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GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI

LA DIVINA LITURGIA DE
 LOS DONES PRESANTIFICADOS 
 “El PROIGIASMENI” 
(La Mañana del Gran Lunes Santo)

 
Diácono: Bendice, Señor.
Levanta el Santo Evangelio con las dos manos, y mante-
Sacerdote:
niéndolo verticalmente, bendice sobre el Antimension en forma de
Cruz exclamando: Bendito sea el Reino del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo. Ahora y siempre y por los siglos
de los siglos.
Coro: Amén.
Lector: Venid, adoremos y prosternémonos ante
nuestro Rey y nuestro Dios. Venid, adoremos y pros-
ternémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.
Venid, adoremos y prosternémonos ante Cristo, Él es
nuestro Rey, Señor y Dios. Y sigue con el Salmo Vespertino
103 ‘104’
Mientras tanto, en voz baja y desde el Santuario, el Sacerdote reza las
Siete Oraciones citados después del
SALMO 103 ‘104’
1
¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Señor, Dios mío, qué
Grande eres! Vestido de Esplendor y Majestad, 2Te
arropa la luz como un manto, como una tienda ex-
tiendes el cielo, 3levantas sobre las aguas Tus Mora-
das; Te sirven las nubes de carroza, Te deslizas sobre
las alas del viento; 4tomas por mensajeros a los vien-
tos, al fuego llameante por ministro. 5Sobre sus bases

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posaste la tierra, inconmovible para siempre jamás.
6
Como un ropaje la cubría el océano, sobre los montes
persistían las aguas; 7a Tu Bramido emprendieron la
huida, se precipitaron al escuchar Tu Trueno,
8
subiendo a los montes, bajando a los valles, hasta el
lugar que Tú les asignaste; 9les pusiste un límite in-
franqueable, por que no vuelvan a anegar la tierra. 10A
los valles envías manantiales, que van discurriendo
por vaguadas; 11abrevan a las bestias del campo, apa-
gan la sed de los onagros; 12junto a ellos habitan las
aves, que entonan su canto entre la fronda. 13Riegas los
montes desde Tu Alta Morada, con la humedad de
Tus Cámaras saturas la tierra; 14haces brotar hierba
para el ganado, y las plantas para el uso del hombre, a
fin de que saque pan de la tierra, 15y el vino que recrea
el corazón del hombre, para que lustre su rostro con
aceite y el pan conforte el corazón del hombre. 16Los
árboles del Señor se empapan a placer, y los cedros del
Líbano plantados por Él; 17allí ponen los pájaros su
nido, su casa en su copa la cigüeña. 18Los riscos acogen
a los rebecos, las rocas cobijan a los damanes (Conejos).
19
Creó la luna para marcar los tiempos, y el sol, que
conoce su ocaso; 20mandas la tiniebla y cae la noche,
donde rondan las fieras del bosque; 21los leoncillos
rugen por la presa y reclaman a Dios su alimento.
22
Cuando sale el sol, se recogen, y van a echarse en sus
guaridas; 23el hombre sale a su trabajo, para hacer su
faena hasta la tarde. 24¡Cuán numerosas Tus Obras,
Señor! Todas las hiciste con sabiduría, de Tus creatu-
ras se llena la tierra. 25Está el mar: grande y dilatado,

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con un incontable hervidero de animales, grandes y
pequeños; 26lo surcan los navíos y Leviatán, a quien
creaste para jugar con él. 27Todos ellos esperan de Ti
que les des su comida a su tiempo; 28se la das y ellos la
toman, abres Tu Mano y se sacian de bienes. 29Si es-
condes Tu Rostro, desaparecen, les retiras Tu Soplo y
expiran, y retornan al polvo que son. 30Si envías Tu
Aliento, son creados, y renuevas la faz de la tierra.
31
¡Gloria al Señor por siempre, en Sus Obras el Señor
se regocije! 32El que mira a la tierra y tiembla, toca los
montes y humean. 33Cantaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista. 34¡Que le sea
agradable mi poema! Yo tengo mi gozo en el Señor.
35
¡Desaparezcan los pecadores de la tierra, nunca más
existan los malvados! ¡Bendice, alma mía, al Señor! Y
se repite: 19bel sol, que conoce su ocaso; 20amandas la
tiniebla y cae la noche. 24a¡Cuán numerosas Tus Obras,
Señor! Todas las hiciste con sabiduría. Y concluye con
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya, Gloria a Ti, Oh Dios. (Tres veces)
¡Dios Nuestro y Esperanza nuestra, Gloria a Ti!
Mientras tanto y en voz baja
Sacerdote: Roguemos al Señor. Señor, Ten Piedad.
Que se dice antes de cada oración.
PRIMERA ORACIÓN
Señor Compasivo, Misericordioso, de infinita pa-
ciencia y abundante misericordia; escucha nuestra
oración y atiende a nuestra súplica; has con nosotros
una señal para el bien. Guíanos en Tu Camino para

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que anduviéramos en Tu Verdad. Alegra nuestros co-
razones para que temamos Tu Nombre Santo. Porque
Tú eres Grande y Obras Maravillas. Tú eres el Único
Dios y no hay quien Te semeja entre los dioses, eres
Poderoso en la misericordia y Bueno en el poder, para
que auxilies, consueles y salves a todos los que confían
en Tu Nombre Santo. Y concluye con Porque a Ti se debe
toda Gloria, Honor y Adoración, Padre, Hijo y Espí-
ritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los si-
glos. Amén.
SEGUNDA ORACIÓN
¡Señor! No nos reprendas en Tu Furor ni nos casti-
gues en Tu Ira, sino obra con nosotros según Tu Bene-
volencia, Médico y Sanador de nuestras almas. Guía-
nos hacia el puerto de Tu Voluntad. Ilumina los ojos
de nuestros corazones para el conocimiento de Tu
Verdad, y concédenos que pasemos pacíficamente y
sin pecado el resto de nuestro día y todo el tiempo de
nuestra vida, por las intercesiones de la Santa Madre
de Dios y de todos los Santos. Y concluye con Porque
Tuyo es el Poder y Tuyos son el Reino, la Fuerza y la
Gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Ahora y siempre y
por los siglos de los siglos. Amén.
TERCERA ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, acuérdate de nosotros pecado-
res e inútiles siervos Tuyos, cuando invocamos Tu
Santo Nombre, y no decepciones nuestra esperanza en
Tu Misericordia; Sino concédenos, Señor, todo lo que
pedimos para la Salvación, y haznos dignos de amarte

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y temerte de todos nuestros corazones y de cumplir,
en todo, Tu Voluntad. Y concluye con Porque Tú eres un
Dios Bondadoso y Amante de la Humanidad, y Te
glorificamos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
CUARTA ORACIÓN
Tú, que con himnos continuos y glorificaciones in-
cesantes eres alabado por las Potestades Santas, llena
nuestra boca de Tu Alabanza, para que magnifique-
mos Tu Santo Nombre. Otórganos una participación y
una herencia con todos los que Te temen en verdad y
conservan Tus Mandamientos; Por las intercesiones de
la Santa Madre de Dios y de todos los Santos. Y concluye
con Porque Tú eres, Dios de la Misericordia y de la sal-
vación, Dios nuestro; Y a Ti glorificamos, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los
siglos. Amén.
QUINTA ORACIÓN
¡Señor, Señor! Tú, Que en Tu Mano Pura sostienes a
todas las cosas, que prolongas Tu Paciencia para con
todos nosotros, y que perdonas nuestros pecados,
acuérdate de Tu Compasión y de Tu Misericordia; vi-
sítanos con Tu Bondad y concédenos que, durante el
resto del presente día, nos escapemos de las maquina-
ciones diversas del maligno y guarda a nuestra vida
de toda intriga, por la Gracia de Tu Espíritu Santo. Y
concluye con Por la Misericordia y el Amor a la humani-
dad de Tu Hijo Unigénito, con Quien eres bendito con

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Tu Santísimo, Bueno y Vivificador Espíritu, Ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
SEXTA ORACIÓN
¡Dios Grande y Maravilloso! Tú que gobiernas a
toda la Creación con Tu Inefable Bondad y Abundante
Providencia. Tú Que nos has otorgado los bienes te-
rrenales, y por medios de las Gracias que se nos fue-
ron dadas, nos aseguraste el Paraíso que nos prome-
tiste. Tú, que en el tiempo que ha pasado de este día,
nos apartaste de todo mal, concédenos pasar, el
tiempo restante del día, sin mancha alguna ante Tu
Santa Gloria; a nosotros que Te alabamos, Bondadoso
Dios nuestro y Único Amante de la humanidad. Y con-
cluye con Porque Tú eres nuestro Dios, y a Ti glorifica-
mos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y
por los siglos de los siglos. Amén.
SÉPTIMA ORACIÓN
¡Dios Grande y Altísimo! El Único Inmortal, que
habitas en la luz inaccesible; Que con sabiduría has
formado a toda la Creación y has dividido entre la luz
y las tinieblas; Que has puesto el sol para la soberanía
del día, y la luna y las estrellas para la soberanía de la
noche. Tú Que nos has hecho dignos, a nosotros peca-
dores, de presentarnos en esta hora ante Tu Rostro,
con la confesión y de ofrecerte la glorificación vesper-
tina. Tú, Señor, Amante de la humanidad, dirige
nuestra oración como incienso delante de Ti y recíbela
como aroma de rica fragancia. Concédenos que esta
tarde y la noche entrante, sean pacíficas. Revístenos

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con las armas de la luz; Líbranos del temor nocturno y
de todo mal que se mueve en las tinieblas; Y danos el
sueño, que nos has otorgado, para el descanso de
nuestra debilidad, exento de toda visión diabólica. ¡Sí,
Soberano de todos y Dador de todo lo bueno! A fin de
que, compungidos en nuestros lechos, nos acordemos
en la noche de Tu Nombre, y siendo iluminados por la
meditación de Tus Mandamientos, nos levantemos
con un alma gozosa para la glorificación de Tu Bon-
dad, ofreciendo a Tu Ternura las oraciones y súplicas
por nuestros pecados y por los pecados de todo Tu
pueblo. Visítalo, pues, con la misericordia; por la in-
tercesión de la Santa Madre de Dios. Y concluye con Por-
que Tú eres un Dios Bondadoso y Amante de la
humanidad y Te glorificamos, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Amén.
GRAN LETANÍA DE LA PAZ
Sacerdote ó Diácono: En paz roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad. Se repite tras cada petición.
- Por la Paz que viene de lo Alto y por la salvación
de nuestras almas, roguemos al Señor.
- Por la Paz del mundo entero, por el bienestar de
las Santas Iglesias de Dios y por la unión de todas, ro-
guemos al Señor.
- Por este Santo Templo y por los que con fe, devo-
ción y temor de Dios entran en él, roguemos al Señor.
- Por nuestro Padre y (Patriarca, Metropolita, Arzo-
bispo u Obispo: Nombre) En presencia de un Prelado, Coro: ¡Por

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muchos años de vida, Monseñor! Y por los venerables Sa-
cerdotes y Diáconos en Cristo, por todo el Clero y el
Pueblo, roguemos al Señor.
- Por nuestra Nación, por sus Autoridades y por su
ayuda en toda obra buena, roguemos al Señor.
- Por esta Ciudad, por todas las ciudades y países y
por los fieles que los habitan, roguemos al Señor.
- Por un clima propicio, por la abundancia de los
frutos de la tierra y por tiempos pacíficos, roguemos al
Señor.
- Por los que viajan por tierra, mar y aire, por los en-
fermos, los afligidos, los cautivos y por su salvación,
roguemos al Señor.
- Para que nos libre de toda aflicción, ira, peligro y
necesidad, roguemos al Señor.
- Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y
guárdanos, Dios, con Tu Gracia.
- Conmemorando a la Santísima, Pura, Que excede
todas las bendiciones, la Gloriosa Soberana nuestra, la
Madre de Dios, Coro: ¡Santísima Madre de Dios, sálvanos!
La Siempre Virgen María, con todos los Santos, enco-
mendémonos a nosotros mismos, y mutuamente los
unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote: Señor Compasivo, Misericordioso, de infi-
nita paciencia y abundante misericordia; escucha
nuestra oración y atiende a nuestra súplica; has con
nosotros una señal para el bien. Guíanos en Tu Ca-
mino para que anduviéramos en Tu Verdad. Alegra
nuestros corazones para que temamos Tu Nombre
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Santo. Porque Tú eres Grande y Obras Maravillas. Tú
eres el Único Dios y no hay quien Te semeja entre los
dioses, eres Poderoso en la misericordia y Bueno en el
poder, para que auxilies, consueles y salves a todos los
que confían en Tu Nombre Santo. Y concluye con Porque a
Ti se debe toda Gloria, Honor y Adoración, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos
de los siglos.
Coro: Amén.

Lector:  ANTÍFONA PRIMERA 


SALMOS 119 ‘120’
1
Al Señor, en mi angustia, grité y me respondió.
2
¡Líbrame, Señor, del labio mentiroso, de la lengua
tramposa! 3¿Qué te dará y te añadirá, lengua tram-
posa? 4¡Flechas afiladas de guerrero y ascuas de re-
tama! 5¡Ay de mí, que vivo en Mésec, que habito en la
tiendas de Quedar! 6Harto estoy de vivir con los que
odian la paz. 7Si yo hablo de paz, ellos prefieren gue-
rra.
SALMOS 120 ‘121’
1
Alzo mis ojos a los montes, ¿de dónde vendrá mi
auxilio? 2Mi auxilio viene del Señor, que hizo el cielo y
la tierra. 3¡No deja a tu pie resbalar! ¡No duerme tu
guardián! 4No duerme ni dormita el guardián de Is-
rael. 5Es tu guardián el Señor, el Señor tu sombra a tu
diestra. 6De día el sol no te herirá, tampoco la luna de
noche. 7El Señor te guarda del mal, Él guarda tu vida.
8
El Señor guarda tus entradas y salidas, desde ahora
para siempre.

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SALMOS 121 ‘122’
1
¡Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la Casa
del Señor! 2¡Finalmente pisan nuestros pies tus um-
brales, Jerusalén! 3Jerusalén, ciudad edificada toda en
perfecta armonía, 4adonde suben las tribus, las tribus
del Señor, según costumbre en Israel, a dar gracias al
nombre del Señor. 5Allí están los tronos para el juicio,
los tronos de la casa de David. 6Invocad la paz sobre
Jerusalén, vivan tranquilos los que te aman, 7haya
calma dentro de tus muros, que tus palacios estén en
paz. 8Por amor de mis hermanos y amigos quiero de-
cir: ¡La paz contigo! 9Por la Casa del Señor, nuestro
Dios, pediré todo bien para ti.
SALMOS 122 ‘123’
1
A Ti levanto mis ojos, Tú Que habitas en el cielo.
2
Lo mismo que los ojos de los siervos miran a la mano
de sus amos, lo mismo que los ojos de la sierva miran
a la mano de su señora, nuestros ojos miran al Señor,
nuestro Dios, esperando que se apiade de nosotros.
3
¡Piedad, Señor, ten piedad, que estamos hartos de
desprecio! 4Estamos por demás saturados del sar-
casmo de los satisfechos. (¡Los soberbios merecen el
desprecio!)
SALMOS 123 ‘124’
 Si el Señor no hubiera estado por nosotros, -que lo
1

diga Israel- 2si el Señor no hubiera estado por noso-


tros, cuando unos hombres nos asaltaron, 3vivos nos
habrían tragado en el ardor de su cólera. 4Las aguas
nos habrían arrollado, un torrente nos habría anegado,
5
nos habría llegado al cuello el agua en su vorágine.
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6
¡Bendito el Señor, que no nos hizo presa de sus dien-
tes! 7Nuestra vida escapó como un pájaro del lazo del
cazador. El lazo se rompió, nosotros escapamos.
8
Nuestra ayuda es el nombre del Señor, que hizo el
cielo y la tierra. Y concluye con
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya, Gloria a Ti, Oh Dios. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
PEQUEÑA LETANÍA
Sacerdote ó Diácono: Una y otra vez, en paz, roguemos al
Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote ó Diácono: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de
nosotros y guárdanos, Dios, con Tu Gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote ó Diácono: Conmemorando a la Santísima,
Pura, Que excede todas las bendiciones, la Gloriosa
Soberana nuestra, la Madre de Dios, Coro: ¡Santísima
Madre de Dios, sálvanos! La Siempre Virgen María, con
todos los Santos, encomendémonos a nosotros mis-
mos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nues-
tra vida a Cristo Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote: ¡Señor! No nos reprendas en Tu Furor ni
nos castigues en Tu Ira, sino obra con nosotros según
Tu Benevolencia, Médico y Sanador de nuestras al-
mas. Guíanos hacia el puerto de Tu Voluntad. Ilumina
los ojos de nuestros corazones para el conocimiento de
Tu Verdad, y concédenos que pasemos pacíficamente

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y sin pecado el resto de nuestro día y todo el tiempo
de nuestra vida, por las intercesiones de la Santa Ma-
dre de Dios y de todos los Santos. Y concluye con Porque
Tuyo es el Poder, y Tuyo es el Reino, la Fuerza y la
Gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y
por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Lector: Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
 ANTÍFONA SEGUNDA 
SALMOS 124 ‘125’
1
Los que confían en el Señor son como el monte
Sión, inconmovible, estable para siempre. 2¡Jerusalén,
de montes rodeada! Así rodea a Su pueblo el Señor
desde ahora y para siempre. 3Nunca caerá el cetro im-
pío sobre la heredad de los justos, para que los justos
no alarguen su mano a la maldad. 4Favorece a los
buenos, Señor, a los rectos de corazón. 5¡A los que se
desvían por sendas tortuosas los suprima el Señor con
los malhechores! ¡Paz a Israel!
SALMOS 125 ‘126’
Cuando el Señor repatrió a los cautivos de Sión,
1

nos parecía estar soñando; 2entonces se llenó de risas


nuestra boca, nuestros labios de gritos de alegría. Los
paganos decían: ¡Grandes cosas ha hecho el Señor en
su favor! 3¡Sí, grandes cosas ha hecho por nosotros el
Señor, y estamos alegres! 4¡Recoge, Señor, a nuestros
cautivos, sean como torrentes del Negueb! 5Los que
van sembrando con lágrimas cosechan entre gritos de

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júbilo. 6Al ir, van llorando, llevando la semilla; y vuel-
ven cantando, trayendo sus gavillas.
SALMOS 126 ‘127’
1
Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan
los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano
vigila la guardia. 2En vano os levantáis temprano y
después retrasáis el descanso los que coméis pan con
fatiga, ¡si se lo da a su amado mientras duerme! 3La
herencia del Señor son los hijos, su recompensa el
fruto del vientre; 4como flechas en mano de un gue-
rrero son los hijos de la juventud. 5Feliz el varón que
llena con ellas su aljaba; no se avergonzará cuando
litigue con sus enemigos en la puerta.
SALMOS 127 ‘128’
1
¡Dichosos los que temen al Señor y recorren todos
Sus Caminos! 2Del trabajo de tus manos comerás, ¡di-
choso tú, que todo te irá bien! 3Tu esposa, como parra
fecunda, dentro de tu casa; tus hijos, como brotes de
olivo, en torno a tu mesa. 4Con tales bienes será ben-
decido el hombre que teme al Señor. 5¡Bendígate el
Señor desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusa-
lén todos los días de tu vida, 6y veas a los hijos de tus
hijos! ¡Paz a Israel!
SALMOS 128 ‘129’
1
Mucho me han atacado desde mi juventud, -que lo
diga Israel-, 2mucho me han atacado desde mi juven-
tud, pero no han podido conmigo. 3Mi espalda araron
aradores, y alargaron sus surcos. 4El Señor, que es
Justo, rompió las coyundas de los malvados. 5¡Queden

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avergonzados, retrocedan todos los que odian a Sión;
6
sean como hierba del tejado, que se seca antes de
arrancarla! 7El segador no llena con ella su mano ni su
regazo el gavillador; 8y no dicen tampoco los que pa-
san: “Que el Señor os colme de bendición”. Nosotros
os bendecimos en el Nombre del Señor.
Y concluye con
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya, Gloria a Ti, Oh Dios. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
PEQUEÑA LETANÍA
Sacerdote ó Diácono: Una y otra vez, en paz, roguemos al
Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote ó Diácono: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de
nosotros y guárdanos, Dios, con Tu Gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote ó Diácono: Conmemorando a la Santísima,
Pura, Que excede todas las bendiciones, la Gloriosa
Soberana nuestra, la Madre de Dios, Coro: ¡Santísima
Madre de Dios, sálvanos! La Siempre Virgen María, con
todos los Santos, encomendémonos a nosotros mis-
mos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nues-
tra vida a Cristo Dios.
Coro: A Ti, Señor
Sacerdote: Señor Dios nuestro, acuérdate de nosotros
pecadores e inútiles siervos Tuyos, cuando invocamos
Tu Santo y Adorado Nombre; y que no seamos de-
fraudados en la esperanza de Tu Misericordia; sino,

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otórganos, Dios nuestro, todo lo que pedimos para la
salvación; y haznos dignos de amarte y temerte de
todo corazón, haciendo Tu Voluntad en todo. Y concluye
con Porque Tú eres un Dios Bondadoso y Amante de la
humanidad, y Te glorificamos, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Lector: Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
 ANTÍFONA TERCERA 
SALMOS 129 ‘130’
1
Desde lo hondo a Ti grito, Señor: 2¡Señor, escucha
mi clamor! ¡Estén atentos Tus Oídos a la voz de mis
súplicas! 3Si retienes las culpas, Señor, ¿quién, Señor,
resistirá? 4Pero el perdón está contigo, para ser así te-
mido. 5Aguardo anhelante al Señor, espero en Su Pa-
labra; 6mi ser aguarda al Señor más que el centinela a
la aurora; más que el centinela a la aurora, 7aguarde
Israel al Señor. El Señor está lleno de amor, Su Rre-
dención es Aabundante; 8Él redimirá a Israel de todas
sus culpas.
SALMOS 130 ‘131’
1
Mi corazón, Señor, no es engreído, ni son mis ojos
altaneros. No doy vía libre a la grandeza, ni a prodi-
gios que me superan. 2No, me mantengo en paz y si-
lencio, como niño en el regazo materno. ¡Mi deseo no
supera al de un niño! 3¡Espera, Israel, en el Señor
desde ahora y por siempre!
SALMOS 131 ‘132’

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GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
Acuérdate, Señor, de David, de todos sus desvelos,
1

2
del juramento que hizo al Señor, de su voto al Fuerte
de Jacob: 3“No he de entrar en la tienda, mi casa, no
me meteré en la cama en que reposo, 4no he de conce-
der sueño a mis ojos ni quietud a mis párpados, 5hasta
encontrar un lugar para el Señor, una morada para el
Fuerte de Jacob”. 6Sí, oímos de Ella que está en Efratá,
¡la hemos encontrado en los Campos del Bosque!
7
¡Entremos en el lugar donde Él habita, postrémonos
ante el estrado de sus pies!
(Aquí, todos se ponen de rodilla mientras que los Dones son
llevados de la Mesa Sagrada hacia el Altar de Ofrenda)
¡Levántate, Señor, hacia Tu Reposo, ven con el arca
8

de Tu Poder!
(Aquí nos levantamos)
Tus sacerdotes se vistan de fiesta, griten de alegría
9

Tus amigos. 10A causa de David, Tu siervo, no recha-


ces el rostro de Tu ungido. 11El Señor ha jurado a Da-
vid verdad que no retractará: “Un fruto de tu seno
sentaré en tu trono. 12Si tus hijos guardan mi alianza,
el dictamen que yo les enseño, también sus hijos para
siempre se sentarán en tu trono”. 13Pues el Señor ha
escogido a Sión, la ha querido como sede para sí:
14
“Aquí está mi reposo para siempre, en él me insta-
laré, que así lo quiero. 15Bendeciré sin medida su ali-
mento, hartaré de pan a sus pobres, 16de fiesta vestiré a
sus sacerdotes, sus amigos gritarán de júbilo. 17Allí
suscitaré un vástago a David, aprestaré una lámpara a
mi ungido; 18cubriré de ignominia a sus enemigos,
mas sobre él brillará su diadema”.

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GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
SALMOS 132 ‘133’
1
¡Mira que es bueno y da gusto que los hermanos
convivan juntos! 2Como ungüento fino en la cabeza,
que va bajando por la barba, que baja por la barba de
Aarón, hasta la orla de sus vestidos. 3Como el rocío
que baja del Hermón sobre las cumbres de Sión; allí
dispensa el Señor bendición, la vida para siempre.
SALMOS 132 ‘133’
1
¡Vamos, bendecid al Señor todos los siervos del Se-
ñor, que servís en la Casa del Señor, en los atrios de la
Casa de nuestro Dios! ¡Por las noches 2alzad las manos
al santuario, y bendecid al Señor! 3¡Te bendiga desde
Sión el Señor, que hizo el cielo y la tierra! Y concluye con
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya, Gloria a Ti, Oh Dios. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
PEQUEÑA LETANÍA
Sacerdote ó Diácono: Una y otra vez, en paz, roguemos al
Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote ó Diácono: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de
nosotros y guárdanos, Dios, con Tu Gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote ó Diácono: Conmemorando a la Santísima,
Pura, Que excede todas las bendiciones, la Gloriosa
Soberana nuestra, la Madre de Dios, Coro: ¡Santísima
Madre de Dios, sálvanos! La Siempre Virgen María, con
todos los Santos, encomendémonos a nosotros mis-
mos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nues-

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GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
tra vida a Cristo Dios.
Coro: A Ti, Señor
Sacerdote: Porque Tú eres Dios de la Misericordia y la
Salvación, Dios nuestro, y a Ti glorificamos, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos
de los siglos.
Coro:Amén. Y en el Tono Primero
SALMO 140 ‘141’
- Te invoco, Señor, ven presto, escucha mi voz
1

cuando Te llamo.*
- 2Que mi oración sea como incienso para Ti, mis ma-
nos alzadas, como ofrenda de la tarde.*
- 3Pon, Señor, en mi boca un centinela, vigía a la
puerta de mis labios.*
- 4No inclines mi corazón a cosas malas, a perpetrar
acciones criminales,*
- En compañía de hombres malhechores: ¡No dejes que
comparta sus gustos!*
- Que el justo me hiera y el leal me corrija, pero nunca
5

el malvado perfume mi cabeza,*


- Pues así seguiría implicado en sus maldades.
6
Quedaron a merced de la Roca, su juez,*
- Los que oyeron con regodeo mis palabras: 7“Como
piedra molar estrellada por tierra, sus huesos se es-
parcen a la boca del Seol”.*
- 8A Ti, Señor, Señor, se vuelven mis ojos, ¡en Ti me
cobijo, no me desampares!*
- Guárdame del lazo que me tienden, de la trampa de
9

los malhechores.*

52
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
- 10Caigan los malvados en sus redes, al tiempo que yo
escapo indemne.*
SALMO 141 ‘142’
- A gritos imploro al Señor, al Señor suplico a gritos.*
2

- 3Derramo ante él mi lamento, ante Él expongo mi


angustia,*
- 4Cuando mi aliento se apaga; mas Tú conoces mi
sendero.
- En el camino por donde voy me han escondido una
trampa.*
- 5Mira a la derecha, y ve, no hay nadie que me co-
nozca.*
- No hay refugio para mí, nadie que de mí se cuide.*
- 6Por eso, a Ti clamo, Señor; Te digo: ¡Tú eres mi Re-
fugio, mi Porción en la tierra de los vivos!*
- 7Presta atención a mi clamor, pues estoy del todo
abatido.*
-¡Líbrame de mis perseguidores, pues son más fuertes
que yo!*
- 8¡Saca mi vida de la cárcel para dar gracias a Tu
Nombre!*
- Y me harán corro los justos por Tus Favores con-
migo.*
SALMOS 129 ‘130’
- Desde lo hondo a Ti grito, Señor: 2¡Señor, escucha mi
1

clamor!*
-¡Estén atentos Tus Oídos a la voz de mis súplicas!*
3
Si retienes las culpas, Señor, ¿quién, Señor, resistirá?
4
Pero el perdón está contigo, para ser así Temido.
Cuando el Señor estaba en camino hacia la Pasión

53
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
voluntaria, dijo a los Apóstoles: “¡He aquí estamos
subiendo a Jerusalén, y el Hijo de hombre será entre-
gado según lo que ha sido escrito acerca de él!” ¡Venid
pues, juntos, hermanos, acompañémosle con concien-
cias puras, crucifiquémonos con Él y muramos, por Él,
para con los placeres mundanos, para que viviéramos
con Él y Le escucháramos diciendo: “Yo no estoy su-
biendo a la Jerusalén terrenal para sufrir, sino a mi
Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios, Y os
elevaré conmigo a la Jerusalén de lo Alto en el Reino
Celestial.”
Tono Quinto
5
Aguardo anhelante al Señor, espero en Su Palabra;
6a
mi ser aguarda al Señor.
Fieles, habiendo llegado a la Pasión salvífica de
Cristo; Glorifiquemos Su Inefable Longanimidad; Para
que por Su Compasión nos levantare a nosotros los
muertos por el pecado; Porque Él es el Único Bonda-
doso y Amante de la humanidad.
6b
Más que el centinela a la aurora; más que el centinela a la
aurora, 7aaguarde Israel al Señor.
Cuando estabas viniendo hacia la Pasión, Señor,
llevaste a Tus Discípulos aparte, para confirmarlos,
diciendo: “¿Cómo es que no os recordáis Mis Palabras
que yo anticipé y os he dicho? Que, según está escrito;
ningún Profeta es asesinado excepto en Jerusalén. Y
ahora había llegado el tiempo de que yo os he dicho;
Porque yo seré entregado a la burla en manos de pe-
cadores que me clavarán en la Cruz, me arrojarían a la
tumba, y me considerarían muerto y abandonado.

54
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
Pero, confiad, porque resucitaré al tercer día, para la
alegría de los fieles y su vida eterna.
7b
El Señor está lleno de amor, su redención es abundante;
8
Él redimirá a Israel de todas sus culpas.
Señor, al no comprender el misterio de Tu Inefable
Dispensación, la madre de los hijos de Zebedeo Te pi-
dió que concedieras a sus dos hijos los honores de un
reino temporal. Pero a cambio prometiste a Tus ama-
dos beber del cáliz de la muerte, el que dijiste que be-
berías antes de ellos para la purificación de los peca-
dos. Por consiguiente, a Ti exclamamos: “¡Salvación
de nuestras almas, Gloria a Ti!”
SALMOS 116 ‘117’
1
¡Alabad al Señor, todas las naciones, ensalzadlo,
pueblos todos
Señor, habías enseñado a Tus Discípulos, en consi-
derar lo que es más perfecto, y que no imitaran a los
gentiles en el señoría sobre los humildes, diciéndoles:
“Discípulos míos, no ha de ser así entre vosotros, por-
que Me he humillado por Mi Propia Voluntad; Que el
primero entre vosotros sea servidor de todos; El supe-
rior como el inferior y el principal como el último;
Porque yo he venido a servir al humilde Adán y a en-
tregarme como rescate por muchos que Me exclaman:
¡Gloria a Ti!”
Tono Octavo
2
Pues sólido es Su Amor hacia nosotros, la Lealtad del Señor
dura para siempre.
¡Temamos, hermanos, la reprensión de la higuera
que se secó por no dar frutos; Y ofrezcamos los frutos

55
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
dignos del arrepentimiento a Cristo, Quien nos otorga
la gran misericordia!
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
El dragón encontró la egipcia como a una segunda
Eva, y se apresuró para tropezar a José con palabras
de lisonja. Pero éste dejó su túnica y huyó del pecado,
sin avergonzarse de la desnudez, como las primeras
criaturas antes de su desobediencia. Por sus interce-
siones, Cristo, ten piedad de nosotros.
Aquí se hace la Pequeña Entrada con el Evangeliario y mientras tanto
el Sacerdote dice en voz baja
LA ORACIÓN DEL ISODÓN
Sacerdote: En la tarde, en la mañana y al mediodía, Te
alabamos, Te bendecimos, Te agradecemos y Te supli-
camos, Soberano de todos, el Señor Amante de la
Humanidad. Endereza nuestra Oración como el in-
cienso ante Ti, y no inclines nuestros corazones hacia
palabras o pensamientos malos; sino sálvanos de to-
dos aquellos que persiguen nuestras almas. Porque,
Señor, Señor, nuestros ojos están elevados hacia Ti, y
en Ti hemos confiado, pues no nos decepciones, Dios
nuestro. Y exclama: Porque a Ti se debe toda Gloria,
Honor y Adoración, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Y salen de la Puerta Norte, el Diácono llevando en alto el Evangeliario
seguido por el Sacerdote
Diácono: Bendice, Señor, ésta Entrada Santa.
El Obispo o el Sacerdote bendice hacia el Santuario diciendo:
Bendita sea la entrada de Tus Santos, perpetuamen-

56
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
te ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Diácono: Amén. ¡He aquí la Sabiduría, estemos de pie!
Tono Segundo
Coro: ¡Luz Radiante de la Gloria Santa del Padre In-
mortal! ¡Luz Celestial, Santa, Bendita, Jesucristo!
Habiendo llegado a la puesta del sol y contemplando
la Luz Vespertina; Aquí entran al altar de la puerta Real Ala-
bamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Un Solo
Dios; Porque, en todos los tiempos, eres digno de ser
alabado con Voces Justas: Hijo de Dios y Dador de
Vida, Por lo tanto el mundo Te Glorifica.
LA LECTURAS SAGRADAS
Sacerdote ó Diácono: Espéras.
Lector: Prokímenon de la Oración de la Tarde, en el
Tono Sexto del Salmo Ciento Veintisiete: 5¡Bendígate
el Señor desde Sión, que hizo el cielo y la tierra!
128:1
¡Dichosos los que temen al Señor!* Lectura del Li-
bro de Éxodo.
Sacerdote ó Diácono: Sabiduría, Estemos atentos
Lector: lee [Éxodo 1: 1 - 20] Éstos son los nombres de los
1

israelitas que fueron a Egipto con Jacob, cada uno con


su familia: 2Rubén, Simeón, Leví, Judá, 3Isacar,
Zabulón, Benjamín, 4Dan, Neftalí, Gad y Aser. 5Los
descendientes de Jacob eran setenta personas. José
estaba ya en Egipto. 6Luego, murió José, y todos sus
hermanos, y toda aquella generación; 7pero los israe-
litas eran fecundos y se propagaban; se multiplicaban
y hacían muy fuertes, y llenaban el país. 8Surgió en
Egipto un nuevo rey, que no había conocido a José; 9y

57
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
dijo a su pueblo: “Mirad, el pueblo de Israel es más
numeroso y fuerte que nosotros. 10Actuemos sagaz-
mente contra él para que no siga multiplicándose, no
sea que en caso de guerra se alíe también él con nues-
tros enemigos, luche contra nosotros y se marche del
país.” 11Entonces, les impusieron capataces para opri-
mirlos con duros trabajos; y así edificaron para el fa-
raón las ciudades de depósito: Pitom y Ramsés. 12Pero
cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y
crecían, de modo que los egipcios llegaron a temer a
los israelitas. 13Los egipcios esclavizaron brutalmente a
los israelitas, 14y les amargaron la vida con dura ser-
vidumbre, con los trabajos del barro, de los ladrillos,
del campo y con toda clase de servidumbre. Los escla-
vizaron brutalmente. 15Además, el rey de Egipto dijo a
las parteras de las hebreas, una de las cuales se lla-
maba Sifrá, y la otra Puá: 16“Cuando asistáis a las
hebreas, fijaos bien: si es niño, matadlo; si es niña, que
viva.” 17Pero las comadronas temían a Dios, y no
hicieron lo que les había mandado el rey de Egipto,
sino que dejaban con vida a los niños. 18El rey de
Egipto llamó a las comadronas y les dijo: “¿Por qué
habéis hecho esto y dejáis con vida a los niños?”
19
Respon-dieron las comadronas al Faraón: “Es que las
mujeres hebreas no son como las egipcias; son más
robustas, y antes que llegue la comadrona, ya han
dado a luz.” 20Dios premió a las comadronas. El
pueblo se multiplicaba y se hacía muy fuerte. Y
continúa
- Prokímenon en el Tono Octavo del Salmo Ciento
58
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
Veintiocho: 8bNosotros os bendecimos en el Nombre
del Señor. 1Mucho me han atacado desde mi juven-
tud.*
“Kalefsón” ó Manda.
Llevando en su diestra una vela encendida y el Incensario debajo de
ella, parado ante la Mesa Sagrada, hace con ellos la señal de la Santa
Cruz exclamando:
Sacerdote: Sabiduría. Estemos de pie.
Y dándose vuelta hacia el Pueblo, que está de rodilla y haciendo otra vez la
señal de la Cruz, bendice y exclama:
Sacerdote: La Luz de Cristo ilumina a todos.
Lector: Segunda Lectura del Libro de Job el justo.
Sacerdote ó Diácono: Sabiduría, Estemos atentos
Lector: lee [Job 1: 1 - 12] Érase una vez un hombre
1

llamado Job, que vivía en el país de Us. Era un hom-


bre íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del
mal. 2Tenía siete hijos y tres hijas. 3Poseía siete mil
ovejas, tres mil camellos y quinientas yuntas de bue-
yes, quinientas burras y numerosos siervos. Era el más
rico de toda la gente de Oriente. 4Sus hijos tenían por
costumbre juntarse para comer en casa de uno de
ellos, por turnos; y mandaban llamar a las tres herma-
nas para que comieran con ellos. 5Una vez acabados
estos días de fiesta, Job los llamaba para purificarlos;
al día siguiente, de madrugada, ofrecía un holocausto
por cada uno de ellos, pues pensaba que a lo mejor
habían pecado maldiciendo a Dios en su interior.
Siempre hacía lo mismo. 6Un día en que los hijos de
Dios fueron a presentarse ante el Señor, apareció tam-
bién entre ellos el Satán. 7Dijo entonces el Señor al Sa-

59
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
tán: “¿De dónde vienes?”. El Satán respondió: “De dar
vueltas por la tierra y pasearme por ella”. 8El Señor
replicó al Satán: “¿Te has fijado en mi siervo Job? No
hay nadie como él en la tierra: es un hombre íntegro y
recto, temeroso de Dios y apartado del mal”.
9
Respondió el Satán al Señor: “¿Te crees que Job teme
a Dios por nada? 10¿No ves que lo has rodeado de
protección, a él, a su casa y a todas sus posesiones?
Has bendecido sus actividades y sus rebaños se ex-
tienden por el país. 11Pero trata de poner la mano en
sus posesiones; te apuesto a que te maldice a la cara”.
12
Contestó el Señor al Satán: “De acuerdo. Métete con
sus posesiones, pero no le pongas la mano encima». Y
el Satán salió de la presencia del Señor. Y la Gloria es
siempre de Dios.
Sacerdote: Llevando el incensario en su diestra y el Diácono con una
vela frente a él, parado ante la Mesa Sagrada, inciensa despacio mien-
tras cantado:
Que mi oración sea como incienso para Ti, mis ma-
nos alzadas, como ofrenda de la tarde. (Salmo 140 ‘141’: 2)
Y el Coro la repita tras cada uno de los siguientes Stíjos:
E inciensa el lado derecho de la Mesa Sagrado mientras exclama:
- Te invoco, Señor, ven presto, escucha mi voz
cuando Te llamo. (Ídem. 1)
Y detrás de la Mesa Sagrado mientras exclama:
- Pon, Señor, en mi boca un centinela, vigía a la
puerta de mis labios. (Ídem. 3)
Y el lado izquierdo de la Mesa Sagrado mientras exclama:
- No inclines mi corazón a cosas malas, a perpetrar
acciones criminales. (Ídem. 4)

60
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
Y el Altar de las Ofrendas mientras exclama:
- Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Y se dirige hacia La Mesa Sagrada e inciensa mientras exclama:
- Ahora y Siempre y por los siglos de los siglos.
Amén.
Y mientras sigue incensando, desde la Puerta Real, al Obispo o Trono, al
Iconostasio, al Obispo y todo el Clero y Pueblo, como de costumbre, canta:
¡Que mi oración sea como incienso para Ti, mis ma-
nos alzadas!
Coro: Cantan la última parte: ¡Como ofrenda de la tarde!
EL SANTO EVANGELIO
Sacerdote ó Diácono:Para que seamos dignos de escuchar
el Santo Evangelio, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces)
Sacerdote ó Diácono: Sabiduría. Estemos de pie y escu-
chemos el Santo Evangelio.
Y el sacerdote ó el Señor Obispo bendiciendo, dice:
La paz sea con todos vosotros.
Coro: Y con tu espíritu.
Sacerdote ó Diácono: Lectura de la Buena Nueva según el
Santo Discípulo y puro Evangelista Mateo.
Coro: ¡Gloria a Ti, Señor, Gloria a Ti!
Sacerdote ó Diácono: Estemos atentos.
Sacerdote ó Diácono: lee [Mateo 24: 3 - 35]
Mientras tanto el Sacerdote, está de pie mirando hacia el Oeste con la
cabeza inclinada desde la Puerta Real.
En aquél tiempo, 3Estando Jesús sentado en el monte
de los Olivos, se acercaron a Él en privado Sus Discí-
pulos, y Le dijeron: “Dinos cuándo sucederá eso, y
cuál será el signo de tu venida y del fin del mundo.”

61
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
4
Jesús les respondió: “Mirad que no os engañe nadie.
5
Porque vendrán muchos en Mi Nombre diciendo: ‘Yo
soy el Cristo’, y engañarán a muchos. 6Oiréis también
hablar de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado, no
os alarméis! Porque eso es necesario que suceda, pero
no es todavía el fin. 7Pues se levantará nación contra
nación y reino contra reino, y habrá en diversos luga-
res hambre y terremotos. 8Todo esto será el comienzo
de los dolores de alumbramiento. 9“Entonces os entre-
garán a la tortura y os matarán, y seréis odiados de
todas las naciones por causa de Mi Nombre. 10Muchos
se escandalizarán entonces y se traicionarán y odiarán
mutuamente. 11Surgirán muchos falsos profetas, que
engañarán a muchos. 12Y al crecer cada vez más la ini-
quidad, la caridad de muchos se enfriará. 13Pero el
que persevere hasta el fin, ése se salvará. 14Se procla-
mará esta Buena Nueva del Reino en el mundo entero,
para dar testimonio a todas las naciones. Y entonces
vendrá el fin. 15Cuando veáis, pues, la abominación de la
desolación, anunciada por el profeta Daniel, erigida en
el Lugar Santo (el que lea, que comprenda), 16entonces,
los que estén en Judea, huyan a los montes; 17el que
esté en el terrado, no baje a recoger las cosas de su
casa; 18y el que esté en el campo, no regrese en busca
de su manto. 19¡Ay de las que estén encinta o criando
en aquellos días! 20Orad para que vuestra huida no
suceda en invierno ni en día de sábado. 21Porque habrá
entonces una gran tribulación, cual no la hubo desde el
principio del mundo hasta el presente ni volverá a
haberla. 22Y si aquellos días no se abreviasen, no se

62
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
salvaría nadie; pero en atención a los elegidos se
abreviarán aquellos días. 23Entonces, si alguno os dice:
‘Mirad, el Cristo está aquí o allí’, no lo creáis. 24Porque
surgirán falsos cristos y falsos profetas, que harán
grandes signos y prodigios, capaces de engañar, si
fuera posible, a los mismos elegidos. 25¡Mirad que os lo
he predicho! 26“Así que si os dicen: ‘Está en el de-
sierto’, no salgáis; ‘Está en los aposentos’, no lo creáis.
27
Porque como el relámpago sale por oriente y brilla
hasta occidente, así será la venida del Hijo del hom-
bre. 28Donde esté el cadáver, allí se juntarán los bui-
tres. 29Inmediatamente después de la tribulación de
aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su
resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las fuerzas
de los cielos serán sacudidas. 30Entonces aparecerá en
el cielo la señal del Hijo del hombre; y entonces se
golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán
al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con
gran poder y gloria. 31Él enviará a Sus Ángeles con
sonora trompeta, y reunirán de los cuatro vientos a
sus elegidos, desde un extremo de los cielos hasta el
otro. 32De la higuera aprended esta parábola: cuando
ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis
que el verano está cerca. 33Así también vosotros,
cuando veáis todo esto, sabed que Él está cerca, a las
puertas. 34Yo os aseguro que no pasará esta generación
hasta que todo esto suceda. 35El cielo y la tierra pasa-
rán, pero mis palabras no pasarán”.
Coro: ¡Gloria a Ti, Señor, Gloria a Ti!

63
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
Mientras tanto el Diácono baja del Ambón, se dirige hacia -el señor
Obispo- la Puerta Real, entrega el Evangeliario al Sacerdote, besándole
su diestra, mientras éste, en voz baja, le dice:
“Paz a ti, Evangelizador o Anunciador de la Buena Nueva”
Con el Evangeliario, el Sacerdote, bendice al pueblo y lo deposita sobre la
Mesa Sagrada.
LA LETANÍA DE LA SÚPLICA FERVIENTE
El Diácono, sale de la Puerta Norte, y parado frente a la Puerta Real,
canta la Ektanía (la Súplica Ferviente) sino el Sacerdote estando frente
de la Mesa Sagrada.
Digamos todos, de todas nuestras
Sacerdote ó Diácono:
almas, y de todas nuestras mentes, digamos: Señor
Omnipotente, Dios de nuestros padres, Te suplicamos,
escúchanos y ten piedad.
Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces)
Que se repite tras cada petición.
- Ten piedad de nosotros, Dios, según Tu Gran
Misericordia, Te suplicamos, escucha y ten piedad.
- También roguemos por todos los fieles cristianos
ortodoxos.
- También roguemos por nuestro padre y (Patriarca,
Metropolita, Arzobispo u Obispo: Nombre)
- También roguemos por nuestros hermanos Pres-
bíteros, Diáconos, Monjes y Monjas, y por todos
nuestros hermanos en Cristo.
- También roguemos por la misericordia, vida, paz,
salud y salvación de los siervos de Dios, todos los
fieles cristianos ortodoxos, que habitan en esta ciu-
dad y los reunidos en este Santo Templo; Por sus
comisiones laicas y sus benefactores, y para su visita-
ción, perdón y remisión de sus pecados.

64
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
- También roguemos por los bienaventurados y
siempre conmemorados, los que construyeron este
Santo Templo, y por todos los fieles difuntos, de
nuestros padres y hermanos ortodoxos, que yacen
aquí y en todo lugar.
- También roguemos por los que ofrecen los frutos y
favorecen a este Santo y Venerabilísimo Templo, por
los sirven y cantan en él; Y por todo este pueblo pre-
sente que espera de Ti las grande y rica misericordia.
Sacerdote: La Oración de la Súplica: Señor, Dios nuestro,
recibe de Tus siervos esta súplica ferviente y ten
piedad de nosotros según Tu Gran Misericordia; y
derrama Tus Compasiones sobre nosotros y sobre
todo Tu pueblo, que espera de Ti la abundante
Misericordia. Y exclama: Porque Tú eres un Dios
Misericordioso y Amante de la Humanidad, y a Ti
glorificamos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Sacerdote ó Diácono: Una y otra vez, en paz, roguemos al
Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote ó Diácono: Ampáranos, Sálvanos, Ten piedad
de nosotros y guárdanos, Dios con Tu Gracia.
¡Sabiduría!
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Soberano, Santo de excelsa bondad, Te
suplicamos a Ti, Que eres Rico en misericordia, que
seas Compasivo con nosotros pecadores y nos haces

65
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
dignos de recibir a Tu Hijo Unigénito y Dios nuestro,
el Rey de la Gloria. Pues he aquí, que Su Cuerpo Puro
y Su Sangre Vivificadora pasan, trasladándose en este
momento, para ser puestos sobre esta Mesa Mística,
escoltados, invisiblemente, por multitudes de legiones
celestiales. Concédenos pues, que los comulguemos
sin reproche, para que las pupilas de nuestra mente
sean iluminadas, haciéndonos hijos de la luz y del día.
Y Exclama: Por el Don de Tu Cristo, con Quien eres
bendito, junto con Tu Santísimo, Bueno y Vivificador
Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
En lugar del Himno a los Querubines, el coro canta el siguiente
himno:
Ahora las Potestades Celestiales, invisiblemente,
celebran con nosotros. Porque, ¡He aquí, el Rey de la
Gloria, entra pasando!
En lugar de la Oración a los Querubines, el Sacerdote recita:
Sacerdote: Ahora las Potestades Celestiales,
invisiblemente, celebran con nosotros. Porque, he aquí,
el Rey de la Gloria, entra pasando. Si lo hay, el Diácono
responde ¡He aquí se escolta el Sacrificio Místico, ya
santificado! Acerquémonos pues, con fe y anhelo, para
que seamos partícipes de la Vida Eterna. Aleluya.
Después de repetirla tres veces, inciensa la Mesa Sagrada y el Altar de
Ofrendas. Mientras recita:
Venid, adoremos y prosternémonos ante nuestro
Rey y nuestro Dios. Venid, adoremos y prosternémo-
nos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios. Venid,
adoremos y prosternémonos ante Cristo, Él es nuestro
Rey, Señor y Dios. Y el
66
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
SALMO 50 ‘51’
3
Piedad de mí, Oh Dios, por Tu Bondad, por Tu
Inmensa Ternura borra mi delito, 4lávame a fondo de
mi culpa, purifícame de mi pecado. 5Pues yo
reconozco mi delito, mi pecado está siempre ante mí;
6
contra Ti, contra Ti solo pequé, lo malo a Tus Ojos
cometí. Por que seas Justo cuando hablas e
Irreprochable cuando juzgas. 7Mira que nací culpable,
pecador me concibió mi madre. 8Y Tú amas la verdad
en lo íntimo del ser, en mi interior me inculcas
sabiduría. 9Rocíame con hisopo hasta quedar limpio,
lávame hasta blanquear más que la nieve.
10
Devuélveme el son del gozo y la alegría, se alegren
los huesos que Tú machacaste. 11Aparta Tu Vista de
mis yerros y borra todas mis culpas. 12Crea en mí, Oh
Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un
espíritu firme; 13no me rechaces lejos de Tu Rostro, no
retires de mí Tu Santo Espíritu. 14Devuélveme el gozo
de Tu Salvación, afiánzame con espíritu generoso;
15
enseñaré a los rebeldes Tus Caminos y los pecadores
volverán a Ti. 16Líbrame de la sangre, Oh Dios, Dios
salvador mío, y aclamará mi lengua Tu Justicia; 17abre,
Señor, mis labios, y publicará mi boca Tu Alabanza.
18
Pues no Te complaces en sacrificios, si ofrezco un
holocausto, no lo aceptas. 19Dios quiere el sacrificio de
un espíritu contrito, un corazón contrito y humillado,
Oh Dios, no lo desprecias. 20¡Sé benévolo y favorece a
Sión, reconstruye los muros de Jerusalén! 21Entonces
Te agradarán los sacri-
ficios legítimos -holocausto y oblación entera-
67
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
Y parado frente la Mesa Sagrada, adora tres veces, y a cada una dice:
¡Dios, perdóname a mi pecador y ten piedad de mí!
Y se dirige hacia el Altar de las Ofrendas, levanta Los Consagrados
y sale del Altar en procesión precedido por el Diacono llevando una
vela y el incensario, sin decir nada salvo:
Por las Oraciones de nuestros santos padres, Señor
Jesucristo, ten piedad de nosotros y sálvanos.
Y después de poner “Los Consagrados” sobre la Mesa Sagrada, los
cubre con el Velo Grande, los inciensa diciendo:
Entonces se ofrecerán novillos en Tu Altar. (Tres Veces)
Mientras tanto:
¡He aquí se escolta el Sacrificio Místico, ya
Coro:
santificado! Acerquémonos pues, con fe y anhelo, para
que seamos partícipes de la Vida Eterna. Aleluya.
Sacerdote ó Diácono: Completemos nuestra súplica
vespertina al Señor.
Coro: Señor, ten piedad. Que se repite tras cada petición.
- Por estos Preciosos Dones Presantificados o
preconsagrados ofrecidos, roguemos al Señor.
- Para que nuestro Dios Amante de la humanidad,
quien Los recibió en Su Santo, Celestial y Místico
Altar, como olor de una rica fragancia espiritual, nos
envíe a cambio la Gracia Divina y el Don del Espíritu
Santo, roguemos al Señor.
- Para nuestra liberación de toda aflicción, ira, peligro y
necesidad, roguemos al Señor.
- Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y
guárdanos, Dios, con Tu Gracia.
- Que todo nuestro día sea perfecto, santo, pacífico y
sin pecado, pidamos al Señor.

68
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
Coro: Concédelo, Señor. Que se repite tras cada petición.
- Un Ángel de paz, fiel guía, custodio de nuestras
almas y de nuestros cuerpos, pidamos al Señor.
- El perdón de nuestros pecados y la remisión de
nuestras transgresiones, pidamos al Señor.
- Lo bueno y conveniente para nuestras almas y la paz
para el mundo, pidamos al Señor.
- Terminar en paz y penitencia el tiempo restante de
nuestra vida, pidamos al Señor.
- Que el fin de nuestra vida sea cristiano, pacífico, sin
aflicción y sin vergüenza; y una respuesta buena
ante el Tribunal Temible de Cristo, pidamos al Señor.
- Habiendo pedido la unión de la fe y la comunión del
Espíritu Santo, encomendémonos a nosotros mismos,
y mutuamente los unos a los otros y toda nuestra vida
a Cristo Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote: Invisibles e Inefables Dios de los Misterios,
que conservas los tesoros ocultos, tesoros de la
sabiduría y del conocimiento; Tú, que nos revelaste el
Oficio de esta Liturgia y nos instalaste, a nosotros
pecadores, por la abundancia de Tu Amor a la huma-
nidad, para que Te ofrezcamos dones y sacrificios por
nuestros pecados y por las ignorancias del pueblo. Tú
mismo, Rey invisible, Obrador de las grandiosas e
insondables cosas, y hacedor de las innumerables
gloriosas maravillas. Míranos, a nosotros Tus indignos
y pecadores siervos; que como si fuéramos ante Tu
Trono Querúbico, nos comparecemos ante este, Tu
Santo Altar, sobre el cual reposa Tu Hijo Unigénito,
69
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
Dios nuestro, en estos Misterios Temibles depositados
sobre Él. Líbranos, a nosotros y a Tu pueblo fiel de toda
impureza; y santifica todas nuestras almas y nuestros
cuerpos con una santificación que no será quitada. A fin
de que, comulgando de estos Divinos Santos
Sacramentos, con una conciencia pura, un rostro no
avergonzado y un corazón iluminado; vivamos por
Ellos y nos unamos con Tu Cristo Mismo, nuestro Dios
Verdadero que dijo: “El que come Mi Cuerpo y bebe Mi
Sangre, permanece en Mí y Yo en él”. Así que,
habitando Tu Verbo en nosotros, Señor, y andando
entre nosotros, nos convertimos en Templo de Tu
Adorado Santísimo Espíritu; liberados de todo engaño
diabólico sea este por palabra, obra o pensamiento. Y
obtengamos los bienes que nos fueron prometidos,
juntos a todos Tus Santos que Te complacieron desde
los siglos. Y exclama:
- Haznos dignos, Soberano, de que confiadamente y
sin reproche, nos atrevamos a llamarte Padre, a Ti, Dios
Celestial, y a decir:
Padre Nuestro que estás en los
Coro y todo el pueblo:
cielos, santificado sea Tu Nombre, venga a nosotros
Tu Reino, hágase Tu voluntad, así en la tierra como en
el Cielo. Nuestro pan substancial dánoslo hoy, y perdó-
nanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación,
más líbranos del mal.
Sacerdote: Porque Tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria,

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GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Sacerdote: La Paz sea a todos vosotros.
Coro: Y a tu espíritu.
Sacerdote ó Diácono: Inclinemos nuestras cabezas al Señor.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote: La Oración de la Inclinación de las cabezas: ¡Dios, el
Único, Bueno y Compasivo! Tú que habitas en las
alturas y miras sobre los que están abajo; mira con Ojo
de ternura a todo Tu pueblo y protégelo; y haznos
dignos de participar sin reproches de estos Tus
Misterios Vivificadores; porque a Ti hemos inclinado
nuestras cabezas, esperando de Ti la abundante
misericordia. Y concluye con la Exclamación: Por la Gracia, la
Clemencia y el Amor a la humanidad de Tu Hijo
Unigénito, con Quién eres bendito junto con Tu
Santísimo, Bueno y Vivificador Espíritu, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Sacerdote: Señor Jesucristo, Dios nuestro, escucha,
desde Tu Santa Morada y desde el Trono de la Gloria
de Tu Reino, y ven a santificarnos, Tú que en los Alto
estás sentado con el Padre; y estás aquí invisiblemente
presente con nosotros; y acepta darnos con Tu Mano
Poderosa, la Comunión de Tu Cuerpo Puro y Tu
Sangre Preciosa, y por nosotros a todo Tu pueblo.
Sacerdote y Diácono:
Hacen tres Metanias, cada una desde su lugar, diciendo cada vez:
Perdóname, Dios, a mí pecador, y ten piedad de mí.

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GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
El Sacerdote mete su mano debajo del Velo, siendo los Santos cubier-
tos, y con atención y devoción toca el Santo Pan y sin levantarlo dice:
Los Santos Presantificados o preconsagrados, a los Santos.
Nótese que es más correcto decir
“Los Consagrados Presantificados a los Santos”
Un solo Santo, un solo Señor, Jesucristo; por la
Coro:
Gloria de Dios Padre. Amén.
Lector: SALMO 33 ‘34’
2
Bendeciré en todo tiempo al Señor, sin cesar en mi
boca Su Alabanza; 3en el Señor se gloría mi ser, ¡que lo
oigan los humildes y se alegren! 4Ensalzad conmigo al
Señor, exaltemos juntos Su Nombre. 5Consulté al
Señor y me respondió: me libró de todos mis temores.
6
Los que Lo miran quedarán radiantes, no habrá
sonrojo en sus semblantes. 7Si grita el pobre, el Señor
lo escucha, y lo salva de todas sus angustias. 8El Ángel
del Señor pone su tienda en torno a Sus adeptos y los
libra. 9Gustad y ved lo bueno que es el Señor, dichoso
el hombre que se acoge a Él. 10Respetad al Señor,
Santos Suyos, que a quienes Le temen nada les falta.
11
Los ricos empobrecen y pasan hambre, los que
buscan al Señor de ningún bien carecen. 12Venid, hijos,
escuchadme, os enseñaré el temor del Señor. 13¿A qué
hombre no le gusta la vida, no anhela días para gozar
de bienes? 14Guarda del mal tu lengua, tus labios de la
mentira; 15huye del mal y obra el bien, busca la paz y
anda tras ella. 16Los Ojos del Señor sobre los justos,
Sus Oídos escuchan sus gritos; 17el Rostro del Señor
hacia los bandidos, para raer de la tierra su recuerdo.
18
Cuando gritan, el Señor los oye y los libra de sus

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GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
angustias; 19el Señor está cerca de los desanimados, Él
salva a los espíritus hundidos. 20Muchas son las
desgracias del justo, pero de todas le libra el Señor;
21
cuida de todos sus huesos, ni uno solo se romperá.
22
Da muerte al malvado la maldad, los que odian al
justo lo pagarán. 23Rescata el Señor la vida de sus
siervos, nada habrán de pagar los que a Él se acogen.
SALMO 144 ‘145’
1
Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey, bendeciré Tu
Nombre por siempre; 2todos los días Te bendeciré,
alabaré Tu Nombre por siempre. 3Grande es el Señor,
muy Digno de alabanza, Su Grandeza carece de
límites. 4Una edad a otra encomiará Tus Obras,
pregonará Tus Hechos Portentosos. 5El Esplendor, la
Gloria de Tu Majestad, el relato de Tus Maravillas
recitaré. 6Del poder de Tus Portentos se hablará, y yo
Tus Grandezas contaré; 7se recordará Tu Inmensa
Bondad, se aclamará Tu Justicia. 8El Señor es Clemente
y Compasivo, Tardo a la cólera y Grande en amor;
9
Bueno es el Señor para con todos, Tierno con todas
sus creaturas. 10Alábente, Señor, Tus creaturas,
bendígante Tus fieles; 11cuenten la Gloria de Tu
Reinado, narren tus proezas, 12explicando Tus Proezas
a los hombres, el Esplendor y la Gloria de Tu Reinado.
13
Tu Reinado es un Reinado por los siglos, Tu
Gobierno, de edad en edad. Fiel es el Señor en todo lo
que dice, Amoroso en todo lo que hace. 14El Señor
sostiene a los que caen, endereza a todos los
encorvados. 15Los ojos de todos Te miran esperando;

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GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
Tú les das a su tiempo el alimento. 16Tú abres la Mano
y sacias de bienes a todo viviente. 17El Señor es Justo
cuando actúa, Amoroso en todas sus obras. 18Cerca
está el Señor de los que Lo invocan, de todos los que
Lo invocan con sinceridad. 19Cumple los deseos de Sus
leales, escucha su clamor y los libera. 20el Señor guarda
a cuantos Le aman, y extermina a todos los malvados.
21
¡Que mi boca alabe al Señor, que bendigan los
vivientes Su Nombre sacrosanto para siempre jamás!
Luego el Coro canta la alabanza de la Comunión (El Quenenikón)
Coro: ¡Gustad y ved lo Bueno que es el Señor! (Salmo 33
‘34’: 8) Aleluya. Mientras tanto el Sacerdote, con mucha atención y
reverencia, levanta el Cordero Consagrado y partiéndolo en cuatro
partes los pone sobre la Patena de este modo mientras diciendo:
Por las Oraciones de nuestros santos padres, Señor
Jesucristo, ten piedad de nosotros y sálvanos. Y la repite
al poner la parte  en el cáliz, cuando bendice el agua caliente y la
vierte en el cáliz, así como cuando comulga del Precioso Cuerpo y la
Preciosa Sangre del Señor. Y al terminar dice:
Éste, tocó mis labios, quitará, pues, mis iniquidades
y me purificará de mis pecados. Pone luego las restantes
Partes en el Cáliz Sagrado diciendo “Por las Oraciones Por las
Oraciones de nuestros santos padres,…” y se recitan aquí
las Oraciones de la Comunión…
ORACIÓN DE SAN JUAN DAMASCENO
Yo había parado frente a las puertas de Tu Templo
y no me he apartado de los malos pensamientos; Pero
Tú, Cristo Dios, Que justificaste al publicano, Te
apiadaste de la Cananea y abriste las puertas del
Paraíso al ladrón, ábreme las ternuras de Tu Amor a la

74
GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
humanidad y acéptame, a mí que me acerco hacia Ti y
Te toco; Así como aceptaste a la adultera y a la mujer
con flujo de sangre. Pues ésta, al solo tocar el borde de
Tu Manto, quedó curada de inmediato y aquélla al
abrazar Tus Pies Puros, obtuvo el perdón de los
pecados; Pera a mí, yo desgraciado, que con
atrevimiento me acerco a recibir Tu Cuerpo Entero, no
me quema, sino acéptame como aquéllas e ilumina los
sentidos de mi alma, quemando las raíces de mi
pecado, por la intersecciones de Aquella que Te
engendró sin simiente y los poderes celestiales,
porque Tú eres Bendito por los siglos. Amén.
ORACIÓN DE SAN JUAN CRISÓSTOMO
Creo, Señor, y confieso que Tú eres,
verdaderamente, el Cristo, Hijo de Dios Vivo, Que
viniste al mundo para salvar a los pecadores de los
cuales yo soy el primero. Creo también que éste es Tu
mismo Cuerpo Purísimo y ésta es Tu Misma Preciosa
Sangre. Te suplico, pues, ten piedad de mí, perdona
mis faltas voluntarias e involuntarias, las cometidas de
palabra o por obra, con conocimiento y por ignoran-
cia; y concédeme que comulgue, sin reproche, Tus
Purísimos Sacramentos, para el perdón de los pecados
y para la vida eterna. Amén.
Estijéra por Simeón el Intérprete
¡He aquí me acerco de la Divina Comunión! No me
quema, Creador mío, por la participación, porque Tú
eres Fuego Consumidor de los indignos, sino
purifícame de toda mancha.
Tropario
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GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
¡De Tu Mística Cena, Hijo de Dios, recíbeme hoy
como participante; Pues no revelaré Tu Misterio a Tus
enemigos, ni Te daré un beso traicionero como Judas,
sino como el ladrón Te confieso exclamando:
Recuérdame, Señor, cuando vengas en Tu Reino!
Versos
Teme, hombre, al contemplar la Sangre que deifica;
Porque Ella es una braza que quema a los indignos.
El Cuerpo de Dios me deifica y alimenta; Pues
deifica el alma y alimenta la mente de manera extraña.
Troparios
¡Cristo, me habías apasionado con Tu Anhelo y con
Tu Amor Divino me trasladaste! Quema, pues, mis
pecados con el fuego racional y hazme digno de la
dicha que está en Ti, para que regocijando, magnifico
Tu presencia, ¡Bondadoso!
¿Cómo entraré, yo indigno, en el esplendor de Tus
Santos, pues me atreví a entrar a la Cámara junto a
ellos y me reprocha mi vestidura porque no es de la
boda; Mas, encadenado seré arrojado fuera por los
Ángeles; Purifica, pues, Señor, la impureza de mi alma
y sálvame como eres Amante de la humanidad.
Luego la siguiente Oración
¡Soberano Amante de la humanidad, Señor y Dios
Jesucristo! Que no me sean estos santificados para
juicio, siendo no merecedor, sino para la purificación
del alma y del cuerpo y como anticipo de la Vida y el
Reino Venidero; mas me es conveniente apegarme a
Dios y poner en el Señor la esperanza de la salvación.
Sacerdote: Con temor de Dios, con fe y amor ¡Acercaos!

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GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
Coro: Dios, el Señor, nos ha aparecido; ¡Bendito Él
que viene en el Nombre del Señor!
Sacerdote: ¡Salva, Señor, a Tu pueble y bendice a Tu
Heredad!
Coro: Bendeciré al Señor en todo tiempo; y Su Ala-
banza está siempre en mi boca. El Pan Celestial y el
Cáliz de la Vida gustad; Y mirad cuan Bueno es el
Señor. Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Sacerdote:Pone el Cáliz sobre la Mesa Sagrado, cubierto con el
Kalíma; pone los Velos, el Asterisco y la Lanceta sobre la Patena
Sagrada, y toma el incensario del Diácono, inciensa los Santos di-
ciendo:
¡Alzate, Dios, sobre el cielo, sobre toda la tierra, Tu
Gloria! (Salmo 56 ‘57’: 5) (Tres veces)
Y mirando hacia el pueblo, lo eleva diciendo:
¡Bendito sea Dios nuestro, perpetuamente, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos!
Coro: Amén.
El Sacerdote, regresa ante la Mesa Sagrada, dobla cerrando el
Antimensión, mientras:
Sacerdote ó Diácono: Habiendo recibido con rectitud los
Divinos, Santos, Puros, Inmortales, Celestiales,
Vivificadores y Temibles Sacramentos de Cristo,
demos dignamente gracias al Señor. Ampáranos,
Sálvanos, Ten piedad de nosotros y guárdanos, Oh
Dios con Tu Gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote ó Diácono: Habiendo pedido que todo nuestro
día sea perfecta, santa, pacifica y sin pecado, en-
comen-démonos a nosotros mismos y mutuamente los
unos a
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GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
los otros y toda nuestra vida a Cristo Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote: ¡Dios y Salvador de todos! Te agradecemos
por todos los bienes que Tú nos has otorgado, y por la
comunión del Cuerpo Santo y la Sangre Santa de Tu
Cristo; y Te suplicamos, Soberano Amante de la
humanidad, que nos proteges bajo la sombra de Tus
Alas, y que nos otorgas comulgar dignamente de Tus
Santos, hasta el último aliento de nuestra vida; para la
iluminación del alma y del cuerpo y la herencia del
Reino Celestial. Y levantado verticalmente el Santo Evangelio,
con ambas manos, hace con el la señal de la Cruz sobre el
Antimensión, lo besa y lo pone encima de ello mientras exclama:
Porque Tu eres nuestra santificación y a Ti
glorificamos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Sacerdote y Diácono: Salgamos en Paz. Roguemos al
Señor.
Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces)
- En el nombre del Señor, bendice padre.
El Sacerdote, sale de la Puerta Real, y ante el Icono del Soberano
recita en voz alta la Oración fuera del Ambón (el estrado ante el Icono)
¡Soberano Todopoderoso! Que con Tu Sabiduría
hiciste toda la creación, Que por Tu Inefable Pro-
videncia y por Tu Abundante Bondad, nos hiciste
llegar a estos venerabilísimos días, para la purificación
de las almas y los cuerpos; la abstinencia para con los
deseos y para la esperanza de la Resurrección. Tú que
durante los cuarenta días grabaste, para Tu servidor

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GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
Moisés, con Tu Mano sobre dos tablas, los
Mandamientos Divinos; concédenos, Bondadoso, a
nosotros también, combatir el buen combate, concluir
el periodo del Ayuno, conservar la fe integra e
inquebrantable, aplastar las cabezas de los invisibles
dragones, manifestarse como vencedores del pecado y
llegar a prosternarse sin juicio ante la Santa Re-
surrección. Porque Bendito y Glorificado es Tu Vene-
rabilísimo y Majestuoso Nombre, Padre, Hijo y Espí-
ritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los
siglos.
Todos: Amén.
- ¡Bendito sea el Nombre del Señor! Desde ahora y
hasta el fin de los siglos. (Tres veces)
Sacerdote: Mientras tanto, se dirige hacia el Altar Sagrado y recita la
siguiente Oración: ¡Señor Dios nuestro! Tú que nos hiciste
llegar a estos venerabilísimos días y ser partícipes de
Tus Temibles Misterios; únenos a Tu Rebaño Racional
y manifiéstanos herederos de Tu Reino, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Sacerdote ó Diácono: Roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
El Sacerdote -en caso no está presente el señor Obispo- bendice al pueblo desde
la Puerta Real, diciendo:
Sacerdote: La Bendición del Señor y Su Misericordia
desciendan sobre vosotros, por Su Gracia Divina y
Amor a la humanidad, perpetuamente, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Sacerdote: Gloria a Ti, Cristo Dios nuestro y Esperanza
nuestro, Gloria a Ti. Cristo, nuestro Dios Verdadero,
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GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
Que voluntariamente, viniste a la Pasión para nuestra
salvación; Por las intercesiones de Tu Santísima y
Purísima Madre la Exenta de toda mancha, nuestra
Soberana Señora la Madre de Dios y Siempre Virgen
María; y por el poder de la venerable y vivificadora
Cruz; y por las oraciones de los poderes celestiales
incorpóreos; y por las súplicas del venerable y glo-
rioso Profeta Precursor Juan el Bautista; y por los
honorables loables y alabadísimos Apóstoles, los
gloriosos triunfadores santos Mártires, nuestros
teóforos Padres revestidos de Dios, por nuestro Padre
entre los santos, San Gregorio el Diálogo Papa de
Roma, y San/Santa (Nombre) patrono/Patrona de este
Santo Templo, y los antepasados de Cristo Dios, san
Joaquín y santa Ana y todos los Santos, ten piedad de
nosotros y sálvanos, porque eres un Dios Bondadoso y
Amante de la Hu-manidad.
- La Santísima Trinidad conserva vuestras vidas en
todo tiempo, ahora y siempre y por los siglos de los
siglos.
Coro: Amén.
Aquí, en presencia de un Obispo
A nuestro Pastor y (Patriarca, Metropolita,
Coro:
Arzobispo o Obispo) Muchos años de vida, Señor
otórgale a Él. Y repite Muchos años de vida, Monseñor.
(Tres veces)
Y el sacerdote concluye
Por las Oraciones de nuestro Santo Padre,
Sacerdote:
Señor Jesucristo, ten piedad de nosotros y sálvanos.
Sino directamente:
Por las Oraciones de nuestros Santos Padres, Señor
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GRAN LUNES SANTO - EL PROIGIASMENI
Jesucristo, ten piedad de nosotros y sálvanos.
Coro y pueblo: Amén.

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