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Trigésimo Sexta edición abril-junio 2018

NUEVOS RETOS DE LA
SOCIEDAD DIGITAL: SEXTING
Y ONLINE GROOMING ENTRE
ADOLESCENTES
MANUEL GÁMEZ-GUADIX
Universidad Autónoma de Madrid

PATRICIA DE SANTISTEBAN
Universidad Autónoma de Madrid

Curso válido para solicitar ser reconocido como miembro acreditado


de las Divisiones de Psicología Educativa, Psicología clínica y de la
salud, Psicología de la Intervención social

ISSN 1989-3906
Contenido

DOCUMENTO BASE ........................................................................................... 3


Nuevos retos de la sociedad digital: Sexting y online grooming entre adolescentes

FICHA 1 ........................................................................................................... 15
Protocolo de prevención del sexting y online grooming de menores

FICHA 2 ................................................................................................................................. 18
Detección e intervención del online grooming de menores
Consejo General de la Psicología de España

Documento base.
Nuevos retos de la sociedad digital: Sexting y online
grooming entre adolescentes
1. Retos de la sociedad digital
2. Sexting
2.1. Motivaciones para practicar sexting.
2.2. ¿Por qué el sexting puede representar un problema?
2.3. Prevalencia del sexting.
2.4. Proteger a los menores y adolescentes de las consecuencias del sexting.
3. Online grooming de menores.
3.1. Diferencias entre abuso sexual tradicional y online grooming.
3.2. Internet como facilitador para perpetrar el abuso.
3.3. Círculo del abuso en online grooming.
3.4. ¿Por qué las relaciones entre adultos y adolescentes son inapropiadas?
3.5. Factores de riesgo y consecuencias del online grooming

1. RETOS DE LA SOCIEDAD DIGITAL


Estamos asistiendo a una serie de trasformaciones digitales que están cambiando la sociedad tal y como la conoce-
mos, a nivel político, económico, social e individual. En este contexto, las Tecnologías de Información y la Comuni-
cación (TICs) son un importante motor de desarrollo y fuente de oportunidades para las personas.
Aún con todos los beneficios que conlleva, la sociedad digital también comporta nuevos retos y riesgos, especial-
mente para los menores y adolescentes (Gámez Guadix, 2017). Dos de estos riesgos son el sexting y el online groo-
ming de menores. El término sexting se refiere a la creación y envío de contenidos sexuales a través de Internet. El
online grooming es el proceso por el cual el adulto manipula y embauca a un menor para conseguir contenidos o in-
teracciones sexuales de este. El sexting, aunque no es problemático per se, puede representar un factor de riesgo que
incremente la probabilidad de ser víctima de online grooming y de otros tipos de victimización. Por ejemplo, un adul-
to, haciéndose pasar por un menor, puede tratar de persuadir a otro menor para que le envíe fotos y videos con conte-
nidos sexuales. Estas fotos y videos pueden ser posteriormente usados para chantajear al menor y conseguir más
materiales sexuales y/o encuentros en persona (Wolak, Finkelhor, Mitchell y Ybarra, 2010).
Además, algunas características de Internet, como su acceso desde cualquier lugar o dispositivo, el anonimato que
permiten y su inmediatez, pueden agravar los problemas mencionados. Estos problemas son especialmente relevantes
en la adolescencia, una etapa evolutiva en la que el individuo busca su identidad y en la que la autorregulación de
las emociones y de la conducta propia aún están en desarrollo (Livingstone y Smith, 2014).
En este contexto, la sociedad digital presenta una demanda cada vez mayor de formación e información sobre los
nuevos riesgos que plantean el uso de la TICs, incluidos el sexting y el grooming. Estas crecientes demandas se enmar-
can en un medio digital cambiante, en el que continuamente surgen nuevas aplicaciones y en el que muchos de los
agentes educativos implicados aún no saben cómo actuar y/o carecen de instrumentos adecuados para ello.
En el presente documento se revisan los fenómenos del sexting y el online grooming entre menores y adolescentes.
La prevención de estos problemas se ha de realizar en un marco educativo basado en la responsabilidad y la salud,
entendiendo la TICs como herramientas eminentemente positivas que conllevan múltiples ventajas, así como algunos
retos, tal y como se resume en la tabla 1.

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2. SEXTING
Se denomina “sexting” a la elaboración y el envío de fotos, videos o mensajes sexuales sobre uno mismo a través de
Internet o el teléfono móvil (Doring, 2014). Estos contenidos pueden enviarse a parejas, amigos o amigas, personas
con las que se mantiene un “tonteo” sexual o amoroso o usuarios que se conocen solo por Internet.
Mientras que algunos estudios han limitado el sexting al envío de fotos o videos en los que aparece alguien desnudo,
otros han incluido como sexting las imágenes “sexualmente sugerentes”, mientras otros han añadido también el envío
de mensajes explícitamente sexuales. Desde una perspectiva integradora, el sexting incluye:
4 Hacerse fotos con contenido sexual y enviarlas. Esto implica fotos en las que se muestran partes íntimas del cuerpo
(p.ej., genitales).
4 Elaborar videos con contenido sexual y enviarlos.
4 Elaborar mensajes de texto con alto contenido sexual propio (p. ej., gustos sexuales) y enviarlos.
El envío de mensajes, fotos o videos sexuales, con frecuencia se relaciona con recibir esos mismos contenidos de
otras personas, produciéndose así un doble patrón de envío y recepción, lo que se conoce como sexting activo y pasi-
vo, respectivamente.

2.1. Motivaciones para practicar sexting


Las razones para practicar sexting entre los menores son variadas. En muchas ocasiones concurren diversas moti-
vaciones, que además pueden ir cambiando en
TABLA 1 función del momento o del interlocutor (Gámez-
RESUMEN DE LOS PRINCIPALES BENEFICIOS Y RETOS RELACIONADOS Guadix, 2017).
AL USO DE INTERNET Y LOS SMARTPHONES En muchos casos, los adolescentes practican sex-
Beneficios Retos ting para “coquetear” con otros adolescentes. En la
era digital, cualquier aspecto de la vida cotidiana
Internet favorece las relaciones sociales. Algunas relaciones interpersonales online
son más cambiantes que las relaciones puede trasladarse también a Internet y a las redes
tradicionales cara a cara. Esto puede sociales. Esto mismo ocurre con el flirteo sexual.
generar frustración.
Este “tonteo” puede mantenerse simultáneamente
Internet favorece la participación social y Las habilidades sociales online podrían no con diferentes personas a las que se les envía los
las habilidades sociales. transferirse a contextos cara a cara.
Personas muy hábiles en Internet pueden contenidos sexuales. Ello se ve favorecido por la in-
ser torpes cara a cara, y viceversa. mediatez que proporcionan los sistemas de mensa-
Internet fomenta la difusión del Es un reto discernir aquellas fuentes de jería actuales, como Whatsapp. Así, el sexting se ha
conocimiento y la cultura. Internet que proporcionan conocimientos convertido en una forma de mantener relaciones
fiables de aquellas otras que no. Internet
incluye muchos contenidos de baja interpersonales para muchos adolescentes.
calidad. De manera relacionada, el envío de contenidos
Internet es un maravilloso instrumento de Las nuevas tecnologías pueden ocupar
sexuales es una forma de explorar la identidad se-
ocio y tiempo libre. tanto tiempo que no dejen lugar a otros xual para los adolescentes. La exploración de la
aspectos importantes para la vida (deporte,
familia, etc.)
identidad y la orientación sexual es algo normativo
y frecuente durante la adolescencia. Internet pro-
Internet permite de desarrollo de En algunos casos de personas con
competencias para la vida. trastornos psicológicos o tendencia al
porciona una vía aparentemente inofensiva para
aislamiento, Internet podría potenciar más ello y el sexting podría ser un canal de expresión
estos problemas.
para los jóvenes.
Internet favorece la creatividad y la No todas las personas aprenden a Muchos adolescentes practican el sexting dentro
autorregulación. regularse por sí mismas en contextos
online. Para la mayoría de las personas
de una relación de pareja en la que el envío de
podría ser necesaria una mínima imágenes o contenidos sexuales suele ser recípro-
“educación digital” reglada.
co. Hace varias décadas los adolescentes intercam-
Internet favorece el desarrollo social y La brecha digital entre aquellos que tienen biaban fotos en persona con sus novios o novias.
económico. acceso a Internet y a contenidos digitales
de calidad, y aquellos que están excluidos
Hoy en día el intercambio de fotos a través de los
de Internet es aún considerable. Smartphones se ha convertido en una vía preferen-
te de interacción en las relaciones de noviazgo.
Nota: Tomado del libro “Escuela de Padres 3.0. Guía para educar a los niños en el uso positivo de Otros muchos adolescentes practican sexting co-
Internet y los Smartphones” (Ed. Pirámide)
mo un juego, una broma o como una forma de di-

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vertirse. Esta suele ser una motivación que se suele dar en combinación con alguna de las razones señaladas anterior-
mente.
Algunos jóvenes se implican en sexting por presión social. El sexting es visto como algo normalizado y muchos ado-
lescentes demandan a otros fotos o videos sexuales. Ante estas peticiones, los adolescentes podrían encontrar compli-
cado decir que no a un chico o chica que le pide imágenes sexuales. Además, en virtud de un principio de
reciprocidad, muchos jóvenes se sienten en deuda con quienes les envían contenidos sexuales. Ello les conduce a ge-
nerar y enviarles contenidos sexuales propios.
Además, algunos estudios han señalado que la exposición del cuerpo a través de Internet podría ser una forma de
aumentar la propia autoestima. Los adolescentes incrementan el sentimiento sobre el valor de sí mismos al ver que
otros están interesados en sus fotos íntimas, lo cual refuerza positivamente envío de estas imágenes. Este factor, en
una etapa como la adolescencia, caracterizada con frecuencia por la inseguridad, puede ser de gran importancia.
Por otro lado, en Internet los adolescentes encuentran un entorno en el que pueden ser quienes deseen y cómo dese-
en, también en el terreno de la corporalidad y la expresión de la sexualidad. Esta percepción les puede llevar a prepa-
rar fotos propias para mostrarse como ellos desean y enviarlas. Esto proporciona un refuerzo positivo, a pesar de ser
solamente una percepción imaginaria y fugaz.
Finalmente, una razón clave es la ausencia de percepción de riesgo de los comportamientos de sexting. El envío de
contenidos sexuales se percibe como algo insignificante o que no conlleva consecuencias negativas (por ejemplo, que
la foto o el video se difunda a terceras personas no deseables o desconocidas).

2.2. ¿Por qué el sexting puede representar un problema?


En sí mismo, el envío de contenidos sexuales no es algo negativo. Es más, como se ha señalado, puede favorecer im-
portantes procesos durante la adolescencia como el desarrollo de relaciones interpersonales o la exploración de la
identidad sexual (Doring, 2014; Livingstone y Smith, 2014).
El problema deviene cuando el sexting expone a diferentes riesgos a la juventud, derivados principalmente de un
mal uso por parte de otros de los contenidos sexuales que son enviados. Estos riesgos están íntimamente relacionados
con la facilidad de trasmitir fotos o videos de una persona a otra en Internet, la ilimitada permanencia de este material
en la red y el hecho de que cualquiera pueda acceder a esos contenidos en el futuro. Además, cuando se trata de me-
nores de alrededor de 12 años, el sexting podría estar contribuyendo a generar pornografía infantil que podría ser dis-
tribuida por pedófilos o pederastas.
En el ciberespacio no existen los límites temporales. Una foto o un vídeo sexual que se envía a una persona puede
permanecer en Internet para siempre. El material sexual enviado podría ser empleado años después para chantajear o
amenazar a quien lo generó y envió.
El sexting puede conllevar otros riesgos y problemas. Cuando se elabora y envía una foto con contenido sexual es di-
fícil anticipar que la foto podría difundirse más allá de la persona a la que ha sido enviada. Por ejemplo, si enviamos
una foto a un conocido, nada garantiza que esa persona no vaya a reenviar esa imagen a un tercero (o varios). Menos
certeza existe aún sobre lo que terceras personas podrían hacer con la foto o video sexual. Dadas las características
de Internet el daño de la potencial agresión aumenta exponencialmente. Debido a la imposibilidad de controlar el
material sexual en Internet y a la capacidad ilimitada de reenviarlo, los padres y educadores deberían recomendar
cautela a los menores en el envío de contenidos sexuales (Gámez-Guadix, 2017).

2.3. Prevalencia del sexting


No todos los adolescentes practican sexting. El prevalencia anual asciende, aproximadamente, a un 20% de los me-
nores entre 12 y 17 años (Gámez-Guadix, de Santisteban y Resett, 2017). En la mayoría de los casos se trata de men-
sajes de texto con contenidos sexuales (aproximadamente la mitad). Se considera que los mensajes escritos con
contenido sexual son la forma menos grave del sexting, ya que no comprometen al menor con una imagen o un video
sexual en Internet. En el caso de mensajes de texto es necesario no alarmar. La exploración forma parte de la adoles-
cencia y la expresión de deseos sexuales es algo normativo y frecuente.
A continuación, se presentan los datos de prevalencia del sexting en una muestra española. Estos porcentajes son
referidos a la frecuencia con la que los adolescentes (entre 12 y 17 años) han practicado sexting en los últimos 12 me-
ses (Gámez-Guadix et al., 2017).

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4 Envío de mensajes de texto con contenido sexual


4 Total: 10,8%
4 1 a 3 veces: 7,2%
4 De 4 a 10 veces: 2,1%
4 Más de 10 veces: 1,5%
4 Envío de fotos con contenido sexual
4 Total: 7,1%
4 1 a 3 veces: 4,8%
4 De 4 a 10 veces: 1,5%
4 Más de 10 veces: 0,8%
4 Envío de videos con contenido sexual
4 Total: 2,1%
4 1 a 3 veces: 1,4%
4 De 4 a 10 veces: 0,4%
4 Más de 10 veces: 0,2%
Como se puede observar en estos porcentajes, la mayoría de los adolescentes practica de una forma esporádica
comportamientos considerados sexting. El porcentaje es menor cuando se trata de comportamientos recurrentes de
envío de fotos o videos con contenido sexual (p.ej., más de cuatro veces).
Como puede observarse en la figura siguiente, la probabilidad de practicar sexting se incrementa progresivamente
con la edad. A los 12 años alrededor de un 3% de los menores ha participado en sexting. A los 17 años el porcentaje
se incrementa hasta superar el 35%. A partir de los 15 años hay un incremento considerable en el número de menores
que practica sexting. El posible motivo para ello es que algunas de las aplicaciones más usadas entre los jóvenes para
el intercambio de fotografías no permiten tener un perfil a los menores de 15 años.

FIGURA 5
PREVALENCIA DEL SEXTING POR EDADES
(GÁMEZ-GUADIX ET AL., 2017)

35%

30%

25%

20%

15%

10%

5%

0%
12 años 13 años 14 años 15 años 16 años 17 años

2.4. Proteger a los menores y adolescentes de las consecuencias del sexting


La educación sexual de los menores y adolescentes
El sexting está relacionado con el desarrollo sexual de los adolescentes. Una forma de prevenirlo, o de minimizar sus
consecuencias, es trabajar una buena educación sexual entre los jóvenes.
La educación sexual de los hijos adolescentes es, para muchos padres y educadores, una cuestión tabú que provoca
vergüenza o malestar. Aunque los padres son una parte fundamental del proceso de socialización de sus hijos, se da
la paradoja de que muchos de ellos no desempeñan un papel importante en la educación sexual de estos.
Algunas creencias tradicionales contribuyen a mantener esta situación: “a mi no me explicaron nada y aprendí por
mí mismo”, “ahora los adolescentes aprenden solos”, “si les hablo de sexo, acabarán siendo promiscuos” o “los jóve-
nes ya tienen mucha información sexual”.
Educar sexualmente a los hijos implica trasmitirles una serie de actitudes y conocimientos específicos sobre la sexua-
lidad que les permitan vivir de una forma positiva y saludable.

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Trasmitir una idea positiva sobre la sexualidad y las relaciones íntimas


La sexualidad es parte del desarrollo social del adolescente y constituye un proceso de gran relevancia. Son muy di-
versas las posibles formas de expresar la propia sexualidad. Una de ellas es la vivencia de la sexualidad a través de In-
ternet.
Vivir de forma responsable y saludable las relaciones sexuales, siendo conscientes de los riesgos y minimizándolos,
es un determinante fundamental para la salud y el bienestar. Los padres y educadores deben trasmitir la noción básica
de que desarrollar la sexualidad de forma saludable y sin riesgos depende, principalmente, del propio comportamien-
to y de las actitudes de respeto que uno tenga. Este principio es aplicable también al sexting.
En este marco general, sin necesidad de ser alarmistas, recomendamos informar a los adolescentes de los potenciales
riesgos para que puedan evitarlos o minimizarlos. Así, es necesario hablar sobre posibles consecuencias de la difusión
de contenidos sexuales a personas no deseadas y el mal uso que esas personas pueden hacer de esos contenidos.
Recomendamos, además, subrayar dos normas fundamentales para relacionarse con otros adolescentes en el cibe-
respacio, más aún cuando la sexualidad está implicada.
La primera norma es el respeto. El respecto permite vivir la sexualidad de manera equilibrada y positiva. El respecto
significa no provocar malestar o daño a ninguna persona, no forzar cuando el otro expresa que no desea hacer algo y
trabajar el concepto de ética en las relaciones interpersonales (ser sincero/a sobre las intenciones reales, ser honesto
con uno mismo y los demás, etc.)
La segunda regla es la responsabilidad. Practicar la sexualidad de forma saludable supone necesariamente ejercer la
libertad sexual con conocimiento de lo que se hace, minimizando los principales riesgos.

Algunas ideas sobre las que trabajar con los menores


4 Piénsalo dos veces antes de enviarlo.
Esta recomendación puede apoyarse con una serie de hechos fácilmente constatables. Uno de estos hecho es que
es imposible recuperar las fotos o videos que enviamos a través de Internet o el móvil. De alguna forma, estas fotos
o videos permanecerán en el ciberespacio para siempre. No existen límites temporales o espaciales, por lo que po-
drían “reaparecer” en el futuro.
Además, las personas y las relaciones pueden cambiar con el tiempo. Alguien que ahora es de confianza, podría no
serlo en el futuro. Por ello, es necesario reflexionar muy bien sobre a quién enviamos los contenidos sexuales.
4 No es no.
Cuando alguien expresa su negativa a enviar fotos no se debe insistir, amenazar o coaccionar para que lo haga. El
respeto hacia los demás implica aceptar lo que otros sienten y desean.
4 No debes sentirte presionado para participar en sexting.
Aunque algunos adolescentes se implican en sexting, esta es una decisión muy personal.
Si alguien presiona para enviar contenidos íntimos, tal vez la persona no es lo suficientemente respetuosa. En tal ca-
so, se debería dudar aún más si enviar tales contenidos.
4 Las imágenes de otros pertenecen a su propietario, por tanto no debemos distribuirlas.
Es importante ayudar a los menores a entender que si reciben una imagen íntima de otra persona, esta foto no les
pertenece por lo que no deben difundirla a terceros.

En caso de enviar contenidos sexuales, tener en cuenta lo siguiente


Algunos enfoques educativos asumen que algunos adolescentes enviarán en algún momento contenidos, fotos o vi-
deos sexuales a otros. Desde esta premisa, se han elaborado una serie de recomendaciones en caso de que las imáge-
nes se vayan a enviar de cualquier manera.
Por ejemplo, la iniciativa red.es (www.red.es) en su documento “Capacitación en materia de seguridad TIC para pa-
dres, madres, tutores y educadores de menores de edad” incluye las siguientes recomendaciones. Los padres y educa-
dores deben usar estas recomendaciones si asumen que sus hijos eventualmente participarán en sexting.
4 Pensar muy bien a quién envías los contenidos sexuales (p.ej., las imágenes), dado que cuanta menor es la confian-
za en el destinario, es más probable que esas imágenes acaben en un lugar equivocado o se utilicen para fines in-
deseados. En caso de decidir enviarlo, se recomienda incluir un mensaje en el que se indique que la imagen no
debe enviarse a nadie más, por ejemplo, “esto es solo para ti, por favor, no lo envíes a nadie más”.

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4 Ser cuidadosos en no enviar la imagen a una persona equivocada por error, ya que esto puede causar problemas.
4 No se deben incluir en las imágenes la cara ni rasgos identificativos como lunares, piercings o tatuajes. De esta for-
ma, se dificulta identificar a la persona en caso de que la imagen se reenvíe.
4 Evitar que la imagen incluya la geolocalización (es decir, dónde se hizo la foto). Esta es una función de algunos te-
léfonos que incluyen de forma automática el lugar en el que se realizó la foto a través del GPS.
4 Eliminar las imágenes sexuales de teléfonos móviles o del ordenador, ya que en caso de robo, estas imágenes podrí-
an ser extraídas.

3. ONLINE GROOMING
Una de las posibles consecuencias indeseables del sexting es el online grooming de menores. El online grooming es
el proceso través del cual un adulto, valiéndose de los medios que le ofrece Internet consigue involucrar a un menor
en un proceso de abusos sexuales tanto de manera directa (en persona) como indirecta (p.ej., a través del intercambio
de contenidos sexuales o webcam). Dentro del proceso de online grooming entran en juego elementos de acerca-
miento afectivo y construcción de un vínculo emocional de manera progresiva, con el fin de evitar la revelación por
parte del menor y así mantener la relación en el tiempo (Webster et al., 2012).
La legislación española recoge el delito de online grooming como el conjunto de actos realizados a través de las tec-
nologías de la Información y Comunicación (TICs) para contactar con menores de dieciséis años y proponer encuen-
tros con fines sexuales, captar o utilizar menores con fines exhibicionistas o pornográficos, elaboración de material
pornográfico, así como su producción, venta, difusión y distribución (Ley Orgánica, 1/2015). La edad de consenti-
miento sexual se incrementó en España de los 13 a los 16 años en el año 2015, para adaptarse a lo indicado por la
normativa internacional y comunitaria (Directiva 2011/92/UE).
Los datos de prevalencia de online grooming varían en función de las edades de los menores, apareciendo cifras en-
tre el 2 y el 4% en menores de 12 y 13 años, llegando a un 15,4% en adolescentes de 15 años (De Santisteban y Gá-
mez-Guadix, 2017a).

3.1. Diferencias entre el abuso sexual tradicional y el online grooming


La definición de abuso sexual infantil presenta serias dificultades debido a las conductas consideradas abuso, la dife-
rencia de edad o madurativa respecto a la víctima y diversas cuestiones de índole cultural (Pereda y Abad, 2013). En
España la mayoría de autores utilizan los criterios propuestos por Finkelhor y Hotaling (1984), que consideran su defi-
nición a partir de los conceptos de coerción y asimetría de edad. La coerción se refiere al contacto sexual mantenido
con un menor mediante el uso de la fuerza física, la amenaza, la presión, la autoridad o el engaño, y se considera cri-
terio suficiente para identificar una conducta de abuso sexual, independientemente de la edad del agresor. Por otra
parte, la asimetría de edad aparece como importante elemento de desigualdad, ya que los participantes tienen expe-
riencias, grado de madurez biológica y expectativas muy diferentes lo que impide la verdadera libertad de decisión
del niño e imposibilita una actividad sexual compartida.
Una cuestión a destacar respecto al abuso sexual a través de las TICs es que en el abuso tradicional los adultos abusa-
dores suelen ser personas cercanas al entorno familiar del niño o integrantes del propio sistema. Sin embargo, dadas de-
terminadas características de las TICs, potenciales abusadores pueden ganar acceso a los menores a través del proceso
de online grooming, y así entrar en el círculo de confianza que facilita las dinámicas de abuso (McAlinden, 2006).
Por otro lado, es destacable que la edad de riesgo para sufrir abuso sexual online es superior a la edad de riesgo en
los abusos sexuales tradicionales. Este hecho se corresponde con la utilización del entorno online de manera más au-
tónoma entre los adolescentes más mayores respecto a los más pequeños. De manera congruente con los hallazgos
sobre la mayor edad de las víctimas respecto al abuso sexual tradicional, la mayoría de estudios hasta la fecha mues-
tran que los abusadores de menores online suelen contactar con adolescentes en lugar de con niños más pequeños
(Bergen et al., 2015). Asimismo, diversos estudios han encontrado que un alto porcentaje de los abusadores online
son menores de 25 años (Schulz, Bergen, Schuhmann, Hoyer y Santtila, 2016). La literatura hasta la fecha establece
una mayoría de relaciones abusivas a través de las TICs acordes con la definición de abuso sexual al ser generalmente
delitos que no conllevan la utilización de la fuerza física, sino más bien el embaucamiento emocional del menor, el
cual suele tener la expectativa de una relación afectiva e incluso sexual con el adulto con el que interacciona (Wolak
et al., 2010).

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3.2. Internet como facilitador para perpetrar el abuso


Como se ha planteado anteriormente, las TICs presentan un formato y unas características que facilitan la utilización
de nuevas y variadas estrategias por parte de adultos abusadores respecto a la victimización sexual tradicional. Con el
desarrollo de las TICs las nuevas generaciones se presentan como “nativos digitales” en un entorno cambiante y en
constante desarrollo que a veces escapa a la comprensión de muchos adultos y educadores. Es importante tomar con-
ciencia de determinadas particularidades que hacen de las TICs un medio potencialmente peligroso para el desarrollo
de situaciones relacionadas con el online grooming, así como a otros tipos de victimización online de menores como
el cyberbullying (Gámez-Guadix, 2017).
En relación a la victimización sexual de menores, más que de un aumento debido a las TICs, se señala un cambio de
estrategia a la hora de perpetrar los abusos por las particularidades de éstas (Livingstone y Smith, 2014). Diversos au-
tores han puesto de manifiesto diferentes características y peculiaridades del entorno online que facilitan el desarrollo
de conductas de abuso, las cuales se detallan a continuación:
4 Accesibilidad e incremento de víctimas potenciales. La capacidad para operar desde la distancia y en múltiples es-
cenarios al mismo tiempo multiplica las oportunidades de acceso a menores desde cualquier lugar y en cualquier
momento, aumentando las probabilidades de éxito para los abusadores (Quayle, Allegro, Hutton, Sheath y Lööf,
2014)
4 Anonimato. En el entorno online no siempre es posible saber quién es la persona con la que se mantiene la comuni-
cación, ya que la creación de un perfil falso o la alteración de elementos de la identidad está al alcance de cual-
quier usuario. El anonimato puede ser aprovechado por un potencial abusador para facilitar acercamientos a los
menores, así como para manifestar hostilidad cuando éstos no ceden a sus pretensiones (Suler, 2004).
4 Percepción de invisibilidad online. La capacidad para acceder a determinados entornos online sin ser identificado
produce un efecto desinhibitorio que facilita que los usuarios exploren lugares a los que, de otra forma, no accede-
rían, así como realizar conductas que de otra manera no perpetrarían. Esta percepción de invisibilidad facilita tam-
bién que los propios menores asuman riesgos online para tratar temas relacionados con la sexualidad, muchas
veces poco accesibles en el entorno no virtual (Yang, 2016).
4 Ausencia de percepción de riesgo. La sensación de distancia segura que proporciona el entorno virtual al no estar
expuesto físicamente, dificulta la toma de conciencia sobre el riesgo de determinadas situaciones (Montiel et al.,
2014). Cuestiones como entablar conversaciones sexuales con desconocidos, así como el intercambio de material
personal se ven facilitadas, incrementándose el riesgo de ser victimizados sexualmente.
4 Menor supervisión parental. Internet supone un aumento de la autonomía de los menores en relación a su capaci-
dad de interrelación con el mundo que les rodea. La utilización de diferentes dispositivos con conexión a Internet
en su vida diaria, así como las múltiples plataformas como redes sociales, foros o juegos online, les expone con fre-
cuencia a interacciones con extraños quedando ello fuera de los límites de control habituales.
4 Nuevas posibilidades de socialización y experimentación. Llegada la adolescencia, los menores comienzan a desa-
rrollar curiosidad en torno al tema de la sexualidad y las relaciones afectivas. El entorno online puede ofrecer en-
tonces un nuevo ámbito en el que encontrar información no disponible en el medio natural, así como nuevos
ambientes de socialización. Asimismo, la ausencia de límites y la baja percepción de vulnerabilidad puede facilitar
el inicio de conductas de riesgo como responder a solicitudes sexuales con adultos abusadores (Yang, 2016).
4 Disociación entre el entorno natural y virtual. En ocasiones se crea una diferenciación del entorno virtual respecto a
la vida cotidiana del sujeto, influyendo sobre su subjetividad y sus límites habituales. Esto puede hacer que tanto
adultos abusadores como menores puedan desinhibirse con mayor facilidad a través de las TICs, interactuando de
maneras que en el entorno cotidiano resultarían inapropiadas (Quayle et al., 2014; Suler, 2004).
4 Mayor velocidad e intensidad en las relaciones. Las relaciones afectivas que se pueden desarrollar en la intimidad
del menor que interactúa sin supervisión a través de las TICs con un adulto, puede hacer que sean experimentadas
con mayor intensidad que las relaciones habituales entre pares (Quayle et al., 2012).
4 Dificultades para empatizar. Al no ver las reacciones inmediatas de la víctima, las TICs pueden facilitar en el agre-
sor conductas de insensibilidad seguidas de una falta de empatía hacia su sufrimiento (Gámez-Guadix, 2017).
4 Prolongación indefinida del sufrimiento de la víctima. En muchas ocasiones el abusador posee material autogenera-
do por la víctima o grabado sin el conocimiento de esta (por ejemplo, a través de webcam) en el contexto de la re-
lación abusiva. El adulto puede utilizar estrategias de manipulación y control sobre la víctima para mantener el

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abuso o para atormentarla tras su finalización, por ejemplo, a través de amenazas con la difusión del material (Nur
Say, Babadagi, Karabekiroglu, Yüce y Akbas, 2015).
4 Ausencia de lugares seguros. La víctima puede sentir una total indefensión al poder ser localizada por diferentes
medios (redes sociales, email, etc.) así como al poder ser identificada por conocidos de su entorno o familiares. Da-
do que los agresores pueden tener acceso a las redes sociales de las víctimas, sus listas de contactos, etc., la sensa-
ción de inseguridad no desaparece tampoco en el hogar de la víctima (Slonje, Smith y Frisén, 2013).

3.3. Círculo del abuso en online grooming


El proceso de online grooming se concibe en torno a la construcción de una relación afectivo-emocional establecida
entre el adulto abusador y el menor, así como en las estrategias de manipulación que emplea el adulto para mantener
el silencio de la víctima y conseguir que participe activamente en la relación abusiva.
Se trata de un proceso complejo que comienza con las primeras tomas de contacto facilitadas por medio de las TICs
entre un adulto y un menor sin requerir compartir el mismo espacio físico. Adultos motivados pueden acceder a múl-
tiples víctimas potenciales al mismo tiempo e iniciar contactos desplegando diversas estrategias de persuasión (Quay-
le et al., 2014). A través de la creación de identidades deseables o adaptándose al lenguaje de los menores, los
adultos pueden comenzar a entablar conversaciones y mantener la atención de los menores.
Una vez que comienzan a interactuar de manera normalizada, diversos estudios han identificado cómo los adultos
comienzan a interesarse por elementos del sistema que rodean y afectan a los adolescentes, con el fin de conocer las
posibles vulnerabilidades y carencias de éstos (p.ej., dificultades económicas, absentismo escolar, problemas en sus
vínculos familiares, etc.). Una vez detectados los problemas y dificultades de los menores, los adultos desarrollarían
una serie de estrategias adaptadas a las necesidades de los éstos, consolidando progresivamente una relación cada
vez más cercana y significativa con ellos (De Santisteban y Gámez-Guadix, 2017b).
Se ha encontrado que estrategias como el engaño se ven facilitadas enormemente por las oportunidades que ofrecen
las TICs (por ejemplo, la creación de perfiles falsos unida a webcams con grabaciones manipulables a tiempo real).
Aparecen habitualmente estrategias como el soborno, en la que el adulto de manera directa o encubierta ofrece bie-
nes o dinero por ejemplo a cambio de fotografías cada vez más explícitas o consigue que el menor se involucre en
ciertas actividades ofreciéndole posibilidades laborales, como trabajo de relaciones públicas o modelo. Por otro lado,
estrategias de vinculación emocional y de construcción de una relación afectiva o romántica entre adulto y abusador
parecen ser las más comunes en el online grooming (De Santisteban y Gámez-Guadix, 2017b). El adulto se posiciona
de diferentes maneras para ganarse de manera progresiva la confianza del menor adaptándose a las necesidades de
este (p.ej., como amigo, consejero, mentor o pareja). Además, menores con historias de abuso previo pueden ser más
vulnerables ante los requerimientos sexuales de los adultos con el fin de mantener el vínculo significativo creado. Fi-
nalmente, estrategias agresivas como la coacción o las amenazas son menos comunes y parecen restringidas a esta-
dios más avanzados de la relación abusiva, utilizadas para evitar la finalización de la relación o como venganza por
ello.
Una vez creado el vínculo en mayor o menor medida, tendrían lugar los encuentros sexuales entre adultos y meno-
res, tanto en persona como a través de las TICs (p.ej., a través de webcam) pudiendo ser éstos encuentros puntuales o
sostenidos en el tiempo. Posteriormente, una vez que los agresores analizan la relación establecida con los menores,
diversos estudios muestran una serie de justificaciones que actúan como mecanismos de defensa validando los abusos
y culpabilizando a las víctimas (Quayle et al., 2014). Estas justificaciones van desde culpar a la víctima o atribuirle el
rol activo en la relación, hasta minimizar los daños o presentar el abuso como una relación equitativa romántica. Es-
tas interpretaciones distorsionadas sobre la situación de abuso por parte de los adultos facilitan tanto el mantenimien-
to de las relaciones abusivas como la vuelta a empezar con otros círculos de abuso con nuevas víctimas. Este proceso
se resume en la figura 1.

3.4. ¿Por qué las relaciones entre adultos y adolescentes son inapropiadas?
Cuando la diferencia de edad entre el menor y el adulto abusador no es tan significativa o el adulto no cumple con
el estereotipo de “extraño peligroso” se presentan dificultades a la hora de tomar conciencia de lo inadecuado de la
relación sexual, así como una falta de sensibilización respecto a la problemática (Wolak et al., 2010).
Los propios adolescentes no son conscientes en muchas ocasiones de lo inadecuado de la relación establecida con

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el adulto abusador por lo que los abusos son escasamente reportados a las autoridades. Según numerosos estudios y
especialistas, son diversas las razones por las que las relaciones entre adultos y menores son inapropiadas (p.ej., Wo-
lak et al., 2010).
En primer lugar, los niños y niñas tienen escasa o nula experiencia en el establecimiento de relaciones íntimas y ro-
mánticas (Hines y Finkelhor, 2007). La información que manejan los menores respecto al ámbito sexual es escasa, pu-
diendo ser manipulados e iniciados prematuramente en las actividades sexuales a manos del adulto que los manipula
emocionalmente. En este sentido, la mayoría de los menores no ha desarrollado la suficiente autorregulación emocio-
nal que se requiere para involucrarse en relaciones con adultos que incluyan intimidad sexual de una manera equita-
tiva y adecuada (Wolfe, Jaffe y Crooks, 2008).
La asimetría de poder que se da en la relación afectiva con un adulto puede colocar a la víctima en una situación de
dependencia, ejerciéndose sobre él una proyección emocional y afectiva que trate de incitar en el menor la propia
aproximación al abuso (Ochotorena y Arruabarrena, 1996).
Esto sitúa a los menores en situación de desventaja a la hora de negociar con el adulto sobre temas que atañen a la
sexualidad, pudiendo sentirse presionados o intimidados para llevar a cabo conductas que no desean o sobre las que
no tienen ninguna experiencia. Manlove, Moore, Lietchy, Ikramullah y Cottingham (2005) encontraron que adoles-
centes con parejas de una edad significativamente mayor presentaban mayores ratios de sexo coercitivo.
Además, varios autores exponen cómo la actividad sexual temprana de niños y niñas se ha encontrado relacionada
con diversas conductas problemáticas como abuso de sustancias o delincuencia, así como con conductas de riesgo de
tipo sexual como tener múltiples parejas, parejas mayores, no utilizar protección y embarazos no deseados (Hines y
Finkelhor, 2007; Wolfe et al., 2008).
En definitiva, es necesario resaltar las diferencias de poder que se crean en el seno de las relaciones afectivo sexua-
les entre adultos y menores y que constituyen la base del abuso. Dejando claro la inequidad de experiencias de
acuerdo con la inmadurez propia de la adolescencia, así como el impacto negativo que éstas pueden tener en el desa-
rrollo sexual adecuado de los menores, se podrá trabajar en pro de la sensibilización y toma de conciencia social de
la problemática (Campo y López, 2006; Wolak et al., 2010).

3.5. Factores de riesgo y consecuencias del online grooming


Diversos estudios muestran una mayor vulnerabilidad en las chicas a ser solicitadas sexualmente por adultos a través
de las TICs (Mitchell, Jones, Finkelhor, y Wolak, 2014; Montiel et al., 2015). También se han encontrado cifras de vic-
timización superiores en menores no heterosexuales o con cuestionamiento de su identidad sexual (Gámez-Guadix et
al., 2015).

FIGURA 1
PROCESO DEL ABUSO DEL ONLINE GROOMING

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Asimismo, a medida que aumenta la edad de los menores se encuentran porcentajes mayores de victimización por
online grooming (De Santisteban y Gámez-Guadix, 2017a). Esto choca con la típica imagen de vulnerabilidad basada
en la inocencia de los niños más pequeños engañados por adultos. En la adolescencia aumenta la vulnerabilidad de
los menores ya que, con el desarrollo de la sexualidad y el aumento el interés por las relaciones románticas, es más
probable que utilicen las TICs para interactuar y experimentar, lo cual puede ser aprovechado por potenciales abusa-
dores (Wolak et al., 2010).
Por su parte, diversos comportamientos de riesgo de los menores han aparecido asociados a una mayor probabilidad
de sufrir online grooming, tales como conductas como acosar a otros, relacionarse con desconocidos o visitar páginas
pornográficas, implicarse en sexting) y el uso de chats (De Santisteban y Gámez-Guadix, 2017a; Mitchell, Finkelhor, y
Wolak, 2007). Además, más que determinados comportamientos específicos, es la combinación de varias conductas
de riesgo lo que aparece relacionado con un mayor vulnerabilidad.
Otro factor de riesgo asociado a la victimización sexual online, según diversos estudios, es la historia de abuso
físico o sexual previo (Noll, Shenk, Barnes y Haralson, 2013; Mitchell, Finkelhor y Wolak, 2001). Situaciones de
abuso previas pueden derivar en problemas en el desarrollo emocional de los menores que pueden influir en difi-
cultades a la hora de identificar señales sexuales inadecuadas por parte de adultos abusadores. Del mismo modo,
carencias afectivas derivadas de historias de abuso, maltrato o negligencia incrementan la vulnerabilidad de los
menores a ser responsivos ante requerimientos de adultos abusadores, que pueden cubrir algunas de sus necesi-
dades emocionales dentro de la perpetración de la relación abusiva. En esta línea, la sintomatología depresiva ha
aparecido relacionada con la victimización por online grooming (De Santisteban y Gámez-Guadix, 2017a); asi-
mismo, diversos autores sugieren que una baja autoestima podría estar asociada con ser víctima de online groo-
ming (Miller, 2014).
En cuanto a consecuencias del online grooming, poco se conoce debido a la falta de estudios longitudinales sobre el
tema, pero se ha encontrado que los menores expuestos a explotación sexual online son más propensos a desarrollar
trastornos del estado de ánimo como depresión (Wells y Mitchell, 2007). Al mismo tiempo la sintomatología parece
incrementar la probabilidad de ser víctima de online grooming, tal y como sucede con otros tipos de victimización
online como el cyberbullying (Gámez-Guadix, 2017). Por ejemplo, se ha encontrado que ser víctima de cyberbullying
repercute en un incremento de sintomatología depresiva, y la sintomatología depresiva a su vez, aumenta la probabili-
dad de sufrir cyberbullying (Gámez-Guadix, Orue, Smith y Calvete, 2013).
Por otra parte, los menores con historias de explotación sexual online muestran mayor riesgo de desarrollar conduc-
tas desadaptadas como huidas del hogar, comportamientos de riesgo sexuales y victimización sexual futura, así como
abuso de alcohol y drogas. Asimismo, estos menores presentan mayores probabilidades de desarrollar problemas
mentales graves como trastornos de estrés postraumático (Wells y Mitchell, 2007).

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Ficha 1.
Protocolo de prevención del sexting y online grooming de
menores

Duración: 1 sesión de una hora aproximadamente.


Población: Menores de 10 a 15 años.
Contexto de Aplicación: El aula / Trabajo individual con el menor.
Materiales: Video, pizarra, materiales para escribir.

1. OBJETIVOS GENERALES
4 Dar a conocer qué es el online grooming.
4 Conocer cómo funciona el proceso del grooming (implicación de un menor, aparente amistad, engaño, etc.)
4 Conocer cuáles pueden ser las consecuencias.
4 Aprender cómo prevenirlo.
4 Aprender qué hacer si ocurre.

2. ACTIVIDADES
A. Ver el siguiente video
https://www.youtube.com/watch?v=VzeSzZ8rgCQ
Visualizarlo dos veces si es necesario.

El video describe la siguiente situación:


“Una niña de unos 14 años es engañada a través de Internet por un adulto de unos 30 años, que se hacía pasar por
un chico de su edad. Estuvieron manteniendo conversaciones durante unos meses, mandándose fotografías “sexis” y
hablando por teléfono. La chica estaba muy ilusionada por conocer al supuesto adolecente. El día que queda con el
adulto, este consigue engañarla, la conduce a una habitación de hotel y abusa sexualmente de ella. La chica vuelve a
casa llorando, abrumada y la escena acaba…”

B. La reconstrucción de los hechos


Objetivos de la actividad: 1) Aprender qué es el grooming y cómo se produce; 2) Desarrollar la empatía hacia la víc-
tima; 3) Ser conscientes de las posibles consecuencias del grooming; 4) Fomentar la capacidad de expresión emocio-
nal; 5) Identificar ideas erróneas.

Posibles planteamientos de la actividad:


4 Alternativa 1: Como si fuéramos policías vamos a tratar de reconstruir lo que pasa en esta historia y darle un senti-
do. ¿Quiénes son los protagonistas?, ¿Qué ha pasado?, ¿Cómo se siente la chica?
4 Alternativa 2: Vamos a tratar de reconstruir lo que ha pasado desde la perspectiva de la chica. ¿Quiénes son los pro-
tagonistas?, ¿Qué ha pasado?, ¿Cómo se siente la chica?
Escribir en la pizarra las ideas que vayan surgiendo en orden cronológico de la historia.
Reconstruir los elementos de la historia en base a las aportaciones de los alumnos. Ver Tabla 1 para los elementos
que el educador debe mencionar. Acompañar la explicación con algún esquema en power point.
El educador debe corregir aquellas ideas que manifiesten los menores sean erróneas (ver la tabla 2).
Una vez que se haya establecido el proceso profundizar en estos aspectos:

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4 ¿Qué consecuencias tiene para la protagonista?


4 ¿Cómo se siente la protagonista después de lo que ha pasado?
4 ¿Cómo os sentiríais vosotros si ocurriera algo similar?
4 ¿Puede ocurrirle a los chicos también?

TABLA 1
INFORMACIÓN PARA LOS EDUCADORES SOBRE EL
PROCESO DE GROOMING

4 El adulto trata de hacerse amigo del menor, pareciendo amable, simpático y


cercano.

4 El adulto se gana la confianza del menor aparentando ser alguien que no es. P.ej.,
aparenta una menor edad; aparenta ser alguien atractivo; aparenta tener hobbies e
intereses en común con el menor.

4 Solicitudes sexuales: El adulto solicita fotos del menor cada vez más íntimas.
También puede pedir que se le envíe videos.

4 El adulto puede llegar a ofrecer dinero o regalos (p.ej., móviles, sesiones de fotos,
etc.) al menor para ganarse su confianza.

4 Finalmente, el adulto puede pedir al menor algún tipo de contacto sexual, a través
de la webcam o en persona.

TABLA 2
IDEAS ERRÓNEAS SOBRE EL GROOMING ONLINE (BASADO EN
CARBONELL ET AL., 2011)

4 El mito del viejo verde. Todos los acosadores son viejos, feos y se les reconoce
fácilmente.
4 Realidad: No existe un perfil concreto de acosador, puede ser cualquiera con
cualquier característica (más joven o más mayor). Los acosadores son difíciles de
reconocer porque tratan de parecer simpáticos y pueden engañarnos.

4 El mito de la inmunidad masculina. Los varones no son víctimas de Grooming.


4 Realidad: Los chicos también pueden encontrarse con acosadores. Los acosadores
pueden ser hombres o mujeres.

4 El mito de la víctima es la culpable. Las víctimas se lo han buscado.


4 Realidad: Los acosadores engañan y manipulan a la víctima. La víctima es inocente
y necesita recibir comprensión y ayuda.

4 El mito del amor romántico a través de Internet. Se puede amar a alguien que se
conoce a través de Internet.
4 Realidad: Aunque a veces podamos sentirnos confusos, nadie puede enamorarse a
través de Internet de una persona que no conoce realmente.

Principales conclusiones de la actividad.


4 El grooming es el acoso sexual de un adulto a un menor a través de Internet y el móvil.
4 Puede empezar siendo “amable”.
4 Es necesario desconfiar de la gente que se conoce a través de Internet y no en persona.

Y tú, ¿qué harías?


Objetivos de la actividad:
1) Desarrollar estrategias de prevención.
2) Generar herramientas de afrontamiento si el problema se produce.
Pedir a los alumnos que trabajen por grupos de 3-4 personas. Al azar, la mitad de los grupos tienen que pensar en
comportamientos concretos para evitar que ocurra la situación (prevención). La otra mitad tiene que pensar en com-
portamientos concretos una vez que la situación ha ocurrido (afrontamiento). Poner las ideas en común y debatirlas
con el educador.

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TABLA 3
ESTRATEGIAS PARA LA PREVENCIÓN

4 No confíes en personas que solo coneces a través de Internet, por muy amables que
parezcan.
4 Si te molestan, abandona la conexión y pide ayuda.
4 No facilites datos personales ni fotos. Te sentirás más protegido/a.
4 No hagas en la Internet o a través del móvil lo que no harías a la cara.
4 Si te acosan, guarda las pruebas.
4 Cuando te molesten, pide ayuda.
4 No pienses que estás del todo seguro/a al otro lado de la pantalla.
4 Advierte al abusador de que está cometiendo un delito.
4 Si te amenazan pide ayuda con urgencia.

TABLA 4
ESTRATEGIAS PARA EL AFRONTAMIENTO DEL PROBLEMA
UNA VEZ HA OCURRIDO

4 Si yo siento que algo no va bien… ALGO NO VA BIEN


4 No dejarme llevar por el miedo o la vergüenza, sino utilizarlos
4 PROTEGERME: Alejarme de la situación
4 Pedir ayuda a algún adulto en quien confíe para buscar solución
4 Contar lo que ha pasado y cómo me siento
4 Yo soy el menor, no tengo la responsabilidad de lo que pase o haya pasado, sea lo
que sea, sienta lo que sienta

3. EVALUACIÓN
Al finalizar el taller, el menor debe ser capaz de contestar adecuadamente a las siguientes afirmaciones (Gámez-
Guadix, 2017).

1. El grooming es una forma de acoso sexual a menores. No lo sé Falso Verdadero


2. Los chicos pueden también ser víctimas de grooming. No lo sé Falso Verdadero
3. Muchas personas mienten en Internet sobre cómo son realmente. No lo sé Falso Verdadero
4. El abuso sexual puede ocurrir también a través de Internet. No lo sé Falso Verdadero
5. Cuando alguien te trata mal en internet o en el móvil, lo mejor es hacer como si nada. No lo sé Falso Verdadero
6. A veces la gente no cuenta que le han acosado por Internet porque sienten culpa o vergüenza por haber sido engañada. No lo sé Falso Verdadero
7. Los adultos que agreden por Internet a menores son personas raras y solitarias. No lo sé Falso Verdadero
8. Los agresores a través de Internet son sólo hombres adultos, desconocidos y fácilmente detectables por su aspecto. No lo sé Falso Verdadero
9. El niño o niña que se mete en problemas a través de Internet es porque se deja engañar. No lo sé Falso Verdadero
10. Si creemos que alguien está sufriendo abuso o acoso online es importante hacer como si nada. No lo sé Falso Verdadero
11. Si me encontrase en una situación de acoso a través de Internet, lo mejor sería pedir ayuda a alguien. No lo sé Falso Verdadero

REFERENCIAS
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Ficha 2.
Detección e intervención del online grooming de menores
DETECCIÓN DE ONLINE GROOMING Y ACTUACIÓN
Para prevenir el online grooming es necesario fomentar una buena comunicación con los niños y adolescentes respecto
a la manera adecuada de navegar y relacionarse a través de Internet. Es importante educar a los menores para que pue-
dan detectar ellos mismos las situaciones de riesgo. Para poder detectar situaciones de riesgo, es necesario trabajar sobre
ciertos mitos relativos a los agresores online que compartimos la mayoría de las personas, incluidos los menores. Estos
mitos impiden detectar de manera precisa las situaciones de grooming. Se presentan en la siguiente tabla.

MITOS SOBRE LOS AGRESORES REALIDADES SOBRE LOS AGRESORES

Son gente rara, fácilmente identificable. Hay personas de todo tipo, resulta
imposible identificarlas por su aspecto
externo.

Son personas muy mayores. Hay personas de todas las edades, desde
los 18 años a los 70.

Son pedófilos que se interesan por niños Suelen estar más interesados en
pequeños. adolescentes, debido a su desarrollo físico.

Se les reconoce fácilmente porque son No son personas enfermas ni locas, para
personas enfermas o locas. embaucar a los menores pueden necesitar
mucha paciencia y pericia.

Son personas retraídas, con pocas Hay de todo; algunas de ellas tienen
habilidades sociales. considerables habilidades sociales y
podrían embaucar a personas adultas.

Son personas solitarias que tienen Hay de todo; muchas de ellas tienen
problemas para encontrar parejas adultas. pareja o están casadas incluso mientras
embaucan a menores.

Son siempre desconocidos. Algunas son personas conocidas a través


de Internet, pero otras pueden ser
conocidos, familiares de amigos…

Son siempre hombres. Aunque la mayoría son hombres, se ha


encontrado en algunos estudios que hasta
la cuarta parte pueden ser mujeres.

PAUTAS PARA MENORES PARA DETECTAR POSIBLES SITUACIONES DE ACOSO POR PARTE DE ADULTOS
Además de tomar precauciones respecto a los usos de Internet, es importante educar a los hijos e hijas sobre cómo
detectar una situación de riesgo así como enseñarles qué hacer en situaciones en las que se puedan sentir acosados.
Es importante tener en cuenta que los adultos que tratan de embaucar a menores a través de Internet pueden tener
mucha experiencia y desarrollar diferentes estrategias para tratar de persuadir a los menores. Siguiendo lo expuesto en
otro lugar a continuación incluimos las siguientes pautas para trabajar con menores (Gámez-Guadix, 2017).
1. “Si yo siento que algo no va bien…, es que algo no va bien.” Esta idea, que parece evidente, puede no serlo a ve-
ces. En ciertas ocasiones los menores no detectan situaciones abusivas hasta que no están totalmente inmersos en
ellas. Aprender a estar atento a las propias sensaciones negativas que se producen en determinadas interacciones
en Internet puede dar información sobre que algo fuera de lo normal puede estar sucediendo.
2. No te dejes llevar por el miedo o la vergüenza, pero utilízalos a tu favor. El miedo y la vergüenza son emociones
básicas que todos sentimos y que nos avisan de que algo está pasando. Emoción significa “movimiento hacia”, y si
escuchamos nuestras emociones en lugar de evitarlas, como muchas veces sucede, podremos utilizarlas en nuestro
propio beneficio. La vergüenza y el miedo son emociones incómodas y, a veces, difíciles de soportar, pero nos di-
cen que algo que nos está pasando no nos gusta, o nos avisan de un peligro. Puede ser muy útil hablar con los me-

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nores sobre estas emociones y mostrarles que como padres y/o educadores, en lugar de mostrar enfado, como tien-
den a pensar, se les ayudará a gestionar esas emociones y a buscar una solución.
3. Enseñar a los menores que su cuerpo les pertenece y que nadie puede hacerles sentir que no es así. Es importante
trasmitirles la idea de que si alguien nos quiere, debe respetar nuestros deseos y nuestros ritmos. Decir “No” en
función de cómo nos sentimos es importante para no experimentar de forma innecesaria estados emocionales que
no nos gusta sentir. Si cedemos a las pretensiones de los demás por encima de lo que queremos, para contentarles
o mantenerles a nuestro lado, las emociones negativas se irán apoderando poco a poco de nosotros y cada vez será
más difícil actuar y poner límites.
4. Protegerse. La mayoría de los menores reaccionan adecuadamente ante una situación de acoso bloqueando al aco-
sador. Reforzar cuando algo así sucede o resaltar algún caso conocido que haya actuado de esta forma puede apor-
tar ejemplos de actuación válidos y adecuados. Asimismo, hablar con los menores sobre qué podrían hacer en una
situación de acoso promueve la búsqueda de soluciones.
5. Contarlo. Es importante que los adolescentes sientan que pueden contar a sus figuras de referencia posibles situa-
ciones de acoso o abuso y que se les va a escuchar y proteger. Es necesario mostrarles que se les va a prestar apoyo
y que para los padres el bienestar del menor es lo más importante por encima de cualquier otra consideración.
6. Buscar información. Los menores deben saber que existen profesionales (psicólogos, trabajadores sociales, maes-
tros, médicos, la policía, el orientador escolar, instituciones públicas, etc.) que saben cómo manejar situaciones de
acoso y podrán ayudarles.

¿QUE HACER ANTE LA DETECCIÓN DE UNA SITUACIÓN DE ACOSO?


En una situación de grooming, el entorno puede tender a culpabilizar a los menores por haber realizado determina-
das conductas (p.ej., producir y enviar fotos sexuales). A padres y educadores les cuesta entender cómo un niño o ni-
ña ha podido verse involucrado en un algún tipo de interacción sexual con un adulto.
Por esta razón, es importante no dejarse llevar por la intensidad de las emociones que se pueden experimentar en
ese momento y trabajar en buscar una solución. A continuación se presentan una serie de pasos a seguir.

Apoyar al menor
Si tenemos constancia de que un menor está siendo acosado o abusado, lo primero es apoyarle, mostrarle afecto y
hacerle sentir seguro.

Proporcionar un espacio de expresión y escucha


Es necesario escuchar sin juzgar y sin abrumarse. Intentar entender cómo se siente el menor, empatizar con su sufri-
miento y hacerle ver que sea lo que sea lo que haya pasado, lo importante es su bienestar y protección. Es importante
estar atentos y ser receptivos a sus sentimientos y comportamiento.
Es necesario que el menor perciba a su figura de referencia como competente y cuidadora. Es adecuado preguntar al
menor qué ha sucedido, cuándo y con quién. Preguntar “por qué” ha sucedido puede conducir a culpabilización ya
que, cómo hemos visto, el grooming es un proceso complejo sobre el que el menor no tiene la capacidad de una
comprensión ajustada a la realidad.

No culpabilizar
Los menores pueden sentirse fácilmente culpables y ocultar información. Es necesario que el adolescente compren-
da que él no es el responsable de la situación. La ley ampara y protege a los menores de manera clara. Por debajo de
los 16 años los menores no tienen capacidad de consentimiento sexual según la legislación española y europea.
Por ello, la responsabilidad de un acto de acoso sexual de ningún modo puede recaer en menores en pleno desarro-
llo que aún no están preparados para mantener ese tipo de relaciones con personas mucho mayores, que son quienes
deben hacerse responsables. Por otro lado, aunque el menor tenga más de 16 años sigue siendo un menor; a pesar de
poder dar su consentimiento sexual, si se ha determinado una situación de abuso la responsabilidad seguirá cayendo
siempre sobre el adulto.

Proteger
Tratar de no anticipar conclusiones basadas en información escasa o poco clara. Es importante tranquilizar al menor

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diciéndole que se pondrán en marcha las medidas necesarias. Es fundamental ponerlo en conocimiento de la policía
y contactar con el centro escolar por si pudiera haber más menores involucrados. El Teléfono Europeo de Ayuda a la
Infancia, que es un servicio gratuito atendido por profesionales cualificados que puedan prestar ayuda y orientación
útil tanto a niños, niñas y adolescentes como a los padres, madres, familias, educadores y, en general, cualquier adul-
to directa o indirectamente relacionado con la infancia.

Buscar ayuda profesional


Es importante evaluar el alcance de la situación para saber cómo puede estar afectado psicológicamente el menor.
En ocasiones puede ser necesario un tratamiento psicológico por los posibles problemas derivados de una situación
abusiva o por la posible vulnerabilidad que pueda presentar el menor.
A continuación se propone un ejemplo para reflexionar con el menor sobre las posibles consecuencias de una inte-
racción sexual con un adulto.

Ejemplo práctico de reflexión con el niño o niña

¿Los niños de cinco años son tontos?, ¿No, verdad?

A veces nos sorprende lo listos que son, las cosas que hacen o preguntan y cómo se
desenvuelven con otros niños.

Pero, ¿un niño de doce años puede engañar fácilmente a un niño de cinco años?
Claro que puede, porque un niño de cinco años no es tonto, pero su desarrollo evolutivo
es el de un niño de cinco años, nada que ver con el desarrollo de un niño de 12 años.

Lo mismo sucede entre un niño de 12 años respecto a un adulto. Un niño de 12 años


está en pleno desarrollo social, comienza a salir de la zona de seguridad familiar, y debe
hacerlo para poder crecer y formarse como individuo. Un adulto, por ejemplo, de 22
años, tiene diez años más de experiencia en relaciones sociales, afectivas y sexuales, y
en la vida en general.

¿Cómo crees que esto puede afectar al menor de 12 años si el adulto tratara de
seducirle?, ¿está el menor preparado para una relación de pareja con el adulto?,
¿consideras que sería una relación equitativa?

REFERENCIA
Gámez-Guadix, M. (2017). Escuela de padres 3.0. Guía para educar a los niños en el uso positivo de Internet y los
Smartphones. Madrid: Pirámide.

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