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La primera corriente, de naturaleza lingüística, defiende la idea de que los TEL son
consecuencia de un déficit en la competencia y/o conocimiento gramatical.
Por último, la tercera corriente pone de manifiesto que el origen del TEL se
encuentra en errores de mecanismos cognitivos específicos, como es el caso de la
memoria operativa verbal.
Es difícil identificar un TEL antes de los tres años, e incluso a esta edad es necesario ser
cautos en la evaluación. Cuando el lenguaje verbal no aparece, se desarrolla lentamente para
la edad cronológica, o aparece distorsionado, se deben descartar otras causas antes de afirmar
su naturaleza específica y llegar al diagnóstico de TEL.
Para poder realizar un diagnóstico de un Trastorno Específico del Lenguaje se deben
descartar otras causas asociadas al déficit del lenguaje mediante una evaluación del lenguaje:
Las hipoacusias, la deficiencia mental e incluso la privación socioafectiva, pueden ser
algunos de los factores que estén en el origen de un TEL. Por ello, es necesario realizar una
valoración del nivel de comprensión y expresión en relación con la edad cronológica y mental
y una evaluación de las dimensiones formal y funcional del lenguaje mediante pruebas
psicolingüísticas estandarizadas.
Una vez descartadas otras causas, la evaluación debe centrarse en valorar la comprensión y
expresión, así como en explorar las dimensiones afectadas: las formales(fonológica, léxica y
morfosintáctica) y/o funcionales(semántica y/o pragmática).
Además, una adecuada evaluación del lenguaje debe conllevar también una valoración
de aspectos complementarios (inteligencia, deprivación socio-afectiva, etc.) que nos
permitan descartar hipótesis alternativas al TEL e iniciar el tratamiento lo antes posible.
Independientemente de que el alumnado que se evalúe derive posteriormente en un TEL o
en otra dificultad, deben tenerse en cuenta los siguientes criterios de valoración para el inicio
de la intervención logopédica:
No dice ninguna palabra inteligible a los dos años además de “mamá” y “papá”.
Tiene un vocabulario limitado a unas cuantas palabras a los tres años.
Como todos los especialistas insisten, la detección precoz es un factor fundamental para el
tratamiento y la obtención de resultados.
Uno de los aspectos que diferencian el retraso del habla del TEL es el de la respuesta a la
atención y el tratamiento recibidos.
El niño con retraso del habla que durante algún tiempo recibe atención logopédica suele
mejorar con cierta rapidez. Sin embargo, en el niño con TEL persisten las dificultades y el
retraso a pesar el tratamiento.
En el TEL además están afectados uno o varios aspectos funcionales (léxicos,
morfosintácticos, semánticos y pragmáticos).
Hasta los seis años, la intervención debe integrarse en los contextos escolares y
comunicativos habituales, haciendo participar a la familia y a la escuela en coordinación con
el logopeda. Un abordaje eficaz de los problemas del lenguaje del alumnado implica atender
a tres áspectos:
1. En la familia, potenciar la interacción comunicativa con el hijo-a en múltiples
contextos y acompañar el habla con gestos, onomatopeyas o dibujos.
2. Intervenir en pequeños grupos, ya sea en la escuela o en gabinete logopédico,
mediante el uso de actividades variadas y juegos divertidos que estimulen el lenguaje
en todos sus aspectos.
3. Intervenir específicamente según las dificultades detectadas en el alumno-a, según
las distintas formas de TEL: aspectos fonológicos, léxicos, morfosintácticos y
semánticos, así como la comunicación interpersonal y los aspectos cognitivos que
pudieran estar afectados.
A partir de los 6 años, y durante la edad escolar, debe continuarse con la intervención
específica y centrarse además en el aprendizaje de la lectoescritura. Se espera que el
alumnado con TEL tenga alteraciones lectoescritoras en prácticamente todas las dimensiones
afectadas a nivel oral, puesto que el nuevo código que debe aprender es, con algunas
diferencias, una representación gráfica del desarrollo lingüístico adquirido. Es necesario
potenciar los aspectos funcionales del lenguaje escrito mediante la realización de actividades
donde la lectura y la escritura cumplan un fin con significado para el alumnado: escribir la
lista de la compra, hacer listado de cosas para llevar a una excursión, escribir un cómic, etc.
Por otro lado, es importante incidir en el aspecto social del lenguaje. El alumnado con TEL
puede ser más susceptible de recibir el olvido o incluso el rechazo de sus compañeros de
clase, puesto que el hecho de no saber expresarse adecuadamente puede ser objeto de burla
y de aislamiento social.