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El derecho que todo ciudadano tiene al “juez natural” forma parte del derecho a
un debido proceso judicial (due process of law); y se manifiesta cuando un
imputado es procesado por la autoridad pública que le corresponde según las
reglas fijadas anticipadamente por la constitución política y el ordenamiento
jurídico. En consecuencia, el administrado debe saber que la autoridad que lo va
a investigar es imparcial y fue nombrado con anterioridad de acuerdo a ley.
Advertimos entonces, que es necesaria la intervención de una ley previamente
vigente para determinar la COMPETENCIA de las diversas autoridades con
competencia sancionadora; por cuya razón se ejercite válida y eficazmente el
poder punitivo del estado. De aquí se colige que los estados modernos, a partir
de sus constituciones o leyes de nivel superior, regulan la manera cómo se
distribuya entre los distintos organismos y órganos el ejercicio de esta función a
partir de determinados criterios.
Los tres principales criterios objetivos para establecer reglas de competencia se
determinan por la materia (¿Qué ocurrió?), en un caso; por la oportunidad en la
que se realizó el acto que será investigado (¿Cuándo ocurrió?), en otro caso; y
finalmente, por el lugar y espacio en que sucedieron los hechos (¿en dónde
ocurrió?). en consecuencia, se atenta contra la leyes de la competencia, y por
ende, se transgrede el derecho al juez natural – cuando se modifican las reglas
de manera arbitraria con el ulterior propósito de que corresponda conocer la
pretensión a un órgano que, aun teniendo el mismo nivel p jerarquía, no fuere el
que debía intervenir con arreglo a las normas vigentes al producirse los hechos.
El derecho al juez natural también puede ser expresado de forma o manera
negativa, en cuyo caso podemos afirmar que se encuentra determinantemente
prohibido a los estados expedir normas o realizar acciones tendientes a desviar
de la autoridad competente al ciudadano de alejar al administrado de la autoridad
que conforme a la norma de la materia le correspondería de acuerdo a la
determinación efectuada de modo previo y objetivo por la norma pertinente.
Ahora bien este principio de orden natural e inscrito entre los derechos
fundamentales de la persona, se inserta en el ámbito de los procedimientos
administrativos en que se ejercen alguna forma de potestad punitiva. A esto se
denomina, de modo general, las PREDETERMINACION DEL
PROCEDIMIENTO.
Este principio doctrinal quiere “significar que no es aceptable crear o establecer
un procedimiento especial para aplicar la sanción. O dicho en otras palabras. No
son posibles procedimientos EX POST FACTO ni procedimientos AD HOC o
AD PERSÓMAN” crear comisiones o instancias ad hoc o intuito personae para
apreciar un procedimiento sancionador en particular, se modifique la
composición de un colegiado adrede, o cambiar las autoridades que los
conforman coincidentemente al sustentación de algún caso.
Adherido a este postulado, se encuentra a exigencia que el órgano administrativo
haya sido previamente estructurado funcionalmente por norma jurídica y que se
le atribuya competencia para juzgar a situación infraccional que se presenta.
Ahora bien, la tesis que sustentaba la exigibilidad en sede administrativa del
derecho a la jurisdicción determinada por ley, ha sido recogida repetidamente
por nuestro tribunal constitucional, como una manifestación del derecho al
debido procedimiento, acogiendo sendas acciones de garantías interpuestas por
ciudadanos que fueron desviados de la autoridad competente para instruir su
situación jurídica dentro de procedimientos dirigidos a aplicar sanciones
administrativas.
En estos casos el tribunal constitucional ha dejado establecido que los
administrados tienen frente a la administración el derecho constitucional a la
jurisdicción predeterminad por ley, y que este violado, si quien instruye o
sanciona es una comisión distinta a la que este violado, si quien instruye o
sanciona en una comisión distinta a la que debió corresponderle conforme al
ordenamiento legal previamente establecido. En este mismo sentido, afirma que
“pretende invocar, dentro de tal contexto, principios como la economía procesal
y la unidad de criterio, es algo absolutamente impertinente cuando lo que está
de por medio es el respeto de una de los atributos más importantes del debido
proceso, como lo es, sin duda alguna, el relativo a la jurisdicción predeterminada
por la ley”.
En este mismo sentido, cabe advertir que la competencia estabilizada es la que
le permite a un órgano administrativo instruir un procedimiento administrativo,
est es, las fases de este. De este modo, la estabilización producida no alcanza
solamente al ejercicio de la potestad punitiva (momento decisorio del
procedimiento) sino que es aplicable a la competencia del órgano qu debe instruir
el procedimiento (fase instructora) como efecto directo del deber de
desdoblamiento establecido en el artículo 234 de la ley N° 27444.
4.Reglas sobre el ejercicio de la potestad sancionadora
1. Determinación de la responsabilidad
5. Procedimiento Sancionador
3. Resolución
EJECUTIVIDAD DIFERIDA
Una de las pocas novedades que contiene el régimen de ejecución de los
actos administrativos sancionadores, es la previsión que la sanción será
ejecutiva cuando se agote la via administrativa. En verdad, se quiere decir
que las resoluciones sancionadoras que no pongan fin a la via administrativa,
no serán ejecutivas en tanto no haya recaido la resolución del recurso que,
en su caso, se habrá interpuesto contra estas, o haya transcurrido el plazo
para su interposición sin que esta se haya producido.
7. CODIGO DE TRANSITO
8. MULTAS DE TRANSITO