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De los elementos con número atómicos entre 1 hasta 92, todos excepto cuatro (43Tc, 61Pm,
85At, y 87Fr) se pueden detectar fácilmente en ciertas cantidades en la Tierra, teniendo una
vida estable, o unos isótopos de vida media relativamente larga, o se generan como
subproductos del uranio. Todos los elementos con gran número atómico tienen una
probabilidad alta de haber sido generados de forma artificial, otros son extremadamente raros y
por lo tanto, tienen en la historia un fisico que los ha descubierto por primera vez, y otros por el
contrario no han existido anteriormente, como el plutonio y el neptunio, ninguno tiene existencia
natural sobre la tierra.
Todos ellos son radiactivos, con una vida media más corta que la edad de la tierra, de esta
forma muchos de los átomos de estos elementos, es muy posible que estuvieran presentes en
la formación de la tierra. Las trazas de neptunio y plutonio aparecen sólo durante las pruebas
de las bombas atómicas explotadas en la atmósfera. Tanto el Np como el Pu generados
procede de capture de neutrones en el uranio con dos reacciones posteriores beta (238U ?
239U ? 239Np ? 239Pu).
La mayoría de los elementos generados de forma artificial se pueden obtener como elemento
sintético vía reacciones nucleares o acelerador de particulas. La vida media de estos
elementos suele decrecer con el número atómicor. Existen, no obstante excepciones, que
incluyen el dubnio y algunos isótopos del curio. El químico Glenn T. Seaborg (Premio Nobel de
Química) llegó a crear leyes empíricas capaces de predecir estas anomalías, todas ellas se
categorizan en lo que viene a denominarse como “islas de estabilidad”. Los elementos
transuránicos no descubiertos todavía, o que no han sido denominados de forma oficial,
emplearán la nomenclatura indicada por la IUPAC. A pesar de ello la denominación de algunos
elementos transuránicos en el pasado y hoy en día son fuentes de controversia.