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Concepto de paradigma describe las recientes transformaciones que se han operado en el campo de la salud mental
en Argentina.
Según Tomas Kuhn “Las realizaciones que alguna comunidad científica en particular reconoce durante cierto tiempo,
como fundamento para su práctica profesional”
Los descubrimientos científicos revolucionarios no se van incorporando paulatinamente sino que se efectúan
mediante rupturas, y el proceso de sustitución de un paradigma por otro implicara una transformación no solo de los
supuestos fundantes del conocimiento sino también de las pautas de socialización académica propias del contexto en
el cual la comunidad científica legitima de su labor.
2. Ejes de la transformación
Los aspectos que han resultado más criticados del modelo asistencialista-tutelar debido a su respuesta ineficaz a los
problemas de salud mental:
Una concepción que destaca la carencia, incapacidad y peligrosidad del sujeto con padecimiento mental
Internaciones indebidas como restricción ilegitima de la libertad y el problema de la institucionalización.
La respuesta segregativa en instituciones totales y la desarticulación de las redes socio-familiares e
institucionales.
Una ética de la beneficencia fundada en una relación paternalista y asimétrica entre curadores y pacientes.
La hegemonía que ha mantenido la psiquiatría como rama especializada de la medicina, con lo cual condujo a
la fragmentación del campo e imposibilitó lograr mayores avances en la integración disciplinaria.
Estas cuestiones nos hacen pensar en cómo sería el cambio del modelo tutelar a un modelo integral tendiente a la
inclusión social:
Centrado en las capacidades y oportunidades de inclusión social del sujeto con padecimiento mental
Adopción de criterios y medidas para el control de internaciones
Desinstitucionalización y articulación en redes de servicios
Respeto a los principios de la ética y garantía de derechos
Interdisciplina y horizontalidad de las prácticas, con inclusión de recursos humanos no convencionales.
Un reflejo claro del anudamiento histórico entre las prácticas judiciales y sanitarias propias del modelo tutelar se ha
puesto de manifiesto en el tratamiento de conductas posibles de ser interpretadas bajo los rótulos de
insania/incapacidad.
La concepción de sujeto como incapaz ha consolidado una idea centrada en la carencia (de recursos, saberes,
habilidades, normas) lo que a menudo ha permitido el arrasamiento de su historia, e impedido visualizar aquellos
recursos personales, psicológicos y sociales que son altamente relevantes para pensar la superación de su menoscabo
e incrementar las oportunidades de inclusión social.
En ningún momento de la atención sanitaria se consideró la importancia de la historia del sujeto así como también sus
capacidades o saberes previos que se tenían antes de ingresar a la institución ya que se tenía la idea de que la misma
debía resocializar al sujeto con tr. Mentales e interiorizar las normas del propio contexto institucional de un modo
acrítico.
Esta idea del enfermo mental como carente ha estado asociada a su vez con un modelo de sustitución de la voluntad
que ha resultado de la concepción dominante para actuar sobre quienes de acuerdo a la legislación eran declarados
incapaces, y que ha fundamentado la adopción de medidas de tutela jurídica, que con los fines de la protección, ha
terminado privando a las personas de oportunidades para el acceso a derechos en la esfera cívica, laboral y educativa.
El modelo de atención hegemónico estuvo centrado en un paradigma de control social que aislaba y confinaba a las
personas con este padecimiento. Así es como la discapacidad mental grave fue considerada con in-rehabilitarles
Pero luego se configuró un enfoque alternativo Modelo social de la discapacidad y subraya la importancia del
entorno para comprender las capacidades de inclusión. Un hecho significativo en este nuevo paradigma es la sanción
de la Convención sobre los derechos de las Personas con Discapacidad. Cuestiones importantes:
La internación ha sido legitimada como un medio para asegurar la concentración, aislamiento y complejizarían de los
recursos asistenciales que requería el tratamiento de los pacientes.
La internación en salud mental presenta características específicas respecto del resto de las internaciones asistenciales
ya que no requiere la disponibilidad de un equipamiento tecnológico altamente sofisticado y los problemas suelen
cronificarse si no se interviene adecuadamente en su resolución. Entonces resultan escazas las condiciones en que
se justifica la internación como práctica asistencial ya que se trata de resolver crisis.
Uno de los supuestos obrantes es que las prácticas de internación en situaciones agudas que el medio social-familiar
pueda alojar nuevamente al paciente luego de superada la crisis Pero en la mayoría de los casos esto no se puede
garantizar y entonces se llega a una internación indefinida en un hospital monovalente.
Este modo de resolver las crisis subjetivas consolidó durante siglos prácticas segregativas para el tratamiento del
padecimiento mental, los cuales han reforzado procesos de estigmatización ampliamente difundidos por el colectivo
social.
Así es como la internación terminó de hallar su justificación en el estatus de peligrosidad del enfermo mental sin una
fundamentación rigurosa.
En el caso del sector sanitario, se aceptaba sin más la internación sin la institución podía alojarlo, pero al precio de
agravar los problemas endémicos del modelo asilar que conspiraban contra las posibilidades mismas del tratamiento:
hacinamiento, omisión de cuidados, violencia y anomia institucional. Con esto se mezclan o confunden las
finalidades de asistencia médica con las de carácter social.
El problema aparece a partir de los cuestionamientos que sacuden los principios de este modelo tales como la violación
de derechos de las personas internadas. Ante esto surgieron movimientos sociales a favor de una ampliación de
derechos y formulaciones teóricas de la anti psiquiatría.
Así es como en los contextos antes descriptos la internación comienza a entrar bajo sospecha ay que puede
constituirse en una manifestación del desplazamiento de los fines de protección jurídica y atención sanitaria y
constituirse potencialmente o de hecho en una privación ilegítima de la libertad
Clasificación de las internaciones ver leer de salud mental.
Otra impugnación al problema de las interacciones indebidas provino del enfoque de derechos aplicado al campo de
la salud mental. Sostenido en diversas herramientas normativas que han sido sancionadas o promulgadas a nivel
internacional. Esto surgió por intensos movimientos sociales que criticaron la forma de tratar a las personas con
trastornos mentales por diversos motivos como por ejemplo: el carácter indefinido de las internaciones, su carácter
indebido (ya que no obedece a criterios sanitarios claros)
Allí aparece la importancia de considerar la participación en las distintas instancias que configuran el proceso
decisorio tales como: A) ser informado B) Expresar una opinión informada C) Lograr que dicha opinión influyas en
las decisiones de un 3ro D) Participar co-responsablemte
La salud mental resulta inescindible de la salud desde una perspectiva integral y de la necesidad de garantizar el
logro de las mejores condiciones posibles para el desarrollo físico, como intelectual o afectivo.
La ley nacional propone un modelo del trabajo interdisciplinario, una distribución del poder en el seno del equipo
de salud y de este con la comunidad, en la que pueda tomarse también la perspectiva que aportan actores no
convencionales.
Uno de los conflictos que más desafía la racionalidad actual gira en torno al establecimiento de las incumbencias
profesionales, que reflejan las pujas de poder mediante las cuales ciertas profesiones intentaron establecerse
como posición hegemónica en la toma de decisiones
Esto entra en contradicción con lo normado en la sanción de la ley del ejercio profesional de la psicología en la
cual esta profesión adquiere un estatus legal, autónomo y ya no depende directamente de la autorización médica
para actuar profesionalmente. Establece además los alcances e incumbencias del título de psicólogo incorporando
una variada gama de actividades que se hallaban legítimamente de hecho y no por derecho.
Con la creciente autonomía en la toma de decisiones e inserción profesional del psi y otras carreras a fines
comenzaron a cuestionarse las prerrogativas de la medicina de decir y autorizar con exclusividad las internaciones
ya que pasó de ser una actividad reservada a médicos-psiquiátricas para convertirse en una actividad compartida
con otras profesiones del campo de la salud mental.
3. Reflexiones finales
La alianza terapéutica jurídica y social que encarno el modelo asistencialista tutelar acabo por traicionar al cabo
del tiempo los principios éticos fundantes que se aplicaron al tratamiento de la salud mental: La conducta de
profesionales e instituciones terminó consolidado las situaciones más aberrantes, se vulneraron los principios del
derecho fundados en la capacidad de decisión del sujeto y se afectaron los más elementales principios de equidad,
pues la exclusión de la asistencia sanitaria se terminó consolidando como la puesta habitual para las personas con
trastornos mentales e condiciones de pobreza reflejando una profunda brecha y desigualdad en el acceso y calidad
de los servicios
El esfuerzo reformador ha instado a pesar en nuevas modalidades de atención que sustituyan a las del régimen
custodial aún vigentes en una gran cantidad de asilos emplazados en el territorio nacional y a promover una nueva
alianza terapéutica jurídica y social que se ponga al servicio de la inclusión y el respeto por los derechos básicos
que asisten a esta clase de sujetos
Esto solo es posible si se conjuga con un cambio en la estructura de oportunidades para la participación y
movilización de los grupos implicados empoderando a aquellos sujetos individuales y/o colectivos que han estado
excluidos de la toma de decisiones.