carbono. Los testimonios más antiguos del proceso de templado del hierro candente se han
hallado en Chipre y datan de 1100 a. C.19 Evidentemente, las instalaciones y herramientas de los
herreros eran muy diferentes a las de los broncistas. El bronce siguió siendo un metal esencial para
las antiguas culturas, sirviendo en campos diferentes en los que no se podía o no se sabía aplicar la
tecnología del hierro.

Recreación de una antigua forja.

El hierro es más abundante que el cobre y, por supuesto, que el estaño y, una vez dominada la
técnica, más barato que el bronce. Cuando los hititas desaparecieron y sus artesanos se
dispersaron, la producción de este metal aumentó considerablemente en todo el Próximo Oriente
y los centros siderúrgicos se extendieron hasta el Egeo, Egipto e incluso Italia por el oeste; hacia
Siria y Mesopotamia por el sur, hacia Armenia y el Cáucaso por el norte, y hacia las grandes
civilizaciones asiáticas por el este.

Europa: la Edad del Hierro europea comienza poco antes del año 800 a. C. y está protagonizada por
pueblos, en su mayoría belicosos, que habitaban poblados fuertemente protegidos por murallas y
otros sistemas defensivos. Aunque el hierro fue profusamente empleado para herramientas
agrícolas y artesanales, aumentando la productividad y el nivel cultural del continente. Los
artesanos de la edad del Hierro europea conocían el hierro carburado: las placas de metal se
trabajaban al rojo vivo, pero sin licuar, calentándolas entre carbón de leña para que absorbiese el
carbono desprendido en la combustión. También desarrollaron el laminado, alternando láminas
superpuestas de hierro con más carbono, y que eran más duras, con otras que tenían menos, y
eran más maleables, hasta formar un haz que era forjado a unos 200º C, cuando el metal adquiría
un color amarillo claro. El calentamiento y martilleo continuo iba eliminando las impurezas y
mejorando la calidad del metal hasta que acababa por crear una hoja compacta y muy resistente,
al estar compuesto de láminas virtualmente soldadas, microscópicas y de cualidades físicas
complementarias. Los europeos también supieron adornar ricamente sus joyas metálicas y sus
armas, aprendiendo a engarzar empuñaduras de madera, hueso, marfil y, mejor aún, la técnica del
nielado, incrustando barnices o finos hilos de plata formando complicadas filigranas.

Empuñadura decorada, La Osera, Chamartín de la Sierra, Ávila, España


Torques de bronce, Arguedas, Navarra, España

Espada de hierro laminado, Al medinilla, Córdoba, España

Nielado de plata, Padilla de Duero, Valladolid, España

Pilar de Hierro de Delhi.

India: la Edad del Hierro comienza en la India en la etapa neovédica (o «vedismo tardío»), a
comienzos del primer milenio antes de nuestra era, fase en la que se completa la expansión aria
por el subcontinente. A pesar de las convulsiones, resulta paradójico que la metalurgia del hierro
se manifestase como un catalizador de la agricultura, que adquiere toda su relevancia a partir del
año 800 a. C. gracias a la aparición de la reja de arado y el hacha de hierro, que permitió ganar a la
selva nuevos campos de cultivo y la expansión del arroz y la caña de azúcar (citada en el Átharva-
veda). La plenitud de la edad del Hierro coincide con los majayanapadas (dieciséis reinos en las que
se consolida el sistema de castas, 700 a. C.-300 a. C.), periodo en el que es posible que inventasen
la soldadura autógena por forja y una apreciadísima variante del acero llamada wootz de la India.
El wootz es un acero muy rico en carbono y sin apenas impurezas ni oxidantes. Los indios
comerciaban con lingotes de este material desde el siglo V a. C., ya que poseía cualidades
portentosas, por lo que fue solicitadísimo en todo el Índico.20 Además, existe en Delhi un
testimonio asombroso de la habilidad metalúrgica de los indios: el «Pilar de Hierro», el único resto
de un templo erigido durante el Imperio gupta, columna hecha de un hierro prácticamente puro, al
98% (casi podría decirse que es «hierro dulce»), que ha resistido el deterioro del tiempo gracias a
una fina capa de óxido que la protege.

China:21 La transición entre la edad del Bronce y la Edad del hierro es muy larga en China, en parte
debido a la inigualable pericia de los broncistas chinos, y en parte debido a la situación social del
país. Lo cierto es que los chinos conocían el hierro desde la dinastía Zhou. En 1949 se descubrieron
varias espadas zhou del principios del I milenio a. C. en las que se habían utilizado láminas de
hierro meteórico. Poco después comenzó a emplearse también hierro mineral. Sin embargo, los
metalúrgicos chinos usaban el hierro para mezclarlo con el bronce por el sistema del laminado y la
soldadura autógena por forja para fabricar espadas (a menudo llamadas «bimetálicas» por esa
magistral combinación de bronce y hierro). Además, los herreros chinos descubrieron que una
pátina de óxido de cromo protegía el metal de la corrosión.

Espada bimetálica Jian de la época de los Reinos Combatientes (siglo IV a. C.).

Las armas más apreciadas eran las espadas, que eran forjadas y laminadas con aleaciones más
duras para el filo y más maleables para la vena central. Las espadas de hoja recta y doble filo eran
llamadas jian (propias de la nobleza guerrera, pues eran muy caras y difíciles de manejar), y las de
hoja curva y filo simple se denominaban dao (más baratas y versátiles, se popularizaron entre los
guerreros menos pudientes). La efectividad de la aleación otorgó a las «espadas Jian» un enorme
prestigio, en tanto que los «sables dao» eran muy populares, por lo que tardaron en ser
desbancados por las armas de hierro.

A pesar de que los chinos tardaron en adaptarse a la mecánica de la fabricación del hierro, cuando
la aceptaron lograron avances impensables. Por ejemplo, se ha podido constatar que en el siglo V
a. C., no sólo comienzan a ser habituales las armas de hierro (como la espada jian descubierta en
Ch'ang Sha), sino que uno de los muchos estados que se inscribe en el periodo de las Primaveras y
Otoños, llamado Wu (a orillas del Yangzi) descubrió la fundición del hierro: los artesanos de Wu
construyeron hornos que superaban los 1350 °C (es decir, auténticos altos hornos), en los que el
hierro se fundía hasta licuarse. No obstante, el producto obtenido, llamado arrabio, tenía tal
cantidad de carbono (cerca del 5%, a veces, incluso más), que resultaba demasiado quebradizo
para ser útil, por lo que después era necesario descarburizarlo, para ello era sometido a altas
temperaturas en hornos abiertos que liberaban los gases en forma de óxidos de carbono: así se
obtenía un hierro fundido maleable y funcional. A partir del siglo III a. C. la técnica se difundió
hacia el norte de modo que en la etapa siguiente, la de los Reinos Combatientes, los objetos de
hierro son comunes, y no sólo se conocen minas datadas en esa fase, sino que en Hebei
aparecieron numerosas tumbas de guerreros con armas de hierro, unas forjado y otras fundido,
junto a piezas ornamentales de bronce (lo cierto es que el bronce siguió siendo preferido por la
élite, especialmente para objetos ceremoniales como calderos o campanas rituales).

Caldero ritual de bronce tipo yeou, para vino.

Campana ritual de bronce de los Reinos del Sur.

Cuchilla de hierro de la dinastía Qin (siglo III a. C.).

Escena de forja japonesa.

Las armas y herramientas de hierro se generalizan a gran escala en el Primer Imperio Han (202 a. C.
– 9 d. C.), de hecho, el soberano se apropió del monopolio del hierro fundido, construyendo
numerosos hornos en la provincia de Henan. Los avances siguieron, hasta se llegó a descubrir el
pudelado, que los chinos llamaron chao (un sistema que permite refinar el arrabio en un horno
especialmente diseñado, para que la oxidación elimine el exceso de carbono). Los chinos también
aprendieron a mezclar hierro fundido con hierro forjado para obtener acero auténtico. De hecho,
existía la leyenda de que Liu Bang, el primer emperador de la dinastía Han, poseía una espada de
acero, de cualidades asombrosas, fabricada por este sistema.22

Japón:23 Con la llegada de invasores coreanos y chinos, la cultura neolítica del Japón, llamada
Jomon, desapareció dando lugar a la llamada cultura Yayoi. Esto ocurrió en torno al 300 a. C., y
vino acompañado de numerosos adelantos traídos del continente, entre ellos los metales: el hierro
llegó a Japón al mismo tiempo que el bronce. De hecho en Japón la fase Yayoi es también llamada
«Edad del Bronce-Hierro». La creación más original de la metalurgia yayoi son las campanas
rituales de bronce (llamadas «Dôkaku»), profusamente decoradas con motivos abstractos e incluso
figurativos.

África. -

En África24 no puede decirse que existieran ni el Calcolítico ni la Edad del Bronce en sentido
estricto, a excepción de Egipto y, por influencia de este, la costa mediterránea, que pudo conocer
el bronce en el II milenio a. C.. Se sospecha que la cultura ibérica de El Argar pudo haber influido
en la llegada de la metalurgia del bronce a la cordillera del Atlas. Sin embargo, más allá del Sáhara
estas influencias desaparecen. Así, el África negra conoció un desarrollo muy particular,
accediendo a la metalurgia del hierro de manera autóctona hacia el 1800 a.C. en lo que
actualmente es el desierto de Níger, según unos,25 o hacia el 600 a.C., según otros, pero siempre
sin pasar por las supuestas fases previas.6

Relieve funerario de Meroe, Kush.

Además de dominar periódicamente las regiones asiáticas de Canaán y el Sinaí, los faraones
egipcios controlaban los territorios nubios, situados al sur de la primera catarata del Nilo
(Elefantina). Este dominio tuvo especial relevancia al comenzar el primer milenio, ya que indujo el
nacimiento de un estado independiente, el país de Kush. Este reino, gobernado por gentes de
origen autóctono, fue desplazándose hacia el sur, a medida que la presión de las potencias
mediterráneas aumentaba, así, pasó de tener la capital en Kerma (3ª catarata del Nilo), a Napata
(4ª catarata), desde la que, durante un tiempo pudo dominar Egipto (dinastía XXV, siglos VIII y VII a.
C.), brevemente, pues los asirios conquistaron el delta; por último la capital se trasladó a Meroe
(entre la 5ª y la 6º catarata). A diferencia del Egipto farónico (que siempre careció de materias
primas o combustible suficiente), Meroe gozó de una importante industria metalúrgica del hierro,
desde antes del 500 a. C., pues poseía productivos yacimientos metalíferos al norte y abundante
madera al sur, de hecho se conservan montañas de escorias de aquella época. Meroe sufrió un
continuo aislamiento que le obligó a una economía casi autárquica, hasta que la ciudad fue
destruida por los nuba en el 350 d. C.

Cartago, también se asocia a la expansión del hierro por el norte de África; y, aunque tenía
relaciones comerciales que se adentraban hacia el corazón del continente, su interés nunca fue el
dominio territorial, sólo la adquisición de ciertas materias primas y esclavos. Tampoco los
romanos, tras la conquista se propusieron adentrarse en el desierto, por lo que el resto de África se
caracterizaría por un desarrollo cultural singular debido al aislamiento.

Guerrero abisinio.

Guerreros cameruneses.
Bronce de Benín, S. XV.

Bronce de Benín, S. XVI.

El Hierro apareció en el África subsahariana por primera vez en la civilización de Nok, entre el 600
a. C. y el 200 d. C., y, desde allí se difundió hacia el sur junto con la expansión bantú. Entonces no
sólo se desarrolló la metalurgia funcional del hierro, sino también la del bronce. La metalurgia
supuso un importante avance productivo que favoreció el género de vida agrícola y el aumento de
la población. Aunque en toda la mitad meridional de África convivieron agricultores, ganaderos y
cazadores-recolectores. El aumento de población es el causante principal de la expansión bantú
hacia el sur, lentamente, hasta que en el primer siglo de nuestra era todo el continente ya conocía
los metales. El bronce no sólo no se abandonó sino que, a menudo, se empleó con fines artísticos
(como ocurre por ejemplo con los bronces de Benín).

América. -

En América, se desarrolló la metalurgia del oro, la plata, el cobre y el bronce; pero, en ningún caso,
esta tecnología incidió decisivamente en las economías precolombinas. Las pepitas de cobre nativo
se conocían desde antiguo en varias regiones de América, por ejemplo en la región de los Grandes
Lagos, donde abundaban los yacimientos de cobre nativo, desde el 4000 a. C. los pueblos locales
acostumbraban a golpearlas hasta darles forma de punta de flecha, aunque nunca llegaron a
descubrir la fusión.

Las primeras pruebas encontradas hasta ahora de la metalurgia del cobre corresponden a los
inicios del I milenio a. C., en los altiplanos boliviano y peruano. También se efectuaron aleaciones
de este metal con plata y oro a partir del 500 a.C. en las actuales Colombia y Perú. Sólo a partir de
la fase Chimú se comenzó a usar el cobre arsenicado. El metal casi siempre sirvió para fabricar
objetos rituales o de prestigio, siendo pocos los artefactos utilitarios encontrados.8

En los Andes, el punto de partida de este desarrollo tecnológico son las láminas de oro nativo
asociadas a martillos y yunques de piedra pulimentada descubiertos en el departamento de
Apurímac, concretamente en Huayhuaca, datados en el 1800 a. C. Sin embargo, la primera gran
cultura metalúrgica del continente fue la de Chavín de Huantar, que, desde, al menos el 800 a. C.
elaboraba objetos de oro en forma de placas martilleadas y repujadas. Incluso llegó a unir varias
placas para formar estatuillas de chapa de oro.

Más tarde, en torno al siglo IV a. C. la cultura Moche incorporó la plata y el cobre ya refinado a
partir de la malaquita y otros carbonatos cupríferos; la metalurgia se enriqueció notablemente con
nuevas técnicas, como el repujado en caliente. la incrustación de gemas y, en especial el baño de
plata y el baño de oro: el baño de plata consistía en sumergir un objeto de cobre en una solución
de plata pulverizada y sales corrosivas, el cobre reaccionaba ionizándose y absorbiendo parte de la
plata, posteriormente se calentaba el objeto para mejorar la adherencia y se bruñía para darle
brillo. El baño de oro consistía en calentar un objeto de cobre con polvo de oro hasta su oxidación,
esta implicaba la absorción del polvo de oro, pero después era necesario retirar la capa externa,
oxidada, por medio de ácido, para que el oro saliese a la superficie, después se bruñía, también.
Un excelente ejemplo de las capacidades metalúrgicas mochicas son las más de 400 joyas halladas
en la tumba del Señor de Sipán. Hay noticias, asimismo, de que los mochicas usaban, a menudo,
para utensilios prácticos, un cobre con un fuerte contenido en arsénico.

Colgante Tairona de oro a la cera perdida. S. X-XV, Colombia.

No se conoce con seguridad cuándo y dónde apareció el bronce auténtico (aleación de cobre y
estaño): unos investigadores creen que su uso se inició en los Andes centrales, en el valle del Lurín
en torno al año 850, mientras que otros aseguran que en la cultura Tiahuanaco ya se usaba
ampliamente. Se supone que se difundió rápidamente, de modo que antes del año 1000 ya se
había desarrollado su tecnología en toda la cordillera, desde Chile hasta Colombia. Para la época
Inca el uso del bronce ya se había generalizado.8

La llamada Zona Intermedia (entre Ecuador y Colombia) también tiene una antigua tradición en el
trabajo de los metales, casi tanto como la de los Andes. De hecho, allí se ubican los mayores
expertos en aleaciones metálicas de la América precolombina: los muiscas. Estos amerindios
mezclaban plata, oro y cobre en diversas proporciones, pero la aleación más exitosa fue llamada
tumbaga (de cobre y oro, que añadía resistencia a las joyas, sin perder su apariencia áurea: los
muiscas, habitantes de Colombia y Ecuador son también los inventores del moldeo a la cera
perdida, en el primer siglo de nuestra era.

Fundidor avivando el fuego mientras retira impurezas con un escoriador

(Códice de Medoza).

De entre todas las culturas precolombinas de la Baja Mesoamérica,26 destacan los mixtecos, cuyo
origen es tan antiguo que se sospecha que ya existían en el período preclásico mesoamericano. Los
mixtecos, además de conocedores de las técnicas antes citadas, fueron inventores de otras como la
soldadura, la filigrana, el damasquinado, el chapado en oro..., en fin que su orfebrería era
equiparable a la del Viejo Mundo.27 Los mixtecos también eran expertos en la fundición de cobre
y conocían el bronce. Numerosos códices ilustran las técnicas de fundición y reducción de estos
metales.

Sin embargo, la metalurgia no alcanzó la importancia económica y social del Viejo Mundo; aunque
se elaboraron hachas, azadas, mazas, lanzas y otros objetos de bronce, eran más bien raros y no
mejoraron sensiblemente la productividad de la mayoría de la sociedad ni la efectividad bélica de
sus ejércitos. Incluso las mazas de guerra, que se fabricaban tanto en piedra como en bronce eran,
a menudo, de prestigio. Los cuchillos también solían ser ceremoniales. La tecnología usada para
fabricar estas joyas sólo estaba al alcance de las élites.

La metalurgia americana

Los americanos conocieron otros metales; por ejemplo, el platino y el hierro.

El platino lo usaron mezclado con el oro: aunque nunca consiguieron una auténtica aleación de
estos metales dado el alto punto de fusión del platino. El compuesto (oro blanco) se obtenía
martilleando el oro con polvos de platino (a menudo en caliente), hasta conseguir una pasta
uniforme a la que se podía dar la forma y ornamentación deseada (esta técnica sigue usándose a
escala industrial con aleaciones que requieren elevadísimas temperaturas de fusión, como el
tungsteno o el titanio y recibe el nombre de pulvimetalurgia).

El hierro sólo era conocido a través de meteoritos y era utilizado en forma de esquirlas, como si
fuesen lascas, por parte de los indígenas de América del Norte. Aunque el ejemplo más interesante
es la explotación del meteorito mexicano llamado «Descubridora» (en Charcas, San Luis Potosí),
que aún conserva un trozo de cincel precolombino de cobre clavado. Otro uso común del hierro
precolombino es como colorante de cerámica, una vez pulverizado y añadido antes de la cocción.

La conquista española de América se explica en buena medida (aunque no única, ni siquiera


principalmente) por la diferencia tecnológica que sitúa a la mayor parte de los pueblos
precolombinos en estadios iniciales de la edad de los metales: pocos dominaban la metalurgia del
bronce y ninguno la del hierro. A efectos materiales su utillaje se mantenía en la Edad de Piedra,28
pero, como es sabido, desde el punto de vista cultural sociedades como la inca, maya o mexica
habían desarrollado estructuras sociales y políticas muy complejas, tenían un carácter totalmente
urbano y mantenían sistemas de registro (escritos o de otro tipo), por lo que no deberían ser
estudiadas como prehistóricas.

Contextualizando la Edad de los Metales. -

Aunque la metalurgia haya sido ampliamente definida como un gran avance en el proceso
civilizador del ser humano, lo cierto es que en sus primeros momentos, durante el Calcolítico, no
fue más que una innovación tecnológica relativa. esta se inscribiría en un conjunto de procesos de
cambio que se produjeron a partir del V milenio a. C. en el Mediterráneo oriental y que, todos
juntos, provocaron la denominada emergencia de las primeras sociedades complejas. Entre ellos
estarían, además de la metalurgia, la intensificación de la producción, nuevos modelos de
ocupación del territorio, la especialización artesanal, el incremento de los intercambios y la
estratificación social. 9
Para Renfrew y Chapman la complejidad social fue el resultado del incremento y diversificación de
la producción y los intercambios. Gracias a éstos se generalizó el uso de la rueda y del carro por
Europa central y occidental. La metalurgia del cobre se extendió a la par que el vaso
campaniforme. Así, la uniformidad y extensión de los fenómenos campaniforme, cordado y
globular suele ser interpretada como resultado del comercio a larga distancia.29 Todos estos
cambios provocaron el paso del modo de producción doméstico neolítico (autárquico) a una serie
de economías integradas (interdependientes), dirigidas por jefes estables, que ejercían la coerción
para apropiarse de los excedentes de las comunidades, que en el área mediterránea llegaron a
alcanzar niveles considerados como proto-urbanos. A estas sociedades se les ha dado el calificativo
de pre-estatales.3031 Asimismo, el carácter transformador de la metalurgia probablemente debió
incidir en las mitologías calcolíticas generando divinidades demiúrgicas y la estratificación social se
debió reflejar también en unos panteones más jerarquizados, regidos por deidades masculinas y
guerreras, que desplazaron a las diosas madre neolíticas.31

La mayoría de los investigadores admite que la metalurgia pudo haber sido inventada en varios
puntos del planeta diferentes y en periodos distintos. La necesidad de materias primas estimuló la
exploración del mundo e incrementó el intercambio de mercancías e ideas entre gentes de lugares
remotos.

Pero esto se produjo a partir de la implantación del bronce, cuando la presión comercial provocó
una mayor complejidad y extensión de las redes de intercambio, que incluían el estaño atlántico, el
ámbar báltico y la sal centroeuropea. La generalización de comunidades con estructuras altamente
jerarquizadas es simultánea a la aparición de armas, elementos específicamente creados para la
guerra. A la vez desaparecieron progresivamente el vaso campaniforme y el megalitismo, así como
los usos funerarios correspondientes.4

Conclusión

Hemos llegad0 a la conclusión de que la edad de los metales fue partes importantes de la
evolución de ser humano cuando buscaba herramientas más resistentes para su supervivencia

BIBLIOGRAFIA
https://www.google.com/search?
q=los+metales&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjHkKXRv-
XaAhUlwlkKHV7_DGMQ_AUICigB&biw=1366&bih=662#imgrc=lTWuV0KVx-C_FM:

01/05/2018 18:10

https://www.euston96.com/edad-de-los-metales/

10/05/2018 18:11

https://es.wikipedia.org/wiki/Edad_de_los_Metales

10/05/2018 18:12

https://es.vikidia.org/wiki/Edad_de_los_metales

10/05/2018 18:13
ANEXO 1

ANEXSO 2
ANEXSO 3

ANEXSO 4
ANEXSO 5

ANEXSO 6

ANEXSO 7

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