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CAPÍTULO 9
DEMOCRACIA DE INICIATIVAS, CON
PLANIFICACIÓN SOCIAL Y PRESUPUESTOS
PARTICIPATIVOS
Tomás R. Villasante91
Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Resumen:
Se parte de una serie de experiencias internacionales de planiicación participativa, para
justiicar que ya existen bastantes evidencias empíricas sobre cómo se puede planiicar el
territorio y los servicios públicos de forma más integral y participativa. Son experiencias
de los países del norte y del sur, de ciudades y de regiones, con gran diversidad de culturas,
con lo que se puede evidenciar que no se trata de teorías generales sino de metodologías con
amplio respaldo.
Se aportan algunos principios metodológicos de la Planiicación Estratégica Situacional
(Carlos Matus), de la resolución de conlictos con la posición transcend (Johan Galtung),
desde los Diagnósticos Rápidos Participativos (R. Chambers), y otras metodologías partici-
pativas que venimos practicando en la red Cimas.
Desde distintos enfoques se contribuye a un debate sobre una gestión integral de los
servicios públicos, con democracias de iniciativas, que incluyen los presupuestos participa-
tivos, pero que van más allá con otras formas que les dan un mayor alcance. Se presentan
algunas «escaleras» y esquemas de varios «circuitos para la toma de decisiones, planiicación
y seguimiento de los procesos», lo que permite presentar un sistema integral para la gestión
de los municipios del cambio.
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INVESTIGA
Planificación
Ayuntamientos Presupuestos Planificación Movilizaciones
descentralizada Ciber democracias
(clásicos) participativos participativa (Londres, indignadas
(Kerala, Chengdu, (¿futuro?)
tos (España, otros) (Latinoamérica) España, otros) (15M, otras)
otros)
Democracia Autosuficiencia
Delegación del voto, Construcción Democracia real, sin
participativa de comunidades ¿Idea-fuerza o sueño
y control de electos colectiva de planes y miedo. Otro mundo es
vinculante en parte descentralizadas por tecnológico?
cada cuatro años de programas posible
del gasto el Estado
Asambleas
Plenos y reglamentos Asambleas y trabajo ¿Cómo hacer lo
Asambleas y foros de Asambleas y talleres horizontales
de participación con informativo, emocional
iniciativas participativos deliberativas, sin jefes
ciudadana representantes y organizativo?
Partidos,
Grupos motores y Grupos motores y Grupos voluntarios y Comisiones y grupos ¿Dinamización para
asociaciones,
técnicos técnicos movimientos de trabajo, sin dogmas tareas concretas?
sindicatos, etc.
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Inteligencia colectiva,
Escuchas y talleres
Encuestas y consultas Foros, educación Diagnóstico Rural con dinámicas de ¿Metodología de
con devoluciones
clásicas popular, Participativo (DRP) grupos «redes conjuntadas»?
creativas
------------------ las IAP, etc. --------------- -------------- ----------------
-----------------
pero no implicación de ------------------ ----- -----pero apenas ¿Pero «filtros»
pero a veces
la población pero basismos pero aún duran las coordinación por demasiada
tecnificación
voluntaristas a veces corruptelas locales de asambleas información?
Inclusividad y
Temas concretos (¿no Reversión y desbordes Incluir a la oposición ¿Transparencia y
Rivalidades reversión sin violencia
políticos?) creativos con «gandhismo» nuevas formas de
paralizantes (99%)
inclusión?
En la última línea del cuadro se contraponen las rivalidades partidistas con la inclusi-
vidad que se pretende desde las democracias de base. Si las rivalidades electorales fuesen
ante todo de tipo ideológico todavía podrían entenderse, pero, en general, se perciben como
luchas por el poder de tipo personal o grupal, con intereses no confesados claramente. Con-
trastan con algunos procesos de presupuestos participativos donde la gente dice no estar «en
política» aunque estén decidiendo sobre parte del presupuesto municipal. Las propuestas
de inclusividad, sean las de somos el 99%, o el citar a Gandhi para forzar al Partido del
Congreso de India a apoyar la descentralización y la autosuiciencia, o las de revertir las
contradicciones de los opuestos con «desbordes creativos», no son estrategias ingenuas. La
no violencia, por ejemplo, del 15M es una manera de desautorizar a las formas represivas que
no permitían las formas democráticas de debate, de protesta y de propuesta.
Vistas estas experiencias internacionales en diversos aspectos singulares, podemos pasar
a ver cómo es el comportamiento interno de los procesos para la transformación social. Por-
que realmente ¿quién participa, y en dónde reside su legitimidad para tomar decisiones? ¿Es
lógico pensar que va a participar todo el pueblo, toda la gente, como a veces se reclama?
Cuando se dice que «estaba todo el mundo», ¿a qué se suele referir esta expresión? Cuando se
proclama «somos el 99%» ¿qué sentido se le puede conceder en realidad? ¿Qué relación hay
entre los datos cuantitativos y los aspectos cualitativos de las relaciones y comunicaciones
que se suelen establecer dentro de los movimientos y con la población en general?
David Graeber, cita a Joseph E. Stiglitz como el origen de la expresión de que el 1% son
quienes tienen realmente el poder, y por extensión se le ocurrió proponer en un correo elec-
trónico la expresión «movimiento del 99%». Stiglitz decía: «la riqueza engendra poder, y este
engendra más riqueza… Lo personal y lo político están hoy por hoy en perfecta alineación.
Prácticamente todos los senadores de Estados Unidos y la mayoría de los representantes de la
Cámara son miembros del 1% de arriba cuando llegan, se mantienen en el cargo gracias al
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INVESTIGA
dinero del 1% de arriba, y saben que si sirven bien al 1% de arriba, serán recompensados por
ese 1% cuando abandonen el cargo» (Graeber, 2014: 53).
Apropiarse de la representación del 99% es una buena idea-fuerza para los movimientos
de base, para señalar a los de arriba frente a todos los de abajo, pero estos movimientos
tienen muchos matices y entramados de conexiones variables internas, como hemos venido
señalando. En la teoría de los análisis de redes se suele decir que en «tres saltos» sería posible
el conectar en teoría con cualquier parte de la red. O dicho de otra manera, que dentro del
100% de la sociedad hay muchos subconjuntos que son los que realmente la mueven. Las
clases sociales fueron caracterizadas como una clasiicación útil para entender los movimien-
tos sociales, pero ya hemos visto que no parece suiciente. Un análisis de la vida cotidiana
nos suele llevar a considerar «entramados» más cercanos a las personas y a las organiza-
ciones activas. Desde luego la base son los entramados familiares, los del trabajo, los de la
residencia, y los dedicados a actividades culturales o de ocio. Pero todos estos entramados
prepolíticos o protomovimientos, como los hemos llamado en otras partes, tienen formas
de conexión entre sí, que es de vital importancia conocerlas bien para el funcionamiento de
cualquier movimiento social.
Tiene un principio de razón Wallerstein cuando nos recuerda, desde sus estudios his-
tóricos, que todos los movimientos nacieron de un grupo intelectual mezclado con grupos
de otras extracciones sociales. Pero ante todo añade «aquellos que triunfaron lo hicieron
porque fueron capaces, gracias a largas campañas de organización y educación, de asegurar
para sí mismos amplias bases populares constituidas en círculos concéntricos de militantes,
simpatizantes, y gente que los sostenía pasivamente. Cuando el círculo de estas personas que
eran el apoyo pasivo del movimiento creció lo suiciente para que los militantes operaran,
según la frase de Mao Tse Tung, “como peces en el agua”, esos movimientos se convirtieron
en serios contendientes por el poder político» (Wallerstein, 2008: 85).
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población. Pero en realidad estaba el 1% de la población total. Esta aparente paradoja tiene
explicación.
Si se llenara un campo de futbol con 3.000 personas, o tal vez en alguna manifestación
saliera ese número de personas (ahora el 10%), diríamos que la participación fue masiva.
Pero con ese número de personas poco más se podrá hacer que gritar a favor o en contra
de alguna idea, de algún líder, o por el equipo deportivo. No parece que sea el formato
adecuado para un debate razonado o para la construcción colectiva de algún consenso. Será
más fácil llegar a acuerdos entre los diferentes tipos de entramados de la localidad en talleres
de unas 30 personas (0 1%). Aunque en este caso son tan pocas que pueden ser todas amigas
entre sí, y no relejar la diversidad de posiciones que hay en la localidad. Y por lo mismo
pueden perder la legitimidad de haber contado con todo el mundo. La legitimidad de «con-
tar con todo el mundo» no parece que tenga que ver con el número masivo de asistentes,
sino con la forma de construir los análisis o acuerdos entre la diversidad de los presentes.
Para que se den incluso reuniones o asambleas de 300 personas en una población de
30.000 habitantes, tiene que haber circulado antes alguna noticia o rumor que le interese
a la mayoría. Por nuestra experiencia, ya se sabe que no basta que haya muchos carteles o
medios de comunicación, o que el tema sea importante en sí (desempleo, vivienda, etc.) sino
que sea creíble para los sectores que lo comentan en los bares, mercados, o a la puerta de
colegio, etc. Aunque luego no vayan a la reunión o asamblea se tiene que haber comentado
(a favor o en contra) por ese 20-30%, que son los que crean opinión como simpatizantes o
no. En una población de ese tamaño hay posiciones muy distintas sobre cualquier tema que
se plantee, pero es precisamente esa diferencia la que enriquece el debate y lo hace creíble.
Y también que no se vea manipulado el debate por algún partido o religión o tendencia
exclusivista o sectaria.
Lo más importante de estos procesos no es solo lo que puede pasar en esas reuniones o
asambleas, sino lo que se comenta después, de nuevo entre los 20-30% que comentan los
resultados y así se corre la voz. Si solo se comenta que habló este y aquel, que parece que
llegaron a un acuerdo, pero que ya lo veremos, porque hay otros intereses de fondo; o que
no estaban los que tienen otros intereses y lo van a boicotear; o que solo se habló y se habló
pero no se llegó a un consenso claro, etc. para la siguiente reunión irá la mitad de la gente,
y así se acabará con cualquier movilización. Pero si los comentarios de los que han acudido
a la reunión y sus simpatizantes son sobre una asamblea realmente participativa, con resul-
tados operativos y claros, donde la gente se sintió protagonista y con ánimos, entonces es
el movimiento quien tiene posibilidades de autoorganizarse. Tanto los que participan más
asiduamente (hasta un 1%) como los retransmisores (20 a 30%) que no acuden a reuniones,
han de saber las bases de su legitimidad y poder comentarlas a la parte más pasiva (60-70%).
En las movilizaciones del 15M-indignados se calcula que hubo más de 2 millones de per-
sonas participando en algún momento del 2011. Es decir, dependiendo de lo que se entienda
por participación, que participó sobre un 5% de la población total. Lo cual no es mucho
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planteadas desde estas movilizaciones y una repercusión tan apoyada por la mayoría de la
sociedad.
De la comparación de estos porcentajes de activistas, de retransmisores, y de sectores
pasivos de la opinión pública, podemos deducir algunas de las legitimidades de las asam-
bleas y de los movimientos. No es el número de personas que acuden a las reuniones, o
su representatividad por algún tipo de elecciones, sino la capacidad para debatir desde la
diversidad de las opiniones de sentido común popular, para llegar a acuerdos con un cierto
consenso mayoritario, y para poder dar algún tipo de continuidad operativa a lo que se haya
acordado.
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Gobiernos Presupuestos
Mesas TECNICAS
LEYES PLANES
Jueces Observatorios
Parlamentos Asambleas
y Plenos SERVICIOS y talleres
4º poder Internet
GENTE PRO-COMÚN
NECESIDADES DE LA VIDA COTIDIANA
Fuente: Elaboración propia.
El esquema que se adjunta como propuesta de transición presenta unos circuitos para-
lelos, que se pueden articular con las formas representativas de Administración que cono-
cemos. Si bien se restringe bastante el papel del ejecutivo, no deja de existir, y se trata de
razonar que otros cauces deberían intervenir para que la gente se pueda sentir protagonis-
ta. Desde la parte de abajo y por el circuito de la derecha, la gente («cualquiera», según
Rancière) se puede asociar por diversos motivos, o bien acudir a asambleas cara a cara y/o
comisiones. Por el camino de las asambleas se pueden hacer autodiagnósticos y propuestas
de servicios directamente o a través de mesas de trabajo (con técnicos independientes o de
la Administración). Como se puede observar, en tres de estos circuitos no son necesarios la
presencia de representantes o partidos que intermedien. De esta manera, basta con la coges-
tión o autogestión con comisiones y grupos motores para proveer los servicios adecuados.
Equilibrar todos estos poderes, es también equilibrar las funciones de cualquier sociedad
en proceso. O sea, lo primero debería ser saber a dónde queremos ir y luego organizarnos
para ello. Un primer poder puede ser el de la planiicación participativa, cuyas prioridades
económicas y sociales, y las transiciones posibles se pueden construir de forma colectiva, y
de abajo arriba (lechas oscuras de la derecha). Para eso ya hay experiencias y metodologías
adecuadas.
Un segundo circuito de poder es la construcción de las leyes (lechas blancas de la iz-
quierda). Estas pueden ser construidas por los congresos elegidos proporcionalmente de
acuerdo con la población, o bien a partir de la intervención directa de la ciudadanía me-
diante consultas populares o referéndums. Las leyes importantes pueden venir desde las
Iniciativas Legislativas Populares, si se facilitan estos procedimientos, con amplias delibe-
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raciones previas para formalizar agenda y preguntas. Se basan en los partidos que existen,
si bien, los mandatos y revocatorios podrían ser unas prácticas más habituales de responsa-
bilidad y control social. El poder ejecutivo debería perder su arrogancia y convertirse en un
verdadero servidor de la gente.
La Administración pública puede funcionar desde equipos profesionales en un tercer cir-
cuito (lechas verticales grises), cumpliendo lo que se les dice que deben hacer, por la plani-
icación participativa y por los gobiernos. En este circuito se relaciona directamente en cada
servicio a los profesionales con la gente que usa cada uno de ellos (salud, educación, etc.) De
esta manera sobran un gran número de políticos, pues los funcionarios de la administración
ya hacen la mayor parte de las tareas.
Un cuarto circuito de poder se necesita para hacer investigaciones y seguimiento perma-
nente de los otros poderes (lechas interiores más delgadas). Los propios jueces en la actuali-
dad piden a expertos que les asesoren, pues no pueden saber de todo. Por eso los observatorios
de expertos y ciudadanos. Así como los medios (cuarto poder) inluyen en los jueces, las in-
vestigaciones independientes pueden tener en Internet sistemas participativos interesantes. Se
necesitan unas investigaciones y un seguimiento permanentes de los otros poderes.
Gobernanza
Cogestión y
Autogestión
Metodologías
participativas
Reglamentos y
consultas
Información y
transparencia Iniciativas
desde abajo
Fuente: Elaboración propia.
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En torno a estas escaleras se deben considerar dos esferas, la estatal como lo instituido
y las iniciativas de la ciudadanía como lo instituyente. Cada uno de los escalones involucra
un nivel de interacción en el que el mayor poder de uno está en contraposición al poder del
otro. Si solo hay una información y unas ordenanzas desde el Gobierno, una gobernanza
muy poco participativa, las iniciativas sociales acaban por cansarse. La escalera de participa-
ción propuesta trata de apoyar a los procesos instituyentes con metodologías participativas.
Es la diferencia entre una democracia de control (de los elegidos) y una democracia de ini-
ciativas (de la gente). Pero en cualquier caso estamos en procesos de transición en donde las
formas concretas de cada territorio nos permitirán ir avanzando hacia una mayor correspon-
sabilidad de la sociedad civil activa con los aparatos administrativos ya consolidados.
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participantes. Se trata de validar lo que se haya avanzado, se trata de profundizar más allá de
los dilemas que nos paralizan, se trata de priorizar las líneas de acuerdo por donde avanzar
cocreativamente hasta donde se pueda.
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Puede haber asambleas locales que hagan las tareas de planiicación participativa y de
articulación de las iniciativas de base, constituyéndose descentralizadamente sin la burocra-
cia del distrito más cerca de la gente, contando con algunos equipos técnicos y los grupos
motores voluntarios de la zona, se puede organizar la ciudad de abajo arriba, con auténticos
dinamizadores de la participación ciudadana (tanto para iniciativas por Internet, como para
presupuestos participativos, o planes integrales de barrios).
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con personas especialistas (profesionales y/o activistas) y algunos grupos motores con expe-
riencia en los respectivos temas. Se regirán por un código ético acorde con los principios de
la democracia participativa. Los observatorios pueden hacer investigaciones y el seguimien-
to preventivo del proceso.
C) Grupos motores. Su tarea sería la de formación-acción para la dinamización local o
del sector temático correspondiente, y recoger las iniciativas que surjan desde la gente, de
abajo hacia arriba. Otra tarea sería la vinculación con movimientos sociales de acuerdo a es-
trategias locales partiendo de mapeos de los procesos existentes. Una tercera tarea puede ser
ayudar a preparar planes y presupuestos participativos. Los que llamamos grupos motores,
son personas que se interesan por problemas muy concretos que les pueden afectar, y que por
encima de ideologías o de retribuciones quieren sacar adelante. Sus funciones suelen ser las
de dinamizar procesos para que funcionen las democracias participativas, facilitar y cuidar
la participación de las ciudadanías, hacer seguimiento de los acuerdos, etc. No quieren man-
dar, pero sí que se hagan las cosas de su ámbito. Pueden estar en la gestión acompañando a
los técnicos y a los electos, y su sentido común suele ser muy productivo.
Si los partidos se autodeinen por sus ideologías, si los profesionales se agrupan en los
sindicatos, y si los usuarios crean sus asociaciones, todos para poder participar en la ges-
tión, en los grupos motores se mezclan más por acciones concretas que por formas de tipo
permanente. No se trata de defender una ideología en abstracto sino en lo concreto de ese
proceso, no se trata de defender intereses corporativos sino la integralidad de lo que se quiere
construir, ni tampoco los intereses de la asociación, sino aquella iniciativa concreta que aho-
ra nos une durante un tiempo. Hay bastante gente que no quiere representar ni mandar, que
solo quiere colaborar para que se puedan ir haciendo las cosas.
D) Asambleas e Internet. Se pueden hacer al menos dos asambleas a lo largo del año,
con la inalidad de priorizar iniciativas, elaborar planes participativos, y establecer rendición
de cuentas de electos. El funcionamiento de las asambleas puede ser mediante talleres abier-
tos a la población con base en las propuestas presentadas por las iniciativas ciudadanas, con
apoyo de los grupos motores. Para eso están las metodologías participativas.
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